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29 agosto 2022

Entrevista perdida en prisión con Hermann Goering

 


Las revelaciones del Reichsmarshall


Editado por Gilberto Villahermosa

 Versión original en inglés:

"Lost prison interview with Hermann Göring: The Reichsmarschall´s revelations". World War II magazine. Reeditado por Historynet

 

Nota previa 

La siguiente entrevista fue pasada por alto durante mucho tiempo, el encarcelado nazi Hermann Goering proporcionó una ventana a la toma de decisiones defectuosas de Hitler y explicó por qué el plan de victoria de Alemania dependía de mantener a Estados Unidos fuera de la guerra. 


Esta entrevista tiene su particularidad, a pesar que existen otras constancias escritas sobre las opiniones políticas y militares de Goering (o Göring) en el cautiverio, como las famosas conversaciones en prisión con el psicólogo del ejército estadounidense Gustav M. Gilbert (oportunidad única y de primera mano de Gilbert con todos los criminales de guerra nazis juzgados, sus evaluaciones psicológicas y estudio científico del coeficiente intelectual de los procesados, material recopilado en una invaluable y sobria obra "Nuremberg Diary" (Diario de Nuremberg) revelando los pensamientos más íntimos de los reos, sus reacciones diarias tras las sesiones del tribunal, las opiniones personales de los convictos respecto a sus colegas presos, sobre la Alemania nazi; y, claro, que opinaban de su jefe (Hitler). Otro valioso aporte es del Dr. Leon Goldensohn, médico psiquiatra del ejército de los Estados Unidos que recibió la tarea de entrevistar a todos los líderes alemanes encarcelados en Nuremberg, además de los testigos en el proceso. Sus apuntes no fueron revelados hasta más de medio siglo después, "Las Entrevistas de Núremberg", se publicó en castellano en 2004 (editorial Taurus).

No obstante del valor histórico de los trabajos del Dr. Gilbert y Dr. Goldensohn, la siguiente entrevista, pasada por alto durante más de 70 años, proporciona información sobre algunas de las opciones estratégicas consideradas por el liderazgo nazi al principio de la guerra, sus puntos de vista sobre la amenaza planteada por los Estados Unidos y la Unión Soviética, y cómo esas actitudes influyeron en la estrategia real implementada.

Desde su celda, el 25 de julio de 1945, el antiguo heredero de Adolf Hitler fue entrevistado por el Mayor Kenneth W. Hechler de la División Histórica de Europa del Ejército de los Estados Unidos, con el Capitán Herbert R. Sensenig sirviendo como traductor. 

El texto de este artículo fue escrito por Gilberto Villahermosa y apareció originalmente en la edición de septiembre de 2006 de la revista World War II. Un valioso documento histórico que rescatamos de un inmenso archivo para los apasionados en la temática de la segunda guerra mundial.

Todo el material gráfico y sus notas a pie, adicionados a este reportaje, corresponde al editor del blog (detectives de guerra).


*****



Entrevista con Herman Goering

Su impresionante circunferencia, grandilocuencia y extravagantes trajes hicieron del Reichsmarschall Hermann Goering el favorito de los satíricos aliados. Como sus ciudades fueron golpeadas a escombros durante la guerra, incluso los alemanes se refirieron despectivamente al jefe de la Luftwaffe como Der Dicke (el gordo). Más de 70 años después, esa percepción del Reichsmarschall persiste; pero es solo la mitad de la historia.


Vladimir Galba, en "El globo de Goering", 1942. El texto dice: "Ni una bomba caerá sobre Alemania. f) Goering".


Caricaturas soviéticas de Hermann Goering, obras de Boris Efimov y Kukryniksy

Dejando a un lado sus palabras cómicas, acciones y su sentido único de la moda, debe recordarse que Goering fue un héroe de guerra de buena fe que recibió la codiciada Orden Pour le Merite durante la Primera Guerra Mundial y fue una figura de gran importancia en la jerarquía nazi. Su lugar en el centro de los grandes acontecimientos hace que Goering sea digno de un estudio cuidadoso y un escrutinio minucioso incluso hoy en día.

El 8 de mayo de 1945, Goering se rindió a los estadounidenses con todas las galas militares. Esperando ser tratado como el emisario de un pueblo derrotado, el Reichsmarschall se sorprendió cuando le quitaron sus medallas y el bastón de mariscal y fue confinado en el Campo de Prisioneros de Guerra No. 32, conocido por sus reclusos como el 'Ashcan.


Goering en cautiverio. A la derecha llega al lugar de detención en Augsburg, 14 de mayo de 1945.

➤ Hechler: ¿Cuál era la estimación alemana del potencial de guerra estadounidense? ¿Esperaba Alemania completar sus campañas europeas antes de que Estados Unidos fuera lo suficientemente fuerte como para intervenir?

- Goering: A medida que se acercaba una ruptura y parecía que el asunto tenía que ser decidido por la guerra, le dije a Hitler, considero que es un deber evitar que Estados Unidos vaya a la guerra contra nosotros. Creía que el potencial económico y técnico de los Estados Unidos era inusualmente grande, particularmente la fuerza aérea. Aunque en ese momento no se habían desarrollado demasiados inventos nuevos en la medida en que podríamos haber anticipado, y la producción de aviones fue significativa pero no extraordinariamente grande. Siempre le respondí a Hitler que sería comparativamente fácil convertir las fábricas a la producción de guerra. En particular, se podría recurrir a la poderosa industria del automóvil. Hitler era de la opinión de que Estados Unidos no intervendría debido a sus desagradables experiencias en la Primera Guerra Mundial.


 Hechler: ¿Qué experiencias desagradables? ¿Pérdida de vidas?

Goering: Estados Unidos ayudó a todos y no obtuvo nada por ello la última vez, sintió Hitler. Las cosas no se habían llevado a cabo de la manera que los Estados Unidos habían planeado. Los 14 puntos de Wilson no habían sido observados. Hitler también estaba pensando en las dificultades de enviar un ejército a Europa y mantenerlo abastecido.


 Hechler: ¿Qué sintió usted personalmente acerca de nuestro potencial de guerra?

Goering: Si bien yo, personalmente, era de la opinión de que Estados Unidos podría construir una fuerza aérea más rápido que un ejército, constantemente advertía de las posibilidades de los Estados Unidos con sus grandes avances técnicos y recursos económicos.


Dos segmentos de las obras del artista polaco-estadounidense Arthur Szyk tituladas "Parade of Mighty Warriors", 1942 (Desfile de poderosos guerreros) y "Satan Leads the Ball" (1942). 

 Hechler: Si pensaba que Estados Unidos se volvería tan poderoso, ¿cómo se relacionaba esto con sus propios planes para librar una guerra?

Goering: El factor decisivo en 1938 fue la consideración de que a los Estados Unidos les tomaría varios años prepararse. Su tonelaje de envío en ese momento no era demasiado grande. Quería que Hitler concluyera la guerra en Europa lo más rápido posible y no se involucrara en Rusia. Sin embargo, sobre la cuestión de si Estados Unidos podría construir un ejército a gran escala, las opiniones estaban divididas.


 Hechler: ¿Cuáles fueron las opiniones divididas? ¿Qué pensaron los demás?

Goering: No conozco las opiniones de otras personas influyentes. No puedo decir que otras personas hayan dado consejos diferentes.


 Hechler: ¿Qué opinión tenían en el OKW (Oberkommando der Wehrmacht, o Alto Mando de las Fuerzas Armadas Alemanas) y OKH (Oberkommando des Heeres, o Alto Mando del Ejército Alemán)?

- Goering: No conozco la opinión de OKW u OKH. Solía decirle a Hitler que todo dependía de que no volviéramos a traer a Estados Unidos a Europa. Dije durante la campaña polaca que no debemos permitir que los Estados Unidos se involucren. En 1941 el problema se hizo real, y la opinión general era que era mejor soportar incidentes desagradables con los Estados Unidos y esforzarse por mantenerlo fuera de la lucha que permitir un deterioro de las relaciones entre los Estados Unidos y Alemania. Este fue nuestro esfuerzo implacable.


 Hechler: ¿Qué le indicó específicamente que (el presidente Franklin D.) Roosevelt se estaba preparando para la guerra?

- Goering: Una masa de detalles. Todo fue publicado en un Libro Blanco (evaluación de inteligencia). No sé si se publicó el texto completo o solo extractos. Causó una profunda impresión.


Representaciones de Goering, del artista Arthur Szyk, "Nazi-Field Marshall Herman Goering" (1942 y 1943)


 Hechler: ¿Esperaba Alemania llevar su campaña en Europa a una conclusión exitosa antes de que pudiéramos desarrollar nuestro potencial de guerra lo suficiente como para intervenir allí?

- Goering: Hitler creía que podía llevar las cosas a tal punto que sería muy difícil para ustedes invadir o intervenir.


 Hechler: En diciembre de 1941, ¿cuál era la estimación de Alemania de nuestra capacidad de construcción naval, que podría influir en la campaña europea?

- Goering: Era nuestra opinión que era a una escala muy grande. Roosevelt habló de puentes de barcos a través del Atlántico y un flujo constante de aviones. Le creímos plenamente y estábamos convencidos de que era verdad. También tuvimos esta opinión de los informes de observadores en los Estados Unidos. Entendimos su potencial. Por otro lado, el ritmo de su construcción naval, por ejemplo, el programa de Henry Kaiser, nos sorprendió y molestó. Más bien habíamos minimizado las afirmaciones aparentemente exageradas en este campo. Uno hablaba de estos ataúdes flotantes, Kaisersärge, que serían terminados por un solo torpedo. Creímos la mayoría de sus cifras de producción publicadas, pero no todas, ya que algunas parecían infladas. Sin embargo, dado que los Estados Unidos tenían todas las materias primas necesarias, excepto el caucho, y muchos expertos técnicos, nuestros ingenieros podían estimar la producción de los Estados Unidos con bastante precisión.

Al principio, sin embargo, no podíamos creer la velocidad con la que su Marina Mercante estaba creciendo. Las afirmaciones de ocho a 10 días para lanzar un barco parecían fantásticas. Incluso cuando nos dimos cuenta de que se refería al ensamblaje de piezas prefabricadas, solo 10 días para armarlo todavía era impensable. Nuestra industria de construcción naval fue muy, muy minuciosa, pero muy lenta, inquietantemente lenta, en comparación. Se necesitaron nueve meses para construir un buque del Danubio.


 Hechler: ¿Por qué Alemania declaró la guerra a los Estados Unidos?

- Goering: Me quedé asombrado cuando Alemania declaró la guerra a los Estados Unidos. Más bien deberíamos haber aceptado una cierta cantidad de incidentes desagradables. Estaba claro para nosotros que si Roosevelt era reelegido, los Estados Unidos inevitablemente harían la guerra contra nosotros. Esta convicción fue fuertemente sostenida, especialmente con Hitler. Después de Pearl Harbor, aunque no estábamos obligados bajo nuestro tratado con Japón a acudir en su ayuda ya que Japón había sido el agresor, Hitler dijo que ya estábamos en guerra, con barcos hundidos o disparados, y que debíamos calmar a los japoneses. Por esta razón, se dio un paso que siempre lamentamos. Era innecesario que aceptáramos la responsabilidad de dar el primer golpe. Por la misma razón, habíamos sido objeto de propaganda en 1914, cuando comenzamos a luchar, aunque sabíamos que en 48 horas Rusia nos habría atacado. Creo que Hitler estaba convencido de que, como resultado del ataque japonés, la mayor parte de la fuerza de los Estados Unidos se llevaría a cabo en el Lejano Oriente y no constituiría tal peligro para Alemania. Aunque nunca lo expresó con palabras, tal vez fue inexpresablemente amargo para él que la fuerza principal de los Estados Unidos se volviera de hecho contra Europa.


Segmento de la obra de Arthur Szyk, "The Red Bogy" (1943)


 Hechler: ¿Qué comentarios hizo Hitler durante 1939-41 sobre la fuerza de la campaña contra la guerra en los Estados Unidos?

- Goering: Hitler habló mucho sobre el tema. Estas personas (aislacionistas), pensó, tuvieron una gran influencia, pero obtuvo esta (impresión) de la prensa estadounidense y algunos observadores en los Estados Unidos, por ejemplo, etiquetando a Roosevelt como un belicista. Después de las elecciones de 1940, nos dimos cuenta de que estas fuerzas aislacionistas eran inadecuadas para obstaculizar la entrada de los Estados Unidos en la guerra.


 Hechler: ¡Pero (Wendell) Willkie no era un aislacionista!

- Goering: Cuando leímos los discursos de Willkie justo antes de las elecciones, también quedó claro que incluso si Willkie hubiera sido elegido, el curso de los acontecimientos habría sido el mismo. Después de las elecciones, atribuimos poca importancia a los aislacionistas en los Estados Unidos. Hitler dijo que no eran lo suficientemente fuertes. Roosevelt declaró antes de las elecciones que las tropas estadounidenses no abandonarían el país y que solo se usarían para repeler una posible invasión. Nos dimos cuenta de que esto era un caldo de cultivo para el sentimiento contra la guerra en lugar de cualquier cambio decisivo de actitud. Cuando Sumner Welles visitó Europa en 1940, creíamos que Estados Unidos todavía quería mantenerse al margen de la guerra, y que al regreso de Welles podría haber un intento de preservar la paz. Anteriormente habíamos encontrado en Polonia el diario del conde Potofsky, que indicaba que Roosevelt se estaba preparando para la guerra. La visita de Welles podría haber sido, pensamos, una posible señal de que Estados Unidos estaba inclinado a tratar de resolver los asuntos pacíficamente.

Nota del editor: El industrial estadounidense Wendell Willkie fue una figura influyente en la política estadounidense durante la guerra. Se postuló para presidente en 1940, oponiéndose al New Deal de Roosevelt pero apoyando su política exterior, y ganó 22 millones de votos populares contra los 27 millones de Roosevelt. Sumner Welles fue un diplomático estadounidense. En la primavera de 1940, durante el período de la Guerra Falsa antes de la invasión alemana de Francia, Roosevelt lo envió a visitar a los líderes europeos sobre la preservación de la paz. Jacob Potofsky fue el embajador polaco en los Estados Unidos y tuvo una serie de entrevistas con Roosevelt, Cordell Hull y otros estadistas estadounidenses de alto rango. Aparentemente sabía de las cartas de Roosevelt a Winston Churchill antes de que este último se convirtiera en primer ministro.

 

 Hechler: A pesar de las estimaciones correctas de nuestro potencial, ¿qué le hizo pensar que podría salir victorioso en una guerra contra nosotros?

- Goering: Habíamos evaluado la capacidad de su fuerza aérea especialmente bien. Los mejores motores se produjeron en los Estados Unidos. Solíamos trabajar en sus motores y compramos todo tipo de cosas que podíamos. Desde el final de la última guerra, Alemania se había quedado atrás en el aire, mientras que la aviación comercial de Estados Unidos estaba muy por delante de nosotros. Pero al principio, no habíamos evaluado completamente la posibilidad de bombarderos diurnos. Nuestros combatientes no pudieron hacerles frente. Cuando pudimos hacerlo, hubo una pausa y luego los enviaste con escolta de caza. La Fortaleza Voladora, por ejemplo, tenía más de lo que habíamos anticipado. Nuestra estimación fue incorrecta.


"Madness", Locura, de Arthur Szyk, fue portada de "Collier´s Magazine", edición del 17 de enero de 1942.

 Hechler: Siendo así, todavía no entiendo por qué querían la guerra con nosotros.

- Goering: De hecho, la guerra ya estaba en marcha. Era solo una cuestión de forma. Nuestra declaración de guerra se hizo únicamente desde el punto de vista de la propaganda. Hubiéramos estado dispuestos a hacer las concesiones de mayor alcance para evitar la guerra con los Estados Unidos, ya que tal conflicto sería y de hecho sería la carga más pesada imaginable para nosotros. Pero estábamos convencidos de que no había posibilidad de evitar la guerra. Incluso si hubieran transportado montañas de material a Inglaterra, no deberíamos haber declarado la guerra, ya que Inglaterra por sí sola no podría haber llevado a cabo una invasión de Europa sin su participación activa.


 Hechler: Con respecto a nuestra propaganda sobre un segundo frente en 1943, ¿el alto mando alemán realmente esperaba que invadiéramos Europa en 1942-43?

- Goering: En general, nadie lo creyó. Por el contrario, esperábamos que los rusos se disgustaran con ustedes primero y llegaran a un compromiso de paz con nosotros. Los rusos se habían quejado amargamente de que no se había abierto ningún segundo frente. Sabíamos exactamente qué fuerzas había en Inglaterra. Sabíamos de cada unidad estadounidense en Inglaterra y podíamos estimar exactamente lo que tenían allí y que era insuficiente para una invasión.


 Hechler: ¿Cuál fue su evaluación de la importancia de (el desembarco británico en agosto de 1942 en) Dieppe?

- Goering: Nunca supimos si Dieppe era solo un aterrizaje de prueba, un intento de asegurar una cabeza de playa por sorpresa o un gesto a los rusos de que algo, al menos, se estaba haciendo.


 Hechler: ¿Hubo algún cambio en la defensa ordenado por usted o por alguien más como resultado de Dieppe?

- Goering: Solo cambios menores. Ordenamos que el MLR (línea principal de resistencia) debería estar justo a lo largo del agua. Esto se aprendió de la experiencia de Dieppe.


 Hechler: ¿Fue informado por alguna información de inteligencia de nuestra inminente invasión del norte de África en noviembre de 1942?

- Goering: No. Habíamos discutido la posibilidad de que atacaran la costa oeste de África, pero no pensamos que entrarían en el Mediterráneo. Cuando se informó del gran convoy cerca de Gibraltar, sabíamos que alguna operación era inminente, pero el objetivo podría haber sido cualquier parte de África, Sicilia, Cerdeña, Córcega o Malta.


La justicia a la que eran sometidos los opositores al Tercer Reich se aprecian en estos fotomontajes de John Heartfield. Observamos a Hermann Goering como el verdugo del Reich tras el incendio del Reichstag, en el otro cuadro reza la siguiente leyenda: "El juego nazi con el fuego. Cuando el mundo se esté quemando, probaremos que Moscú fue el incendiario".

 Hechler: ¿Por qué se usaron tan pocos aviones contra nosotros en el norte de África?

- Goering: Enviamos un par de escuadrones como refuerzos en noviembre de 1942 y bombardeamos con éxito, cerca del lado de Túnez, por ejemplo, Bône y Argel, y bombardeamos y hundimos barcos en el mar. Los aviones tenían su base en Italia y no tenían suficiente alcance para atacar en aterrizajes alrededor de Orán, por ejemplo. No teníamos demasiados bombarderos de largo alcance. A medida que sus fuerzas se movían hacia el este, estaban dentro del alcance. El Heinkel 177 tenía un alcance más que suficiente y se suponía que estaba listo en 1941, pero tardó demasiado en perfeccionarse y no estuvo listo hasta principios de 1944. Me pareció terrible que hubiera tal retraso, ya que tales modelos se volvieron obsoletos tan rápidamente.


Hechler: ¿Por qué no se apoderó primero de Dakar?

- Goering: En 1940 teníamos un plan para apoderarnos de todo el norte de África desde Dakar hasta Alejandría, y con ello las islas atlánticas para bases de submarinos. Esto habría cortado muchas de las rutas marítimas de Gran Bretaña. Al mismo tiempo, cualquier movimiento de resistencia en el norte de África podría ser aplastado. Entonces, tomar Gibraltar y Suez sería simplemente una cuestión de tiempo, y nadie podría haber interferido en el Mediterráneo. Pero Hitler no haría concesiones a España en Marruecos, a causa de Francia. España no tuvo objeciones a la campaña; de hecho, los españoles estaban preparados para ello.


 Hechler: ¿Quién hizo este plan? ¿Dónde y cuándo fue la conferencia al respecto?

- Goering: Hitler y (Joachim von) Ribbentrop se reunieron con (Francisco) Franco y (Ramón Serrano) Suñer (el negociador jefe de Franco) en Hendaya (Francia) en septiembre u octubre de 1940. Desafortunadamente, no estaba bien. Mussolini estaba celoso y temía tener a los alemanes en el Mediterráneo. En ese momento, era 1941 y el peligro ruso en la mente de Hitler excluía todas las demás consideraciones. La falta de navegación nos había impedido invadir Inglaterra, pero, ante las dificultades con Rusia, podríamos haber llevado a cabo el Plan Gibraltar, con 20 divisiones en África Occidental, 10 en el norte de África y 20 contra el Canal de Suez, dejando aún 100 divisiones en Francia. Todo el ejército italiano, que no era apto para una guerra importante, podría haber sido utilizado para las fuerzas de ocupación. La pérdida de Gibraltar podría haber inducido a Inglaterra a demandar la paz. El incumplimiento del plan fue uno de los principales errores de la guerra.

El plan era originalmente mío. Hitler tenía ideas similares y todo el mundo estaba entusiasmado con ello. La marina estaba a favor de los planes, ya que le habría dado a la marina mejores bases. En lugar de estar encerrado en Vizcaya y Burdeos, podría haber tenido bases de submarinos mucho más lejos en España y las islas atlánticas. Si la campaña tenía éxito, yo personalmente quería atacar las Azores para asegurar bases de submarinos allí, lo que habría paralizado las rutas marítimas británicas. La tarea principal de tomar Gibraltar habría recaído en la Luftwaffe. Los paracaidistas habrían tenido que ser abandonados. Así que estaba principalmente preocupado, y habría llevado a cabo la operación con mucho entusiasmo. La Luftwaffe tenía muchos oficiales que habían participado en la guerra de España un año y medio antes y conocían al pueblo y al país.

Incluso si Gibraltar no hubiera sido tomado, podríamos tener Algeciras (como base de operaciones), y con morteros de asedio de 800 mm podríamos haber aplastado la piedra blanda de Gibraltar y tomado la base. Solo había un aeródromo desprotegido en la Roca. En 24 horas, la Royal Air Force se habría visto obligada a abandonar la Roca, y podríamos haberla hecho pedazos. Esta era una tarea real y estábamos ansiosos por lograrlo. Los barcos habrían sido hundidos por las minas y ningún dragaminas podría haber operado.


Goering y la jerarquía nazi en los juicios de Nuremberg, caricatura de los Kukryniksy 

 Hechler: ¿Puede rastrear la derrota del plan de Gibraltar directamente al miedo y la desconfianza de Hitler hacia Rusia?

- Goering: A principios de 1941, la amenaza rusa había comenzado a vislumbrarse como un peligro muy real. Rusia estaba levantando grandes fuerzas y haciendo preparativos en la frontera. Si se hubiera llegado a un acuerdo con (el Comisario de Asuntos Exteriores Vyacheslav) Molotov en febrero de 1941, y el peligro ruso no hubiera sido tan real, ciertamente deberíamos haber llevado a cabo mi plan en la primavera de 1941.

Nota del editor: Está claro en el libro de Hitler, Mein Kampf (Mi lucha), que ya en la década de 1920 el líder del Tercer Reich decidió invadir Rusia para dar a Alemania acceso a su espacio vital, petróleo y otros recursos naturales, granos y población. Goering estaba atendiendo a sus interrogadores estadounidenses y a los Estados Unidos en un momento en que las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética estaban creciendo y Stalin y el Ejército Rojo representaban la mayor amenaza ideológica y militar para Europa desde el ascenso del Tercer Reich de Hitler.


 Hechler: ¿La toma de Dakar fue definitivamente parte de su plan?

Goering: Sí. El plan requería asegurar todo el norte de África, de modo que no hubiera posibilidad de que ningún enemigo penetrara en el Mediterráneo. Esa posibilidad debe excluirse en todas las circunstancias. Dakar era sobre el extremo suroeste. No habríamos ido tan al sur como Freetown, por ejemplo. A alguien le habría tomado demasiado tiempo atacar a través del desierto sin carreteras ni suministro de agua adecuado para el propósito. Por lo tanto, no había ningún peligro real para el Mediterráneo desde ese extremo sur. También habríamos tomado Chipre. Lo habría tomado justo después de que tomamos Creta. También podríamos haber tomado Malta fácilmente. Entonces las islas atlánticas habrían sido una mayor protección para la costa de África. Pero el miedo a Rusia nos detuvo. Teníamos solo ocho divisiones en toda la frontera rusa en ese momento.

Nota del editor: Es poco probable que los alemanes pudieran haber tomado Malta o Chipre después de su invasión aérea de Creta, aunque tenían planes de invadir Malta. La Wehrmacht sufrió más de 6.000 bajas tomando Creta, la gran mayoría de ellos paracaidistas, y la operación dejó tanto al Fallschirmjäger de la Luftwaffe como a su brazo de transporte, que perdió más de 300 transportes Junkers Ju-52 gravemente dañados o destruidos, debilitados e incapaces de ejecutar ninguna operación aerotransportada a gran escala durante algún tiempo. Tampoco la Luftwaffe pudo apoyar la campaña rusa después de Creta en la medida en que Hitler había anticipado. De hecho, después de la debacle en Creta, Hitler dio la espalda a las operaciones aerotransportadas a gran escala para siempre.


 Hechler: ¿Eran los temores de Hitler a Rusia militares o ideológicos? ¿Temía la propagación del comunismo o el poderío militar de Rusia?

- Goering: Hitler temía un ataque militar. Molotov hizo las siguientes demandas en febrero de 1941: una segunda guerra contra Finlandia, para resultar en la ocupación rusa de todo el país; invasión de Rumania y ocupación de parte del país; fortaleció la posición rusa en Bulgaria; solución de la cuestión de los Dardanelos (ninguno de nosotros deseaba ver a Rusia allí); y la cuestión del Skagerrak y el Kattegat. Esto nos hizo caer de nuestras sillas, fue tan increíble. Esta fue la gota que colmó el vaso; Molotov no iba a ser escuchado más. Alemania ni siquiera lo discutió.

No tendríamos objeciones a que Rusia tuviera una esfera de influencia en Finlandia, pero Hitler sintió que si Rusia ocupaba toda Finlandia, llegaría a las minas suecas de mineral de hierro y al puerto de Narvik, y no queríamos a los rusos como nuestros vecinos del norte, con tropas en Escandinavia. El pueblo alemán también simpatizaba mucho con los valientes finlandeses. El movimiento ruso hacia el noroeste habría tendido a flanquear a Alemania. Del mismo modo, los rusos en Rumania podrían no necesariamente ir al sur, pero podrían moverse hacia el oeste para rodear a Alemania en ese lado. Al negarnos el níquel de Finlandia y el grano y el petróleo de Rumania, Rusia podría haber ejercido presión económica contra nosotros, y en 1942 más o menos procedió a la acción militar directa. Estas fueron las principales razones que nos impidieron llegar a ningún acuerdo.

En noviembre de 1940, cuando los primeros informes alarmantes llegaron del este, Hitler dio sus primeras órdenes al OKW con respecto a los pasos que tendrían que tomarse si la situación con Rusia se volvía peligrosa. Había que prever la eventualidad de un ataque ruso. En marzo de 1941, Hitler decidió lanzar un ataque preventivo contra Rusia como una cuestión práctica. Yo había sido partidario de hacer más concesiones a Molotov, ya que creía que si Rusia invadía Finlandia y Rumania, las diferencias entre ella y Gran Bretaña y los Estados Unidos se habrían vuelto insuperables. Hitler, sin embargo, desconfiaba personalmente de Rusia todo el tiempo y veía en ella, con los poderosos armamentos que había estado acumulando durante 10 años, el gran enemigo futuro de Alemania. La desconfianza interna de Hitler siguió siendo profunda aunque no expresada. Quería rechazar todas las demandas de Molotov en febrero de 1941, mientras que los de mi opinión sentían que una segunda guerra finlandesa y un impulso ruso sobre los Dardanelos romperían las ya tensas relaciones entre Rusia y las potencias anglosajonas. A largo plazo, Rusia podría entonces luchar contra Inglaterra y no contra nosotros.

No se cuáles eran las verdaderas intenciones de Stalin, si quería avanzar hacia los Dardanelos o atacar a Alemania. Si hubiéramos accedido a las demandas de Rusia, podríamos haberla unido a nosotros en un pacto de cuatro potencias, reemplazando al Pacto de tres potencias. No quería atacar a Rusia. Quería llevar a cabo el plan de Gibraltar, y tampoco quería ver a mi Luftwaffe dividida entre los frentes oriental y occidental. Rusia estaba desarrollando una posición completa y finalmente contradictoria con los intereses de los británicos.

Nota del editor: La posición de Goering respecto a Rusia pretende eludir no solo su responsabilidad personal sino del estado alemán, sobre todo en cuanto a quien planificó la política del Lebensraum (espacio vital), Barbarroja y el genocidio en los Territorios Ocupados del Este. Al contrario de la leyenda difundida por Goering, Stalin no hizo nada para encender las alertas de los nazis, salvo las negociaciones fruto del pacto Ribbentrop-Molotov de 1939. Todo lo contrario, Hitler pudo centrarse en el proyecto de su vida, la gran misión que le confió la "providencia": la destrucción de la Unión Soviética, un país al que le gustaba referirse como "Rusia gobernada por judíos". El dictador alemán y su séquito centraron su atención en el plan antisoviético de inmediato tras la derrota de Francia, después de que diera una orden en ese sentido el 31 de julio de 1940. El 18 de diciembre de ese año, el proyecto para una Ostkrieg o "guerra del este" recibió el nombre en clave de "Operación Barbarroja".


El 12 de agosto de 1945 Goering llegó junto con otros líderes nazis acusados a las ruinas destrozadas de Nuremberg, fueron confinados junto al Palacio de Justicia. Adelgazado y destetado de su dependencia de los analgésicos al comienzo de los juicios de Nuremberg el 20 de noviembre, fue acusado de crímenes bajo cuatro títulos generales: el plan común o conspiración (para iniciar la guerra), crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El psiquiatra de la prisión de Nuremberg encontró que Goering era un ejecutivo brillante, valiente, despiadado, aferrado y astuto. Al mismo tiempo, era encantador, persuasivo, inteligente e imaginativo. Pero su personalidad urbana también se caracterizó por una completa falta de discriminación moral y una ausencia de cualquier sentido del valor de la vida humana.


Ficha criminal de Herman Goering obtenida del Registro Central de Criminales de Guerra y Sospechosos de Seguridad en París. La clásica foto policial.

Goering se defendió enérgicamente a sí mismo, a Hitler y al Tercer Reich, a veces, incluso brillantemente. Sin embargo, sus admisiones voluntarias y sus declaraciones francas no fueron la base para una defensa sólida. Cortó una figura impresionante en la caja de testigos y su voz retumbante y su testimonio desafiante, transmitidos en toda la Alemania ocupada por los Aliados, levantaron el ánimo en muchas partes de Alemania cuando la gente escuchó a su Hermann contraatacar.

La primera proyección en la corte de las películas gráficas del campo de concentración y el testimonio de altos comandantes de las SS, sin embargo, socavaron la defensa de Goering, quitando el viento de sus velas y dejándolo amargamente deprimido. El 31 de agosto de 1946, después de 216 días de audiencia, los acusados fueron llamados a hacer sus discursos finales. El pueblo alemán confiaba en su Führer, comentó Goering. Ignorantes de los crímenes que conocemos hoy, el pueblo luchó con lealtad, sacrificio y coraje, y también  sufrió en esa lucha de vida o muerte en la que fueron empujados arbitrariamente. El pueblo alemán está libre de culpa. Su discurso no logró salvarlo, aunque sí reforzó un mito creciente entre el pueblo alemán que enfatizaba su victimización durante la guerra en lugar de su complicidad en los crímenes del Tercer Reich.


Despojado de los símbolos de su logro y estatura dentro del estado nazi, Goering tuvo tiempo en prisión para preparar su defensa en los juicios a los criminales de guerra en Nuremberg. El ex número dos de Adolf Hitler usó su considerable encanto en un esfuerzo por salvarse y despojar al pueblo alemán de su propia complicidad en los crímenes de su gobierno. Goering utilizó tácticas similares durante una entrevista con dos historiadores del Ejército de los Estados Unidos, realizada poco después de su rendición (Nota del original).


El martes 1 de octubre de 1946, Hermann Goering fue declarado culpable de los cuatro cargos y condenado a muerte por ahorcamiento. El ex Reichsmarschall de Hitler engañó la soga del verdugo cuando ingirió cianuro de potasio, que pudo haber sido proporcionado por uno de sus guardias estadounidenses, el 15 de octubre, solo horas antes de su ejecución programada. Fue incinerado en Dachau y sus cenizas fueron arrojadas a un bote de basura.


INTERVIEW WITH HERMANN GORING

29 julio 2022

Desenmascarando los fraudes del revisionismo (IV)





       Otros mitos de la economía nazi

Por Tito Andino

Este artículo es continuación del episodio anterior denominado "El Trono de Oro", trata en profundidad un análisis histórico - económico de la Alemania hitleriana y los falsos mitos sobre el "milagro" nazi para levantarse de la ruinosa situación financiera heredada del fracaso expansionista en la primera guerra mundial o Gran Guerra. 

Una aclaración importante. El siguiente artículo originalmente fue publicado como Parte II de "El Trono de Oro", en enero de 2019 y forma parte de la serie de artículos denominados "Desenmascarando los fraudes del revisionismo". Sugirieron separarlos, por cuestiones prácticas, dejando la parte histórica aparte del real estudio de la economía implantada durante el régimen nazi, aparte que los largos textos de la publicación original pudieron haber causado distracción y cansancio mental  en el lector.

Entonces, he aquí el resultado, esta nueva versión corregida y ampliada para mejor comprensión del gentil lector.

Buena lectura.

             La verdadera economía de Hitler 

Continuemos con algo que el señor Salvador Borrego (autor del libro "Derrota Mundial") y todos los "expertos revisionistas" en "economía nacionalsocialista" pretenden ignorar. 




La economía de compulsión “zwangswirtschaft”

Ni los nazis, ni los economistas y banqueros del gobierno de Hitler transformaron la banca alemana, el sistema bancario nacionalizado ya estaba operando en la República de Weimar. Al asumir el poder los nazis la tuvieron fácil, usaron el sistema para generar el crédito inflacionario y contaron con la enorme suerte que la crisis mundial económica llegaba a su fin casi paralelo a la ascensión de Hitler.

La 'Zwangswirtschaft' ha pasado a la historia por las draconianas medidas que acompañaron su aplicación. No se ha visto nunca algo parecido (y en eso si estamos de acuerdo con el escritor mexicano Salvador Borrego). Para el nazismo el control de los precios tenía un lineamiento político dictatorial y belicista. Goering, Schacht y Funk reconocieron en 1946 que el control de los salarios y precios implicaba desde vigilar el trabajo de la gente hasta sus propias vidas"Ningún país puede conformarse sólo con hacer parte del trabajo" señalaron.

Hitler se valió de la economía de compulsión para edificar su “modelo” de economía de guerra en que giraba todo su programa. Los nazis no hicieron otra cosa que imprimir papel moneda en grandes cantidades para el gobierno, eso es lo usual y lo hacen todas las naciones cuando necesitan recursos, para evitar la inflación estaba la “zwangswirtschaft”, es decir, el control del trabajo y la vida del alemán, para buen entendedor: los campos de concentración aguardaban a cualquier libre pensador. Los nazis si fueron innovadores en ese aspecto. 

"La economía de compulsión de la Alemania nazi", en un estudio de referencia que hemos consultado, consistía en "establecer sucesivamente precios máximos sobre aquellos artículos que van viéndose afectados por la inflación. Una vez que el gobierno se embarca en controlar precios, el proceso de compulsión ya no se detiene. La combinación de más dinero en las manos del gobierno y del público, con los precios invariables tipificados para algunos productos, hace que la oferta ya no pueda satisfacer a todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio que se pide. Aparecen así sucesivamente las colas, los desabastecimientos, la acumulación por parte de los consumidores de cualquier producto que tienen la suerte de encontrar en las tiendas, se tenga o no necesidad perentoria de él y finalmente el racionamiento". 

"Lejos de constituir el peor aspecto del problema, los mercados negros sirvieron para evitar el caos absoluto de los desabastecimientos. Eso sí, a costa de convertir a millones de personas decentes, en infractores de la ley. En sus etapas finales, la economía alemana absolutamente devastada por la guerra, se encontraba con paradojas como que, en medio de un hambre generalizada, un sombrero (sin precio controlado) costaba millones de veces más que una hogaza de pan (sobre la que sí existía precio máximo). No es difícil para el lector advertir qué era más conveniente fabricar en estas circunstancias. Los alemanes se encontraron en una situación en la que carecía de sentido trabajar a cambio de un papel moneda del que todos ya tenían ingentes cantidades y cuyo problema era encontrar algún establecimiento aprovisionado donde gastarlo. Pasaron de trabajadores a vagabundos y estuvieron en ese estado de postración hasta que Ludwig Erhard en 1948, devolvió la cordura a la economía con su reforma económica".


El Plan Cuatrienal
  
En 1936, Hitler implantó varias medidas económicas cuyo único propósito fue lograr en Alemania la implantación de una economía basada en la preparación de la guerraLa máxima prioridad de los nazis, en pugna con los economistas, era el rearme. 

La función de los economistas y de sectores industriales, que al principio ignoraban los planes, fue preparar el país hacia la "autarquía, es decir, la capacidad de Alemania de ser autosuficiente". Muchos en el sector empresarial apoyaban el rearme, sin embargo, eran realistas, no podían atender dos frentes dispares, el proveer a la población de suficientes medios de consumo, por un lado; y, por otro, el desmesurado presupuesto para gastos militares. Ese anhelo de Hitler no se logró jamás, los cañones definitivamente vencieron a la mantequilla. 

Sectores empresariales no ligados al segmento armamentista fueron ignorados, por tanto no tenían capacidad de presentar sus puntos de vista a mentalidades cerradas como Goering. Igual de ignorados estaban los economistas, quienes alarmados contemplaban la "mágica" máquina de imprimir papel moneda, rompiéndose la cabeza para no desatar una nuevo proceso inflacionario. Es aquí donde surge la verdadera razón del distanciamiento de personas como Hjlmar Schacht, el ministro de economía y presidente del Reichsbank, quien renunció a sus cargos a instancias de Goering.



La tarea de organizar el Plan Cuatrienal recayó en Hermann Goering, designado Ministro Plenipotenciario del Reich, por tanto con injerencia en los ministerios de Economía, Defensa, Agricultura y otros. El nombramiento de Goering como jefe del plan tuvo beneficios a corto plazo para Hitler, a la larga fue un desastre, ya que Goering apenas tenia conocimientos de economía y no podía aportar nada que no sea una meta política. 


Se transformó en dictador de la economía alemana, controlando el aparato industrial y productivo, mediante decretos ley. La propaganda se encargó de suplir los defectos del señor Goering, en quien se constató el único caso en que la mantequilla triunfó ante los cañones.  

Es cierto que el Plan Cuatrienal tenía como propósito regular las importaciones y exportaciones; intentar reducir el desempleo, realizar proyectos de obra pública (autopistas), la producción de automóviles y fibra sintética, proyectos de construcción; aumentar la producción agrícola; en general, autosuficiencia en producir materias primas. No obstante, todas esas actividades se subordinaban al rearme, la prioridad era la reconstrucción de la defensa militar.

Apenas pocos altos mandos del Partido nazi conocían los detalles minuciosos del Plan Cuatrienal, en agosto de 1936 recibieron una copia clasificada como "Memorándum Secreto". Algunos datos desconocidos lo tomamos del artículo "Plan Cuatrienal". El plan fue anunciado oficialmente en septiembre de 1936, en Nuremberg. Adolf Wagner leyó la orden de Hitler:

"Hoy presento el nuevo Plan Cuatrienal. Durante los próximos cuatro años, Alemania debe ser totalmente independiente del suministro extranjero de aquellas materias  que se pueden producir en cualquier forma a través de la capacidad alemana, a través de nuestra industria química y de nuestra maquinaria industrial, así como a través de nuestra industria de explotación minera. La reconstrucción de esta gran industria alemana de materia prima servirá para dar empleo a las masas. La implementación del plan llevará a cabo con el vigor y la energía nacionalsocialista. Pero además, Alemania no puede renunciar a la solución de sus demandas coloniales. El derecho de los alemanes a vivir es sin duda tan grande como el de otras naciones. El éxito de este plan es sólo una cuestión de nuestra energía y determinación. Los nacionalsocialistas nunca han reconocido la palabra "Imposible".

El cómo conseguir los recursos, la materia prima, los capitales, ya no quedaba dentro de la capacidad de la economía alemana ni de la propaganda nazi, allí es donde intervinieron los industriales alemanes, como subsidiarios de las grandes corporaciones norteamericanas que se instalaron en Alemania, gracias a la benevolencia de Adolf Hitler.


Cañones si, Mantequilla no 


Fotomontajes famosos del artista alemán John Heartfield: "Hurray, die Butter ist Alle!" ("Hurrah, la mantequilla es todo!", se publicó en la portada de la AIZ en 1935. Una parodia de la estética de la propaganda, el fotomontaje muestra a una familia en la mesa de la cocina, donde cuelga un retrato cercano de Hitler y el está adornado con esvásticas. La familia (madre, padre, anciana, joven, bebé y perro) está intentando comerse piezas de metal, como cadenas, manubrios de bicicletas y rifles. A continuación, el título está escrito en letras grandes, además de una cita de Hermann Göring durante la escasez de alimentos. Traducido, la cita dice: "El hierro siempre ha fortalecido a una nación, la mantequilla y la manteca de cerdo solo han engordado a la gente". La sátira sobre las palabras de Goering refiere claramente que "las pistolas son mejores que la mantequilla". A la derecha, Heartfield presenta la "Receta de Goebbels" contra la emergencia alimentaria en Alemania. "¿Qué? La manteca de cerdo y la mantequilla faltan mientras comes?, puedes comerte tus judías".


Excelentes artículos sobre economía explican la disyuntiva, "¿Cañones o mantequilla?", qué elegir para explicar la curva de la Frontera de Posibilidades de Producción, que representa las cantidades máximas posibles de bienes y servicios que pueden producirse en una economía. Hermann Goering, responsable nazi del Plan Cuatrienal, en 1936, dijo: “Los cañones nos harán poderosos, la mantequilla solo nos hará engordar” (como en su caso, privando de mantequilla al pueblo). Goering ante una audiencia detalló la supuesta carrera armamentista de sus vecinos y preguntó: ¿Quieren cañones o mantequilla?

La pregunta es válida aun en el presente, "estos dilemas se escuchan y leen a diario y es frecuente plantearse que en lugar de aviones en la Cumbre del G7 deberíamos gastar en hospitales; pero con ese criterio el Gobierno no destinaría ni un centavo para seguridad y en el país nunca se haría un evento internacional. El mismo criterio podríamos aplicar a las campañas electorales y municipales. El hecho es que en economía se pueden encontrar combinaciones intermedias entre destinar una proporción a gastos sociales y otra para seguridad" 



En el artículo "Cañones o mantequilla: sistemas económicos y coste de oportunidad", se explica que en economía, elegir entre cañones y mantequilla es indiferente. Los cañones se pueden cambiar por mantequilla en el mercado internacional. Hay una tercera alternativa, un estado belicista utilizará sus cañones para apropiarse de la mantequilla de otro. Es aquí donde debemos entender los principios económicos del nazismo, el enorme gasto militar y rearme alemán, con la fabricación de armamento a niveles insospechados, logró el incremento de las fuerzas armadas y la planificación de proyectos donde utilizar esa enorme producción, no cabía duda, una guerra de conquista.

"Las economías autoritarias responden unilateralmente a las preguntas básicas de la economía, imponiendo sus decisiones al resto de la población. En la medida que son unos pocos quienes deciden el destino de muchos, la imposición de las decisiones no siempre son populares de tal forma que el respaldo de las armas no está de más. Otras razones son las defensivas. Si el país logra cierto crecimiento económico y empieza a producir cierta cantidad de mantequilla, puede atraer la envidia de sus vecinos y ser invadido. Tanto los países pobres como los ricos producen cañones pero éstos, a diferencia de los primeros, no necesitan apropiarse de la mantequilla del vecino"

Otro razonamiento sobre el dilema cañones o mantequilla, fue planteado por el investigador Harald Steffahn. "¿Hubiera Alemania ganado la guerra de haber procedido antes a armarse rigurosamente? Contra los EEUU, en ningún caso; contra Inglaterra, solo de haberse decidido por la invasión; contra Rusia quizá, siempre y cuando, naturalmente, que desde el principio no hubiera subestimado sus posibilidades, evitando así los errores cometidos en los primeros tiempos de la campaña"


El mito del "Ministerio Apolítico" -el Ministerio de Hacienda-

Nunca existió tal "ministerio apolítico", las duras imposiciones fiscales a los ciudadanos alemanes así lo demuestran. 

Un libro de reciente aparición (ed. De Gruyter, 2018) del historiador alemán Ralf Banken, "Hitlers Steuertstaat. Die Steuerpolitik im Dritten Reich" (El estado fiscal de Hitler. La política fiscal en el III Reich) destapa otro mito de la economía nazi. El gobierno de Hitler acosó con impuestos fiscales a la clase media y trabajadora. El mito propagandístico conocido es que en materia fiscal el nazismo era "indulgente con las masas" pero "dura con la burguesía". Conforme la investigación de Banken, la carga fiscal sobre los ciudadanos llegó a ser la "mayor que ha experimentado Alemania" en su historia. De hecho, "nunca ha experimentado algo así ningún otro país de la Europa continental"




Entre 1932 y 1940, el impuesto sobre el salario se cuadriplicó. Las clases trabajadoras (no se puede hablar de la existencia de grandes clases medias), estuvieron bajo una "muy dura carga fiscal", golpeadas por las diferentes tasas impositivas sobre la renta. Entre los más pudientes, sin embargo, la tasa impositiva máxima del impuesto sobre la renta que asumieron fue del 65%. En el Tercer Reich, "los grandes patrimonios también estaban bajo la presión fiscal, pero también ganaban muy bien y mucha parte de esa carga fiscal significó menos que para el resto".

Los responsables del ministerio de Hacienda se aprovecharon de los dineros que pagaban los trabajadores en materia de seguros sociales para financiar sus proyectos. Para la clase trabajadora "el principal problema no eran tanto los impuestos sino los seguros sociales de desempleo, seguro médico o las cotizaciones para la jubilación. Estos pagos también comenzaron a subir. En un momento dado llegaron a ser una carga mucho mayor que los impuestos. Ese dinero se empleó para financiar la industria armamentística". Lo mismo puede decirse de los ahorros de las clases trabajadoras. Ese ahorro era consecuencia de que, especialmente en los años de la guerra, había una importante carestía de bienes de consumo. "La gente iba con el dinero a la caja de ahorros o al banco y con ese dinero el estado se financiaba. La gente fue engañada por el Reich", sostiene Banken. 

"El Ministerio de Finanzas del III Reich buscaba recaudar dinero para financiar la industria militar y minimizar así las deudas. No tuvo éxito. Y los impuestos subieron hasta lo imposible".  

El mito de “las autopistas del Führer” 

Otra clara tergiversación de la realidad económica de la Alemania nazi fueron las autopistas, que no son invención de Hitler. No es nada raro que hasta el presente, incluso en Alemania, se mantenga la creencia que las autopistas fueron un invento del nazismo y que por ese medio se redujo el desempleo masivo. Esta es otra mentira histórica.



Ya 
existían grandes proyectos de autopistas desde inicios del siglo XX. Una anécdota curiosa, digna de señalarse es la siguiente, antes de la toma del poder por los nazis:

"Pocos años antes, gran parte del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) se oponía conjuntamente con el partido comunista, a la construcción de autopistas.. Aducían que la construcción de “vías sólo para automóviles” serviría sólo a los “aristócratas ricos y a los grandes capitalistas judíos”. Cuando Adolf Hitler subió al poder, en 1933, los nazis descubrieron que las carreteras servirían a sus propósitos".

Es cierto que los planes de grandes autopistas no se cristalizaron masivamente en la Alemania de posguerra, consecuencia de la crisis económica mundial, la hiperinflación, la falta de capitales, el cumplimiento de indemnizaciones, pero, ya existían, no solo en proyectos. Por ejemplo, la última antes del nazismo fue una obra del futuro Canciller alemán, Konrad Adenaeur, en 1932, en su calidad de alcalde de Colonia, aunque pequeña (en cuanto a distancia) unía Colonia y Bonn (un eje muy estratégico para la economía); al asumir el poder los nazis no aceptaron esa calidad de autopista y la “degradaron” a una “mera carretera regional”. 

Para el nazismo era imperioso fomentar su mito, el mérito de haber construido la primera autopista del país tenía que ser obra del nazismo. 

La única realidad es que las autopistas del Führer tenían un objetivo estratégico fundamental en el área militar, la movilización masiva y rápida de material bélico, pertrechos y tropas (las mismas razones que motivaron a los prusianos a impulsar el ferrocarril); en contrapartida, también fueron un factor determinante para su rápida caída, las “autopistas del Führer” fueron el elemento clave para la fácil y rápida ocupación de Alemania por parte de los Aliados.



En "Hitler y la autopista, una mentira histórica", se relata que el Führer, al aceptar la necesidad de movilidad, dedujo que seduciría a la nación y aseguraría el poder.

"Su aparato de propaganda comenzó entonces a prometerle movilidad a un pueblo que podría al fin viajar. Según los planes, se construirían 1000 kilómetros de autopistas anualmente. En 1934, Hitler hablaba del comienzo de una “batalla laboral” que iba a generar 600.000 puestos de trabajo. La verdad fue otra. En los momentos más intensos apenas llegaron a ser 120.000 obreros los que a punta de pico y pala construyeron esas vías. La enfermedad y el hambre los acompañaban; las huelgas que hicieron fueron su pasaje al campo de concentración. Sus historias no fueron del dominio público. A la vez, en el transcurso del régimen nazi, cada vez más obreros ingresan en la boyante industria armamentista. Lo que realmente ayudó a reducir el desempleo".

En plena guerra, los prisioneros obligados a trabajos forzados se encargaban de construir y mantener las vías. En 1943, con la limitación del tráfico de coches, las bicicletas fueron los amos de las autopistas.

"No obstante, el aparato de propaganda siguió alimentando la mentira. Y tuvo éxito. En las películas y las fotos que difundía se mostraba grandes contingentes de obreros trabajando en autopistas en las que las obras habían sido detenidas hacía ya rato. Estas imágenes marcaron la memoria de toda una generación. Los nazis habían logrado imponer su mito".

La economía y producción de guerra

"La economía de guerra alemana estaba orientada hacia el golpe definitivo y la sorpresa, hacia el ataque relámpago. La crisis para Alemania comenzó en el momento en que fue imposible ganar batallas con esa táctica". 

El Plan Cuatrienal no culminó en la época de paz, se mantuvo aun entrada la guerra, tras la entrega de nuevas funciones a Albert Speer como Ministro de Armamento y Producción de Guerra del Reich, en 1942, cargo que, practicamente, acaparó la producción y economía alemana, luego vendría la declaración de "Guerra Total" de Goebbels. Los "logros" obtenidos por el señor Speer solo tiene un nombre, la utilización forzada de la mano de obra de prisioneros y civiles de los territorios ocupados. 

Mano de obra esclava

¿Acaso podemos olvidar que Alemania ganó millones y millones con la explotación de la mano de obra esclava (prisioneros de guerra o políticos, civiles extranjeros, judíos, etc.)? Sectores tan neurálgicos como la industria armamentista y del desarrollo del naciente misil balístico necesitaba mano de obra calificada, obreros extranjeros provenientes del sector industrial fueron sometidos a salarios de miseria, condiciones de vida restrictivas: hambre, hacinamiento en campamentos o refugios subterráneos. En teoría tenían una “mejor” condición de vida del simple prisionero sometido a trabajos de esclavitud. 

La Alemania nazi y los industriales se enriquecieron enormemente con esa brutal política de “empleo” barato que solo garantizaba una fosa común.

La explotación de la mano de obra esclava en las fábricas alemanas.


La Alemania nazi sobrevivió doce largos años, a pesar que los últimos dos tuvieron que mendigar por combustible para sus ingentes fuerzas mecanizadas de guerra, dado que ya no era posible seguir saqueando las naciones ocupadas, la ya existente ECONOMÍA de GUERRA, vigente desde 1933 con los Planes Cuatrienales del señor Goering, fue reemplazada por la "Guerra Total" del Dr. Goebbles.

La producción de guerra

Como hipótesis suele discutirse la real capacidad de producción bélica de la Alemana nazi, para unos no llegó a ser tan grande, otros encontraron limitaciones materiales y económicas, por lo que se arguye que no estaban listos para una guerra, otros de plano lo niegan. No obstante, no deja de extrañar su cometido, sea como haya sido, los nazis dedicaron sus recursos a la industria bélica y la utilizaron en sus iniciales guerras relámpago. ¿Qué les faltó recursos?. Eso no puede achacársele a otras naciones europeas o al "sabotaje de la banca judía". Apoderándose de los recursos de los países ocupados intentaron cubrir sus carencias materiales y económicas.   

Si, en efecto, una de las fuentes de riqueza favorita de los nazis era la prioritaria producción industrial... de armamento para la guerra, aquella constituyó la principal fuente de ingresos y de empleo para la Alemania nazi. El actual Complejo Militar - Industrial de los EEUU sería el equivalente a la industria en la época de la Alemania nazi, manejando presupuestos enormes y trabajadores bien remunerados.

Spectator hace una magnífica comparación al señalar que gran parte de la economía norteamericana es una economía basada en la guerra, aún en tiempos de paz, lo mismo sucedía en la Alemania nazi. La construcción y mantenimiento de buques de guerra, portaaviones, tanques, aviones supersónicos de quinta generación, satélites espías, sistemas de misiles, armamento ligero y municiones, entre muchas otras cosas, aseguran el empleo bien remunerado de decenas de miles de obreros, ingenieros, técnicos especialistas, diseñadores, contables, consultores, etc

"El mismo Pentágono es el ejemplo supremo de una burocracia extensa y bien pagada que de otro modo estaría desempleada creando problemas sociales".

En política no hay coincidencias, EEUU, acumula la mayor riqueza del momento, al mismo tiempo es la potencia militar más grande en la historia de la humanidad. Un hecho histórico reconocido y aceptado es que los EEUU salió de los efectos de la Depresión Económica de 1929 gracias a la segunda guerra mundial y no a las reformas sociales y económicas impulsadas por Roosevelt.

"¿Qué sería de la economía norteamericana si en cierto momento decidiera prescindir de toda su industria militar, abandonando cualquier pretensión de sostenerse como la primera potencia bélica del planeta? Eso sería tanto como preguntarse: ¿qué se va a hacer con todos los ingenieros, obreros, diseñadores, contadores, técnicos especializados, consultores, soldados, oficiales de alto rango, con empleos muy bien remunerados en dólares? La respuesta obvia es que Estados Unidos simple y sencillamente no está preparado, al menos en lo que a la cuestión de su economía respecta, para prescindir de su industria bélica".



Retrocedamos a la Alemania nazi, una nación que ha sucumbido en la Gran Guerra, sus recursos agotados y unos términos de rendición (Tratado de Versalles) imposibles de cumplir, encima la Gran Depresión en la economía mundial. En medio de ese caos, brota el "milagro" nazi en la economía, materia de "orgullo" de los "revisionistas" y neonazis del presente

Spectator afirma que ese "milagro" no es otra cosa que en menos de una década Hitler construyó el Ejército mejor armado y más poderoso que Europa hubiese conocido en su larga Historia. La Alemania Nazi se armó hasta los dientes equipándose con cantidades astronómicas de armamentos que no salieron de la nada, las que envalentonaron a Hitler para emprender sus hostilidades en contra de sus vecinos. Para producir tanto material de guerra se necesitaron muchos obreros, muchos ingenieros, muchos técnicos, muchos científicos,  muchos contadores, muchas fábricas. Lo cual vino siendo una gran fuente de empleos bien pagados. La gigantesca expansión del Ejército alemán, con la adición de miles y miles de soldados y oficiales de alto rango, contribuyó también a reducir en forma significativa las cifras del desempleo.

Hitler no estaba tan loco, jamás se habría atrevido invadir Polonia en 1939 con el armamento y soldados con que contaba Alemania al final de la Primera Guerra Mundial, no se habría atrevido invadir Rusia teniendo abierto el frente de guerra occidental si no hubiese contado con suficientes armamentos para llevar la guerra simultáneamente a dos frentes. Las promesas de venganza por la humillación en la Gran Guerra, sumada a la promesa de conquista de nuevos territorios (Lebensraum), para darle a Alemania muchas riquezas como botín de guerra, también influyeron en la psiquis alemana. 

"Interesante hubiese sido ver cómo se las habría arreglado Hitler para sostener la recuperación económica de Alemania sin llevar a cabo invasión alguna, al darse cuenta los alemanes que el país contaba ya (para fines de 1938) con un inventario excesivamente grande de armamento sin uso inmediato y sin justificación alguna para seguir construyendo y amasando más material bélico del que ya tenían. 
Bajo el esquema económico de Hitler, Alemania simple y sencillamente no estaba preparada para una paz a largo plazo, porque su economía no estaba diseñada para ser una economía de tiempos de paz; el armamento que ya se tenía debía usarse a como diera lugar para poder mantener las fábricas de armamento funcionando y las fuentes de empleo seguras. El único uso que se le puede dar a un armamento tan grande es usándolo. O dejar el poder, y heredar a otros el problema de convertir una economía basada en el belicismo en una economía basada en el pacifismo, lo cual no resulta nada fácil".

El expolio de Europa 




¿Alguien se atreve a negar que los nazis se apoderaron de las reservas monetarias (divisas) y de oro de los bancos centrales de los países agredidos?.

El Tercer Reich, durante la guerra, fue el reflejo del capitalismo puro y depredador de las riquezas de otras naciones. El “milagro” económico nazi a más de los enunciados, tiene otro nombre: el saqueo de Europa. El expolio de la propiedad privada y pública de las naciones ocupadas también aseguró el sostén de la economía alemana durante la segunda guerra mundial. 

Deberíamos refrescar los conocimientos. Casi a finales del siglo XXSuiza reconoció que sus negociaciones comerciales con el régimen nazi durante el conflicto se finiquitaron con el oro robado por los alemanes a los bancos centrales de los países ocupados.

La neutral  Suiza se constituyó en el más grande distribuidor y operador del mercado del oro en Europa, a través del Banco Nacional de Suiza; además, durante la guerra, intermediaba en la compra-venta del precioso metal de los bancos centrales de los países en conflicto; y, para rematar, la banca suiza intervino en la financiación de los bandos litigantes. 

En la práctica, otras naciones neutrales hicieron lo mismo, el caso de Suecia está siendo revelado tras la desclasificación de documentos reservados. Imitando a Suiza, los suecos vendían sus valiosas mercancías (metales para la fabricación de armas, generalmente hierro, manganeso, cromo) a cambio de oro saqueado. En ese sentido si que las teorías económicas de Hitler funcionaban, ¿para qué transar en papel moneda, sobre todo divisas extranjeras (de las que carecía) cuando bien podía pagar las materias primas con oro?; y, si no es mío, con mayor razón!  

En el escabroso caso sueco, una publicación refiere como funcionaba el sistema. El oro robado a los bancos centrales de los países invadidos era transferido al Banco Central de Estocolmo que, a su vez, entregaba coronas con las que que se pagaba a los proveedores privados suecos. Pese a las advertencias de los aliados de que, si ganaban la guerra, responsabilizarían a Suecia por el tráfico ilícito de oro, su banco central accedió a dicho intercambio, al igual que los bancos centrales de otros países, como Suiza, España y Portugal.

Para 1943, un responsable sueco (según documentos desclasificados) señalaba su preocupación sobre el origen del oro alemán y el riesgo de devolverlo de comprobarse que era robado; mas, el meollo del asunto era que, todo el gobierno sueco estaba conforme con no pedir explicaciones. Hasta inicios de 1944, Suecia, vía su Banco Central, había recibido 34.564 kilos de oro

El Banco de Pagos Internacionales también garantizaba este tipo de operaciones y Hitler tenía su delegado en esa entidad (inicialmente el Dr. Hjalmar Schacht). Tras la guerra, las fuerzas Aliadas iniciaron una investigación para exigir responsabilidades de los países neutrales que aceptaron el oro robado por los nazis. E1946 se formó la Comisión Tripartita –Francia, Reino Unido y Estados Unidos– tendiente a recuperar las reservas de oro confiscadas por los nazis en países comoAlbania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Yugoslavia. 

Una interesante publicación, especialista en economía  (OroyFinanzas.com) cita un estudio de una agencia inglesa de inversiones en oro. El dato trascendental del artículo, es el conocido saqueo de los bancos centrales de los países invadidos, da un enfoque anterior al estallido de las hostilidades en tres regiones "técnicamente" alemanas, es decir, en las famosas anexiones de Austria y Checoslovaquia, a la que se agregaría luego el oro confiscado en el corredor de Danzing (Prusia Oriental). Primero, el oro era trasladado al Reichsbank y, luego, para poder comercializar (vender) ese oro incautado, los nazis contaban con la colaboración del Banco de InglaterraEn esos días el mercado del oro era supervisado por el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, por el Banco Nacional de Suiza y por el Banco de Inglaterra.

"El objetivo del gobierno alemán nazi era la descapitalización en oro de los países ocupados y entregarles a cambio de ese oro “promesas de papel”. De esta manera, se cambiaba el respaldo de las monedas nacionales en oro por monedas fiduciarias muy devaluadas".

No existen cifras precisas sobre el total de reservas de oro confiscadas por Alemania entre 1936-1945, pero se hacen cálculos periódicos sobre el valor de ese oro a cambios actuales. Es lógico que buena parte de las reclamaciones de oro de las naciones afectadas no pudo jamás ser satisfecho. Se calcula las pérdidas entre el 35 y 40%, el proceso de reclamaciones estuvo abierto hasta 1998 (Comisión Tripartita de posguerra). Evidentemente ese oro había sido ya consumido, según las cantidades requeridas de los depósitos del Reichsbankuna vez impresas las marcas de origen alemán, se ordenaba la venta de lingotes para cubrir los recursos que se destinaba a la industria armamentística.


Al final de la guerra, grandes cantidades de oro fueron recuperados y devueltos a las naciones ofendidas, una pequeña tajada del oro robado desapareció en manos de nazis codiciosos, soldados norteamericanos también robaron oro (lingotes); se cree, según varias leyendas urbanas, que un buen botín de ese oro fue enterrado en alguna parte sin que haya sido recuperado.

Y ¿qué pasa con el oro, joyas, obras de arte de personas particulares confiscados?, es otra larga historia. "En los últimos años se han producido diferentes movimientos para intentar compensar las pérdidas ocasionadas por el robo de las reservas de oro. Por ejemplo, en 1997, el Deutsche Bank donó tres millones de dólares a las víctimas del Holocausto en compensación por el papel que jugó el mayor banco de Europa en las finanzas del Nazismo. En las mismas fechas, la Asociación Suiza de la Banca (Swiss Banking Association) hizo frente a un pago de 270 millones de francos suizos por este mismo concepto".

Otro episodio que desenmascara la mentira de la "noble" economía nazi fue el escamoso tema de la más importante falsificación monetaria de todos los tiempos, un tema popularizado en libros, documentales y hasta en el cine, el lago Toplitz, entre verdades y mentiras, es quizá el más conocido. Pero, muy pocos saben que esta operación de los servicios secretos permitió al gobierno alemán imprimir las divisas que tanto hacían falta en plena guerra

Con las libras esterlinas falsas, el gobierno alemán pagó, como tarde desde 1943, al 70% de su red de agentes en el extranjero. "Los servicios del Gobierno encargados de la "Operación Bernhard" recibieron el 50% de los billetes cambiados, es decir, alrededor de mil millones de marcos en divisas fuertes. El otro 50% se consideró como "gastos" y comisiones de los encargados de realizar el cambio, que transcurrió sin mayores incidentes(La singular arma secreta de Hitler. 'Operación Bernhard', falsificación de moneda)

Esta parte de la historia no es tan simple como apreciamos en el cine o leímos en alguna parte, no consistía en arrojar papel moneda falso desde aviones alemanes sobre Londres o territorios ingleses, sino de una verdadera infiltración en la economía británica y otros países entre 1942 y 1945. 


"Es cierto que el Banco de Inglaterra siguió aceptando y cambiando billetes de libras reconocidos como falsos con objeto de no restar crédito en el mercado mundial al papel moneda inglés. Está demostrado que la falsificación fue tan perfecta que los billetes eran aceptados prácticamente por los bancos de todos los países. Incluso los bancos suizos aseguraron, después de consultar al Banco de Inglaterra, que los billetes 'falsos' eran auténticos y de curso legal".

 

Ejemplar "auténtico" de un billete falso de veinte libras esterlinas, impreso por la "Operación Bernhard". Adolf Burger, uno de los prisioneros encargados de imprimir los billetes falsos en Sachsenhausen, muestra un billete de 20 libras (foto captura documental History Channel)

Otro ejemplar "auténtico" de un billete falso, este es de diez libras esterlinas, impreso en la "Operación Bernhard".


No es especulación alguna, luego de la guerra muchos de los comisionistas y nazis relacionados con la trama seguían teniendo en su poder grandes cantidades de ese dinero, ya no tenían que rendir cuentas al proveedor. Muchas fortunas nacieron y aseguraron una nueva vida a los "pobres nazis" que "lucharon" contra la "banca judía".  

En conclusión: Lejos de la actual propaganda neonazi, el "trono de oro" convirtió la economía alemana en el motor que impulsó la guerra, la verdadera arma secreta de Hitler en su conquista de Europa.

Nos quedamos sin conocer a quienes hicieron posible el "milagro" económico de Hitler, eso es materia de otros artículos, dado el volumen de información. 

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Artículos relacionados:

De la serie "Desenmascarando los fraudes del Revisionismo":

El "Trono de Oro"

TRAIAN ROMANESCU Un rumano que nunca existió

Desmontando a los “revisionistas” de lengua castellana


FUENTES DE CONSULTA del presente ensayo


Nota: En esta serie de ensayos, conscientemente omito los enlaces directos a las fuentes de consulta, el propósito es motivar al lector buscar por sí mismo la información, que se cerciore por su propio esfuerzo lo planteado en esta ponencia. No obstante el material consultado es el siguiente:


El trono de oroSpectator
-  Hitler y la autopista, una mentira históricaDick, W. / Lichtenberg, A./Mirra Banchón
-  La economía de compulsión de la Alemania nazi. José Ignacio del Castillo.
Se esfumaron toneladas de oro que EEUU guardaba desde la guerraSputnik (importante para saber como se términó con el 'patrón oro')
Suecia aceptó oro robado en su comercio con Alemania en la II Guerra MundialEl País
El robo de las reservas de oro de los países ocupados por la Alemania Nazi y el Banco de InglaterraOro y finanzas.com
La singular arma secreta de Hitler. "Operación Bernhard", falsificación de moneda. Artículo de la Enciclopedia "El Tercer Reich" (Anesa-Noguer)
La descomunal falsificación de libras con la que los nazis buscaron quebrar la economía británica. La Nación
Un tuitero desmonta siete creencias sobre Hitler: “Es importante leer para evitar el ridículo”www.publico.es
Autopistas de AlemaniaWikipedia
-"¿Cañones  o mantequilla?".  El espectador.com 
Cañones o mantequilla (IV): sistemas económicos y coste de oportunidad. Tribuna de economía
- Cañones o mantequilla. Economía de guerra alemana. Harald Steffahn
Cae el mito de la "bondad" fiscal de Hitler con la clase trabajadora. El Diario.es
El Plan CuatrienalNo solo batallas
Plan Cuatrienal. Wikipedia

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