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12 febrero 2015

Bashar Al-Assad, el oftalmólogo de la auténtica resistencia siria.




“No soy una marioneta, no fui creado por Occidente y no iré a Occidente ni a ningún otro país. Soy sirio, debo vivir y morir en Siria”.  Bashar Al-Assad.



por: Tito Andino U.



Desde el punto de vista geográfico, en muchos territorios árabes, en especial en las remotas zonas desérticas del Medio Oriente y África del Norte, a pesar de las fronteras existentes, hay espacios estatales sin control gubernamental, ahí, en esos sitios, es donde predomina una excepcional administración de tipo tribial y familiar, para quienes las demarcaciones fronterizas son inexistentes y donde la tutela del Estado no llega nunca.

Esa idiosincrasia y la formación cultural de la población árabe musulmana siempre conservan la tendencia de buscar un líder natural que ejerza el papel de guía de su nación, eso desde tiempos remotos, incluso antes de la aparición del Islam y la posterior interacción con las políticas de estado. Un líder significa para el musulmán el guía secular que garantiza la armonía entre la ley y la religión.

Para nadie es extraño que líderes políticos del Medio Oriente se perpetúen en el poder y que inclusive haya una fase de sucesión, al estilo monárquico, nada raro, es el reflejo del principio natural del liderazgo que prevalece en esa cultura que sigue manteniendo, en amplias zonas, rasgos tribales, consejos de sabios o de ancianos, clanes y tribus, un sistema legal basado en la tradición y costumbre (derecho consuetudinario), todo un conglomerado de aspectos difíciles de digerir para una sociedad “moderna” y “democrática” como la occidental. 

En general, el mundo árabe no es muy afecto y, en ciertos casos desconoce, lo que nosotros llamamos democracia basada en derechos individuales fundamentales garantizados por una Constitución Política estatal. Así, por citar un ejemplo, El Reino de Arabia Saudí, carece de una Carta Magna, esa monarquía proclama que la Ley debe dictarse en armonía con el Corán y la tradición. 

Otrora, con la llegada de los Imperios foráneos y la supremacía de la fuerza militar, la civilización árabe fue paulatinamente infiltrada y sus líderes contemporáneos no han tenido otro camino que forjar alianzas políticas con sus dominantes, es así como se ha dado desde el siglo XX –preferentemente - una extraña simbiosis entre los imperios occidentales (británico, francés, etc, y luego con los Estados Unidos al surgir como potencia mundial) y las monarquías arábigas. Una convivencia de intereses mutuos, de poder y dominio regional, manipulación de la fe, negocios de petróleo, armas, drogas y más hechos que forjaron una coalición de conveniencias, pero nunca exenta de traiciones.

Con estos antecedentes, en la Siria actual, muchísima gente, confiada en la buena “fe” de la prensa comercial occidental, se creía a pie juntillas que los valerosos “rebeldes” sirios luchaban contra un “tirano” oftalmólogo que recibió, como legado, el cargo que su difunto padre ostentaba. Bashar Al-Assad siempre fue objeto de burla por las monarquías absolutistas e intolerantes del Golfo, no porque representaba al “malo”, sino por su formación profesional, un médico que, al contrario de otros líderes árabes, se formó académicamente en su propio país (su especialización en oftalmología la realizó en Londres) y nunca tuvo aspiraciones ni formación política, hasta que fue llamado en 1994 tras la muerte de su hermano Basel.

Para el mundo árabe, en especial para los reinos wahabíes que intentan manejar la política exterior del mundo islámico, Bashar Al Assad no representaba nada, ni siquiera en su familia. Su padre, Hafez, veía en sus otros hijos, sobre todo en Basel al futuro presidente. Para Bashar, sin embargo, el destino le deparaba otras tareas, quizás la más dura para la que él no se había preparado, enfrentar el caos y la destrucción de su país por parte de invasores extranjeros, en su mayoría provenientes de tierras árabes, pero financiados, armados y equipados por las potencias occidentales y las susodichas monarquías.  

Es casi seguro que las retrogradas monarquías wahabíes del Golfo (Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos) veían en la formación de Bashar Al Assad una debilidad, un hombre que no tendría el temple de enfrentar la cruel acometida que desataron esos reinos contra su pueblo; pero, se equivocaron, Bashar, el oftalmólogo, resultó estar a la altura del duro reto, dotado de un carisma y liderazgo innato, ha logrado mantener unificada a la machacada sociedad siria como un ente monolítico férreo y afrontando la amenaza externa.

El Presidente sirio defendió desde el inicio de la invasión el derecho de las minorías religiosas y la prerrogativa innegociable de un estado laico y multicultural, apostó por las reformas constitucionales (ajenas a la cultura árabe) para satisfacer las demandas de cambios (reclamados desde occidente por “los amigos de Siria” y sus portavoces de la “oposición” siria). Estos cambios en la política interna del gobierno sirio contraponen el deseo oculto de una pseudo oposición radical y fundamentalista que proclama el surgimiento de caducos regímenes de gobierno como los emiratos y califatos regidos por la Sharia.

En la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la República Árabe Siria, el 27 de abril del 2011 (tener en cuenta la fecha), el representante de Siria, señor Jafari, señaló:



   Bashar Jafari, Embajador de la República Árabe Siria ante las Naciones Unidas


Han transcurrido más de seis semanas desde el inicio de los actos de violencia perpetrados por grupos extremistas cuyo objetivo fundamental es claramente la caída del Gobierno de Siria… Como bien sabe el Consejo de Seguridad, el Gobierno ha adoptado muchas medidas en respuesta a las legítimas demandas populares, incluido el levantamiento del estado de emergencia, la abolición del Tribunal de Alta Seguridad y la promulgación, por primera vez en la historia de Siria, de un decreto legislativo sobre el derecho de manifestación pacífica. También se han tomado medidas para combatir la corrupción y responder a las demandas populares sobre cuestiones relacionadas con la vida diaria de los ciudadanos sirios. Asimismo, deseo señalar a la atención del Consejo el hecho de que el Gobierno tomará ulteriores medidas para impulsar las reformas en el país, tras las solicitudes de varios miembros del Consejo.
En lugar de replegarse, a la luz de las medidas reformistas adoptadas por los dirigentes sirios, lamentablemente, los partidos que fomentaron las manifestaciones han respondido con más ataques contra posiciones del ejército y destruyendo instalaciones de seguridad, matando a un gran número de miembros del personal de seguridad, mutilando cadáveres, incrementando las consignas de incitación y quemando establecimientos privados y públicos… En respuesta a las demandas populares, el Presidente de la República Árabe Siria se ha reunido con delegaciones de todas las provincias del país, a fin de responder directamente a las quejas y solicitudes de los ciudadanos. El Presidente ha emitido instrucciones para responder a todas las demandas legítimas, incluida la investigación de todos los asesinatos, y ha declarado que todas las víctimas civiles y militares deben considerarse mártires.Ante estas iniciativas de apertura del Estado y sus instituciones, aquellos que están intentando debilitar a Siria han intentado aprovechar el entorno favorable para erosionar la seguridad y la estabilidad del Estado bloqueando carreteras, amenazando a los ciudadanos, forzando a escuelas e instituciones gubernamentales a cerrar sus puertas y llevando a cabo más actos que van en contra de los intereses de los ciudadanos, de su seguridad y de su capacidad para seguir normalmente con sus vidas en todo el país.La campaña dentro de Siria ha ido acompañada de una campaña mediática sin precedentes en la región contra Siria y sus políticas nacionales y árabes. Se ha incitado al terrorismo y al sabotaje. Se ha dudado de las intenciones del Gobierno. En muchos casos, se han distorsionado los hechos en sus mentes. Se ha incitado a los manifestantes a quemar bienes públicos y se han avivado las dudas sobre su posición en los hechos. Se han alentado los actos de violencia y la justificación para los mismos, en un intento de anular y contrarrestar los esfuerzos reformistas del Gobierno. También se han promulgado “fatuas” fuera de nuestras fronteras exhortando a la oposición a las instituciones del Estado y la autoridad.Esa campaña ha ido acompañada de información que confirmaba que partidos oficiales fuera del país han estado financiando actos de sabotaje contra Siria, su pueblo y sus dirigentes y son responsables de la incitación de los mismos. Me referiré, por ejemplo, a un artículo publicado en el Washington Post fechado el lunes 18 de abril, en el que se afirma que desde el año 2006 el Departamento de Estado ha proporcionado hasta 6 millones de dólares a diversas figuras de la oposición siria a fin de mantener una emisora de televisión por satélite llamada ‘Barada’, con sede en Londres. Además, desde 2005, el Gobierno de los Estados Unidos proporciona apoyo financiero a figuras de la oposición siria. Todo ello es parte de una campaña a largo plazo que, según el Washington Post, “va dirigido contra el régimen del Presidente Bashar Al-Assad”….Las autoridades, conforme a la responsabilidad que les incumbe de proteger el territorio de Siria y sus fronteras con los países vecinos, han requisado numerosos cargamentos de armas destinados a grupos que pretenden socavar la estabilidad y la seguridad en el país. Ha quedado demostrado que esas armas fueron enviadas desde el extranjero por grupos de extremistas religiosos a sus agentes en el interior del país con el objetivo de matar a personas inocentes, incendiar edificios públicos y privados y, en definitiva, provocar el caos en el país. Resulta natural que, ante semejantes circunstancias, el Estado asumiera como haría cualquier otro Estado ante amenazas y peligros similares— su responsabilidad fundamental de atender las peticiones de sus ciudadanos, que venían disfrutando de una situación de paz y seguridad.Las autoridades sirias están convencidas de que estos círculos extremistas no desean reformas; pretenden derrocar al Gobierno recurriendo al asesinato y al caos. Por lo tanto, es natural que las autoridades sirias hayan atendido las peticiones de protección de sus ciudadanos frente a las acciones de esos grupos terroristas extremistas y de restauración del orden en el país. Siria no ve ninguna justificación para que se debata esta cuestión en el Consejo de Seguridad… Nos parecen muy sospechosos los intentos de algunos de transmitir la impresión de que el Estado sirio no protege a su pueblo. Mientras los grupos armados sí han cometido actos de asesinato y destrucción, como he dicho permítaseme subrayar que nadie tiene el derecho de proteger, ni incluso de insinuar que pretende proteger, a esos grupos. El Estado sirio está defendiendo a su pueblo; lo está salvaguardando de las tramas sediciosas que vienen urdiendo los enemigos de Siria con el propósito de socavar su seguridad e independencia. Está contrarrestando la inmensa presión política ejercida por algunos desde el extranjero con la intención de cambiar las políticas nacionales que están al servicio de los intereses del pueblo y de la nación…
Creemos que algunas de las declaraciones que hemos escuchado hoy contra Siria sólo pueden considerarse una manifestación de apoyo al extremismo y al terrorismo. El precio lo pagarán personas inocentes tanto en Siria como en el resto del mundo. La estabilidad y la paz en la región también saldrán perdiendo. No nos parece que la convocación de estas reuniones pueda redundar en interés del pueblo sirio, más aún si los grupos extremistas consideran estas reuniones como una muestra internacional de apoyo tanto a ellos mismos como a sus prácticas ilegales.Reafirmamos que la era del colonialismo terminó. Todos los pueblos del mundo son ahora conscientes de los nuevos métodos a los que recurren algunos Estados para injerirse en los asuntos de otros Estados, ya sea aduciendo la llamada responsabilidad de proteger o la intervención humanitaria, nociones que han sido rechazadas por todos los países en desarrollo, aún cuando se pretenden imponer a través de los foros internacionales, incluidas las Naciones Unidas. Siempre hemos temido que el uso de conceptos tan elevados socave la unidad, la soberanía y la independencia de los pueblos de los países en desarrollo.Siria insiste en que lo que está ocurriendo sobre el terreno no puede de ninguna manera calificarse como manifestaciones pacíficas. De ser así, ¿cómo podrían haber caído tantos mártires entre nuestras fuerzas de seguridad, nuestro ejército y nuestros civiles inocentes? Siria también recalca que seguirá avanzando en el camino de las reformas, tal y como lo anunció el Presidente de la República Árabe Siria. Seguiremos atendiendo las legítimas demandas de nuestros ciudadanos; seguiremos protegiendo su vida y sus propiedades. No permitiremos que el terrorismo o el extremismo maten a nuestro pueblo. Esperamos que los líderes de los miembros del Consejo de Seguridad alienten las reformas nacionales en lugar de pretender hacer caso omiso del camino de reformas ya emprendido y sembrar dudas acerca de los continuados proyectos de reforma acometidos por mi Gobierno, reforma que está en marcha y que proseguirá…”.

En pocas partes del mundo, donde la religión es parte de la política, como en las sociedades islámicas, un pueblo como el sirio, lucha por defender la libertad de cultos, a costa, incluso del sacrificio de miles de soldados sirios. Debemos tener muy presente que el Ejército Árabe Sirio es uno de los pocos (al igual que el libanés) donde combaten codo a codo, en una verdadera hermandad, musulmanes shiíes y  suníes, cristianos, alulíes, drusos, judíos y otras pequeñas confesiones religiosas en defensa de su Patria.

Siempre insistiremos que Siria es un Estado laico, sin privilegios por razones de creencias religiosas. La Constitución de Siria de 1920 (non nata) declaró la división de poderes y la libertad de cultos, estableció que todos los sirios tenían los mismos derechos y obligaciones por ser iguales ante la ley en contraparte a las tradiciones jurídicas islámicas.



    Issam al-Zaherdinne, el General druso del Ejército Árabe Sirio


 muchísima gente en el mundo le consta como soldados cristianos del Ejército Árabe Sirio han ofrendado su vida defendiendo mezquitas de los criminales takfires, reverenciando la fe musulmana los soldados cristianos suelen sacarse sus botas de combate -como señal de respeto al templo que defienden- y suelen caer heridos por las cortaduras que les producen en sus pies los vidrios destrozados fruto del cañoneo de los yihadistas contra las mezquitas. Si, un grupo de vándalos que se declaran combatientes por la fe islámica destruyendo mezquitas. Muchos de esos valientes soldados cristianos han sido capturados por las sanguinarias bandas y sometidos a tortuosa muerte, nadie puede olvidar a esos verdaderos mártires. (Recomiendo ver el documental  "El Diario Sirio", anexo en este blog en la barra lateral derecha).

Todo esto, debe hacernos reflexionar que, en Siria, a pesar del aparente levantamiento –manipulación de sectores sociales y militares– al inicio del conflicto, las cosas han ido tomando su cause: la gente, que en un principio, bajo engaño, se puso en contra del estado sirio, ha advertido el timo que ha sufrido, ha identificado quienes manipulan la conciencia del pueblo con falaces e interesadas desinformaciones.

Los sirios y, la comunidad internacional, se han asombrado al comprobar que, salvo escasos grupos, no eran los sirios quienes proclamaban el alzamiento y la revolución contra el “tirano”. De la noche a la mañana aparecieron decenas de miles de “rebeldes” y “revolucionarios” que en nada se parecían a los habitantes sirios y que ni siquiera hablaban árabe, ni tenían sus costumbres. Eran las bandas de yihadistas mercenarios provenientes del extranjero, grupos radicales que venían de sembrar la “democracia” en Libia. Aquellos incautos sirios engañados también pudieron apreciar como los líderes de los “revolucionarios sirios” no eran connacionales, sino expertos combatientes chechenos, saudíes, qataríes, argelinos, turcos, libios y muchos agentes encubiertos franceses, israelíes, británicos, etc.

Ante esa disyuntiva, aquellos renegados sirios hicieron lo correcto, encaminar sus pasos por el sendero de la razón, aunque no apoyen al jefe del gobierno, lo primordial es defender a su Patria de la agresión.

Hoy, miles de sirios (se estima que alrededor de quince mil hasta la fecha), engañados por el grupo de países autodenominados “amigos de Siria” y que torpemente creyeron a los militantes extranjeros, han bajado las armas. La ley siria les garantiza su seguridad y derecho a vivir con decoro dentro de su país, en sus casas (o lo que queda de ellas tras la salvaje destrucción), cientos de desertores del ejército y civiles sublevados, al reincorporarse al estado de derecho, prestan sus servicios nuevamente en las unidades de la defensa nacional, de las fuerzas armadas o de la policía. Otro ejemplo de que en Siria no existe el “tirano” que los medios de desinformación masiva internacional nos venden todos los días en sus tiradas noticiosas. 















La prensa comercial occidental, sobre todo los medios de habla inglesa, está comprometida al servicio de los intereses de los Estados Unidos-OTAN, son la fuente de desinformación a nivel global. Sus articulistas, con un guión prefabricado, al estilo “Hollywood”, no guardan el más mínimo grado de justicia para una nación que resiste una invasión extranjera maquillada de “oposición” interna. Por ejemplo, el mero hecho de dar protagonismo y citar constantemente los incendiarios comentarios del senador John McCain, confirma lo evidente, tergiversado, malicioso y afrentoso de la “noticia” que correrá como pólvora por el mundo, citar como fuente creíble al gángster McCain es una afrenta, no al lector, sino a las victimas de esa política, el senador McCain es una víbora que fomenta en sus viajes internacionales la guerra y la destrucción de todos los que se oponen a la política globalizadora de los Estados Unidos y sus socios.

La prensa comprometida con los poderes fácticos elogia al verdadero terrorismo internacional, se niega, por obvias razones, dar crédito de la verdadera resistencia del pueblo sirio. Los sirios no quieren terroristas asesinos de Al Nusra, del  Estado Islámico (antes ISIS) o del ficticio Ejército Sirio Libre como sus defensores contra el “tirano”. Miles de veces prefieren al “tirano’ que a un montón de dementes criminales que cortan cabezas y comen hígados humanos, que matan impunemente a sencillos ciudadanos musulmanes por no saber recitar de memoria el Corán, que masacran a los cristianos y les cobran impuestos por el simple hecho de ser cristianos y les expulsan de sus tierras, que destruyen a tiro de artillería y explosivos las mezquitas que no son de la corriente que ellos practican.

La población siria, desde el más humilde habitante de los desérticos parajes, miles de veces preferirá al ‘tirano’ contra esas hordas genocidas. Miles de veces lo elegirá porque representa la lucha y protesta contra los genocidas israelíes que impunemente asesinan a musulmanes, mientras los ‘rebeldes’ de Al Nusra y Estado Islámico no se pronuncian en absoluto.

-Qué extraño- se preguntará mucha gente, por qué esos “rebeldes” son socios de Israel? Cuál es la razón para que Israel les proporcione armamento y hospitales para sanar sus heridos?. Esos “rebeldes” que hacen el trabajo sucio, que el estado hebreo no quiere realizar para evitar la crítica internacional pero que coadyuva en la destrucción de los únicos países árabes que pueden oponérsele, no son otros que las milicias terroristas del Frente Al Nusra, organización calificada de terrorista por las Naciones Unidas. Los “rebeldes” se han entregado en cuerpo y alma, incluso, como fruto de esa traición, han ofrecido entregar definitivamente la soberanía del territorio sirio del Golán a cambio que Israel ayude a destruir al “tirano”.

Por eso y muchas otras razones, el pobre y sufrido ciudadano sirio preferirá mil veces al ‘tirano’ Al-Assad que a una aborrecible masa de psicópatas que, en vez de hacer su yihad contra el verdadero enemigo de los estados islámicos se alía con éste (Israel). Mil veces preferirán los sirios al ‘tirano’ que a la humillación pública de los “rebeldes”, quienes vendieron desde el principio su alma y conciencia por un ridículo puñado de dólares a las verdaderas tiranías, representadas por los reinos takfiríes – wahabíes (Arabia Saudí, Quatar y otros estados del Golfo), quienes llevan una guerra de intolerancia contra otros estados musulmanes, por profesar una corriente distinta a su radicalismo, les resulta intrascendente gastar miles de millones de dólares financiando a esos asesinos dispuestos a aniquilar una nación.
 
En este contexto, Bashar Al-Assad representa no solo a su pueblo, ante el salvajismo y la intolerancia y los execrables crímenes que se perpetran contra su nación. 



Bashar Al-Assad constituye un símbolo que personifica la civilización y la verdadera convivencia entre Occidente y Oriente en antítesis con la doctrina del “choque de civilizaciones” que pregonan los agoreros globalizadores del nuevo orden mundial.  Bashar Al-Assad ha logrado con la auténtica resistencia siria paralizar por siempre el plan estadounidense de “Rediseño del Medio Oriente Ampliado”.

No es exagerar decir que el caudillo sirio, con la firmeza heroica de su nación, ha demostrado que no hay poder en el mundo que pueda revertir el auténtico sentir popular, el amor a la Patria.



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