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16 noviembre 2021

COP26 o cómo “pintar de verde” los intereses de ‎la gran finanza


por Thierry Meyssan

Red Voltaire


Nota de introducción por el editor del blog

En "Las nuevas armas financieras de Occidente" el politólogo italiano Manlio Dinucci confirma que la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima) tiene como objetivo imponer a los países del Tercer Mundo grandes inversiones para evitar las emisiones de ‎CO₂. ‎y que nada tiene que ver con la protección del medioambiente.


Esas nuevas armas complementan el arsenal de políticas económicas y ‎financieras occidentales: las sanciones y embargos de los EEUU y la UE contra países, empresas y personas cuando consideran ‎que han cometido algún tipo de violación, exigen que terceros Estados ‎respeten tales medidas, amenazándolos con aplicarles represalias... Cuba es el caso más ‎patético. Embargo contra Irak –1990 a 2003- (1.5 millones de muertos). ‎En 2011, bancos ‎estadounidenses y europeos secuestraron 150.000 millones de dólares de los fondos soberanos ‎de Libia invertidos fuera del país, la mayor parte de ese dinero ‎desapareció. ‎2017, nuevas sanciones contra Venezuela, EEUU “congeló” bienes ‎venezolanos por valor de 7.000 millones de dólares y 31 toneladas de oro (Banco de Inglaterra y Deutsch Bank). El caso de Irán, Norcorea... etc.

¿Qué tiene que ver esto con el cambio climático?

"Ese es telón de fondo de la nueva y colosal operación financiera que hoy están promoviendo ‎Goldman Sachs, el Deutsch Bank y los demás grandes bancos de Estados Unidos y la Unión ‎Europea. Implantando un mecanismo calcado del de las llamadas sanciones, esa operación ya no prevé ‎la imposición de restricciones económicas o “congelación” de fondos sino limitar el financiamiento solo a los gobiernos y entidades o personas “virtuosas” que acepten someterse al ‎‎"Índice ESG", siglas que hacen referencia a tres parámetros: Entorno, Sociedad y Gobernanza". ‎

El Departamento de Estado ‎de Estados Unidos, el Foro Económico Mundial, la Fundación Rockefeller y el Banco Mundial son ‎los principales autores de esas normas, junto con algunas agencias de la ONU limitadas a un papel ‎subalterno. ‎El objetivo oficial del "Índice ESG" sería establecer normas para evitar la inminente catástrofe ‎climática que nos anuncian en la Conferencia de Glasgow, para defender los derechos humanos ‎pisoteados por los regímenes totalitarios y para garantizar el buen gobierno, claro según el ‎modelo predeterminado por las grandes democracias occidentales. 

¿Cómo funciona?

La operación financiera actual se concentra en el cambio climático. La Conferencia de la ONU ‎en Glasgow  anunció que "La Finanza se hace verde y resiliente". 450 bancos y ‎transnacionales de 45 países se han sumado a ella y se comprometen a "invertir en los ‎‎tres próximos decenios más 130 mil millardos de dólares de capital ‎privado para transformar la economía hasta cero emisiones de CO₂ en 2050". Los capitales ‎se recogen mediante la emisión de "bonos verdes" (Green Bond) y de inversiones ‎provenientes de fondos comunes y de fondos de pensiones, en gran parte con dinero de ‎pequeños ahorristas que correrán así el peligro de verse atrapados en una enésima burbuja ‎especulativa. ‎

Bien, repasemos la siguiente investigación de Thierry Meyssan sobre el tema, bajo el título "COP26 o cómo “pintar de verde” los intereses de ‎la gran finanza".


***

por Thierry Meyssan

Red Voltaire


La COP26 no es más que un show montado para desviar la atención del público de ‎lo que realmente se prepara en ese encuentro. El GIEC –el comité de expertos de la ‎COP que parece estar alertando a gobiernos sordos sobre la catástrofe que se aproxima– ‎está siendo utilizado para dotar a esos gobiernos de un discurso que justifica sus ‎ambiciones políticas. Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, ambos resueltamente hostiles a los proyectos financieros que se cocinan en la COP, ‎se negaron a participar en esa reunión aunque los banqueros más conocidos del ‎mundo hablan allí de 100.000 millones de dólares en inversiones.

 

James Bond “generalmente llega al clímax de sus muy lucrativos films hallándose frente a un ‎artefacto apocalíptico y tratando desesperadamente de saber cuál cable tiene que cortar para ‎desactivarlo, mientras que un reloj numérico en rojo anuncia implacablemente una ‎detonación que, como sabemos, pondrá fin a la vida humana (…) Hoy estamos, mis colegas ‎dirigentes mundiales, casi en la misma situación que James Bond, pero la tragedia es que esto ‎no es una película y que el dispositivo apocalíptico es real”. Eso dijo, con la mayor seriedad del mundo, el primer ministro británico Boris Johnson al abrir la COP26.‎


La "Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático" viene siempre acompañada ‎de discursos apocalípticos pero nunca arroja compromisos cuantificables ni verificables. Solo ‎da lugar a promesas, que siempre se firman en medios de grandes despliegues mediáticos pero ‎también siempre redactadas en condicional. ‎

La COP26 que se desarrolla en Glasgow (Reino Unido), desde el 31 de octubre ‎hasta el 12 de noviembre, no parece que vaya a escapar a esa regla. Comenzó con un ‎espectacular video, donde un dinosaurio subía a la tribuna de la Asamblea General de la ONU para ‎lanzar una llamada de alerta sobre la posible extinción de la especie humana, y prosiguió con el ‎discurso de apertura del primer ministro británico, Boris Johnson, sobre lo que haría James Bond ‎ante la amenaza del cambio climático. El show prosiguió en la calle con una manifestación ‎encabezada por Greta Thunberg, quien declaró ilegítimos todos los gobiernos del mundo y ‎denunció el «fracaso» de la conferencia, que solo estaba comenzando.

 ‎

Los líderes políticos que tanto llaman a salvar la humanidad de su extinción inminente son los mismos ‎que asignan miles de millones de dólares a la fabricación y desarrollo de armas nucleares capaces ‎borrar de la faz de la Tierra la especie humana que tanto dicen querer defender (1).‎


Lo mínimo que se puede decir sobre la COP26 es que, en vez de ser una reunión diplomática ‎tendiente a lograr una disminución de la emisión de gases con "efecto invernadero", se trata ‎solo de una farsa de cierta calidad montada para los espectadores del mundo entero. ‎

Pero entonces, ¿cuál es la realidad que se esconde tras ese circo? ¿Y por qué participan en él ‎todos los Estados miembros de la ONU?

El geofísico yugoslavo Milutin Milankovic (1879-1958) relacionó las ‎variaciones climáticas con las modificaciones de la órbita terrestre y la inclinación del planeta. ‎Inicialmente ridiculizada, la teoría de Milankivic se convirtió en un análisis de referencia para ‎explicar las variaciones del paleoclima… y también podría explicar las modificaciones, a menor escala, registradas en los últimos años.

 ‎

EL «CALENTAMIENTO GLOBAL»

Para responder a esas preguntas tenemos que empezar por separarnos de varias “certezas” ‎erróneas sobre el llamado "calentamiento global". ‎

Es un error creer que el "calentamiento global" amenaza la supervivencia de la especie humana. ‎El clima siempre ha sufrido cambios, no de manera linear sino por ciclos. Hace siete siglos, ‎la Tierra era un planeta más caluroso que hoy en día. Por ejemplo, en Francia los glaciares de ‎los Alpes eran menos extensos que hoy –incluso había camellos silvestres en lo que hoy ‎conocemos como la región francesa de Provenza– y ciertas partes del litoral de lo que hoy es ‎la Francia continental se adentraban en el mar más profundamente que en la actualidad ‎mientras que otros tramos de litoral, más “retirados”, avanzaron con el tiempo. ‎

Se ha comprobado que el calentamiento climático en Europa coincidió con el momento de la ‎Revolución Industrial. Por eso “creemos” que las evoluciones climáticas que hoy vemos ‎se aceleraron como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes ‎de la actividad industrial, durante los dos últimos siglos. Es posible, pero la simultaneidad de ‎dos hechos no indica necesariamente que uno sea la causa del otro. ‎

Existen otras hipótesis, como la del geofísico yugoslavo Milutin Milankovic, que explican esos ‎cambios a partir de las variaciones de la órbita terrestre, determinadas por la excentricidad de ‎dicha órbita (2), entre otros factores. ‎


Al impulsar la creación del GIEC (en 1988), la entonces jefa del gobierno ‎británico, Margaret Thatcher, aspiraba a encabezar una nueva revolución industrial basada en ‎el uso del petróleo y de la energía nuclear. En la práctica, la política de Margaret Thatcher ‎consistió en cerrar gran parte de la industria británica y financiar la economía del Reino ‎Unido, lo cual nos ha llevado a la COP26 y a la actual retórica sobre el “calentamiento ‎climático” como medio de justificar el endeudamiento del Tercer Mundo ante las grandes ‎entidades financieras de la City.

Y MARGARET THATCHER CREÓ EL GIEC

En 1988, los primeros ministros de Canadá y del Reino Unido, Brian Mulroney y Margaret ‎Thatcher, convencieron a sus socios (Estados Unidos, Alemania, Francia e Italia) para financiar ‎un "Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático" (GIEC, también designado ‎como IPCC debido a sus siglas en inglés), bajo los auspicios de la Organización Meteorológica ‎Mundial (OMM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). ‎Poco después, Margaret Thatcher declaró que los gases de efecto invernadero, el hueco de la capa de ‎ozono y las lluvias ácidas exigían respuestas intergubernamentales (3). ‎

Pero aquel lindo discurso ocultaba objetivos políticos. La señora Thatcher estaba empeñada –‎así lo confirmaron después sus consejeros– en acabar con los sindicatos de los mineros de los ‎yacimientos de carbón y en promover una nueva revolución industrial, basada en el uso del ‎petróleo del Mar del Norte y en la energía nuclear (4).‎

El GIEC no es una academia de sabios climatólogos sino, como su nombre lo indica, un "grupo ‎intergubernamental". En el GIEC no se habla de climatología sino de política climática. La gran ‎mayoría de sus miembros no son científicos sino diplomáticos. En cuanto a los expertos en ‎climatología que pertenecen al GIEC, no están ahí como científicos sino como expertos en ‎el seno de su delegación gubernamental, o sea como funcionarios. Todas sus intervenciones ‎públicas se hacen bajo el control de sus gobiernos. Es por consiguiente grotesco hablar de ‎consenso "científico" para designar lo que en realidad es el consenso político que reina en ‎el seno del GIEC. Eso demuestra un desconocimiento total del funcionamiento de las instituciones ‎intergubernamentales. ‎

Al contrario de lo que cree Greta Thunberg, el GIEC no está augurando el apocalipsis a gobiernos ‎que hacen oídos sordos. En realidad obedece fielmente a esos gobiernos y elabora, con sus ‎climatólogos, una retórica destinada a justificar una serie de cambios políticos que la gente ‎normal rechazaría sin los argumentos del GIEC. ‎

Los trabajos del GIEC sirven de base cada año a una "Conferencia de las Partes" (COP) firmantes ‎de la "Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático" (CMNUCC). ‎La 26ª edición de esa conferencia es el encuentro de Glasgow (COP26).

Por cierto, ‎en 1990, el GIEC estimaba, en su primer informe, como "poco probable" un claro ‎recrudecimiento del efecto invernadero "en los próximos decenios o más". En 2021, ‎aquella verdad de 1990 se ha convertido en una herejía. ‎

Las primeras COP se dedicaban al trabajo de información y de sensibilización del público sobre la ‎evolución del clima. Estaba claro para todos que ciertas regiones se harían inhabitables y que ‎algunas poblaciones tendrían que desplazarse. Pero con el transcurso del tiempo comenzó a ‎decirse que los cambios serían tan radicales que podrían amenazar la supervivencia de toda la ‎especie humana. Como no se ha producido ningún descubrimiento científico inesperado que venga a cuestionar ‎abruptamente la verdad anterior, el cambio de retórica tiene como única ‎explicación la evolución de las necesidades de los gobiernos. ‎


La sociedad de consumo está al borde del abismo porque no se puede seguir vendiendo a ‎alguien lo que ya tiene. Si se derrumban las industrias, se pierden los empleos y los gobiernos ‎se ven en peligro de ser derrocados. Para evitar eso, hay una sola solución, que ya se utilizó en el ‎pasado.


A finales de los años 1990, la mayoría de las sociedades occidentales ya estaban informatizadas y ‎se hacía imposible seguir vendiendo computadoras. Así que se inventó la historia del "error ‎del milenio", según la cual todos los sistemas informáticos del mundo iban a entrar en crisis a ‎las 00:00 horas del 1º de enero del año 2000… y todo el mundo volvió a comprar nuevos ‎ordenadores y programas informáticos concebidos para enfrentar el «Y2K». Por supuesto, ‎no se cayeron los aviones en vuelo, tampoco se cayó ningún ascensor ni hubo ordenadores ‎con problemas. Pero se detuvo la caída de las ventas y se salvó Silicon Valley. ‎

Hoy en día la solución sería la "transición energética". O sea, en vez tratar de vender ‎otro automóvil a alguien que ya tiene uno, habrá que venderle un vehículo eléctrico para ‎reemplazar su automóvil que funciona con gasolina. Por supuesto, la electricidad se genera ‎utilizando petróleo y exige el uso de baterías que actualmente no son reciclables. En definitiva, ‎con la "transición energética" el planeta se verá más contaminado que antes pero… ‎¡ahora no hay que pensar en eso!‎


La teoría del origen humano del calentamiento global garantiza el ‎enriquecimiento personal del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, quien es su principal ‎promotor. A finales de los años 1990, fue precisamente Al Gore quien montó el cuento del ‎‎“error del milenio”, contribuyendo así a la fortuna de Bill Gates y preservando los intereses de Silicon Valley.

LA «BOLSA DEL CLIMA»,

ÚNICA REALIZACIÓN DE LA COP

Bajo la presidencia de Bill Clinton, Estados Unidos tomó el control del GIEC e impuso el Protocolo ‎de Kioto (COP3)… documento que Washington nunca firmó. El vicepresidente Al Gore estaba entonces a cargo de la política ‎energética de Estados Unidos y así aprobó la guerra en Kosovo para poder construir un ‎oleoducto a través de los Balcanes. Pero, como el Protocolo apuntaba originalmente a limitar las ‎emisiones de cinco gases de efecto invernadero y de tres sustitutos de los clorofluorocarbonos, ‎Al Gore promovió la creación de unos "derechos de emisión de CO₂" para las industrias y se olvidó de ‎los demás gases. ‎

Ya como ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore fundó, junto a varios banqueros de ‎Goldman Sachs y con financiamiento de Blackrock, la Chicago Climate Exchange (Bolsa del Clima ‎de Chicago). Como Estados Unidos nunca firmó el Protocolo de Kioto esa entidad funcionó mal, ‎así que Al Gore abrió en los otros cuatro continentes sucursales que se desarrollaron ‎rápidamente. Hoy Al Gore percibe una remuneración por cada intercambio de derechos de ‎emisión de CO₂. Para desarrollar su negocio, Al Gore se convirtió en “militante” de la causa ‎climática y produjo el film An Inconvenient Truth (Una verdad que molesta). Le dieron ‎entonces el premio Nobel de la Paz, aunque ese film, presentado como un documental científico, ‎es sobre todo un largo spot publicitario para su “bolsa del clima” (5).‎

Entre paréntesis, el redactor de los estatutos de la Bolsa del Clima fue un joven jurista ‎desconocido… un tal Barack Obama, que luego se incorporó al mundo de la política en Chicago ‎y resultó electo presidente de Estados Unidos, solo cuatro años después. Ya en la Casa Blanca, Barack ‎Obama elaboró el proyecto de utilizar la histeria sobre el clima para reformar el sistema financiero ‎global. Ese fue el proyecto que se adoptó en la COP21, en París, y que debería ponerse ‎en marcha con la COP26 de Glasgow. 

Estamos ante el negocio del siglo. Para aplicar las resoluciones de la COP26, ‎los Estados tendrán que adaptar su industria y… endeudarse. Todavía no se sabe bien si el ‎calentamiento global es causado por la actividad humana pero no hay dudas sobre el origen del saqueo de las economías.‎ Global Banking & Finance Review

PRÓXIMO OBJETIVO DE LA COP:

“COLOREAR DE VERDE” LA GRAN FINANZA

La COP26 está organizada por Reino Unido con ayuda de Italia. Cuatro británicos están a cargo ‎de ese encuentro: dos ex ministros, Alok Sharma (ex ministro de Economía, Industria y Estrategia ‎Industrial) y Anne-Marie Trevelyan (ex ministra de Desarrollo Internacional), Mark Carney ‎‎(ex gobernador de los Bancos del Reino Unido y Canadá) y el cabildero Nigel Topping. ‎Ninguno sabe absolutamente nada de climatología pero los cuatro defienden un proyecto de ‎reforma de las instituciones de Bretton Woods –el Fondo Monetario International (FMI) y el Banco ‎Mundial.‎


Si los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, no participan en la COP26 no es ‎porque estén en desacuerdo con la lucha contra la contaminación del medioambiente sino porque ‎se oponen a ese proyecto financiero.


El sitio web de la COP26 explica que se trata de: ‎"Movilizar financiamiento. Para alcanzar nuestros objetivos, los países desarrollados ‎deben mantener su promesa de movilizar al menos 100.000 millones de dólares de ‎financiamiento climático. Las instituciones financieras internacionales deben desempeñar ‎su papel y nosotros debemos trabajar para liberar los miles de millares de millones de ‎dólares de financiamiento del sector privado y del sector público necesarios para el cero ‎neto mundial".‎

Lo que se firmaría al final de la COP26 es la creación de una instancia que, para movilizar esos ‎fondos, agruparía

- el Banco Asiático de Desarrollo,

- el Banco Africano de Desarrollo,

- el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura,‎

- el Banco Caribeño de Desarrollo,

- el Banco Europeo de Inversiones,

- el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo,

- el Banco Interamericano de Desarrollo,‎

- el Banco Islámico de Desarrollo,

- el Banco Mundial

- y 450 grandes empresas. ‎

Es importante entender que el Banco Mundial y sobre todo el Fondo Monetario Internacional ‎‎(FMI) han perdido toda credibilidad, a tal extremo que ya no es posible seguir endeudando a los ‎países pobres… pero hay que encontrar cómo mantener a esos países bajo control. Todos los gobiernos ‎saben ya que las “donaciones” y préstamos de las instituciones internacionales vienen ‎acompañados de condiciones leoninas que hacen que sus países sean más vulnerables y que cuando ‎llegue el momento del reembolso el país ya no será dueño de nada. ‎


Con la COP26, los banqueros podrán prestar dinero para “salvar el planeta” y convertirse de paso ‎en dueños de los países cuyos dirigentes hayan confiado en ellos (6).


Thierry Meyssan


The Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ)

(PDF. versión en inglés)




Notas del autor

 (1) «Defienden el clima mientras nos preparan ‎el fin del mundo», por Manlio Dinucci, ‎‎Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 4 de noviembre de 2021.

(2) Si bien la Tierra gira alrededor del Sol, este último no está exactamente en el ‎centro de la órbita terrestre, lo cual hace que la distancia entre la Tierra y el Sol no sea siempre ‎la misma. Nota de Red Voltaire.

(3) Speech to the Royal Society, ‎Margaret Thatcher, 27 de septiembre de 1988.

(4) “El pretexto climático”, «1982-1996: La ecología de mercado», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), ‎‎Red Voltaire, 25 de abril de 2010.

(5) “El pretexto climático”, «1997-2010: La ecología financiera», por Thierry Meyssan, ‎‎Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 28 de abril de 2010.

(6) «Les nouvelles armes financières de l’Occident», par Manlio Dinucci, Traduction Marie-Ange Patrizio, Il Manifesto (Italie) , Réseau Voltaire, 9 novembre 2021. 

11 noviembre 2021

Remembranzas de la guerra de Corea (1950)



Resumen y selección de textos

por el editor del blog


I

En una anterior entrega sobre Corea del Norte, Kim Jong-un y Donald Trump, dos “locos” muy singulares, analizábamos la política estadounidense sobre ese país asiático. En nada ha variado, ni nada cambiará con el actual inquilino de la Casa Blanca. Estamos ya acostumbrados al mismo discurso ANUAL contra el régimen coreano (y seguiremos escuchándolo hasta la "perpetuidad").

Como antecedente, más que necesario es imperioso comprender el origen de la Guerra de Corea (1950-1953)

Versión oficial: La Guerra de Corea estalló hace 71 años cuando las tropas norcoreanas cruzaron la frontera hacia Corea del Sur el 25 de junio de 1950, por tanto miles de tropas viajaron desde el otro lado del mundo para luchar junto a las fuerzas de las Naciones Unidas contra Corea del Norte... 

Eso parece ser cierto a pesar que no hay evidencia que respalde esa información. El Consejo de Seguridad votó a favor del envío de tropas a Corea aprovechando que la URSS no participó en solidaridad con la República Popular China que solicitó ocupar un asiento del Consejo de Seguridad (otorgado a la República de China - Taiwán-). Todos pensábamos que el rol de la ONU no es otra cosa que prevenir las guerras y no embarcarse en aventuras militares que contravienen sus estatutos.

Nadie pone en tela de juicio que en el mundo occidental el culpable del estallido bélico es "solo" responsabilidad de la República Popular Democrática de Corea (Norte) tras varias incursiones de sus tropas previas a la invasión que inició el 25 de junio de 1950.

 

"Independientemente de si el Norte o el Sur habían iniciado el militarismo en la península, lo que no se discute es la cuestión de qué le dio a Estados Unidos y la ONU el "derecho moral" de involucrarse en lo que inicialmente fue una guerra civil. Quién inició la guerra en la península de Corea es relevante. Pero la pregunta mucho más importante es ¿Qué causó la guerra? El qué en este caso parecería responder a la pregunta de quién"
 

La Batería B (M-40 155 mm GMC) del 937° Batallón de Artillería de Campaña, proporcionando apoyo de fuego a la 25° División de Infantería del Ejército de los EE. UU., Munema, Corea, 26 de noviembre de 1951.


Lo que muchos no saben es que al terminar la segunda guerra mundial, Japón se vio obligado a poner fin a su colonización de Corea (desde 1910); no obstante existir el Memorando Taft-Katsura (1905) en que Estados Unidos dejaba Corea para Japón a cambió de no interferir en Filipinas que era "propiedad" de los Estados Unidos.

Al final de la guerra mundial, el gobernador general japonés de Corea, general Abe Endo, entregó el autogobierno en Corea a Yo Un Hyung, apreciado político en la República de Corea y en la República Popular Democrática de Corea. Yo ayudó a formar Comités Populares en todas las provincias de Corea, surgiendo la República Popular de Corea, el 14 de septiembre de 1945 se formó el primer gabinete.

Estados Unidos temiendo un estado socialista en Corea y que se le negaría la posibilidad de establecer bases militares en la frontera con China, suprimió la naciente República Popular de Corea democrática. El vicepresidente Yo fue obligado a dimitir por presión del Gobierno Militar del Ejército de los Estados Unidos en Corea que consolidaba su ocupación del Sur de Corea. Consecuentemente, "la división impuesta por Estados Unidos creó una situación en la que el pueblo coreano buscaría unir los dos lados de la península. El impopular gobierno instalado por Estados Unidos en el sur cayó rápidamente ante las fuerzas del norte que fueron apoyadas por simpatizantes socialistas en el sur y ayudadas por deserciones de las fuerzas de la República de Corea. La península, además de un bolsillo en Busan, fue capturada militarmente por combatientes del norte", lo que llevó a la directa intervención de Estados Unidos.

Bien razona el canadiense Kim Petersen, ex coeditor del boletín Dissident Voice que "los países de personas étnicamente similares que están divididos por actores externos tienden a querer volver a unirse. En la historia reciente hay ejemplos de la reunificación de Vietnam del Norte y del Sur, así como de Alemania Oriental y Occidental. Estados Unidos participó en la partición de Vietnam, Alemania y Corea. Es solo cuestión de tiempo antes de que ocurra alguna forma de reunificación entre la RPDC y la República de Corea".

El físico Albert Einstein identificó lo sencillo que es poner fin a la guerra: “No solo soy un pacifista, sino un pacifista militante. Estoy dispuesto a luchar por la paz. Nada pondrá fin a la guerra a menos que el pueblo mismo se niegue a ir a la guerra". (Einstein entrevistado por George Sylvester Viereck, enero 1931)

De la misma forma, conforme los análisis del Dr. Jacques R. Pauwels (tantas veces citado en este blog) sobre la etiología de las guerras mundiales (intereses económicos e imperialistas), concluye Petersen "¿No debería ser la prioridad número uno la extirpación de la elaborada arquitectura de propaganda y desinformación que ayuda a fomentar las guerras? ¿Debe prestarse mayor atención a la celebración de los actos individuales de ciertos soldados que a los millones y millones de personas asesinadas, las ciudades arrasadas y el empobrecimiento resultante? ¿La gente sacrificaría sus vidas y quitaría la vida a otros sabiendo de antemano que las guerras se libran por el lucro empresarial?".


Soldados norcoreanos capturados en Incheon (ciudad de SudCorea limítrofe con NorCorea) por fuerzas estadounidenses, 20 septiembre 1950


II

Cómo se creó el imperio estadounidense en Corea del Norte

Es el título de una esclarecedora ponencia de Niall Bradley (2017), editor de la página web Sott.net, editor de Dot Connector Magazine y comentarista de PressTV. Vale la pena revisarlo íntegramente. 


En las últimas décadas, una pelea verbal ha estallado periódicamente en relación a 'qué hacer con ese loco dictador asiático' en Corea del Norte. La ronda de confrontaciones de hoy en día por parte del "Estado profundo" de Estados Unidos/Occidente contra Corea del Norte se desarrollará de la misma manera que en episodios anteriores; se desvanecerá. China es una garantía para la seguridad de Corea del Norte, por lo que EEUU no irá a la guerra con Corea del Norte.


Sin embargo, la batalla entre Trump y los locos de Washington por el control de las riendas del imperio continúa, y el 'coreano loco' es relevante para eso. Mientras tanto, tome nota de los mensajes contradictorios que vienen de Estados Unidos. En un minuto, los grupos de batalla de la Marina de Estados Unidos están 'en camino a Corea del Norte' y en el siguiente se dirigen en dirección opuesta. Un minuto, los sistemas de misiles THAAD están "instalados y operando en Corea del Sur", y en el siguiente, Trump quiere que Corea del Sur pague por ellos.




Alguien en el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. contó a la cadena de noticias NBC que Estados Unidos estaba considerando "decapitar el régimen norcoreano", y mañana Trump anuncia que sería un honor conocer a Kim Jung-un ... Todo lo cual ha provocado que los gobiernos surcoreano y japonés denuncien las declaraciones confusas y contradictorias de Trump. ¿Hay algún método en la aparente locura de Trump?

Recientemente leí 'El Espejismo de China: La historia secreta del desastre estadounidense en Asia' (The China Mirage: The Hidden History of American Disaster in Asia) escrito por James Bradley, un panorama impresionante de las trayectorias de EEUU y de las guerras de opio chinas a mediados del siglo XIX al nacimiento de la China "comunista" y de la "Pax Americana" cientos de años más adelante. Esto naturalmente abarcó la participación estadounidense en Corea, por lo que en este artículo me gustaría compartir algo del contexto histórico que suele faltar en los resúmenes de las relaciones entre Estados Unidos y Corea que he visto en Internet hasta ahora.

Estados Unidos tiene un largo historial de apoyo a locos dictadores asiáticos - desde el imperialismo japonés hasta el "cristiano" Chiang Kai-shek en la "Nueva China", pasando por la católica Diem en la breve invención estadounidense de Vietnam del Sur. Corea del Norte es igualmente una invención estadounidense. Después de existir durante cientos de años como país soberano, Corea cayó bajo la influencia imperial japonesa a finales del siglo XIX. Los japoneses se habían convertido entonces en los «yanquis del Lejano Oriente» y, por lo tanto, aceptaban los caminos civilizados occidentales (y los valores anglosajones en particular), pues los imperios estadounidense y británico lograron convencer a los japoneses de que ampliaran su imperio como un cheque contra la expansión económica rusa en el Lejano Oriente y como un vehículo a través del cual "americanizar" a China y a toda la región.

En 1882, Estados Unidos firmó un tratado con el emperador de Corea, declarando que "habría paz perpetua entre Corea y Estados Unidos". Si Corea fuera amenazada alguna vez por un tercero, Estados Unidos intervendría en su nombre. En Oriente, tales compromisos son legal y moralmente vinculantes. Sin embargo, no es así en Occidente. Tras de la espalda de Corea, el entonces presidente estadounidense Theodore Roosevelt (cuya familia, como todas las familias patricias de Estados Unidos, se enriqueció ilegalmente con el opio en China), dio a Japón luz verde para hacerse cargo de Corea en 1905 (bajo el pretexto de que si ellos no lo hacían, los rusos los golpearían) y lo utilizaron como argumento para lanzar la guerra en contra de Rusia. Bradley relata esta traición en El espejismo de China:


En marzo de 1905, mientras oleada tras oleada de soldados japoneses corrieron directamente hacia las balas rusas durante la victoria de Japón en la batalla de Mukden, Roosevelt escribió: "¡Los japoneses son los más luchadores del mundo!" Por primera vez en la historia moderna, un país asiático estaba luciendo como país blanco cristiano occidental. Roosevelt escribió al (Barón) Kaneko (enviado japonés a EE.UU) en papel de la Casa Blanca, "A juzgar por el estado de las cosas, todo va bien y su ejército está avanzando poderoso a toda velocidad". Cuando el barón llegó a la Casa Blanca para celebrar la victoria de Mukden, el "rostro de Roosevelt brilló de alegría por la victoria sin precedentes". Después de su charla con Kaneko, Roosevelt dijo al Secretario de Guerra William Howards Taft: "Estoy de acuerdo con los términos japoneses de paz, en la medida en que incluyen a Japón teniendo control sobre Corea". (P.72)

Corea encontró pocos defensores. John Ford, el secretario de la Asociación Asiática Americana, un importante grupo comercial, defendió la toma de posesión de Corea por parte de Japón porque "el verdadero peligro de Asia y del mundo es el moscovita y no el peligro amarillo".

El "peligro amarillo" se refiere a que los círculos de poder angloamericanos se dieron cuenta a finales del siglo XIX de que - tarde o temprano - el Asia Oriental mucho más poblada se industrializaría y eclipsaría su dominación global liderada por Occidente. Y sin embargo, no fue aquello lo que más los asustó: fue la Rusia imperial, un miedo que se refleja hasta nuestros días.

Así comenzó el descenso de Corea al infierno, y la marcha imperial de Japón por toda la región. Solo más tarde Estados Unidos tendría un problema con esto; en ese momento, se estaba alentando a Japón a aplicar una "doctrina japonesa de Monroe para Asia" por Roosevelt - una doctrina que estaba garantizada - financiera, militar y políticamente - por los angloamericanos. Los japoneses ocuparon Corea, al estilo nazi, durante los siguientes 45 años, durante los cuales también invadieron y ocuparon Manchuria, noreste de China, en 1931. Luego se extendieron hacia el sur de China en 1937, matando a millones de personas conforme avanzaban (35 millones, según fuentes chinas).

En el momento en que estalló la Segunda Guerra Mundial, la maquinaria de guerra japonesa dependía en gran medida del petróleo californiano, pero el entonces presidente estadounidense, Franklin Roosevelt (primo del primer Roosevelt), odiaba asfixiarse por el temor a que los japoneses declararan la guerra contra EE.UU. mientras se centraban en la situación en Europa. Para cubrir sus apuestas, el Japón imperial se extendió más al sur en Indochina e Indonesia para hacerse cargo de los campos de petróleo y otras materias primas.


General Douglas MacArthur, quien dirigió las fuerzas de la ONU en Corea. Estaba demasiado loco incluso para los Locos de Washington: le relevaron de la orden a mitad de camino de la guerra.


Y ahí es donde cruzó la línea roja de los angloamericanos: los japoneses estaban codiciando recursos clave en las colonias occidentales. En un movimiento que sabían que encajaría con las ambiciones regionales de Japón y, por lo tanto, probablemente serían interpretadas por los japoneses como una declaración de guerra, los llamados "sabios" alrededor de Roosevelt (que podríamos hoy reconocer como actores del "Estado profundo"), fueron tras sus espaldas para embargar los envíos de petróleo a Japónque aún no había conseguido recursos muy necesarios en el sudeste asiático, lo que provocó su decisión de atacar la flota del Pacífico estadounidense en Pearl Harbor, en Hawai. Hay un cierto debate sobre si la sorpresa de Japón en Pearl Harbor realmente sorprendió a los americanos, pero en cualquier caso, la historia registra que una vez que el ejército de EEUU entró en el Pacífico oeste, su plan fue permanecer allí.

Mientras que el resto del mundo celebró el final de la segunda "guerra para acabar con todas las guerras", las élites estadounidenses observaron horrorizadas como el "sucio comunista", Mao Zedong, tomó el control de toda China en 1949, forzando a su loco dictador asiático (el realmente chino, Chiang Kai-shek) a que huyera a Taiwán, que EE.UU. luego reconoció como "la verdadera China".

Esto nos lleva a la segunda 'venta' de Corea por parte de Estados Unidos. Después de que Estados Unidos invitara a la URSS a derrotar los restos del ejército japonés en el noreste de China en su nombre ("mejor que luchen sus hijos que los nuestros"), los soviéticos empujaron a los japoneses a la península coreana, pero solo tan al sur como 38 grados al norte, una línea arbitraria trazada por EE.UU. Como Bradley señala, "nadie en Estados Unidos pensó en consultar al pueblo coreano sobre esta división de su antigua tierra".

"Hombre sabio", por cierto, es un apodo para el puñado de estrategas de EE.UU. en el Departamento de Estado y en otros lugares que más hicieron por trazar la política estadounidense externa (realmente, imperial) durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Estos son los "genios" que plantearon los planes de "contener" a la URSS lejos de Europa occidental, e igualmente a China de sus vecinos, reinstituyendo a Japón como potencia dominante de la región. Bradley continúa:

Los coreanos estaban aún más indignados al saber que los funcionarios estadounidenses gobernarían Corea del Sur con la ayuda de los antiguos maestros coloniales japoneses de Corea. Los norcoreanos vieron con inquietud a los surcoreanos que habían cooperado con la ocupación japonesa que ahora ayudaba a Estados Unidos a ganar influencia en la Península Coreana. Los coreanos acababan de sufrir 40 años de dominación nazi por parte de los japoneses. El líder norcoreano Kim Il Sung había comenzado su carrera militar luchando contra los japoneses en la primavera de 1932, y su gobierno fue ante todo y sobre todo antijaponés.

Una preocupación importante para Dean Acheson (entonces Secretario de Estado de EE.UU.) fue la revitalización de la economía mundial después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial. En Europa, Estados Unidos adoptaría un programa de ayuda económica llamado Plan Marshall; en Asia se conocía como Política para Asia, documento del Consejo de Seguridad Nacional 48/2. Según NSC-48/2Japón se convertiría en la economía industrial de Asia, disparada por las empresas estadounidenses. Washington "conectaría" otras economías asiáticas a la máquina industrial japonesa y como mercados para los bienes japoneses (aislando y conteniendo a China)... Su plan pedía que Corea, Vietnam y otros países asiáticos fueran las máquinas de suministro/consumo dentro de la órbita estadounidense-japonesa. El ejército estadounidense proporcionaría un paraguas de seguridad para Japón y mantendría en línea a los otros países asiáticos.

Los Hombres Sabios no entendían que su Política para Asia les parecía a muchos asiáticos algo alarmante como los recientes intentos del imperio japonés por el imperio. Para ellos, era como si EE.UU. estuviera dando luz verde a otra era de dominio japonés con el respaldo estadounidense. Cuando los líderes norcoreanos se dieron cuenta de que Washington quería que Japón volviera a dominar Corea, percibieron una amenaza mortal.

Un buen amigo del economista inglés John Maynard Keynes, Acheson, se preguntó si una enorme expansión keynesiana del gasto militar estadounidense podría encabezar la bomba mundial.

La política secreta de Acheson fue presentada en el documento 68 del Consejo de Seguridad Nacional, que pedía algo nuevo en la historia de Estados Unidos: un enorme ejército estadounidense que rodeara el globo para proteger las "capacidades de guerra" de sus aliados, un eufemismo que se refería a países con recursos que la industria americana necesitaba para fabricar armas con las que contener al comunismo en todo el mundo.

Acheson instó a Truman no solo a ir a la guerra en Corea sin ninguna consulta del Congreso, sino también a enviar ayuda militar encubierta a los franceses en Indochina por su guerra contra Ho Chi Minh. Sin un debate - y ninguno fue buscado - un Hombre Sabio, sacudido por los acontecimientos en Asia que poco entendía, comprometió a EE.UU. a las guerras actuales y futuras. (P.344)


Mao Zedong, Kim Il Sung, Ho Chi Minh 


Una de las grandes ironías de este montaje para "contener a China" es que Mao quería que su país fuera incluido en los planes de desarrollo estadounidenses posteriores a la Segunda Guerra Mundial; quería que la industria y el capital de Estados Unidos sirvieran para que China se desarrollara, algo que no comenzaría hasta que Henry Kissinger "vio la luz" en 1972.

Kim Il Sung se dio cuenta de que la reanimación de su archienemigo (Japón) significaba que la línea imaginaria del tiempo de guerra se convertiría en una férrea frontera permanente. Es bien sabido que las tropas norcoreanas invadieron (liberadas de los colaboradores japoneses, según su visión) el Sur, provocando la Guerra de Corea de 1950-1953. A la izquierda de la narración está la naturaleza de los "chicos buenos" que Estados Unidos se apresuró a defender. El abogado australiano de derechos humanos James O'Neil escribe:

Estados Unidos se sintió capaz de abandonar Corea del Sur en 1948 porque había instalado a Syngman Rhee, educado en Estados Unidos, como dictador. Él gobernó como hacen los dictadores, matando, encarcelando o llevando al exilio a decenas de miles de sus opositores políticos. Rhee finalmente fue derrocado en una revolución popular en 1960. En las escenas posteriores a ser replicadas en Saigón en 1975, fue sacado de su palacio por un helicóptero de la CIA que lo transportó a salvo mientras las multitudes convergían en el palacio.

Rhee también tenía ambiciones de forzar la reunificación de las dos partes de Corea. Gracias a la investigación académica revelada en la historia de dos volúmenes de la Guerra de Corea del profesor Bruce Cumings, ahora sabemos que la línea occidental estándar sobre la Guerra de Corea que comienza con una invasión del Sur por las tropas del Norte es, en el mejor de los casos, una aproximación a la historia real del conflicto. La verdad es considerablemente mucho más complicada.

Durante los años que precedieron al cruce de la frontera por parte de las tropas del Norte en julio de 1950, Rhee había estado lanzando incursiones en el norte, llevando a cabo asesinatos, sabotajes y otras formas de guerra asimétrica. En la isla de Cheju-do, por ejemplo, hasta 60.000 personas fueron asesinadas por las fuerzas militares de Rhee.


Guerra de Corea"Golpeen cualquier cosa que se mueva", les dijeron a los pilotos estadounidenses". Bombarderos como el B-26 descargaron bombas de napalm sobre Corea del Norte


Reflejando la paranoia de la "teoría del juego" de la época, la élite estadounidense interpretó erróneamente la invasión del Norte como un complot tramado en Moscú y Pekín para "probar" la nueva estrategia global de Estados Unidos y "salir de la contención". Acheson estaba seguro de que era una artimaña para distraer de una inminente invasión de Europa occidental por Stalin. No fue así. Los coreanos solo querían recuperar su país y que la influencia de los extranjeros se marchara de su península.

En el verano de 1950, los norcoreanos rápidamente invadieron casi todo el sur. Estados Unidos levantó un clamor, organizó su primera "coalición de la ONU de los voluntarios", y les contrarrestó con una fuerza combinada de más de 1,7 millones de soldados para defender el brutal régimen de Syngman Rhee. Rápidamente, empujaron a los norcoreanos hasta la península, pasando el paralelo 38, y se acercaron a la frontera china. A pesar de estar agotados por décadas de guerra civil y luchas contra los japoneses, dos millones de soldados chinos -con una fuerza aérea relativamente pequeña y sin armas nucleares- entraron en Corea del Norte y expulsaron a las tropas del general Douglas MacArthur de Corea del Norte, devolviendo el status quo de la división norte-sur en 1951.

O'Neill explica lo que esta primera 'guerra contra el comunismo' le hizo a Corea del Norte:

"Lo que apenas se reconoce en Occidente fue la devastación que la Guerra de Corea provocó en el Norte. El comandante de la ONU, liderado por Estados Unidos, lanzó más bombas en el Norte que los estadounidenses en todo el teatro del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. Esto incluyó la caída de 20.000 toneladas de napalm, una forma especialmente horripilante de matar a la gente. Este método se utilizó posteriormente con un efecto igualmente horrendo en Vietnam.

Ahora también sabemos que EE.UU emprendió la guerra bacteriológica, aprovechando la experiencia japonesa obtenida en su guerra contra China y desarrollada por científicos estadounidenses en Fort Detrick.

Se calcula que dos millones de personas, o el 20% de la población total, fueron asesinadas. El bombardeo aplastó todas las ciudades del país. Además, el bombardeo se dirigió a las represas de riego en el río Yalu. La intención era destruir las cosechas de arroz y así someter a la población a la sumisión. Solo la ayuda de emergencia de la Unión Soviética, entre otros, y China evitó el hambre generalizado y la muerte".

Todas las 78 ciudades de Corea del Norte fueron derribadas, junto con miles de pueblos. EE.UU literalmente limpió "Corea del Norte" de la faz de la Tierra. Otra estimación pone la pérdida de vidas norcoreanas en un tercio de la población - por lo tanto, unos tres millones de muertos. 

Por lo tanto, la guerra de Corea era un infierno para los coreanos, pero para Estados Unidos, la invasión de Corea del Sur "les confirmó" que su política de contener a China era correcta y fue el catalizador para transformar a Estados Unidos en un imperio global. Los sabios tenían poderosos incentivos para leer la situación a su manera: si se trataba de un complot comunista global para "salir de la contención", entonces la teoría y la práctica de la contención eran correctas, justificando la reconfiguración del ejército y la industria estadounidenses a un sistema de guerra permanente y global. Bradley continúa:

"El temor irracional del comunismo mundial como resultado del malentendido de los Sabios de una pequeña guerra civil asiática convenció al Congreso de aumentar dramáticamente el financiamiento militar. Martin Walker escribió:

El primer presupuesto de defensa presentado por el presidente Truman después de que la guerra comenzara fue de 50 mil millones de dólares, la cifra exacta que Acheson había esperado. El Ejército de Estados Unidos se duplicó a más de tres millones de hombres. El número de grupos aéreos se duplicó a 95 y se desplegó a nuevas bases en Gran Bretaña, Libia, Marruecos y Arabia Saudita. Todo cambió con Corea. La diplomacia estadounidense, los presupuestos de defensa y el alcance militar explotaron en todo el mundo.

Bruce Cummings concluye,

La Guerra de Corea fue la crisis que finalmente hizo crecer a las economías de Japón y Alemania Occidental y estimuló enormemente la economía estadounidense. Las industrias de defensa estadounidenses apenas sabían que Kim Il Sung vendría a salvarlos, pero él sin querer rescató un montón de proyectos de grandes billetes. [...]

El conflicto coreano transformaría Estados Unidos en un país muy diferente al que había sido antes: uno con cientos de bases militares permanentes en el extranjero, un gran ejército permanente y un estado de seguridad nacional permanente en su país".



Ahora entendemos por qué Corea del Norte desconfía tanto de Estados Unidos. El mensaje detrás de su aparente beligerancia es simplemente: "¡Mantente alejado!"

En el otro lado del Pacífico, a través del campo de distorsión del "pensamiento estratégico" de Estados Unidos, se ve por qué Corea del Norte es el "regalo que sigue dando". Desde su perspectiva, es el lugar que "hizo grande a América".

La situación de hoy, donde una Corea del Sur próspera y occidentalizada se encuentra en marcado contraste con un norte empobrecido, fue exactamente la contraria hasta hace relativamente poco. La Corea del Norte "comunista" reconstruida después de la guerra de Corea fue una historia de éxito económico. A pesar de su secreto, aislamiento y "formas extrañas", Corea del Norte sigue siendo un país bastante desarrollado.

Fue solo después de que Corea del Sur retirara a su dictador asiático (realmente loco) en 1960 que se convirtió en una de las economías del "tigre asiático". La industrialización, la inversión extranjera, el desarrollo y la "democratización" tuvieron lugar entonces en el Sur. En conjunción con las sanciones internacionales dirigidas por Estados Unidos sobre el Norte, las trayectorias de las Coreas cambiaron de dirección. Hoy en día, el Sur es mejor según todos los indicadores de la ortodoxia económica, pero hay espacio para el debate sobre qué población goza de mejor calidad de vida. El sur puede tener élites muy ricas y un montón de bienes de consumo, pero también tiene una mano de obra sobreexplotada y estresada, y sobre la base de numerosos testimonios de visitantes en los últimos años, el amor de los norcoreanos por el país es mucho más genuino que 'forzado'.


  La ciudad de Sariwon, Corea del Norte. © dprk360.com / Aram Pan

 

Los surcoreanos van a las urnas. Si echan la vista atrás recordaran que durante la batalla entre Trump y Clinton por la presidencia de Estados Unidos, hubo manifestaciones masivas contra el presidente de Corea del Sur, Park, después de que surgió que había reunido a una extraña camarilla dirigiendo "artes oscuras" para obtener éxito en el curso de su gobierno. Park ha sido impugnado, desencadenando elecciones imprevistas.

El resultado del escándalo de Park y la campaña electoral, después de 10 años de gobierno muy pro-estadounidense en Seúl, es el clima político en Corea del Sur que ha vuelto a buscar relaciones de amistad con el Norte en lugar del antagonismo continuo. El principal candidato para el liderazgo de Corea del Sur pidió que la instalación de THAAD (Sistema del ejército de Estados Unidos para derribar misiles balísticos) sea retrasada, que Estados Unidos desea con urgencia antes de que un nuevo gobierno surcoreano pueda cambiar de opinión.

Otros han escrito sobre las intrigas que rodean la instalación de sistemas de misiles estadounidenses en Corea del Sur. El resultado de ello es que está sucediendo, con o sin un gobierno liberal y pro paz en Seúl, e independientemente de quién pague por ello. Al igual que todo el mundo, sabe que los sistemas de misiles de Estados Unidos en Europa del Este para "defender Europa de Irán" estaban realmente allí para "contener" a Rusia; todo el mundo sabe que los sistemas de misiles estadounidenses en Asia oriental para "defenderlo de Corea del Norte," están realmente ahí para "contener" a China.

Es la misma vieja política estadounidense de 70 años para Asia. Y, a juzgar por el ascenso meteórico de China, todavía no está funcionando, y nunca va a funcionar. Pero Corea del Norte guarda buenos recuerdos de los "hombres sabios" de hoy, porque su Nuevo Orden Mundial nació entre los cadáveres carbonizados de millones de norcoreanos.


Pyongyang, © dprk360.com / Aram Pan. Una vista del centro de Pyongyang, la capital de 2.000 años de Corea, a través del río Taedong.


Hasta aquí Niall Bradley.


III

La guerra biológica secreta de EEUU en Corea

Desde 1950 los funcionarios chinos tenían evidencia del uso de material bacteriólogo. Por medios diplomáticos (reservados) se aceptó "que Estados Unidos había utilizado armas biológicas durante la guerra de Corea, pero solo con fines experimentales". 


Existe evidencia de que Estados Unidos ya para inicios de la década de 1950 había desarrollado una clandestina Guerra Biológica contra Corea del Norte, sus objetivos eran claros, expulsar a China como protector de Norcorea y obstáculo para que el US Army se asiente en la frontera coreana con China e impedir que Rusia se consolide en la región. 

Durante medio siglo, uno de los secretos de estado mejor guardados del gobierno de los Estados Unidos ha sido el experimento de campo a gran escala con armas biológicas durante la Guerra de Corea. Este secreto tal vez no sea sorprendente ya que, como ha señalado un destacado académico estadounidense, "si se demuestra que Estados Unidos se involucró en una guerra bacteriológica, también se demostrará que Estados Unidos, a los ojos de la mayor parte del mundo, ha cometido una gran crimen de guerra internacional" (John Ellis van Courtland Moon, 'Dubious Allegation', The Bulletin of the Atomic Scientists, mayo / junio de 1999, 72). Tal admisión sería un golpe más para el prestigio de una nación cuyos ciudadanos creen que Estados Unidos es el líder natural del mundo en materia de moral y derechos humanos.



Como contramedida se recusa como evidencia cuestionable y desinformativa el acusar a los Estados Unidos de utilizar la guerra bacteriológica en la Guerra de Corea. Argumento: "Durante la Guerra de Corea las fuerzas armadas estadounidenses no tuvieron ´ni la capacidad ni la voluntad para llevar a cabo una guerra biológica ofensiva como afirmaron los gobiernos de Corea del Norte y China en 1952´. Además, se afirma que la política de los Estados Unidos prohibía a las fuerzas armadas utilizar la guerra biológica excepto en represalia". (Coronel Conrad C. Crane, 'Guerra química y biológica durante la Guerra de Corea: retórica y realidad', Perspectivas asiáticas, v. 25, no. 3, 2001; y, 62 Luna, 69-71(1992). 

En el libro "Los Estados Unidos y la guerra biológica: secretos de la Temprana Guerra Fría y Corea" (Stephen Endicott y Edward Hagerman, Indiana University Press, Bloomington, Indiana, 1998, 304 págs., 62 fotos, 7 mapas) se concluye que "Estados Unidos realizó pruebas de campo a gran escala de armas biológicas contra los países asiáticos y, con algunas pruebas adicionales, seguimos creyendo que ese es el caso..."

Conforme Endicott y Hagerman, "una de las pistas importantes que indican que Estados Unidos tenía algo que ocultar radica en los elaborados esfuerzos del gobierno para negar, minimizar, encubrir o eliminar de manera plausible la evidencia incriminatoria relacionada con su programa de guerra biológica durante el período de la Guerra de Corea. En este sentido, por ejemplo, había un Plan de Engaño y Cobertura de Guerra Biológica al que se hace referencia en un memorando del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos en febrero de 1952. Una de las características de este plan, la mayoría de cuyos detalles son aún secreto, es que el Secretario de Estado de los Estados Unidos sería excluido de la información sobre el uso de armas biológicas. De esta manera, Estados Unidos tendría un alto funcionario que podría negar públicamente cualquier alegación de su uso. El Secretario de Estado Dean Acheson hizo precisamente eso el 4 de marzo de 1952".

- Estados Unidos "invitó" en 1952 al Comité Internacional de la Cruz Roja y a la Organización Mundial de la Salud ha ser 'una comisión de investigación imparcial' (los dos organismos estaban dirigidos por Occidente).

- El Departamento de Defensa autorizó en secreto a su jefe del Comando del Lejano Oriente en Tokio, general Matthew Ridgway, negar el acceso a las fuentes a potenciales investigadores de la Cruz Roja.

- El embajador de Estados Unidos, Benjamin Cohen, compareció ante las Naciones Unidas para proclamar que EEUU mantenía una política de apertura y criticó el caso comunista, Cohen se negó a permitir que los representantes de China y Corea del Norte se presentaran ante la ONU para plantear su queja

- Encubrimiento por parte del US Army que incluye: destrucción de pruebas en los archivos del Cuerpo Químico del Ejército. El Comando del Ejército del Lejano Oriente envió instrucciones a los archivos nacionales subrayando que algunos documentos deben mantenerse clasificados secreto o alto secreto, como "las políticas operativas militares, planes y directivas relacionadas con el empleo ofensivo de armas biológicas contra objetivos específicos... El hecho de que agentes vivos específicos o sus derivados tóxicos, identificados por nombre científico y / o descripción".

- El ejército retiró los registros del Cuerpo Químico de los Archivos Nacionales en 1956. Según los archiveros de Washington, varios documentos fueron destruidos antes de que el ejército los devolviera a los archivos 13 años después. Falta el expediente del Comando del Lejano Oriente sobre guerra biológica (en 1952 el expediente tenía originalmente 25 artículos, solo se conservan seis, relacionados con aspectos defensivos de la guerra biológica, el uso de máscaras de gas, etc. 


     Crédito de éstas fotografías: MEDIA DRUM WORLD


El gobierno de Estados Unidos y la CIA operan siempre bajo la guía de una doctrina conocida como "negación plausible", adoptada por el Consejo de Seguridad Nacional en 1948. Esa doctrina, en palabras del jefe de la CIA William E. Colby, significaba que "si Estados Unidos podía negar algo y no se demostraba claramente que había dicho algo falso, entonces Estados Unidos podría hacerlo". ¿Hay alguna razón para sorprenderse de que un proyecto de guerra biológica ofensiva secreta, si fuera necesario, se convierta en parte de una red cuidadosamente construida y enmarañada de desinformación y engaños?

En general, afirman Endicott y Hagerman que "después de una serie de estudios realizados por expertos desde 1946 hasta 1950, el Estado Mayor Conjunto se convenció del gran potencial de las armas biológicas para debilitar la moral del enemigo, para ablandar a las tropas enemigas antes de una ofensiva, para aislar un campo de batalla, para interdicción "cuando las tropas del enemigo están en zonas de concentración o en movimiento, en redes de tráfico congestionado y numerosos otros beneficios. Adoptaron la posición de que Estados Unidos debe "adquirir una fuerte capacidad ofensiva sin demora". Esperaban tener un sistema de armas biológicas estandarizado operativo para su plan de guerra de emergencia contra la Unión Soviética y China para 1954". (Endicott y Hagerman (1998): 82-4; 'Memorando', Conclusiones del Comité de Estudio Avanzado Conjunto, 21 de septiembre de 51, JCS1837 / 26, aprobado por el Estado Mayor Conjunto, 25-26 de febrero de 52, JCS1837 / 29, RG218, NARA11)

Para este propósito, adoptaron un programa de choque en armas biológicas en 1951-1953 con un gran aumento en la financiación y un énfasis equilibrado en el desarrollo de armas biológicas para uso estratégico, táctico y encubierto.

A pesar de sus grandes esfuerzos, los generales estadounidenses quedaron decepcionados al principio con su progreso. En septiembre de 1952 tuvieron que informar al gobierno que habían tenido éxito en la colocación de un altamente letal, estable, viable, de fácil difusión, de bajo costo y producción de epidemia del agente de guerra biológica, en su capacidad de plan de guerra general. Y un año más tarde, al final de la Guerra de Corea, llegaron a la conclusión que los últimos dos años dijeron que su programa de armas biológicas tenía un sufrido exceso de optimismo.

La decepcionante conclusión no significaba que no hubieran logrado nada o que tuvieran una capacidad nula para emplear agentes bacterianos de forma experimental en la Guerra de Corea. En febrero de 1950, el general de brigada William Creasy, responsable del programa de armas biológicas del Cuerpo Químico, notificó al Departamento de Defensa que tres agentes habían sido probados con éxito en ensayos de campo con la munición más avanzada (M33 / M114 aerosol y bomba de 500 lb). 

Documentos desclasificados establecen más allá de toda duda que los Estados Unidos en 1951 tenían algunos suministros y capacidades necesarios para el uso de armas biológicas. Pero, ¿tenía las estructuras operativas para entregarlos a un frente de guerra?

Estos episodios apoyan las acusaciones hechas en febrero-marzo de 1952 por China y Corea del Norte de que Estados Unidos estaba empleando agentes biológicos. El primer ministro chino, Zhou Enlai, advirtió en una transmisión de radio que cualquier fuerza estadounidense atrapada usando armas biológicas sería tratada como criminales de guerra.

El documentado libro de Stephen Endicott y Edward Hagerman (bien amerita una reproducción total) concluye que:

- La decepción expresada por el liderazgo militar estadounidense en el progreso de su programa de guerra biológica en 1953 es consistente con los informes chinos sobre los resultados de lo que consideraron un uso experimental de armas biológicas en China y Corea. Los experimentos no tuvieron éxito en el inicio de epidemias a gran escala en la zona de batalla o a lo largo de las líneas de transporte del enemigo. La historia oficial china de la Guerra de Corea establece que el ejército chino sufrió menos de 400 bajas por los ataques con armas biológicas en 1952. Este informe, si es exacto, tiende a confirmar los sentimientos estadounidenses de decepción por sus esfuerzos. Los relatos chinos dan muchos ejemplos de víctimas civiles como resultado de lo que se consideraron ataques de guerra bacteriológica contra la población en general, pero no cifras generales.

- Si bien los científicos e ingenieros militares estadounidenses no habían podido lograr un agente germinativo que produzca epidemias, letal y fácilmente diseminado para su uso en condiciones de campo de batalla, la evidencia sugiere que durante más de un año y medio Estados Unidos intentó hacer precisamente eso y aún lo niega. Este es un agujero negro en la historia militar de Estados Unidos.

- La amenaza para el planeta de las armas de destrucción masiva (biológicas, químicas y nucleares) no reside principalmente en algunos países pobres y débiles del mundo, sino principalmente en países poderosos como el propio Estados Unidos y sus aliados más cercanos. La amenaza proviene de una cultura política que permite al poder ejecutivo y al ejército mentir al Congreso y al pueblo estadounidense, y proceder, a pesar de las restricciones morales y legales, para introducir armas de destrucción masiva como las armas biológicas en tiempos de crisis. 


       Instantáneas de la guerra de Korea

Fuentes:

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