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14 junio 2016

PSEUDO CIENCIA EN EL PAIS NAZI (1)


Introducción

Una animación gráfica actual que representa una faceta oculta del nazismo, identificándose como una antigua Orden Caballeresca. 


Tito Andino U.



Parafraseando: Sabido es que el partido nazi se mostró franca e incluso ruidosamente, anti-intelectual, y que quemó los libros y rechazó a los físicos teóricos del campo enemigo «judeomarxista». Es menos sabido el por qué, y en favor de qué explicaciones rechazó las ciencias oficiales.
“No somos tan locos como para querer explicar la Historia por las sociedades secretas. Pero sí que veremos, cosa curiosa, que existe una relación y que, con el nazismo, “otro mundo” reinó sobre nosotros durante algunos años. Ha sido vencido, pero no ha muerto, ni al otro lado del Rin ni en el resto del mundo. Y no es eso lo temible, sino nuestra ignorancia…”. Louis Pauwels y Jacques Bergier



Un prólogo al nazismo “esotérico”


Hemos tomado el título de un artículo escrito en 1947, "Pseudoscience in Naziland", por el ingeniero alemán Willy Ley, para la revista de ciencia ficción ‘Astounding Science Fiction’. Ley reveló que la Alemania nazi dedicó  tiempo a la investigación de creencias esotéricas y pseudocientíficas. Su estudio gira alrededor del denominado Vril, cuyo término, según estudiosos, apareció por primera vez citado en una novela de ciencia ficción “The Coming Race or Vril: The Power of the Coming Race” (1871), de Edward Bulwer-Lytton.

Algunos partidarios de la Teosofía tomaron como auténtica esa narración sobre una sustancia de energía denominada ‘Vril’ y de una imaginaria raza superior que mora en las entrañas de la Tierra. Estos hechos, presuntamente son conexos con algunos estudios teóricos de científicos alemanes durante el Tercer Reich, bajo el concepto de ‘Wunderwaffe’ (armas maravillosas). Es verdad que el programa fue un fracaso; pero, por otro lado, los nazis consiguieron desarrollar innovadores artilugios bélicos, solamente por citar el primer misil balístico del mundo (V1-V2) y los primeros cazas de combate a propulsión. En esos tiempos  la ciencia alemana, en general, estaba muy avanzada y sin los entrometidos chiflados esotéricos que gobernaban el Tercer Reich, otro pudo haber sido el rumbo de la historia.

En 1960 un extraño libro escrito por Louis Pauwels y Jacques Bergier fue publicado bajo el título “Le Matin des Magiciens”, su versión en castellano es “El retorno de los brujos. Una introducción al realismo fantástico”. Aquí encontramos referencias sobre la existencia de una ‘Sociedad Vril’ de quien afirman era una comunidad secreta de ocultistas  aparecida antes de la toma del poder por los nazis, esta “Sociedad Vril” habría sido un grupo más hermético dentro de la "Sociedad Thule", interrelacionada con la "Orden Hermética del Amanecer Dorado". En otro trabajo relacionado, “Monsieur Gurdjieff”, Louis Pauwels expresa que la ‘Sociedad Vril’ fue creada por Georges Gurdjieff, especializado en metafísica y por el general alemán Karl Haushoffer, aprendiz de brujo y, sin duda, uno de los mentores de Adolf Hitler.

El libro “El retorno de los brujos”, es para el tiempo de su presentación (1960) una de las primeras investigaciones que afrontan el nazismo no solo como un fenómeno socio-político– económico de la época, sino que se adentró al lado siniestro de esa organización. La obra en si, seguramente muy conocida por nuestros lectores, no dedica en su extensión únicamente al denominado nacionalsocialismo (nazismo), ésta abarca otros aspectos de lo que se denomina pseudo-ciencia, y no por eso ajena a la curiosidad científica y académica, como la alquimia con su conocimiento alternativo de épocas pasadas, que en muchos casos no está opuesto a la ciencia. También nos encontramos con temas de esoterismo y su vínculo con los nazis, civilizaciones perdidas, parasicología y otros interesantes temas.

Los autores explican que: “Este libro no es una novela, aunque su intención sea novelesca. No pertenece a la science-fiction, aunque se rocen los mitos que alimentan este género. No es una colección de hechos chocantes, aunque el ángel de lo chocante se encuentre aquí en su elemento. Tampoco es una contribución científica, el vehículo de una asignatura desconocida, un testimonio, un documental o una moraleja. Es el relato, a ratos legendario y a ratos exacto, de un primer viaje a los dominios apenas explorados del conocimiento. Como en los manuscritos de los navegantes del Renacimiento, lo imaginario y lo verdadero, la interpolación aventurera y la visión exacta, se mezclan en él. Y es que no hemos tenido tiempo ni medios de llevar hasta el final nuestra exploración. Sólo podemos inspirar hipótesis y trazar bocetos de las vías de comunicación entre los diversos dominios que, por ahora, siguen siendo tierra prohibida, y en los que sólo hemos podido permitirnos breves estancias. Cuando hayan sido mejor explorados, sin duda se advertirá que muchas de nuestras palabras eran delirantes, como los relatos de Marco Polo. Es un riesgo que aceptamos de buen grado. «Había muchas tonterías en el libraco de Pauwels y Bergier”.

Dedicaremos esta y posteriores entregas exclusivamente a la Parte Segunda del libro en mención, titulada: “ALGUNOS AÑOS EN EL MÁS ALLÁ ABSOLUTO”, donde se desenrolla el complejo, pero apasionante período oscurantista que vivió Alemania durante doce años de reinado de un movimiento que se declaró “socialista” y defensor de los valores de la raza germánica.

Según Pauwels: “Este libro resume cinco años de búsqueda, en todos los sectores del conocimiento, en las fronteras de la ciencia y de la tradición”. Afirma que fruto de su investigación, junto a Bergier, pudo aprender sobre el comportamiento profundo del “espíritu” y los estados de la conciencia, la memoria y la intuición, esenciales para entender como funciona el espíritu moderno del hombre, quien busca mediante el conocimiento, la inevitable necesidad “de una especie de transmutación de la inteligencia”…

La hipótesis central de Bergier y Pauwels referentes a la  Alemania nazi se enmarca en:

- Exponer que solo una metamorfosis extrema de la base cultural y moral alemana permitiría explicar algo que sigue siendo tabú e inexplicable.

- Intentan demostrar (con éxito) el vínculo real del liderazgo nazi con grupos y creencias esotéricas.

- Comprender, incluso hoy en día, que un poder sombrío maniobró la Alemania nazi. Y esa fuerza o poder oscuro (clandestino y místico) se sustentaba en las creencias de antiquísimas sociedades secretas, que para algunos investigadores tiene raíces milenarias.

- Educar (adoctrinar) desde la enseñanza escolar en el convencimiento sobre mitos y doctrinas cosmologías absurdas como ciencia, que incuestionablemente se reconocieron como ‘ciencia oficial’ en la cultura de la Alemania nazi, como ejemplos: La teoría de la “tierra cóncava” y la teoría del "hielo eterno" de Horbiger.

Decían los autores que “En el país de Einstein y de Planck se empieza a profesar una física aria. En el país de Humboldt y de Haeckel, se empieza a hablar de razas. Nosotros pensamos que tales fenómenos no se explican por la inflación económica”. En efecto, en 1933, Hitler y los nazis asumen el poder, los alemanes se sienten complacidos en una buena mayoría, y es que, el sufrimiento pasado en la Gran Guerra, con una derrota que humilló y desmoralizó a la nación y, además, se les vino encima la alta inflación y el desempleo, por tanto, Hitler constituía una ilusoria opción para catalizar todo el sufrimiento y desesperación de postguerra. Desde su inició su discurso fue invariable hasta el día de su muerte, él era el Mesías Salvador de Alemania, su misión era redimir al pueblo “ario” germánico del nauseabundo control judío.



Willy Ley (derecha) junto a Heinz Haber (izquierda) y Wernher von Braun (medio), foto de 1954


Después de setenta años del final del nazismo, una ola inmensa de interpretaciones de estudiosos, historiadores, sociólogos, economistas e incluso psicólogos han intentando explicar que era el nazismo. Nadie negará que hasta hoy muchas situaciones continúan siendo enigmáticas o incluso no tenemos una respuesta que satisfaga la curiosidad del investigador o lector.

Cuántos de nosotros nos hemos topado, en nuestras lecturas sobre los nazis, con una pregunta lógica: ¿Cómo se hizo viable que un pueblo civilizado y culto, que dio grandes personajes en diversas ramas del saber, haya sido timado en tal grado por un simplista discurso entonado por un charlatán cuyo discurso no fue grandilocuente ni persuasivo?. “De hecho, la retórica de Hitler no tiene nada de persuasiva. Las más de las veces, es banal, infantil, repetitiva, desprovista de sustancia”, comentaban los autores del legado mesiánico al dar un repaso sobre el nazismo. Sin embargo, sumió al populacho “en una orgía de destrucción tan monstruosa”.

Hemos pasado revista cientos de veces al trabajo de investigadores. El fenómeno nazi se ha explicado por todos los ángulos del racionalismo, ya sea en el campo social, cultural, político y económico. Su surgimiento lo hemos achacado reiteradamente al “Tratado de Versalles, a la depresión, a la inflación galopante, a la pérdida del amor propio por parte de la nación alemana, al auge del comunismo, al derrumbamiento de la clase media, a otras muchas cosas”, afirman Baigent, Leigh y Lincoln, en un extraordinario análisis que posteamos anteriormente (ver: La Alemania nazi y la Rusia soviética: Sustitutivos de la fe).

Sin duda todo ello coadyuvó en su momento para el triunfo del movimiento nazi, más lo que tratamos de explicar traspasa las circunstancias históricas, para los autores arriba citados, el factor crucial que explica la esencia del nazismo es la premeditada inclusión del “impulso religioso del pueblo alemán”. Los nazis pretendían constituir una religión nueva. El factor religioso encubierto garantizó entre otras cosas el  fanatismo histérico, enérgico e incluso demoníaco.

Los nazis no triunfaron por su doctrina política, económica o social, sino por la imposición sigilosa y efectiva en la conciencia colectiva alemana de principios religiosos y mágicos. “La Alemania nazi ofrecía una cosmología, además de una filosofía y una ideología. Apelaba al corazón, al sistema nervioso, al inconsciente, además de a la inteligencia. Con este fin, empleaba muchas de las técnicas más antiguas de la religión: ceremonial complicado, cánticos, repetición rítmica, retórica mágica, color y luz”. (Baigent, Leigh y Lincoln)

Volviendo con Bergier y Pauwels, ellos fueron muy concientes de lo que escribieron, juntos aseveraron: “…No somos tan locos como para querer explicar la Historia por las sociedades secretas. Pero sí que veremos, cosa curiosa, que existe una relación y que, con el nazismo, “otro mundo” reinó sobre nosotros durante algunos años. Ha sido vencido, pero no ha muerto, ni al otro lado del Rin ni en el resto del mundo. Y no es eso lo temible, sino nuestra ignorancia…”.

Un aspecto desconocido (ahora ya no tanto por la apertura de nuevos archivos desclasificados), al asumir el poder Hitler tenían una tarea mucho más importante, pero casi secreta, que el enderezamiento de la economía alemana, el Fuhrer dedicó los recursos de la nación intentando desde la nada reformar la historia germánica


“Para ello había que crear una nueva identidad nacional. Y Hitler se obsesionó con esta idea y la contagió a casi todos sus colaboradores. Pero Hitler era solo el transmisor de un mensaje que provenía de mentes con delirios místicos, más instruidas, e influenciadas por un misticismo oriental mal digerido. Pero, ¿cómo se generaron estas ideas? ¿de dónde vino la idea del superhombre, de la raza aria y de la esvástica? ¿Por qué en esta tierra de grandes escritores, filósofos, científicos y músicos como Goethe, Kant, Einstein o Bach gobernó un personaje como Hitler? La Primera Guerra Mundial proporcionó las condiciones necesarias para que los Nazis llegaran al poder, pero además existieron otras razones, no tan evidentes, que les ayudaron en la obtención del triunfo. Para comprenderlo debemos observar que, desde 1847 hasta 1917, la Historia presenta algunas de sus páginas más apasionantes, ya que vio nacer, entre otros, conceptos tan variados como la teoría de la evolución, el psicoanálisis o el comunismo. Pero en el terreno espiritual surgen movimientos que disputan el terreno a las religiones oficiales y empiezan a confrontar un Occidente racionalista y materialista con un Oriente místico, representado principalmente por la India y el Tíbet”. (Cita tomada del artículo: ‘El retorno de los brujos, el libro que marcó toda una época’, de Old Civilization’s, página, que a su vez, hace referencia a un excelente trabajo de recomendada lectura, escrito por Ana Débora Goldstern: “Claves ocultas del nazismo”).

La era nazi y la previa a ella (no solamente en Alemania) fue la época dorada del renacimiento de movimientos esotéricos y sociedades secretas: La Teosofía con la ‘Doctrina Secreta’ de Madame Blavastky, que sin duda tuvo influjo en muchos altos mandos del nazismo, la señora solía expresar: “la extinción de las razas inferiores es una necesidad kármica”. La Masonería; la Sociedad Rosacruz, entre otros. Afloraron grupos como: La Golden Dawn (Alba Dorada) de Aleister Crowley; laThule-Gesellschaft, o Sociedad Thule alemana, cuyo nombre deriva de leyendas nórdicas referentes a una tierra mágica que originó a los arios, la Atlántida, para otros; La Sociedad del Vril; la Ordo Templis Orientis (O.T.O.); y, una cantidad de espiritistas, astrólogos y videntes muy famosos por aquellos tiempos.


Sin duda, la Thule es la más llamativa por su influencia en el nazismo y en Adolf Hitler (investigaciones serias no han podido aseverar con total precisión si realmente Hitler era afiliado a esa organización, pero su relación con miembros de ella es evidente, así como la influencia de la Sociedad Thule en el nazismo). Hitler dedica su  ‘Mein Kampf’ a Dietrich Eckardt, practicante del ocultismo negro, antes de su muerte en 1923 se dice que Eckardt había pronunciado: “Seguid a Hitler. Él bailará, pero yo he compuesto la música. Le hemos dado los medios de comunicarse con ellos… No me lloréis: yo habré influido en la Historia más que ningún alemán…”.

“Hitler será su discípulo más temerario. Cuando Eckardt conoce a Hitler, enseguida advierte en el furibundo orador cualidades innatas. La combinación de odio, racismo, resentimiento, y locura incipiente convierten a Hitler en un candidato que no se debe dejar escapar. Es el inicio a la carrera hacia la maldad: El círculo interior del Grupo Thule se componía exclusivamente de satanistas que practicaban la magia negra. Es decir, tan solo se ocupaban de elevar sus conciencias mediante rituales hasta una percepción de inteligencias malvadas y no humanas en el universo, así como encontrar un medio de comunicación con estas inteligencias”. Pero nos preguntamos, ¿realmente hay un puente hacia esas inteligencias?”

“¿Es posible tal comunicación? ¿O todo es pura fantasía? Adentrándonos más en la Logia Thule vislumbramos que unos de sus postulados básicos era la firme creencia de un salvador, un Mesías Ario que devolvería la grandeza al pueblo germano. Pero a diferencia del Jesús Cristiano, que proclamaba la unidad de todos los semejantes, sin distinción de raza o credo, este Mesías debía iniciar una lucha contra las razas inferiores y que no encajaban con el modelo a implantar. Hitler fue proclamado por Eckardt y otros visionarios ocultistas como el Mesías Negro, que además se convertiría en el canal que posibilitaría las comunicaciones con ese “más allá”. Los escasos estudios que encontramos sobre estas sectas neopaganas sugieren que para alcanzar sus niveles místicos recurrían con frecuencia a las drogas dilatadoras de conciencia, que en la jerga actual se denominan psicodélicas. Lanzados estos neófitos al universo de lo sensorial, imaginamos los graves trastornos que estos consumos provocaban en el organismo y la confusión que lentamente los envolvía, teniendo en cuenta que el camino elegido distaba mucho de cualquier espiritualidad”. (“El retorno de los brujos, el libro que marcó toda una época” y “Claves ocultas del nazismo”, arriba citados).

En fin, no prolongaremos más estas referencias de introducción.


Nota: Dada la extensión del tema (el contenido, más ilustraciones añadidas ocupan más de 80 páginas del editor de textos Word). Siempre con el ánimo de no cansar al lector y mantener, también, el suspenso, transcribiremos los segmentos de la segunda parte del libro “El retorno de los brujos” en algunas entregas.

Desde ya advirtiendo que las fotografías que serán añadidas a los textos no corresponden a la obra original, siendo colocadas aquí por el editor del blog (la obra original carece de ilustraciones). Los compendios y comentarios de introducción han sido seleccionados por el editor del blog.
Para quienes no hayan tenido la suerte de leer la obra de Bergier y Pauwels, en las siguientes entregas encontrarán una  compilación de la obra mencionada. Todas las negrillas y subrayados en los textos son fijadas por el redactor de este blog. Buena lectura.


                                                    Tito Andino U.

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