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19 octubre 2024

Orwell y Huxley. ¿distopías que se hacen realidad?

 



por Tito Andino

Resumen y compilación de textos

Viene de: Entendiendo "1984" de George Orwell y

                  ¿Por qué vale la pena leer a George Orwell?


En dos entradas anteriores analizamos a profundidad la obra de George Orwell, no será necesario insistir en ello. Es momento de repasar brevemente "Un mundo feliz" (1932), el original titula "Brave New World", novela distópica de otro inglés, sobre ciencia ficción social, Aldous Huxley, escrito a la sombra del ascenso del fascismo. No ensayaremos aquí una biografía de Aldous Leonard Huxley, éste escritor -vale resaltar- tenía interés en temas como la espiritualidad, el misticismo filosófico, la parasicología; entre otras cosas Huxley estaba interesado en la eugenesia, que en su tiempo se concibió de forma infame por las más oscuras y peligrosas ideas del siglo XX. Huxley pensaba que la modernidad podría mejorar a la gente, que la ciencia pudiera curar el dolor y las dificultades del ser humano.


El autor de 'Un mundo feliz', Aldous Huxley, en 1958 © Philippe Halsman  Magnum Photo

Su escenario de "Un mundo feliz" refleja un estado mundial del futuro dirigido desde un edificio gris de 34 pisos. En la entrada principal: "CENTRAL LONDON HATCHERY AND CONDITIONING CENTRE" y un escudo con el lema del Estado Mundial: COMUNIDAD, IDENTIDAD, ESTABILIDAD.

Ambientada en el siglo XXVI (2540) en Londres (el año 632 después de Ford). En general, críticos señalan que el autor trazó un "panorama sombrío de una utopía científicamente organizada". Respecto a Henry Ford, se advierte que la sociedad de Huxley inicia en 1908, año en que el primer automotor Ford -el modelo “T”- fue fabricado y la consecuente fabricación en serie; el símil es ese, la creación de seres en masa por incubación. En la novela Ford sería como un dios, las fechas de la historia son antes de Ford y después de Ford ( a.F - d.F)


Una de las tantas ediciones de "Un mundo feliz". A la derecha Huxley en 1960

El feliz nuevo mundo de Huxley empieza con una disyuntiva. ¿La guerra puede terminar con la civilización? o, ¿puede brindarse garantías de seguridad por medio del control sociológico? El mundo se decanta por un eficiente estado autoritario y centralizado que logra la paz a través del consumo y el placer (incubadoras en lugar de madres, centros de acondicionamiento en lugar de padres, muchas salas de cine y campos de golf, libertad sexual, etc.) El pensamiento científico, la experimentación y hasta la mayoría de la literatura están prohibidos como subversivos.

Los habitantes se clasifican en una jerarquía social que se impone según su inteligencia genéticamente condicionada, por lo mismo se trata de una sociedad desigual, clasista (castas), donde el adoctrinamiento social y el anestesiamiento con fármacos es la norma. "Pasivamente" se logra el control de un orden autoritario a costa de la libertad individual. En el trasfondo, la oculta influencia de las élites es otra advertencia para el mundo real en camino hacia un mañana. 

Entre otros tópicos Huxley "vaticina" la prosperidad científica sobre todo en el área humana, pero con una conciencia de clase donde prima la sociedad ante el individuo, esa es la base de su civilización que se acopla a una sociedad distópica de "hipnopedia" o aprendizaje a través del sueño (sutiles formas de manipular psicológicamente), la medicina con sus productos farmacéuticos, la afamada tecnología reproductiva, cultivos humanos, entre otras particularidades en las que destaca el "condicionamiento social", que en el mundo real no es ninguna novedad dentro de una sociedad manipulada: se basa en el entretenimiento de masas y el arte de la persuasión, es decir, anulando el pensamiento crítico, una educación inferior y aplicando ciertos tabúes sociales. Por ende, expresiones como la individualidad, independencia y moralidad son desalentadas por ser "anormales" y "vulgares". 


Otra edición de "Un mundo feliz"; a la derecha, retrato de Huxley por Jonathan Long

En "Un mundo feliz" la sociedad se divide en castas: Alfa, Beta, Gama, Delta y Epsilones. Todos son creados en probetas, en un "ideal" de felicidad, nadie se queda sin "condicionamiento genético", nacen sin posibilidad de elegir su destino, pero siempre estarán felices, sin aspirar a otra casta distinta a la suya. Todos trabajan, son parte del engranaje y la estabilidad de la sociedad, pero debido a la "predestinación social", que parte desde la incubación, se conceden ciertos privilegios y responsabilidades, la libertad está supeditada a la forma de pensar, actuar, y relacionarse.

Los Alfas son los líderes, dedicados a la ciencia y la administración de la sociedad por ser los más inteligentes, en realidad se convierten en los únicos libres de la sociedad, ellos redactan las normas que condicionan la existencia social; otra característica es su mejor "condicionamiento" físico (apariencia). Su color identificativo es el color gris. Los Beta son menos inteligentes, pero son confortados al no trabajar tanto como los Alfa, se visten con el color vinotinto. Los Gamma son los que más desempeñan labores operativas, cuidan de los nuevos embriones, bebes y niños. Su color característico es el verde. Los Delta son buenos en crear cosas, pero no gustan de los libros, ni de las flores, su vestimenta es de color beige. Los Epsilones tienen un desarrollo intelectual limitado, muy obedientes al estar destinados para realizar las labores o sembrar los campos, son bajos de estatura, su uniforme es de color negro.

Todas las castas, terminada sus jornadas de trabajo, reciben su respetiva dosis de soma, droga que les mantiene tranquilos, evaden la realidad y los "problemas", sin ningún tipo de efecto secundario. El soma tiene “todas las ventajas del cristianismo y del alcohol; y ninguno de sus inconvenientes. Uno puede tomarse unas vacaciones de la realidad siempre que se le antoje, y volver de las mismas sin siquiera un dolor de cabeza o una mitología....”. Existen espacios de esparcimiento como el sensorama (realidad virtual y sensorial). No hay enfermedades, angustias existenciales o temor a la muerte, la libertad sexual es la norma -“todos pertenecen a todos”-, es un precepto de sabiduría hipnopédica. 


Aldous Huxley y otra edición de "Un mundo feliz"

"Un mundo feliz" es una sociedad perfecta donde no hay enfermedad, locura y problemas por desequilibrio emocional, la ignorancia se encuentran comúnmente en sociedades menos evolucionadas, representada por la "reserva salvaje".

Los protagonistas de la novela tienen sugestivos nombres... Marx, Lenin(a)... son Bernard Marx y Lenina Crowne (y otros personajes), pero solo Bernard desafía a esta sociedad, Lenina es la perfecta ciudadana feliz, conforme con su comportamiento, ignora como ejercer su libertad de pensamiento. Bernard se dirige a Lenina: "¿No te gustaría ser libre, Lenina?", le pregunta. -No sé a qué te refieres. Soy libre, libre para pasar el tiempo más maravilloso. Hoy en día todo el mundo está contento". - Él ríe: "Sí, 'Todo el mundo está feliz hoy en día'. Les hemos estado dando eso a los niños. Pero, ¿no te gustaría ser libre para ser feliz de alguna otra manera, Lenina? A tu manera, por ejemplo; no en el camino de todos los demás". -No sé a qué te refieres- repitió ella.

Bernard Marx es un alfa, con mayor capacidad intelectual que el promedio de su clase, lee, no responda al condicionamiento, siente los problemas sociales, se ha convertido en un inadaptado social, rechaza tomar soma y prefiere ser infeliz expresando su inconformismo, lo que acarrea inconvenientes con su jefe el director del Laboratorio de incubación y acondicionamiento. Marx consigue un permiso para visitar la Reserva Salvaje, donde lleva a Lenina... Cuando Savage se da cuenta de que Mustapha Mond también conoce versos de Shakespeare, se comprende que es Mond quien hace las leyes y, por lo tanto, puede violarlas como le plazca. Es Mond quien envía a Bernard a las islas "afortunadas" porque, de lo contrario, las personas que quisieran hacer cosas como pensar y leer a Shakespeare tendrían que ser enviadas a la cámara letal...

Dejemos el resto para los interesados en leer la novela.

"Un mundo feliz" fue prohibido y cuestionado en muchas ocasiones, probablemente eso influyó para que en 1958 Huxley escribiera "Brave New World Revisited" (en castellano, "Nueva visita a un mundo feliz"), allí puntualiza diversos problemas socioeconómicos que alentó el nacimiento de la futurista novela y recoge ensayos anteriores, analizando el contenido de su novela y brindando una apreciación de la civilización occidental con sus equívocos y aciertos, así como anota amplias referencias a 1984 de Orwell. 




Nuestra intención en este posteo no es profundizar exclusivamente en la novela de Aldous Huxley, sino comparar su obra con 1984 de George Orwell. Existiendo brillantes análisis que confrontan estas dos novelas distópicas, nos limitaremos a resumirlas lo más explicativo que sea posible (no hay necesidad de ahondar en algo que ha sido estudiado a profundidad por expertos en la materia y, por supuesto, colocándolas en nuestro línea de tiempo real).


¿Dos ficciones convertidas en realidad?



Antes de equiparar a los dos literatos británicos, de pasada merece recordar que los autores no son exclusivos en esta temática. Además tenemos las ficciones de Yevgeny Zamyatin, Margaret Atwood, Philip K. Dick y hasta Frank Kafka, que encarnan en el presente "un manual de operaciones para el estado de vigilancia moderno". ¿Kafka?, sí, en su novela "El Castillo", plantea un mundo donde realmente no se hace nada, plagado de una burocracia ruidosa que "labora" en el Castillo, inaccesible al igual que su líder. El mundo de abajo, el campesinado realiza trabajos serviles de mala paga, discuten entre sí, difunden rencores y especulan vanamente sobre conspiraciones de las autoridades del Castillo.

Pero, las dos grandes visiones de una distopía futura serán siempre "1984" de George Orwell y "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Huxley contempló la primera etapa de nuestra esclavitud, Orwell la segunda etapa (se explicará más adelante).


Orwell vs Huxley

Similitudes y diferencias


Huxley, fotografía de 1957 de la  revista Time; Orwell (vía Ulstein Bild Getty images)

Muchos creen que los dos novelistas ofrecen "profecías" distintas, pero se puede encontrar muchos detalles en común, como tantas diferencias, las dos narrativas anti utopías conjeturan un sombrío futuro en lugar de uno descollante para la humanidad, una posteridad moldeada por armas de destrucción masiva, la guerra nuclear en Orwell, en Huxley las armas biológicas y químicas. Ambas retratan el triunfo del totalitarismo en un mundo sin valores.

A pesar de toda la superposición, generalmente se los considera versiones contradictorias y conflictivas del futuro. La distopía de Huxley es otra expresión de ficción especulativa, distinta a la novela de Orwell, Huxley no profundiza en el "presente" como Orwell (en su línea de tiempo real), traza, proyecta tendencias hacia el futuro. 

Orwell tenía razón en muchas cosas, Huxley también; sin embargo, el marco de Huxley se diferencia en que es más científico y filosófico, Orwell está políticamente comprometido. Las dos novelas coincidieron en el peligro de una perpetua estratificación social, la humanidad dividida en categorías determinadas por clases tradicionales combinadas con sistemas de lealtad totalitarios (Orwell) o la ingeniería biológica y el condicionamiento psicológico (Huxley). Los dos autores pensaron que el futuro estaría dominado por Estados Unidos y que los gobiernos dedicarían esfuerzos para incitar el consumo económico; ambos imaginaron sociedades futuras obsesionadas con el sexo, aunque de maneras diametralmente opuestas: represión estatal y celibato en el caso de Orwell; promiscuidad deliberada y narcotizante en el caso de Huxley.

Los dos novelistas escribieron advertencias. Orwell dijo que la humanidad afronta un estado permanente de guerra y control mental totalitario. Huxley señala que la humanidad se enfrenta a un mundo futuro tranquilizado por el placer, las drogas y las distracciones voluntarias de la “infantilización civilizada”.


George Orwell en 1946; Aldous Huxley en 1960
 

En el artículo ¿Mil novecientos ochenta y cuatro o "Un mundo feliz"?, el profesor Ruel F. Pepa aprecia que "hay dos modelos diferentes de una sola intención: la manipulación de la personalidad a través de la ingeniería humana, tanto psicológica como fisiológica, para llevar a cabo la formación de un orden social en el que los habitantes ya no aspiran a un estatus de vida más alto, ya que su condición actual es satisfactoria según los estándares de seguridad material medidos en términos de estabilidad económica. Según su parecer, el autor expresa: "En estrecha comparación con la sociedad de Orwell, el "mundo feliz" de Huxley es el mejor modelo. Es más sofisticado, con todos los adornos de la ciencia y la tecnología modernas, y el aire de satisfacción impregna la atmósfera social. Sus habitantes son más civilizados y cultos en un ambiente donde no hay odio, envidia e inseguridad". 

En Orwell, todos se sienten miserables; en Huxley, todos están eufóricos. En Orwell, la avenencia se consigue con el dolor; en Huxley, el placer se obtiene por medio de la sumisión. En Orwell los sucesos pueden acontecer en solo una generación; en Huxley se espera que suceda seis siglos después. En Orwell se tiene miedo a los sensores de libros; en Huxley no se teme a los sensores porque nadie esté dispuesto a leer libros. En Orwell se teme a quienes esconden la información; en Huxley nos saturan al punto que no se da más cabida a la información. En Orwell se tiene miedo de que nos oculten la verdad; en Huxley la verdad se vuelve irrelevante. En Orwell se teme a la cultura cautiva; en Huxley a una cultura banal.

En Orwell, el "Gran Hermano" (hoy el gobierno y sus socios corporativos) espían, vigilan cada uno de nuestros movimientos. En Huxley se produce una sociedad a la que se le priva sus libertades, pero en ambos casos están distraídos de cualquier deseo de rebelarse gracias a la propaganda o el lavado de cerebro y hasta lo disfrutan. En Orwell, la regla general es seguir la línea del Gran Hermano y todo estará bien, el control omnipotente es el miedo de cada ciudadano. En Huxley, el miedo, junto con el resto de las tendencias emocionales humanas, es generalmente inexistente en los peldaños inferiores del sistema de castas. En Orwell, el libre albedrío humano es un componente peligroso de la personalidad humana, tiene que ser frenado, controlado, amortiguado y finalmente sometido a la maquinaria estatal. En Huxley, no hay libre albedrío en absoluto, cada ser humano es un cautivo absoluto de su constitución fisicoquímica, configuración genética y condicionamiento ambiental.




Interrogantes planteadas por mentes críticas 

En "The Dystopian Nightmares of Orwell’s 1984 and Huxley’s Brave New World", ensayo de Arthur Hunt (2021), se presentan interrogantes que ya corrían en las mentes de la gente e intelectuales de la década de 1930, las dos distopías abordan controversias ampliamente debatidas que, salvando algunos detalles, hoy son más pertinentes que antes:

"¿Cuáles serían las implicaciones sociales de Darwin y Freud? ¿Qué ideología eclipsaría al cristianismo? ¿Se adoptarían las nuevas ciencias sociales con tanta pasión como las ciencias duras? ¿Qué pasaría si la ciencia gerencial se llevara al extremo? ¿Cuáles serían los efectos a largo plazo de la publicidad moderna en tiempos de paz? o ¿de la propaganda en tiempos de guerra? ¿Qué pasaría con la familia tradicional? ¿Cómo se resolverían las divisiones de clases? ¿Cómo darían forma al futuro las nuevas tecnologías?" 

En "Mil novecientos ochenta y cuatro" o en "Un mundo feliz", el profesor Ruel F. Pepa cuestiona seriamente la cordura de una mente pensante en esas sociedades basadas en la deshumanización institucionalizada. "Las llamamos sociedades, pero, ¿podemos todavía adjuntar el término "humano" para modificarlas? En última instancia, cuestionamos la humanidad de una sociedad en la que la libertad humana es inexistente, ya que esa libertad es la única garantía que otorga dignidad a la humanidad".

La persona "¿es un ser autónomo, es decir, un "ser-para-sí" dotado de libre albedrío y del poder inherente de organizar y, por lo tanto, determinar su futuro? ¿O es únicamente un "objeto" fisicomecánico cuyas ideas, pensamientos, sentimientos y decisiones son sólo subproductos de su constitución fisicoquímica, configuración genética y condicionamiento ambiental? ¿De dónde saca el sentido de su vida? O, tal vez la pregunta más fundamental es: ¿Tiene sentido su vida? ¿Está el futuro de la humanidad predeterminado por las limitaciones materiales en un sistema cerrado de realidad o depende de las elecciones y decisiones de cada uno en una realidad que está abierta a la operación sin trabas de su libre albedrío? O, dado que existe el libre albedrío humano, ¿podría el problema estar en la condición de que la mayoría de los seres humanos conduzcan sus vidas como ovejas en un rebaño cuyo curso es agitado, regulado y determinado por la minoría fuerte, dura y poderosa entre ellos? ¿Son la manipulación y el control una dinámica inherente para hacer que la sociedad sea ordenada y organizada, bien coordinada, bien administrada y gobernada adecuadamente?"

El profesor Pepa también reflexiona sobre los aspectos fundamentales del Estado dirigido por el Gran Hermano de Orwell y el "mundo feliz" de Huxley y plantea otras preguntas básicas: 

"¿Permitiría la dinámica de la humanidad la posibilidad de las sociedades de Orwell y Huxley? ¿No está la historia continua de la civilización humana repleta de desafíos y luchas, destrucciones y violencia, sacrificios y muertes, que son puras muestras agresivas de la disposición asertiva de la humanidad cuando se desafían y provocan tanto en contextos a pequeña escala como a gran escala? Considerar seriamente estas cuestiones nos lleva a dudar de la fundamentación realista de las presuposiciones de Orwell y Huxley. La siguiente pregunta que surge de esa duda es: ¿Crees que los ciudadanos de una nación dejarían que las personas en el poder formaran una sociedad orwelliana o un "mundo feliz" huxleyano sin oponer una lucha razonable?"

No todas las interrogantes planteadas pueden ser explicadas a cabalidad, otras explícitamente hallan respuesta por la lógica desarrollada por los autores citados en este ensayo. Simplemente debemos valorar el conjunto de ideas aquí plasmadas (y tampoco podemos extendernos de manera que aburramos y/o provoquemos confusión en el lector)



Otras características de las novelas paralelas a nuestro tiempo.

* (Este segmento es un resumen  del artículo de Arthur Hunt)


- La guerra y el ascenso del totalitarismo

En 1984, el establecimiento de estados totalitarios se debe a una guerra nuclear a la que sigue la guerra civil con un partido despótico que asume el poder. Los tres superestados autoritarios de Oceanía, Eurasia y Asia Oriental participan en una guerra perpetua, que proporciona material político constante para manipular a las masas.

En "Un mundo feliz" se habla de la relevancia de los padres biológicos, o de lo que “Nuestro Ford” llama “los terribles peligros de la vida familiar”. La vida se interrumpe por la guerra, la novela menciona un armamento capaz de crear un “enorme agujero en el suelo”, las reservas de agua envenenadas y bombas silenciosas de ántrax. Una Guerra de Nueve Años seguida de un gran colapso económico.

- El pasado borrado de la memoria pública 

Un lema de 1984 es “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado". El Partido controla el pasado y se ha encarga de eliminar los registros históricos contrarios a su ideológica visión del mundo. El pasado es irrelevante, pero el odio continúa como antes.

En "Un mundo feliz" todos desprecian el pasado al ser declarado bárbaro. Después de la guerra a los niños no se les enseña historia, la sabiduría de la nueva era señala que “la historia es una tontería”.

- La unidad familiar tradicional destruida

Orwell traza una sociedad en la que la lealtad del niño al estado predomina a cualquier devoción a sus padres. Sin duda, Orwell lo tomó de la doctrina de las Juventudes Hitlerianas y los Jóvenes Pioneros soviéticos. Los propios hijos delatan a los padres ante el Gran Hermano. Gran parte de los niños se forman en campos de huérfanos, la sexualidad es decadente, una condición considerada normal según los estándares del Partido.

En Huxley la familia biológica no existe, cualquier afecto familiar se considera grave. El desarrollo prenatal se controla en los criaderos gubernamentales con el uso de productos químicos. Los bebés no nacen, se decantan (sólo el personaje llamado Savage ha nacido de forma natural). Los niños están condicionados a ser consumidores y activos sexualmente. Todos son de todos. 


Estas ilustraciones corresponden a una nueva edición de "Un mundo feliz" de 2022 por Cup Publishing (Londres), Isaac Spellman es el artista ilustrador

- Pensamiento racional erradicado

En 1984, “la guerra es paz”, “la libertad es esclavitud” y “la ignorancia es fuerza”. El doble pensamiento es la capacidad de sostener simultáneamente dos opiniones que se anulan entre sí. En 1984 no se necesita pensar para estar despierto e inconsciente al mismo tiempo. Se limita y se altera el lenguaje y la cultura. El protagonista (Winston Smith) piensa demasiado, se dedica (por su trabajo) a borrar la verdad de la memoria pública, pero en la noche solo piensa como descubrir la verdad real. Termina perdiendo su capacidad de razonar por medio de "terapias"  que le inducen a amar al Gran Hermano.

En "Un mundo feliz" el protagonista Bernard Marx piensa demasiado (dicen que su cerebro recibió demasiado alcohol cuando era feto); por su lado, Lenina Crowne es una chica material, sus afectos residen en las máquinas de masaje, la ropa nueva, la música sintética, la televisión, volar y la droga soma. Lenina recita frases trilladas (gubernamentales) como: “Nunca dejes para mañana la diversión que puedes tener hoy”. "Bernard intenta que Lenina piense en cosas como la libertad individual, pero ella no acepta, responde: "No entiendo". Los personajes que más piensan, Bernard y Savage, acaban siendo aislados del resto de la sociedad por ser inadaptados.

- Inclinaciones religiosas reencauzadas

En 1984 el Gran Hermano es omnipresente. Su imagen se encuentra en monedas, sellos, libros, pancartas, carteles y paquetes de cigarrillos. Hay un cierto fervor religioso en los rituales obligatorios de los "Dos Minutos de Odio" y "La Semana del Odio" (Orwell lo tomó de las concentraciones nazis de Nuremberg), una especie de servicio religioso secular en el que se critica al diablo (Goldstein) y se adora a Dios (Gran Hermano).

En "Un Mundo Feliz", la parte superior de todas las cruces de las iglesias se ha cortado para formar la letra T (de Tecnología). El ritual se encuentra en los Servicios Solidarios y en Orgía-porgía. Al inicio de cada Servicio Solidario, el líder hace la señal de la T, enciende la música sintética y pasa la copa de comunión de soma. A medida que continúa el servicio, la música se vuelve más fuerte y el redoble de tambores más pronunciado. La congregación canta: "Ford, Ford, Ford". Todos bailan alrededor de la sala en un círculo vinculado hasta que la asamblea cae en un libertinaje de estilo pagano.


Estas ilustraciones corresponden a una nueva edición de "Un mundo feliz" de 2022 por Cup Publishing (Londres), Isaac Spellman es el artista ilustrador.


- Tecnología utilizada como medio de control

En 1984 existen telepantallas bidireccionales, helicópteros espías y micrófonos ocultos para vigilar a la gente. En  "Un mundo feliz", la tecnología en forma de criaderos, “feelies”, anticonceptivos y soma se utiliza como herramienta de acondicionamiento. En Orwell el control total es posible gracias a los avances tecnológicos. En Huxley, la sociedad se ha rendido ante el dios de la tecnología, la tecnología con T mayúscula.

- Una élite de la clase dominante controla a las masas

En 1984, el Partido Interior (el 2% de la población), ejerce el poder absoluto. El 13% son técnicos capacitados y el resto, los proles, son trabajadores esclavos. El Partido Interior toma y mantiene el poder únicamente por el poder: O'Brien le dice a Winston mientras lo tortura: “El Partido busca el poder enteramente por sí mismo. No nos interesa el bien de los demás; lo único que nos interesa es el poder”. “Si quieres tener una imagen del futuro, imagina una bota pisando un rostro humano... para siempre”.

En "Un mundo feliz" hay que crear clases (Alfas, Betas, Deltas, Gammas, Epsilones) para realizar las diversas tareas dentro de la sociedad. Nadie se opone porque todos han sido condicionados a pensar que su clase particular es la más feliz. Sin embargo, el mundo de Huxley es tan autoritario como el de Orwell, incluso si el condicionamiento se lleva a cabo a través de "sugerencias" repetidas durante la "enseñanza del sueño".

- Orwell y Huxley en la actualidad 

Se dice que Estados Unidos se asemeja más a la realización de la profecía de Huxley que a la de Orwell. Es posible que cualquier tiranía de rostro feliz se convierta rápidamente en una autocracia de rostro triste. Orwell creía que el mundo de Huxley era inverosímil, sostenía que las sociedades hedonistas no perduran y que Huxley no había creado una clase dominante convincente. Los "condicionadores" (término de C. S. Lewis) están hoy entre nosotros a medida que somos testigos de una mayor intrusión en nuestras vidas por parte del gobierno y percibimos una influencia más amplia sobre nuestra toma de decisiones por parte de las entidades corporativas.

"Los mundos de Orwell y Huxley son ficticios, pero en el momento de su publicación, ambas novelas eran especulaciones razonables de hombres talentosos basadas en condiciones ya existentes en el siglo XX. El paso de tres generaciones más no ha eliminado estas condiciones; más bien, sólo los ha agudizado. Las sociedades actuales ven su libertad cada vez más amenazada por desafíos como tener que vivir con armas de destrucción masiva, demencia histórica, el colapso de la unidad familiar tradicional, la irracionalidad, la pérdida del espíritu cristiano, la rendición de la cultura al dios de la tecnología y la concentración del poder en manos de unos pocos". 

* Arthur Hunt en "The Dystopian Nightmares of Orwell’s 1984 and Huxley’s Brave New World". (Another City, 2021)

 

Ilustración del artista Isaac Spellman, en la nueva edición de "Un mundo feliz"(2022) por Cup Publishing (Londres).


¿Quién predijo mejor el futuro, Orwell o Huxley?

¿En qué distopía vivimos actualmente? Varios analistas señalan que el mundo moderno parece una distopía en una versión oscura en la línea de tiempo. El morbo de los investigadores y lectores siempre estará en determinar, ¿quién tiene razón? o ¿quién predijo mejor el futuro? ¿Orwell o Huxley?. Existe prolijos análisis sobre ello, hay que leer mucho para tener una posición, aún así es difícil plantearlo de esa manera y vuélvese interminable explicarlo; de hecho, el solo resumir un cierto número de ensayos y acoplarlos a esta investigación se ha vuelto inacabable. 

Hay varios enfoques que satisface al menos nuestra curiosidad inicial. Lo siguiente son extractos y resúmenes de diferentes investigaciones.


Compendio de varios análisis

John Lanchester explica que Huxley esbozó conjeturas sobre hacia dónde se dirigía la sociedad (se han explicado), como resultado -a decir de la siguiente cita- puede afirmarse que fue Huxley y no Orwell, "quien hizo un mejor trabajo al predecir la vida moderna en el mundo desarrollado. El cambio en la actitud hacia el sexo, no es algo que mucha gente previó en 1932, pero Huxley sí lo hizo: la separación entre sexo y reproducción es completa en `Un mundo feliz´, como es casi completa en la vida moderna. Adivinó correctamente sobre el desarrollo de nuevas tecnologías en materia de anticoncepción y sexualidad, acertó en sus consecuencias. La promiscuidad no sólo es normal, se fomenta activamente. El sexo es una distracción y una fuente de entretenimiento, casi una droga. Huxley habría visionado nuestro mundo de aplicaciones de citas y entretenimiento masivo sexualizado. Los placeres y entretenimientos poco exigentes son fundamentales para el funcionamiento de la sociedad. Las fuentes de entretenimiento masivo juegan un papel vital, tienen como objetivo escapar del yo. El soma, fármaco sin efectos secundarios, garantiza la felicidad disociada. Huxley observa el uso moderno de antidepresivos, ansiolíticos y sedantes. En cambio Orwell vio un futuro en el que el Estado desaconsejaría el sexo. En este sentido estaba completamente equivocado y Huxley tenía la razón, había acertado".




Orwell también tiene lo suyo, se aprecia que varios dirigentes mundiales pretenden reescribir la historia e ignorar la verdad (EEUU y sus aliados), se observa un creciente énfasis en los crímenes basados ​​en el pensamiento. No tenemos un “Dos Minutos de Odio” oficial, como lo tiene el estado de Oceanía de Orwell, pero nuestros equivalentes en las redes sociales se acercan bastante. La idea de una guerra permanente de baja intensidad como nueva norma se parece mucho a nuestra guerra global contra el terrorismo; de hecho, encajaría muy bien en el mundo de acrónimos y neolengua de Orwell. 

"Una sociedad globalmente dominante gobernada por un partido y un líder fuerte, una sociedad que utiliza todos los métodos posibles de vigilancia y recopilación de datos para monitorear y controlar a sus ciudadanos, una sociedad que también disfruta de un aumento récord en prosperidad y abundancia, y que utiliza nuevas tecnologías sin precedentes, técnicas en ciencia y genética, esa sociedad se parecería mucho a una mezcla de las visiones de Orwell y Huxley. También se parecería mucho a la China actual". 

"Orwell y Huxley escribieron sus libros para intentar evitar que sus distopías se hicieran realidad. Su éxito en la profecía es también su fracaso, porque cuanto más en lo cierto están, más sus proyectos no hicieron lo que se suponía que debían hacer. Ninguno de los dos hubiera pensado que esa fuera una razón para perder la esperanza. Sus advertencias siguen siendo válidas. Todavía podemos cambiar de dirección". (John Lanchester: "Orwell v Huxley: whose dystopia are we living in today?". The Financial Times Limited 2019)




- John W. Whitehead, en un buen investigado artículo, señala: "Para ser un individuo hoy en día, para no conformarse, para tener incluso una pizca de privacidad, y para vivir fuera del alcance de los ojos errantes del gobierno y de los espías tecnológicos, uno no solo debe ser un rebelde, sino un rebelde. Incluso cuando te rebelas y tomas tu posición, rara vez te espera un final feliz. Te has convertido en un proscrito. Entonces, ¿cómo sobrevivir en el estado de vigilancia estadounidense? Nos estamos quedando sin opciones.

Sin embargo, como reconoció Aldous Huxley en Un mundo feliz revisitado: "Sólo los vigilantes pueden mantener sus libertades, y sólo aquellos que están constante e inteligentemente en el lugar pueden esperar gobernarse a sí mismos eficazmente mediante procedimientos democráticos. Una sociedad, la mayoría de cuyos miembros pasan una gran parte de su tiempo, no en el lugar, no aquí y ahora y en su futuro calculable, sino en otro lugar, en los otros mundos irrelevantes del deporte y la telenovela, de la mitología y la fantasía metafísica, encontrará difícil resistir las invasiones de aquellos que la manipulan y controlan". (John W. Whitehead "The Omnipresent Surveillance State: Orwell’s 1984 Is No Longer Fiction", The Rutherford Institute 2019)




- Por su parte, Charles Hugh Smith es del parecer que, por razones evidentes, las visiones ficticias de Orwell y Huxley resuenan como mapas del mal estado actual. El totalitarismo tecnológico, el dominio del capitalismo de vigilancia de las grandes empresas tecnológicas y de los gobiernos que impulsa la coerción. La visión de una población dopada, dependiente de los medicamentos, adictas al entretenimiento, que ama su servidumbre es un mapeo del futuro (presente). Hoy amamos nuestra servidumbre por nuestras interminables adicciones y dependencias de todo, los trastornos se aceptan como "normales", desde deudas hasta comida chatarra y analgésicos, nuestra servidumbre se ha normalizado tanto que ni siquiera reconocemos la servidumbre que sustenta la "vida normal".

Dice Smith, analizando la novela póstuma de Kafka ("El Castillo", 1926) que las sociedades pueden volverse muy disfuncionales, sin la autoridad que sugieren sus títulos oficiales, una burocracia inalcanzable e invisible, una población empobrecida dedicada al chisme y rumores, despojada de servicios básicos, recurre a pedir prestado para consumir, siendo una descripción justa de nuestra situación actual. "Todo es inquietante, son los locos años 20 de nuevo (no importa cómo terminó la década de 1920), la IA va a hacer que las corporaciones obtengan billones de dólares en ganancias al empobrecer aún más a la población, quiero decir en "mejorar la productividad"; nuestras incansables autoridades están trabajando arduamente para "resolver" todos nuestros problemas, ¿no escuchan el zumbido de las imprentas de "dinero" que funcionan las 24 horas del día, los siete días de la semana?" (Charles Hugh Smith "What Orwell and Huxley got wrong and Kafka got right". Oftwominds.com 2024) 




- Chris Hedges, en otro estudio crítico de estas obras, establece que: "Poco a poco hemos sido desempoderados por un Estado corporativo que, como previó Huxley, nos sedujo y manipuló a través de la gratificación sensual, los bienes baratos producidos en masa, el crédito ilimitado, el teatro político y la diversión. Mientras estábamos entretenidos, las regulaciones que una vez mantuvieron bajo control el poder corporativo depredador fueron desmanteladas, las leyes que una vez nos protegieron fueron reescritas y nos empobrecimos. Ahora que el crédito se está agotando, los buenos empleos para la clase trabajadora han desaparecido para siempre y los bienes producidos en masa son inasequibles, nos encontramos transportados de "Un mundo feliz" a "1984". El Estado, paralizado por déficits masivos, guerras interminables y malversaciones corporativas, se está deslizando hacia la bancarrota. Es hora de que el Gran Hermano tome el relevo de los feelies de Huxley, la orgía-pargo y el perrito centrífugo. Estamos pasando de una sociedad en la que somos hábilmente manipulados por mentiras e ilusiones a una en la que estamos abiertamente controlados". (Chris Hedges, "2011: A Brave New Dystopia". Ttruthdig.com 2010)


Aldous Huxley (Foto de Reg Innell/Toronto Star vía Getty Images

- Una valiosa explicación la encontramos en un video comentario (YouTube) "¿Quién tenía razón? 1984 vs. Un Mundo Feliz | Orwell vs. Huxley". Aquí se dice que "controlar a la población a través del condicionamiento, la premiación de la ignorancia y el consumismo siempre será más fácil que controlarla con la violencia y la prohibición". Huxley señaló a Orwell (le envió correspondencia) que "tenían que tener en cuenta la hipnosis y los barbitúricos en la configuración de una sociedad dócil que dependa más de la zanahoria que del palo, un método de control menos tangible pero mucho más efectivo... La eficacia de la ley radica en su disimulación, en su ocultamiento como ley, porque cuando el poder se hace visible el sujeto se hace consciente del dominio y por consiguiente presentará resistencia". 

En el capitalismo los sujetos están convencidos de que actúan por iniciativa propia, en realidad responden a los estímulos moldeados en la sociedad. "El capitalismo es represivo cuando quiere ser represivo pero también es el primer sistema de la historia de la humanidad que consiguió el control social a partir de efectos alegres. Es un sistema especializado en evitar esta visibilidad de las relaciones de fuerzas de poder, es un especialista en la construcción de la subjetividad, no por nada dios es Ford en el libro. La gran discrepancia entre la distopía que plantea Huxley con la realidad que vivimos es que en los tiempos en los que se escribió la novela todavía los medios de comunicación y la tecnología no ocupaban el lugar que ocuparon sólo unos años después, por eso se centra más en las drogas y en la hipnosis".


George Orwell fotografiado por su amigo Vernon Richards en 1946. Orwell (Archive University College, London)

Aplicando los procedimientos psicológicos (de Huxley) a través de los medios, el consumo es el instrumento que forja el deseo de los sujetos y los colma de dicha, "y si el objeto no puede cumplir nuestros sueños el problema no es el objeto, son nuestros sueños". El capitalismo del siglo XXI convierte a los sujetos en su propia empresa subjetiva en búsqueda del éxito social.

Como conclusión, este interesante video pregunta: ¿Quién tenía razón? "Lo más doloroso de esto es que con sus obras crearon un tercer tipo de público, el conspiranoico, el que piensa que todo es una conspiración o que les mienten hasta que la mentira se convierte en verdad

Tanto Orwell como Huxley escribieron sus libros para evitar que su distopía se vuelvan realidad y mientras más predicciones aciertan más fracasan en sus proyectos de evitar estos futuros. El sistema capitalista nos hace creer que somos libres, en realidad desconocemos las fuerzas que nos impulsan, llegamos al punto en el que el sujeto actúa fruto de su propia decisión de manera libre y racional, sin saber que todo fue programado. La crítica sigue apuntando en la misma dirección, la represión".


Una edición de 1984, abajo el mapa mundial imaginado en la novela.

- Charles Hugh Smith aporta algo más. "Orwell y Huxley se equivocaron en los límites de estos sistemas de control de pesadilla y efectividad. El totalitarismo tecnológico de espectro completo ciertamente puede imponer el cumplimiento de los comportamientos deseados y las expresiones de consentimiento. Estas estructuras imponen lo que no está permitido y el cumplimiento superficial, pero no pueden forzar lo que realmente hace que una sociedad funcione, no puede obligar a los individuos a no tener ambición o creatividad, convicciones, esperanzas y valores que inspiran a las personas a casarse por amor, formar una familia, tener hijos, o poseer valores o creencias más allá de la sincronización superficial del cumplimiento -más importante que la libertad individual- buscando la autoexpresión a través del logro. Lo que realmente sucede en las sociedades controladas por el Estado y el Capitalismo de Vigilancia es una estructura coercitiva decadente, sucedáneas, huecas, que exigen una apariencia de consentimiento completamente artificial y fácilmente falsificable que imita la devoción a los principios y narrativas que se imponen a la población". (Charles Hugh Smith) 

- El profesor Ruel F. Pepa considera que 1984 es una exposición de cómo funciona la sociedad bajo la mano de hierro de un régimen totalitario, el nuevo poder que expulsa a la religión tradicional con su(s) dios(es) de la esfera del sistema político de la sociedad sin deshacerse de la dinámica del miedo, que es siempre un factor preeminente en la mayoría de las religiones (método de manipulación, la presuposición arquetípica de Jung, la teoría del inconsciente colectivo). El impulso religioso primitivo de la especie humana sigue vigente, el miedo a lo desconocido es el factor primario de perturbación. 1984 es una exposición de cómo el llamado miedo religioso es tomado políticamente, preparara una sociedad pacífica y ordenada, habitada por ciudadanos obedientes leales al Estado y a los poderes detrás de él.




Dice el profesor Pepa que en 1984, se inaugura un nuevo "dios" mucho más poderoso que el nebuloso "dios(es) en el cielo" de las religiones tradicionales, se conoce como "Gran Hermano", el "director de orquesta" de una sinfonía de miedo que caracteriza al nuevo orden social con leyes inflexibles e inquebrantables, una sociedad condicionada por el miedo en todas las áreas de la vida, un estado de continua aprensión y terror todo el tiempo. Los movimientos y actividades de los ciudadanos, tanto en público como en privado, son monitoreados constantemente por cámaras omnipresentes 

Esta situación en la actualidad es una realidad, aunque no se trata exactamente de un entorno político totalitario, ni las condiciones son tan duras como en el tiránico ambiente de la ficción de Orwell. En la "Era de la Información" -nuestro tiempo- se puede acceder al flujo constante de información a través del monitoreo en línea. "En otras palabras, nosotros, los habitantes del mundo posmoderno, estamos generalmente sometidos de una forma u otra a la vigilancia constante de los poderes fácticos, tanto en el panorama global como en el nacional. Es posible que en este momento no haya un castigo proporcional para cada fechoría y mala conducta que comete la gente, pero la rápida evolución de la tecnología de la información que hemos tenido en la realidad posmoderna podría tarde o temprano ser utilizada por regímenes despóticos y autoritarios como una herramienta concreta para efectuar medidas opresivas y onerosas contra sus propios ciudadanos". 

Un mundo feliz de Huxley es un escenario diferente, manipulación humana, control social, "ingeniería social". A diferencia de 1984, no hay libre albedrío en absoluto, cada ser humano es un cautivo absoluto de su constitución fisicoquímica, configuración genética y condicionamiento ambiental. Por lo tanto, un "mundo feliz" es la creación de predeterminados habitantes funcionales y productivos; se aplica la manipulación psicológica y el condicionamiento mental, condiciones para la formación exitosa de individuos físicamente sanos para el mantenimiento de una sociedad fuerte, bien equilibrada y bien estructurada, todo esto es absolutamente necesario. (Ruel F. Pepa, "Nineteen Eighty-Four or “Brave New World”?", 2020)




- Finalmente, Chris Hedges se enfoca en el Estado Corporativo. Señala que las actuales y sofisticadas tecnologías de control corporativo, intimidación y manipulación de masas superan con creces las empleadas por los estados totalitarios anteriores, están enmascaradas por el brillo, el ruido y la abundancia de una sociedad de consumo. Las libertades civiles sin orden judicial están siendo eliminadas, la educación pública, la atención sanitaria se han entregado a las empresas para explotarlas lucrativamente, los empleos bien remunerados no van a volver. Los que alzan la voz disidente contra las corporaciones son ridiculizados por el establishment corporativo como bichos raros.

El Estado corporativo se esconde detrás de la cortina de humo de la industria de las relaciones públicas, la industria del entretenimiento y el materialismo de mal gusto de una sociedad de consumo, nos devora de adentro hacia afuera. No nos debe lealtad ni a nosotros ni a la nación. El Estado corporativo no encuentra su expresión en un líder demagogo o carismático. Se define por el anonimato y la falta de rostro de la corporación. Nos ocupamos comprando productos que prometen cambiar nuestras vidas, hacernos más seguros o exitosos a medida que nos despojan constantemente de derechos, dinero e influencia. Nos fascinan con los "continuos avances tecnológicos", una cultura cargada de sueños de control y posibilidades en constante expansión, cuyos habitantes son propensos a las fantasías porque la gran mayoría tiene imaginación pero poco conocimiento científico".




En algún momento tendremos que enfrentarnos a algunas verdades muy desagradables. La fachada se está desmoronando. Y a medida que más y más personas se den cuenta de que han sido usadas y robadas, pasaremos rápidamente de "Un mundo feliz" de Huxley a "1984" de Orwell. Vivimos cada vez más en la Oceanía de Orwell, no en El Estado Mundial de Huxley. Todos los excesos están justificados. Todo presagia el cambio de Huxley a Orwell. Los mayores déficits en la historia de la humanidad significan que estamos atrapados en un sistema de servidumbre por deudas que será utilizado por el Estado corporativo para erradicar los últimos vestigios de protección social para los ciudadanos, incluida la Seguridad Social. El Estado ha pasado de una democracia capitalista a un neofeudalismo. 

Y cuando estas verdades se hagan evidentes, la ira reemplazará a la alegre conformidad impuesta por las corporaciones porque el totalitarismo invertido ya no funcionará. La era de la diversión está siendo reemplazada por la era de la represión. Somos la ciudadanía más vigilada y espiada en la historia de la humanidad, captada por miles de cámaras de seguridad. Nuestras inclinaciones, nuestros perfiles y hábitos se registran electrónicamente. El enemigo está en todas partes. Aquellos que no cumplen con los dictados de la guerra contra el terrorismo, una guerra que, como señaló Orwell, no tiene fin, serán brutalmente silenciados.


George Orwell en la BBC

"¿Comienzas a ver, entonces, qué clase de mundo estamos creando?" Orwell escribió: "Es exactamente lo contrario de las estúpidas utopías hedonistas que imaginaban los viejos reformadores. Un mundo de miedo, traición y tormento, un mundo de pisotear y ser pisoteado, un mundo que crecerá no menos, sino más despiadado a medida que se refine". (Chris Hedges, "2011: A Brave New Dystopia". Truthdig.com)


Quiero terminar este ensayo - recopilación con una interesante frase de Robert J. Burrowes: "Nuestra identidad como Homo Sapiens está amenazada por la biología sintética, los humanos juguetean mientras la humanidad arde, ¿será una muerte cercana o una esclavitud transhumana?" Ante un ataque multidimensional y altamente coordinado contra nuestra humanidad la mayoría de los seres humanos se repliega con miedo. En ese estado, las personas son incapaces de resistirse".


Huxley

La tecnocracia avanza rápida y amenazadoramente, hay amenazas menos conocidas planteadas por la geoingeniería, la biología sintética, la inteligencia artificial, el transhumanismo, el medio ambiente se ha convertido en un arma mediante productos químicos, electromagnetismo y nanotecnología. Se dice que la IA (Inteligencia Artificial) exterminará a los humanos mediante la biología sintética. ¿Es el “gran reinicio” de la élite, que está aplastándonos política, económica, médica y tecnológicamente, una adaptación de Huxley?

¿Se está acabado el tiempo? ¿Se puede aún actuar de manera efectiva y detener lo peor de lo que ya está sucediendo?. Ciertamente habría sido mucho mejor si hubiésemos actuado antes.



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Fuentes de consulta:








Wikipedia y otras notas de prensa. 

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