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10 enero 2022

Los años 20 del siglo XX en la República de Weimar



por Tito Andino

Compendio de varias ponencias


La Constitución Republicana de Weimar, sucesora en 1919 del Segundo Imperio alemán, afloró lejos de la violencia que reinaba aún en un inestable Berlín tras la revolución alemana de 1918-1919 y, aunque rara vez reflexionamos sobre ello, legalmente en el contexto nacional e internacional seguía ostentando su oficial y pomposo nombre de Deutsches Reich - Imperio Alemán. 


La historia de la primera democracia en Alemania

Las preguntas ¿por qué fracasó el sistema democrático de Weimar?, ¿por qué Weimar se convirtió en un símbolo político lastrado, sinónimo de democracia fracasada en una sociedad moderna, consumida por enemigos internos y llegados al poder mediante unas elecciones?, serán respondidas en estas líneas.

La Gran Guerra y el Tercer Reich destacan antes y después que la denominada República de Weimar que fue "una república sin republicanos, devorada por la falta de consenso social, político y cultural en el momento de su constitución, sus contradicciones internas, su condición de potencia imperial derrotada y su fragilidad institucional. La Gran Depresión le daría el golpe de gracia, pero ya estaba herida desde su nacimiento".


Portan las letras del nombre de la empresa, pero ¿Quién lleva consigo el espíritu de la casa? caricatura de Th. Heine

Habría sido muy difícil, para el gobierno democrático de Weimar, sobrevivir sin hacer frente a las secuelas de una guerra devastadora, a las muchas crisis económicas, a los disturbios políticos y a la evolución totalitaria que siguió. Coexistir con la inestabilidad política, la desmovilización de decenas de miles de excombatientes, mutilados de guerra y afectados por el síndrome de estrés postraumático. A inicios de 1920 millares de veteranos de guerra mendigaban a menudo por las calles o buscaban ocupación. "Muchos de ellos indujeron una dinámica de embrutecimiento de la política, de traslación al ágora pública de los criterios del frente". 


Rebelión de Spartakus – Espartaquistas en Berlín, enero 1919


Cierto es que Weimar nació fruto de la revolución de 1919 y feneció con la toma del poder por los nazis en 1933. Su existencia fue, por así decirlo, efímera, una corta etapa intermedia pero rica en sucesos trascendentales. La República de Weimar, durante mucho tiempo ha sido considerada como un fracasado ensayo de democracia; sin embargo, los historiadores vienen revaluando al primer y auténtico gobierno democrático en la belicosa historia del Imperio Alemán (Deutsches Reich). Esta etapa caracterizada no solo por la ruda agitación política, además fue el tiempo en que brotó de manera audaz la cultura alemana, la experimentación y la libertad, no solo para Alemania, sino para la totalidad de las culturas europeas.

Las reflexiones de la escritora Sarah Zama, que continuará en posteriores posts, están plasmadas en su artículo "1920s Weimar Germany", confirma que "la república tuvo que luchar contra muchos y poderosos opositores, tanto de dentro como de fuera. Considerada como el enemigo de todos, el único responsable de la Gran Guerra, agobiada por un tratado de paz que fue realmente muy duro (aunque tal vez no tan destructivo como los alemanes creían en ese momento), Alemania estuvo aislada de la comunidad política y económica europea y mundial durante años. Alemania tuvo que aceptar el Tratado de Versalles y sus demandas punitivas, y fue la república quien tuvo que hacerlo, una vez que el Kaiser abdicó. Este pecado original nunca fue olvidado por los alemanes. Creó cualquier tipo de divisiones e inestabilidad dentro del parlamento, incluso entre los partidarios de la república".

La Gran Guerra había destruido las viejas costumbres, el viejo mundo. En toda Europa las formas de vida comenzaron a cambiar de manera apresurada, iniciando por las costumbres y comportamientos sociales, la vida agrícola dio paso a la industrial, los sistemas políticos mutaron dejado a la vieja nobleza detrás de nuevas y experimentales formas políticas. En Alemania, "estos cambios dramáticos no fueron culpa de la república, pero la inestabilidad y la inseguridad que provocaron se atribuyeron a la república y a la incapacidad del parlamento para crear cualquier forma de estabilidad, lo que en la mente de los alemanes se tradujo en debilidad, si no en traición absoluta".

La Alemania de Weimar bajo el signo de la debilidad institucional fue tolerada, más que aceptada, por buena parte de las élites tradicionales del imperio alemán (terratenientes, grandes industriales, altos funcionarios, militares) que minaron desde dentro su legitimidad, sostiene el historiador Xosé M. Núñez Seixas, quien acota, "la izquierda revolucionaria, en particular los comunistas, intentaron en 1919 el asalto al poder siguiendo la estela soviética, y no renunciaron a acabar con una república, a sus ojos, burguesa y acomodaticia con las élites de siempre. Desde el otro extremo, las distintas familias de la derecha radical, desde los cuerpos de milicias contrarrevolucionarias y nacionalistas hasta los emergentes nacionalsocialistas, pasando también por el más institucional Partido Nacional-Popular Alemán, aborrecían una república gobernada, a su juicio, por plutócratas judíos, antipatriotas y socialistas disfrazados. La inestabilidad económica de la primera mitad de los años veinte, cuya principal secuela fue la hiperinflación, y el impacto posterior de la Gran Depresión de 1929, que generó un masivo desempleo, se sumaron a las miopes exigencias de reparaciones económicas por parte de los vencedores de la Gran Guerra". 

Esa inestabilidad nacional cobraría su precio. Cansados de la inseguridad, ansiosos por un régimen que les diera un futuro que no pareciera inestable, los alemanes, como otras personas en Europa, pensaron que una dictadura parlamentaria podría ser la respuesta a sus preguntas. Un hombre fuerte al mando era mejor que una plétora de partidos democráticos que nunca encontraron un acuerdo sobre dónde llevar a la nación. El Tercer Reich estaba en ascenso, y la república no tenía la fuerza, ni la posibilidad, de oponerse a él...


Fotograma de la película muda alemana de 1927 'Metrópolis', género ciencia ficción, dirigida por Fritz Lang y realizada por la productora UFA.


Y, a pesar de todo, la Alemania de los años veinte fue la cuna del liberalismo y también del libertinaje. Las mujeres recibieron el derecho al voto. A los judíos se les concedió la ciudadanía plena. La homosexualidad ya no era completamente tabú. La psicología y la medicina evolucionaron respondiendo a las inquietudes por la Gran Guerra. Los físicos alemanes encabezaban la experimentación en una amplia gama de campos. Se innovó en todas las formas de arte; la literatura y la filosofía alemana influían. El cine alemán fue pionero de la época en el mundo occidental incluso hasta décadas después. La prensa estaba libre,  las críticas en los periódicos eran para todos, incluso en los espectáculos de cabaret fuertemente politizados. 

"El inquietante encanto de la República de Weimar" artículo escrito por Xosé M. Núñez Seixas (Revista de Libros) inicia preguntándose ¿Por qué sigue ejerciendo y fascinándonos la República de Weimar, 100 años después de que se aprobara su Constitución? Un encanto, si se quiere, un tanto morboso. 

En la década de 1920, Berlín era el corazón de Europa. Weimar, por su textura trágica, es una mezcla de rápida modernización y de  inautenticidad de lo moderno: fragmentación y auto-alienación. "Nos deslumbra y alecciona sus manifestaciones artísticas, predominantemente expresionistas, que encaran la deshumanización (Kirchner), el prefascismo (Brecht) y el maquinismo (Lang) con un cinismo distanciado y lúcido, siendo capaces de enfrentarse a lo que Walter Benjamin denominó «experiencias del umbral»".


Hannah Höch, cortada con el cuchillo de cocina dadaísta a través de la última época cultural alemana del vientre cervecero de Weimar, collage, técnica mixta, 1919-1920 (Nationalgalerie, Staatliche Museen, Berlín)


Parece extraño que tal vivacidad intelectual coincidiera con la inestabilidad económica y política. Existe la razón por la que iban de la mano, explica Sarah Zama:

"La guerra nunca terminó en la mente de los alemanes. En su mente y alma, siempre pensaron que habían sido tratados con desigualdad y tenían un fuerte sentimiento de que el tiempo de paz que estaban viviendo era solo una pausa en la guerra. Los hombres y mujeres que habían luchado en la Gran Guerra sintieron que el viejo mundo había terminado y que uno nuevo estaba cerca. Rechazaban todo lo que ofrecía el viejo mundo, el mundo al que los habían enviado murió en los campos de batalla, y estaban ansiosos por experimentar algo nuevo, por abrazar cualquier forma de vanguardia y experimentación. No tenían miedo de probar algo nuevo, ya que nada podía ser peor que lo que ya habían pasado".

En el excelente ensayo de Núñez Seixas se desmenuza dos obras clave para la comprensión de ese período. Ernst Bloch, en "Herencia de esta época" (Madrid, Tecnos, 2019) afirma que el nacionalsocialismo aprovechó la "herencia" cultural para instrumentalizarla a su favor y seducir al proletariado, mientras que el Partido Comunista Alemán, con un desmedido optimismo economicista confiaba en que las contradicciones del capitalismo darían al traste con él, en forma de revolución. Otro autor, Eric D. Weitz, en "La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia" (Madrid, Turner, 2019, 2ª ed.) señala que "parece que fuera una experiencia democrática indispensable en el camino hacia la dictadura más cruel y abominable". 

En las obras de éstos últimos historiadores citados se responden las frecuentes preguntas sobre el fracaso del sistema democrático de Weimar. Preguntas formuladas y explicadas de forma casi obsesiva por la intelectualidad germana durante decenios. "No podían entender por qué un país de una cultura excepcional, moderno y dinámico, había podido generar una hidra como la dictadura nacionalsocialista. La cuestión estaba y está condicionada por la constatación de una enorme paradoja. Por un lado, Weimar constituyó un período de excepcional vitalidad cultural, de liberación de mentes y espíritus, de secularización de la vida cotidiana y de eclosión de la modernidad. Son tres lustros dorados de las artes plásticas, la literatura, la arquitectura, la filosofía, la música y la creatividad en el cine. El Berlín pos-imperial se convirtió en una auténtica metrópoli de las artes y la cultura, pero también devino en un símbolo de la nueva alegría vital que invadía a las nuevas generaciones que habían vivido la barbarie de la Gran Guerra en el frente y la retaguardia. Weimar eran los cabarets berlineses, el arte irreverente de George Grosz, los edificios racionalistas de la Bauhaus, las reflexiones de pensadores tan dispares en sus planteamientos como Martin Heidegger u Oswald Spengler, la obra de escritores como Thomas Mann. La Alemania de Weimar asistió también a la nueva apoteosis del culto al cuerpo, a la liberación sexual y al ascenso de la mujer como en su nuevo papel de protagonista y dueña de sus propias decisiones" (Núñez Seixas).


Portadas de los libros de Ernst Bloch y Eric Weitz 

¿Quiénes sostenían la República? Apenas tres partidos, que se sucedieron en las distintas coaliciones de gobierno dentro de un parlamento inestable, debido en parte a la adopción de un sistema electoral proporcional que otorgaba representación a casi todos los partidos. (Partido Democrático Alemán, de matriz liberal; por otro, el partido católico-confesional del Zentrum y el Partido Socialdemócrata del cual escindió el Partido Comunista, además de otras fuerzas).

Weitz señala las amenazas al sistema republicano llegadas desde los extremos, pero no tiene duda en subrayar cuál era la fuente de mayor inestabilidad: la creciente radicalización de la extrema derecha. Era un espectro político diversificado, rejuvenecido con nuevas ideas, como la «revolución conservadora» del círculo Der Ring, el irracionalismo filosófico y la peculiar teoría cíclica de la historia de Oswald Spengler, las ensoñaciones racistas y el viejo antisemitismo renovado, que se unían a la reafirmación del carácter etnocéntrico del nacionalismo alemán y su veneración por principios como el Volk, el sustrato objetivo y etnocultural de la nación. Filósofos como Martin Heidegger, teóricos jóvenes como Carl Schmitt, escritores que cultivaban la mística de la violencia como Ernst Jünger, líderes respetables que actuaban de intermediarios con el mundo de las finanzas y la industria como Alfred Hugenberg, constituían la antesala del fenómeno que a partir de 1930 acabaría por convertirse en un tsunami que arrasaría con la República: la irresistible ascensión del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes y la creciente popularidad de su líder, Adolf Hitler. Un líder que, en la percepción marxista de Bloch, sabía engatusar a las masas obreras adoptando una falsa apariencia revolucionaria, sublimando en el mito del Tercer Reich todas las frustraciones de amplias capas sociales y prometiendo un cielo terrenal. En eso, Bloch no tenía reparos en denunciar la, a su juicio, miope estrategia política del Partido Comunista y del Partido Socialdemócrata, encerrados en un determinismo socioeconómico conforme al cual la burguesía y el capitalismo acabarían siendo devorados por las contradicciones del sistema. Con una prosa un tanto abstrusa, pero una mente lúcida, el pensador marxista entendía que Hitler, y los nazis en general, habían sabido convertir la «herencia» cultural e histórica del pueblo alemán en un arma de presente y de futuro, haciéndola prevalecer así sobre la supuesta lógica del materialismo histórico: sus rivales no supieron comprender la «dialéctica de múltiples matices» que acabó con la República de Weimar. (Núñez Seixas) 


El artista alemán Helmut Herzfeld, de la época de Weimar, conocido mundialmente como John Heartfield invitaba con sus obras a la resistencia conjunta contra el militarismo y el fascismo. En esta portada para un libro satírico de Kurt Tucholsky "Deutschland, Deutschland über alles", pone énfasis en la buena relación entre la democracia burguesa y el militarismo prusiano en la República de Weimar. Tucholsky, fue un importante crítico social alemán del siglo pasado. Pacifista radical, denunció muy temprano el peligro del nacionalismo militante, ganó notoriedad política al ser uno de los periodistas más agresivos y eficaces durante la República de Weimar. Tras caer Alemania en la barbarie, se suicidó el 21 de diciembre de 1935 en el exilio sueco. Si está interesado en repasar la obra artística de John Heartfield, haga click AQUÍ


Para terminar, este compendio, es interesante recomendar al lector que no ha visto aún la serie de televisión alemana "Babylon Berlin", una visión del mundo de Berlín en la época de la República de Weimar. El periodista Herien Wensink resume los años finales de ese periodo como una inmersión profunda en los años treinta alemanes, una época de excesos extáticos y oscuridad, "una era creativa sin precedentes, con el auge del expresionismo, revistas llenas de gente y éxtasis, discotecas prósperas, travestismo y libertad sexual. Pero, por supuesto, estos alegres excesos tienen un lado oscuro: prostitución, abuso de poder, corrupción y juego libre para la mafia. La joven democracia es inestable, el extremismo político va en aumento, el desempleo masivo conduce a una pobreza degradante. En la parte inferior de la escala, las personas a veces viven como animales, mientras que los ricos aburridos se entregan a las drogas, el sexo, el contrabando, el chantaje y la obsesión por lo oculto".


Zu Asche, Zu Staub (Babylon Berlin) - Fragmento - Subtítulos en español


Babylon Berlin tiene, con razón, una nota clave dramática y sombría en que Alemania puede derrumbarse al igual que el mercado de valores, aprovechado por los nazis para ir conquistando el territorio a la velocidad del rayo. La compleja historia política de Alemania está ingeniosamente entretejida, todas las fuerzas luchan por el poder político en el desgarrado Berlín: nazis, conservadores, rusos, comunistas, policía y mafia. La trama destaca el crimen, el asesinato y la venganza que se desarrolla en un escenario estéticamente impresionante. 

Y ese escenario recrearemos literariamente en posteriores entregas de Sarah Zama y su desafío histórico de la A a la Z sobre la República de Weimar.


Continúe la lectura AQUÍ 


*****

- Sarah Zama, "1920s Weimar Germany". Blog: The Old Shelter 

- Xosé M. Núñez Seixas, "El inquietante encanto de la República de Weimar", artículo para Revista de Libros (julio 2019)

La Voz de Galicia, "La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia», un ensayo ya clásico de Eric D. Weitz". Agosto 2019

Eric D. Weitz, "La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia", Madrid, Turner, 2019 (2ª ed.) 

Ernst Bloch, "Herencia de esta época", Madrid, Tecnos, 2019

Willem Peeters, "Ondergang van de Weimarrepubliek" (Desaparición de la República de Weimar), artículo original en neerlandés para HISTORIEK, noviembre 2020


Alvaro Soto, "El sueño frustrado de Weimar", artículo para el sitio web Burgosconecta, julio 2019

Sarah Zama, "A-to-Z challenge about the history of Weimar Germany", Blog: The Old Shelter. 2018

18 julio 2020

Cuando la extrema derecha se alzó contra la República de Weimar. 100 años del Putsch de Kapp




Shane Quinn
Título original en inglés:
100 Years Ago: Far-Right Coup against Germany’s Weimar Republic.  The March 1920 Kapp Putsch  against Social Democracy. Analysis of General Erich Ludendorff's Position.




Parte I

Una visión del panorama 1919-1920

por Tito Andino U.

En realidad, el conocido como Putsch (golpe de estado) de Kapp era una trama mayor auspiciada o al menos apoyada por una parte del Reichswehr, monárquicos y facciones nacionalistas. El golpe contrarrevolucionario es conocido también como "Putsch Kapp – Lüttwitz". Sus líderes Wolfgang Kapp, político derechista poco conocido; el general Walther von Lüttwitz, Comandante Supremo de todas las fuerzas militares del Reich en caso de emergencia o guerra (ese era su nombramiento oficial), quien dirigió la represión contra los espartaquistas (enero 1919) utilizando los Freikorps; y, el héroe de guerra alemán, general Erich Ludendorff. El golpe de estado tuvo lugar en Berlín desde el 13 al 17 de marzo de 1920, su objetivo central era acabar con la ´Revolución Alemana´ de 1918-1919 y derrocar a la República de Weimar para establecer un gobierno autocrático en su lugar.  



Wolfgang Kapp, Walther von Lüttwitz, Erich Ludendorff


Antecedentes básicos:

- La ´Revolución Alemana´ de 1918 o revolución de noviembre, en la práctica, fue la que derrocó a la monarquía del imperio alemán. Muy sabido es que uno de los detonantes inmediatos fue la orden del comando naval de atacar a la Royal Navy en el Canal de la Mancha a fines de octubre de 1918, produciendo el amotinamiento de las tripulaciones de barcos (levantamiento de los marineros de Kiel). A los pocos días, 9 de noviembre de 1918, se proclamaría la República junto a la renuncia del Kaiser Guillermo II, el Imperio alemán pasa de ser una monarquía constitucional a una democracia parlamentaria, la "República de Weimar", pero conservando el nombre oficial de Deutsches Reich. La Constitución de Weimar, 14 de agosto de 1919, marca el fin de la revolución.


Bandera y escudo adoptado por la Constitución de la ´República de Weimar´, legalmente seguía denominándose Deutsches Reich (Imperio Alemán), estos símbolos reemplazarían a la Bandera Imperial (negro-blanco-rojo); a su vez el nazismo la reemplazaría con la bandera roja y una esvástica.

- La República de Weimar. Durante la ´Revolución Alemana´ o ´Revolución de Noviembre´ se proclamó la República, 9 de noviembre de 1918. La Asamblea Nacional Alemana Constituyente (Parlamento) se reunió por primera vez en Weimar el 6 de febrero de 1919, la Constitución se dicta el 31 de julio y es proclamada el 14 de agosto de 1919, por eso se la conoce como "República de Weimar". El primer jefe de estado electo (Presidente del Reich) fue el socialdemócrata Friedrich Ebert, tras su fallecimiento en 1925, Paul von Hindenburg se convirtió en su sucesor. La crisis económica mundial supuso la ruptura de una coalición que mantuvo el "orden" constitucional llevándonos hasta el nombramiento de Adolf Hitler como canciller el 30 de enero de 1933. Se puede decir que la historia de la República de Weimar terminó tácitamente con la llegada de la dictadura nazi al poder, a pesar que la Constitución de Weimar formalmente no fue abolida por los nazis.



"¿Quién apuñaló al ejército alemán en la Guerra Mundial?". Cartel electoral del Partido Popular Nacional Alemán (DNVP). Berlín, 1924. El DNVP se fundó en noviembre de 1918, quería mantener los colores monárquicos y con ellos los valores conservadores nacionales en la recién creada república. Los partidos republicanos, como el SPD, fueron calificados como los "criminales de noviembre", acusados de derrocar brutalmente a la monarquía y entregar el Reich alemán a los poderes de la Entente al firmar el acuerdo de alto el fuego y el Tratado de Versalles. Esa alegoría del soldado apuñalado por la espalda fue utilizado con frecuencia en la República de Weimar por organizaciones y partidos de derecha, en síntesis el cartel de propaganda señala que la socialdemócracia clavó insidiosamente la daga en la espalda del soldado del frente alemán para que se hunda junto con la bandera negra, blanca y roja del Imperio Alemán.


- El mito de la "Puñalada por las espalda".  (Dolchstoß)

La "puñalada por la espalda" es (o fue) una teoría de la conspiración que nació en el seno del Comando Supremo del Ejército (von Hindenburg - Ludendorff) intentando culpar a los protagonistas de la ´Revolución de Noviembre´. Se dice que el ejército alemán permaneció "invicto en el campo de batalla", recibiendo "la puñalada trasera" a través de socialdemócratas y judíos, obligándolos a rendirse, lo que llevó a la proclamación de la República de Weimar. Adolf Hitler popularizaría el mito en sus mítines políticos. La propaganda cumplió su rol, a la población se le engañó echando la culpa a otros, se les dijo que Alemania estaba a punto de ganar la guerra, la derrota era imposible y cuando llegó la población se conmocionó. Se preguntaban: ¿Si estábamos ganando solo hace un par de meses, por qué nos rendimos?.

Como vemos la Dolchstoß (en alemán) sostuvo que Alemania había sido derrotada desde dentro del gobierno, traicionando a Alemania y planificando la derrota militar. La idea era atractiva, explicaba el fracaso bélico alemán, liberaba de culpa a los militares. La sensación de "victimización" se extendió en la cultura alemana a lo largo de las décadas del 20 y 30. Hitler culpó de la "Dolchstoß" a los judíos, trazando líneas imaginarias entre judíos reales en el gobierno de Weimar y una inexistente "conspiración mundial judía" que, conforme la conocida doctrina nazi, abarca -supuestamente- a políticos, industriales, banqueros, comunistas, masones... (Las verdaderas causas de la derrota alemana en la Gran Guerra puede ser consultada AQUÍ)


El Putsch de Kapp 1920


Las tropas de los Freikorps en las calles de Berlín durante el Putsch de Kapp (marzo 1920), nótese que llevan como símbolo la  bandera imperial de guerra.

Inicialmente el putsch tuvo un exitoso resultado, los golpistas asumieron el poder en Berlín, el gobierno huyó. También llegó victorioso a Baviera donde los militares destituyeron al presidente y nombraron a Gustav von Kahr (político conservador). Los industriales también jugaron su rol en el golpe, había aquellos que financiaron a los Freikorps golpistas, un ejemplo muchas veces citado es Walther Rathenau y su empresa, AEG. Era evidente el temor de la industria ante el imparable avance de la ´Revolución Alemana´ (izquierda: socialismo, comunismo, anarquismo).



Cartel electoral del Bayerische Volkspartei (Partido Popular de Baviera) para las elecciones a la Asamblea Nacional de Baviera del 12 de enero de 1919. "Bayern, der Bolschewik geht um!..." (Baviera, se trata de los bolcheviques. Fuera con él el día de las elecciones!). Toda la propaganda derechista giraba en ese entorno, el temor a la izquierda revolucionaria acusando al bolchevismo de estar detrás de la revolución de 1918/19. Los dos siguientes carteles van en el mismo sentido, infundir el miedo en la población ante la amenaza roja.


"El peligro del bolchevismo", cartel privado; y, "Un mar de sangre, un ejército en sus tumbas, eso es el bolchevismo". Carteles electorales de 1919 para sembrar el pánico por la ´Revolución Alermana´, 1918/19.


Fueron justamente esos mismos personajes de 1920, a excepción de Rathenau quienes volverán a escena en 1923 coludidos con un tal Adolf Hitler, autoproclamado "socialista", en otro putsch derechista dirigido desde Munich (noviembre 1923), proclamando la "Revolución Nacional". En realidad, lo del carácter "socialista" del nazismo era una especie de burla contra la poderosa izquierda alemana que, en definitiva, resistió al Putsch de Kapp apoyando al gobierno en 1920. (Sobre la verdad del nazismo como un nuevo ensayo imperial puede leerse AQUÍ)

El golpe de Kapp fracasó por la resistencia de los sindicatos convocados a una huelga general por el depuesto gobierno y la convocatoria a la lucha armada por el Partido Comunista, destacándose sus victorias en la región del Ruhr. Los golpistas no contemplaron la pasividad de la burocracia ministerial en Berlín ante el llamado a paralizar las actividades del gobierno legítimo. En menos de una semana, el Putsch de Kapp, de algunos altos mandos militares, freikorps y la extrema derecha fue sofocado. La Asamblea Nacional de Weimar se disolvió, convocándose nuevas elecciones para el 6 de junio de 1920.

Como parentesis, es necesario aclarar la "dual" posición de Walter Rathenau, quien había ejercido importantes funciones políticas previas. En 1922 fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores; declarando que Alemania cumpliría sus obligaciones bajo el Tratado de Versalles, pese a sus esfuerzos por la revisión de sus términos. Rathenau enojó a la extrema derecha alemana al negociar el 22 de enero de 1922 el Tratado de Rapallo con la Unión Soviética, algo que en el fondo favorecía al militarismo alemán, ya que comprendía una colaboración secreta germano-soviética para el rearme que ya estaba en curso desde 1921, incluía la fabricación de aviones alemanes en territorio ruso. Pese a ello, Rathenau mantenía una posición contraria al sistema comunista, él vaticinaba el fracaso del método económico soviético. 

En esos días, ni Hitler ni su partido eran nadie, ni nada, apenas se hacían oír con sus diatribas políticas contra Rathenau, y no eran solo ellos, diversas organizaciones extremistas tildaron al ministro como integrante de una "conspiración judía-comunista", sin reconocer que Rathenau era un liberal nacionalista alemán que apoyó y reforzó el esfuerzo de guerra del Imperio Alemán en la Gran Guerra. En fin, cayó asesinado, por su condición de judío alemán, "responsable", entre otros de la "puñalada por la espalda". No sería la única víctima del nazismo y la recalcitrante extrema derecha alemana.

Después del putsch de Wolfgang Kapp, el ascenso de los nazis liderados por Hitler comienza a sentirse en Baviera. Los nacionalistas de derecha continuaron planeando golpes de estado para defender su ideología. Por desfortuna, Hitler se hace conocer en toda Alemania gracias a otro fallido golpe de estado, millones de personas lo seguirán y serán conducidos al matadero de la Segunda Guerra Mundial, Hitler llevará a la práctica su ideología. 


La lección de la historia es que el Putsch de Kapp lejos de poner en alerta al pueblo, motivó a los radicales de derecha a proseguir la "obra"... Al menos nueve intentos de golpe o levantamientos de derecha y también algunos de izquierda tuvo que afrontar la débil República de Weimar.


¿Qué tiene de extraña esta fotografía de febrero de 1924? (durante el proceso por el fallido putsch de la cervecería de noviembre 1923). A más de posar Hitler junto al general Ludendorff, ¿no les resulta raro demasiados uniformes del Reichswehr? Solo Hitler y Frick andan de civiles, algunos dicen que Hitler fue un innovador revolucionario "nacional y socialista", entonces, ¿qué hace aquí junto a conocidos militares conocidos reaccionarios de derecha...? 

¿Qué papel jugó el general Erich Ludendorff?, será tema de análisis en esta y posteriores ponencias de Shane Quinn. 

Estimado lector: Reflexione sobre la presencia de algunos nombres que se repiten en dos episodios o tentativas de golpe de estado derechistas¿Qué les dice la presencia en 1920, apoyando un golpe de estado contra la República de Weimar de personajes como el General Ludendorff, Gustav von Kahr y otros militares junto a las influyentes chequeras de los industriales y banqueros alemanes?. Ludendorff  aparecerá nuevamente en escena en 1923 junto a Hitler y los mismos apoyos de 1920.

Aunque no es el tema de hoy, no deja de ser polémico el caso del triunvirato bávaro supuestamente engañado por los nazis en el Putsch de la Cervecería de noviembre 1923. El líder derechista de Baviera Gustav von Kahr, el mayor general Otto von Lossow, comandante del Reichswehr en Baviera y el coronel Hans von Seisser, jefe de la policía de Baviera. Es histórico que Hitler y Ludendorff buscaron el apoyo de éstas personas, pero Kahr junto a Lossow y Seisser tenían su propia agenda golpista, eran opuestos a Weimar y justificaban una acción contra Berlín para instalar una dictadura derechista y nacionalista, pero sin Hitler. En ese sentido Kahr advirtió a otras organizaciones derechistas de los planes de Hitler, dudaba sobre la táctica del político nazi, no en el objetivo



El triunvirato que gobernaba de facto Baviera en 1923, forzados protagonistas del Putsch de la Cervecería de Hitler y Ludendorff. De izquierda a derecha: Otto von Lossow, Gustav von Kahr, Hans von Seisser.

"Kahr comentó a una asamblea de oficiales de alto rango el 19 de octubre de 1923 que el verdadero asunto en cuestión era ´una gran batalla de dos cosmovisiones que decidirán el destino del pueblo alemán: el internacional marxista-judío y el nacional germánico´. En este sentido, Kahr no era diferente a muchos alemanes conservadores y su identificación de las amenazas extranjeras percibidas es una característica definitoria de la ideología alemana posterior a 1918; contra lo cual, se creía ampliamente, los alemanes tuvieron que resistir. En consecuencia, Kahr y sus compatriotas de derecha quisieron desafiar la aparente cobardía del gobierno existente de Alemania y eventualmente tomar el control desde que "descubrieron" que la Constitución de Weimar y su liderazgo eran decididamente no alemanes" (Deuerlein, Ernst (1962), Der Hitler Putsch: Bayerische Dokumente zum 8./.9 de noviembre de 1923, Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt, p. 238; y  Smith, Woodruff D. (1989), Los orígenes ideológicos del imperialismo nazi, Nueva York y Londres: Oxford University Press, pp. 232-235, citados en Wiki)

En fin, el triunvirato bávaro fue presionado por Hitler y sus esbirros, luego por el general Ludendorff, tuvieron que apoyar el golpe nazi, salieron a la gran sala donde la multitud los vitoreo, se dieron la mano, alzaron los brazos juntos y pronunciaron discursos en favor de la "revolución nacional"... el resto es ya historia bien documentada.



Arriba: Heinrich Himmler sostiene la bandera imperial de guerra durante el putsch de Hitler, 9 de noviembre de 1923. Abajo: Tropas de asalto nazis con la bandera de guerra del Imperio Alemán (desfile 1923). Luego nos hablan de la "revolución nacional... y "socialista".

Datos relevantes en gráficas del Putsch de Kapp. 1920

1. "¡Camarada! Ayúdenos contra el bolchevismo, el peligro de Polonia y la hambruna. Informe inmediatamente a la División de Protección Alemana (31º JD, Departamento Lüttwitz)". En 1919 los Freikorps usaron tales carteles para anunciar a los soldados la frustración por el resultado de la guerra. Alrededor de 120 asociaciones de voluntarios (Freikorps) continuaron luchando, con la aprobación del gobierno y los Aliados, en los estados bálticos contra el Ejército Rojo.



2. Según el Tratado de Versalles, las tropas alemanas se reducen a 100.000 hombres. A finales de febrero de 1920, el ministro del Reichswehr Gustav Noske (centro de la fotografía) disolvió dos agrupaciones de élite: la brigada de la marina Ehrhardt de 5.000 hombres y la brigada de la marina von Loewenfeld.


3. El 10 de marzo, el comandante en jefe de Berlín, general von Lüttwitz (centro de la fotografía), que había liderado la represión contra el levantamiento Spartacus en enero de 1919, finalmente le pidió al presidente del Reich, Friedrich Ebert (SPD), que retirara la orden de disolución (de las unidades arriba enunciadas) y le pidió que renunciara. Noske (derecha) sacaría a Lüttwitz de su oficina.



4. Temprano del sábado 13 de marzo de 1920; bajo el mando de Lüttwitz, la Brigada de la Marina Ehrhardt y otros oficiales amotinados marcharon sobre Berlín con sus tropas. Mientras tanto, el gobierno huyó a Dresde.



5. La Brigada de la Marina Ehrhardt y otras asociaciones Freikorps, ocupan el distrito gubernamental de Berlín y proclaman al ex director general paisajista prusiano Wolfgang Kapp, quien fundó el radical Partido de la Patria Alemana en 1917, como Canciller. Mientras los oficiales de la Reichswehr reaccionan en muchos lugares, los cuerpos libres se ponen del lado de los golpistas y usan la fuerza, pero fracasan debido a la resistencia. En otros sitios los Freikorps ocupan ayuntamientos y editoriales de periódicos. Algunos incluso arrestan y disparan en piquetes de fusilamiento. En el norte de Alemania, hay batallas sangrientas, especialmente en Kiel. En la imagen de arriba: el Freikorps Roßbach, que ha ocupado Wismar.


6. En Sajonia, Turingia y el área del Ruhr, las fuerzas de izquierda están tratando de expandir la huelga general para la "revolución proletaria" en contra del levantamiento, el gobierno golpista ordenó el despliegue de los cuerpos libres, incluida la brigada naval de Hermann Ehrhardt (a la izquierda de la foto).



7. El 17 de marzo, Kapp huyó a Mecklemburgo, desde donde voló a Suecia. Von Lüttwitz se encuentra sin suficiente apoyo en la Reichswehr y renuncia. El golpe terminó después de cinco días: falló, por un lado, debido a una preparación deficiente y, por otro lado, debido a la huelga general en todo el Reich, la resistencia armada comunista y el incumplimiento de las instrucciones de Kapp en la administración ministerial de Berlín.



8. Mapa. Área de proyección del Putsch de Kapp. Leyenda traducida:- Área cubierta por la huelga general (rectángulo rojo).- Ubicación de asociaciones militares proletarias más grandes (Kiel).- Lucha armada (banderita roja)- Acciones conjuntas de la industria y los trabajadores agrícolas (figura ovalada en rojo).- Terror y asesinato de la contrarrevolución (triángulo negro)- Frontera del estado 1920 ( _ . _ )

***

Parte II

La Trama del Putsch de Kapp 1920

Análisis de la posición del general Erich Ludendorff



Por Shane Quinn
para Global Research


El autor de este artículo lo escribió con la intención de publicarlo el mes de marzo, en la fecha exacta del centenario del Putsch de Kapp, pero en su lugar intervino cierto virus que alteró la planificación. Hace un siglo, el 13 de marzo de 1920, se implementó un golpe de estado de extrema derecha contra la naciente República de Weimar, cuya cabeza visible fue Wolfgang Kapp, ese acto se convirtió en una señal de alerta temprana para el ascenso del Partido Nazi

El Putsch de Kapp fue un intento de destruir el gobierno socialdemócrata en Alemania y reemplazarlo con una dictadura absoluta. El nuevo régimen sería dirigido, en el papel, por el Dr. Wolfgang Kapp, un reaccionario funcionario y político prusiano de 61 años. Sin embargo, la realidad sobre el terreno sugiere lo contrario. Participaron en este golpe de estado desde el principio destacados militares alemanes, incluido el general Erich Ludendorff, una de las principales figuras de la historia del siglo XX.

Durante la Primera Guerra Mundial, Ludendorff había sido el dictador de facto de Alemania durante un período de dos años, desde el otoño de 1916 hasta la conclusión de las hostilidades. En los años siguientes, Ludendorff se posicionó, en momentos separados, a la derecha, pero principalmente hacia la extrema derecha, del espectro político. Difundió la leyenda de la puñalada por la espalda y, a medida que crecía, se volvió cada vez más militarista y antisemita. Ludendorff criticó fuertemente las "terribles incursiones" y los perniciosos efectos que el catolicismo romano estaba teniendo en el pueblo alemán.

Ocasionalmente se ha afirmado que Ludendorff fue "el primer nazi", pero hay poca evidencia para proporcionar sustancia a esta afirmación. Aunque elogiado por sus numerosas victorias en la guerra, se puede recordar que, en el campo de la política, era inexperto en el mejor de los casos. Al igual que muchos comandantes militares, Ludendorff carecería del temperamento y el juicio para hacer una transición contundente a la arena política.


Putsch en Berlín 1920. La pancarta advierte: "¡Alto! Quien proceda será fusilado ". 

Al final de la guerra, después de un exilio de tres meses en la ciudad de Hässleholm, sur de Suecia, Ludendorff regresó a Berlín en febrero de 1919. El general de 53 años continuó vistiendo su uniforme de la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia, Ludendorff fue rápidamente reconocido por algunos de sus seguidores en Berlín, quienes, asombrados de verlo caminando por la calle, comenzaron a vitorear en voz alta. Richard J. Evans, el veterano historiador inglés, escribió sobre Ludendorff: "Tal fue el prestigio que había ganado en la guerra, que rápidamente se convirtió en el mascarón de proa de la derecha radical" (1). Donald J. Goodspeed, el biógrafo de Ludendorff, reconoció que "tenía un respeto considerable en todo el país". (2)

En marzo de 1921, Ludendorff fue presentado al poco conocido político extremista Adolf Hitler, cuando este último había sido miembro del Partido Nazi durante aproximadamente un año (3). Ludendorff y Hitler estarían en estrechos términos a mediados de la década de 1920. A fines de 1924, Ludendorff, en gran parte debido a su ilustre nombre, fue elegido miembro del Reichstag como miembro del parlamento de la asociación pangermánica, el Partido Nacional Socialista por la Libertad (NSFP). Ludendorff cofundó el NSFP con Albrecht von Graefe, un político y terrateniente fascista alemán que fue uno de los primeros asociados de Hitler. En febrero de 1925, el NSFP fue absorbido por el partido nazi, dos meses después de la liberación de Hitler de la prisión de Landsberg. Ludendorff, por lo tanto, se convirtió en un diputado del partido nazi en toda regla, y lo seguirá siendo hasta 1928.

A principios de la década de 1930, Ludendorff emitía severas advertencias públicas contra Hitler (4). Lee McGowan, profesor titular de Política Europea en la Queen's University Belfast, escribió que "Ludendorff, uno de los rivales iniciales pero temporales de Hitler, fue uno de los pocos individuos que registró dudas" sobre el líder nazi. McGowan destacó que la "preocupación" de Ludendorff con respecto a Hitler "fue ignorada" por aquellos que más tarde lo pusieron en el poder. Ludendorff describió proféticamente a Hitler como "uno de los más grandes demagogos de todos los tiempos" que "arrojaría a nuestro Reich al abismo y llevaría a nuestra nación a una miseria inconcebible". (5)

En su mejor momento, Ludendorff estaba poseído por haces de energía, inteligencia y crueldad. Estos rasgos de carácter, combinados con un talento excepcional para la organización táctica, lo convirtieron en un líder formidable en la guerra. El teniente coronel Goodspeed, profesor emérito de la Universidad de Brock en Ontario, lo llamó "el genio guía del ejército alemán". A principios de 1920, la ambición de Ludendorff, o más bien su megalomanía, estaba por las nubes. Asombrado por el Tratado de Versalles firmado a fines de junio de 1919, el objetivo de Ludendorff era reasumir la dictadura de Alemania lo antes posible, restaurar sus territorios perdidos y, a partir de entonces, otorgarle a su nación el "lugar al sol" que merecía. Por ahora, reconociendo la posición internacional desfavorable de Alemania, Ludendorff procedió con cierta cautela.

El líder nominal del golpe inminente, Wolfgang Kapp, fue elegido para el Reichstag en enero de 1919 por los monárquicos. En septiembre de 1917, Kapp había sido uno de los principales fundadores del partido de extrema derecha Deutsche Vaterlandspartei (Patria Alemana). Fue un firme partidario de los programas expansionistas de Ludendorff en la guerra, incluida la estrategia agresiva de los ataques irrestrictos en U-Boot. Goodspeed señaló que Kapp era "un intrigante corpulento que durante muchos años había sido un funcionario arduo pero oscuro de oficina en las tierras de Prusia Oriental. Durante la guerra, Kapp había ganado cierta notoriedad como líder de la oposición a las políticas relativamente moderadas del canciller Bethmann-Hollweg ". (6)



Wolfgang Kapp


En agosto de 1919, Kapp buscó al general Ludendorff y se familiarizó con él en persona. En octubre de 1919 establecieron la Nationale Vereinigung -Asociación Nacional- de derecha, una organización considerada el "núcleo de cristalización" del Putsch Kapp. Otro miembro clave de la Asociación Nacional fue el Capitán Waldemar Pabst, un oficial alemán que luego contactaría con Hitler y Mussolini. Pabst ganó la infamia por ordenar las ejecuciones de los socialistas revolucionarios, Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht, el 15 de enero de 1919 (7). La pérdida en particular de Luxemburgo, una de las mujeres más notables en los tiempos modernos, fue un duro golpe para el movimiento socialista.

En las primeras semanas de 1920, los Freikorps, grupos paramilitares alemanes formados por ex soldados de la Primera Guerra Mundial, debatían abiertamente una maniobra que derrocaría a la República de Weimar. Pabst, de 39 años, comandante de la Caballería de la Guardia de Freikorps, fue uno de los primeros en participar en el plan. Alquiló una oficina en el centro de Berlín y reunió a los que estaban convencidos de que se necesitaba un golpe de estado para salvar a la Patria. El coronel Max Bauer se unió a los conspiradores. Fue un distinguido soldado y jefe de operaciones de Ludendorff de 1916 a 1918.

Kapp todavía requería una poderosa espada con la cual empuñar su golpe. Inevitablemente miró a Ludendorff, pero el ícono de la guerra de Alemania avanzó nuevamente con el debido cuidado y no consintió en liderarlo. Kapp tuvo que conformarse con el general Walther von Lüttwitz, un prusiano diminuto y ardiente de unos 60 años, llamado el "Padre de los Freikorps". Von Lüttwitz, que había participado en la Primera Guerra Mundial, había estado planeando desde julio de 1919 como derrocar al gobierno.


Freikorps en Berlín, marzo 1920

Von Lüttwitz se reunió por primera vez con Kapp el 21 de agosto de 1919, y se dio cuenta de que el funcionario no era realmente el hombre para gobernar Alemania. Una vez que el golpe tuviera éxito, el ejército alemán se haría cargo como von Lüttwitz y otros habían planeado. 

El golpe fue ejecutado con la Brigada de Marines de Freikorps, una fuerza de 5.000 soldados liderados por el fanático teniente comandante Hermann Ehrhardt. Sus soldados tenían una reputación implacable. En diferentes momentos de 1919, aplastaron brutalmente una serie de actividades de la izquierda en Alemania, incluida la efímera República Soviética de Baviera.

La Brigada de Marines de Ehrhardt fue fotografiada, a partir del 12 de marzo de 1920, con esvásticas estampadas en sus cascos y vehículos blindados. Fue con la Brigada de Marines que el símbolo de la esvástica experimentó notoriedad generalizada, antes de ser adoptado por el Partido Nazi unos meses más tarde, en el verano de 1920 (8). Se podría argumentar que estos hombres estaban entre los primeros nazis, y de hecho muchos de ellos se convirtieron en seguidores de Hitler. Un joven Hitler inicialmente miró al Putsch de Kapp favorablemente, e incluso voló tardíamente a Berlín desde Munich para encontrarse con los conspiradores. Kapp había arreglado el vuelo de Hitler. (9)


El Capitán de Marina Hermann Ehrhardt y su Brigada de Freikorps recorren las calles de Berlín durante el Putsch de Kapp, marzo 1920. Nótese que los camiones y cascos de la tropa tienen como insignia la esvática y portan la bandera de guerra del Imperio Alemán. 

Bajo las condiciones del Tratado de Versalles, los Freikorps se disolverían y la poderosa Brigada Ehrhardt pronto sería eliminada, el 10 de marzo de 1920. Al escuchar esto, un Ehrhardt aterrorizado se acercó a von Lüttwitz, quien tranquilizó al hombre más joven diciendo: “No hagas nada y quédate callado. No permitiré que las tropas se disuelvan”. Originalmente se esperaba que el golpe tuviera lugar en algún momento en abril de 1920, pero, principalmente debido a la orden de desmovilización anterior, se reprogramó para principios o mediados de marzo.

El 9 de marzo de 1920, la mano derecha de Ludendorff, el coronel Bauer, fue a ver al mayor general Neill Malcolm, jefe de la Misión Militar británica en Berlín. Bauer quería saber si los ingleses, con su actitud ambivalente hacia Alemania, aceptarían su golpe. Bauer comentó a Malcolm que una Alemania resurgente "sería un contrapeso útil a Francia en el continente". Malcolm respondió que un golpe militar en Alemania sería "pura locura" (10). Este encuentro franco no perturbó a Bauer y se fue a decirles a todos que el gobierno británico había asegurado a los conspiradores su neutralidad amistosa.


(Nota del editor: Libro recomendado, recientemente publicado (disponible solo en inglés): "German Military and the Weimar Republic", con el subtítulo: "General  Hans von Seekt. General Erich Ludendorff y el ascenso de Hitler". Autora Karen Schaefer, Pen & Sword Military Books Ltd, Yorkshire - England, 2020.)

El 10 de marzo de 1920, Gustav Noske, el ministro de defensa de la República de Weimar, se alarmó cuando escuchó que la Brigada Ehrhardt no fue desmantelada como estaba previsto. El general Hans von Seeckt, el líder efectivo del nuevo ejército alemán (Reichsweher), le dijo a Noske que von Lüttwitz se había resistido al comando de desmovilización. Von Seeckt, un operador astuto, se sentó en la cerca durante los próximos días. Fue solo el 12 de marzo, a pocas horas del comienzo del golpe, que el ministro de defensa descubrió por casualidad que la Brigada Ehrhardt abandonaba su base en Döberitz, a 24 kilómetros de Berlín y marchaba hacia la capital. Noske hizo todo lo posible para cortar el golpe de raíz, transmitiendo órdenes por teléfono, pero ya era demasiado tarde. 

Noske sabía que el ejército alemán no defendería la República de Weimar contra los Freikorps. Von Seeckt informó a Noske justo antes del golpe que las tropas alemanas no se disparan entre sí, en particular los anteriores camaradas en la guerra. Para complicar las cosas, la policía de seguridad de Berlín también estaba del lado de los rebeldes. Noske informó a la jerarquía del gobierno, el presidente Friedrich Ebert y el canciller Gustav Bauer, que tendrían que huir de Berlín a toda prisa, junto con el resto de sus colegas del gabinete. A las 5 de la mañana, escaparon hacia el sur en una flota de automóviles, viajando a Dresde y luego a Stuttgart, declarando a esa ciudad la capital temporal del Reich.


El ministro de Defensa alemán, Gustav Noske, en Munich. De pie, a la izquierda de Noske. el capitán Karl Mayr, superior inmediato de Adolf Hitler y quien lo introduciría en la política. Noske ocupó el cargo de Ministro de Defensa del Reich desde febrero de 1919, renunció tras el Putsch de Kapp.

Ehrhardt y su batallón, armados con rifles y granadas, entraron en Berlín justo antes del amanecer, a las 6 de la mañana del sábado 13 de marzo. Descansaron brevemente en el parque Tiergarten en el centro de Berlín, adyacente al bulevar Unter den Linden, y a menos de un kilómetro de la Cancillería del Reich. El clima era inusualmente templado y tranquilo. Después de unos minutos en el Tiergarten, algunos miembros de la Brigada Ehrhardt vieron a Ludendorff, con un atuendo militar completo, caminando por el Unter den Linden. Ludendorff también los vio, de hecho había esperado verlos, y se detuvo cerca del Unter den Linden para hablar con von Lüttwitz. Llegó un nervioso Dr. Kapp: el dictador ceremonial estaba vestido adecuadamente para la ocasión con chamarra, sombrero de copa, pantalones a rayas y polainas.

Ludendorff se acercó a saludar a Ehrhardt y sus hombres, que se formaron. Con el reloj acercándose rápidamente a las 7 de la mañana, se desplegaron los colores imperiales de negro, blanco y rojo. Se organizó una banda de música.



Los Freikorps, aquí la Brigada de la Marina Ehrhardt, ocupando el distrito gubernamental de Berlín, 13 marzo 1920. 

Goodspeed escribió que, Ludendorff, von Lüttwitz y Kapp tomaron sus posiciones frente a las tropas; la banda de guerra entonó ´Deutschland über Alles´; y se alejaron, a paso de la oca por el gran arco de Brandemburgo, subieron por Unter den Linden con la Cuadriga de la Victoria mirándolos, y así sucesivamente hasta el barrio gubernamental de Berlín". (11)

Siendo un sábado, algunos berlineses, que se levantaron temprano para comprar comestibles no se daban cuenta de lo que estaba sucediendo, se quedaron asombrados mientras Ludendorff y la compañía pasaban junto a ellos. Otros residentes de Berlín, despertados por la banda de música, miraban por las ventanas y desde los balcones. Kapp, von Lüttwitz y Ludendorff fueron directamente a la cancillería del Reich y entraron por la puerta principal, pero encontraron el lugar desierto; aparte de, es decir, la presencia del vicecanciller liberal Eugen Schiffer, quien acordó quedarse como representante del gobierno legal.

El teniente comandante Ehrhardt, al enterarse de que los líderes y ministros de Weimar podían escapar, reaccionó con enojo. Sentía, al menos, que deberían haber sido detenidos y encarcelados. Von Lüttwitz, creyendo que eran simplemente un grupo de políticos sin escrúpulos, se contentó con dejarlos ir. Durante el sábado, las crecientes formaciones paramilitares Freikorps rodearon Berlín y tomaron el control con facilidad. Los berlineses cansados ​​de la guerra reaccionaron al golpe, en su mayor parte, con indiferencia o desprecio, pero no se desarrollaron grandes manifestaciones callejeras contra los conspiradores. Cuando se difundió la noticia en Berlín de que Ludendorff estaba directamente involucrado y presente en la Cancillería del Reich, algunos cientos de sus partidarios, monárquicos y derechistas, se reunieron fuera del edificio, agitando banderas imperiales y con la esperanza de echarle un vistazo.

La Cancillería del Reich se estaba llenando de una variedad de personas: desde su santidad Gottfried Traub, un pastor luterano y ex capellán de la corte del kaiser, ahora ministro de cultura, hasta Ignaz Trebitsch-Lincoln, el de los múltiples oficios en el extranjero, nombrado censor de prensa del gobierno de Kapp (en su cortísima función conoció a Hitler al recibirlo un día antes del colapso del Putsch). El coronel Bauer y el capitán Pabst estaban allí, joviales y entusiastas.

Sin embargo, se hizo evidente que ni Kapp ni von Lüttwitz tenían nociones básicas de cómo gobernar. Kapp estaba teniendo dificultades para encontrar una máquina de escribir para componer su proclamación ante el pueblo alemán. Finalmente recordó que su hija había tomado un curso de mecanografía durante la guerra y la convocó de inmediato a la Cancillería del Reich. Para su extrema irritación, Kapp no ​​pudo localizar al nuevo Jefe de Prensa, Hans Schnitzler, y gritó por el pasillo: “¿Dónde está Schnitzler? ¡No puedo gobernar sin Schnitzler! (12) Sin que Kapp lo supiera, los soldados de asalto, que no lo conocían, le negaron la entrada a la Cancillería del Reich.

Von Lüttwitz, discutiendo por teléfono, estaba ocupado lidiando con un caso de insubordinación de su yerno, el coronel Kurt von Hammerstein quien se negó valientemente a enviar sus tropas a Berlín para reforzar el golpe. El general von Seeckt, al escuchar esto, comentó secamente: "¿Cómo puede esperar que von Lüttwitz dirija el país, cuando no puede controlar a su propio yerno?"


Cartel del Gobierno del Reich (República de Weimar) contra el golpe de estado de Kapp, del 13 de marzo de 1920, firmado en Dresde por el presidente del Reich, Dr. Friedrich Ebert, el canciller Gustav Bauer, el ministro de defensa Noske y otros.

Al día siguiente, el domingo por la noche, el golpe comenzó a resquebrajarse cuando los sindicatos se volvieron contra la dictadura. En Stuttgart, el gobierno de Weimar en el exilio firmó una proclamación para una huelga general a nivel nacional, que fue debidamente obedecida por los trabajadores en Berlín el lunes 15 de marzo. No hubo servicios esenciales exentos y la capital dejó de funcionar. En otra parte, el Ruhr industrial estaba paralizado. También el lunes, algunos de los lugareños, discerniendo la incompetencia de los conspiradores, se estaban volviendo inquietos y antagónicos. Los Freikorps respondieron con brutalidad, no por última vez, abriendo fuego contra civiles desarmados. (13)

Durante el lunes por la tarde, Kapp fue informado de que el Alto Comisionado británico, Lord Kilmarnock, dijo que la historia del coronel Bauer de apoyo británico era "una maldita mentira". Kapp palideció al escuchar esto (14). 


El golpe en realidad no podría haber tenido éxito bajo ninguna circunstancia, porque los Aliados no lo habrían permitido tan poco tiempo después de la conclusión de la guerra. Fue este factor, y no solo la huelga general, como se suele decir, lo que fue realmente decisivo en el fracaso del golpe. La tinta apenas estaba seca en los documentos del Tratado de Versalles. 

Francia especialmente hubiera disfrutado la oportunidad de marchar más profundo en un territorio debilitado de Alemania.


Civiles berlineses se manifiestan en contra del putsch de Kapp, algunos serán reprimidos por las armas de los Freikorps.


El martes por la tarde, el mayor general Malcolm describió oficialmente a von Lüttwitz que el gobierno británico, dirigido por David Lloyd George, no reconocería el régimen de Kapp. Esa noche, los golpistas asediados se reunieron en la cancillería del Reich, fuertemente vigilada. Como no podían pensar en ninguna acción para rescatar su golpe, comenzaron a discutir amargamente entre ellos. Cuando quedó claro que von Lüttwitz no iba a estar presente, le echaron la culpa de todos sus problemas. Las recriminaciones continuaron hasta el amanecer. Bauer, con lágrimas en las mejillas, solicitó que Ludendorff ahora liderara el golpe. Ehrhardt en particular apoyó esta sugerencia, pero Ludendorff rechazó sabiamente la oferta, con agradecimiento.

En la mañana del miércoles 17 de marzo, Kapp se enteró de que la Policía de Seguridad de Berlín había revocado su posición y exigía su renuncia. Con más disturbios estallando en Alemania, el escrito estaba en la pared. Kapp perdió el valor y decidió que era hora de renunciar, y así terminó el golpe que llevaba su nombre.


Notas

1 Richard J. Evans, La llegada del Tercer Reich (Penguin Publishing Group, 25 de enero de 2005), pág. 176
2 Donald J. Goodspeed, Los conspiradores (Macmillan, 1 de enero de 1962), pág. 116
3 Michael Kellogg, The Russian Roots of Nazism: White Emigres and the Making of National Socialism (Cambridge University Press; Primera edición, 2 de febrero de 2001), pág. 128
4 Walter Otto Julius Görlitz, "Erich Ludendorff, general alemán", Britannica
5 Lee McGowan, La derecha radical en Alemania, 1870 hasta el presente (Routledge, 1 edición, 14 de febrero de 2003), pág. 64
6 Goodspeed, Los conspiradores, p. 116
7 Wolfram Wette, La Wehrmacht, Historia, Mito, Realidad (Harvard University Press, 2 de noviembre de 2007), pág. 44
8 David Luhrssen, Martillo de los dioses: la sociedad Thule y el nacimiento del nazismo (Potomac Books, Inc., 26 de abril de 2012), pág. 131
9 Kellogg, Las raíces rusas del nazismo, p. 105
10 Goodspeed, Los conspiradores, p. 120
11 Goodspeed, Los conspiradores, p. 127
12 Frank E. Smitha, "Intentos de golpe y violencia, 1920-21", Fsmitha.com
13 Adriana Popa, "Ciudadanos alemanes defienden la democracia contra Kapp Putsch, 1920", Nvdatabase.Swarthmore.edu, 27 de noviembre de 2011
14 Goodspeed, Los conspiradores, p. 134
La fuente original de este artículo es Global Research
Copyright © Shane Quinn, Global Research, 2020

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