El general estadounidense Allen Gullion y Fred Hoehler, de Naciones Unidas,
ante un mapa del movimiento de refugiados de la 2ª Guerra Mundial - Pri.org
Gracias a un amigo, Juanjo Ortiz, de “El Cajón de Grisom”, una excelente página sobre la segunda guerra mundial, he podido recopilar algunos artículos sobre un tema desconocido para muchos: Siria acogió durante la IIGM a refugiados europeos, hoy la situación por la que atraviesa el país levantino obliga a miles de sirios a buscar refugio en territorio europeo.
He aquí un par de historias publicadas recientemente por la prensa, las transcripciones son textuales, por tanto la autoría les corresponde a los autores que consta en las notas de pie de página.
Cuando eran los europeos quienes se refugiaban en Siria (1)
Las circunstancias de los refugiados sirios no es
única, y se da la paradoja de que hubo un momento en la historia en que los
europeos se refugiaron en su país.
Europa
ha caído en una hipocresía histórica: decenas de miles de europeos se
refugiaron en Siria durante la Segunda Guerra Mundial
Es triste comprobar que, cuando los líderes de
Europa se refieren a los atentados que el Daesh perpetró en Bruselas el pasado
marzo como un ataque a los valores europeos, a uno se le tuerce el gesto al
recordar qué valores exhibe la Unión Europea cuando, no sólo sus miembros no
cumplen con el compromiso de acoger a los refugiados sirios que se les ha
encomendado, sino que además se libran de ellos en conjuntos endilgándoselos a
Turquía a cambio de vil metal y concesiones inapropiadas. Sobre todo siendo que
estas personas no son refugiados por gusto, sino que huyen del horror de la
guerra, y que varias ONG, como Amnistía Internacional, aseguran que este estado
anatólico no respeta las garantías de buen trato que establece la legislación
internacional ni, así, los derechos humanos.
Pero la perspectiva empeora cuando uno es
consciente de que se puede caer más bajo con una hipocresía histórica: decenas
de miles de europeos se refugiaron en Siria, bajo el control francés, y en
otros países de Oriente Medio, Egipto y Palestina, durante la Segunda Guerra
Mundial, y escapaban de las mismas atrocidades que los sirios en estos últimos
años. Así que, sabiéndolo, resulta muy difícil no percatarse de que los valores
humanistas europeos que nuestros políticos enarbolan cuando les conviene están
hoy en entredicho.
El drama de los sirios que cruzan tierra y mar en
dirección a Europa en la actualidad es idéntico al de los europeos que
recorrieron el mismo camino, pero a la inversa, hace más de setenta años. La
Administración de Refugiados y Alivio de Oriente Medio, conocida por las siglas
inglesas UNRRA, construyeron campamentos para refugiados de toda Europa no muy
lejos de las localidades egipcias de Alejandría, El Cairo y Suez y el desierto
del Sinaí, de la palestina Deir al-Balah y, sí, a las afueras de la hoy
tristemente conocida Alepo, que ha sufrido la Guerra de Siria y la destrucción
del Daesh como pocas.
A las
afueras de Alepo, hoy destruida por la guerra y el Daesh, había un campo de
refugiados europeos hace más de 70 años. (Nota del editor del blog: Alepo no ha sido solo asolada por el
Estado Islámico-Daesh, sino por el Frente al Nusra, el llamado 'Ejército Sirio
Libre', falsamente denominado “rebeldes moderados” por los occidentales y por
otros grupos yihadistas).
Buena parte de estos refugiados procedían de
Grecia, Bulgaria, Croacia, Yugoslavia y la misma Turquía, pero los había de
todas las nacionalidades europeas de los países afectados por la guerra. Los
informes sobre los campos redactados en 1944 explican con detalle cómo se
organizaban y cuáles eran las condiciones de vida en los mismos: el registro y
la obtención de tarjetas indentificativas, la meticulosa inspección médica, el
aseo y la desinfección a que eran sometidos al llegar por prudencia necesaria,
y periódicamente, la distribución en viviendas familiares, infantiles,
masculinas y femeninas, que eran tiendas de campaña, o la mitad de las raciones
del ejército que podían ofrecerles a diario, complementadas a veces con su
propia comida tradicional.
En el campo de refugiados de Alepo, por ejemplo,
las mujeres preparaban macarrones con la harina que les proporcionaban los
funcionarios y, como en los otros, durante las salidas a la ciudad que en
ocasiones podían realizar bajo la supervisión de estos, aprovechaban para
asistir a las proyecciones del cine local y distraerse, y adquirían suministros
básicos como aceitunas, legumbres, fruta, aceite, té o café para los comedores
o jabones y artículos para el afeitado y la escritura. El espectáculo lamentable de Europa con los refugiados sirios contrasta
con el gran esfuerzo colaborativo por los que huían del horror en la Segunda
Guerra Mundial
Se les pidió a los refugiados que trabajaran para
el mantenimiento del campo, y muchos se ofrecieron para ser limpiadores,
cocineros, carpinteros y zapateros remendones. Los niños disponían de zonas de
juegos con columpios y demás y recibían educación elemental en aulas
habilitadas para esta función, e incluso se formaba a los adultos en
enfermería, primeros auxilios y rutina militar; y se practicaban deportes como
el fútbol y el baloncesto y hasta se organizaban bailes. Todo para que la vida
en los campos fuera digna y sus moradores volviesen a sentir la normalidad
humana.
Niños refugiados sirios - EuropaPress.es
Así, el espectáculo lamentable que está dando ahora Europa con los refugiados sirios contrasta vivamente con el gran esfuerzo colaborativo que llevaron a cabo entonces los distintos gobiernos implicados, las instituciones militares, los organismos de ayuda nacional e internacional y agrupaciones como la Cruz Roja, el Servicio de Migración Internacional o las fundaciones Salvemos a los Niños y Cercano Oriente para colaborar con UNRRA y, luego, con las Naciones Unidas en favor de los campos en los que, como hoy, habiéndose alejado de la brutalidad que sufrieron, montones de personas sólo aspiraban a estar a salvo y sobrevivir. Qué pena de Europa.
Nuseirat – Palestina. El mayor campo
de refugiados griegos organizado por las Naciones Unidas.
LA ‘RUTA DE LOS BALCANES’ HACE 70
AÑOS (2)
Los europeos también
fueron refugiados en Oriente Medio.
Hace 70 años existió otra ruta de los Balcanes,
distinta de la que se ha cerrado para los refugiados de Siria, Iraq,
Afganistán… y que funcionó en sentido contrario: los europeos se refugiaron en
Oriente Medio. En 1944, los aliados evacuaron a cerca de 50.000 personas, sobre
todo de Croacia y de Grecia, a Egipto, a la provincia siria de Alepo y a lo que
hoy es la franja de Gaza.
El fenómeno de los refugiados tendría
proporciones gigantescas en medio mundo a consecuencia de la II Guerra Mundial,
lo que llevaría, con el tiempo, a la creación del Alto Comisariado de Naciones
Unidas para los Refugiados. El conocido ACNUR tuvo en 1943 un predecesor, la
United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA).
Y fue la Unrra la entidad que se hizo cargo de
esos campos en Oriente Medio, ya habilitados en 1941 por los británicos con su
propia organización, la Middle East Relief and Refugee Administration (UNRRA).
Cruz Roja y el fondo Save The Children apoyaban estas iniciativas.
La administración de refugiados estaba en su
infancia, pero las condiciones de vida de estos no se diferenciaban mucho de
las actuales, según se desprende de la colección de fotos de Naciones Unidas y
de datos –no muy abundantes, por cierto- recogidos en archivos de Estados
Unidos y publicados por Public Radio International, así como en algunos
trabajos más o menos recientes de historiadores.
Mesas de lavado elaboradas en el propio campo de El Shatt para que las
mujeres pudieran lavar su ropa al aire libre (ONU)Productos básicos como
lápices y bolígrafos y papel eran escasos y se reservaban para los niños en
edad escolar, por lo que los niños de cinco años aprendían a escribir en la
arena en el Camp Tolumbat, en Egipto (ONU) (fuente: La Vanguardia)
El relato de este éxodo europeo es bastante simple, a primera vista. Con la invasión de Italia en septiembre de 1943, los aliados abrieron una ruta de huida de territorio yugoslavo que fue impulsada por el entontes líder partisano Josip Broz Tito. Hasta marzo de 1944, barcos británicos y embarcaciones de los partisanos cruzaron el Adriático desde Italia, con destino a dos campos abiertos en Egipto por la UNRRA, en El Shatt y El Jatatba. Los primeros evacuados eran casi todos yugoslavos.
En poco tiempo aquellos dos campos, muy distantes
el uno del otro (su origen estaba en las bases y despliegues del ejército
británico en el país) llegaron al máximo de capacidad, mientras las salidas
hacia Italia desde los Balcanes seguían a razón de 1.800 personas por semana.
Había yugoslavos, griegos, albaneses, búlgaros, polacos… Pero sobre todo griegos
de las islas del Dodecaneso –frente a la costa turca- y croatas de la costa
Dálmata.
Los aliados decidieron cerrar la ruta del
Adriático en mayo, temiendo un desbordamiento, lo que significaba no dejar
alternativa alguna, según ha señalado el historiador Josiah E. Dubois, ya que
Adolf Eichmann y sus SS estaban concentrando a los judíos húngaros para
deportarlos a Auschwitz.
La ruta del Adriático volvió a abrirse, sin
embargo, gracias al presidente Roosevelt. La UNRRA, que para entonces ya se
había hecho cargo de los campos, amplió la capacidad de todo el sistema. El
flujo de refugiados acabó en septiembre de 1944.
El contingente más numeroso fue el de los
yugoslavos. Unos 36.000 huyeron a Italia, de los cuales 28.000 acabaron en
Egipto repartidos en los campos egipcios de El Shatt, cerca del mar Rojo, con
unas 20.000 personas, Tolumbat y, brevemente, El Jatatba. El historiador Rusko
Matuli y Kornelija Ajlec, investigadora de la universidad de Liubliana, señalan
asimismo El Arish, en el Sinaí, y El Amriya, en la costa de Alejandría. El
control de los campos por partisanos crearía fricciones con un importante grupo
de refugiados que no reconocía a Tito. Según Matuli, El Shatt sería el único
campo no controlado por los comunistas.
No muy lejos de El Shatt, en Moses Wells, a
orillas del mar Rojo, se instalarían los griegos. Las condiciones eran tan
difíciles en uno y otro lugar que el personal sanitario destinado tuvo que
ponerse a entrenar a los propios refugiados para que atendieran los hospitales
de campo. Otro problema habitual en todos los campos fue la falta de maestros
cualificados. La educación, y mantener a los niños ocupados, fue una de las
mayores preocupaciones de la administración de los campos.
El American Journal of Nursing ofrecía en mayo de 1945 este panorama de los campos egipcios: “Todos los campos están en el desierto. A veces con vistas a océano o con una perspectiva de árboles y tierra cultivada al interior pero con nada más que arena a lo largo de millas en torno a los campos. Los refugiados proceden de algunos de los más bellos países de Europa y su adaptación a este entorno presenta muchos problemas. No pueden desprenderse de los hábitos de toda una vida y mantienen a los niños vestidos como en su casa. Como resultado, hay casos constantemente de deshidratación de bebés y niños en edad preescolar. Aunque se distribuye agua con sales, y se intenta la educación a través de sus propios comités, no hay personal suficiente para ofrecer un trabajo de salud pública. …. Algunos casos severos de malnutrición y deshidratación que llegaron a los hospitales se podrían haber evitado…”
En todos los casos, a medida que iban llegando a
su destino, los refugiados europeos iban recibiendo tarjetas de identidad y se
registraban todos sus datos personales. En algunos lugares se les requirió que
trabajaran -como zapateros, carpinteros, hilanderas y sastres, casi cualquier
cosa por tener algún ingreso-, y así lo hicieron los griegos en Moses Wells,
donde por cierto no tenían lugar adonde ir. En Alepo, en cambio, podían
desplazarse hasta la ciudad para comprar o incluso ir al cine, aunque el campo
griego distaba varios kilómetros.
También se encontraban lejos de todo los griegos
de Nuseirat, en Gaza. Allí, según datos recogidos por Public Radio International, los refugiados trabajaron, y un artista
pintó las paredes del jardín de infancia habilitado en el campo de refugiados,
dándole un aspecto “alegre y brillante”, mientras que los habitantes del lugar
regalaron a los niños juguetes, juegos y muñecas que hicieron a un funcionario
del campo afirmar que eran “comparables con los de Estados Unidos”.
Nuseirat, por cierto, sigue siendo hoy día
oficialmente un campo de refugiados palestinos en medio de la franja de Gaza,
con unos 66.000 habitantes. Allí se encuentra la única central eléctrica propia
de la franja, que fue bombardeada por la avión israelí en julio del 2014.
FUENTE:
(1) Cuando eran los europeos quienes se refugiaban en Siria César
Noragueda, 6 de mayo de 2016, para Hipertextual
(2) Los europeos también fueron refugiados en Oriente Medio Felix Flores, 30 mayo 2016. La Vanguardia