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19 abril 2021

Teorías de la guerra: Psicología, ideología y religión

 

Tríptico "Der Krieg" (La Guerra) Museo Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde - Alemania. Técnica Óleo. Autor: Otto Dix, 1932


Viene de: La correspondencia Freud-Einstein de 1932


Prólogo del editor del blog


Recordemos que Sigmund Freud y Albert Einstein en 1932 mantuvieron una correspondencia poco conocida sobre la violencia, la paz y la naturaleza humana que sería publicada y conocida más adelante como "¿Por qué la guerra?". El lector habrá concluido que tal diálogo fue infructuoso. Deficiencias y contradicciones en las hipótesis de Freud, llevaron al fracaso para "desentrañar el conflicto". Tampoco Einstein era genial en este campo del conocimiento humano.  


Tampoco fueron aquellos ilustres personajes los que se plantearon por primera vez resolver la ecuación "¿Por qué la guerra?". El tema ha sido materia de reflexión durante siglos, todas han fracasado. Comprender y prevenir las guerras suena a una inmensa utopía, un estéril e inútil esfuerzo intelictivo. Sin entrar en razonamientos filosóficos: Es nuestra naturaleza, es el instinto primario, atavismo genético de sobrevivencia (para variar también ahora cuestionado); algo que ha sido observado desde las primigenias sociedades, es que los humanos codiciamos y seguiremos anhelando ser mejor que el otro, es algo que ni la religión institucionalizada ha conseguido moldear, aparte de aborregar a millones de seres para unos propósitos definidos.

La ciencia continúa decodificando la mente humana e intenta entenderla como órgano del pensamiento. Ni la filosofía, ni la psicología, tampoco la psiquiatría han "logrado comprender la profundidad emocional y la complejidad de la mente humana y las implicaciones de esto para hacer frente al conflicto y la violencia". 

Robert J. Burrowes en "¿Por qué la guerra?, Construyendo sobre el legado de Einstein, Freud y Gandhi" plantea que la violencia y la guerra también evolucionan, adoptan incontables nuevas formas, desde décadas atrás venimos hablando de la destrucción del medio ambiente como una de sus manifestaciones, "violencia ecológica", a la que sumamos la "violencia cultural" y la muy presente "violencia económica o financiera".  


"Las manos de la protesta", del magistral artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, 1968. La obra es la número 13 de la serie "Edad de la Ira", que consta de 130 cuadros, el maestro no llegó a cerrar la serie al expresar: “la violencia no termina nunca”. Impactado por las guerras y la injusticia social. La "Edad de la Ira" es su visión del sangriento siglo XX, el dolor y la miseria que acompaña a gran parte de la humanidad, es una denuncia contra la violencia que sufre el ser humano: desigualdad, hambre, tortura, guerra, genocidio, campos de la muerte, no tolerancia, dictaduras. La serie representa la lucha, la esperanza y la reivindicación de los más humildes, víctimas de la humillación.


Bien, existen excepcionales casos que ni el mismo Freud podría explicar. Mohandas Karamchand Gandhi y "la no violencia" intentó germinar su visión filosófica ante las manifestaciones de violencia y explotación, la satyagraha (empeñarse fervorosamente en la verdad -o lo que él entendió por verdad-). Es indiscutible que triunfó "su comprensión estratégica de la no violencia a la lucha por la independencia de la India contra el dominio colonial británico. Pero aunque Gandhi estaba feliz de reconocer su deuda con los que habían ido antes, no se avergonzó de proclamar la importancia de encontrar nuevas formas de avanzar: "Si queremos progresar, no debemos repetir la historia, sino hacer nueva historia. Debemos añadir a la herencia que dejaron nuestros antepasados".

Este rollo filosófico tiene mucha tela por cortar. El libro del profesor Domenico Losurdo "La non-violenza. Una storia fuori dal mito" (La Cultura de la No violencia, en castellano, 2011)  explora el concepto de no violencia y su uso en la historia contemporánea. Ideas preconcebidas a un lado, expone las ambigüedades del pensamiento de Gandhi. "Lo que a menudo ha sido una exigencia de carácter pacifista, también puede ser una manera de huir de las responsabilidades y se convierte hoy en un disfraz de la propaganda para justificar todo tipo de injerencias". (VER en este blog: Mito y realidades de la no violencia).

Hemos entendido muy poco y casi no hay más que desarrollar sobre las cuestionadas teorías freudianas, quizá, como reflexiona Burrowes, esto se debería a que el problema fundamental tiene que ver con los sentimientos (y, en relación con la violencia, en particular el miedo y la ira reprimida). La violencia es algo que generalmente se identifica como físico: involucra acciones como golpear y el uso de armas. Gandhi identificó la explotación como violencia y Johan Galtung elaboró ​​ese concepto con su noción de "violencia estructural"

Es interesante -aunque no compartida por muchos expertos- la hipótesis planteada por Burrowes: "Cuando culpamos, condenamos, insultamos, nos burlamos, avergonzamos, humillamos, aguijoneamos, engañamos, mentimos, sobornamos, chantajeamos, moralizamos con y / o juzgamos a un niño, ambos socavamos su sentido de sí mismo. Enseñamos a culpar, condenar, insultar, burlarse, avergonzar, humillar, incitar, engañar, mentir, sobornar, chantajear, moralizar y / o juzgar.

El resultado fundamental de ser bombardeado a lo largo de su infancia por esta violencia "invisible" consigue que el niño esté completamente abrumado por sentimientos de miedo, dolor, ira y tristeza (entre muchos otros). Sin embargo, los padres, maestros y otros adultos también interfieren activamente con la expresión de estos sentimientos y las respuestas conductuales que generan naturalmente y es esta violencia "completamente invisible" la que explica por qué ocurren realmente los resultados conductuales disfuncionales. Por ejemplo, ignorando a un niño cuando expresa sus sentimientos, consolando, tranquilizando o distrayendo a un niño cuando expresa sus sentimientos, riéndose o ridiculizando sus sentimientos, aterrorizando a un niño para que no exprese sus sentimientos (Ejemplo, gritándole cuando lloran o se enojan), y / o controlando violentamente un comportamiento generado por sus sentimientos (por ejemplo, golpeándolos, sujetándolos o encerrándolos en una habitación), el niño no tiene más remedio que suprimir inconscientemente su conciencia de estos sentimientos".

Verídico es que ningún mortal común se pondrá a filosofar ante el marco ejemplificado por el citado investigador. "Sin embargo -dice el estudioso-, una vez que un niño ha sido aterrorizado para que reprima la conciencia de sus sentimientos (en lugar de que se le permita tener sus sentimientos y actuar sobre ellos), el niño también ha suprimido inconscientemente su conciencia de la realidad que causó estos sentimientos. Esto tiene muchos resultados que son desastrosos para el individuo, para la sociedad y para la naturaleza porque el individuo ahora suprimirá fácilmente su conciencia de los sentimientos que le dirían cómo actuar de manera más funcional en cualquier circunstancia dada y progresivamente adquirirá una variedad fenomenal de sentimientos. Comportamientos disfuncionales, incluidos muchos que son violentos con ellos mismos, los demás y / o la Tierra. En algunos de estos individuos gravitará el trabajar en uno de los roles sociales que específicamente requiere, o justifica, el uso de 'violencia legitimada', como la violencia ejercida por policías, fiscales, magistrados y jueces, así como que infligidos por los militares. Otros, por supuesto, operarán fuera del ámbito de la violencia legitimada y serán etiquetados como "criminales".

De lo dicho por Burrowes, no debemos olvidar que -a pesar de lo drámatico que parece- sigue siendo una hipótesis, aceptada y rechazada. Rechazo que puede llevar implícito cierto grado de violencia asumido para descalificar tal tesis. Es poco probable que algún día se llegue  a asumir el siguiente postulado de Burrowes: "Si fuéramos criados sin violencia, seríamos naturalmente pacíficos y cooperativos, contentos de pasar nuestro tiempo buscando alcanzar nuestro potencial evolutivo único y nutrir el viaje de los demás, así como la vida misma, en lugar de simplemente convertirnos en el engranaje de otra persona, máquina militar u otra (burocrática o corporativa)". (Si está interesado en las características psicológicas del estudio de Burrowes sobre la violencia debería leer su análisis de "¿Por qué la violencia?").

A decir del mundo científico y del mismo sentido común nos conducimos por otra vía.... la naturaleza humana, el instinto atávico, etc; y, en el presente factores como la política, las relaciones interestatales y la economía global nos interna en el campo minado de los intereses geopolíticos de las superpotencias que, precisamente, se valen de la fuerza para imponer su visión "cooperativista" . 

Dado que en esta ocasión estamos en plan "psicoanalítico" revisemos un modesto aporte a la compleja temática que seguirá siendo investigada, lo que Robert J. Burrowes tiene que decir sobre psicología, ideología y religión.

T. Andino


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"Los Mutilados" de Oswaldo Guayasamín. Obra de seis paneles movibles dedicada a las víctimas de la Guerra Civil española, forma parte de la "Edad de la Ira". Los paneles se pueden intercambiar a cuantas combinaciones sean posibles (miles) y siempre coinciden unas con otras. Durante largos ocho años Guayasamín laboró este diseño. La obra se exhibe en "La capilla del hombre" en la ciudad de Quito - Ecuador

La psicología de la ideología y la religión

Robert J. Burrowes

       Global Research


Dos de los impulsores de los asuntos mundiales que se manifiestan en las decisiones diarias que afectan nuestras vidas son la ideología y la religión.


La ideología es el término ampliamente utilizado para describir el conjunto subyacente de valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina que dan forma al enfoque conductual de las actividades políticas, económicas, sociales, culturales y/o ecológicas de un individuo u organización. Esta organización podría ser un partido político, gobierno, corporación multinacional, grupo terrorista, organización no gubernamental, comunidad o grupo activista.

La religión generalmente describe la creencia en un poder de control sobrehumano que involucra a un Dios o dioses; implica un sistema de fe y adoración, así como, como la ideología, un conjunto subyacente de valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina que dan forma al enfoque conductual de las actividades políticas, económicas, sociales, culturales y/o ecológicas de un individuo u organización.

A nivel macroeconómico, hay ideologías mundiales o regionales como el capitalismo, el fascismo, el conservadurismo, el comunismo, el socialismo, el feminismo, el pacifismo y el ambientalismo, así como religiones como el budismo, el cristianismo, el hinduismo, el islam y el judaísmo. También hay variaciones de estas ideologías y religiones importantes. Pero incluso a nivel micro, el club de servicio local, la caridad del vecindario y el club deportivo opera de acuerdo con una ideología o religión que es compartida por sus miembros también.

Con frecuencia, una ideología o religión compartida es una manera funcional para que las personas afines se encuentren y trabajen juntas para lograr un objetivo compartido. Cuando esto ayuda a lograr un resultado social deseable, la ideología o religión compartida tiene un propósito valioso.


"El Consejo de los Dioses" de Rafael, 1517-1519, óleo sobre lienzo, representa a los dioses griegos. La creencia en fuerzas sobrenaturales que castigan los malos comportamientos apareció con el aumento de la complejidad social. La figura del dios vengativo surgió como una forma de gestionar conflictos y fomentar la cooperación. Los dioses no impulsaron el desarrollo de la sociedad, simplemente lo acompañaron. Esa es la conclusión de un estudio publicado en la revista Nature, que analiza el papel que desempeñaron las religiones con deidades moralizantes -dioses capaces de ver y castigar cualquier transgresión- en la aparición de las primeras civilizaciones. De acuerdo con los autores, fueron las prácticas rituales compartidas y no el miedo al castigo divino, lo que permitió a las primeras sociedades complejas mantener la cohesión. (Nota adicionada por el editor del blog. El texto corresponde al artículo de "El Mundo", "Las civilizaciones humanas son más antiguas que sus dioses" (20 marzo 2019)


Desafortunadamente, sin embargo, a menudo la ideología o religión compartida tiene una base disfuncional y el resultado es perjudicial tanto individual como socialmente con las consecuencias (violentas) que a veces repercuten en toda una sociedad nacional o incluso global. Por eso es útil entender la psicología de la ideología y la religión.

Cuando un niño es muy joven, comienza a aprender de las personas que los rodean. Predominantemente, aprenden por ser participantes, de una manera u otra, en los eventos en los que están involucrados. Es decir, cuando sus padres, otros adultos significativos (como parientes, maestros de escuela y figuras religiosas) o un hermano mayor involucran al niño en una actividad, se enseña al niño y copia las respuestas mentales y los comportamientos de quienes los rodean. Esto es lo que se llama "socialización".

Sin embargo, también es importante identificar los elementos ideológicos/religiosos de este proceso. En primer lugar, hay imperativos ideológicos y religiosos en torno a la crianza de los niños. Estos imperativos a veces son deliberadamente moldeados por una ideología o una religión, pero, a menudo, simplemente se copian siguiendo el consejo de, o observando el comportamiento de, otros adultos cercanos.

En segundo lugar, y lo que es más importante, sin embargo, el niño adquiere inconscientemente un conjunto de valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina (en relación con cuestiones sociales, culturales, políticas, económicas, religiosas, deportivas y ecológicas) que son aprobados por los adultos en la vida del niño.

Hay mucho que es funcional sobre este proceso e, históricamente, puede explicar mucho sobre el comportamiento humano, incluso en contextos culturales particulares.

Pero me gustaría discutir los aspectos disfuncionales de este proceso que surgen de la forma en que se juega deliberadamente con el miedo del niño para que, consciente o inconscientemente, copien la ideología o religión de los adultos que los rodean. Y la razón por la que el niño hace esto es para que la ideología o religión que adquieren, junto con los resultados conductuales que surgen de esto, no asuste a estos mismos adultos.

¿Alguien tiene ideología?

En un mundo ideal, un niño sería socializado en un ambiente carente de miedo y en el que son amados, no hay violencia "visible", "invisible" o "totalmente invisible" que los dañe de alguna manera, tienen sus necesidades satisfechas y son totalmente libres de elegir (y más tarde cambiar si desean) los valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina por las que vivirán en su vida, preferiblemente con el beneficio de escuchar sustancialmente a los adultos mientras resuelven esto por sí mismos. No hace falta decir que esto nunca sucede.

De hecho, el niño típico es infinitamente aterrorizado en la adopción de alguna versión de las ideologías y religiones individuales, que a veces son extrañamente contradictorias, de las personas a su alrededor.

Esto significa que un conjunto fijo de valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina – incluyendo aquellos en relación con la violencia – se incrustan temerosa e inconscientemente en la mente del niño y dejan de ser valores, mitos, ideas, actitudes, creencias y doctrina que son fácil y conscientemente accesibles para su revisión y reconsideración a la luz de nueva información o evidencia. Permítanme ilustrar brevemente este punto.

Para algunas personas, es fácil reírse o indignarse por las absurdas declaraciones que escuchan pronunciadas por un político muy conservador, especialmente si muestran un sesgo pronunciado contra un grupo racial o religioso en particular o una clase de personas. Pero para un conservador, su ideología es imperativa y refleja una infancia de ser aterrorizado para creer ciertas cosas. No hay conciencia consciente de este terror inconsciente e incluso si se les pregunta, proclamarían fácilmente que no están aterrorizados (porque han sido aterrorizados para reprimir su conciencia de este terror, por lo que ahora está inconsciente para ellos).

Del mismo modo, la mayoría de los socialistas están muy apegados a la ideología que pone la lucha de clases (basada en las relaciones productivas del capitalismo) predominantemente en el centro de su análisis, las feministas suelen creer que las relaciones de género bajo el patriarcado son el principal problema en la sociedad, muchas personas que combaten el racismo ven la dominación blanca como el tema central de la opresión social, y los fundamentalistas religiosos creen que conocen la única verdad a la exclusión de personas de otras religiones. Independientemente de la base original proclamada de la ideología o religión, a menudo suficiente, al menos algunos de sus seguidores también aprenden a creer que la violencia es el comportamiento apropiado para lograr algunos o todos sus objetivos.




La cuestión en este contexto, sin embargo, no es si alguna de estas personas tiene razón o está mal, sino por qué se aferran tan tenazmente a una visión del mundo que no están voluntaria y sin miedo sujetas al escrutinio continuo. Y es por eso que la psicología de la ideología y la religión es tan importante.

Si alguna persona está dispuesta a considerar sin miedo y con mente abierta otras visiones del mundo y análisis de las relaciones y problemas sociales de la sociedad, así como abordar estos problemas, entonces es probable que su ideología o religión sea una que haya sido adquirida genuina e inteligentemente de su propia voluntad y su mente sea capaz de analizar y reconsiderar si se dispone de pruebas convincentes de los méritos de una visión o explicación alternativa del mundo. También es probable que sean altamente tolerantes con otras visiones del mundo, ya que algunas religiones, por ejemplo, enseñan específicamente.

Pero si alguien, cualquiera que sea su ideología o religión, es dogmáticamente insistente en su propia visión del mundo, entonces su miedo a un análisis y reconsideración volveré a ser evidente y es una conclusión directa que fueron aterrorizados por la capacidad de pensar sin miedo por sí mismos cuando eran niños. También es más probable que se comporten violentamente.

Ahora bien podría preguntarse: ¿Es esta simplemente mi ideología? Bueno, tal vez lo sea. Pero cinco décadas de investigación, que incluyeron lectura sustancial y consideración reflexiva de muchas ideologías y religiones, me llevaron a esta conclusión. Sin embargo, sigo feliz de revisar mis creencias en este asunto si alguien me ofrece pruebas convincentes en apoyo de otra explicación.

Aún mejor, cuando soy testigo de padres cristianos criando hijos que han elegido ser musulmanes y padres conservadores criando hijos que han elegido ser anarquistas y... tendré todas las pruebas que necesito para saber que estoy equivocado.

En esencia, la mayoría de los niños son aterrorizados haciéndoles creer lo que los adultos a su alrededor quieren que piensen. Esto se debe a que la mayoría de los adultos están demasiado (inconscientemente) asustados de dejar que los niños piensen por sí mismos y luego dejarles creer y comportarse como quieran.

En consecuencia, por lo tanto, es el miedo, a menudo mediado a través de la ideología y la religión, lo que impulsa la mayoría del comportamiento humano.


Robert J. Burrowes

* Todas las ilustraciones y sus notas son adiciones del editor de este blog

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