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24 febrero 2021

Escenas de "Highway of Death". Irak 1991


El presidente George H.W. Bush junto a Norman Schwarzkopf en Arabia Saudí (foto ilustrativa)

por Tito Andino

La "Autopista de la muerte". 

25-27 de febrero de 1991. 

Primera Guerra del Golfo 


Soldado iraquí 

Localización: Autopista de seis carriles que conecta la Ciudad de Kuwait y la ciudad de Al Jahra (Kuwait) con las ciudades iraquíes fronterizas de Abdali y Safwan y de allí con Basora. Denominación oficial: Autopista 80.

Actores: 

- Aeronaves y fuerzas terrestres estadounidenses y canadienses en la noche del 26–27 de febrero de 1991

- Personal militar, civil y refugiados, tanto iraquíes como kuwaities (incluso se habla de rehenes o escudos humanos). Se estima una columna de cerca de treinta mil personas en retirada, tal lo acordado con la ONU.

Víctimas: Las cifras varían según el punto de vista de los actores. Para diversas fuentes estadounidenses una cifra máxima sobrepasa los mil muertos o menos (sin hablar de la ridícula cifra que emiten las fuerzas armadas de los EEUU)

Estimaciones del mundo del periodismo y otras fuentes (incluidas iraquíes): entre 10.000 y 15.000 el número fatal de bajas, al contabilizarse no solo la acción principal del ataque: bombardeo y ametrallamiento en la autopista 80; se reconoce como parte de la misma acción la persecusión de los iraquíes que huían al desierto luego del masivo ataque y de la ejecución de centenas de tropas iraquíes que se rindieron en esa zona.

Dada la naturaleza de los hechos muchos han preferido declarar el caso con un número desconocido de muertos, pudiéndose estimar en más de 2.000 los soldados iraquíes capturados. 

Material destruido: vehículos militares y civiles. Tampoco existen cifras precisas, se estima entre 1.800-2.700.




Crímenes de guerra

En “Conspirators Hierarchy: The Story of the Committee of 300” (El Club de los 300,  en versión castellana), John Coleman señala sobre este episodio: 

 

"Nos dicen que ganamos la Guerra del Golfo. Sin embargo, la amplia mayoría de los estadounidenses no repara en que la ganamos a costa de la dignidad y el honor de nuestra nación, que yacen pudriéndose en las arenas del desierto de Kuwait e Irak, junto a los cadáveres de las tropas iraquíes a las que aniquilamos en la retirada previamente acordada de Kuwait y de Basora. No fuimos capaces de cumplir la palabra empeñada de que nos atendríamos a la convención de Ginebra y no los atacaríamos. "¿Qué prefieren - preguntaron los que nos manejan -, victoria o dignidad? No se pueden tener las dos cosas a la vez".



Es un evidente caso de crímenes de guerra en contra de las fuerzas iraquíes a quienes el mando político-militar ordenó la retirada de Kuwait. De forma oficial, el gobierno y el alto mando de las fuerzas armadas de Irak anunciaron la retirada de sus tropas de Kuwait el 21 de febrero de 1991. Gran parte de las tropas de ocupación pudieron abandonar (o escapar) rumbo a Basora por diversas rutas (Estados Unidos estima que entre 70 y 80 mil soldados así lo hicieron).



Sin embargo, lo ocurrido entre los días 25 - 27 de febrero de 1991 alcanzó un dramático desenlace. Una caravana iraquí salió de  Kuwait desde el día 25, el grueso de las tropas iraquíes inició la evacuación el 26 por la tarde, la columna -debido a la alta densidad de tráfico- se dividió, una por la nombrada autopista 80 y otra por la ruta costera del lago Hammar. Se pretendía llegar a la ciudad de Basora, no era exclusivamente un convoy militar, a más de tanques y vehículos militares se integraba de vehículos particulares, autobuses, camiones, furgonetas, etc, transportando militares y civiles.

 


El US Navy permitió que los vehículos salieran de la ciudad Al Jahra (Kuwait), entonces el mando dispuso que escuadrillas de ocho aviones ataquen cada quince minutos, el bombardeo y ametrallamiento duró interminables horas, "machacaron la carretera, volviendo a la acción tan rápido como eran rearmados en sus bases, destrozando vehículos, convirtiendo los tanques en chatarra, y los vehículos en montones de metal ennegrecido por el fuego. Los cadáveres iraquíes quedaron grotescamente calcinados". Muchos habían abandonado el convoy al percatarse de la presencia de las aeronaves, esa gente fue perseguida, bombardeada y ametrallada en el desierto. El raid aéreo estadounidense contra el convoy en la autopista 80 provocó una matanza, la totalidad de la columna fue destruida. 



Las evidencias documentales, incluso de periodistas y testigos estadounidenses, afirman que vehículos blindados Bradley de la Primera Brigada de la 24ª División de Infantería abrió fuego el 27 de febrero contra un grupo de más de 350 soldados iraquíes desarmados que se habían rendido en un retén militar improvisado después de huir de la devastación en la autopista 80. 


La polémica.




Tras la Resolución de la ONU No. 660, el 21 de febrero de 1991, Saddam Hussein ordena al ejército iraquí de ocupación de Kuwait la retirada hacia sus bases. Hussein, además, aceptó firmar un alto el fuego. Para que las cosas sean más claras, Hussein ratificó a través de radio Bagdad, el 26 de febrero, que la orden de retirada de todas las tropas a las posiciones anteriores al 2 de agosto de 1990 se había impartido con antelación y se cumplía por diferentes sitios.

No obstante, las acciones militares de los Estados Unidos y sus Aliados deliberadamente proseguían su curso. El presidente Bush (padre) no quería dejar al ejército de tierra sin entrar en acción, dijo que “no había evidencia que sugiriera que el ejército iraquí se retira” tras una larga campaña de fuertes bombardeos en plena retaguardia (más de un mes) y que fue ampliándose a las líneas del frente. La aplastante victoria era incuestionable. Las operaciones terrestres - aunque necesarias no se justificaban ya en términos estratégicos -. Solamente después que sus fuerzas de tierra tuvieron algo de acción Bush impartió la orden de alto el fuego, eso fue el 28 de febrero, oficialmente lo concretará el 3 de marzo.




Hay quienes siguen cuestionándose si estos actos, ¿constituyen o no crímenes de guerra por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en contra de militares y civiles de Irak?. Técnica y jurídicamente la guerra había terminado. No se necesita ser un experto, ni un jurista internacional para comprender que los soldados iraquíes en retirada junto a civiles y convoyes mixtos volvían a casa tal como se les ordenó, la orden también exigía bajar las armas. En algo más de un par de horas, fueron masacrados miles de personas, tanto militares como civiles, sin opción a rendirse. Eso constituye un crimen de guerra, conforme los Convenios de Ginebra.




Una semana antes de que aconteciera la masacre se había asegurado en la Casa Blanca que las fuerzas estadounidenses no atacarían a un ejército en retirada; sin embargo, desde la mañana del 26 de febrero del portaaviones USS Ranger partían misiones de bombardeo contra los convoys en retirada, para el efecto se utilizaron los A-10 y los S-3 Viking cargados con bombas de racimo de 225 kilos, helicópteros Apache y Cobra. 




El artículo "Irak: la larga noche de los tiburones" hace una dramática descripción de los acontecimientos en la "autopista de la muerte": "La columna la componían unos dos mil vehículos militares, entre tanques y blindados, camiones, automóviles y autobuses civiles, que viajaban en orden y con claras señales de no estar en actitud bélica. Los vehículos no solo iban con las rigurosas banderas blancas, sino también con las torretas de los blindados abiertas -“en formación de viaje”-, cumpliendo con lo que estipulan las normas internacionales de la retirada; llevaban sus cañones invertidos y asegurados, en una posición conocida como “bloqueo de viaje”, según lo declarado por el sargento Stuart Hirstein del 124º Batallón de Inteligencia Militar estadounidense. “Los tanques y sus armas no estaban en posición comprometida –recordó el sargento-. Los miembros de la tripulación iraquí viajaban sentados en el exterior de sus vehículos, tomando sol. Nadie estaba en las ametralladoras”.

A pesar de que los tripulantes de los helicópteros Apache informaron que "el enemigo no está disparando, están saltando a las zanjas para esconderse”, el ataque prosiguió.

 



Un alto comandante de Marines describió la operación sobre la autopista 80 como una “sesión de tiro al pato hasta que el clima lo permitió”. Horas antes de la batalla de Junkyard (como también se conoce al bombardeo en la "autopista de la muerte"), entre el 24 y el 25 de febrero, "tropas terrestres norteamericanas, comandadas por el general Barry McCaffrey, habían asesinado a unos ocho mil soldados de Saddam Hussein, a pesar de que se habían rendido. En su enorme mayoría, eran reclutas bisoños y no las experimentadas tropas de la Guardia Republicana, como algunos medios aseguraban. Vehículos de combate Bradley y transportes de tropa blindados Vulcan se apostaron en los bordes de la trinchera iraquí, ejecutaron a casi ocho mil soldados ya rendidos, al tiempo que, utilizando tanques M1-A1 y retroexcavadoras especialmente acondicionadas para mover grandes cantidades de arena, eran enterrados, muchos todavía vivos y todavía tratando de rendirse". Eso lo confirmó el Coronel Lon Maggart, comandante de la 1ª División de Infantería Mecanizada en declaraciones al "Newsday" de New York.

 



Norman Schwarzkopf había ordenado flanquear Irak en una enorme operación para cerrar una tenaza alrededor de Kuwait, su orden era no “permitir que nadie ni nada salga de Kuwait”. Años después, el "héroe" de guerra, justificando la matanza de la autopista 80 dijo cínicamente: “no se trata de un grupo de personas inocentes que intentaban cruzar la frontera con Irak. Este era un grupo de violadores, asesinos y matones que habían violado y saqueado el centro de la ciudad de Kuwait y ahora intentaban salir del país antes de que los atraparan”.

"Stormin Norman" (Schwarzkopf) se vio obligado a parar en seco la ofensiva terrestre al cuarto día. ¿Por qué?, nada menos que la CNN estaba editando las imágenes de la masacre en la "la autopista de la muerte". Por su parte, Colin Powell, jefe del Estado Mayor, pidió a George Bush (padre) parar la ofensiva ya que las imágenes de la CNN eran contrarias al supuesto principio de la "guerra inteligente" o "guerra limpia"' que habían transmitido como mensaje para tranquilizar a la opinión pública mundial. Powell, antes del inicio de “Tormenta del Desierto”, expresó que “haría que el mundo se aterrara... bloquearles el paso y matarlos”. Algunos medios estadounidenses afirman que el General Barry McCaffrey (futuro 'zar antidrogas' de Bill Clinton) prosigió por su cuenta la guerra atacando las fuerzas iraquíes en retirada. No necesitamos ser estrategas para darnos cuenta que esa acción fue un hecho planeado y coordinado. En los Estados Unidos se habló de tal suceso como una “escaramuza” entre las tropas iraquíes y estadounidenses.




El Derecho Internacional de Tiempos de Guerra y el Derecho Humanitario en general, estipulan en base a la Convención de Ginebra de 1949, que tales actos violaron el referido Convenio, en particular el Artículo Común III que prohíbe el asesinato de soldados que hayan depuesto las armas. A pesar de las evidencias de los crímenes de guerra, nadie pagó por ellos. Estados Unidos considera esa retirada como táctica, afirman que esas tropas volverían a reagruparse y presentar batalla, lo que contradice las órdenes de Hussein (retirada y alto al fuego garantizado por la ONU). 

Michael Kelly, periodista del Washington Post, que en 2003 sería el primer reportero muerto en la Segunda Guerra del Golfo, llegó el 10 de marzo de 1991 a la ruta 80, describió que cientos de vehículos aparecían calcinados e infinidad de cuerpos masacrados y abrasados por el napalm. Los cuerpos sin vida, esparcidos en todas direcciones, simplemente parecían dormir; otros estaban congelados en actitudes desesperadas de fuga y horror.




Los relatos de los soldados norteamericanos que llegaron hasta los lugares después de la masacre -tanto en la carretera 80 como en la ruta de la costa- son espeluznantes: describen lagunas de sangre, mutilación de los cuerpos, personas calcinadas y restos humanos esparcidos a más de cien metros de distancia. Los restos de los vehículos atacados quedaron esparcidos en un círculo de entre ocho y once kilómetros. Los primeros pilotos británicos que sobrevolaron la zona, al retornar indignados a sus bases, hicieron serios cuestionamientos a sus mandos y se negaron a participar en nuevas misiones, a pesar de haber sido amenazados con ser llevados a un tribunal militar. Las órdenes de la fuerza aérea seguía siendo "encontrar y eliminar todo lo que se moviera".


 

"Dicen que en la guerra nadie quiere ser el malo y verdugo. La pena es que siempre hay inocentes y víctimas. Cientos de ellas. Aunque lo peor de todo es que en la guerra solo se entierran personas que en su mayoría nunca supieron por qué demonios estaban allí".

 


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* Las fotografías son tomadas de diversos medios.

Irak: la larga noche de los tiburones

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