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11 enero 2023

La Alemania Nazi como sustitutivo de la fe





RESUMEN DE LA OBRA ORIGINAL:
EL LEGADO MESIÁNICO
AUTORES: MICHAEL BAIGENT, RICHARD LEIGH y HENRY LINCOLN

ACLARACIÓN: La totalidad de las fotos han sido agregadas al presente documento por el redactor del blog (Detectives de Guerra), por tanto, no corresponden a las fotografías constantes en el texto original.


En el estado de incertidumbre y desesperanza es más susceptible despertar el impulso religioso. Es en un vacío semejante donde con mayor eficacia puede introducirse la religión, que brinda un sentido y una coherencia nuevos. El período inmediatamente posterior a la primera guerra mundial pedía a gritos gente que lo interpretase. La humanidad experimentaba el vivo deseo de saber «para qué había sido todo», «qué había significado». Pero la religión organizada no hizo ningún intento serio de afrontar el problema ni de responder a las necesidades de la época. Sencillamente, hizo como si nada hubiera pasado e intentó seguir siendo lo que era desde hacía siglos: una institución cultural, política y social en lugar de un intérprete que confiriese un nuevo sentido. A causa de ello, en el decenio de 1920, la religión organizada se encontró desacreditada en su mayor parte, se encontró con que la consideraban incapaz de llenar el vacío que se había producido en la sociedad occidental.
Y es comprensible que la sociedad, al ver que la religión organizada no podía ofrecer ninguna solución a la crisis de sentido, se volviese hacia otra parte. El resultado de ello fue la aparición de dos principios nuevos que empezaron a suplantar a la religión como institución capaz de abarcarlo todo. De hecho, estos dos principios se convertirían en las religiones -o, cuando menos, las religiones sucedáneas- del decenio de 1930.


Viene de la Parte I 

La Rusia Soviética como sustitutivo de la fe


Parte II

Adolf Hitler como sumo sacerdote




La segunda religión primaria o sucedánea del decenio de 1930 fue el espectro de movimientos totalitarios a los que ahora se da el nombre colectivo de fascismo. En Italia, la versión original del fascismo, tal como la promulgaba Mussolini, en realidad nunca llegó a ser una religión y, quizá más aún que el marxismo leninismo, no pasó de ser una filosofía política, una ideología. El papel tradicional de la religión se dejó, en su mayor parte, a la Iglesia. El resultado parcial fue que el fascismo italiano, sobre todo si lo comparamos con los fenómenos habidos en otros lugares, fue un fenómeno relativamente hueco.

En España, la variante del fascismo defendida por Franco hizo cuanto pudo por alinearse íntimamente con la Iglesia y, por ende, se arrogó una forma de mandato divino. En consecuencia, poseía una energía mucho mayor, un dinamismo mucho mayor, que su equivalente italiano, así como la singular crueldad de la que solo el fanatismo religioso es capaz. En muchos aspectos, al menos desde la distancia de casi medio siglo, hay algo que resulta casi risible en Mussolini. Franco, con el dominio que instauró sobre España y el pueblo español, es, en conjunto, una figura más siniestra.

Con todo, el ejemplo supremo de totalitarismo derechista convertido en religión es la Alemania nazi. A diferencia del fascismo italiano, el nazismo no era sencillamente una filosofía o una ideología. A diferencia de la variante española del fascismo, el nazismo no se alineó con intereses creados de índole religiosa. Al contrario, se propuso, de modo bastante sistemático, suplantar a todos esos intereses y erigirse en religión, una religión totalmente nueva.






Ya han transcurrido cuarenta años desde el final de la segunda guerra mundial (a la fecha de la publicación del libro, 1986). Durante estos años no han cesado los comentarios históricos, los intentos de exposición y explicación del fenómeno de Adolf Hitler, el Partido Nazi y el Tercer Reich. Y, pese a ello, los interrogantes aún no han encontrado respuesta; los misterios siguen sin aclararse. ¿Cómo es posible que un pueblo civilizado y culto –un pueblo que dio al mundo figuras como Goethe y Beethoven, Kant y Hegel, Bach y Heine- siguiera a un embaucador tan perverso y se sumiera en masa en una orgía de destrucción tan monstruosa, tan demoniaca?

Los escritores han procurado dar respuesta a esta pregunta de diversas maneras. El nazismo ha sido explicado como fenómeno social, como fenómeno cultural, como fenómeno político, como fenómeno económico. La culpa de su existencia se ha atribuido al Tratado de Versalles, a la depresión, a la inflación galopante, a la pérdida del amor propio por parte de la nación alemana, al auge del comunismo, al derrumbamiento de la clase media, a otras muchas cosas.

Verdaderamente, todos estos factores y muchos más tuvieron un papel de vital importancia; también es cierto que todos ellos se hallaban interrelacionados. Pero el elemento crucial para entender el nazismo es la medida en que, deliberadamente, activó el impulso religioso del pueblo alemán. Obtuvo una respuesta a la vez emotiva y cerebral que unía, de un modo propio y depravado, tanto los corazones como los cerebros. Se transformó en una religión con todas las de la ley y, como tal, redimió a la Alemania de la primera posguerra del purgatorio de la falta de sentido.

Fue la dimensión religiosa del nazismo la que inspiró el dinamismo, el fanatismo histérico, la energía y la ferocidad demoníacas que tanto trascendían de los movimientos totalitarios paralelos que había en Italia y en España. Cabría argüir que el Tercer Reich fue el primer estado de la historia de Occidente, desde la antigua Roma, que se basó fundamentalmente, no en principios políticos, económicos o sociales, sino en principios religiosos, en principios mágicos. Y más que un político, más incluso que un demagogo, el que se proclamaba su líder era un hechicero.

La ascensión del Tercer Reich no «sucedió» sencillamente, de forma más o menos fortuita, como resultado del carisma maligno de un solo hombre. Al contrario, fue preparada y orquestada cuidadosamente, con meticulosidad. Con un grado aterrador de conocimiento de sí mismo y de sutileza psicológica, el Partido Nazi se propuso activar y manipular el impulso religioso de los alemanes, abordar la cuestión del sentido en su aspecto religioso. La Alemania nazi ofrecía una cosmología, además de una filosofía y una ideología. Apelaba al corazón, al sistema nervioso, al inconsciente, además de a la inteligencia. Con este fin, empleaba muchas de las técnicas más antiguas de la religión: ceremonial complicado, cánticos, repetición rítmica, retórica mágica, color y luz. Las tristemente célebres concentraciones de Nuremberg no eran mítines políticos como los que se dan actualmente en Occidente, sino actos teatrales, astutamente escenificados, del tipo que, por ejemplo, formaba parte integrante de los festivales religiosos de Grecia.
























Todo estaba calculado con precisión: los colores de los uniformes y las banderas, la colocación de los espectadores, la celebración nocturna, el empleo de focos y reflectores, la sincronización. En los reportajes cinematográficos de la época vemos a la gente embriagándose, cantando hasta sumirse en un estado de arrebato y éxtasis utilizando el mantra «Sieg Heil!» y embobándose ante el Führer como si se tratara de una deidad. En los rostros de los asistentes se pinta una beatitud insensata, una estupefacción vacua, embelesada, que es perfectamente intercambiable con las expresiones que aparecen en los rostros de las personas que asisten a reuniones de alguna iglesia revivalista.

No es una cuestión de retórica persuasiva. De hecho, la retórica de Hitler no tiene nada de persuasiva. Las más de las veces, es banal, infantil, repetitiva, desprovista de sustancia. Pero su modo de pronunciarla tiene una energía maligna, un pulso rítmico que resulta tan hipnótico como un toque de tambor. Y esto, unido al contagio de la emoción en masa, unido a la presión de millares de seres apretujados en un recinto cerrado, unido a un ceremonial y un espectáculo deliberadamente eclesiásticos e hinchados hasta adquirir proporciones wagnerianas, produce una histeria de masas, un fervor que es, en esencia, religioso. Lo que presenciamos en las concentraciones hitlerianas es una «alteración de la conciencia» como la que los psicólogos acostumbran a asociar con una experiencia mística.

Y el mismo Hitler se convierte en un Mesías negro que actúa como receptáculo de la energía religiosa que él ha evocado. Como dice un comentarista:

«No transcurrió mucho tiempo antes de que el pueblo alemán empezara a ver a Hitler como un Mesías de Alemania. Los mítines públicos -especialmente la concentración de Nuremberg- adquirieron una atmósfera religiosa. Todas las escenificaciones tenían por finalidad crear una atmósfera sobrenatural y religiosa» (5).

A los alemanes de entonces tampoco se les escapaba la dimensión religiosa de lo que hacía Hitler. Al contrario, no solo eran conscientes de esa dimensión, sino que en algunos casos incluso la recibieron con agrado. Así consta en las crónicas que el alcalde de Hamburgo dijo en cierta ocasión:

«No necesitamos sacerdotes. Podemos comunicarnos directamente con Dios a través de Adolf Hitler» (6). 

Y en abril de 1937 un cónclave de cristianos alemanes declaró:

«La palabra de Hitler es la ley de Dios, los decretos y las leyes que la representan poseen autoridad divina» (7).

Una de las fuentes de información más valiosas sobre el pensamiento de Hitler es un hombre llamado Herman Rauschning, que fue uno de los primeros seguidores del Partido Nazi, al que se afilió en 1926. Rauschning no tardó en convertirse en uno de los colegas y confidentes que mayor confianza merecían de Hitler y, en 1933, fue nombrado presidente del senado de Danzig. En 1935, sin embargo, ya empezaba a sentirse verdaderamente alarmado ante lo que ocurría en Alemania, y huyó, primero a Suiza, luego a los Estados Unidos. Considerando que era esencial prevenir al mundo sobre el Tercer Reich, poco antes de la guerra publicó dos libros en los que reproducía muchas conversaciones del propio Hitler. A juzgar por numerosos extractos que se encuentran en los libros de Rauschning, resulta evidente que Hitler sabía muy bien lo que se hacía, y que la activación del impulso religioso del pueblo alemán formaba parte de un plan meticulosamente calculado.

Parafraseando a Hitler, Rauschning dice:

«Había convertido las masas en fanáticos, explicó, con el fin de transformarlas en instrumentos de su política. Había despertado a las masas. Las había sacado de sí mismas y les había dado sentido y una función» (8).

Acto seguido, cita directamente a Hitler:

En un mitin de masas..., el pensamiento es eliminado. Y porque éste es el estado de ánimo que requiero, porque me garantiza la mejor caja de resonancia para mis discursos, ordeno a todo el mundo que asista a los mítines, donde se convierten en parte de la masa tanto si les gusta como si no, «intelectuales» y burgueses además de trabajadores. Yo mezclo al pueblo. Le hablo sólo como a una masa (9).

Y, además, como el propio Hitler escribe en Mein Kampf (Mi lucha):

En todos estos casos uno se enfrenta con el problema de influir en la libertad de la voluntad humana. Y esto ocurre especialmente en los mítines donde hay hombres cuya voluntad se opone al orador y a los que hay que inducir a pensar de una forma nueva. Por la mañana y durante el día parece que el poder de la voluntad humana se rebela con su mayor energía contra cualquier intento de imponerle la voluntad o la opinión de otro. En cambio, al caer la noche sucumbe fácilmente ante la dominación de una voluntad más fuerte... La penumbra misteriosa, artificial, de las iglesias católicas también sirve este propósito, las velas encendidas, el incienso... (10)

Hitler reconocía que empleaba técnicas religiosas. También reconocía, por lo menos en parte, dónde las había adquirido. «Aprendí sobre todo de los jesuitas. Lo mismo hizo Lenin, para el caso, si la memoria no me falla.» (11). Y, después de uno de sus ataques característicos contra la francmasonería, añade:

[Su] organización jerárquica y la iniciación mediante ritos simbólicos, esto es, sin molestar al cerebro, sino trabajando la imaginación por medio de la magia y los símbolos de un culto..., todo esto constituye el elemento peligroso y el elemento que he adoptado. ¿No veis que nuestro partido debe tener este carácter? Una Orden, eso es lo que tiene que ser..., una Orden, la Orden jerárquica de un sacerdocio secular (12).

El nazismo no se limitó a adoptar los avíos de una religión, sino que también, en su sustancia, se convirtió literalmente en una religión. Una parte de esa sustancia se derivaba de Richard Wagner que, en el siglo XIX, había ensalzado el carácter singularmente sagrado de la sangre germánica y, como dice un comentarista, «creía apasionadamente en el teatro como templo del arte germánico donde ritos místicos podrían redimir» al pueblo y al alma alemanes.

Pero Wagner era solo una de las varias influencias que convergieron para formar la visión del nacionalsocialismo. Hitler también se inspiró en el filósofo Friedrich Nietzsche, y se apropió indebidamente de gran parte de su pensamiento, divorciándolo de su verdadero contexto y tergiversándolo para que se ajustara a sus propios fines. Nietzsche ya había muerto, por lo que no podía protestar. Cuando la jerarquía nazi se propuso entrar también en las obras del poeta Stefan George, éste, que seguía vivo, sí protestó, y lo hizo con dureza y vehemencia. Como gesto de repudio y de desprecio, no tardó en exiliarse en Suiza, pero no sin antes plantar las semillas de la resistencia contra Hitler en uno de sus discípulos más allegados, el joven conde Claus von Stauffenberg que, más adelante, maquinaría el atentado con bomba que el Führer sufrió en 1944. (Ver: Stauffenberg y la “Alemania Secreta”)

Hitler y sus seguidores recibieron también la influencia de varios grupos ocultistas y sociedades secretas -la llamada orden de los Nuevos Templarios, por ejemplo, la Germanenorden u Orden Germánica, y la Thulegesellschaft o Sociedad Tule- que desplegaron sus actividades entre las postrimerías del decenio de 1870 y el período que siguió a la primera guerra mundial (13). En las enseñanzas de estos grupos se advierte una agresiva hostilidad contra el cristianismo y la insistencia en el antiguo paganismo germánico.





Nunca se ha comprobado de modo definitivo la medida en que el propio Hitler estuvo asociado personalmente con grupos ocultistas, y es poco probable que llegue a demostrarse alguna vez. Pero no hay duda de que sí conocía a gente que estaba asociada con tales grupos, y la pertenencia a ellos coincide una y otra vez con la afiliación al Partido Nazi de los primeros tiempos. Se sabe que Rudolph Hess y Alfred Rosenberg, por ejemplo, tuvieron que ver con la Thulegesellschaft. Mein Kampf va dedicada a Dietrich Eckart, poeta loco y de poca importancia que era una de las figuras destacadas, no solo de la Thulegesellschaft, sino también de otras organizaciones parecidas.

Entonces, ¿cuál era la naturaleza de la nueva religión de Hitler? ¿Cómo se las ingenió para reconquistar los corazones y los cerebros que la Iglesia tradicional había perdido? Según un comentarista de las postrimerías del decenio de 1930, «La Weltanschauung nacionalsocialista y totalitaria es una fe pagana que no puede sino considerar al cristianismo extraño y antagónico» (14).

En 1938, el doctor Arthur Frey, jefe del Servicio Suizo de Prensa Evangélica, publicó un libro que todavía es uno de los estudios más profundos del nacionalsocialismo como religión. Desde luego, es cierto que Frey, como cristiano, tenía sus propios intereses creados que proteger y su propio interés personal en el asunto, pero no por ello sus observaciones son menos pertinentes. Según Frey, el Tercer Reich pretendía ser 

«no solo un estado, sino también una comunidad religiosa, es decir, una iglesia» (15). Y «El führer no es solo un kaiser secular que lleva a cabo, en el estado, la tarea de gobernar; es, al mismo tiempo, el Mesías capaz de anunciar un reino milenario» (16).

Esta valoración no es exagerada. De hecho, se hace eco de ella, casi al pie de la letra, Baldur von Schirach, el director de la Juventud Hitleriana y hombre encargado de educar a una generación de alemanes jóvenes:

«... el servicio a Alemania se nos aparece como servicio genuino y sincero a Dios; la bandera del Tercer Reich se nos aparece como Su bandera; y el Führer del pueblo es el salvador que El ha enviado a rescatarnos» (17). 

En cuanto al cristianismo en Alemania, el propio Hitler dijo:
¿Qué podemos hacer? Justamente lo que hizo la Iglesia católica cuando obligó a los paganos a aceptar sus creencias: preservar lo que pueda preservarse, y cambiar su sentido. Desharemos el camino: la Pascua ya no es la resurrección, sino la renovación eterna de nuestro pueblo. La Navidad es el nacimiento de nuestro salvador... ¿Creéis que estos sacerdotes liberales, que ya no tienen una creencia, sino solo un cargo, se negarán a predicar a nuestro Dios en sus iglesias? (18).


  


El doctor Frey resume el credo del nacionalsocialismo de la forma siguiente:

«Para la fe alemana la "sangre" es sagrada... En el transcurso de los siglos..., el secreto creativo de la sangre heredada se da a sí mismo la forma de la raza» (19)

De la importancia de la sangre un ejemplo es la ceremonia nazi que, según el escritor francés Michel Tournier, equivale a «una inseminación de banderas». En esta ceremonia, la bandera original de los nazis -manchada por la sangre de los que marcharon bajo ella la primera vez que Hitler intentó hacerse con el poder en 1923- era preservada y presentada ritualmente. Otras banderas, estas nuevas, eran acercadas a ella hasta tocarla para que pudiera transmitirles -como por medio de una grotesca magia sexual- una proporción de su carácter sagrado. En el pasaje siguiente, uno de los personajes de Tournier describe la ceremonia:

Ya sabéis lo que ocurrió: la descarga cerrada, que mató a dieciséis de los acompañantes de Hitler; Goering herido de gravedad; Hitler arrastrado al suelo por el moribundo Scheubner-Richter y escapando con un hombro dislocado. Luego, el encarcelamiento del Führer en la fortaleza de Landsberg donde escribió Mein Kampf. Pero todo eso es poco importante. En lo que a Alemania se refería, el hombre careció de importancia a partir de aquel momento. Lo único que contaba aquel día en Munich, el 9 de noviembre de 1923, era la bandera con la esvástica de los conspiradores que cayó entre los dieciseis cadáveres y fue manchada y consagrada por su sangre. En lo sucesivo, la bandera de sangre -die Blutfahne- fue la reliquia más sagrada del Partido Nazi. Desde 1933 ha sido exhibida dos veces al año: una el 9 de noviembre, fecha en que se reconstruye la marcha en la Feldherrnhalle de Munich como en un drama medieval de la Pasión; pero, sobre todo, en septiembre, en la concentración anual del partido en Nuremberg que señala el momento culminante del ritual nazi. Entonces a la Blutfahne, como un semental que fertilizara a una infinidad de hembras, se la hace entrar en contacto con estandartes nuevos que buscan la inseminación. Yo he estado presente... y os puedo decir que cuando ejecuta el rito nupcial de las banderas, el Führer hace el mismo movimiento que ejecuta el criador de ganado cuando guía el pene del toro hacia el interior de la vagina de la vaca con su propia mano. Luego, desfilan ejércitos enteros en los que cada hombre es un abanderado y que son sencillamente ejércitos de banderas: un vasto mar, agitándose y ondeando al viento, un mar de estandartes, enseñas, banderas, emblemas y oriflamas. De noche, las antorchas completan la apoteosis, pues su luz ilumina los mástiles de las banderas, las banderas colgadas a guisa de adornos y las estatuas de bronce, y relega hacia las tinieblas de la tierra a la gran masa de hombres, condenados a la oscuridad. Finalmente, cuando el Führer pisa el altar monumental, ciento cincuenta reflectores se encienden de pronto, elevando por encima de la Zeppelinwiese una catedral de columnas de trescientos metros de altura que atestiguan la significación sideral del misterio que se está celebrando (20).
  
Imágenes de los espectáculos de Nurenberg. “La Catedral de la Luz” proyectada por Albert Speer para el festival del Partido Nazi.



Esta ceremonia de «inseminación de las banderas» no era más que una de las diversas fiestas, festivales y conmemoraciones de que se valieron los nazis para revisar y adaptar el calendario cristiano a sus propios fines, que eran específicamente paganos: «... celebramos festivales del sol, del año, del crecimiento, de la cosecha, donde éstos no han sido destruidos por una religión que es ajena al mundo, hostil a la tierra» (21). Un ejemplo importantísimo de esta clase de ritos era un antiguo festival indogermánico del joven dios Sol. En academias especiales donde se entrenaba a los jóvenes, y que eran dirigidas por las SS, la Navidad no se celebraba como el nacimiento de Cristo, sino como el momento en que el «Niño Sol» resurgía de sus cenizas en el solsticio de invierno. No hay necesidad de extenderse en el carácter religioso o específicamente pagano de estos rituales. Lo que representan es, en esencia, una variante en el siglo XX del antiguo culto al Sol Invictus que Constantino suscribiera unos 1.600 años antes. La única diferencia real era que, para el nacionalsocialismo, incluso hasta el Sol, de alguna forma imposible de cuantificar, era singularmente germánico.




Fotografías alemanas de la época del Tercer Reich, los atuendos, los emblemas, abiertamente evocan un aire espiritual. Estábamos ante el nacimiento de una nueva religión o quizá el retorno a la etapa mística del antiguo paganismo. Las fotos corresponden a las celebraciones del Día del Arte Alemán, en Munich entre los años 1937-1938.


Si Hitler era el Mesías de una nueva religión, sus sacerdotes eran la élite vestida de negro: Las Schutzstaffel o SS. 


A Heinrich Himmler, comandante en jefe de las SS, Hitler lo llamaba «mi Ignacio de Loyola», con lo que, implícitamente, trazaba un paralelismo entre las SS y los jesuitas. Y, efectivamente, en muchos aspectos el modelo de las SS eran los jesuitas; además, las SS utilizaban premeditadamente técnicas jesuíticas en esferas tales como el condicionamiento psicológico y la educación. Pero los propios jesuitas habían sacado gran parte de su estructura y de su organización de las órdenes todavía más antiguas, de las órdenes militares-religiosas de caballería como los templarios y los caballeros teutónicos (Deutschritter). El mismísimo Himmler concebía las SS como una orden justamente en este sentido y las veía, de modo muy específico, como una reconstitución de los Deutschritter: el equivalente moderno de los caballeros de manto blanco y cruces negras que setecientos años antes habían encabezado un anterior Drang nach Osten («avance hacia el Este») germánico hacia el interior de Rusia.

Las primeras SS, las de antes de la guerra, verdaderamente eran un cuerpo que se reclutaba, organizaba y ritualizaba tan estrictamente como los Deutschritter medievales. La compleja y mística ceremonia de inducción tenía por fin recordar la investidura de los caballeros andantes. Los aspirantes a entrar en el cuerpo tenían que presentar un árbol genealógico que mostrara sangre «aria» pura desde hacía, como mínimo, dos siglos y medio, o, en el caso de los que aspiraban a oficial, tres siglos. Cada aspirante tenía que pasar por un noviciado de índole religiosa antes de ser aceptado en la orden. De la francmasonería, las SS aprendieron la importancia de las insignias rituales, razón por la cual los anillos y las dagas jerárquicas figuraban en un lugar prominente. También a las runas se les concedía una especial significación. En las mangas de todas las guerreras de las SS había una inscripción rúnica bordada con hilo de plata. Y el emblema de la propia organización, las eses gemelas en forma de dos rayos mellados, recibía el nombre de runa «Sig», esto es, la «runa del poder» que, supuestamente, utilizaban las antiguas tribus germánicas para denotar el rayo del dios de las tempestades: Tor o Donar según algunas crónicas, Odín o Wotan según otras.

Himmler introdujo en la organización dimensiones cada vez mayores de chifladura. Las bodas de los miembros de las SS tenían menos cosas en común con los esponsales cristianos que con las fiestas nupciales de los paganos. Según Himmler, los hijos concebidos en un cementerio estaban imbuidos del espíritu de los muertos que yacían allí. Por consiguiente, se alentaba al personal de las SS a engendrar su descendencia sobre lápidas sepulcrales (de «arios» nobles, huelga decirlo). Eran debidamente recomendados los cementerios en los que, según habían demostrado los investigadores, reposaban los huesos de tipos nórdicos apropiados, y el periódico oficial de las SS publicaba con regularidad listas de esos cementerios (22).

Himmler pensaba montar a su alrededor un cuadro interno de sumos sacerdotes, un cónclave formado por doce Obergruppenführer de las SS (el equivalente en las SS de un teniente general), que constituirían sus propios y personales «caballeros de la Tabla Redonda». Este círculo casi místico integrado por trece miembros –el número recordaba deliberadamente los cónclaves ocultistas, así como, por supuesto, a Jesús y sus discípulos- tendría su cuartel general en la pequeña ciudad de Wewelsburg, cerca de Paderborn, en lo que actualmente es la Alemania Occidental. Aunque las obras de construcción no terminaron antes de acabar la guerra, Wewelsburg tenía que ser la capital oficial de las SS, el centro de su culto. La llamaban «Mittelpunkt der Welt»: el «centro del mundo» (23).



El castillo de Wewelsburg planeada cono futuro centro del mundo y capital oficial de las SS.



«Mittelpunkt der Welt», el «centro del mundo» Mapa de la ubicación del castillo de Wewelsburg



En el centro de Wewelsburg había un castillo y existía el proyecto de que cada uno de los trece altos dignatarios tuviera una habitación en él, que sería decorada al estilo de un período histórico concreto: el que, según la mayoría de los comentaristas, correspondía a su propia, supuesta y previa encarnación. En la gran Torre del Norte, los trece «caballeros» se reunirían a intervalos ritualizados. En el centro exacto de la cripta que quedaba debajo de la citada torre, ardería un fuego sagrado, al que se llegaría por medio de tres escalones, y junto a las paredes se alzaban doce pedestales de piedra; se ignora qué función se pensaba asignar a esos pedestales. Estos números, el tres y el doce, se repiten constantemente en la arquitectura del proyecto de reedificación. El simbolismo era importantísimo: alrededor del castillo, y con la cripta como centro, la ciudad que se pensaba construir formaría un radio hacia fuera constituido por círculos concéntricos meticulosamente proyectados.


La cripta o como otros denominan el Walhalla en el Castillo de Wewelsburg




El propio Himmler acostumbraba a hablar de geomancia, la «magia de la tierra», y de las supuestas líneas de sendas prehistóricas, y le gustaba fantasear sobre Wewelsburg como «centro de poder» oculto parecido (según él se imaginaba) a Stonehenge. La revista oficial de las Ahnenerbe -la «oficina de investigación», por así decirlo, de las SS- publicaba con frecuencia artículos que hablaban de cosas como esas.

Es interesante observar que ninguno de los aspectos «ocultistas» de la Alemania nazi llegó a formar parte de las copiosas pruebas y la documentación que se emplearon en los procesos de Nuremberg. ¿Por qué? ¿Sería porque los fiscales aliados desconocían su existencia en aquellos momentos? ¿Las descartaron por juzgar que no venían al caso o eran detalles circunstanciales? La verdad es que ni una cosa ni otra. Los fiscales conocían sobradamente la existencia de tales aspectos. Y, lejos de menospreciarlos, en realidad temían su potencia, temían las consecuencias psicológicas y espirituales que tendría para Occidente que se hiciese público que un estado del siglo XX se había instaurado y había conquistado el poder basándose en semejantes principios. Según el malogrado Airey Neave, uno de los fiscales de Nuremberg, los aspectos rituales y ocultistas del Tercer Reich fueron calificados deliberadamente de pruebas inadmisibles por temor a dichas consecuencias (24).

El razonamiento lógico en que se basó esta decisión fue que un abogado defensor inteligente, apelando a la racionalidad occidental, quizá podría alegar responsabilidad disminuida a causa de la locura en nombre de los criminales de guerra representados por él.


La Sala de los Obergruppenfuhrer de las SS en el Castillo de Wewelsburg. Nótese en el piso el diseño que representa el sol negro.



Hemos dedicado tanto espacio a examinar los aspectos religiosos de la Alemania de Hitler porque son precisamente esos aspectos los que mayor relación tienen con la actual búsqueda de sentido. La cultura occidental de la posguerra se ha acostumbrado a pensar en el nacionalsocialismo sencillamente como si hubiera sido un partido político extremista, así como a considerar que el Tercer Reich fue un estado gobernado por un reducido cónclave de locos. Puede que, en efecto, estuvieran locos, pero eso no es lo que importa. Lo importante es que lograron transmitir su locura y transmutarla en una forma de energía mesiánica.

El nazismo, como dijimos antes, no era una mera filosofía o ideología política que «engatusó» al pueblo alemán. Era una religión que, si ejerció tanta influencia, fue justamente porque cumplió la tradicional función religiosa de impartir sentido y coherencia a un mundo en el que, al parecer, no existían estos factores esenciales. Es en este sentido que el Tercer Reich ofrece, quizá, la lección objetiva más importante para nuestro tiempo, además de lanzar la advertencia más horrenda.

Actualmente, muchas personas, desilusionadas con el materialismo, abogan por un estado que se base fundamentalmente en principios espirituales. En teoría, es un objetivo válido y no serían demasiadas las personas con cierta responsabilidad dispuestas a discutirlo.

Pero el Tercer Reich demuestra que un estado basado en principios espirituales no es, por ello, necesariamente laudable o deseable. Si los principios «espirituales» se tergiversan, el potencial para la destrucción es, en todo caso, mayor que el del materialismo. El «espíritu», cuando se desmanda, es mucho más peligroso que la simple materia. La «guerra santa» puede ser la menos santa de todas las guerras, tanto si la hacen fundamentalistas islámicos en el Oriente Medio, como si la emprenden fundamentalistas cristianos en Norteamérica.


Epílogo 
La crisis de la posguerra y la desesperanza social

Hitler ataviado de Caballero del Grial. Estos carteles se publicaron en otoño de 1936 y fueron retirados poco después.



Hitler, de una forma propia y perversa, dio al pueblo alemán una nueva percepción de sentido, le confirió una religión nueva y, con ello, lo redimió de la incertidumbre, de la «relatividad de la perspectiva rayana en el pánico epistemológico». Y, aunque parezca irónico y paradójico, con ello dio una nueva percepción de sentido también al resto del mundo. A causa de Hitler y del Tercer Reich, el mundo tuvo sentido, aunque solo fuera durante un tiempo.

La primera guerra mundial había sido una guerra insensata. Lo que la hizo especialmente terrible fue que la locura era a la vez violenta y tan difusa y generalizada como una nube de gas asfixiante. No hubo en ella ni buenos ni malos de verdad. Todo el mundo tuvo la culpa y nadie la tuvo; todo el mundo la quiso y nadie la quiso; y, una vez hubo estallado, el asunto siguió su propio y siniestro curso, sin que nadie pudiera controlarlo. La locura de la primera guerra mundial fue esencialmente informe, y es imposible oponerse a lo que carece de forma. La única solución posible era el desgaste y el agotamiento.

En cambio, la segunda guerra mundial tuvo sentido. No solo fue una guerra sensata; quizá fue la más sensata de todas las guerras de la historia moderna. Fue una guerra sensata en lo que se refiere a las potencias aliadas, precisamente porque Alemania encarnaba, a todos los efectos, la locura colectiva de la humanidad. Al echar sobre sus hombros la capacidad humana para el horror, el ultraje, la atrocidad, la bestialidad, Alemania, paradójicamente, redimió al resto del mundo occidental, le devolvió la cordura. Hicieron falta Auschwitz y Belsen para que aprendiéramos el significado de la maldad, no como abstracta proposición teológica, sino como realidad concreta. Hicieron falta Auschwitz y Belsen para que viéramos las cosas que éramos capaces de hacer y sintiéramos el deseo de repudiarlas.

A diferencia de la contienda de 1914-1918, la guerra contra el Tercer Reich se convirtió en una cruzada legítima, en nombre de la decencia, de la humanidad y de la civilización.

En esta medida, Alemania confirió una renovada percepción de sentido, no solo a su  propio y engañado pueblo, sino, lo que es más válido, también al resto del mundo occidental. No había duda alguna sobre dónde estaba la maldad. Y era maldad, no simple estupidez, ni siquiera una tiranía convencional como la que podía asociarse con el kaiser, Napoleón o incluso Stalin. En pocas palabras, la locura colectiva del mundo adquirió forma al encarnarse en un pueblo concreto; y una vez estuvo dotada de forma, fue posible oponerse a ella. La oposición a esta locura restauró una jerarquía de valores que había desaparecido.

Desgraciadamente, Occidente no sacó de la experiencia las lecciones que habría podido sacar. Al descartar el Tercer Reich como fenómeno social, político y económico, los historiadores no supieron reconocer o admitir las necesidades psicológicas que lo habían engendrado al ser explotadas por Hitler y su camarilla. Y Occidente ha seguido sin percatarse de la realidad y la importancia de esas necesidades.

Nunca se ha hecho un intento de afrontar el problema con verdadera honradez. En consecuencia, sigue acechando en un segundo plano, en el umbral de la conciencia, de una forma subliminal. La Alemania nazi parecía ejemplo de lo irracional. Como resultado de ello, la sociedad occidental desconfió de lo irracional, repudió todas sus manifestaciones, excepción hecha de las pocas horas, circunscritas y contenidas de forma rigurosa, que se dedican a la iglesia los domingos. Incluso se intentó, por medio de versiones sencillas y puestas al día del devocionario y la Biblia, desmitificar el oficio que se celebra en los templos.

Como Hitler había demostrado ser un falso profeta, la sociedad occidental empezó a desconfiar de todos los profetas. Como el Tercer Reich había promulgado sus propios y pervertidos absolutos, la sociedad occidental decidió desconfiar de todos los absolutos. Al final, la desconfianza en los absolutos culminaría, una vez más, con una relatividad generalizada de la perspectiva.

El fenómeno no se hizo visible en seguida. En los años que siguieron a 1945, todavía era posible aferrarse a los valores que habían predominado durante la cruzada: la decencia, la humanidad y la civilización. Terminado el conflicto, los mismos valores aparecían alineados junto a una nueva fe en el progreso material. Después de todo, la derrota de Hitler había sido obra de recursos materiales y, por ende, estos recursos podían percibirse como fuerzas de la «bondad». En conjunción con la decencia, la humanidad y la civilización parecían representar algo en lo que se podía creer sinceramente. Así, en las postrimerías del decenio de 1940, la bomba atómica era considerada como un instrumento de paz, en lugar de como una amenaza en potencia…


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NOTAS

OBRA ORIGINAL: EL LEGADO MESIÁNICO
AUTORES: MICHAEL BAIGENT, RICHARD LEIGH y HENRY LINCOLN
Publicado originalmente en el Reino Unido por Jonathan Cape Ltd., en 1986. “The Messianic Legacy”. 2005, Ediciones Martínez Roca, S.A. Madrid – España.    

TRANSCRIPCIÓN de los capítulos:
CAPÍTULO 12: Sustitutivos de la fe: la Rusia soviética y la Alemania nazi.
CAPÍTULO 13: La crisis de la posguerra y la desesperanza social.

NOTAS a pie de página:

5. Langer, The mind of Adolf Hitler, pp. 55-56.
6. Ibíd., p. 56.
7. Ibíd.
8. Rauschning, Hitler speaks, p. 209.
9. Ibíd., pp. 209-210.
10. Hitler, Mein Kampf, p. 395.
11. Rausehning, Hitler speaks, p. 236.
12. Ibíd., p. 237.
13. Para la exploración definitiva de estas influencias ocultistas en Hitler, véase Goodrick-Clarke, The occult roots of Nazism. Las ideas de Hitler sobre la raza, la política, el exterminio de los no arios y la fundación de un milenio germánico se derivaban principalmente de la revista Ostara de Lanz von Liebenfels, fundador en 1907 de la orden de los Nuevos Templarios, cuya bandera llevaba una esvástica; véanse pp. 194-195. Véase también Phelps, «Before Hitler came ... ».
14. Frey, Cross and swastika, p. 5.
15. Ibíd., p. 79.
16. Ibíd., p. 78.
17. Manifestado por Baldur von Schirach durante su proceso, Nuremberg, 1946. Véase Trial of the major war criminals..., vol. xiv (mayo, 1946), p. 481.
18. Rauschning, Hitler speaks, p. 58.
19. Frey, Cross and swastika, pp. 85-86.
20. Tournier, trad. Bray, The Erl-King, pp. 261-262.
21. Frey, Cross and swastika, pp. 92-93.
22. Wykes, Himmler, pp. 121-122.
23. La obra definitiva sobre Wewelsburg es Hüser, Wewelsburg 1933 bis 1945
24. Comunicado a Michael Bentine y repetido a nosotros. Véase Bentine, The door marked summer, p.291.

05 enero 2023

La Guerra de los Ricitos de Oro




El conflicto Rusia - Ucrania/OTAN desde otra perspectiva


Introducción

por Tito Andino


Tema controversial, causará polémica (la versión original en inglés ya lo ha hecho), pero es ineludible plantearlo ante una audiencia de habla castellana en estos momentos convulsos de política internacional donde el pan nuestro de cada día es la perversidad de la invasión rusa y la inocencia ucraniana, conforme los medios globales de embrutecimiento intensivo. 


El autor del tema central tiene raíces rusas, por lo mismo, no sería una fuente de confianza absoluta, ya que es altamente probable que su apellido, lugar de nacimiento (en realidad nació en Suiza) y supuesta inclinación "ideológica" (?) sea suficiente para descartar esta lectura. Le recomiendo estimado lector: No se apresure. Dmitry Orlov -"Saker"-, es un gran intelectual, bloguero desde 2007 (con miles de visitas cada día), no en Rusia sino en Estados Unidos donde emigró en 2002 junto a su familia para convertirse en un 'don nadie' anónimo. Por supuesto, difiero (y muchos de ustedes lo harán) con ciertas apreciaciones del autor. El lector debe armarse de paciencia para leer las siguientes líneas, pero, sobre todo, entender el contexto sin apasionamiento.

Saker (Orlov) expresaba en noviembre de 2014, en su blog: "estar plenamente consciente de lo fácil que es distorsionar y parafrasear en otras palabras lo que escribí anteriormente, y cuántas conclusiones feas y desagradables se pueden sacar. Como mínimo, me llamarás hipócrita o delirante. Me han demostrado una y otra vez que este es un precio a pagar por la honestidad. No intenté hacer este texto a prueba de calumnias y si quieres usarlo para criticarme aún más, está bien. Solo quiero que sepas que lo acepto y que no te tengo miedo". 

En cuanto al artículo de hoy, "The Goldilocks War" (La Guerra de los Ricitos de Oro), podemos complementarlo con las siguientes líneas. 

Putin simplemente no podía ignorar como si de un problema interno de un país vecino se tratara la cuestión de los ruso hablantes del Donbass. ¿Qué otra actitud puede asumir un jefe de estado de una nación cristiana y musulmana al observar la presencia, la expansión de bases militares, instalación de sistemas balísticos en sus fronteras occidentales por parte de la OTAN; la exaltación del nazismo para perseguir a los rusos y, en general la incitación por parte de potencias extranjeras a un país (Ucrania) para provocar un conflicto?


Explicación: El ucraniano uniformado es Dmytro Kotsyubaylo, nombre de guerra: "Da Vinci", sirve en la milicia paramilitar del ultranacionalista partido político Sector Derecho (Pravy Sector), estas y otras milicias neonazis vienen combatiendo a la región separatista desde 2014. El 1 de diciembre del 2021, el joven capitán de 26 años, Dmytro Kotsyubaylo, se convirtió en el primer condecorado con la Orden de la Estrella Dorada por sus acciones en el campo de batalla (guerra contra los separatistas del Donbass, la operación militar rusa inició a finales de febrero 2022). Este acto controvertido es la aprobación del estado ucraniano al uso masivo de unidades políticas extremistas entrenadas militarmente. La fotografía (derecha) capta a "Da Vinci" estrechando la mano del presidente Zelensky en la ceremonia de condecoración en el parlamento ucraniano (1 dic 2021), un acto que ratifica como el presidente judío de Ucrania, Volodymyr Zelensky, fue presionado a hacer las paces con los paramilitares neonazis incluso antes de la guerra con Rusia (un futuro post sobre Zelensky aclarará mejor la cuestión). Nota adicionada: (post addendum, 21 mayo 2023Dmytro Kotsyubaylo alias  'Da Vinci' y parte de las milicias del Sector Derecho se incorporaron a la 67ª Brigada Mecanizada Ucraniana, conocida por su ideología neonazi y nacionalista, fueron movilizados a la "picadora humana" de Artyomovsk (Bajmut) en esta primavera. Estas reservas ucranianas sufrieron pérdidas considerables durante los enfrentamientos con los combatientes de Wagner. Algunos de sus oficiales, incluido el conocido neonazi Dmytro 'Da Vinci' Kotsyubaylo, comandante de uno de los batallones de la 67ª Brigada, fueron liquidados por la artillería rusa. 


Rusia dejó en claro que no iba a cometer el error de 1941 (con el antecedente de 1939 y el pacto de no agresión nazi-soviético). Aunque nos pese aceptarlo, Rusia tenía razón al anticiparse a los programas bélicos de la OTAN-Ucrania. Nadie puede negar la buena fe -ingenuidad diplomática rusa, de siempre- en otorgar confianza a sus "socios" occidentales, primero intentando resolver las desavenencias a través de la negociación diplomática plasmada en los acuerdos de Minsk. 

Y, ¿quién reconoce que los Acuerdos de Minsk era un burdo timo? Son varios los líderes occidentales que lo aceptan. El caso más reciente: Angela Merkel, en entrevista al medio alemán Zeit, el 7 diciembre 2022, la ex canciller alemana fue rotunda: "el acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de darle tiempo a Ucrania. También utilizó este tiempo para volverse más fuerte, como se puede ver hoy. La Ucrania de 2014-2015 no es la Ucrania moderna... estaba claro para todos", el conflicto permaneció stand- by; acota Merkel: "sin embargo, esto fue lo que le dio a Ucrania un tiempo invaluable", expresando que los estados de la OTAN no podían haber apoyado a Kiev en 2014 al nivel que lo hacen en este momento. Merkel fue parte de los acuerdos de Minsk para resolver la guerra de Donbass (2014-2015). Los acuerdos fracasaron porque las partes beligerantes OTAN (EEUU)-Ucrania querían una excusa para establecer una presencia militar permanente en Ucrania y planificaron una guerra relámpago para volver a tomar Crimea, solo que los rusos se adelantaron... (Por favor repasar el articulo "La gran guerra de las flechas. Estrategia rusa en Ucrania", en que se detalla el plan OTAN/Ucrania para la operación militar en Crimea).

La diplomacia made in USA no va a detener su viejo sueño colonial de fragmentar Rusia, mismo deseo para la República Popular de China, "China es consciente que no puede eludir su deber por temor a derramar sangre o perder prestigio", y está uniéndose a Rusia más allá del discurso político. Está clarísimo que los EEUU no van a persuadirse de desestabilizar Rusia económica y militarmente, hasta forzando la cuestión religiosa al incitar el extremismo político islamista. ¿Vale la pena insistir cuántos millones de inocentes ha matado EEUU en naciones que se interponen en su camino?


      Moscú, 1941, una obra de Igor Pavlovich Obrosov.

A pesar del casi probable triunfo ruso en Ucrania, tampoco es probable que Estados Unidos ceda un ápice en sus intenciones de globalizar la economía mundial para su provecho. No nos engañemos, EEUU no cederá, nunca. Por otro lado, hay que descartar la infantil idea de que Rusia y China deben derrotar militarmente a EEUU, eso "también es un insulto a la inteligencia de todos. ¿Estaría Putin tan tranquilo y despreocupado, y su índice de aprobación sería del 80%, si una guerra entre Rusia y los EE. UU. fuera mínimamente probable?" (las comillas son una cita de un comentario al artículo de Orlov).

Rusia se mueve cautelosamente en Ucrania, precautela los factores humanos (a pesar de lo que digan los medios atlantistas). Más importante, además de la vida de sus soldados y civiles, maneja la escalada con la OTAN. No persigue el riesgo de un choque directo con la OTAN, que no es una perspectiva real desde Georgia/Osetia del Sur 2008 (salvo la propaganda alarmista de Occidente). "La opción nuclear siempre está ahí, y aunque es poco probable, es una posibilidad, sin importar cuán distante sea. Entonces, Rusia va con cuidado, con mucho cuidado". Los “prorrusos” en el mundo hablan de progreso lento, ¿progreso hacia qué? si los neonazis están siendo aniquilados tácticamente, su número de bajas en estos largos meses de conflicto es un cataclismo del que no podrán recuperarse. En el área de operaciones, Rusia tiene el control de una gran franja geográfica, "¿cuál es el problema? Lo que Rusia necesitaba vitalmente de la antigua Ucrania lo tiene, y lo que podría hacer está a centímetros de distancia, Rusia también lo obtendrá, tal como van las cosas. Rusia se está imponiendo de manera independiente, evitando una guerra civil tramada por Occidente y evitando una confrontación directa con las fuerzas militares de Occidente. Ahora viene quizás el mayor desafío de todos, cambiar y transformar Rusia desde adentro, de ser una protocolonia occidental a ser una verdadera civilización rusa". (comentario reflexivo al artículo de Orlov con que terminamos esta nota de introducción). 


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La Guerra de los Ricitos de Oro

The Goldilocks War

por Dmitry Orlov -Saker- (blog)


Nota del Editor del Blog: El titulo del articulo "Ricitos de Oro", desconcierta, ciertamente, ¿La guerra de los ricitos de oro?, ¿por qué ese ridículo titular? A pesar de lo peculiar, "The Goldilocks" ha sido utilizado anteriormente en el ámbito económico como metáforas de alimentación (papilla ni muy caliente ni muy fría) y los tres osos (que pueden ser retratados en política internacional como potencias económicas). El cuento de hadas tiene varias versiones para el destino de "Ricitos de Oro" (varía en diferentes versiones), en una casi es devorada por los osos, en otras corre hacia el bosque y es rescatada por su madre, en otras "Ricitos" promete ser una buena niña y simplemente retorna a su hogar. En economía, lo que suceda con la narrativa "Ricitos de Oro" en los mercados es un escenario idílico para las Bolsas, una incógnita sobre el flujo y perspectivas del sistema financiero. En los últimos años se habla de recesión de EEUU, de una desaceleración extrema en la zona euro, un tiempo de desindustrialización. Expectativas comunes desde hace algunos años, profundizada con el conflicto ruso/ucraniano-OTAN, que paradójicamente le viene bien a una economía estadounidense movida por la producción de la industria militar. Las variantes económicas pueden variar o volverse una nueva mezcla de "no demasiado caliente ni demasiado frío" de crecimiento e inflación a nivel mundial. En ese sentido "Ricitos de Oro" es frágil, pero la constante es que se mantendrá hasta el final. En esta crítica década del siglo XXI seguimos observando un lento crecimiento global con riesgos a la baja, pero al mismo tiempo una moderada política monetaria contrarrestando esto. Se aprecia los riesgos, las cosas se muevan hacia una "desaceleración sincronizada" o, por el contrario, a una "reflación". (reflación, escenario donde el Estado estimula artificialmente la economía con el fin de superar una recesión. Para ello, se utiliza la política fiscal y/o monetaria) ¿Cómo termina Ricitos de Oro? (resumido de un análisis financiero de BNP Paribas Asset Management, 2020


¿Está contento con la forma en que va la guerra en la antigua Ucrania? La mayoría de las personas no lo están, por una u otra razón. 


Algunas personas odian el hecho de que haya una guerra allí, mientras que otras la aman pero odian el hecho de que aún no ha sido ganada, ni por un bando ni por el otro. Cantidades abundantes de estos dos tipos de enemigos se encuentran a ambos lados de la nueva Cortina de Hierro que se está construyendo apresuradamente en Eurasia entre el Oeste colectivo y el Este colectivo. Esto parece razonable; después de todo, odiar la guerra es un procedimiento estándar para la mayoría de la gente (la guerra es un infierno, ¿no lo sabes?) y, por extensión, una guerra pequeña es mejor que una grande y una guerra corta es mejor que una larga. Y además tal razonamiento es banal, trillado, tópico, insípido, predecible, poco imaginativo y… bromídico (según el English Thesaurus).

Rara vez se encuentra un observador de guerra que esté contento con el progreso y la duración de la guerra. Por suerte, la televisión estatal rusa emite uno muy significativo de estos casi a diario. Es el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Después de haberle prestado atención durante más de veinte años, puedo afirmar con confianza que nunca ha estado tan imbuido de una serenidad tranquila y segura de sí misma, fermentada con un humor jocoso. Este no es el comportamiento de alguien que se siente en riesgo de perder una guerra. Los altos mandos del Ministerio de Defensa parecen severos y sombríos ante la cámara, un comportamiento propio de hombres que envían a otros hombres a luchar y posiblemente a ser heridos o morir; pero fuera de cámara se muestran rápidas sonrisas de Mona Lisa. (Los hombres rusos no dan estúpidas sonrisas con dientes de pez al estilo estadounidense, rara vez muestran los dientes cuando sonríen, y nunca en presencia de lobos u osos).

Dado que el índice de aprobación de Putin se mantiene firme en torno al 80% (un número fuera del alcance de cualquier político occidental), es razonable suponer que es solo la punta visible de un gigantesco iceberg de 100 millones de rusos que esperan con calma la conclusión exitosa de la operación militar especial para desmilitarizar y desnazificar la antigua República Socialista Soviética de Ucrania (así que por favor ni siquiera lo llamen guerra). Rara vez se sabe de estos 100 millones de rusos, y cuando hacen ruido, es para protestar contra la pereza burocrática y la lentitud o para recaudar fondos privados con los que remediar la escasez de algunos equipos especiales solicitados por las tropas: gafas de visión nocturna, cuadricópteros, miras ópticas y todo tipo de equipo táctico elegante.

Mucho más ruido está haciendo el uno o dos por ciento cuyo plan de negocios entero ha sido arruinado por la aparición repentina de la Nueva Cortina de Hierro. Los más tontos de ellos pensaron que huir al oeste o al sur (a Turquía, Kazajstán o Georgia) de alguna manera solucionaría mágicamente su problema; no lo ha hecho, y no lo hará. Las personas que esperaríamos que gritaran más fuerte son los activistas LGBTQ+, quienes pensaron que iban a usar el dinero de las subvenciones occidentales para construir el este de Sodoma y el este de Gomorra. Han sido obstaculizados y amordazados por las nuevas leyes rusas que los etiquetan como agentes extranjeros y prohíben su tipo de propaganda. De hecho, el mismo término LGBTQ+ ahora es ilegal, así que supongo que tendrán que usar PPPPP+ en su lugar ("P" es para "pídor", que es el término ruso genérico para cualquier tipo de pervertido sexual, degenerado o desviado). Pero yo divago.


La portada del 11 de junio de 2018 de "National Review" lleva a un 'Putin cruzando los Alpes', al mejor estilo de un clásico retrato de Napoleón. 

Se puede observar bastante fácilmente que aquellos que están menos contentos con el curso de la campaña rusa son también los que tienen menos probabilidades de ser rusos. Los menos felices de todos son los buenos muchachos del Centro de Operaciones Políticas e Informativas del Servicio de Seguridad de Ucrania, que están encargados de crear y mantener el Fantasma de la Victoria Ucraniana. Estos son seguidos por personas en Washington y sus alrededores, que están bastante enfurecidas por la pereza y la demora de los rusos. También se han visto presionados para demostrar que los ucranianos están ganando mientras que los rusos están perdiendo; con este fin, han retratado cada reposicionamiento táctico ruso o retirada táctica como una enorme y humillante derrota personalmente para Putin y cada implacable y suicida ataque ucraniano contra las posiciones rusas como una gran victoria heroica.

Para ser justos, los juegos tácticos rusos del gato y el ratón en este conflicto han sido poco menos que exasperantes. Los rusos pasaron algún tiempo recorriendo Kiev para alejar a las tropas ucranianas del Donbass y evitar un ataque ucraniano; una vez hecho esto, se retiraron. ¡Gran victoria ucraniana! También pasaron algún tiempo recorriendo la costa del Mar Negro cerca de Odessa, amenazando con una invasión marítima, para atraer a las fuerzas ucranianas en esa dirección, pero nunca invadieron. ¡Otra victoria ucraniana! Los rusos ocuparon una gran parte de la región de Kharkov que los ucranianos dejaron en gran parte sin defensa, luego, cuando los ucranianos finalmente prestaron atención, se retiraron parcialmente detrás de un río para conservar los recursos. ¡Otra victoria ucraniana! Los rusos ocuparon/liberaron la capital regional de Kherson, evacuó a todas las personas que querían ser evacuadas, luego se retiró a una posición defendible detrás de un río. ¡Victoria otra vez! Con todas estas victorias ucranianas, es realmente una maravilla que los rusos hayan logrado ganar alrededor de 100 km2 de las propiedades inmobiliarias más valiosas de la antigua Ucrania, más de 6 millones de habitantes, aseguraron una ruta terrestre a Crimea y abrieron un canal vital que suministra riego, agua que los ucranianos habían bloqueado hace algunos años. Eso no parece una derrota en absoluto; parece un excelente resultado de una única campaña de verano limitada. 

Rusia ya ha logrado varios de sus objetivos estratégicos; el resto puede esperar. ¿Cuánto tiempo deben esperar? Para responder a esta pregunta, debemos mirar más allá del alcance limitado de la operación especial de Rusia en Ucrania. Rusia tiene peces más grandes para freír, y freír pescado lleva tiempo porque comer pescado poco cocido puede provocar parásitos desagradables como tenia y trematodos hepáticos. Por eso, me gustaría invitarlos a la cocina secreta de la Madre Rusia, para ver qué hay en la tabla de cortar y estimar cuánto procesamiento térmico se requerirá para convertirlo todo en una comida segura y nutritiva.


El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky revisa los modernos sistemas portátiles antitanque proporcionados por USA/OTAN antes del conflicto con Rusia, durante unos ejercicios militares en la ciudad de Rivne (CREDIT Ukrainian Defense Ministry, UPI, Alamy Live News)

Mezclando nuestras metáforas de comida, permítanme presentarles a Ricitos de Oro con sus tres osos y su papilla ni muy caliente ni muy fría. Lo que Rusia parece estar haciendo es mantener su operación militar especial avanzando a un ritmo constante, ni demasiado rápido ni demasiado lento. Ir demasiado rápido no permitiría suficiente tiempo para cocinar los distintos pescados; ir demasiado rápido también aumentaría el costo de la campaña en bajas y recursos. Ir demasiado lento les daría tiempo a los ucranianos y a la OTAN para reagruparse y rearmarse y evitar el procesamiento térmico adecuado de los distintos peces.

En un esfuerzo por encontrar el ritmo óptimo para el conflicto, Rusia inicialmente comprometió solo una décima parte de sus soldados profesionales en servicio activo, luego trabajó duro para minimizar la tasa de bajas. Optó por comenzar a apagar las luces en toda la antigua Ucrania solo después de que el régimen de Kiev intentara volar el puente del Estrecho de Kerch que unía Crimea con el continente ruso. Finalmente, convocó solo al 1% de los reservistas para aliviar la presión de las tropas de primera línea y prepararse potencialmente para la siguiente etapa, que es una campaña de invierno, por la cual los rusos son famosos.

Con esta información de fondo presentada, ahora podemos enumerar y describir los diversos objetivos secundarios que Rusia planea lograr en el transcurso de esta Guerra de Ricitos de Oro. El primer y quizás más importante conjunto de problemas que Rusia tiene que resolver en el curso de la Guerra de Ricitos de Oro es interno. El objetivo es reorganizar la sociedad, la economía y el sistema financiero rusos a fin de prepararlos para un futuro desoccidentalizado. Desde el colapso de la URSS, varios agentes occidentales, como el National Endowment for Democracy, el Departamento de Estado de los EE. UU., varias fundaciones propiedad de Soros y una amplia variedad de subvenciones y programas de intercambio occidentales han hecho incursiones serias en Rusia. El objetivo general era debilitar y eventualmente desmembrar y destruir Rusia, convirtiéndolo en un servidor obediente de los gobiernos occidentales y las corporaciones transnacionales que les proporcionarían mano de obra barata y materias primas. Para ayudar en este proceso, estas organizaciones occidentales hicieron todo lo posible para llevar al pueblo ruso hacia una eventual extinción biológica y reemplazarlo con una raza más dócil y menos aventurera.

Desde hace más de 30 años, las ONG occidentales se dedicaron a corromper las mentes de los jóvenes rusos. No se escatimaron esfuerzos para denigrar el valor de la cultura rusa, falsificar la historia rusa y reemplazarlos con la cultura pop occidental y las narrativas propagandísticas. Estas iniciativas lograron un éxito limitado, y la URSS y la cultura de la era soviética se han mantenido siempre populares incluso entre aquellos que eran demasiado jóvenes para haber experimentado la vida en la URSS de primera mano. Donde el daño ha sido más severo es en la educación. Excelentes libros de texto de la era soviética que enseñaban a los estudiantes cómo pensar de forma independiente fueron destruidos y reemplazados por importaciones. Estos fueron, en el mejor de los casos, útiles para capacitar a expertos en campos estrechamente definidos que pueden seguir procedimientos y recetas previamente definidos pero no pueden explicar cómo se llegó a estos procedimientos y recetas o crear otros nuevos. Los profesores rusos, que veían su trabajo no solo en educar sino en criar a sus alumnos para que fueran buenos rusos que aman y aprecian a su país, fueron reemplazados por educadores formados en Occidente que vieron su misión en proporcionar un servicio competitivo basado en el mercado para llevar ¡consumidores cualificados, competentes...! ¿Quiénes son esas personas? Bueno, afortunadamente, Internet recuerda todo, y hay muchos otros trabajos para estas personas, como palear nieve y avivar hornos. Pero identificarlos y reemplazarlos lleva tiempo, al igual que encontrar, actualizar y reproducir los excelentes libros de texto más antiguos. 

Pero, ¿qué pasa con los jóvenes dejados atrás por esta ola de destrucción? Por suerte, no todo está perdido. La operación militar especial les está brindando algunas lecciones muy valiosas que sus ignorantes educadores omitieron: que Rusia, una aglomeración única y milagrosa de muchas naciones, idiomas y religiones diferentes, se ha preservado y expandido a lo largo de los siglos gracias a los esfuerzos de los héroes cuyos nombres no solo se recuerdan sino que se veneran. Es más, algunos de ellos están vivos hoy, luchando y trabajando en el Donbass. Una cosa es visitar museos, leer libros antiguos y escuchar historias sobre las grandes hazañas de los abuelos y bisabuelos durante la Gran Guerra Patria; otra muy distinta es ver cómo se desarrolla la historia a través de los ojos de tu propio padre o hermano. Dale otro año o dos, y los jóvenes de Rusia aprenderán a mirar con desdén los productos de los traficantes de cultura de orientación occidental de Rusia. Sus mayores ya lo hacen: las encuestas de opinión muestran que una gran mayoría de los rusos ven la influencia cultural occidental como algo negativo.


        Su-34 ruso (foto archivo)


¿Y qué hay de estos traficantes de cultura rusos que han estado adorando todo lo occidental desde que tienen memoria? Aquí sucedió una cosa de lo más curiosa. Cuando se anunció por primera vez la operación militar especial, se pronunciaron en contra y a favor de los nazis ucranianos; una estupidez, pero pensaron que era bueno y apropiado mantener sus opiniones políticas armonizadas con las de sus patrocinadores e ídolos occidentales para permanecer en sus buenas gracias. Algunos de ellos protestaron contra la guerra (ignorando el hecho de que ya llevaba ocho largos años). Y luego muchos de ellos huyeron del país con una prisa indecorosa.

Tenga en cuenta que estos no son ni cirujanos cerebrales ni científicos espaciales: son personas que se pavonean en el escenario mientras hacen ruidos con las manos y la boca; o son personas que se sientan allí mientras los maquilladores les hacen cosas en la cara y el cabello, y luego repiten interminablemente líneas escritas para ellos por otra persona. Estas no son personas que tengan la capacidad de analizar una situación política complicada y tomar la decisión correcta. En una era anterior, más sana, sus opiniones serían completamente ignoradas, pero tal es el efecto de Internet, las redes sociales y todo lo demás, que cualquier idiota histérico puede grabar un pequeño video y millones de personas, sin tener nada mejor que hacer con su tiempo, lo verán en sus teléfonos y harán comentarios.

El hecho de que estas personas estén limpiando voluntariamente el espacio de los medios rusos de su presencia es un desarrollo positivo, pero lleva tiempo. Si la operación militar especial terminara mañana, no hay duda de que intentarían volver y pretender que nada de esto sucedió. Y entonces la cultura popular rusa seguiría siendo un pozo negro al estilo occidental lleno de personajes vacíos que buscan glorificar cada pecado capital en aras de la notoriedad y la ganancia personal. Rusia tiene mucha gente talentosa ansiosa por tomar su lugar, ¡si tan solo se mantuvieran fuera el tiempo suficiente para que todos se olvidaran de ellos!

Particularmente dañino para el futuro de Rusia ha sido el surgimiento y preeminencia de élites económicas y financieras pro-occidentales. Desde la privatización fortuita y en muchos casos criminal de los recursos estatales en la década de 1990, ha surgido toda una cohorte de poderosos agentes económicos que no tienen en mente los intereses de Rusia. En cambio, estos son actores económicos puramente egoístas que hasta hace poco pensaban que sus ganancias mal habidas les permitirían ingresar a la elegante sociedad occidental. Estas personas suelen tener más de un pasaporte, tratan de mantener a sus familias en algún enclave rico fuera de Rusia, envían a sus hijos a escuelas y universidades en Occidente, y su único uso para Rusia es como un territorio que pueden explotar para crear sus esquemas de extracción de riqueza.

Cuando en respuesta al inicio de la operación militar especial de Rusia, Occidente montó un ataque especulativo contra el rublo, lo que obligó al banco central de Rusia a imponer estrictos controles de divisas, estos miembros de la élite rusa se vieron obligados a comenzar a pensar en tomar una decisión trascendental. Podrían quedarse en Rusia, pero luego tendrían que cortar sus lazos con Occidente; o podrían mudarse al Oeste y vivir de sus ahorros, pero luego se verían privados de la fuente de su riqueza. Su elección fue facilitada por los gobiernos occidentales que trabajaron duro para confiscar las propiedades de los ciudadanos rusos ricos, congelar sus cuentas bancarias y someterlos a otras indignidades e inconvenientes.

Aún así, es una elección difícil para ellos darse cuenta de que, a pesar de su riqueza a veces fabulosa, para el Occidente colectivo son solo algunos rusos a los que se les puede robar. Muchos de ellos no están mentalmente preparados para compartir su suerte con su propia gente, a quienes les han enseñado a despreciar y explotar para beneficio personal. Una victoria rápida en la operación militar especial de Rusia les permitiría pensar que sus problemas eran de naturaleza temporal. Con el tiempo suficiente, algunos de ellos huirán para siempre, mientras que otros decidirán quedarse y trabajar por el bien común en Rusia.


Soldado ruso dispara misil antitanque Kornet en Ucrania, agosto 2022, Ministerio de Defensa de Rusia.

Los siguientes en la fila son varios miembros del gobierno ruso que, habiendo sido educados en la economía occidental, son incapaces de comprender la transformación económica que está ocurriendo en Rusia, y mucho menos ayudarla. La mayor parte de lo que pasa por pensamiento económico en Occidente es solo una elaborada cortina de humo sobre este dicho fundamental: “Se debe permitir que los ricos se vuelvan más ricos, se debe mantener a los pobres en la pobreza y el gobierno no debe tratar de ayudarlos (mucho)”. Esto funcionó mientras Occidente tenía colonias para explotar, ya sea a través de la conquista imperial a la antigua, el saqueo y la rapiña, o a través del neocolonialismo financiero de los "sicarios económicos" de Perkins, o, como recientemente lo han admitido a regañadientes varios altos funcionarios de la UE, aprovechando la energía rusa barata.

Eso ya no funciona, ni en Occidente, ni en Rusia ni en ningún otro lugar, y la mentalidad tiene que adaptarse. Hay mucha inercia en los nombramientos para cargos gubernamentales, donde hay muchos intereses creados que compiten por el poder y la influencia. Se necesita tiempo para que ideas tan básicas se filtren en el sistema como el hecho de que la Reserva Federal de EE. UU. ya no tiene el monopolio planetario de la impresión de dinero. Por lo tanto, ya no es necesario que el banco central de Rusia tenga dólares en reserva para cubrir sus emisiones de rublos para defenderse de un ataque especulativo, ya que ya no es necesario que el banco central de Rusia permita que los especuladores de divisas se desenfrenen y organicen ataques especulativos.

Pero ya se han logrado algunos resultados, y son nada menos que espectaculares: en los últimos meses, solo unas pocas desviaciones bien escogidas de la ortodoxia económica occidental han convertido al rublo en la moneda más fuerte del mundo y han permitido a Rusia obtener más ingresos por exportaciones exportando menos petróleo, gas y carbón, y le han permitido reducir la inflación a casi cero. Desde el comienzo de la operación militar especial, Rusia ha podido reducir su deuda nacional en gran medida y aumentar los ingresos del gobierno. Un final rápido de la operación militar especial de Rusia puede significar el final de tales milagros y un retorno muy desagradable al insostenible statu quo anterior.

Más allá del mundo intangible de las finanzas, se han producido cambios igualmente significativos en toda la economía física rusa. Anteriormente, muchos sectores económicos, como la venta de automóviles, la construcción y el mejoramiento del hogar, el desarrollo de software y muchos otros, eran de propiedad extranjera y las ganancias de estas actividades salían del país. Y luego se tomó la decisión de bloquear la expatriación de dividendos. En respuesta, las empresas extranjeras vendieron sus activos rusos, asumiendo una gran pérdida y privándose del acceso al mercado ruso. El cambio ha sido bastante impresionante. Por ejemplo, a principios de 2022, las empresas automovilísticas occidentales poseían una gran parte del mercado automovilístico ruso. Muchos de los automóviles que se vendieron se ensamblaron dentro de Rusia en plantas de propiedad extranjera y las ganancias de estas ventas se expatriaron. Ahora, menos de un año después, los fabricantes de automóviles europeos y estadounidenses prácticamente se han ido de Rusia, reemplazados por una industria automotriz nacional que renace rápidamente. Los fabricantes de automóviles chinos se hicieron con una gran cuota de mercado de inmediato, mientras que Corea del Sur siguió comerciando con Rusia y ha conservado su cuota de mercado.


        Sukhoi Su-27 (foto archivo)

Igualmente sorprendentes han sido los cambios en la industria aeronáutica. Anteriormente, las aerolíneas rusas volaban Airbus y Boeing, la mayoría de ellos alquilados. Después del inicio de la operación especial, los políticos occidentales exigieron que se rescindieran estos contratos de arrendamiento y que se devolvieran las aeronaves a sus propietarios, sin tener en cuenta el hecho de que esto sería ruinoso desde el punto de vista financiero (saturando el mercado de aeronaves usadas en los años venideros y destruyendo la demanda para aeronaves nuevas) y, además, físicamente imposible, dado que no había forma de efectuar el traslado de la aeronave. En respuesta, las aerolíneas rusas nacionalizaron el registro de aeronaves, dejaron de volar a destinos hostiles donde sus aeronaves podrían ser arrestadas y comenzaron a realizar pagos de arrendamiento en rublos a cuentas especiales en el banco central ruso.

Luego llegó la noticia de que Aeroflot planea comprar más de 300 aviones de pasajeros nuevos, todos МС-21, SSJ-100 y Tu-214 rusos, todos antes de 2030, con las primeras entregas programadas para 2023. Ha habido una lucha para reemplazar casi todos los componentes de origen occidental, como compuestos para el ala de fibra de carbono del MC-21 y motores a reacción, aviónica y mucho más para todo lo anterior. Durante este período, muchos de los Boeings y Airbuses arrendados anteriormente se irán eliminando, pero la participación de mercado de estas empresas en el país más grande de la Tierra desaparecerá para siempre. Los daños a los fabricantes de aeronaves occidentales serán igualados por los daños a las aerolíneas occidentales. Al comienzo de las hostilidades, el Occidente colectivo cerró su espacio aéreo a Rusia, y Rusia correspondió. El problema es que Europa es pequeña y fácil de volar, mientras que Rusia es enorme y volar lleva un día entero. Las aerolíneas europeas descubrieron repentinamente que no pueden competir en las rutas a Japón, China o Corea.

Tras el cierre del espacio aéreo vinieron otras sanciones, tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos, todas ellas ilegales, ya que el Consejo de Seguridad de la ONU es el único órgano facultado para imponer sanciones. En este momento, la Unión Europea está trabajando en el noveno paquete de sanciones, todas las cuales han sido denominadas "sanciones del infierno". Hablando del infierno, en el “Infierno” de Dante Alighieri hay nueve círculos del infierno, así que tal vez el gigante de las sanciones esté a punto de seguir su curso.

Se suponía que estas sanciones habrían destruido rápidamente la economía rusa y habrían causado tanta agitación social y sufrimiento que la gente se reuniría en la Plaza Roja y derrocaría al temido dictador Putin (o eso pensaban los expertos en política exterior occidentales). Claramente, nada de eso ha sucedido y el índice de aprobación de Putin es más alto que nunca. Por otro lado, la buena gente de la Unión Europea está empezando a sufrir. Ya no pueden permitirse el lujo de calentar sus hogares o tomar duchas calientes con regularidad, la comida se ha vuelto escandalosamente cara para ellos y tantas otras cosas van mal que enormes multitudes de manifestantes se han estado reuniendo en toda Europa exigiendo, entre otras cosas, una fin de las sanciones contra Rusia, normalización de las relaciones con Rusia y vuelta a la normalidad. Es poco probable que se cumplan sus demandas.

Pero hay una razón más importante por la que se mantendrán las sanciones: el regreso a los negocios como de costumbre significaría que Rusia una vez más proporcionaría energía y materias primas a Europa a bajo precio, al tiempo que permitiría que las empresas europeas se beneficien del trabajo de los rusos. Esto es bastante poco atractivo y, por lo tanto, es poco probable que suceda. Rusia está utilizando las sanciones como una oportunidad para reconstruir su industria nacional y reorientar su comercio lejos de las naciones hostiles y hacia naciones amigas que sean justas y comprensivas en sus tratos con Rusia. También está trabajando arduamente para eliminar gradualmente el uso de monedas que Dmitry Medvedev llamó “tóxicas”; a saber, el dólar estadounidense y el euro.


       Kornet (foto archivo)

Agregue a esta lista una nueva y maravillosa innovación rusa llamada "importación paralela". Si alguna empresa, en cumplimiento de las sanciones contra Rusia, se niega a vender sus productos a Rusia o a reparar o actualizar sus productos en Rusia, entonces Rusia comprará estos productos y las actualizará a un tercero, cuarto o quinto sin el permiso de los EE. UU., la UE o el fabricante. Si un determinado producto de marca deja de estar disponible, los rusos simplemente cambian el nombre de la marca y fabrican el mismo producto ellos mismos, o hacen que los chinos u otro socio comercial lo hagan por ellos. Y si Occidente se niega a licenciar su propiedad intelectual a Rusia, entonces esa propiedad intelectual se vuelve libre en Rusia.

Esto funciona particularmente bien con el software: las copias gratuitas de software de marca son tan buenas como las copias pagas, y si el soporte técnico, la capacitación u otros servicios asociados no están disponibles en Occidente, los rusos simplemente organizan los suyos. La propiedad intelectual de varios tipos constituye una gran parte de la riqueza teórica occidental, y las sanciones occidentales están teniendo el efecto de permitir que Rusia haga uso de ella de forma gratuita. Gracias a la tecnología digital moderna, también funciona bastante bien con hardware. En lugar de productos de ingeniería inversa minuciosa, ahora se puede lograr el mismo efecto comprando los modelos 3D en una memoria USB e imprimiéndolos en 3D o generando automáticamente las rutas de fresado y perforación para crearlas en una fresadora NC. A Putin le gusta usar la expresión “tsap-tsarap” para describir este proceso. Es difícil de traducir directamente, pero se refiere al acto de un gato que arrebata a su presa con sus garras. En pocas palabras, lo que antes Rusia tenía que pagar ahora, gracias a las sanciones, es gratis para ella.

Dado que la Guerra de Ricitos de Oro es, después de todo, una especie de guerra, necesitamos discutir brevemente sus aspectos militares. Aquí, también, un enfoque firme sobre la marcha parece ser el más copacético. El objetivo declarado es desmilitarizar y desnazificar a la antigua Ucrania, y hasta cierto punto esto ya se ha logrado: la mayor parte de los blindados y la artillería que Ucrania había heredado de la URSS ya se han destruido; la mayoría de los batallones nazis acérrimos están muertos o son una sombra de lo que eran. También se han ido la mayoría de los voluntarios que una vez lucharon en el lado ucraniano. Después de que más de 100.000 soldados ucranianos “han sido muertos” desde febrero de 2022 (como declaró abiertamente, y luego negó tímidamente, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen), y después de quizás medio millón de bajas, decenas de hombres en edad de servicio sobornando para salir del país y varias rondas del draft, son pocas ganancias. Con más de cien bajas ucranianas por día, las ganancias se reducirán aún más con el tiempo. Se han utilizado mercenarios extranjeros para llenar el vacío (anglos, polacos, rumanos), pero hay un gran problema con ellos: como señaló Julio César, muchas personas están dispuestas a matar por dinero, pero nadie quiere morir por dinero, excepto un idiota, añadiría. Y en el frente ruso de la OTAN, un idiota y su vida pronto se separan. La información actualizada sobre las bajas rusas es un secreto de Estado y el único número divulgado por el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, a fines de septiembre de 2022 fue de 5937 muertos desde el comienzo de la campaña. Se dice que las tasas de bajas han sido significativamente más bajas desde entonces.

En la actualidad, todavía no hay escasez de idiotas en el lado ucraniano, todavía, y tampoco hay escasez de armamento occidental donado. Primero llegaron los tanques usados ​​de la era soviética y otros sistemas de armas donados de toda Europa del Este; luego vinieron los sistemas de armas occidentales reales. Y ahora en toda la OTAN se escuchan gritos lastimeros de que no les queda nada que puedan dar a los ucranianos: el armario está vacío. Tampoco pueden fabricar más armas a toda prisa. Para comenzar a producir armas al mismo ritmo que lo está haciendo Rusia, estos miembros de la OTAN primero tendrían que reindustrializarse, y no hay ni los recursos humanos ni el dinero para hacerlo. Y así, el ejército ruso avanza, desmilitarizando a Ucrania y al resto de la OTAN con él. En el proceso, está perfeccionando el arte de librar una guerra terrestre contra la OTAN, no es que un solo país de la OTAN siquiera consideraría tal idea.

Tal vez se trate de un avance lento de la misión, o tal vez este ha sido el plan todo el tiempo, pero lo que Rusia está haciendo en este momento es destruir la OTAN. Puede recordar que hace un año Rusia exigió que EE. UU. cumpliera con ciertas garantías de seguridad que hizo como condición para permitir la reunificación pacífica de Alemania; es decir, que la OTAN no se expandiría hacia el este. “Ni una pulgada hacia el este”, decía el acta oficial de la reunión. Gorbachov y Shevardnadze no lograron poner este trato en papel y lo firmaron, pero un trato verbal es un trato. Hace un año la oferta de Rusia fue bastante moderada: que la OTAN se retirara a sus fronteras anteriores a 1997, cuando se expandió a Europa del Este.


       Sistema ruso antiaéreo Pantsir (foto archivo, Aleksandr Vilf, Sputiek)

Pero, como suele ocurrir cuando se negocia con los rusos, su oferta inicial suele ser la mejor. Por lo que sabemos, según cómo vayan las cosas en Ucrania, la mejor y última oferta de Rusia puede requerir que la OTAN se disuelva por completo. Después de todo, el Pacto de Varsovia se disolvió hace 31 años, pero la OTAN todavía existe y es más grande que nunca; ¿para qué? ¿Para luchar contra Rusia? Bueno, entonces, ¿qué están esperando? ¡Ven y cógelo! Es posible que esto ni siquiera tome la forma de una negociación. Por ejemplo, Rusia podría decir, darle un golpe rápido a Letonia (se merece uno o dos golpes por abusar de su gran población nativa rusa al estilo nazi) y luego dar un paso atrás y decir: "Vamos, OTAN, ven y muere heroicamente en ¡Nuestra puerta para la pobre pequeña Letonia! En este momento, los oficiales de la OTAN permanecerán unidos pero en silencio, examinando cuidadosamente sus propios zapatos y los de los demás.

Finalmente, llegamos a lo que quizás sea la razón menos importante de la Guerra de Ricitos de Oro: la antigua Ucrania misma. En vista de los otros objetivos estratégicos de Rusia, parece más la naturaleza de una pieza de sacrificio en un gambito de ajedrez. Teniendo en cuenta lo que Rusia ya ha logrado en los últimos nueve meses (cuatro nuevas regiones rusas, seis millones de nuevos ciudadanos rusos, un puente terrestre a Crimea, suministro de agua de riego a Crimea), no le queda mucho por lograr militarmente antes de su campaña militar alcance a la etapa de rendimientos decrecientes. La adición de las regiones de Nikolaev y Odessa y el control total de la costa del Mar Negro serían, por supuesto, muy valiosas; el control de Kharkov y Kiev algo menos. El control de toda la cascada hidroeléctrica de Dniepr es definitivamente agradable de tener. En cuanto al resto, podría dejarse languidecer durante siglos como un páramo desindustrializado y despoblado, etiquetado como "Mayormente inofensivo".

Permítanme divulgar un detalle personal o dos. Dos de mis abuelos eran de Zhitomir, mi padre nació en Kiev, mi primer interés romántico fue una chica de Odessa y, a lo largo de los años, he tenido muchos amigos de Odessa, Kharkov, Lvov, Kiev, Donetsk, Vinnitsa y otros lugares. como en cualquier otro lugar de Rusia. ¿Rusia? Leíste bien: no hay forma de convencerme de que el llamado "territorio ucraniano" de alguna manera no es Rusia o que las personas que viven allí de alguna manera no son rusas, independientemente de lo que les hayan lavado el cerebro recientemente. Lo que es más, ninguna de estas personas que he conocido a lo largo de los años se consideró en lo más mínimo ucraniano y probablemente verían la idea misma de una identidad nacionalista ucraniana como un síntoma de una condición mental. La etiqueta "ucraniano" era para ellos una tontería bolchevique; desde entonces, la ucranianidad se ha convertido en un método occidental para explotar variaciones étnicas menores con el fin de hacer que un grupo de rusos luche contra otro grupo de rusos.

En caso de que tenga dudas, apliquemos la buena prueba del pato: ¿la gente de allí camina, grazna y se parece a los rusos? Todo ese territorio, con una pequeña excepción en el lejano oeste, fue parte de Rusia durante entre diez y tres siglos; la mayoría de las personas allí, y prácticamente toda la población urbana, habla ruso como lengua materna; su religión es predominantemente ortodoxa rusa; son genéticamente indistinguibles del resto de la población rusa. Entonces, ¿qué pasó con ellos?

Desafortunadamente, una pequeña parte de esta tierra rusa pasó tres siglos en cautiverio del Imperio Austro-Húngaro o como parte de la Gran Polonia, y esto envenenó sus mentes con ideas extranjeras como el catolicismo y el nacionalismo étnico. A diferencia de Rusia, que es un monolito multinacional, multiétnico y religiosamente diverso, Occidente es un mosaico de nacionalismos étnicos, y donde hay nacionalistas puede haber nazis, limpieza étnica y genocidio.

Como una gota de veneno infecta todo el barril de vino, estos ucranianos occidentales, con mucha ayuda y fondos de los nazis alemanes, luego de los estadounidenses y los canadienses, lograron infectar una gran parte del antiguo territorio ucraniano con un falso nacionalismo basado en sobre una historia forjada y una cultura inventada al azar. Las prohibiciones oficiales sobre la enseñanza y, eventualmente, el uso del ruso han creado una generación de jóvenes que son esencialmente analfabetos en su ruso nativo. Se enseñan en ucraniano, pero la alfabetización ucraniana es casi un oxímoron, ya que nunca se ha escrito o publicado nada de gran importancia en ese idioma y la gran mayoría de las obras literarias ucranianas están, lo adivinaste, en ruso.


La operación militar especial rusa que se lleva a cabo desde febrero de 2022 ha polarizado a toda la población. Aquellos que habían decidido estar con Rusia en 2014 estaban, obviamente, encantados de finalmente recibir ayuda de Rusia. Las ahora regiones rusas de Donetsk, Lugansk, Zaporozhye y Kherson votaron gustosamente para unirse a Rusia. Pero en cuanto al resto del antiguo territorio ucraniano, la polarización es mayoritariamente en la dirección opuesta. Aquellos que querían estar con Rusia en su mayoría votaron con los pies y ahora viven en algún lugar de Rusia.

Esto es algo que solo el tiempo puede arreglar. Eventualmente, la población de la antigua Ucrania se verá obligada a tomar una decisión: pueden ser rusos, o pueden ser refugiados en algún lugar de Europa, o pueden morir luchando contra los rusos en el frente. Tenga en cuenta que incluso Donetsk y Lugansk no tomaron esta decisión de inmediato, como lo hizo Crimea. En ese momento, solo alrededor del 70% de su población estaba a favor de abandonar Ucrania y reincorporarse a Rusia. Fueron necesarios ocho años de incesantes bombardeos ucranianos para convencerlos de tomar esta decisión.

Durante estos años intermedios, los "ucranianos" acérrimos se filtraron, dejando atrás una población que era casi 100% prorrusa. Fue solo entonces que el Kremlin les otorgó el reconocimiento oficial, envió tropas para defenderlos de una invasión inminente y, poco después, los aceptó en la Federación Rusa. Y ahora debe llevarse a cabo el mismo tipo de operación de clasificación en el resto de la antigua Ucrania. ¿Cuánto tiempo tardará? Solo el tiempo lo dirá, pero ya está claro que, en lo que respecta a Rusia, no hay ninguna razón de peso para apresurarse.



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