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15 mayo 2017

LAS GUERRAS DE CHECHENIA: Mafiosos, yihadistas y oleoductos (2)





Raíces geopolíticas del conflicto



ACLARACIÓN: La presente ponencia es una recopilación de diferentes textos e investigaciones del propio editor de este blog. (Las referencias se encuentran en las notas a pie de página)


En 1997, la URSS había desaparecido hace algunos años y los Estados Unidos constituían la única superpotencia. Sin embargo, para Zbigniew Brzezinski en su libro (1997) “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense  y sus imperativos geoestratégicos”, Rusia era una amenaza para la imposición total de la globalización en el mundo.

Respecto a la naciente Rusia poscomunista y sus “reservas vitales de energía”, que atormentaba a Brzezinski, éste escribía:


“La tarea a largo plazo es: cómo fomentar la transformación democrática de Rusia y su recuperación económica evitando la reaparición de un imperio euroasiático que pueda entorpecer el objetivo geoestratégico norteamericano…Es imperativo que no surja un desafío euroasiático (Rusia) capaz de dominar Euroasia y con ello desafiar a los Estados Unidos”. 

Según la Doctrina Carter las reservas de petróleo y gas son para los Estados Unidos estratégicas y económicas, por tanto están autorizados a llevar la guerra donde sus intereses sean amenazados. Es lo que hemos venido observando las últimas décadas en el Próximo Oriente y en Asia Central, básicamente. La hegemonía mundial Norteamericana depende en gran medida de su influencia global en los mercados del petróleo. 

También las guerras de Chechenia se encuadran en la disputa encarnizada de las grandes potencias (no solo Estados Unidos, además Francia, Reino Unido, Alemania) por ejercer el control de los recursos energéticos del Cáucaso y, evidentemente, controlar las redes de oleoductos en el Mar Caspio. Por tanto, a más de los Estados Unidos y Rusia, hay otros actores (Turquía, Israel, Arabia Saudí, China, Irán y países de la Unión Europea) que rivalizan por ejercer zonas de influencia en esas regiones. 




Chechenia no podía ser la excepción para manejar esa área de influencia fundamental, mantenerla en constante crisis seguirá siendo indispensable para los Estados Unidos y sus aliados. 

A pesar de la caída de la URSS, Rusia mantenía cierto monopolio en el Asia Central respecto al transporte del gas y petróleo, algo que angustiaba a Occidente y la Arabia de los Saud, enemigo gratuito de Rusia desde épocas de la URSS comunista (por imposición de Franklin D. Roosevelt al rey Abdelaziz bin Abderrahmán al-Saud). 

La familia Saud, ha entregado miles de millones de dólares a diversas organizaciones en el mundo, primero para contrarrestar la influencia soviética en países árabes como Siria, Libia, el Egipto de Nasser y en Irán, principalmente; en segundo término –aunque no menos importante- las chequeras wahabíes financiaron movimientos anticomunistas en Occidente. Finalmente, como sabemos a la perfección, los petrodólares saudíes fueron la fuente básica de recursos de los “inmortalizados” y “populares” muyahidines afganos en su lucha contra las tropas soviéticas (en el cine de Hollywood naturalmente).

Lo que suele escapar a la opinión pública y de lo que los gobiernos occidentales hacen la vista gorda, es que los Saud manipulan la fe en países musulmanes promoviendo deplorables actividades con el fin de transmitir el wahabismo, una tergiversación radical del Islam, esa extrema doctrina religiosa es la que preconizan los grupos extremistas como al Qaeda y el Estado Islámico (Daesh) (en general los grupos terroristas/yihadistas de Próximo Oriente y del África musulmana). 

Cumpliendo a carta cabal la “Doctrina Carter”, a fines de 1999, a más de otras reuniones previas, tuvo lugar una junta clave entre funcionarios norteamericanos y desconocidos personajes en Azerbaiyán, allí se negoció y acordó entrenar y armar a los famosos muyahidines en el Cáucaso, en Asia y en general en las naciones árabes recalcitrantes. Según el investigador Peter Dale Scott: (1)


“Esta reunión desembocó en el apoyo tácito de Washington a sus aliados musulmanes y a compañías privadas estadounidenses de seguridad  para ayudar a los chechenos y a sus aliados islamistas a sostener la yihad  que siguió (contra Rusia)”. 

El ascenso al poder de los Talibán en Afganistán, los episodios bélicos en las fronteras rusas como Nagorno-Karabaj, Abkhazia y claro, Chechenia, entre otras, representaron “una acción táctica concreta, crucial en su momento, para discernir qué poder se haría dueño en última instancia del abastecimiento energético”. (2)

Chechenia, a pesar de los sinceros anhelos independistas de un buen número de ciudadanos, fue un conflicto apoyado y financiado por los Estados Unidos y la Arabia de los Saud, aprovechando el desmantelamiento de la URSS. Algunas repúblicas del Cáucaso optaron por esa vía ya que gozaban del privilegio de contar con reservas de gas, petróleo y en el caso checheno se veía atravesada por grandes oleoductos. Chechenia era pieza apetecible por esos factores y algo más…


La realidad fue que en ese inmenso tablero de ajedrez, las potencias occidentales anhelaban el control hegemónico del Cáucaso. Daguestán y Chechenia representaron movimientos de fichas que han causado inestabilidad permanente en Rusia.



Doku Umarov, fue uno de los principales líderes wahabíes que actuaron en Chechenia. También conocido como el “Emir del Cáucaso” o "Emir Dokkú Abú Usmán" o "El Bin Laden ruso". El 17 de junio del 2006 fue proclamado presidente de la República Chechena de Ichkeria (no reconocida por la Comunidad internacional), el mismo Umarov se encargó de abolirla para autoproclamar el “Emirato del Cáucaso” (Imarát Kavkaz), el 31 de octubre del 2007. Apoyados por el capital extranjero (petrodólares saudíes básicamente), los líderes wahabíes chechenos se plantearon como tarea la fundación de un estado islámico independiente regido por la sharia, desde el Mar Negro al Mar Caspio. La organización tiene su radio de acción en todos los territorios del Cáucaso bajo soberanía de la Federación Rusa, uno de sus objetivos es expulsar a los rusos del Cáucaso Norte. Ya durante el corto periodo (fruto del Tratado de Jasaviurt) que Chechenia pasó a ser, de facto, un estado independiente se implantó la sharia y en poco tiempo miles de familias rusas y de otras etnias abandonaron la república. Las regiones vecinas de Chechenia se vieron azotadas por el terrorismo. Umarov estuvo detrás de los atentados del metro de Moscú en 2010 y del Aeropuerto Internacional de Moscú en 2011, así como de numerosos ataques a objetivos civiles hasta febrero de 2012. En julio de 2013 Doku Umarov hizo un llamado a los insurgentes islamistas de todo el mundo para evitar que se llevaran a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi 2014. Su muerte sigue siendo poco clara, habría sucedido alrededor de septiembre del 2013, pero el anuncio oficial del gobierno ruso y de mismas fuentes extremistas datan de marzo/abril del 2014.



La sólida alianza Estados Unidos y Arabia Saudita aplicó la misma estrategia afgana en Chechenia, derrochar recursos financieros a grandes torrentes no era obstáculo para las chequeras saudíes ansiosas de perpetuarse en el poder bajo la protección norteamericana. El armamento y logística corrían de cuenta del Pentágono y de inescrupulosos personajes que formaron parte de las extintas  fuerzas armadas soviéticas, convertidos en flamantes millonarios fruto del tráfico de armas y drogas; y, de la naciente oligarquía rusa que emergió del robo de los recursos naturales y financieros. 

A Chechenia concurrieron a una nueva yihad  curtidos ex combatientes de Afganistán, de las repúblicas del Cáucaso y del Próximo Oriente en refuerzo de las nuevas agrupaciones de corte wahabí que venían siendo adiestradas en Arabia Saudí.


Shamil Salmanovich Basayev, jefe militar de los separatistas chechenos. También fue un militante islamista conocido bajo el nombre de “Abdallah Shamil Abu-Idris”. Estaba relacionado con los ‘Shahid’ (‘mártires’ en árabe), es decir, aquellos que están dispuestos a inmolarse en atentados suicidas en todo el territorio ruso. Sus creencias fueron determinantes para endurecer su posición política y religiosa, al punto de autoproclamarse Imán (predicador de la fe islámica) y de profesar la rama más radical del Islam, el wahabismo. Sus pretensiones también iban más lejos de consolidar su poder en Chechenia, deseaba expandir el conflicto fuera del Cáucaso.  Fue eliminado en julio del 2006 por las fuerzas de seguridad rusas (FSB) en una operación especial llevada a cabo en Ingusetia (Rusia).


Como hemos señalado en el inicio de estas líneas, la historia nos recuerda un episodio trascendental: Eurasia es el corazón del mundo y quien controle Eurasia controlará el mundo. Brzezinski apuntó:


“La potencia que domine Eurasia controlará dos de las tres regiones mundiales más avanzadas y económicamente productivas”.

El plan era simple e ingenioso, los Estados Unidos debían regresar a Rusia a un plano tercermundista incapaz de afrontar sus conquistas territoriales y económicas, haciéndose con el control de las reservas petroleras y de gas en el Asia Central, una zona de influencia natural rusa.

Ya hemos relatado en los episodios referentes a 'RUSIA, el caos poscomunista' * como se efectuó esa tarea de destruir la economía rusa, por lo que no volveremos a insistir en el tema.

En general, en la década de los 90 del siglo pasado e inicios del siglo XXI el objetivo se cumplió en gran parte. Rusia fue incapaz de afrontar la planificada destrucción de su economía, no era oponente ante la escalada armamentista e intervencionista norteamericana en todos los escenarios del Asia Central y Oriente Próximo. Rusia era impotente para dirigirse como un estado organizado, afrontó graves problemas para alimentar a la población y su poderío militar se vino hacia abajo en picada a tal punto que, carente de divisas, no tuvo otra alternativa que poner en venta en los mercados negros de armas gran parte de sus arsenales; y, como era de esperarse esas armas terminaron en poder de organizaciones terroristas de Chechenia y otros grupos regionales.


Ibn al-Khattab o Emir al-Khattab, su verdadero nombre era Thamir Saleh Abdullah. También conocido como Habib Abdul Rahman, nacido en Arabia Saudí pero de origen checheno, fue junto a Shamir Basaev, uno de los más conocidos jefes islamistas en las guerras separatistas de Chechenia. Ibn al-Khattab combatió no solo en las dos guerras de Chechenia, jurando lealtad a Al-Qaeda y su bandera, sino que participó en Afganistán como un Muyahidin más en la guerra contra la ocupación soviética y combatió junto a los islamistas en la guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1998);  incluso, en la guerra civil Tayika (Tayikistán -1992-1997-. Tayikistán comparte fronteras entre otros con Uzbekistán, Kirguistán y Afganistán). Al-Khattab murió en marzo de 2002, se afirma que fue envenenado por medio de una carta entregada por un mensajero reclutado por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB).

Sobre otros líderes yihadistas chechenos como Murad Margoshivili alias ‘Muslem al-Shishani’, ex miembro de las fuerzas aéreas de defensa soviéticas en Mongolia, antes del colapso de la URSS; y, del georgiano, aunque de origen étnico checheno, Tarjan Batilashvili, alia‘Omar al Shishani’. (“Shishani” significa “el checheno” en árabe); ya nos hemos referido antes en otro artículo. Que viene los rusos! (octubre 2015) ** Estos fueron eliminados en combate en Siria e Irak no hace mucho, aunque las circunstancias de sus muertes suelen ser difíciles determinar..


Oleoductos y drogas cruce obligado por Chechenia






¿Qué posee Chechenia a más de una sectaria aspiración independentista? Una red de OLEODUCTOS y algunas importantes refinerías (la foto arriba data de 1970, corresponde a una de las refinerías en Grozny)  ya que, propiamente, reservas de petróleo, gas y otros minerales no son significativas.

Pero, Chechenia es también pieza clave en el –quizá- mejor negocio del mundo, algo que se maneja en las sombras, muy apetecido por grandes transnacionales, por el sistema financiero internacional y, claro, por potencias imperialistas que buscan capital sin control para financiar sus operaciones, estamos hablando de DROGA, producción, rutas, comercialización y lavado de miles de millones de dólares anuales que sostienen la economía mundial, por tanto al sistema del capitalismo.

Esto es algo que no vamos a encontrar en los textos de historia y reportajes periodísticos de los medios de embrutecimiento masivo occidentales con sus románticos relatos de la “heroica lucha de los independentistas chechenos”.

Este obscuro episodio lo relataremos en la siguiente y última entrega de esta serie de artículos sobre Chechenia.



¿Por qué decimos que Chechenia fue una guerra de los oleoductos?


























En plena crisis financiera rusa, tras el descalabro de la Unión Soviética, decenas de empresas petroleras emprendieron camino a la rica zona energética del Cáucaso dispuestas a sacar provecho de la debilidad del estado ruso. Como ya podrán intuir, esas compañías eran predominantemente anglo-estadounidenses.

Proyectos para construir nuevos oleoductos afloraron por doquier, las transnacionales invirtieron mucho dinero en diseñar y elaborar mapas y rutas para los oleoductos, debían aprovechar al máximo para hacerse con el control de las reservas rusas en detrimento del estado; y lo hicieron. Confiados en que no habrá un gobierno ruso que sea capaz de oponerse a sus socios (los corruptos y  nuevos oligarcas rusos), en abril de 1999 se inauguró el oleoducto ‘Bakú-Supsa’, en Georgia. En octubre de ese mismo año, la nueva crisis militar en Chechenia está cerca de estallar, las poderosas empresas petroleras estadounidenses y británicas están de plácemes informando la construcción de un nuevo oleoducto entre Bakú y el puerto turco de Ceyhan, todo en el patio ruso. 


La “Familia”, constituida por oligarcas, jefes mafiosos y ex militares oportunistas dedicados al mercado negro de armas, manejaron Rusia a su antojo en tiempos de Boris Yeltsin, uno de los nombres que sonaba reiteradamente en esa trama era el autoexiliado Boris Berezovski.

Si alguna vez existió complicidad entre los chechenos, los oligarcas rusos y el gobierno de Yeltsin, todo terminó con la llegada de Vladimir Putin. El Kremlin se alinea con los mandos militares en una posición de fuerza ratificando que Chechenia debe permanecer como parte integral de Rusia, a cualquier costa. La dura estrategia militar, sin concesiones, funcionó no solo en el terreno de batalla, sino que la población rusa miró con buenos ojos la tarea de hostigar y destruir las fuerzas de Basaev, las críticas desde el extranjero lo único que consiguieron fue garantizar la unidad y respaldo de los rusos a Putin. 


Mientras Rusia combate a los separatistas y yihadistas, el apoyo extranjero a los jefes chechenos se va volviendo evidente; por ejemplo Georgia constituyó (y sigue siendo) un paso obvio para el ingreso a Chechenia de mercenarios y yihadistas árabes, así como para el abastecimiento de sofisticado material bélico. 


Quién puede poner en duda la intervención de la CIA, de la Arabia de los Saud, de los aparatos de seguridad de Pakistán, de Turquía, de los Talibán de Afganistán que proporcionan un considerable número de combatientes, siendo este último uno de los países donde más entrenaron a las huestes de Basaev. 

No se sabe a ciencia cierta en qué momento Basaev se radicalizó al extremo de autoproclamarse Imán y abrazar la fe wahabita, con esas consideraciones miles de terroristas apoyaron a los “hermanos chechenos” y declararon la Yihad incluso en nombre de Osama bin Laden !




II PARTE

Un enfoque diferente y retrospectivo de las guerras de Chechenia





No es nuestra intención desarrollar un manual histórico ni cronológico de la forma en que se desenvolvió el conflicto, sobre ello hay suficiente información disponible. Nuestra tarea es determinar el por qué se llegó a ese extremo. Sigue siendo, hasta ahora, un asunto de materia reservada conocer a ciencia cierta cuáles fueron los verdaderos orígenes; no obstante, sin duda, hay factores secretos que han ido saliendo a luz. Ha quedado claro (en la primera entrega) que junto a las maniobras ocultas y manipulación de las masas, que la primera guerra de Chechenia si gozó de cierto apoyo popular, a pesar que los chechenos se hubiesen conformado con cierto grado de autonomía (vale destacar que un alto porcentaje de chechenos no comulgaban ni comulgan ideas independentistas).

Ensayemos los principales hechos, lo siguiente es un extracto y citas de la magnífica investigación de Paul Labarique, su ponencia titula: “La Rusia de Boris Yeltsin y el legado checheno” (3)

- El fin de la URSS supuso el fin de muchos altos oficiales del Ejército Rojo, algunos se aventuraron en la política, otros decidieron hacer buenos “negocios”. En el caso del General Djokahr Dudaiev, el 27 de octubre de 1991, es elegido presidente de la República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.

- La independencia unilateral de Chechenia en 1991, en consecuencia la posterior primera guerra chechena, fue algo más que un pretendido proyecto político. El general Dudaiev, tenía sus ambiciones personales tras la caída de la URSS, quería su propio feudo y sus ex-kamaradas del Ejército Rojo necesitaban demostrar que eran indispensables. “Todos traficaron juntos mientras se hacían una guerra implacable en detrimento de la población”. El 4 de noviembre proclama unilateralmente la secesión y la independencia de Chechenia.

- Chechenia-Inguchetia, que todos -menos su presidente- consideran una república rusa autónoma, se sitúa como un actor regional en el Cáucaso. Sus primeras decisiones son deliberadamente agresivas hacia la Federación Rusa.

- El presidente ruso de la época, Boris Yeltsin, condena la independencia e instaura el estado de emergencia en Grozny, capital de la región.

- Dudaiev replica movilizando a la población y amenazando a Rusia con una campaña terrorista contra las centrales nucleares.

- Paralelamente, la crisis en Georgia desencadena en la destitución del  presidente Gamsakhurdia, Dudaiev anuncia la creación de una fuerza de interposición del Cáucaso para acudir en ayuda del depuesto. El general Dudaiev declara “no reconocer más que el gobierno constitucional de Georgia y su presidente electo por el pueblo”. Esa declaración es secundada por los Estados Unidos.

- En abril de 1992, Chechenia se niega a ratificar el tratado de la Federación propuesto por Yeltsin, a pesar de la amplia autonomía que se le concede.  Grozny pone bajo su mando y jurisdicción a todas las tropas ex-soviéticas de la Comunidad de Estados Independientes estacionadas en su territorio.

- La «cuestión de las nacionalidades» se convierte en eje de lucha por el poder en Moscú. Es un tema muy delicado.

- Debido a la inestabilidad regional, Moscú despliega tropas en la frontera de las tres repúblicas transcaucásicas -Armenia, Georgia y Azerbaiyán- para evitar la desestabilización de sus propios territorios. Pero no hay una reacción militar importante del Kremlin-.



General Djokahr Dudaiev, elegido presidente de la República Autónoma de Chechenia-Inguchetia.


- El presidente Dudaiev busca apoyo en el extranjero. Durante el verano de 1992, ha viajado a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes. Después, en el otoño, a Turquía, Chipre y Bosnia-Herzegovina. Durante algún tiempo se habla de una gira por Estados Unidos, muy interesados en apoyar secretamente la desestabilización de las fronteras rusas.

El caos político reina en Rusia, el gobierno no gobierna. Los altos funcionarios y toda la administración pública y privada son vulnerables a las tentaciones. La privatización de la economía tiene lugar mediante su criminalización, tanto más cuanto que al proclamar la independencia de Chechenia, Dudaiev liberó a casi todos los presos comunes que pasan a engrosar, en Moscú, las filas del crimen organizado y desarrollan una importante red de contactos políticos en Rusia.

- Es para esas fechas que el futuro oligarca Boris Berezovski comienza a hacer negocios con las pandillas chechenas, teniendo como telón de fondo la guerra de clanes con la ‘Hermandad de Solntsevo’, que se compone de mafiosos eslavos.

En Chechenia, los bandidos locales cooperan con los mafiosos rusos en el tráfico de heroína, al punto de convertir el aeropuerto de Grozny en centro del contrabando mundial de esa droga. De misma forma, la ausencia total de legislación bancaria en el país incita a los dirigentes rusos ansiosos de saquear los fondos de la Federación a utilizar falsos establecimientos bancarios chechenos para realizar sus operaciones "arregladas" y de lavado de dinero


El petróleo, recurso capital de la región, es también objeto de un reparto entre dirigentes chechenos y rusos: por esa región pasan gran cantidad de oleoductos y nos encontramos en un momento histórico en que los miembros de la ´Nomenklatura´ venden los recursos naturales de Rusia para su beneficio personal. Basta con negociar con el régimen instaurado en Grozny para encontrar un modus vivendi


- El periodista armenio Vicken Cheterian declarará entonces. durante una conferencia de los Amigos de Le Monde Diplomatique, que “cada general (ruso) tiene su pozo de petróleo”. Según Paul Klebnikov, autor de "Parrain du Kremlin" (Padrino del Kremlin), “los altos funcionarios rusos y los miembros de los servicios de seguridad (durante el mandato de Yeltsin) que trabajaban habitualmente para las bandas chechenas de Moscú mantenían relaciones mutuamente provechosas con el gobierno del presidente Djokhar Dudaiev, permitiendo al gobierno apropiarse de millones de toneladas de petróleo ruso casi sin gastar un centavo".

- Las cosas se envenenan súbitamente a finales de 1993, tanto que Moscú decide una intervención militar. Podría ser que esta decisión se tomó porque en abril de 1993 Dudaiev disuelve el Parlamento y reclama todos los poderes (dictadura)

-En ese periodo la guerra de pandillas se agrava en Moscú dejando decenas de muertos en todos los bandos. Para Paul Klebnikov, la campaña de Chechenia no fue nada más que una guerra de pandillas a gran escala”

- Los chechenos podían negociar libremente el petróleo ruso en los mercados internacionales, con la complicidad de sus socios enquistados en el gobierno ruso de Yeltsin. Esa "deferencia" de los funcionarios rusos podría deberse a su colaboración con los separatistas abjasios de Georgia.

- Mas, en 1993, los jefes militares chechenos decidieron apoderarse de ese tesoro para sí solos. "Fue entonces que Djokhar Dudaiev, habiendo decidido que se había hecho grande y fuerte, dejó de compartir el botín con sus socios de Moscú -explica el general Lebed-. por consiguiente (el gobierno ruso) decidió castigarlo militarmente". 

- Para camuflar la "corrupción masiva del Estado Mayor", que se dedicó a la venta del armamento a otros estados de forma ilegal y para su provecho personal, los generales empujaron a Moscú (Yeltsin) a implicarse en un conflicto en Chechenia para poder convertir los medios robados en pérdidas sufridas en el campo de batalla. "Aquellos supuestos generales necesitaban un gran conflicto en algún lugar, para que una importante cantidad de blindados pudieran aparecer como destruidos en combate", aforma el general Lebed. 

- La represión desatada por el ejército ruso comienza el 11 de diciembre de 1994, con un apoyo a regañadientes del presidente estadounidense Bill Clinton quien dice desear «un mínimo de sangre». Paul Klebnikov establece un listado de los principales participantes en la decisión del ataque. Además de Boris Yeltsin, cita a Pavel Gratchev, ministro de Defensa; Oleg Soskovets, primer ayudante de Boris Yeltsin; Oleg Lobov, secretario del Consejo de Seguridad; Alexander Korzakov, jefe de la guardia presidencial; Viktor Erin y Serguei Stepachin, miembros todos de lo que él llama «el bando de la guerra». Una denominación que impugna el general Lebed: «No era el bando de la guerra. Era el bando de los negocios».

- La guerra no fue un paseo  militar, fue una carnicería de ambos bandos. Al final de enero de 1995, el ejército ruso se apoderó de Grozny. Los combates continuaron entonces en las montañas donde los jefes mafiosos chechenos habían buscado refugio. La desorganización total de las fuerzas rusas era evidente. "Comandantes de unidad se negaban a acatar órdenes de ataque, otros se negaban a respetar las órdenes de cese del fuego. Muchos aceptaban sobornos por dejar escapar unidades chechenas cercadas mientras que otros hasta vendían armas a sus adversarios".



Shamil Basaev en sus inicios como Comandante de los “rebeldes” chechenos.



- En junio de 1995, Shamil Basaev, ex-negociante moscovita convertido en jefe de banda terrorista, penetró más de cien kilómetros en territorio ruso con varias decenas de combatientes, ocupó la alcaldía y el hospital de la ciudad de Budionnovsk donde tomó 1.500 rehenes. Cercado allí por las tropas rusas de elite, rechazó varios asaltos y, después de haber ejecutado a la mayoría de los rehenes a sangre fría (numerosas mujeres, enfermeras y personas mayores por el simple hecho de ser rusas), obtuvo del primer ministro Viktor Chernomirdin la autorización de partir llevándose varias decenas de rehenes para cubrir su retirada. Ese episodio interrumpió las hostilidades durante seis meses.

- La elección presidencial de junio de 1996, para la cual Boris Yeltsin no figura ya como favorito, acelerará el fin del conflicto.

- Los oligarcas que rodean al presidente ruso, como Boris Berezovski en primera fila, le cierran el paso al candidato comunista Guennadi Ziuganov, aunque este aparece a la cabeza de los sondeos de opinión. La paz en Chechenia podría significar para Yeltsin un medio inesperado de recuperar popularidad. 

- Apoyándose en los medios públicos de difusión -bajo el control del Kremlin- y privados -bajo control de sus amigos- el candidato Yeltsin acapara los primeros planos, sobre todo en la televisión. Mejor aún, el 8 de mayo Boris Berezovski y los demás miembros del equipo de campaña de Yeltsin se reúnen con el general Lebed, que también se encuentra entre los candidatos.

- En mayo de 1996, a pocos días de la elección, el presidente checheno Djokhar Dudaiev es alcanzado por un misil guiado mediante el rastreo de su teléfono portátil. El impacto de su muerto es difícil de evaluar pero nadie duda que influyó en el resultado de la primera vuelta.

- Yeltsin gana por escaso margen la primera vuelta electoral. El general Lebed es nombrado secretario del Consejo de Seguridad y consejero personal del presidente Yeltsin para las cuestiones de seguridad. El ministro de Defensa Pavel Gratchev es despedido, al igual que Alexander Korjakov, Mijail Barsukov -director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, el antiguo KGB) y el vice-primer ministro Oleg Soskovets. Siete generales nombrados por Gratchev son destituidos. El «bando de la guerra» ha sido decapitado.

- El 6 de julio de 1996, en pleno día de elecciones de la segunda vuelta,  los enfrentamientos se reanudan en Chechenia después de un buen periodo de calma. Atentados terroristas sacuden Moscú.

- Existen dos hipótesis: “la del aviso de los círculos mafiosos ante el recrudecimiento anunciado de la lucha contra el crimen organizado y, la del ‘terrorismo checheno’ ”. El general Lebed recibe la misión de luchar contra el terrorismo. Sus posiciones ahora son más claras, ya no expresa ser favorable a la independencia de Chechenia puesto que esta es un punto de confluencia de “carreteras, oleoductos y vías férreas” y su independencia podría desembocar en “una gran guerra del Cáucaso”.

- Los chechenos reclaman un estatuto de «independencia-asociación» con Rusia mediante el cual Moscú reconocería a Chechenia como un Estado independiente, sujeto al derecho internacional. A cambio Grozny delegaría a Moscú la “aplicación de la defensa colectiva y la dirección de las fuerzas armadas”. Rusia y Chechenia mantendrían una moneda única, fronteras, un espacio aduanal y económico y un sistema de defensa comunes.

- Nuevamente hace su reaparición Shamil Basaev, el 8 de agosto dirige un comando hasta el centro de Grozny y, aprovechando el factor sorpresa, mata a más de 500 soldados. Los 3.000 soldados rusos que se encuentran en Grozny se ven obligados a mantenerse acantonados mientras que los hombres de Basaev toman el control de la ciudad. El 12 de agosto, el general Lebed viaja a Kasaviurt, en Daguestán, para abrir negociaciones en busca de la paz.

Al final los dos bandos acuerdan un retiro de las tropas rusas con una moratoria sobre el estatuto de la república, que en el fondo no le interesa a nadie pues no representa el verdadero objetivo. El arreglo sobre el estatuto de la república se fija para el 31 de diciembre de 2001, fecha señalada para la realización de un referendo sobre el mismo. 

El acuerdo de paz es firmado el 3 de septiembre de 1996. A pesar de la reticencia del presidente Boris Yeltsin, quien se negará durante días a recibir a Alexander Lebed, el primer conflicto checheno llega a su fin. Su duración se explica debido a los intereses personales que tenían en él ciertos responsables, tanto rusos como chechenos, puesto que el conflicto abrió la puerta a todo tipo de tráficos




General Alexander Ivanovich Lebed


El general Lebed relata así la reacción de Boris Berezovski después de la firma de los acuerdos de paz


Berezovski vino a verme y trató de intimidarme. Cuando se dio cuenta que no era posible meterme miedo, me dijo simplemente: usted ha echado a perder tremendo negocio. Todo iba tan bien. ¿Se estaban matando entre ellos? ¿Y qué? Siempre lo han hecho y lo seguirán haciendo”.

El segundo conflicto es totalmente diferente.

Arranca en el otoño de 1999. Vladimir Putin había sido recientemente designado primer ministro y las acciones terroristas de grupos yihadistas volvieron intolerable el ambiente. El presidente checheno (de tendencia moderada), Aslan Maskhadov, aglutinó a las fuerzas chechenas con los elementos de Shamil Basaev, a pesar de las diferencias entre estos.

El investigador y politólogo Paul Labarique, en otro y magnífico ensayo: “La ‘ficha’ chechena” (mayo del 2004) demuestra que sus puntos de vista se han ido materializando con los hechos. (4)

Resumamos sus investigaciones:

-  Vladimir Putin se alejó de los oligarcas. No hay que desconocer la historia, Putin llegó al poder con el apoyo de los nuevos amos de Rusia (pero eso no lo explicaremos aquí).


-
Los flamantes millonarios oligarcas rusos (arropados en una especie de hermandad) intentaron mantener sus intereses y privilegios, pues Rusia era suya; frenar a un molesto personaje como Vladimir Putin era esencial porque estaba ganando popularidad por la forma de afrontar el conflicto en Chechenia.


-
Los oligarcas rusos y sus socios prefirieron mantener abierta una patente relación de entrega del patrimonio nacional a potencias extranjeras, en un claro intento por debilitar los esfuerzos rusos de seguir manteniendo influencia política y económica sobre los grandes oleoductos del Caspio, es decir, los oligarcas prefirieron entregar su nación a las transnacionales petroleras a trabajar conjuntamente con las empresas y estado ruso. Esto sin duda solo beneficiaba a un parte, los Estados Unidos.


- La nueva política de Moscú se concibió para estabilizar la zona, pero los voraces apetitos petroleros de las grandes transnacionales en la región no podían permitirse ese hecho. Es innegable que el gobierno de Bush aumentó los esfuerzos para asegurar el control del Cáucaso y ese era el objetivo del derrocamiento de Edouard Chevardnadze en Georgia (noviembre 2003) y el posterior asesinato del presidente checheno Akhmad Kadyrov.

- Según Paul Labarique, “Vladimir Putin parece así opuesto a la persecución del saqueo de Rusia por parte de los oligarcas y determinado a retomar el control de los recursos naturales del país. La salida de Chechenia de la Federación, que provocaría la pérdida del control de los oleoductos que atraviesan el país, la tiene fuera de toda consideración, de modo que el presidente interino adopta una actitud intransigente con respecto a los secesionistas. Se trata de una posición que ya había afirmado como primer ministro, el 2 de octubre de 1999, cuando anunciaba que no reconocía la legitimidad del presidente Maskhadov ni, por consiguiente, la de las autoridades chechenas en su conjunto: «Todos los órganos de poder en Chechenia son ilegítimos (...)pues todos han sido electos fuera de las leyes rusas». Esta frase resume perfectamente el pensamiento de Vladimir Putin: no reconoce ni los acuerdos de Khassaviurt, firmados por el general Lebed y el presidente Maskhadov, ni los firmados por Boris Yeltsin y el número uno checheno en mayo de 1997”. 

- En la primera guerra chechena los rusos se vieron forzados a transportar parte del petróleo del Caspio por carretera, vía Daguestán, dado que el oleoducto Bakú-Novorossisk era saboteado continuamente por los chechenos. Hay serias razones para pensar que el ataque realizado por Basaev en Daguestán (1999) fue contratado por el oligarca Boris Berezovski y alguien más. Su intención era clara, desorganizar aún más el transporte de petróleo por carretera, impidiendo a Rusia explotar el petróleo del Caspio. 

(Nota del editor del Blog: Los motivos del ataque de Basaev a Daguestán lo analizaremos en la siguiente entrega)



EPÍLOGO



Bandera del "Emirato del Cáucaso" (Imarát Kavkaz)


Por lo analizado, las guerras de Chechenia no solo fueron luchas entre mafiosos y por los intereses energéticos de las potencias occidentales, también fue la continuación del proyecto norteamericano de usar al extremismo religioso islámico –el wahabismo-, como siempre lo han hecho, en este caso para desmembrar los territorios rusos del Cáucaso.

Esto no ha terminado.

El virulento ataque del fanatismo islamista sigue y continuará atacando Rusia. En Chechenia continúan operativas las organizaciones wahabíes, cálculos actuales de los servicios rusos de seguridad estiman en alrededor de quince mil el número de extremistas activos. Una noticia desapercibida que entraña una amenaza para Chechenia y la región es que el denominado ‘Emirato del Cáucaso’ (Imarát Kavkaz), con sus miles de adeptos wahabíes,  juraron ‘baya’at (lealtad) al Estado Islámico (Daesh) en diciembre de 2014. Y, aún más, alrededor de julio del 2016 se tuvo información de la presencia de un alto cargo de la inteligencia saudita en Chechenia, cuyo propósito junto a los mandos yihadistas chechenos sería la reactivación de la guerra.

En Occidente, la gente –obviamente saturada por los medios de embrutecimiento masivo (prensa alineada)-, no tiene la menor idea de la cantidad de víctimas que ha causado el terrorismo yihadista en la Federación Rusa, solo diremos que son muchísimas más que en todos los países de Europa juntos, la autoría de esos actos terroristas también debe atribuirse a los servicios de inteligencia de la OTAN, quienes provocan, incitan y facilitan los recursos a los radicales para atentar contra civiles, de esa forma obtienen “legitimidad” (pretexto) para el intervencionismo y la “lucha de civilizaciones”.

A los Estados Unidos y sus aliados poco les interesa los compromisos. Así como arman y financian a las organizaciones wahabíes del terrorismo internacional para sus guerras de conquista (globalización), también las combaten y las destruyen cuando ya no son útiles. A fin de cuentas tienen en sus manos a los príncipes y reyes de la familia Saud para manipular la fe de cientos de miles de incautos que proclamarán la ‘yihad’ cuando sus amos lo requieran. 

Rusia deberá estar en alerta al haber asumido el compromiso de celebrar fiestas deportivas como la próxima “Copa Confederaciones” de fútbol en 2017 y el Mundial de Fútbol 2018. Quién puede no dudar que los Estados Unidos/OTAN/Monarquías absolutistas del Golfo y hasta Ucrania intentarán enturbiar la gran fiesta mundial?

El guión ya fue ensayado en Ucrania, en plena celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi en febrero del 2014, las fuerzas de seguridad rusas estaban pendientes de los yihadistas en toda la Federación. La puñalada trasera vino por otro lado, un grupo de “espontáneos” ucranianos aprovecharon el evento para hacerse con el poder, en detrimento de la unidad nacional y los acuerdos firmados con Rusia. Hoy Ucrania está en guerra y dividida. En esa ocasión Rusia se vio atada de manos, el mundo estaba pendiente de su reacción… en plenas olimpiadas. Sin duda un golpe maestro de los servicios de inteligencia occidentales (OTAN). Un “gol olímpico” que puede repetirse en las próximas citas del rey de los deportes en Rusia.

No obstante que los bandidos del Daesh están en desbandada en Irak y Siria no quiere decir que hayan perdido fuerza, sus huestes están intactas en el Cáucaso y pueden aflorar en las fechas de los eventos deportivos. Incluso se baraja la posibilidad que estos grupos en retirada de Irak y Siria arriben a Chechenia y reaviven este dormido frente de guerra. Los yihadistas chechenos bajo mando del Daesh han estado muy activos en Siria (también en Irak), aunque han sufrido duras pérdidas (incluso de sus comandantes), son miles de fundamentalistas chechenos que se han forjado en el campo de batalla sirio.

Solo el tiempo dirá como las fuerzas de seguridad rusas confronten estos próximos retos, pero lo que no queda duda es que Rusia es un mediato objetivo muy apetecido por los grupos wahabíes del Emirato Islámico del Cáucaso, de los radicales chechenos y de los servicios de inteligencia de la OTAN…  

Continuaremos en la siguiente entrega...





Notas:
La información de este reportaje proviene básicamente de las siguientes fuentes:

(2) Michael Griffin.- Reaping the Whirlwind, pág. 115, citado por Daniel Estulin: "Los Señores de las Sombras".
(4) La ‘ficha’ chechena. El gran juego de dominó en la región del Cáucaso.
*   RUSIA, el caos poscomunista
      RUSIA, el caos poscomunista (2)
** QUE VIENEN LOS RUSOS!
Daniel Estulin.- Los Señores de las SombrasEditorial: Del Bronce, 2007 . ISBN: 9788484531753

25 abril 2017

Descifrando la política exterior de Trump (2)


El lector no especializado o sin el suficiente conocimiento sobre la realidad geopolítica mundial ya habrá caído en cuenta que nuestros prólogos buscan dar una guía previa del tema a tratarse, así lo hemos hecho en la entrega anterior dedicada a la política exterior que el presidente Trump intenta poner en marcha, pese a que su mayor oposición se encuentra en su propia casa y en sus aliados de la Unión Europea - OTAN; y, claro, en aliados regionales del Próximo Oriente como Israel y las monarquías wahabíes del Golfo Pérsico. 

La lectura de la primera parte de este artículo permite una mejor comprensión de lo que hoy hacemos entrega, a continuación podrán revisar un minucioso análisis de especialistas internaciones, con privilegiado acceso a fuentes relevantes de primera mano. Hecha esta aclaración, os invito a repasar las magistrales ponencias de Thierry Meyssan relacionadas con la nueva doctrina Trump referente a la lucha contra el terrorismo, la erradicación del yihadismo y el futuro de Siria.

A continuación, un compendio de varios artículos de Thierry Meyssan que complementan nuestra ponencia anterior.

Buena lectura.


PUNTO UNO: La doctrina Trump anti yihadista


Las cancillerías y la prensa aseguran que el presidente Trump ha cambiado su política, que traicionó a sus electores al aceptar la renuncia del general Flynn y con el bombardeo contra la base aérea siria de Shairat. Thierry Meyssan expone una serie de incoherencias que hacen pensar lo contrario: la agresión militar estadounidense contra Siria podría en realidad estar dirigida contra los aliados de Washington.

Donald Trump en su campaña (y por ello triunfó) proclamó el fin del imperialismo y su anhelo de garantizar los derechos y verdaderos intereses del pueblo norteamericano.

Luego de los bombardeos en Siria, los aliados de Estados Unidos aprobaron la acción invocando la consabida defensa de los valores humanitarios amparados en los principios del Derecho Internacional.

En el debate del Consejo de Seguridad de la ONU, el representante del secretario general de Naciones Unidas no apoyó la tesis del ataque químico supuestamente perpetrado por Damasco, en ese momento era imposible saber cómo pudo suceder. Otros han dudado la existencia misma del incidente químico. Recordando que quienes denuncian el supuesto ataque no son otros que los famosos Premios Oscar 2017, es decir, los White Helmets (“Cascos Blancos”), “un grupo de al-Qaeda que el MI6 británico utiliza para cubrir sus necesidades en materia de propaganda contra Siria”, conforme afirma Meyssan. Por otro lado, todos los expertos militares coinciden en que los gases de combate se utilizan mediante disparos de obuses pero nunca, absolutamente nunca, mediante bombardeos aéreos.

El bombardeo estadounidense contra Shayrat se antoja feroz al utilizarse 59 misiles Tomahawk con un potencial que equivale a casi 2 bombas atómicas (usada en Hiroshima); mas el ataque se caracterizó por ser ineficaz, sin mayores daños.

Para Thierry Meyssan hay dos opciones: O la US Navy es un «tigre de papel» o esta operación no fue más que una puesta en escena. Esa es la explicación del por qué la defensa antiaérea rusa que posee un programa de respuesta automática no reaccionó, la lógica nos dice que los S-400 fueron desactivados antes del ataque.

La fuente de consulta va más allá: Todo se desarrolló como si la Casa Blanca hubiese imaginado una artimaña cuyo objetivo final sería arrastrar a sus aliados a una guerra contra los utilizadores de armas químicas, o sea contra los yihadistas. En efecto, hasta ahora, según Naciones Unidas, los únicos casos realmente comprobados de uso de ese tipo de arma en Siria e Irak son los que se atribuyen a los yihadistas”.

Recordemos algo que es fundamental para entender la tesis de Thierry Meyssan, Trump en su poco tiempo en el gobierno ha hecho lo impensable: “Estados Unidos rompió con la política del republicano George Bush hijo –quien firmó la declaración de guerra contra Siria contenida en el texto de la Syrian Accountablity Act– y del demócrata Barack Obama –quien respaldó la «primavera árabe», o sea la reedición de la «Gran Revuelta Árabe», organizada por los británicos en 1916”.

Trump no ha conseguido, pero se empeña en ello, convencer a sus aliados, fundamentalmente a británicos, franceses y alemanes para modificar la política guerrerista de sus predecesores nombrados. Y, como un lector sagaz ya habrá caído en cuenta, el ataque a la base Siria es un mensaje al yihadismo, porque son precisamente ellos quienes utilizan armas químicas.

Se dice que con ese ataque Washington ha cambiado de política, pero en realidad él no quiere que al Assad se aparte del gobierno legítimo en Siria, a pesar que ante los medios lo califica de “animal” y pronuncia otras frases retóricas para calmar a los halcones y otros exaltados partidarios de la guerra.

En ese contexto el lector debe preguntarse, por qué el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, hace exactamente todo lo contrario que su homólogo británico, participando del encuentro con su par ruso en Moscú? Lavrov y Tillerson charlaron largas horas y luego juntos se dirigieron a dialogar con Putin. Aparentemente no ocurrió nada importante en esa reunión, salvo algo que la prensa internacional calla para seguir alimentando los “vientos de guerra”, Lavrov señaló a la prensa local que los Estados Unidos dio su palabra (asumió el compromiso) de no volver atacar a las fuerzas sirias y Moscú decidió restablecer la anterior coordinación entre sus unidades en Siria y el mando norteamericano con el fin de evitar incidentes aéreos.

Otra pregunta clave: Por qué el presidente chino Xi Jinping, no reaccionó durante el bombardeo a la base siria, si en ese mismo momento estaba junto al presidente estadounidense? Recordemos que China ya ha hecho uso, en seis ocasiones, de su derecho al veto en el Consejo de Seguridad para proteger a Siria.

Durante todo ese alboroto de los aliados de Estados Unidos por el mundo, el consejero adjunto del presidente Trump, Sebastian Gorka, envió  mensajes en sentido contrario. Afirmó que la Casa Blanca considera al presidente sirio como legítimo y a los yihadistas como el enemigo a liquidar. Gorka tiene estrecha relación con el general Michael Flynn, quien concibió el plan de Trump contra los yihadistas en general y, en particular, contra el Emirato Islámico (Daesh). (1)

Como dice Meyssan, “Trump vocifera clamando su poderío y bombardea”, pero tiene “mucho cuidado en no cometer nada irreparable. Lo peor y lo mejor siguen siendo posibles” (2).

Michael T. Flynn y su amigo Sebastian Gorka muestran cada uno el libro del otro. El general Michael Flynn, representante de la política anti-yihadistas, se vio obligado a renunciar a sus funciones como consejero de seguridad nacional. Sebastian Gorka se mantiene como consejero adjunto del presidente Trump. Según Gorka, las apariencias del bombardeo de Shairat disimulan la realidad en cuanto a la política actual de la Casa Blanca.


PUNTO DOS: Aliados de los EEUU en contra de la doctrina Trump

Thierry Meyssan es firme en su tesis: “Mientras Washington ha multiplicado las señales que confirman su intención de destruir el Emirato Islámico (Daesh), británicos y franceses –y tras ellos el conjunto de los europeos– se plantean un rumbo diferente. Londres y París parecen haber coordinado una ofensiva contra las ciudades sirias de Damasco y Hama para obligar al Ejército Árabe Sirio a concentrarse en su defensa, debilitando así la presencia de tropas del gobierno sirio alrededor de Raqqa. Los europeos esperan organizar la huida de los yihadistas hacia la frontera turca”.

La reunión de la coalición anti-Daesh (Washington 22-23 de marzo) no guardó unanimidad. Los miembros de la coalición a pesar de confirmar su voluntad de luchar contra el Daesh (Estado Islámico), demostraron sus profundas discrepancias, de allí que muchos de esos países de la coalición manejan la cuestión siria por su cuenta.

Rex Tillerson, Secretario de Estado de Trump recordó a los demás que el presidente “se comprometió ante el Congreso de Estados Unidos a acabar con el Emirato Islámico (Daesh) y no a limitarse a reducirlo, como pretendía hacer la administración Obama. A la vez que hacía ese recordatorio, y sin aceptar discusiones, Tillerson puso a los demás miembros de la coalición ante hechos consumados”.


Primer problema: si ya no se trata sólo de desplazar a los yihadistas sino realmente de liquidarlos, ¿cómo podrán los europeos, sobre todo los británicos, salvar a “sus” yihadistas?

Tillerson y el primer ministro iraquí Haider al-Abadi, presentaron un balance de la batalla de Mosul. A pesar de marchar según lo previsto, se ha hecho hincapié, según los expertos, que la batalla de Mosul durará todavía algunos meses, la razón es que en Mosul casi cada familia tiene al menos uno de sus integrantes enrolados en el Daesh.

En Raqqa parece ser más simple ya que en la ciudad siria la mayoría de yihadistas son extranjeros. “La prioridad sería entonces comenzar por cortarles el aprovisionamiento y después separarlos de la población siria”.

Segundo problema: el ejército de Estados Unidos debe obtener previamente la autorización del Congreso, y también la autorización de Damasco, para desplegarse en Siria. Los generales James Mattis –secretario de Defensa– y John Dunford –jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense– han tratado de convencer a los congresistas, pero nada garantiza que obtengan esa autorización. Habrá entonces que negociar con Damasco y, por tanto, aclarar cierto número de cosas.

“A la pregunta de los europeos sobre lo que Washington haría con Raqqa después de la liberación de esa ciudad, Rex Tillerson respondió enigmáticamente que haría regresar la población desplazada o refugiada. Los europeos sacaron como conclusión que, dado que esa población es masivamente favorable al gobierno de Damasco, la intención de Washington sería devolver ese territorio a la República Árabe Siria”.

Los socios europeos de los Estados Unidos, como hemos analizado, manejan otras opciones, en esa misma reunión, el ministro de Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, recordó que esa proposición contradice lo decidido anteriormente, es decir, que los europeos tienen el deber moral de proteger a los refugiados que huyeron de la “dictadura sanguinaria”. En otras palabras, liberada Raqqa de yihadistas, la ciudad no sería zona segura debido a la presencia del Ejército Árabe Sirio.

Thierry Meyssan nos aclara el panorama: “No es por casualidad que los europeos optaron por el representante de Portugal para hacer esta intervención. El actual secretario general de la ONU, Antonio Guterres, fue primer ministro de Portugal y tuvo a Santos Silva entre los miembros de su gobierno. El hoy secretario general de la ONU Antonio Guterres fue también presidente de la Internacional Socialista, organización totalmente controlada por las estadounidenses Hillary Clinton y Madeleine Albright. En otras palabras, Guterres es la nueva fachada en la ONU del embajador estadounidense Jeffrey Feltman –a cargo de los “Asuntos Políticos” en la organización internacional– y del clan belicista”.

Tercer problema: Todos parecen estar de acuerdo para liberar Raqqa de Daesh, pero –según los europeos– no para restituirla a Damasco, de ahí las maniobras de Francia en el terreno.

Inmediatamente terminada la reunión de Washington, los yihadistas atrincherados en Yobar – barrio en la periferia de Damasco– iniciaron una ofensiva hacia el centro de la capital. Y en las provincias de Hama y Daraa emprendieron duros ataques contra centros poblados. Quizás se trata para ellos de un intento desesperado por obtener un premio de consuelo en Astaná y Ginebra antes de que termine la partida. Pero es también posible que sea una estrategia coordinada por Londres con París. (esas ofensivas yihadistas continúan hasta el momento de publicarse esta sinopsis).

Seguramente veremos una gran operación de las potencias coloniales en Raqqa, afirma Meyssan. Londres y París decidirían atacar Raqqa antes que sea completamente cercada, permitiendo la huida de los yihadistas, obligando al Estado Islámico (Daesh) a desplazarse a las fronteras turcas, pero salvándolos de su aniquilación. Aquí entrará en juego el socio de París y Londres, Turquía, que utilizaría, nuevamente, al Daesh para exterminar a los kurdos.

Así han venido manejando la situación los socios de la OTAN en su guerra de invasión a la República Árabe Siria, cada cual defiende sus propios intereses y no la defensa de los derechos humanitarios de la población siria. (4)


PUNTO TRES: Qué significará poner fin al yihadismo?


Thierry Meyssan nos explica lo que puede suceder si en verdad Trump ordena cancelar el programa de conquista del próximo Oriente utilizando al yihadismo en su provecho.

A pesar de todo lo relatado en los anteriores puntos, la sola voluntad del presidente Trump de combatir a Daesh y acabar con el terrorismo internacional no basta, resulta extremadamente difícil llevarlo a los hechos, significa no solo enemistarse con sus socios y poner en su contra al mismísimo “estado profundo” que ha gobernado los Estados Unidos.

Sin duda perjudica a los países que han coadyuvado a mantener el programa del terrorismoyihadismo como arma de imposición imperial, aquello implica una total reorientación de la política internacional. "El nuevo presidente estadounidense no parece en condiciones de ordenar a sus tropas el paso a la ofensiva mientras no logre establecer nuevas alianzas”.

Donald Trump tiene que enfrentar una dura oposición a su plan presentado en la reunión del 22 de marzo (plan de lucha contra el Emirato Islámico –Daesh-). El único objetivo confirmado es la voluntad de terminar con el yihadismo, pero la forma de hacerlo (por desarrollar) tendrá sus detractores dentro de sus aliados y en casa propia, como ya viene sucediendo.

“En el terreno, todo se limita por tanto a un intercambio de información entre los estadounidenses, de un lado, y rusos e iraníes del otro. Para mantener la situación, estas 3 potencias han acordado evitar un enfrentamiento entre los turcos y los kurdos y se están realizando intensos bombardeos aéreos contra al-Qaeda, en Yemen, y contra el Emirato Islámico, en Irak. Pero no se ve nada decisivo. Se mantiene el compás de espera”.

Meyssan nos ha revelado un punto que quizá ha pasado desapercibido:

Quien se ocupa del manejo del terrorismo internacional por cuenta de Londres y Washington es la Liga Islámica Mundial, que ha venido haciéndolo desde 1962. La Liga Islámica Mundial abarca simultáneamente la Hermandad Musulmana –que se compone de árabes– y la Orden de los Naqchbandis –cuyos miembros son fundamentalmente turco-mongoles y caucásicos.

“Hasta el inicio de la guerra de Yemen, el presupuesto militar de la Liga Islámica Mundial era más alto que el del ejército de Arabia Saudita, lo cual quiere decir que la Liga es el primer ejército privado del mundo, sobrepasando ampliamente al tristemente célebre Academi/Blackwater. Aunque es una fuerza estrictamente terrestre, resulta particularmente eficaz en la medida en que su logística depende directamente del Pentágono y porque dispone de numerosos combatientes suicidas”, explica Thierry Meyssan.

Fue la Liga Islámica Mundial –o sea, la familia real de Arabia Saudita– quien garantizó a Londres y a Washington el personal que organizó en 2011 la segunda «Gran Rebelión Árabe», siguiendo el modelo de la que tuvo lugar en 1916, pero respondiendo esta vez a la denominación de «primavera árabe». 

En ambos casos, el objetivo era apoyarse en los wahabitas para redefinir las fronteras regionales en interés de los anglosajones.


Por consiguiente, ahora no se trata simplemente de abandonar el arma que constituye el terrorismo sino también:

- Romper la alianza entre Londres y Washington tendiente a garantizar el control del Medio Oriente Ampliado;

- Privar a Arabia Saudita y Turquía del arma que habían venido desarrollando por cuenta de Londres y de Washington durante más de medio siglo;

- Decidir el futuro de Sudán, Túnez y Libia.

Por otro lado, hay que llegar también a un acuerdo con Alemania y Francia, países que desde 1978 acogieron dirigentes de la Hermandad Musulmana y financiaron la yihad.

Estamos observando que el Reino Unido no está muy conforme con todo eso. Ahora resulta que fue el GCHQ –o sea, el servicio británico que se dedica a la intercepción satelital– la entidad que garantizó la escucha de las comunicaciones de la ‘Trump Tower’ durante la campaña electoral estadounidense y el posterior periodo de transición. Por su parte, según la agencia jordana de noticias ‘Petra’, Arabia Saudita financió en secreto un tercio de la campaña electoral de Hillary Clinton contra Donald Trump.

Es por eso que el presidente Trump parece estar en busca de nuevos aliados cuyo respaldo le permita imponer el cambio.

Trump organizó el encuentro con el presidente chino Xi Jinping, para planificar la adhesión de Estados Unidos al banco chino de inversiones. “Con esa jugada, Trump pondría a sus aliados ante el hecho consumado: si Estados Unidos participa en la construcción de las rutas de la seda, será imposible para el Reino Unido, Arabia Saudita, Turquía, Alemania y Francia continuar la yihad en Irak, Siria y Ucrania”.

Todas estas pistas que nos brindan los exhaustivos análisis de Thierry Meyssan, nos dan luces sobre el por qué debemos darle tiempo a Trump.


Fuentes:

21 abril 2017

Descifrando la política exterior de Trump (1)


















Por: Tito Andino U.


La perspectiva de las relaciones internacionales del presidente estadounidenses aparentan, hasta cierto punto, ser contradictorias. Desde la campaña electoral declaró un giro total en la política exterior, al punto de interpretarlo como el fin de un guión pre-elaborado por sus antecesores para consolidar la hegemonía económica – política y militar de su país en el resto del mundo.

Trump apuesta por un equilibrio internacional en el manejo de las relaciones comerciales con otras potencias mundiales, es decir, dejar de imponer (inclusive por la fuerza) las reglas de las grandes transnacionales norteamericanas a otras naciones. 

Una mayor y mejor cooperación redundará en beneficios mutuos, piensa Trump, que proviene del mundo de los negocios y actúa en tal sentido. Para qué seguir manteniendo guerras por los recursos energéticos (petróleo, gas), si con las negociaciones pueden seguir manteniendo con total seguridad sus "zonas de influencia"?. Sobre todo, cuando se ha demostrado que las reservas petroleras en el mundo siguen siendo ilimitadas, al menos hasta el próximo siglo (el llamado "pico del petróleo" que alarmó a las grandes potencias industriales es un mito, no sabemos si fue un fraude o un pretexto para continuar con las guerras imperiales, ahora denominadas "globalización"; o, si los estudios científicos se basaron en datos erróneos).

Un cambio de esa trascendencia no tendría parangón en la historia, estaríamos afrontando, como analizan algunos estudiosos, el fin del Imperialismo norteamericano, el ciclo de la imposición mundial –por cualquier método- del modelo neoliberal encabezado por los Estados Unidos. Llegaría, si no a su fin, al menos a una revisión drástica de los medios para imponer su supremacía en los países del denominado “Tercer Mundo”.


Naturalmente, esa visión de Trump, cambiando las reglas de juego del tablero geopolítico internacional, tiene sus grandes y poderosos contradictores en casa. A lo largo de la existencia de la nación la política exterior de los Estados Unidos ha sido única, someter a sus dictados en materia política y económica a las naciones del patio trasero (Latinoamérica), en el Próximo y Lejano Oriente, en el África e incluso en Europa tras su aporte (económico y logístico) para liberarla del nazismo y afrontar los desafíos del hermético modelo comunista encarnado en la Unión Soviética.




Ese modus operandi que los consecutivos gobiernos estadounidenses han venido manteniendo sin ninguna modificación, con Trump, supuestamente, debería llegar a su fin, él ha proyectado una nueva estrategia para reemplazar tantos planes elaborados a lo largo de la historia, como el “Plan Marshall” de  la reconstrucción de la Europa de posguerra, obviamente ejerciendo el liderazgo mundial del capitalismo en reemplazo del decadente Imperio Británico; y, la posterior “Doctrina Carter” que alude al empleo de cualquier método (la guerra) para controlar las riquezas energéticas mundiales como recurso estratégico para la seguridad y supervivencia de los Estados Unidos, por citar un par de ejemplos. Aquellas deberían ser, sino sepultadas, por lo menos modificadas drásticamente.

Es muy temprano para dilucidar el destino de la política exterior norteamericana en la era Trump, o el cómo se la denominará en el futuro, si llega a supervivir (tanto la nueva doctrina o el mismo Trump). Trump aún debe afrontar el mayor desafío, que no es Rusia, ni  China, ni Corea del Norte ni Irán, etc.

El mayor peligro que corre Trump, de ver frustrado su nuevo estilo para imponer un “orden” económico global, está en casa. La mayor amenaza surge de los Halcones estadounidenses, del ultra-poderoso complejo industrial-militar y, claro, del poder financiero internacional, que están gustosos con la forma pausada, pero segura, de controlar todo, de seguir enriqueciéndose brutalmente con la venta de armamento, imponiendo sus condiciones en los mercados y aplicando la técnica de despoblación gradual con los conflictos bélicos, aunque eso no les parezca lo suficiente… Los conflictos del Próximo Oriente demuestran que la sangría se ha incrementado de manera dramática por obra y gracia, precisamente, de los Estados Unidos y sus socios.

Si debemos creer en la nueva doctrina Trump, éste anhela sustituir la potencial amenaza de una guerra nuclear con superpotencias como China y Rusia, con quienes pretendería arribar a un acuerdo general para mantener sus respectivas áreas de influencia naturales y una progresiva cooperación económica e industrial.

Es decir, con Trump, los Estados Unidos renunciaría a fomentar la implantación del “orden democrático” por la vía armada en todas las regiones del mundo, siempre que se siga respetando el statu quo vigente y manteniendo acceso ilimitado, pero compartido, de los recursos energéticos con las otras superpotencias

Como contrapartida, Rusia y China, que también necesitan esos recursos, obtendrían garantías para desarrollar grandes proyectos como el resurgimiento sin obstáculos de las “Rutas de la Seda” (guerras regionales provocadas para sabotearlas).

Recuerden que la paz mundial depende de que los Estados Unidos y sus aliados de la Europa Occidental y regionales permitan y garanticen el desarrollo de Rusia y China, esa parece ser la consigna de Trump.

Lo difícil de esta política es la forma de conseguirlo y sobre todo certificar que sea perdurable.




Las señales están lanzadas, Trump entiende ahora que abogar por un entendimiento con China es mejor que la retórica de amenazas, ya lo hemos visto en la reunión con el presidente Xi Jinping, ello significaría desbaratar el plan elaborado hace décadas de acercar las fuerzas militares estadounidenses para rodear China y desestabilizarla económica y políticamente (la guerra de Corea, que derivo en la división en dos repúblicas, es una consecuencia de aquella trama). También las señales han sido lanzadas, aunque de manera velada, dando un espaldarazo al presidente Putin en su empeño de destruir la otrora arma secreta de guerra americana – el terrorismo- y su punta de lanza que es el yihadismo para desestabilizar y controlar el Próximo Oriente.

Si debemos confiar en la nueva doctrina Trump, el escenario que se vislumbra es el siguiente:

Una posible mayor cooperación económica entre Estados Unidos – China – Rusia en detrimento de sus socios de la OTAN y Europa Occidental, en general, Europa no tendrían otra opción que aceptar esa nueva ecuación, no sin antes intentar derrumbarla; de ahí que el Reino Unido, Francia y Alemania, principalmente, manejan estrategias diferentes a los Estados Unidos en la guerra Siria.

El objetivo militar de los Estados Unidos debería centrarse no solo en apoyar la verdadera guerra anti terrorista, sino demoler su estructura política-financiera; algo que no gusta a muchos de sus aliados en Próximo Oriente y Europa (las monarquías wahabíes, Turquía e Israel, Francia, Reino Unido, Alemania y otros) que miran con disgusto el pretendido intento de desmantelar su otrora –caballo de Troya regional- el yihadismo.

En consecuencia, Estados Unidos -hipotéticamente- apuntalará su militarismo no ya hacia China y Rusia. Los parámetros actuales dilucidan que esa perspectiva va encaminada ahora hacia Corea del Norte.

Algunos indicios sugieren que tanto los chinos y rusos podrían quedarse con los brazos cruzados ante un eventual conflicto en la península coreana. Pero los intereses chinos en Corea del Norte va más allá de una presunta neutralidad en un hipotético ataque norteamericano. 

China es el principal socio comercial de los norcoreanos (casi monopólico), pero para estas fechas ha suspendido la compra de carbón norcoreano, un pilar importante para sostener la economía del régimen de Pionyang (tal vez una forma de presión para controlar sus ensayos nucleares). Norcorea ofrece, además a China una variedad sustancial de minerales: hierro, cobre, plata, uranio y otros metales estratégicos para la industria china. Otra alerta es que China ha efectuado una movilización masiva de tropas a la frontera norcoreana, aunque es lógico pensar que tratará de asegurarse que Corea del Norte no sea ocupada por fuerzas norteamericanas, en el hipotético ataque e invasión-. 

El temor -fundado- de la República Popular China es que una caída del régimen norcoreano significará la adhesión de ese territorio a Corea del Sur, por consiguiente, ya llegada de fuerzas militares estadounidenses a sus fronteras.

Y, como hemos dicho, al fin y al cabo ese fue el principal motivo de la división de Corea. Los Estados Unidos siempre han pretendido acercarse a las fronteras chinas, cercarla con bases militares en sus fronteras, es lo mismo que han hecho y vienen haciendo con Rusia por medio de la OTAN.

Otra pregunta clave es: Con la nueva doctrina Trump de cooperación con China y Rusia, terminará esa política de cerco de los Estados Unidos a Rusia y China?. 

La política de apaciguamiento y llamado al diálogo por parte de Rusia y China a Pionyang no se debe tanto a que estén de acuerdo con los estadounidenses para paralizar el programa de armas nuclares norcoreano, sino que la continua desestabilidad de la zona no permite a chinos y rusos invertir más recursos con total seguridad.  Rusia también anhela abrir mayores mercados hacia Corea del Norte negociando su gas y petróleo.

A nadie le interesa un conflicto nuclear. Las consecuencias serían desastrosas para el mundo en una conjetural conflagración nuclear, aun en el hipotético caso de una confrontación directa, pero limitada, entre Estados Unidos – Corea del Norte, sin duda afectará zonas de influencia regional de los aliados de Norteamérica, como Japón y Corea del Sur; además, nadie puede prever las consecuencias ambientales de los efectos radiactivos desbastadores que pueden alcanzar amplios territorios chinos y rusos.

En teoría, y siempre planteando la situación como hipótesis, la mejor solución para las superpotencias es seguir buscando la forma de entenderse (controlar) con Corea del Norte. La pregunta lógica es, cómo se consigue eso?... Con los Estados Unidos es imposible, solo China Y Rusia están en posición de mediar en la materia.

En la siguiente entrega revisaremos la política exterior de Trump dirigida a luchar de forma verdadera contra el yihadismo en Siria y el Próximo Oriente.

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