Foto: Reuters/stringer
Primera parte
La guerra política-económica
por Tito Andino U.
En que puede desembocar esa tensa relación entre China y Estados Unidos?
Ante el gran
público y la comunidad internacional, tanto la una como la otra potencia alegan
ser víctimas de políticas que afectan sus intereses comerciales en diferentes
regiones del mundo.
Ya lo hemos dicho en
alguna ocasión, para China son solo negocios,
firmar contratos con otros países e invertir en el desarrollo de sus
infraestructuras, naturalmente, a cambio ganan mucho dinero y se abastecen de
recursos energéticos; los chinos exigen el cumplimiento de los contratos
suscritos. Por otra parte, los Estados
Unidos aspira, a más de los ingentes recursos económicos y explotación de
los recursos naturales, hacerse con el
control político de las naciones, impone las reglas de su juego para
brindar “ayuda” económica y técnica a las naciones que aspiran desarrollar sus
medios productivos; además, exige romper todo vínculo comercial con otras
potencias en áreas estratégicas como el petróleo, gas e infraestructuras
vitales. Con quién negociaría usted?
Desde la campaña
electoral y luego de su elevación al poder, Donald Trump tiene un cometido anti-chino en materia
económica, tampoco se guarda palabras para hacer declaraciones con “vientos de
guerra”.
El ex consejero en
materia estratégica de Trump, Steve Bannon, señaló que en un periodo de entre 5 y 10 años, los
Estados Unidos y China se involucrarían en una guerra en el mar de la China
Meridional (Bannon es cercano a grupos de la extrema derecha estadounidense).
Los chinos no se han tomado esto en broma, no solo de hoy, sino tiempo atrás,
con Trump en la Casa Blanca, a pesar de los apretones de manos en las cumbres
internacionales, Beijing también trata de blindarse, cree que una guerra puede
ser una realidad en un futuro mediato.
Veamos algunos
aspectos:
Los problemas de los
EEUU con China no inician con Trump, si bien con el nuevo mandatario
estadounidense las políticas de proteccionismo
industrial están dirigidos a cortar
la dependencia, entre cosas, de la mano de obra china. Un hecho a tener en
cuenta es que las grandes empresas han obtenido inmensos beneficios financieros,
pero los problemas sociales y económicos de la población estadounidense se
encontraban a la baja por muchos años.
Para algunos
analistas, profundos conocedores de economía, existe la tesis de que han
sido las regulaciones económicas chinas las que han contenido una grave crisis
financiera global, aun mayor a la del 2008 y, que es la economía de los EEUU quien
debería agradecer que tal episodio no haya sucedido.
Trump achaca todos sus males económicos a la
globalización, entre otros a los mexicanos y, por supuesto, a los chinos.
Lo de China puede ser comprensible, todos conocemos los productos “made in China”, sus reales propietarios son poderosas firmas occidentales. China ha logrado “clonar” con éxito la tecnología estadounidense, inclusive componentes
para uso militar que elaboraba hasta hace poco; eso se refleja en su propio
desarrollo industrial y armamentístico. En el área civil, la clonación de
marcas textiles es sonadamente conocido en el mundo, la comercialización de
productos chinos de famosas marcas estadounidenses es cosa de todos los días. Lo
de México es otra curiosidad, la industria maquiladora estadounidense, en
general, tiene como objetivo comercializar sus productos elaborados
en el extranjero sin pagar aranceles porque es el dueño de la materia prima, es
decir, los productos elaborados retornan a su país de origen (en México, la
mayoría de fábricas se encuentran en la zona fronteriza (Tijuana, Juárez,
Nogales, Mexicali, Reynosa). Son
millones de mexicanos que dependen laboralmente de este sistema enrolados en
el Border Industrialization Program (Programa de Industrialización Fronteriza).
En cualquier caso y en cualquier país del mundo, la mano de obra es barata,
pero competitiva. Según datos, por ejemplo, la mujer mexicana labora para ganar
aproximadamente la sexta parte del salario por el mismo trabajo en los EEUU., viven
en pobreza y casi nula seguridad laboral. En otros países del Asia las
condiciones suelen ser peores.
Volviendo al tema
central, para nadie es desconocido que los gobiernos de los
Estados Unidos, por un largo periodo, han descuidado el incremento del gasto
social, los salarios no han aumentado, las inversiones en infraestructuras no
han sido lo suficientes para generar empleo y la desigualdad social se hizo más
latente, tampoco los impuestos a la gente rica fueron revisados.
El
texto de esta fotografía corresponde al artículo de la BBC citado en el
siguiente párrafo: En 2014, una investigación de la BBC descubrió que los
trabajadores de una fábrica china que hacía productos para Apple sufrían
condiciones laborales precarias. Las fábricas chinas han sido claves en el
crecimiento de las ventas mundiales del gigante tecnológico estadounidense.
A inicios de año, se
publicó un interesante análisis de la BBC, “Cinco razones por las que Donald Trump considera que China es un
enemigo de EE.UU”. Según Mr. Trump: “China
es nuestro enemigo, ellos nos quieren destruir“.
Veamos, en resumen esas
razones: (1)
1. China le ha quitado puestos de trabajo a
los estadounidenses. Trump ofreció castigar a las empresas que transfieran
sus puestos de trabajo a Asia. Y es que,
“para los trabajadores que han sido desplazados, el hecho que las cosas sean
10% más baratas no es suficiente para compensar el hecho de que estén desempleados".
En campaña, Donald Trump afirmaba que se
debe impedir que les roben el trabajo.
2. China ha estado “violando” a EE.UU. con sus
exportaciones baratas. Siempre en campaña
electoral, Trump acusó a China “del robo más grande en la historia del mundo”. Que
los Estados Unidos no haya puesto aranceles a los productos chinos tiene
sentido porque “un mundo con libre comercio beneficia a todos, sobre todo a
Estados Unidos". Lo último que desearía
EEUU es retornar a los altos aranceles.
3. “China es un manipulador de divisas, el más
grande en el mundo” Se le acusa de haber devaluado a propósito el yuan, de
esa forma logran quebrantar los precios globales de las exportaciones.
4. La balanza comercial entre ambos países desfavorece a
EE.UU. Para Trump, la globalización
solo ha beneficiado a China en perjuicio de los EEUU, por tanto, su país se
encuentra en el campo de los perdedores.
5. La influencia de la teoría de Peter Navarro. Este profesor de
Economía de la Universidad de California está a cargo del recién creado Consejo Nacional de Comercio, es uno de
los hombres de confianza de Trump en asuntos económicos. Su punto de vista
influye, sobre todo sus libros dedicados a China: Las próximas guerras chinas
y Muerte por China.
En resumen, la
política de Trump en mataría económica intenta detener a China como principal economía mundial del presente. Para nadie es desconocido que la
economía china influye sobradamente en el comercio
internacional, en la producción mundial y en las reservas monetarias internacionales.
Sin resquicio de duda,
China ha desplazado a los EEUU como primera potencia económica. Según el FMI el
17.3% del PIB Mundial está en manos de China, mientras los EEUU representa el 15.8%.
Otra cuestión, sobre todo política es que China –con un sistema comunista
vigente- se convirtió en el defensor de la globalización. El secretario
general del Partido Comunista chino, Xi Jinping, en la última cumbre económica
de Davos – Suiza (2017), defendió el libre comercio y la globalización. En
contraparte, Mr. Trump, afirma que las reglas del libre comercio deben ser descartadas.
La gran pregunta es,
si Trump con su política de proteccionismo podrá contener la arremetida de China.
Una
ya clásica foto de prendas de vestir “made in China”. La industria textil
estadounidense fue durante décadas el mejor proveedor de materia prima para las
fábricas chinas que se encargaban de confeccionar, a bajo costo, las
vestimentas que grandes marcas estadounidenses ofertan a precios altos en los
mercados. Negocio redondo, el sistema conocido popularmente como la “maquila”
permite la explotación laboral, mano de obra barata y hasta esclava (en algunas
partes del mundo). La vieja política de “ayuda” a los países pobres, montando
instalaciones para la maquila, se refleja en la industria textil que reporta
inmensas utilidades a los grandes conglomerados propietarios de las famosas
marcas de ropa. Mr. Trump ha declarado el proteccionismo industrial en contra
de la clonación china, que reproduce los productos norteamericanos no solo de marcas
de ropa sino de todo tipo de productos industriales y de consumo que se
elaboran en China. Curiosamente, el presidente Trump amenaza a la industria
nacional que pretenda trasladarse a Asia; sin embargo, la producción del sector
textil de las empresas estadounidenses sigue su ritmo acelerado, ya no en
China, ahora es común observar en las etiquetas de ropa la marca “made in
Vietnam”, etc.
China no es un actor
pasivo de la política internacional, ella impulsa programas que afectan los
intereses no solo de los Estados Unidos, sino de otras potencias occidentales.
Sus proyectos del Banco Asiático de
Inversión en Infraestructura, el resurgir de la Ruta de la Seda, la
construcción de islas artificiales
en el mar de la China Meridional, las disputas
territoriales por una serie de islas que
China reivindica su soberanía (existen planteadas demandas en corte
internacionales, por reclamaciones soberanistas de cuatro naciones en el mar de
China Meridional), y el control de
importantes vías marítimas de transporte internacional, son los más claros
ejemplos.
La respuesta
norteamericana se ha plasmado desde el control financiero protegiendo el dólar,
con el despliegue de bases militares y misiles rodeando China y su reiterada exigencia de libertad de navegación,
desplazando al US Navy a las zonas consideradas aguas internacionales en el
mar de China Meridional, así como el incremento de relaciones con Taiwán, que
no es reconocida por China como estado.
China
ha construido varias islas artificiales (siete) en los arrecifes del Mar de China
Meridional (Islas Paracelso y Spratly), desde el punto de vista chino lo justifican como un asunto de
voluntad soberana y sujeta al marco legal internacional. Construcciones de pistas de aterrizaje y ubicación de sistemas antiaereos se pueden observar en las fotografías satelitales.
El asunto de las islas artificiales es una nueva y
enorme polémica (son siete islas que China construyó en el Mar de China
Meridional). Estados Unidos y algunos de sus aliados regionales como Japón,
Corea del Sur, Taiwán, Filipinas aprecian que estas construcciones sirven
exclusivamente para el despliegue de misiles tierra-aire y sistemas antiaéreos. El
secretario de Estado, Rex Tillerson, advirtió que en caso de contingencia, los
EEUU y sus aliados “deben ser capaces de
limitar el acceso de China a esas islas”, una clara amenaza.
Estas disputas sobre
la soberanía de las aguas e islas en el mar de la China Meridional puede
desembocar en un gran conflicto. Insistimos que el despliegue naval de los
Estados Unidos en la zona también es un mensaje amenazante a China, desproporcional ante
el simple derecho de libre navegación (maniobras de grupos de portaaviones y
otros buques de guerra). Es indiscutible que los despliegues navales
estadounidenses son, incluso, contramedidas, desafíos a las periódicas maniobras
navales chinas en la zona. Chinos y estadounidenses advierten de un posible
conflicto.
En cuanto a la
diplomacia, se nota mucha actividad. Desde Pekín se expresa su no oposición al
derecho de libertad de navegación y reconocimiento aéreo, pero se opone al
intento de menoscabar su soberanía amparados en una norma internacional por
medio de patrullajes de “rutina” que hacen
todo lo contrario a salvaguardar la paz y la estabilidad regional.
El
portaaviones estadounidense USS Carl Vinson. Foto US NAVY
La RUTA DE LA SEDA,
una perspectiva económica.
Hemos colgado en este
blog una serie de artículos relacionados con este tema, los cuales pueden ser
consultados en el siguiente enlace (que redirecciona a los otros): Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda
Como sabemos, China
impulsa el restablecimiento de la “RUTA DE LA SEDA”, nombre genérico, que no
significa una sola vía, sino múltiples rutas comerciales terrestres que unan
China con Medio Oriente, Europa y África.
Esto significaría desbancar al comercio mundial naval que es dominado por
ingleses y norteamericanos, básicamente. De allí que las guerras en Irak, Siria
y otras zonas de inestabilidad política permanente, son acciones forzadas desde los Estados Unidos y sus aliados que tienen por objetivo impedir el resurgimiento de
la “Ruta de la Seda”, si ello se hiciera realidad, sería el fin del dominio
mundial anglo-estadounidense.
Un interesante
enfoque desde el punto de vista económico fue redactado por Ignacio Niño Pérez
(Máster en Estudios chinos), titula: China
ante los riesgos de la “Ruta de la Seda”.
China ha impulsado su
proyecto denominado OBOR-One Belt-One Road-“Silk Road Economic Belt” y “XXI century maritime Silk Road”.
Es lógico que los
intereses chinos pretenden:
-Despachar a los
mercados mundiales su exceso de producción.
-Encontrar nuevos
mercados y oportunidades para sus empresas.
-Fomentar el
desarrollo en regiones chinas del centro y oeste de país, las menos favorecidas
por la industria china.
-Este último factor
anotado es vital, zonas como la región oeste (en el Asia Central) de Xinjiang, quieren
ser integradas ampliamente a la economía de producción, a la vez que disminuirá
los siempre latentes conflictos étnico-religiosos. Y llevaría la presencia
china a otros países cercanos.
“Es por ello que una gran parte del análisis que se hace
del proyecto OBOR venga de la toma en consideración de los “riesgos” del mismo,
ya sean estos de tipo financiero (capacidad de movilizar los recursos privados
y externos necesarios); geopolíticos (estabilidad o inestabilidad de los países
sobre los que se desarrollarán los proyectos); políticos (relación de China con
cada uno de esos países y sensibilidad de la población local a una mayor
presencia china), etc.” (2)
Está claro que los
estudios chinos ponen énfasis en que sus proyectos de la Ruta de la Seda serán
imperiosamente saboteados por las potencias occidentales y sus aliados. De allí
la búsqueda de soluciones políticas. Ejemplo: Riegos de rentabilidad o de
desarrollo en la ruta que parte de Xinjiang,
por zonas de la Cachemira paquistaní hasta llegar al puerto de Gwadar. (presencia
de milicias extremistas como los talibán o los chinos yihadistas, uigures).
El resurgir del proyecto
de la Ruta de la Seda en si resultaría beneficioso para el comercio
internacional, significaría muchos y grandes planes de nuevas infraestructuras
en diversos corredores que unirían Asia, África y Europa. China oferta su
visión, pero implementarla es algo que escapa incluso a los buenos deseos de
otras naciones en Europa, Asia y África que desean adherirse a ese proyecto,
quienes deben contar previamente con el aval de la City de Londres y Wall
Street en New York.
Es de intuir que el
mundo anglo-sajón no está interesado en ese proyecto.
En la segunda parte de
esta entrega presentaremos un análisis más enfocado al área militar y a la geopolítica.
Como hemos expresado, los hechos no son de hoy. Trump le ha dado otro enfoque,
pero las estrategias para contener a China existen con anterioridad…
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