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27 marzo 2017

“ANTE NUESTROS OJOS”


ENTREVISTA A THIERRY MEYSSAN


Hablando de «Ante nuestros ojos», el nuevo libro de Thierry Meyssan


Publicación original de la Red Voltaire
Damasco - Siria, 19 marzo 2017




En ocasión de la publicación de su nuevo libro “Sous nos Yeux. Du 11-Septembre à Donald Trump”, actualmente en proceso de traducción al español (“Ante nuestros ojos”) y a otros idiomas, Thierry Meyssan habla de ese trabajo en entrevista concedida a través de Internet.


Red Voltaire:  Thierry Meyssan, acaba de aparecer su nuevo libro 'Sous nos yeux' 10 años después de la publicación del anterior. ¿De qué trata y por qué dejó pasar tanto tiempo?

Thierry Meyssan: Hace 16 años, yo denunciaba el golpe de Estado del 11 de septiembre. Lo que yo anticipaba en aquel momento efectivamente tuvo lugar: los responsables de aquella operación instauraron un estado de emergencia permanente en Estados Unidos e iniciaron una serie de guerras imperialistas. Mucha gente sólo retuvo de aquel libro el corto pasaje sobre el atentado del Pentágono pero es un libro de ciencias políticas que debería tomarse muy en serio.

No entiendo por qué me preguntan si sigo «creyendo» todavía lo que escribí en 2002: estoy viéndolo, estoy viviéndolo diariamente. Las ciencias políticas son ciencias empíricas: entre las hipótesis, sólo es posible distinguir las que son ciertas de las que son falsas a través de sus consecuencias. Y el tiempo me ha dado la razón.

Hace más de un año que Francia se halla bajo un estado de emergencia, mientras que todas esas guerras han devastado el Medio Oriente Ampliado y dejado más de 3 millones de muertos. Incluso están extendiéndose a Europa con flujos migratorios y atentados terroristas.

En 'Sous nos yeux' [en español “Ante nuestros ojos”] he querido pasar revista a la planificación de esas guerras y explicar quién las decidió, por qué y de qué manera. Los occidentales abordan ese fenómeno de manera secuencial. Para ellos, en general, no hay relación entre lo sucedido en Afganistán, en Irak, en Túnez, en Egipto, en Libia, en Yemen y en Siria. Dan por sentado que todos esos pueblos aspiran a la democracia pero que ninguno de ellos es capaz de establecerla.

Detrás de esas apariencias discontinuas hay un plan general que afectó primeramente el Medio Oriente Ampliado y que ahora se extiende a Occidente.


Red Voltaire:  De hecho, su libro aparece precisamente en momentos en que la expresión «post-verdad» está particularmente de moda en los medios masivos (para denunciar exclusivamente la supuesta propaganda de la Rusia de Putin y las también supuestas mentiras de Trump) y en que el «diario de reverencia atlantista» se autoproclama como una especie de MiniVer (Ministerio de la Verdad) con su indescriptible Décodex… El libro que usted nos propone muestra hasta qué punto están invertidos los valores y que estamos viviendo en un mundo que se ha hecho más que nunca verdaderamente orwelliano. ¿Queda aún alguna esperanza?

Thierry Meyssan:  En Occidente, acabamos de entrar, con la campaña anti-Trump, en la primera fase de la propaganda propiamente dicha, porque es la primera vez que el sistema arremete contra la función que hasta ahora había presentado como suprema. Aparece, en este caso, una evidente contradicción entre las técnicas de «relaciones públicas» y las técnicas de la «propaganda». En efecto, Donald Trump es un especialista en las primeras pero es una víctima de las segundas.

Una de las características de la propaganda es que sustituye al espíritu crítico. Cuando estábamos en la escuela, no pensábamos que un texto tenía más valor porque fuese de tal o mas cual autor, lo juzgábamos por su contenido. Aprendíamos a leer de manera crítica. La Democracia se basa en ese principio: tenemos que prestar atención a lo que dice cualquier ciudadano, mientras que la monarquía sólo concedía la palabra a la nobleza y a la iglesia –hoy diríamos a los políticos y los periodistas.

Décodex hace exactamente lo contrario. Califica a priori un artículo de cierto o falso según su procedencia. Eso es intelectualmente estúpido y profundamente antidemocrático.

A ustedes no se les ha escapado el hecho que el Décodex está vinculado simultáneamente a la Entente de medios creada por una misteriosa ONG, First Draft, y al estado mayor militar de la Unión Europea. De hecho, [el diario francés] Le Monde, al hacer suya esa iniciativa, está muy lejos de poder reivindicar el estatus de simple órgano de prensa. Y, en respuesta a su pregunta, la esperanza no reside en los medios en general sino en que seamos capaces de resistir.


Thierry Meyssan, sin duda el mejor experto en temas políticos del Medio Oriente 

Red Voltaire:  El uso intensivo de la propaganda para vender una guerra no es ciertamente una novedad. Pero con Libia y Siria tenemos la impresión de que se han alcanzado niveles altísimos, raramente vistos anteriormente, exceptuando quizás el momento culminante de la Primera Guerra Mundial, como señalaba últimamente, entre otros, Patrick Cockburn en CounterPunch.

Thierry Meyssan:  Sí, pero esa comparación es válida sólo para el Reino Unido –o más exactamente para su metrópolis– y Estados Unidos, cuyo territorio no se vio afectado por la guerra y que dominaban la propaganda moderna. En aquella época, Rusia, Alemania y Francia ni siquiera sabían en qué consistían esas técnicas.

La primera novedad es la importancia que tiene actualmente la actividad audiovisual y el uso, más frecuente de lo que parece, de imágenes de ficción que se presentan en los noticieros como si fuesen reportajes auténticos. Me refiero, por ejemplo, a secuencias de imágenes sobre la falsa «revolución verde» en Irán y las imágenes de la supuesta entrada de los rebeldes en la Plaza Verde de Trípoli, en Libia. Esa mezcla de ficción y realidad acaba de triunfar con la entrega, por parte de Hollywood, de un premio en la categoría de documental a al-Qaeda por su puesta en escena de los Cascos Blancos (White Helmets) en Alepo.

La segunda novedad es la creación de una coordinación internacional entre gobiernos aliados para acreditar su propia propaganda. Eso comenzó con el Buró Conjunto de Comunicaciones Globales de la Casa Blanca y de Downing Street [residencia oficial del primer ministro británico]. Hoy en día, esa coordinación la realizan la StratCom Task Force de la Unión Europea y el Centro de Comunicación Estratégica de la OTAN.


Red Voltaire:  Todo el mundo sabe que «en tiempo de guerra, la verdad es la primera víctima», todos recordamos al menos algunas manipulaciones y mentiras que la prensa repitió unánimemente en el pasado. Pero, ¡todos siguen cayendo en la trampa una y otra vez! A veces tenemos la impresión de que, como se dice, «mientras más increíble, más fácilmente se lo tragan». Basta con que lo digan la mayor parte de los medios. A pesar de todo, no todos los periodistas –ni los políticos– son vendidos ni estúpidos. ¿Cómo explicar entonces esta ceguera colectiva, este trance consensual de los medios y los políticos?

Thierry Meyssan: La prensa ha cambiado profundamente en los últimos años. En Estados Unidos el número de periodistas disminuyó en dos tercios desde los hechos del 11 de septiembre. En realidad, ya casi no hay periodistas sino muchos redactores que adaptan los despachos de agencias a diferentes públicos. Eso es completamente distinto.

Además, la lógica comercial ha prevalecido ampliamente sobre la preocupación por informar. Violar la Carta de Munich, documento que establece los derechos y deberes de los periodistas, se ha hecho algo cotidiano para la mayoría de ellos sin suscitar la menor condena, ni de parte de la profesión, ni de parte del público. Por ejemplo, nadie protesta cuando la prensa publica la contabilidad de un banco o de un gabinete de abogados, supuestamente en busca de gente que defrauda el fisco; ni cuando un diario publica un acta que debería permanecer secreta en el marco de un proceso de instrucción, supuestamente con intenciones de revelar las ilegalidades cometidas por un acusado. ¿Qué pasa entonces con la debida confidencialidad de esas profesiones? ¿Realmente quiere usted que la prensa pueda divulgar todas las operaciones bancarias que usted hace y el expediente de su divorcio? ¿Quiere usted ser designado como culpable sólo por haber sido interrogado por un magistrado? Entonces, ¿por qué acepta usted eso cuando se trata de personas conocidas?

Para terminar sobre este punto, la prensa y sus lectores ya no buscan entender el mundo y se han vuelto crueles. Hace 20 años, mis lectores me escribían reprochándome que criticaba a tal o más cual individuo sin mencionar sus méritos. Hoy sucede lo contrario, me reprochan rendir homenaje a tal o más cual personalidad sin mencionar que se le acusa de esto o de aquello.

Es porque hemos aceptado esta deriva que nos hemos hecho crédulos, no lo contrario. Los responsables políticos han adoptado nuestro comportamiento colectivo. Y cuando se le pregunta al presidente [francés Francois] Hollande por qué tomó tal o mas cual decisión en política exterior, lo que responde es que tenía que reaccionar a las expectativas de la prensa. O sea, él no decide su política exterior después de recibir los informes de su administración y de haber conversado con sus consejeros sino leyendo el periódico.

Hemos llegado a un sistema circular: los periodistas siguen a los políticos, que a su vez siguen a los periodistas. Ya nadie está en contacto con la realidad.



Portada del nuevo libro de Thierry Meyssan


Red Voltaire: Numerosos libros han abordado el tema de las «primaveras árabes», casi todos proponiendo una lectura simplista de hechos que se desarrollan de forma espontánea –el famoso «viento de libertad» que barre a los dictadores establecidos– conforme a la visión romántica, incluso ingenua, parisina, de la Revolución Francesa. En ese contexto, el libro de usted es una nota discordante, ¡es lo menos que se puede decir! ¿Cómo se justifica el análisis que usted hace? O, para plantear la pregunta de otra manera, ¿por qué no es pura y simplemente «conspiracionista»?

Thierry Meyssan: Primeramente, durante la Revolución Francesa, el rey traicionó al buscar la ayuda de los ejércitos extranjeros para reprimir a su pueblo. Así que fue destituido. Pero el jefe de Estado no fue destituido por su pueblo en ninguno de los 7 países donde se desarrollaron esas primaveras árabes. ¿No le parece extraño?

Disponemos además de numerosos testimonios y de varios documentos que demuestran que los anglosajones prepararon esos acontecimientos desde el año 2004. Como siempre existe un periodo de tiempo entre el momento en que se toma la decisión, el despliegue de los elementos necesarios y la concretización del proyecto, y como no tenemos nada de memoria, nos sorprendimos ante algo que ya se nos había anunciado.

No malinterprete lo que acabo de decir. Es cierto que hubo movimientos de protesta en cada uno de esos países, pero ninguno fue una revolución tendiente a derrocar al jefe de Estado y a democratizar la sociedad. Estamos proyectando nuestra propia fantasía en acontecimientos que son de otra naturaleza.

Las «Primaveras Árabes» no son más que la reedición de la «Gran Rebelión Árabe de 1916»: un movimiento que en aquel momento todos creyeron espontáneo. Pero todos los historiadores coinciden actualmente en describirlo como enteramente concebido y manipulado por los británicos. La diferencia es que esta vez no hubo una figura romántica como Lawrence de Arabia, quien llegó a creer en las promesas de sus superiores de Londres. Todo eso se dirigió con un perfecto cinismo.


Red Voltaire:  Thierry Meyssan, quienes le siguen a usted y leen regularmente lo que usted escribe saben que es usted un hombre de paz.  Desde hace más de 6 años está usted presente en el terreno donde se desarrollan estos conflictos y por eso su mirada y sus análisis tienen un valor extraordinario y merecen como mínimo ser escuchados. Sin embargo, usted cuenta como ha sido en ocasiones actor de los acontecimientos –tanto en Siria como en Libia, en Irán y en Rusia. Se impone entonces la siguiente pregunta. Sin acusarlo a usted de ser «el amigo de los mollahs y de los peores dictadores» –lo cual sería una acusación completamente estúpida– ¿no podríamos pensar que su lucha contra el imperialismo le ciega? ¿O que está usted bajo la influencia de la propaganda del otro bando? ¡O incluso que usted mismo es un vector de esa propaganda!

Thierry Meyssan: Yo mismo me planteo esa interrogante cada día y espero que ustedes, los que viven del otro lado de la frontera, se hacen también esa pregunta en relación con ustedes mismos. Donde quiera que uno viva siempre se halla bajo la influencia de su medio. La situación de ustedes en Europa no es mejor que la mía aquí.

Cada uno de nosotros tiene que hacer un esfuerzo para ser objetivo. Eso no es espontáneo. En un conflicto, tenemos que tratar de entender cómo analizan las situaciones nuestros adversarios. No para combatirlos mejor sino para tener la posibilidad de acercarnos a ellos.

Ya establecida esa premisa y sabiendo que la responsabilidad política reside en el hecho de optar siempre por la menos mala de las soluciones, no pretendo haber servido a santos ni a los mejores. Es por eso que no he estado al servicio de George W. Bush ni de Barack Obama, que destruyeron el Medio Oriente Ampliado; ni de Nicolas Sarkozy, que destruyó Libia; ni de Francois Hollande, que destruyó Siria. He estado al servicio de Hugo Chávez, que sacó a su pueblo del analfabetismo; de Mahmud Ahmadineyad, que industrializó Irán; de Muammar el-Kadhafi, que había eliminado la esclavitud en Libia; y de Bachar al-Assad, que ha salvado la República Árabe Siria de las hordas yihadistas. Nunca me pidieron hacer nada de lo que tuviese que avergonzarme y si me lo hubiesen pedido, yo no lo habría hecho.


Red Voltaire:  Al leer su libro uno siente una especie de vértigo porque lo que usted escribe es radicalmente diferente de la narración que se hace en Occidente. ¿Cómo es eso posible?

Thierry Meyssan: En Occidente no hay regímenes autoritarios pero allí la propaganda es cotidiana. Eso sucede porque esa propaganda no es impuesta desde arriba sino esperada abajo. La propaganda no triunfa porque no queramos saber la verdad sino porque no queremos conocer los crímenes que se cometen en nuestro nombre. Somos como los avestruces que meten la cabeza en la arena para no ver.

La mejor prueba de lo que digo es la campaña electoral por la presidencia de Francia. Hasta este momento, prácticamente ninguno de los candidatos ha dicho lo que haría como presidente. Todos explican lo que tendría que hacer su primer ministro en el plano económico, pero ninguno se atreve a hablar de la responsabilidad presidencial a la que aspiran, que son la política exterior y la defensa de la Patria. Sin embargo, en tiempos de globalización, es simplemente imposible obtener resultados económicos sin comenzar por reposicionar el país en la escena internacional. Pero son pocos los que aún se atreven a analizar las relaciones internacionales. Eso se ha convertido en tabú.


Red Voltaire:  Los atentados terroristas de Daesh y Al-Qaeda en Francia en los 2 últimos años modificaron un poco el discurso mediático, sobre todo después de las matanzas del 13 de noviembre en París. Los medios dieron repentinamente cierto eco a las voces disonantes –hasta entonces inaudibles– que cuestionaban la política francesa hacia Libia y Siria y también las relaciones especiales y privilegiadas que mantienen nuestros dirigentes con Qatar y Arabia Saudita. Pero después volvimos rápidamente al statu quo ante según el cual «Bachar» el verdugo tiene que irse…

Thierry Meyssan: Una vez más, ustedes toman las cosas al revés. El director general de la Seguridad Interior [francesa], Patrick Calvar, declaró ante una comisión parlamentaria que sabía quién ordenó los atentados pero que no lo diría. En efecto, no es él quien tendría que decirlo sino el presidente de la República, Francois Hollande.
                       
Pero, como explico en mi libro, Alain Juppé y Francois Hollande contrajeron compromisos internacionales secretos que no pudieron cumplir. Sintiéndose engañado, Recep Tayyip Erdogan ordenó los atentados de París y el de Bruselas e incluso se felicitó por ellos de antemano. Esas dos operaciones fueron realizadas por dos comandos diferentes, aunque Mohamed Abrini, del MI6 británico, participó en los dos.

Nuestros sucesivos gobiernos han tomado decisiones tan abyectas que no se atreven a confesarlas. Yo he abordado esa situación en mis artículos, pero sólo a medias. Esa situación no puede mantenerse. No puedo soportar ver morir a nuestros compatriotas en el teatro Bataclan y en las terrazas de los cafés. Escribí este libro para sacar a la luz la ropa sucia y para que logremos un cambio.


Red Voltaire:  Con este libro usted vuelve a sumergirnos en el pasado que, aunque reciente, parecía haber quedado atrás: me refiero en específico al brillante discurso de paz de Dominique de Villepin ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en 2003, y a la intervención militar ilegal contra Libia, en 2011. ¿Cómo ha podido verse en Francia, en tan poco tiempo –sólo 8 años– el triunfo total entre nuestras «élites» de las tesis de los neoconservadores estadounidenses y de su profecía auto-realizada del «choque de civilizaciones» y la «guerra sin fin contra el terrorismo»?

Thierry Meyssan: En primer lugar, en mi opinión, no hay tal profecía: el «choque de civilizaciones» y la «guerra contra el terrorismo» nunca existieron. Lo que estamos viendo sólo es una guerra de un Imperio y sus aliados contra los pueblos del Medio Oriente Ampliado y contra el pueblo del Donbass. La novedad es que la Casa Blanca ya no gobierna el Imperio, quien lo gobierna es el Estado Profundo, algunos de cuyos dirigentes hemos podido identificar.

Luego, el alineamiento de las élites europeas tras la administración Obama es un fenómeno clásico de colaboración con el más fuerte, fenómeno que hoy se prolonga en contra de la administración Trump. Así que los europeos se han puesto al servicio de la oposición estadounidense.


Red Voltaire:  Sobre ese tema, usted establece una diferencia notable entre las presidencias de Sarkozy y de Hollande, este último reactivó la guerra en Siria mientras que Sarkozy –que la había iniciado– se disponía, por pragmatismo, a salir de ella…

Thierry Meyssan: Aunque hay que decir que si Sarkozy se retiró sabiamente del conflicto sirio, anteriormente había proseguido la lucha contra Costa de Marfil y contra Libia hasta el último momento. Pero lo más importante no es eso. Los gobiernos de Sarkozy se dividieron en cuanto a la participación de Francia en el plan británico de las «primaveras árabes».

Tendríamos que rendir homenaje a quienes convencieron a Sarkozy de que hiciera la paz. Pero ahí se complican las cosas porque el Sistema los castigó a casi todos. Mientras que los medios cantaban loas a Alain Juppé, el prefecto Edouard Lacroix fue físicamente eliminado, Claude Guéant fue condenado a ir a la cárcel, Bernard Squarcini y Francois Fillon son ahora objeto de acciones judiciales. Hay que entender que esos ejemplos desestimulan a todos los que hoy pudieran poner fin a la guerra.


Red Voltaire:  Su libro comienza citando la siguiente resolución de la ONU:

«Todos los Estados deben abstenerse de organizar, ayudar, fomentar, financiar, estimular o tolerar actividades armadas subversivas o terroristas destinadas a cambiar por la fuerza el régimen de otro Estado, así como de intervenir en las luchas internas de otro Estado.»

Ese pertinente recordatorio de la base del Derecho Internacional parece ser perfectamente ignorado por la mayoría de nuestros responsables políticos, y también por los periodistas y los medios de difusión que se hacen eco de lo que dicen sin cuestionarlos nunca.

Thierry Meyssan:  Esa citación está sacada de la resolución que detalla la significación de la Carta de las Naciones Unidas. Es un texto de referencia que, por supuesto, han estudiado todos los diplomáticos y periodistas especializados.

Olvidar eso significa que uno no tiene ya intenciones defender los principios del Derecho Internacional. Hoy estamos viviendo en un mundo hipócrita donde los responsables políticos y los funcionarios de la ONU dicen seguir la Carta pero la violan constantemente. Como muestro detalladamente en este libro, las actuales guerras en el Medio Oriente y el Donbass están siendo dirigidas política y logísticamente desde la sede de la ONU por el segundo responsable de mayor nivel de esa organización: el estadounidense Jeffrey Feltman.


Red Voltaire:   En este libro, al contrario de los anteriores, usted ha optado por no citar las fuentes ni utilizar notas. ¿Cómo explica esa decisión, que puede dar pie a todas las acusaciones que no dejarán de oírse en su contra? ¿Apuesta usted por la inteligencia de los lectores?

Thierry Meyssan:  En 2002, en La Gran Impostura 1 –sobre los hechos del 11 de septiembre de 2001, yo citaba fuentes oficiales que aparecían en internet. En aquella época todavía era poca la gente con acceso a internet y me reprocharon que no me apoyaba en la única fuente seria: las que existían en papel. En 2007, en La Gran Impostura 2 –sobre la agresión que acababa de tener lugar contra el Líbano– cité cientos de despachos de agencias de prensas e informes oficiales. Al ser imposible reprocharme algo, la prensa ignoró el libro. Esta vez no ofrezco referencias. Los personajes que cuestiono probablemente desmentirán y me acusarán de inventar cosas. Si quieren que saquemos los trapos al sol, estoy dispuesto a contestarles.

¿Sabe usted?, entre 2002, 2007 y 2017 he vivido muchas cosas, he aprendido mucho y madurado mucho. Nadie en Francia ha participado en los acontecimientos como yo lo he hecho.


Edición francesa de la 'Gran Impostura' (2002)

Red Voltaire:  Hace 10 años, su libro 'L’Effroyable Imposture 2. Manipulations et désinformations' no fue objeto de ningún comentario en los medios. De hecho, la imagen de usted había sido tan denigrada que los libreros –que también son víctimas de la propaganda– recibieron su libro con reticencia, evitando darle visibilidad en sus establecimientos –como habitualmente se hace con un autor exitoso–, poniéndolo más bien lejos de las miradas, en los estantes, y llegando incluso a esconderlo hasta poniéndolo fuera del alcance del público, en el almacén. A pesar de eso aquel libro se vendió mucho. Dado el ambiente casi histérico alrededor de «Bachar», Putin y Trump, es evidente que este nuevo libro no contará con una acogida mejor que aquella. ¿Es posible ser optimista en cuanto a su difusión?

Thierry Meyssan:  Estamos en una época diferente. Hace unos años casi todos creíamos cualquier cosa, si aparecía publicada en Le Monde. Hoy en día, la mayoría se interroga sobre las contradicciones de la retórica del pensamiento correcto.

Por ejemplo, supongamos que al-Qaeda sea un grupo de antioccidentales rabiosos que cometieron los atentados del 11 de septiembre. ¿Cómo es posible entonces que alguien haya exigido al general Carter Ham, comandante del AfriCom, que colaborara con al-Qaeda en Libia? Exigencia que, por cierto, lo llevó a protestar y puso fin a su misión. ¿Por qué Laurent Fabius apoyó [como ministro francés de Exteriores] a los Estados árabes según los cuales al-Qaeda «está haciendo un buen trabajo» en Siria? ¿Por qué Francia envió municiones a al-Qaeda en Siria?

Por eso podemos esperar que individualmente, uno tras otro, los franceses en general –y por tanto también los libreros– revisarán lo que creían saber desde el inicio de los acontecimientos. Si los hechos parecen incoherentes, ¿dónde está su lógica?


Red Voltaire:   Thierry Meyssan, gracias por su tiempo y, sobre todo, por este libro extraordinario cuya lectura recomendamos a todos, además de recomendar también que lo den a conocer lo más ampliamente posible a su alrededor. ¿Quiere decir algo más, a modo de conclusión?

Thierry Meyssan:  Cada cual debe ahora posicionarse ante algo que comenzó en el Medio Oriente Ampliado. Es un proceso que se inició en países lejanos, pero que ahora llega a nuestros países. Los atentados, por un lado, y la propaganda por el otro, ya están aquí. Si nos negamos a mirar la verdad de frente, nos aplastarán las fuerzas de las queremos a toda costa ser aliados. Mientras más esperemos, más difícil será defender la libertad en nuestro propio suelo.

T
hierry Meyssan
Hablando de «Ante nuestros ojos»

20 marzo 2017

Siria: Los objetivos de la lucha por Palmira





Preámbulo del redactor del blog

Hace algunas semanas presentamos una ponencia de Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’, sus investigaciones sobre la histórica Palmira no han pasado desapercibidas. Palmira no solo recrea la antigua “Ruta de la Seda” simbolizada en un ambiente histórico de grandes dimensiones, de arte milenario, de comercio y convivencia de diferentes civilizaciones. La región desértica de Palmira, en la provincia de Homs representa en la actualidad la supervivencia económica del estado sirio.

Hemos referido ya –en anteriores entradas- que Palmira de forma reiterada no ha sido atacada con el único objetivo de saquear sus restos arqueológicos por manos obscuras a través de intermediarios –el yihadismo- éstos últimos, han dedicado tiempo en Irak y Siria a tareas “arqueológicas”, olvidándose de su “yihad”, se han convertido en marchantes de obras de arte a nivel internacional y el comercio clandestino de piezas antiguas en los mercados negros de Medio Oriente y Europa que representan inmensas sumas de dinero (sin mencionar el tráfico de drogas). Por supuesto que otros “rebeldes moderados” en su total fanatismo e ignorancia también han profanado y destruido parte de esas civilizaciones del pasado.

Crónicas muy antiguas nos relatan la relevancia y estrategia de la vieja y desértica Palmira (Tadmor/Tadmir en árabe, significa "ciudad de los árboles de dátil") como paso obligado para recorrer la “Ruta de la Seda”. Desde tiempos remotos Palmira constituye no solo una ciudad de tránsito, de comercio, cultura y reposo, también fue un Imperio de corta duración (ver historia de la reina Zenobia).


Antiguo Templo de Baal, destruido por los yihadistas. 


Es raro encontrar una investigación que mencione que uno de los objetivos de la guerra contra Siria, así como el conflicto en Irak, que incluye territorios que reivindican los kurdos, se debe al impulso de China y de otras naciones (Rusia, Irán) por renacer la legendaria “Ruta de la Seda”, garantizando vías terrestres fiables desde China y Rusia hacia Europa y la India en detrimento de las rutas marítimas celosamente acaparadas por el Imperio británico –la reina de los mares- y su heredero los Estados Unidos de América.

Está evidenciado que en el pasado la “Ruta de la Seda” fue primordial para controlar vastos territorios y lógicamente ejercer la actividad comercial. Evitar que esas antiguas rutas se reactiven es clave para mantener el dominio del comercio mundial anglosajón, es decir, la dominación económica imperial contemporánea, conocida como ‘globalización’. De hecho, los grandes proyectos de las “autopistas” energéticas –controlados por las superpotencias occidentales- recrean  la “Ruta de la Seda” e impiden, mediante la guerra orquestada, que otras naciones intenten por sus medios hacer lo mismo, es el juego estratégico del poder y riqueza en el tablero geopolítico.

Como hemos visto, Palmira fue un punto clave de la antigua “Ruta de la Seda”, de allí su relevancia histórica reflejada en sus ruinas que son de interés del mundo académico y, claro, también una importante y obligada parada en el incesante turismo internacional, siendo elevada a “Patrimonio de la Humanidad” en 1980. Lastimosamente, la Comunidad Internacional, sobre todo las grandes potencias occidentales no hicieron absolutamente nada por preservarla y protegerla de las garras de la intolerancia, salvo los llamados de ayuda de la UNESCO que alertó en varias ocasiones sobre los riesgos de la guerra. 

Palmira ha caído dos veces en manos de las huestes que dicen llevar la yihad –patrocinados desde Occidente y por la petro monarquías absolutistas de Medio Oriente-. En dos ocasiones los extremistas fanatizados han sacrificado miles de hombres para controlar esa zona. En dos ocasiones grandes operaciones militares del ejército sirio, con apoyo ruso y de sus aliados regionales han efectuado complejas operaciones bélicas para reconquistar no solo la vieja ciudadela histórica sino amplias zonas del desierto colindante. No solo es por la defensa del legado cultural y la preservación del arte ancestral que respiramos con alivio que aquellas reliquias sean nuevamente resguardados como patrimonio de la humanidad.


Hay otro trasfondo en todo esto. Primero, pregúntense por qué ese interés en un lugar histórico sin mayor valor estratégico en el campo militar?; y, segundo, cómo se hizo posible aquellos movimientos perfectamente coordinados del Estado Islámico (Daesh) para apoderarse de esa zona?.

Recordemos nuestro comentario sentado en un anterior artículo:  

La respuesta la tiene el Mando Norteamericano en su “apoyo” para la liberación de Mosul (Irak). Desde antes de diciembre del 2016 anunciaron la apertura de un corredor libre para que los yihadistas “abandonen”  voluntariamente Mosul (la condición era que debían dirigirse a la frontera siria, es decir la provincia de Homs y muy cerca Palmira). Dando órdenes al ejército de Irak,  el Army US paralizó las operaciones de las fuerzas iraquíes sobre Mosul (período entre el 2 y 11 de diciembre del 2016).

Agradeciendo esa “cortesía” el Estado Islámico movilizó largas columnas de tropas y blindados a plena vista de los FDS kurdos (Fuerzas Democráticas Sirias) y de los “turistas” militares estadounidenses. Esa inmensa caravana de tropas, blindados  y material bélico de los yihadistas en un lapso corto, sin obstáculo alguno llegó a Raqqa y se unieron a otras unidades del EI que de inmediato se abalanzaron sobre Palmira. Miles de yihadistas con apoyo blindado, artillería móvil y otro material logístico volvieron a capturar la ciudad milenaria.

La conspiración es evidente. La segunda toma de Palmira fue otra prueba de la doble moral estadounidense/OTAN, el Mando Norteamericano pudo –porque tiene todos los recursos -  alertar a los sirios o rusos (concentrados en esos días en la batalla de liberación de Alepo); o, en su defecto, tenían los medios para arremeter contra las visibles columnas yihadistas. Nadie movió un dedo. Como irónicamente había expresado en esa anterior ocasión, lo único que justifica esa inacción es que las tropas y los comandantes hayan tomado anticipadamente unas inmerecidas vacaciones de navidad y año nuevo.

Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’ desde Damasco nos ofrecía un tema relacionado con nuestros artículos referentes a una deliberada destrucción y robo de la historia de las civilizaciones siria e iraquí. El mismo Pedro García nos trae hoy un nuevo reportaje sobre Palmira, esta vez no abordaremos la historia, ni la cultura, ni el arte antiguo, ni la ‘Ruta de la Seda’, esta corta crónica se enfocará en un vital tema sobre la zona geográfica que comprende Palmira en el desierto de Homs y la provincia de Deir Ezzor.

Hablamos de la supervivencia de la economía siria a través de sus recursos energéticos. Privar del gas y petróleo a Siria constituye parte de la guerra secreta contra el país Levantino, de allí que el yihadismo sea utilizado una y otra vez en una zona aparentemente sin valor militar. Siria sufre carencia de combustible debido a los reiterados sabotajes y asaltos a sus refinerías, la población civil debe resignarse desde años a las privaciones y racionamiento del suministro eléctrico y gas de uso doméstico. 

En muchas ocasiones las guerras no se ganan en el campo de la batalla sino en la resistencia económica de un pueblo.


                                                                                       Tito Andino



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Soldados sirios sobre los restos de las ruinas de Palmira


Los objetivos de la lucha por Palmira entre el Estado Islámico, Daesh por su acrónimo en árabe, y el Ejército sirio y sus aliados van más allá de una confrontación militar porque significa la sostenibilidad nacional ante una guerra impuesta.

Palmira, cuya ciudadela antigua es Patrimonio de la Humanidad desde 1980, se ubica en medio del vasto desierto sirio fronterizo con Iraq, y a su alrededor geográfico se concentra casi el 45 por ciento de las reservas de gas de esta nación del Levante.

Más de 40 yacimientos están situados en el área noreste de la región, perteneciente a la provincia de Homs y cuya producción en condiciones normales llegaría a nueve millones de metros cúbicos diariamente.

La zona es también punto de tránsito por donde pasan los gaseoductos que transportan gas desde importantes yacimientos en las vecinas provincias de Hasaka y Deir Ezzor, al noreste y el este de Siria.

Los datos señalan que es además, el centro de la extracción o transferencia de casi toda la producción del país, donde se encuentran las más importantes plantas de procesamiento y de energía suministradoras de electricidad y gas para uso doméstico e industrial a las áreas donde vive la mayor parte de la población.

Maher, Shaer y Hayyan están entre los principales puntos geográficos en ese sentido, con pozos y plantas fundamentales con ese fin y fueron los principales objetivos en los ataques del Daesh desde los primeros instantes de la guerra terrorista.

Abu Bakr Al Bagdadi, el escurridizo y máximo cabecilla de ese grupo, lo expresó públicamente y en nombre de Alá pidió ‘consolidar’ el dominio sobre ese vasto territorio para sustentar- como lo lograron hasta no hace mucho- una fuente de financiamiento que les llegó a proporcionar miles de millones de dólares.

La realidad demuestra con creces que la base confesional, la denominada división entre extremistas religiosos y otras creencias más tolerantes, queda en un segundo plano y a pesar de todo el esfuerzo mediático sin precedentes que lanzó el mundo occidental en ese sentido contra Siria.

En medio de una brutal agresión externa que alentó hasta límites incalculables las disensiones internas, el Estado sirio comprendió y racionalizó prioridades y mantuvo la disputa en los terrenos de combate y aplicó estrictas medidas en los controles de combustibles y sus derivados y la generación de electricidad.

Desde el 2012, todo esa desértica región fue y sigue siendo escenario de duros combates y el dominio alterno de las fuerzas leales a Damasco y los extremistas armados y que obligó a la aplicación de nuevas tácticas y estrategias.

A partir de septiembre del 2015, todo empezó a cambiar tras la solicitud legal e institucional del gobierno de Bashar al Assad de apoyo aéreo de Rusia, dirigido esencialmente y sin cortapisas, contra el Daesh y su prepotencia política más que confesional.

Con rapidez y eficiencia, en medio de una realidad geográfica bien difícil desde el punto de vista militar, el apoyo aéreo ruso significó la garantía para el avance de las tropas terrestres del Ejército sirio y el sensible corte a las líneas de suministros del Daesh.

La primera liberación de Palmira en marzo del 2016 por el Ejército sirio y la posterior contraofensiva del Daesh que volvió a ocuparla a fines de ese año, permitió una evaluación de errores de apreciación tácticas y estratégicas, asimilarlos con rapidez y revertir la situación.


Soldados sirios en la ciudad de Palmira reconquistada.


Entre diciembre de 2016 y el actual mes de marzo, la coordinación operativa junto a la asesoría rusa e iraní permitió a las fuerzas sirias reconquistar Palmira, con apoyo básicamente y como tropa de choque y avanzada por la Quinta Legión, los combatientes de Hezbolá y los afganos fatimís.

La actual situación permite equilibrar los flancos de defensa en el desierto y la región oriental de la provincia de Homs, mejorar la protección y retoma de los campos de petróleo y gas, tal como se logró en el de Hayyan.

Por primera vez en la vasta extensión desértica hacia Palmira se emplearon equipos militares de avanzada como los TOS 1 A, Buratino y los helicópteros de ataques MI 28 y Ka 52, además de fuerzas especiales artilleras y de pequeñas unidades del Ejército sirio.

Los resultados de tales acciones están demostrados en la destrucción de 19 tanques, 37 blindados de combate, 98 camionetas con armas pesadas y más de 100 vehículos de otro tipo del Daesh y el establecimiento de una zona segura de operaciones a más de 20 kilómetros al este y sur de Palmira.

Todo ello en aproximadamente dos meses de operaciones, a lo que se suma la aniquilación de más de dos mil puntos de concentración de los terroristas y la recuperación de cerca de mil 700 kilómetros cuadrados de territorio.

Palmira, junto a sus milenarios valores históricos y arqueológicos, es hoy el símbolo de la resistencia y firmeza de un país del Medio Oriente como nunca antes, en defensa de la sobrevivencia de su soberanía e independencia.


Pedro García Hernández


Texto original:
Prensa Latina

13 marzo 2017

Arabia Saudita: El rojo petróleo wahabita





Breve prefacio del redactor del blog:

Con anterioridad en diferentes ponencias nos hemos referido ya sobre el papel que juega el reino wahabí de los Saud en la desestabilización del Medio Oriente y la importancia vital de esta petro, retrógrada y extremista monarquía para los intereses norteamericanos.

Para los Estados Unidos, Israel, la Unión Europea y la OTAN no es sola una fuente de suministro energético, su situación estratégica en el mapa geopolítico lo convierte –necesariamente- en un “aliado”.

Poco les interesa a las afamadas democracias occidentales lo que el reino propiedad de los Saud hagan en materia de derechos humanos – eso existe solo para sus “enemigos”-, es decir, los “defensores de la democracia en el mundo” se desagarran las vestiduras y derraman torrentes de tintas atacando de todas las formas posibles a quienes debemos entender son los “malos”, los enemigos de Estados Unidos, Israel y la OTAN, que no son otros que aquellos “recalcitrantes” países árabes que se niegan someterse a los dictados político-económicos, no del pueblo de los Estados Unidos y de Europa sino de gobiernos que trabajan para intereses del capital financiero en su vano intento por globalizar la economía mundial bajo su exclusivo control.

La Arabia de los Saud constituye, por tanto, el “prototipo” de lo que debe ser la “democracia” para los Estados Unidos y sus aliados europeos y regionales. Los Saud y su reino son el ejemplo a “imitar” por el mundo árabe si no desean que las fuerzas del ARMY USA implante, a punto de matanza y destrucción, la “democracia” en las “tiránicas” Libia, Siria, Irak, Irán, Líbano, Yemen, etc.


Los ricos y el poder. En las fotos de arriba, Abdalá bin Abdelaziz, el reciente desaparecido monarca wahabí condecorando al Premio Nobel de la Paz 2009, Barack Obama. Abajo: Donald Trump junto a Hussain Sajwani, de los Emiratos Árabes Unidos, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, tiene una semejanza con Trump, se convirtió en multimillonario por medio de los negocios inmobiliarios y la construcción, según la historia oficial.


Parece ser que la nueva doctrina de los gobernantes y un amplio sector político de los Estados Unidos (no del pueblo estadounidense) es que todos los musulmanes son sospechosos de “terrorismo”, por tanto enemigos de los EEUU, a menos que seas un millonario wahabí, claro está. Y, el ejemplo más claro de lo que es la “democracia” y la “lucha antiterrorista” se encarna en la monarquía wahabí, “paladín” mundial de los “derechos humanos” y de la representación “democrática”, fiel clon de sus aliados de la OTAN y de Israel, impone la “democracia” de los bombardeos indiscriminados contra la indefensa población yemení y apoya material, económica y humanamente a la destrucción de las naciones sirias e iraquí. Fruto de ese arduo trabajo de los Saud, su reino ha sido premiado con un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Es lo que debemos seguir esperando de un organismo internacional que hace mucho se ha prostituido al poder y el dinero.    

Guadi Calvo, experto internacionalista y periodista nos complementa en el siguiente reportaje una descripción realista del rol de los Saud y su reino en la desvastadora campaña contra las naciones que conforman el Eje de la Resistencia.

No sin antes recomendar el repaso de la historia de los Saud y su reino en un reportaje ya presentado en este blog.


Como siempre, buena lectura

                                                                                                           T. Andino



 *****  



Arabia Saudita, como principal potencia de las monarquías del golfo, ha arrastrado a sus vecinos Qatar, Emiratos Árabes y Kuwait fundamentalmente, a acompañar y financiar el terrorismo wahabita encarnado en organizaciones como al-Qaeda, Daesh y el Talibán afgano y pakistaní, aunque en otros tiempos a pedido del Pentágono no se ha privado de financiar grupos que nada tienen que ver con el integrismo musulmán como los Contras nicaragüenses o las organizaciones neo fascista italiana Ordine Nuovo, responsable del atentado contra la Estación de Bologna en 1985 que dejó 85 muertos.

Desde la guerra contra los soviéticos en Afganistán, la tiranía de los Saud, ha ido incrementando sus “donaciones” a cuanta organización terrorista que se denomine wahabita, desde Filipinas a Nigeria, pasando por el Cáucaso, Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Libia y Mali. 

Riad, fundamentalmente, ha regado de mezquita y madrassas (escuelas coránicas) donde se captan y radicalizan a los jóvenes asistentes a lo largo de toda Europa, África, obviamente el mundo árabe y el sudeste asiático, donde se les inoculan las atrabiliarias lecturas del Corán, de Muhammad Ibn Abd al-Wahab (1703-1792), quien llamaba a la instauración de un islam de los Salaf (predecesores) de allí el termino salafismo. Más tarde sus teorías fueron “actualizadas” en 1928 por el fundador de los Hermanos Musulmanes Hasan al-Banna, hombre del Foreign Office y le continuó Sayyed Qutb, ahorcado en 1964 por el fallido atentando contra el líder egipcio Gamal Abdel Nasser. 

La financiación del terrorismo por parte de las monarquías del golfo, son y fueron toleradas por Washington, para quienes estos grupos no dejan de operar como mano de obra, evitando así utilizar tropa norteamericana como ya ha sucedido en Libia y Siria y en los últimos tiempos en Irak, también. 

La alianza entre el Departamento de Estado y estas dinastías wahabitas, han dado como principal resultado la subsistencia del Estado de Israel, ¿alguien conoce alguna acción de al-Qaeda o el Daesh contra intereses judíos en algún lugar del mundo? 

La existencia de estas monarquías absolutistas, que someten a sus pueblos a sistemas medievales de vida, donde una policía religiosa o Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, llamada mutawa’a, controla el orden moral en las calles, pudiendo detener y castigar a quien falte las estrictas normas impuestas, y donde todavía siguen siendo publicas los ahorcamientos y decapitaciones, no parece ofender los principios de las potencias occidentales como lo han hecho el presidente sirio Bashar al-Assad, el líder libio Muhammad Gadaffi, o el “régimen” de los ayatolás iraníes que han llevado a sus pueblos a niveles de vida similares a países europeos. 

El libre tránsito de estas monarquías por el siglo XXI, lo toleran Europa y Estados Unidos, por su petróleo barato y porque se han convertido en los mejores clientes globales de la producción armamentística. 

Las monarquías del Golfo incrementaron en un 154% la compra de armamento en estos últimos cinco años, según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI). Arabia Saudí, Qatar y Kuwait triplicaron sus compras de material militar, al tiempo que el pequeño Omán lo elevó su gasto ocho veces. 

Según la misma fuente el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Bahréin Kuwait Omán, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, realizan el 16,5% de las compras de armamento a nivel global, a pesar de que representan en total menos del 0,7% mundial. 

El complejo militar industrial norteamericano se ha beneficiado con el 57% de esas compras. El incremento de esas compras se produjo fundamentalmente tras las crecientes olas de protestas en 2011 conocidas como la Primavera Árabes, que precipitó las crisis en Libia, en Siria, profundizó la guerra civil en Irak, y la guerra en Yemen, donde los combatientes huthíes y los grandes sectores de pobres chiíes y suníes, han derrotado el gobierno de Mansur Hadi. 

Entre 2007 y 2011, Arabia Saudita ocupaba el undécimo lugar entre los importadores mundiales de armas para llegar en los últimos cinco años al segundo lugar con un incremento de 212%. 

El Reino Saudita carcomido por el temor a la República Islámica de Irán, ha iniciado  desde hace una década la renovación de todo su equipamiento militar lo que ha disparado contratos millonarios con los grandes centros industriales, casualmente occidentales y casualmente miembros del más exclusivo de los clubes del mundo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con asiento permanente y poder de veto: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Los tres primeros junto a Ucrania, Alemania, España, India e Israel, son los grandes proveedores de armas no solo de Arabia Saudita, sino del resto de las monarquías del golfo. 

Emiratos Árabes Unidos (EAU), que fue el tercer importador mundial, es un factor primordial a la hora de disciplinar a enemigos y amigos, colaborador fundamental de Riad en la guerra contra Yemen, ha realizado incursiones aéreas en Libia, en agosto de 2014, contra posiciones fundamentalistas, que se negaban a aceptar las imposiciones de Occidente. Por su parte Kuwait, incrementó la compra de armamento en un 175%. 

Tanto la familia Saud, como el emir Jalifa bin Zayed Al Nahayan, cabeza de EAU. Anunciaron su disposición a continuar con el ritmo de sus importaciones de armamento. 

El emirato de Qatar, dueño de la tercera reserva mundial de gas natural, quizás el país del golfo más involucrado financieramente en la guerra de Siria, sufrió una crisis económica, debido a sus aportes a los terroristas, que obligó a un enroque entre el emir Jalifa al-Thani, con su hijo el jeque Tamim, en julio de 2013. 

El sultanato de Omán, según el SIPRI, junto a Corea del Norte y Eritrea, son las naciones que no informan el porcentaje de su PIB, que invierten en defensa. 

A excepción de Bahréin, el país más pequeño de CCG, que por otra parte acoge la base de la V flota Norteamérica, el resto de sus socios se ubican entre los 30 países compradores de armas desde 2011 a 2016. 

Las compras de las monarquías del golfo, se focalizaron en aviones de combate, helicópteros, sistema de defensas y comunicaciones, además de armamento para la seguridad interna.

En al-Udeid, al suroeste de Doha (Qatar), se ubica la central norteamericana de monitoreo para las operaciones contra el Daesh, en Irak y Siria, con una dotación de cerca de 10 mil efectivos norteamericanos.


Guerra en el sur 


Los ataques de Arabia Saudita, con aviones F 19 y los Commons Marcus Thunderbolt israelíes, y según algunas fuentes piloteados también por oficiales judíos, contra Yemen, iniciadas en marzo de 2015 para reinstaurar al presidente yemení Mansur Hadi, han disparado una crisis humanitaria de consecuencias desconocidas. 

Los ataques de Riad han producido, más de 12 mil bajas en la población civil, casi 4 millones de refugiados, y habiendo destruido todo tipo de infraestructura, deja como resultado que el 82% de los 26.5 millones de yemeníes necesite ayuda humanitaria; 14.4 millones no alcanzan a cubrir sus necesidades alimenticias básicas y Cerca de 20 millones sin agua potable y 14.1 millones no disponen de asistencia sanitaria, cerca de 600 centros de salud han sido clausurados por los daños, además de la falta de insumos médicos y falta de personal. 

A pesar de tanto esfuerzo la embestida del Rey Salman ha podido detener apenas la resistencia huthi, pero si posibilitó el avance de escuadrones de al-Qaeda y DAESH, en los sectores aparentemente “liberados” de la insurgencia huthi. 

Los Al Saud, empantanados en Yemen, pretenden escapar de la situación antes que la guerra comience a incendiar sus propios territorios ya que la minoría chií, cerca de 2, del total de 28 millones de habitantes del reino, se ubican en las regiones del sur, donde también se encuentran los grandes yacimientos petroleros, comienzan a movilizarse a favor de sus hermanos yemeníes.

Sin duda el rojo petróleo del golfo, no solo puede ahogar a sus pueblos sino a las corruptas monarquías que los dominan.


                                                                                                                            Guadi Calvo



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ARTICULO ORIGINAL de Guadi Calvo, escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central
Publicado originalmente en Al mayadeen TV (LIBANO)

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