por Tito Andino
Primera entrega de una trilogía dedicada a George Orwell
Introducción
George Orwell en la literatura
A riesgo de fracasar en el intento con temas relativamente alejados de la temática general de este blog, en ocasiones pasadas penetramos en la fascinante época medieval tomando la épica obra literaria de Parzival para analizar su historia y misticismo; también hemos incursionado en el legado ancestral de la verdadera cultura del tabaco; y, por ahí algún que otro "misterio" terrenal desde la perspectiva histórica.
Ahora posteamos un tema que ya ha sido auscultado desde toda perspectiva, literatura, política, historia, sociología, psicología y otras ramas de la ciencia, hasta en sus dos incursiones cinematográficas y otras secuelas en la pantalla, hablamos de la novela distópica 1984 de George Orwell. Es presumible, al parecer de algunos, que se aprecie este tema como cansino, trivial, cliché, e incluso, a estas líneas como contradictorias, en consecuencia, no valdría la pena insistir en ello. La red contiene cientos de artículos sobre el tema (quizá miles, no lo sé a ciencia cierta) que van desde simples y concisos artículos hasta profundos ensayos, tesis de grado universitarias, y como no, a lo largo de siete décadas surgieron decenas de ediciones en múltiples lenguas profusamente ilustradas o con preámbulos o epílogos explicativos de críticos literarios y analistas políticos, incluso tenemos decenas de populares video-comentarios en YouTube, en fin...
Son contados con los dedos de una mano (y sobran dedos) los escritores ingleses que pueden seguir garantizado lectores para que las editoriales reediten sus obras o publiquen nuevas biografías y ediciones críticas sobre sus vidas: Shakespeare, Charles Dickens, Virginia Woolf y George Orwell, éste último reconocido ensayista es nuestro objetivo de hoy.
Orwell a pesar de sus ensayos y libros de la década de 1930 no habría trascendido más allá de un reconocimiento como nota literaria de escritores ingleses de las primera mitad del siglo XX. Al escribir "Rebelión en la granja" ("Animal Farm" en el original inglés, 1945) y "Mil novecientos ochenta y cuatro" (1949), brindó al mundo "dos de las mejores ficciones políticas de la literatura. "Animal Farm" le hizo un personaje conocido. Sin estas obras tardías, Orwell difícilmente merecería una biografía, y mucho menos la media docena que han aparecido", señala Peter Marks (autor de una larga reseña sobre las biografías sobre George Orwell, "The self-fashioning of George Orwell", 2023), destacando que es aceptado como un "escritor de gran poder e imaginación", pero también destapa un "carácter engañoso, las infidelidades y el chovinismo de su sujeto".
Los biógrafos señalan que el "impulso principal" de su libro 1984 es "llegar lo más lejos posible a las raíces" de su vida emocional, acercándole "lo más posible a las fuentes oscuras reflejadas en su obra". El escritor y crítico D. J. Taylor sugirió la falta de un cierto nivel de autenticidad, Orwell creó conscientemente un personaje, "además de ser una biografía", escribe, "lo que sigue es, en última instancia, un estudio del mito personal de Orwell, lo que podría llamarse la diferencia entre el tipo de persona que era y el tipo de persona que se imaginaba ser". (D. J. Taylor, "Orwell: A New Life"). Expuestas las cualidades menos atractivas de Orwell, Taylor revisa complejas actitudes, o como dice, "la paranoia de Orwell". Las dos esposas que tuvo Orwell fueron "biografiadas" ofreciendo una crítica de culpabilidad por malos tratos a su primera esposa (detalles de la vida privada del escritor se pormenorizan en la biografía de Taylor). En general, los investigadores brindan una valoración de Orwell que no intenta defender los aspectos indefendibles (o al menos reprobables) de su vida, ni tampoco pretenden estigmatizarlo, concluye Peter Marks.
Orwell al servicio del Imperio Británico
¿Qué "hizo a Orwell Orwell"? Muchos concuerdan que todavía era muy joven cuando en la década de 1920 trabajó durante cinco años en Birmania para la Policía Imperial, pasando los siguientes años intentando escribir novelas en París, no tuvo éxito, regresó a Inglaterra, escribió artículos, ensayos y trazó sus futuros libros notoriamente políticos, creía en el socialismo "a la inglesa", alejado de las influencias soviéticas. Durante la segunda guerra mundial, con su nombre real consiguió empleo en uno de los mayores templos de falsas noticias del mundo: la BBC. Esas experiencias, sumada su pasión por la literatura, le inspiró para el "Ministerio de la Verdad" en su clásico 1984. La narrativa angloamericana suele señalar que su "visión" proviene de su conocimiento sobre la URSS, Stalin, el trotskismo POUM y la guerra civil española. No obstante, puede determinarse que, a pesar de las vivencias de Orwell en España, su odio al abuso de poder no se originaron por esas experiencias.
Todos sabemos -ahora- que Orwell escondió un turbio pasado, su servicio al Imperio Británico en Birmania, actual Myanmar. Hijo de un funcionario colonial, Eric Arthur Blair - verdadero nombre de George Orwell- nació en la India en 1903, y muy joven trabajó como oficial en el servicio de policía colonial. Conoció de primera mano "el crimen, el vicio, el asesinato y el lado oculto general de la sociedad humana", una "guerra contra el terror" en que todo estaba permitido para "hacer el trabajo", esas experiencias desenmascaraban las políticas mentirosas tanto de la derecha e izquierda y del totalitarismo colonial europeo. Es cierto, que Blair llegó a odiar y, a la vez, temer al comunismo, por eso se dice que también fue informante de los servicios de seguridad interior británicos.
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Es seguro, a decir de Martin Sieff, que Orwell de regreso a Londres en 1927 incursionó como escritor basado en su experiencia birmana, su pensamiento político se "radicalizó" hacia la izquierda, ideológicamente se diría que era una especie de anarquista trotskiano (políticamente no se aferró a ninguna organización). Y eso, hasta cierto punto, según sus detractores, que lo acusan de agente del imperialismo, tiene sentido; el anarquismo también puede ser de derechas y el trotskismo -según los estalinistas- se alió con el fascismo. Orwell en 1936 se alistó en las filas del ejército republicano español sirviendo pocos meses, fue herido en la guerra civil, escribió "Homenaje a Cataluña". Esa experiencia se tradujo en una posterior endeble salud al regresar a Inglaterra. En Londres se ganaba el sustento con trabajos ocasionales de periodismo, profesor o librero; entre 1940-1941 prestó servicio como sargento en la Guardia Nacional de Greenwich y entre 1941 y 1943 laboró para la BBC.
Como explica Martin Sieff, Eric Arthur Blair mató su nombre y su propia identidad para convertirse en George Orwell desde 1933 (primera vez que utilizó ese seudónimo). En lo que cabe, demostró decencia, no pudo sobreponerse por lo que hizo en Birmania, El libro de Orwell "Down and Out in London and Paris" es un testimonio de lo mucho que literalmente se torturó y humilló a sí mismo al regresar de Birmania. El remordimiento y la enfermedad le acosaron el resto de su corta vida (46 años). Abandonó su estilo de vida de clase media, mutó en un idealista socialista con aspecto de vagabundo y fumador; sin dinero pasó hambre y enfermó. Se negó a sí mismo acudir a la atención médica, sufría una hemorragia efecto de la tuberculosis. Murió solo por la noche en un hospital. Es probable que Eric Arthur Blair o George Orwell pasara suicidándose lentamente debido a los crímenes que cometió para el Imperio Británico en Birmania, ¿fue una forma de expiar sus traumas?
Durante sus últimos años trabajó en 1984 publicándose en junio de 1949, menos de un año antes de su deceso. Según Sieff, 1984 como idea de un recurso argumental ficticio no es completamente inventado, ni se se le ocurrió por azar, era un recordatorio de "una técnica de interrogatorio rutinaria utilizada por la policía colonial británica en Birmania, la actual Myanmar. Orwell nunca inventó "brillantemente" una técnica tan diabólica de tortura como recurso literario. No tenía que imaginarlo. Era empleado cotidianamente por él y sus colegas. Así fue cómo y por qué el Imperio Británico funcionó tan bien durante tanto tiempo. Sabían lo que hacían. Y lo que hicieron no fue nada agradable".
Orwell está reflejado en 1984, no es solo Winston Smith, él también es O'Brien. "A O'Brien le gusta Winston. No quiere torturarlo. Incluso lo admira. Pero lo hace porque es su deber". Tenía razón, por supuesto. ¿Cómo pudo Orwell, el gran enemigo de la tiranía, la mentira y la tortura, identificarse y comprender tan bien al torturador? Era porque él mismo lo había sido. La verdad es que Orwell nunca se perdonó a sí mismo lo que hizo como joven agente del imperio en Birmania -señala Martin Sieff-. "Su decisión literalmente suicida de ir al rincón más primitivo, frío, húmedo y pobre de la creación en una isla remota frente a Escocia para terminar 1984 en aislamiento antes de morir era consistente con los castigos despiadados que se había infligido a sí mismo toda su vida desde que salió de Birmania". (Martin Sieff: "How the British Empire Created and Killed George Orwell")
Comprendiendo "1984"
Bien, sabemos a rasgos generales que la novela caracteriza un futuro distópico en que la tecnología de control social de "El Gran Hermano" y sus métodos totalitarios predomina en la sociedad. Aquí viene el morbo, seguimos cuestionándonos si el relato de Orwell es o no un presagio o predicción, una política visionada que parecería acoplarse a tiempos presentes; o, simplemente, como muchos otros analizan, se trata de una reseña de la vida de Orwell y sus experiencias como agente del orden al servicio del Imperio británico, alimentada ficticiamente con grandilocuentes escenas novelescas.
Para gran parte de la crítica literaria 1984 refleja las preocupaciones de Orwell en una sociedad maleable, intenta abrir la capacidad reflexiva sobre la naturaleza de la autoridad y lo endeble de los postulados de los derechos humanos frente a gobiernos opresivos. ¿Por qué el Partido moldeó un estado obligando a la gente vivir bajo un brutal régimen? La propaganda y control social mediante el miedo y la guerra, es la respuesta. Caso contrario, sin que la psique humana sea alterada hasta convertirlos en mansos esclavos, en máquinas programadas, la "convivencia" sería insoportable.
El aterrador mundo distópico de Orwell explora el ascenso de los regímenes autoritarios, el poder gubernamental sin control, la vigilancia, el abuso de poder, la pérdida de las libertades personales, la propaganda, la manipulación de la verdad, de la realidad, del lenguaje y el pensamiento para conservar el poder fáctico. Una sociedad donde la historia se reescribe y la individualidad se suprime. Orwell advierte esos peligros.
Luego de numerosas lecturas y apoyo de material audiovisual, es de mi sincera valoración señalar -salvo mejor juicio- que no aprecio que la sociedad descrita en 1984 pueda algún momento transformarse obligadamente en un hecho real, tangible. El propio George Orwell explicaba algo parecido tras la publicación de la novela en 1949. No obstante, el mundo moderno en que vivimos no descarta la hipotética posibilidad de que puede llegar a existir algo análogo.
Ahora, ¿creemos que nuestro siglo XXI es un reflejo de la ciencia ficción de Orwell? Es algo en que difícilmente podremos estar de acuerdo. En lo personal adopto una posición ecléctica, conciliadora con quienes aprecian 1984 como una manifestación de la realidad de lo que en mi parecer es y seguirá siendo una pieza literaria de ciencia ficción. Y no me mal interpreten, la relevancia de 1984 en la sociedad moderna emerge de un previsible desarrollo de la ciencia y tecnología que forzosamente nos lleva a plantear hipótesis o hechos ya reales que asemejan al "Gran Hermano", como las dictaduras "democráticas", el control social en "beneficio" general, etc. Para algunos un sueño idealizado que debe culminar igual que la última frase de la novela: "Amaba al Gran Hermano". Hay quien se pregunta: ¿Llegará la gente del mundo real a amar al Gran Hermano?
Se puede evitar que una sociedad distópica como la descrita en la novela de Orwell se plasme en nuestra actual realidad, para eso -sin contradecirnos- los viejos clichés de los fundamentos de la democracia y la libertad individual deben preservarse en nuestra ya vigente era digital, debiendo sacar provecho del avance tecnológico y poner a buen recaudo los derechos a la libertad individual (suena a discurso barato pero no encuentro otro sendero).
Valoremos que Orwell vivió en una época totalitaria -disfrazada de democracia-, política muy común de los imperios coloniales en que nació y afrontó su vida; y por totalitarismo me refiero tanto a la expresión extrema del capitalismo (fascismo) como a la dictadura comunista enraizada en el periodo estalinista soviético. Aún continúa siendo nada fácil comparar algunas expresiones del totalitarismo del mundo real con las retratadas en 1984. Explico, es indudable que la tecnología a través de las redes sociales se ha desviado a la vigilancia y que la Inteligencia Artificial, los sistemas de algoritmos, etc., dan la percepción de que nuestra individualidad está siendo controlada. Es un hecho que somos influenciados a través de los medios de embrutecimiento masivo, lo dudoso es que si eso solo tiene un trasfondo de control social y político, u opera también por los grandes intereses económicos que benefician exclusivamente a la élite que dirige una sociedad de consumo. Gracias a la magia de la tecnología (internet) somos monitoreados por nuestras tendencias, "observados" para ser explotados a través del consumismo. ¿Control social? En efecto, eso no tiene nada que ver -aunque se asemeje- con el mundo distópico de 1984. No cabe duda que la tecnología genera progreso a la vez que abre la puerta a nuevos métodos de control, manipulación y vigilancia.
Se dice que nuestro presente refleja la "profecía política" de Orwell, pero él jamás tuvo pretensiones proféticas, 1984 solamente se adentra en las sociedades totalitarias que ya existían. La distopía de 1984 nunca ha logrado materializarse, salvo en lo obvio del presente: super potencias (tres super estados totalitarios en Orwell), el retorno de dirigentes fuertes con ínfulas dictatoriales, los clásicos demagogos de estado, las fake news, etc., "profecías" que se han cumplido y que poco tienen que ver con una superpotencia que dejó de existir hace más de tres décadas. "Orwell estaba más preocupado por los totalitarismos y la guerra fría que por el futuro mismo".
En la literatura o ficción literaria de antaño existen innumerables similitudes, hasta el punto de que hay quienes demostraron que 1984 no es una idea exclusiva de la mente de Orwell. H. G. Wells, Aldous Huxley (Un mundo feliz, 1932), Yevgeny Zamyatin (Nosotros, 1921) son el vivo ejemplo y existen otros; incluso se ha dicho que Orwell "plagió" a Zamyatin (lo que ponemos en tela de juicio, Orwell leyó "Nosotros", pero muy lejos está haberlo plagiado).
Si nos remontamos a siglos atrás, las cientos de "profecías" de Nostradamus también pueden ser adaptadas a nuestro momento histórico o del pasado reciente o de una hipotética posteridad; la mente humana es una máquina de creatividad, concibe "visiones", fabula e idealiza de forma "buena" o "mala". A lo largo de la historia de la literatura universal abundan los escritos de "místicos" y "profetas", son tantos -como tantos son los "visionarios"- que, la ley de las probabilidades de ese imaginario pueden compararse "efectivamente" con eventos coetáneos.
Suele decirse -en lo político- que los tiempos parecen confirmar la "profecía" de Orwell y que la represión política ya está aquí, con hechos que no solo reflejan el pasado del totalitarismo político (de izquierda o de derecha), el "Gran Hermano" hoy se encuentra omnipresente. Por ejemplo, la Unión Europea, luego de las últimas elecciones de junio 2024, nos recuerda la época de la Gran Depresión y el ascenso del fascismo y la dictadura estalinista (comunismo a secas). Debido a que el capitalismo y la democracia liberal están en severa crisis económico-político y social, ahora muchos "añoran" los regímenes autoritarios, como evidencia contemplamos el avance electoral de la extrema derecha europea que aspira imponer una economía centralizada como "única" alternativa de gobierno.
Repitámoslo, Orwell enfatizó que no creía que la sociedad descrita en su novela -muy poca leída en los primeros años de su aparición- sería una realidad en el futuro; salvo similitudes, no todo es es tan "obvio" en el presente. 1984 es resultado de la Guerra Fría, iniciada en la mediata posguerra, la utilización del término "estalinista" apareció entre 1947 y 1948, por lo mismo, se ha mal interpretado como una crítica de la sociedad comunista. Orwell, quizá era un marxista, pero comulgaba más con los trotskistas y en su obra denuncia el modelo de "Gran Hermano" de control, poder y privación de las libertades individuales del régimen soviético de Stalin, presumiendo los críticos que el autor "declaraba" al capitalismo como única promesa de libertad ante el autoritarismo. Orwell no intentó comparar la vida de los regímenes comunistas que estaban estableciéndose en Europa del este, ni tampoco pretendió advertir a las democracias liberales. Esos sistemas diferían y defendían ideologías contrarias y aún así Orwell tenía poca o nada de simpatía por Estados Unidos.
Su narrativa era nada novedosa para la época, a saber:
- División del mundo, en el caso de Orwell en tres superestados jerárquicos y totalitarios; las guerras sin fin por dominar el mundo; el total control de la información y la carencia de libertad personal y de expresión, nadie puede estar en desacuerdo con el estado corporativo.
- Característico de 1984 de principio a fin es la descripción del estado de vigilancia: el "Gran Hermano" lo ve todo a través de la telepantalla, siendo presumible que Orwell no habrá visto un televisor en su vida; el gobierno, en el caso, el "Partido", tiene un líder "el Gran Hermano", que aparece por todas partes (publicidad) con las palabras: "El Gran Hermano te está observando", es la violación de la privacidad e intimidad y hasta la desexualización de la sociedad. El "Gran Hermano" de Orwell al pretender relegar lo físico y humano, implícitamente refiere al eros.
- El Partido ejerce el control absoluto sobre todo ámbito de la sociedad, hace uso de la propaganda y vigilancia como un estado policial, por lógica controla la conducta y el pensamiento de los ciudadanos (algo que Orwell observó del nazi-fascismo y el estalinismo). Otra forma es el término "neolengua" (Newspeak), muy citado por el escritor, idioma ficticio creado por el Partido, puede comprenderse como el uso del lenguaje para fines de manipulación política.
En mi parecer tenemos dos puntos destacados por los creyentes actuales de la "profecía" de Orwell, a las que brindamos mayor atención (el tema en si da para profundizar la investigación); y, para no hacer muy extenso e inentendible este ensayo, necesariamente enfocaremos otras cuestiones en un par de artículos adicionales. Veamos.
La omnipresente vigilancia, interesante asunto en la sociedad descrita por Orwell. "El Gran Hermano te está observando". Por todas partes se encuentran telepantallas, el sistema de control del Partido. En el mundo real de la época del autor predominaba los seguimientos y la delatación (a través de soplones) del "enemigo" del estado. Las telepantallas -imaginación del escritor- no incursionaron de esa manera en nuestro tiempo, su variante se plasmó con la masificación de las cámaras de seguridad... Vale, también digamos que son para vigilarnos en el sentido que dio Orwell a sus afamadas telepantallas. Los artilugios del imaginario de 1984 no forman parte del actual estado de vigilancia, mejor dicho, en el mejor de los casos, de control social, que hoy son imperceptibles, pero al parecer omnipresentes.
"Dondequiera que vayas y hagas lo que hagas, ahora estás siendo observado" por la alta tecnología, sabemos que nuestras búsquedas en línea, hasta lo que interactuamos en las redes sociales pueden ser rastreables para fines de "seguridad" del estado. La gestión o minería de datos implica: huellas digitales, datos biométricos, sistemas de reconocimiento facial, centros de fusión, etc., que por cierto, son manejadas por las grandes corporaciones que en principio auscultan nuestras tendencias con fines comerciales, una clara violación de nuestra privacidad (el gobierno no puede hacerlo solo). Las grandes empresas tecnológicas, que en la práctica controlan al gobierno, son el "Gran Hermano", es la élite corporativa la que gobierna a la nación más poderosa de la Tierra (Estados Unidos) y que extiende sus tentáculos por todo el mundo.
Sumemos a lo anterior las técnicas de predicción del comportamiento humano utilizadas ya en las áreas de defensa y en la vigilancia policial, los agentes estatales escuchan nuestros diálogos telefónicos y dan lectura a nuestros correos electrónicos, el objetivo, por "nuestra seguridad" sería detectar y detener a presuntos delincuentes antes de que puedan consumar un crimen.
Se ha dicho que nuestra información personal, en manos del gobierno, fuerzas del orden público y personas particulares que representan a las Corporaciones, es procesada por algoritmos computarizados para decidir nuestras vidas, en otras palabras, se emplean para manipular el comportamiento usando desde técnicas clásicas de publicidad comercial y propaganda política (corrección política, dicen otros) y la alta tecnología, esa manipulación obliga a consentir sus decisiones. Es lo que Orwell definió como la "Policía del Pensamiento" lista para reprimir eso, los "crímenes" de pensamiento.
Dice Orwell en 1984: "La gente duerme plácidamente en sus camas por la noche solo porque los hombres rudos están dispuestos a hacer violencia en su nombre".
El otro importante paralelismo entre 1984 y nuestra realidad presente -salvando las distancias- es precisamente lo que deriva del sistema de vigilancia, la manipulación de la información, mejor dicho, la desinformación (fake news). “La guerra es paz”, es el lema del Partido que en la novela sirve para distorsionar la realidad. Es norma en los regímenes totalitarios o estados policiales que se imponga hasta el léxico que estará o no permitido, se vigila sus palabras y pensamientos hasta "concientizarlos" hacia un bien común, como norma los ciudadanos se censuran a sí mismos.
Tanto en la novela como en la actualidad se controla la emanación de la información pública, se diseña noticias favorables para conservar el poder y controlar las masas. Hasta contamos con el "revisionismo" para reescribir la historia en beneficio de intereses particulares y del poder.
"Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado". Eso que Orwell llamó el "Ministerio de la Verdad" más se asemeja al Ministerio del Reich de Ilustración Pública y Propaganda de Goebbels que manipuló hasta el lenguaje. El Partido Nazi y "el Partido" de la novela erradican la disidencia, castigan la individualidad al proclamar el espíritu del pueblo -la colectividad- transformando a las personas en simples articulaciones de un inmenso tentáculo. Haciendo justicia, el comunismo de Stalin también operó idéntico, el colectivismo, el proletariado, los trabajadores, como impulso del engaño a los sentidos.
"El Partido busca el poder por sí mismo. No nos interesa el bien de los demás; lo único que nos interesa es el poder, el poder puro. Lo que significa el poder puro lo entenderás enseguida. Nos diferenciamos de las oligarquías del pasado en que sabemos lo que estamos haciendo. Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes e hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaron mucho a nosotros en sus métodos, pero nunca tuvieron el coraje de reconocer sus propios motivos. Fingían, tal vez incluso creían, que habían tomado el poder de mala gana y por un tiempo limitado, y que a la vuelta de la esquina había un paraíso donde los seres humanos serían libres e iguales. Nosotros no somos así. Sabemos que nadie toma el poder con la intención de renunciar a él. El poder no es un medio; es un fin. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para instaurar la dictadura. El objeto de la persecución es la persecución. El objeto de la tortura es la tortura. El objeto del poder es el poder. Ahora comienzas a entenderme". (George Orwell, 1984).
Otros datos esenciales de la vida de George Orwell
A groso modo hemos repasado 1984, la distópica obra de Orwell. Debemos conocer algo más sobre su vida; tenemos muchas historias, para todos los gustos. Expresamos que este análisis es ecléctico, no obstante puede errar al no ser una crítica profesional. Por lo mismo, es interesante apreciar otras alusiones de los detractores de Orwell, luego de revisar datos biográficos del escritor (en idioma inglés, donde se hallan las mejores referencias) me decanto por uno en la lengua de Cervantes.
Críticos de George Orwell han señalado que entre cierta documentación desclasificada por el Foreign Office se encontraron 125 delaciones de Orwell contra intelectuales y artistas "testaferros del comunismo o simpatizantes", ¿Los denunció realmente? En la lista constan nombres conocidos y no tan conocidos: Tom Driberg, Paul Robenson, Kingsley Martin, Malcolm Nurse, John Steinbeck, Charles Chaplin, J.B. Priestley, Bernard Shaw, Orson Welles, E.H. Carr, etc. Para ese fin habría utilizado sus conocimientos de ex policía colonial.
El periodista español Manuel Medina recoge la hipótesis de que: "George Orwell fue una pura creación de la CIA, independientemente de la opinión que se tenga acerca de la calidad literaria de su obra. La Agencia Central de Inteligencia estadounidense no escatimó un dólar a la hora de invertir fondos para promocionar su obra", valoraron el "efecto devastador que el mensaje de un supuesto representante de los valores de la izquierda podía tener sobre amplios sectores de la opinión". Dice que Orwell no tuvo escrúpulos en convertirse en uno de los protagonistas de su propia obra 1984 denunciando a esos intelectuales a los servicios de inteligencia británicos. Afirma que Orwell sucumbió a la seducción del éxito fácil y la transmisión de un mensaje construido por los diseñadores de la Guerra Fría.
En su sugestivo artículo, Manuel Medina afirma que la CIA convirtió a Orwell en un renombrado autor de postguerra debido a su conocida "Rebelión en la granja" (1945) que viene siendo una sátira de la Revolución rusa, cuyos protagonistas son los animales de una hacienda rural. Para 1946, los servicios de inteligencia estadounidenses habrían convertido su novela en un best seller (La CIA no vería luz hasta 1947). A decir de Medina, "la CIA disponía entonces de una influencia decisiva en los medios de comunicación para convertir lo mediocre en excelente" y que la CIA financió en Hollywood la versión cinematográfica de "Rebelión en la granja" con un guion asesorado por el Consejo de Estrategia Psicológica de la CIA, el film fue un éxito publicitario. (Sobre el tema de propaganda occidental durante la Guerra Fría ver mi articulo "La Guerra Fría en los carteles de Occidente").
A pesar de enfermar gravemente desde 1929 Orwell siguió escribiendo. 1984 apareció meses antes de su deceso (1949), abordando temáticas políticas que nos deriva al anticomunismo (fascismo), al estalinismo y a la sociedad capitalista de consumo (sin mencionarlas por sus nombres). La tónica del artículo de Medina señala que es intrascendente el tipo de sociedad descrito en 1984, lo que importa, dice, es que el libro fue maravilloso para la CIA y su lucha ideológica en Europa, a través del "Gran Hermano" aterró a millones de personas, al tiempo que se transformaba en delator de los intelectuales de izquierda. "Un alcahuete al servicio del imperialismo", describe Manuel Medina a Orwell. El tipo de sociedad siniestra de la novela es la que realmente pretendió defender, muy parecida a la que nos está tocando vivir en el presente. "Toda la panoplia orweliana de "policías del pensamiento", "semanas del odio", "nopersonas" y esa "neolengua" que se empequeñece en lugar de agrandarse, halla su réplica en la estampa que nos está ofreciendo la sociedad actual", concluye Medina. (George Orwell: Breve biografía de un alcahuete al servicio de la CIA).
Varios críticos contradicen al autor que se opuso al omnipresente poder del Estado, sea cual fuere su ideología. En lo que parecería obvio, es difícil etiquetar a George Orwell políticamente, a él mismo le costaba definirse, a pesar de caminar del lado de la izquierda, sus experiencias anarquistas en Cataluña (guerra civil) le llevaron a denunciar el comunismo soviético. Muchos de sus coetáneos de la izquierda le tildaron de traidor.
¿Puede haber sido esa desilusión el origen de sus más famosas novelas distópicas? ¿Sufría sinceramente el trauma de sus experiencias de juventud en Birmania? No lo sabremos nunca, pero, ¿qué hubiese opinado Orwell sobre el hecho de que sus grandes obras distópicas contra el totalitarismo se transformarían en biblias para los conservadores?
Al parecer el mundo de Orwell estaba dividido entre quienes buscaban y apreciaban la libertad y quienes buscaban anularla, lo dijo de forma concisa a Malcolm Muggeridge (carta de diciembre de 1948): "Creo sinceramente que estás equivocado. La verdadera división no es entre conservadores y revolucionarios, sino entre autoritarios y 'libertarios'. "
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La lectura continúa en este enlace con más explicaciones del libro, personajes, terminología y opiniones del autor. VER: Entendiendo "1984" de George Orwell
Fuentes de consulta:
How the British Empire Created and Killed George Orwell
The Omnipresent Surveillance State: Orwell’s 1984 Is No Longer Fiction
The Prophecy of Orwell’s 1984. Totalitarian Control and the Entertainment Culture that Takes Over
George Orwell: Breve biografía de un alcahuete al servicio de la CIA
The self-fashioning of George Orwell
¿Quién tenía razón? | 1984 vs. Un Mundo Feliz | Orwell vs. Huxley
Más otras referencias de la prensa