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04 octubre 2020

Las contradicciones del Irán moderno



por Thierry Meyssan
Red Voltaire


I parte
De país imperialista, Irán pasa a ser ‎antimperialista‎
La historia del Irán de los siglos XX y XXI no corresponde a la imagen que se tiene de ‎ese país en el mundo occidental. Pero tampoco corresponde a la imagen que transmiten ‎los discursos oficiales de los dirigentes iraníes. Históricamente vinculado a China, pero ‎fascinado por Estados Unidos desde hace dos siglos, Irán se debate hoy entre el ‎recuerdo de su pasado imperial y el sueño liberador del imam Khomeini. Khomeini veía ‎en el chiismo algo más que una religión. Lo consideraba también un arma política y ‎militar y vaciló entre proclamarse protector de los chiitas o libertador de los oprimidos.


En 1925, Londres se las arregla para derrocar la dinastía Qayar, que ejercía el poder en Persia, ‎y poner un oficial del ejército británico a la cabeza del país con el título de shah. Durante la ‎Segunda Guerra Mundial, ya bajo el nombre de Reza Pahlevi, aquel elegido de los británicos ‎resulta ser un ferviente germanófilo y Londres lo sustituye por su hijo, Mohammad Reza ‎Pahlevi. En 1971, tratando de alcanzar la estatura de personalidad internacional, el nuevo shah ‎convoca un encuentro de reyes, jefes de Estado y jefes de gobierno de todo el planeta para ‎celebrar los 2.500 años del imperio persa. Inquietos ante aquella muestra de megalomanía, ‎Estados Unidos y el Reino Unido sacan del poder al shah Mohammad Reza Pahlevi para ‎poner en su lugar al ayatola Roullah Khomeini.

Los persas conformaron vastos imperios, pero no lo hicieron conquistando los territorios de ‎los pueblos vecinos sino federándolos. Comerciantes más que guerreros, los persas impusieron ‎su lengua a toda Asia durante todo un milenio, a todo lo largo de las rutas chinas de la seda. ‎El farsi, lengua que hoy se habla únicamente en Irán, ocupaba entonces un lugar sólo ‎comparable al inglés actual. En el siglo XVI, el soberano persa decidió convertir su pueblo al ‎chiismo para unificarlo y aportarle una identidad particular en el seno del mundo musulmán. Ese ‎particularismo religioso sirvió de basamento al imperio safávida. ‎


En 1951, el primer ministro iraní, Mohammad Mossadegh (sentado a la ‎derecha) hace uso de la palabra ante el Consejo de Seguridad de la ONU.‎

A principios del siglo XX, Persia se ve enfrentada a las ambiciones de los imperios británico, ‎otomano y ruso. Como consecuencia de una terrible hambruna deliberadamente provocada por ‎los británicos –que deja 6 millones de muertos–, Teherán pierde su imperio y, en 1925, Londres ‎impone a Persia una dinastía de opereta –la dinastía Pahlevi– para acaparar la explotación de los ‎yacimientos petroleros únicamente en beneficio del imperio británico. ‎

Pero en 1951 un nuevo primer ministro iraní, Mohammad Mossadegh, nacionaliza la Anglo-Persian ‎Oil Company. Furiosos, el Reino Unido y Estados Unidos derrocan a Mossadegh y mantienen en ‎el poder al shah Mohammad Reza Pahlevi. Para contrarrestar la influencia de los nacionalistas ‎iraníes, Washington y Londres convierten el régimen del shah en una feroz dictadura, liberando al ‎ex general nazi Fazlollah Zahedi e imponiéndolo como primer ministro. Este individuo crea una ‎policía política, la SAVAK, cuyos cuadros son ex oficiales de la Gestapo nazi, reciclados por ‎Washington y Londres y reagrupados en las redes denominadas stay behind.‎

El derrocamiento del primer ministro Mossadegg llama la atención del Tercer Mundo hacia la ‎explotación económica de la que está siendo objeto. El colonialismo francés era un colonialismo ‎tendiente a instalar pobladores franceses en las naciones que colonizaba mientras que el ‎colonialismo británico es sólo una forma de saqueo organizado. Antes del gobierno de ‎Mossadegh, las compañías petroleras británicas no revertían más de un 10% a los pueblos cuyos ‎recursos explotaban. Inicialmente, Estados Unidos se pone del lado de Mossadegh y propone que ‎se revierta la mitad. Impulsado por Irán, la tendencia a ese reequilibrio se mantendra en todo ‎el mundo durante todo el siglo XX. ‎


Amigo de los intelectuales franceses Frantz Fanon y Jean-Paul Sartre, ‎el iraní Alí Shariati reinterpreta el islam como una herramienta de liberación. Según sus ‎palabras: “Si no estás en el campo de batalla, da igual que estés‎ en la mezquita o en un bar”.

Poco a poco van surgiendo dos principales movimientos de oposición en el seno de la burguesía ‎iraní: en primer lugar, los comunistas, respaldados por la Unión Soviética, y después los ‎tercermundistas, reunidos alrededor del filósofo Alí Shariati. Pero será un clérigo, el ayatola ‎Roullah Khomeni quien logrará finalmente despertar la conciencia de los más desfavorecidos. ‎Khomeini estima que más que llorar por el martirio del profeta Hussein lo más importante sería ‎seguir su ejemplo luchando contra la injusticia. Debido a esa posición, Khomeini será ‎estigmatizado como hereje por el resto del clero chiita. Al cabo de 14 años de exilio en Irak, ‎Khomeini se instala en Francia, donde sus ideas impresionan a numerosos intelectuales de ‎izquierda, como Jean-Paul Sartre y Michel Foucault.‎

Mientras tanto, Occidente convierte al shah Mohammad Reza Pahlevi en el «gendarme del Medio ‎Oriente». El shah se ocupa personalmente de aplastar los movimientos nacionalistas y sueña ‎con recuperar el esplendor de otros tiempos, tanto que llega incluso a celebrar con fastuosidad ‎hollywoodense el aniversario 2.500 del imperio persa, montando toda una ciudad tradicional en ‎Persépolis. ‎

Durante el “shock” petrolero de 1973, el shah Mohammad Reza Pahlevi se da cuenta ‎bruscamente del poderío que tiene en sus manos, se plantea la posibilidad de restaurar un ‎verdadero imperio y solicita la cooperación de la dinastía real de Arabia Saudita. Esta última ‎informa de inmediato a su amo estadounidense, quien decide entonces deshacerse de un aliado ‎al que ahora considera demasiado ambicioso, sustituyéndolo por el ya anciano ayatola Khomeini ‎‎–de 77 años en aquel momento– a quien, por supuesto, rodeará con sus agentes. Pero, primero ‎que todo, el MI6 británico procede a “limpiar el terreno”: los comunistas iraníes son ‎encarcelados; el «imam de los pobres», Moussa Sadr, de nacionalidad libanesa, desaparece para ‎siempre durante una visita en Libia; y el filósofo iraní Alí Shariati es asesinado en Londres. Solo ‎entonces, las potencias occidentales invitan al shah Mohammad Reza Pahlevi a salir de Irán por ‎varias semanas para recibir “tratamiento médico”. 

El 1º de febrero de 1979, el ayatola Khomeini regresa de su largo exilio. ‎Desde el aeropuerto de Teherán, va directamente al cementerio de Behesht-e Zahra (ver foto), donde pronuncia una alocución llamando el ejército a unirse a la tarea de liberar Irán ‎de los anglosajones. La CIA descubre entonces que el hombre al que había tomado por un ‎predicador senil es un verdadero tribuno capaz de movilizar multitudes y de comunicar a cada ‎iraní la convicción de que puede ayudar a cambiar el mundo.

El ayatola Khomeini regresa triunfalmente de su exilio el 1º de febrero de 1979. Desde de la pista ‎de aterrizaje del aeropuerto internacional de Teherán, un helicóptero lo traslada de inmediato ‎hasta el cementerio de la ciudad, donde acaban de ser sepultados 600 manifestantes abatidos ‎cuando participaban en una protesta contra el régimen del shah. Khomeini pronuncia entonces un ‎encendido discurso donde, para sorpresa de todos, no arremete contra la monarquía sino contra ‎el imperialismo. El ayatola se dirige directamente al ejército, exhortándolo a ponerse del lado ‎del pueblo iraní, en vez de seguir al servicio de Occidente. El «cambio de régimen» organizado ‎por las potencias occidentales se convierte instantáneamente en una verdadera revolución. ‎

Khomeini instaura un régimen político no vinculado al islam, denominado Velayat-e faqih e ‎inspirado en la República de Platón, cuyas obras el ayatola conoce a fondo: el gobierno ‎se hallará bajo la autoridad de un sabio, en aquel momento el propio Khomeini. El ayatola ‎aparta uno a uno a todos los políticos prooccidentales. Washington reacciona organizando ‎primero varios intentos de golpes de estado militares y después una campaña de terrorismo ‎a través de elementos ex comunistas, los denominados “Muyahidines del Pueblo”. ‎

Estados Unidos acabará pagando –a través de Kuwait– al gobierno iraquí del presidente Saddam ‎Hussein para utilizarlo como fuerza contrarrevolucionaria frente a Irán. Washington orquesta así ‎una sangrienta guerra entre Irak e Irán, conflicto que se extenderá desde septiembre de 1980 ‎hasta agosto de 1988 y a lo largo del cual las potencias occidentales apoyarán cínicamente a los ‎dos bandos. Irán no vacila entonces en comprar armamento estadounidense a través de Israel, ‎lo cual dará lugar al escándalo conocido como «Irángate» o «Irán-Contras». Mientras tanto, ‎el imam Khomeni transforma la sociedad iraní, desarrolla entre su pueblo el homenaje a los ‎mártires y un verdadero sentido del sacrificio. Cuando Irak agrede indiscriminadamente a los ‎civiles iraníes lanzando misiles a diestra y siniestra sobre las ciudades, Khomeini prohíbe al ejército ‎iraní responder haciendo lo mismo y anuncia que las armas de destrucción masiva contradicen su ‎visión del islam, lo cual prolongará un poco más el conflicto. ‎

Cuando las víctimas de la guerra se elevan a un millón de muertos, el presidente iraquí Saddam ‎Hussein y el imam Khomeini se dan cuenta de que están siendo manipulados por las potencias ‎occidentales y la guerra se detiene como había comenzado, sin razón alguna. Khomeini fallecerá ‎poco despues dejando como sucesor al ayatola Alí Khamenei. Los 16 años siguientes estarán ‎dedicados a la reconstrucción del país. Pero Irán se ha desangrado y la revolución ya no es más ‎que un eslogan vacío. Durante las plegarias de los viernes, los creyentes siguen clamando ‎‎«¡Abajo Estados Unidos!», pero el «Gran Satán» yanqui y el «régimen sionista» se han ‎convertido en socios privilegiados. Los sucesivos presidentes iraníes Hachemi Rafsanyani y ‎Mohammad Khatami organizan la economía del país alrededor de la renta petrolera. La sociedad ‎iraní se relaja y las grandes desigualdades sociales comienzan a reaparecer. ‎

Hachemi Rafsanyani (a la izquierda) se convierte en el hombre más rico de Irán. Pero ‎no será vendiendo pistachos sino gracias al tráfico de armamento ‎a través de Israel. Cuando finalmente llega a ocupar la presidencia de la República Islámica, ‎Rafsanyani envía los Guardianes de la Revolución a luchar en Bosnia-Herzegovina… bajo las ‎órdenes de generales estadounidenses.

Rafsanyani, quien se ha enriquecido gracias al tráfico de armas revelado en el escándalo Irán-‎Contras, convence al ayatola Alí Khameini para enviar los Guardianes de la Revolución a luchar en ‎Bosnia-Herzegovina, junto a los sauditas y bajo las órdenes de la OTAN. Por su parte, ‎Mohammad Khatami establece relaciones personales con el especulador estadounidense George ‎Soros.‎


‎Parte II
Y después de haber sido antimperialista, ‎Irán vuelve a ser imperialista
En su estudio sobre el Irán contemporáneo, Thierry Meyssan ‎muestra cómo Teherán volvió a abandonar el ideal antimperialista de la revolución ‎de 1979 para regresar a una política imperial, presenta numerosos elementos desconocidos. Además, termina planteando una ‎sorprendente hipótesis.

Ante la Asamblea General de la ONU, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad solicita que ‎se abra una investigación internacional sobre los hechos del 11 de septiembre de 2001. ‎Su intervención desata una ola de pánico en Washington donde el presidente Barack Obama levanta bandera blanca ante los ireníes.‎

La juventud iraní que había luchado por su país en la guerra impuesta su país alcanza la madurez. A ‎los 51 años, un ex oficial de los Guardianes de la Revolución, Mahmud Ahmadineyad, es electo ‎presidente de la República Islámica. Como el imam Khomeini, Ahmadineyad no comulga con los ‎dignatarios clericales chiitas, que se las arreglaron para que sus hijos no fueran a la guerra. ‎El objetivo de Ahmadineyad es reiniciar la lucha contra la injusticia y modernizar el país. Ingeniero ‎de formación y profesor de tecnología, Ahmadineyad dota el país de una industria verdadera, ‎emprende un programa de construcción de viviendas y, en materia de la relaciones ‎internacionales, se alía al presidente de Venezuela –Hugo Chávez– y al presidente sirio –Bachar al-‎Assad– frente al imperialismo estadounidense. Irán, Venezuela y Siria se convierten así en centro ‎del juego diplomático internacional, con un discreto apoyo de la Santa Sede. ‎

A pesar del doloroso recuerdo de la guerra que Irak impuso a Irán, Mahmud Ahmadineyad ayuda a ‎la resistencia iraquí frente a la agresión estadounidensesin establecer diferencias entre sunnitas ‎y chiitas. Más tarde también ayudará a Siria frente a los yihadistas. Pero entra en conflicto con ciertos círculos ‎iraníes, debido a la ayuda que aporta a los sunnitas iraquíes y a los laicos sirios, en ‎primer lugar, pero también porque considera más importante el ejemplo del Irán de la Antigüedad ‎que el de la era islámica e incluso trata de autorizar que los hombres no porten barba y el uso ‎facultativo del velo entre las mujeres

La cúpula de la iglesia chiita lo considera entonces una ‎amenaza para su propio poder y para el predominio del Guía de la Revolución, el ayatola Alí ‎Khamenei. Cuando Ahmadineyad resulta reelecto presidente de la República, el ex presidente ‎Khatami y un hijo del también ex presidente Rafsanyani organizan con la CIA un levantamiento de ‎la burguesía en Teherán y en Ispahan. Pero las clases más modestas de la sociedad iraní salen a las ‎calles en defensa del presidente Ahmadineyad y hacen fracasar la «revolución verde» ‎orquestada por la reacción interna y la CIA. ‎

Según sus enemigos externos, el presidente Ahmadineyad es un dictador antisemita que pretende ‎borrar Israel del mapa. Por su parte, sus enemigos internos lo insultan y ridiculizan su misticismo. En realidad, ‎Ahmadineyad denuncia el enorme poder del Guía y llega a ponerse “en huelga” como presidente. ‎
En su calidad de ayatola, Alí Khamenei es una alta personalidad jurídica y ‎espiritual del islam chiita. Como Guía de la Revolución, es el jefe militar y político de la República Islámica.

En marzo de 2013, el Guía de la Revolución, Alí Khamenei, envía a Omán una delegación ‎encargada de conversar en secreto con Estados Unidos. El presidente demócrata Barack Obama ‎sigue adelante con la aplicación de la estrategia Rumsfeld/Cebrowski de destrucción de las ‎estructuras mismas de los Estados en el «Gran Medio Oriente» o «Medio Oriente ampliado» ‎‎ (1)‎, pero no quiere enredar indefinidamente a las tropas estadounidenses en ese enorme ‎lodazal, como hizo su predecesor republicano George W. Bush al emprender la ocupación de Irak. ‎Obama es más bien favorable a la idea de dividir a los musulmanes alimentando las diferencias ‎entre sunnitas y chiitas. Sus diplomáticos aseguran entonces a los enviados del Guía Khamenei ‎que Estados Unidos está dispuesto a permitirle organizar una «media luna chiita» y rivalizar con ‎los sauditas sunnitas. Alí Akbar Velayati, representante del Guía en esa conversación secreta, ve ‎en ello la posibilidad de restaurar el antiguo imperio safávida. A espaldas de otros miembros de la ‎delegación iraní, Velayati se compromete a lograr que los seguidores de Ahmadineyad sean ‎apartados de la próxima elección presidencial y a favorecer la candidatura del jeque Hassan ‎Rohani, quien fue el primer contacto de Israel y Estados Unidos en Irán cuando se montó la ‎operación de tráfico de armas que daría lugar al escándalo conocido como «Irángate» o «Irán-‎Contras». ‎

Así sucederá, el Consejo de los Guardianes de la Constitución declara que Esfandiar Rahim ‎Mashaie, candidato de los seguidores de Ahmadineyad, es un «mal musulmán» y le prohíbe ‎participar en la elección presidencial. El Guía, Alí Khamenei, favorece a varios candidatos –cuya ‎participación en la elección dispersa los votos de los revolucionarios– mientras que los ‎prooccidentales presentan como único candidato a Rohani, quien saldrá electo y designará como ‎ministro de Exteriores a Mohammad Javad Zarif, un hombre que ha pasado la parte más importante de su vida en Estados Unidos

John Kerry y Mohammad Javad Zarif establecen los términos de un ‎preacuerdo en Omán. Resucitan así la idea, concebida por Bernard Lewis y Zbigniew Brzezinski, ‎de sembrar la división entre los pueblos musulmanes del Medio Oriente utilizando las diferencias entre sunnitas y chiitas.‎

El nuevo equipo gobernante iraní negocia públicamente la solución de la llamada «cuestión ‎nuclear iraní» con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y ‎Alemania. El shah Mohammad Reza Pahlevi había iniciado –con apoyo de las potencias ‎occidentales– un programa militar de investigación nuclear, programa que la República Islámica ‎prosiguió durante la guerra que le fue impuesta por Irak, pero que abandonó cuando el imam ‎Khomeini prohibió las armas de exterminio masivo. Al llegar a la presidencia de la República, ‎Mahmud Ahmadineyad había reactivado parcialmente la investigación nuclear pero limitándola a ‎su uso civil. Israel emprendió entonces una campaña internacional de propaganda tendiente a ‎hacer creer que Irán buscaba la manera de exterminar a los judíos –para imponer esa idea, los ‎propagandistas israelíes no vacilan en falsificar la traducción de los discursos del presidente iraní. ‎Pero las potencias occidentales saben que todo eso es falso y rápidamente se llega en Ginebra a ‎un acuerdo que servirá de fachada, pero que no se firma de inmediato ya que, durante todo un ‎año, el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, y el secretario de Estado ‎estadounidense, John Kerry, van a negociar en secreto una repartición del Medio Oriente. Solo ‎después de la firma de ese acuerdo bilateral secreto, en 2015, los otros países participantes en las ‎negociaciones de Ginebra serán invitados a aceptar formalmente, en Lausana, el acuerdo ‎alcanzado en público y finalmente a firmarlo en Viena. Se desbloquean entonces los litigios entre ‎Washington y Teherán. Comienza un proceso de levantamiento de las sanciones impuestas a Irán, ‎ambas partes proceden a la liberación de prisioneros y una primera entrega de 1.300 millones de ‎dólares en efectivo es discretamente enviada a Irán por vía aérea. ‎

Pero en Irán, mientras las familias de los miembros del equipo del presidente Rohani se dan la ‎gran vida, la situación económica del pueblo iraní es cada vez peor. Las sanciones económicas ‎occidentales obstaculizan el desarrollo del país, pero eso no explica totalmente la situación ‎ya que Irán se ha convertido en un experto en comercio internacional, desarrollando alrededor de ‎Dubai un extenso sistema de intermediarios que le permite disimular el origen y el destino de sus ‎productos. Para Estados Unidos resulta imposible controlar las fronteras terrestres de Irán con ‎‎8 países y sus fronteras marítimas. ‎

Después de haber sido vicepresidente bajo el mandato del presidente ‎Ahmadineyad, Hamid Baghaie, quien planeaba crear una internacional contra la injusticia, fue ‎condenado a 15 años de cárcel durante un juicio secreto.

En 2017, el Consejo de los Guardianes de la Constitución declara al nuevo candidato de los ‎seguidores de Ahmadineyad, Hamid Baghaie, «mal musulmán» y le prohíbe participar en la ‎elección presidencial. El jeque Hassan Rohani es reelecto para un segundo mandato presidencial ‎pero el ex presidente Mahmud Ahmadineyad revela las malversaciones cometidas a favor del ‎gobierno y del Guía. Las autoridades iraníes ponen al ex presidente Ahmadineyad bajo arresto ‎domiciliario y arrestan, uno por uno, a todos los miembros de su entorno. Esfandiar Rahim ‎Mashaei, quien había representado a los seguidores de Ahmadineyad con vista a la elección ‎presidencial de 2017, es condenado a 15 años de cárcel al cabo de un juicio secreto sobre el cual ‎se ignoran incluso los cargos presentados contra el dirigente condenado. ‎

El gobierno iraní publica entonces un documento donde se propone la creación de una federación ‎chiita que abarcaría el Líbano, Siria, Irak, Irán y Azerbaiyán, bajo la autoridad del Guía de la ‎Revolución, el ayatola Alí Khamenei. En realidad se trata de restablecer el imperio safávida. ‎Los Guardianes de la Revolución presentes en Siria abandonan la defensa del país y se dedican ‎ahora únicamente a la protección de las poblaciones chiitas. ‎

En cuestión de años, el Irán antimperialista se ha transformado en una nueva potencia ‎imperialista. Sus aliados, estupefactos, no saben cómo salir de la trampa en la que ahora ‎se sienten atrapados. ‎

Las acciones actuales de Irán no corresponden a los discursos de sus dirigentes, que solo ‎disimulan su estrategia. En Occidente se cree que Irán es un país violentamente ‎antiestadounidense, lo cual es absolutamente falso ya que los gobiernos del shah Mohammad ‎Reza Pahlevi, de los presidentes Rafsanyani, Khatami y del actual presidente Rohani estaban ‎enteramente alineados con Washington

El asunto de los “rehenes” estadounidenses retenidos en ‎la embajada (1979-81) es una fábula total: no eran rehenes sino diplomáticos sorprendidos en ‎flagrante delito de espionaje. Por cierto, es muy significativo el hecho que Estados Unidos ‎nunca llegara a exigir compensaciones invocando la Convención de Viena sobre el personal ‎diplomático. En cuanto al campo antimperialista, sus miembros se definen por su posición ante el ‎imperialismo, no contra Estados Unidos. El ex presidente iraní Ahmadineyad llegó a escribirle a ‎Donald Trump para animarlo a “limpiar” la administración estadounidense, como había prometido ‎hacerlo durante su campaña electoral. ‎

Irán no es que está tampoco en contra de los judíos. Existe ciertamente un antisemitismo real en una ‎fracción de su población, pero fue el emperador Ciro II quien liberó a los judíos de su cautiverio en ‎Babilonia y desde aquella época los judíos siempre estuvieron protegidos en tierras persas. Irán e ‎Israel se insultan públicamente y sabotean mutuamente sus sistemas informáticos… pero nunca se ‎han enfrentado en el campo de batalla –hoy en día incluso explotan juntos el oleoducto Ascalón-‎Haifa, en pleno corazón del Estado hebreo, una realidad prohibida que nadie puede mencionar en ‎la prensa israelí sin exponerse a 15 años de cárcel. ‎

Personalidad militar, pero al mismo tiempo política y espiritual, el general ‎Qassem Suleimani era el principal rival potencial del jeque-presidente Hassan Rohani. Pero fue ‎‎“oportunamente” asesinado por Estados Unidos sin que hayan llegado a concretarse las ‎grandilocuentes amenazas de represalias emitidas desde Teherán. Más bien ha sucedido ‎lo contrario ya que el presidente Rohani aceptó que uno de sus asesinos se convirtiera en ‎primer ministro de Irak.

Desorientado por el fracaso de Hillary Clinton en la elección presidencial estadounidense de 2017, ‎el presidente iraní Rohani cuenta con una rápida destitución del ganador, Donald Trump, y ‎se niega a conversar con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Contrario a la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski, Donald Trump intima el bando sunnita –en su discurso de Riad – a poner fin ‎al apoyo que aporta al terrorismo yihadista y saca a Estados Unidos del acuerdo firmado ‎en Viena con el bando chiita. Los sauditas se adaptan al nuevo inquilino de la Casa Blanca, pero ‎en Irán el equipo gubernamental persiste en ignorarlo. La única posibilidad de que el Irán de ‎Rohani llegue a un acuerdo satisfactorio para los dos actores estadounidenses –la Casa Blanca y ‎el Pentágono– sería acabar con los Guardianes de la Revolución iraníes, con el Hezbollah libanés y ‎con cualquier otra forma de oposición al predominio de Occidente, así como aceptar la división ‎de la comunidad musulmana en dos facciones –sunnitas y chiitas– como medio de garantizar que ‎no se produzca un resurgimiento de la revolución. ‎

Finalmente, Donald Trump reafirma su autoridad en la región asesinando, con pocas semanas de ‎intervalo, al principal jefe militar sunnita –el “califa” Abu Bakr al-Baghdadi– y al principal jefe ‎militar chiita –el general iraní Qassem Suleimani.‎

Sólo entonces el presidente iraní Rohani se decide a negociar con Donald Trump. En marzo ‎de 2020, coordina la acción de las milicias huthis con la de las fuerzas emiratíes en contra de las ‎tropas sauditas en Yemen; en mayo acepta que Mustafá al-Khadimi, uno de los asesinos del ‎general Suleimani, se convierta en primer ministro de Irak; en junio, envía Guardianes de la ‎Revolución a Libia, del lado de la OTAN, como ya había hecho su mentor, Hachemi Rafsanyani, ‎enviando Guardianes de la Revolución a Bosnia-Herzegovina. ‎

Al mismo tiempo, Rohani acepta la proposición china de comprar el petróleo iraní al 70% del ‎precio del mercado internacional, con lo cual garantiza nuevamente la renta petrolera… pero ‎hace peligrar su alianza con la India. Esa alianza preveía hacer transitar el comercio indio hacia ‎Afganistán por el puerto iraní de Chabahar, evitando así el territorio de Pakistán. Sin embargo, lo ‎lógico sería que Irán se integrara al proyecto chino de restablecimiento de la ruta de la seda, de ‎la que ya fue parte durante la Antigüedad y en la Edad Media, lo cual exigiría una alianza entre ‎Irán y Pakistán. ‎

La historia del Irán contemporáneo se resume en un ir y venir entre dos visiones ‎políticas opuestas: la del esplendor de un imperio basado en el legado del profeta Mahoma y la de ‎la lucha por la justicia basada en el ejemplo de los profetas Alí y Hussein. Sorprendentemente, ‎quienes optan por el esplendor imperial son designados en la prensa occidental como ‎‎«moderados» mientras que a los partidarios de la lucha por la justicia se les llama ‎‎«conservadores». ‎

Hipótesis
Lo que expondré de aquí en adelante en este artículo debe, por supuesto, ser visto con mucha ‎prudencia ya que sólo es una hipótesis. Se trata, no obstante, de una hipótesis que merece ‎reflexión. ‎

Todo indica que la muerte del general Qassem Suleimani, comandante de las fuerzas especiales de ‎los Guardianes de la Revolución, llegó como anillo al dedo para el presidente Hassan Rohani. Y ya ‎hemos visto que no solo ese asesinato no recibió una respuesta de valor equivalente sino que ‎además uno de los asesinos se convirtió en primer ministro de Irak, con el apoyo de Rohani. ‎Al nombrar a un ilustre desconocido como sucesor del general Suleimani, el poder iraní ha ‎neutralizado de hecho a los Guardianes de la Revolución. Lógicamente, la próxima personalidad ‎por eliminar sería el secretario general del Hezbollah, el líder libanés Hassan Nasrallah. ‎

El 23 de julio de 2019, el embajador israelí Danny Danon presenta al ‎Consejo de Seguridad de la ONU lo que califica como violaciones de la resolución 1559 ‎cometidas por el Hezbollah… y afirma que esa organización de resistencia dispone de ‎instalaciones permanentes en el puerto de Beirut.

Pero no es eso lo que acabamos de ver en Beirut. Lo que vimos fue un depósito de descarga del ‎Hezbollah alcanzado por un arma nueva que provocó una enorme explosión. Esa operación arroja ‎un saldo de 150 muertos y al menos 5.000 heridos. Sólo voces provenientes de Israel, como ‎la del diputado Moshe Feiglin, y de Irán afirmaban al día siguiente que toda desgracia trae algo bueno. ‎Para la prensa oficial de Teherán, la destrucción del puerto de Beirut intensificará la actividad de la ‎ruta terrestre Teherán-Bagdad-Damasco-Beirut y, por ende, el proyecto de federación chiita. ‎

El 6 de agosto, el presidente francés Emmanuel Macron llegaba a Beirut. Según sus interlocutores, ‎Macron dio a los dirigentes libaneses un plazo de 3 semanas para concretar la aplicación de la ‎segunda parte de la resolución 1551: el desarme de la resistencia libanesa (2). El 7 de agosto, Hassan Nasrallah ‎aparecía en la televisora al-Manar, y pudo vérsele turbado, incómodo, incluso deprimido. ‎Durante su intervención, negó en 4 ocasiones toda presencia del Hezbollah en el puerto de Beirut. ‎

El hecho es que ya la máquina está en marcha. La primera parte de la resolución 1551 preveía ‎sacar del Líbano la fuerza siria de paz que había puesto fin a la guerra civil libanesa. Esa retirada ‎de la fuerza siria de paz se concretó en 2005, a raíz del asesinato del ex primer ministro libanés ‎Rafic Hariri –atribuido entonces al presidente sirio– y de la subsiguiente «revolución del cedro». ‎La segunda parte –el desarme del Hezbollahse inicia ahora, en 2020, con la destrucción de la mitad de Beirut y con una nueva revolución de color. Precisamente todo lo que conviene a ‎Benyamin Netanyahu y a Hassan Rohani, viejos cómplices en el tráfico de armas que dio origen al ‎escándalo conocido como Irángate o Irán-Contras. ‎


Thierry Meyssan

[1] ‎«El proyecto militar de Estados Unidos para el ‎mundo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 ‎de ‎agosto ‎‎de 2017.‎
[2] L’Effroyable ‎imposture, Tomo 2, por Thierry Meyssan, éditions Demi-Lune.

29 septiembre 2020

Arte: John Heartfield fotomontaje satírico anti-nazi




por Tito Andino U.
Recopilación de diversas fuentes


John Heartfield (1891 - 1968) es el nombre en inglés que adoptó el artista alemán Helmut Herzfeld. El cambio de nombre se produjo en 1916 como protesta contra el rabioso nacionalismo del Imperio Alemán que denotaba un notorio sentimiento anti-británico durante la Primera Guerra Mundial. Destacamos que éste fino artista fue de los pioneros en utilizar la técnica del fotomontaje, un maestro de ese estilo para su época. 


En 1918 Heartfield se unió al movimiento Dada de Berlín donde estuvo muy activo. Como sabemos, el movimiento artístico conocido como Dadaismo pretendió romper con el sistema capitalista con todo tipo de burlas al considerarlo responsable de enviar a millones de personas a la gran carnicería de la Primera Guerra Mundial, una de las más absurdas farsas disfrazadas de aventura patriótica habidas en la Historia. 


John Heartfield, en la década de los 20 del siglo pasado.

Heartfield se afilió al Partido Comunista Alemán, fue uno de los organizadores, en 1920, de la Primera Feria Dada Internacional en Berlín. En 1919 había sido despedido del servicio cinematográfico de la Reichswehr debido a su militancia y apoyo a la huelga que siguió al asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. Con George Grosz, fundó Die Pleite, una revista satírica. 

Bertolt Brecht se refirió a Heartfield como:


“Uno de los artistas europeos más importantes. Trabaja en un campo que él mismo creó, el campo del fotomontaje. A través de esta nueva forma de arte ejerce la crítica social firmemente del lado de la clase trabajadora, desenmascaró las fuerzas de la República de Weimar que se dirigían hacia la guerra ". 


Sin duda Bertolt Brecht influenció en su arte tras conocerlo en 1924, convirtiendo el fotomontaje en una forma de expresión política y artística para dos publicaciones comunistas: el diario Die Rote Fahne y el semanario Arbeiter-Illustrierte-Zeitung (AIZ), este último publicó la mayoría de fotograbados por las que Heartfield es recordado en el presente.


(Hacer click sobre las imágenes para ampliarlas)


Heartfield tenía una visión por delante de su tiempo: Hitler y los nazis eran exactamente lo que eran: una fuerza de maldad diabólica y destrucción masiva. Utilizó el fotomontaje para satirizar a Adolf Hitler y los nazis, subviertiendo sus símbolos como la esvástica con el fin de socavar su mensaje de propaganda. No existió un artista que creara arte mostrando al mundo en imágenes impactantes exactamente lo malvado y destructivo del nazismo. Varias portadas de revistas antifascistas y antibélicas, como AIZ, reprodujeron como carteles el trabajo de Heartfield, esos carteles antinazis se pegaron por las paredes de Berlín para combatir la maquinaria de propagandística de Goebbels. 


El significado de la svástica visto por John Heartfield (Haga click sobre las imágenes para ampliarlas)

Éste valiente oponente de Hitler vivió los años iniciales del nazismo en la clandestinidad dentro de Alemania, luego tendría que exiliarse, retornó a Alemania en 1950, lógicamente al sector que se convertirían en la República Democrática Alemana. John Heartfield fue uno de los opositores más buscados por la Gestapo, el "Top 5" en la lista de los más buscados como elementos "peligrosos para la comunidad nacionalsocialista"En una ocasión se atacó la casa de Hildegard Scharp, conocida del artista, por error la Gestapo la había tomado como su esposa. Heartfield ya había sabido lo que es recibir una paliza de los SA y Gestapo, fue golpeado públicamente y arrojado a los rieles de un tranvía en Berlín tras la publicación del cartel de 1932 "Hitler el superhombre". 




La justicia a la que eran sometidos los opositores al Tercer Reich se aprecian en estos fotomontajes de John Heartfield (y la que le esperaba al artista en caso de ser detenido). En la parte de abajo apreciamos a Hermann Goering, el primer cuadro como el verdugo del Reich tras el incendio del Reichstag. En el segundo cuadro reza la siguiente leyenda: "El juego nazi con el fuego. Cuando el mundo se esté quemando, probaremos que Moscú fue el incendiario".


Otro ejemplo de la justicia nazi. Arriba fotomontaje de Heartfield referente al enfrentamiento judicial entre el líder comunista bulgaro Georgi Dimitrov y Hermann Goering, durante el proceso por el incendio del Reichstag (27 febrero 1933). Fue portada de AIZ, vol. XII, No. 45, 16 de noviembre de 1933, bajo el título "Der Richter - Der Gerichtete" (El juez - El juzgado). Las fotos de Hermann Göring provienen de la cobertura del juicio por el incendio del Reichstag, impresas en la misma edición de AIZ. Göring fue escuchado como testigo de acusación el 4 de noviembre de 1933. Dimitrov (que se defendió por sus propios derechos) disgustó tanto a Göring con sus preguntas que éste último recurrió a los insultos y amenazas: "En mi opinión, eres un sinvergüenza que perteneces directamente a la horca ... Solo espera hasta que te tengamos fuera del poder legal de este tribunal!".
 

John Heartfield se convirtió en refugiado político el 14 de abril de 1933 tras conseguir huir de los pistoleros en uniforme nazi, ese día alrededor de una docena de hombres de las SA y la Gestapo, pistolas  en mano, irrumpieron en su hogar para asesinarlo, Heartfield, que era pequeño de estatura escapó metiéndose en un cubo de basura después de saltar por la parte trasera de su apartamento en Berlín; interrogaron a su esposa durante una hora, ella y sus dos hijos serían sometidos por una famosa ley nazi, la "Sippenhaft" o "Sippenhaftung", en cristiano: la responsabilidad familiar, los nazis establecieron la idea de que una familia comparte la responsabilidad de un crimen o acto cometido por uno de sus miembros, un viejo rezago derivado del derecho germánico de la Edad Media.

John Heartfield, cuyo verdadero nombre alemán es Helmut Herzfeld, en una exposición suya celebrada en Praga alrededor del año 1936

Heartfield logró burlar a la Gestapo y siguió produciendo arte anti-nazi desde Praga... hasta que los nazis llegaron a Checoslovaquia en 1938. Seguía en la lista de los más buscados, apenas cuatro días después de la entrada de la Wehrmacht en Praga, la Gestapo arrestó cerca de ochocientos comunistas alemanes y checos por "ofensas" al Tercer Reich, Heartfield logró una vez más escaparUna circular del jefe de la policía de Praga, con fecha 5 de mayo de 1939 seguía señalando a Heartfield en el número 5 de los "criminales" más buscados. El 6 de diciembre de 1938, arribó a Londres vía Estrasburgo y París. Hizo algunas exhibiciones y trabajó para algunas editoriales en Londres antes de retornar a Alemania en 1950 (RDA), a pesar de regresar a lo suyo, exhibir sus obras, hacer teatro, no fue reconocido integramente por lo que era. En 1957 recibió el Premio Nacional de Arte y Literatura de la RDA, en 1961 fue galardonado con el Premio Alemán de la Paz. Murió en relativa oscuridad y pobreza el 25 de abril de 1968. 

 

Dos fotografías en la posguerra de John Heartfield, Alemania Oriental (RDA), años 60.

Literatura sobre Heartfield no es fácil encontrar en castellano. Su legado se conserva gracias a los archivos y publicaciones de medios como el semanario Arbeiter-Illustrierte-Zeitung (AIZ) y algunos libros en inglés y alemán. Destaquemos algunos libros: "Heartfield Versus Hitler" de John Willett (Editorial Hazan Editeur; 1997, 199 pp, en inglés), es una visión general sobre la vida de Heartfield y el movimiento Dada en Berlín, presenta los vínculos históricos entre el movimiento Dada, Heartfield, el nazismo y otros artistas del mismo período, con detalles desconocidos sobre la vida del artista. Otro libro: "Deutschland, Deutschland über alles", de Kurt Tucholsky, incluye algunas adaptaciones de John Heartfield, editado por Rowohlt, última edición conocida (20a edición) data de 2008, en idioma alemán (la edición inglesa también tuvo gran acogida). Es importante señalar que Kurt Tucholsky, fue uno de los críticos sociales alemanes más importantes del siglo pasado, haciendo uso incluso de la sátira. Pacifista radical, denunció muy temprano el peligro del nacionalismo militante alemán, ganó notoriedad política al ser uno de los periodistas más agresivos y eficaces durante la República de Weimar. Tras caer Alemania en la barbarie, se suicidó el 21 de diciembre de 1935 en el exilio sueco. Lo último que se ha escrito sobre este artista es el libro "John Heartfield and the Agitated Image. Photography, Persuasion, and the Rise of Avant-garde Photomontage", por Andrés Mario Zervigaon de The University Of Chicago Press, 2012, 344 pp, en inglés.

 

Libros editados sobre la vida y obra de John Heartfield, las ilustraciones de portada, como es lógico corresponden a Heartfield. Las primeras  (a color) hacen referencia a la República de Weimar.


Aunque nuestro interés radica en la obra de Heartfield relacionada con el nazismo existe un amplio trabajo de posguerra en la Alemania Democrática (RDA), solamente como referencia dejamos una muestra.


Izquierda, famoso cartel pacifista de 1960 sobre la guerra atómica. "Atomkrieg". A la derecha, póster titulado: "¡Marchas de racionalización de robots corporativos!" (Die Rationalisierung marschiert!)
 
II

 

Selección de ilustraciones

John Heartfield 


Los siguientes fotomontajes antinazis transmiten un mensaje político, Heartfield optó como pocos, denunciar a través del arte la amenaza de guerra que el régimen nazi representaba para el mundo. En ciertos aspectos es destacable el como aborda temas complejos como la financiación del partido nacionalsocialista por parte de los grandes industriales y banqueros, que mejor debería haberse denominado "NacionalCapitalismo", aunque sea por hacer honor a la semántica. Un Hitler recibiendo monedas de oro de obesos banqueros en la sombra o disfrazándose con las barbas de Karl Marx para pescar apoyos obreros fueron obras elocuentes de esa relación capital-industria-Hitler. Veamos algunos ejemplos:


En estas imágenes, izquierda la original, la derecha publicación del semanario AIZ, se aprecia al propio Heartfield disfrazando a Adolf Hitler como Karl Marx. Esta ridiculización del líder nazi data de la campaña electoral de 1931, la estrategia de los nazis siempre se basó en buscar el apoyo del sector obrero-trabajador para "aplicar" el "socialismo" en la Nueva Alemania. El fotograbado llevaba como título "Mimikry" (mimetismo).

 

 

Original a la izquierda. A la derecha, el cartel que fue pegado en 1932 por las calles de Berlín denunciando a los financieros del Hitler "socialista", tras la aparición de este cartel Heartfield fue atacado, golpeado y arrojado sobre los rieles de un tranvía. El cartel es conocido generalmente como "Hitler el superhombre". La traducción literal sería: "Adolf, el superhombre, golondrinas de oro y bocazas". Presenta a Hitler haciendo lo que mejor hace: boca abierta, ladrando su discurso al pueblo alemán. Una radiografía de lo que Hitler tiene en su interior: la esvástica nazi en lugar de un corazón humano, sin un sistema respiratorio, sino una alta pila de monedas de oro que corren desde el diafragma hasta la parte superior de su garganta. Heartfield aprecia el hombre interior de Hitler, un diabólico egoísta que despojará al mundo de su riqueza; a cambio, le dará al mundo monedas falsas de mentiras, ilusión y destrucción. Heartfield muestra al Führer realizando un milagro de alquimia política, convertir las contribuciones financieras de los inversores de guerra en tonterías para conmover a la gente. El montaje apareció originalmente en una portada de la revista AIZ. Fue idea de un miembro de la nobleza alemana al reconocer la necesidad de reproducirlo como cartel por todo Berlín bajo la sombra del Partido Nazi. También suele ser conocido este cartel bajo los títulos: "Adolf, el superhombre: traga oro y habla disparates"; o, traducido también como "traga oro y escupe basura".





Izquierda, el original en que se puede apreciar el rostro del hombre "solidario" con la causa nazi. A la derecha, tal como aparece en uno de los ejemplares de AIZ (16 octubre 1932) "Der Sinn des Hitlergrusses: Kleiner Mann bittet um große Gaben. Millionen stehen hinter mir!" (El significado detrás del saludo nazi: el hombre pequeño pide grandes donaciones. Lema: ¡Millones me respaldan!).

 


Fritz Thyssen, el principal magnate del acero de Alemania, fue un partidario financiero esencial de Adolf Hitler. En esta obra maestra de la sátira política, Heartfield logra revelar que Hitler no era "una herramienta en la mano de Dios" sino más bien "un juguete (una marioneta) en la mano de Thyssen".

 



A la izquierda el original. A la derecha, interior (página 224) de la edición de AIZ, vol. XIII, n.° 14, 5 de abril de 1934. Emitida desde Praga - Checoslovaquia. Pie de foto: "La prensa informa que el presidente del Reichsbank, Dr. Hjalmar Schacht, ha solicitado que se le cambie el nombre a Hjalmar Helfersich para fortalecer la confianza de los círculos relevantes. (El entonces presidente del Reichsbank, Helfferich, creó el llamado Rentenmark después del negocio de la inflación). "¡Definitivamente no voy a dejarlo!". Hjalmar Schacht, que había sido presidente del Reichsbank nuevamente desde marzo de 1933, tuvo que admitir en 1934 que las tenencias de oro y divisas del Reichsbank habían disminuido de 396 a 274 millones de RM. Sin embargo, aseguró varias veces que el marco no se devaluará. Ya se había convocado una conferencia entre el Reichsbank y los acreedores extranjeros para abril porque Alemania era, de facto, insolvente.

 


Izquierda, el original. A la derecha portada completa del semanario AIZ, Vol. XII, No. 45, 16 de noviembre de 1933.  Las fotos corresponden a Gustav Krupp von Bohlen und Halbach (presidente del consejo de supervisión de Krupp AG y presidente de la Reichsverband der Deutschen Industrie) y Albert Vöglers (director general de United Steel Works), provienen de un mitin para un referéndum sobre la retirada de Alemania de la Liga de Naciones el 12 de noviembre de 1933. Kurt Schmitt, director general de Allianz Insurance, ministro de Economía del Reich desde finales de junio de 1933, siguió adelante con la cartelización obligatoria de la industria. También se emitió una edición (como en otros números) en miniatura de AIZ para facilitar el contrabando de la revista en Alemania (que se la imprimía en Praga). La edición en miniatura de esta portada fue publicada por AIZ, Vol. XIII, No. 2, 11 de enero de 1934 (edición especial del balance del Tercer Reich de 1933).

 

 
Fotograbados en clara alusión a la planificación de la economía de guerra alemana. A la izq. "Hitler cuenta cuentos de hadas II. Para ayudar, para ayudar estoy en un círculo" (militar-financiero). A la derecha, el montaje hace alusión al trabajo. Traducción: "Líder de los trabajadores del Tercer Reich o la cabra como jardinero". "¡Muchachos, prestad atención! Nuestro Führer ha decidido: Desde hoy YO soy vuestro líder, porque soy vuestro jefe y me embolso los beneficios". "Den Bock zum Gártner machen" significa convertir la cabra en jardinero, en otras palabras, encomendar las ovejas al lobo. La ley para el ordenamiento del trabajo nacional de Hitler prescribía la cooperación entre los sindicatos y el capital, vigente desde el 1 de mayo de 1934. "Jeder Betrieb eine Kaserne" (Cada fábrica un cuartel).



Una de las piezas más famosas de Heartfield, titulada "Hurray, die Butter ist Alle!" ("Hurrah, la mantequilla es todo!", se publicó en la portada de la AIZ en 1935. Una parodia de la estética de la propaganda, el fotomontaje muestra a una familia en la mesa de la cocina, donde cuelga un retrato cercano de Hitler y el está adornado con esvásticas. La familia (madre, padre, anciana, joven, bebé y perro) está intentando comerse piezas de metal, como cadenas, manubrios de bicicletas y rifles. A continuación, el título está escrito en letras grandes, además de una cita de Hermann Göring durante la escasez de alimentos. Traducido, la cita dice: "El hierro siempre ha fortalecido a una nación, la mantequilla y la manteca de cerdo solo han engordado a la gente". La sátira sobre las palabras de Goering refiere claramente que "las pistolas son mejores que la mantequilla". A la derecha, Heartfield presenta la "Receta de Goebbels" contra la emergencia alimentaria en Alemania. "¿Qué? La manteca de cerdo y la mantequilla faltan mientras comes?, puedes comerte tus judías".



Esta es una de las más conocidas y divertidas sátiras de Heartfield: "Espejito, espejito en la pared, ¿quién es el más fuerte del país?... La crisis"


Es imposible abordar aquí, de manera explicativa, cada uno de los fotomontajes que hemos seleccionado. En primer lugar, no es nada fácil hacerlo de forma escrita: traducir textos y explicar el contexto político-social-económico de la época para conseguir una visión global de la gráfica, eso implica una larga exposición histórica. En segundo lugar, para la comprensión del lector, que desconoce la obra de Heartfield, se ha optado por fotomontajes exclusivamente relacionados con el nazismo, dado su impacto visual, debería ser suficiente para comprender el mensaje del artista (al menos eso esperamos). No obstante, el lector podrá hacerse una idea de lo que significan los fotomontajes de Heartfield con unas cortas notas (en lo posible) traducidas de valiosas fuentes, como los referidos libros y traducciones de comentaristas.


Abordar temas como la "pax hitleriana" fue recurrente en el trabajo de Heartfield, naturalmente que tal supuesto solo escondía el verdadero anhelo del líder nazi, la conquista mediante la guerra. Aquí algunos ejemplos:


Tres variantes de como apreciaba Heartfield la "paz y el fascismo", la primera, original publicada por AIZ, hace alución al sentido de la paz que emanan de la Liga de las Naciones en Ginebra; en el medio, una versión en la reconocida publicación en inglés "Obras maestras del arte político" (Masterpieces of political art); la tercera imagen fue utilizada posteriormenete como un cartel pacifista titulado "Nunca Más". (haga click sobre la imágen para ampliarla)

Estas tres imágenes son reflejo de la hipocresía del nazismo, encarnado en su líder Adolf Hitler, respecto a la PAZ. En la imagen grande el texto dice: "Quiere gasear el mundo con sus frases. El hombre que evocó la constitución alemana ahora habla de paz. La mantendrá como su juramento". La segunda gráfica (arriba) titula: "Paloma de la Paz de Hitler", es una portada de AIZ, un halcón de ojos grandes con una esvástica como brazalete sostiene una pluma en su pico, no la clásica rama de olivo, como si estuviera presto a devorar una presa. Una moneda que lleva el sello de una esvástica se sujeta a su pierna. El halcón no puede ser controlado, ni siquiera por el manipulador, como lo demuestra la larga y desagradable herida en la base del pulgar del manipulador. John Heartfield captura el espíritu de la paz de Hitler, que, de hecho, es exactamente lo contrario de la paz, ya que el halcón es lo opuesto a la paloma. La tercera imagen titula: "Imagen sin palabras...", la paloma de la paz es atacada a traición por el halcón.

 


La Paix hitleriana sigue con estos fotograbados. A la izquierda: "Y las ofertas de paz de Hitler "inmediatamente" siguieron a sus palomas de paz". A la derecha "¡Esa es la salvación que traen!"

 


Como consecuencia, la muerte acecha a Europa y Alemania, Heartfield nos recuerda en estos tres fotograbados.


El fotograbado superior lleva como título "iPadres e hijos después de 20 años" (1924). El texto de la gráfica inferior (izq) reza: "La muerte marrón en las puertas. La muerte ataca el Sarre, pero está dado en tu poder, que no puedes estrangularlo: ¡Elija el status quo! ¡Protege tu vida!"; y, a la derecha: "Las semillas de la muerte. Donde este sembrador atraviesa la tierra, cosecha hambre, guerra y fuego".



Izq. "Sombras sobre Europa"; a la derecha: "El espíritu del mal"



La industria militar estaba en apogeo durante los primeros años del nazismo, los siguiente fotograbados valen más que cualquier explicación.


Izq. Coro de la industria alemana de la defensa: "Nuestra Ginebra es un castillo sólido" (en alución a la financiación del armamentismo y las reuniones de la Liga de las Naciones en Ginebra contra el armamentismo); a la derecha: "Cuanto mayor es el calibre, mayor es la humanidad" (1934)
 
A la izq. "Preocupaciones de los generales pardos": "Maldita sea, parece que va a salir mal - y eso que hemos preparado el fueguecillo tan bien como el Incendio del Reichstag" (sobre la guerra civil española). El fotograbado de la derecha hace alusión a la producción de la industria militar donde se forjan desde "hojas en plancha" hasta soldados que salen embalados para su uso.
 
"El árbol de roble alemán". El roble representa a Alemania y es regado por la "conciencia ambiental" de Hitler. Sin embargo, lo que produce son bombas y cascos de hierro marcados con esvásticas. Como vemos, un plácido Hitler con regadera en mano cuida del roble con enormes bellotas, cada bellota lleva un casco nazi alemán, un casco antiguo de estilo prusiano o una máscara de gas. Incluso algo tan inocente y vivificante como un árbol, se convierte en militarismo, violencia, muerte y ruina. A la derecha: El insecto como exterminador de alimañas. "¡Ya tendré mi casa libre de parásitos!" AIZ, 7 de septiembre de 1933.


Izq. "Fantasía de dos cazadores por el paquete Oriental" (este de europa, la URSS). Goering, Ministro del Reich al ministro de Relaciones Exteriores polaco Beck: "Déjeme tener el cuello del oso, colega, luego lo dejaré a tí". A la derecha: "Los tres sabios de la tierra de la angustia. Y se imaginan: ¡Continuará durante veinticinco mil años!"



"El Pacto de Venecia" por la "paz"; y, "el superhombre en necesidad", son dos fotograbados que hacen alución a la amistad entre Hitler y el líder fascista italiano Benito Mussolini.

 



El pie de foto: "No tengas miedo - él es vegetariano". El original data de 1936, es una alusión a Francia, Hitler se prepara para matar al gallo francés. Irónicamente se refiere al vegetarianismo de Hitler. En el centro, el ministro francés de Asuntos Exteriores se ve imperturbable ante el afilamiento del cuchillo (después de todo, Hitler no comía carne). Representa los "infundados" temores de Occidente. A la derecha, a la misma gráfica se ha añadido la foto del propio John Heartfield.


La vida social en el Tercer Reich. A la izq. "¡El vino espumoso está libre de impuestos! y esto es: el socialismo alemán" (de los nazis). A la derecha "Todo en perfecto orden", aquí se aprecia a políticos como Chamberlain refiriéndose a Hitler, "escribí un poco sobre él en mi tesis de licenciatura"



En la vida social de la Alemania nazi el régimen ha penetrado en la religión. "El obispo del Reich adiestra a la cristiandad. ¡Eh!, ¡el hombre de allí!, ¡el crucifijo un poco más hacia la derecha!" (Obispo del Reich Müller). A la derecha: Tema sobre la educación: "Nueva cátedra de enseñanza en las universidades alemanas. Observar la profundidad..." (los alemanes tenían que hacerse de la vista gorda para no ver que sucedía en la tierra).


El ministro de propaganda del Reich alemán, Josep Goebbels. Izq. "A través de la luz de la noche" (hace alución a la quema de los libros y del Reichstag). A la derecha Hitler recrimina a Goebbels por el fracaso electoral. "Hitler: "Goebbels, Goebbels, devuélveme mis millones!" (de votos y partidarios).


El desalmado antisemita Julius Streicher también fue objeto de la crítica de Heartfield, editor de la infame revista "Der Stürmer", fue uno de los más acérrimos colaboradores de la política hitleriana.


Julius Streicher "Un pangermánico". A la derecha: "El mejor amigo de Hitler. Streicher, el abusador de Alemania".
 

Los rostros del verdadero fascismo. A la izquierda, "Y sin embargo el mundo se mueve. Poesía libre alemana". Este fotomontaje coloca a Hitler en el cuerpo de un gorila, agachado en lo alto de un globo. El Hitler-simio lleva la esvástica nazi en su brazo derecho, así como el casco nazi con cuernos del diablo y sostiene una espada en su mano derecha. Heartfield retrata a Hitler como el bestial, retorcido y malvado matón que fue. El Mono Hitleriano mira hacia arriba como si estuviera listo para gruñir y agitar su espada a las víctimas de otros mundos. En el fotograbado de la derecha tenemos a Mussolini: "Italia en cadenas. El rostro del fascismo".


Los siguientes fotograbados son protagonizados por el artista, John Heartfield. Como hemos visto en otros fotomontajes solía hacer sus apariciones en las sátiras anti-hitlerianas.


A la izquierda, John Heartfield con una marioneta llamada "El Caballero Conservador" (1919), es una de sus primeras aportaciones conocidas. A la derecha, una muy popular obra "Autorretrato con el comisario de policía Zörgiebel" (1929). Refiere a la sangrienta manifestación del Primero de Mayo de 1929, las acciones salvajes y brutales de la policía de Zörgiebel, el asesinato deliberado y a sangre fría de trabajadores indefensos fueron exhibidos, en parte, en los noticieros (cinema). Entre los presentes estaba Heartfield que observó a algunos reaccionarios de derechas aplaudir las acciones de la policía de Zörgiebel. Heartfield se levantó de un salto de su asiento como si le hubiera picado una tarántula y le susurró al alemán de anchos hombros: "¡Perdillo! ¡Cerdos!". Cuando terminó la actuación, el que estaba al acecho de Heartfield, agarró al hombre pequeño y frágil por el cuello: “Ahora retira tu insulto, rápido, ¿qué dijiste? ¿qué soy yo?" Heartfield, en una abrazadera de hierro, indefenso, apenas respirando: "Eres un cerdo". El hombre lo tiró al pavimento y lo golpeó repetidamente en la cara, exigiendo furiosamente: "¿Qué soy, qué soy?" Él, con los labios apretados: "Un cerdo, un cerdo, un cerdo", hasta que fue liberado maltrecho por una creciente multitud de transeúntes.


Para concluir este relato, Helmut Herzfeld o John Heartfield, al igual que muchos otros contemporáneos, llegaron a la conclusión que Hitler no solo pretendía ampliar el Imperio Alemán mediante la guerra, sino que él mismo aspiraba a ser reconocido tras la victoria como el nuevo Emperador de la Gran Alemania, iniciando el Reich de los Mil Años.


"Kaiser Adolf" tal como aparece en la publicación inglesa "Piezas maestras de arte político". "Kaiser Adolf" es representado como un emperador con su viejo uniforme (el uniforme es de Guillermo II) y el bigote hacia arriba, representa que el poder simplemente había cambiado de manos y que, sin embargo, todo seguía igual en términos "democráticos".


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