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05 mayo 2025

La Unión Europea prohíbe conmemorar la derrota de la Alemania nazi


            © Foto SCF


¿Debe Europa dejar de reconocer el triunfo contra el nazismo? ¿Realmente puede la Unión Europea prohibir se celebre la victoria del mundo civilizado contra la Alemania nazi? O, ¿será, talvez, que la Unión Europea ahora promete conmemorar la derrota de la Alemania nazi?


Desde la creación de la ONU, incluso durante la Guerra Fría, Francia y la URSS velaron para que cada año la Asamblea General consagrara la resolución prohibiendo la propaganda nazi y su glorificación. Desde octubre de 1966 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 21 de marzo como "Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial", que los principios de igualdad y no discriminación son parte de los Derechos Humanos fundamentales. Fueron precisamente las grandes potencias mundiales quienes solían darnos periódicas "lecciones" de que la discriminación racial es una ofensa contra la dignidad humana ("Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial"). En la práctica, la tradición pasó poco a poco al olvido tras la disolución de la URSS. 

 

Son ya muchos años que Europa y Estados Unidos intentan reescribir la historia de la segunda guerra mundial. El tema ya lo hemos abordado, incluso se ha comprobado como Estados Unidos y sus aliados europeos vienen votando disimuladamente por el nazismo en las Naciones Unidas y el Parlamento Europeo


Observamos que, al menos desde 2005, EEUU vota anualmente en la Asamblea General ONU en contra de una resolución contra el racismo y otras formas de intolerancia, secundados por uno o dos estados más. 

Las cosas dieron un giro brusco el 4 de noviembre de 2022, EEUU "democráticamente" recibió el apoyo de 51 estados en su negativa anual. Implícitamente significa que el nazismo sigue presente "oficialmente" en Europa y EEUU. ¿Por qué?, los hechos anteriores son "inexplicables", pero desde 2014 y más concretamente desde 2022 se debe a la "amenaza" rusa, aunque Rusia aboga cada año por ratificar los postulados de la "Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial". Digámoslo sin eufemismos: la "razón" es porque Rusia ha invadido Ucrania. Y, aquí aparece Ucrania, el socio de siempre de Estados Unidos para rechazar las resoluciones condenando el racismo desde hace décadas. Desde 2022 se sumaron la Unión Europea / OTAN y otros estados solidarios con Ucrania condenando la resolución anual sobre la "Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial", simplemente porque Rusia apoya la resolución. 




Hace un par de años publicamos: "¿Por qué la Unión Europea se abstiene de condenar el nazismo en las Naciones Unidas?". Una curiosa respuesta, digna de risa, fue (según un neonazi que frecuenta las redes sociales): "Porque es una propuesta rusa". Aquel "sabio" nazi al parecer ahora "asesora" a los EEUU y a la UE. El Parlamento Europeo -bajo vigilancia de la OTAN- el 19 septiembre 2019, según la "Memoria Histórica", aprobó -retroactivamente- acusar a la extinta URSS de complicidad con el nazismo para desatar la guerra mundial (?)… Por largas décadas nos enseñaron que EEUU-URSS y otros lucharon juntos por liberar Europa del nazismo. ¿Nos mintieron? Básicamente el nivel argumentativo y cultural ha venido decayendo a marchas forzadas en EEUU-UE. Hoy, en Europa y la América “Libre” se "debate" con histeria y no con historia.   

En los años 30 del siglo XX Francia y la Gran Bretaña, los dos más grandes imperios coloniales del momento, decidieron desatar la guerra en Europa, a inicios de octubre de 1938 fueron Chamberlain y Daladier pactando con Hitler y Mussolini quienes aprobaron despedazar Checoslovaquia. Nadie recuerda hoy en la "democrática" Europa que, sí, en efecto, fueron los totalitarios comunistas de la URSS quienes realizaron el mayor esfuerzo para lograr la firma de un Acuerdo de Seguridad Colectiva en Europa contra la inminente agresión nazi, les negaron ese acuerdo, forzándolos a firmar un pacto de no agresión con los nazis en agosto de 1939 (pacto de no agresión, no pacto de “amistad”). 

Igualmente, recordemos que la "democrática" Europa, el 18 de noviembre de 2020, aprobó la Resolución para "Combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a alimentar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia", que causan "profunda preocupación por la glorificación, en cualquier forma, del nazismo, el neonazismo y los ex miembros de las Waffen-SS". La resolución señala que "la victoria sobre el nazismo en la segunda guerra mundial contribuyó a la creación de las Naciones Unidas, a fin de salvar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra", advirtiendo sobre la propagación de movimientos neonazis, racistas y xenófobos como fenómeno contemporáneo. En esa ocasión, solo los clásicos paladines de la "democracia": Estados Unidos y Ucrania votaron en contra. Casi en los mismos términos, el 16 de diciembre de 2021, la Asamblea General examina el informe sobre la eliminación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, dos votos en contra (Ucrania, Estados Unidos) y 49 abstenciones (UE / OTAN). Se reitera que "toda celebración conmemorativa del régimen nazi, sus aliados y organizaciones conexas, ya sean oficiales o no oficiales, debe ser prohibida por los Estados". En el punto 7 se expresa la "preocupación por los intentos recurrentes de profanar o demoler monumentos erigidos en memoria de quienes lucharon contra el nazismo durante la segunda guerra mundial, así como de exhumar o retirar ilícitamente los restos de esas personas y, a este respecto, insta a los Estados a que cumplan plenamente las obligaciones que les incumben, entre otras cosas, en virtud del artículo 34 del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949". En el punto 10 se destaca: "Condena sin reservas toda negación o intento de negar el Holocausto". 

El 4 de noviembre de 2022 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el texto para la Resolución de ese año (Resolución sobre "Combatir la glorificación del nazismo y el neonazismo") ya resulta "ofensivo" para estadounidenses, ucranianos y sus aliados europeos por mencionar y condenarse el nazismo, sin que se haya señalado a ninguna nación en específico, 105 países votaron A FAVOR de la RESOLUCIÓN. EN CONTRA: 52 países; y, 15 abstenciones. Lo último, el 17 de diciembre 2024, 53 estados se opusieron a la tradicional resolución, 10 estados se abstuvieron. 

 

El significado político de estas votaciones es evidente: casi todos los miembros y socios de la OTAN/UE hoy respaldan el neonazismo ucraniano. Ucrania viene glorificando su pasado nazi como parte fundamental de su cultura política (la Ucrania occidental más no las regiones separatistas de habla rusa). El voto ucraniano en las resoluciones contra el nazismo en la ONU siempre ha estado presente por décadas, tan sencillo como observar su afinidad con la ideología nazi. Tan simple como eso. 




Un hecho histórico que martiriza a los Estados Unidos y a las antiguas y actuales potencias coloniales europeas (las mismas de siempre) constituye la victoria soviética sobre la Alemania nazi, visto esto en la actualidad es reconocer la capacidad económica y militar de Rusia, el "tradicional" enemigo ideológico del mundo "civilizado". En estos momentos la Unión Europea aprovecha los 80 años de la victoria contra el nazismo para seguir haciendo el ridículo mundial atribuyendo a Rusia la desgracia de haber vencido al nazismo, no hay otra explicación. El  Parlamento de Europa y otras instituciones están conformes en falsear y denigrar la historia. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, es rotundo al respecto: La UE está abiertamente dispuesta a retomar la ideología nazi europea. "No existe una palabra para describir esta idea. De hecho, no me cabe la ironía, es alucinante cómo la Unión Europea está abiertamente dispuesta a retomar la ideología nazi europea. Por supuesto, no lo toleraremos y haremos todo lo posible para que esta ideología se mantenga agachada, se elimine de una vez por todas y Europa recupere sus valores". Clarificando, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas intimidó a líderes europeos que quieren visitar Rusia para conmemorar el Día de la Victoria. Kallas fue enfática, la UE no ve con buenos ojos que países candidatos a adherirse a la UE participen en el desfile del 9 de mayo en Moscú.

El boicot a las celebraciones del 80º aniversario de la Victoria contra el nazismo (y el fascismo en general) es una afrenta contra la "libertad" europea, ya que rememora el hecho de que fue la Unión Soviética el factor vital y artífice del triunfo sobre la Alemania nazi. Por ello, los países europeos recibieron la orden de boicotear las conmemoraciones (que tampoco es un acto de hoy, esto viene aconteciendo desde hace una década). Esto viene implícito por cuestiones políticas en las relaciones Europa - Rusia; y lógico, tiene que ver con la guerra de Ucrania, fomentada desde Occidente.

Para Thierry Meyssan y otros expertos politólogos, Rusia intenta desnazificar Ucrania, contradiciendo la "opinión" occidental de que no hay nazis en Ucrania y que la única intención rusa es invadirla. Meyssan demostró casos análogos en los países bálticos evidenciando que estamos ante una estrategia deliberada de la OTAN para que nuevos países se opongan ante la ONU a la tradición de ratificar la resolución contra la glorificación del nazismo

Tras la muerte del presidente Roosevelt, "la CIA, y en menor medida el Departamento de Defensa, se convirtieron en escondites de antiguos nazis. Durante la Guerra Fría, los anglosajones los colocaron en puestos de responsabilidad en numerosos países del "mundo libre", desde Chile hasta Irán. Llegaron incluso a crear un grupo criminal internacional, la Liga Mundial Anticomunista, para coordinar sus esfuerzos contra todos los movimientos de izquierda del Tercer Mundo" (Meyssan). 

La Unión Soviética condenada a la extinción en 1991, dio paso a la reaparecieron en la palestra pública de aquellos  clandestinos grupos racistas ucranianos aliados de los nazis, los angloamericanos no titubearon  en darles cobijo y respaldar futuros proyectos de los denominados "nacionalistas integrales" de Ucrania, seguidores de Dmytro Dontsov y Stepan Bandera, que se colocarían en las sombras del poder en 2014. 

Desde 2016, la polaca Anna Fotyga, eurodiputada y luego directora de la administración presidencial polaca, presentó en Estrasburgo una resolución sobre comunicaciones estratégicas, involucrando a la UE en la guerra de la información contra Rusia y, en apariencia, contra los islamistas (Centro de Comunicación Estratégica de la OTAN), de allí surgió en el Parlamento Europeo la resolución sobre "la importancia de la memoria europea para el futuro de Europa" (19 de septiembre de 2019) en que acusa a la URSS de compartir los objetivos del Imperio nazi, desatando la Segunda Guerra Mundial (?!) 


Como bien señala Meyssan, los neonazis o "nacionalistas integrales", pueden ejercer el poder en Ucrania sin plantear el más mínimo rechazo en Occidente, la democracia europea pretende ignorar que la Constitución ucraniana es la única del mundo que decreta, en su artículo 16, que "preservar el patrimonio genético del pueblo ucraniano es responsabilidad del Estado".  


Todo esto no debería sorprendernos en un momento en que las mismas autoridades occidentales nos explican con una sonrisa que los yihadistas de Al Qaeda y Daesh, recién puestos en el poder en Damasco por los anglosajones, no son más que «islamistas ilustrados»". 

Para no prolongar lo evidente, enlaces a nuestros análisis pasados referentes al tema quedan disponibles en las notas a pie de página. 

Estará saciada la interrogante del ¿por qué la Unión Europea viene absteniéndose de condenar el nazismo en las Naciones Unidas y en su propio Parlamento? Otra cuestión: ¿Qué decidirá el "fascista" Trump respecto a la resolución de la ONU en 2025, tomando en cuenta que deberá decidir sobre su "aliado" antifascista (Rusia)?



   II parte 

La Unión Europea prohíbe conmemorar la derrota de la Alemania nazi 


Soldados soviéticos listos para arrojar en la Plaza Roja varios estandartes, banderas y emblemas nazis durante el Desfile de la Victoria sobre la Alemania nazi, Moscú, 24 de junio de 1945

 

Fundación de Cultura Estratégica, 

Título original: “European Union bans commemorating the defeat of Nazi Germany” 


La Unión Europea advierte a los líderes europeos que no asistan al 80.º aniversario del Día de la Victoria en Moscú el 9 de mayo


Aparentemente, la justificación de dicha prohibición es que Rusia supuestamente libra una guerra contra Ucrania y amenaza al resto de Europa, según la UE. Esa es una forma de verlo. Otra forma de verlo es que el conflicto en Ucrania es una guerra indirecta patrocinada por la UE y la OTAN para derrotar a Rusia, ocho décadas después del fracaso de la Alemania nazi. Las élites europeas, que han llegado a dominar la formulación de políticas, comparten la misma mentalidad fascista. 

No es de extrañar, entonces, que se opongan a asistir al evento del 80.º aniversario en Moscú el próximo mes. Necesitan mancillar ese evento encubriendo sus políticas despreciables. 

El evento que conmemora la derrota de la Alemania nazi y el fascismo en Europa es una fecha histórica de enorme importancia para todo el mundo. Hace ochenta años, el 9 de mayo de 1945, el Ejército Rojo Soviético aplastó al régimen nazi en Berlín, poniendo fin así a la guerra más terrible de la historia de la humanidad. 

Hasta 27 millones de ciudadanos soviéticos, quizás más, dieron su vida en la épica lucha para derrotar a la Alemania nazi y a sus aliados europeos fascistas, como la Francia de Vichy, Italia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Finlandia y los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania. 

Rusia tiene el honor de liberar a Europa del mal del fascismo. En comparación, los otros aliados antifascistas de Estados Unidos y Gran Bretaña sufrieron menos del 5% de las bajas que sufrieron los ciudadanos soviéticos. 

Resulta apropiado que muchos líderes internacionales asistan al desfile del Día de la Victoria en Moscú este año, entre ellos Xi Jinping de China y Narendra Modi de India. Sin embargo, muchos otros no estarán en Moscú, lo cual es lamentable. El presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro británico Keir Starmer deberían estar presentes para rendir homenaje a los soldados y civiles que sacrificaron sus vidas. Lamentablemente, la política tóxica que ha envenenado las relaciones entre los estados occidentales y Rusia ha imposibilitado dicha participación

Lo que resulta aún más atroz, sin embargo, es la prohibición explícita de que los líderes europeos asistan a las celebraciones en Moscú. Kaja Kallas, comisaria de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, advirtió que cualquier político que viajara a Moscú se enfrentaría a graves consecuencias. Kallas, ex primer ministra del pequeño estado báltico de Estonia, fue nombrada el año pasado máxima responsable de la política exterior de la UE. 

Uno de los que desafía las órdenes es el primer ministro eslovaco, Robert Fico. Este reprendió a Kallas por atreverse a decirle, como líder de una nación soberana, adónde ir y adónde no. Añadió: “Iré a Moscú a rendir homenaje a los miles de soldados del Ejército Rojo que murieron liberando Eslovaquia”. Fico fue elegido con una plataforma que abogaba por relaciones amistosas con Rusia y el fin de la guerra indirecta de la OTAN en Ucrania. Se ha opuesto sistemáticamente al envío de más ayuda militar al régimen de Kiev. El año pasado, Fico sobrevivió a un intento de asesinato en el que fue baleado por un hombre armado motivado por políticas proucranianas. 

Cabe destacar que las sanciones de la Unión Europea a los políticos que asisten a la conmemoración del Día de la Victoria en Moscú se dirigen a los países candidatos a unirse al bloque de 27 miembros. Kallas amenazó con cancelar su candidatura. Entre ellos se encuentran las naciones balcánicas de Albania, Montenegro, Macedonia del Norte, Bosnia y Herzegovina y Serbia, además de Moldavia y Georgia. 





No obstante, el presidente serbio, Aleksander Vučić, declaró que viajaría a Moscú a pesar de la intensa presión de Bruselas. "Estamos orgullosos de nuestra lucha contra el fascismo, y esa fue la razón principal por la que acepté la invitación", declaró Vučić. No obstante, habló de la siniestra influencia que ejerce sobre su gobierno. "Me parece que se me va a caer el cielo encima debido a la presión que rodea el viaje a Moscú", declaró el presidente serbio, quien añadió que su país estaba siendo desestabilizado por agitadores externos. 

La indecorosa controversia sobre el desfile del Día de la Victoria en Moscú sirve para poner de relieve las crecientes tendencias malévolas de la UE. La centralización del poder político del bloque se vuelve cada vez más autoritaria y hostil hacia Rusia. Cualquier disidencia entre los miembros de la UE que cuestione el apoyo del bloque a la guerra indirecta en Ucrania es reprimida sin piedad con amenazas de sanciones políticas y económicas. El liderazgo de la UE, bajo el mando de autócratas rusófilos como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y Kaja Kallas, está implicado en la supresión de elecciones en Rumanía, Moldavia y Georgia para impedir la participación de partidos que exigen el fin de la guerra en Ucrania y unas mejores relaciones con Rusia. El reciente y dudoso procesamiento en Francia de la política nacionalista Marine Le Pen, quien ha criticado la guerra indirecta de la OTAN, es otro ejemplo funesto de las medidas de la UE para reprimir la disidencia. 

Resulta sorprendente cómo la UE ha llegado a operar como un bloque fascista. Las decisiones políticas sobre la financiación de un régimen neonazi en Ucrania para librar una guerra indirecta contra Rusia las toman élites rusófobas sin ninguna rendición de cuentas democrática. Irónicamente, la Unión Europea, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2012, se ha transformado en un eje militarista donde la economía civil se subordina a un afán bélico desmesurado, supuestamente para hacer frente a la agresión rusa

Durante varios años, la UE ha estado derivando hacia esta nefasta manifestación. El bloque está dirigido por personas como Von der Leyen, cuyo padre, un político alemán, tenía afiliaciones nazis. Los Estados bálticos que erigen monumentos a colaboradores nazis están ahora sobrerrepresentados en las oficinas de formulación de políticas de la UE. Es apropiado, aunque aborrecible, que el bloque esté hoy aliado con un régimen neonazi en Kiev que honra a fascistas ucranianos como Stepan Bandera y Roman Shukhevych, y muchos otros que colaboraron con el Tercer Reich en el exterminio de millones de personas hace ocho décadas. 

Un hito vergonzoso fue la aprobación de una resolución del Parlamento Europeo en 2019 que equiparaba a la Unión Soviética con la Alemania nazi al supuestamente iniciar la Segunda Guerra Mundial. Rusia condenó ese revisionismo político. Ahora, se ha alcanzado un nuevo mínimo de degeneración. La UE prohíbe los homenajes a quienes derrotaron al nazismo.




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