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26 agosto 2020

El extraño caso del asesinato de Rafik Hariri. ¿Quién mismo lo mató? (II)



Revelaciones sobre el asesinato de Rafik Hariri

por Thierry Meyssan
29 noviembre 2010
Red Voltaire

Mientras que la prensa comercial occidental anuncia la inminencia de una inculpación de los dirigentes del Hezbollah por el Tribunal Especial para el Líbano de la ONU, la revista rusa Odnako puso en tela de juicio la investigación realizada por las Naciones Unidas. Según el periodista francés Thierry Meyssan, el ex Primer ministro libanés Rafiq Hariri fue asesinado con un nuevo tipo de arma, arma proporcionada a los asesinos por Alemania. El ex fiscal alemán encargado y responsable de llevar a cabo la investigación de la ONU, es decir el Sr. Detlev Mehlis, habría falsificado una pista y diversos indicios para ocultar la responsabilidad de su país. Estas revelaciones comprometen al Tribunal y permiten que al fin se vaya esclareciendo la verdad.




Los múltiples conflictos que agitan el Medio Oriente se cristalizan actualmente alrededor del Tribunal Especial para el Líbano. La paz y la guerra dependen de ese tribunal. Unos piensan que debe permitir el desmantelamiento del Hezbollah, someter a la Resistencia e instaurar la Pax Americana. Otros estiman que está pisoteando el derecho para garantizar el triunfo de un nuevo orden colonial en la región.

El Tribunal Especial para el Líbano fue creado, el 30 de mayo de 2007, en virtud de la Resolución 1757 del Consejo de Seguridad de la ONU para juzgar a los que supuestamente ordenaron el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri. En el contexto de aquella época eso significaba nada más y nada menos que juzgar a los presidentes en ejercicio de Siria y del Líbano, respectivamente Bachar el-Assad y Emile Lahoud, odiados por los neoconservadores. 

Pero resultó que aquella pista no reposaba en elementos concretos y que había sido fabricada mediante testigos falsos. Al no tener a quién juzgar, el Tribunal Especial para el Líbano hubiese podido desaparecer en el limbo de la burocracia cuando un incidente digno de una obra de teatro lo convirtió nuevamente en centro de los conflictos políticos regionales. El 23 de mayo de 2009, el periodista atlantista Erich Follath reveló en el sitio web Spiegel Online que el fiscal que se estaba preparando para inculpar a un nuevo grupo de sospechosos: varios dirigentes del ala militar del Hezbollah. Hace 18 meses que el secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, viene proclamando la inocencia de ese movimiento. Nasrallah afirma que el objetivo de la acusación no es otro que decapitar la Resistencia para dejar la región en manos del ejército israelí. Por su parte, la administración estadounidense adopta de pronto poses de defensora del derecho y afirma que nadie puede sustraerse a la Justicia internacional.

En todo caso, la acusación formal –que todos creen ya inminente– contra los líderes chiítas por el asesinato de un líder sunnita es capaz de provocar la fitna, o sea la guerra civil musulmana, lo cual sumiría nuevamente la región en una sangrienta confusión.

De visita oficial en Moscú, el 15 y el 16 de noviembre, Saad Hariri –actual primer ministro del Líbano e hijo del difunto Rafik Hariri– repitió que la politización del Tribunal Especial para el Líbano puede provocar un nuevo conflicto en su país. El presidente ruso Medvedev le respondió que Rusia desea que se imponga la justicia y que condena todo esfuerzo tendiente a desacreditar, debilitar o retrasar el trabajo del tribunal. Esta posición de principio se basa en la confianza que el Kremlin deposita a priori en el Tribunal Especial para el Líbano, confianza que seguramente se resquebrajará ante las revelaciones publicadas en Odnako.


El presente artículo se publicó originalmente en la Revista Odnako, Rusia, 29 noviembre 2010

Quisimos, en efecto, pasar en revista los detalles del asesinato de Rafik Hariri. Y los elementos que hemos descubierto señalan una nueva pista, ante la cual cabe preguntarse por qué nunca se ha explorado en ese sentido. Durante nuestra larga investigación nos reunimos con numerosos protagonistas, sin duda demasiados, al extremo que se ha sabido que estábamos investigando, lo cual ha sembrado inquietud entre quienes favorecen la pista que supuestamente conduce a la Resistencia libanesa. En un esfuerzo tendiente a intimidarnos, el Jerusalem Post lanzó el 18 de octubre (2010) un ataque preventivo, bajo la forma de un largo artículo dedicado a nuestro trabajo. De manera puramente difamatoria, dicho artículo acusa al autor de este trabajo de haber recibido de Irán un millón de dólares como pago por exonerar al Hezbollah.

Pasemos ahora a los hechos

La caravana de Rafik Hariri fue atacada en Beirut el 14 de febrero de 2005. El atentado dejó un saldo de 23 muertos y un centenar de heridos. Un informe preliminar del Consejo de Seguridad de la ONU subraya las reacciones poco profesionales de los policías y magistrados libaneses. Para remediar lo anterior, el Consejo de Seguridad comisiona entonces a sus propios investigadores, a los que proporciona importantes recursos que el Líbano no posee. Desde el principio de dichas investigaciones se da por sentado que el atentado era obra de un kamikaze que conducía una camioneta abarrotada de explosivos.

Ya que la comisión de la ONU había sido creada para aportar el profesionalismo del que carecían los libaneses, era de esperar que dicha comisión siguiera escrupulosamente los procedimientos clásicos de la criminalística. Pero no fue así. El análisis de la escena del crimen, sobre la base de su topografía –que se mantiene intacta– y de las fotos y videos de aquel día, no se hizo detalladamente. Las víctimas no fueron exhumadas ni se realizaron autopsias. Durante mucho tiempo nada se hizo para confirmar el modus operandi. Después de descartar la hipótesis de una bomba previamente enterrada en el lugar de los hechos, los investigadores dieron como cierta la versión de la camioneta, sin verificarla.




Se trata, sin embargo, de una versión inadmisible. Cualquier observador puede notar, en el lugar del crimen, la existencia de un profundo y amplio cráter que no puede ser resultado de una explosión superficial. Ante la insistencia de los expertos suizos, que se niegan a validar la versión oficial, el Tribunal Especial para el Líbano procedió a reconstruir los hechos, a puertas cerradas, el pasado 19 de octubre. La reconstrucción no se hizo en el Líbano, ni siquiera en Holanda, donde tiene su sede el Tribunal Especial para el Líbano, sino en Francia, uno de los Estados que más aporta al financiamiento del Tribunal. Allí se construyeron edificaciones similares a las de la escena del crimen e incluso se llevó tierra de Beirut. Se conformó una caravana similar (a la que acompañaba a Rafik Hariri), incluyendo un automóvil blindado. Se trataba de demostrar que la altura de los inmuebles de concreto había creado un efecto de confinamiento en el momento de la explosión, de manera tal que la onda expansiva había podido provocar el cráter. Los resultados de ese costoso experimento no se han dado ha conocer.




Lo primero que se nota en las fotos y videos tomados inmediatamente después del atentado es el incendio. Autos en llamas y todo tipo de objetos incendiados se ven por todas partes. Se puede ver que los cuerpos de las víctimas están carbonizados por un lado e intactos por el otro. Esto es muy sorprendente y no tiene nada que ver con los efectos de los explosivos clásicos. La teoría sobre la existencia en la camioneta de una mezcla de RDX, PETN y TNT no explica ese tipo de daños.

Si se analizan con detenimiento las fotos del cadáver de Rafik Hariri, se notan detalles extraños: su lujoso reloj de pulsera de oro macizo se ha fundido sobre la muñeca del cadáver, pero el delicado tejido del cuello de su fina camisa permanece intacto alrededor del cuello del cadáver.

¿Qué fue lo que pasó?

La explosión produjo una oleada de calor excepcionalmente intenso y de una duración excepcionalmente breve. Como resultado, la parte del cuerpo directamente expuesta a esa oleada de calor quedó instantáneamente carbonizada mientras que el otro lado del cuerpo no se quemó.

Los objetos de gran densidad –como el reloj de oro– absorbieron ese calor y fueron destruidos. Por el contrario, los objetos poco densos –como el fino tejido del cuello de la camisa– no tuvieron tiempo de absorber el calor y, por lo tanto, no se dañaron.


El cuerpo de Rafik Hariri.

En los videos se puede ver también que miembros de algunos cadáveres fueron seccionados por la explosión. Extrañamente, los cortes son limpios, como si se tratara de estatuas calcáreas. No se ven huesos rotos ni huesos sobresaliendo de los cuerpos, ni carnes arrancadas. Esto se debe a que la explosión absorbió el oxígeno y deshidrató los cuerpos, haciéndolos friables. Durante las siguientes horas, varios testigos presentes cerca del atentado presentaron, en efecto, problemas respiratorios. Erróneamente, las autoridades interpretaron ese trastorno como un efecto somático del trauma sicológico sufrido.

Estas observaciones son la parte más elemental de cualquier investigación criminalística. Aunque los investigadores tenían que haber empezado por ahí, esos datos no figuran en los informes de los «profesionales» investigadores del Consejo de Seguridad de la ONU.

Cuando preguntamos a varios especialistas militares qué explosivos podían provocar ese tipo de daños, mencionaron un nuevo tipo de arma que ha sido objeto de investigaciones desde hace algunas décadas y de informes publicados en revistas científicas. La combinación de conocimientos nucleares y nanotecnológicos ha permitido crear un tipo de explosión cuya intensidad se puede controlar con precisión. Se programa el arma para que destruya todo lo que se encuentre dentro de un perímetro determinado, calculado con una precisión de centímetros.

Según esos mismos especialistas militares, esa arma provoca también daños de otro tipo: ejerce una fuerte presión sobre la zona de la explosión. Cuando termina esa presión, los objetos más pesados resultan proyectados hacia arriba. Así fue que varios autos se elevaron por los aires.

Existe un detalle que no deja espacio a la equivocación: esa arma utiliza una nanocantidad de uranio enriquecido cuyas radiaciones pueden ser detectadas. Uno de los pasajeros que viajaban en el auto blindado de Rafik Hariri sobrevivió a la explosión. El ex ministro Bassel Fleyhan fue trasladado a un prestigioso hospital militar francés, donde los médicos comprobaron con asombro que el herido había estado en contacto con uranio enriquecido. Nadie relacionó aquello con el atentado.

El arma descrita toma técnicamente la forma de un pequeño misil de varias decenas de centímetros de largo y debe dispararse desde un avión sin piloto. Varios testigos aseguraron, en efecto, haber oído una aeronave sobrevolar el lugar del crimen. Es por ello que los investigadores solicitaron a Estados Unidos y a Israel, que disponen de satélites de observación posicionados permanentemente sobre la región, la entrega de las vistas que tienen en su poder. Estados Unidos incluso había desplegado aquel día varios aviones AWACS sobre el Líbano. Aquellos registros debían permitir que se verificara la presencia de un avión sin piloto y quizás permitirían incluso seguir su trayectoria. Pero Washington y Tel Aviv, que constantemente exigen que todo el mundo coopere con el Tribunal Especial para el Líbano, se negaron a aportar las imágenes.


El Hezbollah interceptó y publicó videos de los aviones israelíes sin piloto que realizaban misiones destinadas a determinar los hábitos de Rafik Hariri y a explorar el lugar del crimen.

El pasado 10 de agosto (2010), durante una conferencia de prensa, Hassan Nasrallah proyectó videos captados, según él, por aviones israelíes sin piloto e interceptados por su organización. Afirmó que esos aparatos habían observado durante meses los movimientos de Rafik Hariri, antes de concentrar su vigilancia en la curva donde finalmente tuvo lugar el atentado. O sea, al parecer Tel Aviv realizó misiones de observación y reconocimiento antes del asesinato. Lo cual, como subraya el propio Nasrallah, no quiere decir que lo haya perpetrado.

¿Quién disparó el misil?

Aquí es donde las cosas se complican. Según los expertos militares, en 2005 solo Alemania había logrado controlar esa nueva tecnología. Por lo tanto, tendría que haber sido Berlín quien proporcionó y programó el arma del crimen.

Lo anterior permite entender mejor por qué el ex fiscal alemán Detlev Mehlis –magistrado muy controvertido entre sus colegas– puso tanto empeño en presidir la Comisión Investigadora de la ONU. Es de sobra conocido que Mehlis está vinculado a los servicios secretos alemanes y estadounidenses. En 1986, cuando estuvo a cargo de la investigación del atentado cometido en Berlín contra la discoteca La Belle, Mehlis no tuvo reparos en esconder la implicación de Israel y Estados Unidos y en levantar falsas acusaciones contra Libia, justificando así el bombardeo de la fuerza aérea de Estados Unidos contra la residencia de Muamar el-Khadafi. A principios de los años 2000, el señor Mehlis fue generosamente remunerado como investigador, tanto por el Washington Institute for Near East Policy (el tanque pensante del grupo de presión proisraelí AIPAC) como por la Rand Corporation (el tanque pensante del complejo militaro-industrial estadounidense). Todos estos antecedentes hacen dudar de la imparcialidad de Mehlis en el caso Hariri y deberían haber bastado para que no se le confiara esa investigación.

Mehlis tenía como asistente al comisario Gehrard Lehmann, otro conocido agente de los servicios secretos de Alemania y Estados Unidos. Un testigo reconoció oficialmente a Lehmann como participante en el programa de secuestros, encarcelamientos y torturas aplicado en Europa por la administración Bush. El nombre de Lehmann aparece en el informe ad hoc del Consejo de Europa. Sin embargo, Lehmann logró escapar a toda acción judicial gracias a la coartada, tan sólida como poco creíble, que le proporcionaron sus colegas de la policía alemana.

Mehlis y Lehmann promovieron la teoría del kamikaze y de la camioneta abarrotada de explosivos para evitar toda investigación sobre el arma alemana utilizada para cometer el crimen.

Se recogieron muestras de tierra de la escena del crimen. Después de mezclarlas, esas muestras se dividieron en tres recipientes que fueron enviados a tres laboratorios diferentes. Los dos primeros análisis no mostraron restos de explosivos. Mehlis y Lehmann recuperaron el tercer recipiente, que llegó, a través de ellos, al tercer laboratorio. Este último encontró los restos de explosivos que buscaban. En principio, cuando se recurre a tres expertos es porque, en caso de desacuerdo entre ellos, se adoptará la opinión mayoritaria. ¡Nada de eso! Mehlis y Lehmann violaron los protocolos. Estimaron que el único recipiente confiable era el de ellos y llevaron al Consejo de Seguridad de la ONU hacia una pista falsa.

El carácter profundamente deshonesto de las investigaciones del duo Mehlis-Lehmann ni siquiera exige demostración. Sus sucesores lo han reconocido, a medias, y han anulado partes completas de la investigación que hicieron.

La más célebre de las manipulaciones que realizaron Mehlis y Lehmann es la de los falsos testigos. Cinco individuos pretendieron haber sido testigos de la preparación del atentado y acusaron a los presidentes Bachar el-Assad y Emile Lahoud. Cuando aquellas acusaciones empezaron a calentar la olla de la guerra, los abogados demostraron que estaban mintiendo y las acusaciones se desinflaron.


El presidente de la Comisión Investigadora de la ONU, Detlev Mehlis, violó las normas de procedimiento penal, fabricó pruebas falsas y utilizó testimonios falsos para exonerar a Alemania y acusar a Siria. En nombre de la ONU, el fiscal alemán Detlev Mehlis acusó a los presidentes del Líbano, Emile Lahoud, y de Siria, Bachar al-Assad, de haber ordenado el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri. La investigación de Mehlis se basaba en testimonios falsos que, al ser desmentidos, lo obligaron a dimitir.


Basándose en los falsos testimonios, Detlev Mehlis arrestó, en nombre de la comunidad internacional, a cuatro generales libaneses y los mantuvo en prisión durante 4 años. Al irrumpir con sus cowboys en el domicilio de cada uno de aquellos militares libaneses, sin mandato legal de la justicia libanesa, interrogó también a los miembros de sus familias. Acompañado de sus asistentes, que se comunican entre sí en hebreo, Mehlis trató de manipular a las familias. Al hacerlo, también en nombre de la comunidad internacional, presentó fotos trucadas a la esposa de uno de los generales para convencerla no solo de que su marido le ocultaba su implicación en el asesinato sino también de que tenía una amante. Simultáneamente, trató de hacer lo mismo con el hijo del «sospechoso» para hacerle creer que su propia madre era una mujer fácil y que su padre, desesperado, se había sumido en una especia de locura asesina. El objetivo era provocar un crimen de honor en el seno de la familia y manchar así la imagen de personas respetables y respetadas.

Más inconcebible aún, Lehmann le propuso a uno de los cuatro generales encarcelados ponerlo en libertad si aceptaba levantar un falso testimonio contra un dirigente sirio.

Por otro lado, un periodista alemán, Jurgen Cain Kulbel, señaló un detalle perturbador: era imposible provocar la explosión por control remoto o utilizar un sistema de guía sobre el blanco sin desactivar el poderoso sistema de contramedidas electrónicas del que disponía la caravana de Rafik Hariri. Uno de los sistemas más sofisticados del mundo, fabricado… en Israel.

El profesor Dudin, conocido como militante propalestino, se había puesto en contacto con Kulbel con el pretexto de promover la venta del libro de este periodista alemán. Pero lo que en realidad hizo Dudin fue dedicarse a hacer declaraciones descabelladas para sabotear el libro. Kulbel, ex oficial de la policial criminalística de la antigua RDA, no tardó en descubrir que Dudin era conocido desde hacía tiempo como agente de la CIA infiltrado en la izquierda alemana. Kulbel publicó entonces antiguos informes de la RDA que así lo demostraban, por lo que fue condenado por divulgación ilegal de documentos y brevemente encarcelado, mientras que Dudin se instalaba en la embajada de Alemania en Beirut y trataba de infiltrarse en las familias de los cuatro generales.

Es necesario subrayar el papel de Alemania en el Medio Oriente, que hasta ahora había pasado inadvertido. La canciller Angela Merkel envió un importante contingente para participar en la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), después de la guerra que Israel desató contra el país del cedro, durante el verano de 2006. Los 2.400 soldados alemanes controlan el dispositivo marítimo para impedir que la Resistencia reciba armas a través del Mediterráneo. La señora Merkel declaró entonces que la misión del ejército alemán era defender Israel. Sus palabras provocaron una reacción de protesta entre los oficiales. Cientos de ellos le escribieron recordándole que se habían enrolado para defender su propia patria, no un Estado extranjero, así sea un Estado aliado.

En un hecho sin precedentes, el 17 de marzo de 2008 –en Jerusalén– y el 18 de enero de 2010 –en Berlín– los gobiernos de Alemania e Israel realizaron un consejo de ministros conjunto. Adoptaron entonces diversas medidas, esencialmente en cuestiones de defensa. En la actual situación, no existen ya muchos secretos entre las fuerzas armadas de Israel y de Alemania.

La investigación de Detlev Mehlis no sólo se cubrió de ridículo por causa de los falsos testigos, sino que también se sumió en la ilegalidad, debido al arresto de los cuatro generales libaneses. Al extremo que el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó firmemente aquel abuso de poder.

El descrédito que ha caído sobre el trabajo de Mehlis no debe manchar al Tribunal Especial para el Líbano, que no es en lo absoluto responsable de sus maniobras. En este punto, sin embargo, las cosas vuelven a complicarse. La credibilidad del Tribunal Especial para el Líbano depende de su capacidad para castigar, en primer lugar, a todos los que han tratado de esconder la verdad y de levantar falsas acusaciones contra los presidentes Bachar el-Assad y Emile Lahoud con intenciones de provocar una guerra. Pero el Tribunal se niega a juzgar a los falsos testigos, dando así la impresión de que está cubriendo las manipulaciones del periodo de Mehlis y de que persigue objetivos políticos similares (ahora contra el Hezbollah, y quizás contra otros en el futuro). Peor aún, el Tribunal Especial para el Líbano se niega a entregar a Jamil Sayyed (uno de los cuatro generales ilegalmente encarcelados) las actas de las audiencias de las personas que lo acusaron, impidiéndole así exigir reparaciones y dando la impresión de querer justificar cuatro años de detención arbitraria.

Dicho de forma más prosaica, el Tribunal Especial para el Líbano está rehuyendo sus responsabilidades. Por un lado, el Tribunal está en la obligación de juzgar a los testigos falsos para así evitar nuevas manipulaciones y demostrar su propia imparcialidad pero, por otro lado, no quiere lanzarse en una operación «manos limpias» que lo obligaría probablemente a arrestar al fiscal Detlev Mehlis. Esa estrategia se hace, sin embargo, insostenible debido a las revelaciones de Odnako sobre la pista alemana. Sobre todo cuando ya es, por demás, demasiado tarde en la medida en que el general libanés Jamil Sayyed presentó una denuncia en Siria y un juez de instrucción ya inculpó al fiscal Detlev Mehlis, al comisario Gerhard Lehemann y a los cinco falsos testigos. Es de imaginar la confusión que ha de instaurarse en el Tribunal Especial para el Líbano si Siria recurre a Interpol para que arreste a esos personajes.

Si se supone que la comisión Mehlis debía aportar el profesionalismo del que carecían las fuerzas del orden libanesas, el Tribunal Especial sobre el Líbano debería aportar la imparcialidad que pudiera faltar en el seno de las jurisdicciones libanesas. Pero está lejos de haberlo hecho, lo cual plantea una seria interrogante en cuanto a la legitimidad de esa institución.

Kofi Annan no quería que el Tribunal Especial para el Líbano fuera una jurisdicción internacional, sino que fuera un tribunal nacional libanés con carácter internacional, regido por el derecho libanés y conformado, en un 50%, por jueces internacionales. Pero eso no fue posible porque la negociación sufrió un brusco cambio de dirección. Mejor dicho, se llegó a un acuerdo con el gobierno libanés de aquel entonces, dirigido por el primer ministro Fouad Siniora, el antiguo apoderado de las empresas Hariri, acuerdo que no fue sin embargo ratificado ni por el parlamento libanés ni por el presidente de la República. Resultó entonces que aquel acuerdo fue avalado unilateralmente por el Consejo de Seguridad de la ONU (Resolución 1757 del 30 de mayo de 2007). El Tribunal Especial para el Líbano es, por lo tanto, una entidad híbrida y frágil.

Como ha señalado Kofi Annan, ese tribunal no es comparable con ningún otro de los tribunales que las Naciones Unidas habían creado hasta ahora, «No es un órgano subsidiario de la ONU, ni un elemento del aparato judicial libanés», se trata únicamente de «un órgano resultante de un convenio» entre el ejecutivo de las Naciones Unidas y el gobierno libanés. Si tomamos como referente la exigencia internacional de que debe existir una separación de poderes y de que la Justicia debe gozar de independencia con respecto al poder ejecutivo, no se puede considerar al Tribunal Especial para el Líbano como un verdadero tribunal sino únicamente como una comisión disciplinaria conjunta de los ejecutivos líbano-onusianos. Cualesquiera que sean sus decisiones, estarán sujetas a la sospecha.

Peor aún, cualquier gobierno libanés puede ponerle fin en cualquier momento ya que, como nunca fue ratificado, el acuerdo (que creó el Tribunal Especial para el Líbano) compromete únicamente al antiguo gobierno. Como resultado de ello, el actual gobierno libanés de coalición nacional se ha convertido en un campo de batalla entre partidarios y adversarios del tribunal. Para tratar de preservar la estabilidad del gobierno, el (actual) presidente de la República, Michel Sleimane (NdelE. Recordemos que el artículo corresponde a 2010), tiene que convencer semanalmente al Consejo de ministros para que los temas vinculados con el Tribunal Especial no se sometan a voto. Esa barrera no se puede mantener eternamente.

Como las malas noticias nunca vienen solas, las sospechas recaen ahora sobre el presidente del Tribunal Especial para el Líbano, Antonio Cassese. Este reconocido especialista en derecho internacional fue presidente del Tribunal Penal para la ex Yugoslavia. Pero resulta que el señor Cassese es un ferviente partidario de la colonización judía en Palestina. Amigo personal de Elie Wiesel, Cassese incluso recibió y aceptó un premio honorífico de manos de Wiesel. Cassese tenía por lo tanto que haberse declarado incompetente y haber presentado su renuncia cuando Hassan Nasrallah reveló que aviones israelíes sin piloto habían estado vigilando durante meses los desplazamientos habituales de la víctima y realizando misiones de reconocimiento sobre el lugar del crimen.


Según el presidente del Tribunal Especial para el Líbano, Antonio Cassese, la Resistencia armada en Palestina, Líbano, Irak y Afganistán debe ser sometida a juicio por «terrorismo». Nota del Editos del blog: Antonio Cassese falleció el 21 de octubre del 2011, en Florencia - Italia, tras una larga enfermedad, había dejado su puesto en el Tribunal Especial para el Líbano el 9 de octubre, fue reemplazado por David Baragwanath (Nueva Zelanda), quien estuvo en funciones hasta el 28 de febrero de 2015. Baragwanath fue sustituido por la magistrada checa Ivana Hrdličková, a  su vez en el cargo hasta el 1 septiembre 2019 (fue nombrada jueza del tribunal en 2012), la jurista calificó al Tribunal como un órgano híbrido. El juez libanés Ralph Riachi fue vicepresidente del STL hasta el 1 de septiembre de 2019. El magistrado australiano David Re preside el Tribunal hasta la fecha de la sentencia (agosto 2020), previamente se entabló en disputas de competencia con su antecesora (Hrdličková) y otros juristas de la Sala de Apelaciones. Como vemos, por el Tribunal han pasado diferentes jueces y presidentes durante el tramite del proceso. Se debe destacar que el juez suizo, Robert Roth, dimitió de su cargo en septiembre de 2013, argumentando la falta de independencia del Tribunal Especial para el Líbano, ya que expresó ha sucumbido a múltiples presiones políticas. 

Más grave aún, el juez Cassese representa una concepción del derecho internacional que está dividiendo el Medio Oriente. Aunque fue algo que eliminó de su curriculum, Cassese participó en 2005 en las negociaciones entre los Estados miembros de la Unión Europea y los Estados del Mediterráneo (el llamado «Proceso de Barcelona»). Su definición del terrorismo provocó entonces que se bloquearan las discusiones. Según Cassese, el terrorismo es única y exclusivamente una cuestión de individuos o de grupos privados, nunca de Estados. Ello implica que la lucha contra un ejército de ocupación no puede considerarse «resistencia» sino «terrorismo». En el contexto local, esa posición jurídica tiene un matiz colonial y descalifica al Tribunal Especial para el Líbano.

Los métodos del Tribunal Especial no difieren de los que utilizó la Comisión Mehlis. Sus investigadores se han apoderado de enormes ficheros: sobre los estudiantes libaneses, los beneficiarios de la Seguridad Social, los clientes de la empresa Electricité du Liban y del Office des Eaux (La empresa libanesa de distribución de agua. NdT.). El 27 de octubre incluso trataron, sin que estuviera presente ningún funcionario libanés, de apoderarse por la fuerza de los expedientes médicos de una clínica ginecológica a la asisten las esposas de miembros del Hezbollah. Es evidente que esas investigaciones nada tienen que ver con el asesinato de Rafik Hariri. Para los libaneses, todo indica que esas informaciones están destinadas a Israel, por lo que consideran que el Tribunal Especial para el Líbano no es más que un simple instrumento de Israel.

En 2007, anticipando perfectamente todos estos problemas, el entonces presidente ruso Vladimir Putin propuso una redacción diferente de la resolución que instituía el Tribunal Especial para el Líbano. El embajador ruso Vitaly Churkin había denunciado las «lagunas jurídicas» del sistema. Expresó su indignación por el hecho de que el Consejo de Seguridad de la ONU amenazara con recurrir a la fuerza (Capítulo VII) para crear unilateralmente este «órgano convencional» (es decir, supuestamente resultado de un convenio). Subrayó entonces que el Tribunal debía trabajar en pro de la reconciliación entre los libaneses, pero que estaba concebido de manera tal que acentuaría aún más las oposiciones. Finalmente, Rusia –al igual que China– se negó a aprobar la Resolución 1757.

En definitiva, la verdad va emergiendo poco a poco. Los videos captados por los aviones israelíes sin piloto, interceptados y dados a conocer públicamente por el Hezbollah, muestran una preparación del crimen por parte de Israel. Los hechos que ha revelado Odnako muestran el uso un arma alemana altamente sofisticada. El rompecabezas está casi completo.


Thierry Meyssan
Fuente
Оdnako (Rusia)
Este artículo se publicó inicialmente en el número de Odnako correspondiente al 29 de noviembre de 2010.



ANEXO 

Texto de la sentencia en PDF (inglés)



Otras referencias de valor jurídico:

La defensa argumenta que el STL se estableció ilegalmente.

El juez David Re advertido contra más litigios, procede con más litigios.

24 agosto 2020

El extraño caso del asesinato de Rafik Hariri. ¿Quién mismo lo mató? (I)




por Tito Andino U.
Recopilación de diversas fuentes

Rafik Hariri, ex Primer Ministro del Líbano de 1992 - 1998 y en 2000 - 2004. Musulmán suní, adinerado hombre de negocios que donó una buena parte de su fortuna para la reconstrucción de Beirut tras el fin de la guerra civil libanesa. Políticamente estaba más cercano a los intereses sirios, pero se opuso a que el General Emile Lahoud, un pro-sirio, sea elegido presidente del Líbano en 1998 (de allí que se apartó del cargo entre 1998 - 2000,  volvió a ser primer ministro en 2000 y renunció definitivamente a su cargo en 2004 al ser reelecto Lahoud como presidente).


Rafik Hariri también tenía sus "secretos".  Eran notorias las acusaciones en su contra por corrupción. Se dice que "su riqueza creció de menos de mil millones de dólares cuando fue nombrado primer ministro en 1992, a más de 16 mil millones de dólares cuando murió". Hariri y sus socios lograron el apoyo de los jefes de las milicias e ideólogos pro-sirios; consintó los sobornos del gasto público para enriquecer a importantes figuras del gobierno. Hariri siempre colaboró con Siria para mantener el orden y el control sobre el Líbano, era notoria la presencia de élites pro-sirias en el gobierno y control económico del país. En ese entonces, el actual presidente de Líbano, Michel Aoun y sus partidarios sufrieron acoso.

El Atentado


El convoy que escolta al ex primer ministro libanés Rafik Hariri, en llamas, el día del atentado que acabó con su vida en Beirut, 14 de febrero 2005. Foto: Mohamed Azakir

14 febrero 2005. Centro de Beirut, un camión que se calcula debía contener alrededor de una tonelada de explosivos estalla al paso de la caravana que transporta a Rafik Hariri, mueren 22 personas (incluido Hariri). Ese hecho desencadena protestas y una crisis internacional pidiendo la salida de las tropas sirias en el Líbano, lo que se consigue. Desde entonces, por todo el mundo, se hace la misma pregunta
: 


¿A quién convenía la muerte de Rafik Hariri, en momentos que no ejercía ningún cargo oficial? La hipótesis de un presunto interés político para perpetrar el crimen es lo que se manejó desde el inicio.

Antecedentes investigativos previo a la constitución del Tribunal Especial para el Líbano.

- 7 de abril del 2005 -Resolución 1595- del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se conforma una Comisión Internacional de Investigación Independiente de las Naciones Unidas para investigar el crimen. Ese mismo año la Comisión presenta dos informes iniciales. En esos informes se señala a las fuerzas de seguridad sirias y libanesas en relación con el asesinato de Rafik Hariri. Las supuestas evidencias incluían un presunto vínculo con el teléfono de Bashar Assad. En posteriores informes -en el décimo, de 2008- la Comisión concluye, sin señalar nombres, que “una red de individuos actuó en concierto para llevar a cabo el asesinato de Rafiq Hariri”.

- La Comisión Internacional de Investigación Independiente de las Naciones Unidas empezó a transferir competencias al constituido Tribunal Especial para el Líbano, tras resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Resolución 1757, 30 mayo 2007), la tarea del tribunal es "procesar a los responsables del ataque del 14 de febrero de 2005". 

De esa forma nace el primer tribunal de carácter internacional para enjuiciar delitos de terrorismo.


 

- Según han ratificado algunas fuentes no oficiales, el Tribunal Especial para el Líbano se constituyó a instancias del entonces presidente francés y amigo de Rafik Hariri, Jacques Chirac. 

- Volviendo al 2005, tras el asesinato de Hariri, tuvo lugar un extraordinario suceso en el Líbano. El fiscal alemán Detlev Mehlis, encargado por la ONU para investigar el crimen solicitó el arresto de los siguientes generales libaneses: General Jamil Al Sayyed; General Mustafa Hamdan; General Ali Hajj y General de brigada Raymond Azar, la medida se cumplió en agosto del 2005. Un borrador del informe del fiscal alemán Mehlis (supuestamente filtrado), acusaba a Sayyed como uno de los autores intelectuales que decidieron asesinar a Rafik Hariri, además, involucraba a otros oficiales sirios de alto rango. No obstante, los informes oficiales no mencionaban las acusaciones contra los generales libaneses que si estaban detenidos en Beirut de 2005 a 2009, fueron liberados por falta de pruebas. (NOTA: Sobre el cuestionamiento al fiscal alemán, Detlev Mehlis, se analizará en la siguiente entrada) 



Parte del convoy que escolta al ex primer ministro libanés Rafik Hariri, en llamas, 14 de febrero 2005.

- También medios de noticias actuaron como "agentes judiciales", por ejemplo, la "Canadian Broadcasting Corporation" fue de las primeras en afirmar, antes de cualquier informe, que el equipo especial de investigación de la ONU habría encontrado pruebas que responsabilizaba a Hezbolá en el crimen.

- Siguiendo esa tónica, en 2011, el juez instructor del Tribunal Especial para el Líbano emitió órdenes de arresto contra los supuestos miembros de Hezbolá que deberían ser procesados en ausencia hasta su detención. La acusación inicial se dictó en contra de: Salim Jamil Ayyash, Mustafa Amine Badreddine, Hussein Hassan Oneissi y Assad Hassan Sabra.

- Las audiencias de juzgamiento ante el Tribunal Especial para el Líbano (TEL), inician el 16 de enero del 2014, juicio in absentia (ausencia o rebeldía) de los cuatro presuntos asesinos del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, que pertenecerían a la milicia chií Hezbolá.

- En febrero de 2014, se sumó al proceso la acusación contra Hassan Habib Merhi y dejó de tener vigencia la acusación contra  Mustafa Badreddine, en julio de 2016, tras comprobarse su muerte.

Hezbolá se defiende.




En contrapartida, la organización libanesa Hezbolá acusó del asesinato de Hariri al gobierno de Israel. El grupo chií señaló que el Mossad organizó el asesinato de Hariri para conseguir expulsar al ejército sirio del Líbano, cosa que se logró en ese mismo 2005

- Agosto de 2010, el Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrallah, presenta presunta evidencia, imágenes de video interceptadas por un dron espía israelí, supuestamente involucra a Israel en el asesinato de Hariri.

- Octubre 2010. Hezbolá solicita al gobierno libanés detener la cooperación con el Tribunal Especial alegando que violaba la soberanía libanesa por intromisión directa de gobiernos occidentales. 

- Noviembre de 2010, se corrió el rumor de que Hezbolá planeaba tomar el control del Líbano en caso de que el Tribunal Especial de la ONU emita una acusación contra sus miembros (lo que nunca sucedió).

- Por esas fechas también se afirmaba que la embajada de Estados Unidos era informada de que Siria quería "desesperadamente" detener la investigación del Tribunal. Siria fue acusada inicialmente del asesinato, ese acto provocó lo que siempre querían hacer Estados Unidos/OTAN/Israel, la retirada de las tropas sirias del Líbano, auspiciando duras protestas en el interior del Líbano.

- La lectura de la sentencia (agosto 2020) coincide en un momento en que Hezbolá es objeto de una campaña de desprestigio a través de los medios de comunicación internacionales que ahora intentan vincularlo con la reciente explosión que destruyó Beirut Este. 

Resumen sobre la sentencia del Tribunal Especial para el Líbano


Imagen de los daños causados en un edificio de Beirut por el coche bomba que mató el 14 de febrero de 2005 al ex primer ministro libanés Rafik Hariri, Foto: REUTERS / Mohamed Azakir

Aquí solo daremos los datos técnicos del fallo. Quién esté interesado en profundizar el tema tiene acceso libre a la sentencia.

18 de agosto de 2020, la Sala de Primera Instancia de TEL da lectura a la sentencia en el caso Ayyash et al. (STL-11-01). 

Los Jueces:

David Re, Preside el Tribunal (australiano)
Janet Nosworthy (jamaicana)
Micheline Braidy (libanesa)
Walid Akoum, juez suplente (libanés)
Nicola Lettieri, juez suplente (italiano) 


Los acusados

Cuatro imputados libaneses señalados como presuntos autores del asesinato de Hariri y otras 21 personas.

- Salim Jamil Ayyash 
- Hussein Hassan Oneissi
- Assad Hassan Sabra
-  Hassan Habib Merhi

Los móviles del crimen

Se acusa de motivación política. El Tribunal Especial para el Líbano declara que los autores "tenían razones políticas", que tenían "la intención de provocar un estado de terror, algo que se demuestra en la forma, el lugar y el objetivo del ataque". La presunta demostración de un móvil político para el asesinato es que los acusados pertenecen al grupo chií libanés Hezbolá, pero la sentencia no acusa a esa organización, ni la declara culpable.

La sentencia

La Sala declara por unanimidad al acusado Salim Jamil Ayyash culpable más allá de toda duda razonable de todos los cargos en su contra en la acusación. Además, encontró a Hassam Habib Merhi, Hussein Hassan Oneissi y Assad Hassan Sabra no culpables de todos los cargos imputados en la acusación consolidada y enmendada.

El proceso inició en 2014, en la ciudad de Leidschendam, Países Bajos, sede del Tribunal Especial para el Líbano, contra los cuatro imputados juzgados en ausencia. En 2011 los fiscales hicieron pública la acusación. Se desconoce el paradero de los sentenciados, no se sabe nada de ellos, los sentenciados jamás tomaron contacto con un abogado, mucho menos con el Tribunal Especial.

Los jueces del Tribunal Especial para el Líbano consideran "probados los cargos" de acusación contra Salim Jamil Ayyash, presunto miembro del Hezbolá por la planeación "con intención homicida" en 2005 para asesinar a Rafik Hariri. Las pruebas de la acusación se basaron en presuntas evidencias circunstanciales, como  los "datos telefónicos y múltiples redes de aparatos móviles que utilizaron los acusados durante los días previos al ataque y el mismo día del atentado para comunicarse entre ellos o con terceros".



La tremenda explosión del 14 de febrero de 2005 causó un gran cráter en la calle del atentado.

El Tribunal considera a Ayyash responsable "secundario" por "conspiración mediante un ataque terrorista" al haber apoyado y preparado el atentado. Dice el fallo que Ayyash "aunque no actuó solo, tuvo un papel importante en la preparación del ataque, por lo que es culpable de los cargos", siendo corresponsable de la "comisión de un ataque terrorista con material explosivo" y el "homicidio intencionado" de Hariri y otras 21 personas.

Hussein Hassan Oneissi, Assad Hassan Sabra, Hassan Habib Merhi, los otros acusados, han recibido absolución ya que no se ha demostrado su responsabilidad en la "conspiración" para la preparación del ataque terrorista del 14 de febrero de 2005, no se puede probar que conocieran la intención última de matar al ex primer ministro. Otro acto motivado del Tribunal en el fallo indica que ninguno de los acusados se hallaba en la cadena de mando ya que no existe una acusación contra nadie por la autoría intelectual del crimen.

Es vital señalar que el Tribunal Especial para el Líbano precisa que "no recibió ninguna prueba de la participación directa" del atentado ya sea del Gobierno de la República de Siria o de algún dirigente del Hezbolá. Sin embargo, señala -sin que ello sea un cargo de responsabilidad- que ambas partes (Siria y Hezbolá) pudieran haber tenido "un interés" en el asesinato de Hariri.

De las evidencias y peritajes forenses se concluye que la identidad del atacante suicida no puede determinarse, pese al análisis de restos de sangre, tejido orgánico, dientes en casi un centenar de restos humanos. Es decir, Ahmad Abu Adass, el joven que se presentó en video anunciando que llevaría a cabo el atentado bajo bandera de un grupo desconocido aun en el presente, "Victoria y Yihad en la Gran Siria", no ha podido ser identificado. Aquí una aclaración adicional: (no corresponde a la sentencia del Tribunal) En 2006, tras un análisis de ADN de las evidencias recolectadas en la escena del crimen se suguirió que el asesinato podría ser obra de un joven atacante suicida (Ahmad Abu Adass). La controversia es que, a pesar de la sentencia, hay dudas sobre la existencia de un atacante suicida (lo analizaremos en la siguiente entrega).


DATOS CURIOSOS 


Saad Hariri

Saad Hariri, hijo de Rafik Hariri, también llegaría asumir el cargo de primer ministro de Líbano en dos ocasiones (2009-2011 y desde 2016 - hasta enero 2020). En noviembre de 2017 anunció su renuncia desde Riad - Arabia Saudí, donde estaba retenido por el poder saudí, lo que provocó una crisis entre las dos naciones, la renuncia fue suspendida luego que Hariri pudo salir del dominio de los Saud, se reincorporó a sus funciones y permaneció en el cargo hasta enero de este año.

Saad Hariri hizo noticia mundial por otro hecho, en noviembre de 2010, en su calidad de primer ministro absolvió a Siria del asesinato de su padre. En una rueda de prensa enfatizo: 'No creo que el presidente Assad tuviera nada que ver con ello" y lo ratificó al diario británico The Times. Al ser preguntado quién cree que fue responsable del crimen, respondió: "Soy el primer ministro. No tengo el lujo estos días de dedicarme a especular... La relación con Siria es importante geográfica e históricamente y yo debería portarme como primer ministro y no como Saad Hariri"


El Informe de Detlev Mehlis

El 10 de septiembre de 2007, el siempre polémico investigador Daniel Estulin plantea una importante hipótesis al analizar los informes del alemán Detlev Mehlis, designado comisario del Comité Independiente de Investigación de la ONU en el asesinato de Hariri, bajo el título de "Asesinato de Hariri lleva la firma del espionaje americano", destaca algunas inconsistencias de los informes Mehlis.

Al menos dos informes diametricamente opuestos sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri fueron presentados por Mehlis. El informe oficial fue entregado al Comité de investigación de las Naciones Unidas en octubre del 2005 por el jurista Detlev Mehlis, que ejercía el cargo de procurador senior de la oficina de Fiscalía General en Berlín. Precisó que “la versión oficial del informe es la que fue elevada al Secretario General y al Consejo de Seguridad. Quiero aclararles que cualquier cambio entre esa versión y borradores anteriores, no se debe a influencia alguna”.

Las siguientes líneas corresponden a la investigación que realiza Daniel Estulin, textual.

"La investigación, que según Mehlis incluye declaraciones de más de 450 testigos y más de 16.000 páginas de informes técnicos, compromete a funcionarios de alto rango de Siria y Líbano en el atentado con explosivos que costó la vida a Hariri y a otras veinte personas más. Sin embargo, la versión confidencial del informe Mehlis sobre el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri cuenta cosas espeluznantes que directamente implican tanto a los Estados Unidos como a Israel en el atentado



Una interesante fotografía de archivo captada durante las audiencias del Tribunal Especial para el Líbano (TEL). Los jueces observan la maqueta del lugar de la explosión que mató a Rafik Hariri. Foto: (Reuters/Peter Dejong/Pool/Netherlands - Tags: Crime Law Politics)

Mehlis es uno de los preferidos de los neoconservadores de la era Reagan, tanto en los Estados Unidos como en Israel. Fue su investigación del atentado terrorista en 1982 en "La Belle Discotheque" de Berlín occidental que los neoconservadores en la administración Reagan utilizaron como justificación para lanzar un ataque en 1986 contra Libia. Las conclusiones de Mehlis que Libia era el autor intelectual de los atentados de Berlin occidental coincidieron de forma “maravillosa” con la propaganda anti-Libia de los pro-israelitas dentro de la administración Reagan – Richard Perle, Michael Ledeen, Paul Wolfowitz, Jeane Kirkpatrick, Scooter Libby, y unos cuantos más que clamaban por un ataque militar contra Muammar Qaddafi. Lo que pocos saben es que el odio hacia Qaddafi tenía mucho más que ver con la rotunda negación del líder de Libia en dejar a las petrolíferas anglo-americanas el control del sector energético del país que con cualquier asunto relacionado con los derechos humanos.

El informe de Mehlis, fechado en 19 de octubre 2005 explica que “la Comisión se centró en la escena de crimen, aspectos técnicos del crimen, análisis de las intercepciones telefónicas, el testimonio de más de 500 testigos y fuentes, así como el contexto institucional en el cual ocurrió el crimen.”

Sin embargo, la copia confidencial del informe demuestra que la información clave, que directamente implica tanto a Siria como a los funcionarios libaneses pro-Sirios, fue incluida en el último momento, justo antes de la publicación del informe. Uno de los principales ejemplos que supuestamente demuestran la culpabilidad y la implicación de Siria han sido utilizados por la Secretaria del Estado americano, Condoleezza Rice, para promover las iniciativas en contra de Siria, nos serviría para demostrar que algunos de los hechos claves tienen como objetivo primordial de implicar y desacreditar a Siria:

“Construyendo sobre las pruebas y posteriores conclusiones de la investigación de la comisión tanto como en la investigación independiente del gobierno de Líbano, existen pruebas materiales y documentales que señalan tanto a Líbano como a Siria en el atentado terrorista. Es un hecho bastante conocido que la Inteligencia Militar Siria tiene una fuerte presencia en Líbano, por lo menos hasta la retirada de las Fuerzas Sirias según la resolución 1559 de la ONU. Los anteriores oficiales del aparato de seguridad de Líbano ascendieron gracias a ellos. Dado la infiltración de instituciones y de la sociedad libanesas por los servicios de inteligencia sirios y libaneses que trabajan de forma conjunta, sería difícil considerar un panorama por el que un asesinato de esa complejidad y envergadura pudiera prosperar sin su conocimiento”

Allí están las pruebas incontestables.

En 2005, poco tiempo después del atentado, yo denuncié en un programa radiofónico en los EEUU que, según fuentes dentro del aparato de inteligencia de Líbano, el asesinato de Hariri fue llevado a cabo por una célula Siria de inteligencia utilizada por los círculos neoconservadores de Jerusalén y Washington, con el conocimiento de altos funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos – Michael Ledeen del American Enterprise Institute y Kart Rove (en ese entonces), el ojo y la mano derecha de George W. Bush.

El informe de Mehlis es más que sospechoso. Aunque Mehlis menciona la llegada en 1976 de fuerzas pacificadoras sirias al Líbano, invitadas por el presidente Suleiman Franjieh y el acuerdo de Taif de 1989 que acabó con la guerra civil. El informe Mehlis hace caso omiso al apoyo, del por entonces presidente Bush padre, a la ocupación militar Siria de Líbano en 1991 como recompensa al apoyo sirio en la primera Guerra del Golfo. A mi, me llamó mucho la atención que el supuestamente imparcial informe del Detlev Mehlis contenga unos cuantos titulares promovidos activamente por los medios de comunicación afiliados a los neoconservadores, entre ellos las prostitutas periodísticas vinculados al imperio de Rupert Murdoch". (Como señalamos, insistiremos sobre Mehlis en la próxima entrada)



Foto de archivo de 2012. Los jueces de de ese entonces del Tribunal de Naciones Unidas creado para juzgar a los responsables del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri: Janet Nosworthy, Micheline Braidi, Robert Roth, David Re y Walid Akoum (en rojo) Foto: Reuters/Peter Dejong/Pool/ Netherlands – Tags: Crime Law Politics.

Otra fuente:

Irán, (que respalda al Hezbolá) hizo la siguiente afirmación el 14 de julio de 2013CIA asesinó al exprimer ministro libanés Rafiq Hariri. Supuestamente, un ex oficial estadounidense, Wayne Mattson, habría revelado que la CIA asesinó a Hariri, según la cadena televisiva siria Al-Akhbariya. para el cometido la CIA habría utilizado un plan de operaciones secretas, elaborado tras los atentados del 11-M (2001) en New York, para perseguir grupos terroristas, que implicaba operaciones de aniquilamiento de personajes políticos, cuyos objetivos no eran compatibles con los intereses militares y económicos de Estados Unidos. Ese plan de operaciones secreto abría el camino para ultimar a Rafik Hariri, así como al primer vicepresidente de Sudán, John Garang y otras personalidades políticas asiáticas y africanas. Mattson habría confirmado la exactitud de la información, subrayando que fue recogida por la CIA, el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (Pentágono). 


Conclusiones:

A pesar de la sentencia, lo único cierto es que la motivación y los intereses políticos mundiales difícilmente permitirán conocer al cien por cien la verdad. En la siguiente entrega publicaremos un valioso análisis realizado hace 10 años, las revelaciones son asombrosas.

Fuentes:

Special Tribunal for Lebanon

Rafic Hariri
El primer ministro libanés, Saad Hariri, absuelve a Siria del asesinato de su padre
CIA asesinó al exprimer ministro libanés Rafiq Hariri
Asesinato de Hariri lleva la firma del espionaje americano'. Daniel Estulin, 10 septiembre 2007, antigua página de Daniel Estulin, ya no disponible en internet (archivos del editor del blog)
OTRAS: Diversas notas de prensa relacionadas con el fallo del Tribunal.

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