Por Peter Kornbluh / The Nation
Título original en inglés: US-Cuban Diplomacy, ‘Nation’ Style
Nota previa del editor del blog
El siguiente artículo de investigación originalmente apareció en abril de 2013 y demuestra que aún en las peores crisis internacionales la diplomacia secreta cumple su función -cuando es posible- de evitar conflictos bélicos. Existen varios casos en que el mundo ha estado al borde de la catástrofe y una solución pacífica de las controversias se ha logrado gracias al esfuerzo de personalidades diplomáticas mediante duras negociaciones.
Pero, no siempre es así, también hay que señalar que se ha evitado la guerra ante la disuasión armada; es decir, cuando el potencial rival es lo suficientemente fuerte en el ámbito militar imposibilitando que la parte contraria actúe en su contra, sentarse a dialogar y resolver amistosamente las controversias es el camino. Pero, tampoco disuadir al "enemigo" es garantía de que no habrá guerra. Hoy por hoy el mundo se rige por la disuasión nuclear. Las grandes potencias nucleares mantienen la "garantía" atómica como seguro de que nadie pueda atreverse a atacarlo. Pero, tampoco nadie puede asegurar de que se cumpla irrestrictamente... algún perturbado político podría desatar un Apocalipsis nuclear sobre la Tierra sin previa advertencia.
Suena trillado, mas, la única opción para el futuro humano es la paz, pero otro tipo de paz.
El ex presidente Richard Nixon en su libro "La verdadera paz. Una estrategia para Occidente", afirmaba: "El sostener una paz verdadera no es una carga sino un desafío en la era atómica. Es el material bélico quien representa fundamental papel como garante de la paz, paradójico, pero cierto. La disuasión militar, incluido las armas nucleares son parte esencial de una paz duradera; cuando cada bando tiene en su poder medios coercitivos poderosos, lo más probable es que los potenciales contrincantes se mantengan estables".
Para Nixon "la verdadera paz no significa el final de la pugna sino más bien un modo de vivir dentro de dicha pugna, y, una vez establecida, requiere constante atención o de lo contrario no sobrevivirá". No hay que confundir la paz verdadera, real, con una paz perfecta, es un peligroso error común, sueño de cierto idealistas que claman un mundo sin antagonismos, ese mundo nunca ha existido, ni existirá. "Si ha de vivirse una paz verdadera, ésta deberá coexistir con las ambiciones, el orgullo y los odios del hombre. Una paz que no tome en cuenta estos factores no podrá perdurar". (A propósito de estas reflexiones sobre la "paz armada", vale la pena repasar la temática del artículo: La paz de nuestro tiempo: Paz armada, disuasión y distensión ).
No quiero desviarme del tema que hoy ponemos sobre el tapete, así que revisemos la "Diplomacia cubano-estadounidense, estilo The Nation", escrita por Peter Kornbluh en 2013 y complementado con referencias a documentos originales archivados por el mismo Kornbluh en "National Security Archive" de la Biblioteca George Washington University (Washington, DC)
Buena lectura.
T. Andino
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Sesenta años después, la “metadiplomacia” de James Donovan muestra que las relaciones normales son posibles.
por Peter Kornbluh
El autor es colaborador desde hace mucho tiempo de The Nation on Cuba, es coautor con William M. LeoGrande, de "Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations Between Washington and Havana". Kornbluh también es autor de "The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability".
Diplomacia cubana - estadounidense
A principios de abril de 1963, un abogado neoyorquino llamado James Donovan viajó a La Habana para negociar la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en cárceles cubanas. Llevaba consigo las páginas de un artículo titulado “Cómo funciona la metadiplomacia: James Donovan y Castro”, que se publicó en la edición del 13 de abril de 2013 en The Nation. En una conversación con Fidel Castro que duró de 2:15 a 6:30 am, Donovan leyó el artículo en voz alta y lo discutió extensamente con el comandante cubano y su principal ayudante. "Le expliqué la gran tradición de The Nation", relató Donovan más tarde, y Castro estaba "enormemente interesado". Según Donovan, Castro “pensó que este artículo era excelente, que mostraba sabiduría. Esa fue su palabra: "sabiduría". "El primer ministro cubano ordenó de inmediato que se tradujera al ruso y se compartiera con el embajador soviético, quien se pronunció “muy satisfecho con todo el tenor del artículo” y dijo que esperaba que fuera un “paso constructivo hacia una solución del problema sobre Cuba".
Escrito por la reconocida escritora de la revista New York Times, Gertrude Samuels para The Nation el artículo examinó el primer diálogo real entre Washington y La Habana después de la ruptura de relaciones oficiales en enero de 1961. Donovan “ha sido el único canal directo entre Estados Unidos y Cuba”, informó Samuels. "Aparentemente un ciudadano privado" y un "voluntario" sin estatus diplomático (no se sabía públicamente en ese momento que las misiones de Donovan estaban supervisadas por el Fiscal General Robert Kennedy y la CIA), había negociado la liberación y el regreso a los Estados Unidos de 1.163 miembros de la brigada de exiliados liderada por la CIA capturados por las fuerzas cubanas en Bahía de Cochinos en 1961. Además, había asegurado la salida de unos 3.500 de sus familiares después de la crisis de los misiles de 1962. El artículo también detallaba el esfuerzo continuo de Donovan para obtener la liberación de treinta y un ciudadanos estadounidenses a quienes Castro había encarcelado como espías y saboteadores.
Sesenta años después de la redacción del artículo, la “metadiplomacia” sigue dando lecciones para el enfoque de Washington hacia Cuba. Donovan "tiene la obstinada esperanza de que su misión actual se amplíe más allá de los rescates inmediatos, que está preparando el escenario para algún tipo de conciliación entre el pueblo estadounidense y el cubano", informó Samuels. “Creo que en estas negociaciones existe la mayor esperanza de crear una solución equitativa a los problemas que ahora afectan las relaciones entre los dos países”, le dijo. Su esfuerzo diplomático único sigue siendo relevante para la búsqueda de una "solución equitativa" a los problemas que continúan plagando las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
(Nota intercalada al artículo original. El film nominado a mejor película en los premios Oscar (2016) "Bridge Of Spies. The Sequel" (Puente de Espías, la secuela), dirigido por Steven Spielberg tuvo nominaciones a "Mejor Película", "Mejor Actor de Reparto", "Mejor Guión Original" y a otros tres premios Oscar. "Bridge of Spies" describe la historia de la Guerra Fría y los grandes esfuerzos del abogado de New York, James Donovan, por negociar el intercambio de prisioneros, entre otros detalles sobre el dramático intercambio de prisioneros -febrero de 1962- en el puente Glienicke entre Berlín Occidental y un suburbio de Potsdam, del capturado piloto estadounidense del avión U-2, Francis Gary Powers por el agente de inteligencia soviético, Rudolf Abel. Eso le valió a James Donovan, interpretado en la película por el actor Tom Hanks, la designación de “metadiplomático”. Donovan con apoyo encubierto de la CIA llevó a cabo las primeras negociaciones secretas con Fidel Castro, según la Casa Blanca y los registros de la CIA publicados en el Archivo de Seguridad Nacional (febrero 2016), proporcionándonos una historia poco conocida.
James Donovan se hizo conocido como "el negociador" por organizar en secreto el famoso intercambio de prisioneros de la Guerra Fría del coronel espía soviético Rudolf Abel por el piloto estadounidense del avión espía U-2 Francis Gary Powers, que había sido derribado sobre la Unión Soviética en 1960. Después de varias semanas de diplomacia clandestina, el intercambio tuvo lugar en febrero de 1962 en el puente Glienicke de Berlín. Seis meses después, el presidente Kennedy recurrió a Donovan para obtener la libertad de los prisioneros de Bahía de Cochinos. Representando oficialmente al Comité de Familias Cubanas para la Liberación de los Prisioneros de Guerra, Donovan viajó de ida y vuelta entre Nueva York y La Habana a principios y finales del otoño de 1962 (las negociaciones fueron interrumpidas por el dramático descubrimiento de misiles soviéticos en la isla), asegurando su libertad en Nochebuena a cambio de 62 millones de dólares en envíos estadounidenses de alimentos, productos farmacéuticos y equipos médicos. Cuando esas intensas negociaciones culminaron a fines de diciembre, la CIA le pidió a Donovan que obtuviera un “bono” navideño de Castro: la liberación adicional de veintidós ciudadanos estadounidenses encarcelados en Cuba como espías. (Tres de ellos eran miembros de un equipo de técnicos de audio de la CIA capturados en septiembre de 1960 colocando dispositivos de escucha en las oficinas de la Agencia de Noticias Nueva China en La Habana). “Ya hice los panes y los pescados”, dijo Donovan a sus colegas. "Ahora quieren que yo también camine sobre el agua".
Basándose en la buena voluntad y la estrecha confianza que había establecido con Castro, Donovan regresó a La Habana el 26 de enero 1963. Llevaba una propuesta de canje de prisioneros: los ciudadanos estadounidenses por cuatro cubanos en cárceles estadounidenses. Entre ellos había un agregado cubano en la misión de la ONU y dos cubanos residentes en Nueva York que estaban acusados de planear actos de sabotaje allí; el cuarto era un cubano condenado por asesinato en segundo grado por matar a una niña de 9 años. (Fue alcanzada por una bala perdida durante una pelea con cubanos anticastristas cuando Castro habló en la ONU en septiembre de 1960). Castro parecía interesado. Sin embargo, mientras Donovan abordaba su avión para Estados Unidos, el edecán de Castro, el Dr. René Vallejo, lo llevó aparte y le expresó un interés cubano adicional: el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Washington.
Cuando Donovan regresó a La Habana el 14 de marzo, nueve ciudadanos estadounidenses adicionales formaron parte del trato: desafortunados buceadores cuya balsa salvavidas había llegado a una playa cubana después de que su bote se hundiera. Si Donovan podía convencerlo de que no eran saboteadores, dijo Castro, los dejaría ir. En sus negociaciones, acordaron evitar definir el canje como un canje de prisioneros. Castro concedería el indulto a los prisioneros estadounidenses en reconocimiento del trato de Bahía de Cochinos y de los últimos envíos de medicamentos de abril; Estados Unidos posteriormente liberaría a los prisioneros cubanos, también como un acto de clemencia. Como un gesto de buena voluntad, Castro permitió que Donovan se llevara con él a su partida a dos mujeres estadounidenses: Geraldine Shamma, una socialité reclutada por la CIA para espiar a Castro y Martha O'Neal.
Donovan voló a La Habana el 5 de abril para finalizar el intercambio, traía la prueba de la página del artículo de The Nation, una cámara Polaroid como regalo para Castro y llevó consigo a su joven hijo. Su hijo era "lo último en habilidad para el juego", señaló Donovan más tarde, según la biografía de Phillip Bigger, Negotiator. “Castro tiene un niño de catorce años. Esperaba que la presencia de mi hijo de dieciocho años inspirara confianza y causara una impresión favorable en Castro”. De hecho lo hizo. Castro llevó a Donovan y a su hijo en una expedición de pesca de un día a Bahía de Cochinos (Fidel personalmente atravesó quince peces, uno de ellos de cuarenta libras) les dio un recorrido por una nueva granja de cocodrilos y un cercano complejo vacacional de trabajadores, y los llevó a un juego de béisbol para niños. Fidel estaba "muy contento" de que "yo trajera a mi único hijo", como informó el Dr. Vallejo a Donovan. Castro "quería asegurarse de que a mi único hijo se le mostrara todo y se le tratara bien", y el líder de Cuba se sintió "muy feliz de que yo tuviera tanta confianza en él para hacer esto".
En sus negociaciones, Donovan usó hábilmente el artículo de The Nation para plantear la perspectiva de mejores relaciones con Washington si la liberación de prisioneros tenía éxito. El perfil en The Nation, junto con una gran cobertura en Look, Life y The Saturday Evening Post, sugirió, reflejaba un cambio en las actitudes estadounidenses hacia la Revolución Cubana a raíz de la crisis de los misiles. El ciudadano medio, dijo Donovan a Castro, “simplemente no podía ver involucrar a Estados Unidos en una guerra nuclear para restaurar vagamente a Cuba en Batistaville”, una referencia a la era de Fulgencio Batista, el dictador respaldado por Estados Unidos y derrocado por la Revolución Cubana. El público estadounidense no quería que Cuba se convirtiera en un satélite soviético, dijo, pero “tampoco pensé que la gente de Estados Unidos tuviera la intención de que fuera un satélite de Estados Unidos; que se respetaría la integridad de la revolución siempre y cuando todos sus esfuerzos estuvieran dedicados al mejoramiento del pueblo cubano”.
Cuando Castro preguntó cuál sería el impacto del artículo de The Nation, Donovan le dijo: “Pensé que sería estudiado de inmediato por intelectuales, liberales, redactores y diversos moldeadores de la opinión pública; que también se estudiaría en los círculos gubernamentales". Según una transcripción de un interrogatorio de la CIA con Donovan después de su regreso, él le dio el último cumplido a la revista: “Dije que pensaba que mientras que los artículos de Life y Look reflejaban la opinión pública en general, el artículo de The Nation era uno intentando liderar la opinión pública".
Su discusión del artículo condujo directamente a la primera conversación seria entre Castro y un representante de Estados Unidos sobre cómo normalizar las relaciones entre Washington y La Habana. Como Donovan relató más tarde en el informe de la CIA, "Dijo bien, en vista de la historia pasada de ambos lados, aquí el problema de cómo iniciar cualquier relación era muy difícil". A lo que Donovan respondió: "¿Estás familiarizado con los puercoespines?" Castro dijo que sí. “Entonces dije, ¿ahora sabes cómo hacen el amor los puercoespines? Y él dijo que no. Y dije, bueno, la respuesta es 'con mucho cuidado', y así es como usted y los EE. UU. tendrían que entrar en esto, pero sobre los detalles, esto tendría que dejarse a discusiones diplomáticas de sentido común".
Cuando Donovan voló de regreso a Florida el 9 de abril, estaba acompañado por los nueve buzos y un misionero que Castro determinó que podían ser liberados. El líder cubano pareció persuadido por los argumentos de Donovan de que los prisioneros eran un obstáculo para mejorar las relaciones con Estados Unidos. "Ahora que me ha mostrado el artículo en The Nation", le dijo Castro a Donovan, "estoy preparado para arriesgarme en su análisis de la situación y sus profecías sobre lo que debería suceder". Considerar a los estadounidenses como "un activo de negociación" no le interesaba a Cuba, admitió, porque "quizás está impidiendo que se logre algo más constructivo". Castro prometió que si Donovan regresaba el 22 de abril, "se los entregaré todos".
Dos semanas después, Donovan regresó a La Habana por última vez. Como prometió, Castro liberó a veintisiete ciudadanos estadounidenses más; veintiuno, incluidos los tres agentes de la CIA, regresaron con el negociador estadounidense a una base de la Fuerza Aérea cerca de Miami. El mismo día, el Departamento de Justicia de Kennedy liberó a los cuatro cubanos en Nueva York "por el interés nacional". Fueron trasladados en avión a Florida y luego repatriados a La Habana.
Castro esperaba claramente que la cooperación entre Estados Unidos y Cuba sobre los prisioneros allanara el camino para mejores lazos. “Pensó que los Kennedy estaban tratando de adoptar una política aquí y que tal vez la detención de estos prisioneros estaba impidiendo la formulación de una política clara”, informó Donovan a sus encargados de la CIA. Una vez que se haya resuelto el problema de los prisioneros, agregó, el gobierno cubano creía que la administración Kennedy desarrollaría un enfoque que sería "constructivo y en (sus) mejores intereses".
En la primavera de 1963, la Casa Blanca de Kennedy comenzó a reconsiderar los méritos de un enfoque más constructivo de Cuba. Aunque Donovan no participó como negociador, como esperaban tanto él como Castro, en el otoño la administración utilizó a otros intermediarios para entablar un diálogo secreto con Cuba. En una cruel coincidencia de la historia, el mismo día en que Kennedy fue asesinado, uno de sus emisarios se reunía con Castro en la playa de Varadero, cerca de La Habana, “en una misión de paz” para las futuras relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Sesenta años después, el legado de la diplomacia del "sentido común" de Donovan continúa resonando. De hecho, en 2023 Washington y La Habana todavía necesitan un “metadiplomático” para resolver sus diferencias. Las circunstancias son similares: Cuba, bajo el liderazgo de Raúl Castro, ha manifestado reiteradamente su interés por el diálogo; el apoyo público estadounidense a las relaciones normalizadas ha aumentado considerablemente; y, al igual que Kennedy, el presidente Obama pareció estar “buscando a tientas” una mejor política. Pero una vez más, los presos en ambos países demostraron ser un obstáculo para las negociaciones. Los cubanos retenían al subcontratista estadounidense Alan Gross, ahora en su cuarto año de encarcelamiento por intentar ilegalmente establecer una red de comunicaciones por satélite en Cuba como parte del Programa de Planificación de Contingencias y Democracia en Cuba de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (NdelE: recuerden que este artículo fue escrito en 2013) y Estados Unidos retiene a los "Cinco Cubanos", que incluyen a cuatro espías cubanos, ahora en su decimoquinto año de prisión por realizar operaciones de espionaje, en su mayoría contra grupos de exiliados con pasado violento, y un agente que ha sido puesto en libertad condicional pero permanece legalmente confinado en Florida. Así como Fidel Castro enfatizó el concepto de clemencia en el canje de prisioneros de 1963, Raúl Castro ha pedido “gestos humanitarios” mutuos para resolver estos obstáculos para mejorar las relaciones bilaterales.
La lección de historia de Donovan sobre “cómo funciona la metadiplomacia” demuestra que, con creatividad y perseverancia, un acuerdo entre Estados Unidos y Cuba es factible. Un diálogo que incluya el tema de los presos sigue siendo “de interés nacional” en ambos países y podría generar más amplios y mejores vínculos. Sesenta años después, es posible cumplir la "obstinada esperanza" de Donovan de tener relaciones normales. Como le dijo a The Nation en 1963, "Este es un trabajo que requiere mucha paciencia".
Resumen de Peter Kornbluh de los documentos que se conservan en National Security Archive de la Biblioteca de la George Washington University (Washington, DC, Libro informativo N° 542, editado por el mismo Peter Kornbluh).
- "Los documentos muestran que después de la crisis de los misiles cubanos, Donovan involucró a Castro en discusiones sobre la mejora de las relaciones de Estados Unidos con Cuba y predijo que, eventualmente, "se podría lograr un ajuste de opiniones".
- El fiscal general Robert Kennedy logró reclutar en secreto a Donovan para emprender una misión clasificada como "Proyecto Misericordia" que se relatan en "Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations between Washington and Havana". "En la naturaleza respetuosa de sus conversaciones", según el libro, "Castro encontró al primer representante estadounidense de confianza con quien pudo discutir seriamente cómo La Habana y Washington podrían avanzar hacia la restauración de la civilidad y la normalidad en la oscura estela de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles cubanos”.
- La CIA, el Departamento de Estado y el NSC intentaron influir en el presidente Kennedy en la respuesta de Estados Unidos al interés de Castro en un acercamiento, establecer condiciones previas no negociables: cortar los lazos de Cuba con la URSS y poner fin a la interferencia cubana en otras partes de América Latina.
- Un memorando de la CIA: "Instrucciones para James Donovan" dice que Castro "debería ser persuadido para que expulse a los comunistas de su gobierno". Si Castro no estaba de acuerdo las instrucciones de la CIA decían que Donovan debía "pintar para Castro ... el cuadro permanentemente negro que prevalecerá, con un solo resultado final, si Cuba continúa haciendo de Estados Unidos su enemigo".
- Kennedy adoptó una posición mucho más discreta, “no queremos presentarle a Castro una condición que obviamente no puede cumplir".
- El director de la CIA, John McCone, se reunió en secreto con Donovan varias veces para brindarle apoyo encubierto, le proporcionó una hoja de códigos para las comunicaciones telefónicas y de texto mientras estaba en Cuba y Florida.
- La CIA actuó como intermediaria con el Congreso y las empresas farmacéuticas que aportaron los medicamentos, creando una cuenta especial secreta de varios millones de dólares para los medicamentos, se dice que finalmente no se utilizó fondos de la CIA para pagar las medicinas y alimentos.
- Se desestimaron los pedidos del jefe de la "Operación Mangosta", Edward Lansdale, para una operación de propaganda negra contra Castro.
- Un equipo de oficiales de la división de operaciones encubiertas de la CIA decidió que podían usar el acceso de Donovan a Castro para asesinar al líder cubano. "idearon un plan para que Donovan fuera el proveedor involuntario de un traje de buceo y un respirador contaminado". A principios de abril de 1963, Donovan le dio a Castro el traje de neopreno y un reloj de buceo, como un generador de confianza.
- La crisis de los misiles en octubre de 1962, obligó a suspender los viajes secretos de Donovan a Cuba.
Peter Kornbluh
* En esta publicación se encuentran ANEXOS varios documentos