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01 diciembre 2020

Arte y racismo anti-japonés en la IIGM


       Gráfica modificada de la Revista Fortune, sep. 1942 de la pintura del artista mexicano Miguel Covarrubias.


 por Tito Andino U.

Recopilación de diversas fuentes


La mofa del enemigo a través de las caricaturas políticas fue una de las armas propagandística que produjo resultados en beneficio de los beligerantes. Lo iniciaron los nazis mucho antes de la guerra, lograron incluso convencer -en parte- a la población con sus grotescas ilustraciones sobre las supuestas "razas eslavas inferiores" (untermensch) y los judíos. A la vez, los carteles y pósters soviéticos cumplieron un destacado papel en la ridiculización de Hitler y del ejército alemán; en esa misma tónica los estadounidenses dedicaron buena parte de sus recursos a la propaganda de guerra para convertir en insignificantes cuasi-animales a los odiados japoneses.

 

 
            

Esta entrada no entrará en mayores detalles sobre cuestiones raciales ni morales. Esta serie de documentos gráficos se enfoca en el aspecto artístico de las ilustraciones, como lo hemos hecho con otras publicaciones, como los trabajos de KukryniksyArthur Szyk y otros. Sin embargo, hemos llegado a cuestionarnos lo siguiente: ¿Acaso no son también racistas las ilustraciones soviéticas que transforman a los alemanes en fieras salvajes; o, la propaganda nazi en contra de todo lo que no fuera "ario"?


El miedo al peligro amarillo (término peyorativo que inicialmente se dio a los inmigrantes chinos en los Estados Unidos a finales del siglo XIX) volvió a resurgir con fuerza  tras el ataque nipón a Pearl Harbor (7 diciembre 1941), pero está ocasión el brote era un marcado sentimiento antijaponés. Para entender el contexto de este post es necesario comprender que al entrar en guerra, sobre todo en los estados del Sur de la Unión Americana se conservaba un latente racismo, se mantenía una segregación estricta hacia estadounidenses negros, incluso contra latinos (mayoritariamente mexicanos en ese tiempo) que carecían de garantías en lo que respecta a los derechos civiles. Tampoco es para sorprenderse que Estados Unidos fue a la guerra con un ejército segregado, se formaron unidades totalmente negras, otras en que prevalecía el componente étnico latinoamericano con indígenas autóctonos de norteamérica y otras unidades japonesas-americanas, todas dirigidas por oficiales "blancos", generalmente. 


Algunas caricaturas retratan a los japoneses como monos o ratas. Dibujos animados como estos redujeron a los japoneses a la condición de animales; estas caricaturas les decían a los estadounidenses que los japoneses eran bestias salvajes que debían ser aplastadas.

El prejuicio antijaponés se reflejó en la propaganda de guerra abierta y a veces descaradamente racista. Las caricaturas políticas y carteles de propaganda muy populares que presentamos en esta entrada degradan la condición humana del japonés. Hemos descartado cierto tipo de caricaturas abiertamente ofensivas en que, por ejemplo, se dibuja a los japoneses como "simios y gorilas subhumanos, de naturaleza traicionera, moralmente corruptos y mental y físicamente menos que los estadounidenses blancos"; tipo de propaganda que sobreabundó en tiempos de guerra. Solo para ejemplificar, el siguiente cartel satiriza al japonés como una rata y utiliza términos terriblemente ofensivos contra la cultura nipona. Decir "Jap" era un insulto racial muy grave para los japoneses.



Otra táctica poderosa y popular durante la guerra (muy utilizada también por los nazis), era la explotación -en las caricaturas- de la imagen de una mujer inocente y victimizada, lo que hacía al enemigo aún más monstruoso de lo reflejado a través del humor negro.



No está por demás decir que las acciones de las fuerzas imperiales del Japón durante los años iniciales de la guerra y su conquista del sudeste asiático alimentaron el sentimiento antijaponés, una infravaloración humana y traicionera hizo más aceptable en la sociedad estadounidenses hechos bochornosos como el lanzamiento de la bomba atómica. 

En la siguiente gráfica, tomada de una página de la revista "Fortune", de septiembre de 1942, se explica el uso de estereotipos para representar al pueblo japonés, en la leyenda de la parte inferior podemos leer:


"Puede que no todos los japoneses tengan este aspecto siempre, pero la exageración es en todo momento un arma en manos de los caricaturistas. Covarrubias  (el artista) conoce a los japoneses y, por lo tanto, ve el rostro del enemigo cuando se vuelve: el soldado dentudo, capitalista y comerciante, los oficiales de labios apretados, el sacerdote fanático, la geisha con forma de muñeca, el campesino sumiso. y su esposa, quienes crían a los soldados que completan el ejército que realmente dirige Japón y el Dios Emperador".


Incluso el cine a través de Disney entró en ese juego. Una "dosis de su propia medicina" es lo que los Estados Unidos tenían reservado a los japoneses, a través de los dibujos animados que reflejaban un deseo general de infligir el mayor daño posible a los japoneses en nombre de la venganza y la victoria. Allí están públicamente exhibidas los dibujos animados del "Pato Donald", "Buggs Bonny", etc. Un ejemplo práctico son estas caricaturas de la prensa y propaganda estadounidense:





La PROPAGANDA DE GUERRA ESTADOUNIDENSE, mediante el uso de las caricaturas tenía un objetivo primordial: Alentar a su población para el trabajo y la producción, siguiendo el clásico modelo, reducir a la insignificancia la amenaza del Imperio del Japón. Hemos obtenido una selección de satíricas con un claro contexto político que, con toda razón, concluyen que el Japón no podía estar al nivel económico ni en producción industrial de guerra que los Estados Unidos




La propaganda oficial utilizó todas las oportunidades que pudo para alentar a los ciudadanos a participar en el esfuerzo de guerra, es decir, el trabajo en las fábricas, o, incluso, “permaneciendo callados” (evitando los rumores), adquiriendo bonos de guerra, etc. El gobierno federal de los Estados Unidos, inicialmente encargó a la empresa de la rama militar "Douglas Aircraft Company", dedicar tiempo a los carteles propagandísticos que fueron subvencionados a través de la "War Production Board". Luego, como es de conocimiento público esa política se extendió prácticamente a todas las empresas.





Trabajo y producción, así como la financiación fueron el lema principal del denominado "esfuerzo de guerra" que se pedía a todos los trabajadores y ciudadanos estadounidenses. Revisemos algunos conocidos carteles, vistosos por el color y las alegorías. (En posteriores entregas abordaremos el tema de la sátira política y la producción industrial de guerra estadounidense contra Hitler y las potencias del Eje). 
























Esto no es todo. La historia estadounidense de la caricatura satírica anti-japonesa como medio de propaganda tiene otra historia relevante que debe ser revisada aparte, para comodidad del lector (en este caso observador de las gráficas) las dejaremos para la siguiente entrada.




NOTA: Los autores de las caricaturas, así como las fuentes son diversas, pero, la gran mayoría se encuentran recopiladas en los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de los Estados Unidos (NARA), Washington D.C.


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