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01 noviembre 2016

Conociendo al enemigo (1)





Las “Primaveras” no han generado más que el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación en numerosos países árabes.


Una vista de las ruinas de la ciudad siria de Homs – 10 de mayo 2014 – (Ghassan Najjar/Reuters)



ENTREVISTA a Ahmed Bensaada 
Realizada por Nordine Azzouz
Traducción: Purificación González de la Blanca
Publicada en el periódico argelino ‘Reporters’.
Referencia: Libros de  Ahmed Bensaada: “Arabesco Americano y Arabescos$”, sobre las llamadas “primaveras árabes”, que “solo han generado el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación”. 
Fuente: Global Reaserch


Datos sobre el entrevistado:

Ahmed Bensaada, universitario argelino instalado en Canadá desde hace muchos años, sigue atentamente las mutaciones y trastornos en el Magreb y en Oriente Medio, a los cuales ha consagrado numerosos escritos, coloquios y conferencias…Sobre las Primaveras árabes él ha mantenido desde el principio una mirada muy crítica, que ha sintetizado en un libro, Arabesco Americano, y luego Arabesco$, una nueva versión corregida y enriquecida, de una actualidad ardiente más que nunca. Cinco años después!


He aquí una excelente trilogía de artículos de un importante escritor e intelectual argelino, Ahmed Bensaada, referentes a las crisis de Medio Oriente, las “Primaveras Árabes” y lobbies de influencia. Hemos titulado esta serie como “Conociendo al enemigo”. En esta entrega no pasará indiferente al público las grabaciones secretas realizadas a Hillary Clinton referente a Libia y la clásica mentira de las “armas de destrucción masiva”. En estos días, un nuevo escándolo sacude a la señora Clinton. Hechos aislados? No. Es el reflejo de la política norteamericana en contra de todos los que se oponen a su visión globalizadora y unipolar del mundo.


Periodista: Cinco años han pasado desde lo que se ha llamado las “primaveras árabes”. El balance de la situación, vemos, no es muy satisfactorio, incluso catastrófico en muchos de los países concernidos. ¿Por qué, a su parecer?

Ahmed Bensaada: “No es muy satisfactorio”, dice usted? Estos grandes trastornos que el bien pensante Occidente ha precipitadamente y falaciosamente bautizado como “Primavera” no ha generado más que el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación en numerosos países árabes. Sería preciso tal vez preguntar a los ciudadanos de los países árabes “primaverizados” si la desastrosa situación en la que ello viven  puede ser calificada de primaveral.

Y las cifras son elocuentes al respecto. Un estudio reciente ha mostrado  que esta funesta estación  ha causado, en cinco años, más de 1,4 millones de víctimas (muertos y heridos), a los que hay que sumar más de 14 millones de refugiados. Esta “primavera” ha costado a los países árabes sobre 833 mil millones, de los cuales 461 mil millones corresponden a pérdidas en infraestructuras destruidas y lugares históricos devastados. Por otra parte, la región MENA (Oriente Medio y Norte de África) ha perdido más de 103 millones de turistas, una verdadera calamidad para la economía.

Con  la publicación de la primera versión de mi libro “Arabesco Americano” (abril de 2011), he puesto en evidencia la injerencia extranjera en estas revueltas que han afectado a la calle árabe y la no espontaneidad de estos movimientos. Es cierto que  los países árabes estaban antes de estos acontecimientos, en un cierto estado de decrepitud: ausencia de alternancia política, alto desempleo, democracia embrionaria, la infelicidad, derechos fundamentales vulnerados, falta de libertad de expresión, la corrupción a todos los niveles, el favoritismo, fuga de cerebros, etc. Todo esto representa un “caldo de cultivo” para la desestabilización. Pero aunque  las reivindicaciones de la calle árabe son reales, las investigaciones llevadas a cabo han demostrado que los jóvenes manifestantes y ciberactivistas árabes  habían sido instruidos y financiados por organizaciones estadounidenses especializadas en la “exportación” de la democracia, como la USAID, la NED, Freedom House  o la Open Society del multimillonario George Soros. Y todo esto, años antes de la auto-inmolación de Mohamed Bouazizi.

Estos manifestantes que han paralizado las ciudades árabes y que han desacreditado a los viejos autócratas árabes que se sientan en el poder desde hace décadas, sin embargo, representan sin embargo una juventud llena de pasión y de promesas.

Una juventud educada, empuñando con brío las técnicas de resistencia no violenta y sus consignas. Estas mismas técnicas que han sido teorizadas por el filósofo estadounidense Gene Sharp y puestas en práctica por los activistas serbios de OTPOR en las revoluciones de colores. Estas mismas técnicas enseñadas a los jóvenes manifestantes árabes por los fundadores de Otpor en su centro CANVAS (Center for Applied Notviolent Action and Stratigies - Centro para la aplicación de Acciones no Violentas y Estratégicas) diseñadas especialmente para la formación de los disidentes en ciernes.

Una juventud entusiasta de las nuevas tecnologías cuyos líderes han sido puestos en el blanco, formados, entrenados en la red y sostenidos por los gigantes estadounidenses del Net, con la mediación de organismos de Estados Unidos como AYM (Alianza de Movimientos Juveniles).

Pero así como los activistas de las revoluciones de colores, los ciberdisidentes árabes no son entrenados nada más que para descabezar  los regímenes. Ellos son en realidad – probablemente sin darse cuenta -  comandados para llevar a cabo la caída de la cima de la pirámide del poder. Ellos no tienen competencia alguna sobre el camino a seguir cuando los autócratas son cazados y el poder queda vacante. Ellos no tienen ninguna capacidad política para conducir esta transición democrática que debiera seguir, este importante cambio.

En un artículo sobre las revoluciones de colores escrito en 2007 por el periodista Hernando Calvo Ospina en las columnas de Le Monde diplomatique, leemos: “la distancia entre gobernantes y gobernados facilita la tarea del NED y de su red de organizaciones, que fabrican miles de “disidentes” gracias a los dólares y a la publicidad. Una vez logrado el cambio, la mayor parte de entre ellos, así como sus organizaciones de todo tipo, desaparecen sin gloria de la circulación”.

Por lo tanto, una vez que el papel atribuido a los ciberactivistas  se acaba,  son las fuerzas políticas en el lugar, al acecho de cualquier cambio importante, las que ocupan el vacío creado por la desaparición del antiguo régimen. En el caso de Túnez y Egipto, fueron los movimientos islamistas los que aprovecharon en un primer momento la situación,  evidentemente  ayudados por sus aliados tales como Estados Unidos, algunos países occidentales y árabes, y Turquía, que debía servir de modelo.

Está claro que esta “primavera” no tiene nada que ver con las consignas coreadas por los jóvenes ciberactivistas activistas en las calles árabes y que la democracia no es más que un señuelo. En efecto, ¿cómo no plantearse preguntas serias sobre esta “la primavera” cuando se constata que los únicos países árabes que han sufrido esta estación son las repúblicas? ¿Es una casualidad que ninguna monarquía árabe haya sido visto tocada por este tsunami “primaveral”, como si estos países fueran santuarios de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos? La única tentativa de sublevación anti-monárquica, la de Bahrein, ha sido violentamente reprimida por la colaboración militar del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el silencio cómplice de los grandes medios de comunicación y la connivencia de los políticos sin embargo, tan locuaces cuando eventos similares han tocado algunas repúblicas árabes.

Esta “primavera” tiende a la desestabilización de algunos países árabes en el objetivo en un marco geopolítico mucho más grande, muy ciertamente el del “Gran Medio Oriente”. Esta doctrina preconiza la remodelación de las fronteras de una región geográfica, reagrupando a los países árabes y a algunos países del entorno, poniendo así fin a las herencias de los Acuerdos Sykes-Picot. Lanzada bajo el liderazgo del presidente G.W. Bush y sus halcones neoconservadores, este proyecto se basa en una idea teorizado en 1982 por Oded Yinon, un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. El “Plan Yinon” como se le llama, tenía inicialmente como objetivo  “deshacer todos los estados árabes existentes y reorganizar el conjunto de la región en pequeñas entidades frágiles, más  maleables e incapaces de hacer frente a los Israelíes”.

Y la partición desgraciadamente está en curso…


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A propósito del “Plan Yinon” (en inglés)


        NATO's Plan to Divide the Middle East, Oded Yonin, Bernard Lewis


En ese marco, Túnez sigue siendo una excepción. ¿Cómo se puede explicar?

Ciertamente, en comparación con Libia, Siria o Yemen, la situación en Túnez puede parecer interesante.  Pero no lo es en absoluto, Túnez no es un modelo exitoso tal y como quieren hacernos creer  los grandes medios de comunicación.

Y este no es el Premio Nobel otorgado recientemente a Túnez el que ha cambiado algo allí. Cuando vemos a los que fueron  galardonados en los últimos años, uno se pregunta seriamente a quien sirve este premio. Y los tunecinos que ellos mismos viven desde hace cinco años la “primaverización” de su país saben algo. Comentando este quinto aniversario, algunos bloggers no han sido suaves. “Único paíes democrático del Magreb democrático + Premio Nobel, todo lo demás es peor que el período ZABA (Zine El Abidine Ben Ali).” O, con un toque de humor: “Injusticia social, tortura, impunidad, no importa somos premios  Nobel.”

En una reciente entrevista con Le Figaro, mi amigo de Túnez, filósofo Mezri Haddad, he declarado: “En todas partes, comprendido Túnez que se presenta como el buen paradigma revolucionario y que ha recibido el Premio Nóbel de la Paz falta  borrar su deuda externa que se ha vuelto vertiginosa  en menos de  5 años, y apoyar su economía,  hoy agonizante, la “primavera árabe” ha destruido más de lo que se ha construido”.

Antes de agregar: ”Desde 2011, Túnez se ha convertido en el primer país exportador de mano de obra islamo-terrorista, tanto en Libia como en Siria. Los Informes de las Naciones Unidas son abrumadores para el Túnez que yo conozco. El autor del último atentado suicida en Zliten, en Libia, es un tunecino, como el que ha atacado la mezquita de Valence, o el que acaba de ser abatido ante la Comisaría del XVIIIe distrito de París”.

En efecto, Túnez sigue siendo, con mucho, el mayor proveedor del mundo de jihadistas del Daesh en Siria. Triste record para un país que quiere pasar por la excepción que justifica la terminología primaveral.

Y esto, sin contar los asesinatos políticos, los atentados terroristas indiscriminados que han eclipsado el país y las historias sórdidas de “Jihad al-nikah” popularizada por los jóvenes tunecinos  radicalizados.

Y no es el traslado de la familia de Goncourt al Museo del Bardo todavía marcado por las cicatrices del atentado del 18 de marzo 2015 el que le dará el sello de un país que tiene una transición democrática exitosa. Este “impulso” francés no borará de ninguna manera la equivocación de la ministra francesa, Michèle Alliot-Marie, que había propuesto el modelo francés a la policía de Ben Ali “para resolver la situación de seguridad”, la historia era poner fin a la impertinencia de los manifestantes que habían invadido la Avenida Bourguiba.

Y esos manifestantes que enarbolaban su juventud como bandera  de un futuro radiante, qué  piensan, después de haber empujado al presidente Ben Ali en la salida, de la edad de estos “dinosaurios” políticos que lo han sustituido? Juzgue usted mismo: Moncef Marzouki (71 años), Rached Ghannouchi (75 años) y, especialmente, el actual Presidente, Beji Caid Essebsi (90 años). ¿Se puede realmente creer que una revuelta joven, calificada como “faceboukiana” puede ser representado por gerontócratas, antiguos caciques de regímenes vilipendiados, islamistas belicosos que confunden el interés del país con el de ellos, supranacional, de su hermandad?

Pensaban que un día una ley electoral sería votada para rehabilitar a los antiguos partidarios de Ben Ali que lucharon ferozmente?

¿Habrían imaginado que cinco años – casi día a día – después de la salida de Ben Ali, Ridha Yahyaoui, un joven diplomado y desempleado tunecino, se provocaría la muerte  en Kasserine para protestar contra el favoritismo en la contratación, flagelo que ellos habían denunciado y contra el cual luchaban? Y los disturbios que siguieron a esta tragedia duramente  reprimidos ?

¿Qué ha tenido de positivo en esta “primavera” tunecina si, cinco años más tarde, Yahyaoui imita a Bouazizi por las mismas razones?


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                    Los disturbios en Kasserine (enero de 2016)

¿Qué diferencia o matiz analítico se debe tener, en su opinión, en el análisis de las realidades actuales en países como Siria o Libia, países que nos preocupan principalmente por su vecindad y proximidad?

La guerra civil (Nota del editor del blog: Siempre hemos sostenido fundamentadamente que no existe una guerra civil en Siria sino una invasión foránea auspiciada por la OTAN y las Monarquías del Golfo e Israel) que se está librando actualmente en Siria tiene curiosas  similitudes con la que se ha mantenido en Libia:

a) el epicentro inicial de la revuelta siria no estaba situado en la capital, sino en una región fronteriza (a diferencia de Túnez y Egipto);
b) una “nueva edad” bandera apareció como estandarte de los insurgentes;
c) la fase no violenta de la revuelta fue muy corta;
d) la implicación militar extranjera (directa o indirecta) ha transformado  rápidamente los disturbios no violentos en una sangrienta guerra civil.

En efecto, cuando la teoría de Gene Sharp no funciona  y  las enseñanzas de la CANVAS no tienen éxito como en el caso de Libia y de Siria, las manifestaciones se convierten rápidamente en una guerra civil. Esta metamorfosis se opera gracias a una ostensible injerencia extranjera incluso de los mismos países mencionados anteriormente a través de la OTAN (como en Libia) o de coaliciones heterogéneas (como en Siria).

Así, los países occidentales (con la ayuda de sus aliados árabes y regionales) pueden pasar, sin escrúpulos, de un enfoque no violento a lo Gene Sharp en una guerra abierta, sangrienta y asesina donde  fluye la sangre árabe.

La efímera fase sharpiana de las manifestaciones populares ha sido incluso utilizada para justificar la intervención militar de la OTAN en Libia o de la coalición  anti-Bashar en Siria. La Resolución 1973 que permitió la destrucción de Libia fue justificada por la falsa acusación según la cual las fuerzas leales a Gaddafi habrían provocado no menos de 6.000 muertes en la población civil. Numerosos países también han estimado que los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y sus aliados han desvirtuado y abusado de esta resolución permitiendo a la OTAN sobrepasar el mandato del Consejo de Seguridad. Se trata en particular de Rusia y de  China, que comprendiendo ”la lección de la Resolución 1973″, oponen sus vetos a cualquier resolución de la ONU de condena a Siria o a su presidente,  Bashar Al-Assad. Si no fuera por esto, las principales cadenas de televisión del mundo entero nos habrían mostrado las imágenes del presidente Bashar, con el corazón devorado o la cabeza arrancada por los yihadistas especializados en la materia que pululan en Siria gracias a la colaboración activa de los Occidentales  y sus aliados.

Por otra parte, el estudio de los correos electrónicos de la señora  Hillary Clinton ha mostrado que los motivos de la eliminación de Kadhafi no tenían nada que ver con cualquier voluntad de democratización de Libia, sino que ponían de relevancia intereses estratégicos, económicos, políticos y un famoso tesoro en oro. Lo mismo sucede en el caso del  presidente sirio.

También es interesante anotar que las investigaciones muy serias llevadas a cabo por expertos de Estados Unidos han mostrado que la guerra en Libia no era necesaria, que habría podido ser evitada si los Estados Unidos lo hubieran permitido, y que la administración norteamericana facilitó el suministro de armas y apoyo militar a los rebeldes vinculados a Al Qaeda.

Por otra parte, el Contralmirante de  los EE.UU. retirado,  Charles R. Kubic  ha revelado  que Gadafi estaba dispuesto a partir para permitir el establecimiento de un gobierno de transición con dos condiciones. La primera era la de asegurarse, después de su partida, que iba a quedar una fuerza militar para acabar con Al Qaeda, y, la segunda, pedía un salvoconducto así como el levantamiento de sanciones contra él, su familia y sus seguidores.


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Grabaciones secretas acusan a Hillary Clinton en el caso de Libia

            Hillary Clinton’s WMD Moment | Weapons of Mass Distraction


Por su parte, el ex presidente de Finlandia (1994-2000) y Premio Nobel de la Paz (2008), Martti Ahtisaari, reconoció haber sido mandatado por la administración rusa  para encontrar una solución pacífica al conflicto sirio y esto desde principios  del año 2012.

El plan de resolución del conflicto sirio propuesto a los representantes de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas comprendía tres puntos:

1) no armar a la oposición;
2) organizar un diálogo entre la oposición y Bashar Al-Assad;
3) permitir a Bashar Al-Assad retirarse elegantemente.

Según Martti Ahtisaari, ninguna opción fue tomada después de la presentación de esta propuesta a los representantes estadounidense, británico y francés.

Parece por lo tanto claro que el objetivo de esta “primavera” no tiene nada que ver con la democracia y los derechos humanos en Libia y Siiria (y en otros lugares de la región MENA), sino  la eliminación física de los presidentes Gadafi y Bashar Al Assad, incluso destruir a  estos dos países y liquidar a miles de árabes, y financiar a jihadistas comedores de corazones y cortadores de cabezas. Y se ofenden  cuando ellos vuelven sus armas  contra sus creadores.

Muy por el contrario, lo que se llama “primavera” en los casos de Libia y Siria son ejemplos pedagógicos de guerras civiles fomentadas desde el extranjero en virtud de razones de derecho de los derechistas.

Actualmente, ambos países son tierras de inestabilidad geopolítica y guaridas de jihadistas daeschianos, abiertamente financiados por los países occidentales, los países árabes y  potencias regionales.

En el marco de esta fuerte turbulencia política y de injerencia exterior agresiva, Argelia ha sido un blanco de elección y queda siempre. Recordemos que los jóvenes argelinos también han participado en la formación de CANVAS y que numerosos países han apostado por la “primaverización” (violenta o no) de Argelia. Los malos recuerdos del decenio negro y lo efímero de la CNCD (Coordinación Nacional para el Cambio y la Democracia) han decidido lo contrario.

Actualmente, la situación de Libia es evidentemente muy preocupante para la seguridad y estabilidad de Argelia. Algunos observadores estiman en 300 el número de milicias armadas en Libia y advierten de que están fuertemente relacionados con sus homólogos tunecinos. En efecto, de acuerdo con un informe de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional francesa  fechado en noviembre último, ”el conjunto  de los atentados recientes en Túnez  han sido organizados y planificados desde Libia”

Así, y contrariamente a las declaraciones belicosas y malintencionadas de  Nicolas Sarkozy, – uno de los mayores responsables de la destrucción de Libia – es más bien Argelia quien ahora debería quejarse de su “emplazamiento geografíco” fronterizo con Túnez y Libia. Esto es aún más verdad que la colaboración entre Daech en Libia y los movimientos terroristas del Sahel es cada vez más evidente, lo que plantea todavía más dificultades  a Argelia para asegurar su Sur.

Se ve por tanto, bien que incluso si Argelia no ha sido directamente tocada por esta lúgubre estación, la “primaverización” de sus vecinos le plantea desafíos mayores.


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       La declaración incendiaria de Nicolas Sarkozy contra Argelia

En su libro “Arabesque$” que se acaba de apreciar una nueva edición revisada y enriquecida, la tesis que defiende es la de una gran implicación y compromiso norteamericano que usted identifica ni más ni menos que con la desestabilización de los estados y regímenes en el mundo árabe. ¿Hasta qué punto, más allá de la tesis, y sobre las cuestiones de hecho concretas, continúa  defendiendo este análisis?

Cuando fue publicada la primera versión de mi libro titulado “Arabesco Americano” en abril de 2011, fue recibida con mucho escepticismo porque la tesis  que allí desarrollaba se oponía a la euforia “primaveral” ambiente y venía a poner un bemol a una unanimida estática. Esta beatitud frente a una “revolución” árabe inmaculada, orquestada por una hermosa juventud educada e impetuosa no debía en ningún caso ser manchada por acusaciones que, en cualquier caso, no podían más que ser calumniosas. Este discurso ha sido mantenido por los grandes medios de comunicación y muchos expertos “catódicos” donde subsisten todavía algunos especimenes reticentes.

Hay que reconocer que oponerse al romanticismo revolucionario que llegó a su paroxismo, apenas unas semanas después de la caída de Ben Alí y de Moubarak,  revestía ciertamente una inconsciente temeridad.

Sin embargo, la tesis presentada en este libro – que contiene más de 260 referencias fácilmente verificables - ha sido meticulosamente elaborada gracias al análisis de numerosos libros, documentos oficiales, informes de actividades, cables de Wikileaks, etc.

Es evidente que no son los Estados Unidos quienes han provocado directamente  la “primavera” árabe. Como se explicó anteriormente, la situación política y socioeconómica de los países árabes es un terreno fértil para la disidencia y rebeldía. Sin embargo, la implicación norteamericana en este proceso no es trivial, ni mucho menos. El papel principal de los organismos especializados en la “exportación” de la democracia y mayoritariamente financiados por el gobierno de los Estados Unidos, las formaciones teóricas y prácticas en la resistencia no violenta proporcionada por CANVAS, la constitución de una “Liga Árabe del  Net” para el  dominio de  las nuevas tecnologías, el desarrollo de herramientas de navegación anónimos, gratuitamente distribuidos a los ciberactivistas, la estrecha colaboración entre los ciberdisidentes y las embajadas de Estados Unidos en los países árabes, las sumas de dinero que se han invertido, el compromiso militar y las gesticulaciones diplomáticas de alto nivel lo confirman. Y como la política exterior de los Estados Unidos jamás  ha sido un modelo de filantropía, hay que rendirse a la evidencia de que los estadounidenses han influido de manera significativa el curso de los acontecimientos. Por no hablar de que todas estas acciones han sido emprendidas desde años antes del inicio de la  “primavera” árabe.

A medida que el tiempo avanzaba, la naturaleza pérfida de estas “revoluciones” ha sido revelada, las lenguas se han soltado  y  han salido a la superficie nuevos documentos. No solamente nada ha venido a desmentir mi tesis sino que ésta ha sido notablemente confirmada. Esto es lo que justifica la elaboración de una nueva versión del libro, titulado  “Arabesque$- Informe sobre el papel de los EE.UU. en las revueltas árabes” y editado en septiembre de 2015. En comparación con el anterior trabajo, el nuevo aporta  más de 600 referencias y el número de páginas  casi se ha  triplicado.

Entre los documentos  explícitos citamos, por ejemplo, el estudio realizado en 2008 por la RAND Corporation (Oficina de Estudios del Ejército de Estados Unidos), que ha servido de base para una política estadounidense de “exportación” de la democracia hacia los países árabes basada sobre la formación, el apoyo y la creación de redes de activistas provenientes de estos países.

Otro documento merece también ser mencionado. Se trata de un informe proveniente del Departamento de Estado norteamericano, redactado en 2010 y obtenido en 2014 gracias a la ley de libertad de información.

Este informe explica claramente ”la elaborada estructura de los programas del Departamento de Estado con miras a crear organizaciones de la ”sociedad civil“, en particular las organizaciones no gubernamentales (ONG), con el objetivo  de modificar la política interna de los países destinatarios a favor de la política exterior de los Estados Unidos y sus objetivos de seguridad nacional. Siempre utilizando un lenguaje diplomático, el documento – precisa que  el objetivo es la promoción y el seguimiento de los cambios de política en los países en el objetivo”.

La implicación de los Estados Unidos en la “primavera” árabe no es pues un mero producto de la imaginación. Su existencia es reconocida abiertamente por la misma administración americana. Esto es lo que se explica con  gran detalle en el libro ” Arabesque$”


Portada del libro 'Arabesque$', de Ahmed Bensaada.


¿Está de acuerdo con la afirmación según la cual “las primaveras árabes, se acabaron!“? ¿Qué escenarios posibles  ves en Siria y sobre todo en Libia, países cuyos actores están luchando para ponerse de acuerdo sobre una solución política y para los cuales existen previsiones en Europa concretamente de compromiso militar?


Corra la voz: la “primavera” árabe nunca ha sido una primavera vistas sus desastrosas consecuencias sobre las poblaciones, ni intrínsecamente árabe porque los movimientos de contestación han sido ampliamente infiltrados por organismos extranjeros, esencialmente estadounidenses.

¿Está llegando a su fin el proceso de “primaverización” del mundo árabe? Ciertamente. Los pueblos árabes no se deja engañar. Los ejemplos de la salvaje destrucción de Libia, Siria y Yemen son suficientes para convencer a los más recalcitrantes.

El mundo árabe necesita imperativamente realizar cambios importantes en diferentes ámbitos de la sociedad: político, socioeconómico, cultural, la libertad de expresión, los derechos humanos, etc. Pero debemos realizar estos cambios destruyendo los países y permitir el resurgimiento de prácticas medievales sembrando la muerte, el odio y la desolación? Por supuesto que no.

Por otra parte, estos cambios no deben en modo alguno obedecer ni beneficiar a agendas extranjeras, y los países árabes no deben prestarse a que sus territorios  se conviertan en el terreno de juego de las potencias sobre el que orquestan las guerras ”low cost” donde sólo se vierte la sangre árabe.

Este es el caso de Siria, en la medida en que este país es actualmente el escenario de confrontación (directo o indirecto) de numerosos beligerantes, cada uno con su propia ambición, lejos de la de los propios sirios.

En cuanto a Libia, cualquier nueva intervención militar occidental en ese país puede tener consecuencias indeseables sobre el territorio argelino. Es por esta razón que Argelia se opone firmemente a esta posibilidad y no escatima ningún esfuerzo para encontrar una solución política a este conflicto y hacer sentarse en la misma mesa las distintas facciones en conflicto.

Porque solo permitiendo a los ciudadanos de un mismo país discutir juntos, de buena fe, teniendo en cuenta sus intereses nacionales y no los de los demás,  el mundo árabe logrará salir da la situación  de decadencia avanzada hacia la que se ha encaminado.
Nota:
Texto original en francés:
Ahmed Bensaada, « Arabesque$ – Enquête sur le rôle des États-Unis dans les révoltes arabes », Editions Investig’Action, Bruxelles, septembre 2015,
http://www.michelcollon.info
The original source of this article is ahmedbensaada.com
Copyright © Ahmed Bensaada and Nordine Azzouz, ahmedbensaada.com, 2016
GLOBAL RESEARCH

27 mayo 2016

Un enfoque sobre el terrorismo




Por: Tito Andino U.

“El término ‘terrorismo’ es una cortina de humo retórica para que los fuertes aplasten a los débiles”
“Cada día, se roba más de Palestina, matan a más palestinos. No es que, como palestinos, tengan el derecho de utilizar todos los medios necesarios, es porque son débiles. Los débiles tienen mucho menos poder que los fuertes, y pueden hacer mucho menos daño. Los palestinos no habrían atentado contra cafés o utilizado misiles de fabricación casera, si hubieran tenido tanques y aviones. Sólo en el contexto actual sus acciones son justificadas, y existen límites evidentes”. Nir Rosen *

Empezaremos manifestando que no vamos a tratar doctrinariamente lo que es el terrorismo, salvo algunos enunciados legales para esclarecer el tema. Nuestra tarea no es estacionarnos en la búsqueda de un concepto sobre terrorismo, sino intenar encontrar las implicaciones dentro de las sociedades azotadas por este flagelo. Excelentes análisis jurídicos, políticos y sociológicos que explican el fenómeno pueden ser consultados fácil y ampliamente en la web. 

En primer lugar, tratar de definir el terrorismo resulta una tarea dificultosa. Intentar llegar a un consenso sobre el real alcance del vocablo, basados en el marco legal de diferentes legislaciones resulta imposible. En la práctica, cada estado tiene su particular forma de definir el terrorismo, eso depende de varios factores, empezando por la estabilidad política, hay legislaciones en que ni siquiera es necesario tener una regla penal sobre ello.

El Derecho Internacional Humanitario está facultado para prevenir y denunciar actos terroristas expresamente prohibidos durante el desarrollo de un conflicto bélico interno o internacional. Esos actos pueden quedar enmarcados como crímenes de guerra, por ende, sujetos de juzgamiento dentro de la competencia y jurisdicción universal, hoy tutelada por la Corte Penal Internacional. La norma abarca no solo a combatientes irregulares o miembros de organizaciones denominadas “movimientos de liberación nacional” o para aquellos grupos que expresamente son calificados de terroristas por organismos internacionales.


Edificio sede de la Corte penal Internacional. La Haya – Países Bajos

La ley internacional es aplicable también a los miembros de las fuerzas armadas sobre quienes se sospeche que han efectuado “actos de terror”. En uno u otro caso, todos los presuntos implicados gozan de derechos garantizados por los Convenios de Ginebra de 1949 y los Estatutos de Roma, es decir: amparo judicial, derecho a la defensa y un trato humano a los convictos.

Aunque con fuertes connotaciones políticas, la Corte Penal Internacional, tiene facultad de procesar y sentenciar a presuntos terroristas. Pero, la represión del terrorismo no es solo de carácter internacional, las legislaciones nacionales protegen a sus ciudadanos en su legislación penal.

El terrorismo, generalmente (no siempre), va asociado a algún tipo de conflicto armado interno y en muchos casos con injerencia foránea. Es un medio de presión para el arreglo de diferencias entre sectores antagónicos. En otros casos, es una simple manifestación de la incapacidad de un grupo para hacerse escuchar, recurriendo al uso indiscriminado de la violencia para llamar la atención (atentados con explosivos en sitios públicos, coches bombas, suicidas, asesinato de autoridades, masacres de civiles).

Por otro lado, no debemos olvidar que a lo largo de la historia también se ha registrado el “terrorismo de estado” que reprime las reivindicaciones sociales de un conglomerado social. Estados despóticos recurren con frecuencia a la represión violenta y desproporcionada ante los reclamos populares.

En muchos países suelen ser calificados, arbitrariamente, como “terroristas” grupos u organizaciones políticas (y sus brazos armados) que reivindican  un status especial para sus comunidades o nacionalidades. Solo por citar un ejemplo: El gobierno de Turquía, de forma discriminatoria, califica de “terrorista” a todo kurdo, sea civil o combatiente de un grupo irregular, simplemente por el hecho de ser kurdo.

Algunas acepciones sobre terrorismo

La Asamblea General de las Naciones Unidas (88ª Asamblea Plenaria), con fecha 17 diciembre de 1996, emite la resolución 51/210, “Medidas para eliminar el terrorismo internacional”, señala en el punto I.2:
 “Los actos criminales encaminados o calculados para provocar un estado de terror en el público general, un grupo de personas o personas particulares para propósitos políticos son injustificables en cualquier circunstancia, cualesquiera que sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra naturaleza que puedan ser invocadas para justificarlos”. (1)

Un más reciente concepto sobre terrorismo fue  expuesto en el Informe Final del grupo de expertos de Alto Nivel sobre las Amenazas, los Desafíos y los Cambios, nombrado por el Secretario General de la ONU, el 1 de diciembre de 2004: 
Cualquier acto, además de los ya especificados en los convenios y convenciones vigentes sobre determinados aspectos del terrorismo, los convenios de Ginebra y la Resolución 1566 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (2004), destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o a un no combatiente cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar una acción o abstenerse de hacerla”. (2)

Dentro del área jurídica, sin que haya sido elevado a la categoría de una resolución internacional, existe un amplio consenso de especialistas en derecho internacional y penal:
El terrorismo es un método productor de ansiedad basado en la acción violenta repetida por parte de un individuo o grupo (semi) clandestino o por agentes del estado, por motivos idiosincráticos, criminales o políticos, en los que —a diferencia del asesinato— los blancos directos de la violencia no son los blancos principales. Las víctimas humanas inmediatas de la violencia son generalmente elegidas al azar (blancos de oportunidad) de una población blanco, y son usadas como generadoras de un mensaje. Los procesos de comunicación basados en la amenaza —y en la violencia— entre el terrorista (la organización terrorista), las víctimas puestas en peligro y los blancos principales son usados para manipular a las audiencias blanco, convirtiéndolas en blanco de terror, blanco de demandas o blanco de atención, según que se busque primariamente su intimidación, su coerción o la propaganda.” (3)

Para estudiosos del Derecho Internacional, sin lineamiento político,
 “el terrorismo es un término normativo y no un concepto descriptivo. Una palabra vacía que significa todo y nada: es utilizada para describir lo que hace el Otro, no lo que hacemos nosotros. Los poderosos – sea Israel, EE.UU., Rusia o China – siempre describirán la lucha de sus víctimas como terrorismo, pero la destrucción de Chechenia, la limpieza étnica de Palestina, la matanza lenta de los palestinos que quedan, la ocupación estadounidense de Iraq y Afganistán, con las decenas de miles de civiles que ha matado… nunca merecerán el título de terrorismo, aunque el objetivo eran civiles, y aterrorizarlos era el propósito” escribe Nir Rosen (4)

Shamil Basayev, foto de archivo de 1999

Aunque no comparto totalmente la percepción de la investigadora mencionada, sobre el caso específico de Chechenia, por haber sido aquella una guerra de terror implantada por extremistas yihadistas, comandados por el fanático Shamil Basayev, individuo  autoproclamado Imán y agitador de la corriente wahabí del Islam que intentó expandir el conflicto chechenio fuera del Cáucaso. El mundo sigue teniendo un concepto errado de que Chechenia fue brutalmente repelida por Rusia, no es tan cierto. Los propios chechenios lucharon contra los radicales wahabíes que, aprovechando el caos poscomunista soviético intentaron dividir el territorio ruso con un falso discurso nacionalista separatista. La mayoría de chechenios lucharon contra el flagelo yihadista. La campaña del ejército ruso y las unidades chechenias no fue atacar a la población, aunque como en toda guerra, siempre será la población civil la más afectada. Los hechos lo demuestran; hoy, los chechenios libran una nueva guerra contra los radicales yihadistas, no solo en su patria, también en Siria. Todos esos miles de mercenarios chechenios en Siria, muy famosos en los medios occidentales, son los mismos que se alzaron en armas contra el verdadero pueblo Chechenio. Fue y sigue siendo la guerra de terror impuesta por las bandas wahabíes bajo auspicio norteamericano para desestabilizar Rusia. (En algún momento haré un post dedicado exclusivamente a los verdaderos orígenes de las guerras en Chechenia).

Las víctimas del terrorismo



Bruselas- Bélgica, recordando a las víctimas inocentes de los atentados terroristas, 2016



Generalmente se enmarca a las víctimas civiles, gente común, inocentes que suelen ser atacadas mediante el uso de violencia indiscriminada en lugares públicos, como teatros, cafés, mercados y otros lugares de asidua concurrencia como estaciones de tren y autobuses. Obvio es decir que también puede estipularse como acto terrorista el ataque a funcionarios gubernamentales, políticos, policías y militares.  

Los ataques terroristas en ocasiones tienen consecuencias dramáticas para un estado, no solo por la crueldad con que se sacrifican a seres humanos, sino que las víctimas suelen ser utilizadas como instrumentos de guerra psicológica: La segunda guerra mundial con  los nazis y el exterminio de poblaciones enteras, con una extrema y desenfrenada crueldad contra los civiles, fue perpetrado con el objetivo de aterrorizar a la población civil de un país en guerra. 

En recientes episodios de nuestra historia contemporánea tenemos actos de terrorismo puro durante conflictos bélicos. Algunos casos: Francia y su guerra contra la independencia de Argelia, Indochina-Vietnam bajo intervención norteamericana, los sádicos asesinos del Kamir Rojo y la matanza en Camboya, las terribles disputas étnicas provocadas por las potencias occidentales en África, y, claro, los conflictos actuales en Medio Oriente, Siria, Irak, Líbano, Yemen,  en particular.

Hace años, George W. Bush expresó en la ONU “ninguna causa puede justificar la destrucción de vidas humanas”. Para cualquiera que haya leído esto, seguramente se le habrá revuelto el estómago. Norteamérica, a lo largo del siglo XX y entrado el XXI ha  matado a millones de civiles en sus raids aéreos e intervenciones “humanitarias” para sembrar la “democracia” en el mundo. La doctrina militar suele justificar estos hechos como “estado de necesidad militar” o, algo más simple, “daños colaterales”. Pero, sin quererlo, los Estados Unidos hace un reconocimiento implícito que comete crímenes deliberadamente, intentando justificarse  con un concepto a priori.   

Terrorismo es también la hazaña de los Estados Unidos al imponer bloqueos económicos que provocaron la muerte de cientos de miles de inocentes, eso lo hizo en Irak en la época de Hussein. Es un asesinato a propósito por fines eminentemente políticos. Eso no será calificado de terrorismo pon intereses específicos.

Terrorismo es lo que ha venido haciendo el gobierno turco, no la población turca, en contra de los kurdos de su patria; y, terrorista es el apoyo turco, como potencia extranjera, que apoya, financia, entrena y arma a grupos extremistas wahabíes en Siria, caracterizados por el asesinato y la crueldad contra sus rivales. Para la doctrina panturquista de expansión, ‘terrorismo’ y ‘terroristas’ son las acciones de los kurdos en cualquier frente (Siria, Irak, Turquía). Naturalmente el concepto de ‘terrorismo’, según Turquía, no es válido para los kurdos peshmergas iraquíes, porque son sus aliados!. Terroristas son únicamente el PKK (turco) y las YPG (sirias).  

Terrorismo es lo que hace Israel con el pueblo Palestino al bombardear a la población del ghetto de Gaza que padece hambre. Qué otra reacción puede tener un pueblo hambriento?  Sin embargo, los noticieros justifican las acciones israelíes contra sus prisioneros de Gaza. El controlar las relaciones públicas por intermedio de la prensa garantiza un reconocimiento de sus actos a nivel global.


Bombardeos israelíes en Gaza.



Los jóvenes y niños palestinos hambrientos y desesperados son tildados de “terroristas” por arrojar piedras y matarlos es un acto “legal’ para las autoridades israelíes. Los palestinos se convirtieron en los "agresores" y no en las víctimas. 

Dentro del ámbito del Derecho Internacional, puede considerarse “terrorista” a un ciudadano, por ejemplo, palestino, por defenderse de las fuerzas de ocupación? Legalmente no. Todo esto tiene siempre una maldita regla, las potencias ocupantes también tienen derechos, según las normas y convenciones internacionales sobre la guerra. Así es el caso de nuestro ejemplo, si un joven palestino, cuya patria se allá ocupada, ataca con piedras a un soldado, será tildado de terrorista.

Terrorismo es la secuencia de sangrientos ataques de hace un par de días en Tartus y  otros poblados de la provincia de Latakia, en el norte de Siria. La consigna no es solo sabotear el plan de paz y el cese de fuego, sino causar terror, pánico, espanto, pavor, horror en la población civil. El terrorismo es cobarde y ataca con alevosía a gente indefensa.

Para la mayoría de medios occidentales, los crueles ataques terroristas contra la población siria son acciones de los “rebeldes moderados” que luchan contra un régimen “tiránico”, nadie califica de terrorismo esas acciones en los medios alineados a la OTAN, mientras acusan de terrorismo y desproporcionado uso de la fuerza cuando el ejército sirio bombardea zonas controladas por los “rebeldes moderados” que utilizan a civiles como escudos humanos en centros urbanos altamente poblados. Lamentablemente, diremos que la percepción en Occidente es esa, porque la mayoría de los medios de comunicación están alineados con esa política de sabotear a las repúblicas que se resisten a la imposición imperial.

Los luchadores “por la libertad”, es decir los yihadistas, han estado abiertamente abrigados por la OTAN, Israel y las petro-monarquías despóticas del Golfo en un programa de desestabilización del Medio Oriente. La forma para llegar a sus objetivos es irrelevante para los auspiciantes del terrorismo.


Tartus, provincia de Latakia- Siria, 23 de mayo 2016



Terrorismo es, con la muestra más palpable, las acciones de las potencias occidentales en múltiples sucesos acontecidos en Irak. Por ejemplo: El 19 de septiembre del 2005, un grupo de militares británicos se disponían a cometer un atentado en una concentración religiosa disfrazados de árabes partidarios de Moqtada Sadr (un líder shií iraquí contra la ocupación norteamericana), los soldados ingleses ocultaban explosivos en un vehículo civil, ellos fueron capturados por la policía iraquí en Basora; ese mismo día, fueron liberados usando tanques y helicópteros británicos. El presidente iraquí (impuesto) en esa época declaraba que la resistencia iraquí era terrorista y los británicos que ponían las bombas eran presentados como libertadores. (5)

Tampoco es de extrañar que los terroristas sean los propios miembros de las fuerzas estadounidenses de ocupación en Irak, en un episodio similar al caso británico, el 11 de octubre del 2005, agencias árabes de noticias informaban por internet que ciudadanos iraquíes detuvieron a dos soldados estadounidenses, vestidos de árabes, mientras intentaban hacer estallar un vehículo con explosivos en el distrito de Al-Ghazaliyah, un área residencial al oeste de Bagdad.

Sin duda, las sospechas de atentados indiscriminados que sufrió Irak en el periodo de la ocupación norteamericana - británica contra civiles fueron provocadas por elementos encubiertos, cuya única finalidad era ocasionar una guerra civil entre chiies y sunies. Incidentes de este tipo demuestran que las acusaciones reiteradas contra la CIA y los servicios secretos británicos no son hechos aislados, sino una planificada operación contra la comunidad chií. Y esto continua hoy, no solo en Irak sino también en Siria, el Líbano, Yemen y otros estados de la región.


Soldados británicos luego de su detención en Basora cuando fueron sorprendidos pretendiendo colocar explosivos en una concentración religiosa chií ,septiembre 2005



Impunidad?

Lo que damos en llamar ‘Comunidad Internacional”, es decir un conglomerado de estados agrupadas en la ONU sigue siendo co-responsable de todas estas masacres. La ONU ya no existe, es solamente un singular título para justificar las guerras de agresión imperialista. Lo único que funciona en las Naciones Unidas es el derecho al VETO, Rusia debe haberse sentido, el alguna ocasión, tentada a abandonar ese infeccioso centro de poder mundial. 

Aunque parezca contraproducente, la única alternativa que se nos antoja frente a todo este desmadre internacional, auspiciado por la ONU –mejor dicho por los Estados Unidos y sus satélites- es seguir manteniendo la persuasión nuclear por parte de Rusia. El equilibrio o balance de fuerzas entre las superpotencias es lo que impide que uno solo devore al mundo entero.

Círculos del poder en los Estados Unidos financian estudios con el fin de determinar si la población civil norteamericana justificaría  el uso del terrorismo o atentados contra civiles para justificar sus guerras de agresión económica por el mundo. “Mi respuesta es que una publicación estadounidense no debiera preguntar si ataques contra civiles pueden ser justificados de alguna manera. Es una pregunta que se deben hacer los débiles, los americanos nativos del pasado, los judíos en Alemania nazi, los palestinos de nuestros días”, razona Nir Rosen (6).

Por supuesto que hay impunidad en el mundo, el derecho solo lo aplican los fuertes a los débiles, es el mal de nuestra sociedad, tal vez una de las característica del género humano, pero no tanto en el sentido genocida que implantó la doctrina nazi, sino en un concepto de dominación global económico en el que el asesinato y exterminio es solo un medio para un objetivo.

Para Nir Rosen “las reglas normativas son determinadas por relaciones de poder. Los que poseen poder determinan lo que es legal e ilegal. Acorralan a los débiles con prohibiciones legales para impedir que se resistan. Que los débiles se resistan es ilegal por definición. Conceptos como terrorismo son inventados y utilizados normativamente como si un tribunal neutral los hubiera producido, en lugar de los opresores. Lo peligroso en este uso excesivo de la legalidad reside en que en realidad la socava, disminuyendo la credibilidad de instituciones internacionales como Naciones Unidas. Se hace obvio que los poderosos, los que hacen las reglas, insisten en la legalidad simplemente para preservar las relaciones de poder que les sirven, o para mantener su ocupación y colonialismo.

El ataque contra civiles es el postrero, más desesperado y básico método de resistencia cuando se enfrentan probabilidades aplastantes y la erradicación inminente. Los palestinos no atacan a civiles israelíes con la expectativa de que vayan a destruir Israel. La tierra de Palestina es robada día tras día; el pueblo palestino está siendo erradicado día tras día. Como resultado, reaccionan como pueden para aplicar presión a Israel. Los poderes coloniales utilizan estratégicamente a los civiles, estableciéndolos para reivindicar tierras y desposeer a las poblaciones nativas, sean los indios en Norteamérica o los palestinos en lo que es ahora Israel y los Territorios Ocupados. Cuando la población nativa ve que existe una dinámica irreversible que se apodera de su tierra e identidad con el apoyo de un poder abrumador, es obligada a recurrir a cualesquiera métodos de resistencia que pueda utilizar”.

Alguien tiene dudas sobre qué es el terrorismo?




NOTAS:
(2) Cumbre Internacional Sobre la Democracia, Terrorismo y la Seguridad.
(3) Definitions of Terrorism
(4) Gaza: La lógica del poder colonial El término ‘terrorismo’ es una cortina de humo retórica para que los fuertes aplasten a los débiles.- Nir Rosen. Artículo para “The Guardian” 30 diciembre 2008, traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
(5) ¿La CIA y los servicios británicos detrás de los atentados contra civiles?
     Blindados británicos liberan a dos espías derribando el muro de la cárcel
      Quién pone las bombas en Irak?
(6) Nir Rosen. Artículo citado.
* Nir Rosen es periodista especializada en política exterior de los Estados Unidos en Oriente Próximo, Iraq y Afganistán. Miembro del centro de derecho y seguridad de la Universidad de New Cork. Sus investigaciones aparcen en Atlantic Monthly, New York Times Magazine, New Yorker, Rolling Stone magazine, Harper's Magazine, New Republic y Mother Jones. Su libro sobre Iraq de la postguerra: “The Triumph of the Martyrs: A Reporter's Journey into Occupied Iraq” fue publicado en 2006. 
ARTÍCULO RECOMENDADO:  Para mayor información jurídica sobre el terrorismo:
Actos de terror, “terrorismo” y derecho internacional humanitario

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