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27 octubre 2022

100 años de la revista satírica soviética "Cocodrilo" (I)




 por Tito Andino

Revista de diversas fuentes 


Крокодил - Cocodrilo 

La principal revista satírica soviética

Homenaje 100° aniversario


Este es el artículo de introducción de una serie de siete entradas sobre la revista Cocodrilo como homenaje a su 100° aniversario (pese a que la revista dejó de existir hace un par de décadas). Con temática entretenida, viene acompañada de numerosas ilustraciones de Cocodrilo en orden cronológico (1941-1946) y textos comprensibles al optarse el género de la ENTREVISTA a especialistas contemporáneos, eludiendo así la propaganda ideológica soviética de aquella época, así como las confusas explicaciones en materia filosófica, sociológica, cultural, etc., etc., a la que nos acostumbran escritores académicos.

Cocodrilo sigue conservando el interés de investigadores por conocer la historia de la mejor y más grande publicación satírica de la era soviética. La revista no se especializaba en temas bélicos, desde su nacimiento se convirtió en un medio de crítica de la política y sociedad soviética y mundial. Cocodrilo gozaba de una amplia licencia para satirizar a figuras y eventos políticos; por supuesto, muchas "vacas sagradas" del estalinismo no podían ser tocadas y durante los duros años de la invasión alemana debió someterse a la censura oficial.


Izquierda, el Primer número de Cocodrilo del 4 de junio de1922; a la derecha una edición de 1923.

Cocodrilo se fundó en 1922, llegó a publicarse tres veces al mes con una tirada que alcanzó en sus mejores tiempos los 6,5 millones de ejemplares. Nació como suplemento satírico de "Rabochaya Gazeta" (la "Gaceta de los Trabajadores"). Desde 1923 se editó un apéndice de la revista en formato de libro pequeño (sin nombre) destacándose el trabajo artístico de los mejores satíricos, conocidos escritores y poetas como: Mikhail Zoshchenko, Ilya Ilf, Evgeny Petrov, Samuil Marshak, Vladimir Mayakovsky, Sergey Mikhalkov, Lyudmila Petrushevskaya; y, dibujantes como Evgeny Vedernikov, Yuliv Ganfa, Vladimir Galba, Boris Efimov, Kukryniksy, Ivan Semenov, Yuri Fedorov, etc. 


Números de Cocodrilo de los años 1925-1926

Tras el cierre de Rabochaya Gazeta en 1930, el editor de Cocodrilo pasó a ser Pravda. Al elegir la actividad satírica, Cocodrilo pudo actuar con algo de independencia pero involucrándose desde ese momento en todas las campañas políticas soviéticas. En 2000, debido a la insuficiente financiación, Cocodrilo dejó de publicarse. Los intentos de revivir la revista se dieron en dos ocasiones: de 2001 a 2004 y de 2005 a 2008 con el editor en jefe, Sergei Mostovshchikov. 




Como referimos, aunque parezca mentira, los temas de Cocodrilo tocaba los "cojones" de los funcionarios de una acomodada burocracia partidista indiferente ante las necesidades de los trabajadores y los problemas cotidianos de la sociedad, reflejando sin tapujos el estilo del burócrata medio soviético. La revista dedicó mucha tinta a los empleados, a los habitantes de las ciudades y los intelectuales; expuso las desventajas de la vida económica del país puntualizando la vida ordinaria del pueblo y los problemas producidos por la bebida en el trabajo y de paso se burlaba continuamente de los enemigos ideológicos como grupos políticos, étnicos y religiosos opuestos al sistema soviético, en ese sentido también ridiculizó a los países capitalistas. 


Dos números de 1938 advierten del peligro nazi

Izquierda, una caricatura de 1939 sobre la injustificada intervención de Italia y Alemania en la política europea; a la derecha, una portada de 1936, "valiosas promesas" muestra claramente lo que cuesta cualquier acuerdo con la Alemania nazi. Es cierto que esto no impidió la conclusión del Pacto Molotov-Ribbentrop en 1939.


La Gran Guerra Patriótica (1941-1945), como se la conoce en Rusia, fue un paréntesis en la especialidad de Cocodrilo, se transformó en una gran fuerza propagandística. La sátira movilizó a trabajadores y soldados del ejército soviético con sus hazañas en la retaguardia y en el frente. Muchos artistas satíricos de Cocodrilo lucharon en las filas del ejército rojo desde la primera línea de fuego desde donde despachaban a la redacción sus dibujos.



Estas portadas de 1941 corresponden a los primeros meses de la invasión alemana

Las ediciones de la revista durante la guerra se enfocaron en la lucha contra los invasores nazis, exponiendo los planes del ejército fascista, el llamado a una lucha despiadada contra el enemigo y la firme confianza en la victoria final, para eso inspiraron el patriotismo y ridiculizaron al invasor. Junto a las magistrales publicaciones políticas de Ventanas TASS convirtieron a un poderoso y terrible enemigo en una grotesca caricatura para la alegría del simple ciudadano, esa mofa del nazismo trascendió fronteras y continentes, sobre todo Ventanas de la agencia TASS conocida en los Estados Unidos antes de desatarse la Guerra Fría. 






Diversas portadas de Cocodrilo del año 1941-1942 (Haga click sobre las imágenes para verlas a mayor resolución)

En la posguerra, Cocodrilo volvió a su esencia, la sátira contra las profundas distorsiones sociales y la terrible burocracia del sistema, las caricaturas no parece haber ofendido al régimen de los soviets, más bien eran llamados de atención a los múltiples fallos de un sistema que se reflejaba imperfecto. Los bocetos trazaron muchos eventos famosos, por ejemplo, la Guerra de Vietnam o el cambio de poder en el país. La revista siguió ridiculizando a los burócratas, a los borrachos, a la delincuencia menor, hasta a la OTAN. 





Otros ejemplares de las portadas de Cocodrilo (1942-1945) (Haga click sobre las imágenes para verlas a mayor resolución)

Tras el colapso de la URSS, el intento de rehabilitar al famoso Cocodrilo logró publicar una edición mensual en 2005 bajo el mando del editor en jefe Sergei Mostovshchikov, quien protagoniza las entrevistas de las posteriores entregas de esta saga dedicada a la revista. Cocodrilo no pudo recuperar la clásica popularidad de antaño, los tiempos habían cambiado. La nueva versión fue impresa a propósito en papel antiguo de estilo soviético. Dejó de publicarse en 2008.

Por esa razón Sergei Mostovshchikov y la artista Svetlana Doroshev (directora de arte), junto a otros editores y autores emprendieron entre 2014 y 2015 un monumental proyecto de 12 libros categorizados y con comentarios explicativos sobre la "Historia a través de los ojos de un Cocodrilo del Siglo XX” (edición compuesta de cuatro volúmenes de tres números, cada libro tiene cerca de 300 páginas que son más ilustraciones que texto). El propósito: Descifrar el pasado con la ayuda de caricaturas, es decir, "cuándo las imágenes se vuelven más importantes que las palabras", eso nos lleva a la reflexión del por qué los dibujos atraen el interés por la historia. Un número de Cocodrilo de 1937 señala: "Es bueno hoy, viviendo en un país de abundancia, recordar los divertidos incidentes del pasado".


"Historia a través de los ojos de un Cocodrilo del Siglo XX” «ИСТОРИЯ ГЛАЗАМИ КРОКОДИЛА. ХХ ВЕК» (Edición compuesta por cuatro volúmenes de tres números cada uno, cada libro tiene alrededor de 300 páginas)


Libros de los volúmenes 1 y 2


Un álbum denominado "Victoria en los dibujos y caricaturas de la revista Cocodrilo", viene separado de la "Historia a través de los ojos de un Cocodrilo del Siglo XX". El álbum se compone de siete secciones: "Mensajes del frente", "La verdad del soldado", "Partisanos y vida", "Golpear al fascista", "Solo Hitler", "Cocodrilo en guerra", "Nuestra victoria". La variedad de temas contenidas en 160 páginas con 200 ilustraciones elogian el valor del soldado soviético y la cobardía del invasor nazi, la caída de Hitler y la alegría de la victoria. Cada sección se abre con una composición de Svetlana Dorosheva, editora artística de toda la obra.  

Este blog se especializa en la temática bélica y geopolítica por lo que prescindiremos del inmenso archivo de imágenes que representan la vida soviética, incluso la propaganda, para centrarnos en las caricaturas sobre la segunda guerra mundial. Se ha tenido que realizar una selección de ilustraciones, físicamente es imposible abarcarlo todo. Esta entrada y la siguiente recogen las portadas de Cocodrilo en ese período.

El presente trabajo -ni de lejos- emula o se compara con la majestuosidad de "Historia a través de los ojos de un Cocodrilo del Siglo XX”, no hay pretensión de imitarlo, la obra rusa no ha trascendido sus fronteras y lo que exponemos es el material propio recopilado en Archivos PDF de todas las ediciones de Cocodrilo (1922 - 2008). La secuencia de las ilustraciones del período de la IIGM es importante, de allí que arrancamos (desde la parte III) con 1941 hasta 1945-46 (última entrada); lo valioso de esto es la traducción de los textos que acompañan a las caricaturas.



Páginas interiores de dos ejemplares de Cocodrilo en tiempos de la segunda guerra mundial 

Por lo mismo, siguientes entradas, cuyo formato es la ENTREVISTA revelará los sencillos razonamientos del editor en jefe Sergei Mostovshchikov, de la directora artística Svetlana Doroshev y otros editores parte del proyecto (las entrevistas originales -en ruso- tienen contadas reseñas gráficas). Los conceptos claros de los entrevistados son una valiosa fuente para la historiografía, lógica y hasta psicológicamente responden a los cuestionamientos del por qué la existencia de Cocodrilo

Por ejemplo, Mostovshchikov, nos recuerda que en los años 40, el enemigo era Hitler y el fascismo. Existe una cantidad increíble de caricaturas de Hitler cuyos artistas desconocían cómo era realmente, pero siempre aparece con su ridículo bigote y flequillo, "por lo demás es diferente, siempre golpeado, humillado y ridiculizado. La única metáfora de ese período es Hitler, a quien ninguno de los artistas vio en vida, no dibujan a una persona específica, crean una metáfora, una imagen. No hay literalidad: la fantasía funciona".



Algunas caracterizaciones de Hitler por los artistas de Cocodrilo

Un comentario de la activista de derechos humanos Olga Kosorez explica la tragedia de la guerra, cuestiona si la sociedad alguna vez será capaz de hacer frente a este trauma y empezar a entender la guerra no solo a través del prisma del patetismo heroico

Para la artista Svetlana Dorosheva, "el período de guerra es el más humano. Sí, aterrador, sangriento. Pero al menos no hay lucha interna en relación a lo que ves, hay acuerdo. El resto de los períodos son muy contradictorios. En cuanto a la crueldad de las imágenes, me impresionan mucho más las imágenes divertidas sobre la guerra. Sí, da miedo, es cruel, pero al mismo tiempo, la vida continúa. Por supuesto, hay suficiente patetismo, pero tratamos de hacer el libro sin patetismo".

En una entrevista Dorosheva señala que las caricaturas pueden llegar a ser cosas extrañas y monstruosas, pero fascinan con su monstruosidad. Se llaman las cosas por su nombre, puede ser brutal y cruel, como lo fue Cocodrilo y en algunos lugares causa horror y disgusto, pero sin duda está hecho con talento, es brillante y variado.

Para no cansar al lector, esta serie de siete artículos ilustrados se alternarán periódicamente con otro tipo de publicaciones del blog. 





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MÁS PORTADAS DE LA REVISTA COCODRILO.

21 octubre 2022

¿Por qué sigue habiendo gente que cree que Hitler fue "socialista"?



por Tito Andino U.


Para no repetir temas ya esbozados, respecto a las aspiraciones imperiales de Hitler, por favor consulte los artículos sobre "Nazismo y Monarquía" en que se desmenuza a consciencia las relaciones políticas entre las dinastías reales germánicas y los nazis. En cuanto a la ideología política del nacionalsocialismo, quedó fundamentado en un magnífico material disponible para su consulta y que se complementa con esta entrega, "El nazismo un ensayo imperial", (publicado en 2018 y reproducido por otros medios), investigación que dio mucho que hablar, incluso con críticas negativas, que casi rayan en el insulto, censurando la veracidad sobre las pretensiones imperiales hitlerianas; mas, la presencia de comentarios positivos fueron un reconocimiento a un esfuerzo investigativo serio. De estos últimos surge la idea de puntualizar ciertos datos sobre aquella etapa de la historia alemana que sigue planteando dudas.

No obstante, debemos repasar, a groso modo, un antecedente referente a la Gran Guerra que tuvo tintes familiares. El Zar Nicolás II de Rusia, el Kaiser Guillermo II de Alemania y el Rey Jorge V del Reino Unido eran nietos de la Reina Victoria del Reino Unido, es decir, eran primos. Para aclarar mejor las cosas, Victoria era abuela directa de Jorge V y de Guillermo II, en cuanto a Nicolás II, su madre fue la hermana de la madre de Jorge, es decir, era nieto político de la Reina Victoria.

La princesa alemana Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld (alemana) fue la madre de la Reina Victoria (casada con el duque de Kent, Eduardo); el nombre secular de la futura reina Victoria era Alexandrina Victoria de Hannover (casa real de Hannover). La reina Victoria casó con Alberto de Sajonia-Coburgo (es decir, con un alemán). La reina Victoria fue la última monarca de la casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, era miembro de la nueva casa real de Sajonia-Coburgo-Gotha.  

El monarca ruso y el británico fueron aliados y enfrentaron a su primo alemán, el conflicto puso punto final a los estados monárquicos de Alemania y Rusia. Terminada la guerra solo Jorge V conservó su imperio, Nicolás II fue ejecutado y Guillermo II se exilió en los Países Bajos (Holanda). El Rey Jorge, pasado algún tiempo, cambió el nombre de la familia para eliminar sus vínculos familiares que los ataba a los alemanes, adoptando el de Windsor

Es evidente que los emparejamientos de los hijos de la reina Victoria con las casas reales europeas buscaba mantener la estabilidad político y social en Europa, pero causó el efecto contrario con la llegada de la Gran GuerraUna magnífica descripción de esos vínculos familiares y personalidades de los tres citados (quizá la más completa) fue escrita por la historiadora británica Miranda Carter, “The Three Emperors: Three Cousins, Three Empires and the Road to the World War One (Los tres emperadores: tres primos, tres imperios y el camino hacia la Primera Guerra Mundial).


Hitler, el político de extrema derecha




A pesar que no debería serlo, sigue siendo polémico y materia de controversia, incluso entre ciertos historiadores, la verdadera inclinación política de Hitler. Las siguientes líneas podrían ser vistas como contradictorias, pero no lo son. Debido a la compleja temática y sobre todo al indescifrable accionar de un delirante Adolf Hitler, quien se creía elegido por la "Providencia", debemos entender que asumía encontrarse por encima de cualquier doctrina

Recordaré que "BBC Mundo" realizó un reportaje con fines educativos tras la absurda polémica de si los nazis eran de izquierda... Definitivamente nunca lo fueron¿Los nazis eran de derecha? es una ligereza así calificarlo, porque desde que Hitler tomó la batuta se transformó en una agrupación radical de extrema derecha que velaba por la continuación de la Realpolitik alemana del expansionismo implantada en el pangermanismo. El nazismo constituyó en Europa el último ensayo imperialista (en el sentido estricto del término) por medio de la guerra.

El tema amerita una explicación más detallada.

Hitler, iniciada su bullada actividad política se declaró "revolucionario socialista"... pero nacionalista, no como los comunistas que eran "socialistas internacionales".

Algunos investigadores sostienen que fue un conservador (derecha política); otros siguen sosteniendo que nunca fue un conservador y eso, en parte, es cierto. No podríamos decir exactamente que era un conservador ya que despreciaba todas las instituciones tradicionalmente agrupadas en esa tendencia: la monarquía, la aristocracia y hasta la religión judeo-cristiana, solo en ese sentido se apartaba de la derecha, pero le daba igual, trabajaba para ella y pactó con ella para asumir el poder. 

No obstante, la actividad política a lo largo de su carrera tampoco fue de izquierda, mucho menos "revolucionario". En este punto podemos señalar que imitó a Mussolini, "socialista" de discurso pero derechista en la norma. En eso no hay ninguna diferencia con cualquier político demagogo, sea de derecha o de izquierda: siempre dicen hablar en nombre del pueblo, se rasgan las vestiduras por el pueblo y nos llevan a la guerra por el pueblo, etc.

Llama la atención esa admiración inicial de Hitler a Mussolini, cuando hizo su primera visita de Estado a Italia, pudo percatarse que quien manejaba los hilos era el Rey Víctor Manuel III, como jefe de estado, Mussolini era un simple jefe de gobierno. Luego, también tuvo que tragarse su orgullo y abrazar al rey Boris III de Bulgaria a quien, para variar, aborrecía; tampoco apreciaba al rey Miguel de Rumania, y éstos nominalmente fueron sus aliados en la guerra.

Hitler hubiese tomado, en su tiempo, como un insulto calificarlo como conservador ya que despreciaba a los Habsburgo y todo lo que significaba el Imperio Austro-Húngaro, donde había nacido, lo detestaba, insistía que los "judíos" Habsburgo favorecían a los eslavos. 

La alianza entre Austria-Hungría y Alemania en la primera guerra mundial, era para él una "alianza profana", una "hipocresía de los Habsburgo, que permitió a los gobernantes austriacos crear la apariencia externa de que Austria era un estado alemán", está escrito, no es invención. Esa enorme incoherencia hitleriana fue la razón para que se enrole como voluntario en un regimiento bávaro del "puro" Imperio Alemán; luego vendría su codicia de unificar a los austriacos, por constituir parte de los pueblos germánicos en un solo Imperio. 

En su mundo de contradicciones, Hitler el austríaco "socialista" anti Habsburgo era, a la vez, un pro-monárquico de las élites alemanas de quienes se desilusionaría con el tiempo.


El renunciante rey Jorge VIII (duque de Windsor) y su mujer Wallis Simpson, saludan a Adolf Hitler durante una visita a Alemania en 1937. A la derecha, en julio del 2015, una portada del tabloide The Sun (el periódico de mayor circulación de toda Gran Bretaña) reprodujo una vieja imagen parte de una breve filmación privada aparentemente realizada entre 1933-1934, cuando Isabel II tenía siete años, se puede ver a la joven reina haciendo lo que parece ser un saludo nazi. La casa real británica expresó su decepción por la "explotación" de imágenes de hace ocho décadas, que podían estar sacadas de contexto.
 


Fue una familia real alemana, la Casa de Wittelsbach, la que recibió el apoyo del pueblo ante el fallido golpe de Estado del 8 y 9 de noviembre de 1923 (putsch de la cervecería) de un ingenuo Hitler que aspiraba obtener el apoyo de los numerosos monárquicos aglutinados tras la figura del príncipe heredero Ruperto (Rupprecht) de Baviera, quien, desde el principio denunció a los nazis. 

Entonces, el odio de Hitler a la monarquía alemana se derramó ante tal desprecio, al poco quedó reflejado en el "Mein Kampf". Solo a partir de esa humillación tomó -supuestamente- la línea "socialista" para denunciar con mayor fuerza a la "aristocracia judía" y esbozar una futura "Nueva Alemania" en que prevalecería una aristocracia de la raza y de la sangre, una raza de señores que aboliría, según él, toda distinción entre clases ("aplicable" solo a la "raza aria").

¿Cómo conseguiría eso? Siendo una incipiente fuerza política que condenaba con vehemencia a los conservadores, aristocráticos, monárquicos, industriales y financieros "judíos" -aglutinados en la derecha-. Lo usual, se acercó a ellos, consiguió su apoyo y dinero, selló alianzas que le llevarían al poder. Con ese acto confirmó que sus enemigos eran los auténticos socialistas y comunistas contra quienes despotricaba abiertamente, acusándolos de seguir la línea del judaísmo internacional.



Es evidente que no fue un "revolucionario socialista"; y, por descontado, tampoco era un conservadorsus inclinaciones más bien monárquicas eran peculiares, propias de un caso patológico que se agudizó al ser humillado por los monárquicos; el "nacionalsocialismo", igualmente era puro cuento. Entonces, políticamente que era Hitler? 

Siguiendo sus líneas y comportamientos personales, no hay duda que su inclinación ideológica iba a la derecha, pero rechazaba los partidos políticos de esa tendencia (conservadores, monárquicos). Para él no existía otra opción que su propia doctrina. Por todo lo que significó el nazismo esa corriente no puede ser otra cosa que una expresión radical de derechas, una variante de eso que en general denominamos fascismo, creado precisamente para combatir a la izquierda y al naciente movimiento obrero

Otro rasgo peculiar de la personalidad política de Hitler constituyeron sus aspiraciones señoriales, sus delirantes sueños por ser aclamado como futuro Kaiser de los alemanes. Su concepción del mundo lo delata irremediablemente como un nacionalista monárquico, pero no vasallo de un señor, él era la encarnación de ese Señor. 


Hitler rechazaba la monarquía existente, al mismo tiempo, admiraba a unos cuantos emperadores que, según él, "aparecían a intervalos tan infrecuentes", -y él se consideraba un caso infrecuente-. Solo la grandiosidad de la "Providencia" permitiría que él forme parte de ese círculo de figuras casi divinas.

Como vemos, una valoración de las inclinaciones políticas de Hitler no puede ser explicada a la sana luz de una crítica racionalista, sino como un caso clínico y hasta mistérico (del misticismo). El mismo Hitler se encargó de aclarar que quien cree conocer al nacionalsocialismo solo como una fuerza política es que no conoce nada. La propia organización de su movimiento y las reglas del ala paramilitar (SS) nos adentran en un mundo muy alejado de la política cotidiana tal como la conocemos. Muchos de esos líderes, Himmler, por ejemplo, pertenecían a grupos esotéricos extremistas. Hitler hablaba de crear una orden de Caballeros Iniciados, la "Orden Negra" (en las SS). (Esto ya lo hemos tratado en otras ponencias: La Alemania nazi y la Rusia soviética: Sustitutivos de la fe y Pseudo ciencia en el país nazi.


El Kaiser Guillermo II, último Emperador de Alemania y último Rey de Prusia y Adolf Hitler, autonombrado Führer de los alemanes, terminó con la Constitución del sistema republicano y con él murió el Imperio Alemán.


Por otro lado, el Kaiser Guillermo II, en un infundado temor, creía que otras casas reales, como los Habsburgo (Casa Real de Austria. Como sabemos, los Habsburgo ocuparon un largo periodo el trono del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1438 y 1740); o, los Wittelsbach (Casa Real de Baviera), pretendían reclamar la corona abdicada por los Hohenzollern

La verdad es que, tanto los austriacos como los bávaros y todas sus ramas eran probados antinazisEl Príncipe Ruperto de Baviera y el Archiduque de Austria, Otto, tuvieron que exiliarse y algunos miembros de su familia terminaron en los campos de concentración. Los Habsburgo ya habían dejado de ser competencia hace mucho tiempo, no obstante, Hitler y los nazis los declararon enemigos del estado, dictándose leyes en su contra. Así que, tal fue la paranoia de Guillermo II que inicialmente abrazó a los nazis para impedir la "competencia" al trono. 

En la posguerra hubo aspiraciones por restaurar esas monarquías pero, en el caso bávaro, fueron las fuerzas de ocupación estadounidenses las que se opusieron. 

Guillermo II tenía una sola voluntad, restaurar la monarquía, exclusivamente para él o sus descendientes; sobra decir que quien podía conceder tal acto de "magnificencia" era el nuevo "führer" de los alemanes, Adolf Hitler, solo él podía restaurar a los Hohenzollern en el trono del Reich, un triste y mal sueño del ex Kaiser. 

El único que aspiraba legitimarse y erigirse -por derecho propio- como nuevo Emperador del Reich de los Mil Años- no era otro que el aprendiz de guía "espiritual" de los germanos, Adolf Hitler y eso solo podía hacerlo mediante la guerra de conquista y con los símbolos imperiales germánicos de los que iba apoderándose.

En los años de lucha por el poder, los viejos y conservadores monárquicos creían poder utilizar al cabo "socialista" que causaba revuelo en las calles, pese a ello sabían darse su lugar, repudiaban a Hitler y él correspondía con creces esos sentimientos. Hitler, un hombre sin escrúpulos, se valió de la monarquía y de la clase aristocrática, les resultaba interesantes para sus propósitos: legitimarse en el poder y recibir apoyo para sus guerras imperiales. Esos pasos le permitirían en el futuro aspirar a cosas más grandes -la Corona del Reich-. 

Inicialmente un venerado anciano, mariscal Paul von Hindenburg, se burló de la idea de convertir al "cabo bohemio" en canciller, dijo en broma que él "no lo haría ni director de correos de Bohemia mucho menos canciller". Mientras tanto, varios miembros de la realeza y aristocracia optaron por seducir a los nazis enrolándose en sus filas, pensaban que desde esa posición podrían consolidar una restauración monárquica, se engañaban.


Hitler junto al mariscal Paul von Hindenburg


Hoy sabemos con tanta certeza que las insinuaciones nazis de restaurar en el poder al Kaiser Guillermo II era una jugarreta para conseguir el voto de los monárquicos, a la vez que ganaba apoyo popular, inicialmente el Kaiser lo creyó. Ese ridículo idilio no duró mucho tiempo. Guillermo II calificaría al führer alemán como deshonesto y loco de poder, la respuesta de Hitler fue denunciar al Kaiser como "amante de los judíos". Ya era tarde, la dictadura y el camino del Imperio Hitleriano había iniciado, lo único que importaba en adelante era la figura Mesiánica de Hitler.

Tras el fracaso del golpe de estado, el 20 de julio de 1944, Hitler vio la oportunidad definitiva de eliminar a quienes temía y odiaba -la aristocracia-, precisamente el círculo donde nació la conspiración. Fue implacable en su persecución, encomendó la tarea a Heinrich Himmler. Apenas dos semanas después del fallido plan, se decretó la doctrina de la "sippenhaft", es decir, la "culpa de la sangre" o "responsabilidad de sangre", supuestamente basada en una antigua tradición germánica. 

La versión hitleriana de la "sippenhaft" declaraba a la traición como una manifestación de la sangre enferma, no solo del culpable, sino la de todos los integrantes de su familia. Himmler tenía claras las órdenes de su amo: "todos serían exterminados, hasta el último integrante del clan", era evidente que conforme la "sippenhaft", "habrá que extinguir hasta el último miembro de la familia del conde Stauffenberg".

Pero algo inesperado ocurrió, Himmler, el perro fiel de Hitler, no se atrevió aplicar la doctrina del todo, el Reichsführer de las SS sentía (en el fondo) adoración por la aristocracia y la alcurnia. Él decidió que "la sangre de familias como los Stauffenberg era demasiado preciosa como para malgastarla indiscriminadamente. En dicha sangre residía la pujanza y el vertu de los futuros dirigentes de Alemania. Así fue como la mayoría de los Stauffenberg se libraron del exterminio. Muchos fueron enviados a campos de internamiento. Distanciaron a los parientes y separaron a los niños de sus padres para confiarlos al cuidado del Estado. Las esposa e hijos de Claus y Berthold von Stauffenberg sobrevivieron, lo mismo que el otro hermano, Alexander, que no participó en la conspiración"

Cuentan los redactores del libro "Secret Germany" que ni los propios investigadores de las SD (servicio de seguridad de las SS) escaparon de esa admiración hacia sus víctimas, los investigados, interrogados y torturados oficiales aristócratas de la Wehrmacht. Ernst Kaltenbrunner, Jefe del SD, a petición de Hitler tuvo que ordenar redactar un informe detallado sobre la conspiración y sus promotores. Tal debió ser la profunda consternación del SS y de Hitler que no se habló más del tema, el concluyente informe terminó con un carpetazo. La realidad era que los propios nazis no dejaron de sentir admiración por esos hombres de distinguida personalidad y alta graduación. El informe describía al conde Stauffenberg como "un hombre realmente universal" y "un espíritu ígneo que fascinó y sirvió de fuente de inspiración a todos los que estuvieron en contacto con él"

Sería especular sobre la reacción de Hitler ante ese informe, aunque sus repulsiones eran demasiado conocidas ante la adversidad, es lógico suponer que su silencio se debió a las conclusiones del SD, aquellos hombres -los conspiradores- actuaron por patriotismo y no por traición, a esas alturas de 1944 ni el más fervoroso nazi podía desconocer el desastre al que habían sido conducidos por su Führer y sus pretendidas ínfulas imperiales. 

Conclusiones:


La corona, el orbe y el cetro de los Habsburgo, fueron sustraídos por Hitler del Palacio Imperial de Hofburg de Viena, antigua residencia de los Habsburgo, durante su visita a la ciudad tras el Anschluss (12 marzo 1938). Hitler aprovechó su discurso pronunciado en el Palacio de Hofburg, el 15 de marzo, para apoderarse de las joyas de la corona.


El "triunfo" de Hitler contra la monarquía se consolidó en la posguerra, un proceso que culminó con la desaparición de algunas monarquías europeas como la italiana, serbia, búlgara y rumana y la imposibilidad de rehabilitarlas en Alemania y Austria. El "socialismo" de Hitler produjo un acontecimiento no programado. El imperialismo, en estricto sentido, empezó a sucumbir en el mundo, dando pasó a las repúblicas presidenciales y parlamentarias y la aparición de las superpotencias mundiales y el manejo del mundo por otras vías (la globalización o imperialismo económico).

Hitler perdió la guerra, sí; consiguió que Alemania sea destruida, también. Pero, no necesariamente sus verdaderos patrocinadores fueron derrotados -los sinarquistas-; al contrario, esos grandes industriales y banqueros (incluidos alemanes que sirvieron a Hitler), las empresas internacionales, los supremacistas europeos salieron airosos de los procesos judiciales a los que se vieron sujetos como cómplices del nazismo, erigiéndose, de una vez por todas, como la única fuerza motora del destino económico y político de la vieja Europa. 

La hora de los políticos había terminado era el momento de dar paso a la gran industria que estableció -desde entonces- la regla básica: enemigos y amigos son la misma cosa en política, izquierda y derecha irán tras los mismos objetivos (hasta hoy). 

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Resumen de varias lecturas 

Artículos relacionados:

16 octubre 2022

Juicios de Moscú: la Edad Media estalinista



Introducción por el editor del blog

El artículo principal que daremos lectura es una publicación que proviene de un medio de Grecia (ξεκινημα - Primeros Pasos, definido como una organización socialista internacional, el texto ha sido traducido de la versión en inglés).

Los Juicios de Moscú, en realidad son tres juicios contra prominentes políticos y militares de la Unión Soviética (el militar de 1937 fue secreto) llevados entre 1936 y 1938. El de 1936 es materia central de este reportaje; el tercer juicio, "el juicio de los veintiuno", aconteció en marzo de 1938, destacando la conocida figura del político y filósofo marxista, Nikolai Bujarin. Hoy sabemos que esos juicios se basaron en declaraciones forzadas mediante intimidación y tortura, dirigidos tras bastidores por Stalin.

Mucho se ha escrito sobre el papel de Trotsky (traidor y cómplice de los nazis, según Stalin); y, por otro lado, de los servicios secretos nazis para conseguir -mediante la desinformación- que el sanguinario líder soviético decapite la cúpula política y, sobre todo, la militar, acción que habría conseguido el éxito inicial y arrollador de la blitzkrieg en el frente del Este. ¿Qué tan cierto es esto? Repasemos brevemente estos hechos.

Por lo mismo, es necesario algún repaso sobre el rol nazi en las purgas estalinistas. El objetivo de guerra más importante de la Alemania nazi fue la URSS, buscar la manera de infiltrar agentes secretos y ganarse a la población era tarea imposible, la nación de los soviets se hallaba protegida en cuanto a la influencia extranjera y con un severo control interno. Solo los arrebatos de Stalin facilitaron la tarea a los nazis porque planeaba eliminar a sus antiguos camaradas de lucha que, según él, podrían oponérsele, el Servicio de Seguridad de las SS (SD) tenía conocimiento de esas intenciones. Reinhard Heydrich exigió del Almirante Canaris, jefe del Abwehr, documentos originales de personajes rusos y alemanes para falsear una inexistente correspondencia entre oficiales de ambas naciones, "información" que se le haría llegar a Stalin. 

El dictador soviético, en el verano de 1937, desencadenó otra sangrienta purga contra sus colaboradores, destacando que sin la "ayuda" alemana la depuración se habría dado de todas formas, lo que no se cree es que hubiese llegado al terrible fin bajo influencia de los "documentos" nazis infiltrados que enviaron al verdugo a la élite militar que secundaba a Stalin. El enemigo número uno de los nazis quedó expuesto por un buen tiempo.


El mariscal Mihail Tukhachevsky y otros generales del Ejército Rojo, víctimas de la purga estalinista. El 11 de junio de 1937, la Corte Suprema soviética convocó un tribunal militar especial para juzgar a Tukhachevsky y otros generales por traición. El juicio se denominó el Caso de la Organización Militar Antisoviética Trotskista. 

La purga tuvo este resultado: Tres mariscales soviéticos; 13 jefes de Ejército, 57 comandantes de Cuerpo de Ejército; 110 comandantes de división; 220 comandantes de brigada; 11 Vicecomisarios de Guerra de la URSS, 75 miembros del Consejo Supremo Militar. Es decir, el 90% del generalato y el 80% de la oficialidad, tampoco se libraron en el servicio secreto, fueron liquidados el jefe, su sucesor y jefes delegados en Europa. Para rematar, el georgiano Lavrenty Beria fue nombrado jefe de la policía secreta e inició a ejecutar a los verdugos de 1937. 

Cuando se desató la guerra en 1939 Stalin contaba con escasos agentes en el exterior y en escaso número de países, y de quienes no se fiaba, incluso cuando alertaron de los movimientos de tropas alemanas vaticinando la próxima guerra contra la URSS, lo que acarreó el desastre militar inicial.

En lo que respecta a León Trotsky (nacido Lev Davidovich Bronstein), revolucionario y teórico marxista, fundador y primer líder del Ejército Rojo, Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores y de los primeros miembros del Politburó, se opuso desde la década de 1920 al ascenso de Josef Stalin. Trotsky fue depuesto ya en 1927 y expulsado del Partido Comunista, en el exilio fundó la Cuarta Internacional (se denomina trotkismo). Durante su exilio en México siguió oponiéndose a Stalin, alentó para que el Ejército Rojo se oponga al fascismo europeo, por lo mismo, lamentó el pacto de no agresión soviético - alemán, terminó asesinado en México (1940) por orden de Stalin.


Algunos ejemplares de la extensa investigación sobre Leon Trotsky

Algunos consideran controversial el rol jugado por Trotsky antes y durante la Segunda Guerra Mundial puesto que tras los juicios de Moscú de 1938 alentó un programa de transición una vez que se diera el derrocamiento del liderazgo soviético (Stalin), expresó que la nación de los soviets "debería centrarse en obras de utilidad pública en lugar de programas de armamento". Eso le valió más acusaciones por "traidor" al servicio de los intereses nazis contra la URSS y la consecuente propaganda en su contra.

Las siguientes líneas, aunque no siguen la secuencia de la cronografía de esta nota de introducción (purgas militares en la URSS, 1937 y proceso de 1938) confirman la paranoia política (temor, por ser suaves) de Stalin hacia sus camaradas. Y eso nos lleva al campo especulativo, ¿qué habría sido de la URSS sin Stalin? Y, a pesar de todo, ¿habría sobrevivido el estado soviético a la segunda guerra mundial sin el férreo liderazgo de Stalin?


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Juicios de Moscú: la Edad Media estalinista

 

Estado Mayor de Lenin en 1917. Solo Stalin, el verdugo, permanecía en 1940 entre los lideres que habían dirigido la Revolución 


por Panagiotis Vogiatzis

Titulo traducido al inglés del original en griego:

"Moscow trials: the Stalinist Middle Ages"

ξεκινημα - Primeros Pasos 

* Todo el material gráfico es añadido por el editor del blog (detectives de guerra)


El primero de los Juicios de Moscú comenzó el 19 de agosto de 1936. 

En agosto de 1936, la opinión pública mundial se sorprendió al descubrir que se había revelado una vasta conspiración en la Unión Soviética. Los viejos camaradas y colaboradores cercanos de Lenin, Zinoviev y Kamenev, así como varios militantes bolcheviques conocidos, fueron acusados de haber colaborado con el exiliado L. Trotsky en la organización para asesinar al miembro de Politburó S. Kirov en 1934. Supuestamente planeaban ejecutar a los miembros restantes del gobierno, sabotear la producción y el transporte del país y, en cooperación con la Gestapo, ¡prepararse para la victoria de Hitler en la próxima guerra! Lo más sorprendente es que los propios acusados se declararon culpables de la mayoría de los delitos de los que fueron acusados y fueron llevados inmediatamente al pelotón de fusilamiento.

Los hechos causaron una gran sensación. Los acusados eran figuras políticas conocidas que solo dos décadas antes habían derrocado al zar y habían desempeñado un papel decisivo en el establecimiento del primer estado obrero del mundo. ¿Qué había pasado? ¿Se habían convertido en enemigos jurados del movimiento obrero?


Pese a su amistad con Trotsky, el artista soviético Boris Efimov se vio forzado a ridiculizarlo en las caricaturas políticas de los periódicos de los años 30, satirizándolo como sirviente de los nazis. El propio hermano de Boris Efimov sucumbió en las purgas estalinistas.


Asfixiando la revolución

El "Juicio de los 16", en 1936, marcó el comienzo del acto final en un drama que había comenzado a desarrollarse una década antes. El aislamiento de la revolución en un solo país y el auge de la burocracia fueron llevando gradualmente a la Unión Soviética a una situación de completa asfixia, que ya no era posible ocultar. El liderazgo estalinista había implementado internamente una colectivización forzada de tierras agrícolas, que devastó regiones enteras y condujo a la inanición de millones de personas y, finalmente, a su muerte. La producción industrial estaba creciendo rápidamente, pero a un costo enorme. Las condiciones de vida de los trabajadores eran aún peores que a principios de la revolución industrial en Occidente. Enormes proyectos, construidos apresuradamente y sin una planificación elaborada, quedaron inacabados. Las explosiones y los desastres en fábricas y minas ocurrieron con demasiada frecuencia. Las cosas no fueron mejores en el campo de la política exterior. Las desastrosas teorías del "tercer período" y el "socialfascismo" condujeron a la derrota de la revolución en varios países; en Alemania estas teorías eran prácticamente responsables de entregar el poder a Hitler sin luchar. Era una cuestión de vida o muerte para la burocracia encontrar un chivo expiatorio para todos estos desastres.


Líderes revolucionarios soviéticos: Josef Stalin, Vladimir Lenin y Leon Trotsky en 1919. (otras fuentes dicen que no es Trotsky, sino Mihail Kalinin, quien tenía un asombroso parecido físico con Trotsky, como se aprecia abajo en una fotografía de 1938 (Fotografía: Universal History Archive/UIG)




Leon Trotsky y la Oposición de Izquierda a su alrededor habían previsto este desarrollo en una etapa temprana. Ya en 1926, en una reunión del Politburó, Trotsky acusó abiertamente a Stalin de "prepararse para cavar la tumba de la revolución". Tres años después, y ante la consiguiente ola de terror interno, Trotsky predijo que "la burocracia está destinada a cortar un río de sangre que la separará definitivamente del verdadero Partido". Esto estaba a punto de hacerse realidad de la manera más dolorosa.

En el momento de alcanzar el clímax de 1936-38, Stalin procedió de una manera implacable pero cautelosa. Aunque había logrado dominar completamente la vida interna del partido, las tradiciones bolcheviques seguían siendo fuertes. A principios de la década de 1930, aún no había logrado imponer su dominio personal absoluto sobre el Partido: este último resistía constantemente cada vez que surgía la cuestión de exterminar físicamente a los "enemigos del pueblo". Así, en una serie de juicios públicos, comenzando con el "Juicio Shakhty" en 1928, y pasando a los casos del "Partido Industrial" y los mencheviques en 1930 y la "Plataforma Ryutin" en 1932, todos los elementos que prevalecerían en los juicios posteriores, a saber, la completa falta de pruebas y pruebas reales, las confesiones imaginarias de los acusados, etc. estaban allí. Sin embargo, no había logrado, a pesar de sus esfuerzos, llevar a cabo ejecuciones. El punto de inflexión en este proceso fue el asesinato de Kirov en diciembre de 1934.

Kirov

Hoy sabemos que Kirov no era "un burócrata de tercera categoría" como Trotsky lo calificó en sus escritos de aquellos tiempos. Por el contrario, era la estrella en ascenso del grupo de liderazgo, miembro del Politburó y a cargo de Leningrado, la organización más importante del partido. Como había introducido algunas pepitas de liberalismo en su región, algunos sintieron que podía ser un contrapeso al propio Stalin. De hecho, fue el primero en votar para el Comité Central en el congreso de 1934 y un pequeño grupo de delegados consideró nominarlo para Secretario General. Por lo tanto, es obvio quién se beneficiaría de su muerte ...

Aunque no se han encontrado pruebas contundentes, es seguro concluir que, incluso si los servicios secretos, a saber, el propio Stalin, no participaron activamente en el asesinato de Kirov, ciertamente lo sabían y lo toleraron. Su asesino había sido arrestado armado frente a las oficinas del partido en Leningrado unos días antes, pero fue liberado de inmediato. ¡El guardia personal de Kirov murió dos días después en un accidente automovilístico en el que nadie más a bordo resultó herido! En cualquier caso, la muerte de Kirov marcó el comienzo de la mayor operación de terrorismo de Estado que haya tenido lugar en todo el mundo.


Josef Stalin y Nikita Khrushchev, 1936

Cientos de personas fueron condenadas en procedimientos sumarios y fusiladas durante los dos meses siguientes. Zinoviev y Kamenev, así como otros ex miembros de la oposición, que habían estado en el exilio durante más de dos años, fueron juzgados de nuevo (pero los juicios aún se celebraron a puerta cerrada) y los acusados se vieron obligados a asumir la "responsabilidad moral" por el asesinato. Las sentencias seguían siendo comparativamente leves: de 5 a 10 años de prisión. El terror se estaba organizando lenta y cautelosamente. Pero pronto los desarrollos se convertirían en una bola de nieve.

El clímax

Durante los siguientes tres años, entre 1936 y 1938, se celebraron tres grandes juicios abiertos. La primera tuvo lugar en agosto de 1936, la segunda en enero de 1937 y la tercera en marzo de 1938. En el medio, el juicio de los generales tuvo lugar en mayo de 1937. En estos procedimientos, toda la vieja generación de bolcheviques fue exterminada y el Ejército Rojo fue decapitado. Entre sus víctimas estaban todos los antiguos miembros del Politburó, desde 1917 en adelante: Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Rykov, Tomsky – que logró suicidarse justo antes de ser arrestado, Pyatakov – a quien se refiere en el "testamento" de Lenin como uno de los bolcheviques más competentes de la nueva generación, I. N. Smirnov – apodado "la conciencia del Partido" por su valentía y carácter impecable, Rakovsky, que fue el pionero en la construcción de partidos comunistas en Bulgaria, Rumania y Ucrania, Krestinsky y Serebryakov, secretarios del Comité Central en la época de Lenin, Mrachkovsky, un trabajador nacido en prisión de padres revolucionarios, Drobnish, que casi fue asesinado por los blancos durante la guerra civil, pero sobrevivió por accidente, y docenas de otros.


Juicios de Moscú, (diseño realizado por la página IzquierdaWeb)

Pero esto fue solo la punta del iceberg. Una masacre sin precedentes estaba teniendo lugar al mismo tiempo en toda la sociedad, destrozando el país. Solo en los años 1937-1938, según cifras oficiales de la época, 1,3 millones de personas fueron deportadas y muchas ejecutadas. Aún más fueron condenados a sentencias algo más leves. El terror reinaba en todas partes, paralizando cualquier iniciativa creativa y cualquier apetito por el trabajo. Cada segunda familia tenía un miembro en el exilio, en la cárcel o en la tumba. Siberia estaba llena de campos de trabajo forzado, los "gulags", donde los prisioneros morían la mayoría de las veces trabajando en proyectos de construcción que inmediatamente caían en desuso. Los supervivientes describen en sus memorias, condiciones increíbles incluso para la imaginación más morbosa.

Muchos se preguntaron qué sucedió cuando el terror parece detenerse "repentinamente" alrededor de 1939. Pero la razón es extremadamente simple y se basa en las matemáticas, ya que cada persona arrestada debía entregar al menos 3-4 más. Entonces, a principios de 1939, el 5% de la población estaba atrapada en la red de este horrible absurdo. Si esta situación hubiera continuado durante unos meses más, no habría quedado nadie detenido. Por espeluznante y paradójico que parezca, la "liberalización" de 1939 se debió en gran medida al número limitado de víctimas potenciales.

El terror, por supuesto, nunca se detuvo por completo, ni durante la guerra ni siquiera inmediatamente después, cuando el país estaba experimentando la euforia de la victoria. Solo los objetivos se volvieron más específicos (desplazamiento de grupos étnicos enteros, los casos de los Médicos, los Judíos, Leningrado y tantos otros). Los gulags continuaron existiendo después de la muerte de Stalin.

Pero, ¿por qué confesaron?

El mayor "misterio" que rodeó los juicios de Moscú desde el primer momento fueron precisamente las confesiones de los acusados. Los juicios se basaron enteramente en sus confesiones. En los casos en que miles de conspiradores estuvieron presuntamente involucrados, no se presentó ni una sola pieza de evidencia tangible, ni un solo documento incriminatorio. Cada vez que se intentaba esto, la burocracia era ridiculizada. En un caso, se suponía que una reunión había tenido lugar en un hotel de Copenhague, pero este hotel había sido demolido 15 años antes; en otro caso, Pyatakov supuestamente había viajado a Oslo en avión para reunirse con Trotsky, pero en ese momento ningún avión extranjero había aterrizado en Oslo durante meses. Entonces, ¿cómo fue posible que los revolucionarios experimentados y endurecidos se calumniaran a sí mismos y a sus compañeros de prisión con acusaciones tan escandalosas? Había demasiado humo, ¿cómo era posible que no hubiera fuego?

Este es otro de los decenas de mitos con los que la falsificación estalinista ha alimentado la historia. Cuando miramos de cerca estas "confesiones", el misterio ya no parece tan grande. En primer lugar, debemos tener en cuenta que este no fue un proceso de una sola vez. Por el contrario, fue un largo descenso, que para la mayoría de los acusados duró toda una década. A partir de 1927, cuando el grupo de Zinoviev decidió separarse de la Oposición, para que se les permitiera volver a unirse al Partido, comenzó un proceso casi irreversible. Al principio se les pidió a los opositores que proclamaran en términos políticos que la burocracia estalinista tenía razón y que estaban equivocados. Poco después se les pidió que admitieran que "sus posiciones ayudaban objetivamente al enemigo de clase", a pesar de que estaban políticamente desarmados. Poco después tuvieron que reconocer que tenían "responsabilidad moral" por las acciones de otros, presuntos terroristas y saboteadores. Luego se les pidió que denunciaran a Trotsky, que supuestamente estaba moviendo los hilos desde el exilio, y así sucesivamente. Si en algún momento los acusados decidían que no podían ir más allá, la burocracia los atacaba: "¿Te niegas a confesar? ¿Significa eso que todas sus proclamaciones anteriores eran falsas? Realmente no quieres ayudar a nuestra patria socialista", etc. Al mismo tiempo, un montón de confesiones de colaboradores, asistentes o familiares cayeron sobre ellos. En estas condiciones, y por supuesto porque los acusados también fueron torturados físicamente y sus familiares fueron amenazados, es natural que muchos de ellos no pudieron hacer frente a la presión.


Miembros del gobierno soviético en 1937. De izquierda a derecha: L. P. Beria, A. I. Mikoyan, A. A. Andreev, V. M. Molotov, M. I. Kalinin, K. E. Voroshilov, I. V. Stalin, L. M. Kaganovich, N. I. Ezhov. Moscú, Kremlin, 1937

Por el contrario, el círculo de opositores alrededor de Trotsky entendió a tiempo que no era posible capitular ante el régimen estalinista, por lo que lograron hacer frente a la presión, pagando un precio aún más alto, por supuesto. Mientras los acusados en Moscú confesaban crímenes imaginarios, los prisioneros trotskistas en los peores campos siberianos estaban en huelgas y huelgas de hambre, exigiendo mejores condiciones de vida y a menudo caían muertos bajo el fuego de armas. Cuando se concedió la amnistía, después de la muerte de Stalin, miles de prisioneros regresaron a sus hogares, pero no había un solo trotskista entre ellos. Todos habían sido exterminados hasta el último...

Algunos ejemplos

Pero las confesiones mismas, si se leen detenidamente, son muy reveladoras sobre su sinceridad y, sobre todo, sobre los límites que eran imposibles de cruzar para los prisioneros. Aquí encontramos algunos ejemplos de las transcripciones oficiales: En el primer juicio, el fiscal Vyshinsky le pregunta a Smirnov:

- Vyshinsky: ¿Cuándo dejaste el centro (terrorista)?

- Smirnov: No tuve que dejarlo, no había nada que pudiera haber dejado.

- Vyshinsky: ¿Existía el centro?

- Smirnov: ¿Pero qué centro...? 

El Fiscal pregunta a otros acusados, todos los cuales admiten la existencia de este "centro" y se vuelve hacia Smirnov, quien irónicamente afirma:

- "Ya que absolutamente quieres un líder para este Centro, entonces desempeñaré ese papel".

Al comienzo del tercer juicio, Krestinsky hizo la siguiente declaración:

"No reconozco que soy culpable. No soy trotskista. Nunca fui miembro del "bloque derechista y trotskista" (esta fue la acusación contra el acusado en ese juicio), que no sabía que existía. Tampoco he cometido ni uno solo de los delitos que se me imputan, personalmente; y en particular no soy culpable de haber mantenido relaciones con el Servicio Secreto Alemán".

Se necesitó una interrupción nocturna del juicio y esfuerzos de toda la noche por parte de la GPU (policía secreta) para que regresara a la corte al día siguiente completamente destrozado y declarara lo escandaloso:

"Ayer, un impulso pasajero pero agudo de falsa vergüenza, creado por este entorno y por el hecho de que estoy siendo juzgado, y también por la dura impresión que causó la lista de cargos y mi estado de salud, me impidió decir la verdad, decir que era culpable".

La evidencia más reveladora de la "validez" de los juicios, sin embargo, se incluye en el testimonio de Radek en el segundo juicio. Durante una de las maldiciones habituales de Vyshinsky (perros rabiosos, serpientes, escoria, etc.), el extremadamente inteligente e ingenioso Radek regresa a su antiguo yo por última vez y lo ataca:

"¿Qué pruebas hay en apoyo de este hecho? En apoyo de este hecho está la evidencia de dos personas: el testimonio de mí mismo, que recibí las directivas y las cartas de Trotsky (que, desafortunadamente, quemé), y el testimonio de Pyatakov, que habló con Trotsky. Todo el testimonio de los otros acusados se basa en nuestro testimonio. Si se trata de meros criminales y espías, ¿en qué puede basar su convicción de que lo que hemos dicho es la verdad, la verdad firme? "

Vyshinsky prefirió cambiar de tema de inmediato.

Finalmente, también es una mentira que "todos confesaron". Lo cierto es que solo los acusados que quedaron completamente destrozados se presentaron en los juicios abiertos (aunque ellos, como hemos visto, intentaron mantener algunos jirones de dignidad). Todos los demás recibieron disparos en secreto, la mayoría de las veces sin siquiera un juicio, o con "juicios" que duraron unos minutos. La burocracia misma, siendo tan meticulosa, tuvo que ser vista para proporcionarnos una prueba irrefutable. Los expedientes de los acusados del primer Juicio, numerados y por orden alfabético, llegan al menos hasta el número 38. Sin embargo, solo 16 acusados estaban presentes en la corte, por lo que al menos otros 22 estaban destinados a ser juzgados, pero nunca llegaron a la corte ...

¿La revolución devora a sus propios hijos?

Ya nadie puede creer que hubo siquiera una pizca de verdad en estas pruebas. Incluso la propia burocracia se vio obligada a refutarlos parcialmente en las décadas siguientes y rehabilitar a la mayoría de sus víctimas (excepto, por supuesto, el principal acusado, Trotsky, que siguió siendo un "enemigo" hasta el final). Sin embargo, el daño de estos juicios fue enorme. Aparte del monstruoso exterminio de millones de inocentes, la Revolución misma fue desacreditada en grado extremo. Muchas personas hicieron un juicio superficial y se apresuraron a culparlo en su conjunto. ¿Qué valor puede tener una revolución si termina de esta manera? Y, sin embargo, como hemos explicado anteriormente, la vergüenza no debe atribuirse a la revolución sino a la casta burocrática que la usurpó y tuvo que aniquilarla por completo, convertirla en su opuesto, antes de que pudiera avanzar en sus planes de consolidar su dominación. Todo lo que quedaba de la revolución de octubre, 20 años después, era el cambio en las fuerzas productivas que había implementado. Más allá de eso, también quedó un puñado de usurpadores, con Stalin a la cabeza, y algunos dichos huecos. El Partido Bolchevique de 1939 ciertamente no tenía nada que ver con el partido de la revolución, y hay pruebas numéricas de esto; ¡sólo el 0,3% había sido miembro del Partido antes de 1917! Los principales pilares del comunismo, la igualdad y el internacionalismo, habían sido completamente borrados por la política de la burocracia. Solo recordaban estas palabras prohibidas en los aniversarios y las usaban para justificar su propia existencia. De hecho, Stalin cavó la tumba de la revolución y pasó a la historia como la persona más estigmatizada en ella.

Horror en números


Derecha: Stalin visto por la pluma de Boris Efimov, 1924. Fue un acto suicida, el propio dictador le pidió a Efimov que la destruyera, pero no lo hizo, el dibujo sobrevive en el presente. Izquierda, una esclarecedora caricatura de Boris Efimov datada en 1987, se refiere a la absurda negación de los estalinistas que siguen expresando que "Stalin no sabía nada de las ejecuciones y ni siquiera sospechaba".


Si el horror y la paranoia se pueden describir en números, el período estalinista tiene innumerables de ellos para nosotros:

En 1940, todos los miembros del Comité Central de 1917 que no tenían la edad suficiente para morir por una causa natural, habían sido ejecutados o desaparecidos en el aire.

El 70% de los miembros del Comité Central de 1934 (que eran todos estalinistas leales) también habían muerto en 1940. Lo mismo ocurre con el Comité Central juvenil del Partido, el Komsomol.

Durante las purgas del Ejército Rojo, unos 35-40 mil oficiales fueron exterminados, incluido el 80% de los que tenían el rango de Coronel y superiores. No hay otro caso en la historia, en el que una conspiración que involucró al 80% de los oficiales más altos, no solo fue expuesta y derrotada, sino que no se libró ni una sola batalla. ¿Fue esto gracias a la determinación de la dirigencia política? ¿Cómo es esto posible cuando el 70% de este liderazgo también fue acusado de estar involucrado en la conspiración?

Podemos presenciar una situación similar en el servicio diplomático: mientras que solo 30 países habían reconocido a la URSS, 48 embajadores fueron ejecutados en las purgas. Como resultado, en la víspera de la guerra no había embajador soviético en Washington, Tokio, Varsovia y otras capitales.

A partir de cierto momento, eliminar a los conspiradores se convirtió en una especie de "tarea", ¡con la obligación de entregar una cierta cantidad dentro de un período de tiempo específico! Un telegrama típico de Yezov, jefe de la policía secreta, al jefe de la GPU kirguisa dice en pocas palabras: "Se le ha encargado la tarea de eliminar a 10.000 enemigos del pueblo. ¡Ejecución del informe"!

La fuerza laboral de la Unión Soviética en 1939 incluía: 600,000 trabajadores mineros, 900,000 trabajadores ferroviarios y ... 2,1 millones de guardias, guardias de prisiones y agentes de la policía secreta, sin incluir las tropas especiales del NKVD (Ministerio del Interior). Cuando estalló la guerra y las tropas de Hitler rodearon Moscú y Leningrado, 250.000 soldados de élite de la NKVD fueron bloqueados en los campos de concentración que custodiaban a los prisioneros.

En 1935, la pena de muerte para los niños de 12 años (!) se incluyó en el código penal. ¡Los sirvientes de Stalin justificaron esto en Occidente afirmando que "bajo el socialismo los niños crecen más rápido"! De hecho, debe haber sido el caso, ya que se han encontrado en los archivos declaraciones de niños de esa edad confesando que "habían formado una banda que operaba espiaba y saboteaba y tenían vínculos con la Gestapo"...

Cabe mencionar finalmente que los Juicios han sido descritos por algunos abogados occidentales sobornados como "joyas de la ciencia jurídica". Deben remitirse al discurso de clausura del abogado defensor en el juicio de Bujarin:

"Camaradas jueces, los hechos en este juicio son tan claros, ... que la defensa no encuentra ninguna razón para estar en desacuerdo con el camarada fiscal... En cuanto a las conclusiones políticas y morales, el discurso del Fiscal fue tan amplio que la Defensa siente la necesidad de respaldarlo de todo corazón..."


ξεκινημα - Primeros Pasos

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