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01 marzo 2020

¿Retorna el sultán turco a el "buen redil"?




Erdogan y la guerra Siria, el mundo unipolar del indescifrable jefe turco. 


por Tito Andino U.

Son ya innumerables los artículos que hemos publicado a lo largo de los últimos años sobre Turquía y el señor Erdogan. El gobernante turco es impredecible -lo hemos dicho- Si hoy está contigo, mañana te da la puñalada trapera, una vieja reminicencia de la época de los sultanes del otrora poderoso imperio otomano que el presidente Erdogan quiere resurgir bajo su égida. 

Dado el mal interpretado nacionalismo, los turcos presumen de tal fervor extremis, característico tanto de sus gobernantes como presente en la esencia cultural del verdadero pueblo. Al fin y al cabo son los simples ciudadanos quienes pueden dar vida -incluso a costa de su vida- a los proyectos megalómanos de su actual mandatario.

Hemos planteado la pregunta -muchas veces- qué busca, qué pretende el señor Erdogan con su intervención militar en Siria, Libia y hasta en Ucrania? (por no mencionar otros rincones fuera de sus fronteras). Está claro que no se trata de combatir a los "terroristas" kurdos que buscan formar un Kurdistán dentro y fuera del territorio turco, no, decididamente no, aquello solo es un pretexto. Apreciando mejor, quién es más "terrorista"?: Los kurdos que se alian con quien quiera con tal de intentar consolidar su proyecto de patria soberana; o, los turcos que invaden y aplican terrorismo contra las poblaciones kurdo-turcas asentadas en territorios como Irak y Siria. 



En ese sentido vemos que los turcos también bailan al mismo son que los kurdos. Los dos, en búsqueda de sus objetivos, se alian, pactan y combaten codo a codo con quien les de la razón (no importa si les mienten o traicionan). Hemos demostrado que incluso turcos y kurdos han combatido juntos en busca de intentar dar vida a algunos planes irrealizables. Turquía (el gobierno) hasta vería con buenos ojos un estado denominado Kurdistán siempre que esté lo más lejos de sus fronteras. De esa forma han pactado diversos proyectos con el ex líder kurdo de Irak (Gobierno Regional Autónomo del Kurdistán Iraquí) Massoud Barzani, contando con el apoyo de potencias europeas como Francia y el Reino Unido. Está demás aclarar  que esos eran planes condenados al fracaso. 

A la final, turcos y kurdos son lo mismo, en origen étnico proceden del mismo tronco genealógico, es decir, comparten los mismos genes, hasta con sus variantes lingüisticas, creencias religiosas, etc. Solo recordar un hecho histórico, Saladino era kurdo y engrandeció al imperio otomano. Acaso no fueron los kurdos la punta de lanza del genocidio armenio ordenado por la naciente Turquía?. La población kurda ha presentando sus históricas reivindicaciones territoriales basados en el lugar que habitaron siempre, el este de lo que actualmente se llama Turquía.

Volvamos con Mr. Erdogan. También ya hemos estudiado la personalidad del señor presidente de Turquía (hay que tratarlo con respeto porque caso contrario le envia unos visitantes a cualquier parte del mundo donde usted se encuentre), sin duda Recep Tayip Erdogan aspira a ser proclamado en el presente o quizá en el futuro como el hombre que volvió a renacer el gran imperio otomano -guardando las distancias del tiempo y las modernas formas de gobierno- incluso hemos demostrado su pertenencia a movimientos extremistas del islamismo político como la ´Hermandad Musulmana´, el verdadero brazo político del yihadismo armado.

El señor Erdogan es impredecible, intratable cuando se trata de "defender" a los verdaderos ciudadanos de Turquía, es el típico político ultra nacionalista (radical) que se rasga las vestiduras invocando a Dios y al pueblo para llevar a cabo sus desventuradas acciones en política exterior. Si hoy está aliado con los rusos, mañana retornará a el "buen redil" y se echará en brazos de los estadounidenses y la OTAN. Pero, es muy orgulloso y cree poder hacerlo todo él solo; rencoroso como es, no olvida (con toda razón) como sus socios del Pentágono quisieron deponerle del poder en 2016 mediante un golpe de estado militar. Seguramente se lamenta que tras la fallida intentona haya tenido que depurar, encarcelar y expulsar a cientos de pilotos de combate (fuerza aérea) que hoy tanto le hacen falta en sus aventuras bélicas. Por órdenes del mandatario -que también controla el poder judicial- decenas de miles de ciudadanos turcos han sido condenados por ser opositores, ya son dos mil personas condenadas a cadena perpetua por la intentona golpista, militares, civiles y hasta periodistas.

El presidente Erdogan corrió a brazos de los rusos para que le proporcionen cobertura aérea (negociación de los sistemas S-400) aun a expensas de enemistarse más con sus colegas de la OTAN, lamentándose no tenerlos operativos (todavía no lo están); y, como ahora está de "rompe de relaciones" con Mr. Putin por la crisis en Siria, vuelve a llamar ´discretamente´ a Mr. Trump para que les proporcione los sistemas defensivos americanos "Patriot". 

A propósito. De quién debe protegerse el señor Erdogan con los sistemas de misiles más avanzados disponibles en el mercado de armas internacional? De los sirios?, de los kurdos?... de quién?. A quién teme Turquía para tal propósito?. Sin duda, todas las naciones del mundo buscan protegerse, tener unas fuerzas armadas sólidas, garantes de la soberanía e integridad territorial, etc, etc., pero el caso turco es diferente, tiene -evidentemente- otros despropósitos. Y, la única explicación posible, fuera de cualquier marco de reflexión lógico en la política y cultura turca, es que el señor presidente de Turquía intenta "reinar" en el mundo islámico; anhela fervorosamente convertirse en un moderno "sultán" al que todos los musulmanes del mundo acudan a reverenciarlo, ponerse bajo su cobijo y escuchar sus órdenes... perdón... sus sanos consejos.



Turquía está en manos de un megalómano. No se trata de defender a la patria de sus enemigos, estamos ante un proyecto imperial al estilo otomano (guardando las distancias con los tiempos actuales). Solo hasta hace pocas semanas era un buen socio de los rusos, ahora sus soldados disparan misiles portátiles contra aviones rusos en territorio sirio y sus secuaces (turcomanos) asesinan oficiales rusos de inteligencia en Alepo; imágenes de satélite y otras fuentes sobre el terreno han comprobado que son los militares turcos quienes dirigen las operaciones del yihadismo. Las fuerzas turcas han desplegado un ejército en la Gobernación siria de Idlib, violando los Acuerdos de Sochi para la separación de los grupos armados, es decir, la supuesta separación de los "opositores sirios" de los yihadistas en Idlib; y, sobre todo impiden que las fuerzas del ejército sirio continúen sus operaciones de liberación del territorio sirio controlado por los radicales yihadistas.

Por qué impide Turquía el derecho soberano de la República Árabe Siria de defender, combatir y liberar de extremistas -la mayoría extranjeros-  su territorio?

La política del chantaje está operativa del lado turco. Por un lado, en el plano militar pide a los EEUU/OTAN desplieguen sistemas defensivos Patriot; y, por otro, claman venganza por los soldados turcos caídos en Siria chantajeando a Europa con abrir las puertas a los refugiados (ya lo ha hecho).

Dialogo? El señor Erdogan tiene el hobby de aparecer en mitines y posar para la foto en las "conferencias" internacionales que intentan apaciguar las crisis, pero nunca ha cumplido sus compromisos. Un nuevo diálogo Erdogan-Putin parece ser posible los primeros días de marzo. Sin embargo, su discurso en casa es otro, siempre beligerante, ya el 5 de febrero 2020 ante los parlamentarios del AKP (su partido) expresó: 


"Todo ataque, terrestre o aéreo, contra nuestras tropas o contra los elementos amigos ‎con los cuales trabajamos recibirá respuesta sin advertencia, sea cual sea el origen del ‎ataque. Nadie puede oponerse a que ejerzamos nuestro derecho a hacerlo ante la ‎incapacidad para garantizar la seguridad de nuestras tropas en Idlib". 

Son precisamente esos "elementos amigos" quienes asesinaron (1 febrero 2020) a cuatro oficiales rusos del FSB. ‎Se debe entender como "elementos amigos" a todos los grupos yihadistas como al Qaeda y otras facciones que ahora se denominan "Hayat Tahrir al-Cham" (Frente de Liberación del Levante) y a los mencionados grupos armados ‎turcomanos, brazo militar fuera de Turquía de la ultranacionalista organización turca "Lobos Grises", en Siria se denominan "Yesh al-Watani as-Sury" (Ejército Nacional Sirio).

La opinión pública internacional parece también haber olvidado el reciente plan turco denominado "Manantial de Paz" que dio origen a la invasión del norte sirio bajo pretexto de combatir al "terrorismo" del PKK/YPG (milicias kurdo-turcas) ante los intentos occidentales de reconocerles autonomía y convertidas en una milicia a órdenes de los EEUU/OTAN‎ en claro reto a Turquía. Aplicando caducos convenios con Siria, Turquía decidió unilateralmente ampliar la ‎autorización para que sus tropas ingresen a Siria a combatir a los "terroristas" a una franja de 30 kilómetros de profundidad  (esa acción militar tuvo lugar entre el 9- 22 de octubre de 2019). 



‎Acuerdos como el de Adana jamás concedieron derecho a los turcos para desplegarse en la Gobernación siria de Idlib. En los Acuerdos de Sochi (Turquía-Rusia, 17 de octubre ‎de 2019, aceptado por Siria) se ‎incluye ese tipo de despliegue, estableciéndose que los grupos radicales, es decir, los "elementos amigos" se retiren de la zona desmilitarizada, ello debía cumplirse ‎antes del 15 de octubre de 2019. ‎Turquía nunca ha cumplido la parte de sus compromisos, las tropas de la ‎República Árabe Siria provocadas y atacadas continuamente por los "elementos amigos" decidieron emprender una ofensiva militar contra el yihadismo reinante en Idlib.
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Del "compromiso" turco se ha pasado a la "amenaza" turca, el presidente Erdogan lanzó un ultimátum al gobierno sirio para que hasta el ‎‎28 de febrero las tropas sirias se retiren de las localidades que controlaban sus "elementos amigos". Hasta inicios de febrero aún era posible que turcos y sirios se reunan discretamente en Moscú para buscar la forma de implementar ‎un proceso de paz. ‎Por ello, se ordenó el traslado de los yihadistas pro-turcos a Libia, se estimaba transportar 30.000 radicales, la operación quedó suspendida por orden del mando turco, apenas se enviaron refuerzos yihadistas a Libia (vía Turquia) estimados en 2.500 combatientes. 


II parte

Siempre es válido apoyarse con el aporte de eminencias en la materia para respaldar nuestros comentarios sobre la actual situación reinante en el norte de Siria (Gobernación de Idlib). Hace un par de semanas, Thierry Meyssan, analista franceses, docto en conflictos de Medio Oriente, publicaba un artículo titulado "Turquía en busca de poder", el mencionado ensayo es una prueba contundente del juego geopolítico mundial. Leamos sus apreciaciones históricas y la realidad del momento.


Aunque lo ve con regocijo, la prensa internacional interpreta el brusco cambio de posición ‎de ‎Turquía, ahora nuevamente en conflicto con Rusia, como una prueba más del ‎temperamento caprichoso del “sultán” Erdogan. Thierry Meyssan estima, por el ‎contrario, que Ankara da muestras de constancia en su larga búsqueda de identidad ‎propia, adaptándose cada vez a la nueva situación, a falta de saber definir su lugar.‎

El “Palacio Blanco”, el gigantesco complejo presidencial construido en Ankara por órdenes de Erdogan. ‎Turquía trata de compensar su incapacidad para definirse adoptando una forma de delirio de grandeza.


La Turquía actual es heredera, al mismo tiempo, de las hordas de Genghis Kan, del Imperio ‎Otomano y del Estado laico fundado por Mustafá Kemal Ataturk. Esta Turquía rechazó la ‎definición de sí misma que se planteaba en el Tratado de Sevres (1920) e impuso por la fuerza las ‎modificaciones que serían recogidas después –en 1923– en el Tratado de Lausana, pero hoy ‎sigue creyéndose incomprendida y despojada de una serie de territorios griegos, chipriotas, sirios ‎e iraquíes que aún sigue reivindicando como suyos. Esta Turquía persiste en la negación de los ‎crímenes que perpetró en el pasado, como el genocidio contra los no musulmanes.
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Después de un siglo sin lograr definirse, Turquía aplica una política exterior que se compone de ‎reacciones sucesivas ante las correlaciones de fuerzas regionales y mundiales, con lo cual da la ‎impresión, errónea, de que su voluntad es errática. 
El brusco cambio de posición que Turquía acaba de realizar ante Rusia no es resultado de un ‎capricho momentáneo sino, por el contrario, de la continuación de su continua búsqueda de ‎identidad en un entorno inestable. ‎
1- La desaparición de la URSS (1991)
Turquía, que no había pensado en consolidarse como miembro del bando vencedor de la guerra ‎fría, se vio a sí misma carente de una razón de ser ante la disolución de la URSS, el 26 de ‎diciembre de 1991.
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El hecho es que Turquía se había planteado modernizarse incorporándose a la comunidad ‎europea, pero los europeos no tenían ninguna intención de aceptarla y se han limitado a prolongar ‎interminablemente las negociaciones, permitiéndole alcanzar sólo el estatus de Estado Asociado a la Comunidad Económica Europea –‎desde 1963– y convertirse en candidato a la membresía –desde 1987.‎

Al mismo tiempo, Turquía tenía ante sí una segunda opción: encabezar el mundo musulmán, ‎siguiendo así las huellas del Imperio Otomano. Pero los sauditas, que presiden la Conferencia ‎Islámica, se oponían a ello. Aparecía entonces una tercera opción para Turquía: restablecer sus ‎vínculos con las poblaciones turcoparlantes de cultura mongola, que se habían hecho ‎independientes en Asia Central. ‎

Demasiado indecisa, Turquía dejó pasar el momento oportuno para la tercera variante. ‎Al ponerse a la cabeza de la Operación Tormenta del Desierto para expulsar a Irak de Kuwait, ‎el presidente estadounidense George Bush padre creó un orden regional estable basándose en el ‎triunvirato conformado por Arabia Saudita, Egipto y Siria. Tratando de ganarse un espacio, ‎Turquía estableció entonces una relación privilegiada con el otro huérfano del Medio Oriente, Israel, que comparte la obsesión turca de reclamar territorios.‎
2- El 11 de septiembre de 2001
Al destruir los dos principales enemigos de Irán –Afganistán e Irak–, el presidente George ‎Bush hijo permitió que ese país volviera a desempeñar un papel en la región. Teherán se puso ‎entonces a la cabeza del “Eje de la Resistencia” (Irán, Irak, Siria, Líbano y Palestina) ante todos ‎los demás países de la región, organizados alrededor de Arabia Saudita e Israel. 

A pesar de las apariencias y contradiciendo la lectura simplista que prevalece en Occidente, no se trataba de ‎una oposición entre proestadounidenses y antiestadounidenses, ni tampoco entre chiitas y ‎sunnitas, sino de un conflicto regional ficticio, alimentado por el Pentágono, siguiendo el ‎esquema que ya había aplicado durante la década de la inútil guerra entre Irak e Irán. Pero ‎esta vez, el objetivo final no era debilitar a los dos bandos sino lograr que las poblaciones de la ‎región destruyeran las estructuras de sus propios Estados, conforme a la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski.‎

Siendo el único Estado de la región que entendió a tiempo esa estrategia del Pentágono ‎estadounidense, Turquía optó por protegerse manteniendo buenas relaciones con ambos bandos y ‎predicando el desarrollo económico en vez de la guerra civil regional. Así que se distanció ‎de Israel. ‎
Mapa del estado mayor estadounidense publicado en 2006 por el coronel ‎Ralph Peters. En contradicción con todas las previsiones, Estados Unidos se disponía a ‎desmantelar Turquía, considerada “aliado” de Washington, mediante la creación de un ‎‎“Kurdistán libre” que abarcaría vastos territorios turcos.


En 2006, cuando el coronel Ralph Peters publicó un mapa sobre los planes del estado mayor de ‎Estados Unidos, pudo verse que Estados Unidos se disponía a desmembrar Turquía mediante la ‎fundación de un “Kurdistán libre” vagamente basado en el Kurdistán cuya creación se había previsto ‎en 1920. Parte de los generales turcos cuestionó entonces el alineamiento de Turquía del lado ‎de Washington y aconsejó establecer otra alianza. Estos generales tantearon el terreno del lado ‎de Pekín –Moscú no había recuperado aún su lugar como potencia militar mundial.

Algunos ‎dieron un paso, abriendo un canal de discusión con China y comprando algún armamento a ‎ese país, pero fueron arrestados en 2008, junto a los responsables del Partido de los ‎Trabajadores (İsci Partisi, formación política de corte kemalista y maoísta), en el marco del ‎escandalo Ergenekon. Casi todos los oficiales del estado mayor turco fueron condenados a ‎largas penas de cárcel, supuestamente por espionaje a favor de Estados Unidos, antes de que ‎la verdad acabara por salir a la luz, con lo cual se anularon todos los juicios contra ellos.
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Fue en ese momento cuando Ankara aceptó crear un mercado común con la vecina Siria, para ‎protegerse de un eventual desmembramiento de su territorio, que tendría como pretexto el ‎llevado y traído tema del “Kurdistán libre”. ‎
3- Las «primaveras árabes» (2011)
En definitiva, durante la operación anglosajona de las llamadas «primaveras árabes», que tenían ‎como objetivo poner a la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países del ‎Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), Turquía creyó poder aprovechar el hecho que el ‎entonces primer ministro y hoy presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, era miembro de esa ‎cofradía para escapar al caos anunciado. Así que Turquía “despertó” en Libia la tribu otomana de ‎los misratas y ayudó la OTAN a derrocar al líder libio Muammar el-Kadhafi, a pesar de ser este ‎último un aliado de Ankara. Después, Turquía entró en guerra contra Siria… que también era ‎su socio comercial. Pero esas dos aventuras dieron al traste con la hasta entonces floreciente ‎economía turca

Mientras se esconde de los militares turcos que tratan de matarlo ‎por cuenta de la CIA, en julio de 2016, el presidente turco Erdogan se las arregla para ‎transmitir un mensaje a la población a través de un teléfono celular que la presentadora de ‎televisión sostiene ante las cámaras. El 15 de julio, Erdogan logra neutralizar a los golpistas y ‎recupera el control del país.


Cuando Rusia acude en ayuda de Siria y derrota a los yihadistas del Emirato Islámico ‎‎(Daesh), Turquía decide alejarse de las potencias occidentales. Se acerca a Moscú, compra los ‎sistemas antiaéreos rusos S-400 y la central atómica de Akkuyu, se compromete con el proceso ‎de paz en Siria durante los encuentros de Sochi y de Astana. La CIA responde manipulando la ‎organización del predicador islamista turco Fetullah Gulen y financiando el HDP (Partido de las ‎Minorías) contra el AKP (el partido islamista del presidente Erdogan). En resumen, van al historial de ‎la CIA contra Turquía el derribo de un avión ruso de combate Sukhoi-24 en la frontera turco-‎siria, al menos un intento de asesinar a Erdogan, un intento fallido de golpe de Estado y el ‎asesinato del embajador ruso Andrei Karlov, entre otros hechos.
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Aturdida, Turquía respondió con una extensa cacería de brujas, llegando incluso a encarcelar ‎medio millón de personas por un intento de asesinato en el que estuvieron implicados ‎cuando más algunos cientos de militares. ‎

Turquía se situó entonces a medio camino entre Washington y Moscú, buscando su ‎independencia pero corriendo el peligro de verse aplastada en cualquier momento por algún tipo ‎de acuerdo entre los Dos Grandes. Al mismo tiempo, Turquía se posicionó de tal manera que ‎apoyaba y a la vez obstaculizaba a sus dos padrinos: o sea participó en la guerra contra Siria y ‎simultáneamente apoyó a Irán e instaló bases militares en Qatar, Kuwait y Sudán. 
Además de que no es posible mantener mucho tiempo ese tipo de postura, Turquía se vio ‎dividiendo sus esfuerzos entre cinco frentes al mismo tiempo: la Unión Europea, al firmar con esta un ‎acuerdo sobre los migrantes; el mundo árabe, al cual dice defender ante Israel; Asia Central, ‎que trata de mantener bajo su ala; la OTAN, de la cual sigue siendo miembro; y Rusia, a la que ‎trata de seducir.‎
4- El asesinato del general iraní Qassem Suleimani
El mundo entero creyó –erróneamente– que, extenuado, Estados Unidos se retiraba del ‎Medio Oriente ampliado, dejando el campo libre a Rusia. En realidad, Washington retiraba ‎sus tropas, pero mantenía su intención de conservar el control de la región a través de sus numerosos ‎intermediarios armados y entrenados: los yihadistas. ‎

Ante la voluntad estadounidense de proseguir en el norte de África el plan de destrucción ya ‎iniciado en la parte asiática del Medio Oriente ampliado y estimando que fue involuntariamente el ‎gobierno iraní –no Israel– quien ayudó al Pentágono a concretar el asesinato del general Qassem ‎Suleimani, el gobierno turco volvió a revisar sus planes.
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Turquía está de regreso en la órbita de Estados Unidos. Después de haber negociado la paz ‎en Siria, el 13 de enero en Moscú, Turquía desafía ahora bruscamente a Rusia con el asesinato, ‎el 1º de febrero, de 4 oficiales rusos del FSB, en la región siria de Alepo. ‎

El ejército turco, la tribu de los misrata (descendientes de otomanos) en Libia y los yihadistas aún ‎atrincherados en la región siria de Idlib –de los cuales al menos 2.500 fueron trasladados ‎en mes y medio por los servicios secretos turcos– ya comenzaron a desangrar Libia, con la colaboración quizás también involuntaria del mariscal libio Khalifa Haftar. El objetivo es que todas ‎las partes se desgasten al máximo.‎

Thierry Meyssan 

Nota: En las etiquetas TURQUIA - ERDOGAN podrá el lector encontrar gran información sobre la política nacional turca y sobre la personalidad del mandatario de ese país.    

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