Las “Primaveras” no han generado más que el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación en numerosos países árabes.
Una vista de las ruinas de la ciudad siria de Homs – 10 de mayo 2014 – (Ghassan Najjar/Reuters)
ENTREVISTA a Ahmed Bensaada
Realizada por Nordine Azzouz
Traducción: Purificación González de la Blanca
Publicada en el periódico argelino ‘Reporters’.
Referencia: Libros de Ahmed Bensaada: “Arabesco Americano y Arabescos$”, sobre las llamadas “primaveras árabes”, que “solo han generado el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación”.
Fuente: Global Reaserch
Fuente: Global Reaserch
Datos sobre el entrevistado:
Ahmed Bensaada, universitario argelino instalado en Canadá desde hace muchos años, sigue atentamente las mutaciones y trastornos en el Magreb y en Oriente Medio, a los cuales ha consagrado numerosos escritos, coloquios y conferencias…Sobre las Primaveras árabes él ha mantenido desde el principio una mirada muy crítica, que ha sintetizado en un libro, Arabesco Americano, y luego Arabesco$, una nueva versión corregida y enriquecida, de una actualidad ardiente más que nunca. Cinco años después!
He aquí una excelente trilogía de artículos de un importante escritor e intelectual argelino, Ahmed Bensaada, referentes a las crisis de Medio Oriente, las “Primaveras Árabes” y lobbies de influencia. Hemos titulado esta serie como “Conociendo al enemigo”. En esta entrega no pasará indiferente al público las grabaciones secretas realizadas a Hillary Clinton referente a Libia y la clásica mentira de las “armas de destrucción masiva”. En estos días, un nuevo escándolo sacude a la señora Clinton. Hechos aislados? No. Es el reflejo de la política norteamericana en contra de todos los que se oponen a su visión globalizadora y unipolar del mundo.
Periodista: Cinco años han pasado desde lo que se ha llamado las “primaveras árabes”. El balance de la situación, vemos, no es muy satisfactorio, incluso catastrófico en muchos de los países concernidos. ¿Por qué, a su parecer?
Ahmed Bensaada: “No es muy satisfactorio”, dice usted? Estos
grandes trastornos que el bien pensante
Occidente ha precipitadamente y falaciosamente bautizado como “Primavera” no ha
generado más que el caos, la muerte, el odio, el exilio y la desolación en
numerosos países árabes. Sería preciso tal vez preguntar a los ciudadanos de
los países árabes “primaverizados” si la desastrosa situación en la que ello
viven puede ser calificada de
primaveral.
Y las cifras son elocuentes al
respecto. Un estudio reciente ha mostrado
que esta funesta estación ha
causado, en cinco años, más de 1,4 millones de víctimas (muertos y heridos), a
los que hay que sumar más de 14 millones de refugiados. Esta “primavera” ha costado a los países árabes sobre 833 mil
millones, de los cuales 461 mil millones corresponden a pérdidas en
infraestructuras destruidas y lugares históricos devastados. Por otra parte, la región MENA (Oriente Medio
y Norte de África) ha perdido más de 103 millones de turistas, una verdadera
calamidad para la economía.
Con
la publicación de la primera versión de mi libro “Arabesco Americano”
(abril de 2011), he puesto en
evidencia la injerencia extranjera en
estas revueltas que han afectado a la calle árabe y la no espontaneidad de
estos movimientos. Es cierto que los
países árabes estaban antes de estos acontecimientos, en un cierto estado de
decrepitud: ausencia de alternancia política, alto desempleo, democracia
embrionaria, la infelicidad, derechos fundamentales vulnerados, falta de
libertad de expresión, la corrupción a todos los niveles, el favoritismo, fuga
de cerebros, etc. Todo esto representa un “caldo de cultivo” para la
desestabilización. Pero aunque las
reivindicaciones de la calle árabe son reales, las investigaciones llevadas a
cabo han demostrado que los jóvenes manifestantes y ciberactivistas árabes
habían sido instruidos y financiados por organizaciones estadounidenses
especializadas en la “exportación” de la democracia, como la USAID, la NED,
Freedom House o la Open Society del multimillonario George Soros. Y todo esto,
años antes de la auto-inmolación de Mohamed Bouazizi.
Estos manifestantes que han
paralizado las ciudades árabes y que han desacreditado a los viejos autócratas
árabes que se sientan en el poder desde
hace décadas, sin embargo, representan sin embargo una juventud llena de pasión y de promesas.
Una juventud educada, empuñando con brío las técnicas de
resistencia no violenta y sus consignas. Estas mismas técnicas que han sido
teorizadas por el filósofo estadounidense Gene Sharp y puestas en práctica por los activistas
serbios de OTPOR en las revoluciones de
colores. Estas mismas técnicas enseñadas a los jóvenes manifestantes árabes por
los fundadores de Otpor en su centro CANVAS (Center for Applied Notviolent Action and Stratigies - Centro para la aplicación de Acciones no Violentas y Estratégicas) diseñadas especialmente para la formación de los
disidentes en ciernes.
Una juventud entusiasta de las nuevas tecnologías cuyos líderes han sido
puestos en el blanco, formados, entrenados en la red y sostenidos por los
gigantes estadounidenses del Net, con la
mediación de organismos de Estados Unidos como AYM (Alianza de Movimientos
Juveniles).
Pero así como los activistas de las
revoluciones de colores, los ciberdisidentes árabes no son entrenados nada más
que para descabezar los regímenes. Ellos
son en realidad – probablemente sin darse cuenta - comandados para llevar a cabo la caída de la
cima de la pirámide del poder. Ellos no tienen competencia alguna sobre el
camino a seguir cuando los autócratas son cazados y el poder queda vacante.
Ellos no tienen ninguna capacidad política para conducir esta transición
democrática que debiera seguir, este importante cambio.
En un artículo sobre las
revoluciones de colores escrito en 2007 por el periodista Hernando Calvo
Ospina en las columnas de Le Monde diplomatique, leemos: “la distancia entre
gobernantes y gobernados facilita la tarea del NED y de su red de
organizaciones, que fabrican miles de “disidentes” gracias a los dólares y a la publicidad. Una vez logrado el cambio, la mayor parte de entre ellos, así como sus
organizaciones de todo tipo, desaparecen
sin gloria de la circulación”.
Por lo tanto, una vez que el papel
atribuido a los ciberactivistas se
acaba, son las fuerzas políticas en el
lugar, al acecho de cualquier cambio importante, las que ocupan el vacío creado
por la desaparición del antiguo régimen. En el caso de Túnez y Egipto, fueron
los movimientos islamistas los que aprovecharon en un primer momento la
situación, evidentemente ayudados por sus aliados tales como Estados
Unidos, algunos países occidentales y árabes, y Turquía, que debía servir de
modelo.
Está claro que esta “primavera” no
tiene nada que ver con las consignas coreadas por los jóvenes ciberactivistas
activistas en las calles árabes y que la democracia no es más que un señuelo.
En efecto, ¿cómo no plantearse preguntas serias sobre esta “la primavera” cuando se constata que los
únicos países árabes que han sufrido esta estación son las repúblicas? ¿Es una
casualidad que ninguna monarquía árabe haya sido visto tocada por este tsunami
“primaveral”, como si estos países fueran santuarios de la democracia, de la
libertad y de los derechos humanos? La única tentativa de sublevación
anti-monárquica, la de Bahrein, ha sido violentamente reprimida por la
colaboración militar del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el silencio
cómplice de los grandes medios de comunicación y la connivencia de los
políticos sin embargo, tan locuaces cuando eventos similares han tocado algunas
repúblicas árabes.
Esta “primavera” tiende a la
desestabilización de algunos países árabes en el objetivo en un marco
geopolítico mucho más grande, muy
ciertamente el del “Gran Medio
Oriente”. Esta doctrina preconiza la
remodelación de las fronteras de una región geográfica, reagrupando a los
países árabes y a algunos países del
entorno, poniendo así fin a las herencias de los Acuerdos Sykes-Picot. Lanzada
bajo el liderazgo del presidente G.W. Bush y sus halcones neoconservadores, este
proyecto se basa en una idea teorizado en 1982 por Oded Yinon, un alto
funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. El “Plan Yinon”
como se le llama, tenía inicialmente como objetivo “deshacer todos los estados árabes existentes
y reorganizar el conjunto de la región en pequeñas entidades frágiles, más
maleables e incapaces de hacer frente a los Israelíes”.
Y la partición desgraciadamente está en curso…
Video
A propósito del “Plan Yinon” (en inglés)
NATO's Plan to
Divide the Middle East, Oded Yonin, Bernard Lewis
En ese marco, Túnez sigue siendo una excepción. ¿Cómo se puede explicar?
Ciertamente, en comparación con
Libia, Siria o Yemen, la situación en Túnez puede parecer interesante. Pero no lo es en absoluto, Túnez no es un
modelo exitoso tal y como quieren hacernos creer los grandes medios de comunicación.
Y este no es el Premio Nobel
otorgado recientemente a Túnez el que ha
cambiado algo allí. Cuando vemos a los que fueron galardonados en los últimos años, uno se
pregunta seriamente a quien sirve este premio. Y los tunecinos que ellos mismos viven desde hace
cinco años la “primaverización” de su país saben algo. Comentando este quinto
aniversario, algunos bloggers no han sido suaves. “Único paíes democrático del
Magreb democrático + Premio Nobel, todo lo demás es peor que el período ZABA
(Zine El Abidine Ben Ali).” O, con un toque de humor: “Injusticia social,
tortura, impunidad, no importa somos
premios Nobel.”
En una reciente entrevista con Le Figaro,
mi amigo de Túnez, filósofo Mezri Haddad, he declarado: “En todas partes,
comprendido Túnez que se presenta como el buen paradigma revolucionario y que
ha recibido el Premio Nóbel de la Paz falta
borrar su deuda externa que se ha vuelto vertiginosa en menos de
5 años, y apoyar su economía, hoy
agonizante, la “primavera árabe” ha destruido más de lo que se ha construido”.
Antes de agregar: ”Desde 2011, Túnez
se ha convertido en el primer país exportador de mano de obra islamo-terrorista,
tanto en Libia como en Siria. Los Informes de las Naciones Unidas son
abrumadores para el Túnez que yo conozco. El autor del último atentado suicida
en Zliten, en Libia, es un tunecino,
como el que ha atacado la mezquita de Valence, o el que acaba de ser abatido
ante la Comisaría del XVIIIe distrito de París”.
En efecto, Túnez sigue siendo, con
mucho, el mayor proveedor del mundo de jihadistas del Daesh en Siria. Triste
record para un país que quiere pasar por la excepción que justifica la
terminología primaveral.
Y esto, sin contar los asesinatos
políticos, los atentados terroristas indiscriminados que han eclipsado el país
y las historias sórdidas de “Jihad al-nikah” popularizada por los jóvenes
tunecinos radicalizados.
Y no es el traslado de la familia de
Goncourt al Museo del Bardo todavía marcado por las cicatrices del atentado del
18 de marzo 2015 el que le dará el sello de un país que tiene una transición
democrática exitosa. Este “impulso” francés no borará de ninguna manera la
equivocación de la ministra francesa, Michèle Alliot-Marie, que había propuesto
el modelo francés a la policía de Ben Ali “para resolver la situación de
seguridad”, la historia era poner fin a
la impertinencia de los manifestantes que habían invadido la Avenida Bourguiba.
Y esos manifestantes que enarbolaban
su juventud como bandera de un futuro
radiante, qué piensan, después de haber
empujado al presidente Ben Ali en la salida, de la edad de estos “dinosaurios”
políticos que lo han sustituido? Juzgue usted mismo: Moncef Marzouki (71 años),
Rached Ghannouchi (75 años) y, especialmente, el actual Presidente, Beji Caid
Essebsi (90 años). ¿Se puede realmente creer que una revuelta joven, calificada
como “faceboukiana” puede ser representado por gerontócratas, antiguos caciques
de regímenes vilipendiados, islamistas belicosos que confunden el interés del
país con el de ellos, supranacional, de su hermandad?
Pensaban que un día una ley
electoral sería votada para rehabilitar a los antiguos partidarios de Ben Ali
que lucharon ferozmente?
¿Habrían imaginado que cinco años –
casi día a día – después de la salida de Ben Ali, Ridha Yahyaoui, un joven diplomado y
desempleado tunecino, se provocaría la muerte
en Kasserine para protestar contra el favoritismo en la contratación, flagelo
que ellos habían denunciado y contra el cual luchaban? Y los disturbios que
siguieron a esta tragedia duramente
reprimidos ?
¿Qué ha tenido de positivo en esta
“primavera” tunecina si, cinco años más tarde, Yahyaoui imita a Bouazizi por
las mismas razones?
Video
Los disturbios en Kasserine (enero
de 2016)
¿Qué diferencia o matiz analítico se debe tener, en su opinión, en el análisis de las realidades actuales en países como Siria o Libia, países que nos preocupan principalmente por su vecindad y proximidad?
La guerra civil (Nota del editor del blog: Siempre hemos sostenido fundamentadamente
que no existe una guerra civil en Siria sino una invasión foránea auspiciada
por la OTAN y las Monarquías del Golfo e Israel) que se está
librando actualmente en Siria tiene curiosas
similitudes con la que se ha mantenido en Libia:
a) el epicentro inicial de la
revuelta siria no estaba situado en la capital, sino en una región fronteriza
(a diferencia de Túnez y Egipto);
b) una “nueva edad” bandera apareció
como estandarte de los insurgentes;
c) la fase no violenta de la revuelta fue
muy corta;
d) la implicación militar extranjera
(directa o indirecta) ha transformado
rápidamente los disturbios no violentos en una sangrienta guerra civil.
En efecto, cuando la teoría de Gene
Sharp no funciona y las enseñanzas de la CANVAS no tienen éxito
como en el caso de Libia y de Siria, las manifestaciones se convierten rápidamente
en una guerra civil. Esta metamorfosis se opera gracias a una ostensible
injerencia extranjera incluso de los mismos países mencionados anteriormente a
través de la OTAN (como en Libia) o de coaliciones heterogéneas (como en
Siria).
Así, los países occidentales (con la
ayuda de sus aliados árabes y regionales) pueden pasar, sin escrúpulos, de un
enfoque no violento a lo Gene Sharp en una guerra abierta, sangrienta y asesina
donde fluye la sangre árabe.
La efímera fase sharpiana de las
manifestaciones populares ha sido incluso utilizada para justificar la
intervención militar de la OTAN en Libia o de la coalición anti-Bashar en Siria. La Resolución 1973 que
permitió la destrucción de Libia fue justificada por la falsa acusación según
la cual las fuerzas leales a Gaddafi habrían provocado no menos de 6.000 muertes en la población
civil. Numerosos países también han estimado que los Estados Unidos, Francia,
Gran Bretaña y sus aliados han desvirtuado y abusado de esta resolución
permitiendo a la OTAN sobrepasar el
mandato del Consejo de Seguridad. Se trata en particular de Rusia y de China, que comprendiendo ”la lección de la
Resolución 1973″, oponen sus vetos a cualquier resolución de la ONU de condena
a Siria o a su presidente, Bashar
Al-Assad. Si no fuera por esto, las principales cadenas de televisión del mundo
entero nos habrían mostrado las imágenes del presidente Bashar, con el corazón
devorado o la cabeza arrancada por los
yihadistas especializados en la materia que pululan en Siria gracias a la
colaboración activa de los Occidentales
y sus aliados.
Por otra parte, el estudio de los
correos electrónicos de la señora
Hillary Clinton ha mostrado que los motivos de la eliminación de Kadhafi
no tenían nada que ver con cualquier voluntad de democratización de Libia, sino que ponían de relevancia
intereses estratégicos, económicos, políticos y un famoso tesoro en oro. Lo
mismo sucede en el caso del presidente
sirio.
También es interesante anotar que
las investigaciones muy serias llevadas a cabo por expertos de Estados Unidos
han mostrado que la guerra en Libia no era necesaria, que habría podido ser
evitada si los Estados Unidos lo hubieran permitido, y que la administración norteamericana facilitó el suministro de
armas y apoyo militar a los rebeldes vinculados a Al Qaeda.
Por otra parte, el Contralmirante
de los EE.UU. retirado, Charles R. Kubic ha revelado
que Gadafi estaba dispuesto a partir para permitir el establecimiento de
un gobierno de transición con dos condiciones. La primera era la de asegurarse, después de su partida, que
iba a quedar una fuerza militar para acabar con Al Qaeda, y, la segunda, pedía un salvoconducto así como el
levantamiento de sanciones contra él, su familia y sus seguidores.
Video
Grabaciones secretas acusan a Hillary Clinton en el caso de Libia
Hillary
Clinton’s WMD Moment | Weapons of Mass Distraction
Por su parte, el ex presidente de
Finlandia (1994-2000) y Premio Nobel de la Paz (2008), Martti Ahtisaari,
reconoció haber sido mandatado por la administración rusa para encontrar una solución pacífica al
conflicto sirio y esto desde principios
del año 2012.
El plan de resolución del conflicto
sirio propuesto a los representantes de los cinco países miembros permanentes
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas comprendía tres puntos:
1) no armar a la oposición;
2) organizar un diálogo entre la
oposición y Bashar Al-Assad;
3) permitir a Bashar Al-Assad retirarse elegantemente.
Según Martti Ahtisaari, ninguna
opción fue tomada después de la presentación de esta propuesta a los
representantes estadounidense, británico y francés.
Parece por lo tanto claro que el
objetivo de esta “primavera” no tiene nada que ver con la democracia y los
derechos humanos en Libia y Siiria (y en otros lugares de la región MENA),
sino la eliminación física de los
presidentes Gadafi y Bashar Al Assad, incluso destruir a estos dos países y liquidar a miles de
árabes, y financiar a jihadistas comedores de corazones y cortadores de cabezas. Y se ofenden cuando ellos vuelven sus armas contra sus creadores.
Muy por el contrario, lo que se
llama “primavera” en los casos de Libia y Siria son ejemplos pedagógicos de
guerras civiles fomentadas desde el extranjero en virtud de razones de derecho
de los derechistas.
Actualmente, ambos países son
tierras de inestabilidad geopolítica y guaridas de jihadistas daeschianos,
abiertamente financiados por los países occidentales, los países árabes y potencias regionales.
En el marco de esta fuerte
turbulencia política y de injerencia exterior agresiva, Argelia ha sido un
blanco de elección y queda siempre. Recordemos que los jóvenes argelinos también han participado en la formación de CANVAS y que numerosos países han apostado por la “primaverización” (violenta o no) de Argelia.
Los malos recuerdos del decenio negro y
lo efímero de la CNCD (Coordinación Nacional para el Cambio y la
Democracia) han decidido lo contrario.
Actualmente, la situación de Libia
es evidentemente muy preocupante para la seguridad y estabilidad de Argelia.
Algunos observadores estiman en 300 el número de milicias armadas en Libia y
advierten de que están fuertemente
relacionados con sus homólogos tunecinos. En efecto, de acuerdo con un informe
de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional francesa fechado en noviembre último, ”el
conjunto de los atentados recientes en
Túnez han sido organizados y
planificados desde Libia”
Así, y contrariamente a las
declaraciones belicosas y malintencionadas de
Nicolas Sarkozy, – uno de los mayores responsables de la destrucción de
Libia – es más bien Argelia quien ahora debería quejarse de su “emplazamiento
geografíco” fronterizo con Túnez y Libia. Esto es aún más verdad que la
colaboración entre Daech en Libia y los movimientos terroristas del Sahel es
cada vez más evidente, lo que plantea todavía más dificultades a Argelia para asegurar su Sur.
Se ve por tanto, bien que incluso si
Argelia no ha sido directamente tocada por esta lúgubre estación, la
“primaverización” de sus vecinos le plantea desafíos mayores.
Video
La declaración incendiaria de
Nicolas Sarkozy contra Argelia
En su libro “Arabesque$” que se acaba de apreciar una nueva edición revisada y enriquecida, la tesis que defiende es la de una gran implicación y compromiso norteamericano que usted identifica ni más ni menos que con la desestabilización de los estados y regímenes en el mundo árabe. ¿Hasta qué punto, más allá de la tesis, y sobre las cuestiones de hecho concretas, continúa defendiendo este análisis?
Cuando fue publicada la primera versión de mi libro titulado
“Arabesco Americano” en abril de 2011,
fue recibida con mucho escepticismo porque la tesis que allí desarrollaba se oponía a la
euforia “primaveral” ambiente y venía a
poner un bemol a una unanimida estática.
Esta beatitud frente a una “revolución”
árabe inmaculada, orquestada por una hermosa juventud educada e impetuosa no
debía en ningún caso ser manchada por acusaciones que, en cualquier caso, no
podían más que ser calumniosas. Este discurso ha sido mantenido por los grandes
medios de comunicación y muchos expertos “catódicos” donde subsisten todavía
algunos especimenes reticentes.
Hay que reconocer que oponerse al
romanticismo revolucionario que llegó a
su paroxismo, apenas unas semanas después de la caída de Ben Alí y de
Moubarak, revestía ciertamente una
inconsciente temeridad.
Sin embargo, la tesis presentada en
este libro – que contiene más de 260 referencias fácilmente verificables - ha
sido meticulosamente elaborada gracias al análisis de numerosos libros,
documentos oficiales, informes de actividades, cables de Wikileaks, etc.
Es evidente que no son los Estados
Unidos quienes han provocado directamente
la “primavera” árabe. Como se explicó anteriormente, la situación
política y socioeconómica de los países árabes es un terreno fértil para la
disidencia y rebeldía. Sin embargo, la implicación norteamericana en este proceso no es trivial, ni mucho
menos. El papel principal de los
organismos especializados en la “exportación” de la democracia y
mayoritariamente financiados por el gobierno de los Estados Unidos, las
formaciones teóricas y prácticas en la resistencia no violenta proporcionada
por CANVAS, la constitución de una “Liga
Árabe del Net” para el dominio de
las nuevas tecnologías, el desarrollo de herramientas de navegación
anónimos, gratuitamente distribuidos a los ciberactivistas, la estrecha
colaboración entre los ciberdisidentes y las embajadas de Estados Unidos en los
países árabes, las sumas de dinero que se han invertido, el compromiso militar
y las gesticulaciones diplomáticas de alto nivel lo confirman. Y como la
política exterior de los Estados Unidos jamás
ha sido un modelo de filantropía, hay que rendirse a la evidencia de que
los estadounidenses han influido de manera significativa el curso de los
acontecimientos. Por no hablar de que todas estas acciones han sido emprendidas
desde años antes del inicio de la
“primavera” árabe.
A medida que el tiempo avanzaba, la
naturaleza pérfida de estas “revoluciones” ha sido revelada, las lenguas se han
soltado y han salido a la superficie nuevos documentos.
No solamente nada ha venido a desmentir mi tesis sino que ésta ha sido
notablemente confirmada. Esto es lo que justifica la elaboración de una nueva
versión del libro, titulado “Arabesque$-
Informe sobre el papel de los EE.UU. en las revueltas árabes” y editado en
septiembre de 2015. En comparación con el anterior trabajo, el nuevo aporta más de 600 referencias y el número de
páginas casi se ha triplicado.
Entre los documentos explícitos citamos, por ejemplo, el estudio
realizado en 2008 por la RAND Corporation (Oficina de Estudios del Ejército de
Estados Unidos), que ha servido de base para una política estadounidense
de “exportación” de la democracia hacia los países árabes basada sobre la formación, el apoyo y la
creación de redes de activistas provenientes de estos países.
Otro documento merece también ser
mencionado. Se trata de un informe proveniente del Departamento de Estado
norteamericano, redactado en 2010 y obtenido en 2014 gracias a la ley de
libertad de información.
Este informe explica claramente ”la
elaborada estructura de los programas del Departamento de Estado con miras a
crear organizaciones de la ”sociedad
civil“, en particular las organizaciones no gubernamentales (ONG), con el
objetivo de modificar la política
interna de los países destinatarios a favor de la política exterior de los Estados Unidos y sus objetivos de
seguridad nacional. Siempre utilizando un lenguaje diplomático, el documento –
precisa que el objetivo es la promoción
y el seguimiento de los cambios de política en los países en el objetivo”.
La implicación de los Estados Unidos
en la “primavera” árabe no es pues un mero producto de la imaginación. Su
existencia es reconocida abiertamente por la misma administración americana.
Esto es lo que se explica con gran
detalle en el libro ” Arabesque$”
Portada del libro 'Arabesque$', de Ahmed Bensaada.
¿Está de acuerdo con la afirmación según la cual “las primaveras árabes, se acabaron!“? ¿Qué escenarios posibles ves en Siria y sobre todo en Libia, países cuyos actores están luchando para ponerse de acuerdo sobre una solución política y para los cuales existen previsiones en Europa concretamente de compromiso militar?
Corra la voz: la “primavera” árabe nunca ha sido una primavera vistas sus desastrosas consecuencias sobre las poblaciones, ni intrínsecamente árabe porque los movimientos de contestación han sido ampliamente infiltrados por organismos extranjeros, esencialmente estadounidenses.
¿Está llegando a su fin el proceso
de “primaverización” del mundo árabe? Ciertamente. Los pueblos árabes no se deja engañar. Los ejemplos de la
salvaje destrucción de Libia, Siria y Yemen son suficientes para convencer a
los más recalcitrantes.
El mundo árabe necesita
imperativamente realizar cambios importantes en diferentes ámbitos de la
sociedad: político, socioeconómico, cultural, la libertad de expresión, los
derechos humanos, etc. Pero debemos realizar estos cambios destruyendo los países
y permitir el resurgimiento de prácticas medievales sembrando la muerte, el
odio y la desolación? Por supuesto que no.
Por otra parte, estos cambios no
deben en modo alguno obedecer ni beneficiar a agendas extranjeras, y los países
árabes no deben prestarse a que sus territorios
se conviertan en el terreno de juego de las potencias sobre el que
orquestan las guerras ”low cost” donde sólo se vierte la sangre árabe.
Este es el caso de Siria, en la
medida en que este país es actualmente el escenario de confrontación (directo o
indirecto) de numerosos beligerantes, cada uno con su propia ambición, lejos de
la de los propios sirios.
En cuanto a Libia, cualquier nueva
intervención militar occidental en ese país puede tener consecuencias indeseables
sobre el territorio argelino. Es por esta razón que Argelia se opone firmemente
a esta posibilidad y no escatima ningún esfuerzo para encontrar una solución
política a este conflicto y hacer sentarse en la misma mesa las distintas
facciones en conflicto.
Porque solo permitiendo a los
ciudadanos de un mismo país discutir juntos, de buena fe, teniendo en cuenta
sus intereses nacionales y no los de los demás,
el mundo árabe logrará salir da la situación de decadencia avanzada hacia la que se ha
encaminado.
Nota:
Texto original en
francés:
Ahmed Bensaada, «
Arabesque$ – Enquête sur le rôle des États-Unis dans les révoltes arabes »,
Editions Investig’Action, Bruxelles, septembre 2015,
http://www.michelcollon.info
The original source of this article is ahmedbensaada.com
Copyright © Ahmed Bensaada and Nordine Azzouz, ahmedbensaada.com, 2016
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