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10 enero 2022

Desafío de la A a la D sobre la historia de la Alemania de Weimar (I)




Sarah Zama


Introducción por el editor del blog

Sarah Zama, autora de esta serie de artículos ha escrito cuatro libros y muchas historias de fantasía histórica ambientadas en la década de 1920 y la era diesel. Recientemente publicó "Living the Twenties", un libro electrónico de no ficción sobre la década de los 20 del siglo pasado. Sarah mantiene un blog en inglés denominado "The Old Shelter".

En 2018, escribió en su blog una serie de artículos titulados "A-to-Z challenge about the history of Weimar Germany" (Desafío de la A a la Z sobre la historia de la Alemania de Weimar), que consiste en 26 entradas, una por cada letra del alfabeto inglés. 

Nuestro cometido es publicarlos en su totalidad, (en seis entradas) siguiendo la secuencia alfabética inglesa que no siempre coincidirá con la traducción al castellano. Son relevantes (y algunos cortos) artículos con un gran aporte histórico. Cultura general de la época que ilustrará el conocimiento de aquellos aún obscuros años 20 del siglo XX en una Alemania traumatizada por la capitulación en la Gran Guerra. Los relatos de la autora son complementados con material gráfico aportado por nuestro amigo Nick Ottens de Never Was Magazine, de quien traducimos los artículos en inglés de Sarah Zama.

Acertadamente manifiesta Ottens: "dicen que la década de 2020 se convertirá en los locos años veinte de nuestro siglo. Ciertamente, hay connotaciones de Weimar en los Estados Unidos de hoy. No puedo pensar en un mejor momento para volver a publicar la serie de Sarah Zama, de la A a la Z".

Revisar el artículo de Introducción

Buena lectura.


Armisticio

 

Sarah Zama

A la hora 11 del día 11 del mes 11 de 1918, termina la Gran Guerra. Alemania firma un acuerdo de armisticio con los aliados en un vagón de ferrocarril en las afueras de Compiégne, Francia. Debería haber sido el final de la Gran Guerra. De hecho, fue el comienzo de tiempos más difíciles.


En enero de ese año, el presidente estadounidense Woodrow Wilson redactó un documento en catorce puntos que esperaba podría ser la base para un tratado de paz. Presagió el nacimiento de la Sociedad de Naciones, una hermandad de naciones europeas que fomentaría el entendimiento y, con suerte, evitaría el estallido de otra guerra. Declaró la autodeterminación de todos los países europeos y planteó las ideas para un acuerdo entre enemigos después de la guerra.

Cuando terminó la guerra, Alemania estaba enormemente desestabilizada, tanto política como socialmente. El príncipe heredero Max von Baden convenció al Kaiser Wilhelm de que abdicara. Pero cuando fracasó su intento de convertir el imperio en una monarquía parlamentaria, puso el poder en manos del Partido Socialdemócrata (SPD), el mayor partido alemán. Sabía que era necesario un cambio drástico, porque el imperio siempre sería visto como el instigador de una guerra horrible. Pero toda su buena voluntad estaba condenada al fracaso.


11 de noviembre 1918 en un vagón de tren parado en el bosque francés de Compiègne, al norte de París, tuvo lugar en el máximo secreto la firma del armisticio que terminaría con la Gran Guerra. En la fotografía destacan Maxime-Weygand y Ferdinand-Foch


La declaración de que la guerra había terminado, con el reconocimiento de que Alemania había perdido, mientras que a la población se le había hecho creer que una victoria era solo cuestión de tiempo, provocó rebeliones y luchas en todo el país y una apresurada declaración de una nueva entidad política: la República de Weimar.

Estos acontecimientos revolucionarios y el cambio de gobierno impidieron que Alemania participara realmente en la discusión del Armisticio. Pero Alemania conocía el documento de Wilson, y cuando sus representantes se unieron al congreso del Armisticio esperaban que el tratado siguiera la misma línea. También esperaban que la nueva entidad política lograra un acuerdo más favorable. Después de todo, no fue la república la primera en entrar en la guerra.

No iba a ser.

La Primera Guerra Mundial había sido una guerra demasiado horrible, una carnicería impensable que nadie había previsto que vendría. Todas las naciones habían sufrido. Alemania también. Pero ella era la que había atacado a Bélgica y Francia, que fue lo que efectivamente inició el conflicto. Y ahora estaba del lado de los perdedores, aislada de todos los acuerdos. Algunos de los aliados (Francia, en primer lugar, había sufrido el mayor daño) no estaban dispuestos a darle a Alemania la oportunidad de levantar la cabeza nuevamente.

La República de Weimar acudió a la reunión del Armisticio pensando que el objetivo era, como lo había sido durante cien años, encontrar un nuevo equilibrio que habrían de negociar. Pero los aliados no querían un nuevo equilibrio. Querían estar seguros de que nunca más volviera a ocurrir una nueva Gran Guerra.

Muchas de las disposiciones del Armisticio, y más tarde del Tratado de Versalles, se basaron en la "Cláusula de culpa"; la idea de que la Gran Guerra debía atribuirse únicamente a Alemania.


Woodrow Wilson - Maximiliano de Baden - Guillermo II de Alemania


Los alemanes nunca lo aceptaron. Culparon a la república por aceptar esa cláusula. Odiaban el tratado por imponerles reparaciones de guerra imposibles y a los aliados por su intransigencia. Estos resentimientos llevaron a una oleada de hiper-nacionalismo que se afianzó en la vida política y social de la República de Weimar y fue, en última instancia, la ruina de la república catorce años después.


"Esto no es una paz. Es un armisticio por veinte años". Mariscal Ferdinand Jean Marie Foch

 

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Berlín 


Sarah Zama

La República de Weimar nació de la revolución en 1919 y murió en el totalitarismo en 1933. Pero en este corto período ( Die Goldene Zwanziger, o Golden Twenties) realmente brilló, y hoy la cultura de Weimar se considera uno de los períodos más influyentes para la creatividad, no solo para Alemania, pero para toda la humanidad.


En todos los diferentes aspectos de la vida, la cultura de Weimar era contradictoria. Todo fue extremo.

Fue extremadamente tolerante con todo, ya fueran los nuevos movimientos artísticos o la nueva libertad de expresión. Florecieron los periódicos, incluso los duramente satíricos que ridiculizaban a la propia república. Había varias revistas orientadas a los homosexuales disponibles en los quioscos de prensa. Tanto los comunistas como los reaccionarios tenían sus propios periódicos. Se permitió que se escucharan todas las voces.

Fue extrema en su receptividad de todas las formas de vanguardia, por incondicionales y subversivas que sean. Influidos por la experiencia bélica, movimientos como el expresionismo y el dadaísmo no rehuyeron mostrar los rostros más horribles de la guerra: los cuerpos mutilados, los colores violentos y perturbadores, los ángulos extraños y las sombras. El sinsentido de la experiencia.


Berlín, zeppelin sobre Brandenburgo


El cine, la más moderna de las artes, se exploró a fondo y se desarrolló en Alemania. El cabaret se convirtió en una de las formas de entretenimiento más populares, que mostraba desnudez, insinuaciones sexuales, distorsión de género y sátira política de manera liberal, en formas que muchos consideraban decadentes.

Nada era demasiado atrevido.


En secuencia: Berlín, Mauerstraße en 1929 (Bundesarchiv) - Puerta de Brandenburgo de noche (Bundesarchiv) - Dirigible Graf Zeppelin sobre Berlín (Bundesarchiv) - Banda de jazz toca en el jardín del Hotel Esplanada de Berlín, 1926 (Bundesarchiv)


Demasiado extrema para muchos alemanes, la cultura de Weimar era, de hecho, la cultura de Berlín, la antigua capital imperial que había encontrado, después de la guerra, una forma de vida nueva, impactante, extrema y moderna. Muchos alemanes dudaron en considerarla su capital. Incluso dudaron en considerarla verdadera Alemania.

Con cuatro millones de habitantes, Berlín era una de las ciudades más pobladas de Europa, y muchas de esas personas no eran alemanes. La vital vida artística atrajo a artistas de todo el mundo y convirtió a Berlín en una ciudad cosmopolita, un lugar donde se hablaban muchos idiomas y donde personas que podían haber sido consideradas enemigas vivían una vida plena.

También era una ciudad con una comunidad inusualmente numerosa de judíos, que estaban profundamente involucrados en todos los aspectos de la vida de la ciudad.

Aquí fue donde la generación de las trincheras se expresó al máximo. La vieja sociedad imperial y autoritaria se había hecho añicos, las barreras y las reglas se habían aflojado y los jóvenes, que habían luchado en las trincheras o trabajado en casa para sostener a los que estaban luchando, ya no reconocían los viejos valores. Querían algo nuevo y diferente y lo buscaban imprudentemente, sin importarles lo que su mayor pudiera decir. Algunos historiadores incluso sugieren que los jóvenes fueron particularmente imprudentes porque, de alguna manera, sintieron que esta libertad no duraría. Que la inseguridad política y económica acabaría pronto con esa libertad, por lo que presionaron el acelerador todo lo que pudieron.


Potsdamer Platz, Berlín, en la década de 1920 (Archiv für Kunst und Geschichte) - Catedral de Berlín en 1928 (Fortepan)


Pero junto a esta gente vivían aquellos alemanes que no reconocían Berlín como su capital y pensaban que toda esa libertad y modernidad eran en realidad decadencia. Las mujeres que no necesitaban a un hombre en su vida estaban matando a la nación. Los judíos que controlaban la vida artística y cultural estaban torciendo las raíces de la verdadera tradición alemana.

Además, el gobierno era débil y traidor y carecía de autoridad para dirigir la nación.


Fue en Berlín -capital de la libre expresión, tolerante con todo y al contrario de todo- donde finalmente convergieron todas las fuerzas autoritarias que pretendían matar esa libertad.


*****

Cabaret



Sarah Zama


La cultura de Weimar a menudo se identifica con su experiencia de cabaret, y con razón. En los cabarets que surgen en cada gran ciudad (en Berlín más numerosos que en cualquier otro lugar), el estilo de vida extremo, moderno y libre de la posguerra encontró su forma más completa de expresión.


Los cabarets nacieron en Francia a finales de la década de 1880 y desde el principio se asociaron con insinuaciones sexuales y espectáculos lascivos. Esta forma de entretenimiento llegó a Alemania a principios de la década de 1900, pero al principio, eran muy diferentes de sus contrapartes francesas, ya que la sociedad imperial autoritaria no permitía la libertad de los espectáculos franceses. Los cabarets alemanes eran restaurantes o clubes nocturnos donde se ofrecía un espectáculo de cantantes, bailarines o comediantes desde un pequeño escenario. Nada demasiado subido de tono. Nada demasiado extravagante.

Pero a medida que el imperio se extinguió y la república surgió, los cabarets cambiaron de la misma manera que cambió la sociedad urbana alemana. A medida que la república levantó la vieja forma de censura, los espectáculos se volvieron más audaces y salaces. Los bailarines se vestían cada vez más escasamente y sus bailes y canciones cada vez más sugerentes. El travestismo no era infrecuente. La dura sátira política fue tan popular que algunos cabarets se especializaron en ella. Una forma muy característica de cabaret alemán que llegaría a conocerse como Kabarett.


Cabaret-Berlín


De hecho, era una forma subversiva de arte, donde el modernismo y las expresiones no naturalistas (por lo tanto, no patrióticas, como algunos las consideraban) encontraron un lugar. Todo estaba grotescamente distorsionado, y aún así era perfectamente reconocible. Los personajes pertenecientes a la vida inferior (prostitutas, gánsteres, políticos corruptos) se volvieron muy familiares e incluso amados por el público. Las decoraciones expresionistas, sus ángulos extraños que sugerían ansiedad representaban el desplazamiento de la nueva vida urbana y la guerra industrial, eran muy comunes. También lo fue el maquillaje extremo, que deformó los rostros de los actores.

La vida que Kabarett representó era escandalosamente moderna, extremadamente subversiva y, a los ojos de algunos, completamente decadente. Para la mayoría de los pensadores de derecha, este tipo de espectáculo claramente no era lo suficientemente alemán y demasiado degenerado, algo peligroso que podría manchar y destruir los verdaderos espíritus alemanes. Y si esto no fuera suficiente, el entretenimiento de Kabarett era en su mayoría judío. Los propietarios y gerentes eran judíos la mayoría de las veces. Actores, cantantes, músicos y, lo que es más importante, dramaturgos y autores eran judíos. Para la derecha, esto los convirtió en manipuladores demasiado poderosos de la cultura alemana en general. La cultura Kabarett, popular como era, a menudo se convirtió en el objetivo de su odio y culpa.


La actriz Anita Berber y el dramaturgo Bertolt Brecht


Jazz

"La ciudad tenía un brillo de joya, los vastos cafés me recordaban a los transatlánticos impulsados por los ritmos de sus orquestas. Había música por todas partes". Josephine Baker


En la década de 1920el jazz en Alemania era casi tan popular como en Estados Unidos. Para muchas personas, sonaba como el tiempo moderno que estaban viviendo y, en cierto modo, era una especie de contraparte natural de las imágenes expresionistas.

Comenzó muy temprano, ya al final de la guerra, cuando muchos músicos afroamericanos que habían luchado en la Primera Guerra Mundial eligieron quedarse en Europa y trabajar allí. Europa estaba descubriendo entonces el Jazz y el entorno social les era más favorable.

A medida que el jazz se hizo cada vez más popular, muchos músicos y cantantes famosos de jazz vinieron a Europa para actuar, y la mayoría de ellos pasaron, como era obvio, de Berlín, el semillero del jazz europeo.

Más tarde en la misma década, nacieron muchas bandas alemanas. La primera escuela de Jazz en el mundo abrió en Berlín, en los Estados Unidos, la cuna del Jazz, la primera escuela solo abrió a mediados de la década de 1940. Mientras que Estados Unidos parecía considerar el jazz como una forma menor de música, muchos compositores alemanes lo incorporaron a su música, tal vez debido a su afinidad con el movimiento expresionista. Muchos autores de Kabarett, incluido Bertolt Brecht, lo usaron en sus obras.


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Democracia

 


por Sarah Zama


Alemania había sido un Kaiserreich, un Imperio, durante más de cincuenta años. En este tiempo, muchos derechos se habían extendido a una población más grande. Se podría decir que la democracia había avanzado, aunque el gobierno respondió al Kaiser en lugar del Reichstag, el parlamento.


En los tiempos dramáticos al final de la Primera Guerra Mundial, con la esperanza de crear un cambio que complacería a los Aliados, el Kaiser Wilhelm dio la cancillería al príncipe heredero Maximilian von Baden, que siempre había sido de sentimientos liberales. Después de intentar sin éxito convertir el Imperio en una monarquía parlamentaria, Von Baden abrió el Reichstag al Partido Socialdemócrata (SPD). Inmediatamente comenzó a negociar con los Estados Unidos una posible paz, pero no encontró el favor que esperaba.

La sensación de que la guerra estaba terminando, y no favorablemente, surgió en el país. La rebelión se extendió por toda Alemania, recogida por las personalidades más grandes del Partido Comunista.

Con la esperanza de que esto calmara las cosas, eliminando la conexión principal entre Alemania y la guerra, Max von Baden renunció a su cancillería en manos del líder del SPD, Friedrich Ebert, e instó a Guillermo II a abdicar.


Berlín, Parlamento alemán


Esto sucedió el 9 de noviembre de 1918. Tratando de evitar que los comunistas proclamaran una república socialista que terminaría bajo la influencia de Rusia, uno de los compañeros de partido de Ebert, Philipp Scheidemann, proclamó la República de Alemania sin ninguna consulta. Solo después, en la ciudad de Weimar en Turingia, lejos del desastre en Berlín, el Reichstag democrático escribió su propia constitución.


Maximiliano de Baden - Philipp Scheidemann -Friedrich Ebert


Durante el corto tiempo que vivió, la República de Weimar fue de hecho un faro de la democracia. Permitió que grandes partes de la población participara en la vida política, unas pocas por primera vez en la historia. Fue, de hecho, el primer régimen alemán que concedió el derecho al voto a las mujeres y la ciudadanía plena a los judíos.

Envuelta, como todo el mundo occidental, en los dramáticos cambios sociales de principios del siglo XX, la república la abrazó y la hizo suya.

La libertad de expresión fue ampliamente reconocida, dando lugar a una extraordinaria diversidad de periódicos, revistas y editoriales. La filosofía y la literatura florecieron. Muchos movimientos artísticos —el expresionismo, el dadaísmo, la Neue Sachlichkeit, por mencionar sólo algunos— estaban en casa en Alemania y encontraron allí su forma más alta de expresión. Surgieron nuevas formas de crear diseño, utilizando nuevos materiales y nuevos procesos industriales (Bauhaus).


Reichstag, Berlín. Philipp Scheidemann proclama la República de Alemania desde el balcón del Reichstag en Berlín, 9 de noviembre de 1918 (Wikimedia Commons)


En una sociedad que había sido extremadamente estricta bajo el Imperio y había conocido la rebelión después de la guerra, la sensualidad y los impulsos sexuales se convirtieron en una forma de expresión cada vez más común, especialmente cuando se enconó con la liberación sexual común a todo el mundo occidental. Fue en Alemania donde el primer instituto para el estudio de la sexualidad fue fundado por el Dr. Magnus Hirschfeld, quien era un activista en el movimiento por los derechos de los homosexuales. El Reichstag incluso discutió la práctica del aborto y la anticoncepción, que deberían haber estado disponibles libremente.

A menudo se ha especulado que la república, nacida en tiempos desordenados y siempre moviéndose en terreno rocoso, nunca tuvo realmente una oportunidad de éxito. Socialistas, socialdemócratas y comunistas, que deberían haber sido paladines de la república, nunca la apoyaron tanto como deberían (o podrían), decepcionados como estaban con lo que consideraban solo pequeñas mejoras. Esperaban mucho más de la democracia.

Además, la república tenía muchos enemigos que con gusto señalaban sus debilidades. Una debilidad fue la división política. La situación parlamentaria de la república siempre fue inestable. Nunca hubo una mayoría que pudiera gobernar con seguridad, porque incluso dentro de las mismas áreas políticas no había acuerdo. Tanto la izquierda como la derecha se dividieron en muchos grupos y entidades más pequeños que rara vez llegaron a un acuerdo. Esto creó desconfianza en la población, que generalmente creía que los políticos eran corruptos y egoístas.

Esta desconfianza era buen terreno para cualquier tipo de teoría de la conspiración. El más seguido fue el Dolchstoßlegende, la puñalada en la espalda. Teorizó que Alemania en realidad estaba ganando la guerra (los alemanes lo habían creído firmemente hasta el final. Además, se les hizo creer eso) y la rendición de noviembre de 1918 fue diseñada por socialistas, liberales y judíos en el gobierno civil de Alemania. No fue en absoluto el resultado de la derrota militar o el agotamiento. El hecho de que el nuevo gobierno burgués firmara el odiado Tratado de Versalles, y que los generales militares ni siquiera participaran en la reunión, hizo que esta creencia fuera aún más fuerte. Muchos partidos de derecha utilizaron esta teoría para ganar impulso, y ninguno mejor que el NSDAP de Adolf Hitler.


La caricatura política alemana  de 1924 muestra a Philipp Scheidemann y otros líderes de la Alemania de Weimar apuñalando a los soldados en el Frente Occidental por la espalda.


La debilidad era la inclinación de la república a llegar a un acuerdo y comprometerse con fuerzas que eran sus oponentes naturales. Por ejemplo, en los tiempos revolucionarios, el gobierno tuvo que comprometerse con el ejército para recuperar la ley y el orden, a pesar de que el Reichswehr era uno de sus enemigos más fuertes.

Hoy, sin embargo, los historiadores tienden a estar de acuerdo en que el SPD tenía muy pocas opciones. Los compromisos que aceptaron no fueron por debilidad o indecisión. Si no los hubieran aceptado, la vida de la república probablemente habría sido aún más corta.

Pero tal vez la debilidad última de la república fue el poder excepcional que la constitución le dio al presidente. En tiempos de crisis, podía saltar el Reichstag y tomar sus propias decisiones, como lo haría el viejo emperador.

Esta disposición constitucional es ampliamente considerada como una de las principales causas que eventualmente permitiría a Terceros Ricos llegar al poder.


Continúe AQUI 

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Sarah Zama

The Old Shelter. Weimar Germany

Estas historias se publicaron originalmente en The Old Shelter como parte de un desafío de la A a la Z sobre la historia de la Alemania de Weimar. (Original trabajo en inglés en 26 entradas que corresponden al alfabeto en inglés. Publicación original: The Old Shelter. Weimar Germany

25 noviembre 2021

Occidente, solo un ‎simulacro de Libertad

 


por Thierry Meyssan


Nota previa del editor del blog

Una curiosa nota apareció el 8 de enero de 2015 en la Red Voltaire, la reproduzco porque tiene relación con el siguiente artículo del politólogo francés Thierry Meyssan.


"Charlie Hebdo (el semanario satírico) fue administrador de la Red Voltaire, de la que se retiró en 1997 por estar en desacuerdo con la asociación. El semanario satírico militaba entonces por la ilegalización del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) mientras que la Red Voltaire defendía el derecho de asociación del FN pero reclamaba la prohibición de su rama armada, conocida bajo las siglas DPS. Las relaciones empeoraron posteriormente cuando Charlie Hebdo atribuyó los atentados del 11 de septiembre de 2001 a al-Qaeda mientras que la Red Voltaire demostraba la inconsistencia de la versión oficial sobre esos hechos y acusaba a una facción del grupo de presión militar-industrial de Estados Unidos. Finalmente, en 2007, el director de Charlie Hebdo se acercaba al entonces presidente de Francia Nicolas Sarkozy mientras este último ordenaba la eliminación del presidente de la Red Voltaire (Thierry Meyssan), quien se vio obligado a exilarse".


Este blog mantiene un nexo editorial con el pensamiento del señor Meyssan, siendo sus artículos reproducidos con frecuencia en nuestro blog por ser un referente internacional en el análisis de la geopolítica global. Hemos seguido la carrera del politólogo francés desde los duros días en que Damasco estuvo cerca de caer en manos del yihadismo internacional, es decir, durante la invasión mercenaria-yihadista a la República Árabe Siria, financiada por la OTAN / monarquías wahabíes de Oriente Próximo / Israel. Uno de los objetivos de la guerra, en efecto era la cabeza de Thierry Meyssan.

Por estas razones, es primordial leer lo que él tiene que decir al respecto.


Occidente, sólo un ‎simulacro de Libertad


‎Red Voltaire reproduce para sus lectores un texto redactado originalmente a pedido ‎de la Fundación para Combatir la Injusticia, de Evgueni Prigoyin. El autor hace un ‎recuento de la protección que el presidente francés Jacques Chirac le concedió y de los ‎intentos de asesinato dirigidos posteriormente contra él y contra su equipo de trabajo. ‎Nuestros lectores pudieron seguir muy de cerca esos hechos, pero es la primera vez ‎que Thierry Meyssan se expresa públicamente sobre la persecución de la cual ha sido objeto. Su intención no es iniciar un ajuste de cuentas –las personalidades implicadas ‎en esa persecución seguramente creían estar sirviendo al país. Pero los franceses deben ‎conocer los crímenes que se cometen en su nombre. ‎

23 de noviembre 2021  / Red Voltaire



Thierry Meyssan en 2012, después de tres días de ataque contra su domicilio en Damasco (Siria), ‎donde estuvo bajo el fuego de los yihadistas armados y respaldados por el entonces ‎presidente de Francia, Francois Hollande.

Occidente ha utilizado todos los medios a su disposición, para tratar de silenciar a aquellos de ‎sus ciudadanos que han revelado su verdadera política, desde los hechos del 11 de septiembre ‎de 2001, y que se han levantado contra ella. ‎

En 2002 publiqué mi libro L’Effroyable imposture (La gran impostura), un trabajo de ciencias políticas donde cuestionaba la versión oficial ‎de los atentados cometidos el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y ‎Pensilvania y auguraba lo que sería la nueva política de Estados Unidos: una generalización de la ‎vigilancia sobre sus propios ciudadanos y la dominación sobre el Gran Medio Oriente o Medio ‎Oriente ampliado. Después de la publicación de un artículo del New York Times, que ‎mencionaba con sorpresa el impacto que mi libro había tenido en Francia, el Departamento de ‎Defensa de Estados Unidos asignó al Mosad israelí la misión de eliminarme. ‎

El entonces presidente de Francia Jacques Chirac, quien había solicitado a sus propios servicios ‎de inteligencia verificar el contenido de mi libro en cuanto a los atentados del 11 de septiembre, ‎decidió entonces protegerme. En una conversación telefónica, el presidente Chirac hizo saber al ‎primer ministro israelí Ariel Sharon que cualquier acción contra mí –no sólo en Francia sino en ‎cualquier país de la Unión Europea– sería interpretado como un acto hostil contra Francia. ‎El presidente Chirac también asignó a uno de sus colaboradores la tarea de velar por mí y de ‎informar a todos los países no europeos que me invitaran que al hacerlo se hacían directamente ‎responsables de garantizar mi seguridad. Efectivamente, en cada país donde fui invitado siempre ‎se me asignó una escolta armada. ‎

En 2007, cuando el presidente Jacques Chirac terminó su mandato y fue reemplazado por Nicolas ‎Sarkozy, este nuevo presidente aceptó la solicitud de Washington de ordenar a la Dirección ‎General de la Seguridad Exterior (DGSE) que se encargara de eliminarme. Sabiendo lo que ‎se preparaba, hice las maletas y me fui de Francia. En dos días llegué a Damasco, la capital ‎siria, donde recibí protección del Estado.

 ‎

Michele Alliot-Marie, desde su puesto de ministro de Justicia de Francia, ‎trató de utilizar a las autoridades libanesas para detener injustificadamente a un opositor ‎político.

Meses después decidí instalarme en Beirut ya que Al-Manar –la televisión del Hezbollah– ‎me proponía hacer un programa semanal en francés. Aquel proyecto nunca llegó a concretarse ‎porque Al-Manar renunció a realizar transmisiones en francés, aunque ese idioma es una de las ‎lenguas oficiales en Líbano. Fue entonces cuando la ministro francesa de Justicia, la señora ‎Michele Alliot-Marie, solicitó a Líbano que me interrogara porque un periodista, autor de un libro ‎contra mí, me acusaba de difamación. Era la primera vez en 30 años que la justicia francesa ‎dirigía un pedido así a Líbano. La policía libanesa me hizo llegar una citación pero yo sabía que ‎el pedido francés carecía de base legal en derecho francés. El Hezbollah me protegió y ‎desaparecí voluntariamente. Meses después, el primer ministro libanés, Fouad Siniora trató de ‎desarmar a la resistencia libanesa, pero el Hezbollah logró invertir la correlación de fuerzas. ‎Me presenté entonces ante un juez libanés, en medio de los aplausos de la policía que sólo tres días ‎antes todavía estaba buscándome. Aquel juez libanés me dijo que en su carta oficial, la ministro ‎francesa Michèle Alliot-Marie había agregado de su puño y letra una nota para que ‎me arrestaran y me mantuviesen tras las rejas el mayor tiempo posible mientras que el caso ‎siguiera su curso en Francia. La ministro de Justicia de Francia aplicaba así el procedimiento de ‎las llamadas «lettres de cachet» de los reyes franceses, que simplemente metían en la cárcel a ‎cualquier personaje incómodo, sin someterlo a juicio ni ocuparse siquiera de justificar el ‎encarcelamiento. El magistrado libanés me leyó el pedido oficial de Francia y me invitó a ‎responder yo mismo por escrito. En mi respuesta subrayé que, a la luz del derecho francés y ‎también del derecho libanés, el artículo que se invocaba para acusarme ya había prescrito desde ‎hacía tiempo, además de que no me parecía que su contenido pudiese ser considerado ‎difamatorio. La Corte de Casación de Beirut conservó una copia de la carta de la ministro ‎francesa y de mi respuesta. ‎

Algunos meses más tarde, asistí como invitado a una cena en casa de una alta personalidad ‎libanesa. También estaba presente un colaborador del presidente Sarkozy y tuvimos una dura ‎discusión sobre nuestras concepciones opuestas del laicismo. Aquel señor aseguró a los demás ‎presentes que él no rechazaba el debate… pero abandonó la cena y tomó de inmediato un avión ‎de regreso a París. Al día siguiente, recibí una citación según la cual un juez me recibiría para ‎discutir una cuestión administrativa. Cuando me hallaba en camino hacia el lugar donde ‎supuestamente debía ver al juez, recibí una llamada telefónica del príncipe Talal Arslane ‎avisándome que, según el Hezbollah, aquello era una trampa y que no debía presentarme en ‎aquel lugar. Finalmente resultó que aquel día ningún funcionario libanés estaba trabajando –era feriado ‎por tratarse de la celebración del nacimiento del Profeta Mahoma– pero una unidad de la ‎DGSE francesa estaba esperándome para secuestrarme y entregarme a la CIA. La operación ‎había sido organizada por el mismo consejero de la presidencia francesa con quien yo había ‎cenado el día anterior. ‎

Después de aquello, he sido objeto de varios intentos de asesinato pero siempre ha sido difícil ‎determinar quién o quiénes han dado la orden de eliminarme. ‎

Por ejemplo, en Venezuela, en medio de una conferencia en el ministerio de Cultura, la escolta ‎del presidente Hugo Chávez vino inesperadamente a sacarme del estrado mientras yo hablaba. ‎Un oficial me empujó detrás del escenario, llevándome a los camerinos. Sólo tuve tiempo de ver ‎como varios hombres sacaban armas en la sala. Dos bandos se vieron frente a frente. ‎Un disparo habría iniciado allí un sangriento enfrentamiento a tiros. En otra ocasión, también ‎en Caracas, fui invitado con mi compañero a una cena. Él no tenía mucho apetito y, cuando ‎trajeron nuestros platos, en el mío había menos comida que en el suyo, así que hicimos un ‎discreto intercambio. Ya de regreso en nuestro hotel, mi compañero comenzó a sufrir temblores, ‎cayó al suelo y perdió el conocimiento. Cuando llegaron los médicos, rápidamente determinaron ‎que se trataba de un envenenamiento y lograron salvarle la vida. Dos días después, una decena ‎de oficiales del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia) nos visitaron para presentarnos sus ‎excusas y comunicarnos que habían logrado identificar al agente extranjero que había ‎organizado el envenenamiento. Mi compañero, en silla de ruedas después del incidente, ‎demoró seis meses en recuperarse. ‎

Posteriormente, a partir de 2010, los intentos de asesinarme siempre implicaron la participación ‎de yihadistas. En Líbano, un discípulo del jeque yihadista Ahmed al-Assir tendió una emboscada a ‎mi compañero y estuvo a punto de matarlo. Lo salvó la intervención de un militante armado del ‎PSNS. El agresor fue arrestado por el Hezbollah, que lo entregó al ejército libanés, y fue ‎posteriormente juzgado y condenado. 

El general Benoit Puga fue jefe del estado mayor particular de los ‎presidentes franceses Nicolas Sarkozy y Francois Hollande. Todo indica que este general ‎francés impartía directamente órdenes a los soldados franceses que el estado mayor ‎interarmas ponía a la disposición del jefe de las fuerzas armadas, soldados que fueron utilizados ‎en las guerras secretas contra Libia, contra Siria y en el Sahel, para dirigir secretamente ‎las acciones armadas de los yihadistas. El general Benoit Puga ostenta hoy el título de ‎Gran Canciller de la Orden de la Legión de Honor.


En 2011, la hija del líder libio Muammar el Kadhafi, Aicha, me invitó a Libia, después de haberme ‎visto criticar duramente a su padre en televisión. Aicha Kadhafi puso el mayor empeño en que ‎yo visitara su país para sacarme del error. Viajé a Libia y llegué ser parte del gobierno libio, que ‎me solicitó preparar su participación en la Asamblea General de la ONU. Cuando la OTAN atacó ‎la Yamahiriya Árabe Libia, yo estaba viviendo en el hotel Rixos, donde se hospedaba toda ‎la prensa extranjera. La OTAN sacó de Libia a los periodistas que colaboraban con las fuerzas ‎atlantistas, pero no pudo tener acceso a los que se hallaban en el hotel, defendido ‎personalmente por Khamis, el hijo más joven de Muammar el-Kadhafi. Khamis tenía su puesto ‎de mando en el sótano del hotel, cuyos ascensores habían sido previamente condenados. ‎Los yihadistas libios que posteriormente conformaron el “Ejército Sirio Libre”, bajo las órdenes de ‎Mahdi al-Harati y controlados directamente por militares franceses, asediaron el hotel durante ‎días, baleando a quien se aproximara a las ventanas

El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, aprobó en secreto la eliminación de Thierry ‎Meyssan. Hoy es miembro del Consejo Constitucional de Francia.

Finalmente, la Cruz Roja Internacional vino a sacarnos del hotel Rixos, con la capital libia ya en manos ‎de los mercenarios de la OTAN, y nos trasladó a otro hotel, donde ya se conformaba el nuevo ‎gobierno. En cuanto llegamos a aquel hotel, dos Guardianes de la Revolución iraníes ‎se presentaron a mí, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad y el vicepresidente Hamid ‎Baghaie los habían enviado para protegerme. Los dirigentes iraníes habían obtenido un ‎documento que contenía las decisiones adoptadas en una reunión secreta de la OTAN ‎en Nápoles (Italia) y en una de esas decisiones se precisaba que sería conveniente matarme ‎durante la toma de Trípoli. Aquel documento mostraba que el ministro francés de Exteriores, ‎Alain Juppé, amigo de mi padre, había participado en la reunión. Sin embargo, la oficina de Juppé ‎aseguró posteriormente que aquella reunión nunca existió y que aquel día el ministro estaba de ‎vacaciones. ‎

Creyendo el problema resuelto, los Guardianes de la Revolución regresaron a su país. Pero en ‎la capital libia circulaban pasquines con retratos de 12 personas “buscadas”: 11 libios y yo. ‎Un grupo de “rebeldes” llegó a registrar el hotel buscándome. Primero me salvó una periodista ‎de la televisora Russia Today, que me escondió en su habitación y se negó a permitir que los ‎‎“rebeldes” penetraran en ella. Otros colegas también me escondieron después, incluyendo una ‎periodista de la televisión francesa TF1. Al cabo de toda una serie de peripecias, durante ‎las cuales escapé a la muerte unas 40 veces, logré salir de Libia, como un boat people, junto a ‎unas 40 personas, en un pequeño barco de pesca que nos llevó a Malta… en medio de los ‎navíos de guerra de la OTAN. Cuando llegamos a La Valeta, la capital maltesa, el primer ‎ministro de Malta nos esperaba en el puerto, junto a los embajadores de los países de ‎las personas que llegaban de Libia en aquel barquichuelo, todos… menos el embajador ‎de Francia. ‎


El yihadista Mahdi al-Harati –aquí lo vemos besando en la frente ‎al presidente turco Erdogan– fue uno de los principales organizadores de la Flotilla de la ‎Libertad por Gaza y después fue sucesivamente cuadro del Grupo Islámico Combatiente ‎en Libia y del “Ejército Sirio Libre”. Contó con financiamiento de la CIA y fue formado ‎por Francia.

Cuando se inició en Siria la llamada «primavera árabe» –o sea, la operación secreta planeada ‎por los británicos para poner a la Hermandad Musulmana en el poder, como ya lo habían hecho ‎‎100 años antes con los wahabitas en Arabia Saudita–, regresé a Damasco para ayudar a quienes ‎me habían acogido cuando me vi obligado a salir de Francia. Y en Damasco también estuve ‎varias veces en peligro de muerte, pero allí había una guerra. No obstante, al menos una vez ‎fui blanco de un ataque directo de los yihadistas. Una de las veces que los “rebeldes” respaldados ‎por el presidente francés Francois Hollando trataron de tomar Damasco por asalto, mi domicilio ‎fue atacado directamente. El Ejército Árabe Sirio instaló un mortero en la azotea de ‎mi apartamento y los atacantes fueron rechazados. Eran al menos un centenar de yihadistas contra cinco soldados sirios ‎pero tuvieron que retirarse después de tres días de combate. Entre aquellos “rebeldes” no había ‎sirios sino pakistaníes y somalíes sin entrenamiento militar. ‎

Volví a Francia en 2020 para reunirme con mi familia. Varios amigos me habían asegurado que, ‎al contrario de sus dos predecesores –Nicolas Sarkozy y Francois Hollande–, el presidente ‎Emmanuel Macron no practica el asesinato político. Pero eso no significa que estoy enteramente ‎libre. La aduana francesa recibió una denuncia que aseguraba que el contenedor donde venían ‎mis pertenencias y las de mi compañero en realidad estaba lleno de explosivos y armas. ‎La aduana interceptó nuestro contenedor y envió 40 funcionarios para registrarlo. Todo fue una ‎operación montada por un servicio de inteligencia extranjero: la aduana francesa permitió que ‎una empresa privada se ocupara de volver a poner en el contenedor las pertenencias ya revisadas. ‎Aquello demoró dos días, durante los cuales nuestro contenedor fue saqueado. Los documentos ‎que traíamos desaparecieron en el proceso. ‎

Pero mi caso no es único. Cuando Julian Assange reveló la existencia del sistema Vault 7, que ‎permite a la CIA hackear cualquier ordenador o teléfono celular, también se convirtió en blanco ‎de los ataques de Estados Unidos. Con el consentimiento del Reino Unido, el director de la CIA, ‎Mike Pompeo, montó varias operaciones para secuestrar a Assange o asesinarlo. Cuando Edward ‎Snowden publicó el importante volumen de información que había acumulado sobre las violaciones de la ‎privacidad cometidas cotidianamente por la National Security Agency (NSA) estadounidense, todos ‎los países miembros de la OTAN se concertaron contra él. Francia incluso cerró su espacio ‎aéreo al avión del presidente boliviano Evo Morales porque Estados Unidos “suponía” que ‎Snowden podía hallarse a bordo. Hoy, Snowden vive como refugiado en Rusia. ‎

La Libertad ya no está en Occidente. ‎

Thierry Meyssan

20 noviembre 2021

Archivos JFK: El encubrimiento del asesinato del presidente



 Finian Cunningham

Strategic Culture Foundation

JFK Files: Cover-Up Continues of President’s Assassination                                (Todas las fotografías son interpuestas por el editor del blog) 

Viene de la PRIMERA PARTE

 

El asesinato del presidente John F. Kennedy hace 58 años ha sido descrito como el "crimen del siglo". Si los medios de comunicación estadounidenses y occidentales no pueden discutir este importante evento abierta y honestamente, y mucho menos investigarlo, entonces ¿qué dice eso sobre su credibilidad?


Tal negación sistemática de la realidad por parte de los medios de comunicación inflige un daño irreparable a su credibilidad. ¿Cómo pueden ser tomados en serio en cualquier otro asunto, ya sean afirmaciones de "intromisión rusa" o sobre la guerra en Siria, o las afirmaciones que justifican la agresión de Washington hacia Irán y Corea del Norte?

La asombrosa negación mediática sobre el asesinato de JFK es un síntoma del totalitarismo tácito que pasa por "democracia occidental".


Dallas Times Herald. Los Kennedy giran hacia Main Street en el centro de Dallas en dirección a Dealey Plaza. El hombre en la parte trasera de la limusina es el agente del Servicio Secreto Clint Hill.


La publicación (octubre 2017) de documentos secretos del gobierno sobre el asesinato del presidente Kennedy fue anunciada como un día de revelación y ajuste de cuentas. Más cerca de la verdad es que el impactante asesinato de Kennedy continúa siendo encubierto por el estado profundo de los Estados Unidos.


La premisa de "revelación y ajuste de cuentas" es absurdamente falsa e ingenua. La idea de que las autoridades estadounidenses "finalmente aclararían" lo que sucedió ese día en Dallas no solo es defectuosa. También crea la ilusión de que la controversia finalmente se ha resuelto, lo que supuestamente confirma la versión oficial de que Kennedy fue asesinado por un descontento solitario, Lee Harvey Oswald.

CNN informó la publicación de documentos oficiales de esta manera (NdelE"Trump releases some, but not all, JFK assassination records, 27 octubre 2017): "Más de 50 años después de que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado, los estadounidenses finalmente pueden obtener la contabilidad completa del gobierno de los Estados Unidos ... para sofocar las teorías de conspiración que durante mucho tiempo se han arremolinado en torno al asesinato".

El New York Times escribió (NdelEThe J.F.K. Files: Decades of Doubts and Conspiracy Theories, 25 octubre 2017): "El último tesoro de registros gubernamentales sellados que se publicarán" pondrá fin al "abuelo de todas las teorías de conspiración".

La evidencia y la verdad sobre el asesinato de Kennedy en Dealey Plaza, Dallas, el 22 de noviembre de 1963, ya está ahí fuera en el testimonio de docenas de testigos oculares que observaron el asesinato o que estuvieron presentes en las secuelas. La suposición de que la liberación de archivos secretos podría arrojar alguna luz está fuera de lugar. Pero la representación mediática de un "tesoro final" de documentos apuntala convenientemente la versión oficial de que cualquier otra explicación de lo que realmente sucedió es la de una "conspiración de manivela".

CNN y el New York Times, al igual que el resto de los principales medios de comunicación en los Estados Unidos, afirman que la publicación de documentos desclasificados confirma la narrativa oficial de que JFK fue asesinado a tiros por Lee Harvey Oswald disparando un rifle de francotirador desde el sexto piso del Depósito de la Librería de Texas sobre la caravana del presidente. Esa fue la conclusión original de la Comisión Warren, dirigida por el gobierno, que publicó su informe sobre el asesinato en 1964. Durante más de 50 años, los medios de comunicación estadounidenses han mantenido inquebrantablemente esa versión de los hechos, a pesar de la abundante evidencia de lo contrario.


Lo que los medios de comunicación han ignorado estudiosamente durante todos estos años es la evidencia y el testimonio de docenas de testigos que fueron excluidos de las audiencias de la Comisión Warren, o sus testimonios fueron distorsionados por los investigadores del FBI. Muchos de ellos murieron misteriosamente.

Uno de los mejores compendios sobre el asesinato de Kennedy es 'JFK and the Unspeakable' de James Douglass (2008). Otros títulos esenciales para los detalles sobre el asesinato, detalles que los principales medios de comunicación ignoran en gran medida, incluyen 'Crossfire' de Jim Marrs y 'Brothers' de David Talbot.

Entre los muchos testigos cruciales registrados a lo largo de los años, aquí abajo hay unos pocos seleccionados. Sus testimonios muestran que el asesinato de Kennedy fue el "crimen del siglo" mucho más oscuro de lo que los principales medios de comunicación jamás explorarían.


Disparo desde el frente, no desde la espalda


Viernes 22 de noviembre de 1963, poco después de las 12h30, se ha disparado el tercer tiro mortal.


El doctor Charles Crenshaw dirigió al personal médico del Hospital Dallas Parkland, donde el herido de muerte JFK fue trasladado minutos después de recibir un disparo. Crenshaw y casi otros 20 miembros del personal médico atendieron las heridas del presidente tratando de reanimarlo. Todos estos médicos testificaron que la herida fatal de Kennedy en la cabeza fue por un disparo de arma de fuego en la parte delantera del cráneo que resultó en un agujero de salida masivo en la parte posterior de su cabeza. Ese solo detalle contradice la afirmación oficial de que Oswald supuestamente disparó a JFK desde la retaguardia, como sostiene la Comisión Warren.

El disparo fatal debe haber venido del frente, lo que el famoso video amateur grabado por el transeúnte Abraham Zapruder cerca del Grassy Knoll también pretende mostrar. (En particular, un panel del Congreso, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos, concluyó en 1979 después de un nuevo examen de la evidencia de que había más de un tirador en Dealey Plaza. Pero este hallazgo nunca ha sido explorado a fondo por los medios de comunicación. ¿Por qué no?)

De importancia crítica, el Dr. Crenshaw y sus colegas médicos fueron presionados inmediatamente por el FBI y otras autoridades para suprimir sus observaciones iniciales. Fueron intimidados tácitamente para cambiar sus relatos para decir lo contrario: que la herida en la cabeza del presidente fue causada por un disparo desde la retaguardia. Crenshaw no fue invitado a testificar ante la Comisión Warren durante sus audiencias de un año. Dice que durante años después, él y el personal de Parkland se sintieron sutilmente intimidados para guardar silencio sobre su testimonio de los últimos momentos de Kennedy. Sin embargo, tres décadas más tarde, en 1992, el Dr. Crenshaw publicó ‘JFK and the Conspiracy of Silence’ (JFK y la conspiración del silencio). Irónicamente, se convirtió en un éxito de ventas en la lista de libros del New York Times, a pesar de una gran campaña mediática para desacreditar la experiencia médica de Crenshaw.

El capitán de corbeta William Bruce Pitzer estaba a cargo del Departamento Audiovisual del Hospital Naval Bethesda en Washington DC, donde los restos de Kennedy fueron trasladados horas después del tiroteo. Ahí fue donde se llevó a cabo la autopsia oficial, extrañamente, bajo la atenta mirada de altos mandos militares. Pitzer se encargó de filmar los restos del presidente. Como más tarde le confió a un colega, quien corroboró las imágenes de la película, la cabeza de JFK tenía una herida de salida masiva en la parte posterior del cráneo, tal como los médicos de Dallas habían mantenido inicialmente. Dos años más tarde, Pitzer fue encontrado misteriosamente muerto en su estudio con un revólver cerca. Le habían disparado en la cabeza. Se dijo oficialmente que su muerte fue un suicidio, lo que su viuda refutó. La película de los restos del presidente, que Pitzer había estado almacenando cuidadosamente, fue retirada de su estudio por una persona desconocida.

La afirmación de que Kennedy recibió un disparo desde el frente no es una teoría. La dirección del fuego fue presenciada por varias personas que estaban cerca de Grassy Knoll, el área de la cerca de empalizada a la que se acercaba la limusina de JFK mientras se alejaba del Texas Book Store Depository, más arriba en Elm Street. Si Oswald fue el tirador del depósito, como dice la narrativa oficial, entonces, ¿cómo podría Kennedy haber recibido un disparo mortal desde el frente?


Hombres del Servicio Secreto en Grassy Knoll


La cerca de madera en el Grassy Knoll, lugar desde el cual otro asesino disparó contra el Presidente, conforme algunas hipótesis.

Ed Hoffman, un joven sordomudo, estaba observando la caravana que se acercaba desde el paso elevado con vistas al nudo. Hoffman dice que vio una bocanada de humo que emanaba de donde un hombre armado estaba parado contra la cerca de la empalizada justo cuando se acercaba el automóvil del presidente. El tirador luego se movió rápidamente a las líneas de ferrocarril detrás del nudo donde arrojó su rifle a otro hombre vestido con monos de trabajo. El segundo hombre desmontó el rifle en un giro, lo metió en una bolsa de retención y procedió a caminar por la vía del tren lejos del nudo. El tirador luego caminó rápidamente de regreso a la cerca de la empalizada. Varios oficiales de policía en servicio ese día, que inmediatamente corrieron hacia el nudo al escuchar los disparos, informaron que fueron confrontados por hombres que pretendían ser agentes del servicio secreto. El testimonio de Ed Hoffman fue ignorado por los investigadores del FBI cuando se presentó voluntariamente. Pero su relato fue verificado por un operador ferroviario llamado Lee Bowers, quien también observó el tiroteo desde el Grassy Knoll desde el punto de vista de una torre de control en la que estaba trabajando. Bowers testificó su observación al respetado investigador y autor de JFK Mark Lane. Cuatro meses después, en 1966, Bowers murió en un accidente automovilístico. Este destino de muerte prematura ha conocido a varias otras personas que hablaron sobre las circunstancias del tiroteo que no encajaban con la narrativa de la Comisión Warren.

Otro testigo en el Grassy Knoll fue un joven soldado fuera de servicio, Gordon Arnold. Años más tarde, después de reunir el coraje, testificó que sintió la descarga de dos tiros disparados desde muy cerca mientras tomaba fotos de la caravana que pasaba. Gordon dijo que se agachó para cubrirse, y antes de que se diera cuenta, dos hombres se posaron sobre él, uno sosteniendo un rifle y vestido con un uniforme de policía, que le exigió que vaciara la cámara de su película. Arnold guardó silencio sobre su historia durante años por temor a su vida.


Jack Ruby no fue un asesino al azar de Oswald


Jack Leon Ruby, nombre real Jacob Leon Rubenstein, su ficha policial tras asesinar a Oswald, a la derecha, Ruby en 1966 durante una audiencia judicial.
 

Muchos investigadores independientes serios han cuestionado el informe de la Comisión Warren por estar plagado de anomalías, aparte de su exclusión de testigos clave. Uno de los defectos evidentes en los hallazgos de Warren es que Lee Harvey Oswald supuestamente actuó solo, y que no tenía conexión con Jack Ruby, el dueño de un club nocturno conectado a la mafia que mató a tiros a Oswald mientras estaba bajo custodia en la estación de policía de Dallas, dos días después de que Kennedy fuera asesinado.

Rose Cheramie trabajó en el club Ruby's Dallas. Antes de su muerte en un extraño accidente de tráfico en 1965, Cheramie afirmó que Ruby y Oswald se conocían desde hace años. Ella dijo que Oswald a menudo llamaba al club donde se sentaba en la mesa de Ruby.

Julia Ann Mercer estaba atrapada en el tráfico en Dealey Plaza la mañana del asesinato, a las 11 de la mañana, una hora y media antes de que llegara la caravana del presidente. Ella notó que un hombre salía de una camioneta estacionada debajo del Grassy Knoll y que este hombre llevaba lo que parecía ser un rifle oculto mientras avanzaba hacia el área de la cerca de la empalizada. Por curiosidad, Mercer rodó su automóvil junto al vehículo estacionado y miró al conductor directamente a la cara. Era Jack Ruby. Ella no conocía a Ruby en ese momento. Solo unos días después, cuando su infame tiroteo de Oswald en la estación de policía llegó a los titulares internacionales, Mercer reconoció la cara de Ruby. Su testimonio fue distorsionado por los investigadores del FBI. Fue solo cuando Mercer habló más tarde con varios investigadores independientes que su identificación crucial de Ruby en la escena salió a la luz, aunque no en una luz de los medios de comunicación.

Otros testigos corroboran aún más la verdadera conspiración que se encuentra detrás del asesinato de JFK. La palabra "conspiración" no se usa aquí en el sentido peyorativo para degradar. Transmite el significado literal de una trama organizada.

¿Cuál era esa trama? Como James Douglass y otros han reunido de manera convincente, después de su elección en 1960 JFK fue visto cada vez más por el estado profundo de los Estados Unidos como un "presidente deshonesto". Se oponía firmemente a la carrera armamentista desplegada contra la Unión Soviética y quería perseguir el desarme nuclear serio y radical con el líder ruso Nikita Khrushchev. La crisis de los misiles cubanos de 1962 había sacudido a JFK sobre los peligros de una guerra mundial nuclear. Kennedy también quería normalizar las relaciones con Fidel Castro de Cuba después de la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos liderada por la CIA en 1961, por la cual el presidente prometió que "rompería la agencia en mil pedazos". Despidió al director de la CIA, Allen Dulles, por el fiasco. Irónicamente, Dulles más tarde sería nombrado miembro de la Comisión Warren de siete miembros, supuestamente encargada de descubrir la verdad detrás del asesinato de Kennedy.

Además, JFK había llegado a la conclusión de que la inminente guerra de Vietnam sería un desastre. En el verano de 1963 estaba preparando órdenes para la retirada militar estadounidense. Ese movimiento era una amenaza formidable para las enormes ganancias anticipadas para el complejo industrial militar si la guerra se intensificaba, lo que hizo después de la muerte de Kennedy.

En el apogeo de la Guerra Fría, Kennedy fue visto como poco más que un traidor por los aparatos militar-seguridad y como un obstáculo para los intereses económicos creados del complejo militar-industrial del Pentágono. En resumen, tuvo que ser eliminado por la "acción ejecutiva".


La CIA tenía el motivo para despedir a Kennedy. También tenía los medios. Los asesinos a sueldo de la CIA a menudo provenían de las filas del hampa criminal, la mafia y los exiliados cubanos de extrema derecha que vivían en Miami. Este acuerdo ofrece una "negación plausible".


Domingo 24 de noviembre de 1963, Jack Ruby dispara a Oswald en el Departamento de Policía de Dallas.

Jack Ruby, que durante mucho tiempo había sido un mafioso, un pistolero de la CIA y un solucionador fue reclutado en la planificación de meses del complot para emboscar al presidente. (NdelE: el texto original en inglés utiliza la palabra fixer, que en el contexto de la investigación significa "alguien que tiene la habilidad de organizar las cosas que suceden, a veces de una manera deshonesta / experto en el manejo de situaciones difíciles". (Definición de fixer del Cambridge Businnes English Dictionary).


Oswald, el agente de la CIA que se convirtió en chivo expiatorio

Entonces, ¿cuál fue la conexión de Oswald? El ex marine estadounidense de 23 años había sido reclutado a fines de la década de 1950 por la CIA cuando fue enviado a una base de aviones espía U2 en Japón. Llegó a dominar el ruso y luego "desertó" a la Unión Soviética. Parece que la KGB no tomó en serio a Oswald como un posible agente confiable. Luego regresó a los Estados Unidos en 1962, aparentemente por su propia voluntad. Significativamente, para un ciudadano estadounidense que había renunciado a su país y desertado a la Unión Soviética, Oswald y su esposa rusa no fueron sometidos a ninguna recriminación a su regreso a los Estados Unidos. De hecho, parece que se les dio un generoso patrocinio para encontrar alojamiento, trabajo y conexiones.

Oswald, quien se vio inmerso en actividades políticas cubanas a favor y en contra de Castro en los Estados Unidos, se vio envuelto en el complot para asesinar a Kennedy. No está claro cuánto sabía Oswald de la participación de la CIA o de los verdaderos objetivos de la agencia. Pero la evidencia sugiere que también estaba trabajando como informante para el FBI para alertarlos del complot para matar al presidente. Oswald estaba fuera de su realidad. Probablemente no se dio cuenta que era un peón, de lo poco que era en una trama nefasta mucho más grande.


Lee Harvey Oswald, fichado por la policía de Dallas el 23 de noviembre de 1963

Su estrecha participación con los conspiradores como un bit-player (NdelEuna persona con un papel muy pequeño en algo) explica cómo era un asociado de Jack Ruby. Cuáles son las verdaderas intenciones de Oswald no están claras. Trágicamente, puede haber tenido una creencia fuera de lugar de que su papel como informante del FBI estaba tratando de salvar al presidente.

Al final, trágicamente, Oswald se convirtió en el chivo expiatorio del asesinato. La afirmación de que disparó un rifle desde el Depósito de Libros Escolares de Texas con tres disparos en cuestión de segundos y golpeó al presidente dos veces, como sostiene la Comisión Warren, desafía la credibilidad. Además, según el informe de Warren, una de esas balas supuestamente salió del cuello de Kennedy y luego golpeó al gobernador John Connally que viajaba frente a la limusina. El Dr. Crenshaw y los otros médicos del Hospital Parkland dijeron inicialmente que la herida en el cuello de Kennedy (además de la lesión fatal en la cabeza) era una herida de entrada, otro indicador de que los disparos en realidad se dispararon desde el frente, no desde la espalda como sostiene la Comisión Warren. Eso no quiere decir que no se hicieran disparos de fuego desde el depósito. Los testigos dicen que escucharon disparos y vieron a un hombre armado en la ventana superior. Pero eso habla más del elaborado complot de la CIA para incriminar a Oswald, quien en semanas recientes antes de la visita de Kennedy a Dallas se empleó en el depósito.

Menos de una hora después de que el presidente fuera baleado, Oswald entró apresuradamente en una sala de cine. El testigo Jack Davis dijo que notó a Oswald actuando de manera extraña, sentado al lado de individuos, luego levantándose inquietamente y sentándose de nuevo junto a otro espectador, ¡esto en un teatro casi vacío! "Era obvio que estaba buscando a alguien", recordó Davis. Es razonable especular que Oswald estaba buscando un contacto del FBI con quien se le instruyó que se conectara en un falso arreglo. Oswald nunca conoció a su "contacto". Los conspiradores lo dejaban afuera para colgarlo y secarlo.

Otro cliente del cine, George Applin, contó cómo cuando los agentes de policía arrestaron a Oswald, Applin amablemente aconsejó a otro hombre sentado que se moviera a la parte trasera de la sala de cine, lejos del problema. El hombre miró con indiferencia a Applin, ignoró su consejo, se quedó sentado en su asiento y luego procedió a observar atentamente el arresto de Oswald. Días después, Applin reconoció que el rostro de Jack Ruby era el del hombre de la sala de cine. Evidentemente, Ruby esperaba que los oficiales de policía dispararan a Oswald en el acto en su arresto, especialmente porque su colega el oficial JD Tippit acababa de ser asesinado a tiros minutos antes, supuestamente por Oswald huyendo del asesinato del presidente. Resultó que los oficiales que lo arrestaron no mataron a Oswald en el cine, y le tocaría a Ruby hacer un seguimiento dos días después en la estación de policía de Dallas.

Hay muchos otros testigos clave de los eventos que rodearon el asesinato de JFK, registrados en los libros de referencia citados anteriormente, entre otras fuentes. Todos estos testigos fueron ignorados por los principales medios de comunicación, o excluidos y distorsionados por la Comisión Warren, o fueron intimidados de hablar públicamente.


Organización estatal de asesinatos


Plano de la Plaza Dealey y la ruta de la comitiva presidencial. 

Otra historia crucial es la del sargento de la Fuerza Aérea Robert Vinson. El viernes del asesinato, por pura casualidad, tomó un viaje no programado a bordo de un avión de carga militar C-54 sin distintivo, regresando de Washington DC a su casa cerca de Colorado Springs. Durante el vuelo en el que fue el único pasajero, los pilotos anunciaron la muerte del presidente. El avión luego viró hacia otro destino tácito. Cuando aterrizó en una franja áspera, el sargento Vinson reconoció el horizonte de la ciudad como Dallas. Era media tarde. Durante la breve parada, los motores del avión no se apagaron. Dos hombres abordaron. El avión luego despega, aterrizando finalmente en la base aérea de Roswell, Nuevo México. Fue solo cuando Vinson finalmente llegó a casa el domingo, viendo las noticias de última hora en la televisión con su esposa, que reconoció la cara del hombre acusado de ser el asesino del presidente, Lee Harvey Oswald. Era la misma apariencia facial que uno de los dos hombres que abordaron en Dallas.

La experiencia de Vinson confirma lo que muchos otros testigos han sostenido. Que en el complot para matar a JFK e incriminar a Oswald, había un doble de Oswald, un impostor cuya tarea era incriminar al chivo expiatorio. El doble fue utilizado para establecer un rastro de evidencia que pretendía incriminar a Oswald como un descontento cubano o soviético. Esto explicaría los extraños encuentros en las embajadas cubana y soviética en la Ciudad de México solo unas semanas antes del asesinato de Dallas. Durante esos encuentros, el impostor Oswald proclamó dramáticamente su lealtad comunista. Significativamente, los registros soviéticos muestran que la persona que dice ser Oswald hablaba muy mal ruso, mientras que se sabe que el verdadero Oswald hablaba con fluidez el idioma.

Durante años, el sargento Vinson fue sutilmente intimidado por la CIA para guardar silencio sobre su vuelo accidental a bordo del avión de carga sin distintivos. Sin embargo, Vinson se presentó años más tarde para contarles a los investigadores sus ideas sobre el complot para matar a Kennedy. También testificó que el avión en el que viajaba no estaba completamente sin marcar. En la sección de cola, el avión llevaba la insignia de la CIA.

Pero quizás el testigo clave absoluto en todo esto fue el propio Lee Harvey Oswald. Sus últimas palabras gritadas en desafío en la estación de policía de Dallas fueron: "¡Solo soy un patsy!" (chivo expiatorio).

Convenientemente, Oswald fue silenciado por la mafia, Jack Ruby, conectado a la CIA, antes de que pudiera contar su versión de la historia en un tribunal de justicia. Oswald, sin duda, podría haber levantado una tapa muy inquietante sobre quién realmente estaba orquestando el asesinato del presidente.


Dos fotografías del depósito de libros de Dealey mostrando el sexto piso. La foto de la derecha, supuestamente, fue tomada segundos después de los disparos donde se puede ver una persona arriba a la derecha del edificio (Haga click sobre la imagen para mayor resolución)


Cambio de régimen al estilo estadounidense

La historia del asesinato de JFK es una de asesinato patrocinado por el estado llevado a cabo por la estructura de poder del estado profundo en los Estados Unidos. Fue un golpe de Estado contra un presidente elegido por el pueblo, a quien el Estado Profundo veía como un enemigo de sus objetivos para la guerra y las intrigas extranjeras.

Fue un golpe impactante y brutal contra la democracia, un "cambio de régimen", entregado no en algún país lejano, sino en casa en los Estados Unidos.

Tal fue la elaborada conspiración para asesinar al presidente, que involucró a asesinos a sueldo y servicios secretos, así como la complicidad de las fuerzas policiales, el FBI, el ejército, el poder judicial y los medios corporativos, que los conspiradores detrás del asesinato de JFK tuvieron que posicionarse en el nivel más alto del gobierno de los Estados Unidos: el estado profundo.

58 años después del asesinato de Kennedy por el aparato estatal de Estados Unidos, el encubrimiento continúa en forma de una publicación inútil de "documentos secretos". Y, adecuadamente, los principales medios de comunicación declaran que esta "revelación" es la solución final del asunto, que pone fin a las "teorías de conspiración". La complicidad de los medios de comunicación puede deberse simplemente a una incapacidad o renuencia a cuestionar la narrativa oficial. Esto es lo que queremos decir con "totalitarismo tácito": una voluntad de creer en el pensamiento adoctrinado, como la falsa conclusión de la Comisión Warren.

No es de extrañar que el público estadounidense, que las encuestas han demostrado consistentemente que no cree en la narrativa oficial de la Comisión Warren, y que de hecho cree en cambio que JFK fue asesinado en un complot nefasto, no es de extrañar que el público tenga una creciente desconfianza y desprecio por los medios corporativos por ser deshonestos y poco confiables.

Los mismos medios de comunicación han estado tratando de calumniar a Rusia por interferir en la democracia estadounidense. Los mismos medios de comunicación también han tratado de ocultar el terrorismo patrocinado por el estado estadounidense en Siria para derrocar al gobierno allí, tal como lo hizo cuando derrocó al gobierno en Libia en 2011 y mató al líder del país, Muammar Gaddafi. Y muchas otras operaciones ilegales de cambio de régimen llevadas a cabo por Estados Unidos y sus aliados occidentales, presentadas como nobles esfuerzos para "defender la democracia", "luchar contra el terrorismo" o "proteger los derechos humanos".

En una era en la que tales medios de comunicación de masas impulsados comercialmente pontifican sobre las "noticias falsas" perpetradas por otros, es aún más irritante que la acusación provenga de los mismos medios que se especializan en masivas y falsas noticias y narrativas.


El asesinato estatal de JFK en Estados Unidos en 1963 y el encubrimiento de décadas es quizás la mayor condena del fraude que son los medios de comunicación estadounidenses. El día en que el presidente fue asesinado fue también el día en que las pretensiones estadounidenses de democracia recibieron un golpe mortal.

 


Finian Cunningham


Nota final del editor del blog


JFK REVISADO

Tras el polémico JFK  (película de 1991) de Oliver Stone, atacado duramente por el establishment y la "prensa libre", el versado director presenta un nuevo documental "JFK Revisited: Through the Looking Glass" (JFK revisado: a través del espejo) (2021), transmitido por Showtime, en que vuelve a repasar el caso de magnicidio brindando una teoría coherente contraria a la línea oficial del asesinato y, sobre todo, confronta la  obstrucción  de  quienes se aferran en la historia 'oficial' de la "Comisión Warren" como una verdad incuestionable

Es predecible que el establishment ignorará JFK Revisited, pero quien desee entender como opera el gobierno de los Estados Unidos y lo dispuesto que está hacer para conservar su control del poder, debería verlo. La película original dura cuatro horas, que en versión completa aparecería en 2022 (el documental se presenta en dos horas). JFK Revisited inicia con el discurso de Kennedy en la American University (Washington DC), junio de 1963, exponiendo su visión pacífica de la nueva política exterior de Estados Unidos, la lucha entre Kennedy y el establishment político (el discurso está disponible en YouTube). La comunidad de inteligencia y el Pentágono tenían ya en acción una agenda diferente y nefasta... La CIA se adelantó y lo eliminó en Dealey Plaza, el 22 de noviembre de 1963, es una de las conclusiones del nuevo documental.

Es gratificante recordar que una consecuencia favorable del film JFK de Stone (1991) fue la aprobación en 1992 de "The President John F. Kennedy Assassination Records Collection Act" (Ley de Recopilación de Registros del Asesinato del Presidente John F. Kennedy) y la creación y financiamiento de "The Assassination Records Review Board" (Junta de Revisión de Registros de Asesinatos).

El documental complementa las investigaciones de James W. Douglass "JFK and the Unspeakable" (JFK y lo indecible); "Case Closed" (Caso Cerrado) de Gerald Posner; "Crossfire" (Fuego Cruzado) de Jim Marrs; "Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years" (Hermanos: La historia oculta de los años de Kennedy) de David Talbot; "Last Word: My Indictment of the CIA in the Murder of JFK" (Última palabra: mi acusación contra la CIA por el asesinato de JFK) de Mark Lane.


       JFK Revisited - Trailer

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