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21 octubre 2017

Reflexiones sobre el independismo catalán




























por Tito Andino U.


Este ensayo es una apertura sobre el tema principal, un documento trascendental de la historia de España, que será abordado en los siguiente capítulos, “EL TRATADO DE CORBEIL Y LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA”.

Cataluña es noticia estos días, naturalmente que sus anhelos de independencia del poder central del Reino de España no pasan de ser meras aspiraciones, existe una profunda división social, económica, política, ideológica y hasta histórica, entre la comunidad catalana y el sistema de gobierno español.

La pregunta que debemos plantearnos es si esas divergencias tienen suficiente argumento en todos esos contextos señalados y en el ámbito jurídico para proclamar la independencia, creando su propio estado. De cierta forma, da la impresión que esa propensión secesionista en el seno de la UE (norte de Italia, Bélgica, España) continuará acrecentándose, sin embargo, a nadie parece preocuparle las inmensas repercusiones sociales y económicas que tales acciones desencadenarían.

Desde el punto de vista de un analista foráneo, como mi caso, puedo apreciar los hechos con más objetividad. La grandeza de España entraña por su diversidad, no solo étnica, lingüística y hasta algo fascinante, su gastronomía, tan distinta de un lugar a otro (y tan deliciosa de un rincón a otro), ese engramado cultural es lo que modernamente cautiva al extranjero, siendo España uno de los principales centros del turismo mundial.

Me atrevo a señalar que la marca España es resultado de sus múltiples nacionalidades. Debemos dejar en claro que las rivalidades, competencias, hasta desavenencias e incluso odios, rencores y envidias entre diferentes comunidades es un reflejo intrínseco en el ser humano. Lo que pueda pasar en España, en Cataluña, en Madrid, en Andalucía, en el País Vasco, en la tierra Gallega, etc, etc, de norte a sur, de este a oeste, es parte de la convivencia.

Aquello sucede en cualquier lugar del mundo, en todo estado, lo vivimos en Europa con su larga historia de guerras imperiales. Como ejemplo, miremos a los Estados Unidos de América, fue forjándose a través de las rivalidades entre distintos sectores del país por cuestiones económicas, sociales y políticas, hasta religiosas (puritanismo), fueron por décadas el preludio que desembocó en la Guerra Civil estadounidense (guerra de secesión). Previamente, la colonización transportó a América la competencia de los imperios británico, francés, alemán, holandés, etc. y posteriores oleadas migratorias han moldeado un sistema de convivencia moderno sin resquebrajos, pese a la rivalidad y odios mutuos entre el norte y el sur. En mi propio país natal, existe no solo “pique” y lucha de poder entre los principales centros urbanos, predomina un odio regional entre costeños y serranos, pero aquello no ha dividido la nación (aunque alguna vez un político soltó un exabrupto “independentista” por simples rivalidades políticas con el gobierno)…     

Volvamos a España. No sé si me expreso correctamente, al hablar de diversas “nacionalidades”, probablemente se prefirió usar el término “Comunidades” en la Constituyente española de 1978 como modelo de convivencia que se aprecia está dando resultados (insistiendo en las normales y hasta naturales desavenencias sociales y de otra índole); y, también, para evitar una posible ruptura en el futuro.

Se dice que el término “nacionalidades” es una nueva noción de la historia española, creada por la Constitución de 1978 que sin duda pretendía garantizar la unidad e integrar a los nacionalistas vascos y catalanes después de duros tiempos del centralista franquismo y otro procesos históricos.

La Carta Constituyente española no precisa cuál Comunidad Autónoma puede ser considerada nacionalidad. Existe un gran vacío legal porque no señala, en su ámbito legislativo, que significa jurídicamente una nacionalidad. La historia nos ha demostrado que España ha sabido mantenerse unitaria, al mismo tiempo que mantuvo y mantiene la pluralidad de nacionalidades. 


Un Estado soberano plurinacional y pluricultural es algo común en el mundo.












El Artículo 2, de la norma suprema estipula:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

Ahora, veamos una perspectiva internacional, desde otro enfoque, al característico modelo de las nacionalidades en Europa. A pesar que la Unión Europea tiene el objetivo velado suprimir las nación-estado como entes independientes (pretende crear la nación europea), sin que la ciudadanía se percate, es contraria a la desmembración de la unidad española. Recordemos que la UE se ha convertido en un instrumento más de los Estados Unidos y, probablemente, lo siga siendo debido a los presentes rumores de la “amenaza” rusa.

Los Estados Unidos parece decir a la UE, ustedes ni siquiera pueden preservar la unidad de Europa, como pretenden formar, además, un ejército único? que iría apartándose del control de los Estados Unidos, por cierto, el único que manda en la OTAN.

Debemos descartar la existencia de un programa de desestabilización de España orquestada en alguna parte del mundo. Estamos ante un típico caso de exacerbación política del núcleo fuerte de separatistas y/o de la gran burguesía catalana que rivaliza con Madrid, a quienes, inconscientemente, apoyan diversos grupos con pensamiento ideológico incompatibles.

Para nadie, incluso para extranjeros que no residimos en España, no pasa por desapercibido ese antagonismo descrito en los primeros párrafos de este ensayo. La rivalidad directa entre Madrid y Barcelona, principales centros urbanos y ejes de la economía española existe, por supuesto que no hablamos en general como una norma, sino de un elevado porcentaje poblacional. Se refleja hasta en el deporte, en el fútbol entre los grandes Barcelona y Real Madrid.

Volviendo a lo serio, Cataluña aspira constituirse en estado soberano, explicaciones sobre historia, geografía, sociedad, lingüística y economía sobran y son presentadas como argumentos de la necesidad de controlar su propio destino. La Comunidad de Cataluña sigue siendo la Autonomía que más aporta al Producto Interior Bruto (PIB) del conjunto de España. También es común escuchar las quejas de políticos catalanes impugnado el profundo estado de corrupción del estado central (el caso de la familia Puyol en Barcelona es solo un ejemplo que la corruptela está en todos lados, es un mal latente en Hispano-América). En Cataluña suele decirse que existe obstrucción a sus requerimientos financieros, aunque la burguesía catalana goza de prebendas proteccionistas a su producción, es asidua cliente del poder central para reclamar mayores aranceles, de esa forma controlan casi monopólicamente ciertos mercados españoles.

No quiero ser parcial en este caso. Solamente plantear reflexiones al lector.

Por un lado, se puede comprender el anhelo y la voluntad de la mayoría catalana para formar su propio estado, regidos por sus propias reglas y leyes; pero, desde otras perspectiva, pienso que están cometiendo un grave error. Un lacerante y mal llamado “nacionalismo’ brota rabiosamente en ciertos círculos de Cataluña, con un ego demasiado inflamado, constituyendo el eje del proyecto secesionista.



Aquí otro paréntesis. Existe numerosas citas célebres sobre el denominado “nacionalismo”, cada cual ensaya una definición desde un particular punto de vista. Veamos algunos ejemplos:

-"El nacionalismo no es el despertar de las naciones hacia su conciencia propia: inventa naciones donde no las hay" Ernest Gellner
 -"Los nacionalismos surgen del resentimiento".    Gustavo Bueno
 -El nacionalismo es una ideología antidemocrática, no existe el nacionalismo democrático"."El nacionalismo está basado en una idea simple: yo llegué antes que tú y, por tanto, tengo más derechos que tú".    Arcadi Espada
 -"El nacionalismo es el hambre de poder templada por el autoengaño".  José Ortega y Gasset
 -"Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero."            Charles de Gaulle 
-"El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariado"     Karl Marx 
-"El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad."    Albert Einstein  
 -"El nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto."    Camilo José Cela 
-"Amo demasiado a mi país para ser nacionalista"     Albert Camus


Volvamos al tema central. Es bueno escuchar y recordar la historia, las experiencias reales vividas por quienes sufrieron, por ejemplo, la “balcanización” de la extinta Yugoeslavia.

El caso del separatismo en Yugoeslavia es un ejemplo vivo de los nacionalismos extremos, impulsados desde el extranjero, los países que conformaban la extinta república balcánica no han conseguido crecer, ni serán más grandes, ni desarrollados como fueron en una unidad llamada República Federal Socialista de Yugoslavia (su nombre oficial). Hoy, la extinta república federada se ha transformado en pequeños estados manipulables, sin agendas ni propósitos nacionales propios, dependientes de las grandes economías extranjeras, en títeres coloniales de la OTAN/UE y fieles cumplidores de los dictados emanados tanto de Washington como de Bruselas.

NADIE HA GANADO NADA DESPUÉS DE UNA DESINTEGRACIÓN TERRITORIAL, AL CONTRARIO, HAN PERDIDO.

No seré yo quien diga lo que se debe hacer, claro que no. No obstante, los políticos españoles, catalanes incluidos, deberían tomarse en serio, en primer lugar, buscar consensos, basados en la Constitución, para convocar un referéndum a nivel nacional en que se decida preguntar a los más de 46 millones de españoles si desean mantenerse como Monarquía Parlamentaria o constituirse en una República (parlamentaria o presidencial).  Eso sí sería verdadera democracia.

Sin embargo, esa figurada propuesta choca ante la realidad política. Existe en la Carta Magna española una figura jurídica que contemple tal posibilidad?. La derecha política (y la extrema derecha que se oculta en ciertos partidos) estarían dispuestos a mantener conversaciones para una hipotética consulta popular en ese sentido? El actual gobierno de España, se ampara en la Ley, por supuesto, su argumento es irrebatible desde el riguroso punto de vista jurídico, ellos nos recitan reiteradamente a Cicerón: “Hay que ser esclavos de la ley para ser libres”.

La Ley está diseñada precisamente para impedir estos eventuales casos, no puede hacerse sin reformar la Constitución y el Estatuto de Autonomías, el estado de Derecho prima sobre todo. La única forma de modificar la norma Suprema es logrando que un grupo político (o mediante alianzas) obtenga la abrumadora mayoría en el Congreso de los Diputados y que asuma como objetivo político la reforma de la estructura del estado. Por el momento, las elecciones generales han determinado que la mayoría de españoles se  decantan por el actual sistema vigente y por el partido que les gobierna, votando por la continuidad de la derecha política en el gobierno. Pienso que eso es democracia, aunque no guste a muchos.

El actual poder político que maneja la administración del estado español no permitirá cambios en el statu quo, el Partido Popular es el heredero del franquismo, que impuso las normas para permitir la transición a la democracia de la denominada ‘Monarquía Parlamentaria’. No cabe duda que desde Moncloa se invocará (de alguna forma) la consigna de los golpistas del 21-F: “Por España y en nombre del Rey”, para evitar cualquier tipo de los escenarios descritos en este ensayo.

Por otro lado, el principio básico del Derecho Internacional sobre la “libre determinación de los pueblos” (que debe cumplir requisitos fundamentales) no avala, no garantiza, no permite
“… quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descritos y estén, por tanto dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color”. (RESOLUCIÓN 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de octubre de 1970)

Siendo ecuánimes, este principio ha quedado caduco, su uso tiene fundamento para los procesos políticos de descolonización. Como parte adherente a ese principio tenemos el principio de integridad territorial de los pueblos.

Se puede leer en el preámbulo de la “Llei del Referèndum d’autodeterminació”, promulgado por el Parlament de Catalunya y proclamado por el President de la Generalitat de Catalunya, que se basa en la invocación de la Carta de Naciones Unidas (artículo 2); el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (art. 1); Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 1); y, en la Resolución 2625 de la ONU, 24 de octubre 1970.
















En el caso estrictamente jurídico español (según su ordenamiento legal vigente) no cabe la posibilidad que tal derecho sea alegado por los políticos catalanes que quieren refrendar el referéndum. El único camino, como hemos señalado, es la REFORMA CONSTITUCIONAL que otorgaría legalidad y legitimidad a las reivindicaciones políticas de Cataluña. La normatividad vigente estipula incluso la coerción (Art. 155) como instrumento que garantiza fidelidad de las Comunidades Autonómicas al ordenamiento constitucional.

Es imposible que un ordenamiento jurídico nacional contemple el derecho de secesión de una parte de su territorio (existen casos excepcionalísimos en el mundo, contados con los dedos de una mano, y sobran dedos), España no es la excepción. El modelo español opera a través de la descentralización política, es decir, AUTONOMÍAS.  

No quiero prolongarme más, ni escribir la historia de España… (que mataría de aburrimiento a todos). 

He leído un valioso artículo, de lo más centrado, preciso y justo sobre este lamentable episodio que acrecentará los odios internos después de una dura represión contra los ciudadanos durante la jornada del 1 de octubre en Barcelona. “¡Si hasta yo mismo me iría si pudiera! ¿Cómo no van a correr espantados los catalanes?" es un interesante punto de vista de la realidad social, política y económica de la España del presente. El artículo no les dejará indiferentes, tiene el mérito de conseguir unos segundos de reflexión, suficientes para que en la mente de los españoles y del lector foráneo opere la meditación y no la irracionalidad. Por lo mismo, recomiendo su lectura.



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