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02 marzo 2018

Proyecciones sobre la situación política en Siria




Breve prologo del editor del blog

Un interesante análisis que resume y evalúa las futuras consecuencias de la guerra en Siria. Ya lo hemos senalado en algunas ocasiones, Siria es escenario de una "mini guerra mundial", en que las potencias mundiales y otras fuerzas regionales se han involucrado profundamente. No solo se trata de cortar el renacimiento de la "ruta de la seda" a China, o evitar que los rusos consoliden su presencia en el Mediterráneo, también deben proteger a Israel y evitar que países tradicionalmente englobados en su ámbito de influencia como Irak se les escape de las manos, como en su tiempo ocurrió con Irán.

La guerra por el control geopolítico del Próximo Oriente continuará, pero parece deslumbrarse un nuevo ordenamiento -no territorial- sino de intereses mutuos entre las dos grandes superpotencias, Rusia y el gobierno de Trump en los Estados Unidos, pese a lo que se diga a través de la prensa, parecen tener -ahora- más acercamiento de lo que se cree, la política exterior norteamericana está dando un giro en la forma de imponer sus sistemas de control global, ha rechazado seguir manteniendo y auspiciando al extremismo islámico como punta de lanza, pero eso no significa que renuncie al uso de la fuerza en cualquier momento y escenario en que sus intereses se vean menoscabados.

El papel chino en la crisis siria ha sido siempre de respaldo a al gobierno legítimo de la República Árabe, aunque ha evitado su involucramiento directo en el conflicto, no es menos cierto que se ha barajado en algunas ocasiones la posibilidad de enviar militares para luchar contra los extremistas islamicos chinos, los uigures, provenientes de la región china de Xinjiang; en el campo militar China ha enviado algunos asesores para capacitar a las tropas sirias. Sin embargo, el gigante asiático se ha caracterizado más por enviar ayuda humanitaria para la población y los desplazados en campos de refugiados dentro y fuera de Siria, también es conocido que empresarios chinos se encuentran interesados en negociar e invertir en la reconstrucción del país levantino.

Revisemos los últimos enfoques y proyecciones sobre la crisis siria desde la perspectiva de uno de los mejores politólogos del mundo, el magistral Thierry Meyssan, a cuya autoría corresponde los dos siguientes análisis.

Tito Andino U.



Primera parte

Agresión disfrazada de guerras civiles


por Thierry Meyssan
Red Voltaire

Si nos tomamos el trabajo de mirar los hechos con algo de distanciamiento, veremos que los diferentes conflictos que desde hace 16 años han ensangrentado todo el Medio Oriente ampliado, desde Afganistán hasta Libia, no han sido realmente una sucesión de guerras civiles sino la aplicación de estrategias regionales. Recordando los objetivos y tácticas de esas guerras, desde la «primavera árabe», Thierry Meyssan observa como ya se preparan las próximas.


A finales de 2010 se iniciaba una serie de guerras inicialmente presentadas como levantamientos populares. Túnez, Egipto, Libia, Siria y Yemen se vieron arrastrados por aquella «primavera árabe», reedición contemporánea de la «Gran Revuelta árabe de 1915» iniciada por Lawrence de Arabia. La única diferencia es que ya no se trataba de utilizar a los wahabitas sino a la Hermandad Musulmana.

Todos esos acontecimientos habían sido minuciosamente planificados por el Reino Unido y desde 2004, como lo demuestran los documentos internos del ministerio británico de Exteriores revelados por Derek Pasquill [1]. Exceptuando el bombardeo contra Trípoli, la capital libia, esos hechos fueron provocados por la aplicación de las técnicas no violentas de desestabilización concebidas por Gene Sharp [2], así como de la guerra de 4ª generación de William S. Lind [3]

Al ser adoptado y aplicado por los ejércitos de Estados Unidos, el proyecto británico de «primavera árabe» se superpuso al del estado mayor estadounidense para la destrucción de las sociedades y Estados a escala regional, proyecto formulado por el almirante estadounidense Arthur Cebrowski, divulgado por Thomas Barnett [4] e ilustrado por Ralph Peters [5].

En el segundo trimestre de 2012, los acontecimientos parecían haber tomado un giro más apacible, de manera que Estados Unidos y Rusia acordaron en Ginebra –el 30 de junio– una nueva repartición del Medio Oriente.



Pero Estados Unidos no respetó su propia firma. En julio de 2012, una nueva guerra comenzaba, en Siria, y luego en Irak. A las acciones de pequeños grupos y comandos armados siguieron otras de gran envergadura con la participación de verdaderos ejércitos de yihadistas. Ya no era sólo una guerra de 4ª generación sino una clásica guerra de posiciones, adaptada a las técnicas de Abu Bakr Naji [6].

Esta vez, conforme a los trabajos de Robin Wright [7], la voluntad de impedir la reapertura de la «ruta de la seda» también vino a superponerse a los dos objetivos anteriores, cuando China anunció su intención de trabajar en el restablecimiento de esa vía comercial internacional.

Los acontecimientos parecieron favorecer nuevamente el regreso a la calma durante el último semestre de 2017, luego de la caída del Emirato Islámico (Daesh), pero los promotores de estos conflictos habían invertido tanto que los partidarios de la guerra se negaban a renunciar a alcanzar sus objetivos.

Vimos entonces un intento de reactivar las hostilidades alrededor del tema kurdo. Intento que sufrió un primer fracaso en Irak, para después sufrir otro en Siria. En ambos casos, la violencia de la agresión empujó a Turquía, Irán, Irak y Siria a unirse contra el enemigo externo.

En definitiva, el Reino Unido ha decidido seguir adelante con su objetivo inicial de dominación a través de la Hermandad Musulmana y para ello acaba de constituir un «Pequeño Grupo», cuya existencia ha sido revelada por el periodista francés Richard Labévière [8]. Esta nueva estructura secreta incluye sólo 5 países: Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Arabia Saudita y Jordania.

Por su parte, Estados Unidos, en aplicación del «Giro hacia el Asia» de Kurt Campbell [9], acaba de decidir concentrar sus fuerzas en contra de China.

Mientras tanto, la opinión pública occidental sigue creyendo que el único conflicto, que ya ha devastado todo el Medio Oriente ampliado, desde Afganistán hasta Libia, es una sucesión de guerras civiles por la democracia.



Segunda parte

Infantería rusa en Damasco

Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, y el general Alexander Borotnikov, director del FSB (el contraespionaje ruso).

Todos los comentaristas han resaltado durante los 4 últimos años que para Rusia era imposible desplegar tropas terrestres en Siria, frente a los yihadistas, ante el riesgo de reeditar la derrota que sufrieron en Afganistán. Pero lo que pudiera ser cierto si Moscú se enfrenta a Washington en una guerra a través de intermediarios deja de serlo si los Dos Grandes se ponen de acuerdo sobre el futuro, no sólo de Siria, sino de la región. Después de haber sido el primero en anunciar al mundo la llegada de las fuerzas armadas rusas a Siria, en 2015, Thierry Meyssan vuelve a ser el primero en anunciar el despliegue de la infantería rusa.


Washington ha decidido relegar el proyecto de destrucción de los Estados y sociedades del Medio Oriente a un segundo plano en su orden de preocupaciones y concentrar sus esfuerzos en cómo oponerse al proyecto chino de «Ruta de la Seda». Eso es lo que parecen haber concluido el presidente Donald Trump y el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull –este último en representación de los británicos–, el 24 de febrero de 2018 en la Casa Blanca.

No se trata simplemente del tradicional conflicto entre el imperio marítimo anglosajón y el proyecto comercial terrestre chino. Se trata también del peligro que la industria china representa para todo el conjunto del mundo desarrollado. En pocas palabras: en tiempos de la Antigüedad, los europeos estaban ávidos de seda china; hoy todos los occidentales temen a la competencia de los automóviles chinos.

Al renunciar Pekín a hacer pasar la «ruta de la seda» por su trazado histórico de Mosul (Irak) y Palmira (Siria), Estados Unidos ya no tiene interés en seguir patrocinando yihadistas para crear un Califato en territorios de esos dos países.

Fue también el 24 de febrero que Rusia y Estados Unidos presentaron la resolución 2401 al Consejo de Seguridad de la ONU, un texto que ya estaba listo desde el día anterior y en el que no se cambió ni una palabra mientras los actores fingían seguir negociándolo.

Supuestamente adoptado en respuesta a la campaña mediática francesa que pretende querer salvar a la población de la Ghouta, esta resolución en realidad trata sobre la solución para casi toda Siria.

El texto deja en suspenso la cuestión de la retirada de las tropas turcas y estadounidenses presentes en suelo sirio. No es imposible que las fuerzas estadounidenses rechacen irse del extremo noreste de Siria. Si China decidiese hacer pasar la ruta de la seda por Turquía, Washington estimularía a quienes pretenden crear un Kurdistán en el territorio kurdo de Turquía –si se admite que el sureste de Anatolia ha dejado de ser armenio desde la época del genocidio– para cortar el camino a Pekín.

Moscú ha desplegado nuevos aviones en la base de Hmeimim, en Siria. Entre los nuevos aparatos rusos hay 2 aviones furtivos Su-57, una joya de la tecnología que el Pentágono no se imaginaba encontrar en situación operacional antes de 2025.

Lo más importante es que Moscú, que hasta ahora había limitado su implicación en Siria al despliegue de unidades de su fuerza aérea y de algunos grupos de fuerzas especiales, ha enviado en secreto tropas de infantería.

                                        Tropas rusas en el sur de Siria

En la mañana del 25 de febrero, fuerzas terrestres rusas entraron junto al Ejército Árabe Sirio en la Ghouta Oriental.

En lo adelante es imposible, para quien quiera que sea, atacar Damasco o tratar de derrocar la República Árabe Siria sin provocar automáticamente una respuesta militar rusa.

Arabia Saudita, Francia, Jordania y Reino Unido, que habían constituido en secreto un «Pequeño Grupo», el 11 de enero, para sabotear la paz de Sochi, ya no podrán emprender ninguna acción decisiva.

Los aspavientos de los ministros de Exteriores del Reino Unido y Francia, Boris Johnson y Jean-Yves Le Drian, no logran ocultar dos hechos fundamentales: 

- el Kremlin y la Casa Blanca han llegado a un acuerdo;
- la presencia militar rusa en Siria es legal a la luz del derecho internacional.

La agitación franco-británica tampoco logra ocultar el hecho que la acción de los militares sirios y rusos tiene como objetivo liberar a los civiles víctimas de la ocupación yihadista.

La dura realidad, para Londres y París, es que ya no tienen ninguna posibilidad de frustrar el acuerdo entre la Casa Blanca y el Kremlin, como lo hicieron en julio de 2012. La situación en el terreno y en el mundo ha cambiado mucho desde aquel momento.

De ser necesario, fingiremos todos no saber que las dos facciones armadas presentes en la Ghouta Oriental (una patrocinada por Arabia Saudita y la otra por Qatar) dependían de al-Qaeda. Serán sacadas de allí con la mayor discreción y los oficiales del MI6 británico y de la DGSE francesa –que actuaban bajo la cobertura de la ONG Médicos Sin Fronteras– serán repatriados.

La guerra no ha terminado aún en la totalidad de Siria, pero en Damasco ya está terminando.

Thierry Meyssan



NOTAS:
[1] When Progressives Treat with Reactionaries. The British State’s flirtation with radical Islamism, Martin Bright, Policy Exchange, septiembre de 2004. “I had no choice but to leak”, Derek Pasquill, New Statesman, 17 de enero de 2008.
[2] Making Europe Unconquerable: The Potential of Civilian-based Deterrence and Defense, Gene Sharp, Taylor & Francis, 1985.
[3] “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation”, William S. Lind, Colonel Keith Nightengale, Captain John F. Schmitt, Colonel Joseph W. Sutton, Lieutenant Colonel Gary I. Wilson, Marine Corps Gazette, octubre de 1989.
[4] The Pentagon’s New Map, Thomas P.M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004.
[5] “Blood borders – How a better Middle East would look”, Colonel Ralph Peters, Armed Forces Journal, junio de 2006.
[6] The Management of Savagery: The Most Critical Stage Through Which the Umma Will Pass, Abu Bakr Naji, 2005. Traducción al inglés de William McCants, Harvard University, 2006.
[7] “Imagining a Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, 28 de septiembre de 2013.
[8] «Syrieleaks: un câble diplomatique britannique dévoile la "stratégie occidentale"», [en español, «Sirialeaks: un cable diplomático británico revela la “estrategia occidental”»] por Richard Labévière, Observatoire géostratégique, Proche&Moyen-Orient.ch, 17 de febrero de 2018.
[9] The Pivot: The Future of American Statecraft in Asia, Kurt M. Campbell, Twelve, 2016.

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