por Tito Andino
Entre noviembre de 2015 y enero de 2016, se publicaron una serie de entradas en la página web "FORO Segunda Guerra Mundial", un trabajo de recopilación y resumen de numerosas fuentes en otros idiomas referentes a un punto concreto: La explotación económica alemana de la URSS desde 1941, tras la invasión germana conocida como "Operación Barbarroja".
Previamente, antes de enfocarnos en ese trabajo en próximas entradas, es importante recalcar, una vez más (lo repito con frecuencia en varios post), que todos los conflictos bélicos son disputas por intereses económicos y geoestratégicos programados por los auténticos señores de la guerra, poder financiero e industrial, en nuestro caso -IIGM-, junto a la más retrógrada nobleza europea que perdura en el tiempo, secundados por una corrupta élite política y fanáticos belicistas tanto civiles como militares.
Había preguntado (en otras ponencias), ¿quién gana en una guerra, aún perdiéndola? Los industriales y banqueros, solo recordemos a los banqueros e industriales nazis que ayudaron a reconstruir Europa luego de la gran matanza que auspiciaron.
Fascismo - el enemigo de la cultura, 1939, de V. Prorokov
Una guerra no se gana solo en el campo de batalla, ganar una guerra exige un poder económico combinado con la producción industrial que la sustenta. Los imperios hacían la guerra para seguir manteniendo el status quo, es decir la explotación económica de sus mercados coloniales y eso continúa en la actualidad con otro nombre, globalización.
Fragmento de la obra de Pavel Sokolov-Skalya, para Ventanas TASS, No. 946, 1944, "El resultado final de la cultura fascista". Representa al artista (pintor) Ilya Repin, "Él creó, pero éste pisoteó". "La malicia del monstruo alemán es inútil: el genio del pueblo ruso es inmortal", dice la parte final de esta litografía que en su totalidad (son tres fragmentos) mide 2.22 m x 82 cm. Donación de la Sociedad de Relaciones Culturales con el Extranjero de la URSS, 2010.176 al Instituto de Arte de Chicago
No filosofemos demasiado sobre el tema. No obstante, es necesario poner como antecedente la explotación económica alemana de los territorios ocupados por el Imperio Alemán en Europa del Este, Rusia incluida, durante la Gran Guerra (1914-1918) que en teoría funcionó mejor y en menos tiempo que la ocupación nazi de las mismas regiones desde 1939.
La explotación económica alemana del Este de Europa durante la Gran Guerra
Los objetivos bélicos de Erich Ludendorff consistían en establecer lo que sería una Gran Germania, la fuerza preeminente en el continente europeo. Ludendorff fue uno de los hombres más poderosos de Alemania, se convirtió en el único centro de influencia real en el país y de los vastos territorios ocupados donde se extendía su dictadura económica. Su socio militar, el mariscal Paul von Hindenburg compartía el plan de germanizar y colonizar grandes áreas de Europa central y oriental, como Polonia, los países bálticos, etc, es decir, el mismo objetivo de Hitler dos décadas después.
El 19 de diciembre de 1917, Hindenburg declaró que quería las regiones bálticas con fines estratégicos para la próxima guerra. Para esas fechas la dictadura de Ludendorff controlaba toda Europa central y la mayor parte de Europa oriental, en Occidente aspiraba a la unión económica con Bélgica bajo una prolongada ocupación militar. Alemania mantenía una posición firme en el este de Francia, Ludendorff tenía planes para la incautación de todas las propiedades francesas en Alsacia-Lorena para destinarlas a los veteranos de guerra alemanes como compensación por sus sacrificios.
Ludendorff y Hindenburg planificaron explotar los recursos naturales, agrícolas y ganaderos de los territorios conquistados para el esfuerzo bélico alemán. Ya en septiembre de 1916, Ludendorff promulgó una ley de trabajo obligatorio, todos los hombres alemanes fueron empleados al servicio del estado, las mujeres a las fábricas de municiones. Ludendorff introdujo el concepto de guerra total en Alemania. En septiembre y octubre de 1916, Ludendorff ordenó a los gobernadores generales de Varsovia y Bélgica que instituyeran el trabajo forzoso, a fin de ayudar aún más a aliviar la escasez de mano de obra. La utilización por Alemania de lo que era efectivamente trabajo esclavo precedió al ascenso de Ludendorff al poder como el verdadero dictador económico del Imperio Alemán.
El embargo naval británico contra Alemania y Austria-Hungría, desde agosto de 1914 hasta ocho meses después de la guerra (julio de 1919) afectó duramente a los no combatientes. cientos de miles de civiles alemanes y de sus aliados murieron lentamente de hambre, pero quienes menos sufrieron fueron las tropas alemanas y austrohúngaras, relativamente bien alimentadas en las zonas ocupadas.
En diciembre de 1917 Ludendorff expuso sus términos de paz con la nueva Rusia bolchevique, Ludendorff quería gran parte del flanco occidental del antiguo Imperio Ruso, incluía regiones que se extendían desde el Báltico hasta el Mar Negro. El liderazgo militar alemán codiciaba el petróleo, la madera, los depósitos minerales y el grano de estas regiones, lo que garantizaría que Alemania pudiera resistir fácilmente un bloqueo británico en un futuro conflicto. Iguales pretensiones se plantearon iniciado 1918 sobre el alcance de las políticas imperiales de Alemania respecto a Polonia.
En las zonas conquistadas Ludendorff había decidido que Alemania sacaría todo lo posible de los territorios ocupados y los administraba con mano despiadada. Se ocupó de que Alemania recibiera grandes cantidades de chatarra polaca, latón, cobre, pieles y cueros. Ordenó la requisa de los caballos de los granjeros y campesinos, a pesar de las penurias de la gente de las regiones ocupadas. Ludendorff ordenó emitir monedas locales, percibió impuestos y derechos de aduana, nacionalizó las industrias en masa y las puso bajo su dominio. Creó monopolios de cigarrillos, alcohol, sal, fósforos y dulces. Fundó una cadena de periódicos y los sometió a estricta censura. Perseguía alcanzar estándares de eficiencia alemana en las zonas ocupadas imponiendo controles estrictos sobre la agricultura enviando arados a motor, maquinaria agrícola y semillas desde Alemania para aumentar las cosechas. Se establecieron empresas alemanas para cultivar las áreas colonizadas, mientras que se realizó un censo del ganado de los campesinos... Todo esto en teoría, en la práctica sucedió lo mismo que pasó con la invasión nazi del Este de Europa en 1939; pero, destacando que en un corto tiempo los logros de Ludendorff fueron más rentables que las conquistas nazis.
Ludendorff habló sin rodeos, quería "una Patria mayor y de adquisiciones territoriales que compensen al pueblo alemán por sus sacrificios. Si Alemania hace la paz sin lucro, Alemania ha perdido la guerra". Como humillación para Rusia, y para demostrar su desprecio por el bolchevismo, Ludendorff concedió a Finlandia, Polonia y Ucrania su independencia, todas antes parte del Imperio ruso, mientras que Estonia y Letonia serían ocupadas por el ejército alemán. Ludendorff también dirigió su ira hacia Rumanía, insistió que Rumanía se convierta en un satélite alemán con un régimen títere, los rumanos inesperadamente se unieron al bando Aliado en agosto de 1916. (Tema ampliado en: Colonialismo alemán en Europa central y oriental durante la IGM y en Las políticas expansionistas de la dictadura de Ludendorff en Europa)
Explotación económica de la URSS por parte de la Alemania nazi
Tras el impulso arrollador de Barbarroja, luego paralizado por el ejército rojo, el 13 de noviembre de 1941 tuvo lugar una importante conferencia en Orsha - Bielorrusia. Ahí se discutió si la Wehrmacht reanudaría o no su avance sobre Moscú o la alternativa de pasar a posiciones defensivas durante el invierno. Ritter von Leeb y Gerd von Rundstedt eran partidarios de una línea de defensa sólida en los territorios conquistados en la URSS. Fedor von Bock, con una ambiciosa opinión personal diferente a sus colegas y jefe del Grupo de Ejércitos Centro, tenía la misión inicial de capturar Moscú llevando a una conclusión épica de la guerra, ignoró el desgaste de su ejército, la resistencia rusa y el factor clima, insistiendo que debía continuarse la marcha hacia Moscú. Hitler apoyó esa postura.
Hemos abordado en otros temas el fracaso de Barbarroja, a pesar de haberse apoderado de una masa territorial más grande que Europa occidental. ¿Cómo explotarla? Se había subestimado la capacidad para administrar esas tierras, por ejemplo, la red de carreteras soviéticas era muy inferior a las occidentales y ese fue un obstáculo para el invasor cuando llegaron las lluvias en octubre de 1941. Por otro lado, los nazis enfrentaron una gran resistencia debido a la brutalidad de las nuevas autoridades en las regiones ocupadas. La Wehrmacht fue recibida en Ucrania como liberadora por un buen segmento de la población, la desilusión fue casi inmediata al desvelarse el verdadero rostro de la ocupación nazi, la mayoría de potenciales aliados se convertirían en enemigos implacables.
Un mes antes de iniciarse Barbarroja, Hitler declaró que los comisarios políticos soviéticos debían ser liquidados por miles; de inmediato (13 mayo 1941) el mariscal Wilhelm Keitel emite la "Orden de los Comisarios", tras su captura, todos los comisarios soviéticos deben ser ejecutados sumariamente, la orden abarca también el fusilamiento de civiles sospechosos de cometer delitos contra la Wehrmacht, los soldados que cometieran crímenes contra no combatientes no serían procesados.
Fragmento de otra obra de Pavel Sokolov-Skalya, para Ventanas de TASS, "Iasnaia Poliana, Taganrog y Klin", TASS No. 30, 1941. Los nazis saquean y destruyen sitios culturales, incluidas las casas de Tolstoi, Checkov y Tchaikovsky
"La planificación estratégica, de avanzar a lo largo de muchos cientos de kilómetros de terreno, era excesivamente ambiciosa hasta el punto de ser grotesca". Barbarroja requería una ofensiva en un frente extremadamente amplio, lo que sirvió para diluir la fuerza del ataque y dar tiempo al ejército soviético para recuperarse de los primeros golpes. Con la marca de Hitler por todas partes, el alto mando alemán había intentado alcanzar demasiados objetivos al mismo tiempo (Leningrado, Crimea, Cáucaso, Murmansk, Kiev, Moscú, Donbass)" (Shane Quinn "Consecuencias de la Conferencia de Orsha de noviembre de 1941 de la Wehrmacht").
Entre los objetivos de la invasión estaba la anexión, saqueo y explotación de los territorios ocupados del Este. Los nazis establecieron la Oficina Económica del Este bajo autoridad del Reichsmarshall Hermann Goering quien informó al Ministro de Relaciones Exteriores de Italia, yerno de Benito Mussolini, conde Galeazzo Ciano, que “Este año (1941) entre 20 y 30 millones de personas morirán de hambre en Rusia. Tal vez sea bueno que así sea, porque ciertas naciones deben ser diezmadas. Pero aunque no lo fuera, no se puede hacer nada al respecto”.
Goering puso por escrito el 15 de julio de 1941 que: “El uso de los territorios ocupados debe hacerse principalmente en los sectores alimentario y petrolero de la economía. Llevar a Alemania la mayor cantidad posible de alimentos y petróleo: ese es el principal objetivo económico de la campaña”.
El método nazi de sistematizar el saqueo y administrar los territorios ocupados, denominado Plan Oldenburg, se basó en la creencia de que el Reich requería gran cantidad de alimentos y que la muerte de millones de rusos y judíos por inanición sería un efecto secundario; y/o con la despoblación de las regiones conquistadas, "utilizando el hambre como un proceso conveniente para el asesinato en masa. Cualquiera que sea el motivo principal, las perspectivas de los ciudadanos soviéticos lo suficientemente desafortunados como para caer bajo la ocupación nazi eran sombrías". (Shane Quinn, "La explotación económica de la URSS por parte de la Alemania nazi").
Y, lo peor era que no solo se trataba de saquear, estaba ordenado la destrucción de los "Bienes Culturales" que no podían ser trasladados. Las primeras informaciones detalladas las emitió el gobierno soviético, el 7 de enero de 1942, en un informe sobre las atrocidades alemanas, incluía la destrucción de bienes culturales en los territorios ocupados y recuperado por las tropas soviéticas en la contraofensiva de invierno. El informe describe una “imagen inaudita de saqueo, devastación general, violencia abominable, atropello y masacre, perpetrada por los ocupantes fascistas alemanes sobre la población no combatiente durante la ofensiva, ocupación y retirada alemanas”.
Los nazis saquearon sistemáticamente los bienes culturales de los territorios ocupados. Varias agencias del gobierno alemán compitieron por el botín, incluido el Instituto Rosenberg para los Territorios Ocupados; la Sociedad de Enseñanza e Investigación del Patrimonio Ancestral, supervisada por el Reichsführer-SS Heinrich Himmler; y el SS Sonderkommando Kuensberg, que dependía del ministro de Asuntos Exteriores, Joachim von Ribbentrop. Oficinas de campo y puntos de recolección con personal académico capacitado identificaban, inventariaban y enviaban artículos a Alemania y consintieron en la destrucción de museos. Los saqueos a gran escala disminuyeron cuando el equilibrio de poder en el frente oriental cambió, poniéndose los alemanes a la defensiva.
"Invasión". Pintura de Konstantin Vasiliev. Década de 1970
En el siglo XX la expansión oriental alemana bajo Ludendorff y Hindenburg se preocupó por la conquista, pero la suya fue más humana que la política nazi, ya que no descendió a la matanza generalizada de civiles o poblaciones judías. Ludendorff y Hindenburg buscaban apoderarse del ganado y caballos, mientras explotaban los extensos recursos agrícolas y forestales para el esfuerzo de guerra alemán. Mientras que, las divisiones de von Rundstedt que ocuparán toda Ucrania en 1941 ofrecieron a Hitler los recursos para saquearlos y convertirla en “el granero del Reich”. Con los nazis, por ejemplo, la política de Erich Koch, Gauleiter de Prusia Oriental y gobernador de la Ucrania ocupada, era “Nuestra tarea es extraer de Ucrania todos los bienes que podamos obtener, sin tener en cuenta el sentimiento o la propiedad del país. Señores: espero de ustedes la mayor severidad para con la población indígena”.
Conclusiones
La invasión de la URSS de 1941 fue la causa de la desaparición del Imperio Alemán en 1945. Desde el punto de vista estrictamente económico, la invasión de la Unión Soviética fue un negocio totalmente desastroso. (Cita del autor de los artículos por venir sobre la materia. "Schwerpunkt").
"Si exceptuamos el manganeso no se consiguieron cantidades apreciables de ninguna materia prima de importancia. Las requisas y entregas agrícolas de cereales y suministros alimenticios quedaron muy lejos de las expectativas y fueron mucho menos importantes que las conseguidas en Francia, Benelux o Dinamarca a pesar de su carácter draconiano y el grave perjuicio para los civiles soviéticos. Además, estos exiguos rendimientos lo fueron al precio de tener que invertir muchísimo esfuerzo y bienes de equipo que hubieran podido ser más rentables en cualquier país de Europa Occidental. El único apartado medianamente positivo fue que el Ostheer (Ejército del Este) fue capaz de autoabastecerse en gran medida con sus requisas sobre el terreno, pero en cualquier caso los problemas generados (partisanos, desafección de la población local y dislocación de la economía) superaron los posibles beneficios.
La ceguera, prepotencia, ignorancia, fanatismo y absoluto desprecio por la vida humana de Adolf Hitler fueron los que ocasionaron la mayor aventura y fracaso militar de la historia. El fracaso en la explotación económica de la que debería haber sido la joya de las colonias alemanas hay que buscarla en última instancia en el propio Hitler. Su ignorancia sobre la economía era casi total: su creencia que la mera posesión de los recursos materiales bastaba para conseguir sus propósitos, su rechazo absoluto a cualquier alternativa que no encajara con su visión predeterminada y preindustrial de la historia es la que explica el por qué de su colosal fracaso. Su desconocimiento y rechazo sobre las posibilidades del comercio internacional, de la interdependencia de los factores de trabajo y capital, de las limitaciones de la logística, etc, prueban que su gran apuesta para resolver el dilema económico y estratégico de Alemania era una completa entelequia sin ninguna base factual. Los continuos vaivenes en la política económica hitleriana durante la guerra prueban que toda su estrategia estaba construida sobre un castillo de arena, sin un análisis coste-beneficio verdadero y siempre con presupuestos optimistas y sobrevalorados. La ocupación de la URSS no fue una excepción a este diletantismo y catastrófico estilo de mando.
Los esbirros y comisarios políticos de Hitler fueron en líneas generales unas nulidades, algunos como Heinrich Himmler entregándose a delirantes experimentos de reasentamiento poblacional y colonial. Estos además de fracasar por completo engendraron una mayor oposición si cabe entre las poblaciones ocupadas. En realidad, la mera posibilidad de repoblar con colonos alemanes en tan breve espacio de tiempo una extensión tan vasta como la Unión Soviética, destruyendo la base económica existente para sustituirla por una mera explotación agrícola y de materias primas habla a las claras de la absoluta falta de realidad en la que vivía la élite del III Reich. Los únicos que demostraron realismo y algo de "consciencia" ante las dificultades fueron los industriales alemanes, pero se encontraban atrapados por su servidumbre política y tuvieron que realizar, a regañadientes, algunos gestos de cara a la galería. Si el Reich Alemán fue capaz de seguir su guerra mundial varios años más fue gracias a los recursos de la Europa Occidental ocupada, no de los paupérrimos resultados conseguidos en la URSS.
A pesar de los pobres resultados obtenidos hubo una mejora en rendimientos y organización en tan solo año y medio de ocupación. Sin embargo, esa ganancia es engañosa en cuanto que se partió prácticamente de cero: para que se hubiera podido llegar a un nivel satisfactorio y a una explotación agrícola de interés se hubieran necesitado varios años de paz, una tremenda inversión y sobre todo la colaboración de la población local. No olvidemos que los soviéticos necesitaron varios años de trabajos muy intensos en condiciones de paz y con el concurso de gran parte de la población e incluso el empleo de prisioneros.
La extracción de carbón fue ridícula: unas 4,78 millones de toneladas en unos dos años, es decir, menos del 1% de la producción anual alemana que era de unos 270 millones de toneladas. Y ésta producción fue posible debido a que Alemania aportó igual cantidad. Si contamos el carbón aportado a los ferrocarriles en las zonas ocupadas, Alemania invirtió el 3% de su producción anual siendo pues un negocio absolutamente desastroso. De acero se produjo un 0.1%, prácticamente nada, de cemento un 11.6% y de electricidad un 8.8% en 1943 y eso después de colosales trabajos de reparación e inversión con maquinaria y bienes de equipo alemanes.
El capítulo del petróleo fue aún peor: no se pudo extraer prácticamente nada de petróleo durante toda la ocupación si exceptuamos las minúsculas cantidades de Galicia y Estonia. El petróleo del Cáucaso quedó en gran medida fuera del control militar alemán y aunque hubiera podido extraerse en cantidades apreciables no se hubiera podido transportar al Reich para darle utilidad. No olvidemos que el petróleo era la “raison d´être” económica de la guerra. Y, en otros insumos como mineral de hierro las cantidades conseguidas fueron casi despreciables. Tan solo el manganeso fue el único material con éxito, pero al precio de dejar otras empresas industriales de lado y concentrar los escasos recursos y flete ferroviario en su extracción y transporte.
Si se consolidan todas las cifras de explotación económica, requisa de productos agrícolas y materias primas la explotación de los territorios ocupados del este hasta la primavera de 1944 se cifra en unos 4,5 milliardos (miles de millones) de RM cuando Bélgica había procurado unos 9,3 milliardos de RM (o sea el doble) y Francia la friolera de 35,0 milliardos (nada menos que siete veces más). Estas cifras ponen de relieve la absoluta irrelevancia económica de los territorios ocupados de la URSS frente a los países occidentales ocupados.
Por otra parte los alemanes conseguirían un gran número de trabajadores forzados de la URSS, la mayoría de ellos fueran deportados entre 1942 y 1943. Llama la atención que a pesar de haber capturado unos 5,7 millones de prisioneros durante toda la guerra, estos no realizaron una contribución apreciable al esfuerzo de guerra alemán. La razón principal fue que unos 3,3 millones fueron asesinados, pero incluso entre los supervivientes no se pudo realizar una integración laboral medianamente satisfactoria dado su estado de debilidad y enfermedad".
En resumen, las razones que hicieron imposible una mínima explotación económica de los territorios ocupados de la URSS, entre otras:
- Ignorancia total de los líderes nazis, con Hitler a la cabeza, de la estructura y condiciones económicas de la URSS y asumiendo informes supra-optimistas.
- Destrucción casi total de la industria e infraestructura de transporte por parte de los soviéticos: imposibilitando una reconstrucción en breve plazo al enemigo (los soviéticos implementaron la política de "tierra quemada" en su inicial retirada.
- El sistema ferroviario, del que dependía en gran medida la industria de la Rusia soviética, pudo ser reconstruido parcialmente por los alemanes para mantener, con muchas limitaciones, las operaciones militares. Una explotación total de la economía hubiera requerido varias veces el flete ferroviario existente. Esto era claramente imposible sin varios años de inversiones gigantescas.
- Una desorganización económica, mayor de la esperada se debió al maltrato, privación de alimentos, persecución y asesinato de grandes grupos humanos de la población soviética por las fuerzas de ocupación.
- Absoluto caos en la administración alemana: Las autoridades de ocupación y sus diversos departamentos tuvieron muchas veces objetivos contrapuestos y competían entre sí.
Para tener una mínima esperanza de integrar los recursos e industria de las zonas ocupadas al soñado Imperio Alemán hitleriano hubiese sido necesario no solo conquistar el Cáucaso, sino realizar una inversión colosal en ferrocarriles, infraestructura de transportes, maquinaria de todo tipo y sobre todo, disponer de varios años de paz y libertad de transporte marítimo. Ante la falta de recursos humanos alemanes en todos los niveles, se hubiera tenido que contar con la colaboración de la población soviética para operar productivamente todas sus conquistas, eso era imposible a la luz del salvajismo del comportamiento del ocupante (No es necesario describir la miseria y sufrimiento indescriptible de la población soviética bajo ocupación alemana).
Como se ha señalado, los magros resultados obtenidos fueron el precio del tremendo esfuerzo de reconstrucción e inversión en ferrocarriles e infraestructura por los alemanes en los territorios ocupados a expensas de la producción de material bélico que su enemigo fabricaba a manos llenas lejos de su alcance.
Lo paradójico es que el Reich alemán hubiera podido conseguir bastante más con el comercio con la URSS que mediante la invasión militar. El petróleo se consiguió con muchísimo esfuerzo aproximadamente en tres años, en la misma cantidad que la que se consiguió en año y medio de comercio con la Unión Soviética. En otras circunstancias lo racional hubiera sido incrementar los lazos comerciales con los soviéticos, mejorar las comunicaciones y conseguir el máximo de materias primas, en especial petróleo a cambio de los ansiados bienes de equipo y tecnología occidental. Aunque no se hubiera conseguido la autosuficiencia económica total del bloque europeo en poder alemán, no cabe duda de que se hubieran conseguido más recursos materiales con este intercambio pacífico con la URSS que los conseguidos en una guerra de escala colosal que en última instancia destruyó al Imperio Alemán.
El trabajo de "Schwerpunkt" recoge un análisis de las posibilidades alemanas a mediano plazo de haber mantenido la iniciativa militar. Toda posibilidad de una explotación económica a gran escala terminó en el otoño de 1943 con la contraofensiva soviética. La zona económica relevante, Ucrania Oriental, quedó liberada. ¿Hubiera cambiado algo el destino de la guerra, por ejemplo, si el desastre alemán de Stalingrado no hubiera tenido lugar?, asumiendo que el frente quedara estabilizado en algún punto de la estepa del Don, ¿hubieran podido los alemanes conseguir frutos tangibles de sus conquistas?
Todo indica que no hubiera cambiado la suerte de la guerra (perdida ya en 1941, paréntesis del editor). En el verano de 1943 los alemanes tras dos años de ocupación de la zona minera e industrial apenas eran capaces de extraer un 6% del carbón de preguerra, prácticamente nada de acero y una mera fracción de los principales insumos industriales, casi nula producción de bienes manufacturados (en cualquier caso el volumen de los productos conseguidos hubiera sido minúsculo ante las cifras de producción anual de sus principales contendientes e incluso de lo que se explotaba en la misma Alemania). Los soviéticos tras la reconquista necesitaron varios años de reconstrucción para conseguir los niveles de preguerra y eso en condiciones de paz.
La producción de carbón, acero y petróleo solo tenía sentido si era posible transportarlos a los centros industriales, para transformarlos, que se encontraban en Europa central y occidental. A la luz de las posibilidades logísticas alemanas y de las circunstancias militares, esto era claramente imposible. A duras penas se logró mantener a los ejércitos en campaña operativos suministrándolos con lo mínimo indispensable. Tampoco se disponía ni del flete ferroviario ni marítimo para conseguir operaciones de transporte a gran escala de supuestas millones de toneladas de materias primas y bienes semielaborados para mantener en marcha su economía de guerra.
Los países occidentales ocupados a pesar de todas las dificultades, con la falta de materias primas fueron capaces de aportar industrialmente muchísimo más que los territorios ocupados de la URSS. La razón primordial era que las industrias y sistemas de comunicaciones de estos países estaban muy desarrollados y no habían sufrido daños de consideración a la escala sufrida en la Unión Soviética en 1941.
En realidad los alemanes no tenían plan de contingencia ante la posibilidad real de que los soviéticos destruyeran la industria y comunicaciones en las zonas ocupadas. Ante esa alternativa, incluso con mayor organización y medios de reconstrucción, esa tarea colosal hubiera llevado varios años. Si solo se hubiera querido explotar las materias primas y recursos agrarios el prerrequisito fundamental era que las comunicaciones funcionaran y que hubiera una cierta industria atendiendo las necesidades de la población sin la cual no hubiera sido posible esa explotación.
Epílogo
Como señalamos al principio, la magnífica reseña sobre la explotación económica de los territorios ocupados del Este publicada por "Schwerpunkt" (Foro IIGM) será la piedra angular de una serie de reportajes que postearemos en futuras entregas, apreciamos ya el contenido con sus notas aquí citadas.
Inicialmente el editor de este blog recopiló material investigativo y gráfico para una nueva entrada dentro de la temática de los mitos de la economía nazi, expuesto en anteriores entregas. Era mi intención desarrollar el tema como un aporte del blog. Siempre consciente que la segunda guerra mundial está sobradamente estudiada desde varias perspectivas, intentamos evadir la redundancia con títulos de fácil consulta en internet. Investigar el cómo los nazis sostuvieron una larga guerra, perdida ya desde el otoño de 1941, si que debe ser de interés para un ávido y culto lector (lo hemos presentado aquí). Evidente es que la ponencia que ahora nos ocupa da para más. Auscultar como manejaron los nazis los territorios ocupados del Este despierta curiosidad. Con vehemente determinación empecé a documentarme a sabiendas que ello llevaría largas jornadas de estudio, además, no es fácil encontrar literatura suficiente en lengua castellana, la tarea en si se presentaba a más de compleja, vasta.
Afortunadamente encontré en el navegador la fórmula mágica, el "FORO de la Segunda Guerra Mundial" a través de uno de sus moderadores, "Schwerpunkt", había publicado un interesante tema: "El gran fiasco: Explotación económica alemana de la URSS" (de noviembre del 2015 a enero del 2016). Entonces, al encontrarme con un compendio de lujo del expediente que me hallaba ordenando, entendí que no tenía el menor sentido rebosar algo que ya estaba claramente expuesto, no es primordial que sea yo quien lo redacte.
"Schwerpunkt" presentó su amplio aporte en 2015. Es probable que dado el tiempo transcurrido ahora sea un tema más en el inmenso catálogo del Foro, por esa razón vale la pena reeditarlo. Desconozco que método utilizó el autor para resumir una larga literatura que será citada, básicamente libros en alemán e inglés (no aclara aquello); o, si extracta notas relevantes de las fuentes, en ese caso es una magnífica recopilación de textos; o, incluso, si es una reproducción completa o parcial de una investigación en otro idioma (no he encontrado otro texto en castellano igual o con parecido tema, salvo una entrada de Wikipedia con diferente enfoque). Sea cual sea el caso, destacamos el material aportado que enriquece la historiografía.
Bien, el trabajo de "Schwerpunkt" va ha ser presentado en este blog en un formato diferente al del mencionado Foro. Es muy probable que el lector comparta el criterio de que las conclusiones arriba expuestas resumen todo; mas, el material disponible es demasiado valioso para no rescatarlo, de sus textos vamos a prescindir de amplias notas con estadísticas que abundan en el compendio (no relevantes para nuestro cometido); y, en general se intenta resumir algo más la larga exposición. Esto tiene el lógico propósito de no agobiar al potencial lector, dejando advertido que el enlace a la fuente principal estará a su disposición.
¿Cuál es el aporte de este blog? Lógicamente el presente artículo de introducción, con posteriores notas explicativas e interesante material gráfico, a veces inédito, de fuentes rusas que amenizarán los reportajes.
Continúe la lectura:
El gran fiasco de la explotación económica alemana de la URSS