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18 noviembre 2023

El enfrentamiento con John F. Kennedy casi hizo estallar el programa nuclear de Israel



 

Avner Cohen / William Burr

Haaretz (3 mayo de 2019)

Título original en inglés: "How a Standoff With the U.S. Almost Blew Up Israel's Nuclear Program"


 Rememorando los 60 años del asesinato del presidente John F. Kennedy


Introducción por el editor del blog

Este es un artículo de seguimiento de las entradas anteriores: Jack Ruby: La pistola humeante de Israel y ¿Mató Israel a los Kennedy?, ponencias del investigador francés Laurent Guyénot. Esta tercer entrega destaca en importancia debido a su publicación original, el reconocido periódico de Israel, "Haaretz", del 3 de mayo de 2019. Los autores del reportaje son Avner Cohen y William Burr. El primero dicta clases "de estudios de no proliferación" en The Middlebury Institute of International Studies, una escuela de posgrado de Middlebury College (Monterey - California), Cohen es autor del libro "Israel y la bomba". En cuanto a Burr, es analista sénior en el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, dirige el Proyecto de Documentación Nuclear y es editor de su propia página web "The Nuclear Vault".

En términos generales, es demostrable que Estados Unidos e Israel mantuvieron una tensa relación diplomática en el gobierno de John F. Kennedy. Por muy curioso que parezca, los registros oficiales anteriores a esa "amistad inamovible" casi que han desaparecido desde el asesinato de JFK en noviembre de 1963. Pero, ¿qué exactamente ha sido borrado de los archivos? La audaz decisión de Kennedy de intentar evitar que Israel obtenga armas nucleares, esto fue un gran secreto durante medio medio siglo. Curiosamente ha sido un medio israelí (no es el único que lo hecho, otras publicaciones anteriores pasaron desapercibidas) quien destapó el interés mundial por esta historia.

No sabemos si Cohen y Burr, conscientes o no, desvelaron con su reportaje pistas que bien puede relacionarse o conducirnos a un "leitmotiv" para el asesinato de JFK. Ellos señalan que, en efecto, una dura disputa entre Estados Unidos e Israel por las armas nucleares tuvo lugar, la grave crisis pudo haber sido también el detonante para la renuncia de Ben-Gurión, el "padre de Israel", precisamente en junio de 1963, aunque aquello más bien prolongó la tan esperada respuesta oficial del gobierno de Israel a un "ultimátum" de Estados Unidos porque el nuevo gobierno necesitaba tiempo para "estudiar" el caso. El nombrado primer ministro Levi Eshkol aceptó finalmente una inspección secreta estadounidense a Dimona (mediados de enero de 1964), los hechos son confusos, los inspectores informaron que la visita fue "tan completa y exhaustiva como el tiempo lo permitió" (visita incompleta de pocas horas), señalaron no haber encontrado evidencia de actividades relacionadas con armas nucleares. Curiosamente los inspectores demostraron asombro y se preguntarían ¿para qué tanto trasto en un pequeño país, dado que "no pasó nada"? Habrán "concluido" que Israel quiere producir exceso de energía para brindarles a sus vecinos árabes... 

Israel tuvo que reconocer un buen tiempo más tarde que el reactor de Dimona funcionaba desde 1963. Las evidencias demuestran que Israel robó uranio de Estados Unidos (cientos de kilos de uranio altamente enriquecido U-235 a través de la empresa estadounidense NUMEC que producía combustible nuclear para la Marina de los Estados Unidos. Esa empresa tenía relaciones directas con la ´Oficina de Relaciones Científicas´ de Israel, acrónimo del servicio secreto israelí LAKAM). Francia proveyó el agua pesada e inicialmente entregó uranio, con eso se fabricaron las primeras bombas atómicas de Israel. Charles De Gaulle fue nombrado presidente de Francia en 1958, se dice que entendía que la cooperación nuclear con Israel tenía fines pacíficos (energía nuclear para uso civil). De Gaulle y Kennedy se percatarían que el asunto iba por la vía militar.

De todo esto, sagaces investigadores intuyen que Israel, a través de James Angleton, agente doble dentro de la unidad de contrainteligencia de la CIA, tuvo los medios para desarrollar una trama que culminó con el magnicidio de Kennedy. ¿Cabría esa posibilidad?

Tras el asesinato de JFK el nuevo presidente Lyndon B. Johnson inició la "altruista" tarea de apoyar económicamente a Israel, además de brindarle todo tipo de armamento; en otras palabras, Johnson autorizó a Israel construir sin restricciones su propio arsenal nuclear.

El artículo  original de Cohen y Burr (Haaretz) ha sido reproducido por otros sitios -principalmente en inglés-. Por ejemplo, la conocida SOTT lo publicó íntegramente bajo el título: "Declassified after 56 years: JFK was engaged in 'existential' battle with Israel over its nuclear weapons program" (Desclasificado después de 56 años: JFK estaba involucrado en una batalla "existencial" con Israel por su programa de armas nucleares). 

Pero, si usted está más interesado en saber Cómo Israel construyó un programa nuclear justo delante de las narices de los estadounidenses (haga click en el subrayado), Avner Cohen y William Burr presentaron en Haaretz (17 de enero de 2021) una versión más prolija del tema nuclear (en esta ponencia se enfoca más la oposición del presidente Kennedy al desarrollo nuclear con fines militares de Israel).

No prologuemos más, dejemos que Cohen y Burr nos relaten su propia investigación.

T. Andino


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El ultimátum de Kennedy, la respuesta "enfermiza" de Ben Gurión y una inspección nuclear "fiasco": documentos recientemente desclasificados arrojan luz sobre la crisis diplomática que algunos temían que pudiera conducir a una redada estadounidense en la planta israelí de Dimona.


A lo largo de la primavera y el verano de 1963, los líderes de Estados Unidos e Israel –el presidente John F. Kennedy y los primeros ministros David Ben-Gurion y Levi Eshkol– se enzarzaron en una batalla de voluntades de alto riesgo sobre el programa nuclear de Israel. Las tensiones eran invisibles para la opinión pública de ambos países, y sólo unos pocos altos funcionarios, a ambos lados del océano, eran conscientes de la gravedad de la situación.

En Israel, los que sabían vieron la situación como una crisis real, como un ex asesor científico de alto nivel, el profesor Yuval Ne'eman, le dijo a uno de nosotros (Avner Cohen) hace 25 años. Ne'eman recordó que Eshkol, el sucesor de Ben-Gurión, y sus asociados vieron a Kennedy como un verdadero ultimátum para Israel. Incluso hubo un alto funcionario israelí, me dijo Ne'eman, el ex comandante de la Fuerza Aérea de Israel, el mayor general Dan Tolkowsky, que seriamente albergaba el temor de que Kennedy pudiera enviar tropas aerotransportadas estadounidenses a Dimona, el hogar del complejo nuclear de Israel.

Lo que estaba en juego era el futuro del programa nuclear de Israel. Kennedy, con un compromiso excepcionalmente fuerte con la no proliferación nuclear, estaba decidido a hacer todo lo posible para evitar que Israel produjera armas nucleares. Ben-Gurion (y más tarde Eshkol) estaban igualmente decididos a completar el proyecto de Dimona. Para ellos, la capacidad nuclear era una póliza de seguro indispensable contra las amenazas existenciales a Israel. El intercambio entre el presidente estadounidense y los dos primeros ministros ilustra tanto la tenacidad de Kennedy como la obstinación de los líderes israelíes.

A principios de esta semana (mayo 2019), publicamos -en el sitio web del Archivo de Seguridad Nacional- una colección de casi 50 documentos estadounidenses de los archivos estadounidenses que iluminan por primera vez el alcance total de esta confrontación secreta estadounidense-israelí. La colección incluye no sólo todo el intercambio de mensajes entre los líderes -Kennedy, Ben-Gurion y Eshkol-, sino también muchos documentos estadounidenses relacionados, algunos de los cuales fueron desclasificados y sólo estuvieron disponibles en los últimos meses.

Estos incluyen un informe completo de los inspectores estadounidenses que visitaron Dimona en 1964; memorandos en los que altos funcionarios de la Casa Blanca deliberaban sobre cómo tratar con el primer ministro; y evaluaciones de inteligencia que habían analizado si el reactor nuclear de Israel estaba, como insistían los israelíes, realmente destinado a un uso pacífico.


(Notas y fotografía incorporadas por el editor del blog) El Presidente Kennedy firma el Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares en la Sala de Tratados de la Casa Blanca. (Fotografía de Robert Knudsen, en la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy, Boston. 7 de octubre de 1963). El Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares en la atmósfera, en el espacio exterior y bajo el agua es un tratado internacional que prohíbe todas las pruebas de detonaciones de armas nucleares, salvo las realizadas en el subsuelo. Fue elaborado para detener la carrera armamentística y para combatir la contaminación atmosférica de residuos nucleares ocasionada por tales ensayos. Fue ratificado el 5 de agosto de 1963 y entró en vigencia el 10 de octubre de 1963. Contradictoriamente, el desarme y la cooperación global, impulsados por la "Doctrina Kennedy", chocaba con una premisa dominante durante los años de Kennedy, la necesidad de contener el comunismo a toda costa (Vietnam, Laos, Cuba...). En ese ambiente de Guerra Fría la llamada de Kennedy a "la unión y a la fuerza militar unidas en la lucha contra el comunismo" fue una prerrogativa.  


Kennedy, la no proliferación e Israel


Más que cualquier otro país, fueron sus tratos con Israel los que impresionaron al presidente Kennedy tanto en la complejidad como en la dificultad de detener la proliferación nuclear.


En el otoño de 1960, poco después de la elección de Kennedy, la administración saliente de Eisenhower se enteró por primera vez del reactor Dimona que Israel y Francia habían comenzado a construir en secreto durante 1958.

La CIA emitió una Estimación Especial de Inteligencia Nacional (SNIE, por sus siglas en inglés) que determinó que "la producción de plutonio para armas es al menos uno de los principales propósitos de este esfuerzo". Además, la estimación predijo que si el mundo árabe creyera que Israel estaba adquiriendo una capacidad de armas nucleares, causaría "consternación" y se culparía a Estados Unidos y Francia por su presunto apoyo al proyecto.

En una sesión informativa en la Casa Blanca el 19 de enero de 1961, la víspera de su toma de posesión, Kennedy preguntó qué países estaban buscando la bomba. "Israel e India", le dijo el secretario de Estado saliente, Christian Herter, y agregó que el reactor de Dimona, entonces recién descubierto, sería capaz de producir 90 kilogramos de plutonio apto para armas en 1963, suficiente para 10 a 15 armas nucleares. Herter instó a Kennedy a presionar para que se inspeccionara Dimona antes de que Israel introdujera tales armas en Oriente Medio.

Aunque Kennedy tuvo que abordar una variedad de temas difíciles desde el principio, que iban desde los planes de la CIA para una invasión de Cuba hasta una crisis sobre Laos, a los pocos días de asumir el cargo comenzó a instar a Ben-Gurion a aceptar una visita de Estados Unidos a Dimona, insistiendo en que una visita era una condición para las buenas relaciones diplomáticas. Al responder, Ben-Gurión se demoró, citando una crisis de gabinete que tenía que ser resuelta.

En abril de 1961, momento en el que Ben-Gurion, que había dimitido como primer ministro el 31 de enero, en protesta por la conducta de sus colegas con respecto al asunto Lavon, encabezaba un gobierno provisional, el embajador israelí en Washington, Avraham Harman, dijo a la administración que Israel había aceptado una visita a Dimona por parte de funcionarios estadounidenses. El 20 de mayo, dos científicos de la Comisión de Energía Atómica, U. M. Staebler y J. W. Croach, Jr., visitaron el sitio. Su equipo directivo explicó que la justificación tecnológica del proyecto era adquirir experiencia en la construcción y explotación de reactores nucleares que pudieran utilizarse en el futuro para la generación de energía con fines pacíficos.

A partir de documentos estadounidenses, sabemos que el equipo de AEC estaba "satisfecho de que no se les ocultó nada y de que el reactor tiene el alcance y el carácter pacífico descritos anteriormente". Esta visita sentó las bases para una reunión entre Ben-Gurión y Kennedy en Nueva York, el 31 de mayo de 1961.


Kennedy y Ben-Gurion, en mayo de 1961, posteriormente mantuvieron una tensa comunicación respecto a las armas nucleares de Israel (© DPA / AFP)


La justificación que Ben-Gurion presentó a Kennedy durante esa reunión, celebrada en el Hotel Waldorf Astoria, era coherente con lo que el equipo directivo de Dimona había dicho a los científicos estadounidenses: el proyecto nuclear era de naturaleza pacífica; Se trataba de energía y desarrollo. Sin embargo, la narrativa del líder israelí también dejó un pequeño margen de maniobra para un futuro cambio de rumbo. Su advertencia se redujo a unas pocas palabras: "Por el momento, los únicos propósitos son la paz. ... Pero veremos qué pasa en Oriente Medio. No depende de nosotros" (cursivas añadidas).


La segunda visita 'espontánea'

La reunión con Ben-Gurion ayudó a despejar las cosas durante algún tiempo, pero no eliminó las dudas y sospechas estadounidenses sobre las intenciones nucleares de Israel. A partir de junio de 1962, los estadounidenses comenzaron a tratar de organizar una segunda visita a Dimona, pero no lograron avanzar. No fue sino hasta el 26 de septiembre de 1962, después de frecuentes solicitudes durante varios meses, finalmente se realizó una visita de este tipo.

Hasta hace poco, poco se sabía de los documentos estadounidenses sobre esa segunda visita a Dimona, excepto que el embajador de Estados Unidos en Israel, Walworth Barbour, se refirió a ella como "indebidamente restringida a no más de 45 minutos". Documentos recientemente desclasificados arrojan nueva luz sobre la visita. El documento clave es un memorándum, escrito el 27 de diciembre de 1962 por el subdirector de la Oficina de Asuntos del Cercano Oriente, Rodger Davies, al secretario adjunto Philip Talbot, en el que se detalla la historia de la segunda visita.

Después de que los dos científicos visitantes de AEC, Thomas Haycock y Ulysses Staebler, inspeccionaran el pequeño reactor suministrado por Estados Unidos en Nahal Sorek, inesperadamente se les ofreció un recorrido turístico por el Mar Muerto. Más tarde, mientras los conducían de regreso a su hotel, su anfitrión les dijo que estaban cerca del reactor de Dimona y que se podía organizar una reunión con el director. El director no estaba allí, pero se reunieron y fueron informados por el ingeniero principal, quien les dio un recorrido de 40 minutos por las instalaciones. La frase final del informe afirma que "los inspectores no estaban seguros de si eran invitados de sus anfitriones científicos o estaban en una inspección. Aunque no han tenido tiempo de ver toda la instalación, y aunque hubo algunos edificios en los que no entraron, pudieron confirmar el carácter investigador de la instalación".

La naturaleza poco convencional de la visita despertó sospechas en Washington, especialmente en la comunidad de inteligencia. Durante una reunión interinstitucional, se citó a un experto en inteligencia de alto nivel, probablemente el subdirector de inteligencia Ray Cline, diciendo que "los objetivos inmediatos de la visita pueden haber sido satisfechos, (pero) ciertos requisitos básicos de inteligencia no lo fueron". También se observó que "había ciertas incoherencias entre el primer y el segundo informe de inspección".

Cualesquiera que fueran las dudas sobre el valor final de la inteligencia obtenidas de la segunda visita, el Departamento de Estado transmitió sus conclusiones a otros países. Unas semanas después de la segunda visita, justo cuando se desarrollaba la crisis de los misiles cubanos de octubre de 1962, el Departamento de Estado comenzó a informar discretamente a los gobiernos seleccionados que Dimona era un proyecto nuclear pacífico.


Principios de 1963: Estados Unidos renueva el interés

Sin embargo, a principios de 1963, resurgieron las preocupaciones sobre Dimona. A finales de enero, Kennedy había recibido una nueva Estimación de Inteligencia Nacional, titulada "El problema árabe-israelí", que destacaba el potencial armamentístico del reactor de Dimona. Sobre el potencial nuclear de Israel, el NIE llegó a la conclusión de que la instalación entraría en funcionamiento a finales de ese año y que para el año siguiente, 1964, "si se operaba a su máxima capacidad para la producción de plutonio apto para armas, el reactor podría producir suficiente plutonio para una o dos armas al año".

Para producir plutonio, Israel necesitaría una instalación para separarlo del combustible gastado del reactor, y el NIE reconoció que en ese momento la inteligencia estadounidense no tenía "ninguna evidencia para confirmar o negar la existencia de una instalación de separación". El NIE señaló que los israelíes habían hecho declaraciones contradictorias sobre una planta de reprocesamiento, incluidas declaraciones en 1961 (durante la reunión Ben-Gurion-Kennedy) de que planeaban construir una planta piloto, y en 1962 (aparentemente durante la segunda visita de Dimona) de que no tenían tales planes. Como indica nuestra colección, los israelíes dijeron a los inspectores estadounidenses en enero de 1964 que habían retrasado la construcción de una planta piloto para el reprocesamiento.

En reacción a la estimación de inteligencia, el funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, Robert Komer, sugirió que Israel "intentará producir un arma en algún momento de los próximos años y podría tener una capacidad muy limitada para 67-68". En retrospectiva, y basándonos en publicaciones anteriores sobre este tema, podemos decir que esa evaluación resultó ser acertada. Komer informó al presidente que "estamos planeando una mejor mirada (a Dimona) en el próximo mes más o menos".


El reactor de Nahal Sorek. Después de que dos científicos visitantes de la Comisión de Energía Atómica inspeccionaran esta pequeña instalación suministrada por Estados Unidos, inesperadamente se les ofreció un recorrido turístico, que terminó con una parada en Dimona. (© Alon Ron)


A principios de febrero, los funcionarios estadounidenses caracterizaron la segunda visita a Dimona como un "fiasco" e instaron a nuevas ideas dentro de la AEC, el Departamento de Estado y probablemente la Casa Blanca sobre cómo Estados Unidos podría monitorear el reactor de manera efectiva y sistemática. Una de las conclusiones fue que un régimen de inspección eficaz exigiría visitas semestrales. La razón de la frecuencia propuesta era puramente técnica: para rastrear la extracción de plutonio apto para armas, debe haber dos visitas anuales, porque los reactores de producción operan en un horario mucho más corto que los reactores de investigación.

Semanas más tarde, a principios de marzo, Kent Sherman, director de la Oficina de Estimaciones Nacionales, que preparó las NIE, firmó una estimación de inteligencia en la que detallaba las graves consecuencias de la nuclearización israelí. "La política de Israel hacia sus vecinos se volvería más dura, en lugar de menos... Sería ... tratar de explotar las ventajas psicológicas de su capacidad nuclear para intimidar a los árabes y evitar que causen problemas en las fronteras". Además, al tratar con los Estados Unidos, Israel "utilizaría todos los medios a su alcance para persuadirlos de que aceptaran e incluso apoyaran su posesión de capacidad nuclear".

El 25 de marzo de 1963, el presidente Kennedy y el director de la CIA, John A. McCone, discutieron sobre el programa nuclear israelí. Según McCone, Kennedy planteó la "cuestión de que Israel adquiera capacidad nuclear", y McCone proporcionó a Kennedy la estimación de Kent de las consecuencias negativas anticipadas de la nuclearización israelí. Según McCone, Kennedy instruyó entonces al asesor de Seguridad Nacional McGeorge Bundy para que guiara al secretario de Estado Dean Rusk, en colaboración con el director de la CIA y el presidente de la AEC, para que presentara una propuesta "sobre cómo podría instituirse alguna forma de salvaguardias internacionales o bilaterales de Estados Unidos para protegerse contra la contingencia mencionada". Eso también significaba que la "próxima inspección informal del complejo de reactores israelí (debe)... se emprenderá con prontitud y... ser lo más minucioso posible".

A los pocos días, esta petición presidencial se tradujo en acciones diplomáticas. El 2 de abril, el embajador Barbour se reunió con el primer ministro Ben-Gurion y le presentó la solicitud estadounidense de su "consentimiento para visitas semestrales a Dimona (entre ellas los estadounidenses se referían a ellas como 'visitas de inspección') tal vez en mayo y noviembre, con pleno acceso a todas las piezas e instrumentos de la instalación, por parte de científicos estadounidenses calificados". Ben-Gurión, aparentemente tomado por sorpresa, respondió diciendo que el tema tendría que posponerse hasta después de la Pascua, que ese año terminó el 15 de abril. Para resaltar aún más el punto, dos días después, el subsecretario Talbot convocó al embajador israelí Harman al Departamento de Estado y le presentó una gestión diplomática sobre las inspecciones. Este mensaje a Ben-Gurion fue la primera salva en lo que se convertiría en la confrontación más dura entre Estados Unidos e Israel sobre el programa nuclear israelí.


El intercambio Kennedy-Ben Gurión

Se esperaba que Ben-Gurion respondiera a la solicitud de Estados Unidos sobre Dimona en su próxima reunión con el embajador Barbour, después de Pesaj (la pascua judía). El primer ministro israelí no estaba preparado, ni política ni psicológicamente, para enfrentarse a un presidente estadounidense decidido. Tampoco, sin embargo, podía aceptar visitas semestrales, lo que habría sido un golpe mortal para Dimona. En cierto sentido, Ben-Gurion se encontró atrapado por su promesa original de "propósito pacífico" que tenía como objetivo evitar una confrontación con los Estados Unidos.

Ben-Gurion decidió tratar de evitar la confrontación y evadir la cuestión nuclear tratando de persuadir a Kennedy para que pensara en la situación general de seguridad de Israel. El primer ministro necesitaba cambiar el tema de la conversación de la demanda específica de Kennedy de visitas estadounidenses dos veces al año a Dimona a una discusión más amplia y urgente sobre la situación estratégica general de Israel. Pero, ¿cómo podía hacer eso? ¿Cómo podría evadir la demanda de Kennedy?

Ben-Gurión pronto tuvo la oportunidad de cambiar de tema. El 17 de abril de 1963, Egipto, Siria e Irak firmaron la Proclamación de la Federación Árabe, en la que llamaban a una unión militar para lograr "la liberación de Palestina". Tal retórica no era nueva en ese momento y no está claro si Ben-Gurion realmente vio la proclamación como una amenaza existencial para Israel. Sin embargo, le dio una oportunidad de oro para argumentar que Israel se enfrentaba precisamente a eso y, por lo tanto, por implicación tácita, que Israel estaba justificado en sus esfuerzos por generar una "póliza de seguro".

El 26 de abril, más de tres semanas después de la demanda original de Estados Unidos sobre Dimona, Ben-Gurion respondió a Kennedy con una carta de siete páginas que se centraba en cuestiones generales de seguridad israelí y estabilidad regional. Afirmando que Israel se enfrentaba a una amenaza sin precedentes, Ben-Gurión invocó el espectro de "otro Holocausto" e insistió en que la seguridad de Israel debía estar protegida por garantías de seguridad externas conjuntas, que serían extendidas por Estados Unidos y la Unión Soviética. ¿Por qué Ben-Gurión hizo esta propuesta fantástica y poco realista en este momento? Probablemente estaba tratando de proporcionar a los EE.UU. una justificación tácita para el verdadero propósito de Dimona, sin declararlo explícitamente y sin contrarrestar o rechazar directamente las demandas de Kennedy.

Kennedy, sin embargo, estaba decidido a no permitir que Ben-Gurion cambiara de tema. El 4 de mayo, respondió al primer ministro, asegurándole que mientras "estamos observando de cerca los acontecimientos actuales en el mundo árabe", la alarma del líder israelí sobre la Proclamación de la Federación Árabe fue exagerada. En cuanto a la propuesta de Ben-Gurión de una declaración conjunta de superpotencias, Kennedy desestimó tanto su practicidad como su sabiduría política. Kennedy estaba mucho menos preocupado por un "ataque árabe temprano" que por "un desarrollo exitoso de sistemas ofensivos avanzados que, como usted dice, no podría ser abordado por los medios disponibles en ese momento".

Junto con la carta, el embajador Barbour se reunió con Ben-Gurion para aclarar aún más la solicitud estadounidense de visitas semestrales a Dimona. Aunque los registros de esta reunión siguen siendo clasificados, Kennedy y sus asesores sospechaban que Ben-Gurion estaba iniciando un proceso de negociación sobre las visitas a Dimona, es decir, vinculando las visitas a otros posibles objetivos israelíes, como la obtención de una garantía de seguridad. Barbour recibió instrucciones de recordarle al líder israelí que él y otros altos funcionarios ya habían aprobado las inspecciones incondicionalmente.


Una fotografía  de marzo de 2014 muestra una vista parcial de la planta nuclear de Dimona en el desierto del Negev, sur de Israel (Jack Guezafp, vía Getty Images)

La respuesta desdeñosa de Kennedy no disuadió a Ben-Gurión. En otra larga y emotiva respuesta a la carta de Kennedy del 4 de mayo, Ben-Gurion continuó su esfuerzo anterior por cambiar la conversación al mismo tiempo que explicaba indirectamente el verdadero propósito de Dimona. Cuando el alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Gideon Rafael, vio el borrador, aconsejó no enviarlo, argumentando que la carta "parece enferma" (holani, en el hebreo original), y que "el primer ministro no debe hablar de algo que parece enfermo". Ben-Gurion generalmente rechazaba el consejo editorial y, fiel a su estilo, insistía en mantener tanto su tono como su longitud.

A primera vista, la carta parece ignorar por completo a Dimona, como si el primer ministro hubiera pasado por alto o descartado por completo la carta de Kennedy y las recientes solicitudes de visitas de Estados Unidos. En cambio, en el tono de un viejo estadista que lo había visto todo, Ben-Gurión escribió sobre sus impresiones sobre el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser y su panarabismo, trazando una analogía entre el egipcio, junto con otros líderes árabes contemporáneos, y Hitler:

"Conociéndolos estoy convencido de que son capaces de seguir el ejemplo nazi. De hecho, Nasser está adoptando la ideología nacionalsocialista de los nazis. Durante muchos años, el mundo civilizado no tomó en serio la declaración de Hitler de que uno de sus objetivos era el exterminio mundial del pueblo judío. No tengo ninguna duda de que algo similar podría suceder a los judíos en Israel si Nasser lograra derrotar a nuestro ejército".

Reconociendo el punto de vista de Kennedy de que una garantía de seguridad conjunta entre Estados Unidos y la Unión Soviética era políticamente imposible, Ben-Gurión sugirió ahora un amplio acuerdo bilateral de seguridad entre Estados Unidos e Israel que incluiría lo siguiente: un suministro de armas estadounidenses equivalente a lo que los árabes recibían de la Unión Soviética, la transformación de Cisjordania en una zona desmilitarizada, y "un plan de desarme general entre Israel y los estados árabes bajo un sistema de inspección internacional mutua y de control".

Esta fue una larga lista de ideas y propuestas poco realistas. Una vez más, Ben-Gurión pudo haber tenido la intención de transmitir a Kennedy su justificación para el proyecto Dimona, evitando expresarla explícitamente. Al recordarle a Kennedy que otro Holocausto era posible y sugerir (indirectamente) que Israel no podía obtener una garantía de seguridad externa creíble, estaba señalando efectivamente al presidente por qué Israel quería una disuasión nuclear en primer lugar.

En su nueva y monumental biografía del primer primer ministro de Israel, Ben-Gurion: A State at Any Cost, que se publicara en inglés (2019), el historiador israelí Tom Segev lee esta carta como si Ben-Gurion estuviera considerando renunciar a Dimona a cambio de algún tipo de garantía de seguridad. No creemos que Ben-Gurión haya considerado seriamente abandonar el proyecto nuclear. Sí, Ben-Gurion estaba presionando para obtener garantías de seguridad, pero siendo realistas, debe haber sabido que ese objetivo no estaba en las cartas, siempre y cuando los vecinos de Israel no la reconocieran. Desde la perspectiva de Kennedy, proporcionar a Israel garantías de seguridad habría sido una clara señal de favoritismo hacia ella, y habría socavado las relaciones de Estados Unidos con los estados árabes.

Kennedy, sin embargo, no cedió ante Dimona, y los desacuerdos se convirtieron en un "dolor de cabeza" para él, como escribió Robert Komer más tarde. La confrontación con Israel se intensificó cuando el Departamento de Estado transmitió la última carta de Kennedy a la embajada de Tel Aviv el 15 de junio para que el embajador Barbour la entregara inmediatamente a Ben-Gurion. En la carta, Kennedy desarrollaba su insistencia en las visitas semestrales con un conjunto de condiciones técnicas detalladas. La carta era similar a un ultimátum: si el gobierno de Estados Unidos no podía obtener "información confiable" sobre el estado del proyecto Dimona, el "compromiso y apoyo de Washington" podría estar "seriamente comprometido".

Pero la carta nunca fue entregada a Ben-Gurión. El telegrama con la carta de Kennedy llegó a Tel Aviv el sábado 15 de junio, un día antes del anuncio de la renuncia de Ben-Gurión, una decisión que sorprendió a su país y al mundo. Ben-Gurion nunca explicó, por escrito u oralmente, lo que lo llevó a renunciar, más allá de citar "razones personales". Negó que su movimiento estuviera relacionado con cuestiones políticas específicas, pero la cuestión de hasta qué punto la presión de Kennedy sobre Dimona jugó un papel sigue abierta a la especulación hasta el día de hoy.


La primera crisis de Eshkol

El 5 de julio, menos de diez días después de que Levi Eshkol sucediera a Ben-Gurion como primer ministro, el embajador Barbour le entregó una primera carta del presidente Kennedy dirigiéndose a él como el nuevo líder de Israel. La carta era prácticamente una copia de la carta no entregada del 15 de junio a Ben-Gurión, con solo unas pocas líneas de felicitación añadidas en la parte superior. Desde el mensaje del presidente Dwight Eisenhower a Ben-Gurión, durante la crisis de Suez en noviembre de 1956, exigiendo una retirada inmediata de Israel de la península, un presidente estadounidense no había sido tan directo en su demanda con un primer ministro israelí. Cuando Yuval Ne'eman lo presenció, fue inmediatamente evidente para Eshkol y sus asesores que las demandas de Kennedy eran similares a un ultimátum y, por lo tanto, constituían una crisis en ciernes.

Un atónito Eshkol, en su primera y provisional respuesta, el 17 de julio, pidió más tiempo para estudiar el tema y para consultas. Eshkol confió al embajador Barbour su "sorpresa" por la declaración de Kennedy de que el compromiso y el apoyo de Estados Unidos a Israel podrían estar "seriamente comprometidos". El primer ministro señaló que si bien esperaba que la amistad entre Estados Unidos e Israel creciera bajo su mandato, "Israel haría lo que tuviera que hacer por su seguridad nacional y para salvaguardar sus derechos soberanos". Barbour, aparentemente queriendo mitigar la franqueza de la carta, le aseguró a Eshkol que la declaración de Kennedy era "objetiva": los críticos de las fuertes relaciones entre Estados Unidos e Israel podrían complicar la relación diplomática si Dimona no era inspeccionada.


Foto de 1968, el presidente Johnson saluda a Levi Eshkol. A diferencia de Kennedy, Johson entregó a los israelíes todo lo que requerían y mucho más (© Lynn Pelham/The LIFE Picture Collection/Getty Images)


Más adelante en la discusión, nos enteramos por los documentos recién desclasificados, Eshkol hizo una pregunta contundente que Ben-Gurion nunca se había atrevido a hacer: ¿Cómo reaccionaría Washington a una propuesta israelí de "consultar de antemano" con Estados Unidos, "en el caso de que, en algún momento en el futuro distante", los acontecimientos en Oriente Medio hicieran necesario "embarcarse en un programa de armas nucleares?", Barbour, por supuesto, no estaba autorizado a responder a una pregunta tan hipotética, por lo que reafirmó la opinión de Estados Unidos de que la "introducción" de armas nucleares en Oriente Medio sería "especialmente grave". Sin duda, Barbour entendió el significado de la pregunta de Eshkol: estaba insinuando, abierta pero tentativamente, que había circunstancias concebibles bajo las cuales Israel podría "embarcarse en un programa de armas nucleares".

El 19 de agosto, después de seis semanas de consultas que generaron al menos ocho borradores diferentes, Eshkol entregó a Barbour su respuesta escrita a las demandas de Kennedy. Comenzó reiterando las garantías pasadas de Ben-Gurión de que el propósito de Dimona era pacífico. En cuanto a la solicitud de Kennedy, Eshkol escribió que, dada la relación especial entre los dos países, había decidido permitir visitas regulares de representantes estadounidenses al sitio de Dimona. Sobre el tema específico del cronograma, Eshkol sugirió, como lo había hecho Ben-Gurion en su última carta a Kennedy, que a finales de 1963 sería el momento de la primera visita: para entonces, escribió, "el grupo francés nos habrá entregado el reactor y llevará a cabo pruebas y mediciones generales de sus parámetros físicos a potencia cero".

Eshkol fue explícito en que la primera visita debería celebrarse antes de la fase de puesta en marcha, pero fue vago sobre la frecuencia propuesta de las visitas. Eshkol hizo caso omiso de la demanda de Kennedy de giras bianuales, al tiempo que evitó un desafío frontal a la solicitud de Kennedy. "Habiendo considerado esta solicitud, creo que podremos llegar a un acuerdo sobre el futuro calendario de visitas", escribió Eshkol. En resumen, el primer ministro dividió la diferencia: para poner fin a la confrontación, aceptó las "visitas regulares" de científicos estadounidenses, pero no aceptó la idea de la visita rápida que Kennedy quería y evitó hacer un compromiso explícito de inspecciones semestrales. La respuesta apreciativa de Kennedy no mencionó estas divergencias, sino que asumió un acuerdo básico sobre "visitas regulares".

Las ambigüedades de la respuesta de Eshkol se entendieron en Washington, pero se minimizaron. En un memorándum detallado que el secretario de Estado interino, George Ball, escribió a Kennedy, la evaluación general fue positiva: la respuesta de Eshkol, "aunque no es del todo lo que queríamos, probablemente representa lo máximo que podemos esperar". La vaguedad de Eshkol sobre la demanda más importante de Kennedy, las visitas dos veces al año a Dimona, fue bien reconocida, pero "preferimos darle (a Eshkol) el beneficio de la duda, confiando en nuestra interpretación, la declaración oral del primer ministro de que el futuro acuerdo 'no dará problemas'". Resultó que la insistencia de Kennedy en realizar visitas semestrales nunca fue aceptada, aunque permaneció en la agenda de Estados Unidos.

A raíz de la carta de Eshkol, la primera de las tan buscadas visitas regulares de inspección a Dimona tuvo lugar a mediados de enero de 1964, dos meses después del asesinato de Kennedy. Los israelíes dijeron a los visitantes estadounidenses que el reactor había entrado en estado crítico solo unas semanas antes, pero esa afirmación no era exacta. Israel reconoció años más tarde que el reactor de Dimona entró en funcionamiento a mediados de 1963, como había asumido originalmente la administración Kennedy.

Tanto Estados Unidos como los israelíes mantuvieron la visita en secreto, y las filtraciones a la prensa se contuvieron durante más de un año. La inspección se llevó a cabo en el transcurso de un solo día en lugar de los dos días solicitados por los inspectores. La reducción del tiempo hizo que no se vieran algunos edificios y partes de ellos, aunque los inspectores informaron de que la visita fue "tan completa y exhaustiva como el tiempo lo permitió". Sus hallazgos no levantaron sospechas de actividades relacionadas con las armas, pero fue "la impresión del equipo de que el sitio de Dimona y el equipo ubicado allí representaban un proyecto ambicioso para un país de las capacidades de Israel".

La cuestión del posible reprocesamiento por parte de Israel del combustible gastado para obtener plutonio continuó atormentando a la inteligencia estadounidense a lo largo de la década de 1960. Nadie estaba seguro de si Israel ya tenía un sitio secreto de reprocesamiento o si aún no había construido uno.


Mirando hacia atrás

Sin embargo, en retrospectiva, el intercambio de cartas de 1963 entre Kennedy y Ben-Gurion y Eshkol fue el clímax de la batalla que el líder estadounidense libró contra el proyecto nuclear israelí a lo largo de su presidencia. Para Kennedy, lo que estaba en juego era más importante que el estatus del programa nuclear de Israel. Lo que estaba en juego era el destino de su esfuerzo por detener la proliferación nuclear mundial. Israel fue el primer caso de este tipo que tuvo que enfrentar la administración Kennedy en el que tuvo alguna influencia política. Si Kennedy fracasó en detener las aspiraciones nucleares de Israel, ¿cómo podría detener a otros, como India?

Para Ben-Gurion, Dimona fue el proyecto más preciado en el que estuvo involucrado durante su última década en el cargo. El establecimiento del Centro de Investigación Nuclear del Néguev fue el resultado de las ansiedades más profundas del primer ministro sobre el futuro de Israel, los temores de un anciano que intentó compartir con Kennedy en su carta de finales de abril de 1963. El proyecto Dimona fue probablemente también el esfuerzo más divisivo, desafiante y ambicioso que se había atrevido a abordar como líder de Israel. Con razón o sin ella, Dimona, a los ojos de Ben-Gurión, era necesaria para asegurarse de que otro Holocausto nunca pudiera sucederle a Israel. Si Kennedy hubiera prevalecido en su demanda de inspecciones semestrales, ese objetivo nunca se habría logrado. Para Ben-Gurion, abandonar a Dimona habría arrojado una gran sombra sobre su legado.

Desde una perspectiva contemporánea, es difícil, tal vez imposible, entender cuán vulnerable e incierto era el futuro del proyecto Dimona durante la primavera y el verano de 1963. Si Estados Unidos hubiera estado realmente decidido a suspender su "compromiso y apoyo al bienestar de Israel" si Ben-Gurión no cumplía con las demandas de Kennedy, Israel probablemente no habría podido completar el proyecto Dimona como estaba planeado. La crisis fue también una crisis de confianza mutua: ambas partes estaban muy comprometidas con sus objetivos, pero ninguna quería romper la relación bilateral. Nunca sabremos cuán inquebrantable habría sido el presidente Kennedy en el tema de Dimona, si hubiera vivido para cumplir su mandato completo (o incluso dos mandatos) como presidente. Su determinación nunca fue puesta a prueba por completo, aunque podemos ver que estaba bastante decidido.

Resultó que la insistencia de Kennedy en las visitas semestrales a Dimona no se llevó a cabo. Los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos seguían interesados en ese programa, y el presidente Lyndon B. Johnson planteó el tema a Eshkol, pero nunca presionó mucho sobre el tema de la manera en que lo había hecho Kennedy.

Al final, el enfrentamiento entre el presidente Kennedy y dos primeros ministros israelíes dio lugar a una serie de seis inspecciones estadounidenses del complejo nuclear de Dimona, una vez al año entre 1964 y 1969. Nunca se llevaron a cabo bajo las estrictas condiciones que Kennedy expuso en sus cartas.

Si bien el sucesor de Kennedy permaneció comprometido con la causa de la no proliferación nuclear y apoyó las visitas de inspección estadounidenses en Dimona, estaba mucho menos preocupado por obligar a los israelíes a cumplir con los términos de Kennedy. En retrospectiva, este cambio de actitud puede haber salvado el programa nuclear israelí.


14 noviembre 2023

Jack Ruby: La pistola humeante de Israel




 por Laurent Guyénot

Original en inglés: Jack Ruby: Israel's Smoking Gun

The UNZ Review

noviembre 2021


 Rememorando los 60 años del asesinato del presidente John F. Kennedy

Continuación de la primera entrada: ¿Mató Israel a los Kennedy?


Parte II




Por una extraña paradoja, la mayoría de los investigadores de Kennedy que creen que Oswald era "solo un patsy" pasan mucho tiempo explorando su biografía. Esto es tan útil como investigar a Osama bin Laden para resolver el 9/11. Cualquier búsqueda seria de los verdaderos asesinos de JFK debería comenzar investigando al hombre que le disparó a Oswald a quemarropa en el estómago a las 11:21 a.m. del 24 de noviembre de 1963 en la estación de policía de Dallas, sellando así la posibilidad de que una investigación judicial llamaría la atención sobre las inconsistencias de la acusación en su contra, y tal vez expondría a los verdaderos perpetradores. Uno normalmente esperaría que el dueño del club de striptease de Dallas, Jack Ruby, fuera el personaje más investigado por los verdaderos Truthers de Kennedy. Pero no es así.

(Nota del editor: "Truther" es definido en inglés como una persona que duda de la versión generalmente aceptada de un acontecimiento, creyendo que existe una conspiración oficial para ocultar la verdadera explicación; lo que el "oficialismo" denomina un teórico de la conspiración).


Por supuesto, es perfectamente normal que el presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren, cuando Ruby le dijo el 7 de junio de 1964: "Me han usado con un propósito", no le preguntó quién lo había usado y con qué propósito. Pero, ¿qué pasa con los investigadores independientes? ¿Son solo los lectores del Forward ("Noticias que importan a los judíos estadounidenses") dignos de ser informados de que "el asesino de Lee Harvey Oswald 'Jack Ruby' provenía de un fuerte trasfondo judío", y que le dijo a su rabino Hillel Silverman que "lo hizo por el pueblo judío"? Aquí está el pasaje relevante del artículo de Steve North de 2013, que relata la reacción de Silverman después de escuchar en la radio que un "Jack Rubenstein" había matado al asesino:


"Me sorprendió", dijo Silverman. "Lo visité al día siguiente en la cárcel y le dije: '¿Por qué, Jack, por qué?' Él dijo: 'Lo hice por el pueblo estadounidense'". Interrumpí a Silverman, señalando que otros informes tenían a Ruby diciendo que lo hizo "para demostrar que los judíos tenían agallas". El rabino suspiró. "Sí, mencionó eso", dijo Silverman. "Pero no me gusta mencionarlo. Creo que dijo: 'Lo hice por el pueblo judío'. Pero he tratado de borrar esa declaración de mi mente".


El abogado defensor de Ruby, William Kunstler, también afirma en sus memorias que Ruby le dijo: "Lo hice por los judíos", repitiendo en varias ocasiones: "Hice esto para que no implicaran a los judíos". Durante la última visita de Kunstler, Ruby le entregó una nota en la que reiteró que su motivo era "proteger a los judíos estadounidenses de un pogromo que podría ocurrir debido a la ira por el asesinato". 

Solo hay una interpretación posible de las palabras de Ruby: él debe haber sabido, y aquellos a quienes le encargó matar a Oswald deben haber sabido, que si Oswald era juzgado, la mano judía en el asesinato de JFK probablemente se haría evidente.

¿Por qué esta información crucial no está en ningún libro sobre el asesinato de Kennedy, excepto en el de Michael Collins Piper (y ahora en el mío)? James Douglass, para tomar el ejemplo más representativo, insiste, sin una pizca de evidencia, en que Ruby, además de ser un "funcionario de la mafia de Chicago", estaba "conectado con la CIA". Ni una sola vez Douglass menciona el origen judío de Ruby, y su nombre real solo se puede encontrar en una sola nota al final citando a otro autor. ¿Podría la extraña omisión de Douglass tener el mismo motivo que el asesinato de Oswald por parte de Ruby, es decir, "proteger a los judíos estadounidenses de un pogromo que podría ocurrir debido a la ira por el asesinato"?



   Jacob Leon Rubenstein, más conocido como Jack Ruby, fichado por la policía de Texas. (foto colorizada, interpuesta por el editor del blog)

Ruby no es la única persona conectada con Oswald cuyas palabras confusas que implican a "los judíos" se ocultan cuidadosamente al público. El 29 de marzo de 1977, George DeMohrenschildt, un geólogo ruso que se había hecho amigo de Oswald en Dallas en 1962 a petición del agente de la CIA J. Walton Moore, fue encontrado muerto con una bala en la cabeza. Su muerte fue declarada un suicidio, pero el informe del Sheriff menciona que en sus últimos meses se quejó de que "los judíos" y "la mafia judía" estaban tratando de atraparlo. Su esposa confirmó a Jim Marrs, autor de Crossfire: The Plot that Killed Kennedy (1989), que su marido pensaba que "la mafia judía y el FBI" estaban tratando de atraparlo. La mayoría de las personas ligeramente interesadas en el asesinato de JFK saben sobre la relación de DeMohrenschildt con Oswald, pero ¿cuántos han escuchado este detalle intrigante, incluso incriminatorio?

Después de que DeMohrenschildt se mudó de Dallas en junio de 1963, Oswald fue acompañado por Ruth Paine, quien le encontró un trabajo en el Depósito de Libros Escolares de Texas, donde comenzó a trabajar el 16 de octubre. Se repite en todos los libros que Ruth Paine cuidó de Oswald en nombre de la CIA, pero nunca se da ninguna evidencia. Por otro lado, me sorprendió leer en su testimonio ante la Comisión Warren que en la década de 1950, Ruth Paine había sido "una líder en la comunidad judía en Indianápolis", trabajando con inmigrantes judíos que "hablaban yiddish en la realización de sus reuniones de negocios". Jack Ruby también hizo negocios en yiddish, como veremos. De hecho, se coló en la estación de policía de Dallas con el pretexto de traducir para los reporteros yiddish (¿qué reporteros yiddish necesitan un traductor en los Estados Unidos?).

Esta información proviene del único libro útil escrito sobre Ruby: Who Was Jack Ruby? (1978) de Seth Kantor, retitulado The Ruby Cover-Up en 1980. Kantor era un reportero que trabajaba para el Dallas Times Herald en 1963. Conocía a Ruby y estaba a menos de diez pies de distancia de él cuando le disparó a Oswald. La meticulosa investigación de Kantor es una contribución importante a la búsqueda de la verdad sobre el asesinato de Kennedy. En el resto de este artículo, me basaré principalmente en su libro, así como en el Juicio Final de Michael Collins Piper y algunas otras fuentes.


Jack Ruby frente a su club de striptease Carousel


Gángsters de Sion

En su informe final, la Comisión Warren declaró que "no podía establecer un vínculo significativo entre Ruby y el crimen organizado", porque "Ruby ha negado que estuviera asociado con actividades delictivas organizadas, y las agencias de aplicación de la ley han confirmado esa negación". Pero hay mucha evidencia de la asociación de Ruby con el crimen organizado. Robert Blakey, abogado principal del Comité Selecto de Asesinatos de la Cámara de Representantes de 1977 a 1979, dijo: "La explicación más plausible para el asesinato de Oswald por Jack Ruby fue que Ruby lo había acosado en nombre del crimen organizado, tratando de alcanzarlo en al menos tres ocasiones en las cuarenta y ocho horas antes de que lo silenciara para siempre". Incriminar al "crimen organizado" en el asesinato de JFK y el posterior asesinato de Oswald fue, por supuesto, la conclusión más inofensiva que la HSCA pudo llegar, aparte de ridiculizarse a sí misma al confirmar la historia de la Comisión Warren de dos locos solitarios. Y así el Washington Post podría titular: "MAFIOSOS VINCULADOS A LA MUERTE DE JFK".

La palabra que falta, aquí, es "judío". La mayoría de los estadounidenses, al enterarse de que Jack Ruby era un mafioso, deben haber pensado que era italiano, como los gángsters de Hollywood. No se les dijo que su verdadero nombre era Jacob Leon Rubenstein, que era hijo de inmigrantes judíos polacos, que fue a la sinagoga justo antes de dispararle a Oswald, y que más tarde confesó a su rabino que "lo hizo por los judíos".

Jacob Rubenstein pertenecía a la mafia judía, también conocida como la Conexión Yiddish. Se había mudado de Chicago a Dallas en 1947, siguiendo la pista de otros 15 mafiosos de Chicago (3 italianos y 9 judíos) que se habían establecido allí para hacerse cargo del negocio de la prostitución. Fue entonces cuando cambió su nombre de Rubenstein a Ruby. El mentor y modelo a seguir de Ruby fue Mickey Cohen, quien operó en Chicago durante la Prohibición, pero luego estuvo activo en Hollywood. Durante su juicio por dispararle a Oswald, el equipo legal de Ruby fue liderado por Melvin Belli, un viejo amigo y abogado de Cohen (la defensa de Belli fue que Ruby había sufrido locura temporal debido a un ataque de "epilepsia psicomotora"). En 1947, Cohen había sucedido a Benjamin Siegelbaum, alias Bugsy Siegel (idealizado por Hollywood en 1991) al frente de "Murder Incorporated". Cohen y Siegelbaum eran responsables ante Meyer Lansky (nacido Suchowljansky), el jefe de la mafia judía más poderoso, que había construido parte de su fortuna con sus casinos y burdeles de La Habana, de los cuales fue desposeído por Castro en 1959. El biógrafo de Lansky, Hank Messick, lo describe como el jefe del Sindicato Nacional del Crimen. "Gracias en gran parte a Lansky, el crimen organizado ha cambiado de un feo crecimiento en el cuerpo político capaz de ser eliminado por cirugía a una parte cancerosa de nuestros sistemas económicos y políticos".


Meyer Lansky en Israel, 1971


Mickey Cohen afirma en sus memorias que, en las décadas de 1940 y 1950, estaba "absorto con Israel", y se jacta de sus contribuciones financieras y criminales a las operaciones de contrabando de armas de la Haganá. Gary Wean, un sargento detective del Departamento de Policía de Los Ángeles, afirma en su libro There's a Fish in the Courthouse (1987) que vio a Ruby dos veces en Hollywood en 1946 y 1947 en presencia de Cohen. También escribe que Cohen tenía contactos frecuentes con Menachem Begin, y que estaba compartiendo a su novia, la stripper Candy Barr, con Menachem Begin y Ruby.

Cohen no era el único mafioso que trabajaba para Israel. Se había sellado un pacto entre prominentes sionistas y jefes de la mafia judía alrededor de 1945, cuando la Haganá organizó un mercado negro altamente efectivo de armas y explosivos desde los Estados Unidos hasta Palestina. La operación fue orquestada por un grupo de unos 40 judíos estadounidenses ricos que se comprometieron a ayudar a David Ben-Gurion cuando este último visitó Nueva York en julio de 1945. Encabezado por Rudolf Sonneborn, el grupo actuó bajo la cobertura legal de una organización benéfica, el Instituto Sonneborn, cuya historia es contada por Leonard Slater en The Pledge (Simon & Schuster, 1970). El grupo operaba por separado de la Agencia Judía para protegerlo de la participación directa en actividades ilegales. Entre sus miembros activos estaba el futuro alcalde de Jerusalén (1965-93) Teddy Kollek, quien también jugó un papel clave en la forja de la Alianza CIA-Mossad. Robert Rockaway ha documentado la contribución del hampa judía a esta operación, en su artículo "Gangsters for Zion: How Jewish mobsters helped Israel gain its independence" (Gángsters para Sion: Cómo mafiosos judíos ayudaron a Israel ha obtener su independencia). Él escribe:


En 1945, la Agencia Judía, el gobierno israelí preestatal encabezado por David Ben-Gurion, creó una vasta red clandestina de compra y contrabando de armas en todo Estados Unidos. La operación fue colocada bajo la égida de la Haganá, el precursor subterráneo de las Fuerzas de Defensa de Israel, e involucró a cientos de estadounidenses de todos los ámbitos de la vida. Entre ellos había millonarios, estudiantes rabínicos, comerciantes de chatarra, ex soldados, estudiantes universitarios, estibadores, industriales, químicos, ingenieros, protestantes y católicos, así como judíos. Un grupo, que permaneció en el anonimato y rara vez se habló de el, eran hombres duros, callejeros, sin miedo y con acceso a dinero en efectivo: gángsters judíos.


Dos libros del autor de este reportaje

Enviado por Ben-Gurion a los Estados Unidos para comprar armamento pesado, el agente de la Haganá Yehuda Arazi se acercó a Meyer Lansky y se reunió con miembros de Murder, Incorporated. Otro emisario de la Haganá, Reuvin Dafni, que se convertiría en cónsul israelí en Los Ángeles y Nueva York, también trató con gángsters judíos. "Cuando entrevisté a Dafni", escribe Rockaway, "me contó sobre sus reuniones con mafiosos judíos. Sus reuniones fueron organizadas por miembros de la comunidad judía local. Su primer encuentro fue en Miami con Sam Kay, un destacado gángster judío de Miami. Dafni también se reunió con Bugsy Siegel.


Como relata Dafni, "Le conté mi historia, cómo la Haganá estaba recaudando dinero para comprar armas con las que luchar. Cuando terminé, Siegel preguntó: "¿Quieres decirme que los judíos están peleando?" Sí, respondí. Entonces Siegel, que estaba sentado al otro lado de la mesa, se inclinó hacia adelante hasta que su nariz casi tocó la mía. "¿Te refieres a pelear, como matar?" Sí, respondí. Siegel se echó hacia atrás, me miró por un momento y dijo: 'Está bien, estoy contigo'". "A partir de entonces", recordó Dafni, "cada semana recibía una llamada telefónica para ir al restaurante. Y cada semana recibía una maleta llena de billetes de $5 y $10. Los pagos continuaron hasta que me fui de Los Ángeles". Dafni estima que Siegel le dio un total de 50.000 dólares.


Algunos de esos "gángsters de Sión", escribe Rockaway, "lo hicieron por lealtades étnicas", o "se vieron a sí mismos como defensores de los judíos, casi combatientes bíblicos. Era parte de su autoimagen".

Tal era también el trasfondo y la autoimagen de Jack Ruby. Sus actividades en el contrabando de armas están bien documentadas, aunque el hecho de que fue en beneficio de Israel a menudo es borroso. En Coup d'État in America: The CIA and the Assassination of John F. Kennedy (1975), Allan Weberman se refiere a las actividades de tráfico de armas de Ruby y otros mafiosos, pero no menciona su judaísmo (a menos que decir que Ruby "era fuertemente antinazi" cuente como un eufemismo para ser judío), y afirma que de hecho estaban armando a Castro, mientras participaban simultáneamente en complots de la CIA para matarlo.

Ruby conocía a Lewis McWillie, el gerente del casino nocturno Tropicana de los hermanos Lansky en La Habana. Después del derrocamiento de Batista por Castro en enero de 1959, Meyer Lansky se trasladó a Miami, pero Jake Lansky fue arrestado y confinado a una prisión de lujo, el campo de detención de Trescornia, junto con otra figura de la mafia, Santo Trafficante Jr. Aunque no era judío, Trafficante había jurado lealtad a los hermanos Lansky y controlaba porciones sustanciales de las redes de juego y prostitución de La Habana. Mientras estaban en prisión, Jake Lansky y Trafficante fueron visitados a menudo por Lewis McWillie, quien estaba negociando su liberación con Castro. Ruby le contó a la Comisión Warren el 7 de junio de 1964 acerca de su visita a Lewis McWillie en 1959 en La Habana, y también habló de conocer a los jefes de McWillie, a quienes, por temor a pronunciar su nombre, se refirió como "los hermanos Fox, los más grandes que han existido, expulsados de Cuba". (McWillie reconocería más tarde a la HSCA que, "Jack Ruby podría haber estado allí (La Habana) una vez conmigo"). Ruby agregó a la Comisión Warren que McWillie y uno de los hermanos más tarde lo visitaron en Dallas.


Jack Ruby, asesino del presunto asesino de JFK, Lee Harvey Oswald, posa con tres de las mujeres de su club Carousel. (foto interpuesta por el editor del blog)

Seth Kantor cita un mensaje clasificado que fue enviado desde la sede de la CIA al Asesor de Seguridad Nacional McGeorge Bundy, el 28 de noviembre de 1963, confirmando que, mientras Santo Trafficante vivía "en relativo lujo en una prisión cubana" en 1959, fue visitado con frecuencia por "un gángster estadounidense llamado Ruby".

En septiembre de 1962, se dice que Trafficante le dijo a José Alman, un miembro prominente de la comunidad de exiliados cubanos en Miami, que "el presidente Kennedy obtendría lo que se le venía encima". Alman no estuvo de acuerdo y argumentó que Kennedy sería reelegido. "No, José", dijo Trafficante. "Va a ser golpeado". Cuando Richard Sprague de la HSCA le preguntó a Trafficante, "¿alguna vez discutió con algún individuo planes para asesinar al presidente Kennedy antes de su asesinato?" Trafficante se negó a responder.

Como Kantor muestra con gran detalle, Jack Ruby tuvo repetidos contactos con miembros del inframundo judío en 1963. Para el 8 de junio, "un gran grupo de estafadores de Chicago comenzó a aparecer en Ruby's Carousel y en otros dos clubes de striptease cercanos, según un informe confidencial al jefe de policía de Dallas, Jesse E. Curry, escrito por el teniente Robert L. May Jr., quien había sido jefe del escuadrón antivicio". El contacto con el hampa de Ruby se intensificó durante los 11 días previos al asesinato del presidente Kennedy, "cuando Ruby firmó abruptamente un poder notarial, renunciando a ciertos derechos para controlar su propio dinero. También compró e instaló repentinamente una caja fuerte por primera vez en sus 16 años como operador de un club nocturno de Dallas, para almacenar cantidades adicionales de dinero. Durante este período, "Ruby estaba recibiendo una serie de llamadas telefónicas en el Carrusel de un hombre no identificado que nunca dejaría un mensaje cuando Ruby estaba fuera". El 11 de noviembre, Ruby se reunió en Dallas con Alexander Philip Gruber, conocido por sus conexiones con Mickey Cohen. Gruber, que no había visitado a Ruby en años, le dijo al FBI que estaba en Joplin Missouri en ese momento, y simplemente había decidido visitar a Ruby "ya que Dallas, Texas, estaba a unas 100 millas de Joplin" (la distancia es de 360 millas). En la tarde del 22 de noviembre, Ruby llamó a Alex Gruber en Los Ángeles. "Gruber posteriormente le dijo al FBI que realmente no sabía por qué Ruby llamó". Eso es probablemente cuando Ruby recibió una oferta que no pudo rechazar.


Secuencia fotográfica interpuesta por el editor del blog


Ruby ciertamente fue informado sobre el momento preciso en que Oswald sería transferido de la estación de policía de Dallas a la cárcel del condado. Según el ex oficial de inteligencia británico, el coronel John Hughes-Wilson, fue Sam Bloom, el presidente judío del "comité anfitrión" que había invitado a Kennedy a Dallas, quien sugirió a la policía "que trasladaran al presunto asesino (Oswald) de la estación de policía de Dallas a la cárcel del condado de Dallas para darles a los periodistas una buena historia y fotos". Y "cuando la policía registró más tarde la casa de Ruby, encontraron un trozo de papel con el nombre, la dirección y el número de teléfono de Bloom".

En un aparente intento de hacerle imposible cumplir su contrato, Ruby trató de advertir a la policía de Dallas de forma anónima: el teniente Billy Grammer, un despachador del Departamento de Policía de Dallas, cuya declaración se puede escuchar, recibió una llamada telefónica anónima a las 3 a.m. del 24 de noviembre de un hombre que sabía el nombre de Grammer. La persona que llamó le dijo a Grammer que sabía del plan para sacar a Oswald del sótano y que a menos que se cambiaran los planes para la transferencia de Oswald, "lo vamos a matar". Después de que Oswald recibió un disparo, Grammer, que conocía a Ruby y había encontrado la voz familiar en el momento de la llamada, identificó a Ruby como la persona que llamaba.


Secuencia fotográfica interpuesta por el editor del blog

Ruby y la policía de Dallas

Cuando Ruby le disparó a Oswald el domingo 24 de noviembre, esta no era la primera vez que se le permitía ingresar a la estación de policía de Dallas. Conocía a todos los policías de la ciudad, y estaba casi tan a menudo dando vueltas en la estación de policía como los policías en su club de striptease Carousel. "Siempre he estado muy cerca del departamento de policía, no sé por qué", dijo a la Comisión Warren. Lo más plausible es que estar en términos amistosos con los policías de Dallas fue su tarea especial de la mafia, y ciertamente la razón por la que fue elegido para silenciar a Oswald: pocas personas tenían tanta facilidad para llegar a la estación de policía de Dallas.

Ruby pasó mucho tiempo allí desde el viernes 22 hasta el domingo 24, haciendo varios intentos de entrar en la habitación 317 en el tercer piso donde Oswald fue interrogado. Temprano en la tarde del viernes, el día en que Kennedy fue asesinado y Oswald arrestado.


Poco después de las 7 p.m., John Rutledge, un veterano reportero de policía de The Dallas Morning News, vio a Jack Ruby, a quien reconoció fácilmente de vista, pasar de un ascensor público al tercer piso. Ruby estaba entre dos hombres que llevaban credenciales de solapa que los identificaban como reporteros de fuera de la ciudad. Los tres pasaron rápidamente junto a un oficial de policía estacionado en los ascensores para mantener alejado a cualquiera que no estuviera en asuntos oficiales. Ruby estaba encorvada, escribiendo algo en un pedazo de papel y luego mostrándoselo a uno de los reporteros mientras caminaban hacia la habitación 317, donde Oswald estaba siendo interrogado por el capitán Fritz y otros. ... Un guardia fue colocado en la puerta de la oficina para evitar que los reporteros entraran para usar los teléfonos, pero Ruby no tuvo problemas para relajarse. Conocía al guardia. Ruby entró y estrechó la mano de Eberhardt, quien le preguntó qué estaba haciendo. Ruby tenía papel de notas en la mano y dijo que estaba actuando como traductor para la prensa extranjera. Eberhardt pensó que Ruby estaba hablando de la prensa israelí o de los reporteros de habla yiddish que Eberhardt supuso que escuchó en el alboroto del pasillo.


Aquí están las palabras exactas de la declaración del detective August M. Eberhardt a la Comisión Warren:


Sr. EBERHARDT. Entró y me saludó, me estrechó la mano. Le pregunté qué estaba haciendo. Me dijo que era traductor de los periódicos. Por supuesto, sabía que podía hablar yiddish. Tenía un cuaderno en la mano ...

Sr. GRIFFIN. ¿Sabe si había periódicos israelíes o yiddish?

Sr. EBERHARDT. Había un montón de ellos corriendo por allí hablando esa lengua desconocida. No sé lo que estaban diciendo.


Qué lástima que estos reporteros de habla yiddish no fueran rastreados e identificados. Victor R. Robertson Jr., un reportero de radio y televisión WFAA en Dallas que conocía a Ruby, también testificó haberlo visto en la estación de policía, intentando ingresar al 317 mientras Oswald estaba allí. A pesar de esos testimonios, la Comisión negó que Ruby estuviera alguna vez en el tercer piso el viernes por la noche.

Más tarde ese mismo día, después de una breve visita a la sinagoga, Ruby compró una docena de sándwiches de carne en conserva y "telefoneó al detective de homicidios Richard M. Sims y se ofreció a entregar la comida gratis directamente a la oficina. Sims le dio las gracias, pero dijo que el trabajo del día estaba a punto de terminar y que no necesitarían nada para comer. Ruby encontró otra razón para ir de todos modos y, alrededor de las 11:30 p.m., volvió a bajar del ascensor en el tercer piso". A medianoche, Ruby se dirigió a la conferencia de prensa en la sala de reuniones de la policía del sótano, cuando Oswald fue puesto en exhibición. The Warren Report admite la presencia de Ruby allí, pero lo retrata como un espectador casual. "En ninguna parte de su informe de 888 páginas al público, la Comisión incluyó la admisión de Ruby al FBI, un mes después del crimen, de que llevaba un revólver cargado y de punta baja en su bolsillo derecho durante la sesión de prensa de Oswald en la sala de asambleas". Ruby no pudo acercarse a Oswald lo suficientemente cerca como para dispararle, ya que la sala estaba llena de reporteros y fotógrafos.

El sábado 23, Ruby llevó sándwiches a los reporteros en la sala de prensa de la Policía; "Testigos externos confiables informaron haber visto a Ruby o hablar con él a intervalos durante la tarde del sábado, testigos como Jeremiah A. O'Leary Jr. de The Washington Star y Thayer Waldo, reportero de The Fort Worth Star-Telegram". Sin embargo, Kantor señala:


La Comisión Warren dijo que no podía llegar a "ninguna conclusión firme sobre si Ruby visitó o no el departamento de policía de Dallas el sábado" porque "ningún oficial de policía ha informado de la presencia de Ruby ese día" y porque "Ruby no ha mencionado tal visita". En otras palabras, la Comisión Warren decidió que no había habido conspiración entre los oficiales de policía de Dallas y Jack Ruby porque ninguno de ellos lo informó en ese momento.


Fotografías del arma homicida, revólver Colt Cobra calibre 38, el arma fue subastada en diciembre de 1991 (fotografías interpuestas por el editor del blog)

El domingo 24 por la mañana, se hicieron arreglos para el traslado de Oswald a la cárcel del condado. Un poco después de las 10:30, Kantor plantea la hipótesis de que "se realizó una llamada al teléfono no listado en el apartamento de Ruby; A Ruby le dijeron dónde entrar a la estación y que la camioneta de transferencia estaba en camino". Ruby primero fue a la oficina de Western Union en el siguiente bloque, y llegó justo a tiempo para ver a Oswald siendo transferido. Este estrecho tiempo se ha utilizado como evidencia de que no hubo premeditación y, por lo tanto, no hubo conspiración. Pero Kantor teoriza que la entrada de Ruby en la estación de policía usando la escalera pública al área de oficinas de la cárcel del sótano "podría haber desencadenado la señal de aprobación para que Oswald fuera derribado", y produce evidencia plausible de que lo hizo. La forma en que Ruby ingresó a la estación aún no está clara, pero el comité de la Cámara votó en 1979 que "era menos probable que Ruby ingresara a la estación de policía sin ayuda".


Jack Ruby después de su audiencia judicial previo al juicio, 11 febrero de 1964. (fotografías interpuestas por el editor del blog)


La conexión Johnson-Ruby

Además de Ruby, sabemos de una persona que tomó medidas para asegurarse de que Oswald fuera silenciado para siempre. Debido a que Ruby solo podía dispararle una bala a Oswald —dijo que había planeado disparar tres—, Oswald todavía estaba vivo cuando llegó al Hospital Dallas Parkland. El Dr. Charles Crenshaw recuerda en su libro JFK, Conspiracy of Silence (1992) que, mientras operaba a Oswald con otros cirujanos, notó que un hombre desconocido que se parecía a Oliver Hardy con una pistola colgando de su bolsillo trasero había entrado en la sala de operaciones. Minutos después, le informaron sobre una llamada urgente para él y salió de la sala de operaciones para atenderla. La llamada fue del nuevo presidente jurado Lyndon Johnson, quien primero preguntó "Dr. Crenshaw, ¿cómo está el asesino acusado?" Crenshaw respondió: "Sr. Presidente, se está defendiendo en este momento". Entonces Johnson dijo con firmeza: "Dr. Crenshaw, quiero una confesión en el lecho de muerte del asesino acusado. Hay un hombre en la sala de operaciones que tomará la declaración. Esperaré plena cooperación en este asunto". El Dr. Crenshaw respondió "Sí, señor", y colgó. Treinta años después, comenta: "Mientras estaba allí parado en un estado de incredulidad, mi mente estaba acelerada. Primero, la "confesión en el lecho de muerte" implica que alguien va a morir. Si Oswald no muere sobre la mesa, ¿'Oliver Hardy' o alguien más lo va a matar?" Dado que el Dr. Crenshaw acababa de decirle a Johnson que Oswald estaba "defendiéndose", la expresión "confesión en el lecho de muerte" sonaba como una orden implícita de que Oswald no debía salir vivo de la sala de operaciones. Realmente sonaba como si Johnson quisiera terminar el trabajo de Ruby. Momentos después de que el Dr. Crenshaw regresara a la sala de operaciones, los latidos del corazón de Oswald se detuvieron: "Oliver Hardy" desapareció, para nunca ser visto de nuevo. "El incidente", escribió Crenshaw, "confundió la lógica. Por qué el presidente de los Estados Unidos se involucraría personalmente en la investigación del asesinato, o por qué quitaría la investigación de las manos de las autoridades de Texas fue desconcertante".

Hay muchas pruebas del papel central de Johnson en el asesinato de Kennedy. Y sucede que Jack Ruby lo señaló directamente como el autor intelectual. Al final de una breve conferencia de prensa filmada en la cárcel del condado de Dallas en marzo de 1965, Ruby dijo: "Cuando mencioné sobre Adlai Stevenson, si fuera vicepresidente nunca habría habido un asesinato de nuestro amado presidente Kennedy". Cuando se le pidió que explicara lo que quería decir, Ruby continuó: "Bueno, la respuesta es el hombre en el cargo ahora".

¿Cómo podría Ruby saber de la culpabilidad de Johnson? El ex agente de Nixon, Roger Stone, afirma que, en su presencia, Nixon reconoció a Ruby como uno de los "chicos de Johnson". Dudo de esa historia; Stone podría haberlo inventado para contrarrestar otro rumor sobre la conexión de Ruby con Nixon, provocado por un memorando falsificado del FBI de 1947 que afirmaba que "un Jack Rubenstein de Chicago [...] está desempeñando funciones de información para el personal del congresista Richard Nixon". Pero hay una cosa más que vincula a Ruby con Johnson.


Lyndon B. Johnson presta juramento a bordo del Air Force One en el aeropuerto Love Field dos horas y ocho minutos después del asesinato de John F. Kennedy, Dallas, Texas. Jackie Kennedy (derecha), todavía con la ropa empapada de sangre, observa, 22 noviembre 1963. (fotografía interpuesta por el editor del blog) 

En su testimonio ante el Presidente del Tribunal Supremo Earl Warren y otros miembros de la Comisión el 7 de junio de 1964, Ruby suplicó que se le diera la oportunidad de hablar directamente con Johnson, de lo contrario "verá lo más trágico que jamás sucederá", y agregó que "tal vez algo se pueda salvar ... si nuestro presidente, Lyndon Johnson, supiera la verdad de mí". Esto puede interpretarse como una amenaza velada dirigida a Johnson. Ruby, que en ese momento había sido condenado a muerte, puede haber estado tratando de recordarle a Johnson que su contrato incluía un perdón presidencial (le había disparado a Oswald por amor a los Kennedy, ¿no?). Aún más curioso, Ruby insinuó que la reputación de Israel podría sufrir si hablaba: "Habrá un cierto suceso trágico si no tomas mi testimonio y de alguna manera me reivindicas para que mi gente no sufra por lo que he hecho". Temía, dijo, que su acto fuera utilizado "para crear alguna falsedad sobre parte de la fe judía". Ruby también declaró a Warren: "He sido utilizado para un propósito", pero nadie en la Comisión se molestó en preguntarle quién lo había usado y con qué propósito. Todo lo que Ruby obtuvo de su confuso testimonio fue una segunda entrevista sin sentido de la Comisión Warren un mes después (18 de julio de 1964), esta vez por nada menos que Arlen "Magic Bullet" Specter. Su frustración explicaría por qué en marzo de 1965, finalmente acusó a Johnson. Poco después, escribió una carta de dieciséis páginas que logró sacar de contrabando de la cárcel, culpando a Johnson por el asesinato de Kennedy y llamando al primero "un nazi de primer orden". Al hacerlo, probablemente aceleró su propia muerte, el 3 de enero de 1967.


El caso contra Johnson

Un comentarista de mi artículo anterior sobre Kennedy (NdelE. "Remember the Kennedys!", 5 diciembre 2020) argumentó que la tesis del motivo de Israel no es convincente porque el Estado Profundo israelí tenía otras opciones que matar a Kennedy para continuar con su proyecto Dimona. Le respondí que el motivo de un asesino rara vez es que no tiene otra opción que matar, sino que encuentra una ventaja crucial en el asesinato. También comenté que, quienesquiera que fueran los asesinos, su propósito obviamente no era solo deshacerse de Kennedy, sino poner a Johnson a cargo. Y eso tenía que hacerse rápidamente, porque los Kennedy estaban ocupados destruyendo la reputación de Johnson y pronto anunciarían un cambio en la vicepresidencia. Según Horace Busby, antiguo ayudante de LBJ y autor de The Thirty-First of March (2005), Johnson había descubierto que, a principios de noviembre de 1963, Robert Kennedy había enviado un equipo de reporteros nacionales a Texas para destruirlo por completo. "Estamos aquí para hacer un trabajo con Lyndon Johnson", dijo uno de los periodistas a un abogado a quien creía erróneamente que era un enemigo de Johnson. "Cuando terminemos con el hijo de puta, Kennedy no podrá tocarlo con un poste de diez pies en 1964" (citado de este artículo por Robert Morrow, quien escribió artículos más informativos sobre Johnson y su "psicopatía asesina"). Richard Nixon, quien estaba en Dallas el día antes de Kennedy, filtró el rumor al Dallas Morning News, que lo informó el 22 de noviembre bajo el título "Nixon predice que JFK podría dejar caer a Johnson". En cambio, Johnson se convirtió en presidente ese mismo día (y Nixon sabía que Johnson estaba detrás de eso).




Así que, dado que el asesinato de Kennedy fue un golpe para poner a Johnson en el poder, ¿qué otra cosa puede ser?, no había tiempo que perder: tenía que hacerse antes de que comenzara la nueva campaña y se publicara la noticia de un cambio de boleta vicepresidencial (la predicción de Nixon fue la primera y la última). Si ahora queremos saber el motivo del golpe, solo tenemos que preguntarnos: ¿Qué cambio importante ocurrió en la política estadounidense bajo Johnson? El cambio no era visible para el público estadounidense entonces, pero ahora son bien conocidos, al menos para los lectores de la prensa judía e israelí. "Lyndon Johnson: Israel no ha tenido mejor amigo", tituló Haaretz el 9 de mayo de 2018.

"Los historiadores generalmente consideran a Johnson como el presidente más uniformemente amigable con Israel", nos dice la Agencia Telegráfica Judía.


Johnson fue el primer presidente en invitar a un primer ministro israelí, Levi Eshkol, a una visita de Estado. Se llevaban tan bien, ambos hombres eran agricultores, que Johnson le hizo a Eshkol el raro cumplido de invitarlo a su rancho.

LBJ pronto abandonó la presión sobre Israel para que aclarara la verdad sobre el reactor de Dimona. Aumentó las ventas de armas a Israel y en 1968, después de que el principal proveedor de Israel, Francia, impusiera un embargo como medio para cultivar lazos en el mundo árabe, Estados Unidos se convirtió en el principal proveedor de armas de Israel, en particular lanzando las conversaciones que conducirían a la venta de aviones de combate Phantom a Israel.

Johnson quería comprometerse más enérgicamente con la causa de Israel en el período previo a la Guerra de los Seis Días de 1967, pero se sintió limitado por una dramática demostración de poderío militar debido a los fracasos de la guerra en Vietnam que entonces perseguían su presidencia. Sin embargo, durante la guerra, ordenó a los buques de guerra que se acercaran a 50 millas de la costa de Siria como advertencia a los soviéticos para que no interfirieran.

En un discurso inmediatamente después de la guerra, Johnson efectivamente cortó de raíz cualquier especulación de que Estados Unidos presionaría a Israel para que renunciara unilateralmente a las tierras que había capturado. Estableció no solo la fórmula de "tierra por paz" que informaría las resoluciones posteriores del Consejo de Seguridad de la ONU, sino que dejó en claro que cualquier fórmula tenía que garantizar el acceso judío a la Ciudad Vieja de Jerusalén.


Es bueno que Johnson esté siendo elogiado por la prensa israelí como el presidente de los Estados Unidos que "señaló firmemente la política estadounidense en una dirección pro-Israel", porque, por otro lado, su papel crucial en el golpe de Dallas también está recibiendo atención general, como lo ilustra la edición del 2 de diciembre de 2019 del National Enquirer. Cualquiera que pueda agregar uno más uno también puede hacer la inferencia lógica.




ANEXO

Vea la película de Laurent Guyénot "Israel y los asesinatos de los hermanos Kennedy"


Laurent Guyénot

Todas las notas de referencia en el original en inglés.

La tercera entrega nos lleva a: JFK - Israel y las armas nucleares

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