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18 marzo 2024

Narcotráfico, Sociedad Anónima Internacional



por Tito Andino 

 

Este es un compendio de las etiquetas "drogas" y “narco-economía” que hemos venido tratando periódicamente de lo que existe este blog, los temas pueden ser consultados con una amplia gama de interesantes artículos que van desde la figura no mítica de Pablo Escobar hasta los "libertadores" del pseudo narco-estado de Kosovo y las "políticas" oficiales para prevenir el crimen. Datos y estadísticas actualizados.


Como aperitivo presentamos una corta revisión de un importante libro sobre la verdadera historia del auténtico "Rey de la Cocaína". 


"EL REY DE LA COCAÍNA. Mi vida con Roberto Suárez Gómez y el nacimiento del primer narcoestado", es un libro publicado por Ayda Levi en 2013 (Vintage Español), controvertido relato escrito por la viuda de Suárez, ella se habría separado de Suárez al conocer que éste acaudalado empresario estaba involucrado con el narcotráfico. Para quien conoce la historia del mundo de la cocaína no le será extraño escuchar este nombre, Roberto Suárez fue una leyenda viva en Bolivia, siendo el mayor productor de cocaína pura en el mundo y que ni la mitificación de Escobar en las décadas siguientes pudo compararse a éste hombre boliviano. A mediados de los años setenta comenzó a unificar en su entorno a los productores de la hoja de coca forjando su "Corporación", para esos mismos años inició su relación con un todavía bisoño Pablo Escobar, futuro líder del Cartel de Medellín.

El libro de la señora Levi narra como Suárez financió los clásicos y frecuentes golpes de estado militares en Bolivia; nos desvela las actividades de un nazi exiliado, aquel personaje conocido como el "Carnicero de Lyon", cuya identidad es conocida por todos, Klaus Barbie; la implicación del General Manuel Noriega de Panamá en las negociaciones por las rutas de la droga, el encuentro con Pablo Escobar, así como la conexión cubana. Aunque sigue siendo polémico, incluso calificado como una teoría conspiranoica, el libro desvela algunos detalles muy importantes, afirma que Fidel y Raúl Castro contactaron con Suárez y Escobar en enero de 1983 siendo invitados a Cuba y que el general cubano Antonio de la Guardia fue el nexo con los narcos. 

El interés cubano, supuestamente, no era económico sino utilizar el narcotráfico como "arma contra el imperialismo yanqui, y apoyar con los fondos provenientes del tráfico a los grupos guerrilleros colombianos", afirma Aida Levy. También habla sobre la financiación de los "Contras" nicaragüenses a través del comercio de la cocaína en Estados Unidos con la intervención del Coronel Oliver North; el mundo de las altas finanzas donde aparece involucrado el "Banquero de Dios", Roberto Calvi... 

Un libro que no tiene desperdicio.



Portada del libro de Ayda Levi


Roberto Suárez Gómez, al igual que Pablo Escobar, era muy querido en algunos sectores populares, llegó también a calificar como un "Robin Hood" (como sería en un futuro mediato Escobar); en el caso del boliviano, fue la revista "Times" quien así lo señalara; otros medios internacionales lo describían como “el rey de la cocaína”. Su popularidad era tal que incluso solicitaron su venia para crear un personaje de cine en que Suárez era interpretado en la película "Scarface". 

Los laboratorios de cocaína de Suárez en las selvas bolivianas producían toneladas de droga al mes que eran distribuidas a los socios del Cartel de Medellín dirigido por Pablo Escobarhablamos del tiempo en que Colombia no producía coca, la droga era enviada luego a los Estados Unidos -según se afirma- en operaciones clandestinas y conjuntas con la CIA, el mismo método se utilizaba para enviar la droga a Europa. Suárez poseía una flota privada de aviones que en la Bolivia de aquella época, casi sin control aéreo y una difícil geografía, facilitaba el establecimiento de sus rutas.

La "Corporación" no podía funcionar, evidentemente, sin la participación y protección de las fuerzas de seguridad de los países involucrados en el comercio ilícito y sus autoridades políticas convenientemente adictas a los narco-dólares. 

Es un hecho que fueron los políticos quienes corrompieron a los narcos y no al revés. El caso boliviano es el mejor ejemplo. Los gobernantes bolivianos estaban al tanto del negocio y se involucraronFue tal la industria de la exportación de la cocaína boliviana que se la bautizó como “La General Motors del Narcotráfico”

Como es usual, Suárez Gómez se hizo demasiado conocido y su fama trascendió fronteras. Él no era un don nadie, fue un rico heredero de la otrora oligárquica y próspera industria del caucho que mantenía amistades con elitistas círculos del 'jet set' y la alta política, diversificó su fortuna en diversos negocios, finalmente decidió incursionar en el comercio de la droga. 

La popularidad de Roberto Suárez lo puso en la mira del DEA, siendo uno de los hombres más investigados del mundo, mientras otra agencia estadounidense (CIA) estaba feliz con su producción "industrial"

Se dice que Roberto Suárez propuso (al igual que lo haría posteriormente Escobar) pagar la deuda externa de Bolivia, pero eso es algo que no está permitido, aquello significaría independencia nacional y no sumisión a potencias extranjeras. Lo curioso es que Suárez quería que Estados Unidos pague la deuda y se libere a su hijo detenido en Suiza y extraditado a los EEUU (en juicio fue declarado inocente). La propuesta implicaba la entrega de Roberto Suárez (y sus bienes), existe constancia de una carta enviada por Suárez a Ronald Reagan inmersa en el libro de Aida Levy.

Suárez no pudo más que prever el futuro, concluyó que su actividad no sería tolerada más, ni a corto ni a largo plazo, que el único camino era su entrega a las autoridades para un proceso judicial negociado (si no quería tener el final que departirían luego sus clientes colombianos). En 1988 la justicia boliviana lo condenó a 15 años de prisión por tráfico de drogas, fue puesto en libertad en 1996, murió en julio del 2000 tras sufrir un ataque al corazón en la ciudad de Santa Cruz. 

II

Repasando el moderno narcotráfico


Fotos de archivo de The Guardian, tropas del US Army resguardando los campos de opio en alguna región de Afganistán.


El surgimiento y poderío de grandes carteles de la droga en Colombia no fue un hecho casual, no era posible "meter gato por liebre" al país más poderoso del mundo, decir que solo operó el ingenio del bandido para ingresar toneladas de droga a Norteamérica es subestimar la inteligencia. No importa que haya gente audaz que burle los controles -de hecho eso seguirá ocurriendo- pero, querer vendernos la única historia sobre las avionetas que volaban bajo para burlar los radares, que aeronaves cargadas de cientos de kilos de cocaína partían y aterrizaban libremente de un país a otro porque en esos años no había la tecnología suficiente para controlar esos vuelos clandestinos es rotundamente falso; más que "ineficacia" de los radares había complicidad, corrupción y "vista gorda" de las autoridades con otros propósitos.

La única realidad es que el negocio es tan grande que alcanzaría para todos. Los pretextos sobran.

Parapolítica, Plan Colombia, Narco-terrorismo/narco-guerrilla, lavado de activos, son acepciones que tienen un vínculo común: COMPLICIDAD a gran escala que beneficia a un selecto grupo, el resto pondrán los muertos a cambio de "chichiguas" (coloquial palabra colombiana para algo pequeño o insignificante, muy poco). 


Junio 1999. Sector La Machaca, San Vicente del Caguán, Departamento del Caquetá, Colombia. El ex presidente de la Bolsa de Valores de New York, Richard Grasso y el extinto Comandante de las FARC, Raúl Reyes se abrazan en un gesto de amistad y NEGOCIOS. En ese acto, junto a Grasso estuvo presente el vicepresidente de la Bolsa de Nueva York, Alain Murban, y el asesor James Esposito; por el lado colombiano, el ex ministro de Hacienda de Colombia, Juan Camilo Restrepo, ejerció de traductor. El jefe de Wall Street en rueda de prensa no se mordió la lengua para señalar que traía un mensaje de cooperación de los círculos financieros estadounidenses, mensaje que como vemos en la gráfica también llegó a la narco-guerrilla colombiana. 


Intentar comprender el término "guerra contra la droga" es lo mismo que intentar descifrar la "guerra contra el terror" (otra original invención estadounidense para someter a los pueblos desafectos a su política mundial). En el caso especial del fenómeno global de las drogas, lejos de luchar contra el flagelo, son "políticas" para controlar la riqueza que genera el narcotráfico y que suele transformarse en intervencionismo imperial.



Presencia militar de los Estados Unidos en Colombia. Según el Informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 11 de septiembre 2023, los cultivos de hoja de coca en Colombia aumentaron de 204.000 hectáreas en 2021 a 230.000 en 2022. Las zonas con mayor cantidad de cultivos ilícitos registran mayor presencia de grupos armados. El alza en la producción de clorhidrato de cocaína es del 24%, unas 1.738 toneladas. Sin embargo, Estados Unidos, con bases militares en Colombia sigue pretendiendo utilizar la “guerra” contra las drogas con el único objetivo de mantener su política intervencionista en América Latina. Una “nueva” estrategia, diseñada para los siguientes 10 años, busca reducir 40% la producción de cocaína durante los tres años que restan a la administración actual (Gustavo Petro). Un factor podría deberse al incremento de la actividad criminal y la persistente demanda de cocaína a nivel internacional especialmente en EEUU y Europa y, por supuesto, el mercado responda a esa demanda.


¿Será la presencia militar de los EEUU en varios países productores de droga una coincidencia? Perturbador dato, en países productores de droga y bajo conflictos internos suelen encontrarse bases militares estadounidenses... ¿lo es una mera coincidencia?... no hay nada de que preocuparnos… Ejemplo, el “Plan Colombia” sujeto a erradicaciones, fumigaciones de miles de hectáreas de cultivos ilícitos, desplazamiento de poblaciones, suele destacar con la aparición del doble de cultivos en otras zonas de la geografía colombiana, ¿por qué? A pesar de la presencia militar estadounidense con la "imponente inteligencia antidrogas", el tráfico continuó y sigue a lo grande. Lo mismo podemos decir de la situación en Perú (en el Alto Huallaga), se erradican miles de hectáreas, pero surgen en otras zonas en mayor cantidad…. y los militares USA... bien gracias. Bolivia con su líder cocalero en el poder puso freno al descontrolado tráfico ocasionando serios aprietos a los organismos de control estadounidenses que lo acusaron de todo en la “guerra mediática contra el narcotráfico”. Fuera de Sudamérica, Afganistán nos da la razón. Los Estados Unidos decían “luchar” en Afganistán –contra el terrorismo-, en realidad, era una lucha por el control de los campos de siembra del opio (heroína). Lo que si es cierto es que las tropas del US Army combatían contra las organizaciones que le hacían competencia a sus aliados en el negocio y siguen apoyando a aquellas bandas narco-terroristas que luchan contra los estados no vasallos del Imperio.


Afganistán produce aproximadamente el 90% del suministro mundial ilegal de opio (transformado en heroína, morfina y productos opioides). Un programa de erradicación de drogas en 2000-2001 fue iniciado y dirigido con éxito por el gobierno talibán (con apoyo de la ONU) y disminuyó un 90%. En 2001 (octubre) se llevó a cabo la invasión estadounidense y la OTAN. Un objetivo secreto fue restaurar el tráfico de drogas patrocinado por la CIA a sus niveles históricos y controlando directamente las rutas de la droga. Desde la invasión y ocupación militar los precios del opio se dispararon. A principios de 2002, el precio en dólares/kg era casi 10 veces mayor que en 2000. Según la ONUDD, la producción de opio se ha multiplicado por 50, alcanzando las 9.000 toneladas métricas en 2017. En 2001, bajo el régimen talibán, la producción fue de 185 toneladas. En 2002, bajo el régimen títere del presidente Hamid Karzai, patrocinado por EEUU aumentó a 3.400 toneladas en 2002. Solo el que no quiere ver se niega a reconocer que la caída del régimen talibán está relacionado con el aumento de la producción de cultivos de opio auspiciado por la invasión militar estadounidense por lo cual los agricultores afganos comenzaron a replantar amapola extensivamente. Y eso no es todo, según un informe de la agencia antidrogas de las Naciones Unidas (septiembre 2023) Afganistán es el productor de metanfetamina de más rápido crecimiento en el mundo a pesar de que los talibanes volvieron a declarar una guerra contra los narcóticos después de su regreso al poder en agosto de 2021. 


Volviendo a las guerrillas colombianas, la guerra fue, entre otras cosas, una disputa por el control de los territorios sembrados de coca, ahora redistribuidos entre nuevas organizaciones criminales con el visto bueno de alguien. Se explica por un motivo: las conocidas organizaciones guerrilleras, paramilitares y viejos traficantes eran ya demasiado conocidos en sus notorias actividades criminales, fueron obligados a jubilarse, usando el argot popular, se les terminó la “teta”, fueron sometidos a un proceso lento de eliminación física o voluntaria (cárcel en EEUU), dando paso a otras pequeñas organizaciones "narco-terroristas" de bajo perfil, garantizando que no se perjudique el libre flujo de la droga, la venta de armamento y la instalación de nuevas bases militares estadounidenses.

La vieja consigna “derrotar a los narco-terroristas” siempre pretendió dibujar un panorama ficticio ante la opinión pública. Héroes que luchan contra la plaga del narcotráfico, destruyendo plantaciones, capturando a cientos de campesinos que no tiene otra forma de subsistencia, comisando bienes, etc. Sin embargo, vemos con desesperación –mientras nos hacemos viejos- que el conflicto de Colombia no termina, ni va a terminar (sus protagonistas pueden ser cambiados periódicamente). Esa guerra es un buen negocio para TODAS las partes (incluida las viejas guerrillas).

"La guerra contra la droga" es una mentira más: fraude, engaño, embuste, farsa, ficción, estafa, timo, ardid, artimaña, amaño, etc, etc. El narcotráfico sin la protección de la gran banca internacional no prosperaría, sin el apoyo encubierto de estados y grandes políticos que legislan su "lucha" habría terminado hace mucho. La clase política no se atreverá a pedir más explicaciones, son parte del problema.

Tan es cierto que no cabe duda de que la droga mueve una importante fracción del destino de la economía mundial. Mientras continúen las aberraciones del actual sistema financiero el narcotráfico será pieza fundamental de las finanzas internacionalesWall Street, gobiernos, corporaciones bancarias internacionales, rutas de la droga, terrorismo internacional, guerras, DEA, CIA, ONI, Imperio Británico, servicios secretos franceses, etc. seguirán estando en lucha por el control de los mercados de la droga. 




Habíamos comentado en un artículo anterior que Estados Unidos se jacta de invertir cientos de millones de dólares anuales en su lucha contra la droga, sin embargo, gana miles de millones de dólares anuales del mismo producto filtrándolos a través de Wall Street y otras bolsas mundiales como consecuencia del blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico.

El prestigioso investigador, Daniel Estulin, señaló algo incómodo, "según la leyenda popular, Wall Street es el corazón y el alma de la economía estadounidense, un hogar de hombres “sabios” que demuestran cómo amasar inmensas fortunas. Sin embargo, Wall Street es una grotesca atracción de feria que debería estar prohibida a los menores de 18 años. Las actividades financieras que se realizan aquí no tienen nada que ver con una economía adecuada”.

Otro ejemplo es la City de Londres, junto a muchos territorios británicos continúan siendo paraísos fiscales. Hasta mediados del 2018, en Londres existían alrededor de 41.000 propiedades offshore, que representa un capital aproximado de 38.000 millones de euros, la incógnita es saber qué pasó después del Brexit. Londres se divide en dos: la ciudad de Londres, propiamente dicha, administrada por su Alcalde  (Mayor of London), y la City de Londres, con su propio alcalde (Lord Mayor of London), que en la práctica es el representante y defensor financiero de todo el Reino Unido, con amplia facultad para decidir y apoyar los negocios y cuestiones de las altas finanzas, dentro y fuera de la City.

Los grandes traficantes, incluidos los Pablo Escobar, los Chapo Guzmán, etc., apenas son un eslabón en la cadena del negocio. Los capos de la droga se enriquecen enormemente con la venta de su mercancía, si, es cierto. Pero, los verdaderos "Don" están en las altas finanzas que controlan los movimientos financieros en los mercados bursátiles -ajenos al simple narcotraficante- lo que representa una escalofriante e impronunciable cifra difícil de cuantificar, suele decirse que se tiene problemas para contar los ceros.

El sistema y la modalidad del lavado de activos no han cambiado en nada, solamente es maquillaje periódico en las leyes y cambio de protagonistas. Las personas vienen, se van o se mueren por causas naturales o asesinadas, mas las políticas criminales para controlar la riqueza que genera el narcotráfico perdura.

“Guerra contra el opio” de la Compañía de las Indias Orientales del Imperio Británico contra el pueblo chino. “El Triángulo Dorado” con las guerras en Laos, Camboya, Vietnam. “La Media Luna Dorada” en Afganistán, Pakistán, Irán (parte del país) y otras naciones de Oriente Próximo. Los “Barones de la Cocaína” y las previsibles modalidades que vendrán en el futuro son reflejo de una historia que se repetirá inexorablemente. 


Insistamos en que el combate a la droga es sinónimo de más droga en el mercado. La finalidad es controlar totalmente el sistema monetario y las balanzas comerciales a favor de los viejos imperios. La prohibición, el control, la revisión de mercancías significó no solo el surgimiento del tráfico ilícito y el nacimiento de mafias, también provocó en múltiples ocasiones la declaración de guerra para defender el “libre comercio” o el mantenimiento de la “democracia”.

Los Imperios son los más grandes traficantes de droga de la historia y continuarán siéndolo en el futuroLa supuesta guerra contra la droga es una vieja historia de intervencionismo colonial, hoy transformados en potencias capitalistas en busca de la globalización de los mercados.

El MEJOR NEGOCIO DEL MUNDO se maneja bajo las sombras, nada público, sigue siendo una actividad ilícita; no obstante, los beneficios para la economía global es de tal magnitud que no cabe duda de que el NARCOTRÁFICO S.A. mueve parte del destino del CAPITALISMO.

Hipócritamente los grandes traficantes, los banqueros y poderosos políticos no suelen ver el narcotráfico como un delito sino como un NEGOCIO, por ello la actividad se ha tercerizado en el presente, es decir, se subcontrata a otros para brindar el mismo servicio. Mas, sigue siendo ilícito, por lo que no puede ocultarse por siempre el sucio negocio de los imperios. El gran público necesita creer en sus gobiernos y para ello éstos fabrican y permiten periódicamente el surgimiento de "villanos", quienes gustosos cometerán los crímenes, "pobres diablos" que disfrutarán de un corto periodo de fama y dinero, chivos expiatorios a quienes responsabilizar cuando llegue el momento de justificar la 'lucha" contra el narcotráfico, serán eliminados del negocio, sacrificados y reemplazados por los siguientes de turno.

Por descontado, los medios de embrutecimiento masivo no informarán nunca de esta parte de la historia, nos mienten... siempre. Nos asombraremos con las historias de como Pablo Escobar fue dado de baja o como una banda delincuencial ha sido desmantelada y como se han decomisado toneladas de droga en algún puerto del mundo, eso es un necesario "daño colateral". Incluso suele tratarse de casos en que hay que eliminar a la competencia no autorizada. También sirve para condecorar y promocionar el esfuerzo policial, a la vez que se justifica y se sustrae más recursos del presupuesto público para la 'lucha", o se imponen "ayudas" extranjeras (generalmente made in USA), es decir, presencia de agentes foráneos en territorio nacional.


Campesinos afganos en un sembrío del opio (foto archivo The Guardian)


La prensa internacional, alineada a intereses ocultos, pretende vendernos el cuento que un grupo de analfabetos y mal nutridos campesinos afganos controlan el flujo de cientos de toneladas de heroína y manejan las multimillonarias finanzas de ese ilegal negocio. ¿Se puede creer semejante disparate? ¿Se imagina a un barbudo y analfabeto guerrero talibán bajando de las montañas para gestionar las altas finanzas en Wall Street o, para llevar a cabo sofisticadas transacciones financieras en los grandes trusts bancarios de Europa y Asia?; ¿o, finiquitando complejos negocios con los verdaderos “señores de la guerra” en la compra de armamento a cambio de drogas? (Ejemplos tomados del libro, Los Señores de las Sombras, Daniel Estulin)


¿Por qué no se combate el lavado de dinero en territorio norteamericano? ¿Por qué las verdaderas mafias estadounidenses siempre están impunes, quiénes les protegen? Los países sudamericanos de donde brotó naturalmente la ancestral hoja de coca son los narcotraficantes y los campesinos afganos que cosechan el opio…los terroristas, que barbaridad!.

Como podrán apreciar, el tráfico de drogas es uno de los negocios más lucrativos del mundo, solo la industria armamentística, los negocios petroleros y la gran producción industrial pueden competirle en generar dinero rápido. Sin el flujo monetario producto del comercio mundial de las drogas la economía global tambalearía. "La DROGA S.A. es el lubricante de la economía mundial con más de 900 mil millones de dólares en dinero efectivo anuales”

La “Guerra Global contra el Terrorismo” (GWOT, siglas en inglés), opera desde el 11 de septiembre del 2001, influye en el comercio global de narcóticos controlado por poderosos intereses financieros apoyados por la inteligencia estadounidense. El comercio ilegal de narcóticos se realiza en dólares estadounidenses bajo un sofisticado marco de lavado de dinero que cuenta con el apoyo tácito del Consenso de Washington, es tal la conclusión a la que llega el profesor Michel Chossudovsky (Global Research, septiembre 2023). 
 
En una anterior ocasión se sugirió que no deberíamos soñar con intentar poner en práctica el negocio, lo reiteramos. Está oficialmente prohibido para los simples y corrientes mortales, la cárcel o la muerte será su destino. Este es un negocio de altas finanzas solo apto para una élite y la banca internacional, el resto, incluso los capos, son material prescindible



El verdadero poder de los narco-dólares


Es una combinación del tráfico de esas drogas con la bolsa de valores. Por tanto, la toma de decisiones para solucionar el tráfico mundial de sustancias estupefacientes no está en Kabul o en las selvas colombianas, sino en Washington. Repitamos: El poder de los narco-dólares surge cuando fusionamos el tráfico de drogas con la bolsa de valores

Protegidas e intocables sociedades internacionales mueven el negocio, en ocasiones bajo complicidad o aliados con los servicios secretos de algunos estados. Por descontado, no existen pruebas que el dinero de la droga haya alimentado las cuentas bancarias de la CIA (ni las podremos obtener), pero existe una estrecha relación con ese ilegal comercio y las guerras auspiciadas por los EEUU en Medio Oriente y otras regiones del mundo. 

Recientes investigaciones han demostrado -una vez más- que las leyes y políticas antidrogas que exige el gobierno de los Estados Unidos y otros estados del primer mundo son mera pantalla para ocultar lo evidente, mientras Wall Street, la City de Londres y otros grandes centros financieros mundiales lavan, y mejor, los cientos de miles de millones de narco-dólares anuales que genera el próspero negocio. Los años pasan y no aparecen los nombres, apellidos y rostros de los banqueros implicados, responsables de manejar y ocultar cuentas multimillonarias, de recibir dinero en efectivo en camiones blindados, de retrasar reportes de clientes con operaciones sospechosas y de no suspender esas cuentas, de mantener activo el blanqueo de capitales. Es poco probable que los conozcamos, la prensa tradicional no hace el esfuerzo o no tiene mucho interés en llenar sus páginas con investigaciones que incomodarán a los grandes anunciantes, a políticos amigos y, a veces, a los propios dueños de los medios. Decía Estulin, "tenga en cuenta que el principal negocio de los medios de comunicación no es contar la verdad, sino esconderla. Ellos forman parte de toda esta movida. Piensa que la droga es el lubricante de la economía mundial, si eliminas la droga, se desploma la economía mundial. ¿Cómo puede hablar el New York Times o el Washington Post de esto, cuando se les pueden desplomar sus propias acciones?" 

Mapa del Narco-Dinero (USA)


Texto resumido del artículo de Catherine Austin Fitts, "Narco dólares para principiantes". Examinar el mapa de los Estados Unidos ayuda a conocer los mercados de las drogas. ¿Cuáles son los cuatro estados con la más amplia participación en el mercado del tráfico de drogas? Nueva York, California, Texas y Florida. Lógico. Esos son estados grandes con fronteras sobre las costas y grandes puertos. Lógicamente que la población crecería en los estados grandes donde el comercio y el va y viene de los negocios de las drogas crece. OK. Ahora, ¿cuáles son los cuatro estados con las mayores ganancias provenientes del lavado de dinero así como de otras ganancias del crimen organizado? ¿No nos sorprende?, los mismos cuatro estados: Nueva York, California, Texas y Florida. ¿Qué viene después? ¿Cuáles son los cuatro estados con el mayor negocio de tomar las narco ganancias ya lavadas y de usarlas para depositar dinero en el banco, o para comprar otras compañías, o para comenzar una nueva, o simplemente comprar acciones en la bolsa? A eso es a lo que le llamo el negocio de la reinversión. ¡Los mismos cuatro, no es cierto? Y, ¿quiénes eran los gobernadores de estos cuatro estados en 1996? Veamos. Jeb Bush era gobernador de la Florida. El gobernador Jeb era el hijo de George H.W. Bush, antiguo cabecilla de una compañía petrolera de Texas y de México, así como de la CIA y de varios intentos por hacer cumplir las leyes en contra del uso de las drogas, tanto cuando era vicepresidente como cuando era presidente. ¿Y qué del presidente? Por supuesto que George W. Bush fue presidente gracias al empuje de la campaña más exitosa en la obtención de fondos que jamás se diera en la historia de la civilización occidental. ¿Ahora saben por qué Hillary Clinton quería ser senadora por Nueva York?. Ahora se darán cuenta de por qué Andrew Cuomo quería ser el gobernador de Nueva York y por qué, según fue reportado, llevó a cabo encuestas para ver si la gente lo asociaba a él con la Mafia y con el crimen organizado. Según el análisis de las elecciones del año 2000 efectuado por el Center for Responsive Politics los donantes en California, Nueva York, del área metropolitana del Distrito de Columbia (que está repleto de abogados y cabilderos de todos los estados), Texas y Florida contribuyeron $666.8 millones o aproximadamente el 47% de un total de $1.427 mil millones en donaciones.


La historia se vuelve interminable, lo único que queda es recomendar -si tienen interés por el tema- revisar nuestros artículos bajo las etiquetas "drogas" y "narco-economía".

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05 julio 2022

El Imperio y la historia del tráfico de drogas




Por S. Taylor-Wickenden

Título original en inglés 

Empire and the History of the Drug Trade

Agora-2015

Nota: El artículo original del señor Taylor-Wickenden está complementado con notas intercaladas por el editor de este blog.


Hoy en día, si le preguntas a un miembro del público británico qué piensan de las drogas, a menudo encontrarás que aquellos que trafican y consumen drogas a menudo son vistos de una manera criminal, como una plaga en una sociedad por lo demás buena y que cada mal en la sociedad se resolvería por sí mismo si no fuera por el tráfico de drogas. También es la opinión de que los agentes de la ley hacen todo lo posible, en vano, contra lo que se percibe como el "flagelo social" que se retrata a las personas que generalmente comercian con estos bienes de consumo, los narcóticos. Este punto de vista es tan universal que es difícil de desalojar, ya que todas las instituciones, desde los medios corporativos hasta la iglesia, denuncian el tráfico de drogas e instan a mantener la prohibición. Aquí es donde un análisis sobrio de este comercio se vuelve crucial.


Falta un análisis del problema mucho más grande e intratable que el simple "policía bueno versus el traficante malo" inspirado en Hollywood. Un objetivo es mostrar los efectos reales que tiene la guerra contra las drogas y cómo la prohibición de las drogas ayuda a mantener las ganancias fluyendo para los mega ricos y cómo mantiene a los poderosos en el poder.


Junio 1999. Sector La Machaca, San Vicente del Caguán, Departamento del Caquetá, Colombia. El ex presidente de la Bolsa de Valores de New York, Richard Grasso y el extinto Comandante de las FARC, Raúl Reyes se abrazan en un gesto de amistad y NEGOCIOS. En ese acto, junto a Grasso estuvo presente el vicepresidente de la Bolsa de Nueva York, Alain Murban, y el asesor James Esposito; por el lado colombiano, el ex ministro de Hacienda de Colombia, Juan Camilo Restrepo, ejerció de traductor. El jefe de Wall Street en rueda de prensa no se mordió la lengua para señalar que traía un mensaje de cooperación de los círculos financieros estadounidenses, mensaje que como vemos en la gráfica también llegó a la narcoguerrilla colombiana.


Dado que Estados Unidos es la principal superpotencia en esta era, nos concentraremos en gran medida en el tráfico de drogas allí, ya que tiene la mayor participación y también cosecha el mayor beneficio de este comercio

También es útil señalar que los economistas tienden a evitar el tema de las drogas como mercancía, simplemente debido a la representación universal negativa de esta mercancía. Nuestro análisis definitivamente trata las drogas como una mercancía como cualquier otra y la contextualiza para mostrar los abusos inherentes de poder debido a la existencia del tráfico de drogas. Espero que las drogas puedan verse bajo una luz completamente diferente, como una ruptura con la dicotomía simple y equivocada que encontramos como la opinión predominante del día.


El tráfico de drogas, piedra angular del "libre comercio" británico.



La primera guerra importante que involucró drogas como mercancía fueron las Guerras del Opio en el siglo XIX. El objetivo de la guerra era abrir la economía aislacionista china a la explotación, el comercio global y la toma parcial del poder colonial. Las guerras del opio fueron una serie de conflictos que involucraron a las potencias imperialistas europeas representadas principalmente por el Reino Unido, Francia era un jugador secundario en la región. Las guerras se libraron de 1839 a 1842 y de 1856 a 1860. Estos se pelearon principalmente por el comercio del narcótico llamado opio, que los británicos utilizaron para extender su influencia imperial y ganancias a expensas del Imperio chino. Durante el Tratado de Nanjing y Tientsin, China tuvo que ceder la isla de Hong Kong y también el sur de Kowloon como concesiones territoriales. El campesinado chino fue sometido a una pobreza masiva y a un declive en sus niveles de vida, mientras que la burguesía china se benefició del comercio, se enriqueció y más tarde dominó el estado con comerciantes de drogas como Chiang Kai Shek, jefe de estado en el período de entreguerras.


Hong Kong


Fueron las operaciones de la Compañía Británica de las Indias Orientales en Bengala, por entonces ocupadas por Gran Bretaña, las que produjeron el opio en sus fábricas, poniendo sin duda a los trabajadores bajo salarios de hambre para alimentar las ganancias de hombres como John Napier y Charles Elliot. Los productos se enviaron a la costa de China y luego se vendieron para obtener una buena ganancia. China comenzó a perder el control de sus finanzas y también, con el creciente número de adictos en China aumentando, el emperador Daoguang exigió medidas para evitar que esta adicción afligiera al pueblo chino. En lugar de la legalización, los partidarios de la represión ganaron y los chinos arrestaron a los traficantes de opio chinos. Sitiaron las empresas y exigieron que sus existencias fueran destruidas. En respuesta, los británicos trajeron sus cañoneras y devastaron la costa de la parte continental de China, lo que llevó a nuevas incursiones terrestres de otras potencias europeas durante la Segunda Guerra del Opio, lo que llevó a concesiones de tierras a favor del "libre comercio".

Las consecuencias de esto fueron el "siglo de humillación" de China, la apertura a los misioneros religiosos cristianos, la indigencia para su pueblo, las concesiones de tierras y el control de franjas de territorio en beneficio de los imperios europeos. Para Gran Bretaña, esto significó una expansión del comercio en el este de Asia durante más de un siglo. Esto muestra el primer ejemplo de cómo la complicidad del gobierno en la producción, el intercambio y la distribución del comercio de drogas surgió de la Gran Bretaña victoriana y cómo se utilizó abiertamente de manera imperial para subyugar y pacificar el país para su explotación. En un nivel más general, nos muestra que los "mercados libres", como era la norma durante la Gran Bretaña victoriana, tienen una dependencia innegable del estado, y sin el estado, esos mercados no podrían haber abierto el este de Asia por sí mismos.

En el siglo XVII el mismo efecto se logró mediante la venta de "agua de fuego" a los nativos americanos. Los británicos y sus colonias intercambiaban su alcohol por pieles y otros bienes que los nativos americanos daban con tan ingenua inocencia. Nuestra superpotencia actual, los Estados Unidos de América, se fundó en tales intercambios con la población nativa americana, que culminaron en 8 millones de muertes y un reemplazo de una población por otra. Por lo tanto, no es difícil ver el papel fundamental que desempeñan las drogas y los narcóticos en el juego de poder imperial de los estados.


Comercio de drogas contemporáneo


Los Estados Unidos luchan en Afganistán si, es cierto, pero contra las organizaciones que le hacen competencia en el negocio y apoyan aquellas bandas narco - terroristas que luchan contra los estados no vasallos del Imperio.


La invasión del Afganistán en octubre de 2001 desató un gran aumento de la producción mundial de opio. La producción de opio en Afganistán antes de la invasión era del 75% del total mundial en 1999; después de la invasión comprendía el 90% del total mundial producido en el año 2000. El producto se vendió como heroína a los mercados europeo y ruso. Los talibanes utilizaron el opio para el 96% de sus ingresos. Las otras fuentes provienen de Pakistán y la familia Bin Laden. La BBC citó un informe de la ONU en 2009, que afirmaba que el mercado del opio, con un valor de $ 65 mil millones (£ 39 mil millones), financia el terrorismo global, atiende a 15 millones de adictos y mata a 100,000 personas cada año.

Según Global Research, 65.000 millones de dólares es la punta del iceberg. El alcance del tráfico de drogas en términos monetarios asciende a entre US $ 300 y $ 500 mil millones en todo el mundo (NdelE. Otros expertos hablan de entre $ 700 y $ 900 mil millones anuales). La mayoría de los fondos son lavados por instituciones financieras masivas, como HSBC que, según se sepa, lavó $ 22 mil millones de dinero de la droga a través de su afiliado HBUS; recibieron una multa leve de $ 1.9 mil millones, aunque es solo 1/12 de sus ganancias. El gobierno de los Estados Unidos y las agencias de aplicación de la ley "ignoran" el aspecto financiero de este comercio ilegal y, como resultado, ni siquiera un banquero fue procesado o encarcelado por violar la ley de los Estados Unidos. Cuando comparamos esto con el encarcelamiento del traficante de drogas doméstico de poca monta y el consumidor de drogas, ¡al analista sobrio de este problema le parece extremadamente negligente como mínimo y premeditado en el peor de los casos!



¿Despenalizar la guerra contra las drogas?

Catherine Austin Fitts, una ex banquera de inversión de Wall Street que fue entrevistada por Oliver Villar, nos da esta asombrosa visión del comercio:


"Esencialmente, yo diría que los gobiernos dirigen el tráfico de drogas, pero no son el poder final, son solo una parte, si se quiere, de la gestión de las operaciones. Nadie puede dirigir un negocio de drogas, a menos que los bancos hagan sus transacciones y manejen su dinero. Si quieres entender quién controla el tráfico de drogas en un lugar, debes preguntarte quién es el que tiene que aceptar administrar las transacciones y administrar el capital, y eso te llevará a la respuesta de quién tiene el control".

 


Mapa del Narco-Dinero. Texto resumido del artículo de Catherine Austin Fitts, "Narco dólares para principiantes". Examinar el mapa de los Estados Unidos ayuda a conocer los mercados de las drogas. ¿Cuáles son los cuatro estados con la más amplia participación en el mercado del tráfico de drogas? Nueva York, California, Texas y Florida. Lógico. Esos son estados grandes con fronteras sobre las costas y grandes puertos. Lógicamente que la población crecería en los estados grandes donde el comercio y el va y viene de los negocios de las drogas crece. OK. Ahora, ¿cuáles son los cuatro estados con las mayores ganancias provenientes del lavado de dinero así como de otras ganancias del crimen organizado? ¿No nos sorprende?, los mismos cuatro estados: Nueva York, California, Texas y Florida. ¿Qué viene después? ¿Cuáles son los cuatro estados con el mayor negocio de tomar las narco ganancias ya lavadas y de usarlas para depositar dinero en el banco, o para comprar otra compañía, o para comenzar una nueva, o simplemente comprar acciones en la bolsa? A eso es a lo que le llamo el negocio de la reinversión. ¡Los mismos cuatro, no es cierto? Y, ¿quiénes eran los gobernadores de estos cuatro estados en 1996? Veamos. Jeb Bush era gobernador de la Florida. El gobernador Jeb era el hijo de George H.W. Bush, antiguo cabecilla de una compañía petrolera de Texas y de México, así como de la CIA y de varios intentos por hacer cumplir las leyes en contra del uso de drogas, tanto cuando era Vicepresidente como cuando era Presidente. ¿Y qué del presidente? Por supuesto que George W. Bush fue presidente gracias al empuje de la campaña más exitosa en la obtención de fondos que jamás se diera en la historia de la civilización occidental. Ahora saben por qué Hillary Clinton quería ser senadora por Nueva York. Ahora se darán cuenta de por qué Andrew Cuomo quería ser el gobernador de Nueva York y por qué, según fue reportado, llevó a cabo encuestas para ver si la gente lo asociaba a él con la Mafia y con el crimen organizado. Según el análisis de las elecciones del año 2000 efectuado por el Center for Responsive Politics los donantes en California, Nueva York, del área metropolitana del Distrito de Columbia (que está repleto de abogados y cabilderos de todos los estados), Texas y Florida contribuyeron $666.8 millones o aproximadamente el 47% de un total de $1.427 mil millones en donaciones. Solo me queda parafrasear a Tina Turner cantando en el fondo. ¿Nos siguen la tonada? …¿Qué es lo que las drogas tienen que ver con esto…tienen que ver…con esto?


Villar también corrobora este testimonio de que dado que el comercio internacional de drogas es de alrededor de US $ 300 mil millones a $ 500 mil millones al año (NdelE. Cifra que parece quedarse corta ante otras serias investigaciones) y que la mitad de eso, algo entre $ 150-$ 250 mil millones y más, en realidad va a los Estados Unidos. 

¿Qué dice esto si se utiliza un enfoque económico político imperial? 

Significa que el centro imperial, el centro financiero, está obteniendo la mayor parte, por lo que no es de interés que ninguna gran potencia (o estado) detenga esto si grandes cantidades de las ganancias fluyen hacia el centro imperial. También es prudente tener en cuenta el estado criminalizado de las drogas.

 

La City de Londres, junto a muchos territorios británicos continúan siendo paraísos fiscales. Hasta mediados del 2018, en Londres existían alrededor de 41.000 propiedades offshore, que representa un capital aproximado de 38.000 millones de euros, la incógnita es saber qué pasó después del Brexit. Londres se divide en dos: la ciudad de Londres, propiamente dicha, administrada por su Alcalde  (Mayor of London), y la City de Londres, con su propio alcalde (Lord Mayor of London), que en la práctica es el representante y defensor financiero de todo el Reino Unido, con amplia facultad para decidir y apoyar los negocios y cuestiones de las altas finanzas, dentro y fuera de la City. 


El tráfico de drogas está criminalizado en la sociedad, pero cuando se trata del sector económico y financiero, en realidad está despenalizado. Así que tenemos algún tipo de contradicción y paradoja en la que sería genial si se criminalizara, pero cuando se trata del sector financiero, es laxo, no regulado y, como sabemos, la Reserva Federal de los Estados Unidos puede monitorear cualquier depósito de más de $ 10.000, por lo que no es que no lo sepan, saben lo que está pasando. Si este es el caso, no es sorprendente ver una gran cantidad de bancos de lavado de dinero, que incluyen: HSBC, Western Union, Bank of America, JP Morgan Chase & Co, Citigroup, Wachovia entre muchos otros que supuestamente no han cumplido con las leyes estadounidenses y británicas contra el lavado de dinero (AML).




¡Los Departamentos de Justicia de Bush y Obama gastaron billones de dólares en la lucha combinada contra la "guerra contra el terrorismo" y "la guerra contra las drogas", mientras que simultáneamente permitieron que los bancos estadounidenses lavaran dinero para la causa con la que supuestamente Estados Unidos está en guerra! Esta es una demostración activa de las contradicciones del capitalismo en un microcosmos global. La lucha contra la yihad global se encuentra en la misma contradicción porque muchas de las células terroristas están financiadas por los Estados del Golfo y Arabia Saudita, que a su vez están financiados por la adicción de Estados Unidos y Europa al petróleo. Esta contradicción clave es la razón por la cual Estados Unidos no puede ganar "la guerra contra las drogas" y "la guerra contra el terrorismo" porque está socavada por sus propias instituciones privadas pertenecientes a las finanzas y la burguesía petrolera. De este modo, o eso pensamos, subrayamos un conflicto de intereses burgueses.


Recientes investigaciones han demostrado -una vez más- que las leyes y políticas antidrogas que exige el gobierno de los Estados Unidos, y otros estados del primer mundo, son mera pantalla para ocultar lo evidente, Wall Street, la City de Londres y otros grandes centros financieros mundiales lavan, y mejor, los cientos de miles de millones de narco-dólares anuales que genera el próspero negocio. Pasan los años y no aparecen los nombres, apellidos y rostros de los banqueros implicados, responsables de manejar y ocultar cuentas multimillonarias, de recibir dinero en efectivo en camiones blindados, de retrasar reportes de clientes con operaciones sospechosas y de no suspender esas cuentas, de mantener activo el blanqueo de capitales. Es poco probable que los conozcamos, la prensa tradicional no hace el esfuerzo o no tiene mucho interés en llenar sus páginas con investigaciones que incomodarán a los grandes anunciantes, a políticos amigos y, a veces, a los propios dueños de los medios. El conocido investigador Daniel Estulin en el libro "Los Señores de las Sombras" es categórico, "tenga en cuenta que el principal negocio de los medios de comunicación no es contar la verdad, sino esconderla. Ellos forman parte de toda esta movida. Piensa que la droga es el lubricante de la economía mundial, si eliminas la droga, se desploma la economía mundial. ¿Cómo puede hablar el New York Times o el Washington Post de esto, cuando se les pueden desplomar sus propias acciones?" 

 

El gran juego


Presencia militar de los EEUU en Colombia. Curiosamente países productores de drogas y con conflictos internos suelen acoger bases militares estadounidenses... mera coincidencia. Wall Street, gobiernos, corporaciones bancarias internacionales, terrorismo internacional, la  DEA, CIA, ONI, el imperio británico, servicios secretos franceses suelen estar en lucha por las rutas y el control de los mercados de la droga. Norteamérica parece haber ganado la batalla cuando los dividendos que produce el narcotráfico forjó el proceso de blanqueo a través de Wall Street con una impronunciable ganancia económica.

Otro aspecto de la guerra contra las drogas es su uso de la política exterior e interna como herramienta. El 4 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán, un político populista y liberal que prometía una reforma agraria, fue asesinado por la oligarquía ultraconservadora respaldada por Estados Unidos que ahora gobierna Colombia; esto inició lo que hoy se conoce en Colombia como "La Violencia". La Guerra Fría fue la justificación que Estados Unidos necesitaba para usar la violencia estatal en la que murieron 300.000 personas entre 1948 y 1958. Las personas más susceptibles de ser asesinadas fueron sindicalistas, estudiantes de asociaciones, organizaciones campesinas y el mismo tipo de elementos subversivos en Colombia. Innegablemente, en Colombia se mata a más sindicalistas que en todo el mundo juntos. Tiene la tasa más baja de sindicalización en todo el continente y en realidad ha llegado al punto en que no hay muchos más sindicalistas para asesinar. Desde 2002 en adelante, más de 250.000 personas han perdido la vida en el terrorismo patrocinado por el Estado.

Debido al éxito de la revolución comunista china en la lucha contra el tráfico de drogas a partir de 1949, y también a la victoria de los comunistas en Vietnam en 1975 con su éxito en la lucha contra las adicciones de su pueblo, redujeron las ganancias de la organización de drogas y las ganancias de los partidarios imperiales de estas organizaciones. Es una nota histórica al pie afirmar que Chiang Kai Shek era un comerciante de drogas antes de tomar el poder estatal y que muchos involucrados en la contrainsurgencia reaccionaria anticomunista en Vietnam tenían vínculos con el comercio internacional de drogas. La producción de las organizaciones de drogas se basó históricamente en Indonesia, Malasia y Tailandia debido a la importancia histórica de las Guerras del Opio y la hegemonía global de Gran Bretaña en ese momento. El cambio del tráfico de drogas se refleja en el cambio del poder global de un país a otro (es decir, de Gran Bretaña a los Estados Unidos). Estados Unidos siempre ha buscado el dominio sobre América Latina como se establece en la Doctrina Monroe. Por lo tanto, no es un gran salto de la imaginación afirmar que las drogas son un producto directamente imperial junto con el petróleo y las finanzas.

En total, Estados Unidos ha gastado más de un billón de dólares en todo el mundo en "la guerra contra las drogas y el terrorismo". Hay algunas preguntas que deberíamos hacernos sobre estos paralelismos, que son más que una coincidencia. ¿Ha fallado a los bancos de lavado de dinero de la droga? ¿Ha fallado a los principales centros financieros occidentales? ¿Le ha fallado a la narco-burguesía en Colombia, o en Afganistán, donde podemos ver surgir patrones similares? 

¿Es un éxito en el mantenimiento de la economía política? ¡Sí! ¡Es con verdadera ironía que uno debe imaginar la disonancia cognitiva por la que está pasando la élite salvaje global y cuán "oprimidos" dicen estar!


Solución Social

El tráfico de drogas es un fenómeno global, que está íntimamente ligado al poder imperial desde el siglo XVII en su forma moderna. Se enfrenta a la lógica de que para poner fin al tráfico de drogas, debe haber un movimiento global anti-imperial, con el análisis correcto que identifique el vínculo entre el comercio mundial de drogas y la hegemonía estadounidense. 


La legalización, los impuestos y la regulación de todas las drogas en el Reino Unido, por ejemplo, es solo una pieza del rompecabezas. Las drogas, como han dicho Russel Brand y Matthew Perry en entrevistas recientes, deben ser vistas como una enfermedad; tratar a los consumidores de drogas con agujas limpias para su propio uso para detener, por ejemplo, la propagación del virus del VIH.

Los tratamientos podrían incluir centros donde la recuperación basada en la abstinencia es la norma y que estos hombres y mujeres jóvenes encuentren trabajo, una buena educación, un buen hogar y mucho contacto social y apoyo emocional para ayudarlos a recuperarse y llevar una vida mejor. Al mismo tiempo, esto debe ser en conjunto con un Servicio Nacional de Salud totalmente público, pagado por un Seguro Nacional gratuito en el punto de uso. Las corporaciones deberían ser puestas bajo la propiedad democrática con un plan nacional para poner su monopolio sobre los productos farmacéuticos firmemente en manos de la gente.

La política exterior debe tener esto en cuenta para su agenda: Ayudar a mejorar la vida de las personas en todo el mundo y disminuir el número de muertos en países como Colombia, Afganistán y Somalia desmantelando las estructuras internacionales del comercio y reduciendo la demanda de esas drogas, y destruyendo la necesidad de producir muchos de los narcóticos más adictivos del mundo, cuyos beneficios suelen ir a parar a manos de organizaciones terroristas globales reaccionarias. 



Conclusiones del editor del blog

Resumiendo varios artículos publicados en este blog bajo las etiquetas "drogas" y "narco-economía", podemos poner a consideración del lector las siguientes consideraciones:

El poder de los narco dólares viene cuando combinas el tráfico de drogas con la bolsa de valores. Por tanto, la toma de decisiones para solucionar el tráfico mundial de drogas no está en Kabul o en las selvas colombianas, sino en Washington. Repitamos: El poder de los narco dólares surge cuando combinamos el tráfico de drogas con la bolsa de valores.

Protegidas e intocables sociedades internacionales mueven el negocio, en ocasiones bajo complicidad o aliados con los servicios secretos. Por descontado, no existen pruebas que el dinero de la droga haya alimentado las cuentas bancarias de la CIA (ni las podremos obtener), pero existe una estrecha relación con ese ilegal comercio y las guerras auspiciadas por los EEUU en Medio Oriente y otras regiones del mundo. 

La guerra contra la droga es un inmenso fraude. El Narcotráfico S.A., sin la protección de órganos estatales de alto nivel y de grupos financieros ligados a la banca internacional no prosperaría. Grandes bancos, incluso políticos con poder alimentan y fomentan la codicia de la delincuencia organizada, en ese sentido esa es la verdadera MAFIA.

La historia se repite una y otra vez, esto viene de siglos atrás con la “Guerra del opio”, las modalidades varían, el fenómeno persiste. Algunos modernos imperios continúan siendo los más grandes traficantes de droga de la historia y dado que es imposible esconder por siempre los negocios sucios se hace inevitable contar con un buen número de “villanos" a quienes responsabilizar. Es parte del juego, algún momento deberá, irremediablemente, sacrificarse a los peones del negocio.

El negocio de la droga compite a nivel mundial con lo que genera la industria armamentista y los negocios petroleros, por lo que no es ninguna exageración la afirmación que sin droga la economía mundial se vendría abajo, como ha explicado infinidad de ocasiones el analista Daniel Estulin, “la DROGA S.A. es el lubricante de la economía mundial con más de 900 mil millones de dólares en dinero efectivo anuales. Según la leyenda popular, Wall Street es el corazón y el alma de la economía estadounidense, un hogar de hombres “sabios” que demuestran como amasar inmensas fortunas. Sin embargo, Wall Street es una grotesca atracción de feria que debería estar prohibida a los menores de 18 años. Las actividades financieras que se realizan aquí no tienen nada que ver con una economía adecuada”.


Reporte original:

Agora (2015)

S. Taylor-Wickenden

* Todo el material gráfico y notas enmarcadas en color corresponden al editor de este blog.

12 junio 2021

¿Cómo explica el comercio de heroína el fracaso de Estados Unidos y el Reino Unido en Afganistán?


Arriba, marine británico; abajo, marine estadounidense. Los dos custodiando campos de amapola en Afganistán (fotos archivo)
 

por Alfred W McCoy


El 9 de enero de 2018 en el diario londinense "The Guardian" se publicó una adaptación de "In the Shadows of the American Century" de Alfred W McCoy, publicado en el Reino Unido por Oneworld el 25 de enero de ese año. 

"How the heroin trade explains the US-UK failure in Afghanistan" es el titular del artículo del referido medio de comunicación, cuya entradilla resalta las conclusiones de McCoy:


"Después de 16 años y un trillón de dólares gastados, los combates no tienen fin, pero la intervención occidental ha dado como resultado que Afganistán se convierta en el primer narcoestado verdadero del mundo". (Alfred W McCoy).


Evidentemente, el autor ya intuía que las cosas iban mal para los Estados Unidos y sus socios (OTAN) en el campo militar, más no en los réditos económicos. En realidad, los beneficios monetarios se llevan las grandes empresas contratistas, ya sea por los acuerdos firmados con la Casa Blanca y el Pentágono, a más del "transporte de mercancías desde Afganistán", que malas lenguas lo relacionan con el ilícito comercio de la heroína afgana y su distribución mundial; por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos paga todas las facturas del intervencionismo militar grabando con altos impuestos a los habitantes. Es decir: Gran negocio para las corporaciones privadas y pésimo beneficio político-económico para el gobierno de los Estados Unidos y sus ciudadanos.

Los detalles de lo dicho quedó evidenciado en un anterior artículo "La NO retirada de Afganistán". Bien, pudiera considerarse que lo que expresó McCoy en su libro y reportaje en The Guardian (en 2018) está caduco, todo lo contrario, al repasar las siguientes líneas se refuerza el conocimiento actual de la interminable crisis (provocada) en el país asiático.

Lo único que se puede reprochar al autor es el achacar toda la culpa de la heroína y sus dividendos financieros exclusivamente a los talibán y otros grupos armados. Es imperativo repasar La NO retirada de Afganistán.... Así como es primordial volver a plantearnos las incomodas preguntas:

¿Por qué hay cada vez más empresas estadounidenses interesadas en brindar desde Afganistán el transporte internacional de mercancías? 

¿Es tan lucrativa la tarea de transportar, por ejemplo, las conocidas alfombras afganas en un territorio hostil?

¿Cree usted que un grupo de analfabetos y mal nutridos campesinos afganos controlan el flujo de cientos de toneladas de heroína y manejan las multimillonarias finanzas del ilícito negocio? 

¿Se imagina usted a un combatiente talibán bajado de las montañas para gestionar en las altas finanzas de Wall Street, realizar sofisticadas transacciones financieras en los grandes trust bancarios de Europa y Asia o finiquitando complejos negocios con los verdaderos “señores de la guerra” en la compra de armamento a cambio de heroína?

¿Existe realmente un control y erradicación de la heroína en Afganistán?


Hubo una propuesta a considerar en la ONU, emitir sanciones contra Estados Unidos, relacionada con el hecho de que su presencia militar en Afganistán ha incrementado la escala de los delitos relacionados con las drogas. En la práctica suena más lógico que la propuesta de endurecer sanciones contra Rusia por construir el oleoducto Nord Stream 2.

t. andino


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Soldados de los Estados Unidos patrullan en el distrito Zharay, provincia de Kandahar, sur de Afganistán. (foto archivo Reuters)


Después de librar la guerra más larga de su historia, Estados Unidos está al borde de la derrota en Afganistán. ¿Cómo podría ser esto posible? ¿Cómo podría la única superpotencia del mundo haber luchado continuamente durante más de 16 años – desplegando más de 100.000 soldados en el apogeo del conflicto, sacrificando las vidas de casi 2.300 soldados, gastando más de $1trillón (£740 billones) en sus operaciones militares, prodigándose un récord de $100 mil millones más en "construcción de la nación", ayudando a financiar y entrenar a un ejército de 350.000 aliados afganos – y aún no ser capaz de pacificar a una de las naciones más empobrecidas del mundo? Tan sombría es la perspectiva de estabilidad en Afganistán que, en 2016, la Casa Blanca de Obama canceló una retirada planificada de sus fuerzas, ordenando que más de 8.000 soldados permanecieran en el país indefinidamente.

En el fracaso estadounidense se encuentra una paradoja: el enorme gigante militar de Washington ha sido detenido en sus pistas de acero por una pequeña flor rosada: la amapola de opio. A lo largo de sus tres décadas en Afganistán, las operaciones militares de Washington sólo han tenido éxito cuando encajan razonablemente y cómodamente en el tráfico ilícito de opio de Asia central- y han sufrido cuando no lo han podido complementar.

Fue durante la guerra fría que Estados Unidos intervino por primera vez en Afganistán, apoyando a los militantes musulmanes que luchaban para expulsar al Ejército Rojo soviético. En diciembre de 1979, los soviéticos ocuparon Kabul con el fin de apuntalar su fallido régimen clientelar; Washington, todavía herido por la caída de Saigón cuatro años antes, decidió dar a Moscú su "propio Vietnam" apoyando a la resistencia islámica. Durante los próximos 10 años, la CIA proporcionaría a los guerrilleros muyahidines un estimado de 3 mil millones de dólares en armas. Estos fondos, junto con una creciente cosecha de opio, sostendrían la resistencia afgana durante la década que se necesitaría para forzar una retirada soviética. Una razón por la que la estrategia estadounidense tuvo éxito fue que la guerra sustituta lanzada por la CIA no interrumpió la forma en que sus aliados afganos utilizaron el creciente tráfico de drogas del país para sostener su lucha de una década.

A pesar de los combates casi continuos desde la invasión de octubre de 2001, los esfuerzos de pacificación no han logrado frenar la insurgencia talibán, en gran parte porque Estados Unidos simplemente no pudo controlar el creciente superávit del comercio de heroína del país. Su producción de opio aumentó de unas 180 toneladas en 2001 a más de 3.000 toneladas al año después de la invasión, y a más de 8.000 en 2007. Cada primavera, la cosecha de opio llena las arcas de los talibanes una vez más, financiando los salarios de una nueva cosecha de guerrilleros.


Tropas estadounidenses patrullan un sembrío de amapola, al fondo se aprecia una gran edificación con la bandera afgana. (foto archivo)

En cada etapa de su trágica y tumultuosa historia en los últimos 40 años –la guerra encubierta de la década de 1980, la guerra civil de los 90 y su ocupación posterior a 2001– el opio ha desempeñado un papel central en la configuración del destino del país. En una de las amargas ironías de la historia, la ecología única de Afganistán convergió con la tecnología militar estadounidense para transformar esta nación remota y sin litoral en el primer verdadero narco-estado del mundo, un país donde las drogas ilícitas dominan la economía, definen opciones políticas y determinan el destino de las intervenciones extranjeras.

Durante la década de 1980, la guerra secreta de la CIA contra la ocupación soviética de Afganistán ayudó a transformar las zonas fronterizas afgano-paquistaníes en una plataforma de lanzamiento para el comercio mundial de heroína. "En el área tribal", informó el departamento de Estado de Estados Unidos en 1986, "no hay fuerza policial. No hay tribunales. No hay impuestos. Ninguna arma es ilegal ... El hachís y el opio a menudo se exhiben". Para entonces, el proceso de movilización guerrillera para luchar contra la ocupación soviética llevaba mucho tiempo en marcha. En lugar de formar su propia coalición de líderes de la resistencia, la CIA había confiado en la poderosa agencia de inteligencia interservicios (ISI) de Pakistán y sus clientes afganos, que pronto se convirtieron en actores clave en el floreciente tráfico transfronterizo de opio.

La CIA miró hacia otro lado, mientras que la producción de opio de Afganistán creció de unas 100 toneladas anuales en la década de 1970 a 2.000 toneladas en 1991. En 1979 y 1980, justo cuando el esfuerzo de la CIA comenzaba a aumentar, se abrió una red de laboratorios de heroína a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Esa región pronto se convirtió en el mayor productor de heroína del mundo. En 1984, abastecía a un asombroso 60% del mercado estadounidense y al 80% del europeo. Dentro de Pakistán, el número de adictos a la heroína aumentó de casi cero (sí, cero) en 1979 a 5.000 en 1980 y a 1,3 millones en 1985, una tasa de adicción tan alta que la ONU la calificó de "particularmente impactante".


Un agricultor siembra semillas de amapola en la provincia de Nangarhar, Afganistán. Fotografía: Sean Smith/The Guardian


Según un informe del Departamento de Estado de 1986, el opio "es un cultivo ideal en un país devastado por la guerra, ya que requiere poca inversión de capital, está creciendo rápidamente y es fácil de transportar y comercializar". Además, el clima del Afganistán era muy adecuado para el cultivo de amapolas. A medida que la guerra implacable entre la CIA y los sustitutos soviéticos pasó factura, los agricultores afganos comenzaron a recurrir al opio "desesperado", ya que producía "altas ganancias" que podían cubrir el aumento de los precios de los alimentos. Al mismo tiempo, el Departamento de Estado informó de que elementos de la resistencia se habían hecho cargo de la producción y el tráfico de opio "para proporcionar productos básicos a la población bajo su control y financiar la compra de armas".

A medida que las guerrillas muyahidines ganaron terreno contra la ocupación soviética y comenzaron a crear zonas liberadas dentro de Afganistán a principios de la década de 1980, la resistencia ayudó a financiar sus operaciones mediante la recaudación de impuestos de los campesinos que cultivaban las lucrativas amapolas de opio, particularmente en el fértil valle de Helmand. Las caravanas que llevaban armas de la CIA a esa región para la resistencia a menudo regresaban a Pakistán cargadas de opio, a veces, informó el New York Times, "con el consentimiento de oficiales de inteligencia paquistaníes o estadounidenses que apoyaron la resistencia".

Charles Cogan, un ex director de la operación afgana de la CIA, más tarde habló con franqueza sobre las opciones de la agencia. "Nuestra misión principal era hacer tanto daño como fuera posible a los soviéticos", dijo a un entrevistador en 1995. "Realmente no teníamos los recursos ni el tiempo para dedicarnos a una investigación del narcotráfico. No creo que tengamos que disculparnos por esto ... Hubo consecuencias en términos de drogas, sí. Pero el objetivo principal se logró. Los soviéticos abandonaron Afganistán".

A largo plazo, la intervención estadounidense produjo un agujero negro de inestabilidad geopolítica que nunca más sería sellado o curado. Afganistán no pudo recuperarse fácilmente de la devastación sin precedentes que sufrió en los años de la primera intervención estadounidense. A medida que la guerra soviético-afgana terminó entre 1989 y 1992, la alianza liderada por Washington esencialmente abandonó el país, sin patrocinar un acuerdo de paz ni financiar la reconstrucción.

Mientras Washington se alejaba de Afganistán a otros focos de política exterior en África y el Golfo Pérsico, estalló una feroz guerra civil en un país que ya había sufrido, entre 1979 y 1989, unos 1,5 millones de muertos, alrededor del 10% de la población del país. Durante los años de lucha civil entre los muchos señores de la guerra bien armados que la CIA había dejado preparados para luchar por el poder, los agricultores afganos criaron el único cultivo que aseguró ganancias instantáneas: la adormidera. Después de haberse multiplicado por veinte durante la era de la guerra encubierta de la década de 1980, la cosecha de opio se duplicaría con creces nuevamente durante la guerra civil de la década de 1990.

En este período de agitación, el ascenso del opio se entiende mejor como una respuesta a los graves daños causados por dos décadas de guerra destructiva. Con el regreso de unos tres millones de refugiados a una tierra devastada por la guerra, los campos de opio fueron un regalo del cielo para el empleo, ya que requirieron nueve veces más trabajadores para cultivar que el trigo, el alimento básico tradicional del país. Además, sólo los comerciantes de opio eran capaces de acumular capital con la suficiente rapidez como para poder proporcionar a los agricultores pobres de adormidera adelantos en efectivo muy necesarios, que a menudo proporcionaban más de la mitad de sus ingresos anuales. Ese crédito resultaría crítico para la supervivencia de muchos aldeanos empobrecidos.

En la primera fase de la guerra civil, de 1992 a 1994, los despiadados señores de la guerra locales combinaron armas y opio en una lucha nacional por el poder. Más tarde, Pakistán apoyó a una fuerza pastún recién surgida, los talibán. Después de apoderarse de Kabul en 1996 y tomar el control de gran parte del país, el régimen talibán alentó el cultivo local de opio, ofreciendo protección gubernamental al comercio de exportación y recaudando impuestos muy necesarios tanto sobre el opio cosechado como sobre la heroína fabricada. Las encuestas de opio de la ONU mostraron que, durante los primeros tres años de los talibanes en el poder, el cultivo de opio de Afganistán representó el 75% de la producción mundial.

 

         (foto de archivo)

Sin embargo, en julio de 2000, cuando una devastadora sequía entró en su segundo año y el hambre se extendió por todo Afganistán, el gobierno talibán ordenó repentinamente la prohibición de todo el cultivo de opio, en un aparente llamamiento a la aceptación internacional. Una encuesta posterior de las Naciones Unidas sobre los cultivos de 10.030 aldeas reveló que esta prohibición había reducido la cosecha en un 94%.

Tres meses más tarde, en septiembre de 2000, los talibanes enviaron una delegación a la sede de la ONU en Nueva York para negociar con la continua prohibición de drogas en el país en un intento por el reconocimiento diplomático. En cambio, la ONU impuso nuevas sanciones al régimen por proteger a Osama bin Laden. Estados Unidos, por otro lado, en realidad recompensó a los talibanes con 43 millones de dólares en ayuda humanitaria, incluso cuando secundaron las críticas de la ONU sobre Bin Laden. Al anunciar esta ayuda en mayo de 2001, el secretario de Estado Colin Powell elogió "la prohibición del cultivo de la adormidera, una decisión de los talibanes que acogemos con beneplácito", pero aún así instó al régimen a poner fin a "su apoyo al terrorismo; su violación de las normas de derechos humanos internacionalmente reconocidas, especialmente su trato a las mujeres y las niñas".

Después de ignorar en gran medida Afganistán durante una década, Washington "redescubrió" el país después de los ataques terroristas del 9/11. En octubre de 2001, Estados Unidos comenzó a bombardear el país y luego, con el apoyo de las fuerzas británicas, lanzó una invasión encabezada por señores de la guerra locales. El régimen talibán colapsó a una velocidad que sorprendió a muchos funcionarios del gobierno. En retrospectiva, parece probable que su prohibición del opio fuera un factor crucial.

En una medida que no se aprecia en general, durante dos decenios completos el Afganistán ha dedicado una parte cada vez mayor de sus recursos –capital, tierra, agua y mano de obra– a la producción de opio y heroína. Para cuando los talibanes prohibieron el cultivo, su agricultura se había convertido en poco más que un monocultivo de opio. El tráfico de drogas representaba la mayor parte de sus ingresos fiscales, gran parte de sus ingresos de exportación y una parte significativa de su empleo.


Tropas británicas patrullan la provincia de Helmand en el sur de Afganistán. Fotografía: Getty


La repentina erradicación del opio por parte de los talibanes resultó ser un acto de suicidio económico que llevó a una sociedad ya debilitada al borde del colapso. Una encuesta de la ONU de 2001 encontró que la prohibición había "resultado en una grave pérdida de ingresos para un estimado de 3,3 millones de personas", alrededor del 15% de la población. En este contexto, se hizo, según la ONU, "más fácil para las fuerzas militares occidentales persuadir a las élites rurales y a la población para que se rebelaran contra el régimen".

En poco más de un mes, la letal campaña de bombardeos estadounidenses, combinada con ataques terrestres de sus aliados caudillos, destrozó las debilitadas defensas de los talibanes. Pero la estrategia estadounidense a más largo plazo plantaría las semillas, literalmente, para el sorprendente resurgimiento de los talibán apenas cuatro años después.

Mientras que la campaña de bombardeos estadounidense se extendió a lo largo de octubre de 2001, la CIA envió 70 millones de dólares en efectivo al país para movilizar a su antigua coalición de señores de la guerra tribales de la guerra fría para la lucha contra los talibán, un gasto que el presidente George W Bush más tarde aclararía como una de las mayores "gangas" de la historia. Para capturar Kabul y otras ciudades clave, la CIA puso su dinero detrás de los líderes de la Alianza del Norte, una fuerza étnica tayika que había luchado contra los soviéticos en la década de 1980 y luego resistió al gobierno talibán en la década de 1990. Ellos, a su vez, han dominado durante mucho tiempo el tráfico de drogas en la zona del noreste del Afganistán que controlaron durante los años de los talibán. La CIA también recurrió a un grupo de caudillos pastunes en ascenso a lo largo de la frontera con Pakistán que habían estado activos como traficantes de drogas en la parte sudoriental del país. Como resultado de ello, cuando los talibán colapsaron, ya se sentaron las bases para la reanudación del cultivo de opio y el tráfico de drogas a gran escala.

Una vez que Kabul y las capitales de provincia fueron tomadas, la CIA cedió rápidamente el control operativo a las fuerzas militares aliadas y a los funcionarios civiles. En los años venideros, los ineptos programas de represión de drogas de esas fuerzas cederán los crecientes beneficios del tráfico de heroína primero a los caudillos y, en años posteriores, en gran medida a las guerrillas talibán. En un hecho sin precedentes históricos, las drogas ilícitas serían responsables del 62% del producto interno bruto (PIB) del país en 2003.

Pero durante los primeros años de la ocupación, según un informe del New York Times de 2007, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld supuestamente "desestimó las crecientes señales de que el dinero de la droga estaba siendo canalizado a los talibán", mientras que la CIA y el ejército "hacían la vista gorda a las actividades relacionadas con las drogas de prominentes señores de la guerra".

A finales de 2004, después de casi dos años de subcontratar el control del opio a sus aliados británicos y el entrenamiento de la policía a los alemanes, la Casa Blanca se enfrentó repentinamente a la preocupante inteligencia de la CIA que sugería que la escalada del tráfico de drogas estaba alimentando un resurgimiento de los talibán. Respaldado por George W. Bush, el secretario de Estado Colin Powell instó entonces a una estrategia enérgica contra los narcóticos para partes de las zonas rurales de Afganistán, incluido el mismo tipo de defoliación aérea agresiva que entonces se utilizaba contra el cultivo ilícito de coca en Colombia. Pero el embajador de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilzad, se resistió a este enfoque, secundado por su aliado local Ashraf Ghani, entonces ministro de Finanzas del país (y, desde 2014, su presidente), quien advirtió que tal programa de erradicación significaría un "empobrecimiento generalizado" en el país, sin 20 mil millones de dólares en ayuda extranjera para crear un "medio de vida alternativo genuino". Como compromiso, Washington llegó a depender de contratistas privados como DynCorp para entrenar a los equipos afganos para erradicar las drogas. En 2005, sin embargo, ese esfuerzo, según la corresponsal del New York Times, Carlotta Gall, ya se había convertido en "una especie de broma".


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En 2007, la Encuesta sobre el Opio en Afganistán de las Naciones Unidas encontró que la cosecha de opio del país, entonces récord, de aproximadamente 8.200 toneladas, proporcionaba el 93% del suministro ilícito de heroína del mundo. Significativamente, la ONU declaró que las guerrillas talibán han "comenzado a extraer de la economía de la droga recursos para armas, logística y pago de milicias". En 2008, según los informes, los rebeldes recaudaron 425 millones de dólares en "impuestos" aplicados al tráfico de opio, y con cada cosecha hicieron fondos suficientes para reclutar una nueva cosecha de jóvenes combatientes de las aldeas. Cada uno de esos posibles guerrilleros podría contar con pagos mensuales de 300 dólares, muy por encima de los salarios que habrían hecho como peones agrícolas.

Para contener la expansión de la insurgencia, Washington decidió enviar 40.000 tropas de combate estadounidenses más a Afganistán a mediados de 2008, elevando las fuerzas aliadas a 70.000. Reconociendo el papel crucial de los ingresos procedentes del opio en el reclutamiento de los talibán, el mando aliado también estaba formando equipos especializados que utilizaban la ayuda al desarrollo para alentar los esfuerzos de represión de las drogas en las provincias ricas en adormidera. Fue un momento fortuito. Esa cosecha récord en 2007 creó un excedente de opio que deprimió los precios, mientras que la escasez simultánea de alimentos hizo del trigo un cultivo competitivo. A medida que los agricultores utilizaban la ayuda extranjera para plantar cultivos alimentarios en áreas clave de las provincias de Helmand y Nangarhar, el cultivo de adormidera en el país se deslizó de un récord de 200.000 hectáreas (494.000 acres) en 2007 a solo 123.000 dos años después, pero todavía suficiente para sostener a los talibán. Mientras tanto, los intentos ineptos y de mano dura de suprimir el tráfico de drogas solo terminaron aumentando la oposición a Estados Unidos y sus aliados.

En 2009, la guerrilla se estaba expandiendo tan rápidamente que la nueva administración Obama optó por un "aumento" de la fuerza de tropas estadounidenses a 102.000 en un intento de paralizar a los talibán. Después de meses de crecientes despliegues, la gran estrategia de avance del presidente Obama se lanzó oficialmente en la oscuridad antes del amanecer del 13 de febrero de 2010, en Marja, una remota ciudad comercial en la provincia de Helmand. Mientras oleadas de helicópteros descendía en sus afueras escupiendo nubes de polvo, cientos de infantes de marina corrieron a través de campos de amapolas de opio que brotaban hacia los complejos de paredes de barro de la aldea. Aunque sus objetivos eran las guerrillas talibán locales, los marines estaban ocupando de hecho una de las capitales del comercio mundial de heroína.

Una semana más tarde, el general Stanley McChrystal entró en la ciudad con Karim Khalili, vicepresidente de Afganistán. Estaban allí para el despliegue en los medios de comunicación de tácticas de contrainsurgencia de nueva apariencia que, según dijo el general a los periodistas, eran seguras para pacificar aldeas como Marja. Los comerciantes locales de opio, sin embargo, tenían otras ideas. "Si vienen con tractores", anunció una viuda afgana ante un coro de gritos de apoyo de sus compañeros agricultores, "tendrán que arrollarme y matarme antes de que puedan matar mi amapola". Hablando por teléfono satelital desde los campos de opio de la región, un funcionario de la embajada estadounidense me dijo: "No se puede ganar esta guerra sin asumir la producción de drogas en la provincia de Helmand".


Hombres fumando heroína en Quetta, Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán. Fotografía: Reuters


Al atacar a las guerrillas pero no lograr erradicar la cosecha de opio que financiaba a nuevos insurgentes cada primavera, la oleada de Obama pronto flaqueó. En medio de la rápida reducción de las fuerzas aliadas para cumplir con el plazo políticamente determinado por Obama de diciembre de 2014 para "poner fin" a todas las operaciones de combate, una marcada reducción en las operaciones aéreas permitió a los talibán lanzar ofensivas de formación masiva, que mataron a un número récord de tropas y policías del ejército afgano.

En ese momento, John Sopko, el inspector especial para Afganistán, ofreció una explicación reveladora para la supervivencia de los talibán. A pesar del gasto de la asombrosa cantidad de 7,6 mil millones de dólares en programas de "erradicación de drogas" durante la década anterior, concluyó que, "según todas las métricas concebibles, hemos fracasado. 

A medida que se cosechaba el opio de 2014, las nuevas cifras de las Naciones Unidas sugerían que los niveles de producción se acercaban al máximo de 2007 del país. En mayo de 2015, después de haber visto esta avalancha de drogas entrar en el mercado global, a medida que el gasto en lucha contra los narcóticos de Estados Unidos subió a $ 8.4 mil millones, Sopko trató de traducir estos desarrollos en una imagen comprensible de todos los estadounidenses. "Afganistán", dijo, "tiene aproximadamente 500.000 acres, o aproximadamente 780 millas cuadradas, dedicados al cultivo de adormidera. Eso equivale a más de 400.000 campos de fútbol de Estados Unidos, incluidas las zonas finales".

Durante la temporada de combates de Afganistán en 2015, los talibán se apoderaron decisivamente de la iniciativa de combate, y el opio parecía cada vez más profundamente arraigado en sus operaciones. En octubre de 2015, la ONU publicó un mapa que mostraba que los talibán tenían un control "alto" o "extremo" en más de la mitad de los distritos rurales del país. En el plazo de un mes, desataron ofensivas en todo el país con el objetivo de apoderarse y retener territorio. No es sorprendente que los ataques más fuertes se produjeron en el corazón de la amapola de la provincia de Helmand, donde entonces se cultivaba la mitad de la cosecha de opio del país.

En 2016, 15 años después de que Afganistán fuera "liberado", y en una inversión significativa de las políticas de reducción de la administración Obama, Washington lanzó una mini-oleada de "cientos" de nuevas tropas estadounidenses en la provincia de Helmand para negar a los insurgentes el "premio económico" de los campos de amapola más productivos del mundo. A pesar del apoyo de la fuerza aérea estadounidense y de 700 soldados de operaciones especiales, en febrero y marzo de 2016 las asediadas fuerzas del gobierno afgano se retiraron de dos distritos más, dejando a los talibán en gran medida en control de 10 de los 14 distritos de la provincia.

Con sus fuerzas desmoralizas y con cazas agresivos equipados con visión nocturna y armas sofisticadas, los ataques aéreos estadounidenses se convirtieron en la última y tenue línea de defensa del gobierno afgano. Y en una admisión tácita del fracaso, la administración Obama puso fin a su retirada planificada en junio de 2016, permitiendo a las fuerzas estadounidenses ir más allá de aconsejar y reincorporarse al combate real, y anunciando, un mes después, que 8.400 soldados permanecerían allí en el futuro previsible.

En Helmand y otras provincias estratégicas, el ejército afgano parecía estar perdiendo una guerra que ahora estaba impulsada –de maneras que eludieron a la mayoría de los observadores– por una batalla por el control de las ganancias del opio del país. En la provincia de Helmand, tanto los rebeldes talibán como los funcionarios provinciales están enfrascados en una lucha por el control del lucrativo tráfico de drogas. "Los funcionarios del gobierno afgano se han involucrado directamente en el comercio de opio", informó el New York Times en febrero de 2016. Al hacerlo, ampliaron "su competencia con los talibán ... en una lucha por el control del tráfico de drogas", al tiempo que impone "un impuesto a los agricultores prácticamente idéntico al que utilizan los talibán". En un proceso que implicó a prácticamente todo el gobierno, los funcionarios provinciales luego pasaron una parte de sus ganancias ilícitas "hasta la cadena, hasta los funcionarios en Kabul ... garantizar que las autoridades locales mantengan el apoyo de los altos cargos y mantener el cultivo del opio".


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Simultáneamente, una investigación del Consejo de Seguridad de la ONU encontró que los talibán habían aprovechado sistemáticamente "la cadena de suministro en cada etapa del tráfico de narcóticos", recaudando un impuesto del 10% sobre el cultivo de opio en Helmand, luchando por el control de los laboratorios de heroína y actuando como "los principales garantes del tráfico de opio crudo y heroína fuera de Afganistán". Ya no se limitaba a gravar el tráfico, los talibanes estuvieron tan profunda y directamente involucrados que, según el New York Times, "se ha vuelto difícil distinguir al grupo de un dedicado cartel de la droga".

Estas tendencias sombrías persistieron a lo largo de 2017, ya que la cosecha de opio afgana casi se duplicó a 9.000 toneladas, muy por encima del pico anterior de 8.200 toneladas en 2007. Dentro de la provincia de Wartorn Helmand, el área de amapola aumentó en un 79% a 144.000 hectáreas, lo que representa el 44% de la cosecha total del país. En noviembre, convencido de que el opio está aportando el 60% de los fondos de los talibán para salarios y armas, el comando estadounidense –envalentonado y ampliado por la decisión de Donald Trump de "ganar" la guerra afgana– envió, por primera vez en la historia, cazas F-22 y bombarderos B-52 para destruir 10 de los laboratorios de heroína de los talibán en Helmand, una pequeña parte de las 500 refinerías de drogas del país.

En el futuro previsible, es probable que el opio siga enredado en la economía rural, la insurgencia talibán y la corrupción gubernamental, cuya suma es el enigma afgano.

El fracaso de la intervención de Estados Unidos en Afganistán ofrece una visión más amplia de los límites de su poder global. La persistencia tanto del cultivo del opio como de la insurgencia talibán sugieren hasta qué punto las políticas que Washington ha impuesto a Afganistán desde 2001 han llegado a un callejón sin salida. Para la mayoría de las personas en todo el mundo, la actividad económica, la producción y el intercambio de bienes, es el principal punto de contacto con su gobierno. Sin embargo, cuando el producto básico más importante de un país es ilegal, entonces las lealtades políticas se desplazan naturalmente a las redes económicas que mueven ese producto de forma segura y secreta de los campos a los mercados extranjeros, proporcionando protección, finanzas y empleo en cada etapa. "El tráfico de narcóticos envenena el sector financiero afgano y alimenta una creciente economía ilícita", explicó John Sopko en 2014. "Esto, a su vez, socava la legitimidad del Estado afgano al avivar la corrupción, alimentar las redes criminales y proporcionar un apoyo financiero significativo a los talibán y otros grupos insurgentes".

Después de 16 años de guerra continua, Washington se enfrenta a la misma opción que tuvo en 2010, cuando los generales de Obama transportaron por aire a esos marines a Marja. Tal como lo ha estado en la última década y media, Estados Unidos puede seguir atrapado en el mismo ciclo interminable. A medida que la nieve se derrite de las laderas de las montañas y las plantas de amapola se elevan del suelo cada primavera, habrá un nuevo grupo de reclutas adolescentes de aldeas empobrecidas listos para luchar por la causa rebelde.

Sin embargo, incluso para esta tierra y su problema de política abrumadoramente compleja, hay alternativas. Invertir incluso una pequeña parte de todos los fondos militares malgastados en la agricultura del país puede producir más opciones económicas para los millones de agricultores que dependen de la cosecha de opio para obtener empleo. Los huertos en ruinas podrían ser reconstruidos, bandadas devastadas repobladas, las existencias de semillas desperdiciadas recrecidas y los sistemas de riego derretidos por nieve destrozados, que una vez sostuvieron una agricultura diversa antes de estas décadas de guerra, reparados. Si la comunidad internacional  empujara a la baja la dependencia del país del opio ilícito a través de un desarrollo rural sostenido, entonces tal vez Afganistán deje de ser el principal narco-estado del planeta – y tal vez el ciclo anual de violencia podría romperse por fin.



Fuente original:

Alfred W McCoy 

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