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21 octubre 2022

¿Por qué sigue habiendo gente que cree que Hitler fue "socialista"?



por Tito Andino U.


Para no repetir temas ya esbozados, respecto a las aspiraciones imperiales de Hitler, por favor consulte los artículos sobre "Nazismo y Monarquía" en que se desmenuza a consciencia las relaciones políticas entre las dinastías reales germánicas y los nazis. En cuanto a la ideología política del nacionalsocialismo, quedó fundamentado en un magnífico material disponible para su consulta y que se complementa con esta entrega, "El nazismo un ensayo imperial", (publicado en 2018 y reproducido por otros medios), investigación que dio mucho que hablar, incluso con críticas negativas, que casi rayan en el insulto, censurando la veracidad sobre las pretensiones imperiales hitlerianas; mas, la presencia de comentarios positivos fueron un reconocimiento a un esfuerzo investigativo serio. De estos últimos surge la idea de puntualizar ciertos datos sobre aquella etapa de la historia alemana que sigue planteando dudas.

No obstante, debemos repasar, a groso modo, un antecedente referente a la Gran Guerra que tuvo tintes familiares. El Zar Nicolás II de Rusia, el Kaiser Guillermo II de Alemania y el Rey Jorge V del Reino Unido eran nietos de la Reina Victoria del Reino Unido, es decir, eran primos. Para aclarar mejor las cosas, Victoria era abuela directa de Jorge V y de Guillermo II, en cuanto a Nicolás II, su madre fue la hermana de la madre de Jorge, es decir, era nieto político de la Reina Victoria.

La princesa alemana Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld (alemana) fue la madre de la Reina Victoria (casada con el duque de Kent, Eduardo); el nombre secular de la futura reina Victoria era Alexandrina Victoria de Hannover (casa real de Hannover). La reina Victoria casó con Alberto de Sajonia-Coburgo (es decir, con un alemán). La reina Victoria fue la última monarca de la casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, era miembro de la nueva casa real de Sajonia-Coburgo-Gotha.  

El monarca ruso y el británico fueron aliados y enfrentaron a su primo alemán, el conflicto puso punto final a los estados monárquicos de Alemania y Rusia. Terminada la guerra solo Jorge V conservó su imperio, Nicolás II fue ejecutado y Guillermo II se exilió en los Países Bajos (Holanda). El Rey Jorge, pasado algún tiempo, cambió el nombre de la familia para eliminar sus vínculos familiares que los ataba a los alemanes, adoptando el de Windsor

Es evidente que los emparejamientos de los hijos de la reina Victoria con las casas reales europeas buscaba mantener la estabilidad político y social en Europa, pero causó el efecto contrario con la llegada de la Gran GuerraUna magnífica descripción de esos vínculos familiares y personalidades de los tres citados (quizá la más completa) fue escrita por la historiadora británica Miranda Carter, “The Three Emperors: Three Cousins, Three Empires and the Road to the World War One (Los tres emperadores: tres primos, tres imperios y el camino hacia la Primera Guerra Mundial).


Hitler, el político de extrema derecha




A pesar que no debería serlo, sigue siendo polémico y materia de controversia, incluso entre ciertos historiadores, la verdadera inclinación política de Hitler. Las siguientes líneas podrían ser vistas como contradictorias, pero no lo son. Debido a la compleja temática y sobre todo al indescifrable accionar de un delirante Adolf Hitler, quien se creía elegido por la "Providencia", debemos entender que asumía encontrarse por encima de cualquier doctrina

Recordaré que "BBC Mundo" realizó un reportaje con fines educativos tras la absurda polémica de si los nazis eran de izquierda... Definitivamente nunca lo fueron¿Los nazis eran de derecha? es una ligereza así calificarlo, porque desde que Hitler tomó la batuta se transformó en una agrupación radical de extrema derecha que velaba por la continuación de la Realpolitik alemana del expansionismo implantada en el pangermanismo. El nazismo constituyó en Europa el último ensayo imperialista (en el sentido estricto del término) por medio de la guerra.

El tema amerita una explicación más detallada.

Hitler, iniciada su bullada actividad política se declaró "revolucionario socialista"... pero nacionalista, no como los comunistas que eran "socialistas internacionales".

Algunos investigadores sostienen que fue un conservador (derecha política); otros siguen sosteniendo que nunca fue un conservador y eso, en parte, es cierto. No podríamos decir exactamente que era un conservador ya que despreciaba todas las instituciones tradicionalmente agrupadas en esa tendencia: la monarquía, la aristocracia y hasta la religión judeo-cristiana, solo en ese sentido se apartaba de la derecha, pero le daba igual, trabajaba para ella y pactó con ella para asumir el poder. 

No obstante, la actividad política a lo largo de su carrera tampoco fue de izquierda, mucho menos "revolucionario". En este punto podemos señalar que imitó a Mussolini, "socialista" de discurso pero derechista en la norma. En eso no hay ninguna diferencia con cualquier político demagogo, sea de derecha o de izquierda: siempre dicen hablar en nombre del pueblo, se rasgan las vestiduras por el pueblo y nos llevan a la guerra por el pueblo, etc.

Llama la atención esa admiración inicial de Hitler a Mussolini, cuando hizo su primera visita de Estado a Italia, pudo percatarse que quien manejaba los hilos era el Rey Víctor Manuel III, como jefe de estado, Mussolini era un simple jefe de gobierno. Luego, también tuvo que tragarse su orgullo y abrazar al rey Boris III de Bulgaria a quien, para variar, aborrecía; tampoco apreciaba al rey Miguel de Rumania, y éstos nominalmente fueron sus aliados en la guerra.

Hitler hubiese tomado, en su tiempo, como un insulto calificarlo como conservador ya que despreciaba a los Habsburgo y todo lo que significaba el Imperio Austro-Húngaro, donde había nacido, lo detestaba, insistía que los "judíos" Habsburgo favorecían a los eslavos. 

La alianza entre Austria-Hungría y Alemania en la primera guerra mundial, era para él una "alianza profana", una "hipocresía de los Habsburgo, que permitió a los gobernantes austriacos crear la apariencia externa de que Austria era un estado alemán", está escrito, no es invención. Esa enorme incoherencia hitleriana fue la razón para que se enrole como voluntario en un regimiento bávaro del "puro" Imperio Alemán; luego vendría su codicia de unificar a los austriacos, por constituir parte de los pueblos germánicos en un solo Imperio. 

En su mundo de contradicciones, Hitler el austríaco "socialista" anti Habsburgo era, a la vez, un pro-monárquico de las élites alemanas de quienes se desilusionaría con el tiempo.


El renunciante rey Jorge VIII (duque de Windsor) y su mujer Wallis Simpson, saludan a Adolf Hitler durante una visita a Alemania en 1937. A la derecha, en julio del 2015, una portada del tabloide The Sun (el periódico de mayor circulación de toda Gran Bretaña) reprodujo una vieja imagen parte de una breve filmación privada aparentemente realizada entre 1933-1934, cuando Isabel II tenía siete años, se puede ver a la joven reina haciendo lo que parece ser un saludo nazi. La casa real británica expresó su decepción por la "explotación" de imágenes de hace ocho décadas, que podían estar sacadas de contexto.
 


Fue una familia real alemana, la Casa de Wittelsbach, la que recibió el apoyo del pueblo ante el fallido golpe de Estado del 8 y 9 de noviembre de 1923 (putsch de la cervecería) de un ingenuo Hitler que aspiraba obtener el apoyo de los numerosos monárquicos aglutinados tras la figura del príncipe heredero Ruperto (Rupprecht) de Baviera, quien, desde el principio denunció a los nazis. 

Entonces, el odio de Hitler a la monarquía alemana se derramó ante tal desprecio, al poco quedó reflejado en el "Mein Kampf". Solo a partir de esa humillación tomó -supuestamente- la línea "socialista" para denunciar con mayor fuerza a la "aristocracia judía" y esbozar una futura "Nueva Alemania" en que prevalecería una aristocracia de la raza y de la sangre, una raza de señores que aboliría, según él, toda distinción entre clases ("aplicable" solo a la "raza aria").

¿Cómo conseguiría eso? Siendo una incipiente fuerza política que condenaba con vehemencia a los conservadores, aristocráticos, monárquicos, industriales y financieros "judíos" -aglutinados en la derecha-. Lo usual, se acercó a ellos, consiguió su apoyo y dinero, selló alianzas que le llevarían al poder. Con ese acto confirmó que sus enemigos eran los auténticos socialistas y comunistas contra quienes despotricaba abiertamente, acusándolos de seguir la línea del judaísmo internacional.



Es evidente que no fue un "revolucionario socialista"; y, por descontado, tampoco era un conservadorsus inclinaciones más bien monárquicas eran peculiares, propias de un caso patológico que se agudizó al ser humillado por los monárquicos; el "nacionalsocialismo", igualmente era puro cuento. Entonces, políticamente que era Hitler? 

Siguiendo sus líneas y comportamientos personales, no hay duda que su inclinación ideológica iba a la derecha, pero rechazaba los partidos políticos de esa tendencia (conservadores, monárquicos). Para él no existía otra opción que su propia doctrina. Por todo lo que significó el nazismo esa corriente no puede ser otra cosa que una expresión radical de derechas, una variante de eso que en general denominamos fascismo, creado precisamente para combatir a la izquierda y al naciente movimiento obrero

Otro rasgo peculiar de la personalidad política de Hitler constituyeron sus aspiraciones señoriales, sus delirantes sueños por ser aclamado como futuro Kaiser de los alemanes. Su concepción del mundo lo delata irremediablemente como un nacionalista monárquico, pero no vasallo de un señor, él era la encarnación de ese Señor. 


Hitler rechazaba la monarquía existente, al mismo tiempo, admiraba a unos cuantos emperadores que, según él, "aparecían a intervalos tan infrecuentes", -y él se consideraba un caso infrecuente-. Solo la grandiosidad de la "Providencia" permitiría que él forme parte de ese círculo de figuras casi divinas.

Como vemos, una valoración de las inclinaciones políticas de Hitler no puede ser explicada a la sana luz de una crítica racionalista, sino como un caso clínico y hasta mistérico (del misticismo). El mismo Hitler se encargó de aclarar que quien cree conocer al nacionalsocialismo solo como una fuerza política es que no conoce nada. La propia organización de su movimiento y las reglas del ala paramilitar (SS) nos adentran en un mundo muy alejado de la política cotidiana tal como la conocemos. Muchos de esos líderes, Himmler, por ejemplo, pertenecían a grupos esotéricos extremistas. Hitler hablaba de crear una orden de Caballeros Iniciados, la "Orden Negra" (en las SS). (Esto ya lo hemos tratado en otras ponencias: La Alemania nazi y la Rusia soviética: Sustitutivos de la fe y Pseudo ciencia en el país nazi.


El Kaiser Guillermo II, último Emperador de Alemania y último Rey de Prusia y Adolf Hitler, autonombrado Führer de los alemanes, terminó con la Constitución del sistema republicano y con él murió el Imperio Alemán.


Por otro lado, el Kaiser Guillermo II, en un infundado temor, creía que otras casas reales, como los Habsburgo (Casa Real de Austria. Como sabemos, los Habsburgo ocuparon un largo periodo el trono del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1438 y 1740); o, los Wittelsbach (Casa Real de Baviera), pretendían reclamar la corona abdicada por los Hohenzollern

La verdad es que, tanto los austriacos como los bávaros y todas sus ramas eran probados antinazisEl Príncipe Ruperto de Baviera y el Archiduque de Austria, Otto, tuvieron que exiliarse y algunos miembros de su familia terminaron en los campos de concentración. Los Habsburgo ya habían dejado de ser competencia hace mucho tiempo, no obstante, Hitler y los nazis los declararon enemigos del estado, dictándose leyes en su contra. Así que, tal fue la paranoia de Guillermo II que inicialmente abrazó a los nazis para impedir la "competencia" al trono. 

En la posguerra hubo aspiraciones por restaurar esas monarquías pero, en el caso bávaro, fueron las fuerzas de ocupación estadounidenses las que se opusieron. 

Guillermo II tenía una sola voluntad, restaurar la monarquía, exclusivamente para él o sus descendientes; sobra decir que quien podía conceder tal acto de "magnificencia" era el nuevo "führer" de los alemanes, Adolf Hitler, solo él podía restaurar a los Hohenzollern en el trono del Reich, un triste y mal sueño del ex Kaiser. 

El único que aspiraba legitimarse y erigirse -por derecho propio- como nuevo Emperador del Reich de los Mil Años- no era otro que el aprendiz de guía "espiritual" de los germanos, Adolf Hitler y eso solo podía hacerlo mediante la guerra de conquista y con los símbolos imperiales germánicos de los que iba apoderándose.

En los años de lucha por el poder, los viejos y conservadores monárquicos creían poder utilizar al cabo "socialista" que causaba revuelo en las calles, pese a ello sabían darse su lugar, repudiaban a Hitler y él correspondía con creces esos sentimientos. Hitler, un hombre sin escrúpulos, se valió de la monarquía y de la clase aristocrática, les resultaba interesantes para sus propósitos: legitimarse en el poder y recibir apoyo para sus guerras imperiales. Esos pasos le permitirían en el futuro aspirar a cosas más grandes -la Corona del Reich-. 

Inicialmente un venerado anciano, mariscal Paul von Hindenburg, se burló de la idea de convertir al "cabo bohemio" en canciller, dijo en broma que él "no lo haría ni director de correos de Bohemia mucho menos canciller". Mientras tanto, varios miembros de la realeza y aristocracia optaron por seducir a los nazis enrolándose en sus filas, pensaban que desde esa posición podrían consolidar una restauración monárquica, se engañaban.


Hitler junto al mariscal Paul von Hindenburg


Hoy sabemos con tanta certeza que las insinuaciones nazis de restaurar en el poder al Kaiser Guillermo II era una jugarreta para conseguir el voto de los monárquicos, a la vez que ganaba apoyo popular, inicialmente el Kaiser lo creyó. Ese ridículo idilio no duró mucho tiempo. Guillermo II calificaría al führer alemán como deshonesto y loco de poder, la respuesta de Hitler fue denunciar al Kaiser como "amante de los judíos". Ya era tarde, la dictadura y el camino del Imperio Hitleriano había iniciado, lo único que importaba en adelante era la figura Mesiánica de Hitler.

Tras el fracaso del golpe de estado, el 20 de julio de 1944, Hitler vio la oportunidad definitiva de eliminar a quienes temía y odiaba -la aristocracia-, precisamente el círculo donde nació la conspiración. Fue implacable en su persecución, encomendó la tarea a Heinrich Himmler. Apenas dos semanas después del fallido plan, se decretó la doctrina de la "sippenhaft", es decir, la "culpa de la sangre" o "responsabilidad de sangre", supuestamente basada en una antigua tradición germánica. 

La versión hitleriana de la "sippenhaft" declaraba a la traición como una manifestación de la sangre enferma, no solo del culpable, sino la de todos los integrantes de su familia. Himmler tenía claras las órdenes de su amo: "todos serían exterminados, hasta el último integrante del clan", era evidente que conforme la "sippenhaft", "habrá que extinguir hasta el último miembro de la familia del conde Stauffenberg".

Pero algo inesperado ocurrió, Himmler, el perro fiel de Hitler, no se atrevió aplicar la doctrina del todo, el Reichsführer de las SS sentía (en el fondo) adoración por la aristocracia y la alcurnia. Él decidió que "la sangre de familias como los Stauffenberg era demasiado preciosa como para malgastarla indiscriminadamente. En dicha sangre residía la pujanza y el vertu de los futuros dirigentes de Alemania. Así fue como la mayoría de los Stauffenberg se libraron del exterminio. Muchos fueron enviados a campos de internamiento. Distanciaron a los parientes y separaron a los niños de sus padres para confiarlos al cuidado del Estado. Las esposa e hijos de Claus y Berthold von Stauffenberg sobrevivieron, lo mismo que el otro hermano, Alexander, que no participó en la conspiración"

Cuentan los redactores del libro "Secret Germany" que ni los propios investigadores de las SD (servicio de seguridad de las SS) escaparon de esa admiración hacia sus víctimas, los investigados, interrogados y torturados oficiales aristócratas de la Wehrmacht. Ernst Kaltenbrunner, Jefe del SD, a petición de Hitler tuvo que ordenar redactar un informe detallado sobre la conspiración y sus promotores. Tal debió ser la profunda consternación del SS y de Hitler que no se habló más del tema, el concluyente informe terminó con un carpetazo. La realidad era que los propios nazis no dejaron de sentir admiración por esos hombres de distinguida personalidad y alta graduación. El informe describía al conde Stauffenberg como "un hombre realmente universal" y "un espíritu ígneo que fascinó y sirvió de fuente de inspiración a todos los que estuvieron en contacto con él"

Sería especular sobre la reacción de Hitler ante ese informe, aunque sus repulsiones eran demasiado conocidas ante la adversidad, es lógico suponer que su silencio se debió a las conclusiones del SD, aquellos hombres -los conspiradores- actuaron por patriotismo y no por traición, a esas alturas de 1944 ni el más fervoroso nazi podía desconocer el desastre al que habían sido conducidos por su Führer y sus pretendidas ínfulas imperiales. 

Conclusiones:


La corona, el orbe y el cetro de los Habsburgo, fueron sustraídos por Hitler del Palacio Imperial de Hofburg de Viena, antigua residencia de los Habsburgo, durante su visita a la ciudad tras el Anschluss (12 marzo 1938). Hitler aprovechó su discurso pronunciado en el Palacio de Hofburg, el 15 de marzo, para apoderarse de las joyas de la corona.


El "triunfo" de Hitler contra la monarquía se consolidó en la posguerra, un proceso que culminó con la desaparición de algunas monarquías europeas como la italiana, serbia, búlgara y rumana y la imposibilidad de rehabilitarlas en Alemania y Austria. El "socialismo" de Hitler produjo un acontecimiento no programado. El imperialismo, en estricto sentido, empezó a sucumbir en el mundo, dando pasó a las repúblicas presidenciales y parlamentarias y la aparición de las superpotencias mundiales y el manejo del mundo por otras vías (la globalización o imperialismo económico).

Hitler perdió la guerra, sí; consiguió que Alemania sea destruida, también. Pero, no necesariamente sus verdaderos patrocinadores fueron derrotados -los sinarquistas-; al contrario, esos grandes industriales y banqueros (incluidos alemanes que sirvieron a Hitler), las empresas internacionales, los supremacistas europeos salieron airosos de los procesos judiciales a los que se vieron sujetos como cómplices del nazismo, erigiéndose, de una vez por todas, como la única fuerza motora del destino económico y político de la vieja Europa. 

La hora de los políticos había terminado era el momento de dar paso a la gran industria que estableció -desde entonces- la regla básica: enemigos y amigos son la misma cosa en política, izquierda y derecha irán tras los mismos objetivos (hasta hoy). 

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Resumen de varias lecturas 

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