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10 octubre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (5)



por Tito Andino





Historia y no propaganda

Parte V

Las guerras en la Rusia postcomunista

Reflexiones geopolíticas


Un polémico tema político, difícil de exponer y ser comprendido sin apasionamiento y dura crítica por quienes no repasan la historia y solo se "educan" a través de videos de YouTube o "leen" la prensa comercial. Los hechos históricos fundamentales que se desarrollan en esta ponencia está basada en amplia información mediatamente posterior a los acontecimientos que refleja una posición lo más objetiva posible, descartando artículos de la prensa alineada al atlantismo de hoy. Dato y no relato como suele decirse.

Pareceremos redundantes, pero es necesario dejar sentado el papel de EEUU/OTAN en la tarea de desestabilizar a la Rusia moderna del siglo XXI. El mundo “libre”, repleto de “medios de comunicación independientes”, monopoliza la información (desinforma) a nivel global. Y dentro de esa guerra de propaganda, la rusofobia y otro tipo de ataques “dialécticos” son la mejor arma del civilizado Occidente para demonizar a la Federación Rusa, a China, a Irán o a cualquier otro estado que se oponga a las medidas globalizadoras unipolares del bloque económico occidental y sus aliados.

En 1997, la URSS había desaparecido hace algunos años y los Estados Unidos constituían la única superpotencia. Ya se había desatado la primera guerra de Chechenia (1994-1996). Sin embargo, para Zbigniew Brzezinski en su libro (1997) “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, mantenía a Rusia como una amenaza para la imposición total de la globalización en el mundo.

Debemos entender que el juego mundial del tablero geopolítico de Brzezinski es arrojar fuera del Cáucaso a los rusos, y eso solo podía o puede conseguirse con un triunfo de los “independentistas” chechenos. Las consecuencias de un estado checheno -aparentemente libre- traería consigo otras fragmentaciones del territorio de la Federación de Rusia.

Por milésima vez, para todos estos gánsteres de la política y negocios internacionales el objetivo final es destruir Rusia. Hemos repasado que desde hace siglos Rusia representa una amenaza para los imperios occidentales. Los recursos naturales de Rusia son sinónimo de supervivencia para el futuro cercano y ¿cómo lo conseguirán?, haciéndose con ellos a la fuerza (nunca se han planteado ejercer lo que falsamente pregonan, “el libre comercio”). Por tanto, cualquier proyecto que enrumbe la necesidad de debilitar a Rusia, por no decir desmantelarla o destruirla sigue siendo una prioridad geopolítica de Estados Unidos y Europa Occidental en el siglo XXI. 

Respecto a la naciente Rusia postcomunista y sus “reservas vitales de energía”, que atormentaba a Brzezinski, éste escribía:

“La tarea a largo plazo es: cómo fomentar la transformación democrática de Rusia y su recuperación económica evitando la reaparición de un imperio euroasiático que pueda entorpecer el objetivo geoestratégico norteamericano… Es imperativo que no surja un desafío euroasiático (Rusia) capaz de dominar Eurasia y con ello desafiar a los Estados Unidos”.

Hablamos de geopolítica pura, una suma ventajosa de influencia estratégica, económica y política. En el caso de Chechenia comparte frontera con Georgia, que junto a Azerbaiyán siguen siendo potenciales futuros miembros de la alianza Atlántica (OTAN), en un intento de cercar al gigante ruso por todos lados. Nadie debe olvidar que para 2008 había cientos de tropas estadounidenses en territorio georgiano entrenando al ejército nacional y, evidentemente, se desplegaron para proteger el oleoducto construido por empresas estadounidenses que une Bakú-Tbilisi y Ceyhan. Es obvio que se buscó y seguirá buscando el momento propicio para que el empobrecido país de Georgia se aventure en una nueva guerra -auspiciada por la OTAN- que reivindique las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

Basados en las especulaciones de Brzezinski se repasaron infinidad de “predicciones sobre la inminente desintegración de Rusia, eran bastante populares en algunos círculos académicos occidentales a principios de la década del 2000. Por ejemplo, un informe de la CIA predijo que, si se mantenían las tendencias observadas durante la década de 1990, en 2015 la Federación Rusa estaría dividida en ocho Estados independientes”.

Profundizar en las teorías de Zbigniew Brzezinski no es posible en este post, en un futuro dedicaremos algún artículo especial al ex asesor de seguridad nacional y su teoría geopolítica que forma parte de la doctrina expansionista de los EEUU. También el conocido club “secreto” Bilderberg (reunión de representantes de la industria, finanzas, medios de comunicación de las élites europeas y norteamericanas y otros invitados) impuso como agenda un proyecto para dividir Rusia en diferentes zonas de control, en las que el centro y Siberia estarían bajo control estadounidense; el noroeste del país, bajo control alemán; el sur, bajo control turco, y las regiones del Volga y el Extremo Oriente, bajo la tutela japonesa”.

Otro aspecto fundamental no solo militar, sino económico es ¿cómo sacar a Rusia de los mercados internacionales?, Es evidente, provocando guerras con sus vecinos, fomentar el separatismo interno a través del terrorismo, imponer sanciones draconianas en lo económico, sancionar a terceros países y compañías que desarrollan proyectos conjuntos con Rusia en el sector energético porque entorpece el inmenso negocio de peligrosas pero conocidas transnacionales, etc., etc. Debido a la crisis europea del momento, nos percatamos que esto solo es posible a costa de la seguridad y el estado de bienestar que goza, al menos, parte de Europa Occidental.

Las potencias occidentales vieron llegar su momento, cumplir el sueño de acabar con Rusia, apoyando las actividades de los grupos separatistas en Chechenia. Vladímir Putin tuvo que aprobar una segunda guerra en Chechenia (1999-2009) para derrotar a los yihadistas en el Cáucaso. Putin entendió el rol crucial que jugaba Occidente en este y otros conflictos regionales, esos grupos “independentistas” eran manipulados para cumplir su anhelo oculto, debilitar, derrotar y desmembrar Rusia.

Así se fue forjando una serie de conflictos en el Cáucaso, de los cuales dedicaremos más abajo unas líneas a los tres más importantes.




“Críticos expertos” pretenden pasar por alto que Estados Unidos / OTAN han estado jugando a la guerra en las narices rusas desde hace mucho tiempo. Un ejemplo son los ejercicios anuales “Defender Europe” que se realizan cada año desde 2020 en las fronteras orientales. Son una provocación, una demostración de fuerza, de la que sin duda, hoy, muchas naciones participantes se arrepienten. La OTAN, bajo mando de EEUU, juega a defender Europa, movilizando decenas de miles de soldados a las fronteras de Rusia, a la vez que grupos de buques de guerra penetran en el Mar Negro y aviones de combate de última generación, incluida la aviación táctica nuclear, sobrevuelan a escasa distancia del espacio aéreo ruso.

Por si los mismos despistados de siempre creen que la OTAN siembra la paz, recordaré que EEUU/OTAN han venido entrenando y equipando a las fuerzas armadas regulares de Ucrania desde hace mucho, equipando parte de su arsenal (la otra parte lo conforma el inmenso arsenal heredado de la era soviética) y coordinándolos en las tácticas y doctrina militar de la OTAN. Nada novedoso, al fin y al cabo, ese es el rol de la Alianza Atlántica desde su creación, preparar un apocalipsis nuclear ante la amenaza soviética (ayer) y ruso (hoy).

Al mismo tiempo, las organizaciones paramilitares de neonazis ucranianos, milicias integrales de partidos políticos de la ultraderecha, con decenas de miles de militantes, emulan a las organizaciones de la Alemania nazi, han sido utilizadas desde hace décadas por la OTAN para prender el caldero en regiones como el Donbass. Estos radicales grupos ucranianos, por ley internacional (Resoluciones del Parlamento de Europa) deberían ser vetados y proscritos; sin embargo, son financiados, entrenados y equipados por la UE/OTAN/EEUU. Y esto viene sucediendo desde antes de la guerra contra Rusia (2022). Su propósito es, desde el principio, ser agentes provocadores forjando incidentes y midiendo la reacción rusa, la crisis en el Donbass desde 2014 es el mejor ejemplo de sus acciones, hoy son la base de lo que se denomina “Guardia Nacional” y “Defensa Territorial”, separadas de la clásica composición de las fuerzas armadas ucranianas.

¿Cuál ha sido la consecuencia, la respuesta rusa? Está a la vista, luego de años de cordura, paciencia, llamados al diálogo, al uso de la diplomacia, a la búsqueda de un Tratado de Seguridad Colectiva en Europa, incluso a pesar de afrontar guerras supuestamente “independentistas” o de aguantarse los ejercicios provocadores de la OTAN en el Este de Europa, Rusia se ha visto obligada a desplegar miles de tropas y tanques en el Donbass. Son movimientos de reacción lógica, instinto de supervivencia dirían los psicólogos, es el fruto de años de amenazas. 

¿Qué otra acción pudo haber asumido Rusia? Ante la provocación, dejó a todo el “mundo libre” desubicado, reivindicando la soberanía en territorios históricamente rusos y de mayoría ruso parlante por derecho y tradición (el Donbass y Novoróssiya - Nueva Rusia). En 2014, Rusia otorgó la nacionalidad a más de medio millón de personas de las proclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y alrededor de dos millones y medio de habitantes de Crimea; así mismo, Rusia ha recibido a millones de ucranianos como refugiados. Por sentado, defender el Donbass es y será una operación sangrienta y peligrosa.

Este episodio de la llamada Operación Militar Especial en Ucrania -Guerra en Ucrania, sin eufemismos- no es la única, EEUU/OTAN ya lo manejaron en otros conflictos desde fines del siglo XX e inicios del XXI.

Pese a lo dicho, digamos lo que digamos -documentadamente- muy poco será atendido por la inmensa mayoría de la gente en el mundo occidental debido a la influencia y dominación total de los medios masivos de desinformación. Muchos medios alternativos de información constituyen la vanguardia de una verdad histórica que no ha podido surgir por la férrea censura de los representantes de la “paz” y de la “libertad de expresión”. El “mundo libre” se opone duramente a quienes le contradicen en su versión de la historia, si no están de acuerdo seremos tildados de la “izquierda radical”, en el mejor de los casos; lo más probable es que seamos acusados de “terroristas” y enemigos de la “democracia” o del clásico “teóricos de la conspiración”.

Es muy común encontrar en páginas webs atlantistas y pro-ucranianas cientos de artículos referentes a una supuesta consigna de dominación rusa (como antes lo fue la gran conspiración judeo-masónica-comunista) con la clásica cita orweliana de “la guerra es paz”. Se derrama tinta para hacernos “comprender” una inexistente y retorcida “visión social de Rusia sobre la guerra” y la imaginaria inmersión del imperialismo de Rusia en el mundo que, como consecuencia, ha sembrado miseria durante las últimas tres décadas a través de las modernas guerras de Rusia y su nueva cultura imperialista. ¿Alguien cuerdo puede creerse ese tipo de propaganda? Los titulares de ese tipo de webs, muy recurrentes también en los noticieros, seguirá dominando la desinformación global.

Lo hemos detallado lo más concreto y documentado posible, Rusia hace algo más de tres décadas dejó de ser competencia para los Estados Unidos y sus aliados europeos, estuvo a un paso de pasar a ser una colonia explotada de Occidente, y para evitar ser destruida y fragmentada por sus nuevos “socios” tuvo que recurrir a la guerra para defender su soberanía. Algo muy contrario a lo que publica la propaganda occidental (y Ucrania): "Rusia practica la glorificación de la guerra como parte de la cultura rusa de siglos". Se nos ha enumerado una cantidad de invasiones a otros países por mero “capricho” de “una sociedad imperial inestable”, se dice que la lista histórica de guerras rusas es increíble (sin embargo, las hemos detallado en la primera entrega de esta serie de artículos). Una página web ucraniana a la que no haré spoiler, se atreve a citar al ruso Alexander Pushkin, uno de los más grandes poetas de la literatura universal, para hacer propaganda en contra de la actual Federación de Rusia recordando episodios del imperio de los zares del siglo XIX. Esa actitud, a decir, de la página ucraniana, refiere a que “la fuerza es el mejor argumento”, ha persistido a lo largo de los siglos, independientemente del gobierno que estuviera en el poder: si era el zar Nicolás I, el dictador Stalin o el presidente Putin.

Así que no se sorprendan encontrar una inmensa cantidad de artículos o libros que tienen como tema “Las guerras de Putin” ya desde la mismísima década de 1990. ¿Era eso posible, tal como quieren hacernos “entender”, los ucranianos y Occidente, que una Rusia -económica, política y militarmente casi destruida- a fines del siglo XX e incapaz de reaccionar aún a inicios del siglo XXI, haya podido desatar un nuevo “imperialismo ruso” y un nuevo “culto” para glorificar la guerra, en esos mismos momentos de catástrofe nacional? ¿Puede imaginarse a los rusos jugando a “imperialistas”, conquistando naciones parar recrear un sistema colapsado hace apenas pocos meses?




Las Guerras en el Cáucaso ruso

No es necesario señalar que las semillas del conflicto en la región del sur del Cáucaso fueron sembradas tras al desmoronamiento de la URSS. Lo que si debe explicarse es que no fue solo por el ímpetu o clamor independentista de algunas de las ex repúblicas soviéticas, la mano de Occidente se apresuró en activar las brasas del incendio que se avecinaba. En esa trágica (para Rusia) década de 1990, los rusos -incluso Yeltsin- tuvieron que limitarse a intervenir en conflictos regionales, en varias ocasiones bajo consentimiento de las partes como un ente pacificador (fuerzas de “mantenimiento de paz” de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

En este blog hemos analizado profusamente los siguientes temas, el Conflicto armado en Transnistria (1990-1992), las “Guerras de Chechenia” (1994-1996) y (1999-2009); así como la “Guerra de los cinco días en Georgia” (2008), por lo que en este post los tocaremos brevemente (los enlaces al final le guiarán a una lectura más amplia sobre esos conflictos), a las que despectivamente se las etiqueta erróneamente como “Las Guerras de Putin”. Veamos.


Conflicto en Transnistria (1990-1992)

Comencemos con el presente. La situación táctica militar rusa se tornará difícil si la OTAN/Ucrania amplían el frente de guerra provocando enfrentamientos en Moldavia-Transnistria, esta última cubre la mayor parte de la estrecha franja de tierra entre el río Dniéster y la frontera entre Moldavia y Ucrania (la región suele denominarse también como Trans-Dniester o Transdniestria, adaptaciones del nombre coloquial rumano de la región, Transnistria, cuyo significado es "más allá del río Dniéster". No debe confundirse el río Dniéster con el río Dniéper, son dos diferentes sistemas fluviales).

La República de Transnistria, nombre oficial: República de Moldavia de Pridnestrovian, mayoritariamente habitada por una población de lengua rusa votó en 1991 y 1995 por la independencia de Moldavia. En 2006, votó por la "libre asociación con la Federación Rusa". Durante el proceso de disolución de la Unión Soviética, en agosto de 1991, los transnistrios aspiraban permanecer dentro de la URSS en el caso de que Moldavia buscara unificarse con Rumanía o ser un estado independiente, en esas fechas la URSS aún no había colapsado. En marzo de 1992 se inició un conflicto entre Moldavia y la separatista Transnistria. La crisis concluyó con un alto el fuego en julio de ese año, se proclamó la República de Moldavia de Pridnestrovian, Tiraspol como capital, república presidencial independiente, con su Constitución, parlamento, ejército, policía, bandera, himno nacional, etc., entidad que no tiene reconocimiento internacional. El acuerdo de alto el fuego, aún vigente, impuso una Comisión Conjunta de Control: Rusia, Moldavia, Transnistria. El status político de ese territorio sigue sin resolverse.

El politólogo francés Thierry Meyssan, redactó un esclarecedor reportaje: "En 1992, Estados Unidos trató de aplastar militarmente la Transnistria". El 28 de febrero de 1992, Estados Unidos hizo ingresar triunfalmente a la ONU ocho nuevos estados, Moldavia entre ellos, lo que permitía ejercer una operación militar en Transnistria para restablecer el orden ya que se opuso al reconocimiento de la Transnistria por parte de la ONU y ordenó aplastarla apoyando una invasión rumano-moldava a través del río Dniéster. El entonces secretario de Estado, James Baker III instaló el dispositivo: el embajador John R. Davis Jr., quien hiciese maravillas manipulando a “Solidaridad” en Polonia, dirigió las operaciones desde Bucarest, el jefe de la estación CIA fue Harold James Nicholson. En Chisinau (capital de Moldavia) se abre una representación diplomática estadounidense que servirá de centro de operaciones al coronel Howard Steers.

Pero, Moldavia todavía no disponía de un ejército, tuvo que reclutarse personal de baja reputación. Desde Bucarest se destina una cantidad de blindados en calidad de préstamo junto a oficiales rumanos. En cuanto a los soldados, se recurre al reclutamiento en las prisiones, dándoles amnistía para que acepten participar en los combates, no se les ofrece remuneración, pero están autorizados a obtener su “botín de guerra”, pudiendo incluso apoderarse de las casas de los transnistrios que maten.  Solo la resistencia de varios generales opositores a Boris Yeltsin, utilizaron unidades del 14º Ejército ruso, estacionado en la propia Transnistria, hicieron posible la victoria de la resistencia dirigida por el presidente transnistrio, Igor Smirnov, los legendarios cosacos se unieron "espontáneamente". En territorio transnistrio estaban acantonados 8.000 hombres del 14º Ejército, las familias de esos militares rusos constituyen la mitad de la población transnistria. 

Pero no fue fácil el asunto, el Estado Mayor ruso y Yeltsin, obligados a enfrentar otros muchos conflictos en ese mismo momento dentro del espacio ex soviético, se negaron a participar en Transnistria, se declaró la neutralidad. Una unidad del 14º Ejército ruso anunció no tener intenciones de quedarse cruzada de brazos ante la ofensiva moldava abriendo las puertas a la multitud que se apoderó de fusiles, balas y granadas para ponérselas en manos de los cosacos. Inicialmente un prudente retroceso permitió realizar negociaciones y el despliegue de observadores militares de la CEI, los cosacos fueron desmovilizados.


En este mapa político de Transnistria (tomado de Wikipedia) se aprecia las diferencias entre la República de Moldavia de Pridnestrovian de facto y el Territorio Autónomo de Dniéster de jure.


Yeltsin ordena la retirada total del 14º Ejército. El presidente moldavo Mircea Snegur y sus consejeros estadounidenses vieron en ese anuncio la luz verde esperada y se ponen directamente al mando de todas las fuerzas disponibles para "aplastar a los separatistas" haciendo un llamado a la ONU. Una multitud de mujeres rodea nuevamente el arsenal del 14º Ejército ruso. En Chisinau, los partidarios de la Gran Rumania organizan manifestaciones contra los "separatistas". El 20 de junio de 1992, Moldavia vuelve a atacar Transnistria, su objetivo es sembrar el terror entre la población para provocar un éxodo. Esta vez, desobedeciendo las órdenes de Moscú, los tanques del 14º Ejército ruso rompen filas y enfrentan la invasión. El presidente moldavo declara que "Rusia ha desencadenado una guerra no declarada contra Moldavia. El Dniéster es una zona ocupada por el 14º Ejército ruso", aviones rumanos participan en los combates.

La resistencia organizada y armada se impondrá ante un adversario que, a pesar de ser superior en número y en equipamiento, carece de motivación, actúan como una tropa mercenaria. Los combates se prolongan todavía durante tres días, pero la guerra ya ha terminado. El 29 de junio, el encargado de negocios estadounidense, coronel Howard Steers, presente en Bendery para coordinar las operaciones militares, escapa por muy poco margen a los disparos de francotiradores transnistrios.

Boris Yeltsin insiste en recuperar el control del 14º Ejército y lo pone a cargo del general Alexander Lebed. El 3 de julio, Yeltsin y Mircea Snegur firman en Moscú un acuerdo de cese del fuego. Desde entonces, la Transnistria (rebautizada como Pridnestrovia para hacer notar que ya no se limita a la margen oriental del Dniéster y que incluye también la ciudad de Bendery) vive en paz bajo la protección de los últimos soldados del 14º Ejército ruso. Este pequeño territorio de medio millón de habitantes sigue negándose a alinearse detrás de la OTAN y de la Unión Europea y, como represalia, se le sigue negando el reconocimiento internacional, concluye Thierry Meyssan.

La actual guerra en Ucrania pone a Transnistria en un caldero muy peligroso que puede estallar en cualquier momento. Ucrania y la política hostil de la OTAN siguen acosando a Moldavia para involucrarla en la guerra. Kiev ha intentado buscar apoyo para provocar un nuevo conflicto armado en Transnistria que necesariamente desviará recursos rusos, mientras se acusa a Rusia de planear un golpe de estado en Moldavia.


Las Guerras de Chechenia


31 de agosto de 1996, en Jasaviurt, se pactó el fin de las hostilidades la primera guerra de Chechenia. En la foto el entonces secretario del Consejo de Seguridad, el general Alexandr Lébed jugando al ajedrez con el comandante de campo checheneno, Shirvaní Basáyev, el 26 de agosto de 1996.


A estas alturas ya no resultará sorprendente visualizar en donde se programó la destrucción, primero de la extinta URSS y luego de la naciente Federación de Rusia, con la consigna de depredar sus recursos patrimoniales.

Para no hacer interminable esta serie de reportajes, presentamos una breve sinopsis de nuestros artículos titulados “Las Guerras de Chechenia”, los cuales pueden ser consultados por el lector en las notas a pie de página.

A pesar de los años, mucha gente sigue creyendo -lejos de la realidad- que los conflictos que asolaron la república rusa caucásica de Chechenia se debió a la intolerancia del gobierno central ruso. Los supuestos “independentistas” (al igual que en otros casos) fueron en su mayoría radicales yihadistas manipulados por las fuerzas de Occidente (OTAN) que iban forjando múltiples conflictos étnicos y territoriales con el afán de ampliar el camino de desestabilización político-económico de Rusia tras el colapso de la Unión Soviética.

Chechenia fue otra punta de lanza de ese objetivo principal, retroceder a Rusia a la edad de piedra. Una guerra cruel, sin frentes definidos, una guerra de guerrillas se desató en el Cáucaso ruso. Aquellos chechenos que aducían “luchar por la libertad” eran los mismos que años después irían a combatir en Libia y luego, esos mismos militantes extremistas, por miles, pelearon por la “independencia” de Siria. Aún hay más, pregúntense ¿qué hacían desde 2014 miles de “rebeldes” chechenos en Ucrania? Alrededor de tres batallones fueron trasladados desde Siria -¿por quién?- para luchar contra las fuerzas prorrusas del Donbass, muchos de esos “rebeldes chechenos” viajaron directamente de Siria a Ucrania. ¿Algo no está bien, verdad?

Bien hacen algunos comentaristas en calificar al conflicto de Ucrania como la Tercera Guerra de Chechenia, aún no es extraño observar a cientos de veteranos combatientes yihadistas de ese territorio peleando contra las fuerzas rusas bajo la bandera de la República de Ichkeria. Paradójicamente, son otras fuerzas chechenas, las leales a la Federación de Rusia las que han estado combatiendo duramente para liberar el Donbass y otras regiones.


El líder checheno Ramzán Kadyrov, preside la República de Chechenia, república autónoma de la Federación de Rusia, desde el 15 de febrero de 2007, es un hombre de confianza del presidente Vladimir Putin. Las tropas chechenas leales a Rusia han combatido tanto a los yihadistas chechenos dentro y fuera de Chechenia, así como han participado en acciones de combate en Siria y Ucrania. (Foto AP/MUSA SADULAYEV - Ramzan Kadyrov en Grozny, 2021)


Volviendo atrás en el tiempo, la prensa occidental, hasta el sol de hoy, sigue con la cantaleta de que Rusia emprendió una campaña de “terror”, destrucción y asesinato de miles de chechenos “independentistas”. Es cierto que la Primera Guerra de Chechenia (1994-1996) gozó de cierto apoyo popular (ello no se discute) y consiguió parcialmente el reconocimiento de sus demandas; pero, debe quedar claro, la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2009) fue un conflicto extremista embanderado por al Qaeda - Emirato del Cáucaso, un grotesco guión que estos mismos “rebeldes” chechenos y otros yihadistas han imitado en otros teatros de operaciones auspiciados por EEUU/OTAN/Monarquías del Golfo e incluso Israel.

Las guerras de Chechenia se encuadran en la disputa encarnizada de las grandes potencias por ejercer el control de los recursos energéticos del Cáucaso y, evidentemente, controlar las redes de oleoductos en el Mar Caspio (no solo Estados Unidos y Rusia, además Francia, Reino Unido, Alemania, Turquía, Israel. Arabia Saudí, China, Irán y otros de la Unión Europea rivalizan por ejercer zonas de influencia en la región).

¿Qué posee Chechenia a más de una dudosa y sectaria aspiración de un grupo de radicales "independentistas"? Una red de oleoductos y algunas importantes refinerías (propiamente, reservas de petróleo, gas y otros minerales no son significativas en ese territorio). También Chechenia es pieza clave en uno de los más influyentes negocios del mundo, manejado en las sombras, apetecido por grandes transnacionales, amado por el sistema financiero internacional y mimado por potencias imperialistas que buscan capital sin control para financiar sus operaciones: DROGAS, producción, rutas, comercialización y lavado de miles de millones de dólares anuales que sostienen la economía mundial, el sistema del capitalismo.

Estos hechos no los encontraremos en textos de historia o en reportajes de la prensa comercial y de embrutecimiento masivo con sus románticas narraciones de la “heroica lucha de los independentistas chechenos” auspiciados por el gobierno de los Estados Unidos y la OTAN, además de corporaciones internacionales privadas y grupos terroristas en su "noble" tarea de llevar “democracia” e “independencia” a países o regiones con reservas estratégicas y con fuerte movimiento en el tráfico de drogas.


Guerra de Osetia del Sur, Abjasia y Georgia (1991-2008)

En 2008 tuvo lugar la conocida intervención rusa en Osetia del Sur y Abjasia para frenar el avance de las tropas de Georgia, auspiciadas por Israel y Estados Unidos. Curiosamente, con esa acción militar Rusia confrontó a Israel que manejaba un plan de ataque contra Irán. Lo que sucedió es que Rusia bombardeó dos aeropuertos que Israel había alquilado al gobierno de Georgia para emprender un ataque de la aviación israelí sobre Irán, sin quererlo (o conscientemente) Rusia evitó un conflicto de grandes proporciones.

Los antecedentes que provocaron los acontecimientos de agosto del 2008, la rápida reacción rusa contra la intervención militar de Georgia en Osetia del Sur fue y sigue siendo utilizado por la propaganda para denunciar el "peligro del expansionismo ruso", la prensa habló de ese hecho como agresión rusa. No obstante, a pesar de las explicaciones rigurosamente documentadas durante años, se sigue negando que Georgia, apoyada por Estados Unidos e Israel, provocaron un conflicto muy alejado a sus intereses nacionales o sentimientos de unidad patria o de sus problemas limítrofes o étnicos. La prensa occidental ocultó deliberadamente los hechos reales.

Se ha demostrado hasta la saciedad que Georgia inició una directa colaboración con Estados Unidos, Israel y la OTAN alrededor de 1994, al involucrarse el gobierno de Tiflis en el conocido programa 'Asociación para la Paz', dando paso luego a la estrategia diseñada denominada 'Revolución de las Rosas' en 2004.




Lo de siempre, una permanente infiltración de la OTAN, se desplegaron tropas estadounidenses en territorio georgiano, es decir, en las fronteras de Rusia. Se discutía abiertamente la forma en que Georgia sería asimilada en la OTAN, complementado con el reimpulso de la provocación para impedir la mejora de las relaciones de Georgia con sus antiguas autonomías, Osetia del Sur y Abjasia, que declararon la secesión de Georgia antes que la URSS se desintegrara. En aquellos años (2008) los líderes georgianos exigían adhesión a la OTAN, pero el plan fracasó, nuevas fechas se barajan desde entonces en Tiflis. ¿Les resulta algo familiar con la crisis ucraniana?

Tras la breve intervención rusa, los planes atlantistas de una guerra de desgaste constante en Georgia y las regiones en conflicto fracasaron, el supuesto poderoso ejército de Georgia, entrenado y armado por EEUU/OTAN solo resistió cinco días ante un ejército ruso que estaba adaptándose a una nueva doctrina militar. Rapidez y determinación fue la característica de la ofensiva rusa que paralizó a las tropas georgianas y concluyó el conflicto ante el pesar de los atlantistas.

Solamente recordaré que, respecto a esta "Guerra de los Cinco Días" (como también es conocida), publicamos una historia casi desconocida, sobre el rol que jugó Israel en el conflicto georgiano y cómo la ofensiva y bombardeo ruso frustró los planes israelíes de atacar a Irán utilizando como punto de partida las bases aéreas de Georgia (Puede dar lectura a ese episodio tomando nota de las referencias, abajo en el pie de página).

En el presente, y para variar, Rusia tiene que seguir soportando constantes provocaciones, a pesar de que ha restablecido buenas relaciones de vecindad con Georgia. Es la OTAN quien ha renovado su apoyo a políticos afines en Georgia, Estados Unidos no quiere cerrar la herida, solicita a los rusos la retirada de las tropas de Osetia del Sur y Abjasia a las anteriores posiciones del 2008. No obstante, tanto en Abjasia como en Osetia del Sur se ha vuelto a reiterar que son estados soberanos ya que así se proclamaron antes de la guerra y ratificados por voluntad popular en anteriores y posteriores elecciones.

Sobre el conflicto en Osetia del Sur, Abjasia y Georgia tenemos en este blog la información pertinente. Usted puede dar revista a los enlaces abajo interpuestos.


Continuaremos…..

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Lecturas de este blog consultadas:

05 octubre 2025

¿Es ahora Palestina un nuevo Estado?



Resumen y recopilación de varias fuentes

Introducción del editor del blog

El reconocimiento de Palestina como estado por parte de una gran parte de las naciones del mundo durante el 80º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha dejado más dudas que certezas.

A lo largo de su existencia, distintos gobiernos de Israel, de una u otra manera, han tenido que aceptar que habría la necesidad de establecer un estado palestino, para contradecirse acto seguido y oponerse rotundamente alegando cuestiones de seguridad, peor aún es el supuesto retorno a las fronteras de 1967, eso es innegociable para Israel. Otro argumento recurrente es la oposición al método palestino de ir ganando de a poco el reconocimiento como estado o mediante una votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Israel aduce que esa política no hace honor a los Acuerdos de Oslo (que ellos jamás han respetado), ya que ambas partes aceptaron no realizar movimientos unilaterales.

Oficialmente, Palestina venía siendo un “estado observador” de las Naciones Unidas que modificó el estatus de Palestina de “entidad” a “estado observador no miembro”. Palestina fue admitida con tal estatus desde el 29 de noviembre de 2012, Resolución 67/19 de la Asamblea General. La resolución fue aprobada con 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstenciones. El estatus otorgado, "Estado observador no miembro" es equiparable al estatus que goza el Estado Pontificio Vaticano.

El 18 de abril de 2024, el Consejo de Seguridad de la ONU votó una solicitud en la que se pedía que el “Estado de Palestina sea admitido como miembro de las Naciones Unidas”, un solo votó en contra de Estados Unidos, utilizando su derecho de veto paralizó la solicitud. No obstante, el 10 de mayo de 2024, la Asamblea General de la ONU respaldó el requerimiento de Palestina para convertirse en un Estado miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, ya que cumple con todos los requisitos para su admisión, por lo que devolvió la solicitud al Consejo de Seguridad para una reconsideración favorable (143 votos a favor). La resolución incluyó un anexo que otorga derechos adicionales a la misión palestina en la ONU​.

El pasado 22 de septiembre de 2025, 155 de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas reconocen al Estado de Palestina, incluidos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, excepto Estados Unidos cuya posición es igual a la de Israel y otros pocos países, su postura del no reconocimiento es que dicho estado solo puede ser establecido mediante negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, algo que Israel ha venido saboteando durante décadas; además, lo señalamos más arriba, Israel se “protege” en los Acuerdos de Oslo, en que las partes aceptaron no realizar acciones unilaterales…

Pocos cayeron en cuenta que el pasado 18 de septiembre de 2025 era la fecha límite establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para que Israel cumpliera con un fallo del año pasado de la Corte Internacional de Justicia para que retirara su "presencia ilegal" de los territorios ocupados. No solo que Israel desobedece esta resolución, ha hecho exactamente lo contrario, ha intensificado la destrucción y limpieza étnica de Gaza y se apresta a anexarse Cisjordania. Aparte de la cuestión del genocidio, la resolución de la ONU exige a los estados poner fin a la transferencia de armas a Israel y aplicar sanciones hasta que se ponga fin a la ocupación. ¿Se ha visto algo al respecto? Tal vez España, entre muy pocos, es la excepción.

Las posturas de las partes son inconciliables: delimitación de fronteras definitivas; el estatus de Jerusalén y el libre acceso a los lugares sagrados; el acceso al agua; la seguridad estatal: los ilegales asentamientos israelíes en Jerusalén Este y Cisjordania; el invocado derecho de retorno de los refugiados palestinos expulsados de sus hogares durante la guerra árabe-israelí de 1948… Un galimatías de proporciones bíblicas.




El problema es que los palestinos no tienen opciones

“El reconocimiento de Palestina es una repetición del fraude de "paz" de Occidente en Oslo” (Jonathan Cook, Middle East Eye, 26 sep 2025)

El renuente reconocimiento del estado palestino por parte de Gran Bretaña, Francia, Australia y Canadá es una estafa: es el mismo cambio y cebo que ha estado bloqueando la creación de un estado palestino durante tres décadas de la supuesta construcción de ese estado. A finales de 2025, cuando Palestina está en las etapas finales de su erradicación, ¿es ético ese reconocimiento?

A finales de la década de 1990, se firmaron los Acuerdos de Oslo con el respaldo occidental. La Autoridad Palestina (AP) se estableció bajo Yasser Arafat con el objetivo aparente de que Israel se retirara gradualmente de los territorios que aún ocupa en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este y que la Autoridad Palestina comenzara a gobernar un estado palestino emergente. Sin embargo, Yitzhak Rabin dijo al parlamento israelí que su visión no era de un estado sino de "una entidad que es menos que un estado", una autoridad local palestina que dependerá totalmente de su vecino, Israel, para su seguridad y supervivencia económica. Rabin fue asesinado por un pistolero de extrema derecha, su sucesor, Benjamin Netanyahu fue impulsado para detener el proceso de Oslo.

En 2000, las cumbres de Bill Clinton en Camp David entre líderes israelíes y palestinos no lograron ni siquiera un estado palestino minimalista que Israel estuviera dispuesto a aceptar. La Hoja de Ruta para la Paz de George W. Bush en 2003 trató a medias de resucitar el estado palestino, Estados Unidos aceptó las 14 "condiciones previas" israelíes, imposibles para negociar, incluida la continua expansión de los asentamientos. Lo dijo Netanyahu, Estados Unidos es fácil de manipular en beneficio de Israel.

Barack Obama asumió una gran visión de paz, pura retórica hundida rápidamente por la negativa de Israel a dejar de expandir sus asentamientos ilegales y robar más tierras en Cisjordania que son necesarias para un estado palestino. El plan del "acuerdo del siglo" de Donald Trump para 2020, disfrazó la anexión de grandes partes de Cisjordania como un estado palestino y la comunidad internacional se “comió el cuento”. Trump consideró un plan de caridad para “incentivar” económicamente a los palestinos de Gaza para que se trasladen al desierto del Sinaí en Egipto.

Israel siguió y sigue brutalizando a los palestinos y tomando sus tierras, esa es la forma de aplicar las “iniciativas de paz”, forjando una mayor resistencia palestina que culminó con el solapado ataque de un día de Hamas, el 7 de octubre de 2023. Israel respondió hasta el presente con el genocidio en Gaza. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, es el socio activo desde el principio, enviando bombas para ayudar a arrasar el enclave y proporcionando cobertura diplomática, Israel aprovecha sin molestias y acelerara el proceso de la anexión de facto de Cisjordania.

Trump presentó un "Plan de la Riviera de Gaza", en el que quien sobreviva de los 2,3 millones de palestinos tendrá que ser "limpiado", Gaza reconstruida con dinero de las petro-monarquías del Golfo sería un patio de recreo para los ricos. Para rematar, el acusado por crímenes de guerra en Irak, Tony Blair, podría ser nombrado "gobernador" efectivo de una Gaza en ruinas.


              viñeta "Mordazas", de Luiso Garcia


Más sobre el “reconocimiento”

La verdad más profunda que el “reconocimiento” de Starmer, Macron y otros líderes europeos es que pretende ocultar que, si no queda ya territorio palestino -Gaza es arrasada y su población muerta o limpiada y Cisjordania anexada- la condición de Estado se vuelve discutible.

“Reconocemos” a Palestina vociferan, pero no hacen nada por detener el genocidio y la ocupación de más territorios palestinos en Cisjordania. A la fuerza vendrá el momento en que ya no habrá nada que “reconocer”.

El "reconocimiento" es principalmente simbólico, Starmer y los otros lo ven como poco más que un golpe retrospectivo ya que Israel no juegue limpio. Israel finge indignación al expresar que el reconocimiento sirve como una supuesta "recompensa al terrorismo". En realidad, no hay nada tangible en juego. El “reconocimiento” envía un mensaje completamente falso al público de que están "haciendo algo" por los palestinos. Quieren hacernos creer que se están enfrentando a Israel, y detrás de él a Estados Unidos. El reconocimiento es un gigantesco ejercicio de desviación, una operación de lavado de imagen, que ignora la realidad sustantiva: que, aparte de este acto "simbólico", estos estados occidentales continúan armando a Israel, entrenando soldados israelíes, proporcionando inteligencia a Israel, comerciando con él, dándole apoyo diplomático.

Hay una última razón poderosa por la que algunos gobiernos occidentales están alzando su voz en apoyo de la creación de un Estado palestino. Para salvar su propio pellejo, afirma en su artículo Jonathan Cook. A diferencia de Washington, que trata con abierto desprecio el derecho internacional y los tribunales internacionales encargados de defenderlo, muchos aliados de Estados Unidos temen su vulnerabilidad. Temen que pueda enjuiciarse a sus funcionarios por complicidad en crímenes de guerra.

Gran Bretaña y los otros no solo siguen ayudando a apuntalar el genocidio en Gaza, sus vínculos comerciales, la venta de armas, el intercambio de inteligencia y las maniobras diplomáticas, eso también es esencial para el mantenimiento de la ocupación ilegal de Israel; por lo mismo, no debería ser necesario señalar que el presunto desmantelamiento de la ocupación de los territorios palestinos significaría la otra cara, el establecimiento de un Estado palestino.

Por eso nadie debería tomar en serio la palabra de Starmer, Macron, Carney y demás. Si el establecimiento de un estado palestino "viable" fuera realmente su objetivo, estos líderes ya habrían impuesto a Israel sanciones y aislamiento diplomático, prometerían mantener la orden de arresto de la Corte Penal Internacional contra Netanyahu, no harían la vista gorda ante los repetidos ataques de Israel contra las flotillas en alta mar para ayuda a Gaza que buscan llevar alimentos a una población hambrienta.

No crean ni una palabra de lo que Starmer, Macron y el resto dicen, éstos son criminales de guerra, que en un mundo correctamente ordenado, uno donde el derecho internacional tiene influencia, ya estarían en el banquillo de los acusados. Sus maniobras actuales no deben dejarlos fuera de juego, expresa Cook. Hay tantas posibilidades de que el reconocimiento palestino modere su complicidad en los crímenes de Israel como lo hizo el proceso de "paz" de Oslo, celebrado por sus predecesores, hace una generación. De hecho, la evidencia sugiere que, como sucedió con Oslo, Israel utilizará esta última "concesión" de Occidente a los palestinos como pretexto para expandir e intensificar sus atrocidades, con la bendición de Washington.


            Foto archivo, mayo 2018. palestinos lanzando piedras


Las siguientes líneas son un resumen textual de un duro y contundente artículo de reciente publicación, redactado por el activista palestino Majed Abusalama, defensor de derechos humanos, académico y periodista independiente, “El reconocimiento europeo de un Estado palestino no es un acto de solidaridad, sino una traición a la liberación palestina” (27 de septiembre de 2025, para Mondoweiss).

“Los recientes reconocimientos de un Estado palestino por parte de varios países europeos no son actos de solidaridad, sino una profunda traición que socava nuestra lucha por la liberación al legitimar el sionismo. Tampoco es un gesto de solidaridad".

Abusalama es del parecer de que "la mayoría de los palestinos no están de acuerdo con una solución de dos estados, que es de lo que dependen todos los movimientos recientes para reconocer un estado palestino. Es solo la élite de la Autoridad Palestina (AP), que continúa subcontratando al régimen colonial israelí, la que abraza este reconocimiento para cumplir con su papel en un proyecto subcolonial. Han acumulado riqueza, estatus y control superficial beneficiándose de la gobernanza neoliberal bajo ocupación militar, mientras sirven internacionalmente a los imperialistas liberales que defienden una solución de dos estados que reduce Palestina sin disculpas y otorga a los sionistas más tiempo para expandir su proyecto colonial de asentamientos a través de la Palestina histórica".

Abusalama es crítico en apuntar al silencio global frente al genocidio en curso, la brutalidad que se observa día a día en la invadida ciudad de Gaza, parte de la “olvidada” declaración del derecho inalienable al retorno de los refugiados y el estatus de Jerusalén. Afirma que los palestinos deben definir su propia liberación, no deben consentir que las potencias opresoras, cómplices de la inacción ante el genocidio encubran su fracaso con gestos huecos de reconocimiento. “Nuestra liberación no puede ser definida por aquellos que han permitido nuestra opresión”. Ese reconocimiento no detendrá la colonización, la acelerará porque los israelíes accionarán con mayor fuerza, aislando a los palestinos. “No es un paso hacia la justicia sino una maniobra de bancarrota moral, es legitimar el sionismo". No restaurará el derecho al retorno en virtud de la Resolución 194 para los refugiados y, una vez más, socavará ese derecho para servir a los intereses sionistas, defendiendo la supremacía judía sobre la Palestina histórica sobre los cuerpos de cientos de miles de palestinos y más de un millón que han sido encarcelados por resistir al régimen colonial sionista desde 1948. El "reconocimiento" no restaura el derecho a la patria palestina, sino que la borra. Sostiene y legaliza el robo de Palestina. Ofrece autodeterminación incondicional a los colonos sionistas, pero autodeterminación condicional a los palestinos y a sus libros escolares. "Esta humillación nos priva de nuestra agenda política", sostiene Abusalama.

"La gente aplaude como si los pueblos nativos de Palestina necesitaran el reconocimiento de sus colonizadores, que actualmente están cometiendo genocidio en Gaza y han llevado a cabo repetidos ataques brutales a lo largo de los años, con crímenes documentados contra la humanidad".

Esas mismas instituciones y estados continúan apoyando el genocidio transmitido en vivo, afirman su respaldo al proyecto colonial de asentamientos, no les interesa revisar el plan de partición original que otorgó más del 43% de la Palestina histórica al movimiento sionista. Después de los Acuerdos de Oslo en 1993, algunas élites del Partido Fatah acordaron solo el 18% de la Palestina histórica. Hoy, con más de 700.000 colonos judíos en Cisjordania y Jerusalén, la Autoridad Palestina controla menos del 10% de la tierra. Incluso en esas áreas, las fuerzas coloniales israelíes conservan la libertad de encarcelar, bombardear y atacar, despojando cualquier noción de autonomía o soberanía de nuestra llamada condición de estado.

Es la lógica del colonialismo. Cualquiera que lo acepte sin interrogar la historia es hipócrita o cómplice, sirviendo a intereses hegemónicos que en última instancia permiten la plena liberación sionista mientras niegan la liberación palestina, u ofrecen solo una versión parcial y vacía de ella. Sin embargo, la gente aplaude cualquier forma de reconocimiento estatal. La mayoría de los partidos políticos en Europa lo apoyan sin pausa crítica, sin ver cómo tal reconocimiento no solo socava los derechos políticos palestinos, sino que también desestabiliza la región.

"Todas las generaciones de palestinos conocen esta verdad: tal reconocimiento no nos liberará, restaurará nuestra patria ni ofrecerá reparaciones. Nos hace invisibles, inferiorizados y profundiza nuestra desconfianza en una comunidad internacional que parece unida contra nuestros sueños. Lo hacen sin mirar el mapa, sin reconocer cómo el colonialismo de asentamiento se ha expandido implacablemente desde 1948 hasta hoy. Ignoran cómo las fuerzas sionistas nos han asediado, robado nuestros recursos naturales y demonizado nuestra existencia en connivencia con las élites occidentales orientalistas".

En su duro mensaje, Abusalama, señala  que el mundo debe hacer una pausa y descolonizar su pensamiento. "No aceptaremos ni una parte de nuestra patria para que los colonos europeos, rusos y estadounidenses puedan disfrutar del resto". El reconocimiento no es un paso hacia la justicia, es un escape de la responsabilidad, parte del genocidio en curso y la escalada de la Nakba. Secuestra todo lo palestino, incluida la capacidad de soñar con un tipo diferente de liberación, una que podría incluir al pueblo judío, pero no a expensas de los sueños nativos.

"Esta es una bancarrota liberal disfrazada de solidaridad. Convence al mundo de que se está haciendo algo por los palestinos, cuando en realidad estamos siendo castigados, violados y silenciados, mientras que las bocas imperialistas hablan solo por sí mismas".

"Este reconocimiento estatal es la forma más hipócrita, egocéntrica y eurocéntrica de escapar de la responsabilidad moral mientras continúa apoyando la superioridad colonial de los colonos judíos blancos en Palestina. Nunca aceptaré ningún reconocimiento que legitime el régimen colonial sionista israelí o encubra la complicidad imperialista occidental, especialmente del Reino Unido. Este reconocimiento no es una solución; es una distracción para poner fin al genocidio y al colonialismo de asentamiento. El Reino Unido, como todas las potencias occidentales, continuará su comercio de armas con Israel y hará negocios como de costumbre, participando en nuestro genocidio sin vergüenza.

También rechazo la idea de que los líderes occidentales tengan derecho a decidir por los palestinos si Hamas debe involucrarse en el futuro de Palestina. Esa es una decisión política palestina. Sin embargo, los imperialistas occidentales, fieles a su naturaleza, asumen que saben más que nosotros, el pueblo indígena de Palestina. Soy una de las voces más críticas de Hamas, pero reconozco que tiene legitimidad política y una base de votantes. Es el partido político palestino más grande y debe ser respetado como tal.

Los imperialistas occidentales quieren que aceptemos el sionismo y el colonialismo de asentamiento en toda la Palestina histórica. La verdadera traición radica en aceptar estos términos sin exigir pasos concretos para poner fin al genocidio, reconocerlo y sancionar a los responsables. Esa debe ser nuestra primera demanda, de lo contrario, deshonra los sacrificios de los palestinos en Gaza, el 80% de los cuales son refugiados.

El reconocimiento de Palestina es un espejismo colonial. Una solución de dos estados no es solo ficción, sino que también nació muerta y no es un camino hacia la liberación colectiva. El verdadero reconocimiento comienza con el reconocimiento del genocidio, la sanción a Israel, el fin de la impunidad y el desmantelamiento de las estructuras coloniales que nos han desposeído durante generaciones. Cualquier cosa menos no es reconocimiento, es rendición. Y yo, como muchos palestinos, nunca lo aceptaré”.


            Foto archivo (Reuters)


¿Qué va a suceder?

Cuando se le preguntó a Netanyahu si estaba de acuerdo con un estado palestino. Él respondió: "Absolutamente no. No está escrito en el acuerdo, una cosa dijimos. Que nos opondríamos firmemente a un estado palestino”. El presidente Trump también lo dijo.

Los dueños del circo en la Casa Blanca han establecido que Mr. Trump será quien fije la fecha límite para que Hamas acepte el acuerdo de paz para Gaza. ¿Y cuándo se considerará que Hamas ha rechazado la propuesta? porque la va a rechazar, quedará a voluntad del presidente de Estados Unidos. El famoso “Plan Trump” contempla el cese al fuego inmediato, la liberación de todos los rehenes bajo control de Hamas en un plazo de 72 horas, el desarme del grupo y una supuesta retirada progresiva del ejército israelí de la Franja de Gaza.

No habrá luz al final del túnel, solo variará la forma de ocupación y asedio. Es un gran dilema, Palestina queda nuevamente entre la espada y la pared, no tiene -porque no le permiten- capacidad de plantear alternativas. ¿Aceptas o no? Y la peor traición -siempre presente- viene del propio mundo islámico, los gobiernos árabes y musulmanes han decidido apoyar a raja tabla el plan de “paz” de Mr. Trump. Eso es traición, miedo, cobardía e interés. Ninguna de las naciones islámicas ha dicho algo en contrario para rechazar el plan (excepto los integrantes del “Eje del Mal” que aun no son destruidos o en proceso de destrucción: Yemen e Irán).

Los líderes árabes y musulmanes han traicionado a la causa nacional palestina que afirman haber promovido durante mucho tiempo. No hay una palabra en este plan sobre autodeterminación y el derecho inalienable de los palestinos a su propio estado. Ninguna autoridad de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Egipto, Turquía, Jordania, Indonesia, Pakistán, etc., que han abrazado el “plan de paz”, nunca conversaron previamente con los palestinos. Juntos traicionaron a los palestinos al poner su nombre en un acuerdo unilateral y malévolo.

Peor, los palestinos no tienen voz ante las imposiciones que vendrán sobre Gaza, en el famoso plan de posguerra. “Esas naciones tienen como tarea obligar a Hamas a aceptar términos de rendición que los tanques, drones y robots israelíes no pudieron lograr en el campo de batalla. Pueden hacer esto con nada menos que un abrumador sentido de vergüenza”. (“La gran traición: por qué los gobernantes árabes y musulmanes respaldaron el plan de Trump para Gaza”, David Hearst, Middle East Eye)

Por miedo, cobardía e interés los árabes y musulmanes darán la espalda a Palestina, precisamente cuando la mayoría del mundo se ha vuelto decididamente en contra de los políticos gobernantes en Israel. Cuando la mayoría de los países que antes se negaban a reconocer al estado de Palestina, hoy lo hacen no solo por sentido humanitario sino por pura cuestión de legalidad. Sin embargo, los jefes árabes -con dedicatoria a los petro-monarcas del Golfo- han expresado que respaldarán el plan de “paz” que lo único que garantiza es que un supuesto estado palestino independiente jamás será viable ante la presencia “protectora” de Israel.

¿Qué pasaría si, por ejemplo, la Arabia de los Saud se opusiera?... Están más preocupados en hablar del programa estratégico social y económico del Reino, “Visión 2030”, destinado a diversificar la economía de la nación y estimular numerosos cambios en sus sectores sociales y económicos, "construir un mundo sostenible, deseable y progresivo", bla bla bla., imposible de ejecutarse sin el respaldo de los opresores de Palestina. ¿Qué pasaría si protestan? Pasaría que no sobreviviría mucho tiempo…Y qué decir de Qatar y los otros petro-monarcas… ¿Siria? ha caído, el jefe de los terroristas de al Qaeda, hoy es abrazado y recibido en la Casa Blanca y en la Unión Europea… cosa rara, ¿verdad?

No existe garantía de que al menos se intente detener la limpieza étnica y el genocidio. El hecho es simple, bajo el “plan” las fuerzas militares de Israel no abandonarán la Franja de Gaza, y, si a Netanyahu le da la regalada gana será él quien decida si entregará alguna parte de Gaza a una pretendida Fuerza Internacional de Estabilización (ISF). Si tal programa de retirada se diera – hipotéticamente- será el mismo Netanyahu o cualquier otro jefe israelí que asuma el poder, quien decidirá qué y cuánta ayuda se podrá ingresar en Gaza. No hay forma de que las “garantías” del plan de posguerra permita el resurgimiento de Gaza bajo cualquier gobierno palestino. Ningún líder palestino podrá acceder a algún rol en la reconstrucción de Gaza. La separación definitiva de Gaza y la Cisjordania ocupada quedará definitivamente establecida. La Autoridad Palestina quedará desarmada, además deberá retirar los casos contra Israel en la Corte Penal Internacional (CPI) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), dejará de pagar a las familias de los combatientes asesinados, cambiará el plan escolar de estudios y corregirá a los medios de comunicación que pudieran existir. En ese caso, de cumplirse estas exigencias del “plan”, tal vez, Israel consideré cambiar de actitud hacia los palestinos.

¿Un Contraplan árabe?

¿Dónde está el contraplan árabe? No existe. ¿Dónde está la determinación de contrarrestar la expansión de las fronteras de Israel? pura fantasía. El compromiso de retirarse de toda Gaza se convierte mágicamente en una retirada "condicionada al desarme y al mantenimiento de un perímetro de seguridad". Y aquí entra en juego Egipto que parece ha aceptado una presencia israelí permanente en Rafah y a lo largo del Corredor Filadelfia que separa Gaza del Sinaí. Israel es inflexible en cuanto a retener el control de ambos.

La declaración final simplemente dice que "las fuerzas israelíes se retirarán a la línea acordada". El punto 16 del acuerdo original decía que las fuerzas israelíes "entregarán progresivamente el territorio de Gaza que ocupa". Netanyahu tiene un acuerdo que le otorga el control total sobre la retirada de sus tropas de Gaza mucho después de que los rehenes hayan sido liberados (un mapa publicado da a las fuerzas israelíes el control de la mayor parte de Gaza incluso después de la primera retirada de las tropas). Las opciones para Hamas son sombrías, si entrega a los rehenes no tiene garantías de que la guerra termine y no tiene nada para asegurar la liberación de los prisioneros palestinos. Si lo rechaza la guerra y el genocidio continuará con el respaldo total de Trump.

El último, de los 20 puntos, simplemente dice: "Estados Unidos establecerá un diálogo entre Israel y los palestinos para acordar un horizonte político para una coexistencia pacífica y próspera". En el punto 19 solo da un vago guiño a la estadidad. Reconoce la autodeterminación y la condición de Estado como la "aspiración" del pueblo palestino -nótese, no el derecho-, y esa aspiración depende de "los avances en el redesarrollo de Gaza y la reforma de la Autoridad Palestina llevada a cabo fielmente". ¿Quién es el árbitro de este proceso? Israel, por supuesto.

A poco de cerrar este artículo apareció una nueva versión, un "contraplan árabe" de última hora. Fuentes de seguridad egipcias y qataríes informaron el 4 de octubre 2025 que Hamas consideró y aprobó la propuesta del documento sobre un alto el fuego en la Franja de Gaza, así como el intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos. Ojo! El texto del "contraplan árabe" fue presentado por los mediadores de Egipto y Qatar. El documento prevé efectivizar la liberación de rehenes israelíes en grupos de diez personas, en contrapartida se espera la liberación -no cuantificada- de presos palestinos encarcelados en Israel. Para conseguir este objetivo deberá implementarse una tregua de 60 días en toda la Franja de Gaza. Esta medida -organizada por instancias diplomáticas- surge en el momento que el ejército israelí se alista para penetrar en la ciudad de Gaza y en los campos de refugiados adyacentes fuera de su control, lugares donde ha dicho el gobierno israelí se establecerá un "gobierno civil". Se ha tocado, además, el tema de alcanzar un acuerdo global que ponga fin a la guerra mediante negociaciones.

¿Optimismo?, la propuesta conjunta de Egipto y Qatar se basa en la revisión del plan estadounidense (que también ha sido revisado y modificado por Israel) y enviado a Israel para estudio… 


El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reúne con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca el lunes 29 de septiembre de 2025 (Reuters)


No obstante, las partes insisten en sus condiciones propuestas. Así, Hamás está dispuesta a detener sus acciones guerrilleras contra fuerzas israelíes, pero no aceptará ser desarmada hasta que se cree el estado palestino y un ejército nacional palestino; y, durante la tregua de dos meses deberá brindarse serias garantías de negociación, esperando observar que Estados Unidos presione a Israel al compromiso de un acuerdo final. También Hamas estaría dispuesta a aceptar el despliegue de una fuerza internacional conjunta europea y árabe en la Franja de Gaza que garantice la seguridad de los palestinos (además del despliegue de cinco mil agentes de policía palestinos) y el cumplimiento de la tregua. Ese despliegue de fuerzas se daría a lo largo de las fronteras de Gaza y el cruce fronterizo de Rafah. Hamás también se comprometería no administrar la Franja desde que se haga efectivo el alto el fuego y se apliquen los puntos de la tregua.

Por su parte, Netanyahu ha sido claro, solo aceptará un acuerdo si todos los secuestrados que mantiene Hamas son liberados en un solo acto, es una de sus condiciones para poner fin a la guerra… El Gobierno de Netanyahu anuncia "la implementación inmediata" de la primera fase del plan (¿de cuál plan hablará, tal vez del estadounidense? ¿o el plan modificado por él y Trump en persona?). Por su lado, Mr. Trump asegura que Israel y Hamas están listos para un acuerdo de paz "sin precedentes", "estamos cerca de lograrlo”.

¿A quién creemos?

Conclusión

Después de dos años de genocidio, hemos terminado con una propuesta de solución que es sustancialmente peor que la situación que existía el 6 de octubre de 2023. Israel tiene luz verde para permanecer en Gaza, ya sea directamente o a través de representantes (como sería el "gobernador" Tony Blair). Incluso si retira sus tropas por completo, continuará sellando la frontera y controlando la cantidad de ayuda y la calidad de los materiales de construcción que pasen. Tiene luz verde para invadir al-Aqsa. Tiene luz verde para construir asentamientos en Cisjordania.

A los palestinos solo se les puede permitir vivir junto a Israel en paz si se muestran serviles a sus deseos, si se esconden en los rincones de la tierra que los colonos no han tomado y abandonan todos los planes para un estado independiente propio, guardando su bandera nacional, mientras los colonos despliegan su estrella de David por todas sus antiguas casas y tierras.




Epílogo

La realidad es que los palestinos, dondequiera que se encuentren, están quedándose más solos que nunca pese a las voces de reconocimiento en el mundo. Los líderes árabes y musulmanes que deberían respaldar la valentía y la firmeza de los palestinos de Gaza han respondido con miedo, cobardía e intereses propios.

No es necesario festejar el reconocimiento del estado de Palestina en las Naciones Unidas, probablemente jamás se llevará a cabo, porque Israel y Estados Unidos no lo permitirán. Y la única solución para los palestinos seguirá siendo ejercer su derecho a la resistencia, a mantener las armas por siempre o hasta que el mundo árabe y/o musulmán decida actuar con determinación, lo cual no significa otra cosa que una guerra colosal, lo cual es también muy poco probable. Salvo excepcionalidades como es Irán, que por esa razón seguirá siendo desestabilizada hasta un cambio del modelo gobernante.

Otra premisa fundamental en todo esto es el sentido que le dan al caso los fanáticos fundamentalistas cristianos de Estados Unidos, muchas veces identificados como el sionismo cristiano, Éstos sueñan con la guerra de "el Fin de los Tiempos" (en el contexto religioso). Esa guerra, en el fondo es deseada por los Estados Unidos y sus aliados europeos afines al marco ideológico del sionismo cristiano, incluso contrariando los fundamentos de la religión judía. En los Estados Unidos las élites del poder se declaran “religiosas”, anhelan el fiel cumplimiento de las escrituras, desean el Armagedón bíblico, el cumplimiento de la profecía… el fin del mundo, para reiniciar una nueva era de paz

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Fuentes consultadas:

Otras notas de la prensa diaria

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