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29 mayo 2020

Planes estadounidenses de entreguerras




por Nick Ottens


Nota de introducción por el editor del blog

Naturalmente, esta es una selecta selección de planes que los estrategas militares estadounidenses estudiaron en el período de entreguerras y en el desarrollo mismo de la segunda contienda mundial (existieron muchos más que comenzaron a ver luz luego de una gran desclasificación en 1974). Para quienes lo desconocían, llamará la atención conocer que en los Estados Unidos se planteó seriamente la posibilidad de entrar en conflicto armado con sus "primos" británicos, tenían, en teoría, fundadas razones. 

Tras haber logrado la independencia del Imperio Británico, los estadounidenses seguían considerando a su antigua madre patria como un enemigo potencial de quien debían estar siempre atentos a pesar  de haber combatido juntos en la primera guera mundial y antes recibido la aprobación británica para la guerra en Filipinas y en el conflicto hispano-estadounidense (en España se la conoce como Guerra de Cuba o Desastre del 98, conflicto bélico que enfrentó a España y a los Estados Unidos en 1898, por la intervención estadounidense en la guerra de independencia cubana).

Los británicos también tenían razones para desconfiar de sus "primos" americanos. Desatada la Gran Guerra, Estados Unidos aspiraba obtener derechos comerciales neutrales, es decir, quería comerciar con los dos bandos beligerantes, lo que incluye lógicamente a Alemania y Gran Bretaña. Pero ni los alemanes ni ingleses estaban para juegos, se opusieron a esa política americana. Gran Bretaña llegaría a detener y abordar barcos estadounidenses sospechosos de llevar mercancías a Alemania; por su lado, los alemanes fueron más lejos, su fuerza de submarinos empezaron a hundir barcos mercantes de los Estados Unidos. Tal hecho obligó al presidente Woodrow Wilson a plantear a Alemania una política de guerra submarina "restringida"... y los alemanes aceptaron (un submarino tenía que avisar a su objetivo que estaba a punto de ser torpedeado para evacuar al personal del barco). Recién para 1917 Alemania volvió a aplicar la guerra submarina sin restricciones. Los británicos fueron más sutiles para inclinarlos abiertamente a su bando, logrando que Estados Unidos declare la guerra a Alemania en abril de 1917.

Suena increíble, pero a fines de la década de 1920 e inicios de los 30 -tras haber combatido juntos en los últimos años de la primera guerra mundial- las fuerzas armadas del Tío Sam mantenían abiertos los planes de guerra contra Gran Bretaña.

Entre otras acciones se contemplaba una invasión a Canadá realizando no solo un ataque terrestre, se preveía el uso de su fuerza aérea para bombardear ciudades y hasta, de ser el caso, hacer uso de gases venenosos. Naturalmente nada de eso llegó a suceder y tras la nueva guerra desatada en Europa los Estados Unidos desplazarían al Imperio Británico como la primera potencia mundial económica e industrial.

Al respecto, el tema de un hipotético conflicto bélico entre ingleses y estadounidenses en las primeras décadas del siglo XX probablemente habrá asombrado a los lectores; para conocer más, presentaremos en siguentes entregas excelentes reportajes históricos. 

Bien, es momento de revisar unas cortas notas sobre temas relacionados que nuestro amigo Nick Ottens describe en su página Never Was Magazine (en inglés), explorando un pasado que no fue.

T. Andino


La guerra angloamericana del Pacífico que no ocurrió


Antes del ascenso de Adolf Hitler en Europa, los estrategas militares estadounidenses consideraron seriamente la posibilidad de que pudiera darse una guerra con Gran Bretaña en el Pacífico.

Durante los años 20 y principios de los 30, un Comité de Planificación Conjunta (el precursor de los Jefes de Estado Mayor Conjunto) desarrolló una serie de planes de guerra con códigos de colores. El "Plan Rojo" se preparó para un conflicto con el Imperio Británico, entonces el poder militar y político más importante del mundo, aunque ya en declive.

El plan estadounidense se centró en Canadá. Preveía un ataque conjunto del ejército y la marina en el puerto de Halifax antes de que las tropas tomaran las centrales hidroeléctricas canadienses cerca de las Cataratas del Niágara. Se habría lanzado una invasión a gran escala en tres frentes: desde Vermont hasta Montreal y Quebec; desde Dakota del Norte para tomar Winnipeg; y, desde el medio oeste para capturar las minas de níquel de Ontario. La esperanza estadounidense era que los británicos entonces demandarían la paz.

Los Estados Unidos también planearon una guerra de dos frentes contra Gran Bretaña y Japón (las dos potencias marítimas se aliaron desde 1902 hasta 1923). Esta versión, llamada "Rojo-Naranja", concluyó que Estados Unidos no tenía los recursos necesarios y tendría que elegir entre luchar en el Atlántico o el Pacífico.

Esta línea de pensamiento asesoraría al famoso memorándum “Plan Dog” que en 1940 presentaría el jefe de operaciones navales Harold Rainsford Stark, con la propuesta de luchar en una guerra defensiva en el Pacífico mientras daba prioridad a derrotar a Alemania e Italia en Europa.  (VER: ampliación del tema AQUÍ)


Defensa del Hemisferio o Comando Marítimo: la elección de Estados Unidos en 1940. 



En la víspera de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, el Mayor George Fielding Eliot informó para la revista Life que el país tenía esencialmente tres formas de defenderse contra una invasión del Eje. (Nota del editor del blogEl reportaje de Life del 8 de julio de 1940 se puede consultar integramente en inglés) 

Rechazó la primera opción, una estrategia puramente defensiva, fuera de control: Proteger solo a Estados Unidos, el Caribe, el Canal de Panamá y Samoa, pero no a Canadá, Groenlandia, Terranova y Sudamérica, lo que permitiría a Alemania y Japón ganar puntos de apoyo en las Américas.

Toda la historia militar se levanta para advertirnos que este era el preludio inevitable a la derrota, escribía Eliot

La elección, argumentó, era entre la defensa del hemisferio y el comando marítimo.


Defensa del Hemisferio


Mapa del Atlántico Norte de 1940. Bases navales británicas en el Atlántico Norte tomadas por los Estados Unidos, de la Revista Life, 16 de septiembre de 1940

Este plan hacía mejor uso de las distancias, que Eliot argumentó estaban a favor de Estados Unidos y cubriría sus deficiencias en términos de tiempo.

"Si se nos da suficiente tiempo, podemos llegar a ser tan formidables en este hemisferio que ninguna combinación de poderes se atrevería a atacarnos. Pero si somos atacados mañana, podemos estar en amargas dificultades".

La historia posterior a la Segunda Guerra Mundial lo confirmaría.

Para disuadir una invasión alemana, Eliot solicitó bases militares en Terranova (que aún no era parte de Canadá), Groenlandia, Bermudas y el noreste de Brasil, e idealmente también en las Azores y Cabo Verde.

Con la excepción de Brasil (en su lugar, se eligió un sitio en la Guyana británica) y Cabo Verde, Estados Unidos llegó a establecer bases en todos esos lugares, y en muchos casos las mantendría durante la Guerra Fría.


Comando de los mares


Mapa mundial de 1940. Mapa de las bases navales estadounidenses y británicas en los océanos Atlántico y Pacífico, Revista Life, 16 de septiembre de 1940.

La estrategia más ambiciosa, y en opinión de Eliot, la superior, era intentar dominar los océanos.

América ya era una potencia dominante en el Pacífico. Para controlar el Atlántico, Eliot pidió una alianza con Gran Bretaña y sus dominios: Australia, Canadá, Terranova, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Sin la flota británica, advirtió, las fuerzas navales de los Estados Unidos se reducirían.

Esta es la estrategia que eligió América, y posiblemente la que se mantiene hasta el día de hoy.


Nuevo Orden Mundial




A lo largo de la Segunda Guerra Mundial, los políticos aliados reflexionaron sobre cómo reorganizar el mundo una vez que se lograra la victoria. A menudo, sus pensamientos se limitaban a los contornos de la Europa de posguerra, pero algunos esquemas eran más ambiciosos.

En el mapa de arriba de 1942 "Nuevo mundo de la posguerra", Maurice Gomberg propone que todo el mundo se reorganizará más o menos según el modelo estadounidense.

Conforme el mapa, Canadá, México y el Caribe se incorporarán a los Estados Unidos, encontramos que tanto América Latina como África están completamente federalizadas y, por alguna razón, también están desmilitarizadas.

El mapa además prevé el establecimiento de una Unión Europea Occidental, aunque Escandinavia y Grecia tienen la suerte de obtener sus propios estados. Finlandia y Alemania son menos afortunadas. Se entregarán a los soviéticos.

Mientras se predice que Estados Unidos y la Unión Soviética se convertirán en las potencias dominantes, el Imperio Británico todavía recibirá una rebanada como "el segundo poder militar y naval de importancia que coopera en un pacto vinculante con los Estados Unidos como un poder que garantiza la libertad", Gran Bretaña debe conservar sus fortalezas en el Mediterráneo y, aunque el Raj se convierte en una república, el Imperio se queda con Ceilán (hoy Sri Lanka). También gana Madagascar y la mayoría de las Indias Orientales Holandesas.

Evidentemente, el creador de este mapa no se preocupó por las soberanías nacionales, intentando hacer unos convincentes ajustes. (VER: Análisis del mapa AQUÍ)


El Almirante Harold Rainsford Stark y las dudas sobre Pearl Harbor
(Anexo por el editor del blog)





En agosto de 1939, Stark se convirtió en Jefe de Operaciones Navales (CNO), con el rango de Almirante. En esa posición, supervisó la gran expansión de la Armada estadounidense durante 1940-41. Participó en la todavía no declarada guerra contra los submarinos alemanes en el Atlántico con la presencia de las patrullas de neutralidad durante la última parte de 1941 y en las operaciones de combate contra Japón y los Poderes del Eje Europeo tras el ataque a Pearl Harbor. En marzo de 1942, Stark fue relevado por el almirante Ernest J. King y enviado a Inglaterra, en abril de ese año asumió el cargo de Comandante de las fuerzas estadounidenses en Europa. Los talentos diplomáticos del Almirante Stark fueron evidentes al edificar y conservar estrechas relaciones con los líderes civiles y navales británicos y con los líderes de otras potencias aliadas. 

Desde su cuartel general en Londres, el almirante Stark dirigió las operaciones navales que iban acumulando grandes cantidades de material bélico y otros logísticos en Inglaterra, así como las operaciones navales y actividades de capacitación en el lado europeo del Atlántico, supervisó la participación de la Marina de los Estados Unidos en la invasión de Normandía en junio de 1944. 


Antes de producirse el ataque nipón a Pearl Harbor, Stark informó al presidente Franklin D. Roosevelt que los Estados Unidos aún no estaban preparados para la guerra, valoración compartida por el Jefe de Estado Mayor del Ejército, el general George Marshall. 

Por ello, fue Stark quien impulsó el cambio de la armada para adoptar una guerra submarina sin restricciones en caso de guerra con Japón y así lo ordenó expresamente antes del ataque japonés, algunos historiadores señalan que esa medida fue tomada sin el conocimiento o consentimiento previo del gobierno y violaba el Tratado Naval de Londres, del cual Estados Unidos era signatario. 

También en ese periodo Stark escribió el informe estratégico conocido con el nombre de «Plan Dog» que sentó las bases para la primera política de América en Europa y determinando la estrategía naval de los Estados Unidos y de la Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Stark estuvo presente en la reunión de Roosevelt - Churchill de agosto de 1941 que terminó con la firma de la Carta del Atlántico


El Almirante Harold R. Stark


Stark como Jefe de Operaciones Navales, entre agosto de 1939 y marzo de 1942, fue el máximo responsable del US Navy (Armada estadounidense) al momento de producirse el ataque japonés a Pearl Harbor, ello marcó por siempre su actuación y hasta el presente sigue siendo criticado (al jubilarse en 1946, la polémica sobre su actuación en las semanas previas al ataque a Pearl Harbor persistía en el ambiente)

Por tanto, el servicio más controvertido de Stark seguirá siendo la creciente amenaza de las fuerzas japonesas en el período anterior al bombardeo de Pearl Harbor. Controversia que se centra en él y su Director de Planes de Guerra, el Almirante Richmond K. Turner, pero los documentos demuestran que ellos entregaron información suficiente al Almirante Husband E. Kimmel, Comandante de la Flota del Pacífico en Pearl Harbor, sobre los movimientos japoneses en el otoño de 1941, lo que permitiría a Kimmel anticipar un ataque y tomar medidas para contrarrestarlo. El Capitán (luego Contralmirante) Edwin T. Layton era el principal oficial de inteligencia de Kimmel (más tarde también sería el oficial de inteligencia del Almirante Chester W. Nimitz. 

En su libro "Yo estuve allí: Pearl Harbor y Midway: Breaking the Secrets" (1985), Layton sostuvo que Stark ofreció consejos sin sentido durante todo aquel período, retuvo información vital ante la insistencia de su Director de Planes de Guerra, el Almirante Turner, mostró timidez al tratar con los japoneses y no pudo proporcionar nada de utilidad a Kimmel. 

Por su parte, John Costello (coautor con Layton), en "Days of Infamy" (Pocket, 1994), señala que Douglas MacArthur tenía acceso completo a PURPLE (o Magic, referentes a la intercepción de mensajes de la diplomacia japonesa que eran distintos a los códigos operativos japoneses) y  al JN-25 (nombre aplicado por los descifradores de códigos del esquema de comunicaciones de comando y control de la Armada japonesa), con más de ocho horas de advertencia, y todavía fue tomado por sorpresa. Gordon Prange, historiador oficial del Comandante Supremo de las Potencias Aliadas, señala en "El 7 de diciembre de 1941" (McGraw-Hill, 1988), que la defensa de la flota era responsabilidad del general Walter C. Short, no de Kimmel. La insistencia de Turner de que las actividades de inteligencia pasara por los Planes de Guerra llevó a la Oficina de Inteligencia Naval a creer erróneamente que era solo para recolectar datos; Turner no corrigió su punto de vista ni ayudó a Stark a comprender el problema. Entre otros, Morison y Layton coinciden en que Turner fue el responsable de la debacle, al igual que Ned Beach en "Scapegoats" (Annapolis, 1995).

Polémico caso, a pesar de lo que se diga, era más que evidente que existía una enorme confusión sobre dónde podría atacar Japón, ya sea contra Estados Unidos, la Unión Soviética o las colonias británicas en Asia y el Lejano Oriente.

El almirante Harold R. Stark falleció el 21 de agosto de 1972.



Referencias.
Nick Ottens

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