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20 octubre 2018

El nazismo, un ensayo imperial




por Tito Andino U.


Introducción 

Un artículo de prensa preguntaba: "¿Los nazis eran de izquierdas?" luego que un vídeo ilustrativo de la embajada alemana en Brasil con propósito educativo intentara explicar cuál era la real ideología de los nazis. La polémica se desató, fue noticia internacional durante algunos días, incluso BBC Mundo realizó un reportaje al respecto (ver notas a pie de página). 
La respuesta es no. Al contrario, incluso decir que los nazis eran de derechas es demasiado suave. El nazismo fue la expresión más radicalizada de la extrema derecha, realmente intentó ser un ensayo imperialista. Imperialista no en el sentido que le damos hoy, sino por la continuidad de la vieja política colonial de las naciones europeas de la época, es decir, expansión territorial y económica a través de la guerra, en otras palabras, la continuación de la Gran Guerra (1914-1918). ¿Qué significa 'Tercer Reich'?, todos lo sabemos, pero nadie reflexiona sobre ello. REICH=IMPERIO. El nazismo fue un ensayo imperialista, lo demás son cuentos de 'revisionistas'. 
El tema amerita una explicación detallada.



Nazis durante un desfile de septiembre de 1923, anterior al putsch de la cervecería (9 noviembre 1923), portan como emblema la bandera de guerra del Imperio Alemán (Deutsches Reich), vigente hasta 1918. 


EL REICH ALEMÁN Y LOS NAZIS 

Esta es una investigación que posiblemente habrá sido esbozada por algunos historiadores, sociólogos y politólogos, sin embargo, es poco conocida, un tema que los autodenominados "revisionistas" de la segunda guerra mundial preferirían que permaneciera oculta, como fieles defensores del régimen nazi continúan proclamando la "inocencia" de Hitler, supuesto defensor de las "virtudes" del nacionalsocialismo y "estandarte" de la lucha contra el imperio 'judío-masónico-comunista' en que nos sumieron a todo el mundo después de la trágica "derrota mundial" del nazismo, según esa desquiciada versión de la historia. 

Antes de entrar en el punto central de esta ponencia, un breve recuento histórico del nazismo durante la República de Weimar refrescará memorias para comprender aquel fenómeno del Imperio Hitleriano (Tercer Reich).

El 21 de marzo de 1933 fue el día de la apertura del Reichstag (parlamento alemán) tras el incendio de su sede en Berlín, "atribuido" a los comunistas. Esta ceremonia se celebró en la iglesia de la Guarnición de la ciudad de Potsdam, el acto es conocido como el "Día de la Nación". Potsdam, para quienes desconocen, era la ciudad de los Reyes de Prusia y el lugar donde el nuevo Canciller del Reich, Adolf Hitler, bajó la cabeza en señal de sumisión y estrechó la mano del Presidente Paul von Hindenburg (al menos en dos ocasiones como demuestran los documentos gráficos), simbolizando así la alianza entre el Reichswehr y el nazismo.
 



El 21 de marzo no fue mera coincidencia, fue una fecha deliberadamente elegida por los nazis, a semejanza de aquel 21 de marzo de 1871 en que el príncipe Bismarck inauguraba en Berlín el primer Parlamento del nuevo Imperio Alemán (El II Reich) tras la desaparición del "piadoso e impío, al mismo tiempo, Sacro Imperio Romano Germánico de la nación alemana"; es decir, Hitler confirmaba una "tradición" que pretendió proseguir


El primer Parlamento del recién instaurado "III Reich" tenía que legitimarse en aquel día bajo el cobijo de las casas monárquicas germanas, que aunque ya no ejercían el poder político, seguían manipulando la vida nacional como ostentosas figuras del Reich. ¿Pretendía Hitler algo más con esa fecha histórica....?

El historiador alemán Walter Görlitz nos relata que en Potsdam, la ciudad del predominio militar prusiano, precisamente en la capilla del acuartelamiento donde se levantan los monumentos funerarios del rey Federico Guillermo I y de su hijo Federico "el Grande", Hitler se veía en la cumbre de un gabinete de coalición nacionalsocialista-conservador de la todavía existente República de Weimar que él consideraba hija de los "asesinos de noviembre de 1918"


21 de marzo de 1933, Potsdam, Hitler junto al Príncipe Heredero del Reich, Wilhelm (Guillermo) de Prusia (hijo del Kaiser Guillermo II)


Görlitz señala que entre los invitados de honor se encontraban distinguidos miembros de la familia Hohenzollern que habían abdicado en 1918. A la cabeza de esa delegación figuraba el Príncipe Heredero Guillermo de Prusia, junto a otros príncipes prusianos, generales y almirantes, de entre todos ellos destacaba la venerable figura del Mariscal von Mackensen. Como anécdota, los nazis se negaron a participar en las ceremonias religiosas al tiempo que Hitler exaltaba a los soldados prusianos y a los oficiales alemanes, exclamando:

"Todos ustedes se hallan reunidos aquí en nombre de la libertad de nuestro pueblo y de su grandeza, como hombres que luchan por ellas a los píes del monumento de su gran rey" (es decir, Federico el Grande).


Retrato del artista Richard Lindmar, basado en una foto oficial del acto celebrado en la iglesia de la Guarnición de Potsdam


Walter Görlitz se pregunta: "¿Fue todo aquello en realidad un simple y magistral engaño?". O, por el contrario, ¿significaba algo bien diferente? Los representantes de la Alemania conservadora presumían que aquel movimiento era susceptible de integración en los canales del antiguo sistema "querido por Dios". Tanto nazis como ultra conservadores se engañaban mutuamente. Un par de días después el Parlamento concedería al Canciller plenos poderes, consolidando la tiranía que ya estaba en marcha.


EL KAISER GUILLERMO II

Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Preußen, o simplemente conocido como Wilhelm II, en castellano Guillermo II, fue el último Kaiser (Emperador) de Alemania y último Rey de Prusia, abandonó el trono al elegir el exilio en Holanda tras ser acusado de responsabilidad en la derrota alemana en la primera guerra mundial; además, el artículo 227 del Tratado de Versalles declaraba la responsabilidad legal de Guillermo II "por haber cometido una ofensa suprema en contra de la moralidad internacional y la santidad de los tratados", la reina Guillermina de Holanda (Países Bajos) rehusó extraditarlo, a pesar de las apelaciones de los Aliados.
 

Los Hohenzollern aspiraban a recuperar el trono del Reich, Hitler era su única esperanza, el cabo austríaco también anhelaba conservar el Imperio... solo que él tenía otros planes, ansiaba ser reconocido como Führer y futuro emperador germánico en un Imperio que debía durar Mil Años.

Guillermo II criticó duramente al Mariscal von Hindenburg (por ser quien le aconsejara partir al exilio), aquello no fue impedimento para que siguiera confiando en el anciano mariscal para recuperar la Corona de los Hohenzollern (dinastía de los monarcas prusianos), Hindenburg fue siempre fiel a su "señor imperial" (a pesar de todo). El historiador alemán F. Bedürftig, relataba un episodio casi desconocido de la historia alemana, Hindenburg en mayo de 1934:


"incluía en su testamento una carta dirigida al canciller del Reich, Adolf Hitler. En ella recomendaba al canciller y al pueblo la restauración de la monarquía. El Feldmariscal falleció tres meses después. Su carta llegó solo a manos del canciller; el pueblo no supo nada de la última voluntad del héroe de Tannenberg. Hitler no pensaba ni remotamente ceder una parte de su poder". Hitler, un pro monárquico no declarado (afirmaba ser "socialista") repentinamente olvidó todas sus promesas a la casa de la nobleza prusiana. 

Un hecho histórico y nada sorprendente fue la ocultación que durante la década de los 30 del siglo pasado las hermanas del Príncipe Felipe, duque de Edimburgo y marido de la Reina Isabel II del Reino Unido (hija del Rey Jorge VI), contrajeran matrimonio con miembros de la jerarquía nazi. También un príncipe alemán, miembro de las SA y Caballería de las SS, Bernhard van Lippe-Biesterfeld (conocido como príncipe Bernardo, siempre negó su pertenencia al NSDAP a pesar de la evidencia en contrario), contrajo nupcias (1937) con la princesa y futura reina Juliana de los Países Bajos (padres de la Reina Beatriz de los Países Bajos, que abdicó en 2013).  

Otros príncipes y nobles alemanes abrazaron el nazismo, militaron en las SA y las SS, el régimen los aprovechó como propagandaHitler odiaba la aristocracia, pero los necesitaba, ya habría tiempo en el futuro para librarse de ellos, a la final el único Señor tendría que ser él. 

Los Hohenzollern, se ilusionaban de forma lastimosa y humillante, aunque en general eran antinazis, creyeron todas las falsas promesas de éstos cuando declararon que no se oponían a la restauración de la monarquía, Guillermo II no tenía otra opción que confiar en ellos. La historia no miente, aun antes de la toma del poder por los nazis, en enero de 1931 el Kaiser recibió la visita de Hermann Goering para hablar sobre esos y otros temas; en 1932 Hitler ante los empresarios alemanes confirmó su fidelidad al emperador! y Goering volvió a visitar en el exilio al Kaiser en mayo de 1932. Guillermo II hizo lo imposible para demostrar a Hitler que su familia estaba disponible. Una vez asumido el poder Hitler paralizó los contactos, el Kaiser erradamente creía que tarde o temprano Hitler los necesitaría.


Caricatura original de la época. El texto dice: El príncipe Heredero: "Yo también voto por usted, mi papá desea volver a ser Kaiser en el Tercer Reich".
 

El mundo irreal en que vivía Guillermo II lo hacía creerse imprescindible, aun en el exilio, tras la muerte de Hindenburg pensaba que su momento había llegado: "de igual modo que Mussolini no había podido ascender sin el Rey, así Hitler acabaría necesitándolo". Se hallaba feliz con la parafernalia imperial montada en el show del 21 de marzo de 1933 (apertura del Parlamento en Potsdam). F. Bedürftig señala que el shock se produjo solo dos días después de la muerte de Hindenburg, el ejército prestó juramento a Hitler, el Kaiser acusó al ministro de defensa (von Blomberg) y al jefe de estado mayor (von Fritsch) de traición, ellos deberían haber puesto las tropas a disposición del emperador. Por fin, Guillermo II comprendió que las promesas de fidelidad a la monarquía por parte de Hitler no valían nada, eran las mismas promesas que hizo a von Papen, a Hindenburg, a Hugenberg y otros.

Los monárquicos pretendían ignorar que el pueblo los rechazaría, no querían esa dinastía gobernándolos, no existía un digno candidato al trono. Hitler pensaba... salvo él mismo, solo él estaba a ese nivel, así que dueño ya del poder absoluto los rechazó y ordenó la supresión de todas las asociaciones monárquicas. En adelante el nuevo amo de Alemania buscó los medios para "legitimarse" como futuro Kaiser.


"Kaiser Adolf", un extraordinario fotomontaje de John Heartfield de la década de 1930. Heartfield, era alemán, su nombre real, Helmut Herzfeld, crítico del nazismo a través del arte, produjo una notable serie de fotomontajes (muchas décadas antes de que apareciera el Photoshop).


En el fondo, Hitler no era culpable de la posición en que se encontraba el exiliado Emperador, fue "él mismo quien había aniquilado sistemáticamente sus oportunidades -y de los Hohenzollern- de volver al trono alemán, era algo que no podía comprender. Al insistir con una actitud rígida en sus derechos al trono solo consiguió hacer inútil la vida a muchos monárquicos convencidos". Ni Hitler, ni los nazis lo permitirían en adelante, pagando de forma siniestra los servicios de Blomberg y Fritsch al destituirlos ignominiosamente al poco tiempo, el Reichwehr (nombre de las fuerzas armadas entre 1919 y 1935) fue rebautizado como Wehrmacht

Todos los nobles y aristócratas alemanes terminarían pagando los platos rotos por haber favorecido el ascenso del nazismo, bajo la falsa esperanza de ver restaurada la monarquía. En los últimos años de la guerra, Hitler, de una vez por todas, derramó su desprecio público contra ellos, sobre todo contra los oficiales de la Wehrmacht, hecho que se agudizó tras el atentado del 20 de julio de 1944 planeado por un círculo de nobles y aristócratas civiles y militares pro-monárquicos.

Regresando al Kaiser Guillermo II, éste todavía insistió, llegó a intrigar contra uno de sus tantos hijos, Augusto Guillermo, a quien rechazó y censuró por su ingreso a las SA en donde ascendió hasta general, le prohibió que se presentase como candidato al Reichstag. El príncipe Augusto Guillermo parece que también anhelaba lo mismo que su padre, que los nazis le reconocieran como futuro emperador (aunque por sucesión dinástica ocupaba una cuarta posición); pero, ya tenía competencia. No cabe duda que Hitler manipuló hábilmente a esa gente.

En 1934 el gobierno del Reich decretó la unión de los cargos de presidente y canciller en la figura de Adolf Hitler, éste "modestamente" declinó el cargo de presidente, prefirió ser llamado "Führer y Canciller del Reich".


Funeral del Kaiser Guillermo II, el último emperador de Alemania y último Rey de Prusia. En la foto Seyss-Inquart, Mackensen, Canaris, Christiansen, Haase y Densch. Doorn - Países Bajos (Nederland) 9 junio 1941.


El 3 de junio de 1941, Guillermo II fallecía. Hitler todavía esperaba valerse de la figura del ex monarca para un siguiente acto. Está claro que el Führer quería realizar en Berlín una grandiosa ceremonia de estado para los funerales del Kaiser, Hitler se veía "jugando al doliente, caminando detrás del ataúd para aparecer como el 'legítimo' sucesor del pasado liderazgo imperial. Sin embargo, este sueño se vino abajo cuando se cumplió la última voluntad del Kaiser. Guillermo II había sospechado que tales ambiciones estaban en la mente de Hitler y él prohibió tal ceremonial. Si Alemania no lo tuviera de vuelta en vida, no lo tendrían de vuelta en la muerte. Expresó su deseo de ser enterrado en su finca en Doorn" (Países Bajos).


II

EL REAL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO REICH (IMPERIO)


"Satan Leads the Ball", de Arthur Szyk, New York, 1942.

Por cierto, alguna vez un "revisionista" -digámoslo sin eufemismos- un neonazi (aquel de internet) ¿se habrá cuestionado la continuidad del nazismo en el uso oficial del término REICH (IMPERIO)?. Pregunto porque falsos historiadores siguen clamando que el nazismo luchó contra los imperialismos y defendió a los pueblos de Europa y, por supuesto, que eran "socialistas". Entonces la respuesta a la pregunta "¿eran los nazis de izquierdas?" sigue siendo un rotundo NO.

Sin rodeos, la Alemania Nazi fue uno más de esos imperialismos, cierto es que estaba en desventaja, incluso ante pequeños estados europeos como los Países Bajos y Bélgica, quienes poseían más asentamientos coloniales que los alemanes. El lector ya debe intuir a donde voy, sin duda entiende que hacemos referencia al estricto sentido del término IMPERIO, es decir, doctrina que un Estado ostenta al tener, como parte de su territorio, al menos algunos conquistados en una guerra de anexión y que conserva activa una política expansionista. 

A quién (excepto a un "revisionista" neonazi) le puede pasar por alto que la Alemania Nazi fue la continuación de esa etapa histórica en que el Imperio Alemán desarrolló su proyecto expansionista, llegando a establecerse como nuevo Poder Imperial en la Europa de los años 1939-45. Si el nazismo hubiese consolidado sus iniciales victorias de conquista por el "espacio vital", su líder, Adolf Hitler, sería elevado a la categoría de 'Emperador del Reich de los Mil Años' (para su desgracia y para felicidad del mundo, solo fue un Reich de 12 Años... o menos). 

Sería interesante que el "revisionismo" de la segunda guerra mundial nos explicara por qué la Alemania de la época hitleriana se proclamó DAS DRITTE REICH (el TERCER REICH, es decir, 'El Tercer Imperio'). También sería destacable escuchar que la beligerancia germana no fue un acto de continuidad de la GRAN GUERRA (1914-1918); o, que no se trató de una revancha imperialista, es decir, que no fue una nueva guerra de conquista, de explotación y expolio de Europa (y de venganza por el humillante Tratado de Versalles) en que los principales sátrapas hitlerianos saquearon impunemente los bienes patrimoniales de las naciones ocupadas, ni el arte privado de la Europa bajo la bota nazi se salvó de esa rapiña (para su provecho personal, no para beneficio del Imperio). 




Magnífica sería una explicación del "revisionismo" sobre el hecho que el pretendiente al trono germano, Adolf Hitler, ofreció "paz" a sus colegas imperialistas británicos, a cambio de la fórmula: manos libres para Alemania en la Europa continental y vía libre para Inglaterra en su Imperio colonial de ultramar, conservando el ostentoso título de "La Reina de los Mares". Tal acuerdo no fue posible (pese a que había partidarios en los dos bandos), los británicos decidieron que deberían seguir conservando el título de la potencia imperialista más fuerte del mundo, razón por la cual se volvió a repetir el guión de la Primera Guerra Mundial, en otras palabras, un conflicto por el reparto del mundo, por la consolidación de sus posiciones colonias, por la aplicación geopolítica de sus zonas de influencia; y, por último, por el manejo y control del capital financiero y el comercio mundial. 




El Imperio del Japón, era oficialmente eso que indica su nombre, un Imperio, aspiraba ampliar su hegemonía en el Lejano Oriente y mares colindantes a costa de la guerra. El Reino de Italia, a la cabeza del Rey Víctor Manuel III y representado por Benito Mussolini entre 1922-1943, fue un Imperio Colonial que buscaba expandirse y asentarse en nuevas tierras (guerra de Abisinia 1936, África Oriental, Libia y el Mediterráneo). Estas potencias imperialistas, junto al Imperio Alemán (Deutsches Reich), el 27 de septiembre de 1940 se aliaron mediante el Pacto Tripartito o Pacto del Eje.

"DEUTSCHES REICH" -IMPERIO ALEMÁN- continuó manteniendo esa designación oficial del estado alemán después del nombramiento de Hitler como Canciller del Reich, así venía denominándose desde antes de 1871 en que se declaró el 'Segundo Reich' mediante la unificación de los Estados alemanes y la proclamación de Guillermo I como emperador, periodo que concluyó en 1918 tras la abdicación de Guillermo II al ser derrotado en la Gran Guerra. Alemania se convirtió en una República -la 'República de Weimar', con una democracia parlamentaria-, pero, jurídicamente, dentro y fuera del estado, en las negociaciones y relaciones internacionales, su nombre oficial seguía siendo "Deutsches Reich". 




La ascensión al poder de la "revolución" nazi en 1933 tácitamente puso fin a la República de Weimar, previamente, en 1923 Hitler proclamó que "La revolución nacional ha estallado" (Munich, 9 noviembre 1923, Putsch de la Cervecería). Bajo el control total de Alemania, en vez de abolir el término 'Reich' que connotaba la vieja política, el "nuevo orden revolucionario hitleriano" se autoproclamó el 'Tercer Reich' y propuso devolver a Alemania su antiguo y glorioso esplendor imperial, recuperando su orgullo perdido. Los nazis abogaron por la continuidad de esa doctrina que edificó la historia de Alemania, el terreno estaba servido en bandeja de plata. 


El Putsch de la cervecería, 9 de noviembre de 1923, en el centro Heinrich Himmler, portando la bandera de guerra del Imperio Alemán. ¿Es el nazismo revolucionario... y de izquierda...?


La explicación es lógica, Hitler no abolió el Imperio porque él mismo aspiraba asumir su titularidad arropándose con todas las formalidades que fuere posible. (La historia nos recuerda que en el fallido putsch nazi de 1923, un joven llamado Heinrich Himmler enarbolaba la vieja bandera imperial mientras marchaba con las tropas de asalto nazis por la calles de Munich).

Como sabemos el 'Primer Reich' fue el 'Sacro Imperio Romano Germánico', establecido en el año 962, con una dinastía monárquica que perduró por largos siglos, que en lo administrativo no era un estado propiamente dicho, sino las típicas monarquías de épocas pasadas y medievales.

Volvamos a los nazis y su 'Deutsches Reich'. El aprendiz de emperador, Adolf Hitler y su séquito optaron en 1943 por designar al Imperio Alemán bajo el título oficial de "GROSSDEUTSCHES REICH" -GRAN IMPERIO ALEMÁN- en instancias que la Alemania nazi ya no tenía nada de grande, al contrario, el declive y final de su corta existencia ya había comenzado (1943-1945), ese nombre fue oficial hasta 1945. 


Ya desde 1939, los propios nazis dejaron de utilizar la expresión 'Tercer Reich' como sinónimo del 'Deutsches Reich', reemplazándolo por el 'Grossdeutsches Reich', en alusión a las grandes conquistas territoriales de su Blitzkrieg (guerra relámpago) entre 1939 y 1941.

Entonces, 'El Tercer Reich' (Das Dritte Reich) fue una denominación inicial que no representaba oficialmente a la Alemania hitleriana, fue utilizada dentro de los círculos internos nazis que se declararon, supuestamente, herederos de los anteriores imperios germánicos. El término "Tercer Reich' se popularizó más en el ámbito internacional y, aún hoy, seguimos refiriéndonos como el 'Tercer Reich' al periodo nazi, así podemos percatarnos que es muy común encontrar ese apelativo en libros, enciclopedias y en medios de difusión. Y, hasta los neonazis de internet sueñan con un idílico 'Cuarto Reich' que continuará la "obra" de su amado Führer nazi. 

Retornemos a la realidad. El 'nacionalsocialismo' de Hitler proclamó una "revolución" nacional... y "socialista", calificó a la 'República de Weimar' como decadente y corrupta continuadora de un sistema podrido. No hubiéremos podido esperar otra cosa, al menos, los nazis debieron eliminar oficialmente la denominación 'Imperio Alemán' ('Deutsches Reich') nombre que continúo vigente durante el régimen del 'Nuevo Orden Mundial' (proclamado por Hitler) hasta 1943, como si hicieron al eliminar la bandera adoptada por la República de Weimar, que técnicamente seguía siendo imperial, reemplazándola con la swástica, como nuevo símbolo de la Alemania hitleriana. Ese tema nunca fue tocado, como tampoco los nazis abolieron otros símbolos del Imperio, al contrario, los adoptaron junto a otras viejas tradiciones imperiales y agregaron su propia simbología, clara referencia a que ellos -los nazis- serían los nuevos herederos de la tradición imperial germánica, conformarían la nueva casta de 'Amos y Señores'




Otro episodio que delata la ensoñación imperial de Hitler y el particular anhelo de ser reconocido como algo más que un simple "Führer" de los alemanes fue su posicionamiento final, junto al Reichswehr (fuerzas armadas), en el caso de Rohm y otros nazis más radicales que se inclinaban por suprimir definitivamente cualquier rasgo monárquico y las fuerzas armadas alemanas. Hitler no permitiría que nada ni nadie interfiriera en su plan de transformarse en el único y absoluto gobernante del Reich. Las ideas extremistas en cuestiones de estado que expresaba Hitler en sus discursos era pura propaganda, agitación de masas para consolidar su posición; pero Rohm y su séquito lo tomaban en serio. Rohm aspiraba que sus tropas de asalto se conviertan en las nuevas fuerzas armadas alemanas, pretendía eliminar el poder judicial, la administración pública, la misma Constitución, Rohm anhelaba crear un estado fascista o al menos algo parecido (Rohm, ex militar y ex jefe de Hitler, siempre fue un radical de derecha). La alianza Reichswehr - Hitler dio sus frutos, el líder nazi debía purgar a esos elementos indeseables, en premio las fuerzas armadas, al poco, jurarían lealtad a Hitler. La "revolución" nacional... y "socialista" de los nazis quedó sepultada.


Hitler demostró al todavía vigente poder imperial que él no era un simple chiflado de extrema derecha, hizo ver su evidente deseo de perpetuar el sistema, aplastando cualquier oposición a su dictadura (suprimiendo los partidos políticos, en especial a los comunistas y acabando con el sindicalismo, etc). El resto lo haría la propaganda cultivando el culto a la personalidad, Hitler se transformó en una "figura divina", el "mesías" para muchos alemanes, algo que le hacía feliz, era lo más próximo al poder real que encarnaban los emperadores alemanes.

Esto no admite discusión, en ese sentido, los nazis fueron tan monárquicos e imperialistas como los junkers prusianos y los nobles alemanes, la diferencia era que los nazis querían, en secreto, imponer su propio Kaiser. Otra notable diferencia, el nazismo estaba integrado por un grupo de perturbados nacidos de las clases populares con ínfulas señoriales, a las clases privilegiadas les pareció un elemento útil para contener a los nacientes movimientos sociales y, exclusivamente, para ese fin los apoyaron financiera y políticamente, ya verían más tarde como "contener" sus desquiciadas teorías... 

A la caza de antiguos símbolos imperiales




La fotografía de la parte superior es elocuente, su sola imagen nos traslada a otro "mundo", a otra época; las de abajo, son carteles propagandísticos de los años 30. "Larga vida Alemania" y Hitler ataviado como el "Caballero del Grial", fueron el típico ejemplo de cómo el nazismo pretendió usar la simbología para sus fines. El cartel de Hitler abanderado del Grial se publicó en otoño de 1936 y fue retirado poco después, tenía el siguiente texto:

"Der Bannerträger ...ob im Glück oder im Unglück, ob in der Freiheit oder im Gelangnis, ich bin meiner Fahne, die heute das Deutschen Reiches Staatsflagge ist, treu geblieben" (El Abanderado... ya sea en la suerte o en la desgracia, ya sea en libertad o en la cárcel, me mantuve fiel a mi bandera, que hoy es la bandera del estado imperial alemán" (A.H.). 

Por las razones esgrimidas, a Hitler le urgía ser coronado Emperador, tras las nuevas conquistas territoriales -Lebensraum- (espacio vital) debía consolidar sus victorias. El Führer tenía que dejar de ser un simple y grotesco führer, tenía que ser ungido como Kaiser del Reich de Los Mil Años. 

¿Cómo conseguir esa "legitimidad" para él y sus actos?, se preguntaba Hitler. Debía modelar su comportamiento conforme la tradición de los antiguos emperadores, "así, de forma siniestra, Hitler acrecentó su carisma personal alentando al pueblo alemán para que lo considerase desde un mesías bíblico hasta una manifestación moderna de los antiguos emperadores Hohenstauffen, razón por la cual su régimen se denominó Tercer Reich", afirma el excelente estudio de Baigent y Leigh, "Secret Germany".

Los nombrados autores citan "La conciencia mítica" (1936) de Thomas Mann para aclarar que esas identificaciones ejercen autoridad porque, sean válidas o no, se apoyan en la 'legitimidad' que la sustenta: la 'legitimidad' del pasado, de la historia y de la tradición, a través de las cuales la vida encuentra su 'propia conciencia, la sanción y la consagración'. El dirigente que no genera identificación mítica parece carecer de autoridad precisamente porque le falta la apariencia de 'legitimidad', concluyen. 




No es ninguna leyenda que Hitler en 1938 se apoderó  de la supuesta arma más poderosa de la historia, la 'Lanza del Destino'. (se dice que el centurión romano Longino habría atravesado con ella el cuerpo de Cristo). El hombre necesitaba dotarse de títulos y símbolos necesarios que lo convaliden como futuro Emperador, no solo arrebató la Lanza, también se adueñó de las joyas de los Habsburgo, una vez en sus manos desató la guerra.

Un esclarecedor documental, "Hitler and the spear of destiny" (Hitler y la Lanza del Destino) señala que

"El problema de Hitler es que nada en él era imperial, ser hijo de un funcionario de la clase obrera no es suficiente para autoproclamarse el führer alemán, necesitaba parecer uno. Decidió que para ser emperador necesitaría tener las posesiones de uno. Hitler buscó emblemas que respaldarán su afán de liderar al pueblo alemán hacia una nueva era. Pensó "necesito varias cosas que se hayan asociado a otras personas con poder". 

Los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico tenían coronas enjoyadas que simbolizaban su autoridad: Una corona imperial, un cetro y un orbe. 

Sin embargo, de todos esos símbolos de la gloria germánica pasada uno era, para Hitler, más importante que el resto... la lanza del destino. Con el transcurso de los siglos la supuesta lanza de la leyenda se convirtió en una reliquia, llegó hasta Carlomagno, dicen que la llevaba a sus batallas y que todos sus sucesores quisieron poseerla, convirtiéndose en un símbolo de autoridad imperial. "Aquel que poseyera la lanza sería invencible en el campo de batalla", cuenta la leyenda. 
 


"Estaba claro por qué Hitler la quería, pero no la tenía", estas reliquias se encontraban en Viena. Una vez autonombrado Führer de los alemanes lo único que tuvo que hacer tras el 'Anschluss' fue llevársela, apoderándose, además, de la joyas de la Monarquía. Hitler acudió en persona al Palacio Hofburgse llevó la Lanza el 15 de marzo de 1938. Esa fecha tampoco fue coincidencia, era el día de San Longino. Expresamente Hitler trasladó la lanza a Nuremberg, antigua capital de los emperadores germánicos, allí había permanecido durante siglos. Irónicamente, Nuremberg se transformó en la capital "espiritual" del nazismo, del Reich de los Mil Años. 

"Al exponer la Lanza y las joyas de la Corona su mensaje no podía ser más claro: Él era el heredero del Sacro Imperio Romano Germánico".

Se dice que Hitler pensaba que con la lanza sería imparable al conquistar el resto de Europa... pero eso no ocurrió. Tras el avance de los Aliados, la lanza, el cetro, el orbe y la corona, junto a miles de obras de arte saqueadas en Europa, fueron escondidas en una cámara secreta bajo el Castillo de Nuremberg, lugar donde fueron recuperadas por las tropas del General Patton. 


George Patton declaró públicamente que "esas reliquias como la 'lanza del destino' no eran obras de arte, eran emblemas de guerra manipulados por los nazis para convertirlos en símbolos del Tercer Reich". La lanza y las joyas retornaron a Viena, al mismo lugar donde Hitler las arrebató.

Dentro del campo de la leyenda, se dice que "la lanza funciona como señal de Dios o el respaldo de Cristo a su portador, ya que está en posesión de una reliquia que ha tocado el cuerpo de Cristo. También como una prueba del Derecho divino de los reyes y su 'derecho divino de conquista'."

Pero, ¿cómo podía esto tener efecto en Hitler?, a pesar de haber nacido bajo la confesión católica, era un anticristiano convencido y su anhelo más profundo era ver destruida la iglesia católica desde sus cimientos. La única explicación es que la lanza al igual que los otros símbolos de los emperadores le concederían ese "derecho" de "legitimización" que tanto anhelaba, sin importarle en absoluto el sentimiento religioso. Esas reliquias, al igual que Constantino hace siglos atrás, le facultaba, si lo quisiere, a fundar una nueva religión. Según han relatado sobrevivientes y alguna documentación existente, eso era lo que Hitler aspiraba, crear una nueva religión renacida de las antiguas creencias paganas de la tradición germánica en la que él sería no solo el emperador, además sería su guía espiritual. 

A través de los siglos (hay por lo menos tres lanzas que se disputan la autenticidad) y, según la leyenda, la lanza siempre estuvo en manos de poderosos monarcas, ejercía una especie de fe ciega en su supuesto poder: "Si lo crees, y sobre todo si consigues que otros lo crean, entonces tendrás un poder terrorífico". En 1796 Napoleón quiso hacerse con su poder y gloria, conquistó la tierra de los germanos y puso fin a los mil años de la existencia del sacro imperio romano germánico, llegó a Nuremberg y reclamó la lanza, también él estaba convencido que la lanza proporciona a su poseedor el poder para dominar el mundo. Los burgomaestres de Nuremberg temieron que Bonaparte se vuelva invencible y decidieron ocultar la lanza en Viena, debía ser devuelta cuando se restableciera la paz.  

Es evidente que Hitler pretendía fusionar la simbología monárquica del Sacro Imperio Romano Germánico con las demenciales teorías raciales, con los grandes mitos germánicos, con los grandes personajes de la historia y con el nacionalismo ferviente (teoría del volk). 

Solo así podía remediarse la mediocridad como persona, la falta de títulos de nobleza y de 'sangre real' de un tal Adolf Hitler, que no podía aspirar otra cosa que imitar a Napoleón Bonaparte, un "desclasado" convertido en Emperador a base de  la fuerza de las armas.



Sin la guerra, sin la teoría del 'Lebensraum' (espacio vital), sin la concepción ideológica y milenarista del mundo hitleriano 'Weltanschauung', sin su teoría racial del 'Blut und Boden' (sangre y suelo), sin desenmascarar al "enemigo" de la humanidad 'Weltfeind', es decir, los judíos, el nazismo no hubiere podido definir el fraudulento, retorcido y utópico 'Imperio de los Mil Años' (según los nazis, los judíos son el origen de todos los males, creadores del cristianismo, de la masonería, la democracia, el marxismo, el pacifismo, el internacionalismo, la revolución mundial judía, el capital financiero, etc., etc., todos elementos que constituían un peligro para la "pura" civilización germánica).

El nazismo al proclamar el advenimiento de un "Nuevo Orden Mundial" intentó dotarse de esos títulos necesarios para considerarse una "raza de Señores". Al declarar el 'Tercer Reich' obtuvieron "legitimidad" para sus aspiraciones y se ganaron, como hemos dicho, el apoyo de círculos monárquicos e industriales que desembolsaron el dinero para que el proyecto imperial se mantenga vigente. 

Ese círculo de alianzas que apoyaron a Hitler pasa casi desapercibido en la historia, quienes si lo identifican lo conocen como "Movimiento Sinarquista de los Imperios", inicialmente conformado por la oligarquía económica europea, miembros de la nobleza e integrantes de sociedades secretas de tipo masónico, cuyo objetivo ha sido siempre establecer una dictadura sinarquista, una nueva versión global del IMPERIO ROMANO, una dictadura fascista como se la denomina popularmente en nuestros días.

  
Toda la simbología que se puede observar en estas fotografías no son más que una reminiscencia al Imperio Romano, el modelo que imitó el nazismo en el supuesto retorno al pasado glorioso de la raza "aria".


El aparato propagandístico se encargó de proyectar no solo la información mediática oficial (no existía medios alternativos); lo más importante, recurrió a un alucinante e impactante bombardeo de simbología antigua y religiosa que trastornó la psiquis colectiva alemana, el pueblo llano debía tragarse el cuento que eran parte del renacer del 'Gran Reich Alemán'. La educación fue de tal magnitud que hasta el presente mucha gente (menos los alemanes) sigue creyendo la versión nazi de la historia. 


III

El Imperio económico nazi

Los "revisionistas" neo nazis y la extrema derecha nos han querido vender, desde hace más de medio siglo, la falsa historia que Hitler y la doctrina nazi lucharon contra la oprobiosa injerencia del “capital judío” en la conquista del mundo, que combatieron en favor de la civilización y de los pueblos, que defendieron a Europa y al mundo del comunismo, etc., rotundamente falso. 

El nazismo se limitó a aplicar el viejo modelo imperialista: conquista, dominación, esclavitud, expolio y crimen. El fenómeno nazi es otro ejemplo del imperialismo aplicado al modelo económico de la primera posguerra europea, el nazismo y el fascismo italiano simplemente adaptaron las ya existentes prácticas coloniales y tuvieron vida gracias a la garantía y seguridad económica que les proporcionaban los círculos del capital financiero. 

Está hartamente documentado quienes financiaron y encumbraron al poder a Hitler y sus secuaces. Relatos "revisionistas" fabulan sobre la supuesta oposición de Hitler al “patrón oro”, por cuya “razón” la banca internacional le "declaró" la guerra; otros "revisionistas" intentan minimizar el apoyo de los grandes grupos económicos e industriales a cifras irrelevantes, exhibiendo documentos de aportes con pequeños montos (por lógica no todos simpatizaban con los nazis). Un contundente ejemplo de la relación banca-industria-nazismo la encontramos en “Wall Street and the Rise of Hitler” (Wall Street y el Ascenso de Hitler) de Antony Sutton, solo por citar una fuente. 

Sin los aportes de varios hombres con grandes fortunas, de sectores de la aristocracia, del mundo de las finanzas y la industria, el nazismo no hubiese sido capaz de obtener recursos para movilizar a millares de hombres, dotarles de uniformes, alimentarlos, trasladarlos a las grandes concentraciones de masas. ¿Acaso piensan -como dicen los neonazis- que el alemán de la época de la recesión estaba en condiciones de subvencionarse, a si mismo, ese tipo de gastos o, la "aportación" voluntaria y solidaria, permitiría tal despilfarro de recursos?. Por supuesto que había quien podía pagarse los costos o que algún solidario ayudará a quien carecía de recursos, pero hablamos, por ejemplo, de tres millones de "Camisas marrones" (SA), la mayoría eran gente desempleada. 

Solo un "revisionista" puede, descaradamente, negar que la gran industria financió el nazismo, sin ese apoyo aquel grupúsculo con escasa influencia social, conocido popularmente como partido nazi, no hubiera sobrevivido en el escenario político.

La influencia del Imperialismo alemán en la era hitleriana llegó también -como no puede ser de otra manera- a la esfera de la economía regional, aunque con una crisis global e inestabilidad económica,  Alemania se impuso incursionando en el desarrollo militar y, a escasos años, ya estaba en condiciones de ejercer su influencia económica, por ejemplo, en España (durante y después de la guerra civil); los nazis lograron contar con el suministro de materias primas para su industria bélica, varios historiadores y economistas observan tal grado de monopolización alemana sobre la economía española, principalmente en materias primas y exportaciones, los beneficios para los nazis fueron enormes.



Otra genial obra del artista Arthur Szyk, "Madness", New York, 1941


Ese estilo de imperialismo nazi, Neo-Weltpolitik, fue implantado en las relaciones con otros estados que fueron quedando bajo tutelaje alemán (Hungría, Rumania, Bulgaria), la otra opción solamente podría ser la invasión y ocupación de sus territorios. (Weltpolitik significa "política mundial", término adoptado para definir la estrategia político-militar del imperio alemán a fines del siglo XIX. Una estrategia agresiva, expansionista e imperialista del Kaiser Guillermo II, razón importante para el estallido de la Primera Guerra Mundial y que fue continuada por Adolf Hitler).

A la larga, este tipo de dominación (económica) nazi-alemana les resultaba más favorable a los países de Europa del Este, al principio miraron a los alemanes como "salvadores", éstos países prefirieron aliarse con los nazis a tener que soportar una invasión armada, eran naciones poco desarrolladas y sin posibilidad de explotar exitosamente sus recursos, el precio que pagaron fue irremediable, ser participes en la segunda guerra mundial bajo la órbita alemana, colaboraron en la invasión a la URSS (aunque su tarea básica fue proteger los flancos alemanes y seguir proporcionando petróleo, alimentos y otras materias primas a la industria alemana), luego sucumbirían ante el avance soviético.

El tema puede ser profundizado, sobre todo en lo que refiere a la economía imperial del nazismo, pero no es el propósito de este ensayo (en la serie de artículos "Desenmascarando los fraudes del revisionismo" hablamos exclusivamente sobre economía nazi). 

En resumen:

- Creerse la versión "revisionista" sobre el nazismo y sus "virtudes" equivale a la fuerza que el impulso religioso obra en la gente, una mera cuestión de Fe. 
 - Propagandistas del neo nazismo, como Saint- Loup, (pseudónomo de un francés que militó en las SS), a quien idolatran 'revisionistas' como Joaquín Bochaca, repiten, cual cotorras, que el nazismo llevaría a Europa a la realización del "socialismo"; o, que “Alemania ha tomado la vía del socialismo de la acción"; o, aun más, que "Hitler ha prometido una paz revolucionaria para la gran Europa socialista”.
- Todo se limitó a una "cruzada" contra el bolchevismo, que, sin embargo, debía culminar con la instauración de una "Orden de Caballeros", los futuros dirigentes de la "Nueva Europa" o del "Nuevo Orden Mundial Hitleriano".
- El Tercer Reich de Hitler fue una de la máximas expresiones del brutal poder imperialista bajo los aparatos del Estado reflejado en tiempos modernos, lo demás sigue siendo puro cuento "revisionista". 
- El fascismo y nazismo, en primer lugar, son predecesores del colonialismo, es decir fuerzas reaccionarias de los Imperios de su época.
- El nazismo fue auspiciado y elevado al poder por el capital financiero y una de sus primeras tareas fue, precisamente, destruir, lo que decían defender, el movimiento obrero.
- El nazismo tenía como propósito el reparto del mundo bajo supervisión de un círculo de alianzas, en su tiempo fue conocido como "Movimiento Sinarquista de los Imperios", (oligarquía económica, casas reales y nobleza europea, industriales, financieros internacionales, miembros de diversas sociedades secretas). *
- El objetivo primario era unificar Europa bajo la férrea mano del nazismo, un NUEVO ORDEN que se extendería a todo el mundo, regentado por un gobierno que garantice y represente sus intereses. 
- No es sorprendente que tras el fracaso del nazismo y su fugaz Imperio europeo se haya reciclado el programa a través del Nuevo Imperialismo que surgió de la denominada "Guerra Fría", por tanto, las actividades genocidas no se han detenido.
- Tras las grandes guerras del siglo XX se produjo el advenimiento de otro tipo de imposición colonial-imperialista en el mundo. Robert Kurz en "La Guerra de Ordenamiento Mundial", señala que es una metamorfosis del "imperialismo nacional territorial" hacia el actual "imperialismo global ideal". Ya habrán escuchado que al Imperialismo de hoy lo conocemos como "Globalización".
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Próximo artículo
Nazismo y Monarquía (I)

NOTAS:

* Ver los pormenores sobre la SINARQUIA en nuestra serie de entregas sobre ese tema.

Artículos de la Enciclopedia "El Tercer Reich":


- Walter Görlitz.- El día de la Nación.

- F. Bedürftig.- La última esperanza del Kaiser. Los Hohenzollern a la espera.

Michael Baigent y Richard Leigh.- Secret Germany. (1994), en castellano publicado por Ediciones Martínez Roca S.A. (2009)

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