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01 septiembre 2023

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler


      Foto modificada del original de Hugo Jaeger.


Introducción del editor del blog


Muchos habremos escuchado que Adolf Hitler planteó la posibilidad de un pacto entre Alemania y la Gran Bretaña, la primera se expandiría por Europa -Europa Oriental para precisar- (reivindicando algunas posesiones coloniales en África) y, la segunda, conservaría el título de "Reina de los Mares", es decir, su imperio de ultra mar intocado. ¿Qué tan factible era esto, política, económica y geoestratégicamente? ¿Había una remota posibilidad de que un giro de esa magnitud se hiciera realidad? Recordemos que hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial Gran Bretaña y Francia eran las mayores potencias coloniales del mundo. ¿Interesaría la propuesta a los británicos?, al momento que Hitler hizo el ademán de "tender la mano" a sus "primos" de la isla ya había aplastado militarmente a Francia.


Es que el gran objetivo de Hitler y de los círculos de poder del mundo anglosajón (Gran Bretaña e inclusive Francia que auspiciaron al jefe nazi) no era una nueva guerra fratricida en el corazón de Europa, había surgido una gran amenaza en el Este, la Unión Soviética, las élites occidentales temían a los cambios y principios revolucionarios muy de moda en la Europa de aquellos años. Surgió un "voluntario" dispuesto a destruir esa aberración: La Alemania nazi y la doctrina del Lebensraum -espacio vital-, es decir expansión germana mediante la guerra hacia el Este europeo. Eso es todo, Hitler lo tenía planeado desde 1925 (Mein Kampf) y ni siquiera era un plan original del nazi, era un guión modificado del plan del Imperio Alemán para conquistar Europa del Este en la Primera Guerra Mundial. 

Seguiremos polemizando por siempre. De una forma u otra, el Imperio Alemán (Deutsches Reich) dirigido por Hitler terminó haciendo la guerra a sus rivales imperiales de Europa (Gran Bretaña y Francia) no obstante que el dictador alemán soñaba mucho con la idea de llegar a esos acuerdos con sus "primos" arios de la isla británica y tenía sus partidarios en la cúspide del poder (parte de la realeza, inclusive), pero también poderosos detractores como Winston Churchill y otros que al final prevalecieron contra los "apaciguadores".

8 de mayo de 1940, Chamberlain se vio obligado a renunciar tras someterse a un voto de no confianza en la Cámara de los Comunes. Es histórico el discurso de Leopold Amery (conservador), citando a Oliver Cromwell: 

"Te has sentado aquí demasiado tiempo para cualquier bien que hayas estado haciendo. Váyanse, les digo... ¡En el nombre de Dios, vete!"


Dos ilustraciones soviéticas superpuestas: "El hechizo del espíritu liberado". 1938, de Boris Efimov; y, en el otro Bismark apunta con su dedo: "El cabo está conduciendo a Alemania a una catástrofe", del artista Alexander Zhitomirsky, 1941.

Hitler en julio de 1940 aseguró a Gran Bretaña que no deseaba la destrucción del Imperio Británico, esperaba obtener un armisticio con la garantía británica de no intervención en el conflicto europeo que le permitiría dirigir todo su poder militar contra la Unión Soviética.

La página web "ORIENTAL REVIEW" publicó en 2015 (en tres capítulos) traducciones exclusivas de la investigación documental del libro del autor ruso Nikolay Starikov, "Who Made Hitler Attack Stalin" (San Petersburgo, 2008). El texto original fue adaptado y traducido por el mencionado sitio web y publicado como "Britain – Adolf Hitler’s star-crossed love".

"Britain - Adolf Hitler’s star-crossed love" (Gran Bretaña: el amor desventurado de Adolf Hitler) es sin lugar a dudas un título remembranza de la frase "star-crossed lovers" (desventurados amantes) de la obra "Romeo y Julieta" de William Shakespeare. Romeo y Julieta se describen así en el prólogo de la obra: "star-crossed lovers". "Amor desventurado" o "Amantes desafortunados" refiere a cualquier amante cuyo afecto mutuo está condenado a terminar en tragedia

Sobre Nikolay Starikov (nacido en 1970) podemos señalar que es historiador, escritor, periodista de opinión y conocido activista civil de San Petersburgo, fundador y ex líder del "Gran Partido de la Patria", cuyo lema es: “Rusia es más grande que el mundo” y su ONG subsidiaria, "Unión de Ciudadanos Rusos", también es una de las cabezas visibles del movimiento Anti-Maidan. En 2020 se afilió a un nuevo movimiento político "For Truth". Una curiosidad, muy ingeniosa por cierto, Nikolay Starikov organizó el "Premio Goebbels" que "galardona" a las "personas que mienten, calumnian y vilipendian a Rusia". Starikov suele defender ciertas posturas revisionistas sobre Stalin expresando que fue en su momento un eficaz líder y baluarte contra la expansión occidental.

Starikov algunas veces ha recibido, como autor de varios libros, el calificativo de escritor de teorías sobre la conspiración, él respondió: "A menudo se me acusa de inclinación hacia la conspiración. Pero siempre he dicho y seguiré diciendo que mis libros están relacionados con la conspiración de la misma manera que la astronomía está relacionada con la astrología" (cita en Wiki). En 2022, Starikov escribió en su Twitter, respecto a la guerra rusa-ucraniana: "Insto de una vez por todas a destruir toda la infraestructura de la Ucrania nazi. Al hacer esto, salvaremos la vida de nuestros soldados y la vida de millones de personas que recién se están convirtiendo en ciudadanos de nuestro país" (4 de octubre de 2022). 

"Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler" es otra interesante historia que vale la pena repasarla (los artículos originales -tres- de Oriental Review han sido ligeramente revisados por el editor de este blog, se ha prescindido de algunos datos estadísticos y se ha interpuesto un par de notas explicativas y referenciales, aclarando que esto en nada afecta la idea central del autor). Todo el material gráfico corresponde al editor de este blog.

Aquí la primera entrega.

Tito Andino


Parte I

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler

* También se puede traducir como "Gran Bretaña - El amor estrellado de Adolf Hitler". 


Caricatura de 1933 de Boris Efimov: "En la cuna del fascismo alemán, las buenas hadas de Adolf Hitler".

por Nikolay Starikov

Adaptación de Oriental Review


¿Adolf Hitler no planeaba ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia?

"No se debe hacer nada entre Inglaterra y Alemania que viole de alguna manera el prestigio de Gran Bretaña". A. Hitler

"Cuando Hitler se dio cuenta de que su idea original, la creación de un poderoso Reich de todos los alemanes aliados a Gran Bretaña, no podía realizarse, trató de construir y asegurar este Reich con sus propios recursos militares. De esta manera creó para sí mismo un mundo de enemigos". Joachim von Ribbentrop


... El 22 de junio de 1940, Francia se rindió. La flota naval francesa fue desarmada. Sin embargo, no se firmaron documentos que ordenaran que los buques de guerra franceses fueran transferidos o entregados a los alemanes. Francia solo prometió suspender su guerra contra Alemania. Sin embargo, ¿estaba Hitler planeando apoderarse de los barcos de Francia de alguna manera solapada? No, definitivamente no lo estaba. 

Las demandas de victoria de Alemania fueron bastante modestas y ni siquiera se parecían remotamente al atraco directo infligido por los aliados en Versalles. ¿Y por qué? Eso fue porque Adolf Hitler nunca planeó ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia. E incluso ahora, después de derrotar a los franceses, no estaba realmente interesado en saquear tanto como en convencer a esos países para que se unieran a su causa, lo que eventualmente debería haber llevado a la tan esperada paz con Gran Bretaña

Hitler no había planeado ninguna otra guerra con Occidente. Por el contrario, el Führer estaba dispuesto a firmar un tratado de paz con Londres. Y los ingleses encontrarían que los términos de ese futuro acuerdo de paz eran bastante aceptables. Hitler no tenía ningún deseo de desnudar a los británicos o privarlos de su posición como gobernantes del mundo. El Führer quería sentar las bases para una eterna alianza alemana con Gran Bretaña. "Estaba tan seguro de que los británicos estarían de acuerdo con esto que incluso después de la caída de Francia no hizo planes para continuar la guerra contra Gran Bretaña", escribe William Shirer, un periodista estadounidense que trabajó dentro del Tercer Reich. (Nota del editor: Tengamos presente que esa era la idea primordial de Hitler que no guardaba la misma acogida entre los dirigentes británicos oponentes al nazismo)

La idea de que el líder alemán quería conquistar Gran Bretaña después de su toma de Francia no es más que el producto de la imaginación sobreexcitada de los historiadores occidentales. Ni Hitler ni ninguno de los más altos comandantes de las fuerzas armadas alemanas se preparaban para luchar contra los británicos.

El 20 de junio de 1940, el almirante Raeder le preguntó a su Führer: "¿Y ahora qué hay de los británicos?" Pero no obtuvo respuesta. Diez días después, el jefe del Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht, el general Jodl, presentó un memorándum a Hitler, que declaraba que la guerra contra Inglaterra debía librarse políticamente. Por cierto, Alfred Jodl, que más tarde fue ahorcado en Nuremberg, fue responsable de la planificación estratégica del ejército alemán.


Adolf Hitler en París, 23 de junio 1940


Sin embargo, la idea de un final pacífico de la guerra contra su protegido Adolf Hitler no tenía cabida en los planes británicos. En el verano de 1940, los principios de la política británica no habían cambiado: no se habían gastado miles de millones de libras para que la Alemania nazi pudiera convertirse en un socio igual a los caballeros de Londres. Después de todo, la guerra con Rusia / URSS aún no se había lanzado.


"Hacer la paz" con el Führer significaba que Gran Bretaña perdería su posición de hegemonía global de la manera más ofensiva y estúpida posible: creando un rival geopolítico con sus propias manos y luego compartiendo el dominio mundial con él. Los británicos no querían tener nada que ver con ese tipo de paz. Lucharían, y lucharían duro. No hay lugar para el sentimentalismo ante la perspectiva de perder el control sobre el mundo. 


La determinación de Gran Bretaña se manifestó en las resueltas palabras de su primer ministro, "si es necesario durante años, si es necesario solo".


Nota del editor del blogAun con Churchill dirigiendo el gobierno, entre el 25- 28 de mayo de 1940, el gabinete británico seguía siendo tentado con negociar la paz, se decía que Mussolini era una opción como intermediario, incluso Lord Halifax defendió la idea. El historiador Ian Kershaw en "Fateful Choices: Ten Decisions That Changed the World, 1940–1941" relata esto y la decisión británica de no entablar negociaciones. Para esos días "Churchill carecía del firme control del poder que más tarde poseería. No pudo rechazar perentoriamente las negociaciones; Tuvo que presentar su caso por persuasión. En última instancia, tuvo éxito, con el firme apoyo, sorprendentemente, de Chamberlain, quien junto con Halifax había sido el arquitecto clave del "apaciguamiento" de Hitler por parte de Gran Bretaña en 1938". Ian Kershaw cree que si hubiesen iniciado las propuestas de paz probablemente habrían ganado impulso, teniendo en cuenta la capitulación de Francia (22 junio 1940). Mas, Churchill consideraba que el precio a pagar sería inaceptable ya que habría que hacer concesiones a italianos y alemanes. 

Mark Grimsley en ¿Y si Gran Bretaña hubiera hecho las paces con Hitler? razona: "A corto plazo, un acuerdo negociado podría haber preservado el Imperio Británico. Pero habría desangrado a Gran Bretaña y extinguido el interés de Roosevelt en proporcionar apoyo al país, habría centrado razonablemente toda su atención en la defensa de América del Norte. Y a largo plazo, especialmente dado un triunfo nazi sobre la Unión Soviética, es poco probable que Gran Bretaña hubiera conservado su imperio o incluso escapado de una eventual invasión". Por supuesto, no se produjo ningún acuerdo. (Mark Grimsley, publicado originalmente en la edición de noviembre de 2007 de "World War II" Magazine)

 

Vino la Operación Catapulta, redactada por los británicos en un período de tiempo sin precedentes y lanzada solo 11 días después de la rendición de Francia. La ironía de esa situación radicaba en el hecho de que esta vez los británicos estaban atacando a un aliado, no a un enemigo. 

Una fea escena se desarrolló en las cubiertas de los buques de guerra franceses atracados en los puertos ingleses de Portsmouth, Plymouth y Devonport. Los marineros franceses no esperaban ser emboscados por sus compañeros de armas. 

Actuando como piratas, en un ataque tan inesperado los británicos se apoderaron de los buques franceses que luego se agregaron a la Armada inglesa: acorazados, cruceros, destructores, submarinos, dragaminas y cazadores de submarinos, fueron capturados por los británicos el 3 de julio de 1940. Las tripulaciones francesas fueron puestas por la fuerza en tierra e internadas "no sin incidentes violentos". La verdadera tragedia no se desarrolló en los puertos británicos, sino más bien donde la flota francesa estaba amarrada en Orán, Mers-el-Kébir y Dakar

Ese mismo 3 de julio, un escuadrón británico comandado por el almirante James Somerville se acercó a Orán. El almirante francés Marcel Gensoul, comandante de la flota francesa, recibió un ultimátum final de los británicos: - Continuar luchando contra Alemania e Italia como parte de la flota británica; - Trasladar los barcos a puertos británicos mientras devolvían las tripulaciones francesas a Francia, los barcos permanecerían en manos británicas hasta el final de la guerra; - Mover los barcos a las Antillas francesas o inundarlos en seis horas. Si Gensoul no encontraba ninguna de estas opciones aceptables, podría "desarmar" justo donde estaban amarrados sus barcos, pero solo si lo hacía "efectivamente". Esto significaba que se les pedía a los franceses que naufragaran sus propios barcos bajo supervisión británica. Gensoul rechazó el ultimátum británico. El comandante de la escuadra británica recibió la orden final de Churchill: "Los barcos franceses deben cumplir con nuestros términos o hundirse o ser hundidos por usted antes del anochecer".


Izquierda, el Almirante de la Marina Real Británica, Sir James Somerville (1882–1949), pintura de Oswald Birley (1947), en Britannia Royal Naval College. Derecha, póster de propaganda proalemana en francés. "El Almirante inglés  Summerville ordena "fuego" (ataque a la flota francesa en Argelia).


Los marineros franceses nunca esperaron que los barcos británicos comenzaran a dispararles, ¡pero eso era lo que estaba sucediendo! No fue ni una lucha ni una verdadera batalla naval. Los marineros franceses, que no estaban preparados para repeler el ataque, fueron ejecutados... Los barcos en Orán no pudieron luchar. Los barcos franceses no fueron destruidos en una lucha justa. El Almirantazgo británico podía sentirse a gusto: todos los acorazados franceses más nuevos estaban ahora fuera de servicio. En total, unos 1.300 franceses murieron durante la Operación Catapulta. En respuesta a esta traición, el gobierno francés rompió relaciones diplomáticas con Inglaterra, sin declarar la guerra.

Pero, ¿podrían los alemanes haber capturado la flota francesa? No había ninguna posibilidad. No fue hasta el 26 de noviembre de 1942, dos años después de la Operación Catapulta, que las tropas alemanas intentaron hacer esto por primera vez cuando entraron en Toulon. La flota francesa estacionada allí fue hundida por orden del gobierno de Vichy. Como puede ver, los franceses no se inmutaron. ¿Por qué? Porque los militares franceses nunca fueron títeres alemanes y nunca estuvieron preparados para entregar su flota, ni a los alemanes ni a los británicos. Aunque en vísperas de la traidora Operación Catapulta británica, Francia le había prometido a Churchill que bajo ninguna circunstancia sus buques de guerra caerían en manos alemanas...

Continúa...

El desventurado amor de Adolf Hitler continúa con el artículo: Gran Bretaña rechaza la "Paz Hitleriana".

25 abril 2023

Los auténticos diarios falsos de Hitler, su historia


La televisora estatal de Alemania NDR anunciando que digitalizó los documentos falsos publicados por Stern ©Foto NDR
 

 

por Tito Andino

Recopilación y resumen de textos en alemán


Se cumple 40 años de un gran timo y escándalo editorial en Alemania, el 25 de abril de 1983, la reconocida revista Stern anunciaba, "el mayor descubrimiento periodístico del siglo", un "descubrimiento sensacional", según palabras de Gerd Heidemann, quien dijo a los periodistas que había encontrado los diarios de Adolf Hitler y quería publicarlos. La historia del Tercer Reich, anunció el entonces editor en jefe de Stern, Peter Koch, tendrá que ser parcialmente reescrita.


Stern presumió que publicaría 60 volúmenes "inéditos" de los diarios de Adolf Hitler. El anuncio causó estupefacción mundial. 

La revista semanal Stern junto al famoso periodista, Gerd Heidemann, declararon que los diarios sobrevivieron a un accidente aéreo a finales de abril de 1945, consideraron que los diarios "privados y políticos" de Adolf Hitler eran originales y por ellos pagaron tres millones y medio de euros (al cambio de hoy), cautivados por un supuesto comerciante de antigüedades que aseguró a Heidemann que los diarios estaban en posesión de funcionarios de la República Democrática Alemana (RDA) y que para obtener la totalidad de los volúmenes era necesario sobornar a oficiales y autoridades de la RDA.


El editor en jefe de Stern Peter Koch (derecha) durante la conferencia de prensa en Hamburgo el 25 de abril de 1983. Fuente: Picture Alliance - Cornelia Gus.


Pese al sensacionalismo, los cautos historiadores y expertos en descubrir fraudes de inmediato cuestionaron la autenticidad de los presuntos diarios de Hitler. Stern contra las cuerdas tuvo que aceptar que su "valioso" tesoro sea transferido a la Oficina de la Policía Criminal de la República Federal Alemana (RFA) para un detallado análisis de los volúmenes encuadernados. En menos de dos semanas, y con dos volúmenes ya publicados (el primer texto el 28 de abril de 1983), peritos especialistas de la policía criminal con ayuda del grafólogo estadounidense Charles Hamilton determinaron en su informe investigativo que los presuntos "Diarios de Hitler" eran  una burda falsificación, un grotesco y superficial fraude que pretendía cubrir el periodo de 1932 a 1945.

 

El Presidente de los Archivos Federales, Hans Booms (derecha) y Louis Ferdinand Werner de la BKA con copias de los supuestos diarios de Hitler en una conferencia de prensa en Coblenza (Koblenz) en 1983. Fuente: Picture-Alliance / dpa


A su vez, el Archivo Federal de Koblenz dictaminó que no podían ser auténticos porque el papel y los tipos de tinta eran posteriores. Las conclusiones revelaron que estaban redactados "sobre papel moderno y utilizando tinta moderna, fabricada mucho después de la muerte de Hitler". Además, "los expertos de la Policía Federal concluyeron que se detectaba fluorescencia en las tintas y poliéster en las costuras de los cuadernos, que no podían ser anteriores a 1953". Y, que decir del aporte histórico de los supuestos "Diarios", los cuadernos están llenos de información inexacta, repitiéndose errores del "libro de discursos" de Hitler que otros historiadores ya habían detectado y corregido anteriormente.

Y solo después de que el documento de los criminólogos se hiciera público apareció el nombre del falsificador: Konrad Kujau, un conocido de la policía por falsificación de arte y presunto comerciante de antigüedades, que para colmo era un devoto admirador del nazismo. Desenmascarado Kujau pudo conocerse que éste era un notorio individuo que frecuentaba los círculos de la extrema derecha y los neonazis alemanes de su tiempo. Konrad Kujau confesó haber escrito los más de 60 volúmenes y que su meticulosa trama pretendía engañar a un potencial cliente... y lo consiguió!

La desesperada carrera de Stern por hacerse con los diarios falsificados de Hitler y gozar de exclusividad de publicación -que significaría pingües ganancias- rebasó la sensatez del periodista de Stern Heidemann y de los directivos de la revista que no se dignaron en cuestionar el material. Stern empezó a publicar extractos de los diarios después de que a simple vista, el criminólogo suizo Max Frei-Sulzer y el documentólogo estadounidense Ordway Hilton, compararan la letra de los diarios con documentos escritos por Hitler del Archivo Federal de Alemania y afirmaran su autenticidad; el historiador Hugh Trevor-Roper también declaró su autenticidad (luego se retractó de su declaración); al mismo tiempo, reputados historiadores de la talla de Werner Maser, Eberhard Jaeckel y Kart Dietrich Bracher los consideraron falsos. 


Las dudas surgieron ya con la simple mirada de la portada de los supuestos volúmenes y después de la primera publicación. Por ejemplo, Rudolf Augstein, editor de "Spiegel", ya asumía que los supuestos diarios eran "peligrosas tonterías" sin un examen previo. No podemos explicarnos cómo "Stern" pudo caer en el engaño y ante las contradicciones iniciales ¿por qué no verificar su autenticidad? O, ¿quizá Gerd Heidemann no quería hacerlo expresamente?. 

Es increíble que "nadie" se percatara del fatal error del falsificador, en las tapas encuadernadas se aprecia las iniciales "FH", ¿y por qué no "AH"? El error puede ser explicado de forma simple. Es probable que el falsificador confundiera el alfabeto escrito en letras góticas mayúsculas. Imperdonable señor Kuaju, no me imagino como habrá pasado la mitad de su vida estudiando el nazismo, la política alemana de los años 30, la segunda guerra mundial, escribir 60 volúmenes imitando la caligrafía de Hitler... para que confunda la H y la A (como el reconoció más tarde); más bien pareciera que confundió en la tapa la F gótica con una A... Incluso le perdonaríamos si hubiese confundido la F con la H. ¿O será que Kuajo quiso tomarse la libertad literaria de que la FH signifique FÜHRER HITLER? (especulación mía).


Entre risas, Konrad Kujau muestra su propio trabajo sobre el escándalo, 1996. Fuente: Picture-Alliance / dpa


El trabajo del falsificador no deja de ser asombroso, Konrad Kujau engañó a simple vista a un criminólogo, a un documentólogo y a un consagrado historiador que apostaron por su autenticidad -quienes no realizaron un estudio científico-. Kujau aprendió a imitar la caligrafía de Hitler, incluso a escribir como lo haría Hitler en su estilo gramatical, ya podéis imaginar el tiempo que le habrá llevado tan "fausta" tarea y sobre todo el conocimiento de la historia de más de una década de la Alemania Nazi.

 

Konrad Kujau muestra una de las copias falsificadas de los diarios de Hitler durante un juicio en Hamburgo. (Norbert Foersterling / Picture Alliance /  AP)


Recientemente, la televisión estatal alemana NDR (23 de febrero 2023) culminó el proceso de digitalizar el material incautado, las copias provienen de varias fuentes, 60 volúmenes de falsificaciones, con la ayuda de la inteligencia artificial y con respaldo de un consejo asesor científico, que incluía al politólogo berlinés Hajo Funke y la historiadora Heike Görtemaker, entre otros, para su evaluación. Los ha puesto a disposición en el sitio web de NDR para cualquier interesado en su libre revisión (en alemán obviamente). 

La razón para documentar totalmente el fraude literario no está muy claro. NDR dice en su promoción que la historia del escándalo "Stern" debe ser reescrita, preguntando: "¿Qué es exactamente lo que está escrito en estos 'diarios de Hitler'? ¿Con qué historias debería reescribirse la historia? ¿Qué fue lo que estaba a punto de cambiar la visión de Hitler y el oscuro legado de los alemanes?"

Según la propia prensa alemana, reescribir toda una burda falsificación es ya exagerado, incluso si lo miramos benevolentemente, pero el asunto es que esto solo iba a beneficiar a quienes siguen deseando absolver a Hitler de los crímenes nazis. Kujau era un convencido de la ideología nazi, por lo que nada necesita ser reescrito, conforme explica Thoralf Cleven en su artículo "60 tomos repletos de disparates: la barriga hinchada de Adolf Hitler y la negligencia de Eva Braun", RDN - Redaktions Netzwerk Deutschland, febrero 2023)




El pasado 24 de febrero, März Verlag también publicó un libro, "The Real False 'Hitler Diaries'", documentando el escándalo mediático. También el mencionado politólogo e historiador, Hajo Funke y la historiadora Heike Görtemaker publicaron en días recientes el libro "Die echten falschen Hitler-Tagebücher" (Los auténticos diarios falsos de Hitler). Mas, uno de los trabajos prolijamente investigados lo encontramos ya en 2008, cuando seguía siendo considerado el hecho más vergonzoso en la historia de la prensa de Alemania Occidental, "Der Skandal um die Hitler-Tagebücher", de Michael Seufert (El escándalo de los diarios de Hitler). Todos los expertos concluyen -entre otros aspectos- que los "diarios" en diversos apartados niegan el Holocausto, su contenido intenta reinterpretarlo. Los diarios también sugieren que Hitler no sabía nada de la Kristallnacht. 

Los fraudulentos escritos aspiraban limpiar la imagen de un hombre que no es el Hitler histórico. "El Hitler de los diarios es alguien razonable, alguien banal y alguien, incluso, que nunca supo del asesinato de los judíos de Europa. Es un Hitler que nunca existió. Todo eso era mentira", declaró Funke, a NIUS (portal de noticias). Dejando en evidencia que los "viejos diarios" de Hitler, recién envejecidos por Kujau, pretendían exonerar -entre otras tantas cuestiones políticas, militares, etc.- al líder del nazismo

Según el documento falso de Kujau, Hitler habría expresado, por ejemplo: "Espero informes de la conferencia de la cuestión judía. Debemos encontrar un lugar en el este donde estos judíos puedan alimentarse". Sin duda se refiere a la Conferencia de Weensee en enero de 1942. Conforme afirma el historiador Funke (y muchos otros notables historiadores y académicos), Hitler jamás escribió tal cosa. Funke asevera que los "diarios" escondían en realidad una operación por la que "se menospreciaba lo que fue realmente el nacionalsocialismo"; explica que Kujau quería absolver a Hitler de los peores crímenes de los nazis. Por su lado, Görtemaker afirma que: "Kujau está inventando aquí una figura positiva de Hitler", la historiadora dice: "El Hitler ficticio no tiene nada que ver con los crímenes violentos nacionalsocialistas". 


Konrad Kujau exhibe su propia versión sobre el fraude  literario de su invención. Foto: Kaufhold Reinhard / Berliner Kurier / Picture Alliance.

"El conocimiento de la tormentosa lectura  de la obra de Kujau es notablemente baja. Por un lado, los acontecimientos históricos se citan y enumeran casi provocativamente delgados como si fueran de una enciclopedia, luego las diatribas pseudo-Hitler sobre la negligencia de Eva Braun, y los ataques inflados bien distribuidos y el insomnio del "Führer" aparecen una y otra vez. Se suponía que el hombre Hitler debía señalar eso. Oh sí, probablemente era un antisemita, pero no tan malo. En cualquier caso, el Kujau-Hitler no escribió una palabra sobre Auschwitz". (cita del periodista Thoralf Cleven, RDN). 

La revista alemana Stern nunca pudo recuperarse totalmente de este golpe a su credibilidad. Sin embargo, varias décadas después de tener la cabeza bajo tierra -sobre el caso de las falsificaciones- presentó una serie de esclarecedores Podcast titulado: "FAKING HITLER" (Fingiendo a Hitler). La presentación en 10 episodios de audio viene acompañado de otros materiales documentados y de una entradilla que señala: "La verdadera historia de los falsos diarios de Hitler. El 25 de abril de 1983 es uno de los días más oscuros en la historia de la prensa alemana. Stern presenta los diarios de Hitler. El peor de los casos: en lugar de una sensación mundial, los libros resultan ser falsos. 35 años después, el escándalo se reabre ahora, con grabaciones originales nunca antes escuchadas de los años 80 entre el periodista Gerd Heidemann y el falsificador Konrad Kujau. Una historia emocionante, grotesca y ridícula que conduce directamente a la ruina". (Por sentado, los podcast están en audio alemán, pero la parte documental puede ser traducida con las herramientas online disponibles en su dispositivo, y hoy son exactamente 40 años de aquel escándalo mundial).


Gerd Heidemann presenta en la conferencia de prensa de Stern, 25 de abril de 1983, los supuestos diarios de Hitler. Chris Pohlert / Picture Alliance.

Notas finales

- Derivado del fraude se plantearon varios procesos judiciales.

- La editorial Gruner & Jahr editora de la revista Stern (propiedad actual de RTL Deutschland) pagó a Gerd Heidemann 9,3 millones de marcos alemanes y éste a su vez a Kuaju.

- Konrad Kujau afirmó ante el tribunal que solo recibió 2,4 millones de marcos alemanes. Heidemann adujo tener grabaciones en cinta que no fueron aceptadas en el juicio por no tener autorización judicial para las escuchas telefónicas. No hay rastro de los millones ni después de la muerte de Kuaju.

- Tanto Kuaju y el periodista Heidemann debieron cumplir una sentencia mayor a cuatro años de prisión. 

- Liberado el "famoso" Kuaju, aceptó conceder entrevistas remuneradas.

- La editorial Gruner & Jahr (hoy propiedad de RTL Deutschland) depositó las "originales" falsificaciones en su archivo bajo llave, supuestamente para evitar más travesuras con los diarios falsos.

 - Konrad Kujau murió el 12 de septiembre del año 2000.

- Gerd Heidemann permanece en silencio durante el resto de su vida. 

- "Faking Hitler" fue el título de una serie de televisión sobre el increíble escándalo producido por la cadena televisiva alemana RTL+ con un enfoque satírico y grandes actores alemanes. El mayor escándalo mediático en la República Federal de Alemania se convirtió en una serie de seis capítulos. 


EPÍLOGO 

Si el lector está interesado por un verdadero estudio histórico-científico del libro de Hitler, "Mein Kampf", lo mejor disponible tras décadas de falsificaciones, ediciones pirateadas y alteradas, es el trabajo de 2016, del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich-Berlín (ifZ) "Hitler, Mein Kampf. Eine kritische Edition" (Edición Crítica de Mein Kampf) (solo disponible en alemán). En este blog hemos realizado un intenso estudio sobre ese libro, desde el complejo análisis de la Edición Crítica (A manera de crítica a la "Edición Crítica de Mein Kampf"), hasta la historia de las repercusiones jurídicas por la edición del libro, un ejemplo es cuando el jefe nazi reclamó sus derechos de autor ante las leyes de los Estados Unidos ganó el juicio en junio de 1939 (“Houghton Mifflin Co. vs Stackpole Sons, Inc. et al”, Corte de Apelaciones de Connecticut), VER: Cuando Hitler demandó sus derechos de autor en los Estados Unidos.

 

Dejemos claro: Mein Kampf es un simple manifiesto de propaganda política que expone un programa racial, criminal y expansionista a costa de la guerra sin disimulo alguno. 

 

Las gráficas sobre "Faking Hitler", son tomadas de los multi-reportajes de la revista Stern descrito en las notas a pie de página

***** 
Fuentes en alemán

* Algunas de las fuentes de prensa alemana son ediciones de pago.

La verdadera historia de los falsos diarios de Hitler

60 tomos repletos de disparates: la barriga hinchada de Adolf Hitler y la negligencia de Eva Braun. (NDR)

Así es como los "diarios" de Hitler fueron realmente expuestos (Welt - sobre la serie TV)

Serie sobre falsos diarios de Hitler: Sin coraje para la fealdad

John Goetz: "La RDA sabía que los diarios debían rehabilitar a Hitler"

1983 - Diarios falsos de Hitler



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19 abril 2023

Hitler vs. Roosevelt: Sobre la guerra y la paz, 1938-1939



por Tito Andino

Recopilación de múltiples fuentes 


Es interesante recordar un poco de analogía respecto al inicio de la segunda guerra mundial y la perturbadora crisis y amenazas veladas entre las principales superpotencias de hoy. Estados Unidos y Rusia se enfrentan ya disimuladamente en el campo de batalla conocido como Ucrania. Por algo muchos analistas comparten la tesis de que la IIGM continúa en el Donbass y que podría transformarse en la Tercera Guerra Mundial...

Como señala el título de esta entrada vamos a repasar un importante hecho histórico previo al estallido de la segunda guerra mundial, el debate Roosevelt vs. Hitler en cuestiones de política internacional.


Primer Acto

Vientos de guerra y Pax Hitleriana. 1938

El 27 de septiembre de 1938, antes que se celebrará la conferencia que culminó con la suscripción del Acuerdo de Múnich (30 septiembre 1938) el presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR) escribió una carta a Hitler, instándolo a la paz, la crisis de los Sudetes cernía sobre Europa la amenaza de guerra.



Roosevelt pedía al líder nazi evitar el incalculable desastre que causaría en el mundo entero el estallido de otra guerra en Europa e inicia su misiva señalando: (extractos)

 

"La cuestión que el mundo tiene ante sí hoy, señor Canciller, no es la cuestión de los errores de juicio o de las injusticias cometidas en el pasado. Es la cuestión del destino del mundo hoy y mañana. El mundo nos pide a nosotros, quienes en este momento somos jefes de nación, la capacidad suprema de alcanzar los destinos de las naciones sin forzarles, como precio, la mutilación y muerte de millones de ciudadanos...

El recurso a la fuerza en la Gran Guerra no logró traer tranquilidad. La victoria y la derrota fueron igualmente estériles. Esa lección el mundo debería haber aprendido... Permítanme declarar mi convicción incondicional de que la historia, y las almas de cada hombre, mujer y niño cuyas vidas se perderán en la guerra amenazada, nos harán responsables a nosotros y a todos nosotros si omitimos cualquier apelación para su prevención.

El gobierno de los Estados Unidos no tiene ninguna participación política en Europa y no asumirá ninguna obligación en la conducción de las presentes negociaciones. Sin embargo, por derecho propio, reconocemos nuestras responsabilidades como parte de un mundo de vecinos.

La conciencia y el deseo imperioso del pueblo de mi país exigen que la voz de su gobierno se eleve una y otra vez para evitar y evitar la guerra".


Hitler respondió inmediatamente. La Conferencia de Múnich lo "apaciguó" por un breve lapso y tan pronto como pudo ordenó a sus fuerzas militares no solo ocupar los Sudetes (octubre 1938) sino que el 15 de marzo de 1939 invadió toda Checoslovaquia.


Foto archivo, Hitler en 1924

Respuesta de Hitler al mensaje de Roosevelt sobre la amenaza de guerra (transcripción textual)

 

27 de septiembre de 1938

Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos de América,

Sr. Franklin D. Roosevelt,

Washington.


En su telegrama recibido por mí el 26 de septiembre, Vuestra Excelencia me dirige un llamamiento en nombre del pueblo americano, en interés del mantenimiento de la paz, para que no rompa las negociaciones sobre la disputa que ha surgido en Europa y que luche por una solución pacífica, honorable y constructiva de esta cuestión.

Tenga la seguridad de que puedo apreciar plenamente la noble intención en la que se basan sus comentarios y que comparto en todos los aspectos su opinión sobre las consecuencias imprevisibles de una guerra europea. Precisamente por esta razón, sin embargo, puedo y debo rechazar toda responsabilidad del pueblo alemán y sus líderes, si el desarrollo posterior, en contra de todos mis esfuerzos hasta el presente, conduce realmente al estallido de las hostilidades. Para llegar a un juicio justo sobre el problema de los Sudetes-Alemania en discusión, es indispensable considerar los incidentes, en los cuales, en última instancia, el origen de este problema y sus peligros tiene su causa.

En 1918, el pueblo alemán depuso las armas, con la firme confianza de que al concertar la paz con sus enemigos de entonces se realizarían los principios e ideales anunciados solemnemente por el presidente Wilson y aceptados tan solemnemente como vinculante para todas las potencias beligerantes. Nunca en la historia la confianza de un pueblo ha sido más vergonzosamente traicionada que entonces. Las condiciones de paz impuestas a las naciones conquistadas en los tratados de los suburbios de París no han cumplido nada de lo prometido. Más bien han creado un régimen político en Europa que convirtió a las naciones conquistadas en parias sin derechos del mundo y que debe ser reconocido de antemano por toda persona perspicaz como insostenible.

Uno de los puntos en los que el carácter de los dictados de 1919 se reveló más abiertamente fue la fundación del estado checoslovaco y el establecimiento de sus fronteras sin ninguna consideración de historia y nacionalidad. También se incluía en ella la tierra de los Sudetes, aunque esta zona siempre había sido alemana, y aunque sus habitantes, tras la destrucción de la monarquía de los Habsburgo, habían declarado por unanimidad su deseo de anexión al Reich alemán. Así, el derecho a la autodeterminación, que había sido proclamado por el presidente Wilson como la base más importante de la vida nacional, fue simplemente negado a los alemanes de los Sudetes. Pero eso no fue suficiente. En los tratados de 1919, ciertas obligaciones, con respecto al pueblo alemán, que, según el texto, eran de largo alcance, fueron impuestas al estado checoslovaco. Estas obligaciones también fueron desatendidas desde el principio. La Sociedad de las Naciones ha fallado por completo en garantizar el cumplimiento de estas obligaciones en relación con la tarea que le ha sido asignada.

Desde entonces, la tierra de los Sudetes ha estado comprometida en la lucha más severa por el mantenimiento de su germanismo. Fue un desarrollo natural e inevitable que después de la recuperación de la fuerza del Reich alemán y después de la reunión de Austria con él, aumentó el impulso de los Sudetes alemanes por mantener su cultura y por una unión más estrecha con Alemania. A pesar de la actitud leal del partido alemán de los Sudetes y sus líderes, la diferencia con los checos se hizo cada vez más fuerte. Día tras día se hizo cada vez más claro que el Gobierno de Praga no estaba realmente dispuesto a considerar seriamente los derechos más elementales de los alemanes de los Sudetes. Más bien intentó, con métodos cada vez más violentos, checarizar la tierra de los Sudetes. Era inevitable que este procedimiento condujera a tensiones cada vez mayores y más graves.

El Gobierno alemán, al principio, no intervino de ninguna manera en este desarrollo de las cosas, y mantuvo su tranquila moderación, incluso cuando el Gobierno checoslovaco, en mayo de este año, procedió a una movilización de su ejército, bajo el pretexto puramente ficticio de las concentraciones de tropas alemanas. Sin embargo, la renuncia a las contramedidas militares en ese momento en Alemania solo sirvió para fortalecer la actitud intransigente del Gobierno de Praga. Así lo ha demostrado claramente el curso de las negociaciones del partido alemán de los Sudetes con el gobierno, en torno a un ajuste pacífico. Estas negociaciones produjeron la prueba concluyente de que el gobierno checoslovaco estaba lejos de comprender completamente el problema de los alemanes de los Sudetes y lograr una solución equitativa. En consecuencia, las condiciones en el estado checoslovaco.

La persecución política y la opresión económica han sumido a los alemanes de los Sudetes en una miseria extrema. Para caracterizar estas circunstancias basta referirse a lo siguiente. Hay en la actualidad 214.000 refugiados alemanes de los Sudetes que tuvieron que abandonar su casa y hogar en su país ancestral y huir a través de la frontera alemana, ya que vieron allí la última y única posibilidad de escapar del repugnante régimen checoslovaco de violencia y terror más sangriento. Innumerables muertos, miles de heridos, decenas de miles de personas detenidas y encarceladas, pueblos desolados son los testigos acusadores ante la opinión mundial de un estallido de hostilidades llevado a cabo durante mucho tiempo por el Gobierno de Praga que usted en su telegrama teme con razón.

Completamente al margen de la vida económica alemana en el territorio alemán de los Sudetes, durante 20 años destruido sistemáticamente por el Gobierno checo, que ya muestra todos los signos de ruina, que usted anticipa como resultado de un estallido de guerra, estos son los hechos que me obligaron en mi discurso de Núremberg del 13 de septiembre para afirmar ante todo el mundo que debe detenerse la privación de derechos de los tres millones y medio de alemanes en Checoslovaquia y que si estas personas no pueden encontrar justicia y ayuda por sí mismas, deben recibir tanto del Reich alemán. Sin embargo, para hacer un último intento, para alcanzar la meta de manera pacífica, hice propuestas concretas para la solución del problema en un memorando entregado el 23 de septiembre al Premier británico, que mientras tanto se ha hecho público.

Dado que el Gobierno checoslovaco había declarado previamente que ya estaba de acuerdo con los Gobiernos británico y francés en que la zona de asentamiento alemana de los Sudetes se separaría del Estado checoslovaco y se uniría al Reich alemán, las propuestas del memorándum alemán no contemplan otra cosa que lograr un cumplimiento rápido y equitativo de esa promesa checoslovaca.

Estoy convencido de que usted, Sr. Presidente, cuando se de cuenta de todo el desarrollo del problema alemán de los Sudetes desde su inicio hasta el día de hoy, reconocerá que al Gobierno alemán realmente no le ha faltado paciencia ni un deseo sincero de lograr una solución. entendimiento pacífico. Alemania no tiene la culpa de que haya ningún problema alemán de los Sudetes y de que las actuales circunstancias injustificables hayan surgido de él. La terrible suerte de las personas afectadas por el problema ya no admite más postergación de su solución. Las posibilidades de llegar a un arreglo justo por acuerdo se agotan, por lo tanto, con las propuestas del memorándum alemán.

No corresponde al gobierno alemán, sino solo al gobierno checoslovaco, decidir si quiere la paz o la guerra".

ADOLF HITLER


ACLARACIÓN: Hitler lo tenía ya decidido, había convocado en secreto a los mandos militares el 30 de mayo de 1938, allí les comunicó su "irrevocable decisión de acabar con Checoslovaquia en breve plazo"; y, ese plazo terminaba a fines de septiembre de ese año, debía cumplirse la directiva establecida en el plan "Grün". El general Beck protestó y dimitió el 18 de agosto de 1938 al no poder paralizar los planes de guerra de Hitler contra Checoslovaquia, calculaba que llevaría a una guerra con Gran Bretaña, Francia o la Unión Soviética, Beck era de la opinión que Alemania no podría ganar un conflicto de ese calado: "un ataque a Checoslovaquia nos conduciría muy probablemente a una segunda guerra mundial".

Para ese momento ya existía un movimiento de resistencia militar alemán antinazi organizado con apoyo de grupos civiles que deploraban el rumbo que iba dictando Hitler y convencidos que conduciría a Alemania al abismo. Urdieron planes para detener o asesinar a Hitler, única forma de derrocar a una férrea dictadura ya enquistada en el poder. Hans Oster tenía planes para asesinar a Hitler desde 1936, era Jefe de la Oficina de Inteligencia Militar en 1938 y protegido del Almirante Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr. El General Ludwing Beck, Jefe del Estado Mayor del Ejército y otros decidieron dar un inmediato golpe de estado  contra Hitler solo a ejecutarse en caso de iniciarse la guerra. No hubo guerra ese momento, los Acuerdos de Múnich no lo permitieron. Años más tarde, los mismos personajes: Oster, Beck, Canaris, Witzleben y otros implicados participarían nuevamente en otra intentona golpista, el atentado de Stauffenberg del 20 de julio de 1944. Esta historia sobre el plan de golpe de estado en septiembre de 1938 puede ser revisado en: ¿Y si Hitler hubiese sido asesinado en 1938?




Segundo Acto

Roosevelt interviene en nombre de la paz. 1939

Durante años, Estados Unidos practicó su aislamiento en política exterior. Tras la ocupación italiana de Albania, Roosevelt envía un mensaje a Hitler y Mussolini, provocador según algunos historiadores. En ese telegrama fechado el 14 de abril de 1939 exige a los dos líderes fascistas establecer un acuerdo de no agresión por 10 años con una lista de países que menciona y pide directamente garantías que no serán invadidos(Alemania ya se había anexado Austria, había invadido Checoslovaquia e intervenido junto a Italia en la guerra civil española).

Movimientos hostiles mantenían a Europa en constante tensión, la guerra era inminente. Es en medio de esa tensión política internacional que el presidente Franklin D. Roosevelt remitió el famoso telegrama al líder alemán y a Benito Mussolini en calidad de presidente del Consejo de Ministros de Italia ofreciendo sus buenos oficios como mediador y la diplomacia estadounidense para resolver controversias por la vía diplomática


El texto completo de Roosevelt:




“Su Excelencia Adolf Hitler,

Canciller del Reich Alemán,

Berlín, Alemania


Estoy seguro que usted puede darse cuenta, que en todo el mundo cientos de millones de seres humanos viven hoy con el temor constante de una nueva guerra, o incluso de una serie de guerras.

La existencia de este temor y la posibilidad de un conflicto son de interés sin ninguna duda para la población de los Estados Unidos en cuyo nombre hablo, aunque también debe ser para los pueblos de las otras naciones de todo el hemisferio occidental. Todos ellos saben que cualquier guerra importante, aún si estuviera limitada a otros continentes, tendrían un gran peso en el transcurso de su vida y también en la vida de las generaciones venideras.

Debido al hecho de que después de la aguda tensión en la que el mundo ha estado viviendo durante las últimas semanas, pareciera que hay por lo menos un relajamiento momentáneo, porque en la actualidad no hay movimientos de tropas, es por lo tanto, un momento oportuno para que le envíe este mensaje.

En una ocasión anterior me he dirigido a Usted en aras del apaciguamiento político, económico, y de los problemas sociales usando medios pacíficos y sin recurrir a las armas.

Pero la marea de los acontecimientos parece haber vuelto a la amenaza de las armas. Si continúan esas amenazas, parece inevitable que gran parte del mundo participe en la ruina común.  Todo el mundo, las naciones vencedoras, las naciones vencidas y las naciones neutrales, van a sufrir las consecuencias. Me niego a creer que el mundo es, por necesidad, como un prisionero de su destino. Por el contrario, es evidente que los dirigentes de las grandes naciones que tienen el poder para liberar a sus pueblos del desastre inminente. Es igualmente claro que en sus propias mentes y en sus propios corazones, los propios pueblos desean que sus temores terminen.

Es, sin embargo, infortunadamente necesario tomar conocimiento de los hechos recientes.

Tres naciones de Europa y una en África han visto su existencia independiente terminada. Un vasto territorio de otra nación independiente del Lejano Oriente ha sido ocupada por un Estado vecino.  Los informes, que espero que no sean ciertos, insisten en que se están contemplando nuevos actos de agresión en contra de otras naciones independientes. Claramente, el mundo se está moviendo hacia el momento en que esta situación terminará en una catástrofe, a menos que se encuentre una forma más racional de conducir los acontecimientos.

Usted ha afirmado reiteradamente, que usted y el pueblo alemán no tiene ningún deseo de ir a la guerra. Si esto es verdad no habrá necesidad de una guerra.

Nada puede convencer a los pueblos de la tierra que cualquier poder gobernante tiene el derecho o la necesidad de infligir por su cuenta las consecuencias de la guerra a cualquier otro pueblo, salvo debido a causas de evidente defensa propia.

Al hacer esta declaración, nosotros los estadounidenses no hablamos por egoísmo o por miedo o por debilidad. Si hablamos ahora es con la voz de la fuerza y por la amistad hacia la humanidad. Todavía está claro para mí, que los problemas internacionales se pueden resolver en la mesa del conferencias.

Por lo tanto, no hay respuesta al pedido de debate pacífico por una parte para pedir que a menos que se reciban seguridades, de antemano, de que el veredicto les será favorable, no dejarán de lado las armas. En las salas de conferencias, como en los tribunales, es necesario que ambas partes inicien la discusión de buena fe, asumiendo que la justicia sustancial beneficiará a ambas partes, y es habitual y necesario que dejen las armas fuera de la sala mientras conferencian.

Estoy convencido de que la causa de la paz mundial avanzaría grandemente si las naciones del mundo obtuvieran una declaración franca en relación con el presente y el futuro de la política de los gobiernos.

Debido a que los Estados Unidos, como una de las naciones del Hemisferio Occidental, no está involucrado en las controversias que han surgido hace poco en Europa, confío en que usted pueda estar dispuesto a hacerme, como jefe de una nación muy apartada de Europa, tal declaración de su política, con el fin de que yo, actuando sólo como un amigable intermediario, pueda comunicar esa declaración a otras naciones en estos momentos temerosas en cuanto al curso de la política que su Gobierno puede tomar.

¿Está dispuesto a ofrecer garantías de que sus fuerzas armadas no atacarán o invadirán el territorio o posesiones de las siguientes naciones independientes: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Suecia, Noruega, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Gran Bretaña e Irlanda, Francia, Portugal, España, Suiza, Liechtenstein, Luxemburgo, Polonia, Hungría, Rumania, Yugoslavia, Rusia, Bulgaria, Grecia, Turquía, Irak, las Arabias, Siria, Palestina, Egipto e Irán.

Esta garantía debe aplicarse claramente no sólo para el día de hoy, sino también para un futuro lo suficientemente largo como para dar a cada uno la oportunidad de trabajar con métodos pacíficos para lograr una paz más permanente. Por lo tanto, sugerimos interpretar la palabra "futuro" para aplicarla a un período mínimo de seguridad de los años de no-agresión de por lo menos diez años hasta cuando menos un cuarto de siglo, si nos atrevemos a mirar tan lejos.

Si esta garantía fuera dada por su Gobierno, la que deberá remitirla inmediatamente a los gobiernos de las naciones que he nombrado, yo podría simultáneamente preguntarles si, como estoy razonablemente seguro será, cada uno de los países enumerados, a su vez den similares garantías para transmitírselas a usted.

Las garantías recíprocas, como las he señalado, traerán al mundo una medida de inmediato alivio.

Propongo que si se dan, dos problemas esenciales deberían ser rápidamente discutidos en las inmediaciones de la paz resultante, y en esos debates el Gobierno de los Estados Unidos estaría encantado de participar.

Las discusiones que tengo en mente se refieren a la manera más efectiva e inmediata a través del cual los pueblos del mundo pueden obtener alivio progresivo de la aplastante carga de armamento que está llevando cada día más de cerca al borde de la ruina económica. Simultáneamente, el Gobierno de los Estados Unidos estaría dispuesto a participar en los debates mirando hacia la forma más práctica de la apertura de avenidas para el comercio internacional a fin de que todas las Naciones de la tierra puedan ser activadas para poder comprar y vender en igualdad de condiciones en el mercado mundial, así como poseer seguros para obtener los materiales y productos para llevar una vida económica pacífica.

Al mismo tiempo, los otros Gobiernos además de los Estados Unidos y que están directamente interesados, podría emprender tales discusiones políticas según lo consideren necesario o conveniente.

Reconocemos los problemas complejos del mundo que afectan a toda la humanidad, pero sabemos que el estudio y discusión de los mismos debe realizarse en un ambiente de paz. Este ambiente de paz no puede existir si las negociaciones se ven eclipsadas por la amenaza de la fuerza o por el temor a la guerra.

Creo que usted no malinterpretará el espíritu de franqueza con el que envío este mensaje. Los Jefes de grandes gobiernos en esta hora crucial, son literalmente responsables del destino de la humanidad en los próximos años. Ellos no pueden dejar de oír las oraciones de sus pueblos a estar protegidos contra el caos previsible de la guerra. La historia los hará responsables por la vida y la felicidad de todos, incluso hasta de los más pequeños.

Espero que su respuesta será posible para que la humanidad pierda el miedo y recupere la seguridad por muchos años por venir.

Un mensaje similar está siendo dirigido al Jefe del Gobierno Italiano.

Franklin D. Roosevelt”


Hitler responde a Roosevelt desde el Reichstag, el 28 de abril de 1939, según el historiador William L. Shirer, aquel discurso fue "quizá el más brillante que jamás haya pronunciado". En la largo disertación ante el Reichstag Hitler ridiculizó a EE.UU., hubo momentos de risa entre los nazis presentes. Hitler afirmó que Ribbentrop, ministro de Relaciones Exteriores había consultado a los países de Europa, América y Asia mencionados por Roosevelt, parece que no fue el caso con Gran Bretaña, Francia y Polonia, si sus naciones ¿habían requerido la mediación de Roosevelt como portavoz de sus temores? o si ¿tal vez tenían la impresión que eran amenazados por Alemania? El Reichstag escuchó las palabras de Hitler asegurando que todos los gobiernos consultados lo negaron.


Apertura en la sesión del Reichstag, Berlín 28 abril 1939

Aquí un resumen del discurso:

"... El señor Roosevelt exige, en fin, la disposición de darle seguridades de que las fuerzas armadas alemanas no ocuparán las metrópolis o las colonias de las naciones independientes que se citan, ni procederán a un ataque contra ellas. En su relación figuran Finlandia, Letonia, Lituania, Estonia, Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda, Francia, Portugal, España, Suiza, Liechtenstein, Luxemburgo, Polonia, Hungría, Rumanía, Yugoslavia, Rusia, Bulgaria, Turquía, Irak, Arabia, Siria, Palestina, Egipto e Irán.

Me he tomado la molestia de constatar en los estados aludidos, primero, si se sienten amenazados, y, segundo, si ante todo esta demanda que el señor Roosevelt nos ha formulado se apoya en una sugestión particular suya o, al menos, cuenta con la adhesión de los países interesados. La respuesta fue plenamente negativa y en ocasiones hasta brusca. Con todo, no hemos podido dirigir estas preguntas a algunas de las naciones que señala el presidente americano, puesto que están ocupadas por las tropas de los estados democráticos y con ello se les ha privado de sus derechos.

...Señor presidente Roosevelt: comprendo muy bien que la magnitud de su imperio y la inmensa riqueza de su país le permitan sentirse responsable  de los destinos del mundo entero y de los distintos pueblos, Yo, por mi parte, señor presidente Roosevelt, estoy situado en un marco mucho más modesto e insignificante. Los miles de millones ahorrados por los alemanes durante largos años de paz, en oro y divisas, nos han sido arrebatados. Hemos perdido nuestras colonias. En 1933 mi país tenía 7millones de desocupados y algunos millones sometidos a jornada reducida de trabajo. Millones de agricultores empobrecidos, una industria aniquilada, un comercio arruinado. En pocas palabras: reinaba un caos general.

Desde esta época, señor presidente Roosevelt, tan solo he podido realizar algunos logros. No puedo constituirme, por lo tanto, en responsable del destino de un mundo precisamente porque este mundo  no ha tomado parte en el desgraciado destino de mi pueblo. Me siento llamado por la única meta de servir a mi pueblo y redimirlo de una terrible penuria. He logrado superar el caos en Alemania, he conseguido restablecer el orden, elevar en todos los sectores la producción de nuestra economía nacional... He tenido éxito al reincorporar al proceso productivo a esos siete millones de desocupados  a quienes todos teníamos clavados en el corazón... He conseguido no solo unificar políticamente al pueblo alemán sino también armarlo, y me he esforzado en dejar sin efecto, página a página, aquel tratado que desarrolla en sus 448 artículos la más ruin de las violencias que jamás hayan padecido pueblos e individuos.

He devuelto al Reich las provincias que nos robaron en 1919, he reintegrado a la patria a millones de alemanes, hondamente desdichados por haber quedado separados de nosotros. He restaurado la unidad histórica milenaria del espacio vital  alemán, y me he esforzado, señor presidente, en hacer todo esto sin derramamiento de sangre y sin causar a mi pueblo ni a otros pueblos el horror de una nueva guerra.

He hecho todo esto, señor presidente, con mis propias fuerzas, cuando hace 21 años tan solo era un trabajador y un soldado desconocido de mi pueblo... usted, señor presidente, ha encontrado su camino infinitamente más fácil. En 1933, cuando yo me convertí en canciller del Reich, usted fue nombrado presidente de la Unión americana. Con ello era usted, desde el primer momento, figura principal de  uno de los estados más grandes y ricos del mundo...

Por eso dispone de tiempo y ocio, precisamente por la magnitud de sus condiciones, para preocuparse de problemas universales. Mi mundo, sin embargo, señor presidente Roosevelt, es mucho más reducido. Tan solo comprende mi pueblo. En consecuencia mi fe está puesta en que podremos aprovechar mejor lo que llevamos en el corazón: la justicia, el bienestar, el progreso y la paz de toda la comunidad humana". (Citado en la Enciclopedia El III Reich, Tomo  II, Anesa/Noguer. 1974. Artículo "La respuesta del "Fuhrer" a Roosevelt", pg. 115-117Un breve video con extractos de ese discurso puede ser observado AQUÍ)



El final de la Pax Hitleriana

El 1 de septiembre de 1939 la pacifista Alemania nazi invade Polonia, ya no hay más risas ni en el Reichstag ni en la Cancillería de Hitler, la segunda guerra mundial está servida muy a pesar del jefe nazi que seguía convencido que Gran Bretaña y Francia no le declararían la guerra, incumpliendo así su compromiso con la "insignificante" Polonia. El líder alemán confiaba en la política de hechos consumados.


La invasión de Polonia -en los cálculos de Hitler- no iba a desencadenar otra guerra europea, mantenía la fe que los Imperios Occidentales (Gran Bretaña y Francia) apoyarían de todas formas su sueño político: "espacio vital en el Este", guerra contra la Unión Soviética (Mein Kampf).

 

Notas esclarecedores sobre la cuestión polaca.

El 23 de mayo de 1939 Hitler fue muy claro, Danzig solo era el medio para atacar Polonia, las provocaciones eran constantes (introducía armas y hombres en la ciudad libre) y Polonia reaccionaba fuertemente, no se dejó intimidar. Alemania estaba decidida a atacar Polonia, la fecha de la invasión (26 de agosto) ya estaba fijada desde los primeros días de julio de 1939

Lo que se intenta hasta el 1 de septiembre es conseguir para Chamberlain un motivo para que abandone a su protegida Polonia, sin que sea mal visto por el resto de las naciones. Según Hitler Gran Bretaña debía aceptar las nuevas condiciones que obviamente Polonia las rechazará. Existen razones para confirmar que había muchas posibilidades de que el peligro de guerra pasará. El historiador alemán Wulf C. Schwarzwaller es del parecer que de hecho las proposiciones eran razonables, si Hitler jugaba limpio, ya que "únicamente" exige la devolución de Danzig y que el futuro del corredor se resuelva en un referéndum y que Polonia podía conservar el puerto, algo que era visto positivamente por Chamberlain y que él hubiese jugado en favor de Alemania. Era evidente que tanto Chamberlain como Lord Halifax habían decidido reconocer la reivindicación alemana sobre Danzig, incluso el embajador británico Henderson logró que Hitler le ratificara que con la reintegración de Danzig al Reich no tendría ninguna nueva exigencia sobre Polonia. Por otro lado, dentro de las élites británica y francesa estaba decidido cumplir el sueño de Hitler, espacio vital en el Este aplastando la Unión Soviética, por ello pusieron obstáculos al acuerdo de seguridad colectiva propuesto desde Moscú y que venía siendo negociado desde hace un buen tiempo. 

El 28 de agosto de 1939 Hitler lanza un ultimátum, exige que el negociador polaco se presente en el plazo de 24 horas, ese mismo día Hitler grita y ofende al embajador británico (sir Neville Henderson) quien, para asombro de Hitler, también grita al líder alemán. Ribbentrop, con desprecio, le dice más tarde a Henderson que la cuestión ha quedado superada al no presentarse el negociador polaco.

La realidad absoluta era que las proposiciones alemanas no pasaron de ser una ingeniosa táctica. Alemania tenía ya decidida la invasión de Polonia (26 de agosto), aplazada para el 1 de septiembre.




EPÍLOGO 

¿Quién ganó la disputa dialéctica. Hitler o Roosevelt? No siempre el que mejor habla vence. En discurso populista, por supuesto, Hitler era mejor que FDR, pero el tiempo daría la razón al estadounidense, en esos momentos nadie podía saber el grado de mentiras que vociferaba el alemán. Respecto al discurso de FDR, como decían en mi tierra, "no rima pero era cierto".


Hermann Goering durante el proceso de Nuremberg (1945-1946) hizo una interesante reflexión:


"... después de todo, son los líderes del país quienes determinan la política, y siempre es un asunto simple arrastrar a la gente, ya sea una democracia, una dictadura fascista, un parlamento o una dictadura comunista. Con voz o sin ella, siempre se puede llevar al pueblo a las órdenes de los líderes. Eso es fácil. Solo hay que decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y exponer al país al peligro. Funciona igual en cualquier país".

 

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Lecturas obligadas:

¿Y si Hitler hubiese sido asesinado en 1938? (I)

La "guerra" por encontrar al culpable del inicio de la segunda guerra mundial

La Segunda Guerra Mundial comenzó en octubre de 1938

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