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17 noviembre 2018

Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (IX)





Introducción del redactor del blog

Una nueva entrega de esta serie de artículos referentes a la moderna "Ruta de la Seda" que en términos geopolíticos han constituido a lo largo del siglo XX y del presente una estrategia para consolidar el dominio de las grandes potencias en el comercio global. 

El papel de China no es indiferente para las élites occidentales y de Rusia. China cada vez da pasos más grandes para imponer (exportar) su gigantesca producción industrial al mundo; así  mismo, invierte miles de millones de dólares cada año con ese propósito, al firmar convenios con diversos países, de diferente ideología y religión, China lanza el mensaje que la era de las diferencias político, económico o religiosas son cosas del pasado - al menos para los chinos-. 

La República Popular China, comunista, en teoría, es hoy por hoy, con el perdón de los Estados Unidos, la mayor potencia industrial del mundo. A pesar que el mercado está inundado de productos de manufacturación china de pésima calidad (generalmente burdas falsificaciones) el original producto chino es altamente competitivo con cualquier otro producido en otras naciones superdesarrolladas.

Lo que no está claro, aun, es en que va a terminar aquella disputa y "guerra verbal" entre los Estados Unidos y China, sobre todo por la materia industrial y aranceles, así como la soberanía de las aguas territoriales del Mar de la China Meridional, aguas en las que estas y otras potencias han fijado sus intereses, sin olvidarnos de otras regiones del Índico y del Próximo Oriente, sin descartar la incursión china en la zona "natural" de influencia norteamericana (latinoamérica). Analistas internacionales preven un gran conflicto bélico entre China y los EEUU que podría terminar en el hipotético uso de armas nucleares. Se ha dicho -y con toda razón- que China constituye en este momento un mayor peligro para los intereses estadounidenses que la propia Rusia

Toda la actividad bélica de los Estados Unidos en Medio Oriente y el África desde finales del siglo XX hasta el presente han sido encaminadas a destruir las infraestructuras chinas en diversos países, sobre todo en el área petrolera, haciendo tambalear la economía mundial. Esa ha sido la forma de oponerse a la "infiltración" china, una confrontación armada no directa, planificada a través de otros actores. 

Evitar que el proyecto de la renacida "Ruta de la Seda" llegue a consolidarse es fundamental para la supervivencia de los estadounidenses y británicos (y sus aliados europeos). La razón? Si llegara a abrirse las antiguas rutas comerciales terrestres por Irak, Irán, Siria, Líbano, el Cáucaso, sería el final del predominio de las rutas comerciales marítimas, controladas por la Gran Bretaña y los EEUU. En este contexto debemos entender el por qué de la perpetua zozobra en que viven las regiones enunciadas, la "Ruta de la Seda" que une Oriente con Occidente es obstruida por innumerables e inacabables conflictos armados que surgen "espontáneamente" por medio del 'yihadismo', 'primaveras' y 'revoluciones'. 

Ya hemos abordado esto en otros artículos, en lo referente al siguiente análisis que daremos lectura, nos queda algunas interrogantes: Cuál es la verdadera posición de los EEUU sobre los acuerdos a los que han llegado chinos e israelíes? Y sobre todo, qué sucederá, en adelante, con verdaderos grupos de resistencia nacional ante el acuerdo comercial chino israelí?. Para ser más concretos, si Israel ataca al Líbano, sin duda Hezbolá responderá, pero atacará las infraestructuras israelíes que pronto podrán ser controladas por los chinos?. China ha mantenido una excelente relación con la resistencia libanesa, seguirá siéndolo en un futuro mediato?. Podría tratarse de una estrategia estadounidense para lograr lo que no pudieron décadas de guerra, es decir, terminar con el eje de la resistencia, a través del ahogamiento económico y privándoles del respaldo político de uno de los grandes protagonistas mundiales (China)?...

Esta parte de la historia todavía está por escribirse en un futuro mediato. En las notas a píes de página podrá encontrar tres enlaces de artículos relacionados, desde diferentes perspectivas: la prensa rusa, la prensa británica y una publicación judía en español. La diversidad de opiniones es fundamental para llegar a conclusiones lógicas. Este es un mundo de intereses económicos y geopolíticos estratégicos, no una teoría conspiranoica (sionista) como ya he leído en algunas publicaciones sensacionalistas.

Thierry Meyssan y la Red Voltaire nos traen los siguientes análisis.

Buena lectura

tito andino  



La «ruta de la seda» e Israel

por Thierry Meyssan

China sigue adelante con su proyecto de «Nueva Ruta de la Seda». El vicepresidente chino, Wang Qishan, inició una gira por el Medio Oriente, con una estancia de 4 días en Israel. Según los acuerdos ya firmados, de aquí a 2 años China controlará la mayor parte del mercado agroalimentario israelí, así como la alta tecnología y los intercambios internacionales de Israel. El paso siguiente debería ser la conclusión de un acuerdo de libre comercio. Todo eso modificará radicalmente la geopolítica regional.

La gira del vicepresidente chino Wang Qishan por Israel, Palestina, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos apunta a desarrollar la «Nueva Ruta de la Seda».

En el otoño de 2013, China hizo público su proyecto de creación de vías de comunicación marítimas y principalmente terrestres a través del mundo. Asignó a ese proyecto sumas colosales y comenzó a concretarlo a toda velocidad. Los principales ejes pasan por Asia o por Rusia hacia el oeste de Europa. Pero China prevé también la creación de rutas de transporte a través de África y Latinoamérica.

Los obstáculos a la «Nueva Ruta de la Seda»

El proyecto chino tiene ante sí dos obstáculos: uno es de índole económica y el otro de carácter estratégico.

Desde el punto de vista chino, el objetivo de este proyecto es exportar los productos chinos siguiendo el modelo de la «Ruta de la Seda» que, desde el siglo II hasta el siglo XV, conectó China con Europa a través del valle de Ferganá –en Uzbekistán– y de territorios de Irán y Siria. En aquellos tiempos, los productos se transportaban de ciudad en ciudad y en cada etapa se intercambiaban unos productos por otros, según las necesidades de los comerciantes locales. Hoy en día la intención de China es vender sus productos directamente en Europa y en el resto del mundo.

Pero ya no se trata de productos exóticos (sedas, especias, etc.) sino de productos idénticos a los que fabrican los europeos y a menudo de superior calidad. La ruta comercial se convierte así en autopista. Marco Polo se enamoró de las variedades de seda que descubrió en el Extremo Oriente, incomparablemente superiores a las que podía encontrar en Italia, pero hoy Angela Merkel tiembla de temor ante la posibilidad de ver la industria automovilística alemana aplastada por sus competidores chinos. O sea, los países desarrollados van a tener que comerciar con China y, al mismo tiempo, tratar de proteger sus propias industrias del impacto económico.

Al exportar masivamente su producción, China ocupará en el comercio mundial el lugar que el Reino Unido ocupó, inicialmente en solitario y más tarde junto a Estados Unidos, desde la época de la Revolución Industrial
Fue precisamente para conservar esa supremacía que Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt firmaron la Carta del Atlántico y que Estados Unidos se incorporó a la Segunda Guerra Mundial. Por consiguiente, es probable que los anglosajones no vacilen en recurrir a la fuerza militar para obstaculizar el proyecto chino [1], como ya lo hicieron en el pasado ante los proyectos de alemanes y japoneses.

En todo caso, el Pentágono publicó en 2013 el plan Wright, que preveía la creación de un nuevo Estado en territorios de Irak y Siria para bloquear la ruta de la seda entre Bagdad y Damasco. Esa era la misión encomendada al Emirato Islámico (Daesh), así que China ha modificado el trazado de su ruta. Pekín ha decidido finalmente hacerla pasar por Egipto y, para hacerlo posible, invirtió en la ampliación que multiplicó por dos la capacidad de tránsito a través del Canal de Suez y en la creación de una gran zona industrial a 120 kilómetros de El Cairo [2]

Para garantizar el bloqueo del proyecto chino, el Pentágono organizó también una «revolución de color» en Ucrania, como modo de cortar el tramo europeo de la ruta, y ha venido estimulando desórdenes en Nicaragua para impedir la construcción a través de ese país de un nuevo canal interoceánico que comunicaría las aguas del Pacífico con las del Atlántico.

A pesar del volumen sin precedente de las inversiones chinas en la Nueva Ruta de la Seda, es importante recordar que, en el siglo XV, China llegó a crear una gigantesca flota para garantizar la seguridad de sus rutas marítimas. El almirante chino Zheng He, conocido como «el eunuco de las Tres Joyas», combatió a los piratas de Sry Lanka, construyó pagodas en Etiopía e hizo personalmente el peregrinaje a La Meca. Sin embargo, cuando Zheng He regresó a China, el emperador canceló el proyecto y ordenó quemar la flota. China se replegó entonces sobre sí misma, precedente que indica que no se debe considerar que, desde el punto de vista chino, el éxito del proyecto pueda darse por sentado.

En el pasado reciente, China se implicó en el Medio Oriente sólo con la intención de adquirir el petróleo que necesitaba. En Irak, China construyó refinerías, destruidas por los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh) y por las tropas de las potencias occidentales que simulaban luchar contra esos terroristas. Pekín se convirtió también en el principal comprador del petróleo de Arabia Saudita, donde construyó el gigantesco complejo petrolero de Yasref-Yanbu, a un costo de 10 000 millones de dólares.

Firma de la concesión del puerto israelí de Haifa al Shanghai International Port Group

Israel y la Nueva Ruta de la Seda

Los vínculos entre Israel y China datan del mandato del primer ministro israelí Ehud Olmert, cuyos padres se instalaron en Shanghai luego de haber huido de los nazis. Olmert, predecesor de Benyamin Netanyahu en el cargo de primer ministro, había tratado de establecer fuertes relaciones con Pekín. Pero sus esfuerzos se vieron neutralizados por su propio empeño en respaldar a uno de los grupos de piratas somalíes a los que Estados Unidos había confiado la tarea de obstaculizar el tráfico marítimo de los cargueros rusos y chinos a la salida del Mar Rojo [3]. Aquello estuvo a punto de provocar un gravísimo escándalo. Finalmente, China fue autorizada a abrir una base naval en Yibuti y Ehud Olmert fue separado de la vida política.


Estratégica base naval china en Yibuti, el pequeño país ubicado en el Cuerno de África, también existen bases de los Estados Unidos, Francia, Italia y Japón.

Desde 2016, China venía negociando con Israel un tratado de libre comercio. En ese contexto, el Shanghai International Port Group compró la concesión de explotación de los puertos de Haifa y Ashdod. Eso implica que, en 2021, China controlará el 90% del intercambio comercial de Israel. La transnacional china Bright Food ya adquirió el 56% de la cooperativa Tnuva, que agrupa a los productores de los kibutz, y podría incluso aumentar su participación en ella, de manera que China controlará gran parte del mercado agrícola israelí. Por otra parte, Jack Ma, el célebre fundador del sitio de ventas online Alibaba, estuvo en Tel Aviv como miembro de la delegación oficial china y no ocultó su intención de comprar numerosas startup israelíes para obtener acceso a su alta tecnología.

El sector del armamento ha sido el único ámbito de la economía israelí en mantenerse fuera del alcance del apetito chino. En septiembre, el profesor israelí Shaul Horev organizó en la universidad de Haifa –con ayuda del Hudson Institute estadounidense– una conferencia para alertar a los generales del Pentágono sobre las consecuencias de las inversiones chinas. Los expositores señalaron sobre todo que esos contratos exponen el país a un espionaje intensivo, dificultan el uso de los puertos israelíes por parte de los submarinos estadounidenses capaces de lanzar misiles nucleares y los vínculos de Israel con la Sexta Flota de Estados Unidos.

El ex director del Mossad, Ephraim Halevy, cuya vinculación con Estados Unidos es harto conocida, subrayó que el Consejo de Seguridad Nacional nunca deliberó sobre esas inversiones, decididas únicamente en función de aprovechar una oportunidad comercial. La interrogante que habría que plantearse es si Washington autorizó o no ese acercamiento entre Tel Aviv y Pekín.

No debemos equivocarnos sobre las razones que permitieron a China abrir una base militar en Yibuti y parece poco probable que Pekín haya concluido con Washington algún acuerdo secreto sobre esta nueva trayectoria de la ruta de la seda. Por supuesto, a Estados Unidos no le importa que se produzca un derrumbe económico de la Unión Europea. Pero, a largo plazo, China y Rusia van a verse obligadas a ponerse de acuerdo para protegerse de las potencias occidentales. La Historia ha demostrado fehacientemente que estas últimas han hecho todo lo posible –y siguen haciéndolo– por desmantelar a los dos gigantes. Por consiguiente, aunque una alianza entre China y Estados Unidos sería en lo inmediato favorable a Pekín, a la larga acabaría conduciendo a la eliminación sucesiva de Rusia y de la propia China.

Los acuerdos entre China e Israel hacen pensar más bien que, como dijera Lenin, «los capitalistas han vendido la cuerda que servirá para colgarlos».

La «ruta de la seda» pasará por Jordania, Egipto e Israel

Luego del asalto del Emirato Islámico (Daesh) contra la ciudad siria de Palmira, China renunció al trayecto histórico de la «ruta de la seda» (Bagdad-Palmira-Damasco-Tiro). Se planteó entonces la posibilidad de recurrir a un trazado alternativo que ya no pasaría por Siria sino por Turquía.

En la Antigüedad existió también un trayecto secundario que pasaba por Petra, en Jordania, y Alejandría, en Egipto. Finalmente, la nueva ruta de la seda debería pasar por Jordania y bifurcar después hacia Egipto e Israel.

El paso a través de Egipto ya contaba con el aval de la administración Obama, que autorizó la ampliación del Canal de Suez al doble de su capacidad –trabajo ya realizado– y la creación de una gran zona industrial –hoy en vías de realización.

Al parecer, la administración Trump ya autorizó el paso por Israel. En todo caso, el Shanghai International Port Group acaba de adquirir una concesión para operar los puertos de Haifa y Asdod. China construirá además el túnel del Monte Carmelo para multiplicar por dos el acceso al puerto de Haifa.

Por consiguiente, para el año 2021 el 90% del comercio internacional de Israel estará en manos de China, lo cual significa que la República Popular China se convertirá –junto a Estados Unidos– en coprotector de Israel, perspectiva que ya encuentra rechazo en los círculos militares israelo-estadounidenses.

Esta modificación del recorrido de la nueva ruta de la seda cambiaría radicalmente la geopolítica regional. China ha sido hasta ahora un socio comercial para Israel –exceptuando el sector del armamento– y un aliado político para el Hamas –que incluso dispone de una representación en Pekín. Al mismo tiempo, China proporcionaba misiles al Hezbollah libanés. En lo adelante, el Hamas y el Hezbollah tendrían que abstenerse de atacar objetivos vinculados al transporte por carretera, por tren o los puertos israelíes para no entrar en conflicto con los intereses chinos. No está de más recordar que el secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, explicaba que ante una agresión israelí contra el Líbano, Hezbollah podía bombardear el material nuclear almacenado en el puerto israelí de Haifa.

Pero el nuevo trazado modifica incluso la geopolítica mundial. El acuerdo entre China e Israel supone una autorización previa de Washington. La estrategia comercial china ignora una serie de condiciones políticas ya que modifica profundamente el sentido de la Asociación de la Eurasia Ampliada, pactada entre China y Rusia y que hoy sirve de base a la alianza entre estos dos últimos países.

Por lo pronto, el anuncio de este nuevo trazado revela la existencia de un acuerdo secreto entre Pekín y Washington, a pesar de la escalada bilateral en materia de gravámenes aduanales.

Si el proyecto chino llega a concretarse, todos los países del Medio Oriente tendrán que reposicionarse y todos los países del mundo tendrán adaptarse después a la nueva situación.

El proyecto israelí de ferrocarril del Mediterráneo al Golfo Pérsico



El ministro israelí de Transportes e Inteligencia, Israel Katz, presentó el 5 de noviembre de 2018 ‎su proyecto de ferrocarril entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico. Se trata de construir una vía ‎férrea que pasaría a través de Jordania, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y el sultanato ‎de Omán.

Israel Katz ya había mencionado ese proyecto en abril de 2017. Pero esta vez lo presentó en el ‎congreso mundial de la Unión Internacional del Transporte por Carretera (IRU, siglas en inglés), ‎realizado en Omán. La IRU no es una agencia especializada de la ONU para el transporte ‎ferroviario sino sólo un sindicato de transportistas por carretera (camiones y autobuses) que ‎se ocupa de negociar las condiciones de circulación a través de las fronteras. ‎

El anuncio del ministro israelí, que no se justificaba en el marco del congreso mundial de la URI, ‎puede estar vinculado a la maniobra israelí de acercamiento diplomático a las monarquías ‎del Golfo, maniobra cuyos principales pasos han sido hasta ahora el reciente viaje del primer ‎ministro israelí Benyamin Netanyahu al sultanato de Omán y la visita de la ministro israelí de ‎Cultura y Deportes a la mezquita Jeque Zayed, en los Emiratos Árabes Unidos. ‎

El «Ferrocarril de la Paz», como lo ha llamado Israel, partiría del puerto israelí de Haifa (cuya ‎explotación acaba de ser cedida al Shanghai International Port Group), atravesaría Arabia Saudita ‎‎(el príncipe Mohamed ben Salman, heredero del trono saudita y ministro de Defensa, visitó ‎en secreto Israel hace un año), y terminaría en Omán, donde el sultán Qabus –en plena crisis de ‎Alzheimer– fingió recibir a Netanyahu.‎

El enviado de Estados Unidos para el Medio Oriente, Jason Greenblatt, afirmó en Twitter que ‎‎«esos esfuerzos respaldan los nuestros», sugiriendo así que el proyecto ferrocarrilero de Israel ‎está vinculado al «Acuerdo del Siglo» anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump. ‎

Notas:

[1] “The Geopolitics of American Global Decline”, Alfred McCoy, Tom Dispatch (Estados Unidos), Voltaire Network, 22 de junio de 2015.
[2] «China se despliega en el Medio Oriente», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 25 de enero de 2016.
[3] «Piratas, corsarios y filibusteros del siglo XXI», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 1º de junio de 2010.

Fuente original:

La «ruta de la seda» e Israel
La «ruta de la seda» pasará por Jordania, Egipto e Israel
El proyecto israelí de ferrocarril del Mediterráneo al Golfo Pérsico

12 julio 2018

Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (VIII)



Una foca se acerca mientras el rompehielos chino Xuelong descarga su cargamento sobre el hielo marino.




Breve nota de introducción del editor del blog.


En vista del interés del lector por el tema de la "Ruta de la Seda", hoy aportamos otro valioso artículo. En esta oprtunidad Jonathon Ludwing nos brinda la siguiente investigación.

No obstante esta excelente ponencia, llevarla a la práctica en nuestros días seguirá siendo utópico, China será impedida mediante cualquier método de contención por los Estados Unidos. Eso es tan evidente que la actual doctrina política económica y militar del presidente Trump está basada en paralizar el "expansionismo" chino. Si USA no quiere perder la hejemonía mundial debe continuar auspiciando todo tipo de conflictos regionales en el Próximo y Lejano Oriente, cortar el renacer de la "Ruta de la Seda" es vital.  

Sabemos que los conflictos armados de actualidad en Próximo Oriente están relacionados con las intenciones chinas, a través de Irán, Irak, Siria y otros por abrir nuevas rutas terrestres para el comercio mundial, al desatarse las guerras en Irak, Siria y otros países esas aspiraciones han sido cortadas. Se atreverían los Estados Unidos desatar una guerra directa con China, por ejemplo, en el Mar de la China Meridional, con las repercusiones que ello podría implicar, es decir, el uso de armas atómicas.? 

Por el momento la confrontación USA-China sigue siendo económica, es una verdadera guerra de aranceles y otro tipo de imposiciones al comercio mundial, se habla de una escalofriante cifra de 200.000 millones de dólares que impondrá Estados Unidos a China, por supuesto, el gobierno del gigante asiático califica de inaceptable y tomará contramedidas ante esa actitud. Una "guerra comercial" que provocará un fuerte golpe al consumo dentro de los Estados Unidos, según los expertos. 



*****



La Ruta de la Seda Polar de China ofrece a Norteamérica la oportunidad de escapar de la podredumbre postindustrial

por Jonathon Ludwig


"China, en su calidad de país importante y responsable, está dispuesta a cooperar con todas las partes pertinentes para aprovechar la oportunidad histórica del desarrollo del Ártico y hacer frente a los desafíos que plantean los cambios en la región".                                                                                                                                
                                                          Reporte gubernamental chino, 25 de enero de 2018.



La inauguración, el 25 de enero2018 , de la "Ruta de la Seda Polar" en China ha creado una maravillosa oportunidad para el desarrollo del norte que no se veía desde hace décadas. Esta oportunidad no sólo extiende el increíblemente exitoso modelo de crecimiento de China a América del Norte; a través de un sistema revolucionario de transporte marítimo y desarrollo de infraestructura en el Ártico, sino que también proporciona un nuevo espíritu de diplomacia fundado no en la militarización del Ártico; como lo deseaban los utópicos retrógrados neoconservadores de las eras de Cheney y Obama, sino más bien en la cooperación, el respeto, el desarrollo y la confianza. 

Dado que Global Affairs Canada respondió favorablemente a la iniciativa de la Ruta de la Seda Polar, y dado que el gobierno canadiense es miembro del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura dirigido por China; sin mencionar el Memorando de Entendimiento de Columbia Británica que une la provincia con la iniciativa del Cinturón y la Ruta, esta nueva realidad exige que tanto los canadienses como los estadounidenses pensemos seriamente si queremos responder adecuadamente de la manera más genuina y beneficiosa por el bien de nuestro pueblo y la humanidad en general. 1


¿De dónde surge nuestra crisis? 


Las economías estancadas de América del Norte han sufrido durante casi 50 años bajo un falso conjunto de venenos conocidos dualísticamente como la "sociedad de consumo posindustrial" por un lado y la "economía de crecimiento antiindustrial" por el otro. Desde los tiempos de John F. Kennedy, Franklin Roosevelt (y sus homólogos canadienses John Diefenbaker, C. D. Howe y W. A. C. Bennett) los proyectos a largo plazo han impulsado nuestro pensamiento económico con el efecto de aumentar tanto los poderes productivos laborales como el bienestar moral, físico e intelectual de nuestros ciudadanos.2 El aumento de estos tres parámetros (físico, intelectual, moral) incrementó nuestra capacidad de carga poblacional de tal manera que ninguna otra especie sería capaz. Esto nos permitió casi triplicar nuestra población desde 1950, y al hacerlo, demostrar la verdadera naturaleza de la humanidad como una especie capaz de un razonamiento creativo ilimitado, para el horror del Imperio Británico y su indoctrinada élite administrativa global. 

Esos líderes humanistas antes mencionados provenían de una época que no dicotomizaba la "economía" y la "política", ya que ambas eran reconocidas como dos caras de la misma moneda; lo cual fue maravillosamente expresado por Benjamín Franklin, quien describió la economía política como la "ciencia de la felicidad humana"3. Tan pronto como se impuso esa dicotomía a la sociedad occidental (formalizada por la destrucción en 1971 del sistema de tasas de cambio fijas de Bretton Woods) la política se convirtió en un juego de sofisticación, corrupción e hipocresía, mientras que la "economía", que ya no estaba limitada por las "restricciones morales" de las regulaciones nacionales, se convirtió simplemente en una pantalla para el imperialismo de posguerra a través de la esclavitud por deudas, el trabajo barato, la especulación frenética y el saqueo de recursos. Este mundo dicotomizado no tenía cabida para líderes como los mencionados anteriormente, ni en Norteamérica ni en ninguna otra parte del mundo. Las agencias de inteligencia, ahora bajo el control total de la oligarquía financiera angloamericana, se aseguraron de que ningún líder nacionalista y proindustrial fuera tolerado por mucho tiempo en el poder en ningún país del mundo4


Empleados de restaurantes y bares contra empleados de manufactura


Durante los años patológicos de la Guerra Fría, el mundo estaba dividido entre los "desarrollados", que supuestamente no necesitaban crecer más, y los "subdesarrollados", a quienes se les permitía el dinero y las "tecnologías apropiadas" como los molinos de viento, pero ningún progreso científico o tecnológico real que aumentara el nivel de vida o los poderes productivos laborales de la sociedad. Cualquier forma de innovación científica se relegó a la función de los asuntos militares, o al avance de las nuevas "industrias de pacificación mental" (es decir, entretenimiento, drogas farmacológicas y recreativas, etc.). Ya no se permitió que la infraestructura fuera el ámbito en el que se expresaba la tecnología, ni lo que definiera el "desarrollo". De hecho, durante el intervalo 1978-2000, las nuevas inversiones en infraestructura canadiense cayeron a 0,1%/año (frente al promedio de 4,8%/año que prevalecía entre 1955 y 1978)5. Mientras tanto, las industrias productivas fueron tercerizadas a mercados laborales baratos, lo que resultó en una sociedad cada vez más adicta a los "bienes baratos" y a los servicios decadentes. 


"Límites al Crecimiento", la teoría de 1972 impulsada por el establishment anglo-estadounidense para convencer al mundo de que la humanidad no podía ir más allá porque el planeta ya no podía tolerarnos.


La lógica lineal de los límites de la población animal, expresada en el término "capacidad de carga", ha sido impuesta a la humanidad por la misma élite neomaltusiana que odiaba tanto a la humanidad que estaba dispuesta a matar a nuestros líderes más brillantes e idear una filosofía de cinismo sólo para convencer a la sociedad, mediante una forma viciosa del efecto Pigmalión, de que nuestra naturaleza estaba diseñada para destruir la naturaleza y finalmente autodestruirse. Un destacado arquitecto maltusiano de esta "nueva sociedad" fue el cofundador del Club de Roma, Sir Alexander King, quien reveló esta intención en el libro sorprendentemente franco The First Global Revolution ("La primera revolución global"), de 1991:

"En la búsqueda de un nuevo enemigo que nos uniera, surgió la idea de que la contaminación, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, el hambre y cosas por el estilo encajarían en el proyecto. Todos estos peligros son causados por la intervención humana, y sólo se pueden superar a través de un cambio de actitud y comportamiento. El verdadero enemigo entonces, es la humanidad misma." Timothy Leary




Y así fue como una generación de baby boomers [nacidos durante la explosión de la natalidad de la posguerra entre 1946 y 1965-NdT.] dopados fue inducida a "liberarse del pasado y del futuro por igual" siguiendo los mantras de gurús como Timothy Leary y Aldous Huxley para "encenderse, sintonizarse y abandonar". Puesto que la humanidad es irremediablemente corrupta, se les dijo que abandonaran toda responsabilidad para cambiar un mundo que en última instancia no puede ser cambiado y que en su lugar fueran hacia su interior y buscaran el placer (y así, el placer y el dolor quedaron validados como un nuevo estándar para lo correcto y lo incorrecto). 

Este abandono del futuro y del pasado hizo que toda una generación fuera irremediablemente maleable y susceptible a una nueva ética llamada "posestructuralismo", "posrealismo" y "posindustrialismo". Para ser precisos, esos nombres adoptados por el movimiento contracultural han sido mejor etiquetados como "posverdad". 

Ahora, casi 50 años después de este caos neurótico, y ante el inminente colapso de la burbuja de la deuda especulativa ilusoria que demasiados economistas idiotas creen que es nuestra "economía", se nos ha presentado una crisis potencialmente maravillosa. 


El regreso a un futuro humanista

"China respeta el derecho de todas las naciones a buscar su propio camino. Nunca perseguiremos el desarrollo a costa de otros. Encontraremos una convergencia con otros países y reforzaremos la cooperación con otros países en vías de desarrollo y promoveremos la cooperación a través de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta".      Xi Jinping, 22 de octubre, 2017

Lo que ha hecho que esta crisis sea "potencialmente" maravillosa es que ha surgido un nuevo orden viable y extraordinariamente rápido desde que algo nuevo comenzó a suceder en 2013. Este nuevo orden es uno que respeta el derecho a la soberanía de cada nación y asume que las relaciones internacionales deben basarse en el desarrollo mutuo de los recursos mentales y físicos de cada nación. Éste no es el Nuevo Orden Mundial que los hermanos Huxley promovieron, sino uno que se basa en el renacimiento del mundo justo que Franklin Roosevelt imaginó en oposición a Churchill al final de la Segunda Guerra Mundial7, y que John Kennedy describió en su llamado a reemplazar la Guerra Fría con un compromiso para que toda la humanidad explore las estrellas conjuntamente 8

Potencial de crecimiento ilimitado (o, al menos, un nuevo potencial de crecimiento significativo más allá del paradigma actual).


En los últimos 30 años, el modelo de crecimiento de China ha sacado a más de 800 millones de personas de la pobreza, y con el anuncio en mayo de 2013 de la Nueva Ruta de la Seda, China ha vinculado su destino a instituciones nuevas y poderosas como el BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghai y la Unión Económica Euroasiática, invitando a todas las naciones del mundo a sumarse al proyecto. Consciente de que el marco monetarista de instituciones de la era de Bretton Woods como el FMI, el Banco Mundial y la OMC nunca permitiría el tipo de inversión a largo plazo en la Nueva Ruta de la Seda ampliada, China ha impulsado la creación de una serie de nuevos mecanismos financieros internacionales tales como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo, el Fondo de la Nueva Ruta de la Seda, y más. 

Las ciudades del Círculo Polar Ártico como Tromso, Noruega, podrían proliferar en toda la región a medida que aumente el comercio, el transporte y el desarrollo.


Con este nuevo ritmo de progreso, los antiguos países coloniales del "Segundo y Tercer Mundo" se han animado a desafiar a los dioses del Olimpo que se encuentran en lo alto de las torres de Londres y Wall Street. Cada vez más, incluso los países del "Primer Mundo", hartos del estancamiento y la desesperación, han comenzado a tirar su suerte con la Nueva Ruta de la Seda. En este sentido, la exitosa visita de Donald Trump a China en noviembre de 2017 solidificó no sólo más de 250.000 millones de dólares en acuerdos entre las dos potencias y abrió la puerta a una inversión china inmensamente mejorada en Estados Unidos, sino que también dio un salto gigantesco hacia la unión de los intereses estadounidenses con Eurasia. 

Hasta ahora, la Nueva Ruta de la Seda ha ampliado los corredores de desarrollo desde China a Europa, aumentando el comercio y el intercambio cultural, al mismo tiempo que ha desatado un gran potencial a lo largo del camino. Se han construido de la nada cientos de nuevas ciudades modernas y han florecido nuevas industrias, tecnologías y descubrimientos científicos asociados. Estos corredores han surgido a través de Oriente Medio, África, Eurasia e incluso América del Sur y el Caribe y han tenido como efecto el alivio de la pobreza, la reducción de los conflictos y la esperanza. 


El estrecho de Bering como eje de la Ruta de la Seda Polar 

Se estima en forma conservadora que el 30% del gas natural no descubierto del mundo y el 13% de las reservas de petróleo no descubiertas se encuentran en el Ártico. Los minerales esparcidos por toda la tabla periódica se encuentran abundantemente en el Ártico, pero no son de ninguna utilidad para la humanidad en la medida en que no se han construido redes de transporte para alcanzarlos. 

¡Vamos EE.UU.! ¡Sabes que lo quieres!  


Actualmente, los proyectos de China con sus vecinos del Ártico involucran principalmente el transporte marítimo, el turismo y las materias primas. Sin embargo, el espíritu de la Ruta de la Seda se basa en el crecimiento del espectro completo de todos los componentes de las economías nacionales y ha estado guiado por la creación de corredores de desarrollo en todos los lugares donde se ha aplicado (energía, fibra óptica, agua, construcción de comunidades, salud, educación e infraestructura de transporte), y no hay razón para creer que el Ártico sea una excepción a esta filosofía. 


Dado que el programa de desarrollo siberiano de Rusia es similar a la filosofía de la Nueva Ruta de la Seda; y que hay miles de millones en inversiones de participantes internacionales en el extremo oriental ruso que llegan hasta la conexión con el Estrecho de Bering, la idea de un siglo de antigüedad de un túnel ferroviario en el Estrecho de Bering debe reexaminarse como un elemento ideal de colaboración que permita que las tecnologías y prácticas de la próxima generación vuelvan a estar en funcionamiento para la reconstrucción de nuestra salud física, mental y moral. 


Desde 2007, Vladimir Putin ha apoyado la vinculación de la brecha de 100 kilómetros entre los continentes ruso y americano, a lo que siguió la aprobación de China que comenzó abiertamente en mayo de 2014. Ahora que China cuenta con más de 25.000 km de trenes de alta velocidad construidos en China (38.000 km que se construirán en 2025) y varios proyectos ferroviarios de levitación magnética adicionales que actualmente se encuentran en construcción, así como vastos proyectos ferroviarios que abarcan el Ártico ruso, el siguiente paso lógico para el desarrollo euroasiático es incluir a Estados Unidos en su conjunto en este programa, usando líneas ferroviarias que atraviesen el Estrecho de Bering. Con este compromiso, la construcción de la brecha ferroviaria de 1.000 kilómetros, conocida como la línea de ferrocarril Alaska-Canadá, que debería haberse realizado hace tiempo, se llevará a cabo fácilmente e incorporará nuevas redes ferroviarias construidas a través de los territorios canadienses y a lo largo del continente; lo que permitirá el acceso a las materias primas, la construcción de nuevas ciudades avanzadas y la elevación del nivel de vida de la población


El despertar del que alguna vez fue un gran pueblo 
La necesidad de reexaminar programas tan audaces como el Corredor de Desarrollo de Canadá Central, diseñado por el héroe de la Segunda Guerra Mundial, el general Richard Rohmer, puede finalmente ocurrir de manera legal una vez que se permita que este paradigma se propague orgánicamente al Ártico. El plan de 1969 de Rohmer, que preveía una vía férrea de 4.000 km que se extendía desde Nueva Escocia hasta el Yukón, a través del Escudo Canadiense de "Canadá Central", fue diseñado para abrir la zona subdesarrollada entre la Tundra y la delgada zona de desarrollo que abraza la frontera estadounidense. Si este programa se hubiera llevado a cabo cuando se presentó por última vez al mundo en 1969 como una alternativa al infierno posindustrial que se eligió en su lugar, no sólo la población de Canadá tendría por lo menos el doble de su tamaño actual, sino que además NO se habría producido la pérdida de empleos manufactureros (y, a la inversa, nuestra adicción a los bienes baratos provenientes de naciones pobres), la decadencia de nuestra infraestructura y el deterioro de nuestros ciudadanos. 

Desde este punto de vista, la creación de ciudades árticas inspiradas en la ciudad con cúpulas de Frobisher Bay del Primer Ministro John Diefenbaker se convertirán rápidamente en perlas a lo largo de la gran Cinturón y la Ruta del Norte. Tales instalaciones, que proporcionaban a más de 5.000 ingenieros y sus familias todas las comodidades de la ciudad de Toronto, estaban listas para ser construidas ya en 1958, si no hubiera sido por un ataque coordinado contra Diefenbaker y la economía norteamericana en general. 

¡Oh, mira! ¡Oportunidades para hacerse ricos!


Más importante que el desarrollo de la materia prima son las nuevas oportunidades científicas para explorar los efectos de la radiación cósmica y su papel aún inexplorado en la dinámica de los ciclos climáticos, la evolución de la biosfera e incluso ciertas formas de enfermedades virales. Tales investigaciones sólo pueden ocurrir en los ambientes saturados de radiación cósmica que proporciona el Ártico. La exploración espacial, en la que tanto Rusia como China lideran crecientemente a nivel mundial, también necesita entornos árticos que imiten las condiciones climáticas extraterrestres que encontraremos en Marte. 

Lo más importante es que China quiere tener este futuro y sabe que en Occidente es posible que nos despierten de nuestro largo sueño. 



La visión a largo plazo de China para la humanidad 

En mayo de 2016, pronosticando la inauguración de la Ruta de la Seda Polar, el embajador de China en Canadá escribió:

La iniciativa del Cinturón y la Ruta es un nuevo tipo de mecanismo de cooperación. China seguirá los principios de apertura, cooperación, armonía, integración, beneficio mutuo y cooperación en la que todos salgan ganando. Los programas de desarrollo en el marco de la iniciativa no son exclusivos, sino que están abiertos a todos los países o partes interesadas, ya sean de regiones a lo largo de la ruta o de otras partes del mundo... Algunos amigos canadienses me dijeron que como Canadá y China son vecinos del Pacífico, la iniciativa del Cinturón y la Ruta también significa muchas oportunidades para Canadá. En vista de los progresos realizados en la cooperación entre China y Canadá en todos los ámbitos a lo largo de los años, Canadá puede aprovechar sus ventajas en materia de recursos y tecnología para fortalecer la cooperación con los países asiáticos en esferas como el desarrollo de la infraestructura, la inversión industrial, los recursos energéticos, la financiación, los intercambios entre personas y la fabricación avanzada... Mientras tanto, China y Canadá podrían explorar conjuntamente formas de extender el Cinturón y la Ruta a América del Norte". 

Vías de navegación actuales y potenciales en el Océano Ártico.


Para el pensador geopolítico, o cualquier otra víctima de la ingeniería social de los baby boomers, tales intenciones expresadas por China son totalmente inexistentes. Todo lo que existe son supuestos mecanismos de planificación basados en las ideas hobbesianas de poder del más fuerte para dominar al más débil y el poder para monopolizar los recursos. La noción de poder como parte de la capacidad de la humanidad para coexistir y cooperar en beneficio tanto de la humanidad como del universo fue comprendida por pensadores como Gottfried Leibniz, Benjamín Franklin, Abraham Lincoln, Franklin Roosevelt y otros, pero está prácticamente ausente en las mentes de una sociedad condicionada a pensar en términos de referencia materialistas. 

Sin embargo, cualquier pensador de mente clara con una comprensión histórica y un sentido amoroso del futuro puede identificar fácilmente la intención de China y sus aliados eurasiáticos principales. Para aquellos que tienen los ojos despejados de los efectos de la ingeniería social descrita anteriormente, como Helga Zepp-LaRouche, presidenta del Schiller Institute, la nueva ruta de la seda no sólo representa una oportunidad para construir infraestructura y curar las heridas de la última media década, sino que además, representa nada menos que una oportunidad para finalmente poner a la humanidad en armonía con las leyes naturales del universo, cuyo mandato principal es "ser creativo o caer". En una reciente conferencia en Berlín, la Sra. LaRouche concluyó con las siguientes palabras:

"Es muy bueno vivir en este momento de la historia y contribuir a hacer del mundo un lugar mejor. Y se puede hacer, porque el Nuevo Paradigma coincide con la legalidad del universo físico en la ciencia, el arte clásico y estos principios. El neoliberalismo y el liberalismo de izquierda están anticuados y desaparecerán como los escolásticos debatiendo cuántos ángeles pueden sentarse en la cima de un alfiler. Lo que se sostendrá es la identidad de la especie humana como la especie creativa del universo".
La siguiente fase de la evolución de la Nueva Ruta de la Seda promovida por el Instituto Schiller se muestra arriba con varias docenas de grandes proyectos destacados.




Fuente original
Jonathon Ludwig
The Canadian Patriot
Sott.net
08 febrero 2018


Jonathon Ludwig, editor de The Canadian Patriot, revista geopolítica y una plataforma para un debate más amplio sobre el papel de Canadá como participante soberano dentro de la armonía de las naciones que ahora está emergiendo.

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Notas

1. El que el apoyo del gobierno canadiense a estas iniciativas sea genuino o no no es un asunto que estamos abordando en este momento. El hecho es que ha habido una expresión de apoyo a un proceso cuyas reglas no están siendo moldeadas por la élite angloamericana, y nuestra evaluación proviene de ese hecho. El hecho es que en tiempos de crisis, incluso los organismos que se beneficiaron de la decadencia de la sociedad deben adaptarse a la cura si desean sobrevivir o bien colapsar con el anfitrión al que han destruido parasitariamente.
2. Estos grandes proyectos fueron conocidos como el New Deal, el programa Apolo, la revolución de la energía hidro-nuclear y Avro Arrow.
3. From Leibniz to Franklin on 'Happiness', por David Shavin, Fidelio Vol. 12 no. 1
4. Para una cronología más completa de los golpes de estado y asesinatos de CIA-MI6 desde la Segunda Guerra Mundial, vea "A Timeline of CIA Attrocities", por Steve Kangas, 7, Feb., 1997
5. Danger Ahead the Coming Collapse of Canada's Municipal Infrastructure, Federation of Canadian Municipalities, Nov. 2007. Mientras que la tasa de inversión mejoró ligeramente a partir de 2001, los daños causados por la brecha de 25 años se han vuelto irresolubles sin un cambio sistémico completo. Las tasas estadounidenses de colapso de la infraestructura son de una magnitud similar y el informe de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles de 2017 está exigiendo una estimación conservadora de 2 billones de dólares para elevar la infraestructura a niveles "aceptables".
6. The First Global Revolution: A Report by the Club of Rome, 1991, por Alexander King
7. Para un relato completo de la batalla entre FDR y las intenciones opuestas de Churchill para el mundo de la posguerra, tomado del libro de Elliot Roosevelt, As He Saw It, vea aquí.
8. En su discurso ante la ONU el 20 de septiembre de 1963, Kennedy dijo: "Incluyo entre estas posibilidades una expedición conjunta a la Luna... ¿Por qué... el primer vuelo del hombre a la Luna debería ser una cuestión de competencia nacional? ¿Por qué deberían Estados Unidos y la Unión Soviética... involucrarse en inmensas duplicaciones de investigación, construcción y gasto? Ciertamente deberíamos explorar si los científicos y astronautas de nuestros dos países (y en realidad de todo el mundo) no pueden trabajar juntos en la conquista del espacio, enviando a la Luna en algún día de esta década no a los representantes de una sola nación, sino a los representantes de todos nuestros países".

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