por Tito Andino U.
Recopilación de diversas fuentes
Tras el deceso de Nelson Mandela, ni los propios africanos "derramaron" tantas lágrimas como ciertos personajes de la política Occidental que deseaban ocultar un pasado reciente en que calificaban a los independentistas antiapartheid sudafricanos de "terribles terroristas". Por todo el mundo se escuchó de la prensa y políticos su pesar por el fallecimiento de Mandela. Como dicen algunos, "un ruidoso duelo es una forma de tratar de compensar hoy la práctica de la ideología colonial que tanto han defendido y los crímenes a los que dio lugar". (Thierry Meyssan)
Recordatorio de que no se puede justificar en la historia de Sudáfrica, bajo ningún concepto, el apartheid del hombre blanco contra las mayorías nativas; no puede ponerse como excusa, ni priorizar la colonización de los bóers aduciendo que aquel era un territorio hostil por naturaleza poblado por tribus "salvajes". La Sudáfrica del presente no oculta el pasado reciente del régimen del apartheid, al fin y al cabo es el legado que dejaron los bóers. Hay un trasfondo más lejano, no solo fue el fruto de los colonos que tomaron posesión de esas tierras, fue la consecuencia de un metódico esfuerzo colonial europeo que intentó convertir a la Sudáfrica del apartheid del siglo XX en una potencia nuclear comandada por Israel.
Resultó incomprensible que en medio de aquella ola de homenajes nadie mencionara el hecho que aún subsiste en nuestros días un Estado racista, históricamente basado -al igual que la Sudáfrica del apartheid- en la visión del mundo de Cecil Rhodes.
Hace alrededor de medio siglo Sudáfrica e Israel eran dos regímenes coloniales que compartían lo que se denomina APARTHEID. Los primeros lograron superar esa oprobiosa etapa, los segundos lo reviven constantemente, la colonización de territorios palestinos continúa, así como la segregación racial y la discriminación son latentes. El genocidio del pueblo palestino tiene "justificación": la guerra contra el "terror", una ya caduca doctrina que pese a su ambigüedad sigue utilizándose en la política exterior de los Estados Unidos y asociados.
Entre los años 70 y 90 del siglo XX Pretoria y Tel Aviv mantuvieron relaciones estratégicas, manejaron proyectos políticos coloniales, compartieron información y material para el desarrollo armamentístico.
Hoy, el régimen del apartheid israelí reniega de Sudáfrica, su ex socio que abolió esas viejas políticas del apartheid y alejó del poder a los supremacistas blancos, ex socios de Israel.
Nelson Mandela
De ironía histórica se ha calificado el hecho de que Sudáfrica, víctima del apartheid, que un día recibía el apoyo sionista al colonialismo blanco, hoy lidere las denuncias contra Israel en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por actos genocidas. El Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, principal bastión en la lucha anticolonial, estableció su apoyo incondicional a la lucha por la liberación palestina. Mandela señaló: “Nuestra libertad está incompleta sin la libertad de los palestinos”.
Ahora, ante la Corte Internacional de Justicia, Israel recusó a Sudáfrica de “distorsionar” la guerra en Gaza, dice que los argumentos de Sudáfrica “apenas se distinguen de la retórica de Hamás” y que la imposición de medidas cautelares para detener sus ofensivas solo beneficia a los terroristas. Además Israel dedicó tiempo para atacar el "pasado genocida" de Turquía que apoya la denuncia de Sudáfrica.
El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu critica a Sudáfrica, expresa que la lucha contra el genocidio es de Israel contra Hamás (refiriéndose a los actos de octubre del 2023). El Ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, acusa a Sudáfrica, en especial al equipo legal en la Corte de “simpatizar con Hamás”. Entre otros políticos, Avigdor Lieberman, líder de un partido ultranacionalista israelí amenazó a Sudáfrica por apoyar a Palestina, etc.
En el exterior, Alemania dijo que intervendrá en La Haya en favor del derecho de Israel a defenderse y hasta para proporcionarle armas para su defensa. Gran Bretaña ofrece su solidaridad a Israel enviando buques y aviones espía con el objetivo de "proporcionar apoyo táctico a Israel" y declara que la demanda de Sudáfrica es totalmente injustificada y errónea, "el gobierno británico apoya el claro derecho de Israel a defenderse". El primer ministro, Rishi Sunak, visitó Israel y expresó su apoyo al asedio y al bombardeo de Gaza. Por su lado, Estados Unidos acusó a Sudáfrica de entregar armas a Rusia durante la guerra en Ucrania... en fin.
II
Historia
Dos regímenes del apartheid: Israel y Sudáfrica tras la bomba nuclear
Reunión del 11 de abril de 1975 en la residencia del primer ministro de Israel en Jerusalén. Desde la izquierda: Eschel Roodie, director sudafricano de Propaganda; Yitzhak Rabin, primer ministro de Israel; Henrik van den Bergh, director de los servicios secretos sudafricanos, y Shimon Peres, ministro de Defensa de Israel.
Recordemos que Sudáfrica ocupó Namibia (ex colonia alemana conocida como África del Sudoeste Alemana) donde tuvo lugar el primer genocidio del siglo XX. Alemania perdió la Gran Guerra y sus colonias, la Sociedad de Naciones mediante mandato dispuso que Namibia sea administrada temporalmente por Sudáfrica. Posteriormente la ONU y la Corte Internacional de Justicia se pronunciaron por la continua e ilegal ocupación sudafricana.
El apartheid no se impuso solo en Sudáfrica también la llevaron a Namibia, la segregación racial operaba a toda máquina. Lo que es más grave, Sudáfrica se aprovechó de la posición geográfica de Namibia para atacar otros países, Angola es el más claro ejemplo. En 1975 de la ocupada Namibia partieron las tropas y tanques del apartheid que ingresaron en Angola, el gobierno angoleño solicitó ayuda a las tropas cubanas y material de guerra soviético, desatándose grandes batallas estratégicas que desgastó e inmovilizó a las tropas del apartheid hasta que plantearon la negociación que pondría fin a la aventura imperialista y racista de Sudáfrica en el continente. Pasaron muchos años de guerra y de presión internacional para que el régimen del apartheid conviniera abandonar Angola y Namibia. En 1989 se dio la transición a la independencia de Namibia.
Tras bastidores ya se susurraba un gran problema, lo recuerda un tal Fidel Castro Ruz:
"Los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de mil hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreo. Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos incluso a decenas de kilómetros de nuestras tropas".
La carrera nuclear de Sudáfrica data de 1969, en las instalaciones de Pelindaba y Valindaba. El proyecto -por supuesto- era secreto (luego se adujo que conllevaba fines pacíficos) y solamente fue conocido tras la denuncia de varios países alertando que Sudáfrica estaba enriqueciendo uranio mediante el desarrollo del proceso Helikon de separación y enriquecimiento del uranio hacia uranio-235 de grado militar.
Nota: Un primer reactor de investigación SAFARI-1 fue entregado por EEUU, construido e inaugurado en 1965. Desde entonces funciona con una potencia de hasta 20 MW. El uranio enriquecido para su uso en el reactor fue suministrado inicialmente por Estados Unidos y ha estado sujeto a salvaguardias de la OIEA (Wiki).
Sudáfrica podía obtener fácilmente grandes cantidades de uranio namibio por el saqueo y explotación de esa colonia, en aquellos tiempos África del Sudoeste.
En el presente hay pocas dudas de que la tecnología para las bombas no proviniera de Israel. Los dos países mantenían en secreto el intercambio de "tecnología, tritio y misiles balísticos israelíes a cambio de uranio namibio para el reactor del Néguev". Sin embargo, conforme las fuentes, Israel se negó a compartir el plutonio resultante.
El Incidente Vela
Un extraño suceso sería conocido como el "Incidente Vela" o "Flash del Atlántico Sur".
Fecha: 22 de septiembre de 1979.
Ubicación: Sur de Sudáfrica (47º S, 40º E), aguas territoriales de Sudáfrica que coincide con las Islas del Príncipe Eduardo, entre el Atlántico Sur y el Océano Índico.
Responsable: Sin confirmación -nadie lo ha admitido oficialmente-, se trató de una prueba nuclear de Sudáfrica o Israel, o conjunta entre Sudáfrica e Israel.
Ese día los sensores ópticos del Satélite Vela 6911, del Proyecto Vela de los Estados Unidos, detectaron dos destellos en la atmósfera en forma de relámpagos de luz con una potencia estimada entre 2 o 3 kilotones, que pudo tratarse de una prueba nuclear. Luego se adujo que los detectores del pulso electromagnético no pudieron comprobar de modo fehaciente si se trataba de una explosión nuclear; no obstante, los científicos responsables del Proyecto Vela aseguraron que el satélite funcionaba correctamente y era fiable porque había detectado otros 41 ensayos nucleares anteriores. Incluso en agosto de 1977 un satélite soviético detectó una zona de pruebas en el desierto de Kalahari e informaron a los Estados Unidos.
Encubrimiento y negación
Un primer informe de 1979 del gobierno de los Estados Unidos aseguraba que se había tratado de una explosión nuclear, atribuyéndole la responsabilidad a Sudáfrica. El presidente Carter creó una comisión de expertos para evaluar los datos suministrados por el satélite. Esta vez se afirmó que no se había tratado de una explosión atómica al no haberse encontrado radiación cerca a la zona del destello, no se estableció la naturaleza del fenómeno. No había presencia de subproductos nucleares en el aire, aseguraba la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Contradictoriamente documentos desclasificados se oponían a la versión del informe elaborado por la comisión de investigación designada por Carter. Desde 1980 aparecieron varios informes que asumieron como verídica la hipótesis de la explosión de un artefacto nuclear sudafricano. Instancias como la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), el Laboratorio de Investigación Naval de EEUU (NRL), el informe desclasificado del National Security Council (NSC), de 22 octubre 1979), los informes de la CIA, apuntan con toda seguridad que el destello fue el resultado de una detonación nuclear. El radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico) reveló fenómenos inusuales en la ionosfera. El estado federal de la Australia Occidental, registró índices anormales de radioactividad en la zona.
El gobierno estadounidense hizo caso omiso de las pruebas iniciales y emprendió una campaña de negación, la Casa Blanca evitó hablar de un ensayo nuclear para impedir sanciones contra Israel por violar el "Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares" TPPEN, del 5 de agosto de 1963.
El Gobierno de Sudáfrica estaba sometido a un embargo de armas por las Naciones Unidas, lo que explicaría el silencio de presuntos socios en esta prueba nuclear. En esos días Israel y el Gobierno sudafricano mantenían férreos vínculos, las grandes reservas de uranio garantizaba la colaboración mutua en materia de tecnología militar a lo largo de esos años.
El 20 de abril de 1997, el diario israelí Haaretz citó al viceministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Aziz Pahad, quien confirmó que el "doble flash" del otro lado del Océano Índico fue causado por una prueba nuclear sudafricana. Haaretz citó informes anteriores según los cuales Israel había comprado 550 toneladas de uranio de Sudáfrica para su propia planta nuclear de Dimona y sus armas nucleares. A cambio, Israel, presuntamente, hizo entrega a Sudáfrica de información y materiales radioactivos para el diseño e incremento de la potencia de sus ojivas nucleares.
En 1993, de Klerk comunicaba la decisión de su país de desmantelar sus seis armas nucleares y una séptima en etapa de armado. Ese proceso tuvo lugar antes de la transición al gobierno del Congreso Nacional Africano. No hubo ninguna mención del "Incidente Vela" o de la cooperación israelí en el programa nuclear de Sudáfrica. El régimen del apartheid nunca brindó una versión oficial mucho menos Israel pese a las denuncias de la comunidad internacional.
En 1995 la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) expresó su satisfacción al declarar que Sudáfrica había desmantelado y eliminado oficialmente su programa nuclear. Es evidente que esto se consiguió también gracias a la figura cautiva del símbolo sudafricano Nelson Mandela, un hombre íntegro, revolucionario, que había soportado casi tres décadas de confinamiento solitario.
El apartheid no terminó con la declaración de su fin y la apertura libre a elecciones. En agosto del 2012 se volvió a ver aquellos rezagos con la masacre de los mineros de Marikana en Sudáfrica, que laboraban para la empresa inglesa Lonmin y que se habían declarado en huelga, la policía intervino matando a 34 trabajadores e hiriendo a más de setenta y arrestando a más de dos centenares de mineros. Los detenidos fueron torturados; existe evidencia de que diecisiete mineros fueron asesinatos fuera de la mina al estar detenidos tras los alambres de espino. Los forenses determinaron que la mayoría fue perseguida y ejecutada a sangre fría.
Una forma de apartheid económico y político subsiste, no solo en Sudáfrica o en el continente africano, el problema es global, es resultado de la explotación impuesta a los pueblos del Tercer Mundo.
Los supremacistas del apartheid también recibieron con agrado a las grandes potencias occidentales y convirtieron a la nación y a la población negra en "conejillos de indias". Supremacistas blancos, originarios del régimen del apartheid sudafricano en la hoy inexistente República de Rodhesia (en honor a Cecil Rhodes) usaron armas químicas y biológicas contra tropas de Mozambique en 1977. Glenn Cross en "Guerra Sucia: Rhodesia y la guerra química - biológica 1975-1980", argumenta que en su intento de defender al gobierno blanco, los agentes de los colonos blancos de Rhodesia mataron de mil a dos mil quinientas personas con armas químicas y biológicas. El gobierno de Zimbabwe incluye otros dos mil en Mozambique, en el libro "The Fallen Heroes of Zimbabwe" (publicado en 1983). Recordemos que Rhodesia se transformó en Zimbabwe (en el sur) y en la actual Zambia (en el norte).
El caso del doctor Wouter Basson y el programa secreto de investigación biológica y química llamado "Project Coast" lo comprueban, tal como lo reproducimos en este enlace: El Legado del Apartheid: Armas químicas
Otros datos sobre la reunión de 1975
El libro "The Unspoken Alliance: Israel's secrety alliance with apartheid South Africa" (La alianza secreta de Israel con el apartheid en Sudáfrica) de Sasha Polakow-Suranksy (periodista y autor estadounidense, editor adjunto de Foreign Policy, ex editor de opinión del New York Times y ex editor senior de Foreign Affairs), afirma que entre las personas que asistieron a una reunión del 31 de marzo de 1975 estaba el jefe del Estado mayor surafricano, el teniente general R.F. Armstrong quien elaboró un memorándum señalando los beneficios que supondría la obtención de misiles Jericó armados con cabezas nucleares. El 4 de junio, Peres y Botha mantuvieron una reunión en Zúrich en la que se trató del proyecto Jericó, rebautizado Chalet. Las actas secretas de esa segunda reunión señalan que "el ministro Botha expresó su interés en un número limitado de unidades de Chalet siempre y cuando estuviese disponible la carga correcta". "El ministro Peres explicó que la carga correcta estaba disponible en tres tamaños. El ministro Botha expresó su gratitud y dijo que pediría consejo".
El ministro sudafricano de defensa, Pieter Willem Botha, solicitó las bombas y su homólogo israelí Simon Peres (y futuro presidente de Israel) se las ofreció "en tres tamaños". La expresión "tres tamaños" se refiere supuestamente a los tres tipos de armas: convencionales, químicas y nucleares. Finalmente el acuerdo no llegó a firmarse en parte por el costo que suponía. Además, habría necesitado la aprobación final del primer ministro israelí, lo que no era del todo seguro.
Conclusión
Queda en evidencia que Israel ofreció vender cabezas nucleares al régimen segregacionista sudafricano en 1975. Los documentos secretos (de Sudáfrica) constituyen prueba irrefutable de que el Estado de Israel estaba ya dotado de armas atómicas, pese a su política de "ambigüedad" (ni lo niega ni lo confirma).
En 1986, el técnico nuclear israelí Mordejái Vanunu (de él salió la hipótesis de que "Israel posee entre 200 y 300 bombas atómicas") reveló que Israel desarrolló desde 1958 un programa nuclear en Dimona, en el desierto de Néguev, en estrecha colaboración con Sudáfrica (suministro de uranio).
Israel no entregó armas nucleares a Sudáfrica, pero si ayudó para que el régimen del apartheid sudafricano desarrolle su propio diseño, que bien pudo haber sido el ensayo descrito en el "Incidente Vela", prueba en la que pudo o no haber participado personal israelí.
La tesis de experimentos nucleares de Sudáfrica se refuerza por el inusual nivel de seguridad asumido por su fuerza naval una semana antes a la probable explosión (Incidente Vela) y que, en el momento de la detección satelital de los destellos, varios buques de la marina sudafricana se encontraban en las proximidades.
La Sudáfrica del apartheid decidió desmantelar sus bombas nucleares antes que un nuevo gobierno de la era post-apartheid asumiera el poder e Israel intentó impedir que el gobierno sudafricano post-apartheid desclasificara estos documentos.