Por: Tito Andino U.
Generalmente se usa el vocablo ‘terrorismo’ como una expresión retórica que sirve de pretexto para que los fuertes aplasten a los débiles. Respecto al terrorismo yihadista la realidad puede variar, éstos apoyan la política de los fuertes para aplastar, aún más, a los débiles.
Irónicamente los Estados Unidos y algunos de sus socios del Próximo Oriente han “declarado” la guerra al terrorismo. La Arabia de los Saud y otros acusan a Qatar de fomentar y auspiciar a grupos terroristas. Mientras, entre bastidores los US Army continúan entregando por “error” armas al Estado Islámico (Daesh) tanto en Irak como en Siria. Las fuerzas armadas sirias y otras fuentes sobre el terreno denuncian también el rescate de decenas de líderes del Daesh en Raqa por parte de helicópteros norteamericanos para ser algunos trasladados a la región de Palmira y desconociéndose el paradero del resto. Se dice que son líderes yihadistas occidentales del Daesh; o, puede tratarse de miembros de los servicios de inteligencia y fuerzas especiales de la OTAN que entrenaban y dirigían sobre el terreno a los yihadistas.
Por otro lado, bandas armadas radicales chocan entre sí en Siria, no solo
por el control de regiones estratégicas, en el fondo la disputa se debe a las rencillas
entre socios, o deberemos decir entre ex socios? (Arabia Saudí, Qatar, Emiratos
Árabes Unidos, Turquía, etc).
Básicamente, a lo largo del siglo XX y de lo que vamos de recorrido del
siglo XXI, Los Estados Unidos, Francia e Inglaterra no han criticado nunca al
Islam Político encabezado por las naciones sunníes, ni han alzado la voz de
protesta por las actividades de organizaciones terroristas en esas naciones –a
menos que esas acciones afecten sus intereses-.
Sin rodeos, el terrorismo islámico existe porque las grandes potencias occidentales lo han tolerado y los utilizan para sojuzgar a otros pueblos musulmanes.
Hay una gran división desde el punto de vista Occidental (imperialista)
respecto a los musulmanes: Apoyan abiertamente el Islam Político Sunní, los
buenos, según ellos, no tiene importancia que de allí provengan los Hermanos Musulmanes, Al
Qaeda, Estado Islámico, los Talibán y tantas otras organizaciones yihadistas
que combaten a lo ancho del Medio Oriente y otras regiones. Por otra parte, no
toleran, reprueban y atacan duramente al Islam Político Chiíta -los malos-, según Occidente. Los
verdaderos terroristas, según ellos, constituyen los chiíes, con la República
Islámica de Irán a la cabeza y todas aquellas naciones que han sido calificadas
de pertenecer al “eje del mal” (Siria, Líbano, Yemen y hasta Irak).
Solamente diremos que hay una forma de distinguir el Islam Político
contemporáneo: Los sunníes han demostrado a lo largo de su historia un fervoroso intento expansionista (mediante la
guerra), para ello, en la actualidad se han sometido a las potencias occidentales; mientras los chiíes
han mantenido una posición política de defensa de sus tierras, tradición y
cultura, una especie de nacionalistas, por así llamarlos, anti imperialistas y no dispuestos
a obedecer directrices foráneas.
Pues bien, si debemos creer en el presidente Trump, éste ha ordenado el fin
del terrorismo en Próximo Oriente (que se va colando en Europa). En su gira por
la región, el mandatario de los Estados Unidos se decanta por la Arabia de los
Saud –la mayor monarquía wahabí- que ha enviado y sigue enviando
fundamentalistas no solo a Irak y Siria sino también a lejanas regiones del
Cáucaso. Curiosamente, los Estados Unidos reniegan ahora de Qatar, sin duda, otro
auspiciante del terrorismo.
Sin embargo, preferir a la nación terrorista, por antonomasia, del reino de
los Saud solo significa que Norteamérica prefiere sacrificar a los emires
qataríes que a sus hijos putativos saudíes. Al fin y al cabo, la familia de los
Saud encarna el perfecto ideal imperialista de dominación regional, los Saud
reinan a sus anchas pero son esclavos complacientes de todas las políticas anglo-americanas
y seguirán participando, cuando así lo ordenen sus amos en el futuro, en toda
guerra yihadista-terrorista, con gente y dinero. No hay otra explicación – a
más de la riqueza petrolera – para que los democráticos occidentales consientan
sostener en el poder a las más retrograda monarquía que el mundo ha visto desde
inicios del siglo XX. El régimen qatarí
puede ser sacrificado, pero tampoco significa que consentirán que salga de su
zona de influencia, su posición geográfica es vital para el control del Golfo
Pérsico.
Ha sido solamente hace poco días que nos hemos enterado de una noticia
bomba. El mayor estado terrorista del mundo, no ha sido Corea del Norte, ni
Siria, ni Libia y otros que pertenecieron al selecto club del “eje del mal”,
según los estadounidenses y saudíes el demonio terrorista ha estado encarnado
siempre en IRÁN…
Y bueno, que le vamos hacer? Reír o llorar?
Yo prefiero reír, la risa es el remedio infalible. Por favor, menos CNN, al
Jazeera (no esa ya no, porque ha caído en desgracia por promover el terrorismo
auspiciado por Qatar) y otras cadenas de embrutecimiento masivo.
Otra novedad que nos madrugamos es que los malos han sido exclusivamente
los “Hermanos Musulmanes” con mayor tendencia salafista que wahabí, pero no por
ello menos importantes y terroríficos. Esta Hermandad es la cabeza política
visible –el lado suave, por así decirlo- del terrorismo internacional cuyo
aporte con importantes líderes a las organizaciones yihadistas es conocido por
todos los servicios de seguridad. No olvidemos que muchos de los integrantes de
Al Qaeda y otros grupos fundamentalistas provienen de la Hermandad. Ahora debe
entenderse por qué el presidente turco apoya a Qatar, Erdogan pertenece a la
“Hermandad Musulmana” y no quiere aparecer como el malo y como buen Hermano
debe apoyar a los suyos.
Puedo comprender la posición de Egipto, que ha sido asolada duramente por
los Hermanos Musulmanes, el verdadero azote del país, por tanto, su deseo
ferviente de luchar contra el terrorismo es justificado… pero, los Saud
hablando de poner freno al terrorismo?… como dicen los españoles, la ostia, me
cago en la leche!
La verdad?
Ya lo hemos revelado antes, nos decía Thierry Meyssan que quien
se ocupa del manejo del terrorismo internacional por cuenta de Londres y
Washington es la Liga Islámica Mundial desde 1962. La Liga Islámica Mundial
abarca simultáneamente la Hermandad Musulmana –que se compone de árabes– y la
Orden de los Naqchbandis –cuyos miembros son fundamentalmente turco-mongoles y
caucásicos.
“Hasta el inicio de la guerra de Yemen, el presupuesto militar de la Liga
Islámica Mundial era más alto que el del ejército de Arabia Saudita, lo cual
quiere decir que la Liga es el primer ejército privado del mundo, sobrepasando
ampliamente al tristemente célebre Academi/Blackwater. Aunque es una fuerza
estrictamente terrestre, resulta particularmente eficaz en la medida en que su
logística depende directamente del Pentágono y porque dispone de numerosos
combatientes suicidas”, explicaba Meyssan.
Fue esa Liga Islámica Mundial, es decir la familia Saud, la casa real de
Arabia Saudí, quien proporcionó a los anglo-americanos el torrente de
“voluntarios” y “espontáneos” para la parcialmente exitosa “Primavera Árabe”
desatada en 2011, reeditando la segunda “Gran Rebelión Árabe” de 1916 que privó
al imperio otomano de sus dominios en beneficio de los actuales amos de la
región. Para buen entendedor, en los dos casos, las chequeras saudíes han sido
utilizadas con un solo objetivo: Rediseñar las fronteras de Oriente Próximo en interés
de los anglosajones.
Pese a todo, quizá soy de los pocos que intenta entender y dar algo de
credibilidad a la nueva política exterior del presidente Trump, quien en efecto
ha ordenado cancelar el programa de conquista del Próximo Oriente utilizando a
sus peones yihadistas. Frenar ese programa no significa que va abandonar sus
planes de seguir manteniendo su influencia política y militar en la región e
intervenir por cualquier vía para desanimar a cualquier revoltoso líder
regional que ose actuar en sentido contrario al Imperio. De todas formas Trump
(y los Halcones de Norteamérica en general) tienen un as bajo la manga para
seguir manteniendo el caos en la región, quiénes? Los KURDOS.
El consenso, todos ya lo tenemos claro, el Daesh (Estado Islámico)
tiene sus horas contadas, su aparición en el juego geopolítico y estratégico
debe culminar… se le da las gracias por los servicios prestados a la causa; pero
es indispensable ponerlo fuera de circulación, no liquidarlo militarmente (seguramente reaparecerá con otra
denominación en un futuro mediato), ya conocemos anteriores transferencias de
personal y mandos del EI a otras regiones geográficas, allende de las fronteras
siria-iraquí.
En conclusión: El presidente Trump anunció que ya no utilizarán el
yihadismo como arma de imposición imperial (reunión previa del 22 de marzo -plan
de lucha contra el Emirato Islámico –Daesh-. Dados los hechos, el trabajo deberá hacerlo Rusia y los países
afectados por ese flagelo). Pese a sus detractores en casa, Trump ha logrado
imponerse y, sobre todo, convencer a los Saud con la misma propuesta, éstos
últimos lo han tomado bastante bien, gente dispuesta a llevar la yihad en
cualquier momento habrá de sobra; en recompensa los Saud recibirán miles de
toneladas de sofisticadas armas (a cambio de miles de millones de dólares, por
supuesto). Entonces “encontrar” a los super-villanos para decorar el escenario
es cosa de niños: Qatar e Irán.
Mas, las cosas no son así de simples, no se trata solo de dejar a un lado a
sus yihadistas, el alma del terrorismo en esencia; sino que están desilusionando a los
más importantes socios atlantistas: Francia, Gran Bretaña, Alemania, Turquía,
etc. También tendrán que negociar el futuro de países árabes del norte de
África como Libia, Sudán y Túnez.
…Y como la historia debe continuar, el terrorismo no va a parar.
A continuación, la segunda parte de este reportaje es un análisis de Guadi Calvo, escritor y
periodista argentino, analista internacional especializado en África, Medio
Oriente y Asia Central, sobre las recientes actividades terroristas en Europa.
Buena lectura
Tito Andino
*****
Atentados: Instrucciones para jugar a la ruleta rusa
Guadi Calvo
9 de junio 2017
La seguidilla de atentados que asolan el mundo será por mucho tiempo un padecimiento crónico que nadie ni nada podrá detener. Estos ataques no tienen organicidad, ni lógica, por lo que es imposible preverlos.
Tras el último ataque en Londres, se conoció que la inteligencia británica tenía detectado en su territorio unos 23 mil potenciales terroristas. Según expertos, para vigilar a cada uno de ellos 24 horas al día, se necesitarían entre 14 y 20 agentes. La multiplicación aporta una cifra que supera en mucho los casi 210 mil efectivo con que suman sus fuerzas armadas.
El acuerdo de Sykes-Picot de 1916, entre Reino Unido (la
zona naranja: B) y Francia (la zona azul: A)
Esta clase de terrorismo que no tiene ni organicidad, ni lógica, si tiene razones, y explicaciones. Quizás debamos profundizar post colonialismo, que ha conformado geografías contra natura.
El tratado Sykes-Picot de 1916, entre Reino Unido y Francia diseñó un mapa
de Medio Oriente a imagen y semejanzas de sus propios intereses estratégicos y
económicos, sin considerar las enormes diferencias entre la multiplicidad de
tribus, etnias y variantes religiosas de la región.
Sunníes, chiíes, hazaras, alawitas, yazidíes, kurdos, wahabitas, sufíes, shabaks o alevies, fueron
condenados a agruparse en disímiles espacios con la obligación de construir
naciones con conceptos absolutamente occidentales, profundizando así antiguas
rivalidades, que confluyeron en más guerras.
Podemos decir prácticamente lo mismo respecto a África, para 1800, se
estima existían más de 10 mil naciones, agrupadas por etnias o intereses
puntuales, todas con sus Dioses, lenguas, tradiciones y en diferentes procesos
de evolución. Poco más de un siglo después, en torno a 1960, para cuándo las ex potencias imperiales
coincidieron que podían seguir explotando sus recursos naturales por medio de
empresas privadas en vez de seguir sosteniendo el costoso andamiaje colonial,
abandonaron el territorio que habían particionado en la Conferencia de Berlín,
(1884-185) dejando solo una cincuentena de naciones.
Con la misma torpeza, ignorancia o desinterés que en Medio Oriente,
aglutinaron a cientos de tribus y etnias rivales en límites artificiales y exóticos.
Entre fronteras que solo figuraban en los mapas europeos, millones de personas
fueron abandonadas para que resuelvan sus cuestiones “libremente”, siempre y
cuando sus guerras, revoluciones y etnocidios no entorpezcan el flujo de
riquezas que sus empresas enviaban puntualmente a sus casa matrices.
Por si los procesos de colonización occidental, hubiera omitido cometer
algún error, el imperialismo norteamericano, primero en su guerra contra el
comunismo y más tarde en su Guerra contra el Terror, multiplicó la expoliación
de recursos y los muertos que nunca se sabrán cuántos son.
La catástrofe ya no es solo
humanitaria o económica, en esos pueblos si algo sobró siempre han sido muertos
y pobreza, así que eso poco importa, un nuevo mal los devasta: la catástrofe
ambiental. Cientos de ríos, miles de
hectáreas, millones de personas están contaminados por el plomo, el mercurio y
el uranio empobrecido, con que se construyen las bombas de la libertad, el
progreso y la democracia.
Si los hay, los informes acerca de las consecuencias de la contaminación,
están bien ocultos, pero son millones de personas las que han sido víctimas de estos efectos
“colaterales”.
La “epidemia” de cáncer o de malformaciones genéticas que ha estallado en
Irak, es apabullante, para 2010, un informe exponía que los casos de cáncer y
malformaciones habían aumentado en un 50%. Con casi treinta años de bombardeos
casi constantes Irak, es solo un anticipo de lo que tarde o temprano sucederá,
en Libia, Siria, Afganistán y Yemen. En el norte de Mali, se han encontrado
desechos nucleares de usinas francesas, tampoco no es nada extraño que a las
playas de Somalia lleguen barriles con desechos de este tipo sin remitente,
obviamente.
Todos somos culpables
Durante los atentados en Irán
No por esperada, la nueva faceta de esta guerra extrémese al mundo, los ataques se siguen multiplicando en un mapa desordenado e imprevisible: Manchester, Teherán, San Petersburgo, Yakarta, Melbourne, Kabul, Londres, Estocolmo, Paris, han sido los últimos puntos atacados por ese ejército fantasmal e inapresables que es el mal llamado fundamentalismo religioso, que a veces puede tomar el nombre de Daesh u otras de al-Qaeda, que como habíamos preanunciado hace mucho tiempo, a medidas que pierda posiciones en Siria e Irak, sus efectivos se replegaran en muchos casos a sus países de origen o frentes que pretendan activarse, tanto podría ser el Sahel, como algún país de Asia Central o del Sudoeste Asiático o el propio Cáucaso para hostigar a Rusia y su próximo mundial de futbol. Las estadísticas hablan de 220 mil muyahidines que llegaron a Siria desde 2011, de 93 países para combatir contra Bashar al-Assad y ahora más fanatizados y entrenados podrían arriesgarse a todo.
De manera orgánica, organizado y ejecutado con previsibilidad como pudo ser
el ataque en Manchester o Kabul, o por accionar de lobos solitarios, como
parece ser el protagonista del frustrado ataque del lunes pasado en Melbourne.
Yacqub Khayre, vinculado al Daesh, consideró que las condiciones objetivas para
actuar estaban dadas y a pesar de estar vigilado por la seguridad australiana,
en una frustrada toma de rehenes alcanzó a herir a tres policías antes de ser
asesinado. Aunque los más peligrosos son los espontáneos, como los últimos dos
ataques en Paris o los últimos dos de Londres, alguien una mañana se despierta
y con demasiados videos vistos en internet y mucho más resentimiento por la
exclusión a los que son sometidos en esas sociedad opulentas y blancas,
entiende que ya es hora y con un auto o un simple martillo como sucedió en
Notre Dame el lunes último, sale a buscar un objetivo cuanto más inocente
mejor.
Como pasó el sábado a la noche en Londres o el lunes a la tarde en Paris,
comenzaremos a ver imágenes de alelados ciudadanos occidentales, con las manos
en alto rogando a algún Dios, de los que parece haber tantos ahora, no ser
víctima del fanatismo religioso o la torpeza policial.
El reciente ataque en Teherán no cabe duda que fue perfectamente
organizado, ya que Irán ha sufrido desde 2010, una serie de atentados contra
científicos de su plan nuclear, a manos de agentes de la CIA y el Mossad, por
lo que sus servicios de inteligencia y seguridad están altamente entrenados y
atentos, por lo que el accionar de los atacantes al Parlamento y al mausoleo
del venerado Ayatola Ruhallah Khomeini, padre de la Revolución, en el
cementerio teheraní de Behesht-e Zahra, al sur de la capital, que dejaron 12
muertos y una cuarentena de heridos, estaban perfectamente organizado.
En el Sudeste Asiático, si bien la presencia del terrorismo wahabita es
antigua en estas últimas semanas se ha reactivado. Hace ya más de dos semanas
que en la sureña provincia filipina Mindanao, hombres del grupo terrorista Abu
Sayyef, tributario del Daesh, tomaron la ciudad de Marawi de 200 mil habitantes
y a pesar de los intensos bombardeos y los asaltos del ejército, siguen
resistiendo y según algunas versión estarían en condiciones de hacerlo durante
dos meses más. Lo que da idea de la magnitud y preparación de ese grupo.
La posibilidad que en el sur filipino, donde se asienta la minoría
musulmana, se abra un nuevo frente de guerra integrista está latente. Se
calcula que las fuerzas comandadas por
Isnilon Hapilon, cuya cabeza para los de Washington vale 5 millones de
dólares, estarían conformada por más de 1500 hombres. Se ha sabido que miembros
de organizaciones terroristas que operan en países vecinos a Filipinas como Malasia e Indonesia, el país
con la mayor población musulmana del mundo, con más de 210 millones de fieles,
están intentando llegar a Marawi, para asistir a sus hermanos.
Desde su irrupción en el mundo, en julio de 2014, el Daesh, no solo ha
desplazado a al-Qaeda como la organización terrorista más importante, sino que
ha conseguido que más de setenta grupos terroristas, de todo el Islam, hayan
jurado lealtad o bayat a Abu Bakr al-Bagdadí, o Califa Ibrahim. Cualquiera de
estas organización que se extienden de desde Nigeria al Cáucaso y desde
Afganistán a Filipinas, pueden emerger como ya lo hicieron hace tres años en la
frontera sirio-iraquí, fomentada entonces las monarquías del golfo Pérsico, que
hoy se acusan mutuamente de ayudar al terrorismo y las potencias occidentales
que jamás pensaron que aquellos hombres que armaron y entrenaron para
desestabilizar a Irak, Siria y Libia, y mucho antes a la Unión Soviética, sean
los responsables de que sus propios ciudadanos, en sus propios países sean
destrozados por una bomba, o agonizasen por un cuchillo casero.
Fue el imperialismo, por obsoleto que parezca el término, quien cargó la
bala en el tambor del revolver que ahora gira loco en su eje, para dispararse
en cualquier momento en cualquier dirección.
Fuente original de la segunda parte de este reportaje:
Atentados: Instrucciones para jugar a la ruleta rusa
Artículo recomendado del redactor del blog:
Un enfoque sobre el terrorismo
¿Qué es el yihadismo? ¿una organización o una ideología?
Artículo recomendado del redactor del blog:
Un enfoque sobre el terrorismo
¿Qué es el yihadismo? ¿una organización o una ideología?