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06 octubre 2022

El camino de la Alemania militarista es muy peligroso

 

Ursula Gertrud von der Leyen, política alemana, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ocupó cargos sucesivos en el gabinete de Angela Merkel, desde 2013 al 2019 fue la primer mujer nombrada Ministra de Defensa. Y desde diciembre del 2019 es la presidenta de la Comisión Europea. En la foto, von der Leyen en un campamento de la Bundeswehr (Foto de archivo, Maurizio Gambarini)

Introducción por el editor del blog

Hace algún tiempo este blog reprodujo un interesante artículo sobre la política exterior de la República Federal de Alemania y de sus fuerzas armadas, "Bundeswehr marcha hacia el pasado". Bien, en el presente, la excusa de la guerra en Ucrania ha conseguido que Alemania apruebe un rearme histórico sin precedentes desde el fin de la segunda guerra mundial, junto a sus socios de la OTAN.

El pretexto de "ayudar a Ucrania" permite que el Canciller Olaf Scholz anuncie que está a disposición de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas) un fondo especial de cien mil millones (100.000 millones de euros) y que el 2% anual del PIB se invertirá en el desarrollo de las fuerzas armadas para hacer frente a Rusia

El parlamento alemán (Bundestag) votó mayoritariamente (20 abstenciones) para esa asignación presupuestaria, no antes votar una enmienda a la Constitución para modernizar el ejército. El Comité de Defensa del Bundestag acota que el proyecto de modernización de la Bundeswehr requiere reinventar "una imagen del enemigo" (Rusia). Esto es el resultado de largos años de presión de la OTAN. "Europa nos necesita", dijo ante el Parlamento la ministra de Relaciones Exteriores (Annalena Baerbock, del Partido Verde).


Es bueno refrescar la memoria de los incrédulos. En 2010 Alemania constaba ya como el tercer exportador mundial de armamento (informe del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz Stockholm International Peace Research Institute -SIPRI). 


Sesión del Bundestag (22 abril 2022, Reuters)

Es lógica la preocupación de Rusia que señaló que la "remilitarización" alemana en términos que hacen recordar el lenguaje de su pasado nazi, (Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia), una clara alusión al programa de rearme de la Alemania hitleriana, el camino a la Segunda Guerra Mundial. "Sabemos muy bien cómo puede terminar eso" (Maria Zakharova, portavoz del ministerio ruso). Desde el fin de la Guerra Fría los ejércitos de Alemania y Rusia dejaron de verse como potenciales enemigos

La OTAN -mejor dicho, los EEUU- señala la forma en que sus socios europeos deben "adaptarse" a las "nuevas realidades" ante el peligro ruso y otras amenazas potenciales como China e Irán, desarrollando una estrategia para enfrentarlas. A pesar de ello, Olaf Scholz, ha sido muy criticado por negarse a enviar tanques de batalla "Leopard" a Ucrania. 

El mando de la OTAN (EEUU) impone sus reglas a Europa (UE). Es cierto que el gobierno federal alemán anteriormente se opuso a las sanciones económicas de Washington contra Rusia, China, Irán y otros; sin embargo, los alemanes, igual que el resto de Europa deben inclinarse ante su jefe supremo para impedir o sabotear, por ejemplo, la conclusión del gasoducto ‎Nord Stream II (que también es un proyecto alemán), gas barato para toda Europa; o, la Nueva Ruta de la Seda pactado por Alemania y China en 2013 (a través de Rusia), porque ello significaría el fin de la hegemonía de los Estados Unidos y quizá el final de los "principios" de la Unión Europea.

Las autoridades de la República Federal Alemana han estado dando un giro radical, violando su norma constitucional de no intervención en países extranjeros. Desde hace un buen tiempo los gobiernos alemanes ignoran descaradamente lo que sus abuelos aprendieron amargamente después del fin de la guerra en Europa en 1945.


         Bundeswehr-Foto The Financial Times


Recordemos las palabras de Karl Müller (diario suizo Zeit Fragen): 

"¿Cómo es posible que en un país cuya Constitución puso en primer plano la dignidad humana, un país donde el reconocimiento de los derechos humanos y del derecho internacional está inscrito en la Constitución y donde la preparación de una guerra de agresión es considerada ilícita...". 

...Pues nada, Alemania no quiere quedarse atrás de sus "colegas" europeos de la OTAN, las potencias militares Francia y Gran Bretaña. Desde hace tiempo que Alemania, presionada por Estados Unidos, participa en provocaciones militares contra Siria y Rusia, el escándalo de la entrega de armas alemanes a Ucrania para su conflicto por el Donbass y Crimea con Rusia viene desde 2014... y podríamos recordar otros episodios similares.

El "Observatorio de la Crisis" presentó a inicios de septiembre (2022) un amplio informe sobre la nueva política militar alemana. Un documento que merece ser repasado en su totalidad.

Buena lectura. 

T. Andino


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El camino de la Alemania militarista es muy peligroso



Fuente: Observatorio de la Crisis (via Al Mayadeen)

Septiembre 2022


Alemania se está preparando, bajo la demanda irrechazable de sus amigos estadounidenses, para un mundo que se constituye en un gran campo de batalla a la espera de las intervenciones de la OTAN.


Cuando los mejores son presa del extravío, quizá podemos concluir que las cosas no van realmente bien. A finales de julio, Wolfgang Schäuble concedió una entrevista al Welt am Sonntag, un periódico dominical de centro-derecha. En ella renunciaba públicamente a su concepción, mantenida durante toda su vida, de una Kerneuropa franco-alemana, comprendida como el núcleo de Europa, confiando evidentemente en salvar, tras la guerra de Ucrania, lo que queda por salvar, si es que queda algo, de la posibilidad siempre remota de construir una Europa independiente dotada de una política de seguridad igualmente independiente.

Lo que Schäuble, ahora una alta autoridad del Estado sin una función pública concreta y uno de los últimos políticos conservadores intelectualmente respetables en activo, trata de presentar en la entrevista es su concepción de una versión actualizada de su viejo concepto germano-gaullista de una Europa unida capaz de perseguir sus propios intereses.

La versión propuesta en la entrevista, sin embargo, resulta tan alejada de la realidad que, viniendo de alguien conocido por su despiadado realismo político, puede leerse como el argumento subversivo de que con la guerra ucraniana la integridad de los sueños, no solo de la derecha sino también de la izquierda, de una Europa dotada de “soberanía estratégica”, para expresarlo en palabras de Macron, se han convertido para siempre en quimeras.


Wolfgang Schäuble, político alemán miembro de Christlich Demokratische Union Deutschlands (CDU). Ex Ministro del Interior y ex Ministro de Hacienda en los gabinetes de Angela Merkel (entre 2005-2017). Luego Schäuble fue presidente del Bundestag (2017-2021).

¿Qué sugiere Schäuble para convertir a Europa, ahora o nunca, en una potencia soberana después de la “zeitenwende” (fase de transición)? Tras constatar que el tándem franco-alemán ha fracasado a la hora de evitar la guerra, o siquiera de tener una voz en ella, Schäuble sugiere ampliarlo para convertirlo en un triunvirato, en un directorio de tres miembros, invitando para ello a Polonia a unirse a Alemania y Francia “como miembro dotado de la misma importancia en la dirección de la unificación europea”.

Dado que “a tenor del Tratado de Lisboa la política de defensa recogida en el mismo no es adecuada para medirse con los desafíos actuales”, el nuevo directorio operaría al margen de la Unión Europea. Francia, Alemania y Polonia invitarían a otros países europeos a unirse a ellos, para lo cual Schäuble acepta el concepto de “coalición de voluntarios”. Este mismo principio, sugiere, debería aplicarse también a cuestiones como la política de inmigración y asilo.

En efecto, este planteamiento daría lugar a una “Europa a la carta”, una vez abandonado el supranacionalismo para sustituirlo por lo que en Bruselas, con una obligada expresión de disgusto, se denomina inter-gubernamentalismo. A largo plazo, tal planteamiento podría prescindir del establishment de Bruselas en su conjunto en favor de una alianza estratégica multinacional liderada por tres Estados-nación soberanos.

"Schäuble invita a Polonia a unirse a Alemania y Francia como co-potencia hegemónica europea, confiando en que ello, contra toda esperanza, la arranque de su relación simbiótica con Estados Unidos”.

Pero esto es solo el principio. La principal tarea de este directorio de tres sería construir una defensa nuclear para Europa. En opinión de Schäuble, “dado que los ayudantes de Putin (¡!) nos amenazan cada día con un ataque nuclear, ahora está absolutamente claro (…) que necesitamos disponer de una fuerza de disuasión nuclear también a escala europea”. Mientras Francia tiene las armas, Alemania tiene el dinero.


En nuestro propio interés, los alemanes debemos, a cambio de una disuasión nuclear conjunta, efectuar la correspondiente contribución financiera al poder militar francés (…). Al mismo tiempo, debemos participar en una planificación estratégica de mayor envergadura acordada con París (…). En cualquier caso, una capacidad de defensa europea es inconcebible sin la dimensión nuclear (…)”.


En repetidas ocasiones, Schäuble insiste en que nada de esto debe contradecir los compromisos europeos asumidos en el marco de la OTAN. “Lo que Francia debe conceder” a cambio de la cofinanciación alemana de su fuerza nuclear “es que todo debe encajar en la OTAN”.

De hecho, una de las razones que esgrime Schäuble en pro de la cooptación de Polonia en su directorio es que su presencia garantizaría que “la defensa europea no sería alternativa sino complementaria a la OTAN”. La regla general, de acuerdo con Schäuble, “debe ser siempre: todo con la OTAN, nada contra ella”.

La propuesta de reorganización de Europa presentada por Schäuble debe entenderse como un intento desesperado de mantener viva una perspectiva mínimamente creíble de independencia estratégica europea. Sin embargo, los actos de fe que tiene que hacer para conseguirlo son enormes.

Para acomodar el ascenso de Europa del Este como nuevo centro de poder europeo tras el ataque ruso a Ucrania, Schäuble invita a Polonia a unirse a Alemania y Francia como copotencia hegemónica europea, confiando en que ello, contra toda esperanza, la arranque de su relación simbiótica con Estados Unidos. (El gobierno polaco acaba de presentar a Alemania una factura de un billón de euros en concepto de reparaciones por la Segunda Guerra Mundial, esperando que ello le ayude a ganar las próximas elecciones).

Schäuble también confía en que Francia acepte a un tercer país como cogobernante de Europa, después de que el actual liderazgo ejercido por ambos países haya fracasado, y que conceda a Alemania y Polonia lo que ha negado sistemáticamente desde la década de 1960 a Alemania sola, esto es, la capacidad de expresar su opinión sobre el uso del arsenal nuclear francés.

Cuanto más se analiza la propuesta, más sorprendentes resultan las ilusiones que un veterano de la política europea como Schäuble se siente obligado a asumir para bosquejar algo parecido a un modelo de soberanía estratégica europea


Uno de los pilares del poder de Estados Unidos en Europa es la firma por parte de Alemania del Tratado de No Proliferación Nuclear de la década de 1960, que propició que Alemania dependiera para su defensa durante la Guerra Fría del paraguas nuclear estadounidense.


En la actualidad, dicha dependencia se traduce en la presencia de un número desconocido de bombas atómicas estadounidenses en suelo alemán, junto con una licencia para que la Luftwaffe alemana transporte cabezas nucleares estadounidenses, bajo el mando de Estados Unidos, dirigidas contra objetivos elegidos por este país, utilizando aviones de combate comprados al mismo, lo que oficialmente se denomina “participación nuclear”.

No hay ninguna razón para creer que pueda convencerse a Estados Unidos, con o sin la OTAN, de que Alemania necesita participar también en la gestión de las cabezas nucleares francesas, aunque sea indirectamente pagando por ellas. Tampoco hay ninguna perspectiva de que Francia permita a Alemania y a Polonia expresar su opinión sobre cuándo debería ponerse en riesgo París por el bien de Berlín o Varsovia; en el pasado, los intentos franceses de hacer que Alemania compartiera los costes de la force de frappe (fuerza de choque) fueron abandonados en repetidas ocasiones cuando, a cambio de su participación, Alemania quiso simplemente echar un vistazo al catálogo de objetivos nucleares franceses.


Christian Lindner, político alemán del Partido Liberal, ministro de Finanzas de Alemania desde diciembre del 2021. Ha advertido del riesgo en la Eurozona de caer en la temible "estanflación". Confía en que otros paises de la eurozona reduzcan deuda para combatir la subida de precios. Se declara abierto a expropiar reservas del Banco Central de Rusia para ayudar a Ucrania. En la foto Lindner en un campmento de la Bundeswehr en Eslovaquia (Foto Thomas Koehler / fototeca  IMAGO)


Y cabe también preguntarse cómo alguien con una experiencia y una carrera tan dilatada como las de Schäuble puede confiar en que una política de seguridad europea codirigida por Polonia podría ser otra cosa que la extensión de la política de seguridad estadounidense, dados los dos objetivos principales de la política exterior polaca, esto es, la independencia de Alemania y la presencia contundente de Estados Unidos en Europa para mantener a Rusia a raya en lugar de confiar en los poco fiables vecinos europeos, que, a diferencia de la potencia estadounidense, podrían, a la hora de la verdad, temer por su propia seguridad.

Donde la entrevista de Schäuble se convierte definitivamente en un documento de desesperación y su triunvirato franco-alemán-polaco se revela como nada más que el espejismo de un viajero en el desierto a punto de deshidratarse, es al final de la misma, cuando intenta hacer creer al entrevistador y a sí mismo que su triple alianza nuclear intentaría establecer “una asociación con Rusia, siempre que este país respete las normas básicas de la cooperación entre socios”.

“Seguramente —afirma Schäuble— también los polacos estarán de acuerdo cuando decimos que la asociación con una Rusia comprometida con la renuncia al uso de la fuerza, con la inviolabilidad de las fronteras y con las normas fundamentales del derecho internacional es políticamente deseable. Con una Rusia así podemos y queremos cooperar de buena fe. Por supuesto, con Putin esto será difícil”, pero no imposible, en su opinión.

Schäuble no puede albergar duda alguna de que para Polonia y su protector, Estados Unidos, una arquitectura de seguridad negociada en Europa que incluya a Rusia es, en el mejor de los casos, una segunda opción; su resultado preferido de la guerra ucraniana es una Rusia derrotada y mantenida a raya por una fuerza militar superior. Europa, en este escenario, está dirigida, no por Alemania o Francia o por ambas, sino por Estados Unidos y ello no solo en el continente euroasiático, sino también a escala mundial, en particular en relación con China, a la que Schäuble menciona solo una vez de pasada.

El hecho de que Schäuble pueda llegar a confiar en que sus repetidas garantías de que su triple alianza formará parte de la OTAN, llegando incluso a sugerir además que el Reino Unido (el autodenominado subcomandante de Estados Unidos a escala mundial) también debería desempeñar un papel en la misma, engañen a la potencia estadounidense, desafía toda comprensión. En realidad, que alguien como Schäuble se vea constreñido a propalar piadosas esperanzas de que Estados Unidos mirará hacia otro lado puede interpretarse como un indicio de la eficacia con la que la guerra de Ucrania ha desplazado el centro de la política europea de seguridad nacional hacia el este y, con ello, hacia el oeste, en dirección a Estados Unidos.

Donde Schäuble, para variar, está en línea con el Zeitgeist europeo (espíritu de los tiempos) es cuando afirma que la Unión Europea, como organización internacional realmente existente, no juega ningún papel en su proyecto; en realidad, está explícitamente excluida de él. Lo que tiene en mente, sin decirlo, es lo que Macron, en sus momentos más exuberantes, denomina una refundación de Europa (por supuesto, hay pocas cosas que Macron no quiere refundar).


Ursula von der Leyen, en una foto de archivo como Ministra de Defensa de Alemania, actual presidenta de la Comisión Europea. 

Durante los últimos años, el equipo de von der Leyen y el “método comunitario” supranacional que administra han perdido rotundamente la reputación de la que gozaban entre los jefes de Estado y de gobierno europeos. La gestión de la pandemia por parte de Bruselas fue ampliamente considerada un desastre, a pesar de que fue Merkel quien le encargó la adquisición de las vacunas, tarea para la que no estaba preparada, a fin de evitar que Alemania fuera la primera en ser servida cuando se disponía a asumir la presidencia de la Unión Europea en el verano de 2020: el resultado fue el retraso de dos meses en la campaña de vacunación en el continente europeo.

También se culpó a la UE de no haber almacenado máscaras y equipos protectores y, en general, de no estar preparada para gestionar una emergencia médica como la pandemia de la covid-19, así como de intentar en vano que los Estados miembros cofirmantes del Acuerdo de Schengen mantuvieran sus fronteras abiertas durante el periodo de aumento de las tasas de contagio.

A esto le siguió la toma de conciencia gradual de que el aclamado Next Generation European Union Corona Recovery Fund era demasiado pequeño y estaba gestionado de forma demasiado burocrática como para hacer algo por el país para el que principalmente estaba destinado, Italia, como demuestra la patética caída, tras solo un año en el cargo, del caballero blanco de la UE, Mario Draghi, como primer ministro de su país.

Añádase a esto el regateo con Polonia y Hungría sobre el “Estado de derecho” en un momento en que Europa del Este se estaba convirtiendo en el nuevo centro de gravedad de la UE, por no hablar de la ausencia total de esta cuando los Acuerdos de Minsk fracasaron y Estados Unidos asumió la gestión del conflicto con Rusia en torno a Ucrania

Una vez que la Realpolitik levantó su fea cabeza, la UE se convirtió rápidamente en una organización auxiliar de la OTAN, encargada, entre otras cosas, de idear sanciones contra Rusia, que en su mayor parte se volvieron contra ella, y de elaborar una política energética europea común, una misión imposible desde el principio.

Para evaluar cómo el liderazgo europeo se ha deslizado hacia Estados Unidos y cómo la UE ha perdido el control sobre sí misma nada mejor que analizar su política de admisión de nuevos Estados miembros, la cual constituye un campo de batalla cada vez más enmarañado ligado al conflicto sobre quién dirige Europa y con qué propósito.

En la década de 1990, Estados Unidos hizo saber que, como parte de su Nuevo Orden, la UE tenía que acoger a los antiguos miembros del Pacto de Varsovia (Polonia, Hungría, Chequia, Bulgaria y Rumanía) para fortalecerlos económicamente y reorganizarlos institucionalmente con el fin de anclarlos firmemente en “Occidente”; posteriormente, los Estados bálticos, que durante un tiempo formaron parte de la Unión Soviética, siguieron su ejemplo.

En aquel momento también se esperaba que la UE admitiera a Turquía, cuyo principal mérito consistía en ser miembro de la OTAN desde hacía mucho tiempo, lo cual habría dado a “Europa” fronteras conjuntas con Siria, Iraq e Irán, además de una posible guerra con un Estado miembro de la UE, Grecia. La adhesión de Turquía fue impedida por Francia y la Alemania de Merkel, campeona mundial en el arte de la resistencia pasiva, aunque oficialmente Turquía sigue siendo candidata a la incorporación a la UE.

La integración de los nuevos miembros de la UE constituye una ardua tarea para la burocracia de Bruselas, que debe enseñarles los entresijos del denominado acquis communitaire (acervo comunitario), el interminable conjunto de normas que los Estados deben aplicar como condición previa a la adhesión. Además, para afianzar su lealtad al capitalismo, los nuevos miembros deben recibir apoyo económico y cuanto más pobres y numerosos sean, mayores deben ser los fondos estructurales de la Unión destinados a los mismos, que son financiados con los respectivos presupuestos nacionales.


         Soldados de la Bundeswehr (Foto archivo Imago Christian Thiel)

Además, como tantas otras veces, el dinero puede o no comprar el amor, y los nuevos Estados miembros del Este tener sus propias ideas sobre cuándo deben seguir las órdenes de Bruselas y cuándo no. Así, los periodos de espera se han dilatado durante los últimos años, ya que las negociaciones se están alargando innecesariamente por la presión de los actuales Estados miembros.

El último nuevo miembro de la UE fue Croacia, admitida en 2013, tras diez años de negociaciones y con sus reformas institucionales concluidas a satisfacción de Bruselas. En la lista de espera siguen Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia, los denominados Estados de los Balcanes Occidentales, cuyas perspectivas de ser admitidos en un futuro previsible es nula, después de que Francia se opusiera públicamente a su ingreso.

Introduzcamos en la ecuación a Ucrania, que a través de su omnipresente presidente exige la plena incorporación a la UE de inmediato, tutto e subito, algo difícilmente realizable sin el estímulo de su aliado estadounidense, que necesita que alguien pague la reconstrucción del país una vez que la guerra concluya, si es que lo hace en algún momento.

El 18 de junio, Von der Leyen, vestida como tantas veces estos días de azul y amarillo, anunció en Twitter, sin miedo a parecer decadente o de mal gusto, que “los ucranianos están dispuestos a morir por la perspectiva europea. Queremos que vivan con nosotros el sueño europeo”. Pero lo que parecía convertirse en un viaje por la vía rápida a Bruselas pronto se detuvo en seco.

Aunque es evidente que los Estados de los Balcanes Occidentales debieron protestar, el factor crucial es que los actuales Estados miembros parecieron haberse dado cuenta de que la adhesión de Ucrania acabaría por hacer saltar por los aires el presupuesto de la UE, por no hablar del sistema político oligárquico ucraniano, que habría hecho que Polonia y Hungría, los archienemigos “antiliberales” de la mayoría liberal del Parlamento de la UE, parecieran democracias escandinavas.


“Los Verdes son los más militantes entre los políticos alemanes en su espíritu belicoso, ya que representan a una generación que estuvo exenta, y lo estará para siempre, del servicio militar, a diferencia de los despreciados pacifistas de antaño”.


En esta situación, fue Olaf Scholz quien, de nuevo con verdadero espíritu merkeliano, tiró del carro, exigiendo que la UE, antes de dejar entrar a ningún nuevo miembro, se sometiera a «reformas estructurales» de las que previsiblemente es incapaz. Una de sus propuestas se refería a la composición de la Comisión.

Actualmente hay un comisario por cada Estado miembro, lo que suma un colegio de veintisiete, demasiado grande, como dice un adagio de Bruselas, para reunirse en pleno sin que los miembros utilicen prismáticos si quieren mirarse a los ojos. Sin embargo, ello no es razón para que los Estados miembros más pequeños insistan en que cada país debe tener un puesto en la Comisión, dado que la UE paga a sus comisarios bastante más de lo que los países más pequeños y pobres pagan a sus respectivos primeros ministros.

La reducción del número de comisarios requerirá la modificación de los Tratados que cada Estado miembro debe aceptar. Además, en un discurso pronunciado a finales de agosto en la Universidad Carolina de Praga, que pretendía ser un complemento del pronunciado por Macron en la Sorbona en 2016, Scholz exigió disposiciones más estrictas sobre el Estado de derecho en los Tratados y poderes más eficaces para que la UE sancione a los Estados miembros por sus infracciones, a sabiendas de que esto sería inaceptable para Polonia y Hungría, y presumiblemente también para otros países. (Eludiendo tanto la UE como la OTAN, Scholz también sugirió un sistema conjunto de defensa aérea para Europa, creado por Alemania junto con los Estados miembros vecinos).

Además, Scholz insistió en la votación por mayoría en el Consejo en lo concerniente a la política exterior de la UE, presumiblemente mediante votos ponderados por el tamaño de los respectivos países para evitar que el nuevo Ostblock (bloque de los países de Europa del Este) superara en votos a Alemania y Francia en nombre de Estados Unidos. Por supuesto, en la UE acabar con la unanimidad requiere unanimidad, un obstáculo que ni siquiera Angela Merkel había podido superar.


Despedida a la canciller Angela Merkel (foto Reuters). El desfile nocturno de soldados portando antorchas, el “Zapfenstreich” o “Toque de retreta”, en el patio del Ministerio de Defensa marcó el “fin de la era Merkel”, 1 diciembre 2021.


Mientras tanto, en Alemania, la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, una de las Young Global Leaders del World Economic Forum de Davos, hace saber a la opinión pública alemana que la guerra en Ucrania puede durar muchos años todavía y que Ucrania seguirá necesitando apoyo económico y militar, incluido “armamento pesado”, con toda seguridad durante 2023.

Ello añade un sabor peculiar a las interminables expresiones de gratitud y admiración de los Verdes por los valientes ucranianos que “defienden nuestros valores”, arriesgando sus vidas bajo un estricto régimen de servicio militar obligatorio. También ayuda a explicar su identificación incondicional con los objetivos bélicos del ala ahora gobernante del nacionalismo ucraniano (Baerbock: “Crimea pertenece a Ucrania... Ucrania defiende también nuestra libertad, nuestro orden de paz. Y la apoyamos financiera y militarmente, mientras sea necesario. Y punto”).

El envío de armas, mientras estos nuevos belicistas observan cómo se utilizan estas desde la seguridad de sus salas de estar (Twitter ofrece un increíble número de tuits de alemanes repantigados en sus sillones celebrando los golpes de la artillería ucraniana contra los objetivos rusos, similares a los publicados por los video jugadores que informan de sus proezas conseguidas en las pantallas de sus ordenadores) es jaleado casi diariamente acompañado de la garantía, que se hace eco de las declaraciones de Biden y su equipo, de que la OTAN, incluida Alemania, nunca enviará tropas a los campos de batalla de Ucrania donde los ucranianos “luchan y mueren por todos nosotros”.

Obviamente, ello contribuye a que estos nuevos partidarios de la guerra, que se saben al reparo de riesgo alguno para sí o para sus hijos, la alienten hasta la mismísima Endsieg (victoria final), insistiendo en que no puede haber negociaciones sobre el fin de la misma antes de que ésta haya terminado con la incondicional retirada rusa.

Hasta ahora, la llegada de los Verdes al gobierno alemán, el reverdecimiento de lo que los alemanes solían llamar Friedenspolitik (política de paz), ha tenido un éxito notable. El espacio para el debate público legítimo sobre la paz y la guerra se ha reducido drásticamente. El jefe del servicio de seguridad nacional alemán, la orwellianamente denominada Bundesamt für Verfassungsschutz (Oficina para la Protección de la Constitución), aseguró públicamente al gobierno que vigilará a todos los que afirmen que el ataque ruso a Ucrania podría haber estado relacionado con la acumulación previa de recursos militares estadounidenses en torno a Rusia; en otras palabras, a todos los Putinversteher (comprensivos con Putin).

Como el evangelio, la prensa, de calidad o no, recita como sabiduría última de las relaciones internacionales, olvidada por los pacifistas sentimentales como Willy Brandt, el viejo adagio romano, si vis pacem para bellum. Se trata de proscribir la idea más reciente, que se remonta en parte nada menos que al mismísimo Friedrich Engels, de que con el armamento moderno, prepararse para la guerra puede desencadenar una carrera armamentística que precisamente consigue lo contrario de la paz.

La acumulación sin precedentes de recursos militares por parte de Estados Unidos durante las dos primeras décadas del siglo XXI, incluida la dotación de armamento a Ucrania desde 2014, que supuso sin riesgo de exagerar la preparación para la guerra más impresionante de la historia, fortalecida además por la denuncia de todos los tratados de control de armamentos de la época de la Guerra Fría, no debe mencionarse nunca en este contexto.

Visto así, el hecho de que el presupuesto especial de defensa de 100 millardos de euros, anunciado por el gobierno alemán a los tres días de iniciarse la guerra, no tendrá sus primeros efectos sobre el terreno hasta dentro de aproximadamente cinco años no significa que sea un despilfarro, sino únicamente que no tiene nada que ver con la guerra de Ucrania como tal.


Para lo que Alemania se está preparando, siguiendo la demanda irrechazable de sus amigos estadounidenses, es para un mundo que se constituye en un gran campo de batalla a la espera impaciente de las intervenciones de la OTAN fuera de su área de operaciones tradicional en pro de la propagación de la democracia y de la oferta de oportunidades para que ciudadanos posheroicos y sobrealimentados defiendan los valores occidentales.


         Tanques alemanes "Leopard II" (foto archivo)

A mediados de agosto, como otra muestra de su lealtad a Occidente, Alemania envió seis aviones de combate Eurofighter, en un viaje que los llevó por medio mundo y les obligó a pasar por la China continental y Taiwán, a Australia con el fin de efectuar maniobras conjuntas con Corea del Sur y Nueva Zelanda y de demostrar así la disposición alemana para una ulterior implicación militar.

La prensa alemana informó bochornosamente para contextualizar la noticia de que “el nuevo concepto estratégico de la OTAN menciona a China como un desafío”. Uno de los seis aviones de guerra resultó defectuoso y tuvo que ser devuelto a casa, pero los cinco restantes llegaron sanos y salvos a su lejano destino repostados en vuelo por un avión cisterna A330, lo que hizo que el Frankfurter Allgemeine Zeitung se sintiera orgulloso del estado de las fuerzas armadas alemanas.

El viaje se produjo después de que el gobierno saliente de Merkel enviara una fragata, la Bayern, de gira por el Indo-Pacífico, antes conocido como el Mar del Sur de China, para mostrar tanto la lealtad transatlántica, como la resolución a la hora de intervenir en el Pacífico oriental. 

Y esto es todo por hoy en cuanto a la autonomía estratégica europea.

Fuente consulta  

09 abril 2022

La gran guerra de las flechas. Estrategia rusa en Ucrania




Explicación previa del editor del blog

La prensa, el cuarto poder como lo califican algunos, pretende "ignorar" la verdad sobre el conflicto Rusia - OTAN/Ucrania. Los medios atraen al público con espectáculos televisivos y comentarios de "expertos" que echan más fuego, hasta se permiten exigir un contundente mensaje para Putin que no toleran la intervención militar. Pero, nunca se preguntan, ni preguntan a nadie, ¿por qué se dio la invasión a Ucrania?. Con los característicos exabruptos histéricos y nada históricos siguen tratando de rompernos la cabeza con el absurdo ¿por qué el país más grande del mundo necesitaría más territorio?.

 



Además, la retórica se vuelve cada vez más escandalosa en el sentido de hacer odiosas comparaciones del pasado. Por ejemplo: Comparan a Joe Biden con Neville Chamberlain, Vladimir Putin con Adolf Hitler, Rusia con la Alemania nazi. Esto puede parecer una chapuza, pero es ofensivo para los rusos que fueron quienes más sacrificios hicieron para derrotar al nazismo. No es necesario recordar quién fue Adolf Hitler, ¿o sí?, más interesante sería averiguar ¿por qué los nacionalistas ucranianos adoran a Hitler y a sus compatriotas colaboracionistas y, sobre todo, por qué creen a rajatabla la ideología nazi?.

Sería inútil tratar sobre el nacionalismo -en el contexto del momento- y, aunque puede ser ridículo para algunos lo siguiente, el nacionalismo -que muchos lo equiparan con la extrema derecha- no debe ser confundido: No es lo mismo ser nacionalista que ser naZi-onalista... no digo más.

Mejor conviene recordar la "Ley de Godwin", es decir, "la teoría de que a medida que una discusión online avanza, se vuelve inevitable que algo o alguien eventualmente sea comparado con Adolfo Hitler o los nazis, sin importar cuál sea el tema". Y eso ocurre cuando las comparaciones recurrentes descienden a un nivel básico argumentativo. (Diccionario Oxford). 

La "ley" mencionada fue formulada por el abogado y autor estadounidense Mike Godwin en 1990, decía él: "Es extremadamente raro que la improvisada comparación con Hitler o los nazis resulte bien". Se usa esas comparaciones, muchas veces fuera de contexto, se recurre a ese episodio de la historia porque pretende (de mala forma) darnos una comparación subjetiva e interesada entre el bien y el mal. El ejemplo está ahí: los rusos son los "nuevos" nazis, pero nadie se "acuerda" de los autoproclamados neo-nazis ucranianos que deben estar despotricando por el "robo de patente" de la marca que los hace inconfundibles en el mundo. O, ¿no es cierto que son oficialmente los únicos nazis, en el mundo de hoy, armados y entrenados para la guerra?

Hay momentos oportunos, como el actual conflicto en territorio ucraniano, en que suelo recordar el artículo "La ´Reductio ad hitlerum y la caja de herramientas totalitaria" de Fernando Navarro García. La "Reductio ad Hitlerum" es aquella argucia discursiva mediante la cual se podía descalificar cualquier opinión afirmando que "Hitler también la apoyaba". Un golpe bajo y en muchas ocasiones una injusticia. "De este modo, y dado que no soy fumador y me intereso por el arte, podría ser calificado de nazi pues Hitler tampoco fumaba y gustaba de cierto arte. ¿Absurdo, verdad?", razona el citado periodista.

Durante años se ha abusado mucho de esa estratagema –no por simplona menos eficaz- de la "Reductio ad Hitlerum", ya que nadie en su sano juicio desea ser encuadrado en la "lógica" de tan nefasto personaje (salvo los neonazis ucranianos y hasta los españoles). Quizás por eso hoy en día, y ante la falta de argumentos rigurosos como mal endémico de una cierta modernidad, todo aquello que nos desagrada o colisiona con nuestros intereses o anhelos es tildado de "nazi" o "fascista".

En el caso de actualidad hasta es posible que los estudiantes no puedan señalar a Rusia o Ucrania en un mapa, sin embargo, mucha gente está familiarizada con el "apaciguamiento" de Chamberlain a Hitler, esa palabra resuena en la población general y se está aplicando imprudentemente a los eventos actuales (sobre todo en Inglaterra). Johanna Ross, analista política de Edimburgo, señala que "Occidente tiene algo de complejo de culpabilidad por el "apaciguamiento" de Adolf Hitler por parte del primer ministro británico Neville Chamberlain antes de la segunda guerra mundial. Ver los acontecimientos actuales a través del prisma del apaciguamiento de Chamberlain a Hitler es completamente defectuoso. Por el contrario, los años de sanciones de Occidente contra Rusia, las campañas de guerra cibernética y de información, las provocaciones en el Mar Negro y la continua acumulación militar en la frontera de Rusia difícilmente pueden constituir una política de "apaciguamiento".

Si queremos establecer paralelismos entre la crisis actual en la frontera con Ucrania y la IIGM, deberíamos comparar la ideología neonazi que domina el nacionalismo ucraniano con la de la Alemania nazi. La represión de las lenguas minoritarias, incluido el ruso; la censura de los medios de comunicación; asesinatos de periodistas; la persecución de los políticos de la oposición y la obsesión con un "enemigo" ruso son todos síntomas de una nación, tristemente, podrida en su esencia. Aparte de eso, los dos escenarios geopolíticos no tienen nada en común. Putin no tiene la intención de dominar el mundo; si lo fuera, ¿por qué Donbás no fue anexado hace años? Si realmente quisiera más territorio, podría haberse esforzado un poco más durante veinte años". 

Irónicamente, el único país que encaja en la descripción de agresor imperialista es Estados Unidos, que ha invadido innumerables naciones soberanas desde su creación. Rusia tiene preocupaciones de seguridad válidas con respecto a las fuerzas de la OTAN que invaden sus fronteras; preocupaciones que expuso reciente y explícitamente en un documento proporcionado a Occidente, pero de las que poco se escucha en medio de la histeria bélica.




De hecho, a pesar de toda la charla de '¿Qué quiere Putin?', no podría estar más claro lo que Rusia quiere. La lista de demandas presentadas a los Estados Unidos el año pasado fue clara: no hay membresía de la OTAN para Ucrania y una retirada de la OTAN de los estados bálticos y Europa del Este. Rusia considera que la presencia de la OTAN en sus fronteras es agresiva, de la misma manera que Estados Unidos no toleraría los misiles rusos en Cuba.

Esto no es Hollywood, existe una posibilidad real de que se produzca un error de cálculo y de que estalle una guerra entre Rusia y Occidente. Comparaciones de Rusia con la Alemania nazi son imprudentes en extremo y solo busca aumentar las tensiones. Sin embargo, con las poblaciones occidentales y sus gobiernos en gran medida ignorantes sobre Rusia y la historia de la región, lamentablemente no espero ninguna difusión a los niveles actuales de histeria de guerra", termina argumentando la citada autora (La fiebre de la guerra está en el aire, ya que Occidente confunde a Rusia con la Alemania nazi, Infobrics.com, enero 2022).

Para evitar mal entendidos, estoy en contra de esta guerra, y de todas las guerras, me uno al activismo por la paz. Aquí denunciamos los conflictos y problemas del mundo contemporáneo en su esencia para concienciar del peligro de ofrecer su vida "patrióticamente" por causas injustas que solo enriquecen a los mercaderes de la muerte. Me sumo al noble gesto de apoyar a los millones de inocentes civiles ucranianos desplazados en Occidente y en la propia Rusia, apreciando la natural y verdadera esencia solidaria del simple ciudadano, no de los gobiernos, alejada del ruido propagandístico de los políticos y medios que -de manera lamentable- también se dedican a adoctrinar al pueblo. La consigna que describe este blog es: "Temas de análisis e investigación para descubrir los verdaderos motivos que se ocultan entre bastidores y que desembocan en conflictos bélicos. Desenrolla la trama urgida por políticos y fuerzas obscuras que controlan el Poder en el mundo".  

Bien, pasemos al tema central de esta selección de textos.

Hecha la anterior e imperiosa aclaración, tenemos que dar un "tirón de orejas" moral a los cientos de "estrategas", "especialistas" e "historiadores" del actual conflicto ruso-ucraniano/OTAN (vía internet-redes sociales). Y, como éste humilde servidor no es un especialista en estrategia militar, debe recurrir a la experticia de profesionales y no a nuestros "genios" de Facebook o Youtube, tampoco me fio en los medios de embrutecimiento masivo (prensa comercial), los medios rusos censurados tampoco son una opción, no son accesibles.

T. Andino


II

La verdadera estrategia militar rusa en Ucrania

 

 

Resumen de artículos, entrevistas y notas de Scott Ritter.

Scott Ritter es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EEUU, ex inspector jefe de armas de la ONU de 1991 a 1998. En la actualidad es comentarista y columnista en Huffington Post, Consortiumnews y en el American Conservative.

Las siguientes notas unificadas del señor Ritter (fines de marzo) se publicaron inicialmente en "Thread Reader" una aplicación que facilita leer y compartir hilos de Twitter (el hilo de Twitter es una serie de tweets del mismo autor conectados con una línea). Dada su sencilla explicación, es lo mejor que se puede encontrar para comprender la estrategia rusa en Ucrania y ha sido reproducida por algunos medios de habla inglesa. También Global Research lo ha entrevistado en días cercanos. Estas fuentes son intercaladas para mayor entendimiento.


La gran guerra de las flechas

The Big Arrow War

Un manual para todos aquellos que se rascan la cabeza por la confusión, o se quitan el polvo de sus uniformes de gala para el desfile de la victoria de Ucrania en Kiev. Por las noticias sobre el "cambio estratégico" de Rusia, es posible que desee volver a familiarizarse con los conceptos militares básicos.

1. La guerra de maniobras es un buen lugar para comenzar. Comprenda que Rusia comenzó su "operación militar especial" con un grave déficit de mano de obra: 200.000 atacantes frente a unos 600.000 defensores (o más). El conflicto de desgaste clásico nunca fue una opción. Una victoria rusa requiere maniobra.

La guerra de maniobras es más psicológica que física y se centra más en el nivel operativo que en el táctico. La maniobra es movimiento relacional: cómo despliegas y mueves tus fuerzas en relación con tu oponente. La maniobra rusa en la primera fase de su operación se apoyó en esto.

Los rusos necesitaban moldear el campo de batalla a su favor. Para hacer esto, necesitaban controlar cómo Ucrania empleaba sus fuerzas numéricamente superiores, mientras distribuía su propio poder de combate más pequeño para lograr mejor este objetivo.


Tropas ucranianas con un arma antitanque NLAW durante sus maniobras en la región de Donetsk, este de Ucrania, 15 de febrero de 2022. (Foto AP)

Ritter explica en su entrevista a Global Research, que -según los principales medios- pareciera que Rusia está tratando de ocupar el país, muchos soldados rusos han muerto y están empantanados fuera de las ciudades. En fin, Rusia no está teniendo éxito debido a la resistencia de los soldados ucranianos.

Ritter argumenta: ¡NO!. El hecho es que Rusia no está ocupando Ucrania. Ucrania es una nación de cuarenta y un millones de habitantes. Dicen que diez millones de ellos están desplazados, algunos internamente, algunos han huido. Eso todavía deja a treinta millones de personas ocupando amplias áreas de terreno, incluidas ciudades como Kiev. Rusia entró con doscientos mil soldados. Las matemáticas militares simplemente dicen que no, ¡no estás ocupando Ucrania con doscientos mil soldados! Así que, ¡dejemos ese tipo de tonterías de inmediato! Eso es retórica politizada que dice, por tanto, ¡Rusia ha fallado en sus objetivos!

2. Estratégicamente, para facilitar la capacidad de maniobra entre los frentes sur, central y norte, Rusia necesitaba asegurar un puente terrestre entre Crimea y Rusia. La toma de la ciudad costera de Mariupol es fundamental para este esfuerzo. Rusia ha cumplido esta tarea.

Mientras se desarrollaba esta compleja operación, Rusia necesita evitar que Ucrania maniobre sus fuerzas numéricamente superiores de una manera que interrumpiera la operación Mariupol. Esto implicó el uso de varias operaciones de apoyo estratégicas: fintas, operaciones de arreglo y ataque profundo.

El concepto de una finta es simple: se considera que una fuerza militar se está preparando para atacar un lugar determinado o, de hecho, lleva a cabo un ataque con el fin de engañar a un oponente para que comprometa recursos en respuesta a las acciones percibidas o reales. (El uso de la finta jugó un papel importante en Tormenta del desierto, Kuwait-Irak, para inmovilizar a la Guardia Republicana).

Los rusos hicieron uso extensivo de la finta en Ucrania, con fuerzas anfibias frente a Odessa congelaron a las fuerzas ucranianas allí, y un gran ataque de finta hacia la región de Kiev obligó a Ucrania a reforzar sus fuerzas allí. Ucrania nunca pudo reforzar sus fuerzas en el este.


Soldados ucranianos entrenan en el uso de armas proporcionadas por Estados Unidos cerca de Yavoriv, ​​Ucrania (New York Times)


3. Desmilitarizar Ucrania. En la entrevista Ritter profundiza detalles, Rusia quiere desmantelar el ejército de la OTAN construido en Ucrania. Mucha gente no se da cuenta de que hay 260.000 militares ucranianos en servicio activo, la mayoría de los cuales han sido entrenados por la OTAN en los últimos ocho años según los estándares de la OTAN. Eso significa que las unidades militares ucranianas eran interoperables con la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Podría tomar un batallón de tropas ucranianas entrenadas por la OTAN, colocarlas bajo su mando y se desempeñarían bien.

Esto no es teoría. Esta es la realidad. Las tropas ucranianas participaron en numerosas operaciones dirigidas por la OTAN en el mundo y en Europa. Entonces, Rusia ha dicho que esto: la existencia de una fuerza de representación de la OTAN es inaceptable y que su objetivo es desmilitarizar Ucrania. Esto podría hacerse pacíficamente con los soldados ucranianos permaneciendo en sus cuarteles, mientras que los rusos desmantelaran y retiraran de Ucrania todo el equipo proporcionado por la OTAN y supervisaran la reorganización del ejército ucraniano de una manera que deje de ser un representante de facto de la OTAN. O si quisieran resistir, Rusia los destruiría.

Rusia entró un poco blanda desde el principio. No bombardearon los cuarteles. Hicieron todo lo posible para evitar muertes innecesarias entre las tropas ucranianas. ¡Pero los ucranianos decidieron luchar!

Seamos claros aquí. Ucrania tiene un gran ejército: 260.000 en servicio activo, 310.000 reservistas y otras fuerzas de seguridad. Normalmente, en el ejército, si quieres lanzar una operación ofensiva, quieres una ventaja de tres a uno. Es decir, por cada defensor, quieres tres de tus propias tropas. ¡Rusia entró en Ucrania con una desventaja de tres a uno! Es decir, por cada ruso, había tres ucranianos. Y, sin embargo, Rusia está ganando en el campo de batalla. Están involucrando a las fuerzas ucranianas en operaciones de combate a gran escala que no se han visto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Están en el proceso de atrapar entre 60 y 100 mil soldados ucranianos en el este de Ucrania, una de las mayores operaciones de tipo caldero en desarrollo (Ucrania había reunido entre 60.000 y 100.000 soldados en el este, frente a Donbás. Rusia llevó a cabo un amplio ataque de fijación diseñado para mantener a estas fuerzas totalmente comprometidas e incapaces de maniobrar con respecto a otras operaciones rusas). Estuvieron haciendo lo mismo en Kiev  y están haciendo lo mismo en el área de Odessa.

Ese ataque de fijación ruso colocó la principal concentración de fuerzas ucranianas en el este y las alejó de Mariupol, que fue invadida y reducida. Las operaciones de apoyo desde Crimea contra Kherson ampliaron el puente terrestre ruso. Esa fase ya fue completada.

Rusia también participó en una campaña de ataque profundo estratégico diseñado para interrumpir y destruir la logística, el comando y control, el poder aéreo y el apoyo de fuego de largo alcance de Ucrania. Ucrania se está quedando sin combustible y municiones, no puede coordinar la maniobra y no tiene una Fuerza Aérea significativa.

 

Soldado ucraniano portando un arma antitanque Javelin. (Foto: AP)


* Nota adicionada por el editor del blog: La entrega de armas por la OTAN mantiene en lucha a Ucrania. Fíjense en el último dato (7 abril 2022): Ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense, el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, anuncia el envío de 60.000 misiles antitanque y 25.000 sistemas de armas antiaéreas a Ucrania. Además, informó que Ucrania había recibido ya alrededor de 25.000 sistemas de armas antiaéreas de EE.UU. y sus aliados, con el objetivo de resistir a la capacidad militar rusa.


Soldados ucranianos usan un lanzador con misiles Javelin estadounidenses durante ejercicios militares en la región de Donetsk, Ucrania, poco antes del conflicto con Rusia.

Ahora, Rusia está reubicando algunas de sus principales unidades desde donde habían estado involucradas en operaciones fingidas en el norte de Kiev desde donde pueden apoyar la siguiente fase de la operación, a saber, la liberación del Donbás y la destrucción de la principal fuerza ucraniana en el este. (Rusia nunca combatió en la ciudad de Kiev, a pesar de todo lo que se lee en la prensa occidental, atacó posiciones de mando y concentración de armas, lógicamente).

Es la guerra de maniobras clásica. Rusia ahora intenta mantener a Ucrania en el norte y el sur mientras sus fuerzas principales, reforzadas por las unidades del norte, los infantes de marina y las fuerzas liberadas por la captura de Mariupol, buscarán envolver y/o destruir 60.000 fuerzas ucranianas en el este.

Esta es la Gran Guerra de las Flechas en su máxima expresión, algo que los estadounidenses solían conocer pero que olvidaron en los desiertos y las montañas de Afganistán e Irak. También explica cómo 200.000 rusos han podido derrotar a 600.000 ucranianos

Mucha gente mira en  los vídeos publicados en YouTube y en otros lugares, columnas rusas destruidas, tropas rusas muertas (hasta se mencionan varios generales rusos caídos en acción) ¡Esta es una guerra a una escala que la gente no puede imaginar! Va mucho más allá de lo que Estados Unidos y sus aliados emprendieron en Irak y Afganistán (y en otras naciones). Cuando tengas una guerra en este nivel, habrá contratiempos tácticos.


Soldados ucranianos participan en ejercicios cerca de Crimea antes de estallar las hostilidades con Rusia

Los ucranianos son grupos de lucha extremadamente duros, bien entrenados y bien equipados, son capaces de disfrutar de un éxito de combate limitado en el campo de batalla. Hay ocasiones en las que derrotarán a los rusos infligiendo graves bajas. Pero desde un punto de vista operativo y estratégico, los rusos están ganando y ganando decisivamente. Los ucranianos no pueden sostener su defensa. Carecen de profundidad logística. Se están quedando sin gasolina, se están quedando sin municiones, se están quedando sin comida y agua. Sus tropas están en desgaste y desintegración, es evidente que las defensas ucranianas en el este de Ucrania pueden derrumbarse. Están iniciando una retirada hacia el oeste, los rusos buscan aislarlos y probablemente los eliminarán si no se rinden.


* Nota adicionada por el editor del blog: Debemos quitarnos de la mente esa absurda percepción mediática de la "indefensa" Ucrania, al contrario, a pesar que es un país pobre, es muy moderna en riqueza bélica comprada a Occidente y la heredada de la extinta URSS. Rusia no se está enfrentando, por ejemplo, a un pueblo de campesinos analfabetos como los talibán afganos; ni está sometiendo mediante bombarderos de terror incesante, durante largas semanas a las ciudades, sin distinguir blancos civiles y militares, como fue el caso de la invasión USA a Irak, Serbia, etc. Rusia se enfrenta a un poderoso rival, muy bien armado y entrenado dos décadas por la OTAN. ¿Ucrania es inferior a Rusia militarmente? por supuesto. ¿Pero, acaso ese pequeño país llamado Israel se queja de su porte para ser tan agresivo y someter a sus vecinos árabes? Solo hay una explicación: Poder armamentístico, competentes fuerzas armadas y grandes padrinos: OTAN/USA. Desconozco si la gente intuye cuál era el objetivo de Ucrania para solicitar todo el armamento que tiene (o tuvo), así como la tecnología adquirida para modernizar su arsenal soviético. 

Pues bien, por la seducción fatal de la OTAN/EEUU, las fuerzas armadas ucranianas se preparaban para una colosal operación militar cuyo objetivo no era otro que el tomarse Crimea y acabar con los independentistas del Donbás, según propios mandos ucranianos. Iban a contar con el manto de protección de la alianza atlántica bajo la consigna de hechos consumados. Los acuerdos de Minsk trataban el federalismo como medio para terminar el conflicto, los cambios constitucionales nunca se implantaron, porque el gobierno y ejército ucraniano reforzaron con decenas de miles de milicianos neonazis el este del país, y más ministros de esa ideología se incorporaron al gobierno. El ex presidente Petro Poroshenko confirmó que Minsk II fue una treta para ganar tiempo; armar a Ucrania y lanzar una guerra contra Rusia, nunca existió posibilidad de cumplir los compromisos de Minsk. Era el plan OTAN/Ucrania (ante el mundo seguían hablando de paz). 

“Nos estamos preparando para una confrontación militar a gran escala (con Rusia), dándonos cuenta de que si esto sucede, desafortunadamente, habrá muchas pérdidas, tanto para nuestros soldados como para la población civil”, señaló el contralmirante Alexei Neizhpapa, comandante de la Armada de Ucrania, en julio del 2020 (entrevista al periódico Duma, con ocasión del Día Nacional de la Armada de Ucrania). Para ello tenían desplegado el sistema de misiles Neptuno... Los rusos se adelantaron a la fiesta, la armada de guerra ucraniana ha desaparecido.  

Lo que para Estados Unidos es legítima defensa cuando lo invoca Israel, es crimen de guerra por haberlo efectuado Rusia, es decir, anticiparse a una notoria e inminente guerra de agresión (revisen la doctrina del Derecho Internacional). 

4. El otro objetivo militar ruso es la desnazificación. Polémico pero importante tema. Es decir: destruir absolutamente la formaciones militares neonazis y nacionalistas de ultraderecha y de los partidos políticos que las sustentan, así como de cualquier legislación que las faculte.



No, estas fotografías no corresponden a la segunda guerra mundial. Son parte de la cotidiana vida en algunos sectores de la actual Ucrania occidental. Este "ritual" suele celebrarse cada año, en la región de Galitzia. Ucranianos vestidos con uniformes de la Waffen SS reconstruyen batallas de las tropas alemanas contra los soviéticos. Como se aprecia, un sacerdote ortodoxo celebra una ceremonia para los soldados caídos de la unidad SS ucraniana, en su mayoría banderistas que cometieron los peores crímenes ya como guardias en los campos de concentración hitlerianos o como unidades de represión contra la resistencia polaca y de otros países. El pope, imperturbable, bendice a los hombres que portaban la esvástica mientras hacían descender un ataúd a una tumba especial, en un entierro ritual. Ucrania permanece dividida por este legado, el este se siente eslavo y cercano a Rusia y el occidente reniega de su eslavismo, se declara europeo y pro germano. Cada año, en todo el país, se celebran mítines que compiten entre sí conmemorando la Segunda Guerra Mundial, a veces termina en peleas. Gran parte de los ruso-hablantes del este del país, celebran la victoria del Ejército Rojo sobre los invasores alemanes, mientras que en el oeste de habla ucraniana, donde lucharon la mayoría de los fascistas antisoviéticos, han sido erigidos monumentos y calles han sido nombradas en su honor. (citas del artículo "La Ucrania nazi se niega a morir", Rilzar Kabriansky, Varsovia, 2014)


Por ejemplo, la legislación aprobada en enero de 2021 convirtió a Stepan Bandera, que apoyaba a los nazis, en un culto a la personalidad, ¡lo elevó al estatus de héroe nacional!, aprobaron una legislación adicional que nombró calles en su honor, nombró bulevares, nombró lugares, levantó monumentos y luego también trajo de vuelta a la corriente principal a personas de su calaña. Nazis, personas que se habían alistado y servido en unidades de las Waffen SS durante la Segunda Guerra Mundial. Personas que habían servido en los Einsatzgruppen que mataron judíos durante la segunda guerra mundial. ¡Estas personas ahora están rehabilitadas y sus nombres se colocan en lugares de honor!

Los rusos quieren eliminar esto. Quieren que se apruebe una legislación en Ucrania que deslegitime a los nazis en lugar de elogiarlos. ¡Los rusos lo están haciendo muy bien en este frente! Están en proceso de acabar con los últimos defensores nazis de la ciudad de Mariupol. Aquí es donde el batallón Azov, ahora un regimiento, tenía su cuartel general. Estos son extremistas neonazis de derecha, muchos de los cuales tienen esvásticas y otros símbolos nazis tatuados en sus cuerpos. Aquí es donde atormentaron a la población de habla rusa durante los últimos ocho años. Ahora están en proceso de ser eliminados o capturados por los rusos.

Así es como se ve la desnazificación. Procesos similares están teniendo lugar en otras partes de Ucrania donde las fuerzas rusas encuentran una unidad neonazi del ejército ucraniano. Entonces, cualquiera que piense que a los nazis les está yendo bien contra los rusos, ¡piénselo de nuevo!

Esto, junto a la desmilitarización, confirma que Rusia quiere desmantelar el ejército de la OTAN construido en Ucrania. 260.000 de ellos son militares ucranianos en servicio activo.


El ex presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, junto a soldados ucranianos, a su izquierda uno de ellos usa en el pecho el distintivo de la calavera de las SS cobijado por la bandera de Ucrania (foto 2018). Abajo, "panzer de las Waffen SS" bajo bandera ucraniana (2015). 

4. La negociación política. La "noticia" de que Rusia ha reducido "drásticamente" su actividad militar en los alrededores de Kiev y Chernigov (fracaso militar lo llaman en la prensa), tiene como prioridad replegar las tropas hacia el Donbás y consolidar allí sus fuerzas, a la vez que, conforme declaró el viceministro de defensa ruso, se discuten "las negociaciones sobre la preparación de un acuerdo sobre la neutralidad y el estatus no nuclear de Ucrania, así como sobre la provisión de garantías de seguridad a Ucrania" que están entrando "en la fase práctica". La reducción de la actividad de las fuerzas rusas está preparada para "aumentar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para un mayor desarrollo de las negociaciones y el logro del objetivo final de acordar y firmar el acuerdo", dijo el general Fomin. 

Una evaluación justa, según los informes, de un funcionario estadounidense anónimo: “Creemos que cualquier movimiento de las fuerzas rusas alrededor de Kiev es un redespliegue, no una retirada. Y el mundo debe estar preparado para continuas ofensivas importantes contra otras áreas de Ucrania”. El ministro de defensa ruso declaró: "En general, se han logrado los principales objetivos de la primera etapa. El potencial de combate de las fuerzas armadas de Ucrania ha disminuido significativamente, lo que permite centrar la atención y los esfuerzos principales en lograr el objetivo principal: la liberación de Donbás".

Se preguntó a Ritter, ¿qué opina del papel de Zelensky en esta situación? Porque ha estado hablando con gobiernos de todo el mundo, y es un héroe nacional y todo. ¿Pero él cree que todavía puede ganar esto? ¿Las fuerzas aliadas, ya sabes, “cerrarán el cielo” y todas las demás cosas? ¿O está sucediendo algo más en términos de ver la escritura en la pared por así decirlo? Respuesta: "Bueno, Zelensky sabe cuál será el resultado de esto. Piénsalo un segundo. Cada vez que dice, "si solo cierras los cielos, si solo nos das una zona de exclusión aérea, ¡podemos ganar!" Pero, ¿qué está diciendo realmente? ¡Que los rusos están ganando la guerra! ¿Ok? ¡Quiero decir que no hay otra manera de interpretar eso! No está diciendo, “oye, no te preocupes por no cerrar los cielos porque lo estamos haciendo bastante bien en el campo de batalla. ¡Vamos a ganar esto!”. ¡Está diciendo que si no cierras los cielos, hemos perdido esta guerra! Y eso es exactamente lo que está pasando. Porque la OTAN no va a cerrar los cielos y Ucrania está perdiendo la guerra. Él sabe esto. Sus generales lo saben. Sus tropas lo saben. Es por eso que en cada oportunidad, todos los involucrados en la resistencia ucraniana exigen una zona de exclusión aérea porque sin esto, están condenados, ¡y lo saben!...


Lo más probable es que las fronteras de Ucrania serán modificadas, eso se está haciendo. Para EEUU/OTAN y los think tanks que escribieron el libreto para seducir a los ucranianos en el camino de la guerra se confirmó el peor de los escenarios. Decidieron correr riesgos al provocar la intervención militar de Rusia acarreando el peligro de perder territorio en Ucrania y una derrota política de sus patrocinantes. Zelensky, su gobierno y la ultraderecha neonazi arriesgaron por la opción armada antes que el federalismo, lo han reconocido sin tapujos, apostaron por la guerra.

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La Guerra de los Ricitos de Oro

Notas:

Si desea leer más sobre el análisis de Scott Ritter sobre las sanciones económicas y el suministro de gas a Europa, así como la posición real de Putin sobre los oligarcas rusos, lea la transcripción –  Entrevista con Scott Ritter, de Global Research del 23 de marzo de 2022.

Los hilos sobre The Big Arrow War de Scott Ritter los encuentra AQUÍ  

En igual sentido, si desea ampliar su información de cómo los Estados Unidos entrenaron y armaron a Ucrania contra Rusia durante largos años, consulte un reciente reportaje del sitio The Grayzone, ‘Gods of War’: How the US weaponized Ukraine against Russia ('Dioses de la guerra': cómo EE. UU. armó a Ucrania contra Rusia).

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