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25 julio 2020

Estados Unidos: Política, religión y racismo "igualitario".


Primera Parte 

Los "Hermanos Cristianos" en los Estados Unidos

Por Tito Andino U.

En la segunda parte de esta entrega daremos revista a una interesante ponencia de Thierry Meyssan, sobre política y religión, "Estados Unidos, del racismo al ‎racismo igualitario‎". Sin embargo, es necesario previamente puntualizar algunas cuestiones de fondo que no enfoca el artículo del internacionalista francés. En los Estados Unidos existe un grupo de “hermanos” de la más recalcitrante derecha fundamentalista cristiana que conserva una simbiótica relación con la ideología hitleriana y que, incluso, controla el fundamentalismo islámico. (El tema ampliado puede consultarse AQUÍ).

El vínculo se da a través de contactos políticos al más alto nivel, negocios petroleros, transnacionales, banca internacional, tráfico de drogas, blanqueo de dinero. Nos referimos, naturalmente, a la "Hermandad Musulmana" y su alianza con los Fundamentalistas Cristianos de Norteamérica

En realidad a estos grupos de poder no les interesa para nada la religión, se valen de ella. Su único amor y religión es el dinero y el Poder. A la “masa sucia” nos tienen enfrentados entre musulmanes, cristianos y judíos - “guerra de civilizaciones”- lo llaman.  No obstante, hay gente del Poder estadounidense, entre los "Puritanos" y "Evangélicos" que se creen a pie juntillas las profecías y mensajes mesiánicos. 

Esos ´Hermanos´ fundamentalistas cristianos integran la "Fellowship Foundation” (también conocida como “The Fellowship Brotherhood”). ¿Conoce usted quién organiza cada mes de febrero, desde hace más de medio siglo, el “Desayuno Nacional de la Oración”, en Washington D.C., al que suelen concurrir miles de políticos, hombres de negocios y religiosos, donde “oran”, junto al presidente de los Estados Unidos y adornándose, además, con una bonita retórica política?. Si, exacto, es la "Fellowship Foundation", sombría y poderosa multinacional fundada en 1935 por un inmigrante noruego y predicador metodista, pro-nazi, Abraham Vereide. 


Y aunque parezca contradictorio, dentro de la "Fellowship" no hay solo  puritanos y protestantes evangélicos, destacan católicos conservadores, judíos ortodoxos, judíos seglares neoconservadores, fundamentalistas suníes, musulmanes wahabíes, budistas e hinduistas, todos son activos cooperantes de un proyecto que se sirve de Jesús para justificar su acceso a la más altas esferas del gobierno y los negocios. 


Febrero 2015, la presencia del Dalai Lama en el Desayuno Nacional de Oración, también contó con la presencia de Barack Obama y líderes musulmanes.

Conforme analizó el afamado investigador Daniel Estulin (en su libro "Los señores de las sombras"), la "Fellowship Foundation" es una enorme y monstruosa conspiración que desafía la imaginación, una conjura criminal de lunáticos religiosos, fascistas medievales, demagogos delirantes del ‘Final de los Tiempos’, pedófilos, beatos y católicos de nombre que se amparan en el cristianismo y el patriotismo. 

Los multimillonarios industriales, los ricos empresarios, los políticos conservadores, los cristianos de derecha y los manipuladores religiosos de masas de la más baja ralea, conforman una confabulación llamada simplemente “La Familia”. Manipulan la opinión pública e influyen en el gobierno de los Estados Unidos, si es que no lo controlan en su casi totalidad. Tienen su Central en Arlington – Virginia, todos los miembros de la “Familia” son soldados del ejército de Dios y se llaman “hermanos en Jesús”. Presentando a “Jesús” a hombres poderosos, ésta organización cuasi clandestina ha logrado cambiar radicalmente el panorama político de la diplomacia estadounidense.

A los políticos les encanta entrar en el grupo porque para ellos es el modo de eludir responsabilidades de sus actos”. Un ejemplo: El “Hermano” Jerry Boykin, ex jefe militar de Inteligencia de la Secretaria de Defensa en el Pentágono, manifestó repetidamente ante grupos cristianos que el presidente George W. Bush fue elegido por Dios para dirigir la lucha global contra Satanás.

Existen personas dentro de estas organizaciones que literalmente quieran convertir la Tierra en un infierno (guerra convencional y nuclear). El fundamentalismo cristiano “anhela” la llegada del ‘Fin de los Tiempos´, están más activos que nunca. Algunos son posmilenaristas, creen que Jesús no regresará hasta que pasen mil años de dominio cristiano en la Tierra. El deseo de un reino milenarista no es nada nuevo en la historia. Hitler planeaba un “Reich de mil años” en el planeta. De hecho, el reino del “milenio” no es ninguna casualidad estrambótica.

Así como los fundamentalistas islámicos aceptan el terrorismo como arma moral, ¿pueden hacer lo mismo los fundamentalistas cristianos y charlatanes milenaristas?. Sí. Respecto a ese extraño vínculo entre la derecha estadounidense, la ‘Hermandad Musulmana’ y el fundamentalismo Cristiano nos remitimos a nuestro trabajo sobre la "Hermandad Musulmana" (nota a pie de página).

Esa ideología (no debe ser vista como creencia religiosa) ha logrado que la población devota acepte como algo irremediable "su" destino. El fundamentalismo religioso, cualquiera sea la Fé, solo puede llevarnos al camino de la autoinmolación. La cuestión es, ¿quién es más peligroso? El yihadismo intolerante con cientos de candidatos a inmolarse con explosivos o, ¿el fanático fundamentalista cristiano enquistado en el Poder que puede acceder al 'botón nuclear'?

Del libro “El Legado Mesiánico”, de Michael Baigent, Richard Leigh y H. Lincoln (autores del clásico “El enigma Sagrado") resumimos que el moderno fundamentalismo de Norteamérica se origina en el puritanismo del siglo XVII. Su concepción: Hay gente “elegida” que se complace en tener un “pacto” especial con Dios. Entre los “elegidos” se incluyen aquellos personajes que son hoy venerados como “Padres Fundadores” de los Estados Unidos. En este caso, el cristianismo pasó a ser sinónimo de los valores de la Norteamérica conservadora.






Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos junto a sus amigos fundamentalistas calificaron a la extinta Unión Soviética como el “Imperio del Mal”, en el estricto sentido religioso y no metafórico. Para Reagan y otros de su especie, el “anticristo” era la URSS. Algunos estudiosos de las creencias de Reagan están convencidos que la ideología del Armagedón fue la raíz de la política exterior y militar-nuclear de Reagan en relación con la URSS. Los fundamentalistas de la era Reagan pensaban que estaban en guerra contra el “anticristo”, encarnado en el comunismo (todavía hay políticos insensatos de la derecha española que se desagarran la camisa públicamente para "evitar" la llegada del "comunismo").

En 1980, durante la campaña para ser nombrado candidato de su partido a la presidencia, Ronald Reagan, en una entrevista que le hicieron en la televisión, dijo: «Puede que seamos la generación que verá el Armagedón».  Para que la gente “piense” igual que Dios, nos tuvo al borde de la tercera guerra mundial nuclear. Reagan estaba convencido que la batalla final de la tercera guerra mundial, es decir, el Armagedón, se librará en alguna parte del Oriente Medio (Megido, actual Israel). Hablamos de un anticipo mesiánico, de histeria apocalíptica de lo que llaman “los Últimos Días”. El “anticristo” (la URSS, ahora tiene que ser algo diferente) luchará contra las “fuerzas de Dios” (encarnados en los Estados Unidos). 


Como todo está escrito en la Biblia, ya conocemos al ganador de antemano, los Estados Unidos, es decir, “Las fuerzas de Dios”, bajo mando de Jesús vencerá la partida. Y, con una ligera variante, es la misma ideología que difundieron los "revisionistas" neo-nazis ultracatólicos, "Traian Romanescu" y Salvador Borrego.

Pero eso no es todo. Existe un mensaje con esta amenaza apocalíptica:

Si te arrepientes ahora, si concientes que te “salven” (los predicadores) y, si das una contribución monetaria a la iglesia, “se le ahorrará toda la carnicería transportándolo a un lugar seguro hasta que se haya resuelto el conflicto. En una variante de este tema, ciertos predicadores fundamentalistas hablan de un momento en la generación presente en que los fieles serán «arrebatados»” (Michael Baigent, Richard Leigh y H. Lincoln: “El Legado Mesiánico”).


El peligro consiste en que, algunos de estos modernos fundamentalistas norteamericanos enquistados en el poder de la nación nuclear más poderosa del mundo, se creen literalmente todo, como fue el caso del ex presidente Ronald Reagan. 


El presidente Trump y el vicepresidente Pence, recibiendo las bendiciones de los líderes evangélicos de los Estados Unidos quienes respaldan al actual mandatario.

Esta clase de personas se han resignado, para ellos el Apocalipsis es inminente y esperan tal suceso para salvar su “alma”, proclaman estar listos para ingresar en el selecto club de la eterna felicidad celestial con el milenario “Reino de la Segunda Venida”.


Concluyen los afamados investigadores que, 


Si se tolera que la histeria del fundamentalismo norteamericano se convierta en una profecía de esas que por su propia naturaleza contribuyen a cumplirse, una profecía adoptada y aceptada nada menos que por la Casa Blanca, el resultado bien podría ser, de modo harto literal, el fin del mundo. Este fin del mundo no sería el retorno extático de sadoquitas muertos hace siglos y que, cogidos de la mano, darían saltitos por los Campos Elisios, sino la lenta y asfixiante agonía de un invierno nuclear. Si ese es el único sentido que cabe encontrar en la era moderna, verdaderamente la humanidad está en bancarrota y Dios -comoquiera que lo conciban las diversas confesiones- sencillamente habrá malgastado su tiempo”.


Según un comentario en la red social Timblr, a esta lista le faltó agregarse un "pinchazo teocrático de cristofascista". El actual vicepresidente de los Estados Unidos es un devoto cristiano evangélico que anhela la presidencia. Los votos de esta comunidad son decisivos en cualquier elección. Por ejemplo, si usted aspira a ser presidente de los Estados Unidos deberá primero reconsiderar su fe religiosa y hacerla pública, usted no puede darse el lujo de despreciar decenas de millones de votos del cristianismo evangélico. Las encuestas demuestran que más del 50% de la población no votaría por una persona que se declara atea, sino pregunten a Mr. Trump. Es la famosa e hipócrita ideología estadounidense del "puritanismo".


Segunda Parte

Estados Unidos, del racismo al ‎racismo igualitario‎

por Thierry Meyssan


Las reacciones ante el asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un ‎policía blanco no tienen nada que ver con la historia del esclavismo en Estados Unidos ‎sino más bien –al igual que la oposición del establishment contra el presidente ‎Trump– con un problema de fondo de la cultura anglosajona: el fanatismo puritano. ‎Para entender los acontecimientos actuales en Estados Unidos es importante recordar ‎la extrema violencia interna que sacudió ese país durante las dos guerras civiles ‎estadounidenses: la Guerra de Independencia y la Guerra de Secesión. Pero, ¡cuidado! ‎Lo que la clase política estadounidense predica ahora es un racismo igualitario. Dicho de otra manera: todos iguales… pero separados.



Esto podría ser un cartel humorístico pero por desgracia es un eslogan puritano que debe ‎interpretarse en su sentido más literal. “Black Men are an endangered species”, es decir, “Los ‎hombres negros son una especie en peligro de extinción”.‎

Los Puritanos anglosajones
En 1609, alrededor de 400 fieles de la iglesia inglesa huyeron de su propio país, donde eran ‎considerados fanáticos extremistas, y se refugiaron en la ciudad holandesa de Leiden, donde ‎pudieron vivir según la tradición calvinista, o más exactamente según la interpretación puritana del ‎cristianismo. Probablemente a pedido del rey Jacobo I, enviaron a América dos grupos para ‎luchar allí contra el imperio español. El primer grupo fundó lo que se convertiría en los ‎Estados Unidos de América y el segundo se perdió en Centroamérica. ‎

Posteriormente, los puritanos tomaron el poder en Inglaterra, a través de Oliver Cromwell, ‎decapitaron al rey papista Carlos I, instauraron una República igualitaria (el Commonwealth) y ‎colonizaron Irlanda perpetrando allí grandes masacres contra los católicos. Aquella experiencia ‎sanguinaria fue de corta duración y desacreditó por largo tiempo para los ingleses la noción del ‎Interés General (la Res Publica, expresión latina que da origen a la palabra República).‎

Los 35 Pilgrim Fathers (Padres Peregrinos) zarparon de Leiden a bordo del barco Mayflower, hicieron escala en Inglaterra y ‎cruzaron el océano. Llegaron a Norteamérica en 1620 para ‎practicar allí su religión con toda libertad. Durante su viaje a bordo del Mayflower habían ‎firmado un pacto en el que juraban crear una sociedad modelo –de estricto respeto a la paz y el ‎culto calvinista, vida comunitaria intensa, disciplina social y comportamiento moral estrictos. ‎Crearon la Colonia de Plymouth con la esperanza de construir la «Nueva Jerusalén», después de ‎haber huido del «Faraón» (el rey Jacobo I) y de haber cruzado el «Mar Rojo» (en realidad el ‎Océano Atlántico). Al cabo de un año, organizaron una ceremonia de agradecimiento a Dios por haberlos guiado en su epopeya, celebración que aún se realiza anualmente bajo la denominación ‎de Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) [1]. ‎

Aquellos puritanos, que establecieron su capital en Boston, a 60 kilómetros de Plymouth, ‎imponían a sus mujeres el uso de velo y practicaban las confesiones públicas y los castigos ‎corporales. ‎

En el logo de la poderosísima Pilgrim’s Society, la figura del Padre Peregrino aparece junto al león británico y el águila estadounidense.

Esos hechos no son simples mitos que todo estadounidense debe conocer, son parte integrante ‎del sistema político imperante en Estados Unidos

De los 45 presidentes que han pasado por la ‎Casa Blanca, ocho –entre ellos los Bush– son descendientes directos de los 35 «Padres ‎Peregrinos». A pesar de la llegada de decenas de millones de inmigrantes a Estados Unidos y de ‎las apariencias institucionales, la ideología de los puritanos se mantuvo en el poder durante ‎‎cuatro siglos, hasta la elección de Donald Trump. Un club extremadamente cerrado, la Pilgrim’s ‎Society, reúne –bajo la autoridad de la reina de Inglaterra– a muy altas personalidades británicas ‎y estadounidenses. La Pilgrim’s Society instauró la Special Relationship (Relación Especial) ‎entre Londres y Washington, llegando incluso a designar numerosos secretarios y consejeros ‎durante la presidencia de Barack Obama. ‎

Numerosas ceremonias que debían realizarse este año por los 400 años del Mayflower fueron ‎anuladas debido a la lucha contra la epidemia de Covid-19, entre ellas una conferencia que un ‎ex consejero británico de seguridad nacional iba a pronunciar ante la Pilgrim’s Sociey. Las ‎malas lenguas dicen que la epidemia “terminará” al día siguiente de la elección presidencial… si Trump ‎la pierde, para que ese resultado pueda festejarse. ‎

Entre los cristianos estadounidenses existen dos culturas opuestas: la de los calvinistas ‎o puritanos y la de los católicos, anglicanos y luteranos. Algunas de las 800 iglesias existentes ‎en Estados Unidos se definen resueltamente como pertenecientes a una de esas culturas, que ‎sin embargo existen simultáneamente dentro de la mayor parte de las iglesias estadounidenses ‎ya que el puritanismo carece de corpus teológico definido. Es más bien una forma de pensar. ‎

La Guerra de Independencia de Estados Unidos comenzó en 1773, con el “Motín del Té” (Boston ‎Tea Party). El protagonista de aquel acto de protesta tuvo como abogado defensor a John Adams, ‎otro descendiente directo de uno de los 35 “Padres Peregrinos” y más tarde segundo presidente de ‎Estados Unidos. El llamado a la independencia fue lanzado por el periodista político Thomas ‎Paine, quien no dudó en esgrimir argumentos religiosos, que él mismo no creía ni remotamente. ‎

De cierta manera, la Guerra de Independencia de Estados Unidos es la prolongación, en el ‎nuevo continente, de la Guerra Civil británica que había lidereado Oliver Cromwell. Aquel ‎conflicto resurgirá una vez más, nuevamente en Estados Unidos, con la Guerra de Secesión. En ‎este punto no está de más recordar que la Guerra de Secesión estadounidense no tuvo nada que ‎ver con el esclavismo –al inicio de la guerra, ambos bandos lo practicaban y también ambos ‎bandos lo abolieron durante el conflicto para enrolar a los antiguos esclavos en sus ejércitos. ‎

En Inglaterra, los puritanos fueron derrotados con la República de Oliver Cromwell, pero en ‎Estados Unidos ganaron la Guerra de Independencia y la Guerra de Secesión. El historiador Kevin ‎Phillips, consejero electoral del presidente republicano Richard Nixon –también descendiente de ‎un hermano de uno de los 35 Padres Peregrinos– estudió a fondo este conflicto que ya tiene ‎siglos de duración [2]. Fue así como concibió la estrategia de «la Ley y el Orden» ‎ante el demócrata segregacionista George Wallace durante la elección presidencial de 1968, ‎estrategia que Donald Trump reedita para la elección de 2020. ‎

Todo lo anterior demuestra que las apariencias son engañosas. Las líneas que definen a ‎los bandos no están allí donde todos creen.

- Los puritanos siempre han defendido la igualdad absoluta… pero sólo entre cristianos. Durante ‎mucho tiempo prohibieron el acceso de judíos a los cargos públicos y masacraron a los indios a los que tanto ‎decían amar. Durante la Guerra de Secesión extendieron su igualitarismo a los negros –pero en ‎África austral los puritanos defendieron el apartheid hasta el último momento– dando lugar así al ‎mito que presenta la Guerra de Secesión estadounidense como una guerra antiesclavista. Hoy en ‎día, defienden la idea según la cual la humanidad se divide en razas iguales pero que deben vivir ‎preferentemente separadas y siguen siendo reticentes a lo que llaman «matrimonios ‎interraciales».

- Los puritanos ponen la mentira en el lugar más bajo de su escala de valores. No la consideran ‎una astucia sino siempre como el peor de los crímenes, más grave incluso que el robo y el ‎asesinato. En el siglo XVII castigaban con latigazos el hecho de mentir a un pastor, sin importar ‎la causa de la mentira, así como aún existen leyes estadounidenses que castigan duramente ‎el hecho de mentir a un funcionario federal, sin importar los motivos. ‎

El evangelismo estadounidense

Con el tiempo, sobre todo en el siglo XIX, surgió otra corriente de pensamiento en el seno del ‎cristianismo estadounidense: el evangelismo. Se trata de cristianos de todas las denominaciones ‎que tratan de acercarse al cristianismo original, sobre el cual en realidad no saben ‎prácticamente nada. Por consiguiente, lo que hacen es recurrir ciegamente a los textos sagrados. ‎Al igual que los puritanos, los evangélicos son fundamentalistas, lo cual significan que toman las ‎Escrituras al pie de la letra, como palabra divina, negándose a toda contextualización de los ‎textos. Pero son mucho más pragmáticos que los puritanos ya que tienen una posición de principio ‎sobre todos los temas pero, ante una situación precisa no actúan en función de reglamentos ‎comunitarios sino según su conciencia. ‎

Es fácil burlarse de las absurdas opiniones de los evangélicos contra la teoría de la evolución, pero ‎no se trata de algo fundamental –ellos mismos dejan de lado ese rechazo cuando les parece ‎necesario. Resulta en cambio mucho más importante denunciar la visión puritana de una ‎humanidad dividida en razas diferentes, iguales pero separadas, visión que desgraciadamente casi ‎nadie critica a pesar de sus graves consecuencias cotidianas. ‎

Los puritanos controlaron la política estadounidense hasta 1997, cuando el presidente libertino ‎Bill Clinton prohibió por decreto toda expresión de fe religiosa en las instituciones federales. ‎El resultado fue que la religión se desplazó de la administración hacia el sector privado. Todas ‎las grandes empresas acogieron grupos de plegaria en sus lugares de trabajo. Ese desplazamiento ‎favoreció la aparición pública de los evangélicos en detrimento de los puritanos. ‎

Durante los disturbios frente a la Casa Blanca, el presidente Trump fue ‎a pie hasta la iglesia episcopal Saint John’s para presentarse, Biblia en mano, como el defensor ‎de las convicciones religiosas de todos los cristianos ante el fanatismo de los puritanos.
El regreso del fanatismo puritano
El conflicto entre los puritanos y el resto de la sociedad vuelve a tomar hoy un cariz radical y ‎religioso. En ese conflicto se enfrentan dos mentalidades. Una es idealista, igualitaria –pero en el ‎seno de cada comunidad– y fanática. La otra, a veces más extravagante, comulga con las ‎desigualdades pero es realista. ‎

Después de su fracaso en la última elección presidencial, la puritana Hillary Clinton se planteó la ‎posibilidad de hacerse pastor metodista [3]. Hillary Clinton considera que pecó mucho ‎‎(mantuvo una relación extramarital), Dios la castigó (con la relación de su esposo Bill Clinton con ‎Mónica Lewinsky), pero ella supo hacer acto de contrición (en el seno del influyente grupo de ‎plegaria del Pentágono conocido como The Family [4]) y Dios la redimió. Está convencida de que cuenta con el favor de Dios, se enorgullece de la violencia que ella misma ‎desató contra los pueblos no cristianos, apoya todas las guerras contra los «enemigos de ‎América» (léase de Estados Unidos) y espera ver el regreso de Cristo. 

Donald Trump, por el contrario, no manifiesta ningún interés por la teología, su conocimiento de ‎la Biblia es aproximativo y su fe se limita a lo estrictamente necesario. Considera que ha pecado tanto ‎como cualquier otro pero, en vez de dedicarse a exhibir muestras públicas de arrepentimiento ‎prefiere hablar de logros. Trump duda de sí mismo y compensa su sentimiento de inferioridad ‎mostrando un ego desmesurado. Le encanta la rivalidad con sus enemigos pero sin pretender ‎aniquilarlos. El hecho es que, en vez de pretender continuar guerreando en todas partes, Trump ‎encarna la voluntad de restaurar la grandeza de Estados Unidos («Make America Great Again!»), ‎lo cual lo convierte en ídolo de los evangélicos contra los puritanos. Y además ofrece a ‎los cristianos la opción de reformarse a sí mismos en lugar de tratar de convertir al mundo ‎entero. ‎

Mientras se desarrollaba la campaña electoral de 2016, yo llegué a plantear una interrogante: ‎‎“Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?” [5]. Opinaba que sólo Donald Trump podía permitir que Estados Unidos siguiese siendo ‎una nación, mientras que Hillary Clinton provocaría una guerra civil y probablemente la disolución ‎del país, en un fenómeno similar al fin de la URSS. Lo que está sucediendo desde la muerte del ‎ciudadano negro George Floyd demuestra que no estaba equivocado. ‎

Hillary Clinton durante la campaña electoral previa a la elección ‎presidencial estadounidense de 2016.

Los partidarios de Hillary Clinton y del Partido Demócrata imponen su ideología. Luchan contra ‎la mentira y destruyen monumentos con el mismo fanatismo conque sus antecesores puritanos ‎quemaban a las “brujas” de Salem. Desarrollan una lectura absurda de su propia sociedad, niegan ‎los conflictos sociales e interpretan las desigualdades únicamente en función de la supuesta ‎existencia de razas humanas diferentes. Desarman los departamentos de policía locales y obligan ‎a las personalidades «blancas» a pedir perdón públicamente por gozar de un privilegio invisible. ‎

En el caso de la supuesta «trama rusa», el fin de los procesos judiciales contra el general ‎Michael Flynn, el efímero primer consejero de seguridad nacional del presidente Trump, y el perdón ‎presidencial concedido al ex consejero de Trump, Roger Stone, han suscitado airadas protestas ‎de parte de los puritanos. Ninguno de esos dos personajes había hecho daño a alguien… pero ‎se atrevieron a mentirle al FBI para mantenerlo alejado de la Casa Blanca. ‎

El alcalde de Minneapolis –la ciudad donde fue asesinado George Floyd– fue humillado en público ‎porque se negaba a disolver la policía municipal, acusada de ser «racista». En Seattle, el ‎consejo municipal acaba de ordenar un drástico recorte del presupuesto de la policía municipal, ‎lo cual no molesta a las clases sociales altas –que viven en residencias protegidas por empresas de seguridad ‎privadas– pero priva de protección pública a quienes no pueden darse el lujo de recurrir a tales ‎empresas de seguridad. ‎

La agencia Associated Press y después el New York Times y Los Angeles Times –pronto ‎lo harán seguramente casi todos los medios estadounidenses– decidieron comenzar a escribir la ‎palabra “Negro” (Black) con mayúscula cuando se refiere a la «raza» (sic) [6], pero no harán lo mismo con la palabra “blanco” (white) porque escribir ‎‎“Blanco” (White) con mayúscula es costumbre arraigada entre los supremacistas blancos ‎‎ [7].‎

El Pentágono se planteó rebautizar las bases militares que portan nombres de personalidades ‎históricas sudistas señaladas como «racistas» y todo el personal civil y militar del US Army (el ‎ejército terrestre) recibió un correo electrónico que denunciaba como «de extrema derecha» ‎sostener que sólo existe una raza humana única –lo cual está científicamente demostrado, ‎aunque en el correo electrónico se dice que es una mentira [8]. Esas iniciativas dieron lugar a una ‎enérgica reacción de parte de la tropa, esencialmente partidaria de Trump, y acabaron ‎fracasando pero indican la existencia de una escalada muy peligrosa. ‎

Se trata de decisiones que muestran una pérdida de la racionalidad colectiva.




Notas:
[1] This Land Is Their Land: The Wampanoag Indians, ‎Plymouth Colony, and the Troubled History of Thanksgiving, David J. Silverman, Bloomsbury ‎Publishing, 2019).
[2] The Cousins’ Wars: Religion, Politics and the Triumph of Anglo-America, ‎Kevin Phillips, Basic Books, 1999.
[3] “Hillary Wants to Preach”, ‎Emma Green, The Atlantic, 6 de agosto de 2017.
[4] The Family: The Secret Fundamentalism at ‎the Heart of American Power, Jeff harlet, Harper Perennial, 2009).
[5] «Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de octubre ‎de 2016.
[6] «Racismo y antirracismo para manipular», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de ‎junio de 2020.
[7] Uppercasing ‘Black’, Dean Baquet y Phil ‎Corbett, The New York Times, 30 de junio de 2020.
[8] «El Ejército de Estados Unidos ‎contra Trump», Red Voltaire, 11 de julio de 2020.


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16 junio 2020

La revolución de color finalmente está en casa



     Foto cortesía de Miami Diario

Introducción del editor del blog.
Selección de varios artículos


Antes de dar revista al punto central de esta entrega, es necesario un análisis previo y resumido del tema de actualidad, las protestas en los Estados Unidos contra el racismo. 

Ha llamado la atención internacional una declaración del actual presidente de Irak, Barham Salih, de origen kurdo y político miembro del partido Unión Patriótica del Kurdistán. Hace algunos días en una conferencia de prensa, con mucha ironía, expresó: “Vamos a llevar la democracia a Estados Unidos”, dejando en claro que sería una “intervención pacífica” de la tierra dirigida por el presidente Trump. "Hay que liberar a ese pueblo, no podemos quedarnos impasibles”, insistió Salih ante la sonrisa de los asistentes, "invadir Estados Unidos es lo que haría Estados Unidos". Fuera de las irónicas expresiones manifestó estar horrorizado por las “terribles imágenes de violencia y brutalidad policial” en Estados Unidos y que han sido conocidas en su país a través de las redes sociales.

Por otro lado, citando al internacionalista francés Thierry Meyssan, "Ya no se trata de luchar por la igualdad de derechos para todos, ni de ‎cuestionar los prejuicios de ciertos policías sino de reabrir un verdadero conflicto ‎cultural, lo cual implica el riesgo de hacer estallar una nueva Guerra de Secesión".‎

Se aprecia no solo manifestaciones dirigidas contra el racismo, también contra los ‎símbolos de la historia del país (La Guardia Nacional se movilizó para proteger ‎monumentos), esto ha traspasado fronteras. 

En los Estados Unidos se aprecia claramente un reagrupamiento geográfico conforme la afinidad cultural, un fenómeno percibido desde varias décadas, eso es una mala señal. "La ‎integridad de Estados Unidos estaría en peligro cuando otras minorías, aparte de los negros, ‎se unieran al movimiento de protesta.‎ Eso es precisamente lo que hoy estamos viendo. El conflicto ya no es de blancos contra negros ‎ya que los blancos se han hecho mayoritarios en ciertas manifestaciones antirracistas y visto ‎el hecho que hispanos y asiáticos se han unido a las marchas y que el Partido Demócrata ahora ‎se implica en ellas". ‎

Trump ganó la presidencia al ofrecer una vía alternativa, bajo ‎el lema "America First!", que no es nada nueva, el "sueño americano", es decir, la vía del ‎empresariado contrario al mundo de las altas finanzas, repatriar las  grandes ‎transnacionales al país para fortalecer el empleo en casa. Detractores de Trump, como el general James Mattis, ex secretario de Defensa, afirman que la política de ‎Trump agrava la división en vez de unir.
 ‎
Históricamente no es tan cierto que la "Guerra de Secesión" (1861-1865), ‎usada como referencia por los manifestantes de hoy, haya sido un enfrentamiento del sur esclavista y el norte humanista. La actual protesta inicia de un acto racista –el linchamiento de George Floyd por un policía blanco en ‎Minneapolis– está dando lugar a la destrucción de estatuas de generales sudistas, como Robert ‎Lee, y eso también ha ocurrido en otros países, pero en los Estados Unidos tiene mayor importancia por la participación de varios gobernadores del Partido ‎Demócrata. 

Ralph Northam, gobernador de Virginia por el Partido Demócrata, "anunció el ‎desmantelamiento de una célebre estatua del general sudista Robert Lee, a pedido de ‎manifestantes blancos. Ya no se trata de luchar contra el racismo sino de destruir los símbolos ‎de la unidad del país" (Nota de la red Voltaire).
 ‎
Hay que dejar aclarado que en la "Guerra de Secesión" los dos bandos ‎eran esclavistas y los dos bandos terminaron siendo antiesclavistas. "El fin del esclavismo no fue un ‎logro de los abolicionistas. Simplemente, ambos bandos necesitaban más soldados para enviarlos ‎al frente". ‎

Conforme estudia el caso, Meyssan concuerda que la guerra de secesión enfrentó al sur agrícola, católico y rico contra el norte industrial, ‎protestante y ansioso de riqueza. El conflicto se cristalizó alrededor de la cuestión de los ‎derechos de aduana –los sudistas estimaban que cada Estado debía establecer sus derechos de ‎aduana pero los nordistas querían abolirlos entre los Estados y dejar su control en manos del ‎gobierno federal. 
Hoy, la eliminación de símbolos sudistas, vistos como restos del esclavismo provoca que, ‎en realidad, se rechace la visión sudista de la Unión. "Es particularmente injusto ‎arremeter contra la memoria del general Robert Lee, quien puso fin a la Guerra de Secesión ‎al rechazar la adopción de una táctica de acciones de guerrillas para proseguir el conflicto desde ‎las montañas y optó por la unidad nacional".
  ‎
"Hoy en día, las antiguas nociones estadounidenses de norte y sur ya no corresponden a ‎realidades geográficas. Sería más apropiado hablar de Dallas contra Nueva York y Los Angeles. ‎No es posible escoger sólo los aspectos considerados positivos en la historias de un país y destruir ‎todo lo que se considera “malo” sin cuestionar todo lo construido".
 ‎
Richard Nixon, en las elecciones de 1968, tuvo un eslogan: "Law and Order" (Ley y Orden), y al invocarlo "Trump no predica el odio racista, como afirman numerosos ‎comentaristas, sino que vuelve al pensamiento del autor de ese eslogan. Trump no está interesado en provocar la disgregación de Estados Unidos sino en hacer ‎volver el país al pensamiento de Andrew Jackson, contrario al predominio del mundo de la ‎finanza". 
Muy pocos como Thierry Meyssan reflexionan sobre los siguiente: 

"Donald Trump se ve en la situación que vivió el soviético Mijaíl Gorbachov a ‎finales de los años 1980. La economía de su país –no la finanza– está en evidente declive desde hace ‎décadas, pero sus conciudadanos se niegan a reconocer las consecuencias de ese declive. Estados Unidos sólo puede sobrevivir si se fija nuevos objetivos. Pero ‎ese tipo de cambio se hace especialmente difícil en periodo de recesión. ‎El problema de la URSS era diferente, pero la situación es la misma. Gorbachov fracasó y la URSS ‎se derrumbó. Sería sorprendente que el próximo presidente de Estados Unidos, sea quien sea, ‎lograra preservar la unidad nacional. 



Las manifestaciones en Estados Unidos ya no están dirigidas contra el racismo sino contra los ‎símbolos de la historia del país. La Guardia Nacional fue desplegada para proteger ‎monumentos. Aquí la vemos, el 2 de junio de 2020, en el Lincoln Memorial de Washington (Nota de la red Voltaire). 


Paradójicamente, Donald Trump se aferra al ´American Dream´, el célebre ´Sueño ‎Americano´, la posibilidad de “hacer fortuna”, en una sociedad estadounidense estancada, donde ‎la clase media está en vías de desaparición y en momentos en que los nuevos inmigrantes ya ‎no son europeos. Frente a él, sus opositores –la Fed, Wall Street y Silicon Valley– proponen un ‎nuevo modelo, pero en detrimento de las masas". ‎


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Es momento de leer un punto de vista diferente, una visión, hasta cierto punto "real", del como ciertos sectores europeos miran en perspectiva la crisis identataria de la Unión Americana. Desde Serbia, Dragana Trifković nos presenta un interesante artículo: "Драгана Трифковић: Обојена револуција се вратила кући", traducido al inglés para el sitio web Sott como "The Color Revolution is Finally Home" (La revolución del color finalmente está en casa), de ésta última website (versión en inglés) hemos traducido al castellano.

Dragana Trifković, autora del siguiente artículo, es Directora del Centro de Estudios Geoestratégicos en Belgrado, Serbia.


Protestas en la Casa Blanca tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd.

La revolución del color finalmente está en casa

por Dragana Trifković
stanjestvari com / Sott net


Cuando los liberales pro-occidentales piensan en Occidente, generalmente piensan en democracia, libertad de expresión y derechos humanos. Oriente, por otro lado, les hace pensar en la dictadura y la represión. Generan conceptos erróneos sobre la base de informes y propaganda de los medios que han sido difundidos por los medios mundiales durante décadas. Si les preguntas qué piensan acerca de la aplicación de la democracia por las bombas, no tendrán una respuesta a esa pregunta.

Su tema favorito son los gulags soviéticos, aunque saben poco sobre ellos. El símbolo de la dictadura comunista es Stalin, y si les preguntas sobre el sangriento Lenin, solo escucharás cosas buenas sobre él.



Prensa occidental sobre Vladimir Putin


No pueden soportar a Putin e inmediatamente tienen un colapso nervioso cuando se menciona su nombre. Es muy difícil hablar con ellos, especialmente si son demasiado celosos, y en la mayoría de los casos lo son.

Son particularmente intolerantes con los argumentos directos. La democracia estadounidense es su modelo indiscutible y debe implementarse en todas partes. Sin embargo, ya nada va bien allí, ya que la democracia acaba de explotar en Estados Unidos. En el sentido literal de la palabra. Eso no me hace feliz en absoluto. Sé que el establecimiento estadounidense, además de bombardear la mitad del mundo, incluido mi país, ha destruido su propio estado. Y todo esto bajo el lema de la llamada lucha por los derechos humanos.

Pero la doctrina es una cosa, las estadísticas otra muy distinta...

Estados Unidos ha gastado mucho dinero en guerras en las últimas décadas. Todos los contribuyentes estadounidenses han contribuido para que el ejército estadounidense pueda lanzar bombas en algún lugar del mundo. La cantidad en cuestión no es fácil de determinar, pero según una investigación realizada por el Instituto Watson para Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown, Estados Unidos ha gastado $ 6,4 billones solo para financiar guerras desde el 11 de septiembre de 2001 y la declaración de la guerra contra el terrorismo. Su conclusión es que las guerras han estado acompañadas de violaciones de los derechos humanos y las libertades civiles, tanto en los Estados Unidos como en el extranjero.

Julian Assange también ha informado al mundo acerca de esto, publicando archivos completos de varios documentos oficiales y comunicaciones en su sitio web Wikileaks. Bueno, por mostrarle al mundo la verdad sobre el asesinato de civiles y periodistas en Afganistán e Irak, recibió el Premio Nobel de la Paz. Oh no, espera, el Premio Nobel de la Paz fue otorgado a Obama, quien continuó las viejas guerras y comenzó otras nuevas en el Medio Oriente. Y, por cierto, él también es conocido por matar personas con drones. ¿Quizás es por eso que recibió el Premio Nobel de la Paz? Pero, ¿por qué se le llama "premio de la paz"? Estoy haciendo preguntas estúpidas de nuevo.


Premio Nobel de la paz para Obama (2015)
Un premio Nobel de la paz antes de ver qué acciones militares tomaría o no. ¿Acción afirmativa?


Y Ed Snowden fue quien reveló al mundo que los servicios de inteligencia estadounidenses escuchaban a sus ciudadanos y recopilaban datos sobre ellos sin autorización. Además de eso, están encarcelando rutinariamente a denunciantes sin juicio ni evidencia. Bueno, este es realmente el epítome de la democracia. Snowden fue promovido para tal divulgación. Oh no, espera, Snowden tuvo que huir de los Estados Unidos. ¿Y sabes dónde? ¡Huyó al país del dictador Putin!

Algo me dice que las cosas no están muy claras. En el pasado, los disidentes solían huir de Oriente a Occidente, ¿y ahora están haciendo exactamente lo contrario? Parecen no tener ninguna comprensión de la democracia en absoluto.

Al mismo tiempo, nadie les pidió a Assange y Snowden que revelaran secretos tan inquietantes al mundo y que molestaran a los liberales con los hechos concretos e irrefutables sobre la democracia estadounidense. ¿Quién les dio ese derecho? Pero espera un minuto, se supone que todos tienen esos derechos en una democracia, ¿verdad? ¿Y todos tienen derecho a saber la verdad? Quizás no, si la verdad "no es lo suficientemente buena" para escuchar.



Edward Snowden.


Volvamos a esos gulags soviéticos, las prisiones rusas y chinas. Quizás podamos aprender de ellos. Muy a menudo vemos en la televisión a esos enormes tipos de OMON (Unidades especiales de la policía rusa) tirando manifestantes en camionetas. Para los liberales, esta es la principal prueba de que la represión gobierna en Rusia. Traté de explicarle a un amigo liberal que los manifestantes están violando la ley porque a menudo no han pedido autorización para las manifestaciones, y en Rusia no está permitido violar la ley. Me dijo que yo era un agente del Kremlin y que él no escucharía mi propaganda. Solo me reí, lo que hizo que me odiara aún más.

Pero todavía tenía una conciencia culpable porque no lo había molestado lo suficiente. Entonces me fui a casa y me puse a trabajar. Encontré un sitio en Internet que publica análisis del número de prisioneros en diferentes países. Para no ponerlo en la posición de acusarme de difundir propaganda pro-rusa, encontré datos de investigación publicado por el Instituto de Investigación de Política Criminal de la Universidad de Londres. ¿Y adivina qué país tiene más prisioneros, per cápita, en el mundo? Sí, lo has adivinado, ese bastión de la democracia: los Estados Unidos. Hay más de dos millones, doscientas mil personas (2.200,000) en las cárceles estadounidenses. ¿Y sabes cuántos hay en el 'gulag' en Rusia? ¡Más de cuatro veces menos! Por supuesto, Estados Unidos tiene más habitantes, por lo que, en términos porcentuales, Estados Unidos tiene el doble de prisioneros per cápita que Rusia.

Video

Prison Overcrowding in the United States Documentary


Grabé debidamente todos los datos, copié los enlaces y envié un mensaje a este amigo liberal diciéndole que lamentaba tratar de convencerlo con propaganda rusa ordinaria, así que me sentí obligado a proporcionarle datos más precisos de fuentes occidentales. El nunca me respondió.

Por la dignidad

Sucede que, el mismo día, comenzaron las protestas en los Estados Unidos. Vi ese video aterrador de un policía sosteniendo una rodilla en el cuello de un hombre que gime porque no puede respirar. Ni siquiera se resistió al arresto; en el video me pareció que estaba en un estado alcohólico y apenas podía moverse, arrastrando las piernas detrás de él. El oficial de policía lo tiró al suelo y le puso la rodilla en el cuello. Perdió el conocimiento y murió poco después. Brutal.

Este evento desencadenó una serie de protestas en más de 150 ciudades de los Estados Unidos.

La razón fue la represión policial excesiva, que no es nueva en los Estados Unidos. A modo de comparación, en 2015, cuando el presidente de Estados Unidos fue Barack Obama, de acuerdo con los británicos The Guardian 's análisis, en los primeros 24 días de 2015, más personas fueron asesinadas por la policía americana (59) que en el Reino Unido durante 24 años (54). El movimiento Black Lives Matter, que lidera las protestas actuales en muchas ciudades estadounidenses, surgió por primera vez en 2012, momento en el que Barack Obama estaba al mando de los Estados Unidos, tras el asesinato de un adolescente afroamericano (Trayvon Martin) y un aumento de las tensiones raciales. El asesinato ocurrió cuando un estadounidense armado, George Zimmerman, un "coordinador de vigilancia vecinal" para una comunidad residencial cerrada, sospechó que el adolescente estaba involucrado en actividades delictivas, lo confrontó y luego le disparó fatalmente. La "guardia civil" de la que formó parte Zimmerman está compuesta por miembros de comunidades locales que se organizan para proteger a su comunidad contra robos.

Estos hechos indican varias cosas. La primera es que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses no está en un nivel satisfactorio si los ciudadanos tienen que organizarse en patrullas. La segunda cosa a tener en cuenta es que esta es una sociedad en la que hay un alto nivel de tensión y, posiblemente, intolerancia racial. Lo tercero es que el sistema de justicia estadounidense no cumple con las expectativas de los ciudadanos, como lo demostró el epílogo judicial del caso (Zimmerman fue declarado no culpable de asesinato sobre la base de que mató a Martin en defensa propia), pero hay muchos Otros ejemplos. El cuarto y último punto es el énfasis en el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía estadounidense. Todos pueden estar de acuerdo en que, para un país que se supone que es considerado como EL modelo de democracia, un modelo deseado para todo el mundo y un país que se ha declarado como el árbitro de la justicia en todo el mundo, llamado a proteger el los derechos humanos de toda la humanidad, etc., sus ciudadanos, actuando a título oficial o de otra manera, simplemente usan demasiada fuerza. Resulta que este país ni siquiera está en condiciones de 'proteger los derechos humanos' en su propio suelo.


Mural de George Floyd. Black Lives Matter cree que los negros en los Estados Unidos son discriminados y que el 'racismo sistémico' se perpetúa en ese país.


La insatisfacción de los ciudadanos estadounidenses se ha convertido en una violencia aún peor, con las protestas actuales que toman la forma de guerras callejeras reales en algunas ciudades. En lugar de mostrar dignidad buscando justicia por el asesinato de George Floyd, muchos aprovecharon el momento para romper los escaparates, robar bolsos Louis Vuitton, relojes Rolex, zapatillas Nike y nuevos chándales. Al hacerlo, generaron dudas sobre sus intenciones y profundizaron los problemas que enfrenta la sociedad.

El problema en la sociedad estadounidense es el uso del estereotipo de los afroamericanos, que se basa en motivos racistas. En los Estados Unidos, hay un sitio web que se especializa en estadísticas sobre el riesgo de muerte durante las intervenciones policiales. Según los datos en ese sitio web, de 2012 a 2018, la policía mató a un promedio de 2.8 personas por día. Los negros están en mayor riesgo y, según las estadísticas de ese período, fueron asesinados 2.4 afroamericanos, 1.2 hispanos y 0.7 blancos.
(Nota / Comentario: La autora ha descuidado contextualizar esos datos dentro de datos más amplios sobre la tasa de encuentros policiales, que es proporcionalmente mayor para los negros. Un error comprensible, dada la racialización del problema real, correctamente definido por la autora como "represión policial excesiva", por BLM y los medios de comunicación - Nota de Sott en inglés).

A las acciones de protesta en los Estados Unidos se unieron miembros de la organización extremista ANTIFA, que causó disturbios y conflictos en algunas ciudades. Además del conflicto con la policía, muchos negocios fueron destruidos y saqueados, se causaron grandes daños materiales y se provocaron incendios en algunas ciudades. Tales eventos han agravado aún más la situación económica, que ya había sufrido un duro golpe como resultado de las medidas de emergencia implementadas debido a la pandemia de coronavirus. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que iniciará un procedimiento para incluir ANTIFA en la lista oficial de organizaciones terroristas de los Estados Unidos.

Es obvio que existe una grieta profunda y grave en la sociedad estadounidense y que las dos partes opuestas están entrando en un conflicto creciente, utilizando todos los medios posibles a su disposición. Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos se celebrarán a principios de noviembre de este año, en las que el actual presidente Donald Trump luchará por un nuevo mandato. Esta es la razón principal por la cual ANTIFA, que está comprometida con las estructuras del 'Estado Profundo', ha organizado provocaciones con el objetivo de desatar la mayor cantidad de disturbios posible en los Estados Unidos.
(Nota / Comentario: No del todo. Antifa y los extremistas aliados del SJW quieren una 'revolución total', una revisión sistémica de 'desgarrar y reconstruir desde las cenizas' al estilo de 1917. Las figuras del Establecimiento del Partido Demócrata, los medios y la 'comunidad de inteligencia' piensan que pueden usar a esos idiotas para expulsar a Trump y / o alejar a los votantes de él en noviembre. * SJW son las iniciales de "Social Justice Warrior", se utiliza en sentido peyorativo para toda persona que promueve la defensa de todo aquello que se puede considerar como posturas socialmente catalogadas como progresistas. Nota de Sott en inglés y del editor de este blog)

Maidan para Donald

Detrás de los titulares, se está produciendo un conflicto aún mayor entre, por un lado, las estructuras liberales basadas en la adhesión al sistema estadounidense del Estado Profundo (políticos liberales de ambos partidos, la mayoría de la élite de Hollywood, los principales medios de comunicación, banqueros, etc.), y por otro lado, las estructuras conservadoras y patrióticas (políticos conservadores de ambos partidos, el sector de seguridad militar, empresarios, personas orientadas a la familia, etc.). Esta lucha ha estado en curso desde que Donald Trump asumió como presidente de los Estados Unidos, y durante los últimos cuatro años, dependiendo de su perspectiva, ha estado tratando de cambiar el sistema o evitar que siga cambiando.

El 'pantano' estadounidense no pudo ser drenado en un solo término, por lo que él y sus partidarios argumentarían que su trabajo acaba de comenzar. Sin embargo, la reelección de Trump sería un gran peligro para el orden liberal, y es por eso que lo que está sucediendo actualmente en los Estados Unidos es un claro ejemplo de la organización de un golpe de estado contra políticos indeseables que no encajan en la agenda de las estructuras liberales.

Por otro lado, el uso excesivo de la fuerza por parte de las estructuras de seguridad militar contra los manifestantes es precisamente el apalancamiento que usa Estados Unidos para interferir en los asuntos internos de otros países. ¿Podría Rusia ahora, por ejemplo, tomar medidas internacionales para proteger los derechos humanos de los manifestantes en los Estados Unidos? Probablemente sería apoyado por Venezuela, Siria, Irán, China y quién sabe cuántos otros países que Estados Unidos ha 'recompensado democráticamente' con bombas y caos revolucionario.

Además de las crisis políticas, sociales y de salud en los Estados Unidos, el mayor problema del país es la crisis económica. Trump dice que ha hecho más por los afroamericanos en los Estados Unidos que cualquier otro presidente desde Abraham Lincoln. Si observamos los indicadores económicos de los últimos cuatro años, se refiere al hecho de que ha reducido el desempleo en los Estados Unidos. La crisis económica que estalló en los Estados Unidos en 2008 amenazó a los grupos socialmente más vulnerables, incluidos los afroamericanos. Un gran número de personas negras también habían perdido sus empleos como resultado de la reubicación de la producción de los Estados Unidos en Asia.

La política de Trump tenía como objetivo resolver estos problemas, y de hecho ha tenido excelentes resultados. Sin embargo, como resultado de la pandemia de coronavirus, 40 millones de estadounidenses perdieron sus empleos. El desempleo era del 3.5%, pero ahora es de alrededor del 15%, lo que significa que uno de cada cuatro estadounidenses que pueden trabajar está desempleado. Esta situación pone en tela de juicio todos los resultados obtenidos anteriormente, y las manifestaciones están desestabilizando aún más la situación, y no a favor del actual presidente de los Estados Unidos. Por otro lado, el oponente de Trump es un político que está profundamente involucrado en la corrupción y contra quien ya se está llevando a cabo una investigación sobre el abuso de poder en Ucrania. La oponente de Trump en 2016, Hillary Clinton, también está bajo investigación por abuso de poder, corrupción, financiamiento del terrorismo, etc. Hay indicios de que también se puede iniciar una investigación contra Obama.

Con toda probabilidad, continuará después de las elecciones presidenciales, independientemente del resultado. Los países en los que Estados Unidos ha dado golpes de estado y revoluciones de color generalmente permanecen desestabilizados a largo plazo.

Mientras tanto, las protestas contra la represión policial y el racismo en los Estados Unidos se han convertido en actos de saqueo de bienes de consumo y confrontación con símbolos de la cultura y la historia estadounidenses. Estas también son cosas que ya hemos visto varias veces en los últimos años, en Irak, Siria, Ucrania, Libia ...

Si Trump necesita ayuda para restaurar el orden, estaremos muy contentos de enviarle soldados estadounidenses desde bases de ocupación en todo el mundo. Si eso no ayuda, siempre puede pedirle consejo a Rusia.

Es obvio que hay una grieta profunda y grave en la sociedad estadounidense, así como que las dos partes opuestas están entrando en un conflicto creciente, utilizando todos los medios posibles a su disposición. 


"...Cuando comiencen los robos, comenzarán los disparos": Twitter ocultó este mensaje de Trump porque "glorifica la violencia" (Fuente: Captura de pantalla / Twitter)

Dragana Trifković


Sobre la traducción al inglés

The Color Revolution is Finally Home
En la traducción al inglés se encuentran las fuentes de consulta del artículo original.

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America´s Own Color Revolution  F. William Engdahl

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