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15 junio 2017

Terrorismo imparable



















Por: Tito Andino U.


Generalmente se usa el vocablo ‘terrorismo’ como una expresión retórica que sirve de pretexto para que los fuertes aplasten a los débiles. Respecto al terrorismo yihadista la realidad puede variar, éstos apoyan la política de los fuertes para aplastar, aún más, a los débiles. 


Irónicamente los Estados Unidos y algunos de sus socios del Próximo Oriente han “declarado” la guerra al terrorismo. La Arabia de los Saud y otros acusan a Qatar de fomentar y auspiciar a grupos terroristas. Mientras, entre bastidores los US Army continúan entregando por “error” armas al Estado Islámico (Daesh) tanto en Irak como en Siria. Las fuerzas armadas sirias y otras fuentes sobre el terreno denuncian también el rescate de decenas de líderes del Daesh en Raqa por parte de helicópteros norteamericanos para ser algunos trasladados a la región de Palmira y desconociéndose el paradero del resto. Se dice que son líderes yihadistas occidentales del Daesh; o, puede tratarse de miembros de los servicios de inteligencia y fuerzas especiales de la OTAN que entrenaban y dirigían sobre el terreno a los yihadistas.

Por otro lado, bandas armadas radicales chocan entre sí en Siria, no solo por el control de regiones estratégicas, en el fondo la disputa se debe a las rencillas entre socios, o deberemos decir entre ex socios? (Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, etc).

Básicamente, a lo largo del siglo XX y de lo que vamos de recorrido del siglo XXI, Los Estados Unidos, Francia e Inglaterra no han criticado nunca al Islam Político encabezado por las naciones sunníes, ni han alzado la voz de protesta por las actividades de organizaciones terroristas en esas naciones –a menos que esas acciones afecten sus intereses-. 

Sin rodeos, el terrorismo islámico existe porque las grandes potencias occidentales lo han tolerado y los utilizan para sojuzgar a otros pueblos musulmanes.

Hay una gran división desde el punto de vista Occidental (imperialista) respecto a los musulmanes: Apoyan abiertamente el Islam Político Sunní, los buenos, según ellos, no tiene importancia que de allí provengan los Hermanos Musulmanes, Al Qaeda, Estado Islámico, los Talibán y tantas otras organizaciones yihadistas que combaten a lo ancho del Medio Oriente y otras regiones. Por otra parte, no toleran, reprueban y atacan duramente al Islam Político Chiíta -los malos-, según Occidente. Los verdaderos terroristas, según ellos, constituyen los chiíes, con la República Islámica de Irán a la cabeza y todas aquellas naciones que han sido calificadas de pertenecer al “eje del mal” (Siria, Líbano, Yemen y hasta Irak). 

Solamente diremos que hay una forma de distinguir el Islam Político contemporáneo: Los sunníes han demostrado a lo largo de su historia un fervoroso intento expansionista (mediante la guerra), para ello, en la actualidad se han sometido a las potencias occidentales; mientras los chiíes han mantenido una posición política de defensa de sus tierras, tradición y cultura, una especie de nacionalistas, por así llamarlos, anti imperialistas y no dispuestos a obedecer directrices foráneas.

Pues bien, si debemos creer en el presidente Trump, éste ha ordenado el fin del terrorismo en Próximo Oriente (que se va colando en Europa). En su gira por la región, el mandatario de los Estados Unidos se decanta por la Arabia de los Saud –la mayor monarquía wahabí- que ha enviado y sigue enviando fundamentalistas no solo a Irak y Siria sino también a lejanas regiones del Cáucaso. Curiosamente, los Estados Unidos reniegan ahora de Qatar, sin duda, otro auspiciante del terrorismo.

Sin embargo, preferir a la nación terrorista, por antonomasia, del reino de los Saud solo significa que Norteamérica prefiere sacrificar a los emires qataríes que a sus hijos putativos saudíes. Al fin y al cabo, la familia de los Saud encarna el perfecto ideal imperialista de dominación regional, los Saud reinan a sus anchas pero son esclavos complacientes de todas las políticas anglo-americanas y seguirán participando, cuando así lo ordenen sus amos en el futuro, en toda guerra yihadista-terrorista, con gente y dinero. No hay otra explicación – a más de la riqueza petrolera – para que los democráticos occidentales consientan sostener en el poder a las más retrograda monarquía que el mundo ha visto desde inicios del siglo XX. El régimen qatarí puede ser sacrificado, pero tampoco significa que consentirán que salga de su zona de influencia, su posición geográfica es vital para el control del Golfo Pérsico.

Ha sido solamente hace poco días que nos hemos enterado de una noticia bomba. El mayor estado terrorista del mundo, no ha sido Corea del Norte, ni Siria, ni Libia y otros que pertenecieron al selecto club del “eje del mal”, según los estadounidenses y saudíes el demonio terrorista ha estado encarnado siempre en IRÁN…


Y bueno, que le vamos hacer? Reír o llorar?

Yo prefiero reír, la risa es el remedio infalible. Por favor, menos CNN, al Jazeera (no esa ya no, porque ha caído en desgracia por promover el terrorismo auspiciado por Qatar) y otras cadenas de embrutecimiento masivo.

Otra novedad que nos madrugamos es que los malos han sido exclusivamente los “Hermanos Musulmanes” con mayor tendencia salafista que wahabí, pero no por ello menos importantes y terroríficos. Esta Hermandad es la cabeza política visible –el lado suave, por así decirlo- del terrorismo internacional cuyo aporte con importantes líderes a las organizaciones yihadistas es conocido por todos los servicios de seguridad. No olvidemos que muchos de los integrantes de Al Qaeda y otros grupos fundamentalistas provienen de la Hermandad. Ahora debe entenderse por qué el presidente turco apoya a Qatar, Erdogan pertenece a la “Hermandad Musulmana” y no quiere aparecer como el malo y como buen Hermano debe apoyar a los suyos.

Puedo comprender la posición de Egipto, que ha sido asolada duramente por los Hermanos Musulmanes, el verdadero azote del país, por tanto, su deseo ferviente de luchar contra el terrorismo es justificado… pero, los Saud hablando de poner freno al terrorismo?… como dicen los españoles, la ostia, me cago en la leche!


La verdad? 

Ya lo hemos revelado antes, nos decía Thierry Meyssan que quien se ocupa del manejo del terrorismo internacional por cuenta de Londres y Washington es la Liga Islámica Mundial desde 1962. La Liga Islámica Mundial abarca simultáneamente la Hermandad Musulmana –que se compone de árabes– y la Orden de los Naqchbandis –cuyos miembros son fundamentalmente turco-mongoles y caucásicos.

“Hasta el inicio de la guerra de Yemen, el presupuesto militar de la Liga Islámica Mundial era más alto que el del ejército de Arabia Saudita, lo cual quiere decir que la Liga es el primer ejército privado del mundo, sobrepasando ampliamente al tristemente célebre Academi/Blackwater. Aunque es una fuerza estrictamente terrestre, resulta particularmente eficaz en la medida en que su logística depende directamente del Pentágono y porque dispone de numerosos combatientes suicidas”, explicaba Meyssan.

Fue esa Liga Islámica Mundial, es decir la familia Saud, la casa real de Arabia Saudí, quien proporcionó a los anglo-americanos el torrente de “voluntarios” y “espontáneos” para la parcialmente exitosa “Primavera Árabe” desatada en 2011, reeditando la segunda “Gran Rebelión Árabe” de 1916 que privó al imperio otomano de sus dominios en beneficio de los actuales amos de la región. Para buen entendedor, en los dos casos, las chequeras saudíes han sido utilizadas con un solo objetivo: Rediseñar las fronteras de Oriente Próximo en interés de los anglosajones.




Pese a todo, quizá soy de los pocos que intenta entender y dar algo de credibilidad a la nueva política exterior del presidente Trump, quien en efecto ha ordenado cancelar el programa de conquista del Próximo Oriente utilizando a sus peones yihadistas. Frenar ese programa no significa que va abandonar sus planes de seguir manteniendo su influencia política y militar en la región e intervenir por cualquier vía para desanimar a cualquier revoltoso líder regional que ose actuar en sentido contrario al Imperio. De todas formas Trump (y los Halcones de Norteamérica en general) tienen un as bajo la manga para seguir manteniendo el caos en la región, quiénes? Los KURDOS.

El consenso, todos ya lo tenemos claro, el Daesh (Estado Islámico) tiene sus horas contadas, su aparición en el juego geopolítico y estratégico debe culminar… se le da las gracias por los servicios prestados a la causa; pero es indispensable ponerlo fuera de circulación, no liquidarlo militarmente (seguramente reaparecerá con otra denominación en un futuro mediato), ya conocemos anteriores transferencias de personal y mandos del EI a otras regiones geográficas, allende de las fronteras siria-iraquí.

En conclusión: El presidente Trump anunció que ya no utilizarán el yihadismo como arma de imposición imperial (reunión previa del 22 de marzo -plan de lucha contra el Emirato Islámico –Daesh-. Dados los hechos, el trabajo deberá hacerlo Rusia y los países afectados por ese flagelo). Pese a sus detractores en casa, Trump ha logrado imponerse y, sobre todo, convencer a los Saud con la misma propuesta, éstos últimos lo han tomado bastante bien, gente dispuesta a llevar la yihad en cualquier momento habrá de sobra; en recompensa los Saud recibirán miles de toneladas de sofisticadas armas (a cambio de miles de millones de dólares, por supuesto). Entonces “encontrar” a los super-villanos para decorar el escenario es cosa de niños: Qatar e Irán.

Mas, las cosas no son así de simples, no se trata solo de dejar a un lado a sus yihadistas, el alma del terrorismo en esencia; sino que están desilusionando a los más importantes socios atlantistas: Francia, Gran Bretaña, Alemania, Turquía, etc. También tendrán que negociar el futuro de países árabes del norte de África como Libia, Sudán y Túnez.

…Y como la historia debe continuar, el terrorismo no va a parar.

A continuación, la segunda parte de este reportaje es un análisis de Guadi Calvo, escritor y periodista argentino, analista internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central, sobre las recientes actividades terroristas en Europa.

Buena lectura
                                                                                    
                                                                                                                                                   Tito Andino


*****


Atentados: Instrucciones para jugar a la ruleta rusa

Guadi Calvo
9 de junio 2017



La seguidilla de atentados que asolan el mundo será por mucho tiempo un padecimiento crónico que nadie ni nada podrá detener. Estos ataques no tienen organicidad, ni lógica, por lo que es imposible preverlos.


Tras el último ataque en Londres, se conoció que la inteligencia británica tenía detectado en su territorio unos 23 mil potenciales terroristas. Según expertos, para vigilar a cada uno de ellos 24 horas al día, se necesitarían entre 14 y 20 agentes. La multiplicación aporta una cifra que supera en mucho los casi 210 mil efectivo con que suman sus fuerzas armadas.















El acuerdo de Sykes-Picot de 1916, entre Reino Unido (la zona naranja: B) y Francia (la zona azul: A)


Esta clase de terrorismo que no tiene ni organicidad, ni lógica, si tiene razones, y explicaciones. Quizás debamos profundizar post colonialismo, que ha conformado geografías contra natura.

El tratado Sykes-Picot de 1916, entre Reino Unido y Francia diseñó un mapa de Medio Oriente a imagen y semejanzas de sus propios intereses estratégicos y económicos, sin considerar las enormes diferencias entre la multiplicidad de tribus, etnias y variantes religiosas de la región.

Sunníes, chiíes, hazaras, alawitas,  yazidíes, kurdos,  wahabitas, sufíes, shabaks o alevies, fueron condenados a agruparse en disímiles espacios con la obligación de construir naciones con conceptos absolutamente occidentales, profundizando así antiguas rivalidades, que confluyeron en más guerras.

Podemos decir prácticamente lo mismo respecto a África, para 1800, se estima existían más de 10 mil naciones, agrupadas por etnias o intereses puntuales, todas con sus Dioses, lenguas, tradiciones y en diferentes procesos de evolución. Poco más de un siglo después, en torno a 1960,  para cuándo las ex potencias imperiales coincidieron que podían seguir explotando sus recursos naturales por medio de empresas privadas en vez de seguir sosteniendo el costoso andamiaje colonial, abandonaron el territorio que habían particionado en la Conferencia de Berlín, (1884-185) dejando solo una cincuentena de naciones.

Con la misma torpeza, ignorancia o desinterés que en Medio Oriente, aglutinaron a cientos de tribus y etnias rivales en límites artificiales y exóticos. Entre fronteras que solo figuraban en los mapas europeos, millones de personas fueron abandonadas para que resuelvan sus cuestiones “libremente”, siempre y cuando sus guerras, revoluciones y etnocidios no entorpezcan el flujo de riquezas que sus empresas enviaban puntualmente a sus casa matrices.

Por si los procesos de colonización occidental, hubiera omitido cometer algún error, el imperialismo norteamericano, primero en su guerra contra el comunismo y más tarde en su Guerra contra el Terror, multiplicó la expoliación de recursos y los muertos que nunca se sabrán cuántos son.

La  catástrofe ya no es solo humanitaria o económica, en esos pueblos si algo sobró siempre han sido muertos y pobreza, así que eso poco importa, un nuevo mal los devasta: la catástrofe ambiental. Cientos de ríos,  miles de hectáreas, millones de personas están contaminados por el plomo, el mercurio y el uranio empobrecido, con que se construyen las bombas de la libertad, el progreso y la democracia.

Si los hay, los informes acerca de las consecuencias de la contaminación, están bien ocultos, pero son millones de personas las que  han sido víctimas de estos efectos “colaterales”.

La “epidemia” de cáncer o de malformaciones genéticas que ha estallado en Irak, es apabullante, para 2010, un informe exponía que los casos de cáncer y malformaciones habían aumentado en un 50%. Con casi treinta años de bombardeos casi constantes Irak, es solo un anticipo de lo que tarde o temprano sucederá, en Libia, Siria, Afganistán y Yemen. En el norte de Mali, se han encontrado desechos nucleares de usinas francesas, tampoco no es nada extraño que a las playas de Somalia lleguen barriles con desechos de este tipo sin remitente, obviamente.


Todos somos culpables



Durante los atentados en Irán


No por esperada, la nueva faceta de esta guerra extrémese al mundo, los ataques se siguen multiplicando en un mapa desordenado e imprevisible: Manchester, Teherán, San Petersburgo, Yakarta, Melbourne, Kabul, Londres, Estocolmo, Paris, han sido los últimos puntos atacados por ese ejército fantasmal e inapresables que es el mal llamado fundamentalismo religioso, que a veces puede tomar el nombre de Daesh u otras de al-Qaeda, que como habíamos preanunciado hace mucho tiempo, a medidas que pierda posiciones en Siria e Irak, sus efectivos se replegaran en muchos casos a sus países de origen o frentes que pretendan activarse, tanto podría ser el Sahel, como algún país de Asia Central o del Sudoeste Asiático o el propio Cáucaso para hostigar a Rusia y su próximo mundial de futbol. Las estadísticas hablan de 220 mil muyahidines que llegaron a Siria desde 2011, de 93 países para combatir contra Bashar al-Assad y ahora más fanatizados y entrenados podrían arriesgarse a todo.

De manera orgánica, organizado y ejecutado con previsibilidad como pudo ser el ataque en Manchester o Kabul, o por accionar de lobos solitarios, como parece ser el protagonista del frustrado ataque del lunes pasado en Melbourne. Yacqub Khayre, vinculado al Daesh, consideró que las condiciones objetivas para actuar estaban dadas y a pesar de estar vigilado por la seguridad australiana, en una frustrada toma de rehenes alcanzó a herir a tres policías antes de ser asesinado. Aunque los más peligrosos son los espontáneos, como los últimos dos ataques en Paris o los últimos dos de Londres, alguien una mañana se despierta y con demasiados videos vistos en internet y mucho más resentimiento por la exclusión a los que son sometidos en esas sociedad opulentas y blancas, entiende que ya es hora y con un auto o un simple martillo como sucedió en Notre Dame el lunes último, sale a buscar un objetivo cuanto más inocente mejor.

Como pasó el sábado a la noche en Londres o el lunes a la tarde en Paris, comenzaremos a ver imágenes de alelados ciudadanos occidentales, con las manos en alto rogando a algún Dios, de los que parece haber tantos ahora, no ser víctima del fanatismo religioso o la torpeza policial.

El reciente ataque en Teherán no cabe duda que fue perfectamente organizado, ya que Irán ha sufrido desde 2010, una serie de atentados contra científicos de su plan nuclear, a manos de agentes de la CIA y el Mossad, por lo que sus servicios de inteligencia y seguridad están altamente entrenados y atentos, por lo que el accionar de los atacantes al Parlamento y al mausoleo del venerado Ayatola Ruhallah Khomeini, padre de la Revolución, en el cementerio teheraní de Behesht-e Zahra, al sur de la capital, que dejaron 12 muertos y una cuarentena de heridos, estaban perfectamente organizado.

En el Sudeste Asiático, si bien la presencia del terrorismo wahabita es antigua en estas últimas semanas se ha reactivado. Hace ya más de dos semanas que en la sureña provincia filipina Mindanao, hombres del grupo terrorista Abu Sayyef, tributario del Daesh, tomaron la ciudad de Marawi de 200 mil habitantes y a pesar de los intensos bombardeos y los asaltos del ejército, siguen resistiendo y según algunas versión estarían en condiciones de hacerlo durante dos meses más. Lo que da idea de la magnitud y preparación de ese grupo.

La posibilidad que en el sur filipino, donde se asienta la minoría musulmana, se abra un nuevo frente de guerra integrista está latente. Se calcula que las fuerzas comandadas por  Isnilon Hapilon, cuya cabeza para los de Washington vale 5 millones de dólares, estarían conformada por más de 1500 hombres. Se ha sabido que miembros de organizaciones terroristas que operan en países vecinos a  Filipinas como Malasia e Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo, con más de 210 millones de fieles, están intentando llegar a Marawi, para asistir a sus hermanos.

Desde su irrupción en el mundo, en julio de 2014, el Daesh, no solo ha desplazado a al-Qaeda como la organización terrorista más importante, sino que ha conseguido que más de setenta grupos terroristas, de todo el Islam, hayan jurado lealtad o bayat a Abu Bakr al-Bagdadí, o Califa Ibrahim. Cualquiera de estas organización que se extienden de desde Nigeria al Cáucaso y desde Afganistán a Filipinas, pueden emerger como ya lo hicieron hace tres años en la frontera sirio-iraquí, fomentada entonces las monarquías del golfo Pérsico, que hoy se acusan mutuamente de ayudar al terrorismo y las potencias occidentales que jamás pensaron que aquellos hombres que armaron y entrenaron para desestabilizar a Irak, Siria y Libia, y mucho antes a la Unión Soviética, sean los responsables de que sus propios ciudadanos, en sus propios países sean destrozados por una bomba, o agonizasen por un cuchillo casero.

Fue el imperialismo, por obsoleto que parezca el término, quien cargó la bala en el tambor del revolver que ahora gira loco en su eje, para dispararse en cualquier momento en cualquier dirección. 


Fuente original de la segunda parte de este reportaje:

15 mayo 2017

LAS GUERRAS DE CHECHENIA: Mafiosos, yihadistas y oleoductos (2)





Raíces geopolíticas del conflicto



ACLARACIÓN: La presente ponencia es una recopilación de diferentes textos e investigaciones del propio editor de este blog. (Las referencias se encuentran en las notas a pie de página)


En 1997, la URSS había desaparecido hace algunos años y los Estados Unidos constituían la única superpotencia. Sin embargo, para Zbigniew Brzezinski en su libro (1997) “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense  y sus imperativos geoestratégicos”, Rusia era una amenaza para la imposición total de la globalización en el mundo.

Respecto a la naciente Rusia poscomunista y sus “reservas vitales de energía”, que atormentaba a Brzezinski, éste escribía:


“La tarea a largo plazo es: cómo fomentar la transformación democrática de Rusia y su recuperación económica evitando la reaparición de un imperio euroasiático que pueda entorpecer el objetivo geoestratégico norteamericano…Es imperativo que no surja un desafío euroasiático (Rusia) capaz de dominar Euroasia y con ello desafiar a los Estados Unidos”. 

Según la Doctrina Carter las reservas de petróleo y gas son para los Estados Unidos estratégicas y económicas, por tanto están autorizados a llevar la guerra donde sus intereses sean amenazados. Es lo que hemos venido observando las últimas décadas en el Próximo Oriente y en Asia Central, básicamente. La hegemonía mundial Norteamericana depende en gran medida de su influencia global en los mercados del petróleo. 

También las guerras de Chechenia se encuadran en la disputa encarnizada de las grandes potencias (no solo Estados Unidos, además Francia, Reino Unido, Alemania) por ejercer el control de los recursos energéticos del Cáucaso y, evidentemente, controlar las redes de oleoductos en el Mar Caspio. Por tanto, a más de los Estados Unidos y Rusia, hay otros actores (Turquía, Israel, Arabia Saudí, China, Irán y países de la Unión Europea) que rivalizan por ejercer zonas de influencia en esas regiones. 




Chechenia no podía ser la excepción para manejar esa área de influencia fundamental, mantenerla en constante crisis seguirá siendo indispensable para los Estados Unidos y sus aliados. 

A pesar de la caída de la URSS, Rusia mantenía cierto monopolio en el Asia Central respecto al transporte del gas y petróleo, algo que angustiaba a Occidente y la Arabia de los Saud, enemigo gratuito de Rusia desde épocas de la URSS comunista (por imposición de Franklin D. Roosevelt al rey Abdelaziz bin Abderrahmán al-Saud). 

La familia Saud, ha entregado miles de millones de dólares a diversas organizaciones en el mundo, primero para contrarrestar la influencia soviética en países árabes como Siria, Libia, el Egipto de Nasser y en Irán, principalmente; en segundo término –aunque no menos importante- las chequeras wahabíes financiaron movimientos anticomunistas en Occidente. Finalmente, como sabemos a la perfección, los petrodólares saudíes fueron la fuente básica de recursos de los “inmortalizados” y “populares” muyahidines afganos en su lucha contra las tropas soviéticas (en el cine de Hollywood naturalmente).

Lo que suele escapar a la opinión pública y de lo que los gobiernos occidentales hacen la vista gorda, es que los Saud manipulan la fe en países musulmanes promoviendo deplorables actividades con el fin de transmitir el wahabismo, una tergiversación radical del Islam, esa extrema doctrina religiosa es la que preconizan los grupos extremistas como al Qaeda y el Estado Islámico (Daesh) (en general los grupos terroristas/yihadistas de Próximo Oriente y del África musulmana). 

Cumpliendo a carta cabal la “Doctrina Carter”, a fines de 1999, a más de otras reuniones previas, tuvo lugar una junta clave entre funcionarios norteamericanos y desconocidos personajes en Azerbaiyán, allí se negoció y acordó entrenar y armar a los famosos muyahidines en el Cáucaso, en Asia y en general en las naciones árabes recalcitrantes. Según el investigador Peter Dale Scott: (1)


“Esta reunión desembocó en el apoyo tácito de Washington a sus aliados musulmanes y a compañías privadas estadounidenses de seguridad  para ayudar a los chechenos y a sus aliados islamistas a sostener la yihad  que siguió (contra Rusia)”. 

El ascenso al poder de los Talibán en Afganistán, los episodios bélicos en las fronteras rusas como Nagorno-Karabaj, Abkhazia y claro, Chechenia, entre otras, representaron “una acción táctica concreta, crucial en su momento, para discernir qué poder se haría dueño en última instancia del abastecimiento energético”. (2)

Chechenia, a pesar de los sinceros anhelos independistas de un buen número de ciudadanos, fue un conflicto apoyado y financiado por los Estados Unidos y la Arabia de los Saud, aprovechando el desmantelamiento de la URSS. Algunas repúblicas del Cáucaso optaron por esa vía ya que gozaban del privilegio de contar con reservas de gas, petróleo y en el caso checheno se veía atravesada por grandes oleoductos. Chechenia era pieza apetecible por esos factores y algo más…


La realidad fue que en ese inmenso tablero de ajedrez, las potencias occidentales anhelaban el control hegemónico del Cáucaso. Daguestán y Chechenia representaron movimientos de fichas que han causado inestabilidad permanente en Rusia.



Doku Umarov, fue uno de los principales líderes wahabíes que actuaron en Chechenia. También conocido como el “Emir del Cáucaso” o "Emir Dokkú Abú Usmán" o "El Bin Laden ruso". El 17 de junio del 2006 fue proclamado presidente de la República Chechena de Ichkeria (no reconocida por la Comunidad internacional), el mismo Umarov se encargó de abolirla para autoproclamar el “Emirato del Cáucaso” (Imarát Kavkaz), el 31 de octubre del 2007. Apoyados por el capital extranjero (petrodólares saudíes básicamente), los líderes wahabíes chechenos se plantearon como tarea la fundación de un estado islámico independiente regido por la sharia, desde el Mar Negro al Mar Caspio. La organización tiene su radio de acción en todos los territorios del Cáucaso bajo soberanía de la Federación Rusa, uno de sus objetivos es expulsar a los rusos del Cáucaso Norte. Ya durante el corto periodo (fruto del Tratado de Jasaviurt) que Chechenia pasó a ser, de facto, un estado independiente se implantó la sharia y en poco tiempo miles de familias rusas y de otras etnias abandonaron la república. Las regiones vecinas de Chechenia se vieron azotadas por el terrorismo. Umarov estuvo detrás de los atentados del metro de Moscú en 2010 y del Aeropuerto Internacional de Moscú en 2011, así como de numerosos ataques a objetivos civiles hasta febrero de 2012. En julio de 2013 Doku Umarov hizo un llamado a los insurgentes islamistas de todo el mundo para evitar que se llevaran a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi 2014. Su muerte sigue siendo poco clara, habría sucedido alrededor de septiembre del 2013, pero el anuncio oficial del gobierno ruso y de mismas fuentes extremistas datan de marzo/abril del 2014.



La sólida alianza Estados Unidos y Arabia Saudita aplicó la misma estrategia afgana en Chechenia, derrochar recursos financieros a grandes torrentes no era obstáculo para las chequeras saudíes ansiosas de perpetuarse en el poder bajo la protección norteamericana. El armamento y logística corrían de cuenta del Pentágono y de inescrupulosos personajes que formaron parte de las extintas  fuerzas armadas soviéticas, convertidos en flamantes millonarios fruto del tráfico de armas y drogas; y, de la naciente oligarquía rusa que emergió del robo de los recursos naturales y financieros. 

A Chechenia concurrieron a una nueva yihad  curtidos ex combatientes de Afganistán, de las repúblicas del Cáucaso y del Próximo Oriente en refuerzo de las nuevas agrupaciones de corte wahabí que venían siendo adiestradas en Arabia Saudí.


Shamil Salmanovich Basayev, jefe militar de los separatistas chechenos. También fue un militante islamista conocido bajo el nombre de “Abdallah Shamil Abu-Idris”. Estaba relacionado con los ‘Shahid’ (‘mártires’ en árabe), es decir, aquellos que están dispuestos a inmolarse en atentados suicidas en todo el territorio ruso. Sus creencias fueron determinantes para endurecer su posición política y religiosa, al punto de autoproclamarse Imán (predicador de la fe islámica) y de profesar la rama más radical del Islam, el wahabismo. Sus pretensiones también iban más lejos de consolidar su poder en Chechenia, deseaba expandir el conflicto fuera del Cáucaso.  Fue eliminado en julio del 2006 por las fuerzas de seguridad rusas (FSB) en una operación especial llevada a cabo en Ingusetia (Rusia).


Como hemos señalado en el inicio de estas líneas, la historia nos recuerda un episodio trascendental: Eurasia es el corazón del mundo y quien controle Eurasia controlará el mundo. Brzezinski apuntó:


“La potencia que domine Eurasia controlará dos de las tres regiones mundiales más avanzadas y económicamente productivas”.

El plan era simple e ingenioso, los Estados Unidos debían regresar a Rusia a un plano tercermundista incapaz de afrontar sus conquistas territoriales y económicas, haciéndose con el control de las reservas petroleras y de gas en el Asia Central, una zona de influencia natural rusa.

Ya hemos relatado en los episodios referentes a 'RUSIA, el caos poscomunista' * como se efectuó esa tarea de destruir la economía rusa, por lo que no volveremos a insistir en el tema.

En general, en la década de los 90 del siglo pasado e inicios del siglo XXI el objetivo se cumplió en gran parte. Rusia fue incapaz de afrontar la planificada destrucción de su economía, no era oponente ante la escalada armamentista e intervencionista norteamericana en todos los escenarios del Asia Central y Oriente Próximo. Rusia era impotente para dirigirse como un estado organizado, afrontó graves problemas para alimentar a la población y su poderío militar se vino hacia abajo en picada a tal punto que, carente de divisas, no tuvo otra alternativa que poner en venta en los mercados negros de armas gran parte de sus arsenales; y, como era de esperarse esas armas terminaron en poder de organizaciones terroristas de Chechenia y otros grupos regionales.


Ibn al-Khattab o Emir al-Khattab, su verdadero nombre era Thamir Saleh Abdullah. También conocido como Habib Abdul Rahman, nacido en Arabia Saudí pero de origen checheno, fue junto a Shamir Basaev, uno de los más conocidos jefes islamistas en las guerras separatistas de Chechenia. Ibn al-Khattab combatió no solo en las dos guerras de Chechenia, jurando lealtad a Al-Qaeda y su bandera, sino que participó en Afganistán como un Muyahidin más en la guerra contra la ocupación soviética y combatió junto a los islamistas en la guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1998);  incluso, en la guerra civil Tayika (Tayikistán -1992-1997-. Tayikistán comparte fronteras entre otros con Uzbekistán, Kirguistán y Afganistán). Al-Khattab murió en marzo de 2002, se afirma que fue envenenado por medio de una carta entregada por un mensajero reclutado por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB).

Sobre otros líderes yihadistas chechenos como Murad Margoshivili alias ‘Muslem al-Shishani’, ex miembro de las fuerzas aéreas de defensa soviéticas en Mongolia, antes del colapso de la URSS; y, del georgiano, aunque de origen étnico checheno, Tarjan Batilashvili, alia‘Omar al Shishani’. (“Shishani” significa “el checheno” en árabe); ya nos hemos referido antes en otro artículo. Que viene los rusos! (octubre 2015) ** Estos fueron eliminados en combate en Siria e Irak no hace mucho, aunque las circunstancias de sus muertes suelen ser difíciles determinar..


Oleoductos y drogas cruce obligado por Chechenia






¿Qué posee Chechenia a más de una sectaria aspiración independentista? Una red de OLEODUCTOS y algunas importantes refinerías (la foto arriba data de 1970, corresponde a una de las refinerías en Grozny)  ya que, propiamente, reservas de petróleo, gas y otros minerales no son significativas.

Pero, Chechenia es también pieza clave en el –quizá- mejor negocio del mundo, algo que se maneja en las sombras, muy apetecido por grandes transnacionales, por el sistema financiero internacional y, claro, por potencias imperialistas que buscan capital sin control para financiar sus operaciones, estamos hablando de DROGA, producción, rutas, comercialización y lavado de miles de millones de dólares anuales que sostienen la economía mundial, por tanto al sistema del capitalismo.

Esto es algo que no vamos a encontrar en los textos de historia y reportajes periodísticos de los medios de embrutecimiento masivo occidentales con sus románticos relatos de la “heroica lucha de los independentistas chechenos”.

Este obscuro episodio lo relataremos en la siguiente y última entrega de esta serie de artículos sobre Chechenia.



¿Por qué decimos que Chechenia fue una guerra de los oleoductos?


























En plena crisis financiera rusa, tras el descalabro de la Unión Soviética, decenas de empresas petroleras emprendieron camino a la rica zona energética del Cáucaso dispuestas a sacar provecho de la debilidad del estado ruso. Como ya podrán intuir, esas compañías eran predominantemente anglo-estadounidenses.

Proyectos para construir nuevos oleoductos afloraron por doquier, las transnacionales invirtieron mucho dinero en diseñar y elaborar mapas y rutas para los oleoductos, debían aprovechar al máximo para hacerse con el control de las reservas rusas en detrimento del estado; y lo hicieron. Confiados en que no habrá un gobierno ruso que sea capaz de oponerse a sus socios (los corruptos y  nuevos oligarcas rusos), en abril de 1999 se inauguró el oleoducto ‘Bakú-Supsa’, en Georgia. En octubre de ese mismo año, la nueva crisis militar en Chechenia está cerca de estallar, las poderosas empresas petroleras estadounidenses y británicas están de plácemes informando la construcción de un nuevo oleoducto entre Bakú y el puerto turco de Ceyhan, todo en el patio ruso. 


La “Familia”, constituida por oligarcas, jefes mafiosos y ex militares oportunistas dedicados al mercado negro de armas, manejaron Rusia a su antojo en tiempos de Boris Yeltsin, uno de los nombres que sonaba reiteradamente en esa trama era el autoexiliado Boris Berezovski.

Si alguna vez existió complicidad entre los chechenos, los oligarcas rusos y el gobierno de Yeltsin, todo terminó con la llegada de Vladimir Putin. El Kremlin se alinea con los mandos militares en una posición de fuerza ratificando que Chechenia debe permanecer como parte integral de Rusia, a cualquier costa. La dura estrategia militar, sin concesiones, funcionó no solo en el terreno de batalla, sino que la población rusa miró con buenos ojos la tarea de hostigar y destruir las fuerzas de Basaev, las críticas desde el extranjero lo único que consiguieron fue garantizar la unidad y respaldo de los rusos a Putin. 


Mientras Rusia combate a los separatistas y yihadistas, el apoyo extranjero a los jefes chechenos se va volviendo evidente; por ejemplo Georgia constituyó (y sigue siendo) un paso obvio para el ingreso a Chechenia de mercenarios y yihadistas árabes, así como para el abastecimiento de sofisticado material bélico. 


Quién puede poner en duda la intervención de la CIA, de la Arabia de los Saud, de los aparatos de seguridad de Pakistán, de Turquía, de los Talibán de Afganistán que proporcionan un considerable número de combatientes, siendo este último uno de los países donde más entrenaron a las huestes de Basaev. 

No se sabe a ciencia cierta en qué momento Basaev se radicalizó al extremo de autoproclamarse Imán y abrazar la fe wahabita, con esas consideraciones miles de terroristas apoyaron a los “hermanos chechenos” y declararon la Yihad incluso en nombre de Osama bin Laden !




II PARTE

Un enfoque diferente y retrospectivo de las guerras de Chechenia





No es nuestra intención desarrollar un manual histórico ni cronológico de la forma en que se desenvolvió el conflicto, sobre ello hay suficiente información disponible. Nuestra tarea es determinar el por qué se llegó a ese extremo. Sigue siendo, hasta ahora, un asunto de materia reservada conocer a ciencia cierta cuáles fueron los verdaderos orígenes; no obstante, sin duda, hay factores secretos que han ido saliendo a luz. Ha quedado claro (en la primera entrega) que junto a las maniobras ocultas y manipulación de las masas, que la primera guerra de Chechenia si gozó de cierto apoyo popular, a pesar que los chechenos se hubiesen conformado con cierto grado de autonomía (vale destacar que un alto porcentaje de chechenos no comulgaban ni comulgan ideas independentistas).

Ensayemos los principales hechos, lo siguiente es un extracto y citas de la magnífica investigación de Paul Labarique, su ponencia titula: “La Rusia de Boris Yeltsin y el legado checheno” (3)

- El fin de la URSS supuso el fin de muchos altos oficiales del Ejército Rojo, algunos se aventuraron en la política, otros decidieron hacer buenos “negocios”. En el caso del General Djokahr Dudaiev, el 27 de octubre de 1991, es elegido presidente de la República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.

- La independencia unilateral de Chechenia en 1991, en consecuencia la posterior primera guerra chechena, fue algo más que un pretendido proyecto político. El general Dudaiev, tenía sus ambiciones personales tras la caída de la URSS, quería su propio feudo y sus ex-kamaradas del Ejército Rojo necesitaban demostrar que eran indispensables. “Todos traficaron juntos mientras se hacían una guerra implacable en detrimento de la población”. El 4 de noviembre proclama unilateralmente la secesión y la independencia de Chechenia.

- Chechenia-Inguchetia, que todos -menos su presidente- consideran una república rusa autónoma, se sitúa como un actor regional en el Cáucaso. Sus primeras decisiones son deliberadamente agresivas hacia la Federación Rusa.

- El presidente ruso de la época, Boris Yeltsin, condena la independencia e instaura el estado de emergencia en Grozny, capital de la región.

- Dudaiev replica movilizando a la población y amenazando a Rusia con una campaña terrorista contra las centrales nucleares.

- Paralelamente, la crisis en Georgia desencadena en la destitución del  presidente Gamsakhurdia, Dudaiev anuncia la creación de una fuerza de interposición del Cáucaso para acudir en ayuda del depuesto. El general Dudaiev declara “no reconocer más que el gobierno constitucional de Georgia y su presidente electo por el pueblo”. Esa declaración es secundada por los Estados Unidos.

- En abril de 1992, Chechenia se niega a ratificar el tratado de la Federación propuesto por Yeltsin, a pesar de la amplia autonomía que se le concede.  Grozny pone bajo su mando y jurisdicción a todas las tropas ex-soviéticas de la Comunidad de Estados Independientes estacionadas en su territorio.

- La «cuestión de las nacionalidades» se convierte en eje de lucha por el poder en Moscú. Es un tema muy delicado.

- Debido a la inestabilidad regional, Moscú despliega tropas en la frontera de las tres repúblicas transcaucásicas -Armenia, Georgia y Azerbaiyán- para evitar la desestabilización de sus propios territorios. Pero no hay una reacción militar importante del Kremlin-.



General Djokahr Dudaiev, elegido presidente de la República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.


- El presidente Dudaiev busca apoyo en el extranjero. Durante el verano de 1992, ha viajado a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes. Después, en el otoño, a Turquía, Chipre y Bosnia-Herzegovina. Durante algún tiempo se habla de una gira por Estados Unidos, muy interesados en apoyar secretamente la desestabilización de las fronteras rusas.

El caos político reina en Rusia, el gobierno no gobierna. Los altos funcionarios y toda la administración pública y privada son vulnerables a las tentaciones. La privatización de la economía tiene lugar mediante su criminalización, tanto más cuanto que al proclamar la independencia de Chechenia, Dudaiev liberó a casi todos los presos comunes que pasan a engrosar, en Moscú, las filas del crimen organizado y desarrollan una importante red de contactos políticos en Rusia.

- Es para esas fechas que el futuro oligarca Boris Berezovski comienza a hacer negocios con las pandillas chechenas, teniendo como telón de fondo la guerra de clanes con la ‘Hermandad de Solntsevo’, que se compone de mafiosos eslavos.

En Chechenia, los bandidos locales cooperan con los mafiosos rusos en el tráfico de heroína, al punto de convertir el aeropuerto de Grozny en centro del contrabando mundial de esa droga. De misma forma, la ausencia total de legislación bancaria en el país incita a los dirigentes rusos ansiosos de saquear los fondos de la Federación a utilizar falsos establecimientos bancarios chechenos para realizar sus operaciones "arregladas" y de lavado de dinero


El petróleo, recurso capital de la región, es también objeto de un reparto entre dirigentes chechenos y rusos: por esa región pasan gran cantidad de oleoductos y nos encontramos en un momento histórico en que los miembros de la ´Nomenklatura´ venden los recursos naturales de Rusia para su beneficio personal. Basta con negociar con el régimen instaurado en Grozny para encontrar un modus vivendi


- El periodista armenio Vicken Cheterian declarará entonces. durante una conferencia de los Amigos de Le Monde Diplomatique, que “cada general (ruso) tiene su pozo de petróleo”. Según Paul Klebnikov, autor de "Parrain du Kremlin" (Padrino del Kremlin), “los altos funcionarios rusos y los miembros de los servicios de seguridad (durante el mandato de Yeltsin) que trabajaban habitualmente para las bandas chechenas de Moscú mantenían relaciones mutuamente provechosas con el gobierno del presidente Djokhar Dudaiev, permitiendo al gobierno apropiarse de millones de toneladas de petróleo ruso casi sin gastar un centavo".

- Las cosas se envenenan súbitamente a finales de 1993, tanto que Moscú decide una intervención militar. Podría ser que esta decisión se tomó porque en abril de 1993 Dudaiev disuelve el Parlamento y reclama todos los poderes (dictadura)

-En ese periodo la guerra de pandillas se agrava en Moscú dejando decenas de muertos en todos los bandos. Para Paul Klebnikov, la campaña de Chechenia no fue nada más que una guerra de pandillas a gran escala”

- Los chechenos podían negociar libremente el petróleo ruso en los mercados internacionales, con la complicidad de sus socios enquistados en el gobierno ruso de Yeltsin. Esa "deferencia" de los funcionarios rusos podría deberse a su colaboración con los separatistas abjasios de Georgia.

- Mas, en 1993, los jefes militares chechenos decidieron apoderarse de ese tesoro para sí solos. "Fue entonces que Djokhar Dudaiev, habiendo decidido que se había hecho grande y fuerte, dejó de compartir el botín con sus socios de Moscú -explica el general Lebed-. por consiguiente (el gobierno ruso) decidió castigarlo militarmente". 

- Para camuflar la "corrupción masiva del Estado Mayor", que se dedicó a la venta del armamento a otros estados de forma ilegal y para su provecho personal, los generales empujaron a Moscú (Yeltsin) a implicarse en un conflicto en Chechenia para poder convertir los medios robados en pérdidas sufridas en el campo de batalla. "Aquellos supuestos generales necesitaban un gran conflicto en algún lugar, para que una importante cantidad de blindados pudieran aparecer como destruidos en combate", aforma el general Lebed. 

- La represión desatada por el ejército ruso comienza el 11 de diciembre de 1994, con un apoyo a regañadientes del presidente estadounidense Bill Clinton quien dice desear «un mínimo de sangre». Paul Klebnikov establece un listado de los principales participantes en la decisión del ataque. Además de Boris Yeltsin, cita a Pavel Gratchev, ministro de Defensa; Oleg Soskovets, primer ayudante de Boris Yeltsin; Oleg Lobov, secretario del Consejo de Seguridad; Alexander Korzakov, jefe de la guardia presidencial; Viktor Erin y Serguei Stepachin, miembros todos de lo que él llama «el bando de la guerra». Una denominación que impugna el general Lebed: «No era el bando de la guerra. Era el bando de los negocios».

- La guerra no fue un paseo  militar, fue una carnicería de ambos bandos. Al final de enero de 1995, el ejército ruso se apoderó de Grozny. Los combates continuaron entonces en las montañas donde los jefes mafiosos chechenos habían buscado refugio. La desorganización total de las fuerzas rusas era evidente. "Comandantes de unidad se negaban a acatar órdenes de ataque, otros se negaban a respetar las órdenes de cese del fuego. Muchos aceptaban sobornos por dejar escapar unidades chechenas cercadas mientras que otros hasta vendían armas a sus adversarios".



Shamil Basaev en sus inicios como Comandante de los “rebeldes” chechenos.



- En junio de 1995, Shamil Basaev, ex-negociante moscovita convertido en jefe de banda terrorista, penetró más de cien kilómetros en territorio ruso con varias decenas de combatientes, ocupó la alcaldía y el hospital de la ciudad de Budionnovsk donde tomó 1.500 rehenes. Cercado allí por las tropas rusas de elite, rechazó varios asaltos y, después de haber ejecutado a la mayoría de los rehenes a sangre fría (numerosas mujeres, enfermeras y personas mayores por el simple hecho de ser rusas), obtuvo del primer ministro Viktor Chernomirdin la autorización de partir llevándose varias decenas de rehenes para cubrir su retirada. Ese episodio interrumpió las hostilidades durante seis meses.

- La elección presidencial de junio de 1996, para la cual Boris Yeltsin no figura ya como favorito, acelerará el fin del conflicto.

- Los oligarcas que rodean al presidente ruso, como Boris Berezovski en primera fila, le cierran el paso al candidato comunista Guennadi Ziuganov, aunque este aparece a la cabeza de los sondeos de opinión. La paz en Chechenia podría significar para Yeltsin un medio inesperado de recuperar popularidad. 

- Apoyándose en los medios públicos de difusión -bajo el control del Kremlin- y privados -bajo control de sus amigos- el candidato Yeltsin acapara los primeros planos, sobre todo en la televisión. Mejor aún, el 8 de mayo Boris Berezovski y los demás miembros del equipo de campaña de Yeltsin se reúnen con el general Lebed, que también se encuentra entre los candidatos.

- En mayo de 1996, a pocos días de la elección, el presidente checheno Djokhar Dudaiev es alcanzado por un misil guiado mediante el rastreo de su teléfono portátil. El impacto de su muerto es difícil de evaluar pero nadie duda que influyó en el resultado de la primera vuelta.

- Yeltsin gana por escaso margen la primera vuelta electoral. El general Lebed es nombrado secretario del Consejo de Seguridad y consejero personal del presidente Yeltsin para las cuestiones de seguridad. El ministro de Defensa Pavel Gratchev es despedido, al igual que Alexander Korjakov, Mijail Barsukov -director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, el antiguo KGB) y el vice-primer ministro Oleg Soskovets. Siete generales nombrados por Gratchev son destituidos. El «bando de la guerra» ha sido decapitado.

- El 6 de julio de 1996, en pleno día de elecciones de la segunda vuelta,  los enfrentamientos se reanudan en Chechenia después de un buen periodo de calma. Atentados terroristas sacuden Moscú.

- Existen dos hipótesis: “la del aviso de los círculos mafiosos ante el recrudecimiento anunciado de la lucha contra el crimen organizado y, la del ‘terrorismo checheno’ ”. El general Lebed recibe la misión de luchar contra el terrorismo. Sus posiciones ahora son más claras, ya no expresa ser favorable a la independencia de Chechenia puesto que esta es un punto de confluencia de “carreteras, oleoductos y vías férreas” y su independencia podría desembocar en “una gran guerra del Cáucaso”.

- Los chechenos reclaman un estatuto de «independencia-asociación» con Rusia mediante el cual Moscú reconocería a Chechenia como un Estado independiente, sujeto al derecho internacional. A cambio Grozny delegaría a Moscú la “aplicación de la defensa colectiva y la dirección de las fuerzas armadas”. Rusia y Chechenia mantendrían una moneda única, fronteras, un espacio aduanal y económico y un sistema de defensa comunes.

- Nuevamente hace su reaparición Shamil Basaev, el 8 de agosto dirige un comando hasta el centro de Grozny y, aprovechando el factor sorpresa, mata a más de 500 soldados. Los 3.000 soldados rusos que se encuentran en Grozny se ven obligados a mantenerse acantonados mientras que los hombres de Basaev toman el control de la ciudad. El 12 de agosto, el general Lebed viaja a Kasaviurt, en Daguestán, para abrir negociaciones en busca de la paz.

Al final los dos bandos acuerdan un retiro de las tropas rusas con una moratoria sobre el estatuto de la república, que en el fondo no le interesa a nadie pues no representa el verdadero objetivo. El arreglo sobre el estatuto de la república se fija para el 31 de diciembre de 2001, fecha señalada para la realización de un referendo sobre el mismo. 

El acuerdo de paz es firmado el 3 de septiembre de 1996. A pesar de la reticencia del presidente Boris Yeltsin, quien se negará durante días a recibir a Alexander Lebed, el primer conflicto checheno llega a su fin. Su duración se explica debido a los intereses personales que tenían en él ciertos responsables, tanto rusos como chechenos, puesto que el conflicto abrió la puerta a todo tipo de tráficos




General Alexander Ivanovich Lebed


El general Lebed relata así la reacción de Boris Berezovski después de la firma de los acuerdos de paz


Berezovski vino a verme y trató de intimidarme. Cuando se dio cuenta que no era posible meterme miedo, me dijo simplemente: usted ha echado a perder tremendo negocio. Todo iba tan bien. ¿Se estaban matando entre ellos? ¿Y qué? Siempre lo han hecho y lo seguirán haciendo”.

El segundo conflicto es totalmente diferente.

Arranca en el otoño de 1999. Vladimir Putin había sido recientemente designado primer ministro y las acciones terroristas de grupos yihadistas volvieron intolerable el ambiente. El presidente checheno (de tendencia moderada), Aslan Maskhadov, aglutinó a las fuerzas chechenas con los elementos de Shamil Basaev, a pesar de las diferencias entre estos.

El investigador y politólogo Paul Labarique, en otro y magnífico ensayo: “La ‘ficha’ chechena” (mayo del 2004) demuestra que sus puntos de vista se han ido materializando con los hechos. (4)

Resumamos sus investigaciones:

-  Vladimir Putin se alejó de los oligarcas. No hay que desconocer la historia, Putin llegó al poder con el apoyo de los nuevos amos de Rusia (pero eso no lo explicaremos aquí).


-
Los flamantes millonarios oligarcas rusos (arropados en una especie de hermandad) intentaron mantener sus intereses y privilegios, pues Rusia era suya; frenar a un molesto personaje como Vladimir Putin era esencial porque estaba ganando popularidad por la forma de afrontar el conflicto en Chechenia.


-
Los oligarcas rusos y sus socios prefirieron mantener abierta una patente relación de entrega del patrimonio nacional a potencias extranjeras, en un claro intento por debilitar los esfuerzos rusos de seguir manteniendo influencia política y económica sobre los grandes oleoductos del Caspio, es decir, los oligarcas prefirieron entregar su nación a las transnacionales petroleras a trabajar conjuntamente con las empresas y estado ruso. Esto sin duda solo beneficiaba a un parte, los Estados Unidos.


- La nueva política de Moscú se concibió para estabilizar la zona, pero los voraces apetitos petroleros de las grandes transnacionales en la región no podían permitirse ese hecho. Es innegable que el gobierno de Bush aumentó los esfuerzos para asegurar el control del Cáucaso y ese era el objetivo del derrocamiento de Edouard Chevardnadze en Georgia (noviembre 2003) y el posterior asesinato del presidente checheno Akhmad Kadyrov.

- Según Paul Labarique, “Vladimir Putin parece así opuesto a la persecución del saqueo de Rusia por parte de los oligarcas y determinado a retomar el control de los recursos naturales del país. La salida de Chechenia de la Federación, que provocaría la pérdida del control de los oleoductos que atraviesan el país, la tiene fuera de toda consideración, de modo que el presidente interino adopta una actitud intransigente con respecto a los secesionistas. Se trata de una posición que ya había afirmado como primer ministro, el 2 de octubre de 1999, cuando anunciaba que no reconocía la legitimidad del presidente Maskhadov ni, por consiguiente, la de las autoridades chechenas en su conjunto: «Todos los órganos de poder en Chechenia son ilegítimos (...)pues todos han sido electos fuera de las leyes rusas». Esta frase resume perfectamente el pensamiento de Vladimir Putin: no reconoce ni los acuerdos de Khassaviurt, firmados por el general Lebed y el presidente Maskhadov, ni los firmados por Boris Yeltsin y el número uno checheno en mayo de 1997”. 

- En la primera guerra chechena los rusos se vieron forzados a transportar parte del petróleo del Caspio por carretera, vía Daguestán, dado que el oleoducto Bakú-Novorossisk era saboteado continuamente por los chechenos. Hay serias razones para pensar que el ataque realizado por Basaev en Daguestán (1999) fue contratado por el oligarca Boris Berezovski y alguien más. Su intención era clara, desorganizar aún más el transporte de petróleo por carretera, impidiendo a Rusia explotar el petróleo del Caspio. 

(Nota del editor del Blog: Los motivos del ataque de Basaev a Daguestán lo analizaremos en la siguiente entrega)



EPÍLOGO



Bandera del "Emirato del Cáucaso" (Imarát Kavkaz)


Por lo analizado, las guerras de Chechenia no solo fueron luchas entre mafiosos y por los intereses energéticos de las potencias occidentales, también fue la continuación del proyecto norteamericano de usar al extremismo religioso islámico –el wahabismo-, como siempre lo han hecho, en este caso para desmembrar los territorios rusos del Cáucaso.

Esto no ha terminado.

El virulento ataque del fanatismo islamista sigue y continuará atacando Rusia. En Chechenia continúan operativas las organizaciones wahabíes, cálculos actuales de los servicios rusos de seguridad estiman en alrededor de quince mil el número de extremistas activos. Una noticia desapercibida que entraña una amenaza para Chechenia y la región es que el denominado ‘Emirato del Cáucaso’ (Imarát Kavkaz), con sus miles de adeptos wahabíes,  juraron ‘baya’at (lealtad) al Estado Islámico (Daesh) en diciembre de 2014. Y, aún más, alrededor de julio del 2016 se tuvo información de la presencia de un alto cargo de la inteligencia saudita en Chechenia, cuyo propósito junto a los mandos yihadistas chechenos sería la reactivación de la guerra.

En Occidente, la gente –obviamente saturada por los medios de embrutecimiento masivo (prensa alineada)-, no tiene la menor idea de la cantidad de víctimas que ha causado el terrorismo yihadista en la Federación Rusa, solo diremos que son muchísimas más que en todos los países de Europa juntos, la autoría de esos actos terroristas también debe atribuirse a los servicios de inteligencia de la OTAN, quienes provocan, incitan y facilitan los recursos a los radicales para atentar contra civiles, de esa forma obtienen “legitimidad” (pretexto) para el intervencionismo y la “lucha de civilizaciones”.

A los Estados Unidos y sus aliados poco les interesa los compromisos. Así como arman y financian a las organizaciones wahabíes del terrorismo internacional para sus guerras de conquista (globalización), también las combaten y las destruyen cuando ya no son útiles. A fin de cuentas tienen en sus manos a los príncipes y reyes de la familia Saud para manipular la fe de cientos de miles de incautos que proclamarán la ‘yihad’ cuando sus amos lo requieran. 

Rusia deberá estar en alerta al haber asumido el compromiso de celebrar fiestas deportivas como la próxima “Copa Confederaciones” de fútbol en 2017 y el Mundial de Fútbol 2018. Quién puede no dudar que los Estados Unidos/OTAN/Monarquías absolutistas del Golfo y hasta Ucrania intentarán enturbiar la gran fiesta mundial?

El guión ya fue ensayado en Ucrania, en plena celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi en febrero del 2014, las fuerzas de seguridad rusas estaban pendientes de los yihadistas en toda la Federación. La puñalada trasera vino por otro lado, un grupo de “espontáneos” ucranianos aprovecharon el evento para hacerse con el poder, en detrimento de la unidad nacional y los acuerdos firmados con Rusia. Hoy Ucrania está en guerra y dividida. En esa ocasión Rusia se vio atada de manos, el mundo estaba pendiente de su reacción… en plenas olimpiadas. Sin duda un golpe maestro de los servicios de inteligencia occidentales (OTAN). Un “gol olímpico” que puede repetirse en las próximas citas del rey de los deportes en Rusia.

No obstante que los bandidos del Daesh están en desbandada en Irak y Siria no quiere decir que hayan perdido fuerza, sus huestes están intactas en el Cáucaso y pueden aflorar en las fechas de los eventos deportivos. Incluso se baraja la posibilidad que estos grupos en retirada de Irak y Siria arriben a Chechenia y reaviven este dormido frente de guerra. Los yihadistas chechenos bajo mando del Daesh han estado muy activos en Siria (también en Irak), aunque han sufrido duras pérdidas (incluso de sus comandantes), son miles de fundamentalistas chechenos que se han forjado en el campo de batalla sirio.

Solo el tiempo dirá como las fuerzas de seguridad rusas confronten estos próximos retos, pero lo que no queda duda es que Rusia es un mediato objetivo muy apetecido por los grupos wahabíes del Emirato Islámico del Cáucaso, de los radicales chechenos y de los servicios de inteligencia de la OTAN…  

Continuaremos en la siguiente entrega...





Notas:
La información de este reportaje proviene básicamente de las siguientes fuentes:

(2) Michael Griffin.- Reaping the Whirlwind, pág. 115, citado por Daniel Estulin: "Los Señores de las Sombras".
(4) La ‘ficha’ chechena. El gran juego de dominó en la región del Cáucaso.
*   RUSIA, el caos poscomunista
      RUSIA, el caos poscomunista (2)
** QUE VIENEN LOS RUSOS!
Daniel Estulin.- Los Señores de las SombrasEditorial: Del Bronce, 2007 . ISBN: 9788484531753

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