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09 septiembre 2020

Cuando el mundo contuvo el aliento: ¿Y si Japón golpeaba en el norte? (III)



Por Paul Hynes
Título original en inglés:
When The World Held Its Breath:
Japan Strikes North

¿Y si Japón se hubiera unido a Barbarroja en el verano de 1941? 

Es una pregunta que interesa a muchos e incluso desconcierta a algunos desde antes del final de la Segunda Guerra Mundial. 

"Debería hacerse saber claramente a Rusia que debe su victoria sobre Alemania a Japón, ya que nos mantuvimos neutrales" Kantaro Suzuki, el primer ministro japonés, 14 de mayo de 1945.

Esta fue una creencia que posiblemente surgió de la desesperación por parte de los japoneses, se expresó luego de la capitulación de lo que quedaba del Tercer Reich la semana anterior, donde las esperanzas japonesas ahora residen en la voluntad de la Unión Soviética de mediar en una paz entre Japón y sus numerosos enemigos. Al final, estos intentos no llegaron a nada y cuando los soviéticos se unieron a la guerra contra Japón en agosto, quizás algunos dentro del liderazgo japonés se preguntaron si habían tomado la decisión correcta por salvar a los soviéticos en el verano de 1941 ...


Norte vs Sur: julio de 1941

En retrospectiva, las razones de por qué los japoneses decidieron invadir el sudeste asiático a fines de 1941 en lugar del Lejano Oriente soviético parecen bastante evidentes. Japón ya estaba empantanado en una guerra de cuatro años contra lo que quedaba de la República de China y los comunistas chinos y enfrentó crecientes restricciones económicas de los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos. 

No obstante, el ejército japonés de Kwantung, responsable de la ocupación de Manchuria (actual noreste de China, entonces el estado títere japonés de Manchukuo) reaccionó a la Operación Barbarroja con sus propios planes para una invasión de la Unión Soviética. Tenían un aliado clave en el ministro de Relaciones Exteriores japonés, Yosuke Matsuoka, quien en abril había firmado un Pacto de No Agresión entre Japón y los soviéticos, pero ahora defendía con fervor la participación de Japón en la "Cruzada Contra el Bolchevimo".


El plan japonés para la invasión de la Unión Soviética, inocuamente titulado "Maniobras especiales", habría sido eclipsada por la ofensiva del Eje hacia el oeste, pero, sin embargo habría sido la empresa más grande en la larga historia militar de Japón. El plan requería que siete ejércitos japoneses atacaran a los soviéticos a lo largo de un amplio frente que se extendía desde el mar de Japón hasta el exterior de Mongolia con una ofensiva de múltiples frentes que vería a los japoneses capturar gran parte de la Unión Soviética del Lejano Oriente al sur del río Amur entre ciudades de Chita y Komsomolsk-on-Amur con una expansión potencial planificada incluso más al norte y el oeste se planificaría posteriormente. Una operación separada también haría que los japoneses capturaran la mitad de la isla de Sakhalin controlada por los soviéticos.



Popaganda del Eje. El Pacto de Acero entre las fuerzas imperiales de Alemania, Italia y Japón


Las ganancias potenciales habrían proporcionado poco para los problemas económicos de Japón, el Lejano Oriente soviético tenía muchos recursos, pero faltaba la capacidad de explotarlos y transportarlos a Japón, y había poco petróleo o caucho en ese momento. El pobre desempeño del Ejército de Kwantung contra los soviéticos en los frecuentes enfrentamientos fronterizos a finales de los años treinta, que culminaron con su humillante derrota en la Batalla de Khalkin Gol en 1939, arrojó dudas sobre la capacidad del plan para tener éxito en cualquier caso.

Golpear al Sur, por otro lado, ofreció el premio de un vasto imperio de recursos fácilmente explotables que fueron defendidos por tropas coloniales mal preparadas y, a menudo, de segunda categoría dejadas allí por naciones enfocadas en la guerra en Europa. La ocupación japonesa de la Indochina francesa a mediados de julio se encontró con un embargo occidental aún más estricto. 

Si bien el comunismo era universalmente despreciado entre el establishment japonés e incluso podría haber admitido que la Unión Soviética representaba la mayor amenaza a largo plazo para Japón, había un claro consenso de que dirigirse al sur era la única opción real para aquellos que no deseaban retroceder ante las demandas aliadas de retirarse de China. 

En esencia, la Opción del Norte fue considerada demasiado absurda incluso por los tipos que consideraron declarar la guerra a los Estados Unidos (un país que tenía una base industrial diez veces mayor que la suya) como un objetivo de política exterior razonable. 

Con esa apreciación en mente, veamos cómo pudo haber resultado.

La invasión japonesa de la Unión Soviética, septiembre de 1941



El Ejército de Kwantung habría tenido la ventaja numérica en tal escenario, con alrededor de 700.000 hombres enfrentándose a los 550.000 hombres del Ejército Rojo en el Frente del Lejano Oriente y el Distrito Militar Trans Baikal, mientras que la Flota del Pacífico de la Armada Roja habría sido poco rival para la Armada Imperial Japonesa asegurando el control japonés del mar.

El panorama general era mucho más lúgubre.

El Ejército Rojo habría disfrutado de una gran ventaja en aviones, artillería y tanques. Además, el Ejército Rojo probablemente habría sabido que venían los japoneses, habiendo seguido históricamente las "Maniobras Especiales" del Ejército de Kwantung con alarma. Si una fuerza japonesa tan grande hubiera comenzado a reunirse alrededor, entonces los soviéticos probablemente habrían comenzado a prepararse.
Se podría argumentar que este fue también el caso de la acumulación alemana antes de Barbarroja solo para que los soviéticos fueran tomados por sorpresa independientemente, pero parece que Stalin había aprendido la lección. El historiador John Erickson señala que después de Barbarroja se ordenó a las fuerzas soviéticas en el Lejano Oriente que estuvieran en alerta ante cualquier signo de un inminente ataque japonés.


Propaganda japonesa durante la segunda guerra mundial


Para septiembre de 1941, siempre que las fuerzas pudieran reunirse a tiempo, los japoneses habrían lanzado su invasión contra un enemigo numéricamente inferior pero mucho mejor equipado y, mientras que el Sakhalin soviético probablemente habría caído con bastante rapidez, la ofensiva en el continente casi de inmediato se habría atascado. en medio de la defensa y el poder aéreo soviético. Es poco probable que los soviéticos hubieran podido rechazar a los japoneses por completo, ya que la capacidad japonesa de cortar el suministro del Ferrocarril Transiberiano habría sido tenue, pero los japoneses se habrían enfrentado a sus propias limitaciones al avanzar con una fuerza tan grande en un terreno accidentado. con pocas carreteras. Después de varios días de intensa batalla entre los dos ejércitos, el polvo se habría asentado y se habría producido un punto muerto. Los japoneses, incapaces de avanzar, a la vez los soviéticos, incapaces de desalojarlos de sus magros logros. El "Frente del Lejano Oriente" habría descendido rápidamente a una lenta guerra de desgaste, y los japoneses no podían permitirse el lujo de quedarse sin tiempo.



Habiendo invadido la Unión Soviética, los japoneses también habrían encontrado un enemigo en el Reino Unido, con Churchill probablemente declarando la guerra a Japón o al menos haciendo todo lo que no fuera la guerra para dañar su esfuerzo de guerra, con los holandeses y los Estados Unidos siguiendo el ejemplo. En ese tiempo, Japón pudo evitar temporalmente su escasez de recursos con sus conquistas, pero empantanados a través de la frontera soviética habrían capturado poco para compensar sus pérdidas. En su artículo Oil Logistics In The Pacific War, el teniente coronel Patrick H. Donovan señala que para septiembre de 1941, "las reservas japonesas habían caído a 50 millones de barriles, y su armada estaba quemando 2.900 barriles de petróleo cada hora".

Los soviéticos no habrían tenido que expulsar a los japoneses del Lejano Oriente, el embargo aliado lo habría hecho por ellos antes de finales de 1942. 

El impacto que la invasión japonesa habría tenido en sus aliados alemanes sin duda habría sido beneficioso, los soviéticos tenían fuerzas suficientes para contener la invasión japonesa en el Lejano Oriente, pero estas fueron fuerzas que a partir de septiembre a menudo se transfirieron a la Rusia europea. Lo más valioso es que varias divisiones soviéticas basadas en el Lejano Oriente posteriormente se transferirían y eventualmente tomarían parte en la defensa de Moscú y la posterior contraofensiva soviética, pero su impacto a menudo se exagera. De las aproximadamente 70 divisiones de todos los tipos que participaron en la contraofensiva soviética, solo 11 eran originarias del Lejano Oriente; a modo de comparación, históricamente los soviéticos utilizaron 12 divisiones para lanzar una contraofensiva en Crimea. A pesar del sacrificio japonés, los alemanes probablemente hubieran sido rechazados

Conclusión: una apuesta sin apuestas 

El hecho de que una invasión japonesa de la Unión Soviética solo pueda verse realmente como un beneficio potencial desde la perspectiva de los alemanes es bastante revelador en lo que respecta a la falla general en este escenario del "qué pasaría si...". 

Los japoneses tenían sus propios objetivos, por irracionales que fueran, que les habrían impedido ver una invasión de la Unión Soviética como una prioridad, con su experiencia pasada en la lucha contra el Ejército Rojo y la urgencia de la situación de sus recursos haciendo de este evento uniforme, un escenario menos probable.


 
Propaganda japonesa durante la segunda guerra mundial.

El ataque japonés a Pearl Harbor y su posterior invasión del sudeste asiático puede haber sido una apuesta desesperada, pero al menos fue una de potenciales recompensas, invadir la Unión Soviética solo hubiera sido un callejón sin salida. 


Pero, ¿podrían los alemanes haber encontrado socios más dispuestos en otros lugares? (Nota del editor: De hecho sí, en la Europa del Este, tal como lo explica Hynes aquí).

Paul Hynes

05 septiembre 2020

La "vida" de Martin Bormann después de su muerte



     foto de carácter ilustrativo


Por Tito Andino U.


ACLARACIÓN

Este post viene a ser una ampliación del artículo anterior, la historia de "Lila Dorada" que nos relata Daniel Estulin, en su artículo publicado en "Voces del periodista" (2016). Dicho trabajo, imperiosamente, quedó bajo "cuarentena" junto a otros tantos dudosos "documentos" que acompañan el mentado artículo, principalmente la inverosímil historia de Martin Bormann que, de por sí, anula el resto de un igualmente inverosímil y estratosférico monto de oro escondido quién sabe dónde.

Pues nada, después del "caso" Bormann descrito en el artículo anterior, ya no ameritaba desenmarañar el caso de las 1.33 millones de toneladas métricas de oro solo en Filipinas... Sobre "Lila Dorada", una última entrada a venir, con un análisis más riguroso en lo histórico, alejado del sensacionalismo, culminará la serie de artículos dedicados al "oro de Yamashita". 

Es necesario esclarecer los errores del artículo de Daniel Estulin sobre Bormann. No vamos a analizar la "fuga" de Bormann, ni de los supuestos submarinos nazis cargados de oro y jefes nazis huyendo de Alemania, ni de la ruta de las ratas -que si existió- pero en el caso Bormann es una rídicula invención. Tampoco discutiremos sus apariciones en Argentina, Sudamérica o en cualquier parte del mundo (salvo notas anecdóticas como referencia). 

Sobre la vida, pasión, muerte y "resurrección" de Bormann existen muchos libros y artículos. Hoy solo aclararemos un inmenso fraude literario del que hacen eco muchos escritores, de buena o mala fe, a pesar de que a lo largo de las últimas décadas quedó desenmascarada la leyenda, nos referimos al burdo y absurdo "documento" de las cuentas conjuntas Bormann - Perón.

¿Quién lanzará la primera piedra?


Bormann y la leyenda literaria 




Vamos por partes con el "sensacional" descubrimiento de una de las hazañas de Martin Bormann en la posguerra. Aquí solo nos enfocaremos en el famoso "documento" señalado, muy popular en muchos libros de conspiranoia y artículos de prensa sensacionalista. Los detalles son analizados como notas aclaratorias. 

- El supuesto "documento" es un "extracto" de una también supuesta "cuenta bancaria" conjunta a nombre de Juan Domingo Perón y Martin Bormann (así afirman quienes la reproducen en varios libros y artículos) y que reposaría en los archivos de la policía secreta argentina. 

- El "documento" detalla, en su orden, marcos de oro, dólares estadounidenses, libras esterlinas, francos suizos, florines holandeses, francos belgas, francos franceses, 87 kilos de platino, 2.511 kilos de oro y 4.638 quilates de diamantes y otras piedras preciosas que Perón entrega al "vice fuhrer" Martin Bormann. ("también esta "información aparece en "El tratado secreto del oro". Fuente: Biblioteca Pleyades, online, es decir, conspiranoia pura).

- En otros libros, reportajes y artículos de prensa aparece el famoso “documento” intentando demostrar que Juan Domingo Perón hizo entrega al "Vice Fuhrer" Martin Bormann de divisas, reservas de oro, diamantes, metales preciosos... Pero ese “documento”, obviamente falsificado (no por Daniel Estulin sino por un escritor que quiso vendernos una historia sensacionalista), no resiste un segundo a un lógico análisis. Veamos:

- Carece de fecha de emisión. 
- El apellido Bormann esta mal escrito al inicio. 
- Jamás existió una "Central de Inteligencia Martin Bormann". 
- Bormann jamás fue "Vice Fuhrer", cargo inexistente en el Tercer Reich.
- Bormann  ni siquiera era el sucesor de Hitler en su testamento original (su sucesor era Hermann Goering y eso estuvo vigente hasta fines de abril de 1945); no existió nunca un segundo al mando, no existía tal cosa, al ser la Alemania nazi una dictadura solo había una voz de mando y un montón de esbirros buscando las bendiciones y favores del amo. Bormann asumió la Jefatura del Partido Nacionalsocialista (nazi), con rango de Reichsleiter (Ministro de Estado) desde mayo de 1941. Su cargo más importante y último fue cuando oficialmente es nombrado "Secretario del Führer", desde el 12 de abril de 1943 y, por supuesto, bajo ese cargo administró muchísimos fondos. 

- Es absurdo que un hombre como Perón apareciera declarando en un simple papel (pero nos dicen que es un "extracto bancario"), que termina firmado por otra persona, que entrega al “Vice Fuhrer” Martin Bormann una exorbitante cantidad de dinero, oro, etc. Cualquier escritor ratificaría sin vacilación mis palabras.

-  Resulta completamente inverosímil que un inteligente Martin Bormann, en la posguerra, siendo perseguido por todas las agencias de seguridad del mundo, haya osado mantener cuentas bancarias a su nombre y hasta en conjunto con otro inteligente personaje, Juan Domingo Perón. De ser cierto tal estupidez, solo resta decir que éstos personajes de "inteligentes" no habrán tenido ni un pelo. Vaya usted al banco e intente abrir una cuenta con algo más de un par de miles de dólares y verá el trámite que le espera. Claro, tratándose del criminal de guerra Bormann no hay problema, él podía depositar millones en efectivo, y no solo eso, oro, diamantes.... 

- O hubo una mostruosa "conspiración" y "complicidad" con el espectro de Martin Bormann, que resucitó de los infiernos, cosa que con la pseudo ciencia nazi podía ser  "posible"; o, todo esto es un monstruoso fraude. Es preferible optar por la segunda, por favor.  


Foto captura de video. Bormann junto a Hitler en el Berghof (grabaciones hechas por Eva Braun)

- A pesar de la verdadera evidencia, Daniel Estulin siguió insistiendo (al menos hasta 2018) en la amistad entre "Perón - Martin Bormann". Afirma en uno de sus tuits "que nos han dicho que murió en Berlin... como Hitler. La verdadera historia es otra cosa. El resto, cuenta cuentos para los debiles mentales y leyenda de cobertura". Acto seguido "analiza" las supuestas cuentas secretas compartidas entre Perón y Bormann.

- También afirmó por redes sociales que "Siempre realista, Martin Bormann entendió que la derrota en Stalingrado significó el fin del Tercer Reich. En consecuencia, él comenzó a enviar los tesoros saqueados, por medio de los U-boots (submarinos) a Argentina, en virtud de un plan conocido como "Operación Tierra del Fuego”.

- En otro tweet habla de: "El nombre clave de la venta de 400 toneladas de oro de Perón era - “Bormann 1345- sin duda el oro que formaba parte de uno de los 1800 “envíos” del tesoro de Bormann a Argentina. En otra parte se dice que "En el verano de 1947,  cuando las negociaciones entre Bormann y Juan Perón estaban en pleno desarrollo - Evita optó por hacer un viaje “de buena voluntad” a Europa, viajando a Lisboa, Madrid, Ginebra, París, Zurich, Lucerna y Roma, donde ella misma cerró las negociaciones con Bormann a cambio de un lujoso botin robado en la Segunda Guerra Mundial. Pero, lo que es totalmente desconocido es que Eva Perón tambien visitó la ciudad de Ávila, situada a 100 kms al oeste de Madrid". (12/ Twitter mayo 2018).

- Daniel Estulin, tanto en Facebook como en Twitter se aferra al engaño del que también es víctima. Aduce tener fotos de Bormann vivo después de la guerra. En efecto, existen decenas de fotografías de presuntos “Martin Bormann” que fueron perseguidos, acosados, arrestados y lógicamente liberados luego de las necesarias excusas por la confusión. El mito de la supervivencia de Bormann surguió por el error de juzgarlo en ausencia en Nurenbergsiendo sentenciado a muerte (tardaría mucho tiempo para declararse su muerte presunta).





A partir de esa sentencia se inició la caza de un hombre muerto, por tanto, origina el mito de su supervivencia y aventuras por el mundo. Dicen que hay fotos de Bormann, y los "pobres" Bormanns, es decir, decenas de ciudadanos de Sudamérica y otras latitudes tuvieron que demostrar que no eran el otrora difunto Reichsleiter (Ministro) Bormann. 

- Pero, ¿quién es la supuesta persona que firma el "documento" afirmando que Juan Domingo Perón entrega el oro, etc, a Bormann? Un tal reverendo padre Egidio Esparza, Jefe Accidental de A.I.C.A. La única referencia a Esparza se halla en una biografía de Juan Domingo Perón, Capítulo 40, "El conflicto con la iglesia". Alrededor de abril de 1955 se decretó la suspensión de la enseñanza religiosa en las escuelas de Argentina, el clero, a través de la Acción Católica y otras organizaciones fueron sospechosas de actividades conspirativas. "El 3 de mayo son detenidos por desacato los sacerdotes Egidio Esparza y Edilio Moncalvo, la Acción Católica organiza una marcha en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, donde interviene la policía produciendo varios heridos...". El Congreso elimina las exenciones impositivas a las instituciones religiosas, se anuncia la intención de convocar a una Asamblea Constitucional para separar a la Iglesia del Estado, etc. En otra investigación se afirma que "en Argentina, la red de nazis y croatas terroristas contó con los auspicios de otro prelado que ha dejado sus impresiones dactilares en todos los libros de historia abocados a disecar el tejido de los criminales y sus tesoros empapados de sangre: Egidio Esparza, nacido en Navarra, España, en 1910, doctor en Filosofía, naturalizado argentino en 1934, nexo entre la archidiócesis porteña, testaferros, dineros sucios y expresiones vernáculas de la ideología intolerante alemana, quien llegó a ser capellán del ejército entre 1966 y 1977”. Suponemos que se trata del mismo Egidio.

- Y, ¿qué es A.I.C.A.? Sin duda se trata de las iniciales de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), órgano de difusión del episcopado católico argentino, fundada en diciembre de 1955. La "conexión" nazi - iglesia habrá metido en reverendo lío al pobre Egidio, que tuvo que lidiar con tanta riqueza sucia que al parecer administraba A.I.C.A. Forzosamente debió encontrarse con el terrible Bormann para entregarle la "cuarta parte" de los bienes arriba detallados... Por allí habría que destacar la razón de la inexistencia de fecha en el "documento" materia de análisis. O la iglesia estaba metida hasta el cuello disfrutando del oro nazi saqueado en Europa o alguien le jugó una mala broma al pobre Egidio Esparza...


La realidad


Un mundo real, sin humos ni espejos, nos dice que la triste realidad es que Martin Bormann no sobrevivió al final de la guerra. Está demostrado científicamente, desde 1972, en que se desenterraron sus restos (pruebas forenses con sus registros dentarios, cráneo, huesos) – incluso una última prueba de ADN en 1998 confirma que murió en 1945. 



Los restos encontrados pertenecen al Reichsleiter Martin Bormann. Además, los fragmentos de vidrio encontrados en las mandíbulas llevaron a la conclusión que se suicidó con una cápsula de cianuro entre el 1 y 2 de mayo de 1945.  La prueba de ADN (1998) con el cráneo de Bormann  encontró compatibilidad con el de uno de sus hijos que accedió a realizar la prueba. El misterio quedaba ratificado, Bormann murió pocas horas después de Hitler. Su familia se negó hacerse cargo de los restos (huesos) que estuvieron en los sótanos de la Fiscalía de Frankfurt (en una caja de cartón) hasta el 16 de agosto de 1999 en que se autorizó la incineración de los restos, fue Martin Bormann Jr. quien esparció las cenizas en el Mar Báltico fuera de los límites territoriales alemanes. 

Como hemos dicho al inicio, no vamos a relatar aquí la historia de Bormann, queremos confirmar su muerte para cortar los mitos del oro, las cuentas secretas (muy públicas), sus relaciones con "Perón" y los neonazis, etc. En la actualidad todo está valiosamente documentado. 

En resumen, los restos de Martin Bormann y del Dr. Ludwig Stumpfegger fueron desenterrados tras su hallazgo el 7 de diciembre de 1972, varios trabajadores de la construcción descubrieron los restos humanos en el preciso lugar  señalado por el hombre que enterró los dos cuerpos el 8 de mayo de 1945, Albert Krummnow, funcionario de la oficina de correos, quien vivía aun en 1972. Los documentos de identidad descubiertos en uno de los cuerpos identificaban a uno de los restos como el Dr. Stumpfegger. El trabajo dental y una clavícula rota curada eran una fuerte evidencia de que el segundo cuerpo era Bormann, que sería identificado por los registros dentales ese mismo 1972. Al persistir las dudas, estas quedaron eliminadas con la extracción de ADN en 1998, confirmándose no solo la identidad de Bormann sino también del Dr. Stumpfegger. 


Lugar de la excavación donde fueron hallados los restos de Bormann y Stumpfegger.

Todos los "avistamientos" de Bormann por el mundo son meras fantasías inventadas para comerciar la historia, el hombre había muerto al poco del suicidio de Hitler. "Sus aventuras desde el Tíbet hasta Sudamérica a través del norte de África no eran más que historias de espías", comentaba un artículo del londinense The Guardian.

El lector puede encontrar en internet toda la documentación verídica existente en los archivos alemanes, traducciones al inglés y, para comodidad de quien quiere evitarse el trabajo de investigar, existe un par de documentales históricos, basados en las pruebas científicas, incluso con alegatos de quienes siguen dudando, cómo fue que se demostró que Martin Bormann murió a inicios de mayo de 1945 (Al final tendrán los links de acceso para observar los video-documentales).


Las pruebas forenses en el cráneo y huesos de Bormann fueron ratificadas en 1998 con el examen de ADN, los restos eran compatibles con uno de sus hijos. Esta foto del cráneo y el retrato fue tomada en 1972. Fotografía: AP Photo / fls.

Una curiosa reseña

El británico The Guardian publicó el 1 de septiembre de 2009 un interesante artículo "Secret files reveal MI5's obsession with Martin Bormann manhunt" (Archivos secretos revelan la obsesión del MI5 con la persecución de Martin Bormann), en que nos relata que ni siquiera el jefe del MI5 pudo detener la prolongada y persistente obsesión de las "apariciones" del secretario de Hitler.

Los "avistamientos" ocuparon buena parte del tiempo de algunos oficiales de los servicios secretos en los primeros años de posguerra. En el MI5 -conforme relata The Guardian- se conserva un archivo sobre Bormann, que ahora es de dominio público en los Archivos Nacionales, allí quedaron registrados los "avistamientos" del nazi en la misma Alemania "con un sombrero tirolés" o "sentado en la ladera de una montaña en el Tíbet junto a un Hitler de aspecto pálido", o "haciéndose pasar por un médico israelí en Lugano, Suiza", o en la misma Suiza "con barba, traje oscuro y corbata de seda y portando una pistola Mauser calibre 6.35"; o, "escondido junto a un aeródromo en el Marruecos español rodeado de montones de mapas del mundo y un globo terráqueo mientras planeaba un renacimiento nazi"... y, ni hablar de los múltiples avistamientos en Sudamérica.



En los archivos del MI5 hay un informe por demás esclarecedor. Citamos al diario inglés textual en esta parte: 

"El punto más bajo en la caza cada vez más absurda y, en última instancia, inútil, llegó en mayo de 1947 cuando un oficial de bajo rango llamado Merry, a cargo de los puertos de Ceilán, imploró a Londres que enviara una descripción del criminal de guerra nazi en caso de que pudiera localizarlo. "Admite que es una posibilidad larga, pero le gustaría tener una descripción actualizada para fines de vigilancia", explicó el asistente del superintendente de policía, Perera, en Ceilán en un memorando a Londres en nombre de Merry.

Esto provocó una respuesta cortante de un oficial llamado Courtenay Young en el cuartel general, que estaba al límite y muy seguro que Bormann había muerto. "Creo que Perera puede ser elogiado por su entusiasmo, pero también se le puede quejar con suavidad que el difunto pero errante Herr Bormann está siendo visto actualmente en Suiza (el lugar más persistente), Bolivia, Italia, Noruega y Brasil, escribió Young. "Sin duda, la prensa está esperando para revelar la tonta primicia de la temporada: que lo han visto montando el monstruo del lago Ness".

Los avistamientos incesantes y cada vez más poco fiables de Bormann, finalmente enfurecieron al cuartel general del MI5 y a su director general, Sir Percy Sillitoe, quien intervino y envió una breve nota a Ceilán. "Es casi seguro que Bormann está muerto, pero su fallecimiento no ha impedido que los numerosos rumores sobre su paradero se hagan públicos", escribió. Recientemente se le ha informado en Suiza, Bolivia, Italia, Noruega y Brasil. La mayoría de estos informes provienen de la prensa y probablemente de personas irresponsables. No consideramos, por lo tanto, que valga la pena que se moleste en buscar Bormann en su territorio".

Esa intervención de alto rango no detuvo la caza. El mismo día del mensaje de Sir Percy, llegó un informe en el que se decía que "una fuente alemana absolutamente confiable" afirmaba que Bormann se encontraba en la ciudad argentina de Posadas, arribando a ella en submarino, el 29 de julio de 1945. Desde entonces se había mudado en varias ocasiones. En una carta desde Berlín escrita en español, otra fuente, afirmaba que Bormann se escondía en Chile donde operaba "organizaciones nazis secretas, que aún operan en la zona occidental de Alemania".

Otro informe lo tenía en Suecia, pero el MI5 lo consideró "tan complicado" que debe ser una tontería. "¡Ya era hora de que Martin Bormann llegara a Suecia!" señaló un agente hastiado.


Tarjeta postal alemana de la época de la segunda guerra mundial, hace referencia a la presencia de los u-boot por los océanos del mundo.

Y si todo eso sucedía en Europa, por qué no darle más dramatismo con historias del oro nazi transportado por órdenes de Bormann a Argentina en submarinos (U-boot), de las cuentas secretas conjuntas con Juan Domingo Perón, su amistad o al menos su contacto con Evita, etc, etc. "Todo parecía una versión irresistiblemente de comic de un fugitivo nazi. Las descripciones en la marca del archivo del MI5 dice que Bormann tenía una "tez hinchada, pálida, casi de un amarillo chino. Probablemente cicatrices de duelo en la mejilla izquierda ... una voz profunda, cuello de toro y andar de rodillas".


ANEXO

Documentales en Youtube



Martin Bormann, a la sombra del Führer


Cazadores de nazis. 
A la caza de Martin Bormann


Literatura

La última novedad literaria sobre Bormann tiene poco tiempo de lanzamiento, abril 2020, "Martín Bormann, Hitler´s Executioner" (Martin Borman, Verdugo de Hitler), de Volker Koop y editado por Pen & Sword Books Ltd, en inglés, 248 pp. Aunque el aporte histórico no difiere mucho de lo ya conocido, recoge nuevas evidencias de la carrera política de Bormann y, sobre todo, evita caer en los típicos sensacionalismos de posguerra. Basándose en documentos y archivos recientemente desclasificados, Volker Koop, historiador y periodista, desglosa la historia completa del miembro más fiel del círculo íntimo de Hitler, un individuo que, aunque poco conocido por el pueblo alemán, se convirtió en uno de los hombres más poderosos y temidos del Tercer Reich durante la guerra.
Burócrata obsesivo, ayudó a dirigir el aparato de terror de la Alemania nazi. Para julio de 1933 Bormann era asistente de Rudolf Hess, allí fue consolidando gradualmente su base de poder, cuando Hess llevó a cabo su aventura volando al Reino Unido en 1941, Bormann ocupó su lugar, Jefe de la Cancillería del Partido, de esa forma Bormann pasó a controlar el Partido Nazi y gran parte de los asuntos internos de Alemania. A fines de 1942, era el colaborador más cercano de un Hitler cada vez más preocupado por los asuntos militares, el 12 de abril de 1943 Bormann fue nombrado secretario personal del Führer. Temido por ministros, gauleiters, funcionarios, jueces y generales por igual, Bormann se identificó fuertemente con las ideas de Hitler sobre la política racial, la destrucción de los judíos y el trabajo forzoso. En enero de 1945, con el colapso del Tercer Reich, Bormann regresó al führerbunker con Hitler. Tras el suicidio de Hitler, el 30 de abril, Bormann fue nombrado ministro del Partido, confirmando así oficialmente su ascenso a la cima del Partido, huyendo del búnker en un intento de escapar al Ejército Rojo que lo rodeaba, su destino fue incierto durante muchos años, en medio del caos de posguerra se desconocía su fatal destino. En octubre de 1946 fue declarado culpable in absentia por el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg y condenado a muerte.

 

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01 septiembre 2020

El oro de Yamashita, "Lis de Oro", "Lila Dorada". ¿Leyenda o verdad? (III)




Introducción del editor del blog


De ser totalmente cierta, la leyenda sobre el destino final del botín de oro robado por las fuerzas imperiales japonesas durante la segunda guerra mundial, sin duda, sería una de las mayores conspiraciones de todos los tiempos. Dadas las evidencias circunstanciales y al hecho de que no existen pruebas de que la supuesta riqueza expoliada haya sido de tal magnitud, sobrepasando los límites del sentido común, seguirá siendo valorada, en el mejor de los casos, como una hipótesis

Relatos, historias, investigaciones, documentales nos brindan diversas teorías, algunas las hemos ya valorado en las entregas anteriores, combinan cierta rigurosidad histórica, pero, también, caen en el campo de leyenda como la siguiente historia, con un inconcebible número de cientos de miles de toneladas métricas de oro y otros relatos de fantasía, como la "aparición" del nazi Martin Bormann (la historia de Bormann, debido a su complejidad y para no hacer interminable el presente artículo lo abordaremos en la siguiente entrega). 

Habiendo ya advertido -desde el inicio de esta serie de artículos- que seguimos planteando dudas sobre la autenticidad de algunos "documentos" y de sus fuentes. Algunas "pruebas", de hecho, resultan ser burdas falsificaciones. 



Ejemplos de los tantos libros y folletos que se venden en Filipinas, especialmente diseñados para los caza-tesoros. !Éxitos en la búsqueda! 

Bien. Esta entrada se relaciona con el conocido investigador y "bestseller" Daniel Estulin. Primero, un breve resumen de la novela "Conspiración Octopus" (en inglés publicado como "The Octopus Deception"), único relato de ficción del reconocido autor, quien jura que "la mayor parte de lo que están a punto de leer existe y es real en un universo paralelo de humo y espejos. Este mundo, desconocido para la mayoría, es un lugar donde los gobiernos, los servicios de inteligencia y las sociedades secretas luchan por hacerse con el control... Real y aterrador es el mundo de Lila Dorada". 

En las primeras páginas, Estulin cita, al parecer una nota de prensa china (me ha sido imposible corroborarla), aparentemente fechada el miércoles 10 de febrero de 2010 en Pekín, por el "China Evening Post": "Descubiertos secretos enterrados de la Segunda Guerra Mundial". El texto es el siguiente: 

"La guerra en el Pacífico está plagada de historias sobre la crueldad de los japoneses contra ciudadanos chinos, así como contra soldados británicos y estadounidenses, entre otros. Las fuerzas imperiales japonesas no sólo utilizaron prisioneros de guerra como esclavos para construir su ferrocarril en Birmania, sino que realizaron con ellos terribles experimentos médicos en el cuartel general de la hermética Unidad 731, centro para armas de guerra biológicas y químicas de Japón. No obstante, mientras eso se producía, otra fuerza japonesa aún más furtiva se dedicaba a una labor tan secreta que pasaría a los anales de la historia como uno de los relatos más explosivos de la Segunda Guerra Mundial.

El proyecto llevaba el nombre de Lila Dorada y su cometido era saquear metódicamente el sudeste asiático. ¿De cuántos tesoros estamos hablando? Nadie lo sabe con exactitud, pero al parecer de China y el sudeste de Asia se rapiñaron cantidades tan enormes que, una vez terminada la guerra, Occidente decidió mantener dichas actividades en secreto... El fantasmagórico tesoro está escondido en depósitos situados en la espesa jungla de Irian Joya, en Indonesia, y en Teresa, alrededor de Rizal, en las laderas de Sierra Madre, la cadena montañosa más larga de Filipinas".



Portada de la edición castellana de la novela "Operación Octopus", original en inglés "The Octopus Deception" (2010)

Según describe la novela, el área de operaciones del Pacífico poco después de la guerra formó parte de una expedición secreta encargada de encontrar el tesoro y traerlo a casa. En una zona próxima al lago Caliraya, en Lumban, Filipinas, ordenaron cavar sin preguntar por qué ni para qué, día y noche, avanzando a duras penas. Se dice que se encontraron túneles llenos de trampas y callejones sin salida que dificultaban y retrasaban la excavación. El equipo de búsqueda habría tardado ocho meses en encontrar la primera cámara del tesoro, situada a sesenta metros bajo tierra. Los japoneses lo habían enterrado y habían dejado señales extrañas en las rocas, a fin de ocultar la verdadera ubicación del botín.

Solo unos cuantos privilegiados sabrían y formarían parte de la mayor conspiración de la historia de la humanidad, una leyenda susurrada entre quienes conocían el alucinante tesoro que fue robado y escondido por el Ejército Imperial japonés en retirada durante los días más duros de la segunda guerra mundial.


"Un millón trescientas mil toneladas métricas de oro", solamente escondidos en túneles profundos de las junglas de Sierra Madre en las Filipinas. "El equivalente a seis coma cuatro trillones de dólares. ¿Hay alguien capaz de concebir una cifra tan extravagante?" 


Cuentan que los estadounidenses descubrieron bóvedas del tesoro con oro apilado hasta el techo. (Foto de carácter ilustrativo)

En la novela, (el autor insiste siempre en afirmar que se basa en la realidad) una parte del oro de Filipinas equivalente a unos cuantos trillones de dólares fue embarcado a Génova a bordo del portaaviones President Eisenhower y después trasladado a diversos bancos de Suiza en un convoy fuertemente protegido.

Según, Estulin, la cifra es diez veces mayor que los datos proporcionados por fuentes como el Banco Mundial, las cifras calculadas bordean las 140.000 toneladas métricas de oro extraídas en más de 6.000 años de historia. El supuesto tesoro en Filipinas sería diez veces superior a las cifras de las reservas "oficiales" en todo el mundo. El hecho que existiese tal cantidad de oro fuera de los circuitos oficiales resulta increíble. O, "que un puñado de gobiernos lo bastante afortunados para saber la verdad hubiera guardado el secreto, es algo extraordinario". Si alguna vez llegaba a conocerse la verdad, esta destruiría la economía mundial, porque la mayoría de los países todavía utilizaban el patrón oro como respaldo de su moneda. 

El resto..."un secreto envuelto en misterio, guardado tras mil cerraduras de criptonita desde principios de la década de 1960, custodiado por cincuenta y cuatro fideicomisarios, en depósitos de Teresa y en las montañas selváticas de Irian Joya, Indonesia". Una aclaración: Teresa, es el nombre de un valle rodeado de montañas, sin salida al mar, en el Rizal, faldas de Sierra Madre, la cordillera más larga de las Filipinas, con colinas escarpadas y abruptos riscos en la parte oriental. 

Como vemos, Daniel Estulin también nos habla de fideicomisarios que controlan la fortuna. "Los fideicomisarios trabajaban de manera independiente, sin conocerse unos a otros. Pero estaban coordinados por una serie de directores del complejo industrial-militar, quienes a su vez eran controlados por su superior jerárquico. Y por encima de ellos, en el vértice de la pirámide, Octopus: menos de una docena de miembros, estrechamente unidos y financieramente entrelazados. Los controladores de la riqueza del planeta, hombres cuyo poder hacía girar el mundo" (Operación Octopus, novela).

El oro, al igual que ocurre con los diamantes, es mucho más común en la naturaleza de lo que la gente cree. Según expertos hay mucho oro y diamantes en el mundo (aun el que está por explotar), no obstante, es dudosa la cifra de cientos de miles de toneladas métricas de oro saqueadas solo por las fuerzas niponas en el continente asiático. ¿Y por qué es dudoso? Sobre todo porque circulan cientos de "documentos" falsos que, lamentablemente, destacados escritores los utilizaron en sus obras. 

Nos ha sorprendido en el presente saber que con modernas técnicas, en instalaciones de alta tecnología, donde trabajan científicos, ingenieros, técnicos y diseñadores, se puede crear diamantes por métodos como la "Presión-Alta de Temperatura" (HPHT) y la "Deposición Química de Vapor" (CVD), el producto final posee idénticas propiedades químicas, ópticas y físicas que los diamantes extraídos de las minas. Un dato estadístico del 2017: De los 138 millones de quilates de diamante en bruto extraídos de las minas en 2017, unos 26 millones de quilates son de calidad gema para ser cortados y pulidos, el resto podrá ser reutilizado para crear diamantes en laboratorio (Un quilate equivale a 0,20 gramos, es decir, 5 quilates equivale a 1 gramo). Todavía no se ha inventando, no es posible producir oro en un laboratorio, al estilo del Rey Midas. 

Volvamos a nuestra historia. "Lila Dorada" también es conocida como "Operación Lis de oro", o el "Lirio Dorado", algunos hablan que no solo fue una operación militar para expoliar las riquezas de las naciones sojuzgadas por el Imperio Japonés, sino que también es una sociedad secreta japonesa cuya cabeza fue el mismísimo Emperador Hirohito y miembros cercanos de la familia real. Es vital resaltar que la historia del oro expoliado por los japoneses en sus aventuras guerreras desde la década de los 30 del siglo XX es real, es el manto de leyenda que arropa a esa etapa histórica la que no satisface a los expertos, incluso a la ciencia. 

"Conspiración Octopus" recibió dura crítica tras su lectura (el autor advertía hasta el cansancio que su obra es ficción basada en la realidad), el lector esperaba mucho más de la novela enunciada, dada la campaña de marketing realizada en medios de comunicación (por medio de entrevistas en radio, prensa y televisión). Pues nada, muchos dicen que debemos felicitarnos por vivir bajo el manto de la democracia y poder disfrutar de la libertad para leer lo que nos apetezca... Aparte de eso, un interesante artículo de Daniel Estulin fue publicado por la prestigiosa revista "Voces del Periodista" (Edición No. 351), del 9 de noviembre de 2016, tema central de esta nueva entrada. 


t. andino

El oro robado y el nuevo orden financiero internacional 


Daniel Estulin

Los antecedentes

A partir de 1937 el Emperador Japonés encargó a su hermano menor, el príncipe Chichibu, liderar una operación ultra-secreta con el nombre en clave de “Lila Dorada” cuya tarea era saquear la riqueza de Asia en beneficio del Japón Imperial. La gran cantidad de historia y patrimonio robada por los japoneses llega a los límites de lo más mítico, fantástico e insospechable, mucho más de lo jamás imaginado. De hecho, la cantidad de oro robado entre 1937 y 1943 supera con creces las reservas combinadas de oro de todos los bancos centrales del mundo.





Después de Stalingrado, a principios de 1943, la inercia de la guerra comenzó a volverse en contra de los invasores. La Alemania Nazi en el Oeste y Japón en el Este estaban perdiendo. Los planes para trasladar el tesoro a Japón tuvieron que cambiarse –aunque solo fuera como una medida temporal. El ejército japonés llevó el oro a las islas y tuvo que dejarlo allí, mientras se retiraban derrota tras derrota con la vana esperanza de volver al final de la guerra y recuperar el botín en secreto.





Un grupo de oficiales del ejército japonés, con la ayuda de una brigada especial de ingenieros, comenzó a enterrar el tesoro. Tardaron meses en excavar y construir complejos sistemas de túneles lo suficientemente grandes como para guardar los camiones y a veces lo bastante profundos para discurrir por debajo de la superficie del agua.

La inmensa cantidad de oro y otros tesoros se dividieron en baúles de varios tamaños antes de ser enterrados. La mayor parte de la misma, por un total de 172 baúles, fue enterrada en o alrededor de las Islas Filipinas antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Los cartógrafos japoneses se ocuparon de hacer mapas de cada escondite y los contables de confianza del emperador marcaron los baúles con tres dígitos que distinguía el valor del oro de cada uno de ellos en yenes japoneses.






Sólo un escondite marcado con “777” de “La Lila Dorada”, cerca de Teresa, la parte más cuantiosa del tesoro, almacenaría más de 90.000 toneladas métricas de oro, lo que equivale al 75% de las reservas oficiales del mundo y un valor de $101, 272, 500, 000 en dólares americanos del año 1945 cuando el yen se cambiaba a 3,5 por cada dólar, una cantidad que empequeñece la actual deuda mundial y nos deja atónitos y boca abiertos.






Otro túnel encontrado cerca de Teresa medía 500 metros de largo y tenía oro almacenado en pilas de un metro de altura, alineadas a lo largo de todo el túnel. En total, 100.000 barras de un peso de 12,5 kgs cada una, fueron recuperadas. Este oro incluyó “oro real” que la familia Real británica había enviado a Filipinas para protegerla en caso de que Hitler conquistara toda Europa.

Sin embargo, este secreto era demasiado tentador para guardarlo de manera hermética. A finales de 1944, Estados Unidos había resquebrajado las comunicaciones cifradas secretas de los japoneses y había preparado sus propios planes para hacerse con un botín más valioso que el mismísimo Santo Grial.



Recuperación clandestina



Los agentes de la OSS Americana (precursora de la CIA) comenzaron una operación de recuperación clandestina en Filipinas entre los años de 1945 y 1948, liderada por dos agentes secretos de la OSS –un oficial filipino-americano y miembro del Opus Dei, Severino García Santa Romana y el General Edward Lansdale, uno de los principales sospechosos en el asesinato de presidente Kennedy.




El equipo de búsqueda de la CIA había tardado cuatro años en encontrar la primera cueva del tesoro, situada a más de setenta metros bajo el suelo. La Lila Dorada había enterrado el tesoro utilizando una técnica sofisticada desarrollada por los ingenieros japoneses y dejó señales de cómo encontrarlo utilizando formaciones rocosas inusuales y rocas curiosamente cortadas, así como otra mucha información topográfica para disimular fácilmente su ubicación.






Otro conocido individuo que se lanzó en búsqueda del oro fue Ferdinand Marcos, por aquel entonces un pobre charlatán con ambición sin límite. Entre 1953 y 1970, con la ayuda de los prisioneros de guerra japoneses, Marcos desenterró poco más de 600 toneladas métricas de oro… hasta que pudo hacerse con el mapa del tesoro a finales de 1971.




Encontrar el tesoro era una cosa. Quedárselo, otra muy distinta. Hay un estatuto que limita a 40 años el periodo en el que un país puede reclamar bienes robados. Para mantenerlo, Marcos tenía que encontrar la manera de ocultar el verdadero origen del tesoro. En ese momento, un caza tesoros estadounidense, cuyo nombre en clave era “Curtis” desarrolló una técnica para reconfigurar las huellas dactilares metalúrgicas de oro.





La forma original del tesoro es variada y con frecuencia se indica el origen de los países propietarios con diversas características, tales como cinco estrellas para representar Camboya y con un peso de 6,3 kilos cada uno; “Sumatra”, acuñados de cuatro estrellas y con un peso de 6,2 kilos; “Birmania”, con tres estrellas y con un peso 6 kilos. Otras marcas eran el dragón la denominación de la China, chop AAA, Suhatra-Loyd, y el más legendario de todos ellos, el lingote pictórico de oro de UBS conocido como kinebar.





A partir de marzo de 1973, a los 300 miembros especialmente elegidos del Batallón 16 de la infantería de Filipinas, se les llevó con los ojos vendados a una zona cerca del Lago Caliraya en Lumban. Se les dijo que cavaran, pero sin preguntar por y para qué. Formaban parte de un “misterioso” Grupo de Tareas de Restauración, organizado por el hombre fuerte de Ferdinand Marcos, Fabián Ver, jefe de las Fuerzas Armadas del país. El Batallón de la Guardia Presidencial de élite de Ver vigilaba a los jóvenes soldados con la atención de un halcón mientras realizaban sus operaciones de excavación durante la noche.

El trabajo fue esmeradamente lento. Cada túnel estaba lleno de trampas explosivas y de múltiples callejones sin salida, lo que hizo la excavación más difícil y costosa en tiempo. De hecho, entre 1973 y 1985, los hombres de Marcos solamente habían excavados 13 escondites de un total de 172.

El equipo de Curtis, consistente en un puñado de filipinos, fue contratado para modificar el tamaño, el peso y las huellas originales de los lingotes de oro, para disimular el origen del tesoro. Anteriormente, Curtis, el caza tesoros gringo, había recuperado y metalúrgicamente alterado más de 500 toneladas métricas de oro escondido en Indonesia. El escondite de Indonesia incluyo el oro saqueado por los nazis, así como de oro robado en China durante la Segunda Guerra Mundial.

En la noche del 27 de abril de 1973, después de casi dos meses de excavación, un destacamento del 16 º Batallón de infantería llegó finalmente a su objetivo. En torno a las 11 p.m., una de las excavadoras pesadas golpeó un tambor cilíndrico de acero que medía 1 metro de largo y medio metro de diámetro enterrado en varias bóvedas de hormigón espeso (2m x 1.5mx 1.5m) descubierto a una profundidad estimada de 15 metros.





Fue enterrado en un túnel de unos 300 metros de largo, 15 metros de ancho y 10 metros de alto – un lugar excavado para los japoneses por varios centenares de prisioneros de guerra americanos, australianos y filipinos que luego fueron asesinados y enterrados con el tesoro. El equipo de Curtis encontró esqueletos que aún vestían sus uniformes andrajosos y sus cascos.

Los soldados vieron metal pesado de color amarillo, que brillaba en medio de los focos. Los lingotes que se veían eran de 40 centímetros de largo, cinco centímetros de ancho y casi 2 centímetros de espesor. Una vez que se encontró el escondite Teresa con signos de “777″, Marcos hizo todo posible para asegurar su anonimato. Los lingotes de oro fueron recubiertos en color negro de alquitrán y asfalto endurecido para ocultar su verdadera identidad, trasportados en grandes camiones reforzados por dentro con hierro forjado y recubiertos por fuera para no llamar la atención.





 Huida

Después de varias muertes inexplicables de los colaboradores que participaron en la excavación, Curtis, temiendo por su vida, logró escapar de las maniobras de Marcos, huyendo con las fotografías de todos los 172 mapas realizados por los japoneses de Lila Dorada a Indonesia. Estas fotografías muestran el lugar en que cada parte del saqueo había sido enterrada y el valor de cada tesoro.

Debido a que Curtis poseía los mapas de Lila Dorada, así como a su anterior relación con Marcos, el cazador de tesoros fue invitado a formar parte de un equipo de recuperación de la CIA. Curtis viajó a Hong Kong, donde fue informado durante tres días por la CIA. En esas reuniones se incluyeron detalles muy sensibles de las transacciones entre Marcos y el dictador panameño, Manuel Noriega, y el intercambio de oro por drogas.





En total, entre los años 1973 y 1985, los hombres de Marcos excavaron más de 60.000 toneladas métricas de oro y otros metales preciosos. A mil dólares una onza de hoy, Marcos hubiera llevado la escalofriante cantidad de casi dos mil billones de dólares. Casi nada.

Como colofón a esta historia, cuando el Gobierno estadounidense se dio cuenta de que Marcos había extraído 60.000 toneladas métricas de oro, una carta con el membrete de la Comisión Trilateral le exigió al por entonces presidente de Filipinas que devolviera las 63,321 toneladas métricas de oro a dos mil bancos acreditados estadounidenses y europeos controlados por la Comisión Trilateral. Como moneda de cambio, a Marcos se le concedía un porcentaje pequeño del tesoro en forma de un préstamo del Banco Mundial. Marcos se negó a firmar el documento. Tres días más tarde “la revuelta popular” le desposeyó de los poderes.





No obstante, la operación Lila Dorada implicaba mucho más que los tesoros de Filipinas. Cantidades inimaginables de oro, rubíes y diamantes fueron escondidas en Indonesia y Malasia por el Ejército Imperial Japonés y en Sudamérica por los nazis

Entre 1942 y 1944, grandes cantidades de oro habían sido enviadas temporalmente a Sudamérica a través de España. Bajo la supervisión del Reichsleiter Martin Bormann, el botín estuvo guardado en Sudamérica durante varios años antes de ser repatriado a la recién creada República Federal de Alemania, después del Tratado de Paris de 1954, que acababa con el régimen de ocupación de Alemania. De hecho, “el milagro económico alemán post-guerra” se debe en gran medida al oro robado y repatriado por los nazis.





La huida de Bormann de la Alemania en llamas se hizo posible gracias a las líneas de ratas gestionadas en secreto por el Vaticano a cambio de 47,000 toneladas métricas de oro robado, una cuarta parte del suministro oficial mundial, si creyésemos las cifras oficiales. Las líneas de ratas sacaban clandestinamente a los criminales de guerra nazis y a ex miembros de las SS a América del Sur y Oriente Medio, sobre todo a Egipto, y estaban liderados por monseñor Giovanni Montini, el Subsecretario de Estado del Vaticano en los años de la guerra. Debido a ese gran negocio, el Vaticano se hizo con un nada despreciable botín que a día de hoy está valorado en más de $1, 221, 700, 000, 000.

La clave para comprender el secreto que abarca esta historia es que gran parte –probablemente la mayoría– del oro que fue saqueado por Japón y Alemania procedía de las reservas oficiales de los gobiernos asiáticos y, por tanto, la cantidad exacta robada era conocida y claramente contrastada. Así que, cuando el Vaticano, los Estados Unidos y los demás países se hicieron con el tesoro, lo hicieron en completo secreto y en contra de todas las leyes internacionales. No hubo ninguna intención de devolver el oro saqueado a sus propietarios legítimos.





Lo que es más, es asombroso que no sólo elementos delictivas como los nazis, la mafia, las tríadas chinas y la Yakuza japonesa estuvieron involucrados en transportar, ocultar, esconder y lucrarse con el robo de las reservas de oro desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sino que las agencias de espionaje como la CIA, la ONI, la KGB y el Mossad israelí ha desempeñado un papel activo en el robo, así como más de 2.000 principales instituciones bancarias, por no hablar del Fondo secreto, El Águila Negra cuyos copropietarios son el Consejo de Relaciones Exteriores y la Comisión Trilateral, así como los principales gobiernos elegidos democráticamente, que también tomaron parte, participando activamente en esta alucinante conspiración de codicia.

Por ejemplo, 72.000 toneladas métricas de oro de Filipinas fueron enviadas a Fort Knox a bordo del portaaviones nuclear “Presidente Eisenhower”, a cambio de la concesión a Ferdinand e Imelda Marcos de un exilio en Hawái, después de haber sido desposeído del poder en una “revuelta popular” orquestada por la Comisión Trilateral desde la sombra. Otras 62.000 toneladas métricas del tesoro de la Lila Dorada se enviaron a los bancos de Inglaterra, Suiza y Alemania.





Los co-conspiradores, compartiendo el botín al 70% -30% con las naciones de acogida, han escondido el oro recuperado en cuentas secretas en las Bahamas, la India, Singapur, China, Malasia, Indonesia, Hong Kong y Palau. Otras 20.000 toneladas métricas de oro se blanquearon a través del Banco de Panamá, dividiendo los beneficios al 70% -30% con Manuel Noriega, que utilizo el oro como moneda de cambio con la droga a través de los carteles colombianos. Las drogas de Panamá se vendieron a través de Mena, Arkansas, en un momento en que el futuro presidente William Jefferson Clinton era su poco conocido gobernador.

¿De cuánto oro se trata? Las estimaciones varían, debido a la naturaleza compartimentada de la operación, pero una estimación conservadora es de unos 1,33 millones de toneladas, diez veces las cantidades oficiales de oro reconocidas por los mercados financieros. Solamente en Filipinas, unas 400,000 toneladas métricas de oro aproximadamente aún no se han excavado según los mapas descifrados de la Lila Dorada. Esta información, que le hace a uno cuestionarse su propia salud mental, puede fácilmente ser objeto de interpretaciones erróneas y despectivas por parte del público en general si no hubiera sido por unas voluminosas pruebas documentadas que no dejan lugar a dudas en cuanto a su veracidad.

Por ejemplo, solamente en una operación que involucraba el oro de Marcos, más de cuarenta y dos fondos de gestión además de 100 bancos principales comprometieron su participación para ayudar a financiar la compra de 110.000 toneladas métricas de oro. El gobierno de los EE.UU. ofreció un 20% en efectivo, el equivalente de unos $ 200 millones a través de estos bancos y fideicomisos y otro 80% en valores gubernamentales.

La CIA utilizó uno de sus hombres de paja, un tal doctor Ole Bay como principal administrador del grupo comprador, creando numerosas empresas fantasma para blanquear el oro. Estos lingotes fueron depositados de forma secreta en 176 cuentas bancarias situadas en 42 países. El oro dos veces robado se convirtió en la base del dinero de las operaciones super-secretas de la inteligencia americana en los años inmediatamente de posguerra.

Y ¿dónde está?


Una parte del oro saqueado escondido en las Filipinas estaba destinado a la creación de una red mundial anti-comunista. Otra parte importante fue destinada al Triángulo Dorado como moneda de cambio por el opio gracias a los esfuerzos de la CIA y el Nugan Hand Bank. 


Este proceso recibió un apoyo considerable del entonces Presidente Nixon que en 1971 eliminó la convertibilidad en oro del dólar norteamericano. La eliminación de la convertibilidad llevaría al dólar estadounidense a una hegemonía mundial, que de forma extraoficial se convertiría en la moneda preferida por el narcotráfico.

El oro de las Filipinas, sin embargo, es sólo uno de los mayores misterios que rodean esa historia. Baúles llenos de oro, platino, piedras preciosas y tesoros religiosos sin precio también fueron escondidos en las selvas de Indonesia. Prácticamente desconocido para la historia contemporánea es la sugerencia de que el presidente de Indonesia Achmed Sukarno, junto con un varios otros líderes del Tercer Mundo había planeado en secreto establecer un banco no-alineado en 1955, con sede en Yakarta utilizando de respaldo los miles de billones de dólares en reservas de oro recuperados de la Segunda Guerra Mundial a través del tesoro escondido en Indonesia.




El establecimiento de una entidad tan poderosa que poseía reservas de oro que harían empequeñecer las disponibilidades en Occidente hubiera enviado escalofríos de temor a los gobiernos occidentales y a la fraternidad bancaria europea y americana, que tan sólo unos años antes cerraron el acuerdo de Bretton Woods, que estableció tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional. Ambas instituciones siguen siendo el principal vehículo para mantener pobres a las naciones del Tercer Mundo, un hecho que beneficia al Occidente rico dedicado a mantener la estructura social que depende del consumismo.

El gobierno de los Estados Unidos logró desbaratar la iniciativa ambiciosa de Sukarno y, en 1965, fue derrocado con la ayuda de la CIA. Con Sukarno se fue la idea de un banco alternativo e independiente, leal a los intereses de las naciones no alineadas que no querían seguir siendo explotadas por la alianza Anglo-Americana.

Lo que es aún menos conocido, es que por lo menos, desde el comienzo de la década de los 60, el oro de Sukarno está escondido bajo la tutela de un grupo de 54 individuos de nacionalidad no indonesia. El tesoro se encuentra en depósitos en la selva de las montañas Irian Joya de Indonesia, una zona accesible sólo después de varios días de andadura a pie a través de una densa selva.

Encontré a uno de los fiduciarios, que en condición de anonimato me dijo que en los últimos años él ha podido revisar miles de páginas de documentos bancarios originales y declaraciones relacionadas con la fortuna personal de Sukarno. Según el documento maestro, el conjunto de activos, metales preciosos y dinero en efectivo ascendía a un total de $ 270 trillones de dólares en 1964.

Le pedí que me repitiera la cantidad. El fiduciario me dijo, “sí, son 270 trillones de dólares estadounidenses”. Para asegurarme, le pregunté que si se trataba de trece ceros más el dos y el siete por delante, contando de manera americana. Su respuesta era “así es.”

Cuando le pedí que fuera un poco más generoso con los detalles, me dijo que en estos depósitos había y sigue habiendo inestimables objetos de arte, piedras preciosas, joyas, y un gran volumen de metales preciosos. Según él, “nunca he visto nada igual en mi vida. Había pilas y pilas y filas y filas de cajas de almacenaje del banco UBS decoradas con metales preciosos que contenían los lingotes de oro de 1kg acuñados con las letras J.M. (Johnson Matthey); cada lingote con su número y certificado exclusivo con el sello de Johnson Matthey.

Sin contar los certificados bancarios indicando miles de toneladas de oro y rubíes en depósito. Aún más rozando lo inimaginable, llaves y tarjetas de los depositarios hechos en oro. Era como la mil y una noches.”

Queriendo la confirmación de esta información sensacionalista, llamé a las oficinas de UBS en Zúrich, donde un representante de UBS me dijo muy groseramente que “no debería ahondar demasiado profundamente en los asuntos que puede aportarme más conocimiento del que debe ser razonablemente cómodo tener.”

Sabía que su advertencia no había que tomarla a la ligera. Hace unos años, un hijo de uno de los síndicos comentó abiertamente la existencia de este fabuloso tesoro con un potencial inversor en Hong Kong. Poco después, le encontraron muerto en una habitación de hotel en Singapur.

Por último, si Marcos y Sukarno no controlaban el oro de la Lilia Dorada, como es evidente, la cuestión es ¿quién lo controla? Además, ¿quiénes son estos fiduciarios invisibles de nacionalidad no Indonesia? Lo que es más, ¿por qué esa fortuna fantasmagórica permanece oculta y silenciada en las selvas de Indonesia, en el Vaticano y en miles de las principales instituciones bancarias cuando haciendo uso de ella, se podría fácilmente pagar la deuda del mundo y eliminar el hambre? Sin embargo, no aguante la respiración. Demasiadas preguntas difíciles y las explicaciones aún más difíciles de justificar bloquean el camino.


Para terminar, sabiendo que la mayor parte del tesoro robado por el ejército imperial japonés estaba escondido en o alrededor de las Filipinas y a sabiendas de que el valor del tesoro del dictador Sukarno de Indonesia “solamente” ascendía a 270 trillones de dólares en 1964, ¿cuánto valdría el tesoro de Filipinas en el mercado actual?

*** 


Refutación por el editor del blog

Líneas arriba aclaramos que no queremos hacer interminable el artículo de Daniel Estulin enfocado en el "Lirio Dorado", el oro pérdido usurpado por los japoneses en la contienda mundial. Analizar el caso del difunto Martin Bormann y sus "aventuras" de posguerra amerita un análisis aparte. Si dejamos sentado que la historia de Bormann es una de las fábulas más grandes y, a la vez, facilmente revatibles con la evidencia histórica y científica.
Lo veremos en una próxima entrega.

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