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14 septiembre 2023

Cuando Gran Bretaña rechazó la "Paz Hitleriana"



Viene de la Parte I

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler


Introducción por el editor del blog

Un resumen de varias investigaciones sobre el Duque de Windsor (ex Rey Eduardo VIII)

Un valioso documento histórico fue presentado por Columbia Broadcasting System -CBC- cadena de televisión abierta estadounidense en noviembre de 2022 y una sinopsis en su página web: "Los historiadores creen que el duque de Windsor colaboró ​​activamente con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial".

El duque de Windsor abdicó al trono en 1936 (para casarse con la estadounidense Wallis Simpson), no tenía un año de haber sido coronado Rey Eduardo VIII. El interesante documental "Edward VIII: Britain's Traitor King" presentó documentos sobre presuntos tratos del duque con los nazis durante la guerra y concluye que esas actividades fueron encubiertas por el gobierno británico después de la guerra hasta el presente.

Anna Pasternak, autora de "The American Duchess: The Real Wallis Simpson", señala: "Aquí hay un ex rey que fue exiliado de Gran Bretaña. Hubo mucho dolor, rabia, malentendidos. Eso influyó mucho en por qué y cómo se comportó. Era completamente egoísta... Como podrían sugerir muchos de los documentos, el duque estaba terriblemente abierto a Alemania y a lo que sentía que los alemanes podían ofrecerle".



En la gira de 1937 por Alemania el duque y la duquesa de Windsor culminó con una cobertura mundial de fotografías de ellos con Hitler, acto sumamente vergonzoso e inaceptable para la familia real. En octubre de 1937 el duque escribió una carta en alemán, agradece a su anfitrión Hitler: " Al Führer y (canciller), la duquesa de Windsor y yo queremos agradecerles sinceramente. Nuestro viaje por Alemania nos ha causado una gran impresión. Muchas gracias a ustedes por el tiempo maravilloso que pasamos contigo en el Obersalzberg", (Andrew Lownie, "Traitor King: The Scandalous Exile of the Duke & Duchess of Windsor". 

Mayo 1939, Gran Bretaña está al borde de la guerra, el duque grabó un mensaje para el público británico desde su oficina en Francia. La BBC se negó a transmitirla y archivó la cinta con una tarjeta de referencia que decía: "IMPORTANTE: No se transmitirá". Decía en lo primordial: "Gran Bretaña debería hacer todo lo posible para llegar a un acuerdo con la Alemania nazi". Por su lado, los nazis usaban al duque de Windsor para su propia propaganda. Cuatro meses después estalló la guerra. Se asegura que Hitler había arreglado que el duque se traslade seguro desde su residencia en Francia a través de España rumbo a Portugal.

En los últimos días de la guerra, los aliados capturaron millares de archivos alemanes enterrados en los bosques de Alemania, un lote de esos conocido como "los archivos de Marburg" contiene correspondencia entre agentes del entorno del duque de Windsor y la Alemania nazi, se trataba de comunicaciones entre el Ministerio de Asuntos Exteriores en Berlín y los agentes del servicio secreto alemán, refieren a la participación del duque con el régimen nazi (se suponía que esos documentos debían ser destruidos al final de la guerra). 

En los archivos de Marburg, un cable de alto secreto del embajador alemán en Lisboa a Berlín decía: 


"(El duque de Windsor) está convencido de que si hubiera permanecido en el trono se habría evitado la guerra, y se caracteriza por ser un firme partidario de un arreglo pacífico con Alemania. El duque definitivamente cree que los bombardeos severos continuos prepararían a Inglaterra para la paz".


Andrew Lownie, autor de "Traitor King: The Scandalous Exile of the Duke & Duchess of Windsor" dice al respecto: "Aquí está el ex rey de Gran Bretaña diciendo que si bombardeas Gran Bretaña, bombardeas a su familia, bombardeas a su país, esa es la mejor manera de llevarlos a pedir la paz. Está bastante preparado para llegar a esos extremos con el fin de lograr su objetivo... Es escalofriante y siniestro, francamente, es muy impactante". 



Cuando se publicaron en 1957, la Oficina de Su Majestad emitió un comunicado. Decía: "El duque fue sometido a fuertes presiones de muchos sectores para que permaneciera en Europa, donde los alemanes esperaban que ejerciera influencia contra la política del gobierno de Su Majestad. Su Alteza Real nunca vaciló en su lealtad a la causa británica... Los registros alemanes son necesariamente una fuente muy contaminada. La única evidencia firme que proporcionan es lo que los alemanes estaban tratando de hacer en el asunto y cuán completamente fracasaron en hacerlo". 

Según Lowie, posteriormente Winston Churchill, el duque de Windsor y otros pactaron acabar con esta historia. "Todo este episodio está completamente extinguido del registro. Este es solo otro ejemplo clásico de nuestra historia siendo censurada". El duque de Windsor pasó 35 años en el exilio. Nunca más vivió en Gran Bretaña. "Él nunca volvió a este país", dice Sara Morrison, una amiga de la familia del duque. "Y ahí tal vez radica toda la verdad". 

A pesar de las evidencias, seguimos cuestionándonos con la pregunta: ¿Era Eduardo VIII un simpatizante nazi? Lamentablemente sigue siendo una importante hipótesis ya que la Casa Real Británica mantiene su negativa a desclasificar los Archivos Reales, sobre todo la correspondencia con sus familiares y parientes alemanes vinculados al nazismo; no obstante, historiadores e investigadores independientes van atando cabos con la revisión de muchos archivos abiertos en todo el mundo. No es de extrañar que reportes de inteligencia alemanes, rusos, españoles y otros confirman que miembros de la familia real británica estaban mucho más cerca de la Alemania nazi de lo que se ha querido reconocer.


Fuentes de inteligencia, en 1940, informaron sobre negociaciones con Hitler para formar un nuevo gobierno inglés y concluir una paz con Alemania, que debía avalar una alianza militar contra la URSS.


No hace mucho se descubrió una carta mecanografiada de Joachim von Ribbentrop, escrita en enero de 1946, pidiendo ayuda al ex rey Eduardo VIII para que testifique a su favor en los juicios de guerra de Nuremberg (la carta es de cinco páginas y salió a subasta).

Eduardo VIII o, posteriormente, Duque de Windsor, tenía vínculo sanguíneo con el duque alemán, Carl Eduard Herzog von Sachsen-Coburg und Ghotamuy cercano al poder nazi. El duque Carl Eduard fue el anfitrión del Duque de Windsor en su gira alemana de 1937. Carl Eduard fue encarcelado y juzgado tras la guerra, nunca volvió a ver a su pariente el duque de Windsor, falleció en Alemania en 1954. El duque von Sachsen-Coburg und Ghota al parecer nunca supo que su adorado Führer lo quería muerto al final de la guerra. "En abril de 1945, los descifradores de códigos en Bletchley Park se encontraron con un telegrama de Hitler, que decía: "El Führer concede importancia al duque de Coburg, sin que en ningún caso caiga en manos enemigas". Esta fue una de las famosas "órdenes Nerón" de Hitler, una sentencia indirecta de muerte". Los secretos que Hitler y Coburg compartían parecían ser tan importantes que necesitaban ser ocultados a la vista del público, afirma Karina Urbach en su libro "Go-Betweens for Hitler", publicado por Oxford University Press (2015).


El duque alemán Karl Eduard Herzog von Sachsen-Coburg und GothaObergruppenführer de las SA y la NSFK, fue el cuarto y último duque de Sajonia-Coburgo y Gotha, dos ducados alemanes. También era nieto de la reina Victoria y del príncipe Alberto en línea paterna, por lo que también fue príncipe del Reino Unido y ostentaba el título de duque de Albany (su padre fue Leopoldo de Albany). Fue el mayor de los sobrevivientes varones de la reina Victoria. Karl Eduard (o Carlos Eduardo) de Sajonia-Coburgo-Gotha contrajo matrimonio (convenido con su tío el Kaiser Guillermo II) con la nieta del Kaiser, la princesa Victoria Adelaida de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg. Se afilió al partido nazi en 1935, con el rango de Obergruppenführer de las SA, miembro del Reichstag (1937-1945), presidente de la Cruz Roja Alemana (1933-1945). Por orden de Hitler fue presidente de la Sociedad de Amistad Anglo-Germana en 1936. Anfitrión de Eduardo VIII (duque de Windsor) durante su visita a Alemania en 1937. Al finalizar la guerra el duque Karl Eduard fue arrestado y encarcelado. En 1946 fue sentenciado por un tribunal de desnazificación. Los soviéticos confiscaron gran parte de sus propiedades en su zona de ocupación. Murió en 1954. 

T. Andino



*****

Gran Bretaña rechaza la"Paz Hitleriana"

por Nikolay Starikov 

Adaptación de Oriental Review


Dos semanas después del traicionero ataque de Gran Bretaña contra la marina francesa, el mundo ya estaba discutiendo un evento muy diferente. El 19 de julio de 1940, Adolf Hitler subió al podio del Reichstag alemán. En esa sala se sentaron no solo los miembros del parlamento alemán, sino también los generales, los líderes de las SS y los diplomáticos, la crema del Tercer Reich. Todos escucharon ansiosamente a su Führer. ¿Y de qué estaba hablando? Sobre el brillante éxito del ejército alemán que había aplastado a Francia con una velocidad tan increíble. 

Pero entonces Hitler volvió a hablar... sobre la paz. No sobre la idea abstracta de "paz mundial", sino sobre un tipo muy particular de paz con el poder mundial que encarnaba ese ideal. Hitler, un anglófilo, estaba en la cima de su celebridad cuando hizo su obertura de paz a Gran Bretaña. El vencedor estaba ofreciendo paz a los vencidos. El discurso de Hitler, que estaba siendo traducido al inglés por un intérprete mientras hablaba, dio la vuelta al mundo.


Berlín, 19 de julio 1940, Hitler pronuncia el discurso ante el Reichstag

 

"Desde Gran Bretaña escucho ahora un solo grito, no del pueblo sino de los políticos, ¡de que la guerra debe continuar! No sé si estos políticos ya tienen una idea correcta de cómo será la continuación de esta lucha. Es cierto que continúan con la guerra y que, incluso si Gran Bretaña pereciera, continuarían desde Canadá. Apenas puedo creer que quieran decir con esto que el pueblo de Gran Bretaña debe ir a Canadá. Presumiblemente sólo aquellos caballeros interesados en la continuación de su guerra irán allí. La gente, me temo, tendrá que permanecer en Gran Bretaña y... ciertamente mirarán la guerra con otros ojos que sus supuestos líderes en Canadá.

Créanme, caballeros, siento un profundo disgusto por este tipo de político sin escrúpulos que destruye naciones enteras. Casi me duele pensar que debería haber sido seleccionado por el destino para asestar el golpe final a la estructura que estos hombres ya han tambaleado... Señor Churchill... sin duda ya estará en Canadá, donde ya se han enviado el dinero y los hijos de aquellos principalmente interesados en la guerra. Para millones de otras personas, sin embargo, comenzará un gran sufrimiento. El señor Churchill tal vez, por una vez, debería creerme cuando profetizo que un gran Imperio será destruido, un Imperio que nunca fue mi intención destruir o incluso dañar ...

En esta hora siento que es mi deber ante mi propia conciencia apelar una vez más a la razón y al sentido común en Gran Bretaña tanto como en otros lugares. Me considero en posición de hacer este llamamiento, ya que no soy el vencido que pide favores, sino el vencedor que habla en nombre de la razón.

No veo ninguna razón por la que esta guerra deba continuar".

(William Shirer, The Rise and Fall of the Third Reich, p.677)

VER: Discurso completo de Adolf Hitler ante el Reichstag - 19 julio 1940 -


El 22 de julio de 1940, el secretario de Asuntos Exteriores británico, Lord Halifax, pronunció un discurso rechazando el llamado de Hitler a la paz. Este país tan idolatrado por Adolf Hitler, esta potencia mundial, esta alianza que consideraba excepcionalmente prometedora y útil para Alemania, había rechazado una vez más su mano extendida. Era un callejón sin salida. No para el Estado alemán, que había pagado un precio tan pequeño para llegar a ser tan poderoso. Fue un callejón sin salida para el político Adolf Hitler, que anhelaba apasionadamente destruir el comunismo y construir una nueva potencia mundial, pero que en cambio había firmado un tratado de paz con los bolcheviques y estaba luchando contra aquellos que habían construido un imperio ejemplar mucho antes de que él naciera. Un imperio que el propio Hitler siempre había idealizado. "Admiro a los ingleses. Como colonizadores, lo que han logrado no tiene precedentes", señaló el führer en una de sus muchas declaraciones sobre las virtudes del colonialismo británico.


Pero, ¿qué pasa con la Operación León Marino? ¿Qué hay del despiadado bombardeo de Londres? ¿Qué hay de la Batalla de Gran Bretaña que se libró en los cielos? ¿No puede todo eso ser visto como una prueba de la lucha inglesa contra los nazis y del deseo de Hitler de conquistar las Islas Británicas?


No, no puede. Toda esa "pelea" fue simplemente un pequeño episodio en comparación con el drama sangriento posterior en el Este.


         Hitler y Himmler en Nuremberg (foto archivo / Hugo Jaeger)

Empecemos por el principio. 

El 13 de julio de 1940, seis días antes de su discurso de "Paz" en el Reichstag, el Führer emitió la Directiva No. 16: "desarrollar planes contra los británicos". Esta directiva comenzó con la declaración: "Inglaterra, a pesar de la desesperanza de su posición militar, hasta ahora se ha mostrado poco dispuesta a llegar a ningún compromiso". Conscientes de la actitud deferente de Hitler hacia los británicos y su extrema renuencia a luchar contra ellos, los generales alemanes no pusieron mucho esfuerzo en la redacción de la Operación León Marino. Confiaban en que ninguna tropa alemana desembarcaría en Inglaterra. (Peter Fleming. Operación León Marino: El complot de Hitler para invadir Inglaterra. Pág. 15)

El General Gerd von Rundstedt dijo a los investigadores aliados en 1945 que "la invasión propuesta de Inglaterra era una tontería, porque no había barcos adecuados disponibles... Consideramos todo el asunto como una especie de juego... Tengo la sensación de que el Führer nunca quiso invadir Inglaterra"Su colega, el general Günther Blumentritt, también afirmó que entre ellos, los generales alemanes consideraban que la Operación León Marino era un farol. Prueba de ello fue la decisión de Hitler de disolver 50 divisiones y transferir otras 25 al cuerpo en tiempos de paz.

En agosto de 1940, el periodista estadounidense William Shirer llegó a las orillas del Canal y no encontró signos de preparación allí para ninguna invasión de las Islas Británicas. Incluso los plazos de Hitler para preparar al ejército alemán para un ataque contra Inglaterra se retrasaron del 15 al 21 de septiembre, luego al 24 y finalmente al 12 de octubre. Pero en lugar de una orden de desembarco, un documento muy diferente se materializó ese mismo día: "El Führer ha decidido que desde ahora hasta la primavera, los preparativos para el 'León Marino' continuarán únicamente con el propósito de mantener la presión política y militar sobre Inglaterra". (William Shirer)



Nota del editor del blog: Sobre "Unternehmen Seelöwe", "Sea Lion" o "León Marino". Era lógico que Alemania, como cualquier país del mundo, llevara a cabo un plan de guerra contra un potencial enemigo y los británicos lo eran, son ejercicios de guerra para caso de un conflicto armado y están previstos siempre como planificación estratégica a largo plazo. Desde esa perspectiva podemos comprender la hipótesis planteada por el autor de esta investigación documental, el libro de Nikolay Starikov "Who Made Hitler Attack Stalin" (San Petersburgo, 2008), adaptado y traducido en forma de artículos como "Britain – Adolf Hitler’s star-crossed love" (2015). Leon Marino fue presentado oficialmente a Hitler. Incluso se elaboraron listas de personalidades británicas que debían ser detenidas tras la invasión por las temibles SS y sus aparatos de seguridad, se designaron los mandos SS que debían imponer el orden en suelo británico ocupado... de llegar a darse la hipotética invasión. Una buena referencia a estos planes puede ser consultado aquí: Operación "León Marino", lo que nunca fue)


Entonces, ¿bajo qué luz debemos ver la famosa Batalla de Gran Bretaña? ¿Por qué Hitler dio la orden de comenzar a bombardear activamente las islas? Para comprender adecuadamente la estrategia de Hitler, primero hay que entender sus objetivos. No tiene ningún deseo de luchar contra Inglaterra, pero el Imperio Británico se niega a firmar un tratado de paz. ¿Qué debe hacer el líder de Alemania en tal situación? O acepte las condiciones inglesas (lo que sería una concesión estúpida y totalmente inaceptable para cualquier vencedor) o trate de persuadirlos para que hagan la paz. Pero sólo quería persuadirlos, no aplastarlos o destruirlos. Porque incluso si las tropas alemanas desembarcaran con éxito en las costas inglesas, esto sería de poca utilidad para Hitler. Si las islas fueran ocupadas, la familia real y los aristócratas británicos simplemente se subirían a los buques de guerra y se dirigirían a Canadá, sin rendirse ni firmar un tratado de paz. ¿Y entonces qué? La guerra que se avecinaba parecía interminable para Alemania, porque, como hemos dicho, los alemanes prácticamente no tenían armada. ¿De qué les serviría ocupar Inglaterra? Nada bueno en absoluto. Pero Hitler se aferró a sus jirones de esperanza de que haciendo un gran espectáculo de preparación para asaltar las costas británicas y jugando con los horrores de una guerra en suelo inglés, podría inducir a los líderes británicos a aceptar un compromiso pacífico. ¡Si tan solo pudiera usar bombas y faroles para hacer ver a los británicos que su torpeza tendría graves consecuencias! Para lograr esto, comenzaría la Operación León Marino con un ataque aéreo sobre las Islas: lanzaría la Batalla de Inglaterra.


Consecuencias del Bombardeo sobre el centro de Londres

Siempre estamos cautivados por mitos y estereotipos. Pregúntele a cualquiera: ¿quién fue el primero en bombardear ciudades civiles? Y oirás: "los nazis". Pero, de hecho, las primeras bombas, que aterrizaron en objetivos civiles, no enemigos, no fueron lanzadas por aviones alemanes sino por británicos. El 11 de mayo de 1940, justo después de convertirse en primer ministro, Winston Churchill ordenó el bombardeo de la ciudad alemana de Friburgo (en la provincia de Baden). No fue hasta el 10 de julio de 1940 que los aviones alemanes llevaron a cabo su primera incursión sobre suelo británico. Esa fecha marcó el inicio de la Batalla de Inglaterra.

En su mayor parte durante la Batalla de Inglaterra, los ases voladores alemanes atacaron objetivos militares enemigos. Pero los británicos alternaron incursiones contra objetivos militares con ataques aéreos contra ciudades alemanas. El 4 de septiembre de 1940, Adolf Hitler expresó específicamente sobre esta campaña aérea, "... Cada vez que el inglés ve una luz, deja caer una bomba... en distritos residenciales, granjas y pueblos. Durante tres meses no respondí porque creía que tal locura se detendría. El señor Churchill tomó esto como un signo de debilidad. Ahora estamos respondiendo noche por noche".

Solo el 7 de septiembre los aviones alemanes comenzaron las incursiones regulares en Londres. Esto, por cierto, es una evidencia aún más clara de que Hitler no estaba planeando una invasión de las Islas Británicas. De lo contrario, desviar su atención de neutralizar el poder aéreo británico y, en cambio, comenzar incursiones de represalia contra objetivos civiles parece una completa idiotez. Si los líderes alemanes se estuvieran preparando para ocupar Inglaterra, no habrían estado bombardeando la capital británica, sino que estarían destruyendo los aeródromos y las instalaciones militares que obstaculizarían cualquier invasión del ejército alemán.

Nos enfrentamos constantemente a un hecho ineludible: el líder de Alemania está librando solo una guerra poco entusiasta contra Gran Bretaña, simplemente correspondiendo con contraataques. Así no es como se gana una guerra. Pero Hitler no estaba planeando ganar esa guerra, ¡estaba planeando terminarla!

¿Qué tan mortales y aterradores fueron esos ataques aéreos alemanes? Según las cifras oficiales, durante la Batalla Inglaterra 842 personas murieron en Londres y 2.347 resultaron heridas. El ataque aéreo alemán más duro fue en la ciudad inglesa de Coventry (14 de noviembre de 1940) mató a 568 personas. Obviamente, la muerte de cualquier ser humano es una tragedia, pero estos números parecen disminuir en comparación con los millones de víctimas rusas, chinas, yugoslavas y polacas de la segunda guerra mundial. Algo similar sucede cuando uno mira la contribución británica total a la derrota de la Alemania nazi. En el transcurso de toda la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra perdió 388.000 personas, incluidos 62.000 civiles. Entonces, ¿es mucho o poco? Todo es relativo. El territorio francés ocupado por los alemanes no era el objetivo principal de los aviones aliados. Por esa razón, las bombas británicas y estadounidenses mataron solo a 30.000 personas allí, en el transcurso de cuatro años (desde el verano de 1940 hasta el verano de 1944). Pero después de la invasión de Normandía, los aviones británicos y estadounidenses comenzaron a golpear ciudades y pueblos franceses con mucha más frecuencia, con el fin de derrotar a las fuerzas alemanas. Como resultado, durante los tres meses de verano de 1944, mientras los alemanes eran expulsados de Francia, otros 20.000 franceses murieron por bombas lanzadas por sus "libertadores".


Arriba: Bombarderos Heinkel He-177, entre otros participaron en los bombardeos sobre Inglaterra; abajo: cazas Spitfire defendieron los cielos de Inglaterra.

Pero el número de civiles alemanes que murieron en bombardeos todavía está envuelto en misterio. Nadie puede dar una cifra final. Porque es demasiado horrible. Si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial, entonces Churchill, Roosevelt y los jefes de las fuerzas aéreas aliadas habrían tenido garantizado no solo un asiento en el banquillo, sino también una sentencia de muerte para sus cientos de miles de víctimas. Pero la historia la escriben los vencedores. Por lo tanto, otros criminales fueron juzgados por otros crímenes en Nuremberg, mientras que aquellos que aniquilaron ciudades alemanas enteras junto con todos sus habitantes pudieron retirarse en paz ...

Por ejemplo tomó años reconstruir Hamburgo, Berlín y otras ciudades alemanas devastadas por los bombardeos aliados durante la segunda guerra mundial. Los británicos habían lanzado ataques previos contra ciudades alemanas pero Hamburgo fue la primera víctima de la nueva estrategia de guerra aérea de Gran Bretaña (Operación Gomorra, 24 de julio de 1943): Gran número de bombarderos (700), miles de bombas incendiarias, bombas de fósforo, una tormenta de fuego. Los residentes de la ciudad fueron quemados vivos y no había forma de ayudarlos. En una semana, 55.000 residentes de Hamburgo murieron en ataques aéreos, que es casi el mismo número que murieron en Inglaterra durante toda la guerra.

Pero eso fue solo el comienzo. Tormentas de fuego en la historia de la humanidad fueron creadas en ciudades como Kassel, Nuremberg, Leipzig y muchas otras ciudades. Sesenta y una ciudades alemanas con una población total de 25 millones sufrieron daños colosales, ocho millones quedaron sin hogar y alrededor de 600.000 murieron. La peor tormenta de fuego fue infligida en Dresde por bombarderos aéreos británicos y estadounidenses, desde la noche del 13 de febrero de 1945 a la mañana siguiente. Un total de 1.300 bombarderos desataron una tormenta de fuego de magnitud sin precedentes. Dresde fue borrada del mapa. Nunca ha sido posible establecer definitivamente el número de víctimas que murieron, según diversas estimaciones, entre 60.000 y 100.000 personas perecieron en un infierno ardiente. Mire la fecha de la incursión y pregúntese, ¿por qué, dos meses antes del final de la guerra, cuando el final ya estaba claro, fue necesario desencadenar tal masacre en una ciudad sin objetivos militares ni fábricas de armas? ¿Fue esto un accidente? ¿Un error? Recuerde quién fue quien lanzó bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Esos criminales tampoco fueron castigados.


Diluvio de fuego sobre la ciudad de Dresde, decenas de miles de víctimas, febrero 1945

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El desventurado amor de Adolf Hitler por Gran Bretaña CONTINUARÁ con una tercera parte: La falsa "neutralidad" del Reino Unido en relación con la "Operación Barbarroja" de la Alemania nazi contra la URSS.

01 septiembre 2023

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler


      Foto modificada del original de Hugo Jaeger.


Introducción del editor del blog


Muchos habremos escuchado que Adolf Hitler planteó la posibilidad de un pacto entre Alemania y la Gran Bretaña, la primera se expandiría por Europa -Europa Oriental para precisar- (reivindicando algunas posesiones coloniales en África) y, la segunda, conservaría el título de "Reina de los Mares", es decir, su imperio de ultra mar intocado. ¿Qué tan factible era esto, política, económica y geoestratégicamente? ¿Había una remota posibilidad de que un giro de esa magnitud se hiciera realidad? Recordemos que hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial Gran Bretaña y Francia eran las mayores potencias coloniales del mundo. ¿Interesaría la propuesta a los británicos?, al momento que Hitler hizo el ademán de "tender la mano" a sus "primos" de la isla ya había aplastado militarmente a Francia.


Es que el gran objetivo de Hitler y de los círculos de poder del mundo anglosajón (Gran Bretaña e inclusive Francia que auspiciaron al jefe nazi) no era una nueva guerra fratricida en el corazón de Europa, había surgido una gran amenaza en el Este, la Unión Soviética, las élites occidentales temían a los cambios y principios revolucionarios muy de moda en la Europa de aquellos años. Surgió un "voluntario" dispuesto a destruir esa aberración: La Alemania nazi y la doctrina del Lebensraum -espacio vital-, es decir expansión germana mediante la guerra hacia el Este europeo. Eso es todo, Hitler lo tenía planeado desde 1925 (Mein Kampf) y ni siquiera era un plan original del nazi, era un guión modificado del plan del Imperio Alemán para conquistar Europa del Este en la Primera Guerra Mundial. 

Seguiremos polemizando por siempre. De una forma u otra, el Imperio Alemán (Deutsches Reich) dirigido por Hitler terminó haciendo la guerra a sus rivales imperiales de Europa (Gran Bretaña y Francia) no obstante que el dictador alemán soñaba mucho con la idea de llegar a esos acuerdos con sus "primos" arios de la isla británica y tenía sus partidarios en la cúspide del poder (parte de la realeza, inclusive), pero también poderosos detractores como Winston Churchill y otros que al final prevalecieron contra los "apaciguadores".

8 de mayo de 1940, Chamberlain se vio obligado a renunciar tras someterse a un voto de no confianza en la Cámara de los Comunes. Es histórico el discurso de Leopold Amery (conservador), citando a Oliver Cromwell: 

"Te has sentado aquí demasiado tiempo para cualquier bien que hayas estado haciendo. Váyanse, les digo... ¡En el nombre de Dios, vete!"


Dos ilustraciones soviéticas superpuestas: "El hechizo del espíritu liberado". 1938, de Boris Efimov; y, en el otro Bismark apunta con su dedo: "El cabo está conduciendo a Alemania a una catástrofe", del artista Alexander Zhitomirsky, 1941.

Hitler en julio de 1940 aseguró a Gran Bretaña que no deseaba la destrucción del Imperio Británico, esperaba obtener un armisticio con la garantía británica de no intervención en el conflicto europeo que le permitiría dirigir todo su poder militar contra la Unión Soviética.

La página web "ORIENTAL REVIEW" publicó en 2015 (en tres capítulos) traducciones exclusivas de la investigación documental del libro del autor ruso Nikolay Starikov, "Who Made Hitler Attack Stalin" (San Petersburgo, 2008). El texto original fue adaptado y traducido por el mencionado sitio web y publicado como "Britain – Adolf Hitler’s star-crossed love".

"Britain - Adolf Hitler’s star-crossed love" (Gran Bretaña: el amor desventurado de Adolf Hitler) es sin lugar a dudas un título remembranza de la frase "star-crossed lovers" (desventurados amantes) de la obra "Romeo y Julieta" de William Shakespeare. Romeo y Julieta se describen así en el prólogo de la obra: "star-crossed lovers". "Amor desventurado" o "Amantes desafortunados" refiere a cualquier amante cuyo afecto mutuo está condenado a terminar en tragedia

Sobre Nikolay Starikov (nacido en 1970) podemos señalar que es historiador, escritor, periodista de opinión y conocido activista civil de San Petersburgo, fundador y ex líder del "Gran Partido de la Patria", cuyo lema es: “Rusia es más grande que el mundo” y su ONG subsidiaria, "Unión de Ciudadanos Rusos", también es una de las cabezas visibles del movimiento Anti-Maidan. En 2020 se afilió a un nuevo movimiento político "For Truth". Una curiosidad, muy ingeniosa por cierto, Nikolay Starikov organizó el "Premio Goebbels" que "galardona" a las "personas que mienten, calumnian y vilipendian a Rusia". Starikov suele defender ciertas posturas revisionistas sobre Stalin expresando que fue en su momento un eficaz líder y baluarte contra la expansión occidental.

Starikov algunas veces ha recibido, como autor de varios libros, el calificativo de escritor de teorías sobre la conspiración, él respondió: "A menudo se me acusa de inclinación hacia la conspiración. Pero siempre he dicho y seguiré diciendo que mis libros están relacionados con la conspiración de la misma manera que la astronomía está relacionada con la astrología" (cita en Wiki). En 2022, Starikov escribió en su Twitter, respecto a la guerra rusa-ucraniana: "Insto de una vez por todas a destruir toda la infraestructura de la Ucrania nazi. Al hacer esto, salvaremos la vida de nuestros soldados y la vida de millones de personas que recién se están convirtiendo en ciudadanos de nuestro país" (4 de octubre de 2022). 

"Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler" es otra interesante historia que vale la pena repasarla (los artículos originales -tres- de Oriental Review han sido ligeramente revisados por el editor de este blog, se ha prescindido de algunos datos estadísticos y se ha interpuesto un par de notas explicativas y referenciales, aclarando que esto en nada afecta la idea central del autor). Todo el material gráfico corresponde al editor de este blog.

Aquí la primera entrega.

Tito Andino


Parte I

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler

* También se puede traducir como "Gran Bretaña - El amor estrellado de Adolf Hitler". 


Caricatura de 1933 de Boris Efimov: "En la cuna del fascismo alemán, las buenas hadas de Adolf Hitler".

por Nikolay Starikov

Adaptación de Oriental Review


¿Adolf Hitler no planeaba ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia?

"No se debe hacer nada entre Inglaterra y Alemania que viole de alguna manera el prestigio de Gran Bretaña". A. Hitler

"Cuando Hitler se dio cuenta de que su idea original, la creación de un poderoso Reich de todos los alemanes aliados a Gran Bretaña, no podía realizarse, trató de construir y asegurar este Reich con sus propios recursos militares. De esta manera creó para sí mismo un mundo de enemigos". Joachim von Ribbentrop


... El 22 de junio de 1940, Francia se rindió. La flota naval francesa fue desarmada. Sin embargo, no se firmaron documentos que ordenaran que los buques de guerra franceses fueran transferidos o entregados a los alemanes. Francia solo prometió suspender su guerra contra Alemania. Sin embargo, ¿estaba Hitler planeando apoderarse de los barcos de Francia de alguna manera solapada? No, definitivamente no lo estaba. 

Las demandas de victoria de Alemania fueron bastante modestas y ni siquiera se parecían remotamente al atraco directo infligido por los aliados en Versalles. ¿Y por qué? Eso fue porque Adolf Hitler nunca planeó ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia. E incluso ahora, después de derrotar a los franceses, no estaba realmente interesado en saquear tanto como en convencer a esos países para que se unieran a su causa, lo que eventualmente debería haber llevado a la tan esperada paz con Gran Bretaña

Hitler no había planeado ninguna otra guerra con Occidente. Por el contrario, el Führer estaba dispuesto a firmar un tratado de paz con Londres. Y los ingleses encontrarían que los términos de ese futuro acuerdo de paz eran bastante aceptables. Hitler no tenía ningún deseo de desnudar a los británicos o privarlos de su posición como gobernantes del mundo. El Führer quería sentar las bases para una eterna alianza alemana con Gran Bretaña. "Estaba tan seguro de que los británicos estarían de acuerdo con esto que incluso después de la caída de Francia no hizo planes para continuar la guerra contra Gran Bretaña", escribe William Shirer, un periodista estadounidense que trabajó dentro del Tercer Reich. (Nota del editor: Tengamos presente que esa era la idea primordial de Hitler que no guardaba la misma acogida entre los dirigentes británicos oponentes al nazismo)

La idea de que el líder alemán quería conquistar Gran Bretaña después de su toma de Francia no es más que el producto de la imaginación sobreexcitada de los historiadores occidentales. Ni Hitler ni ninguno de los más altos comandantes de las fuerzas armadas alemanas se preparaban para luchar contra los británicos.

El 20 de junio de 1940, el almirante Raeder le preguntó a su Führer: "¿Y ahora qué hay de los británicos?" Pero no obtuvo respuesta. Diez días después, el jefe del Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht, el general Jodl, presentó un memorándum a Hitler, que declaraba que la guerra contra Inglaterra debía librarse políticamente. Por cierto, Alfred Jodl, que más tarde fue ahorcado en Nuremberg, fue responsable de la planificación estratégica del ejército alemán.


Adolf Hitler en París, 23 de junio 1940


Sin embargo, la idea de un final pacífico de la guerra contra su protegido Adolf Hitler no tenía cabida en los planes británicos. En el verano de 1940, los principios de la política británica no habían cambiado: no se habían gastado miles de millones de libras para que la Alemania nazi pudiera convertirse en un socio igual a los caballeros de Londres. Después de todo, la guerra con Rusia / URSS aún no se había lanzado.


"Hacer la paz" con el Führer significaba que Gran Bretaña perdería su posición de hegemonía global de la manera más ofensiva y estúpida posible: creando un rival geopolítico con sus propias manos y luego compartiendo el dominio mundial con él. Los británicos no querían tener nada que ver con ese tipo de paz. Lucharían, y lucharían duro. No hay lugar para el sentimentalismo ante la perspectiva de perder el control sobre el mundo. 


La determinación de Gran Bretaña se manifestó en las resueltas palabras de su primer ministro, "si es necesario durante años, si es necesario solo".


Nota del editor del blogAun con Churchill dirigiendo el gobierno, entre el 25- 28 de mayo de 1940, el gabinete británico seguía siendo tentado con negociar la paz, se decía que Mussolini era una opción como intermediario, incluso Lord Halifax defendió la idea. El historiador Ian Kershaw en "Fateful Choices: Ten Decisions That Changed the World, 1940–1941" relata esto y la decisión británica de no entablar negociaciones. Para esos días "Churchill carecía del firme control del poder que más tarde poseería. No pudo rechazar perentoriamente las negociaciones; Tuvo que presentar su caso por persuasión. En última instancia, tuvo éxito, con el firme apoyo, sorprendentemente, de Chamberlain, quien junto con Halifax había sido el arquitecto clave del "apaciguamiento" de Hitler por parte de Gran Bretaña en 1938". Ian Kershaw cree que si hubiesen iniciado las propuestas de paz probablemente habrían ganado impulso, teniendo en cuenta la capitulación de Francia (22 junio 1940). Mas, Churchill consideraba que el precio a pagar sería inaceptable ya que habría que hacer concesiones a italianos y alemanes. 

Mark Grimsley en ¿Y si Gran Bretaña hubiera hecho las paces con Hitler? razona: "A corto plazo, un acuerdo negociado podría haber preservado el Imperio Británico. Pero habría desangrado a Gran Bretaña y extinguido el interés de Roosevelt en proporcionar apoyo al país, habría centrado razonablemente toda su atención en la defensa de América del Norte. Y a largo plazo, especialmente dado un triunfo nazi sobre la Unión Soviética, es poco probable que Gran Bretaña hubiera conservado su imperio o incluso escapado de una eventual invasión". Por supuesto, no se produjo ningún acuerdo. (Mark Grimsley, publicado originalmente en la edición de noviembre de 2007 de "World War II" Magazine)

 

Vino la Operación Catapulta, redactada por los británicos en un período de tiempo sin precedentes y lanzada solo 11 días después de la rendición de Francia. La ironía de esa situación radicaba en el hecho de que esta vez los británicos estaban atacando a un aliado, no a un enemigo. 

Una fea escena se desarrolló en las cubiertas de los buques de guerra franceses atracados en los puertos ingleses de Portsmouth, Plymouth y Devonport. Los marineros franceses no esperaban ser emboscados por sus compañeros de armas. 

Actuando como piratas, en un ataque tan inesperado los británicos se apoderaron de los buques franceses que luego se agregaron a la Armada inglesa: acorazados, cruceros, destructores, submarinos, dragaminas y cazadores de submarinos, fueron capturados por los británicos el 3 de julio de 1940. Las tripulaciones francesas fueron puestas por la fuerza en tierra e internadas "no sin incidentes violentos". La verdadera tragedia no se desarrolló en los puertos británicos, sino más bien donde la flota francesa estaba amarrada en Orán, Mers-el-Kébir y Dakar

Ese mismo 3 de julio, un escuadrón británico comandado por el almirante James Somerville se acercó a Orán. El almirante francés Marcel Gensoul, comandante de la flota francesa, recibió un ultimátum final de los británicos: - Continuar luchando contra Alemania e Italia como parte de la flota británica; - Trasladar los barcos a puertos británicos mientras devolvían las tripulaciones francesas a Francia, los barcos permanecerían en manos británicas hasta el final de la guerra; - Mover los barcos a las Antillas francesas o inundarlos en seis horas. Si Gensoul no encontraba ninguna de estas opciones aceptables, podría "desarmar" justo donde estaban amarrados sus barcos, pero solo si lo hacía "efectivamente". Esto significaba que se les pedía a los franceses que naufragaran sus propios barcos bajo supervisión británica. Gensoul rechazó el ultimátum británico. El comandante de la escuadra británica recibió la orden final de Churchill: "Los barcos franceses deben cumplir con nuestros términos o hundirse o ser hundidos por usted antes del anochecer".


Izquierda, el Almirante de la Marina Real Británica, Sir James Somerville (1882–1949), pintura de Oswald Birley (1947), en Britannia Royal Naval College. Derecha, póster de propaganda proalemana en francés. "El Almirante inglés  Summerville ordena "fuego" (ataque a la flota francesa en Argelia).


Los marineros franceses nunca esperaron que los barcos británicos comenzaran a dispararles, ¡pero eso era lo que estaba sucediendo! No fue ni una lucha ni una verdadera batalla naval. Los marineros franceses, que no estaban preparados para repeler el ataque, fueron ejecutados... Los barcos en Orán no pudieron luchar. Los barcos franceses no fueron destruidos en una lucha justa. El Almirantazgo británico podía sentirse a gusto: todos los acorazados franceses más nuevos estaban ahora fuera de servicio. En total, unos 1.300 franceses murieron durante la Operación Catapulta. En respuesta a esta traición, el gobierno francés rompió relaciones diplomáticas con Inglaterra, sin declarar la guerra.

Pero, ¿podrían los alemanes haber capturado la flota francesa? No había ninguna posibilidad. No fue hasta el 26 de noviembre de 1942, dos años después de la Operación Catapulta, que las tropas alemanas intentaron hacer esto por primera vez cuando entraron en Toulon. La flota francesa estacionada allí fue hundida por orden del gobierno de Vichy. Como puede ver, los franceses no se inmutaron. ¿Por qué? Porque los militares franceses nunca fueron títeres alemanes y nunca estuvieron preparados para entregar su flota, ni a los alemanes ni a los británicos. Aunque en vísperas de la traidora Operación Catapulta británica, Francia le había prometido a Churchill que bajo ninguna circunstancia sus buques de guerra caerían en manos alemanas...

Continúa...

El desventurado amor de Adolf Hitler continúa con el artículo: Gran Bretaña rechaza la "Paz Hitleriana".

07 agosto 2023

"Die Woche" (Revista Ilustrada alemana) 1933-1944



por Tito Andino

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"Die Woche" - La semana -. Revista Ilustrada Moderna como subtítulo, fue una revista semanal editada en Berlín - Alemania, fundada en 1899 y desaparecida en septiembre de 1944, precediendo la caída del nazismo. 
 

"Die Woche" modernizó la tipografía del titulo en 1935


Scherl Verlag de August Scherl de Berlín lanzó su publicación Die Woche para competir con el BIZ (Berliner Illustrirte Zeitung, nacido en 1894). Los avances en la fotografía pusieron de moda la impresión de revistas y periódicos a fines del siglo XIX e inicios del XX (tipografía de línea y producción de papel más barato). 


Tres ediciones especiales de la revista. El día de Potsdam, 21 de marzo de 1933. Retrato de Federico II, rey de Prusia; Erich Ludendorff y Paul von Hindenburg. 


Desde 1916, Scherl-Verlag pasó a ser propiedad del Grupo Hugenberg Press. Alfred Hugenberg era un influyente hombre de negocios (banca, industria del acero, prensa, cine) y político conservador alemán de extrema derecha. Durante la República de Weimar Die Woche se desempeñó como medio de difusión que promocionaba la figura de Paul von Hindenburg como militar y político. Hugenberg apoyó decisivamente a la ascensión de Hitler al poder. Fue miembro del primer gabinete de Hitler en 1933 como Ministro de Asuntos Económicos y Agricultura del Reich, dimitió obligado el mismo año.


"El Gabinete de Renovación Nacional", páginas interiores de Die Woche, febrero de 1933

La típica revista ilustrada semanal de las primeras décadas del siglo XX contenía como norma 40 páginas. La parte editorial iniciaba casi siempre con la revisión de noticias políticas de la semana. "Secciones fijas ocupaban un total de unas diez páginas: Cuaderno de Berlín, Teatro y música, La Semana de la Bolsa, Lo que dicen los médicos, Olas para nuestras mujeres, Los muertos de la semana, y otras. Entre novelas por entregas y apuntes literarios, reportajes sociales, reportajes de ciencia, arte y deporte, de diez a doce páginas con adivinanzas, consejos para radioaficionados. Más de un tercio de la revista consistía en publicidad". (cita Wikipedia en alemán)




Tras la toma del poder por los  nazis en 1933, Die Woche seguía siendo una más de las docenas de revistas de noticias alemanas bien establecidas, pero conservó una política moderada dirigida a un público de clase media educada e incluso cuando inició la guerra el contenido nacionalsocialista no era explícito. Buenas fotografías de soldados o celebridades nazis fueron ganando espacio conforme continuaba el conflicto. 



Evidentemente, Die Woche, como cualquier otro órgano de difusión social en una dictadura y en plena guerra debió aceptar y adaptarse a las leyes sobre propaganda en el Tercer Reich, apareció sin interrupciones en la Segunda Guerra Mundial. Como la mayoría de medios transformó lentamente su cobertura para reflejar la estética nacionalsocialista y el esfuerzo bélico. Tuvo que sujetarse a la prohibición de reproducir caricaturas y humor sobre los jefes nazis.


 

Selección de más portadas de "Die Woche"



















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Recopilación gráfica tomada de diversas fuentes.

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