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29 noviembre 2017

Descifrando la crisis chino-estadounidense (1)



Foto: Reuters/stringer


Primera parte

La guerra política-económica


por Tito Andino U.

En que puede desembocar esa tensa relación entre China y Estados Unidos? 
Ante el gran público y la comunidad internacional, tanto la una como la otra potencia alegan ser víctimas de políticas que afectan sus intereses comerciales en diferentes regiones del mundo.

Ya lo hemos dicho en alguna ocasión, para China son solo negocios, firmar contratos con otros países e invertir en el desarrollo de sus infraestructuras, naturalmente, a cambio ganan mucho dinero y se abastecen de recursos energéticos; los chinos exigen el cumplimiento de los contratos suscritos. Por otra parte, los Estados Unidos aspira, a más de los ingentes recursos económicos y explotación de los recursos naturales, hacerse con el control político de las naciones, impone las reglas de su juego para brindar “ayuda” económica y técnica a las naciones que aspiran desarrollar sus medios productivos; además, exige romper todo vínculo comercial con otras potencias en áreas estratégicas como el petróleo, gas e infraestructuras vitales. Con quién negociaría usted?

Desde la campaña electoral y luego de su elevación al poder, Donald Trump  tiene un cometido anti-chino en materia económica, tampoco se guarda palabras para hacer declaraciones con “vientos de guerra”.

El ex consejero en materia estratégica de Trump, Steve Bannon, señaló  que en un periodo de entre 5 y 10 años, los Estados Unidos y China se involucrarían en una guerra en el mar de la China Meridional (Bannon es cercano a grupos de la extrema derecha estadounidense). Los chinos no se han tomado esto en broma, no solo de hoy, sino tiempo atrás, con Trump en la Casa Blanca, a pesar de los apretones de manos en las cumbres internacionales, Beijing también trata de blindarse, cree que una guerra puede ser una realidad en un futuro mediato.

Veamos algunos aspectos:

Los problemas de los EEUU con China no inician con Trump, si bien con el nuevo mandatario estadounidense las políticas de proteccionismo industrial están dirigidos a cortar la dependencia, entre cosas, de la mano de obra china. Un hecho a tener en cuenta es que las grandes empresas han obtenido inmensos beneficios financieros, pero los problemas sociales y económicos de la población estadounidense se encontraban a la baja por muchos años.

Para algunos analistas, profundos conocedores de economía, existe la tesis de que han sido las regulaciones económicas chinas las que han contenido una grave crisis financiera global, aun mayor a la del 2008 y, que es la economía de los EEUU quien debería agradecer que tal episodio no haya sucedido.

Trump achaca todos sus males económicos a la globalización, entre otros a los mexicanos y, por supuesto, a los chinos. Lo de China puede ser comprensible, todos conocemos los productos “made in China”, sus reales propietarios son poderosas firmas occidentales. China ha logrado “clonar” con éxito la tecnología estadounidense, inclusive componentes para uso militar que elaboraba hasta hace poco; eso se refleja en su propio desarrollo industrial y armamentístico. En el área civil, la clonación de marcas textiles es sonadamente conocido en el mundo, la comercialización de productos chinos de famosas marcas estadounidenses es cosa de todos los días. Lo de México es otra curiosidad, la industria maquiladora estadounidense, en general, tiene como objetivo comercializar sus productos elaborados en el extranjero sin pagar aranceles porque es el dueño de la materia prima, es decir, los productos elaborados retornan a su país de origen (en México, la mayoría de fábricas se encuentran en la zona fronteriza (Tijuana, Juárez, Nogales,  Mexicali, Reynosa). Son millones de mexicanos que dependen laboralmente de este sistema enrolados en el Border Industrialization Program (Programa de Industrialización Fronteriza). En cualquier caso y en cualquier país del mundo, la mano de obra es barata, pero competitiva. Según datos, por ejemplo, la mujer mexicana labora para ganar aproximadamente la sexta parte del salario por el mismo trabajo en los EEUU., viven en pobreza y casi nula seguridad laboral. En otros países del Asia las condiciones suelen ser peores.

Volviendo al tema central, para nadie es desconocido que los gobiernos de los Estados Unidos, por un largo periodo, han descuidado el incremento del gasto social, los salarios no han aumentado, las inversiones en infraestructuras no han sido lo suficientes para generar empleo y la desigualdad social se hizo más latente, tampoco los impuestos a la gente rica fueron revisados.




El texto de esta fotografía corresponde al artículo de la BBC citado en el siguiente párrafo: En 2014, una investigación de la BBC descubrió que los trabajadores de una fábrica china que hacía productos para Apple sufrían condiciones laborales precarias. Las fábricas chinas han sido claves en el crecimiento de las ventas mundiales del gigante tecnológico estadounidense.

A inicios de año, se publicó un interesante análisis de la BBC, “Cinco razones por las que Donald Trump considera que China es un enemigo de EE.UU”. Según Mr. Trump: “China es nuestro enemigo, ellos nos quieren destruir“.

Veamos, en resumen esas razones: (1)

1. China le ha quitado puestos de trabajo a los estadounidenses. Trump ofreció castigar a las empresas que transfieran sus puestos de trabajo a  Asia. Y es que, “para los trabajadores que han sido desplazados, el hecho que las cosas sean 10% más baratas no es suficiente para compensar el hecho de que estén desempleados". En campaña, Donald Trump afirmaba que  se debe impedir que les roben el trabajo.

2. China ha estado “violando” a EE.UU. con sus exportaciones baratas. Siempre en campaña electoral, Trump acusó a China “del robo más grande en la historia del mundo”. Que los Estados Unidos no haya puesto aranceles a los productos chinos tiene sentido porque “un mundo con libre comercio beneficia a todos, sobre todo a Estados Unidos". Lo último que desearía  EEUU es retornar a los altos aranceles. 

3. “China es un manipulador de divisas, el más grande en el mundo” Se le acusa de haber devaluado a propósito el yuan, de esa forma logran quebrantar los precios globales de las exportaciones.

4. La balanza comercial entre ambos países desfavorece a EE.UU. Para Trump, la globalización solo ha beneficiado a China en perjuicio de los EEUU, por tanto, su país se encuentra en el campo de los perdedores. 

5. La influencia de la teoría de Peter Navarro. Este profesor de Economía de la Universidad de California está a cargo del recién creado Consejo Nacional de Comercio, es uno de los hombres de confianza de Trump en asuntos económicos. Su punto de vista influye, sobre todo sus libros dedicados a China: Las próximas guerras chinas y Muerte por China

En resumen, la política de Trump en mataría económica intenta detener a China como principal economía mundial del presente. Para nadie es desconocido que la economía china influye sobradamente en el comercio internacional, en la producción mundial y en las reservas monetarias internacionales

Sin resquicio de duda, China ha desplazado a los EEUU como primera potencia económica. Según el FMI el 17.3% del PIB Mundial está en manos de China, mientras los EEUU representa el 15.8%. Otra cuestión, sobre todo política es que China –con un sistema comunista vigente- se convirtió en el defensor de la globalización. El secretario general del Partido Comunista chino, Xi Jinping, en la última cumbre económica de Davos – Suiza (2017), defendió el libre comercio y la globalización. En contraparte, Mr. Trump, afirma que las reglas del libre comercio deben ser descartadas.  

La gran pregunta es, si Trump con su política de proteccionismo podrá contener la arremetida de China.




Una ya clásica foto de prendas de vestir “made in China”. La industria textil estadounidense fue durante décadas el mejor proveedor de materia prima para las fábricas chinas que se encargaban de confeccionar, a bajo costo, las vestimentas que grandes marcas estadounidenses ofertan a precios altos en los mercados. Negocio redondo, el sistema conocido popularmente como la “maquila” permite la explotación laboral, mano de obra barata y hasta esclava (en algunas partes del mundo). La vieja política de “ayuda” a los países pobres, montando instalaciones para la maquila, se refleja en la industria textil que reporta inmensas utilidades a los grandes conglomerados propietarios de las famosas marcas de ropa. Mr. Trump ha declarado el proteccionismo industrial en contra de la clonación china, que reproduce los productos norteamericanos no solo de marcas de ropa sino de todo tipo de productos industriales y de consumo que se elaboran en China. Curiosamente, el presidente Trump amenaza a la industria nacional que pretenda trasladarse a Asia; sin embargo, la producción del sector textil de las empresas estadounidenses sigue su ritmo acelerado, ya no en China, ahora es común observar en las etiquetas de ropa la marca “made in Vietnam”, etc.



China no es un actor pasivo de la política internacional, ella impulsa programas que afectan los intereses no solo de los Estados Unidos, sino de otras potencias occidentales. Sus proyectos del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el resurgir de la Ruta de la Seda,  la construcción de islas artificiales en el mar de la China Meridional,  las disputas territoriales por una serie de islas que China reivindica su soberanía (existen planteadas demandas en corte internacionales, por reclamaciones soberanistas de cuatro naciones en el mar de China Meridional), y el control de importantes vías marítimas de transporte internacional, son los más claros ejemplos.

La respuesta norteamericana se ha plasmado desde el control financiero protegiendo el dólar, con el despliegue de bases militares y misiles rodeando China y su reiterada exigencia de libertad de navegación, desplazando al US Navy a las zonas consideradas aguas internacionales en el mar de China Meridional, así como el incremento de relaciones con Taiwán, que no es reconocida por China como estado.



China ha construido varias islas artificiales (siete) en los arrecifes del Mar de China Meridional (Islas Paracelso y Spratly), desde el punto de vista chino lo justifican como un asunto de voluntad soberana y sujeta al marco legal internacional. Construcciones de pistas de aterrizaje y ubicación de sistemas antiaereos se pueden observar en las fotografías satelitales.



El asunto de las islas artificiales es una nueva y enorme polémica (son siete islas que China construyó en el Mar de China Meridional). Estados Unidos y algunos de sus aliados regionales como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas aprecian que estas construcciones sirven exclusivamente para el despliegue de misiles tierra-aire y sistemas antiaéreos.  El secretario de Estado, Rex Tillerson, advirtió que en caso de contingencia, los EEUU y sus aliados “deben ser capaces de limitar el acceso de China a esas islas”, una clara amenaza. 

Estas disputas sobre la soberanía de las aguas e islas en el mar de la China Meridional puede desembocar en un gran conflicto. Insistimos que el despliegue naval de los Estados Unidos en la zona también es un mensaje amenazante a China, desproporcional ante el simple derecho de libre navegación (maniobras de grupos de portaaviones y otros buques de guerra). Es indiscutible que los despliegues navales estadounidenses son, incluso, contramedidas, desafíos a las periódicas maniobras navales chinas en la zona. Chinos y estadounidenses advierten de un posible conflicto.

En cuanto a la diplomacia, se nota mucha actividad. Desde Pekín se expresa su no oposición al derecho de libertad de navegación y reconocimiento aéreo, pero se opone al intento de menoscabar su soberanía amparados en una norma internacional por medio de patrullajes de “rutina” que hacen todo lo contrario a salvaguardar la paz y la estabilidad regional.




El portaaviones estadounidense USS Carl Vinson. Foto US NAVY



La RUTA DE LA SEDA, 
una perspectiva económica.

Hemos colgado en este blog una serie de artículos relacionados con este tema, los cuales pueden ser consultados en el siguiente enlace (que redirecciona a los otros): Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda 

Como sabemos, China impulsa el restablecimiento de la “RUTA DE LA SEDA”, nombre genérico, que no significa una sola vía, sino múltiples rutas comerciales terrestres que unan China con Medio Oriente,  Europa y África. Esto significaría desbancar al comercio mundial naval que es dominado por ingleses y norteamericanos, básicamente. De allí que las guerras en Irak, Siria y otras zonas de inestabilidad política permanente, son acciones forzadas desde los Estados Unidos y sus aliados que tienen por objetivo impedir el resurgimiento de la “Ruta de la Seda”, si ello se hiciera realidad, sería el fin del dominio mundial anglo-estadounidense.

Un interesante enfoque desde el punto de vista económico fue redactado por Ignacio Niño Pérez (Máster en Estudios chinos), titula: China ante los riesgos de la “Ruta de la Seda”.

China ha impulsado su proyecto denominado OBOR-One Belt-One Road-“Silk Road Economic Belt”“XXI century maritime Silk Road”.

Es lógico que los intereses chinos pretenden:

-Despachar a los mercados mundiales su exceso de producción.

-Encontrar nuevos mercados y oportunidades para sus empresas.

-Fomentar el desarrollo en regiones chinas del centro y oeste de país, las menos favorecidas por la industria china.

-Este último factor anotado es vital, zonas como la región oeste (en el Asia Central) de Xinjiang, quieren ser integradas ampliamente a la economía de producción, a la vez que disminuirá los siempre latentes conflictos étnico-religiosos. Y llevaría la presencia china a otros países cercanos.

“Es por ello que una gran parte del análisis que se hace del proyecto OBOR venga de la toma en consideración de los “riesgos” del mismo, ya sean estos de tipo financiero (capacidad de movilizar los recursos privados y externos necesarios); geopolíticos (estabilidad o inestabilidad de los países sobre los que se desarrollarán los proyectos); políticos (relación de China con cada uno de esos países y sensibilidad de la población local a una mayor presencia china), etc.” (2) 

Está claro que los estudios chinos ponen énfasis en que sus proyectos de la Ruta de la Seda serán imperiosamente saboteados por las potencias occidentales y sus aliados. De allí la búsqueda de soluciones políticas. Ejemplo: Riegos de rentabilidad o de desarrollo en la ruta que parte de Xinjiang, por zonas de la Cachemira paquistaní hasta llegar al puerto de Gwadar. (presencia de milicias extremistas como los talibán o los chinos yihadistas, uigures).

El resurgir del proyecto de la Ruta de la Seda en si resultaría beneficioso para el comercio internacional, significaría muchos y grandes planes de nuevas infraestructuras en diversos corredores que unirían Asia, África y Europa. China oferta su visión, pero implementarla es algo que escapa incluso a los buenos deseos de otras naciones en Europa, Asia y África que desean adherirse a ese proyecto, quienes deben contar previamente con el aval de la City de Londres y Wall Street en New York.

Es de intuir que el mundo anglo-sajón no está interesado en ese proyecto.

En la segunda parte de esta entrega presentaremos un análisis más enfocado al área militar y a la geopolítica. Como hemos expresado, los hechos no son de hoy. Trump le ha dado otro enfoque, pero las estrategias para contener a China existen con anterioridad…


Ir a la segunda parte



NOTAS:

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