Raíces geopolíticas del conflicto
ACLARACIÓN: La presente ponencia es una recopilación de diferentes textos e investigaciones del propio editor de este blog. (Las referencias se encuentran en las notas a pie de página)
En 1997, la URSS había desaparecido hace algunos años y los Estados Unidos constituían la única superpotencia. Sin embargo, para Zbigniew Brzezinski en su libro (1997) “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, Rusia era una amenaza para la imposición total de la globalización en el mundo.
Respecto a la naciente Rusia poscomunista y sus “reservas vitales de energía”, que atormentaba a Brzezinski, éste escribía:
“La tarea a largo plazo es: cómo fomentar la transformación democrática de Rusia y su recuperación económica evitando la reaparición de un imperio euroasiático que pueda entorpecer el objetivo geoestratégico norteamericano…Es imperativo que no surja un desafío euroasiático (Rusia) capaz de dominar Euroasia y con ello desafiar a los Estados Unidos”.
Según la Doctrina Carter las reservas de petróleo y gas son para los Estados Unidos estratégicas y económicas, por tanto están autorizados a llevar la guerra donde sus intereses sean amenazados. Es lo que hemos venido observando las últimas décadas en el Próximo Oriente y en Asia Central, básicamente. La hegemonía mundial Norteamericana depende en gran medida de su influencia global en los mercados del petróleo.
También las guerras de Chechenia se encuadran en la disputa encarnizada de las grandes potencias (no solo Estados Unidos, además Francia, Reino Unido, Alemania) por ejercer el control de los recursos energéticos del Cáucaso y, evidentemente, controlar las redes de oleoductos en el Mar Caspio. Por tanto, a más de los Estados Unidos y Rusia, hay otros actores (Turquía, Israel, Arabia Saudí, China, Irán y países de la Unión Europea) que rivalizan por ejercer zonas de influencia en esas regiones.
Chechenia no podía ser la excepción para manejar esa área de influencia fundamental, mantenerla en constante crisis seguirá siendo indispensable para los Estados Unidos y sus aliados.
A pesar de la caída de la URSS, Rusia mantenía cierto monopolio en el Asia Central respecto al transporte del gas y petróleo, algo que angustiaba a Occidente y la Arabia de los Saud, enemigo gratuito de Rusia desde épocas de la URSS comunista (por imposición de Franklin D. Roosevelt al rey Abdelaziz bin Abderrahmán al-Saud).
La familia Saud, ha entregado miles de millones de dólares a diversas organizaciones en el mundo, primero para contrarrestar la influencia soviética en países árabes como Siria, Libia, el Egipto de Nasser y en Irán, principalmente; en segundo término –aunque no menos importante- las chequeras wahabíes financiaron movimientos anticomunistas en Occidente. Finalmente, como sabemos a la perfección, los petrodólares saudíes fueron la fuente básica de recursos de los “inmortalizados” y “populares” muyahidines afganos en su lucha contra las tropas soviéticas (en el cine de Hollywood naturalmente).
Lo que suele escapar a la opinión pública y de lo que los gobiernos occidentales hacen la vista gorda, es que los Saud manipulan la fe en países musulmanes promoviendo deplorables actividades con el fin de transmitir el wahabismo, una tergiversación radical del Islam, esa extrema doctrina religiosa es la que preconizan los grupos extremistas como al Qaeda y el Estado Islámico (Daesh) (en general los grupos terroristas/yihadistas de Próximo Oriente y del África musulmana).
Cumpliendo a carta cabal la “Doctrina Carter”, a fines de 1999, a más de otras reuniones previas, tuvo lugar una junta clave entre funcionarios norteamericanos y desconocidos personajes en Azerbaiyán, allí se negoció y acordó entrenar y armar a los famosos muyahidines en el Cáucaso, en Asia y en general en las naciones árabes recalcitrantes. Según el investigador Peter Dale Scott: (1)
“Esta reunión desembocó en el apoyo tácito de Washington a sus aliados musulmanes y a compañías privadas estadounidenses de seguridad para ayudar a los chechenos y a sus aliados islamistas a sostener la yihad que siguió (contra Rusia)”.
El ascenso al poder de los Talibán en Afganistán, los episodios bélicos en las fronteras rusas como Nagorno-Karabaj, Abkhazia y claro, Chechenia, entre otras, representaron “una acción táctica concreta, crucial en su momento, para discernir qué poder se haría dueño en última instancia del abastecimiento energético”. (2)
Chechenia, a pesar de los sinceros anhelos independistas de un buen número de ciudadanos, fue un conflicto apoyado y financiado por los Estados Unidos y la Arabia de los Saud, aprovechando el desmantelamiento de la URSS. Algunas repúblicas del Cáucaso optaron por esa vía ya que gozaban del privilegio de contar con reservas de gas, petróleo y en el caso checheno se veía atravesada por grandes oleoductos. Chechenia era pieza apetecible por esos factores y algo más…
La realidad fue que en ese inmenso tablero de ajedrez, las potencias occidentales anhelaban el control hegemónico del Cáucaso. Daguestán y Chechenia representaron movimientos de fichas que han causado inestabilidad permanente en Rusia.
Doku Umarov, fue uno de los principales líderes wahabíes que actuaron en Chechenia. También conocido como el “Emir del Cáucaso” o "Emir Dokkú Abú Usmán" o "El Bin Laden ruso". El 17 de junio del 2006 fue proclamado presidente de la República Chechena de Ichkeria (no reconocida por la Comunidad internacional), el mismo Umarov se encargó de abolirla para autoproclamar el “Emirato del Cáucaso” (Imarát Kavkaz), el 31 de octubre del 2007. Apoyados por el capital extranjero (petrodólares saudíes básicamente), los líderes wahabíes chechenos se plantearon como tarea la fundación de un estado islámico independiente regido por la sharia, desde el Mar Negro al Mar Caspio. La organización tiene su radio de acción en todos los territorios del Cáucaso bajo soberanía de la Federación Rusa, uno de sus objetivos es expulsar a los rusos del Cáucaso Norte. Ya durante el corto periodo (fruto del Tratado de Jasaviurt) que Chechenia pasó a ser, de facto, un estado independiente se implantó la sharia y en poco tiempo miles de familias rusas y de otras etnias abandonaron la república. Las regiones vecinas de Chechenia se vieron azotadas por el terrorismo. Umarov estuvo detrás de los atentados del metro de Moscú en 2010 y del Aeropuerto Internacional de Moscú en 2011, así como de numerosos ataques a objetivos civiles hasta febrero de 2012. En julio de 2013 Doku Umarov hizo un llamado a los insurgentes islamistas de todo el mundo para evitar que se llevaran a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi 2014. Su muerte sigue siendo poco clara, habría sucedido alrededor de septiembre del 2013, pero el anuncio oficial del gobierno ruso y de mismas fuentes extremistas datan de marzo/abril del 2014.
La sólida alianza Estados Unidos y
Arabia Saudita aplicó la misma estrategia afgana en Chechenia, derrochar recursos financieros a grandes torrentes no
era obstáculo para las chequeras saudíes ansiosas de perpetuarse en el poder
bajo la protección norteamericana. El armamento y logística corrían de cuenta
del Pentágono y de inescrupulosos personajes que formaron parte de las extintas
fuerzas armadas soviéticas, convertidos
en flamantes millonarios fruto del tráfico de armas y drogas; y, de la naciente
oligarquía rusa que emergió del robo de los recursos naturales y financieros.
A Chechenia concurrieron a una nueva yihad curtidos ex combatientes de Afganistán, de las repúblicas del Cáucaso y del Próximo Oriente en refuerzo de las nuevas agrupaciones de corte wahabí que venían siendo adiestradas en Arabia Saudí.
Shamil Salmanovich Basayev, jefe militar de los separatistas chechenos. También fue un militante islamista conocido bajo el nombre de “Abdallah Shamil Abu-Idris”. Estaba relacionado con los ‘Shahid’ (‘mártires’ en árabe), es decir, aquellos que están dispuestos a inmolarse en atentados suicidas en todo el territorio ruso. Sus creencias fueron determinantes para endurecer su posición política y religiosa, al punto de autoproclamarse Imán (predicador de la fe islámica) y de profesar la rama más radical del Islam, el wahabismo. Sus pretensiones también iban más lejos de consolidar su poder en Chechenia, deseaba expandir el conflicto fuera del Cáucaso. Fue eliminado en julio del 2006 por las fuerzas de seguridad rusas (FSB) en una operación especial llevada a cabo en Ingusetia (Rusia).
Como hemos señalado en el inicio de estas líneas, la historia nos recuerda un episodio trascendental: Eurasia es el corazón del mundo y quien controle Eurasia controlará el mundo. Brzezinski apuntó:
“La potencia que domine Eurasia controlará dos de las tres regiones mundiales más avanzadas y económicamente productivas”.
El plan era simple e ingenioso, los Estados Unidos debían regresar a Rusia a un plano tercermundista incapaz de afrontar sus conquistas territoriales y económicas, haciéndose con el control de las reservas petroleras y de gas en el Asia Central, una zona de influencia natural rusa.
Ya hemos relatado en los episodios referentes a 'RUSIA, el caos poscomunista' * como se efectuó esa tarea de destruir
la economía rusa, por lo que no volveremos a insistir en el tema.
En general, en la década de los 90 del siglo pasado e inicios del siglo XXI el objetivo se cumplió en gran parte. Rusia fue incapaz de afrontar la planificada destrucción de su economía, no era oponente ante la escalada armamentista e intervencionista norteamericana en todos los escenarios del Asia Central y Oriente Próximo. Rusia era impotente para dirigirse como un estado organizado, afrontó graves problemas para alimentar a la población y su poderío militar se vino hacia abajo en picada a tal punto que, carente de divisas, no tuvo otra alternativa que poner en venta en los mercados negros de armas gran parte de sus arsenales; y, como era de esperarse esas armas terminaron en poder de organizaciones terroristas de Chechenia y otros grupos regionales.
En general, en la década de los 90 del siglo pasado e inicios del siglo XXI el objetivo se cumplió en gran parte. Rusia fue incapaz de afrontar la planificada destrucción de su economía, no era oponente ante la escalada armamentista e intervencionista norteamericana en todos los escenarios del Asia Central y Oriente Próximo. Rusia era impotente para dirigirse como un estado organizado, afrontó graves problemas para alimentar a la población y su poderío militar se vino hacia abajo en picada a tal punto que, carente de divisas, no tuvo otra alternativa que poner en venta en los mercados negros de armas gran parte de sus arsenales; y, como era de esperarse esas armas terminaron en poder de organizaciones terroristas de Chechenia y otros grupos regionales.
Ibn al-Khattab o Emir al-Khattab, su verdadero nombre era Thamir Saleh Abdullah. También conocido como Habib Abdul Rahman, nacido en Arabia Saudí pero de origen checheno, fue junto a Shamir Basaev, uno de los más conocidos jefes islamistas en las guerras separatistas de Chechenia. Ibn al-Khattab combatió no solo en las dos guerras de Chechenia, jurando lealtad a Al-Qaeda y su bandera, sino que participó en Afganistán como un Muyahidin más en la guerra contra la ocupación soviética y combatió junto a los islamistas en la guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1998); incluso, en la guerra civil Tayika (Tayikistán -1992-1997-. Tayikistán comparte fronteras entre otros con Uzbekistán, Kirguistán y Afganistán). Al-Khattab murió en marzo de 2002, se afirma que fue envenenado por medio de una carta entregada por un mensajero reclutado por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB).
Sobre otros líderes yihadistas chechenos como Murad Margoshivili alias ‘Muslem al-Shishani’, ex miembro de las fuerzas aéreas de defensa soviéticas en Mongolia, antes del colapso de la URSS; y, del georgiano, aunque de origen étnico checheno, Tarjan Batilashvili, alias ‘Omar al Shishani’. (“Shishani” significa “el checheno” en árabe); ya nos hemos referido antes en otro artículo. Que viene los rusos! (octubre 2015) ** Estos fueron eliminados en combate en Siria e Irak no hace mucho, aunque las circunstancias de sus muertes suelen ser difíciles determinar..
Oleoductos y drogas cruce obligado por Chechenia
¿Qué posee Chechenia a más de una sectaria aspiración independentista? Una red de OLEODUCTOS y algunas importantes refinerías (la foto arriba data de 1970, corresponde a una de las refinerías en Grozny) ya que, propiamente, reservas de petróleo, gas y otros minerales no son significativas.
Pero, Chechenia es también pieza clave en el –quizá- mejor negocio del mundo, algo que se maneja en las sombras, muy apetecido por grandes transnacionales, por el sistema financiero internacional y, claro, por potencias imperialistas que buscan capital sin control para financiar sus operaciones, estamos hablando de DROGA, producción, rutas, comercialización y lavado de miles de millones de dólares anuales que sostienen la economía mundial, por tanto al sistema del capitalismo.
Esto es algo que no vamos a encontrar en los textos de historia y reportajes periodísticos de los medios de embrutecimiento masivo occidentales con sus románticos relatos de la “heroica lucha de los independentistas chechenos”.
Este obscuro episodio lo relataremos en la siguiente y última entrega de esta serie de artículos sobre Chechenia.
¿Por qué decimos que Chechenia fue una guerra de los oleoductos?
En plena crisis financiera rusa, tras el descalabro de la Unión Soviética, decenas de empresas petroleras emprendieron camino a la rica zona energética del Cáucaso dispuestas a sacar provecho de la debilidad del estado ruso. Como ya podrán intuir, esas compañías eran predominantemente anglo-estadounidenses.
Proyectos para construir nuevos oleoductos afloraron por doquier, las transnacionales invirtieron mucho dinero en diseñar y elaborar mapas y rutas
para los oleoductos, debían aprovechar al máximo para hacerse con el control de
las reservas rusas en detrimento del estado; y lo hicieron. Confiados en que no
habrá un gobierno ruso que sea capaz de oponerse a sus socios (los corruptos
y nuevos oligarcas rusos), en abril de
1999 se inauguró el oleoducto ‘Bakú-Supsa’, en Georgia. En octubre de ese mismo
año, la nueva crisis militar en Chechenia está cerca de estallar, las poderosas
empresas petroleras estadounidenses y británicas están de plácemes informando
la construcción de un nuevo oleoducto entre Bakú y el puerto turco de Ceyhan,
todo en el patio ruso.
La “Familia”, constituida por oligarcas, jefes mafiosos y ex militares oportunistas dedicados al mercado negro de armas, manejaron Rusia a su antojo en tiempos de Boris Yeltsin, uno de los nombres que sonaba reiteradamente en esa trama era el autoexiliado Boris Berezovski.
Si alguna vez existió complicidad
entre los chechenos, los oligarcas rusos y el gobierno de Yeltsin, todo terminó
con la llegada de Vladimir Putin. El Kremlin se alinea con los mandos militares en una posición de fuerza
ratificando que Chechenia debe permanecer como parte integral de Rusia, a
cualquier costa. La dura estrategia militar, sin concesiones, funcionó no solo
en el terreno de batalla, sino que la población rusa miró con buenos ojos la
tarea de hostigar y destruir las fuerzas de Basaev, las críticas desde el
extranjero lo único que consiguieron fue garantizar la unidad y respaldo de los
rusos a Putin.
Quién puede poner en duda la intervención de la CIA, de la Arabia de los Saud, de los aparatos de seguridad de Pakistán, de Turquía, de los Talibán de Afganistán que proporcionan un considerable número de combatientes, siendo este último uno de los países donde más entrenaron a las huestes de Basaev.
Mientras Rusia combate a los separatistas y yihadistas, el apoyo extranjero a los jefes chechenos se va volviendo evidente; por ejemplo Georgia constituyó (y sigue siendo) un paso obvio para el ingreso a Chechenia de mercenarios y yihadistas árabes, así como para el abastecimiento de sofisticado material bélico.
Quién puede poner en duda la intervención de la CIA, de la Arabia de los Saud, de los aparatos de seguridad de Pakistán, de Turquía, de los Talibán de Afganistán que proporcionan un considerable número de combatientes, siendo este último uno de los países donde más entrenaron a las huestes de Basaev.
No se sabe a ciencia cierta en qué momento Basaev se radicalizó al extremo de autoproclamarse Imán y abrazar la fe wahabita, con esas consideraciones miles de terroristas apoyaron a los “hermanos chechenos” y declararon la Yihad incluso en nombre de Osama bin Laden !
II PARTE
Un enfoque diferente y retrospectivo de las guerras de Chechenia
No es nuestra intención desarrollar un manual histórico ni cronológico de la forma en que se desenvolvió el conflicto, sobre ello hay suficiente información disponible. Nuestra tarea es determinar el por qué se llegó a ese extremo. Sigue siendo, hasta ahora, un asunto de materia reservada conocer a ciencia cierta cuáles fueron los verdaderos orígenes; no obstante, sin duda, hay factores secretos que han ido saliendo a luz. Ha quedado claro (en la primera entrega) que junto a las maniobras ocultas y manipulación de las masas, que la primera guerra de Chechenia si gozó de cierto apoyo popular, a pesar que los chechenos se hubiesen conformado con cierto grado de autonomía (vale destacar que un alto porcentaje de chechenos no comulgaban ni comulgan ideas independentistas).
Ensayemos los principales hechos, lo siguiente es un extracto y citas de la magnífica investigación de Paul Labarique, su ponencia titula: “La Rusia de Boris Yeltsin y el legado checheno” (3)
- El fin de la URSS supuso el fin de muchos altos oficiales del Ejército Rojo, algunos se aventuraron en la política, otros decidieron hacer buenos “negocios”. En el caso del General Djokahr Dudaiev, el 27 de octubre de 1991, es elegido presidente de la República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.
- La independencia unilateral de Chechenia en 1991, en consecuencia la posterior primera guerra chechena, fue algo más que un pretendido proyecto político. El general Dudaiev, tenía sus ambiciones personales tras la caída de la URSS, quería su propio feudo y sus ex-kamaradas del Ejército Rojo necesitaban demostrar que eran indispensables. “Todos traficaron juntos mientras se hacían una guerra implacable en detrimento de la población”. El 4 de noviembre proclama unilateralmente la secesión y la independencia de Chechenia.
- Chechenia-Inguchetia, que todos -menos su presidente- consideran una república rusa autónoma, se sitúa como un actor regional en el Cáucaso. Sus primeras decisiones son deliberadamente agresivas hacia la Federación Rusa.
- El presidente ruso de la época, Boris Yeltsin, condena la independencia e instaura el estado de emergencia en Grozny, capital de la región.
- Dudaiev replica movilizando a la población y amenazando a Rusia con una campaña terrorista contra las centrales nucleares.
- Paralelamente, la crisis en Georgia desencadena en la destitución del presidente Gamsakhurdia, Dudaiev anuncia la creación de una fuerza de interposición del Cáucaso para acudir en ayuda del depuesto. El general Dudaiev declara “no reconocer más que el gobierno constitucional de Georgia y su presidente electo por el pueblo”. Esa declaración es secundada por los Estados Unidos.
- En abril de 1992, Chechenia se niega a ratificar el tratado de la Federación propuesto por Yeltsin, a pesar de la amplia autonomía que se le concede. Grozny pone bajo su mando y jurisdicción a todas las tropas ex-soviéticas de la Comunidad de Estados Independientes estacionadas en su territorio.
- La «cuestión de las nacionalidades» se convierte en eje de lucha por el poder en Moscú. Es un tema muy delicado.
- Debido a la inestabilidad regional, Moscú despliega tropas en la frontera de las tres repúblicas transcaucásicas -Armenia, Georgia y Azerbaiyán- para evitar la desestabilización de sus propios territorios. Pero no hay una reacción militar importante del Kremlin-.
General Djokahr Dudaiev, elegido presidente de la
República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.
- El presidente Dudaiev busca apoyo en el extranjero. Durante el verano de 1992, ha viajado a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes. Después, en el otoño, a Turquía, Chipre y Bosnia-Herzegovina. Durante algún tiempo se habla de una gira por Estados Unidos, muy interesados en apoyar secretamente la desestabilización de las fronteras rusas.
- El caos político reina en Rusia, el gobierno no gobierna. Los altos funcionarios
y toda la administración pública y privada son vulnerables a las tentaciones. La
privatización de la economía tiene lugar mediante su criminalización, tanto más
cuanto que al proclamar la independencia de Chechenia, Dudaiev liberó a casi
todos los presos comunes que pasan a engrosar, en Moscú, las filas del crimen
organizado y desarrollan una importante red de contactos políticos en Rusia.
- Es para esas fechas que el futuro oligarca Boris Berezovski comienza a hacer negocios con las pandillas chechenas, teniendo como telón de fondo la guerra de clanes con la ‘Hermandad de Solntsevo’, que se compone de mafiosos eslavos.
- En Chechenia, los bandidos locales cooperan con los mafiosos rusos en el tráfico de heroína, al punto de convertir el aeropuerto de Grozny en centro del contrabando mundial de esa droga. De misma forma, la ausencia total de legislación bancaria en el país incita a los dirigentes rusos ansiosos de saquear los fondos de la Federación a utilizar falsos establecimientos bancarios chechenos para realizar sus operaciones "arregladas" y de lavado de dinero.
- El petróleo, recurso capital de la región, es también objeto de un reparto entre dirigentes chechenos y rusos: por esa región pasan gran cantidad de oleoductos y nos encontramos en un momento histórico en que los miembros de la ´Nomenklatura´ venden los recursos naturales de Rusia para su beneficio personal. Basta con negociar con el régimen instaurado en Grozny para encontrar un modus vivendi.
- El periodista armenio Vicken Cheterian declarará entonces. durante una conferencia de los Amigos de Le Monde Diplomatique, que “cada general (ruso) tiene su pozo de petróleo”. Según Paul Klebnikov, autor de "Parrain du Kremlin" (Padrino del Kremlin), “los altos funcionarios rusos y los miembros de los servicios de seguridad (durante el mandato de Yeltsin) que trabajaban habitualmente para las bandas chechenas de Moscú mantenían relaciones mutuamente provechosas con el gobierno del presidente Djokhar Dudaiev, permitiendo al gobierno apropiarse de millones de toneladas de petróleo ruso casi sin gastar un centavo".
- Las cosas se envenenan súbitamente a finales de 1993, tanto que Moscú decide una intervención militar. Podría ser que esta decisión se tomó porque en abril de 1993 Dudaiev disuelve el Parlamento y reclama todos los poderes (dictadura).
-En ese periodo la guerra de pandillas se agrava en Moscú dejando decenas de muertos en todos los bandos. Para Paul Klebnikov, “la campaña de Chechenia no fue nada más que una guerra de pandillas a gran escala”.
- Es para esas fechas que el futuro oligarca Boris Berezovski comienza a hacer negocios con las pandillas chechenas, teniendo como telón de fondo la guerra de clanes con la ‘Hermandad de Solntsevo’, que se compone de mafiosos eslavos.
- En Chechenia, los bandidos locales cooperan con los mafiosos rusos en el tráfico de heroína, al punto de convertir el aeropuerto de Grozny en centro del contrabando mundial de esa droga. De misma forma, la ausencia total de legislación bancaria en el país incita a los dirigentes rusos ansiosos de saquear los fondos de la Federación a utilizar falsos establecimientos bancarios chechenos para realizar sus operaciones "arregladas" y de lavado de dinero.
- El petróleo, recurso capital de la región, es también objeto de un reparto entre dirigentes chechenos y rusos: por esa región pasan gran cantidad de oleoductos y nos encontramos en un momento histórico en que los miembros de la ´Nomenklatura´ venden los recursos naturales de Rusia para su beneficio personal. Basta con negociar con el régimen instaurado en Grozny para encontrar un modus vivendi.
- El periodista armenio Vicken Cheterian declarará entonces. durante una conferencia de los Amigos de Le Monde Diplomatique, que “cada general (ruso) tiene su pozo de petróleo”. Según Paul Klebnikov, autor de "Parrain du Kremlin" (Padrino del Kremlin), “los altos funcionarios rusos y los miembros de los servicios de seguridad (durante el mandato de Yeltsin) que trabajaban habitualmente para las bandas chechenas de Moscú mantenían relaciones mutuamente provechosas con el gobierno del presidente Djokhar Dudaiev, permitiendo al gobierno apropiarse de millones de toneladas de petróleo ruso casi sin gastar un centavo".
- Las cosas se envenenan súbitamente a finales de 1993, tanto que Moscú decide una intervención militar. Podría ser que esta decisión se tomó porque en abril de 1993 Dudaiev disuelve el Parlamento y reclama todos los poderes (dictadura).
-En ese periodo la guerra de pandillas se agrava en Moscú dejando decenas de muertos en todos los bandos. Para Paul Klebnikov, “la campaña de Chechenia no fue nada más que una guerra de pandillas a gran escala”.
- Los chechenos podían negociar libremente el petróleo ruso en los
mercados internacionales, con la complicidad de sus socios enquistados en el
gobierno ruso de Yeltsin. Esa "deferencia" de los funcionarios rusos podría deberse a su colaboración con los separatistas abjasios de Georgia.
- Mas, en 1993, los jefes militares chechenos decidieron apoderarse de ese tesoro para sí solos. "Fue entonces que Djokhar Dudaiev, habiendo decidido que se había hecho grande y fuerte, dejó de compartir el botín con sus socios de Moscú -explica el general Lebed-. por consiguiente (el gobierno ruso) decidió castigarlo militarmente".
- Para camuflar la "corrupción masiva del Estado Mayor", que se dedicó a la venta del armamento a otros estados de forma ilegal y para su provecho personal, los generales empujaron a Moscú (Yeltsin) a implicarse en un conflicto en Chechenia para poder convertir los medios robados en pérdidas sufridas en el campo de batalla. "Aquellos supuestos generales necesitaban un gran conflicto en algún lugar, para que una importante cantidad de blindados pudieran aparecer como destruidos en combate", aforma el general Lebed.
- La represión desatada por el ejército ruso comienza el 11 de diciembre de 1994, con un apoyo a regañadientes del presidente estadounidense Bill Clinton quien dice desear «un mínimo de sangre». Paul Klebnikov establece un listado de los principales participantes en la decisión del ataque. Además de Boris Yeltsin, cita a Pavel Gratchev, ministro de Defensa; Oleg Soskovets, primer ayudante de Boris Yeltsin; Oleg Lobov, secretario del Consejo de Seguridad; Alexander Korzakov, jefe de la guardia presidencial; Viktor Erin y Serguei Stepachin, miembros todos de lo que él llama «el bando de la guerra». Una denominación que impugna el general Lebed: «No era el bando de la guerra. Era el bando de los negocios».
- La guerra no fue un paseo militar, fue una carnicería de ambos bandos. Al final de enero de 1995, el ejército ruso se apoderó de Grozny. Los combates continuaron entonces en las montañas donde los jefes mafiosos chechenos habían buscado refugio. La desorganización total de las fuerzas rusas era evidente. "Comandantes de unidad se negaban a acatar órdenes de ataque, otros se negaban a respetar las órdenes de cese del fuego. Muchos aceptaban sobornos por dejar escapar unidades chechenas cercadas mientras que otros hasta vendían armas a sus adversarios".
- Mas, en 1993, los jefes militares chechenos decidieron apoderarse de ese tesoro para sí solos. "Fue entonces que Djokhar Dudaiev, habiendo decidido que se había hecho grande y fuerte, dejó de compartir el botín con sus socios de Moscú -explica el general Lebed-. por consiguiente (el gobierno ruso) decidió castigarlo militarmente".
- Para camuflar la "corrupción masiva del Estado Mayor", que se dedicó a la venta del armamento a otros estados de forma ilegal y para su provecho personal, los generales empujaron a Moscú (Yeltsin) a implicarse en un conflicto en Chechenia para poder convertir los medios robados en pérdidas sufridas en el campo de batalla. "Aquellos supuestos generales necesitaban un gran conflicto en algún lugar, para que una importante cantidad de blindados pudieran aparecer como destruidos en combate", aforma el general Lebed.
- La represión desatada por el ejército ruso comienza el 11 de diciembre de 1994, con un apoyo a regañadientes del presidente estadounidense Bill Clinton quien dice desear «un mínimo de sangre». Paul Klebnikov establece un listado de los principales participantes en la decisión del ataque. Además de Boris Yeltsin, cita a Pavel Gratchev, ministro de Defensa; Oleg Soskovets, primer ayudante de Boris Yeltsin; Oleg Lobov, secretario del Consejo de Seguridad; Alexander Korzakov, jefe de la guardia presidencial; Viktor Erin y Serguei Stepachin, miembros todos de lo que él llama «el bando de la guerra». Una denominación que impugna el general Lebed: «No era el bando de la guerra. Era el bando de los negocios».
- La guerra no fue un paseo militar, fue una carnicería de ambos bandos. Al final de enero de 1995, el ejército ruso se apoderó de Grozny. Los combates continuaron entonces en las montañas donde los jefes mafiosos chechenos habían buscado refugio. La desorganización total de las fuerzas rusas era evidente. "Comandantes de unidad se negaban a acatar órdenes de ataque, otros se negaban a respetar las órdenes de cese del fuego. Muchos aceptaban sobornos por dejar escapar unidades chechenas cercadas mientras que otros hasta vendían armas a sus adversarios".
Shamil Basaev en sus inicios como Comandante de los
“rebeldes” chechenos.
- La elección presidencial de junio de 1996, para la cual Boris Yeltsin no figura ya como favorito, acelerará el fin del conflicto.
- Los oligarcas que rodean al presidente ruso, como Boris Berezovski en primera fila, le cierran el paso al candidato comunista Guennadi Ziuganov, aunque este aparece a la cabeza de los sondeos de opinión. La paz en Chechenia podría significar para Yeltsin un medio inesperado de recuperar popularidad.
- Apoyándose en los medios públicos de difusión -bajo el control del Kremlin- y privados -bajo control de sus amigos- el candidato Yeltsin acapara los primeros planos, sobre todo en la televisión. Mejor aún, el 8 de mayo Boris Berezovski y los demás miembros del equipo de campaña de Yeltsin se reúnen con el general Lebed, que también se encuentra entre los candidatos.
- En mayo de 1996, a pocos días de la elección, el presidente checheno Djokhar Dudaiev es alcanzado por un misil guiado mediante el rastreo de su teléfono portátil. El impacto de su muerto es difícil de evaluar pero nadie duda que influyó en el resultado de la primera vuelta.
- Yeltsin gana por escaso margen la primera vuelta electoral. El general Lebed es nombrado secretario del Consejo de Seguridad y consejero personal del presidente Yeltsin para las cuestiones de seguridad. El ministro de Defensa Pavel Gratchev es despedido, al igual que Alexander Korjakov, Mijail Barsukov -director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, el antiguo KGB) y el vice-primer ministro Oleg Soskovets. Siete generales nombrados por Gratchev son destituidos. El «bando de la guerra» ha sido decapitado.
- El 6 de julio de 1996, en pleno día de elecciones de la segunda vuelta, los enfrentamientos se reanudan en Chechenia después de un buen periodo de calma. Atentados terroristas sacuden Moscú.
- Existen dos hipótesis: “la del aviso de los círculos mafiosos ante el recrudecimiento anunciado de la lucha contra el crimen organizado y, la del ‘terrorismo checheno’ ”. El general Lebed recibe la misión de luchar contra el terrorismo. Sus posiciones ahora son más claras, ya no expresa ser favorable a la independencia de Chechenia puesto que esta es un punto de confluencia de “carreteras, oleoductos y vías férreas” y su independencia podría desembocar en “una gran guerra del Cáucaso”.
- Los chechenos reclaman un estatuto de «independencia-asociación» con Rusia mediante el cual Moscú reconocería a Chechenia como un Estado independiente, sujeto al derecho internacional. A cambio Grozny delegaría a Moscú la “aplicación de la defensa colectiva y la dirección de las fuerzas armadas”. Rusia y Chechenia mantendrían una moneda única, fronteras, un espacio aduanal y económico y un sistema de defensa comunes.
- Nuevamente hace su reaparición Shamil Basaev, el 8 de agosto dirige un comando hasta el centro de Grozny y, aprovechando el factor sorpresa, mata a más de 500 soldados. Los 3.000 soldados rusos que se encuentran en Grozny se ven obligados a mantenerse acantonados mientras que los hombres de Basaev toman el control de la ciudad. El 12 de agosto, el general Lebed viaja a Kasaviurt, en Daguestán, para abrir negociaciones en busca de la paz.
Al final los dos bandos acuerdan un retiro de las tropas rusas con una moratoria sobre el estatuto de la república, que en el fondo no le interesa a nadie pues no representa el verdadero objetivo. El arreglo sobre el estatuto de la república se fija para el 31 de diciembre de 2001, fecha señalada para la realización de un referendo sobre el mismo.
El acuerdo de paz es firmado el 3 de septiembre de 1996. A pesar de la reticencia del presidente Boris Yeltsin, quien se negará durante días a recibir a Alexander Lebed, el primer conflicto checheno llega a su fin. Su duración se explica debido a los intereses personales que tenían en él ciertos responsables, tanto rusos como chechenos, puesto que el conflicto abrió la puerta a todo tipo de tráficos.
General Alexander Ivanovich Lebed
El general Lebed relata así la reacción de Boris Berezovski después de la firma de los acuerdos de paz:
“Berezovski vino a verme y trató de intimidarme. Cuando se dio cuenta que no era posible meterme miedo, me dijo simplemente: usted ha echado a perder tremendo negocio. Todo iba tan bien. ¿Se estaban matando entre ellos? ¿Y qué? Siempre lo han hecho y lo seguirán haciendo”.
El segundo conflicto es totalmente
diferente.
Arranca en el otoño de 1999. Vladimir Putin había sido recientemente designado primer ministro y las acciones terroristas de grupos yihadistas volvieron intolerable el ambiente. El presidente checheno (de tendencia moderada), Aslan Maskhadov, aglutinó a las fuerzas chechenas con los elementos de Shamil Basaev, a pesar de las diferencias entre estos.
Arranca en el otoño de 1999. Vladimir Putin había sido recientemente designado primer ministro y las acciones terroristas de grupos yihadistas volvieron intolerable el ambiente. El presidente checheno (de tendencia moderada), Aslan Maskhadov, aglutinó a las fuerzas chechenas con los elementos de Shamil Basaev, a pesar de las diferencias entre estos.
El investigador y politólogo Paul Labarique, en otro y magnífico ensayo: “La ‘ficha’ chechena” (mayo del 2004) demuestra que sus puntos de vista se han ido materializando con los hechos. (4)
Resumamos sus investigaciones:
- Vladimir Putin se alejó de los oligarcas. No hay que desconocer la historia, Putin llegó al poder con el apoyo de los nuevos amos de Rusia (pero eso no lo explicaremos aquí).
- Los flamantes millonarios oligarcas rusos (arropados en una especie de hermandad) intentaron mantener sus intereses y privilegios, pues Rusia era suya; frenar a un molesto personaje como Vladimir Putin era esencial porque estaba ganando popularidad por la forma de afrontar el conflicto en Chechenia.
- Los oligarcas rusos y sus socios prefirieron mantener abierta una patente relación de entrega del patrimonio nacional a potencias extranjeras, en un claro intento por debilitar los esfuerzos rusos de seguir manteniendo influencia política y económica sobre los grandes oleoductos del Caspio, es decir, los oligarcas prefirieron entregar su nación a las transnacionales petroleras a trabajar conjuntamente con las empresas y estado ruso. Esto sin duda solo beneficiaba a un parte, los Estados Unidos.
- La nueva política de Moscú se concibió para estabilizar la zona, pero los voraces apetitos petroleros de las grandes transnacionales en la región no podían permitirse ese hecho. Es innegable que el gobierno de Bush aumentó los esfuerzos para asegurar el control del Cáucaso y ese era el objetivo del derrocamiento de Edouard Chevardnadze en Georgia (noviembre 2003) y el posterior asesinato del presidente checheno Akhmad Kadyrov.
- Según Paul Labarique, “Vladimir Putin parece así opuesto a la persecución del saqueo de Rusia por parte de los oligarcas y determinado a retomar el control de los recursos naturales del país. La salida de Chechenia de la Federación, que provocaría la pérdida del control de los oleoductos que atraviesan el país, la tiene fuera de toda consideración, de modo que el presidente interino adopta una actitud intransigente con respecto a los secesionistas. Se trata de una posición que ya había afirmado como primer ministro, el 2 de octubre de 1999, cuando anunciaba que no reconocía la legitimidad del presidente Maskhadov ni, por consiguiente, la de las autoridades chechenas en su conjunto: «Todos los órganos de poder en Chechenia son ilegítimos (...)pues todos han sido electos fuera de las leyes rusas». Esta frase resume perfectamente el pensamiento de Vladimir Putin: no reconoce ni los acuerdos de Khassaviurt, firmados por el general Lebed y el presidente Maskhadov, ni los firmados por Boris Yeltsin y el número uno checheno en mayo de 1997”.
- En la primera guerra chechena los rusos se vieron forzados a transportar parte del petróleo del Caspio por carretera, vía Daguestán, dado que el oleoducto Bakú-Novorossisk era saboteado continuamente por los chechenos. Hay serias razones para pensar que el ataque realizado por Basaev en Daguestán (1999) fue contratado por el oligarca Boris Berezovski y alguien más. Su intención era clara, desorganizar aún más el transporte de petróleo por carretera, impidiendo a Rusia explotar el petróleo del Caspio.
(Nota del editor del Blog: Los motivos del ataque de Basaev a Daguestán lo analizaremos en la siguiente entrega)
EPÍLOGO
Bandera del "Emirato del Cáucaso" (Imarát Kavkaz)
Por lo analizado, las guerras de Chechenia no solo fueron luchas entre mafiosos y por los intereses energéticos de las potencias occidentales, también fue la continuación del proyecto norteamericano de usar al extremismo religioso islámico –el wahabismo-, como siempre lo han hecho, en este caso para desmembrar los territorios rusos del Cáucaso.
Esto no ha terminado.
El virulento ataque del fanatismo islamista sigue y continuará atacando
Rusia. En Chechenia continúan operativas las organizaciones wahabíes, cálculos
actuales de los servicios rusos de seguridad estiman en alrededor de quince mil
el número de extremistas activos. Una noticia desapercibida que entraña una
amenaza para Chechenia y la región es que el denominado ‘Emirato del Cáucaso’
(Imarát Kavkaz), con sus miles de adeptos wahabíes, juraron ‘baya’at (lealtad) al Estado Islámico
(Daesh) en diciembre de 2014. Y, aún más, alrededor de julio del 2016 se tuvo
información de la presencia de un alto cargo de la inteligencia saudita en Chechenia,
cuyo propósito junto a los mandos yihadistas chechenos sería la reactivación de
la guerra.
En Occidente, la gente –obviamente saturada por los medios de
embrutecimiento masivo (prensa alineada)-, no tiene la menor idea de la
cantidad de víctimas que ha causado el terrorismo yihadista en la Federación
Rusa, solo diremos que son muchísimas más que en todos los países de Europa
juntos, la autoría de esos actos terroristas también debe atribuirse a los
servicios de inteligencia de la OTAN, quienes provocan, incitan y facilitan los
recursos a los radicales para atentar contra civiles, de esa forma obtienen
“legitimidad” (pretexto) para el intervencionismo y la “lucha de
civilizaciones”.
A los Estados Unidos y sus aliados poco les interesa los compromisos. Así
como arman y financian a las organizaciones wahabíes del terrorismo
internacional para sus guerras de conquista (globalización), también las
combaten y las destruyen cuando ya no son útiles. A fin de cuentas tienen en
sus manos a los príncipes y reyes de la familia Saud para manipular la fe de
cientos de miles de incautos que proclamarán la ‘yihad’ cuando sus amos lo
requieran.
Rusia deberá estar en alerta al haber asumido el compromiso de celebrar
fiestas deportivas como la próxima “Copa Confederaciones” de fútbol en 2017 y
el Mundial de Fútbol 2018. Quién puede no dudar que los Estados
Unidos/OTAN/Monarquías absolutistas del Golfo y hasta Ucrania intentarán enturbiar la gran fiesta mundial?
El guión ya fue ensayado en Ucrania, en plena celebración de los Juegos
Olímpicos de Invierno en Sochi en febrero del 2014, las fuerzas de seguridad
rusas estaban pendientes de los yihadistas en toda la Federación. La puñalada
trasera vino por otro lado, un grupo de “espontáneos” ucranianos aprovecharon
el evento para hacerse con el poder, en detrimento de la unidad nacional y los
acuerdos firmados con Rusia. Hoy Ucrania está en guerra y dividida. En esa
ocasión Rusia se vio atada de manos, el mundo estaba pendiente de su reacción…
en plenas olimpiadas. Sin duda un golpe maestro de los servicios de
inteligencia occidentales (OTAN). Un “gol olímpico” que puede repetirse en las
próximas citas del rey de los deportes en Rusia.
No obstante que los bandidos del Daesh están en desbandada en Irak y Siria
no quiere decir que hayan perdido fuerza, sus huestes están intactas en el
Cáucaso y pueden aflorar en las fechas de los eventos deportivos. Incluso se
baraja la posibilidad que estos grupos en retirada de Irak y Siria arriben a
Chechenia y reaviven este dormido frente de guerra. Los yihadistas chechenos
bajo mando del Daesh han estado muy activos en Siria (también en Irak), aunque
han sufrido duras pérdidas (incluso de sus comandantes), son miles de fundamentalistas
chechenos que se han forjado en el campo de batalla sirio.
Solo el tiempo dirá como las fuerzas de seguridad rusas confronten estos
próximos retos, pero lo que no queda duda es que Rusia es un mediato objetivo muy
apetecido por los grupos wahabíes del Emirato Islámico del Cáucaso, de los
radicales chechenos y de los servicios de inteligencia de la OTAN…
Continuaremos en la siguiente entrega...
Continuaremos en la siguiente entrega...
ARTÍCULO ANTERIOR:
LAS GUERRAS DE CHECHENIA (1)
PRÓXIMO ARTÍCULO:
LAS GUERRAS DE CHECHENIA: RELATOS DE UN COMPLOT (3)
LAS GUERRAS DE CHECHENIA (1)
PRÓXIMO ARTÍCULO:
LAS GUERRAS DE CHECHENIA: RELATOS DE UN COMPLOT (3)
Notas:
La información de este reportaje proviene básicamente de las siguientes fuentes:
(1) Peter
Dale Scott.- The Global Drug Meta-Group: Drugs, Managed Violence, and the Russian 9/11
(2) Michael
Griffin.- Reaping the Whirlwind, pág. 115, citado por Daniel Estulin: "Los Señores de las Sombras".
(3) Paul Labarique, LA RUSIA DE BORIS YELTSIN Y EL LEGADO CHECHENO
(4) La ‘ficha’ chechena. El gran juego de dominó en la región del Cáucaso.
* RUSIA, el caos poscomunista
RUSIA, el caos poscomunista (2)
** QUE VIENEN LOS RUSOS!
Daniel Estulin.- Los Señores de las Sombras. Editorial: Del Bronce, 2007 . ISBN: 9788484531753
* RUSIA, el caos poscomunista
RUSIA, el caos poscomunista (2)
** QUE VIENEN LOS RUSOS!
Daniel Estulin.- Los Señores de las Sombras. Editorial: Del Bronce, 2007 . ISBN: 9788484531753