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13 julio 2023

John McCoy el libertador de los asesinos de despacho nazis


Imágenes combinadas de John McCoy y los procesos de Nuremberg (la portada de la revista Time corresponde a la edición del 20 de junio de 1949)

 

Este blog mantiene una etiqueta especial denominada "asesinos de despacho" referente a los criminales de guerra nazis. Para un buen entendedor, se refiere a aquellos altos burócratas uniformados que planificaron tanto la guerra deseada por Hitler, así como su conocida política genocida. También pueden encasillarse en esta categoría a los financieros e industriales que gustosos aceptaron la doctrina del nazismo con el propósito de enriquecerse aún más a costa del sacrificio de millones de seres humanos.  


Señalamos en anteriores reportajes que esto es una escalofriante realidad, un verdadero escándalo. Los asesinos de despacho nazis sobrevivieron en su gran mayoría a la guerra, hemos hablado de varios en otras entradas. Cierto es que algunos de ellos tuvieron que comparecer a juicio por ser autores de la normativa que permitió los crímenes contra la humanidad; otros, que en su tiempo se cobijaron bajo el manto de la impunidad e inmunidad al enrolarse en el exclusivo círculo de grandes banqueros e industriales, con fuerte influencia política, como excepción, comparecieron ante un tribunal por ser autores, cómplices y encubridores del expolio de Europa y por crímenes contra la humanidad.

Albert Speer y cientos más como él son ejemplos de verdaderos criminales de despacho que fueron encarcelados y sobrevivieron a la Alemania nazi para gozar de un futuro próspero en la posguerra. La mayoría ni siquiera compareció ante un Tribunal para ser juzgados por sus actividades francamente criminales.



Recapitulando, es cierto que los tribunales aliados juzgaron diversos casos (aparte del principal Proceso Internacional de Nuremberg) de la élite nazi que administraba la economía, incluso la explotación en los campos de concentración. Aquellos que si comparecieron ante la justicia estuvieron abiertamente vinculados al programa nazi, vestían uniforme de las SS y eran notoriamente públicos como para intentar evadir sus responsabilidades, impidiendo su protección. 

 

Sin embargo, existió una élite de criminales civiles de traje y corbata, que ostentaban títulos "Honoríficos" como Generales de las SS y nunca fueron juzgados, algunos negociaron con las fuerzas estadounidenses. Eran banqueros, industriales, aristócratas y políticos que en la posguerra llegaron a ostentar cargos ejecutivos dentro de la República Federal de Alemania y Austria

El historiador, el investigador y hasta el aficionado a la segunda guerra mundial conoce los procesos de Nuremberg contra los criminales nazis. Los Aliados oficialmente declararon el 5 de junio de 1945 el control del gobierno de Alemania (Declaración de Berlín), asumieron la soberanía y suprema autoridad sobre el territorio alemán, en nombre del denominado Consejo de Control Aliado, en vista de la inexistencia de un gobierno central o autoridad alemana que asumiera las funciones de conformidad con las exigencias de las potencias vencedores. Entre las responsabilidades del Consejo de Control Aliado estaba hacer cumplir el 'Acuerdo de Londres': juzgar a los criminales de guerra nazis. 

Conocido es que se celebraron juicios contra los principales médicos que dirigieron programas de esterilización forzosa y masiva, asesinato de enfermos en hospitales psiquiátricos, experimentos letales en prisioneros de guerra, civiles, pacientes, etc. Los procesos contra los jueces y abogados de la élite nazi que establecieron el aparato jurídico represivo, las leyes de higiene racial, decretos contra la población judía, los tribunales sumarios para ajusticiar a los opositores al régimen, etc. El juicio contra los Ministros de Estado del régimen nazi, también llamado 'Juicio de la Wilhelmstrasse', llevó al banquillo a Ministros y Secretarios de Estado que asumieron una responsabilidad directa en diversos crímenes. 




Prominentes nazis de despacho como Edmund Veesenmayer, Emil Johann Puhl, Ernst von Wizacker, Ernst Wilhelm Bohle, Ernst Wormann, Gottlob Berger, Gustav Adolf von Steengracht, Hans Heinrich Lammers, Hans Kehrl, Karl Rasche, Karl Ritter, Lutz Graf Schwerin von Krosigk, Otto Dietrich, Otto Meissner (absuelto), Paul Korner, Paul Pleiger, Richard Walther Darré, Walter Schellenberg, Wilhelm Keppler, Wilhelm Stuckart, tuvieron que afrontar los cargos de acusación

Lo curioso de estos ministros y secretarios de estado es que, pese a su declaración de culpabilidad por crímenes de guerra y contra la humanidad, en su mayoría recibieron ridículas penas de prisión, cuyas condenas fueron conmutadas, todos salieron libres entre 1950 y 1951.

Panorámica de la sala de audiencias del Tribunal Penal Internacional de Nuremberg para juzgar a los principales líderes del Tercer Reich.


Tenemos los juicios contra los industriales de la IG Farben, el juicio contra Friedrich Flick (industrial alemán), el juicio Krupp (dirigentes del grupo industrial) acusados de la preparación de la guerra, utilización y usufructo de mano de obra esclava y crímenes contra la humanidad. Aquí volvió a verse la mano negra

Pese a la gravedad de los cargos Flick apenas recibió una sentencia de siete años, fue puesto en libertad luego de tres. El juicio Krupp se celebró contra Alfred Krupp, sucesor de Gustav Krupp y la cúpula directiva, fueron en su mayoría encontrados culpables, Krupp fue sentenciado a 12 años y se ordenó el embargo de todos sus bienes, no obstante, en 1951 la empresa se devolvió a la familia Krupp. 

Y, que podemos decir de la IG Farben, la famosa empresa química y farmacéutica alemana. Las industrias IG Farben, en realidad eran un conglomerado de varias empresas: Agfa, Cassella, BASF, BAYER, Farbwwerke Hoechst (hoy Sanofi-Aventis), Chemische Werk Huls, Chemische Fabriek Kalle. 

La acusación contra IG Farben es la más terrible que haya tenido que afrontar un grupo empresarial en la historia. Entre los cargos: Ocupación y apropiación de las industrias químicas y farmacéuticas de los países invadidos y ocupados por Alemania; instalación de áreas industriales cercanas o adjuntas a los campos de concentración y/o exterminio (compra, alquiler de prisioneros como mano de obra esclava y experimentación farmacológica). Entre los principales directivos de IG Farben que comparecieron a juicio constan: August von Knierim, Carl Krauch, Carl Lautenschlager, Christian Schneider, Erich von der Heyde, Ernst Burgin, Friedrich Jahne, Fritz Gajewski, Fritz Ter Meer, Georg von Scnitzler, Hans Kugler, Hans Kuhne, Heinrich Butefisch, Heinrich Gattineau, Heinrich Horlein, Heinrich Oster, Hermann Schmitz, Karl Wurster, Max Bruggemann, Max Ilgner, Otto Ambros, Paul Hafliger, Walter Durrfeld, Wilhelm Rudolf Mann. Salvo excepcionales casos, todos fueron absueltos y quienes recibieron sentencia la festejaron con penas de 1.5, 2 y 4 años, como curiosidad la máxima sentencia fue de 8 años. 


Izq. Alfred Krupp como acusado en los Juicios de Nuremberg. Derecha, Friedrich Flick escucha su sentencia en Nuremberg.


Aquellos que tienen cierta inclinación por la historia de la segunda guerra mundial casi nunca suelen reflexionar sobre el trasfondo económico como una verdadera causa que originó el conflicto

Quién dude sobre la protección extranjera a la industria nazi... perdón, alemana, durante la segunda guerra mundial debe empezar a entender que en el caso de IG Farben, el Tribunal, a pesar de toda la evidencia y hechos probados (esclavitud, experimentación con humanos, torturas, asesinato de prisioneros), impuso ridículas penas a los pocos condenados, comparados con otros juicios en que personas con los mismos cargos fueron sentenciados a la pena capital. 

Los directivos de IG Farben en la posguerra (incluidos los sentenciados) continuaron su carrera en la empresa, fueron condecorados y compensados por su trabajo.


Obergruppenfuhrer-SS Oswald Pohl, comparece ante el Tribunal que lo juzgó junto a sus subalternos de la Oficina Central de Economía y Administración de la SS (WVHA) por conspiración para cometer Crímenes de Guerra y Crímenes contra la Humanidad y pertenencia a una organización criminal.


Esta breve revisión de los asesinos de despacho, no puede olvidar un curioso caso, una de las pocas excepcionalidades que terminaron en la horca, Oswald Pohl, Obergruppenfuhrer de las SS, el ex marino (también de despacho) inicio su carrera en las SS como Jefe de la Administración Central de la SS, luego sería ascendido Director de la Oficina Central de Economía y Administración de la SS (WVHA), en esa posición (junto a Hans Kammler) controló todas las propiedades requisadas a los judíos que eran enviados a los campos de concentración y exterminio. Dirigió, además, las fábricas de las SS. Al terminar la guerra pasó a la clandestinidad hasta 1947, fecha en que fue capturado por tropas británicas. Fue condenado a muerte y su ejecución se llevó a cabo en 1951.

Existía una larga lista de nazis 'arrepentidos" que deseaban someterse a la "desnazificación", beneficiándose de una figura legal que eliminaba sus prontuarios delictivos. 

Recuerden, 1951 fue el año clave en que todos los criminales de despacho encarcelados empezaron a recobrar su libertad. El señor Flick (se convirtió en la persona más rica de Alemania Occidental durante la Guerra Fría y el mayor accionista de Daimler-Benz) y el heredero Alfred Krupp fueron liberados a los tres años de haber sido condenados, ellos se negaron a indemnizar a sus víctimas; y, aunque en teoría, eran "nazis arrepentidos" jamás demostraron su "arrepentimiento".

La posguerra exigía muchos retos y se necesitaba gente capacitada para la dirigencia de la industria. En 1951 se creó la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), sin duda, el primer ensayo de la actual Unión Europea. 

En Alemania, ¿dónde podía encontrarse ese tipo de gente "virtuosa"? La respuesta era obvia, en las cárceles!.

 

 II

John McCloy, el "Virrey de Alemania", altera la justicia internacional 


McCloy llega a Berlín para asistir a la Conferencia de Potsdam en 1945

 

John McCoy antes de la guerra era ya un prestigioso abogado en Wall Street de las siete grandes compañías petroleras, además era director de numerosas corporaciones. Un hombre que representaba el poder de la empresa y cumplía la tarea de ser el enlace de éstas con el gobierno de los Estados Unidos. También fue presidente del Chase Manhattan Bank de los Rockefeller y presidente del Banco Mundial, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores. Toda una personificación del poder financiero-industrial. Por alguna razón nuestro personaje fue designado asesor presidencial de Roosvelt y Subsecretario de Guerra (abril de 1941 - noviembre de 1945); luego designado Alto Comisionado de los Estados Unidos para la Alemania ocupada desde septiembre de 1949 hasta agosto de 1952, concluida su misión de liberar a poderosos financieros e industriales nazis fue recompensado como nuevo presidente de la Fundación Ford (1954) que participó activamente como cobertura para muchos agentes de la CIA y la canalización de fondos para la lucha política contra la izquierda política u organizaciones pro comunistas. Finalmente ocupó altos cargos en el Congreso de los Estados Unidos, siendo de mencionar su participación en la Comisión Warren (investigar el asesinato de J.F. Kennedy). En fin, es reconocido como asesor de todos los presidentes de Estados Unidos desde Franklin D. Roosevelt hasta Ronald Reagan.

Desde 1951, el "perdón" a los asesinos de despacho nazis provino de manos del Alto Comisionado de los Estados Unidos para Alemania, John McCloy, quien impulsó una curiosa y particular forma de 'Justicia Aliada' mediante la cual industriales y banqueros nazis se beneficiaron de una amnistía general y al ser rehabilitados hasta se les restituyó sus bienes. 

No fue una decisión política, diría con posterioridad McCoy, "era una cuestión de mi conciencia".


McCloy desempeñando sus funciones como Subsecretario de Guerra de 1941 a 1945. Existen registros diarios de las actividades de McCloy durante la guerra, que se han denominado "Los diarios de la IIGM de McCloy" (sin que sean Diarios propiamente dichos)
 

Archivos desclasificados del FBI demostraron que John McCloy tenía su simpatía por los nazis cuando ejercía de Subsecretario de Guerra de Estados Unidos (Segunda Guerra Mundial). No suele mencionarse en biografías que McCloy fue un consejero legal, antes de la guerra, de varias corporaciones alemanas durante el nazismo, se destaca su trabajo para el gigante conglomerado químico IG Farben (fabricante del pesticida Zyklon B utilizado en los campos de exterminio nazis).
 
Un memorando oficial (enero 1953) del agente especial del FBI D.M. Ladd para el subdirector ofrecía ya sus relaciones con un socio alemán en territorio estadounidense sospechoso de sabotaje (por propia boca de McCoy). "Irónicamente, el memorando señala que el individuo en cuestión era de hecho un "conocido agente de espionaje alemán", sujeto a una investigación de contrainteligencia por parte de la Oficina".

Es muy relevante que McCoy, a mediados de octubre de 1940 (ya era subsecretario de guerra), informó al FBI que él está “personalmente familiarizado con muchos de los funcionarios del gobierno nazi, incluyendo Goering, con quien tiene una amistad más estrecha personal”. El informe detalla contactos descritos por McCoy con delegados de Goering en nombre del gobierno alemán. McCoy afirmó que se negó a colaborar con los nazis en esa ocasión, luego "compensaría con creces esa deslealtad como alto comisionado de Estados Unidos para Alemania".


John J McCloy, Alto Comisionado para Alemania, con el presidente de EE. UU. Harry Truman y el secretario de Estado Dean Acheson.


El buen McCloy no encontró mejor sitio para despachar que desde las oficinas centrales de su antiguo cliente, IG Farben (cuando sus directores, entre ellos miembros de las SS, fueron juzgados por crímenes de guerra). Para 1951, todos habían sido puestos en libertad. 

McCloy confesó sobre su mandato en Alemania: "Tenía los poderes de un dictador... pero creo que fui un dictador benevolente". El creó una figura jurídica denominada 'Comité de Clemencia sobre los Criminales de Guerra Nazis', por lo que solo gracias a él se concedieron indultos a criminales de guerra nazis, en otros casos se redujeron las sentencias de los jefes de los escuadrones de exterminio de las SS, y solo autorizó la ejecución de cinco de quince sentencias de muerte dictadas en los otros juicios de Nuremberg. 

Un caso recordado en Alemania es la liberación del Comandante de división de las SS, comandante de la SD en Estonia y jefe de la Gestapo en Verona, Martín Sandberger, responsable de la detención y asesinato de miles de judíos, comunistas, romaníes y enfermos mentales. Fue condenado a muerte, pero John J. McCloy lo indultó y luego lo liberaron en 1958. En otro caso, McCloy se negó a entregar a los franceses a Klaus Barbie a pesar que conocía los informes del Registro Central de Criminales de Guerra y Sospechosos de Seguridad, que señalaba que Barbie era buscado por "el asesinato de civiles y la tortura y asesinato de personal militar". También fue McCoy quien en 1950 designó a Reinhard Gehlen, antiguo jefe de inteligencia militar nazi en el Frente del Este, responsable de administrar las unidades guerrilleras colaboracionistas antisoviéticas y de ejecutar un brutal programa de interrogatorios para los prisioneros de guerra soviéticos, como asesor de Inteligencia del gobierno de Alemania Occidental.

Desde 1950, McCloy empezó a recibir solicitudes de personas de alto rango en el nuevo gobierno de Alemania Occidental para liberar a los nazis presos, sobre todo los industriales alemanes, Alfred Krupp y Friedrich Flick, condenados por crímenes de guerra en Nuremberg. (También fueron condenados y encarcelados nueve miembros de la junta directiva de Friedrich Krupp AG). En enero de 1951, McCloy anunció que Alfred Krupp y ocho miembros de su junta directiva condenados junto a él, serán indultados y sus propiedades valoradas en millones, y sus numerosas compañías restituidas. Misma medida para Friedrich Flick. McCloy también comenzó a perdonar a otros industriales alemanes que habían sido condenados en Nuremberg, como Fritz Ter Meersentenciado en 1948 a siete años de prisión por saqueo y esclavitud en Auschwitz, éste alto ejecutivo de IG Farben era Comisionado de Hitler para Armamento y Producción de Guerra para la industria química durante la guerra; fue liberado en 1950 y se convirtió en presidente de Bayer AG (anteriormente parte de IG Farben) en 1956. Tenemos el famoso caso político de Ernst von WeizsäckerSS-Brigadeführer (honorario), Secretario de Estado, Embajador ante la Santa Sede, Weizsäcker se declaró antinazi y partidario de la resistencia. Fue sentenciado a siete años por cooperar con la deportación de judíos franceses a Auschwitz, aunque fue liberado después de solo tres años y tres meses con la ayuda de John J. McCloy.

 Y así, una larga lista... 


McCloy (centro) en la Conferencia de Potsdam junto al general Patton


Telford Taylor, quien participó como miembro acusador de la fiscalía en el enjuiciamiento de los principales criminales de guerra nazis, escribió: "A sabiendas o no, el señor McCloy ha asestado un golpe a los principios del derecho internacional y los conceptos de humanidad por los que luchamos en la guerra". 

Otra curiosidad sobre McCoy, fue seleccionado como miembro de la Comisión Warren, él se encargó de insertar una cláusula de exclusión en el informe final del asesinato del presidente Kennedy para garantizar que cualquier posible evidencia de una conspiración estaría "fuera del alcance" de las fuerzas del orden de los EE. UU., La CIA y el FBI, y de la propia comisión". (según una investigación periodística, "El funcionario estadounidense pronazi que ayudó a dar forma a la Alemania de la posguerra").

Volvamos al poderoso círculo de ejecutivos con otros casos de asesinos de despacho (breves repasos).


       Adolf Hitler y elDr. Hjlmar Schacht


Un afamado financiero alemán, el Dr. Hjlmar Schacht, ostentó el rango de Ministro de Economía del régimen nazi entre 1934 y 1937 (continuó en funciones hasta 1943 como Ministro sin Cartera, fecha en que fue destituido). Tras la guerra fue detenido y juzgado en el principal proceso de Nuremberg. El genio de las finanzas nazis fue encontrado inocente de todos los cargos. Sin embargo, un tribunal alemán de 'desnazificación' lo volvió a juzgar, encontrándolo culpable fue sentenciado a ocho años de trabajos forzados, pena simbólica, en 1948 era un hombre totalmente libre, reincorporándose de inmediato a los negocios bancarios y dada sus capacidades en asuntos económicos ejerció el cargo de consejero financiero para los países en vías de desarrollo (!).

En el ámbito político hay casos espectaculares. Un simple ejemplo refrescará la memoria, Kurt Waldheim, el ex oficial austriaco de la Wehrmacht, convertido en Secretario General de las Naciones Unidas (1972-1981) y Presidente de Austria (1986-1992), siempre alegó haber sido reclutado obligatoriamente por la ley. Mintió descaradamente al afirmar que se licenció del servicio en 1941, sin embargo, su expediente militar decía otra cosa, como el hecho que se unió voluntariamente en 1938 a las SA (Secciones de Asalto nazis), que militó en la Liga Nacional de Estudiantes y en el Cuerpo de Jinetes Nacionalsocialistas. Waldheim declaró que su pasó por la milicia "era una actividad totalmente correcta y honesta". Ante las acusaciones de haber firmado como oficial, deportaciones y ejecuciones de judíos en plena guerra en Grecia y Yugoslavia, Waldheim alegó ser víctima de un complot de la comunidad judía, pero las pruebas estaban allí. El Congreso Mundial Judío presentó evidencia de la presencia de Waldheim 
en Kozara (Bosnia) en 1943, fechas en que la represión nazi torturó y eliminó a miles de civiles y partisanos yugoslavos. 

Que Waldheim se haya convertido en la posguerra en un famoso político, estadista e incluso máximo representante de las Naciones Unidas debería ser motivo para sospechar que tenía amigos (o padrinos) muy poderosos.


Kurt Waldheim (segundo a la izquierda) en Yugoslavia 1943, el oficial de la extrema derecha es Artur Phleps, Obergruppenfuhrer de las Waffen SS, Comandante de la Séptima División de Voluntarios de Montaña Prinz Eugen. La fotografía corresponde al aeródromo de Podgorica - Montenegro, el 22 de mayo de 1943, durante el 'Caso Black'. La división Prinz Eugen tenía como tarea la lucha antipartisana desatando grandes ofensivas en Bosnia y Montenegro en 1943 y 1944. Phleps fue acusado por las autoridades yugoslavas de crímenes de guerra por las atrocidades cometidas por la Séptima División de las SS en el área de Nikšić - Montenegro (Caso Black). Durante los juicios de Nuremberg (6 de agosto de 1946), se citaron los crímenes de los ocupantes y fuerzas colaboracionistas en Yugoslavia. 

Otro caso interesante es Hermann Abs, quien fuera el más grande banquero alemán de posguerra, presidente del Deutsche Bank, el banco comercial más grande de Alemania (presidente honorario hasta su muerte en 1994). Como miembro del directorio del banco a inicios de la segunda guerra mundial se integró a la Junta Asesora del Reichsbank de los nazis. Después de la guerra, como muchos otros hombres de cuello y corbata, fue internado por un breve periodoluego sería pieza clave en los esfuerzos de los Aliados para reconstruir la economía de la Alemania Occidental. Abs fue asesor de Konrad Adenauer, el primer canciller de posguerra y organizó la agencia que puso en marcha la ayuda del 'Plan Marshall'

Abs insistió en que ayudó a los judíos durante la guerra, al tomar el control del banco Mendelssohn bajo dirección del Deutsche Bank (en 1939). Sin embargo, los líderes judíos cuestionaron los esfuerzos de Abs en tiempos de guerra a nombre de los nazis. A mediados de 1980 el 'Centro Simon Wiesenthal' de Los Ángeles criticó al Papa Juan Pablo II por nombrar a Abs asesor del Banco del Vaticano.

A Hermann Josef Abs se debe la siguiente cita: 

“La continuidad económica de Alemania y del resto de países de la Europa de la posguerra es sorprendente. Algunas de los principales protagonistas de este milagro económico que derivó en la construcción de la Unión Europea eran antiguos miembros del partido nazi”.

 


Hermann Josef Abs, el banquero que sirvió a los nazis y ayudó a reconstruir Alemania Occidental. "Un Rey fiduciario" reza la leyenda de la foto. Lo que realmente se pensaba de él es otra cosa, David Rockefeller lo tildaría en 1960, en entrevista para la revista "Times", como "un egoísta y ruin vanidoso lleno de ambición, la clase de tipo del que no conviene fiarse especialmente". El predecesor de John McCoy, "Virrey" de la Alemania de posguerra, General Lucius Clay nombró a Abs para organizar el reparto de los fondos provenientes del Plan Marshall bajo nombre de Instituto de Crédito para la Reconstrucción y era, tras bastidores, el consejero financiero de Adenauer. 

De la CECA se pasó al "Tratado de Roma" (1957) de donde surgiría luego la "Comunidad Económica Europea"... y la Unión Europea. Todos hemos oído alguna vez de la conocida frase de posguerra: "el milagro económico alemán", fue cierto!, no solo fueron los préstamos del 'Plan Marshall', la nueva visión de Europa fue impulsada por el conglomerado industrial cuya prerrogativa era 
"la época de los políticos ha demostrado su fracaso, es tiempo de dar pasó a los industriales"

Mas, ese modelo fue edificado sobre el conocido programa nazi, es decir: crimen organizado al mejor estilo de la mafia, asesinatos masivos, explotación laboral, etc. Para evitarse los escándalos en la posguerra contra aquella banda de forajidos de despacho se crearon insignificantes 'Fondos de Compensación' para las víctimas, los poderosos industriales jamás aceptaron su responsabilidad legal.

Conclusión 


John McCoy sin duda era la cabeza visible del American Establishment de su época y con ese título fue alguna vez conocido (Director del Establishment Americano).


Hemos visto la extraña relación entre McCoy y las altas finanzas e industrias estadounidenses que solían coincidir con conglomerados alemanes de la era nazi dedicados a explotar recursos financieros a través de la guerra. 

Miles de nazis se salvaron de ser juzgados y recibir una condena, gracias a la paciente tarea de Jhon McCloy, quien influenció en los acuerdos para que esos individuos no fueran procesados por sus crímenes; y, sobre aquellos que si fueron enjuiciados, McCoy se encargó de que recibieran unas leves sentencias, simbólicas. 

Hay quienes afirman que también era una estrategia oficial impartida desde Washington en un esfuerzo para lograr amnistías que liberaran a los condenados; de igual forma pusieron todo tipo de trabas en las Naciones Unidas a varios países para que los criminales de guerra no sean extraditados. 

Otro Mc también empezaba a meter la mano en la justicia, un agitador de Wisconsin que fungía de senador de los Estados Unidos, Joseph McCarthy, defendió apasionadamente a los nazis por el juicio de crímenes de guerra de la tristemente "Masacre de Malmedy" (Bélgica). McCarthy no era todavía muy conocido y quizá ya tenía en mente la "cruzada" mundial anticomunista que lo convirtió en toda una celebridad, su nombre popularizó la era del "macartismo", sembrando el pánico anticomunista en la primera generación occidental de posguerra, precisamente con la famosa "caza de brujas del macartismo".

Todo ello vuelve a ser una mera "coincidencia" con otro tema planteado en este blog: El Sinarquismo. No es de extrañar que poco conocemos sobre el 'Movimiento Sinárquico de los Imperios' que financió y encumbró en el poder al fascismo europeo y a los nazis en particular. Esta poderosa alianza se compone, entre otros, con la oligarquía económica europea: industriales, banqueros, aristócratas e integrantes de sociedades secretas de corte masónico. En muchas ocasiones se los identifica con distintos nombres, su objetivo final sería establecer una dictadura sinarquista, una moderna y global versión del Imperio Romano, siendo la Unión Europea una de esas etapas. ¿Es posible que esta asociación siga reinando en Europa con otras caretas? 

Bien, para no extendernos más (y no cansar al lector), en los siguientes enlaces de este blog pueden continuar con interesantes casos de otros asesinos nazis de despacho:






Otras fuentes:

28 abril 2022

Los anglo-estadounidenses en el auge y caída de Mussolini



Tito Andino

Compendio de diversas fuentes. 

Este artículo es continuación de Razones por las que no se debe "añorar" a Benito Mussolini.


El capital extranjero en la forja del fascismo italiano


Las consecuencias de la Gran Guerra con el desastre por la destrucción económica de Europa obró de igual manera en Italia. Profunda división social y política, inflación, bancarrota del estado, alto desempleo, etc. Las corrientes extremistas estaban listas para subir al escenario. Se suponía que el Reino de Italia estuvo en el "bando ganador" pero sus nacionales se sintieron perjudicados (si no robados) por el Tratado de Versalles (1919), el botín de guerra se repartirían de preferencia Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Italia "contribuyó" en la matanza europea con más de millón y medio de bajas. 


El fascismo nace en Europa, expresa la ideología de la supremacía europea (sinarquía), Italia era una potencia imperialista débil e inestable, más aun tras la Gran Guerra por lo que se auguraba el éxito de un levantamiento obrero, los socialistas no asumieron el liderazgo permitiendo que se abran las puertas de la contrarrevolución. Esas fuerzas de la reacción: los Arditi (red de mercenarios anti-trabajo dirigidos por ex oficiales del ejército) y los fascistas de Benito Mussolini de ideología procapitalista, tolerados por la policía y el ejército actuaron como milicias asesinas antiobreras.


                      Mussolini, a inicios de los años 20 (foto colorizada)

Ingenuamente el Partido Socialista esperaba que el Estado controlara a los fascistas desistiendo crear una autodefensa organizada, rechazaron entrar en el gobierno (el parlamento democrático aprobó leyes y reglamentos dirigidos contra los fascistas). El Partido Comunista Italiano (escisión de los socialistas desde 1921) estaba a favor de la autodefensa contra los fascistas pero sin alianzas y solo cuando eran atacados, se mantuvo en gran medida al margen de la lucha. Una autodefensa de base, los Arditi del Popolo (comandos del pueblo), sin apoyo de comunistas y socialistas se enfrentaron a los fascistas financiados por la clase dominante y apoyados por el ejército. Aun así, los Arditi del Popolo ganaron batallas campales en varias ocasiones. La clase obrera unida pudo haber tomado la delantera.

Muy tarde, en 1923, la Internacional Comunista adoptó una estrategia para resistir al fascismo: Autodefensa obrera contra la violencia fascista: no a través del terror individual, sino a través de la Acción del "Frente Unido o Frente Popular" contra el fascismo. Insistieron en rechazar un bloque junto a otros partidos para el gobierno. Todo eso ya no importaba, "a fines de 1922 los fascistas consumaron su guerra civil unilateral con un acuerdo parlamentario, en el que fueron nombrados para el gobierno por el rey y los principales partidos capitalistas. Durante la media década que siguió, el régimen fascista se endureció en una dictadura totalitaria que duró hasta 1943".

La izquierda olvidó cual era la esencia de la doctrina fascista: racismo, xenofobia, nacionalismo agresivo basado en planes para la conquista de los eslavos del sur, griegos, turcos, africanos vistos como pueblos inferiores. La respuesta de la izquierda italiana tras 15 años de fascismo en el poder "fue el aislamiento sectario y una supuesta alianza para la reforma progresista o un frente unido para llevar a los trabajadores al poder. Mucho discurso y pocos hechos". Socialistas y comunistas únicamente pasarían a la acción al oponerse a las pretensiones imperiales (invasión de Abisinia 1935) y como fuerza de resistencia efectiva tras la ocupación militar alemana de Italia en 1943. (John Riddell, en ¿Cómo respondieron los socialistas en Italia al advenimiento del fascismo?)




Al igual que la Alemania de Weimar, Italia vio aparecer a una especie de Hitler y asociados, se dio el "lujo", con una década de anticipación, de implantar un sistema corporativista que venía siendo pregonado por la gran industria y sectores financieros de Europa desde el siglo pasado, el sinarquismo internacional. Ya hemos revisado en ponencias anteriores como una "enfermedad" francesa -sinarquía- caló en el Reino de Italia de posguerra, pero allí se conocería como fascismo y luego se llamaría nacional-socialismo en el Imperio Alemán.

A estas alturas del siglo XXI parece que muchos académicos e historiadores quieren ignorar que un tal Benito Mussolini marchó hacia Roma y asumió el gobierno como un acto "extraordinario" ante la decepción de los gobiernos liberales de antes y después de la primera posguerra, pocos reconocen que se trató de un encubierto golpe de estado por el cual se garantizaba al rey de Italia, Víctor Manuel III, un primer ministro manejando el gobierno italiano que prevendría una posible revolución popular

Los historiadores suelen eludir el tema del auspicio del círculo sinarquista europeo que vio en Mussolini a "un oportunista cínico, un operador astuto que poseía notables habilidades periodísticas. El futuro Duce tenía una vena psicopática, como lo revelan sus ojos abultados y negros como el carbón y, a veces, su disposición tímida. Una buena enfermera psiquiátrica habría reconocido las señales de advertencia... estaba más preocupado que nada por sí mismo, y quería el poder por su propio bien".

En una ferviente Italia católica no cabía duda que la Iglesia sería un gran aliado de éste "desertor" de la rama socialista, para ello renunció a su anticatolicismo y tuvo que hacer lo mismo con sus creencias antimonárquicas; para demostrarlo estuvo decidido a inclinarse y ser vasallo del Rey de Italia, Víctor Manuel III, así como azotar con fuerza a la izquierda militante, tarea encargada a la milicia de los "Camisas Negras". Iglesia, monarquía, aristocracia, industria y banca, siempre hambrientas de poder lo cobijaron, sus intereses estaban garantizados a largo plazo.

David Kertzer, historiador y antropólogo, afirma que "el ingrediente clave para que Mussolini realmente se convirtiera en un dictador fue la Iglesia", sin ella su autocracia "no habría sucedido". (Kertzer citado por Alex Floyd, en "A Communion of Dictators Binds Fascism and the Catholic Church", Vineyard Gazette,30 de julio de 2015). Por otro lado, Shane Quinn en "The History of US and British Support to Mussolini’s Fascism" (La historia del apoyo estadounidense y británico al fascismo de Mussolini, Global Research, enero 2021 y base de este resumen de textos) recalca los mitos creados por apologistas católicos romanos y que continúan hoy con el trillado discurso de que "los líderes religiosos estaban en contra del fascismo desde el principio". De hecho, el caso fue al contrario.

"La Iglesia se incorporó al estado bajo Mussolini" (Kertzer), mientras que el Duce y el Papa Pío XI "llegaron a depender el uno del otro, en cierto sentido". Cuando Mussolini asumió el poder nominal recibió el respaldo de las potencias occidentales. El peligro bolchevique ya no sería preocupación. Obrado el "milagro", las corporaciones estadounidenses acudieron en masa, el apoyo financiero y las inversiones en la Italia de Mussolini crecieron, se les ofreció liquidar su deuda de posguerra en favorables condiciones. 


"Satan Leads the Ball", Arthur Szyk, 1942 (haga click sobre la imagen para mayor resolución)

Al igual que las huestes hitlerianas un decenio después, el régimen fascista acabó con la protesta laboral. A finales de 1923 se podía confirmar que "durante los últimos 12 meses no ha habido una sola huelga en toda Italia". Henry Fletcher, embajador de Estados Unidos en Italia desde 1924 y el secretario de Estado Frank Kellogg estaban conformes: la elección en Italia es "entre Mussolini y el fascismo y Giolitti y el socialismo", ya sabemos que prefirieron. Los estadounidenses remarcaron que la oposición a Mussolini se integraba por "comunistas, socialistas y anarquistas" a quienes debía impedirse alcanzar el poder por ser la amenaza "a la supervivencia misma del orden capitalista".

En 1923, Mussolini causó una gran y favorable impresión, el representante del Morgan Bank, Nelson Dean Jay, señalaba el discurso de apertura en la Cámara de Comercio Internacional en Roma por parte del Duce quien expresó que era hora de que los gobiernos europeos privatizaran las empresas que habían sido nacionalizadas durante la Primera Guerra Mundial. (El líder militar alemán, Erich Ludendorff, cuyo reinado se expandió por la mayor parte de Europa en la guerra, había nacionalizado una serie de industrias en Europa central y oriental. Este proceso, de colocar la industria bajo control estatal, se revirtió más tarde después de que Ludendorff se viera obligado a renunciar al final de la guerra. Para las élites occidentales, la privatización gobernaba. (Quinn).

Con la Gran Depresión en toda Europa desde principios de 1930, el régimen de Mussolini recibió elogios aún mayores de los círculos del establishment. "El bienestar futuro de Italia es seguro, ya que humanamente podría estar en manos de Mussolini, pero si algo le sucediera, ¿entonces qué?" (Alexander Kirk, diplomático estadounidense,1932)


La prensa estadounidense derrochaba elogios en Mussolini en los años 20 y 30. Aquí apenas una modesta muestra. 

El artículo de Shane Quinn ahonda en datos: "En 1933, la revista New York Times magazine señaló con aprobación, "no hay ninguna condición limitante impuesta a ningún proyecto fascista" en Italia y "todo lo que Mussolini ordena se ejecuta sin ser obstaculizado por problemas, prácticos o financieros". La revista Fortune, con sede en Nueva York, una importante revista de negocios de Estados Unidos, dedicó un número especial completo a la Italia fascista en 1934. Declaró que, "Los Wops se están desenrollando a sí mismos". Un "wop" es un término despectivo para un italiano, y el titular sugería que bajo Mussolini el pueblo italiano ya no es atrasado y sombrío".

En el mundo real de esos tiempos fascistas gobernado desde Roma bajo tutela del Rey, la "estrategia" totalitaria del gobierno del Duce no funcionaba tan bien como informaban los diplomáticos y políticos estadounidenses. Por ejemplo, "entre 1925 y 1938, el plan económico de Mussolini había reducido los salarios reales de los trabajadores italianos en un 11%. Antes de la Gran Depresión el número de desempleados italianos bajo Mussolini aumentaron más del doble en dos años, de 181.000 sin trabajo en 1926 a 439.000 en 1928. En 1932, más de 1.1 millones de italianos estarían desempleados", esto bajo la "inmunidad" de la Italia fascista a la Depresión. Las políticas de Mussolini también habían elevado el costo de producción, el Duce pudo mantener la moneda estable solo porque tomó medidas drásticas, como incurrir en inflaciones severas seguidas de deflaciones. La deuda nacional en la Italia de Mussolini crecía año tras año, mientras que colocaba a la economía italiana cada vez más en pie de guerra, estaba tratando de crear un Imperio Romano del siglo XX por la fuerza de las armas. "Los funcionarios estadounidenses, impresionados por la estabilidad política de Italia, ignoraron tales advertencias de los problemas". (David F. Schmitz, Los Estados Unidos y la Italia fascista, 1922-1940, University of North Carolina Press, 30 de enero de 1988, Capítulo 5, Italia y la Gran Depresión, citado por Quinn)


Mussolini y otros líderes fascistas europeos en la pluma de los geniales Kukriniksy

Henry Stimson, Secretario de Estado de los Estados Unidos y futuro Secretario de Guerra, dijo en 1933 que "las relaciones estadounidenses con Italia eran del carácter más cordial". Después de la Segunda Guerra Mundial, Stimson recordó que él y el presidente estadounidense Herbert Hoover creían que Mussolini era "un líder sólido y útil". Cuando el general estadounidense Smedley Butler hizo comentarios poco halagüeños sobre Mussolini en 1931, Stimson llegó a iniciar procedimientos judiciales en su contra.

Franklin D. Roosevelt calificó a Mussolini como un "admirable caballero italiano" en 1933, mientras continuaba el apoyo de Washington al dictador. El embajador de Roosevelt en Italia, Breckinridge Long, se mostró entusiasmado con el "nuevo experimento de gobierno" que presentó el fascismo y que "funciona con más éxito en Italia".

El Departamento de Estado de los Estados Unidos consideró que la invasión asesina de Mussolini a Etiopía en 1935 fue un logro "magnífico", y que los Camisas Negras "sacaron el orden del caos, la disciplina de la licencia y la solvencia de la bancarrota". En 1937, el Departamento de Estado consideró tanto el fascismo italiano como el alemán como movimientos políticos que "deben tener éxito o las masas, esta vez reforzadas por las clases medias desilusionadas, volverán a girar a la izquierda". (Noam Chomsky, Hegemonía o supervivencia: la búsqueda de Estados Unidos por el dominio global, Penguin, 1 de enero de 2004, p. 68, citado por Quinn).


Abisinia (Etiopía) amenazada por Italia. Mussolini, dictador fascista gritando por teléfono, 9 mayo 1936, que Italia tiene un imperio. Caricatura de 'Le Canard en chaine', París, 1936


En 1939, cuando se avecinaba una nueva guerra, el presidente Roosevelt dijo que el fascismo italiano era "de gran importancia para el mundo", pero que "todavía estaba en la etapa experimental". Por ejemplo, Thomas Lamont y poderosos banqueros estadounidenses multimillonarios, eran fervientes admiradores de Mussolini. Lamont, socio de la institución bancaria estadounidense J.P. Morgan, llamó a Mussolini "un tipo muy honrado" que había "hecho un gran trabajo para Italia" con sus "ideas sólidas". Otto Kahn, otro influyente banquero estadounidense, elogió a Italia bajo "la guía clara y magistral de ese hombre notable, Benito Mussolini".

El respaldo a Mussolini también se extendió por todo el establishment británico. Los lazos de Mussolini con Londres, de hecho, datan de 1917, cuando fue contratado en el otoño de ese año como agente británico por el MI5, el servicio de inteligencia. Mussolini, entonces de 34 años, como editor del periódico Il Popolo d'Italia en Milán, recibió £ 100 a la semana por parte del MI5 durante al menos un año, lo que equivale a £ 7.000 semanales en la actualidad. Estos pagos fueron dispensados para asegurar que Mussolini continuaría publicando artículos belicistas, instando a Italia a permanecer en el lado aliado contra Alemania.

Los fondos británicos a Mussolini fueron autorizados por el político conservador Samuel Hoare, hombre del MI5 en Roma. Mussolini le dijo a Hoare, que enviaría a veteranos del ejército italiano a golpear a los manifestantes por la paz, una noticia que aparentemente no desanimó a sus pagadores británicos.


Benito Mussolini satirizado por artistas como Arthur Szyk y los Kukryniksy

El dictador de Italia recibió aplausos entusiastas de estadistas británicos de alto rango, como el diputado del Partido Conservador Winston Churchill. En 1927, Churchill, como Ministro de Hacienda, se embarcó en una visita a Roma, donde conoció al Duce. Churchill posteriormente informó a la prensa: "No pude evitar estar encantado, como tantas otras personas, por el porte suave y sencillo del Signor Mussolini y por su pose tranquila y distante, a pesar de tantos peligros y cargas... Su único pensamiento es el bienestar duradero del pueblo italiano… Es perfectamente absurdo declarar que el gobierno italiano no descansa sobre una base popular o que no se sostiene en el consenso activo y práctico de las grandes masas... Si hubiera sido italiano, estoy seguro de que debería haber estado de todo corazón con ustedes de principio a fin, en su lucha triunfal contra los apetitos y pasiones bestiales del leninismo... Desde un punto de vista externo, vuestro movimiento ha hecho un gran servicio al mundo entero".

El "Signor Mussolini" solo se convertiría en un problema para Churchill y sus colegas en las últimas etapas de su gobierno fascista, cuando los intereses británicos se vieron amenazados por las ambiciones coloniales del dictador italiano y su nuevo amigo alemán

Todo esto nos lleva a...

El final del Duce

Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt se reunieron en la Conferencia de Casablanca, 14-24 de enero de 1943 (Stalin fue invitado pero no  asistió debido a la feroz batalla por Stalingrado que tenía lugar en esos momentos). En Casablanca se decidió invadir Sicilia, sabiamente se calculó que ello derrumbaría a Mussolini y los Aliados occidentales obtendrían el control del mar Mediterráneo. La invasión de Sicilia comenzó el 10 de julio de 1943. Entre el 25 y 26 de julio, el primer ministro Mussolini es derrocado y detenido por el propio Gran Consejo del Fascismo, el control de las fuerzas armadas italianas pasan al rey Víctor Manuel III. Hitler parece no darse cuenta de la traición italiana hasta inicios de septiembre cuando ordena la ocupación de Italia y el desarme del ejército italiano.


Elocuente caricatura soviética titulada "Opereta", de la famosa serie Windows TASS, No. 836, 1943


Durante la ocupación alemana los italianos conocieron la brutalidad de la Gestapo, las unidades alemanes mataron a cientos de ciudadanos romanos, desde el Vaticano el Papa Pío XII permanecía en silencio. No está demás recordar que muchos historiadores atribuyen el silencio del Papa a su visión personal del mundo (y de la Iglesia), según él la Unión Soviética y el comunismo antes que los nazis eran mayores amenazas para el cristianismo. Pío XII no protestó cuando los alemanes entraron en Roma, seguramente creía que el mundo debía ser protegido de la amenaza comunista.

El 4 de junio de 1944 marcó el final de la ocupación nazi de Roma, cuna de la civilización occidental. Roma fue liberada por las fuerzas aliadas bajo el mando del general Clark de los Estados Unidos. En ese momento Italia tenía dos gobiernos separados. La República Social Italiana (República de Saló), dirigido por un ya títere de las fuerzas alemanas, Benito Mussolini, en el norte; y, el gobierno del mariscal Pietro Badoglio, partidario de las Fuerzas Aliadas. Italia era miembro oficial de las Fuerzas Aliadas desde septiembre de 1943.


"La Liberación de Roma", TASS No. 1001, 21 de junio de 1944, obra del artista soviético Pavel Sokolov-Skalya. 

En 1945, con los aliados avanzando hacia el norte de Italia por la retirada alemana, ¿qué más podía hacer Mussolini?, unirse a la derrotada marcha, y eso sucedió el 25 de abril de 1945 (un año después esta fecha será oficial para recordar la Liberación de Italia o Fiesta de la Liberación, Aniversario de la Resistencia, en que se conmemora el fin de la ocupación nazi del país y el final de la guerra mundial en Italia). 

Ese día de 1945 el Duce todavía tenía cierto sarcasmo dentro de su abatida alma, huyó con glamour de Milán, montado en el majestuoso y rojo Alfa Romeo 6C 2500 Sport Berlinetta que había obsequiado a su amante. Su objetivo, huir a Suiza dejando su imperio fascista derrotado. (El Alfa Romeo Pescara Spyder 2300 de 1935 era el coche preferido del 'Duce'. El jefe del estado fascista pagó 50.000 liras de la época, equivalente a 250.000 euros de hoy en día). 

En circunstancias tan catastróficas huir en un Alfa Romeo rojo no era una buena idea, al día siguiente, 26 de abril de 1945, muy a su pesar, la pareja de amantes descartaron el lujoso vehículo para enlistarse en una caravana de las SS que también quería cruzar la frontera con Suiza. El siguiente paso programado en la mente de Mussolini, una vez en territorio neutral suizo, era tomar un avión que le llevaría donde su colega en la España fascista, los dominios de Franco, el Duce podría garantizarse un refugio seguro.


Yuliy Ganf, artista soviético, representa en "Se fue sin bota" (Revista Krokodil No. 32, 1943) a Adolf Hitler después que las Fuerzas Aliadas invadieran y conquistaran parte de Italia en 1943, dejando a Hitler sin la "ayuda" italiana. Se puede ver en la caricatura un retrato del depuesto dictador Benito Mussolini


Las negociaciones de la retirada alemana estaban aseguradas, a pesar que la firma de capitulación aún estaba pendiente (rendición final de las fuerzas alemanas combinadas en Italia se dio el 2 de mayo de 1945). No habría combates, las fuerzas guerrilleras italianas podían revisar y permitir a las unidades alemanas avanzar ilesas, solo había una pequeña condición... "Siempre que entregaran a sus compatriotas ocultos". El 27 de abril de 1945, el convoy de las SS que ocultaba a Mussolini tuvo que detenerse ante uno de los varios puestos de control de los partisanos comunistas italianos, a unas 30 millas de la frontera suiza, cerca del pueblo de Dongo, en la costa noroeste del lago de Como. La Petacci, aun no reconocida, había sido detenida ya en un control anterior. 

En esta inspección, en la parte trasera de un camión alemán se escondía Mussolini, llevaba un abrigo y un casco alemanes y gafas de sol, fingiendo dormir. Sin embargo, sus inusuales rasgos distintivos, edad, mandíbula cuadrada y boca ancha, traicionaron al Duce, fue identificado de inmediato. Mussolini llevaba consigo una metralleta y pistola, no hizo ningún intento de disparar. "Parecía completamente carente de voluntad, espiritualmente muerto, su rostro revelaba agotamiento absoluto pero no miedo", recordó su captor. En enero de 1945, Mussolini dijo: "Hace siete años, era una persona interesante. Ahora, soy poco más que un cadáver ... He terminado. Mi estrella ha caído. No me queda pelea en mí. Trabajo y lo intento, pero se que todo es una farsa".


Dos interesantes trabajos de Arthur Szyk. Izquierda: "Madness" (locura), 1941 y "He who rules by the sword" (el que gobierna a espada), 1943 

La detención de Mussolini causó un dilema, la dirección del Comité de Liberación Nacional (CLN) anunció por radio que su decisión era fusilar a Mussolini "como un perro rabioso". Ni más ni menos, un futuro presidente de Italia fue el encargado de comunicarlo, Sandro Pertini. Esto contradecía el armisticio suscrito por Pietro Badoglio el 29 de septiembre de 1943 en que se prometió al general Eisenhower que "Benito Mussolini, sus principales asociados fascistas y todas las personas sospechosas de haber cometido crímenes de guerra o delitos similares, cuyos nombres figuran en las listas que serán comunicadas por las Naciones Unidas y que ahora o en el futuro están en territorio controlado por el comando militar aliado o por el gobierno italiano, serán arrestados de inmediato y entregados a las fuerzas de las Naciones Unidas".

En ese sentido, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) estadounidense remitió un telegrama solicitando que los miembros del gobierno de la República de Saló fueran entregados a las fuerzas Aliadas, según el armisticio firmado... Al día siguiente, 28 de abril de 1945, el CLN envió un comando a Como, debían llevar a término la ejecución de Mussolini. Otra razón argumentada era que el secretario general del Partido Comunista Italiano había ordenado la ejecución del Duce incluso antes de su captura (a través de mensaje radial el 26 de abril de 1945).


Izquierda, "Cinco líderes del Eje" (autor desconocido, 1939-1945); a la derecha, caricatura soviética de 1953, del artista Boris Efimov. Abajo, el funeral del Duce, por Kukryniksy

Mussolini y Petacci fueron ejecutados. El 29 de abril sus cuerpos fueron descargados en Milán, en la plaza de la ciudad de Piazzale Loreto, sus cuerpos fueron pasto de la cólera popular y colgados por sus talones fuera de una estación de servicio en construcción. Como anécdota, en agosto de 1944, en ese preciso lugar, Mussolini supervisó la muerte de 15 partisanos. No obstante, su final tuvo matices más ignominiosos. (La historia de la captura de Mussolini es muy conocida, no insistiremos en mayores detalles).

En la tarde del 29 de abril de 1945, con las tropas soviéticas rodeando la Cancillería del Imperio (Reich), Hitler es informado por radio del destino de Mussolini. Suele darse por hecho que Hitler exclamó: "¡Esto nunca me sucederá a mí!" El destino de su amigo italiano habrá reafirmado la determinación del jefe nazi de no permitir ser capturado, la decisión de suicidarse ya la había tomado y no permitiría que sus enemigos profanen su cuerpo e impidiendo que sus restos se conviertan en un espectáculo. Según Albert Speer, el 23 de abril de 1945, Hitler le dijo que: "No lucharé personalmente. Siempre existe el peligro de que solo me hieren y caiga vivo en manos de los rusos. Tampoco quiero que mis enemigos deshonren mi cuerpo". 


Tres caricaturas de los Kukryniksy: Arriba: "Después de Túnez ...", TASS No. 728, 1943; y, "Hubo un grito cerca de Orel y resonó en Roma", TASS No. 778, 1943. Abajo: "Nueva Europa", TASS No.1079, 1944.


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Lecturas recomendadas en las dos publicaciones:




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