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07 agosto 2017

El “estado profundo” impone las reglas a Trump




























Prólogo del editor del blog


Después de todo Trump no está tan loco…

Era esperado que el verdadero Poder que controla los Estados Unidos de América azote políticamente a un “malcriado” como Trump. El actual presidente no ha dado la talla de lo que espera de un mandatario el “estado profundo”. Nadie puede osar cuestionar la estrategia que ha venido dando buenos resultados en el último siglo: guerras rentables, globalización económica, sumisión internacional, en general, PODER y control del mundo.

Si el presidente Trump pensaba que por su poderosa billetera podía darse el lujo de contradecir a los señores de las sombras, éstos últimos se han encargado, vía Congreso y Senado de los Estados Unidos, servicios secretos, Complejo Militar-Industrial y de los Halcones políticos y militares, de encausar por el sendero “correcto” al multimillonario gobernante.

Trump no solo tiene altos funcionarios gubernamentales en su contra, incluso su vicepresidente, Mike Pence, en su última gira por los países bálticos afirmó “que el Congreso y la Casa Blanca estaban hablando con una voz unificada", lo cual resulta ser una falaz afirmación.

Ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, las “justificaciones” legales para aplicar el impeachment por parte del establishment está en marcha: Que Trump es agente ruso en la Casa Blanca es su principal “acusación”, no olvidemos que también congresistas demócratas sugieren enmendar la Constitución para aplicar algo parecido a una “incapacidad mental” para gobernar.

No obstante el desconsuelo por los defectos personales de Trump, él tiene argumentos suficientes para alertar sobre una conspiración que intenta frenar el paso de una nueva política estadounidense a nivel mundial, alejándose de la dura política del garrote y la sumisión. Es más que evidente que existen intereses secretos que intentan quebrantarlo. Y es tan visible aquello que ya desde la campaña presidencial, fuerzas obscuras probaron descalificarlo.  

Un par de ejemplos será suficiente.

Su política de normalizar lazos  comerciales y cooperación en otras áreas con Rusia fueron la detonante. Por el momento, el supuesto vínculo Trump-Rusia es el que más pega en los medios, eso equivale a decir que todos los estadounidenses son unos completos mentecatos que no han percibido la amenaza rusa en sus propias narices. Para el propio Donald Trump es algo que va más allá de un intento de desprestigiarlo y apartarlo del poder (o al menos enderezarlo), para él eso es humillar a todo los Estados Unidos.

No olvidemos que ya casi nadie habla, muchos menos los demócratas, sobre los miles de correos electrónicos oficiales de Hillary Clinton, ex secretaria de Estado y opositora presidencial de Trump, logrando desviar este caso de la atención de los fiscales estadounidenses.

En un magnífico ensayo publicado en noviembre del 2016 por el investigador Andrew Korybko “Hillary y el FBI: Las revueltas del ‘Estado Profundo’ “, es decir, el bullicio que sacudió Norteamérica, cuando James Comey, ex director del FBI confesara al Congreso que tiene lugar una investigación sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton, puso a todo demócrata encrespado, aún más, teniendo en cuenta  la cercanía de las elecciones presidenciales, calificado como "interferencia política". La real  decisión del FBI habría sido originada por un escándalo mayor, las perversiones sexuales y sospechas de posesión de pornografía infantil de Huma Abedin, asesora personal de Hillary Clinton y connotada dirigente de la “Hermandad Musulmana” en los Estados Unidos. (De ser necesario podríamos publicar posteriormente el artículo completo de Andrew Korybko).

Tampoco debemos desestimar las denuncias de Trump, en plana campaña presidencial de que sus comunicaciones telefónicas estaban siendo interceptadas por la administración Obama. Trump fue duramente inculpado de infamar a la presidencia. Se citó, como burla, las teorías de la conspiración, calificándolas de “Trump’s Fantasyland”, sus oponentes políticos tildaron las denuncias de Trump de “extravagantes”. El ese entonces jefe del FBI, James Comey, se declaró “incrédulo” de que Trump estuviera siendo espiado.

Volvamos al tema central. Aplicar nuevas sanciones anti rusas por parte del Congreso (Trump no tiene otra opción que firmar), es un procedimiento válido y reglamentario, aunque dudosamente legal, mucho menos ético, el objetivo es que la “doctrina Trump” no fructifique. El presidente expresó que ha firmado esa ley "en aras de la unidad nacional", concluyó manifestando que solamente la cooperación entre Rusia y los Estados Unidos harán que estas sanciones ya no sean necesarias.  

Los afectados no son solo los rusos, sino China, Irán, Corea del Norte y hasta la Unión Europea. Trump acorralado, sin embargo, ha declarado que esa ley tiene defectos legales e inconstitucionales, ya que resta autoridad al presidente. La UE ha criticado este procedimiento unilateral que afecta los intereses económicos de Europa, muchas voces se han alzado para exigir que Bruselas defienda sus logros y acuerdos comerciales, incluso ante los Estados Unidos.

Analistas expresan que las nuevas medidas antirrusas no son efecto de la política 'America First' de Trump, al contrario, son reflejo de la intención del Congreso y Senado de los EEUU para destruir la “doctrina ”Trump",  concluyen que esas nuevas sanciones son ilegales e inaceptables, no perjudican solo a Rusia sino, como lo hemos expresado a la Unión Europea y otros países.

Qué puede hacer, por ejemplo, el secretario de estado, Rex Tillerson ante los hechos consumados por el Congreso estadounidense? Él, al igual que Trump, responsabiliza al Congreso de la nueva ley de sanciones, ha dicho textualmente: "ni el presidente ni yo estamos muy contentos". Tillerson no puede hacer otra cosa que jugar con la mente del público, distraerlos, usando iniciativas e inventivas fonéticas y dialécticas. Una elegante forma de calmar los ánimos, sobre todo en el exterior, es su afirmación que las nuevas sanciones dictadas por el Congreso sirven para “mejorar la amistad con Rusia”!

La forma de ver esa “mejoría” de relaciones con Rusia ha sido tomada con “agrado” en Moscú. Como cumplido y, en contrapartida, para intentar “mejorar la amistad con Washington”, siguiendo las gentilezas y canales del alto protocolo internacional, retribuyen de forma irónica. Rusia solicita una drástica reducción de los más de mil funcionarios diplomáticos estadounidenses en territorio ruso. Nadie se explica el porqué de tan descomunal número de personal (seguramente muchos solo se dedican al “turismo”).

Finalmente, Donald Trump ha explicado en su Twitter que "Nuestra relación con Rusia está en un punto muy peligroso y es el más bajo de todos los tiempos ! Pueden agradecérselo al Congreso, la misma gente que ni siquiera puede darnos el HCare”.

Demos paso a Thierry Meyssan que con sus reflexiones profundiza y aclara, mucho más, el tema en cuestión.



                                                                                               T. Andino



*****


El establishment estadounidense contra el mundo

por Thierry Meyssan


La clase dirigente estadounidense se siente amenazada por los cambios internacionales que el presidente Donald Trump está impulsando. Y ahora acaba de establecer una alianza para someterlo al tutelaje del Congreso de Estados Unidos. Mediante una ley que el Congreso acaba de adoptar de manera casi unánime, la clase dirigente estadounidense impone sanciones contra Corea del Norte, Irán y Rusia y torpedea las inversiones de la Unión Europea y China. Su objetivo es detener la política de cooperación y desarrollo del presidente Trump y volver a la doctrina Wolfowitz, una doctrina de confrontación y supremacía de Estados Unidos.


Es un escándalo sin precedentes. El jefe del personal de la Casa Blanca, Reince Priebus, era parte del complot destinado a desestabilizar al presidente Trump y preparar su destitución. Priebus estaba alimentando las filtraciones cotidianas que han venido perturbando la vida política estadounidense, principalmente las vinculadas a la supuesta colusión entre el equipo de Donald Trump y el Kremlin [1]. Al despedirlo, el presidente Trump entró en conflicto con el establishment del Partido Republicano, partido que el propio Priebus presidió en su momento.

Dicho sea de paso, todas esas “filtraciones” sobre las agendas y contactos de diferentes personas no han aportado absolutamente ninguna prueba sobre las acusaciones contra Trump y su equipo de campaña.

La reorganización del equipo de Trump, después del despido de Priebus, ha sido en detrimento de las personalidades republicanas y a favor de los militares que se oponen al tutelaje del Estado Profundo. De hecho, ha dejado de existir la alianza con Donald Trump que el Partido Republicano había tenido que aceptar, de mala gana, el 21 de junio de 2016, durante la convención de investidura del hoy presidente de Estados Unidos.

Así que nos encontramos nuevamente ante la ecuación inicial: de un lado, el presidente de la «América Profunda»; del otro, toda la clase dirigente de Washington respaldada por el Estado Profundo –o sea, la parte de la administración a cargo de mantener la continuidad del Estado más allá de la alternancia entre los grupos políticos.

Es evidente que esa coalición cuenta con el respaldo del Reino Unido y de Israel.

Y sucedió lo que tenía que suceder: los líderes demócratas y republicanos se han puesto de acuerdo para contrarrestar la política exterior del presidente Donald Trump y mantener sus prerrogativas imperiales.



Con ese objetivo acaban de adoptar en el Congreso una ley de setenta páginas que impone oficialmente sanciones contra Corea del Norte, contra Irán y contra Rusia [2]. De manera unilateral, ese texto impone además a todos los demás Estados del mundo la obligación de respetar las sanciones comerciales estadounidenses. Por consiguiente, esas sanciones se aplican de hecho tanto a la Unión Europea como a China, al igual que a los Estados oficialmente designados como blancos de esas medidas punitivas.

Sólo 5 parlamentarios se separaron de esa coalición y votaron en contra de esta ley: los representantes Justin Amash, Tom Massie y Jimmy Duncan y los senadores Rand Paul y Bernie Sanders.

Varias disposiciones de esa ley prohíben más o menos al poder ejecutivo estadounidense –o sea, a la Casa Blanca y las diferentes dependencias federales– aligerar en alguna forma las sanciones comerciales que el Congreso impone. Donald Trump se ve así teóricamente atado de pies y manos.

Por supuesto, siempre le queda al presidente Trump la posibilidad de oponer su veto a la ley aprobada por los parlamentarios. Pero, según la Constitución estadounidense, el Congreso sólo tendría que volver a votar el texto en los mismos términos para hacer prevalecer su voluntad ante el veto del presidente. Así que este último se limitará a firmar la ley para ahorrarse el peligro de sufrir una derrota ante los parlamentarios.

El hecho es que estamos a punto de ser testigos, en los próximos días, de una guerra inédita. Los partidos políticos estadounidenses tienen intenciones de echar abajo la «doctrina Trump», según la cual es mediante su propio desarrollo económico que Estados Unidos debe mantener su liderazgo mundial. Y pretenden, por el contrario, volver a la «doctrina Wolfowitz» de 1992, la cual estipula que, para mantener su posición de predominio mundial, Washington debe obstaculizar el desarrollo de todo posible competidor [3].

Paul Wolfowitz es un trotskista que se puso al servicio del presidente republicano George Bush padre en la lucha contra Rusia. Diez años después, bajo la administración del también republicano George Bush hijo, Wolfowitz fue secretario adjunto de Defensa y posteriormente presidente del Banco Mundial. Pero en la elección presidencial del año pasado, Wolfowitz aportó su respaldo a la candidata demócrata Hillary Clinton. En 1992, Wolfowitz escribía que para Estados Unidos el competidor más peligroso era… la Unión Europea y que Washington tendría que destruirla políticamente, e incluso en el plano económico.

La ley que los parlamentarios estadounidenses acaban de adoptar pone en peligro todo lo que Donald Trump había logrado durante los últimos 6 meses, específicamente en la lucha contra la Hermandad Musulmana y sus organizaciones yihadistas, la preparación de la independencia de la región de Donbass –que acaba de anunciar que pasará a llamarse Malorossiya (Pequeña Rusia)– y el restablecimiento de la Ruta de la Seda.


Como primera medida de respuesta, Rusia ya hizo saber a Washington que tendrá que reducir el número de funcionarios de su embajada en Moscú al número de funcionarios que cuenta la embajada rusa en la capital federal estadounidense, o sea 455 personas, expulsando así a 755 diplomáticos estadounidenses. Eso quiere decir que la embajada estadounidense en Rusia contaba 1 210 funcionarios. Moscú hace notar así que si ha existido algún tipo de interferencia rusa en la política estadounidense, no se trata ciertamente de nada comparable con la envergadura de la injerencia de Estados Unidos en la vida política rusa.

Por cierto, el 27 de febrero pasado, el ministro ruso de Defensa, Serguei Choigu, anunció al parlamento de la Federación Rusa que sus fuerzas armadas cuentan ahora con la capacidad de organizar –ellas también– «revoluciones de colores», algo que Estados Unidos viene haciendo desde hace 28 años.

Mientras tanto, los europeos ven con estupor como sus amigos en Washington –Barack Obama, Hillary Clinton, John McCain– acaban de bloquear toda esperanza de crecimiento en los países de la Unión Europea. Sin embargo, a pesar de esta cruel sorpresa, los europeos siguen sin entender que el supuestamente «imprevisible» Donald Trump en realidad es su mejor aliado. Totalmente aturdidos por ese voto del Congreso estadounidense, que los sorprende en plenas vacaciones de verano, los europeos no hallan nada mejor que ponerse «en posición de espera».

A falta de una reacción inmediata podrán verse arruinadas las empresas que invirtieron en la solución de la comisión europea encargada de garantizar el abastecimiento energético de la Unión. Wintershall, E.ON Ruhrgas, N. V. Nederlandse Gasunie y Engie (la antigua GDF Suez) están implicadas en la construcción de la nueva tubería paralela a la tubería ya existente del gasoducto Nord Stream, trabajo ahora prohibido por el Congreso de Estados Unidos. Con ello pierden esas empresas no sólo la posibilidad de presentarse como aspirantes en procesos de licitaciones en Estados Unidos sino también todos sus fondos depositados en suelo estadounidense. Se les bloquea además de inmediato todo acceso a los bancos internacionales y no podrán continuar sus actividades fuera de la Unión Europea.

El gobierno alemán ha sido, por el momento, el único en expresar su descontento. No se sabe si logrará convencer a los demás gobiernos europeos y obtener que la Unión Europea se rebele al fin contra su amo estadounidense. Nunca antes se había visto una crisis similar y por tanto no existen puntos de referencia que permitan anticipar el curso de los acontecimientos. Es probable que varios Estados miembros de la UE defiendan, aún en contra de sus socios europeos, los intereses de Estados Unidos, o más bien la versión de esos intereses que presenta el Congreso estadounidense.

Como cualquier otro país, Estados Unidos tiene derecho a prohibir a sus empresas que mantengan relaciones comerciales con tal o más cual Estado extranjero, así como a prohibir los intercambios con empresas de otras nacionalidades.

Pero, según la Carta de las Naciones Unidas, ningún Estado puede imponer a otro sus propias decisiones en materia de comercio. Y eso es lo que hizo Estados Unidos con su política de sanciones contra Cuba [4].

En aquel momento, por iniciativa de Fidel Castro –que no era comunista–, el Gobierno Revolucionario de Cuba inició una Reforma Agraria que no fue del agrado de Washington [5]. Los países miembros de la OTAN, cuya última preocupación era la suerte de aquella islita del Caribe, se plegaron a aquellas sanciones. Poco a poco, el soberbio Occidente pasó a ver como algo normal el tratar de rendir por hambre a los Estados que se resistían al poderoso amo estadounidense. Hoy vemos, por primera vez, como la propia Unión Europea se ve directamente afectada por una forma de dominación que ella misma ayudó a instaurar.

Más que nunca, el conflicto entre Trump y el establishment estadounidense adopta una forma cultural. En ese conflicto se enfrentan los descendientes de los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en busca del «American Dream» [6] y los descendientes de los puritanos que llegaron a América a bordo del Mayflower [7].

Eso explica, por ejemplo, las críticas de la prensa internacional sobre el lenguaje, ciertamente vulgar, del nuevo jefe de prensa de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci. Hasta ahora, Hollywood había reflejado sin problemas los modales poco convencionales de los hombres de negocios neoyorquinos. Pero ese lenguaje soez es presentado ahora como algo incompatible con el ejercicio del poder. El ex presidente Richard Nixon solía expresarse así y fue una de las cosas que se le reprochó cuando el FBI organizó el escándalo del Watergate para obligarlo a dimitir. Sin embargo todos reconocen que Nixon fue un gran presidente –puso fin a la guerra de Vietnam y reequilibró las relaciones internacionales al establecer vínculos diplomáticos con la República Popular China, frente a la URSS. Resulta sorprendente ver a la prensa europea repetir hoy el argumento puritano, religioso, contra el vocabulario de Scaramucci para juzgar la competencia del equipo de Trump en materia de política, como también sorprende que el propio Trump lo haya despedido a pesar de que acababa de nombrarlo.

El futuro del mundo puede estar en juego tras lo que hoy parece una simple lucha de clanes. Es posible que esté en juego la posibilidad de que ese futuro esté hecho de enfrentamiento y dominación o de que sea un futuro de cooperación y desarrollo.


Fuente original:

Thierry Meyssan

NOTAS:

 [1] “State Secrets: How an Avalanche of Media Leaks is Harming National Security”, Senate Homeland Security and Governmental Affairs Committee, 6 de julio de 2017.
[2] H.R.3364 - Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act
[3] «US Strategy Plan Calls For Insuring No Rivals Develop», Patrick E. Tyler, The New York Times, 8 de marzo de 1992. En la página 14 de esa misma edición del New York Times también aparecen largos fragmentos del informe secreto de Wolfowitz: «Excerpts from Pentagon’s Plan: "Prevent the Re-Emergence of a New Rival"». Información adicional al respecto aparece en «Keeping the US First, Pentagon Would preclude a Rival Superpower», Barton Gellman, The Washington Post, 11 de marzo de 1992.
[4] El autor se refiere aquí a lo que los medios de prensa occidentales llaman eufemísticamente el «embargo» económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, algo que los cubanos llaman simple y llanamente «el bloqueo», debido a su evidente similitud con un asedio de tipo militar. Nota de la Red Voltaire.
[5] «El robo más largo de la historia cometido por un país contra otro», por Jorge Wejebe Cobo, Agencia Cubana de Noticias, Red Voltaire, 19 de julio de 2017.
[6] El llamado “sueño americano”. Nota de la Red Voltaire.
[7] «Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de octubre de 2016.

28 julio 2017

KURDISTÁN: El mito de la excelencia moral del YPG kurdo (9)




Un breve prólogo


Lo hemos dicho antes, citando a Pepe Escobar, las valientes guerreras kurdas “corren un peligro mortal de ser, si no esclavizadas, cruelmente traicionadas”. La primera posibilidad no podrá ser, los yihadistas están siendo derrotados en todos los frentes de batalla. No obstante, la cruel traición sigue su curso, los líderes del PKK/YPG han desairado el honor de aquellas intrépidas mujeres, entregándose en alma, corazón y vida a los estadounidenses. Será otro ejemplo de la moderna esclavitud?. 

En esta oportunidad revisaremos lo que piensa un analista canadiense respecto a la guerra en el norte de Siria. Sus observaciones son valiosas ya que nos aclara de donde surgió ese ideal de “comunitarismo” que pregonan los kurdos y cuáles son las consecuencias de ese fraudulento intento de convertir una región tradicional y por excelencia árabe en un “protectorado” kurdo.

Los combatientes kurdos en el norte de Siria ofrecieron promesas a cambio del reconocimiento del gobierno de Estados Unidos, recibiendo el apoyo de algunos liberales / izquierdistas estadounidenses. Stephen Gowans explica que el antiguo PKK marxista ha cambiado su ideología al "federalismo democrático", influenciado por Murray Bookchin, de los Estados Unidos. Su perspectiva se asemeja al viejo movimiento del Bundist cuyos líderes establecieron Israel.

Este valioso ensayo escrito por Stephen Gowans hace una crítica no solamente a las pretensiones kurdas sino que es un llamado de atención a los movimientos que se califican de izquierda, concretamente se refiere a “The International Socialist Organization” (ISO) (Organización Internacional Socialista) y la orientación de la mayoría de la izquierda occidental en contra del gobierno nacionalista árabe de Damasco.

Ahora, es todavía muy temprano para saber cómo evolucionará este particular caso de los kurdos sirios tras la decisión del presidente Trump que ha rechazado la guerra terrorista para apuntalar la política exterior norteamericana, lo que implica dejar de financiar, entrenar y armar a los “opositores” democráticos al gobierno de Damasco. Trump lo está realizando! contra viento y marea de sus oponentes en casa y de sus aliados externos. Las preguntas son varias: Se extenderá la doctrina Trump a los kurdos del PKK/YPG?; desestimará el presidente la propuesta de fraccionar la República Árabe Siria?. Será posible que el Pentágono y, sobre todo, la CIA secunden las órdenes del mandatario?.

Esta investigación de Gowans refuerza con sobrado mérito nuestro duro trabajo de recopilación de datos y estudios sobre una región conocida como el Kurdistán, sintetizado desde la objetividad de los hechos, con los píes en la tierra y no desde el punto de vista personal de trasnochados "revolucionarios" con una romántica versión de una falsa ilusión. El lector sacará sus propias conclusiones. Por favor, si alguien va a comentar que lo haga luego de leer, no solo este reportaje sino los demás relacionados con el tema (o al menos den una “pasadita de reojo”). 

Me siento defraudado con mucha gente que se dice socialista, anarquista, utopista o no sé qué más cuentos, se que son apasionados pero sobrepasan la insensatez, convencidos que los “sionistas” y “agentes” del Mossad son contrarios a la creación del Kurdistán! 
Alguien me ha dicho “Estás en contra de un Estado Kurdo? Eres del Mossad?”

No me prolongaré más, lamento expresar que las mentes críticas escasean, precisamente en el sector que el autor de este ensayo (Stephan Gowans) califica de “izquierda” occidental (tipo Socialistas del PSOE español, no se diga de los “sociolistos” franceses y otros de Europa); y, de aquellos que se consideran Republicanos, anárquicos o que siguen creyendo en el cuento de hadas de la “utopía, paz y libertad”.

Un agradecimiento personal a Stephan Gowans por permitirme traducir y reproducir su investigación y gracias también a “San” Google Traslator que sin su ayuda me resultaría una tarea interminable traerles el siguiente texto.

Buena lectura al público reflexivo, que por suerte también me lee.

                                                                    t. andino



STEPHEN GOWANS, es autor del libro “Washington’s Long War On Syria” (La larga guerra de Washington sobre Siria), no traducido al castellano.

Stephen Gowans es un escritor y activista político canadiense, reside en Ottawa (Canadá). Escribía una columna regular para “Canadian Content” y es frecuente colaborador de “Media Monitors Network”. 

A menudo es entrevistado en el programa radial “The Taylor Report” (CIUT 89.5, Toronto). Gowans mantiene su propio sitio web, el popular y ampliamente leído "What's Left".


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El mito de la excelencia moral del
YPG kurdo




Al contrario de la propaganda del régimen de Lincoln lanzada por estalinistas como Karl Marx, el movimiento rebelde estadounidense también incluye capas sociales que se oponen a la esclavitud - simplemente no sabemos quiénes son, pero están ahí - detengan las bombas de los cañónes de Lincoln!
Si la ISO existía en 1865



By Stephen Gowans

Una crítica enérgica dirigida a la Organización Internacional Socialista, abarca una verdad sobre la orientación de grandes sectores de la izquierda occidental hacia el gobierno nacionalista árabe en Damasco. La verdad que se revela en el gráfico es que la ISO y sus cognados no dejarán de mover piedra alguna en la búsqueda de una fuerza nativa siria que apoye las armas contra Damasco, hasta el punto de insistir en que un grupo digno de apoyo debe seguramente existir, incluso si no puede ser identificado.

Washington presta una mano servicial denominando a sus protegidos en los términos más elogiosos. Los ”insurgentes” islámicos en Siria, principalmente Al Qaeda, no han sido desde hace muchos años ensalzados como un movimiento pro-democrático, y cuando ese engaño resultó ya no sostenible, se los denominó como “moderados”. Ahora que los llamados moderados han sido expuestos como lo opuesto, muchos izquierdistas se aferran a la esperanza de que en medio de los opositores islámicos del gobierno secular y socialista árabe de Siria se pueden encontrar votantes de los valores de la iluminación que Damasco ya abraza. 

Seguramente en algún lugar existen izquierdistas seculares anti-gubernamentales armados que se reúnan en retaguardia; parece que el objetivo es encontrar una razón, cualquier razón, por débil que sea, para crear un nimbo de excelencia moral en torno a algún grupo que se opone con las armas al gobierno en Damasco; algún grupo que pueda hacerse parecer no sectario, antiimperialista, socialista, comprometido con los derechos de las mujeres y las minorías, y pro-palestino; En otras palabras, un grupo como los socialistas árabes Ba'ath de Siria, excepto ellos.

El PKK es un grupo guerrillero anarquista demonizado como organización terrorista cuando opera en Turquía contra el aliado estadounidense, pero que lleva el nombre de YPG en Siria, donde es el componente principal de las "Fuerzas Democráticas de Siria". Tan atractivo es el YPG para muchos izquierdistas occidentales que algunos han ido tan lejos como para ser voluntarios y luchar en sus unidades. ¿Pero es el YPG la gran esperanza que se cree que es?

Kurdos en Siria 

Es difícil determinar con precisión cuántos kurdos existen en Siria, pero está claro que el grupo étnico sólo comprende un pequeño porcentaje de la población siria (menos del 10 por ciento según la CIA y el 8,5 por ciento de acuerdo con una estimación citada por Nikolaos Van Dam en su libro La lucha por el poder en Siria [1]. Las estimaciones de la proporción de la población total kurda que viven en Siria varían de dos a siete por ciento sobre la base de las cifras de población presentadas en ‘CIA World Factbook’. Mitad de la comunidad kurda vive en Turquía, el 28 por ciento en Irán y el 20 por ciento en Irak. Un informe desclasificado del Departamento de Estado de Estados Unidos de 1972 estimó que sólo entre el cuatro y el cinco por ciento de los kurdos del mundo vivían en Siria. [2] Aunque las estimaciones son aproximadas, está claro que los kurdos representan una proporción bastante pequeña de la población siria y el número de miembros del grupo que viven en Siria como proporción, en su conjunto es muy pequeño.


Mapa elaborado por la CIA en que se señala el “estado” de los kurdos y sus pretensiones territoriales en otras regiones.



Los combatientes kurdos en Siria operan bajo el nombre de YPG, que está "ligado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán o PKK, un movimiento guerrillero radical que combina [ideas anarquistas] con el nacionalismo kurdo. Los guerrilleros del PKK han luchado contra el Estado turco desde 1978 y el PKK es clasificado como organización terrorista por la Unión Europea, Turquía y los Estados Unidos "[3]



El PKK

Cemil Bayik es el principal comandante de campo tanto del PKK en Turquía como de su encarnación siria, el YPG. Bayik "encabeza la organización protectora del PKK, la KCK, que une a los afiliados del PKK en diferentes países. Todos siguen al mismo líder, Abdullah Ocalan, que ha estado en prisión en Turquía" [4] desde 1999, cuando fue detenido por las autoridades turcas con la ayuda de la CIA. 


Abdullha Ocalan - PKK


Ocalan "fue una vez un devoto del marxismo-leninismo", según Carne Ross, quien escribió un perfil del líder nacionalista kurdo en The Financial Times en 2015. Pero Ocalan "llegó a creer que, el capitalismo, el comunismo se basaba forzosamente en la coerción”. Encarcelado en una isla en el Mar de Mármara, Ocalan descubrió "la obra maestra de un pensador político de New York llamado Murray Bookchin. Bookchin "creía que la verdadera democracia sólo podía prosperar cuando la toma de decisiones pertenecía a la comunidad local y no fuera monopolizada por distantes e inexplicables elites". El gobierno era necesario, razonó Bookchin, pero la toma de decisiones necesitaba ser descentralizada e inclusiva. Mientras anarquista, Bookchin prefirió llamar su enfoque "comunalismo". Ocalan adaptó las ideas de Bookchin al nacionalismo kurdo, calificando la nueva filosofía de "confederalismo democrático". [5]

El Sionismo Laborista tiene ideas similares sobre un sistema político basado en comunas descentralizadas, pero es, en el fondo, un movimiento nacionalista. Del mismo modo, las opiniones de Ocalan no pueden entenderse fuera del marco del nacionalismo kurdo. El PKK puede abarcar hermosos objetivos utópicos del confederalismo democrático, es, en su corazón, una organización dedicada a establecer el autogobierno kurdo, pero resulta que no sólo en el territorio tradicionalmente kurdo, sino también en territorios árabes, haciendo más fuerte el paralelismo con el Sionismo Laborista. Tanto en Siria como en Irak, los combatientes kurdos han utilizado la campaña contra ISIS como una oportunidad para extender el Kurdistán a territorios tradicionalmente árabes en los que los kurdos nunca han sido mayoría. (Nota del redactor del blog: El autor se refiere al mencionar el “Sionismo Laborista” al Partido Laborista Israelí, de ideología socialdemócrata, supuestamente de “centroizquierda”, partidario de la solución de los dos Estados y afiliado a la “Internacional Socialista” y al “Partido Socialista Europeo”).

El objetivo del PKK, escribe Sam Dagher, del Wall Street Journal, "es una confederación con las mismas reglas autonómicas en los enclaves gobernados por los kurdos en Irán, Irak, Siria y Turquía" [6] países en que las poblaciones kurdas tienen una presencia, sin embargo, como hemos visto, es insignificante en Siria. En la búsqueda de este objetivo "hasta 5,000 kurdos sirios han muerto luchando junto al PKK desde mediados de los años 80, y casi todos los principales líderes de la YPG y combatientes endurecidos por la batalla son veteranos de la lucha de décadas contra Turquía" [7].

En Siria, el objetivo del PKK "es establecer una región autónoma en el norte de Siria" [8], un área con una población árabe significativa.

Cuando los combatientes del PKK cruzan la frontera dentro de Turquía, se convierten en "terroristas", según los Estados Unidos y la Unión Europea, pero cuando regresan a Siria se transforman milagrosamente en guerrilleros luchando por la democracia como principal componente de las “Fuerzas Democráticas de  Siria”. Sin
embargo, la realidad es que, tanto en el lado turco como sirio de la frontera, el PKK utiliza los mismos métodos, persigue los mismos objetivos y depende en gran medida del mismo personal. El YPG es el PKK.


Una oportunidad

Washington siempre ha querido derrocar a los nacionalistas árabes en Siria, considerándolos como "un foco de lucha nacionalista árabe contra la presencia e intereses regionales estadounidenses", como alguna vez dijo Amos Ma'oz. Los nacionalistas árabes, en particular el partido socialista árabe Ba'ath, en el poder desde 1963, representan demasiadas cosas que Washington deplora: socialismo, nacionalismo árabe, antiimperialismo y el antisionismo. Washington denunció a Hafez al-Assad, presidente de Siria de 1970 a 2000, como un comunista árabe, y considera a su hijo, Bashar, que le sucedió como presidente, muy diferente. El Departamento de Estado se queja de Bashar, que no permite a la economía siria -basada en modelos soviéticos, según sus investigadores- integrarse a la super controlada economía global de los Estados Unidos. Además, Washington alberga quejas sobre el apoyo de Damasco a Hezbollah y al movimiento de liberación nacional palestino.

Los planificadores estadounidenses decidieron eliminar a los nacionalistas árabes de Asia invadiendo sus países, primero Irak, en 2003, que, como Siria, fue dirigido por los socialistas árabes Ba'ath y luego sería el turno de  Siria. Sin embargo, el Pentágono pronto descubrió que sus recursos se tensaron por la resistencia a sus ocupaciones de Afganistán e Irak, y que una invasión de Siria estaba fuera de cuestión. 

Como alternativa, Washington inmediatamente inició una campaña de guerra económica contra Siria. Esa campaña, aún está en vigencia 14 años después, acabaría con la economía y evitaría que Damasco proporcionara educación, atención de salud y otros servicios esenciales en algunas partes del país. Al mismo tiempo, Washington tomó medidas para reavivar la larga guerra santa que los islamistas de Siria habían emprendido contra el estado secular, que data de los años sesenta y culminó en la sangrienta toma de Hama, la cuarta ciudad más grande de Siria, en 1982.

A partir del 2006, Washington trabajó con la ‘Hermandad Musulmana’ de Siria para reavivar la yihad de los ‘Hermanos’ contra el gobierno secular de Assad. Los ‘Hermanos’ mantuvieron dos reuniones en la Casa Blanca y se reunieron frecuentemente con el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional.

El estallido de violencia islamista en marzo de 2011 fue saludado por el PKK como una oportunidad. Yaroslav Trofimov, del The Wall Street Journal, relata: "El PKK, una vez aliado de ... Damasco ... estuvo presente durante mucho tiempo entre las comunidades kurdas en el norte de Siria. Cuando la marea revolucionaria llegó a Siria, la filial siria del grupo tomó rápidamente el control de tres regiones de mayoría kurda a lo largo de la frontera turca. Los combatientes del PKK y las armas fluían allí desde otras partes del Kurdistán". [9] Los colegas de Trofimov, Joe Parkinson y Ayla Albayrak, escribieron que  los “kurdos sirios" consideraban "la guerra civil como una oportunidad para construir un enclave autogobernado similar al de sus vecinos étnicos en el vecino Iraq". [10] Ese enclave, respaldado por Estados Unidos e Israel, fue visto como un medio para debilitar al estado iraquí.

Damasco facilitó la toma del PKK retirando sus tropas de las áreas dominadas por los kurdos. Patrick Seale, especialista en Oriente Medio, escribió que los kurdos "aprovecharon la oportunidad" del caos engendrado por el levantamiento islamista "para impulsar su propia agenda política" [11], especularon que los objetivos del gobierno sirio al retirarse de la mayoría de las áreas kurdas era redirigir "tropas para la defensa de Damasco y Alepo", castigar a Turquía por su apoyo a los insurgentes islamistas; y "conciliar a los kurdos, para disuadirlos de unirse a los rebeldes". [12] El PKK, como resultado, no se unió a los insurgentes islámicos, como esperaba Damasco. Pero, sí se sumó a una parte muy significativa de la oposición a la Siria árabe nacionalista: los propios títeres de Estados Unidos. 

Para el año 2014, el PKK había "declarado tres gobiernos autónomos, o cantones como los llaman, en el norte de Siria: Afrin, en el noroeste, cerca de la ciudad de Alepo; Kobane; y Jazeera en el noreste, que abarca Ras al-Ain y la ciudad de Qamishli. Su meta era conectar los tres".[13] Esto significaría controlar los espacios intermedios ocupados por los árabes.

Un trato con Washington 

En este punto, el PKK decidió que sus objetivos políticos podían ser mejor aprovechados al llegar a un acuerdo con Washington. 

El Departamento de Estado había "permitido la posibilidad de una forma de descentralización en la que diferentes grupos -los kurdos, el gobierno secular y los insurgentes islámicos- recibieran cada uno una cierta autonomía dentro de Siria”. [14] Obsérvese la suposición implícita en este punto de vista, de que está dentro del alcance de Washington el otorgar autonomía dentro de Siria, mientras la cuestión de si el país debe descentralizarse, corresponde al ámbito interno y democrático de los sirios, negando ese derecho a las personas que viven y trabajan en Siria. Si tomamos en serio las ideas de Ocalan, inspiradas en Bookchin, sobre la inversión de la autoridad en la toma de decisiones por el pueblo, esta abominación antidemocrática difícilmente puede ser tolerada. 

De todas maneras, el PKK estaba entusiasmado con la idea estadounidense de dividir "Siria en zonas que correspondían aproximadamente a las áreas que ahora tienen el gobierno, el Estado islámico, las milicias kurdas y otros insurgentes". Se establecería un "sistema federal", no sólo para las zonas de mayoría kurda, sino para toda Siria. "Se crearía una región federal kurda en todo el territorio que ahora ocupa el PKK". La zona se expandiría para incluir el territorio que los kurdos esperaban "capturar en la batalla, no sólo al Estado Islámico, sino también de otros grupos insurgentes árabes". [15]

El PKK "presionó a los funcionarios estadounidenses" para que actuaran sobre el plan, comprometiéndose, a cambio, actuar como una fuerza terrestre contra el ISIS. [16] El grupo expresó que estaba "ansioso por unirse a la coalición encabezada por Estados Unidos contra el Estado Islámico a cambio de reconocimiento y apoyo de Washington y sus aliados para las administraciones autónomas dominadas por los kurdos que habían establecido en el norte de Siria". [17]

Los únicos satisfechos con este plan fueron el PKK, los israelíes y los estadounidenses.

"El apoyo estadounidense a estos grupos kurdos" no sólo en Siria, sino también en Irak, donde los kurdos también estaban explotando la batalla con ISIS para expandir su dominio en áreas tradicionalmente árabes, ayudó a “dividir Siria y dividir Irak", escribió el veterano corresponsal de Oriente Medio, Robert Fisk. [18] Esa división redundó en beneficio de los Estados Unidos e Israel, los cuales tienen el interés de perseguir la política de dividir y gobernar para ejercer una hegemonía conjunta sobre el mundo árabe. Patrick Seale señaló que el plan de los kurdos para el gobierno kurdo en el norte de Siria había sido satisfecho por "un júbilo silencioso en Israel, que ha mantenido una relación semi-clandestina con los kurdos, y da la bienvenida a cualquier desarrollo que pueda debilitar o desmembrar a Siria". [19]

Por su parte, los turcos objetaron, percibiendo que Washington había acordado dar al PKK un estado en todo el norte de Siria. [20] Mientras tanto, Damasco se opuso al plan, "viéndolo como un paso hacia una división permanente de la nación". [21]


Durante el Imperio Otomano la División Administrativa del Territorio se denominaba Eyalatos, uno de ellos fue el Eyalato de Damasco (1549 – 1586). Para  1874 Jerusalén se transformó en un distrito de administración general (Mutesarriyyet) bajo órdenes de las autoridades de Siria, comprendía además los distritos (Sanjak) de Nablus y de Acre. La disolución de la Gran Siria fue un plan de las potencias coloniales  a través del Acuerdo  Sykes – Picot (1916) que se implantaría una vez que el Imperio Otomano sea derrotado. Nuevas fronteras fueron impuestas y aparecieron nuevos Estados como Iraq, Siria, Líbano, Palestina. Palestina sería posteriormente dividida en Transjordania (Jordania) y Palestina. En otra futura división Palestina se dividió en dos territorios: la zona árabe y la zona judía.


La moderna Siria, debe recordarse, es producto de la división de la “Gran Siria” a manos de los británicos y franceses, quienes dividieron el país en Líbano, Palestina, Transjordania y lo que ahora es Siria. En marzo de 1920, el segundo Congreso General Sirio proclamó que "Siria era completamente independiente dentro de sus fronteras naturales, incluyendo el Líbano y Palestina". Concomitantemente "una delegación árabe en Palestina confrontó al gobernador militar británico con una resolución que se oponía al sionismo y peticionaba  convertirse en parte de una Siria independiente”. [22] Francia envió a su Ejército del Levante, principalmente las tropas reclutadas de su colonia senegalesa, para anular por la fuerza los esfuerzos de los árabes levantinos para establecer el autogobierno. 

Siria, ya amputada por las maquinaciones imperialistas británicas y francesas después de la Primera Guerra Mundial "es demasiado pequeña para ser un estado federal", opina su presidente, Bashar al-Assad. Pero Assad añade rápidamente que su punto de vista personal es irrelevante. Una cuestión tan importante como si Siria debería convertirse en un estado federal o confederal o unitario, dice, es asunto a decidir por los sirios en un referéndum constitucional [23], una visión refrescantemente democrática en contraste con la posición occidental de Washington que pretende dictar cómo los sirios deben arreglar sus asuntos políticos (y económicos).


Punta de lanza de los Estados Unidos 


Para Washington, el PKK ofrece un beneficio adicional a su utilidad como grupo guerrillero kurdo para avanzar en el objetivo estadounidense de debilitar a Siria fracturándola, es decir, el PKK puede ser impuesto como sustituto del ejército estadounidense, evitando la necesidad de desplegar decenas de miles de tropas estadounidenses en Siria, permitiendo así a la Casa Blanca y al Pentágono dar un paso adelante en varios dilemas legales, presupuestarios y de relaciones públicas. "La situación pone de relieve un desafío crítico que enfrenta el Pentágono", escribió Paul Sonne, de The Wall Street Journal; a saber, "apoyar las fuerzas locales ... en lugar de poner a las tropas estadounidenses en la punta de la lanza". [24]

Después de haber prometido apoyo para el gobierno kurdo del norte de Siria a cambio de que el PKK se convierta en la punta de la lanza estadounidense, Estados Unidos está "proporcionando armas pequeñas, municiones y ametralladoras y posiblemente alguna asistencia no letal, como camiones ligeros a las fuerzas kurdas". [25]

Las armas son repartidas en el denominado “arrojar y evaluar”. Con esa visión, los envíos se "dejan caer, se realiza una operación y los Estados Unidos evalúan el éxito de esa misión antes de proporcionar más armas", dijo un funcionario estadounidense, "les suministraremos sólo con las suficientes armas y munición para lograr cada objetivo interino". [26] 

Los soldados de infantería del PKK están respaldados por "más de 750 marines estadounidenses", los "Army Rangers" y las fuerzas especiales estadounidenses, francesas y alemanas, "usando helicópteros, artillería y ataques aéreos", en contravención de la ley internacional. [27]


Limpieza étnica

“Un gran número de residentes árabes pueblan las regiones que los kurdos designan como suyos”. [28] El PKK ha tomado "una gran franja de territorio a través del norte de Siria incluyendo ciudades y pueblos predominantemente árabes". [29]  Raqqa y las partes circundantes del valle del Eufrates, sobre las cuales el PKK ha fijado su mira, están principalmente pobladas por los árabes, observa el veterano corresponsal extranjero de The Independent, Patrick Cockburn, y los árabes se oponen a la ocupación kurda. [30]


Milicianos kurdos resguardando la prisión de la ciudad de Hasaka, noroeste de Siria. AFP


Las fuerzas kurdas no sólo están "retomando" las ciudades árabes cristianas y musulmanas en Siria, sino que están haciendo lo mismo en áreas de la provincia de Nínive en Irak "que en primer lugar nunca fueron kurdas. Los kurdos ahora consideran a Qamishleh y la provincia de Hasaka en Siria como parte del "Kurdistán", aunque representan una minoría en muchas de estas áreas". [31]

El PKK controla actualmente 20.000 millas cuadradas de territorio sirio [32], o aproximadamente el 17% del país, mientras que los kurdos representan menos del ocho por ciento de la población.

En sus esfuerzos por crear una región kurda dentro de Siria, el PKK "ha sido acusado de abusos cometidos a civiles árabes en todo el norte de Siria, incluyendo detenciones arbitrarias y desplazamiento de poblaciones árabes de los poblados en que el Estado Islámico retrocede" [33]. El PKK “expulsó árabes y turcomanos étnicos de grandes partes del norte de Siria", informa The Wall Street Journal. [34] Además, el diario señala que los grupos de derechos humanos han acusado a los combatientes [kurdos sirios e iraquíes] de impedir que los árabes regresen a las zonas liberadas [35]. 

Ni Sirio ni Democrático

El PKK domina a las “Fuerzas Democráticas Sirias”, un nombre equivocado conferido a un grupo de combatientes principalmente kurdos por su patrón Estados Unidos. El grupo no es sirio, ya que muchos de sus miembros no son sirios, se identifican como kurdos que inundaron la frontera de Turquía para aprovechar el caos producido por la insurgencia islámica en Siria y construir una zona de control kurdo. Tampoco es un grupo particularmente democrático, ya que pretende imponer el gobierno kurdo a las poblaciones árabes. Robert Fisk descarta que sean "Fuerzas Democráticas Sirias", son el "nombre de fachada para un gran número de kurdos y algunos combatientes árabes". [36]

El PKK se presenta como una Fuerza Democrática Siria y trabaja con un grupo simbólico de combatientes árabes sirios para disfrazar la realidad de las áreas árabes pobladas que controla y las que todavía tienen que capturar, las que terminarán bajo ocupación kurda.

De Facto (e ilegal) Sin Zona de vuelo (No Fly Zone) 

En agosto de 2016, después que "los bombarderos del gobierno sirio hubieran estado golpeando posiciones kurdas cerca de la ciudad de Hasaka, donde los Estados Unidos habían estado apoyando a las fuerzas kurdas" el Pentágono despachó "los cazas para protegerlos. Los aviones estadounidenses llegaron justo cuando salían los dos bombarderos Su-24 del gobierno sirio”.  Esto  "llevó a que la coalición dirigida por Estados Unidos comenzara a patrullar el espacio aéreo sobre Hasaka, y condujo a otro incidente ... en el que dos bombarderos Su-24 sirios intentaron volar a través de la zona, pero fueron interceptados por los aviones de combate de la coalición ". [37]

El Pentágono "advirtió a los sirios que se mantuvieran alejados. Los aviones de combate estadounidenses F-22 llevaron el mensaje al patrullar la zona”. [38
]

El New York Times observó que al usar "el poderío aéreo para salvaguardar áreas del norte de Siria donde los asesores americanos dirigen a los combatientes del PKK, los Estados Unidos habían establecido efectivamente una zona de exclusión aérea sobre el área”, pero señalaron que "el Pentágono se ha negado firmemente a utilizar el término”. [39]  Aun así, la realidad es que el Pentágono ha establecido ilegalmente una zona de exclusión aérea de facto sobre el norte de Siria para proteger a las guerrillas del PKK, la punta de lanza norteamericana que participan en una campaña de partición de Siria, incluyendo la limpieza étnica de la población árabe, para el deleite de Israel y de acuerdo con los designios de Estados Unidos de debilitar el nacionalismo árabe en Damasco.


Una analogía astigmática


Algunos encuentran un paralelo en la alianza de la YPG con los Estados Unidos con Lenin aceptando la ayuda alemana para regresar a Rusia del exilio en Suiza después de la Revolución de marzo de 1917. La analogía es inadecuada. Lenin estaba jugando a un poder imperialista contra otro. Siria no es un caso análogo de la Rusia imperial, que, hace cien años, estaba encerrada en una lucha por los mercados, los recursos y las esferas de influencia de los imperios rivales. Por el contrario, Siria es y siempre ha sido un país dividido, dominado, explotado y amenazado por imperios. Ha sido emancipada del colonialismo, y está llevando a cabo una lucha - ahora contra los esfuerzos contrarios del PKK - para resistir su recolonización.


Milicianos kurdos brindan resguardo a vehículos blindados estadounidenses en territorio sirio (Ghanamya) cerca de la frontera turca, la foto es de abril 2017. (EFE)


El PKK ha llegado a un acuerdo con Estados Unidos para lograr su objetivo de establecer un estado nacional kurdo, pero a expensas de los esfuerzos de Siria para salvaguardar su independencia de un esfuerzo estadounidense de décadas para negarlo. La partición de Siria a lo largo de líneas etno-sectarias, deseada tanto por el PKK como por Washington y Tel Aviv, sirve tanto a los objetivos estadounidenses como israelíes de debilitar un foco de oposición al proyecto sionista y la dominación estadounidense en Asia Occidental.

Una analogía más apropiada, equipara al PKK en Siria con el sionismo obrero (laborista), la fuerza sionista dominante en la Palestina ocupada hasta finales de los años setenta.  Al igual que Ocalan, el temprano sionismo enfatizó en las comunas descentralizadas.

Los kibutz eran comunidades utópicas, cuyas raíces estaban en el socialismo. Al igual que la encarnación siria del PKK, el Sionismo Laborista confió en el patrocinio de las potencias imperialistas, garantizada su protección se ofrecieron actuar como puntas de lanza de los imperialistas en el mundo árabe. Los sionistas emplearon la conquista armada del territorio árabe, junto con la limpieza étnica y la negación de la repatriación, para establecer un estado étnico, anticipándose a la futura extensión del PKK, quien por el uso de la fuerza, ejerce el dominio de un estado kurdo en territorio mayoritario árabe en Siria. Lo mismo en Irak.

Los anarquistas y otros izquierdistas pueden haber sido inspirados por las comunidades agrícolas colectivas judías en Palestina, pero eso apenas hizo progresista o emancipador al proyecto sionista, ya que sus elementos progresistas y emancipadores fueron negados por su opresión regresiva y el despojo de la población árabe indígena, a más de su colusión con el imperialismo occidental contra el mundo árabe. 


Conclusión

Representando a una comunidad étnica que comprende menos del 10 por ciento de la población siria, el PKK, un grupo guerrillero anarquista kurdo que opera en Turquía y Siria, está utilizando a los Estados Unidos, su Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marines, como un multiplicador de su fuerza, en un esfuerzo para imponer una división de Siria, en la cual la población kurda numéricamente insignificante controla una parte significativa del territorio de Siria, incluyendo áreas habitada por árabes y en la cual los kurdos nunca han estado en mayoría.

Para lograr sus objetivos, el PKK no sólo ha llegado a un acuerdo con un régimen despótico en Washington que busca recolonizar el mundo árabe, sino que confía en la limpieza étnica y la negación de la repatriación de los árabes de las regiones que han huido o que se han visto obligados a aceptar el control kurdo del norte de Siria, tácticas que se asemejan a las utilizadas por las fuerzas sionistas en 1948 para crear un estado judío en la mayoría árabe palestina.

W
ashington e Israel (este último manteniendo desde hace tiempo una relación semi-clandestina con los kurdos) valoran un sistema confederal para Siria como un medio para debilitar la influencia nacionalista árabe en el Asia árabe, socavando un polo de oposición al sionismo, al colonialismo y a la dictadura internacional de los Estados Unidos. 


Las fuerzas que resisten la dictadura, la más odiosa de todas, los Estados Unidos, en gran parte del mundo, son las verdaderos campeones de la democracia, categoría a la que no pertenece el PKK, como lo demuestran sus acciones en Siria.



TEXTO ORIGINAL EN INGLÉS
By Stephen Gowans /  What's left


NOTA:  Las fuentes de consulta del original, dado su volumen, no las hemos incorporado en esta traducción. Las notas a pie de página se encuentran detalladas en el enlace al artículo en inglés de Stephen Gowans, a las que el lector podrá remitirse.

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