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29 octubre 2025

Mitos y verdades del Acuerdo Sykes-Picot (1916)




Es interesante recordar que después de más de un siglo seguimos teniendo una percepción, aunque no fraudulenta, si errada del secreto Acuerdo Sykes-Picot de 16 de mayo de 1916, entre británicos y franceses. A decir de refutados estudiosos culpar exclusivamente a Sykes-Picot de la división de Medio Oriente es un engaño histórico peligroso.

Introducción por el editor del blog

No solemos ser conscientes (quienes sentimos pasión por la historia) que hemos caído en una interpretación errada de que Sykes-Picot fue el punto determinante que diseñó nuevas líneas geografías imaginarias contra natura, es decir, que tanto ingleses como franceses diseñaron a su capricho un mapa de Medio Oriente basado en sus intereses estratégicos, políticos y económicos, que nunca tomaron en cuenta las barreras que separaban a un crisol de pueblos, tribus, etnias, incluso sobre una diversidad religiosa, siendo “condenadas a agruparse en disímiles espacios, obligados a construir naciones con conceptos absolutamente occidentales”.

Como se irá explicando, lo dicho arriba no es necesariamente falso, pero si es una mala interpretación de la historia, simplemente porque Sykes-Picot no constituye el único antecedente; ni fue, ni debería seguir siendo un forzado documento histórico al que se aferran muchos investigadores; y, una de las razones es porque Sykes-Picot NUNCA entró en rigor, nunca se efectivizó sobre el terreno. Fue uno más de algunos importantes documentos que se plasmaron sobre la mesa del diseño del Medio Oriente. Evidentemente se trató de un arbitrario trazado, a dedo, de fronteras, un reto tanto a la geografía y al componente étnico y al sentido común, una característica que distinguía, sin duda, a los imperios coloniales del siglo XIX y del XX.

A groso modo, veamos un par de apreciaciones sobre el Acuerdo Sykes-Picot.

Paul Mason, redactor de New Statesman, 9 de mayo de 2016 (en el centenario del Acuerdo), presentó una ponencia titulada “Sykes-Picot: how an arbitrary set of borders created the modern Middle East” (Sykes-Picot: cómo un conjunto arbitrario de fronteras creó el Medio Oriente moderno), afirmando que Gran Bretaña y Francia se repartieron lo que se convertiría en Siria, Irak e Israel y que esa mentalidad imperial perdura con las cicatrices dejadas en la región. Hace énfasis en una “torcedura” de las líneas trazadas en la que se establecería Israel.


          (Foto de Flickr  PROPaolo Porsia)


"¿Qué tipo de acuerdo le gustaría tener con los franceses?" preguntó Arthur Balfour, Secretario de Relaciones Exteriores, al coronel Sir Mark Sykes, quien respondió: "Me gustaría trazar una línea desde la 'e' en Acre hasta la última 'k' en Kirkuk".

No era el primer desafortunado “deseo” de Sykes, ya en enero de 1915, en una carta, le urgía a Winston Churchill a apoderarse de Constantinopla (Estambul, desembarcando tropas en Gallipoli) para acabar tanto con los otomanos y fulminar con la influencia alemana en el este, según él, esa posibilidad abriría paso a invadir Alemania a través de los Balcanes (40.000 soldados británicos murieron tratando de demostrar que Sykes tenía razón en Gallipoli, y no la tuvo).

¿Qué más podemos decir del tristemente “celebre” esbozo a dedo de Sykes? Quien estaba, luego, fascinado con la declaración de Balfour de 1917 para la constitución de un estado judío en Palestina. Él conocía el mundo árabe de la época, el panarabismo y su organización; aún así, ¿cómo pudo alguien tan bien informado equivocarse tanto?, se pregunta Mason.

“Leer los escritos de Sykes hoy es observar la tragedia de un intelecto encadenado por delirios de superioridad. Sykes trabajó sobre la suposición, central para todos los imperialismos: que los pueblos sometidos se comportan solo de acuerdo con sus "características" étnicas o nacionales, mientras que las naciones blancas poderosas tienen capacidad de acción”. Sykes creía que se podía aglutinar a las dos ramas del Islam, al cristianismo y tolerar a los judíos. “El imperialismo los convirtió en unos imbéciles ciegos que creían que, trazando límites, podían controlar la historia”.

Turquía desarrolló una “conciencia nacional, moderna y secular, entonces la apuesta unidireccional contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial resultó inútil. El nacionalismo secular turco daría forma a la región tanto como el panarabismo en los próximos 100 años”. Sykes y los demás veían a la religión islámica como algo aparte de las etnias árabes, idioma y tradición. Se negaron a pensar que una oposición a ellos podría provocar el surgimiento del antiimperialismo forjado mediante la educación de la gente. No midieron la posibilidad de que estallarían revoluciones como la rusa en oposición a su sistema de capitalismo colonial explotador.

Una lección fácil de aprender de Sykes-Picot es que: “no dibujes líneas arbitrarias en el mapa. Los pueblos y las naciones deben tener derecho a la libre determinación”. Pero, realmente ¿fueron arbitrarios esos trazos a dedo sobre el mapa? El presidente Woodrow Wilson impulsó la autodeterminación -aunque sea en el discurso- contradiciendo el postulado del Imperio Británico y ese fue uno de sus puntos para entrar en la guerra, por lo que los gobiernos británico y francés ocultaron a EEUU la existencia del mapa de Sykes.


Por su lado, otro importante autor, John Hilary, en “The Sykes-Picot legacy, 100 years on” (El legado de Sykes Picot, 100 años después), en mayo de 2016 (War on want) establece que ese Acuerdo secreto entre Francia y Gran Bretaña que sumió a Oriente Medio en un siglo de derramamiento de sangre.

Recalca que dos negociadores coloniales: Mark Sykes (británico) y François Georges-Picot (francés) decidieron planear como repartirse Oriente Medio (tal cual como “Pinky” y “Cerebro” planean cada noche como conquistar el mundo), tras hacer colapsar al Imperio Otomano en plena guerra mundial. El autor profundiza en las promesas de autodeterminación que los británicos hicieron a los pueblos árabes, lo que garantizó su apoyo para derrotar a las fuerzas de ocupación turcas. Logrado el objetivo, esas promesas fueron olvidadas, solo cambió de liderazgo imperial.

Una declaración anglo-francesa de noviembre de 1918, a los pueblos árabes, prometía "la liberación completa y definitiva de los pueblos que durante tanto tiempo han sido oprimidos por los turcos, y el establecimiento de gobiernos y administraciones nacionales que derivarán su autoridad del libre ejercicio de la iniciativa y elección de las poblaciones indígenas". El gobierno británico planeaba excluir a Palestina en la declaración y la orden de su publicación en Jerusalén fue un “lamentable” error.




Pero esa traición no fue diseñada exclusivamente en el Acuerdo Sykes-Picot. Francia y Gran Bretaña decidieron en otros acuerdos dividirse Oriente Medio “por medio de una ‘línea en la arena’ dibujada en el mapa entre Acre en la costa mediterránea y Kirkuk en el norte de Irak. Todo lo que está al norte de esa línea sería controlado por los franceses, y todo lo que está al sur por los británicos. Francia obtendría Siria y Líbano, mientras que Gran Bretaña tendría Irak y Transjordania… Un pacto descaradamente egoísta".

La cuestión de quién gobernaría Palestina no tuvo respuesta en el Sykes-Picot, los británicos recurrieron “a otra estratagema para asegurarse de que Gran Bretaña, no Francia, asegurara ese mandato al final de la Primera Guerra Mundial. A través de una serie de garantías a las principales figuras del floreciente movimiento sionista, el gobierno británico pudo asegurar el respaldo internacional para su control de Palestina con el pretexto de algo más que el interés propio imperial”. Precisamente esa estrategia produjo la ‘Declaración Balfour’ de 1917, el apoyo británico para "establecer en Palestina un hogar nacional para el pueblo judío". Balfour tuvo que admitir que se negaron hablar sobre el principio de autodeterminación.

Intereses geoestratégicos hicieron posible este tipo de acuerdos, Palestina originalmente fue vista como zona de amortiguación que protegería el Canal de Suez; luego se “descubriría” las inmensas reservas de petróleo en Mesopotamia que terminaría sembrando de caos y sangre la historia de Irak, Siria, Líbano y Palestina hasta el día de hoy.




Muchos se preguntarán, ¿qué pasa con el Kurdistán, por qué no se habla aquí de ello? Existe mucha confusión con Sykes-Picot y otros tratados y mapas de la época, la cuestión kurda tiene más que ver exclusivamente con el territorio que heredaría la naciente Turquía de su ancestro otomano. Para quienes estén interesados en los mapas del Kurdistán, por favor repasar nuestro artículo: KURDISTÁN: Los mapas de la discordia


Parte II

Hechos y ficción
La historia de “Sykes-Picot”

Adán Garfinkle
The American Interest

Lección de historia: Sykes-Picot no estableció -repito, no estableció- las fronteras del Medio Oriente moderno.

El 16 de mayo de 2016, se cumplió el centenario de Sykes-Picot, y las inanidades y estupideces al respecto surgen de los medios a una velocidad que me cuesta seguirles el ritmo. Vayamos al grano: Sykes-Picot no estableció -repito, no estableció- las fronteras del Oriente Medio moderno. Esto debería dificultar culpar a Sykes-Picot, ya que nunca entró en vigor. Y lo que se está desmoronando hoy no es el sistema interestatal Sykes-Picot, sino cada vez más las propias unidades; el sangriento ruido interestatal que vemos no es la fuente del problema central de la región, sino un síntoma del mismo. Hay muchas cosas en que pueden equivocarse, y sin duda es un asunto repugnante para compartir con la gente sin educación, como si fueran aperitivos de sabor extraño para la hora del cóctel.

Bien, entonces ¿por qué Robin Wright en The Atlantic, David Ignatius en el Washington Post, Daniel Pipes en su blog y, según el último recuento, unas seis docenas de personas más publicaron recientemente insistiendo en que Sykes-Picot hizo lo que seguramente no hizo?

Solo hay dos explicaciones posibles.

Una es que un autor sabe que la historia es mucho más compleja que dos tipos sentados en un salón imperial lleno de humo con un mapa en blanco y un lápiz grueso, pero usa el conocido eslogan “Sykes-Picot” como abreviatura para resumir lo que realmente sucedió. La otra es que el autor en cuestión en realidad no tiene ni idea de lo que está hablando. Ignatius y Pipes, estoy bastante seguro, usan abreviaturas. Robin Wright y muchos otros, no estoy tan seguro. Pero el resultado es el mismo: engañar a otros crédulos sobre lo que realmente sucedió durante y justo después de la Primera Guerra Mundial para moldear los contornos de Oriente Medio. Entonces, en resumen, ¿qué sucedió?

No hubo solo un cónclave secreto durante la guerra entre los Aliados, sino cuatro.

El primero, y con diferencia el más importante, el Acuerdo de Constantinopla del 18 de marzo de 1915, otorgó Estambul a Rusia, el control de los Dardanelos, Tracia y una parte del noreste de Anatolia; además, otorgó a Gran Bretaña y Francia amplias esferas adicionales sobre el patrimonio árabe del Imperio Otomano.

En segundo lugar, el Tratado de Londres, firmado el 26 de abril de 1915, puede describirse con justicia como el soborno aliado a Italia para que se uniera a la guerra, y prometía a los italianos beneficios inmobiliarios específicos a expensas de los otomanos. Este Tratado abrevió el primer esbozo de la distribución geográfica de la posguerra.

En tercer lugar, más de un año después (el 16 de mayo de 1916), se produjo el Acuerdo Sykes-Picot, mucho después de que los aliados hubieran acordado y firmado el acuerdo básico. Representó principalmente un ajuste y un conjunto más específico de acuerdos únicamente entre Gran Bretaña y Francia sobre sus posibles adquisiciones. Esto fue necesario por varias razones: ambigüedades en el plan original; la evolución de las realidades del campo de batalla; y el hecho de que Gran Bretaña había abierto y desarrollado desde entonces otra vía de negociaciones secretas, esta vez con el jerife Hussein de La Meca en la ahora famosa correspondencia Hussein-McMahon.

Sykes-Picot llegó con un mapa coloreado en cinco partes: zonas británicas y francesas directas e indirectas, y una zona internacional que abarcaba Jerusalén y una ruta hacia el oeste hasta la costa de Haifa. Las esferas de influencia indirectas británicas y francesas debían ser dominio de un “estado árabe independiente”, y esas mismas palabras aparecen en el mapa original. (más adelante se abordará lo que esto implica).

En cuarto lugar, llegó los Acuerdos de Saint Jean de Maurienne el 17 de abril de 1917, lo que amplió la participación italiana, pero dependía de la aceptación rusa. Esta aceptación nunca se produjo debido a la Revolución Rusa.




De hecho, ninguna de las fronteras previstas en estos acuerdos, ni por separado ni en conjunto, llegó a concretarse. La Revolución rusa invalidó el Acuerdo de Constantinopla, y el avance de los ejércitos del general Edmund Allenby en 1917 también invalidó gran parte del mapa Sykes-Picot. La Declaración Balfour de noviembre de 1917, que no incluía ningún mapa, y la intervención del ejecutivo sionista como elemento político en el proceso de toma de decisiones de la posguerra complicaron aún más la cuestión de la frontera entre el posible mandato británico para Palestina y el mandato francés para Siria.

Tras Versalles en 1919, se convocó una importante conferencia en San Remo en abril de 1920 para definir definitivamente las fronteras en previsión del depósito de los mandatos ante la Sociedad de Naciones. Pero ni siquiera San Remo resolvió el asunto definitivamente.

El Tratado de Sèvres, firmado en agosto de 1920, impuso un acuerdo muy draconiano al Imperio Otomano, pero cabe destacar que no insistió en el fin del imperio como tal, ni en su posesión del califato del Islam. En cualquier caso, pronto el gobierno griego de Venizelos aprovechó la debilidad de la Turquía otomana para invadir Anatolia, con apoyo británico. Esta fue una decisión fatídica y muy estúpida. Tuvo el efecto, junto con otras causas, de fortalecer y centrar considerablemente una incipiente guerra turca de liberación de una invasión multifacética en las principales tierras turcas de Anatolia. Antes de que terminara, unos 18 meses después, las armas turcas habían aplastado a los griegos. Este resultado, junto con el resurgimiento de la idea de un estado armenio independiente, convirtió a Sèvres, junto con lo poco que quedaba del mapa Sykes-Picot, en letra muerta. Ninguna de las fronteras trazadas en San Remo en relación con los límites de los mandatos con Turquía tenía sentido.

Durante el esfuerzo turco por resistirse a los términos del Tratado de Sèvres, Mustafá Kemal (Ataturk) tomó el control militar del gobierno turco. Ataturk y sus colegas nacionalistas acabaron con el imperio, separaron el califato de él y, finalmente, en 1924, lo abolieron por completo. Así pues, no fueron los Aliados quienes destruyeron formalmente lo que quedaba del Imperio Otomano y el califato, sino los propios turcos en nombre de la nueva República de Turquía.


El General (Pasha) Mustafá Kemal, luego Mustafá Kemal Atatürk, padre fundador de la actual Turquía


Fue el Tratado de Lausana, firmado en 1923, el que determinó las fronteras entre Turquía y los mandatos para Siria e Irak. Sin embargo, nunca se gestó ningún mandato para Armenia, ya que Turquía y la joven Unión Soviética invadieron conjuntamente el naciente estado armenio y aniquilaron su independencia. La URSS puso fin, por aquel entonces, a las tres nuevas repúblicas soberanas del Cáucaso que se habían separado de Moscú durante la guerra civil rusa de 1920-21. Ninguna entidad kurda se desarrolló fuera de la zona autónoma, ya que Mustafá Kemal logró persuadir a sus correligionarios kurdos musulmanes para que se unieran a él contra adversarios cristianos comunes: los griegos y los armenios, junto con sus grandes potencias aliadas.

La Comisión anglo-francesa Newcombe-Paulet finalmente detalló la frontera entre Palestina y Siria en 1923. El surgimiento del “gran” Líbano -las fronteras del Líbano actual- a partir del Monte Líbano y el mandato sirio en 1924 es una historia tan compleja que me cuesta resumirla aquí. Y, como Secretario Colonial, Winston Churchill creó el Emirato Hachemita de Transjordania una mañana de domingo de 1921 en Jerusalén, “entre puros y brandy”, en condiciones también demasiado complejas para resumirlas aquí. Cabe destacar que, en este caso, se crearon fronteras para una entidad que nadie, ni en su imaginación más descabellada, concibió siquiera que existiera en mayo de 1916.

Y, por supuesto, trazar las fronteras de Transjordania significó trazar una frontera occidental para lo que se convirtió en Irak. Si alguien hoy en día nunca ha oído hablar, por ejemplo, del problema del “capítulo árabe”, significa que nunca ha descifrado los archivos, que depende completamente de literatura secundaria defectuosa y que realmente no tiene ni idea de lo que dice cuando habla de Irak en la configuración territorial que asumió en 1920. Por si fuera poco, posteriores ajustes entre la Siria francesa y la Mesopotamia británica (posteriormente llamada Irak) trasladaron Mosul de la zona francesa a la británica a cambio de concesiones francesas en la industria petrolera local.

Mientras tanto, el Reino de Nejd, nunca colonizado, invadió el Hiyaz en 1924, expulsando a los hachemitas, lo que finalmente condujo a la adopción del término Reino de Arabia Saudita en 1932. Dos años después, Arabia Saudita atacó Yemen y se anexionó las provincias de Asir y Najran. Las fronteras entre Siria y Transjordania, y entre Transjordania y Arabia Saudita, no se definieron hasta mediados de la década de 1930. En 1938, una provincia del norte de Siria -Hatay, o lo que antes se conocía como Sandjak de Alejandreta y luego Cilicia- fue cedida a Turquía por Francia, con el consentimiento británico, en un acuerdo diseñado para evitar el apoyo turco a Alemania en la inminente guerra.

Se podría profundizar en la descripción de cómo se trazaron las fronteras del Oriente Medio "moderno", incluyendo la creación de los jeques del Golfo Pérsico, el último de los cuales (los Emiratos Árabes Unidos) no se creó hasta 1971. En otras palabras, ¡"Fronteras Sykes-Picot"! ¡Ni hablar! La insinuación de que alguna vez existieron es pura y simple mentira.

Mucho sobre cómo se trazaron y cómo no se trazaron las fronteras. Pero ¿por qué sucedió así? Las preguntas de "por qué" suelen ser mucho más difíciles de responder que las de "cómo", pero un breve intento quizás sea útil porque arroja algo de luz sobre lo que los observadores contemporáneos afirman que Sykes-Picot significa para nosotros, o debería significar para nosotros, un siglo después. 

Si existe alguna lección, esta debería extenderse más allá de Oriente Medio, pues los Aliados no solo arrebataron al sultán el control de las provincias árabes del Imperio Otomano, sino que también desmembraron los imperios de los Habsburgo y los Hohenzollern. El Imperio Romanov, mientras tanto, al final de la guerra, se encontraba en proceso de desmembrarse (temporalmente).

 

Un mapa detallado que muestra el Imperio otomano y sus dependencias, incluyendo sus divisiones administrativas (valiatos, sanjacados, kazas), en el año 1899



Pero centrémonos por ahora en el desmembramiento del Imperio Otomano. ¿Cuáles fueron las razones?

Razones -en plural- es la forma correcta de plantear la pregunta, porque rara vez una sola razón agota la realidad. Tres parecen ser las más importantes.

Una razón se relacionaba con la prudencia geoestratégica. La rescisión del Imperio Otomano, a lo largo de muchos años, había creado vacíos que fomentaron la competencia entre otras potencias y provocaron crisis y guerras, entre ellas las guerras de los Balcanes a principios del siglo XX y, en la mente de los estadistas de la época, la propia Guerra Mundial. Por lo tanto, un desmembramiento ordenado, alcanzado de mutuo acuerdo, debería hacer que el sistema en su conjunto fuera menos propenso a crisis y guerras en el futuro. El mismo razonamiento se aplicó tanto al desmembramiento previsto del derrotado Imperio de los Habsburgo como al del Imperio Otomano.

Una segunda razón se refería a la competencia imperial en general. La carrera por las colonias entre algunas potencias europeas -principalmente Gran Bretaña, Francia y Alemania- se había acelerado con la capacidad tecnológica para apoderarse y administrar imperios de ultramar. Una conferencia de Berlín en 1888 había dividido el África subsahariana. Posteriormente, la competencia se trasladó en parte al Pacífico Sur. Para 1914, quedaban pocos bienes raíces lucrativos en el planeta, salvo los que poseían los otomanos y que podían ser confiscados como resultado de la guerra. La competencia geoestratégica por los bienes raíces se había vuelto completamente global en la mente de los estadistas de las grandes potencias europeas por primera vez, y había asumido el carácter de una competencia posicional: cada potencia temía quedar en desventaja competitiva si este o aquel territorio caía en manos de un imperio rival. Muchos observadores a lo largo de los años han argumentado que esta competencia era sobre todo de carácter comercial; otros, que también estaba asociada con la grandeza nacional y el ego colectivo. Por muy ciertos que esos motivos pudieran haber sido en la mayoría de los casos, el motivo dominante para la mayoría de las potencias parecía provenir de esta competencia posicional, similar a un juego, que se manifiesta en muchas formas de comportamiento humano. (Los estadounidenses quizás puedan comprender esto mejor en el contexto de la adquisición de Hawái por parte de Estados Unidos. Sin duda, se cometieron algunas acciones ruines en esa saga expansionista; pero en aquel momento parecía obvio que si Estados Unidos no se presentaba, Alemania, Japón o Gran Bretaña lo harían, lo que le crearía una desventaja estratégica).

Una tercera razón, que no fue la más importante en 1914-1916, pero que cobró mucha más influencia en 1918-1919, fue de un tipo completamente diferente. Se trató de un cambio normativo que sostenía que el principio imperial de legitimidad debía ceder ante el principio moralmente superior de la autodeterminación nacional. Esto explica por qué, al final de la guerra, cuando los Aliados comenzaron a repartirse el territorio del Imperio Otomano, no pudieron simplemente tomarlo como botín de guerra imperial, como en tiempos pasados. En su lugar, crearon la idea de los mandatos, asociados con la creación de la nueva Sociedad de Naciones, en virtud de los cuales los territorios de la Turquía otomana y Alemania debían, al menos en teoría, ser guiados hacia la independencia soberana a su debido tiempo. ¿Cómo sucedió esto?

No hay suficiente espacio aquí para abordar plenamente esta cuestión. Baste decir que la base moral de la gobernanza ha evolucionado a lo largo del tiempo, pero lo ha hecho a distintas velocidades y de distintas maneras en distintas zonas de civilización. En la Primera Guerra Mundial, una zona de civilización que avanzaba a una velocidad (Europa Occidental) chocó con otra (Oriente Medio) que avanzaba a otra velocidad. En Europa Occidental, especialmente en Gran Bretaña, Francia y Países Bajos, las sensibilidades religiosas democratizadas habían invadido la política durante aproximadamente el siglo anterior, dando lugar, entre otras cosas, a la campaña para abolir la trata de esclavos. Pero las cruzadas, una vez lanzadas, son difíciles de controlar o anticipar, por lo que no nos sorprenderá saber que el elevado idealismo secularizado de Wilberforce sentó las bases para la colonización del África subsahariana por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal y Bélgica.

Nadie ve esto hoy en términos moralmente positivos, pero en ese momento la "carga del hombre blanco" y, en Francia, la misión civilizadora, eran extensiones secularizadas naturales de los elementos evangélicos del pensamiento cristiano, la "mundanización" de las categorías escatológicas. Ciertamente, intereses imperialistas más bajos estaban en juego, pero muchos pensaban sinceramente que el colonialismo era benigno y progresista. Y el crescendo de popularidad del que disfrutó el movimiento abolicionista fue un elemento que dio forma a la doctrina nacionalista de la autodeterminación. Siendo la mente humana promiscuamente asociativa, era solo cuestión de tiempo antes de que la proposición de que ningún hombre debería poseer o tener dominio sobre otro hombre se transformara en la proposición de que ninguna nación debería poseer o tener dominio sobre otra nación.

Por supuesto, el auge del nacionalismo en la Europa del siglo XIX también tuvo otras causas. Pero, sea cual fuere su origen, la fuerza moral de la autodeterminación nacional se unió en la Segunda Guerra Mundial a los otros dos motivos principales para desposeer a los otomanos, mencionados anteriormente. El avance de este nuevo ideal fue impulsado por moralistas armados -los neoconservadores de la época, en efecto-, personificados sobre todo por el presidente estadounidense Woodrow Wilson, quien rechazó cualquier mandato para Estados Unidos.

Las potencias aliadas, en cierto sentido, quedaron atrapadas en este cambio normativo que se alejaba de la legitimidad del principio imperial y se acercaba al nuevo ideal del "estado-nación", donde la comunidad etnolingüística se alineaba con la soberanía política legítima y la constituía como base de la misma. 

Cuando se reunieron en secreto a partir de 1915 para repartirse las tierras otomanas, los señores imperiales de las grandes potencias aliadas jamás imaginaron un sistema de mandatos ni una Sociedad de Naciones. Sin embargo, al finalizar la guerra y a punto de comenzar la conferencia de paz de Versalles en 1919, parecía imposible que otra idea pudiera competir, y mucho menos prevalecer. 

Así pues, cuando se plantea la pregunta: "¿Se concibieron los mandatos como instituciones de transición sinceras hacia una independencia real, o fueron meras tapaderas para la expansión de los imperios francés y británico?", la respuesta no es tan clara como podrían pensar los cínicos; de lo contrario, la frase "estado árabe independiente" nunca se habría inscrito en el mapa original de Sykes-Picot. En verdad, fue un poco de ambas cosas.

Ahora bien, por eso, cuando hoy se dice que la lección de Sykes-Picot es que las grandes potencias no deberían ir por ahí trazando las fronteras de otros -incluidas, de nuevo, las de Oriente Medio-, se genera un gran aplauso en algunos sectores. Incluso puede ser un buen consejo; para los extranjeros, redibujar las fronteras de la región hoy en día implica asumir la responsabilidad de hacerlas cumplir, y nadie en su sano juicio debería entusiasmarse con ello. Pero el consejo, independientemente de la opinión que se tenga, simplemente no se ajusta a la realidad histórica. Una vez que los Aliados decidieron despojar a los otomanos de sus posesiones imperiales y repartirlas, tras la victoria en la guerra, alguien tuvo que trazar algunas fronteras en algún lugar

¿Cuál era la alternativa? ¿Dejar intacto el sistema turco de millet y permitir que los cantones religiosos transterritoriales las sustituyeran como fronteras en una región gobernada por estados europeos con límites territoriales convencionales entre ellos? Incluso si los europeos hubieran imaginado tal solución, habría sido impráctica, casi ridícula. Y ciertamente los lugareños no estaban entonces en posición de trazar sus propias fronteras porque no tenían manera de hacer cumplir lo que hubieran decidido.

En cuanto a la supuesta "artificialidad" de las fronteras creadas en la región, la cual suele ser la alusión inmediata al proclamado pecado imperial de Sykes-Picot, esto también es bastante absurdo. Oriente Medio en 1919, no menos que en 1519, era un mosaico muy heterogéneo de etnias y afiliaciones sectarias, y el Levante más que la mayor parte del resto de la región. Cualquier frontera trazada allí habría sido "artificial" si por lo contrario de artificial se entienden fronteras históricas preotomanas entendidas y legítimas o fronteras que crearon estados-nación homogéneos. Ninguna de las dos existía ni era posible. Y las que se trazaron generalmente se apoyaban en alguna justificación histórica o etnosectaria ("El Hipo de Winston" al trazar la frontera de Transjordania con Arabia Saudita es un ejemplo claro); no eran tan artificiales como parece. (Nota del editor: El "Hipo de Winston" o el "Estornudo de Churchill" es el enorme zigzag en la frontera oriental de Jordania con Arabia Saudí, supuestamente porque Winston Churchill trazó la frontera de Transjordania después de un generoso y largo almuerzo).





Si las semillas de los actuales problemas en Oriente Medio se sembraron entre 1914 y 1918, no provienen de fronteras supuestamente artificiales trazadas por edictos imperiales, de los cuales Sykes-Picot fue una parte de mediana importancia

Provienen, en cambio, del intento de imponer el concepto occidental de Estado territorial secular y weberiano en una parte del mundo donde no existían precedentes. El motivo fue, al menos en cierta medida, benigno: hacer esta parte del mundo más moderna, más “progresista”, en el lenguaje de la época. Sin embargo, el resultado fue la creación, en última instancia, de una serie de estados independientes débiles, cada uno con una vida media diferente, pero no, históricamente hablando, muy larga. Su decadencia nos acecha ahora en un momento en que las tensiones que sienten todos los estados han aumentado notablemente. No es sorprendente que los más débiles sean los primeros en convertirse en polvo.

Y la ironía de todo esto es casi demasiado agria para soportarla. Los fuertes estados occidentales del período de la Primera Guerra Mundial, sin darse cuenta, causaron un sinfín de problemas a los pueblos y sociedades del Medio Oriente al incubar una arquitectura política que el suelo de sus tierras no podía soportar. Y ahora estos estados se están desmoronando, esparciendo demonios por todas partes en forma de Al-Qaeda, ISIS/Estado Islámico y quién sabe qué vendrá después, causando un sinfín de problemas a los pueblos y sociedades de Occidente en un momento en que la capacidad incluso de los estados relativamente fuertes para lidiar con tales problemas ha disminuido significativamente. Llámenlo "venganza" si quieren, no que sea conscientemente forjado o remotamente intencional en el sentido que acabamos de describir; es decir, los estados de la región que explotan como bombas suicidas simbólicas diseñadas para matar a enemigos extranjeros seleccionados. Sin embargo, una cosa es segura: la venganza no siempre es dulce.

Sykes-Picot cumple más de cien años, y lo que para la mayoría de la gente parece significar -a juzgar por lo que se ofrece- no solo se basa en diversos tipos de error, sino que trivializa profundamente la verdadera historia. La verdadera historia, una vez que uno la conoce realmente, no trata sobre imperialismo ni política de poder, ni sobre victimarios ni víctimas. La verdadera historia trata sobre cuán frágiles e interconectadas somos las criaturas humanas, sobre lo poco que comprendemos y podemos prever, y, sobre todo, sobre la inquietante rapidez con la que culpamos a otros de nuestros propios problemas y los de los demás.


Adán Garflinke

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Fuentes: 

21 febrero 2025

Trump y el viejo sueño estadounidense de conquistar Canadá


Ilustración modificada del original de la Revista Orbis, 2022, FPRI (Foreign Policy Research Institute)


por Tito Andino

Resumen de varias lecturas 


Antecedentes

La enfermedad del militarismo estadounidense a través de generaciones está profundamente arraigada en su política exterior, amenazar y/o atacar a otra nación suele ser una reacción "natural". Ahora, con el presidente Trump y sus discursos de doble sentido no parece nada en broma que haya descrito a Canadá como el Estado número 51 de los Estados Unidos, por lógica entendemos que se habla de la anexión total de Canadá. ¿Quimera? Aquí revisaremos esta historia "resucitada" por Mr. Trump. 

Es bueno recalcar que Estados Unidos es la nación menos amenazada del planeta por su ubicación que le brinda gran seguridad, en nuestro tiempo es imposible que fuerzas extranjeras invadan y ocupen los Estados Unidos, aunque las élites finjan estar amenazados; es la única nación con dos departamentos de defensa, uno para defender la patria y otro para ... ¿hacer qué? ¿Proyectar la "defensa" de Estados Unidos fuera de sus fronteras? Los halcones arguyen que otros planean hacer lo que ellos planifican hacer, imaginan que los "otros" tienen planes beligerantes similares a los suyos, así difunden temor en la población para justificar su militarismo.

Desatada la Gran Guerra, Estados Unidos aspiraba obtener derechos comerciales neutrales, es decir, quería comerciar con los dos bandos beligerantes: Alemania y Gran Bretaña. Pero, ni alemanes ni británicos estaban para juegos, se opusieron a esa política americana. Gran Bretaña llegaría a detener y abordar barcos estadounidenses sospechosos de llevar mercancías a Alemania; los alemanes fueron más lejos, su fuerza de submarinos empezaron a hundir barcos mercantes de los Estados Unidos, entonces el presidente Woodrow Wilson planteó una guerra submarina "restringida"... y los alemanes aceptaron (un submarino tenía que avisar a su objetivo que estaba a punto de ser torpedeado para evacuar al personal del barco). Solo en 1917 Alemania ejerció la guerra submarina sin restricciones cuando los británicos sutilmente inclinaron a su bando a los Estados Unidos (EEUU declara la guerra a Alemania en abril de 1917).


Filadelfia, miles personas se congregan en torno a una réplica de la Estatua de la Libertad para celebrar la victoria, ratificada el 11 noviembre 1918


Parecida doctrina aplicó en la segunda guerra mundial, mientras proclamaba el clásico discurso en defensa de la democracia contra el totalitarismo nazi en Europa, apoyando al imperio británico, silenciosamente su maquinaria industrial en Alemania operaba sin restricciones en favor de los nazis, solo el cambio del viento en su contra a fines de 1941 le obligó a entrar en una guerra que no quería, fue Hitler que, sorpresivamente, le declaró la guerra, EEUU nunca había desarrollado un plan de guerra contra Alemania. 

La elección de América fue priorizar la defensa del Hemisferio para disuadir una supuesta invasión alemana o japonesa al continente americano, Estados Unidos persuadió a otras naciones para instalar bases militares en Terranova (que aún no era parte de Canadá), Groenlandia, Bermudas y el noreste de Brasil (y otras fuera del continente). Brasil no pudo ser, en su lugar, se eligió un sitio en la Guyana británica, incluso en las islas Galápagos (Ecuador). Estados Unidos estableció bases en esos lugares y en gran parte las mantuvo durante la Guerra Fría.

La estrategia tuvo que enfocarse en otras premisas más ambiciosas, archivando sus planes de conquista anteriores a la segunda guerra mundial, ahora anhelaba dominar los océanos, ese intento -obviamente- iba en contra de la reina de los mares en guerra contra la Alemania nazi. Estados Unidos ya controlaba el Pacífico, penetrar en el Atlántico implicó aliarse con Gran Bretaña y sus dominios: Australia, Canadá, Terranova, Nueva Zelanda y Sudáfrica, porque sin la flota británica, la fuerza naval de los Estados Unidos seguía siendo inferior en esos momentos. 

Y esa es la estrategia que eligió EEUU, la que se mantiene hasta hoy.


Mapa mundial de 1940. Mapa de las bases navales estadounidenses y británicas en los océanos Atlántico y Pacífico, Revista Life, 16 de septiembre de 1940.

Planes de Guerra de EEUU 

Algunos planes de guerra estadounidenses se desclasificaron en 1974, están disponibles en los Archivos Nacionales en Washington D.C. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, 1918 y 1939, EEUU desarrolló y aprobó como política nacional tres planes de guerra principales: 

- Un Plan de Guerra NARANJA contra Japón; 

- Un plan de guerra VERDE contra México; y,

- Un plan de guerra ROJO contra Canadá-Reino Unido. 

Alemania tenía un código de color NEGRO, pero nunca existió un Plan de Guerra Negro contra la amenaza nazi. 

Existieron otros planes de guerra, como el Plan Especial VIOLET (1925) para intervenciones en América Latina y el Caribe; el Plan de Guerra BLANCO (1920) para suprimir insurrecciones internas (no llegó a desarrollarse ni aprobarse).

Estados Unidos también planeó una guerra de dos frentes contra Gran Bretaña y Japón porque las dos potencias marítimas se aliaron desde 1902 hasta 1923. Esa versión se la conoce como "Rojo-Naranja", pero los estrategas concluyeron que no tenía los recursos necesarios para ese escenario, tendría que elegir luchar entre el Atlántico o el Pacífico en la guerra angloamericana del Pacífico que nunca ocurrió.



La guerra angloamericana del Pacífico que no ocurrió, el Plan de Guerra Rojo, captura de pantalla de una película explicativa.


Cronología del Plan de Guerra ROJO contra Canadá 

A pesar que los libros de historia no reconocen el "US War Department’s “Joint Army and Navy Basic War Plan - Red” para invadir Canadá en la década de 1930 (aunque se esbozó desde los años 20), es cierto que el Plan de Guerra ROJO ya no es noticia, es una vieja historia (al igual que la "soberanía" sobre el Canal de Panamá y la estratégica Groenlandia); no obstante, las nuevas generaciones posiblemente desconocen estos hechos.

Con Mr. Trump se ha recordado esa vieja "tradición" de querer anexarse Canadá. Desde las guerras por la independencia, un alto porcentaje de los pobladores de las colonias británicas del Norte se opusieron a formar parte de la naciente república revolucionaria de los Estados Unidos; además, mucha gente leal al Imperio Británico abandonó la recién constituida Unión Americana y emigraron a las tierras de la nueva frontera del norte (Tratado de París, 1783). Entre 1812-1815 hubo una guerra contra el Imperio británico y sus aliados de América del Norte, pero esencialmente se mantuvo el status quo.  

La primera divulgación del Plan de Guerra ROJO data de 1935, cuando por error de la imprenta del gobierno se hizo público un presupuesto secreto del Congreso para construir bases aéreas camufladas para ataques sorpresa en Canadá (Bases de defensa aérea: audiencias ante el Comisión de Asuntos Militares, Cámara de Representantes, Septuagésimo Cuarto Congreso), el New York Times y el Toronto Globe lo informaron. 

 

Primeros antecedentes al PLAN ROJO:


Estados Unidos mantuvo la intención de "anexionarse varios territorios de la Norteamérica Británica que culminó con la difunta Ley de Anexión de 1866, sin mencionar la Compra de Alaska en mayo de 1867, dos meses antes de la Promulgación de la Ley de la Norteamérica Británica, que llevó a la creación del Dominio de Canadá o Confederación del 1 de julio de 1867". (Prof. Michel Chossudovsky) (Por Confederación refiere al proceso de unión federal en el que las colonias británicas de América del Norte formaron el Dominio de Canadá, antes Norteamérica Británica).

El proyecto de ley para anexar Canadá presentado en 1866 no prosperó en la Cámara de Representantes, consistía en un plan de invasión que entraría en vigor si hubiese sido ratificado por el presidente de los EEUU, Andrew Johnson. El documento incluía "los territorios de la Norteamérica británica desde Terranova y las Provincias Marítimas hasta la Columbia Británica, extendiéndose hacia el norte hasta el territorio de la Bahía de Hudson y el Territorio del Noroeste limitando con la "América rusa" (es decir, Alaska)... Consistía en la confiscación pura y simple de tierras públicas. También implicaba el control de EE.UU sobre el sistema ferroviario transcanadiense, las vías fluviales, los canales, así como el control sobre la vía marítima de San Lorenzo. La división territorial de la Norteamérica británica se describe en ese proyecto de ley. Los diversos "estados canadienses" constituyentes se ajustarían a las leyes de los Estados Unidos al establecer su legislatura.

Como vemos el proyecto de anexión de 1866 se frenó por la adopción de la Ley Británica Norteamericana en 1867, creación del Dominio de Canadá.


EL PLAN ROJO

El Plan de Guerra ROJO fue el más grande de todos los planes de guerra estadounidenses de las primeras décadas del siglo XX. Es un documento de 94 páginas, estampado con la palabra "SECRETO" en la portada, bajo el mando del general Douglas MacArthur, nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos en 1930 y quien participó activamente en la planificación de la invasión de Canadá entre 1930 - 1937. Pero, fue el Secretario de Guerra, general Patrick J. Hurley (1929-1933), quien desempeñó el rol decisivo en su formulación y aprobación.

El plan preveía la posibilidad de una guerra con el Reino Unido dada la interferencia de Estados Unidos en el comercio mundial de la Commonwealth británica. Es falso que el plan de guerra ROJO fuera un plan de contingencia aduciendo que deberían invadir Canadá para evitar que los británicos lo usaran como escenario para atacar a los Estados Unidos, el plan estaba orientado explícitamente para la conquista de Canadá, la misión de las fuerzas estadounidenses era lograr su control completo. 

El plan desarrollado pretendía tomar el puerto de Halifax, capturar las centrales hidroeléctricas canadienses, cerca de las Cataratas del Niágara. La invasión a gran escala se diseñó en tres frentes: desde Vermont hasta Montreal y Quebec; de Dakota del Norte para tomar Winnipeg; y desde el medio oeste para capturar las minas de níquel de Ontario. La esperanza estadounidense era que los británicos entonces demandaran la paz.


Mapa del Plan Rojo,1930, invasión de EEUU a Canadá

Además, el Plan presumía que la armada británica tomaría las Filipinas, Guam, Hawai y el Canal de Panamá, estas pérdidas se compensarían con la conquista de Canadá. Hay que señalar que el Plan ROJO no aspiraba luchar contra los británicos, se centraba en conquistar Canadá, que en la codificación por colores tenía color CRIMSON (Crimson en su traducción se refiere al color carmesí, un color rojo fuerte inclinado al púrpura. Hemos conservado el término inglés para marcar las diferencias).  

El objetivo del US Army era: "ULTIMADAMENTE, OBTENER EL CONTROL COMPLETO DEL CRIMSON" (en mayúsculas). El borrador de 1924 expresaba que los Estados Unidos "tienen la intención de mantener a perpetuidad todo el territorio CRIMSON y ROJO ganado... El gobierno del Dominio (de Canadá) será abolido". El borrador de 1928 declaraba que "debería dejarse bastante claro a Canadá que en una guerra sufriría gravemente". 

El Plan de Guerra ROJO fue aprobado en mayo de 1930 (presidencia de Herbert Hoover) a nivel de Gabinete por el Secretario de Guerra y el Secretario de Marina, insistamos, no era un plan de defensa. Estados Unidos comenzaría la guerra, e incluso si Canadá declarara neutralidad, debía ser invadida y ocupada. El borrador de 1930 también recalcaba que "grandes partes del territorio CRIMSON se convertirán en teatros de operaciones militares con el consiguiente sufrimiento de la población y la destrucción generalizada y la devastación del país..."

En diciembre de 1930, el Agregado Naval de EE.UU en Ottawa hizo un informe de espionaje a la Junta Mixta sobre la falta de preparación de Canadá para la guerra, el plan  se aceleró durante la década de 1930. En octubre de 1934, el Secretario de Guerra y el Secretario de Marina aprobaron una enmienda autorizando el bombardeo estratégico de Halifax, Montreal y la ciudad de Quebec por "operaciones aéreas inmediatas a la mayor escala posible". Una segunda enmienda, también aprobada a nivel de gabinete, dirigida al Ejército de Estados Unidos: "PARA HACER TODAS LAS PREPARACIONES NECESARIAS DESDE EL ESTABLECIMIENTO DE LA GUERRA PARA EL USO DE LA GUERRA QUÍMICA, INCLUYENDO EL USO DE AGENTES TÓXICOS, DESDE LA INICIACIÓN DE HOSTILIDADES, ESTÁ AUTORIZADO ... " (en mayúsculas). El uso de gas venenoso se concibió como acción "humanitaria" que haría que Canadá se rindiera rápidamente y salvara vidas estadounidenses. (Comandante A.S. Carpender y coronel W. Krueger (1934), memorando a la Junta Conjunta, 17 de octubre de 1934, disponible en el Archivo Nacional de EE.UU en documentos adjuntos al Plan de Guerra Rojo). 


Jefe de Estado Mayor del Ejército de EE. UU, General Douglas MacArthur

En marzo de 1935, el general Douglas MacArthur propuso una enmienda que convierta a Vancouver en un objetivo prioritario comparable a Halifax y Montreal, aprobado en mayo de 1935. En agosto de 1935, Estados Unidos realizó grandes maniobras militares, con más de 50.000 soldados practicando una invasión motorizada de Canadá. Seguían afirmando que lo único que interesa es la defensa, pero que la mejor defensa contra el ataque es una ofensiva preventiva contra los lugares donde se origina. El 10 de agosto de 1935, el proyecto de ley fue promulgado por el presidente Roosevelt.

En 1939, cuando el mundo se movilizaba para luchar contra el fascismo, la Escuela de Guerra del Ejército y la Escuela de Guerra Naval de EEUU establecieron prioritariamente la tarea de coordinar sus fuerzas para el proyecto "Overseas Expeditionary Force to Capture Halifax from Red-Crinsom Coalition" (Fuerza Expedicionaria en el Extranjero para capturar Halifax de la Coalición Rojo-Crimson). "Lamentablemente" tuvo que ser archivado ese mismo año tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.


El mapa del mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial (Post War New World Map) trazado por Maurice Gomberg (probablemente un seudónimo de algún(os) miembro del movimiento tecnocrático) aparecido en 1941. Estados Unidos se extiende desde Canadá hasta el Canal de Panamá e incluye Groenlandia.

Y, ¿qué pensaban en Canadá?

Lo sabían. El gobierno federal y el ejército canadiense estaban plenamente conscientes de los planes "secretos" de sus vecinos. Se elaboraron planes de guerra de contingencia en caso de un ataque estadounidense contra el Dominio de Canadá: "Esquema de Defensa Nº 1. Plan de contingencia de contraataque, en caso de una invasión estadounidense". 

"El "Plan de Defensa Nº 1" fue abandonado en 1931 por el jefe del Estado Mayor de Canadá, A.G.L. McNaughton (tras la adopción del "Plan de Guerra Rojo" en 1930), sobre la base de que "los estadounidenses ganarían inevitablemente una guerra de este tipo y no tenía sentido actuar sobre un plan de contingencia". Además, "la decisión decisiva del gobierno conservador del primer ministro R. B. Bennett, que llegó al poder en agosto de 1930, fue abandonar el plan de defensa nacional de Canadá. Esta decisión constituyó un reconocimiento de facto de la hegemonía estadounidense en América del Norte". (M. Chossudovsky).



Ampliación del mapa "Post War New World Map" (Maurice Gomberg) Estados Unidos se extiende desde Canadá hasta el Canal de Panamá e incluye Groenlandia.

En el presente

El ex primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, en carta abierta al elegido presidente Donald Trump (12 enero 2025) señalaba "los insultos totalmente inaceptables y las amenazas sin precedentes a nuestra propia soberanía por parte del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump"... "También queremos proteger el Ártico. Pero Estados Unidos se niega a reconocer el Paso del Noroeste, insistiendo en que es una vía fluvial internacional, a pesar de que fluye a través del Ártico canadiense como aguas canadienses. Necesitamos que Estados Unidos reconozca el Paso del Noroeste como aguas canadienses".

Los derechos jurisdiccionales de Canadá se vieron afectados en 2002 con la creación del Comando Norte de los Estados Unidos (USNORTHCOM). El NORTHCOM tiene la responsabilidad de los Estados Unidos continentales, Canadá, México, partes del Caribe y las aguas contiguas en los océanos Atlántico y Pacífico hasta 500 millas de la costa de América del Norte.

Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa anunció unilateralmente (sin consultar al gobierno de Canadá) que la jurisdicción territorial del NORTHCOM (tierra, mar, aire) se extendía desde la cuenca del Caribe hasta los territorios árticos canadienses y el Polo Norte. Esto significa que Estados Unidos se dio a sí mismo el derecho de desplegar sus fuerzas armadas por aire, tierra y mar en todo Canadá, incluidas las vías fluviales internas. Para buen entendedor: México, partes del Caribe y Canadá hasta el Ártico están bajo la jurisdicción militar del Comando Norte de los Estados Unidos.

El ex primer ministro Jean Chrétien se negó a unirse al Comando Norte de los Estados Unidos (NORTHCOM) en diciembre de 2002. Esa negativa provocó que George Bush -unilateralmente- establezca una autoridad militar binacional interina denominada Grupo de Planificación Binacional (BPG), ampliando la jurisdicción del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) de Estados Unidos y Canadá para cubrir el mar, la tierra y las "fuerzas civiles". No reconocido en los documentos oficiales, el BPG preparó la fusión de NORAD y NORTHCOM, creando así las condiciones de facto para que Canadá se uniera al Comando Norte de los Estados Unidos.

El 28 de abril de 2006 se firmó un acuerdo negociado a puerta cerrada entre Estados Unidos y Canadá, sin debate previo en el Parlamento canadiense, luego la Cámara de los Comunes aprobó un hecho consumado, firmado por los dos gobiernos. NORAD todavía existe de nombre, pero su estructura organizativa es la misma que NORTHCOM, en términos prácticos, NORAD quedó fusionado con USNORTHCOM, de hecho, la desaparición de la soberanía canadiense tuvo lugar en ese acto.

"Canadá ya no tiene una política exterior independiente. Bajo un Comando Norteamericano integrado de los Estados Unidos, Canadá se ha visto obligado a abrazar la doctrina militar preventiva de Washington, su falsa "guerra global contra el terrorismo" se ha utilizado como pretexto para librar una guerra en Oriente Medio, el Sudeste Asiático y el África subsahariana" (Chossudovsky).

De lo visto, una anexión de facto está en juego, Canadá puede dejar de funcionar como nación soberana, "solo" falta la incorporación política de Canadá como el Estado Nº 51 de los Estados Unidos de América.


El logo del NORTHCOM se dibuja desde Canadá hasta el Canal de Panamá.


Epílogo 

Floyd Rudmin en "Secret War Plans and the Malady of American Militarism" (2006) hace los siguientes cuestionamientos.

"¿Cuál es la mentalidad y la línea ilógica que lleva a los profesionales militares, oficiales del gabinete ejecutivo y congresistas a planificar y preparar la guerra contra un aliado y un buen vecino? ¿Bases secretas en la frontera? ¿Ataques sorpresa? ¿Bombardeo estratégico de ciudades pobladas? ¿Primer uso inmediato de gas venenoso? Al mismo tiempo que planeaban esto para Canadá, no planearon la guerra contra el fascismo alemán, una gran amenaza para Estados Unidos. Claramente, algo estaba mal en el pensamiento de muchos tomadores de decisiones civiles y militares de alto nivel" (y sigue estándolo).

El núcleo del militarismo sigue poniendo en peligro a Estados Unidos, está llevándola a la bancarrota, al desdén y al deshonor, y eso no es nuevo. Las causas fundamentales de la guerra no se pueden encontrar en la geopolítica contemporánea, ni en la personalidad de los gobernantes, como piensan muchos críticos de la guerra. Hay algo mal en un nivel mucho más profundo de la cultura política estadounidense. 

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Fuentes consultadas

Planes secretos de guerra y la enfermedad del militarismo estadounidense

Donald Trump Calls for the Annexation of Canada. Déjà Vu. General Douglas MacArthur Was to Bomb Vancouver, Halifax, Montreal and Quebec City. This Is No Joking Matter

Planes estadounidenses de entreguerras

Canada’s Sovereignty in Jeopardy: “51st State”, Déjà Vu: The Militarization of North America under President Donald Trump

Trump y Musk, Canadá, Panamá y Groenlandia, una vieja historia

Estos eran los coloridos planes de Estados Unidos para la guerra con el resto del mundo

Mapa de 1942. El Nuevo Orden Mundial

ANEXOS a varios documentos AQUÍ

02 agosto 2024

El Estado continental más grande de la historia del mundo: El Imperio Mongol Euroasiático 1206-1405



Por el Dr. Vladislav B. Sotirović

El Dr. Sotirović es un ex profesor universitario en Vilnius, Lituania. Investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos. La fuente original de este artículo es Global Research. Derechos de autor © Dr. Vladislav B. Sotirović / Global Research, 2024


Este artículo puede ayudarnos a comprender un poco más la historia moderna de Europa, sobre todo el origen de los reinos del Este, conquistas territoriales, particiones, anexiones, transferencias, etc., que han moldeado el mapa europeo y las aún vigentes disputas territoriales en el siglo XXI. Y, como siempre recalco, existen en la red estupendos artículos y documentales sobre el génesis y caída del imperio mongol.


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La historia recuerda a los mongoles como un pueblo nómada pastoril de Asia Central que dejó una huella significativa en la historia del mundo. En esencia, la ocupación territorial mongola fue de un alcance nunca igualado, ya que se extendía desde Europa Central hasta la península de Corea y desde el centro de Siberia hasta Asia Menor y el Golfo Pérsico.


Los mongoles incluso intentaron invasiones militares marítimas de Japón (en 1273-1274 y 1281) y Java (1292-1293). La invasión mongola durante dos siglos (desde principios del siglo XIII hasta principios del siglo XV) fue, de hecho, el último asalto, pero al mismo tiempo el más violento, contra las tribus pastoriles, y sus efectos fueron considerables para la historia mundial de la época. 

Como consecuencia directa de la invasión militar mongola, se modificó la organización político-social de una gran parte de Asia, seguida de Europa oriental y parte de Europa central. Algunos grupos humanos fueron exterminados, otros fueron eliminados y dispersados, y algunas de las regiones sufrieron enormes cambios en las características étnicas. A esto le siguió el hecho de que tanto la distribución como la influencia de las religiones más numerosas del mundo cambiaron enormemente.

Además, los enlaces comerciales y de tráfico entre Europa y Asia se interrumpieron durante más tiempo, ya que viajar no era seguro.

Sin embargo, desde un punto de vista étnico, el resultado central de la invasión mongola en Asia y Europa fue la amplia dispersión de las tribus de origen túrquico en la región de Asia occidental.


Retrato de Genghis Khan. Pintor anónimo de la corte de la dinastía Yuan (1279–1368)


Había que decir que la tierra natal de los mongoles era, de hecho, estéril y, por lo tanto, no sustentaba a una gran población. Los mongoles, en realidad, no eran un pueblo numeroso, razón por la cual su líder y unificador más prominente, Genghis Khan (nombre real Temujin, 1162/7-1227) aumentó sus ejércitos de tribus turcas leales.

El nombre/título Genghis Khan significa "gobernante de todos".

En consecuencia, pronto, el pueblo turco superó en número a los mongoles nativos, y el idioma turco se extendió por Asia con los ejércitos mongoles.

Naturalmente, la minoría de hablantes de mongol fue absorbida por la masa túrquica y la lengua mongola sobrevivió solo en la patria mongola original: Mongolia.

Los turcos, incluso antes de la conquista mongola, eran prominentes con su sultanato selyúcida de Rum en Asia Menor, pero al romper este sultanato, los mongoles despejaron el camino para la creación y existencia del mayor de los imperios turcos: el otomano.

Durante las invasiones militares mongolas en Asia y Europa, se enfrentaron a tres religiones y sus productos culturales asociados: el islam (tanto suní como chiíta), el budismo y el cristianismo (tanto católico como ortodoxo).

Sin embargo, la actitud mongola hacia los tres era en la práctica diferente. Los mongoles, en realidad, profesaban un chamanismo tradicional que estaba plasmado en la Ley de Genghis Khan (Yasa). No obstante, sintieron la poderosa atracción de las nuevas religiones por la ocupación de las tierras alrededor de Mongolia que, de hecho, se han asociado con niveles más altos de civilización en comparación con los mongoles.

Al principio, para el Islam fue desfavorable: Bagdad, como centro administrativo islámico, fue capturada y saqueada en 1258 y el califa islámico fue asesinado.


Un moderno mural de Mongolia Interior representa la toma de posesión de Gengis Kan. Fotografía de James L. Stanfield (National Geographic, Image Collection)


Aunque el destino histórico fue que el Islam ocupó lentamente las almas de los conquistadores mongoles/turcos y comenzó un poderoso renacimiento. De hecho, este avivamiento estaba directamente relacionado con el colapso de la religión cristiana en Asia en general. Antes de la invasión mongola/turca, el cristianismo en Asia (occidental) parecía muy próspero, ya que el cristianismo estaba presente en toda Asia, pero principalmente en sus partes occidentales.

El budismo, al igual que el islam, emergió de la experiencia mongola/túrquica más fuerte de lo que entró en ella. El budismo tuvo poco éxito hacia el oeste de los montes Altái, en cambio, en las partes orientales del continente asiático, la dinastía mongola le dio al budismo un lugar superior dentro de la sociedad de China (tanto en el Imperio Chin como en el Imperio Sung).

Los primeros años de vida de Temujin (más tarde Genghis Khan) están cubiertos por las nubes de la leyenda debido a la falta de fuentes históricas relevantes. De hecho, las tribus de habla mongola vivieron durante siglos, generalmente en el territorio de la actual Mongolia y necesitaron una persona extraordinaria que una política y nacionalmente a todas las tribus mongolas y, además, las transforme en el mayor imperio terrestre de la historia del mundo. Temujin, nacido en 1162 o 1167, era hijo de un líder tribal mongol.

Hasta 1206 unió a todas las tribus mongolas y estableció una única Mongolia unificada. Después de la unificación de Mongolia, su primera tarea política fue someter a otras tribus vecinas no mongolas y en 1211 invadió el norte del Imperio chino de Chin, que finalmente fue conquistado en 1234 (después de su muerte) muchos años después de la ruptura de la Gran Muralla China.

El imperio chino de Chin en el sur quedó totalmente destruido. Pekín (Khanbalik) fue tomada por los mongoles en 1215.

Sin embargo, Temujin dirigió su ejército hacia el oeste en el ataque militar contra el Imperio Kara-Khitai (un estado entre el Mar de Aral y los uigures).

El siguiente en ser atacado fue el Imperio del Khwarizm Shah (desde la tierra entre el Mar de Aral y el Mar Caspio hasta el Océano Índico). Se convirtió en el primer estado islámico en ser conquistado y bárbaramente saqueado por los mongoles. Los mongoles no se enfrentaron a ninguna resistencia amarga por parte de los pueblos de Asia Central y rápidamente llegaron a los montes del Cáucaso. En 1221 (sur) y 1223 (norte).


Mapa de las tribus mongolas c. 1207. Las políticas tribales unidas por Temüjin para fundar el Imperio Mongol (Licenciado bajo CC BY-SA 4.0)


Temujin murió en 1227, dejando su imperio extendido desde el Pacífico hasta el Mar Negro. Pero sus conquistas militares fueron prolongadas por sus sucesores. Antes de morir, estableció una regla para su sucesión al trono del Imperio mongol. Por esta disposición, Temujin dividió todo el imperio entre sus cuatro hijos/parientes.

Por lo tanto, Batu (nieto de Temujin) organizó una invasión militar mongola de Europa Oriental y Central.

En consecuencia, los principados del norte de Rusia fueron ocupados en una rápida acción invernal (Blitzkrieg) de 1237/1238. La capital de la Rus de Kiev, Kiev, fue tomada en 1240 (y arrasada hasta los cimientos) poniendo fin al primer estado independiente de los eslavos orientales. Los mongoles de Batu en 1240 iniciaron una acción militar bidireccional sobre Polonia y Hungría. Durante el asalto, el río Oder fue pasado en Racibórz en Polonia y el ejército de Batu barrió rápidamente hacia el norte por el valle del río.


El ex presidente mongol, Tsakhiagiin Elbegdorj, tras ula entrevista de Vlamimir Putin a Tucker Carlson -en son de burla- calificó a toda Rusia de territorio del Imperio Mongol. Publicó varios mapas, en uno, según la fecha (1471), Rusia aparece como un pequeño punto dentro del vasto Imperio Mongol. El mapa estrictamente es una alteración algo exagerada (Mapa y texto agregado por el editor del blog).


La ciudad de Breslau en alemán o Wrocław en polaco fue ignorada, pero el 9 de abril de 1241, el ejército combinado germano-polaco fue duramente derrotado en Liegnitz/Legnica, en la frontera con el Sacro Imperio Romano Germánico. Solo unos días después, otro ejército mongol derrotó al ejército húngaro en Mohi, en el norte de Hungría. Sin embargo, Europa se salvó de nuevas incursiones militares mongolas exitosas solo por la muerte del Gran Khan Ogedei (diciembre de 1241) cuando surgieron disputas por el trono entre los sucesores y, por lo tanto, Batu condujo a su ejército europeo de regreso al bajo río Volga (que era la antigua base militar mongola) durante el invierno de 1242/1243. Kublai Khan, nieto de Gengis Khan, logró completar la ocupación de China.

La Europa cristiana se salvó de los ataques militares mongoles por la muerte de Ogedei en 1241, la muerte del Gran Khan Möngke en 1259 salvó los territorios y pueblos islámicos en Asia. El Gran Khan Mongol Möngke decidió extender las fronteras del Imperio mongol hacia el este y el oeste, pero en principio contra el Imperio Chino de Sung, así como contra los Assassins y el Califato Islámico hasta Egipto. Por su cuenta, Möngke se hizo cargo de la guerra contra China. La campaña militar occidental estuvo a cargo de su hermano menor, Hülegü. La Orden de los Assassins fue conquistada y Bagdad cayó en 1258.


Ocho de los 15 Grandes Khagans del Imperio mongol. (Fuente Giorgiomonteforti  Public domain)


Después de la muerte de Möngke en 1259, se produjo un conflicto armado entre grupos rivales que hizo que Hülegü concentrara sus principales fuerzas en el Transcáucaso, dejando solo fuerzas débiles en el Medio Oriente. Sin embargo, tal desarrollo pronto fue conocido por la autoridad egipcia del Imperio Mameluco/Sultanato (existente desde 1250 hasta 1517). En otras palabras, el sultán mameluco aprovechó la oportunidad para atacar al ejército mongol en Palestina (de enemigos paganos de la fe). Fue una famosa batalla cerca de Nazaret en Ain Jalut el 3 de septiembre de 1260 en el que un ejército mameluco mejor armado y más numeroso derrotó decisivamente a los mongoles. Esta batalla, de hecho, se convirtió en un punto de inflexión de la época, ya que el avance mongol en el oeste nunca se renovó en un grado serio. Más importante aún, las leyendas de su invencibilidad en el campo de batalla desaparecieron para siempre


La muerte del líder mongol Möngke (1259) puso fin a la efímera unidad política de los mongoles y su enorme imperio.


La sucesión se decidió por primera vez mediante un conflicto armado. Kublai finalmente tuvo éxito en la lucha por el trono. La autoridad directa de los Grandes Kanes sucesivos estaba en la parte oriental del imperio.

Sin embargo, los territorios occidentales de los kanatos de Chagatai (desde los montes Altai hasta el río Amu Darya), Il-Khan (Persia) y la Horda de Oro (desde el río Yenisei hasta detrás del río Dniéper) se convirtieron gradualmente en estados independientes. Kublai, que gobernaba el Imperio del Gran Khan, que se extendía desde el río Amur hasta el monte Himalaya, se vio envuelto en la tenaz lucha con el sur del Imperio chino Sung hasta 1279 y en los esfuerzos infructuosos para conquistar Japón en 1281 (debido a una terrible tormenta marina).

Sin embargo, era obvio que un territorio tan vasto del Imperio mongol euroasiático no podía ser administrado por un solo gobernante.

En Persia y China, las dinastías gobernantes mongolas llegaron a su fin en menos de un siglo.

Tanto en los kanatos de Chagatai como en los de la Horda de Oro, la sociedad era de menor nivel de urbanización, mientras que la población era en parte nómada. Como consecuencia directa, en estos territorios el dominio mongol duró más tiempo: por ejemplo, en las tierras de la antigua Rus de Kiev, duró más de dos siglos. Sin embargo, la época de Tamerlán (Timur, 1336-1405) marcó el final definitivo de la era de conquistas mongola.

Hay que subrayar especialmente que la aparición de los mongoles en la cima de la escena mundial de 1206 a 1405 fue muy repentina pero también extremadamente devastadora.

Varios estados antiguos (reinos e imperios) desaparecieron debido a la conquista mongola, la destrucción, el saqueo y el exterminio de los ciudadanos. Surgió la pregunta: ¿cuál era la razón de su rápido y exitoso éxito militar en Eurasia?

La respuesta es el resultado de la estrategia militar superior de la época, una caballería excelente y muy móvil, resistencia física, disciplina, así como una forma coordinada de acciones militares. La equitación de la caballería mongola fue la más eficaz de la historia militar.

Por lo general, no es un hecho muy conocido que los mongoles tenían una institución militar que hoy podemos llamar un estado mayor moderno; por otro lado, los ejércitos opuestos, ya sea en Asia o (especialmente en) Europa del Este, fueron en la mayoría de los casos descoordinados, voluminosos y, por lo tanto, no tan maniobrables en el campo de batalla.

Probablemente, la invasión militar y la rápida ocupación de la Rus de Kiev en 1240 fue el mejor ejemplo de las tácticas y métodos mongoles. Como resultado, la mayor parte de la Rus de Kiev fue ocupada solo en unos meses durante la campaña de invierno, cuando la caballería mongola se movía a través de los ríos helados con gran velocidad. Históricamente, esa fue la única invasión militar invernal exitosa contra Rusia.

De hecho, los mongoles no hicieron ninguna innovación con respecto a las antiguas tradiciones de vida como nómadas de las estepas de Asia Central. Simplemente, los mongoles utilizaron tanto los métodos como la estrategia de los primeros ejércitos de caballería de los nómadas de la estepa. Bajo el mando de varios líderes militares y políticos (empezando por Temujin y terminando por Tamerlan), estos han sido llevados a la cima de la eficiencia militar produciendo el instrumento de guerra más terrible de la época.

Sin embargo, en lo que respecta a la historia del Imperio mongol de 1206 a 1405, las hazañas militares son las más estudiadas y conocidas, mientras que, por otro lado, el legado social o cultural es muy difícil de descubrir y seguir debido a la falta de fuentes relevantes.

El señorío mongol fue comparativamente corto y no lograron establecer una civilización distintiva y duraderaEn 1368 los mongoles fueron expulsados de China y en 1372 un ejército chino quemó Karakorum.

Las conquistas mongolas, de hecho, se entienden como el fin de una época. Históricamente es bien sabido que los habitantes de las ciudades y los campesinos han estado constantemente en peligro por los ataques tanto de los feroces jinetes de las estepas como de los montañeses de las montañas. Sin embargo, durante la época del Imperio mongol se inventaron tanto la pólvora como las armas de fuego, lo que significaba que la batalla ya no se decidiría por la resistencia y la mano de obra. Rusia y China habían sufrido mucho por la agresión nómada de los pueblos de las estepas, razón por la cual durante los siglos siguientes al Imperio mongol, ambas naciones ejecutaron firmemente la política de pacificación de los pastores de las estepas salvajes y belicistas.


Mayor extensión del Imperio mongol. Desde Gengis Khan (1227) hasta la última expansión (1279) (Mapa y texto agregado por el editor del blog).


El Imperio mongol antes de 1259 fue el mayor imperio terrestre de la historia que fue establecido por los despiadados y capaces ejércitos de caballería de Temujin y sus sucesores directos. El imperio estaba compuesto por miembros de tribus nómadas vagamente emparentadas que vivían en chozas de fieltro (yurtas) y subsistían con carne y leche de yegua fermentada (koumis). El imperio se extendía desde la península de Corea y Java hasta Polonia y desde la tierra de los tungús hasta el golfo Pérsico y Asia Menor. Los ejércitos mongoles eran expertos en la guerra de asedio y aprendían de los chinos.


El Imperio Bizantino (el Imperio Romano de Oriente), así como Europa Occidental, se salvaron de una mayor invasión mongola solo por la muerte de Ogedei en diciembre de 1241, justo cuando su vanguardia llegó al litoral del Adriático (Dalmacia), mientras que Japón no fue invadido solo por kamikaze, el viento sagrado que destruyó la armada de Kublai Khan.

Timur Lenk, (en el poder de 1369 a 1405) fue el último gran conquistador mongol que gobernó su imperio desde Samarcanda. Lideraba un ejército combinado por mongoles y varias tribus túrquicas y conquistó una vasta tierra que incluía Persia, el norte de la India y Siria en Oriente Medio. Timur derrotó al ejército otomano en la batalla de 1402 cerca de Ankara (Angora), pero murió durante una invasión de China. Sin embargo, paradójicamente, destruyó lo que quedaba del Imperio mongol (Kanato de la Horda de Oro y Kanato de Chagatai).

El Kanato de Chagatai terminó con la muerte de Timur, mientras que el Kanato de la Horda Dorada (o de Oro), que se redujo en territorio y se debilitó en poder debido a sus ataques, sobrevivió hasta 1480, cuando el poder de los tártaros fue roto por Iván III (el Grande, 1462-1505).


Una estatua de Gengis Kan en Tsonjin Boldog, cerca de Ulan Baator y Erdenet, en la provincia de Tov, Mongolia. Fotografía de Joel Saget, AFP - GETTY


La palabra horda se deriva del mongol ordo (campamento). La palabra dorado recuerda lo espléndido del campamento central del kan Batu. Él, como nieto de Gengis Kan, invadió en 1238 la Rus de Kiev con el ejército compuesto por mongoles-kipchaks. Batu incendió Moscú y en 1240 ocupó Kiev, la capital del estado. La Horda de Oro existió desde 1242 hasta 1480, gobernada por los tártaros del Kanato mongol de los Kipchaks Occidentales. El ejército de Batu barrió rápidamente Europa del Este (incluidos los Balcanes) y después de esta campaña militar, Batu fundó su campamento en Sarai, en el río Volga Inferior. La destrucción mongola de Kiev condujo al ascenso de Moscú, donde con el paso del tiempo comenzó la resistencia a la Horda de Oro. Sin embargo, Timur derrotó a la Horda de Oro en 1391, lo que debilitó enormemente a la Horda y su poder militar. En consecuencia, surgieron kanatos independientes en Crimea y Kazán.

Finalmente, como la última herencia política mongola, Timur fue un antepasado de la dinastía mogol en la India.


Mapa contemporáneo de Mongolia


Dr. Vladislav B. Sotirović

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