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27 septiembre 2018

¿Quién quiere reactivar la guerra en Siria? (2)




Nota de introducción del redactor del blog

Desde la intervención rusa en Siria gran parte de la población del país árabe y también gran parte de la Comunidad Internacional se sentían aliviados porque se prevía un pronto final al conflicto dentro de un entorno del Derecho Internacional, las negociaciones entre las grandes potencias hacían presumir el fin de las hostilidades, pero no todos están de acuerdo. Aunque parezca mentira, los Estados Unidos, al menos la administración Trump se ha fijado esa línea (en contra del Pentágono y los Halcones) y, en contra de sus aliados de la OTAN: Francia y el Reino Unido, principalmente. 

La crisis surgida por la provincia siria de Idlib, refugio de millares de terroristas y yihadistas desplazado de otros frentes es ahora la rueda de la discordia. Existen formaciones terroristas como al Qaeda (Frente al Nusra o el nombre que tienen actualmente, Jabhat Fatá al Sham o Hayat Tahrir al Sham), entre otras que se niegan a reconocer una Siria independiente y laica. 

Esas bandas terroristas están compuestas por yihadistas y mercenarios extranjeros, naturalmente, existen miles de sirios en esas filas, entrenados y armados fuera de Siria, pero la mayoría son gente ignorante que no tienen idea para quién combaten, no lo hacen para “liberar” Siria, ni siquiera lo hacen por un utópico estado islámico, se han convertido en peones de la peor calaña de una política imperialista.

Pese a nuestro optimismo, lamentablemente, el fin del conflicto no llegará mediatamente, la lucha seguirá, pero algo es ya seguro, Siria no podrá ser destruida como nación, salvo que las potencias occidentales se animen a una guerra mundial para salvar su ego. Se avecin otro tipo de guerra, el tiempo de las grandes ofensivas de mercenarios y yihadistas ya no es posible, es probable que pasemos a una siniestra etapa (que ya se ve en ocasiones): actos de sabotaje y terrorismo, asesinato puro de rehenes, atentando con coches bombas y suicidas en las ciudades sirias. Ante el fracaso, las potencias occidentales y sus aliados utilizarán, una vez más al extremismo como un último recurso desesperado, los retrógrados barbudos se ocultarán en sus madrigueras y emboscarán a traición. No obstante, a paso lento, pero firme las tropas del Ejército Árabe Sirio consolidan sus victorias en el campo de batalla, apoyadas por las milicias populares aliadas de Líbano e Irak, así como por los iraníes y la aviación rusa. 

Así hemos contemplado estas semanas los intentos de Londres y París por iniciar una nueva operación de falsa bandera en Idlib - la clásica "utilización de armas químicas del 'régimen' sirio contra la población civil", ante la inminencia de la ofensiva del ejército sirio, los turcos -otrora defensores de los yihadistas en el norte han acudido en su ayuda- aunque diplomáticamente acuerdan con los rusos posponer la batalla, creando una zona desmilitarizada para "separar" (otra vez!) a la oposición de los yihadistas. Desde Washingotn, Londres y París se amenaza al gobierno sirio y sus aliados con terribles repercusiones si se toca a sus "ahijados" yihadistas. Movilización en aguas internacionales del Mediterráneo de fuerzas navales de la OTAN y Rusia, ejercicios militares frente a las costas sirias, Israel que ataca periodicamente instalaciones sirias escudándose en la legítima defensa (o guerra preventiva) como el reciente caso del derribo del avión militar ruso y la respuesta del Kremlin: los S-300 para Siria. Qué implica eso? supuestamente, que los franceses, ingleses e israelíes -en teoría- ya no podrían siquiera sobrevolar territorio sirio... será de ver.

En la anterior entrega, "¿quién quiere reactivar la guerra en Siria? (1)", ponencia del magistral analista internacional, Thierry Meyssan, ya quedó sentado las responsabilidades, ahora, el maestro Meyssan nos trae cuáles son las pretensiones actuales del mundo occidental respecto a Siria y nos brinda un análisis de la nueva crisis ocasionada por la incursión israelí que ocasionó la muerte de la tripulación del avión ruso.

t. andino.

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   Foto de archivo, miembros de Al Nusra en Siria, estrenando flamantes uniformes y armas.


Las exigencias occidentales sobre Siria

por Thierry Meyssan

En el terreno, la guerra está llegando a su fin y sólo queda la región de Idlib por liberar del control de los terroristas. Sin embargo, los occidentales vuelven a la carga. Ahora acaban de presentar sus exigencias al enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura. Por supuesto, Estados Unidos rechaza el proceso de paz encabezado por Rusia, sólo porque los estadounidenses no han sido partícipes. Mientras tanto, el Reino Unido y Francia pretenden imponer en Siria instituciones que les permitirían controlar el país por debajo de la mesa.


Nombrado en 2014, antes de la intervención militar de Rusia contra los terroristas, Staffan de Mistura es un diplomático proestadounidense que supuestamente tendría que favorecer la paz en Siria en nombre de la ONU. Cuatro años después de su nominación, de Mistura sigue tratando de buscar subterfugios por cuenta de las potencias occidentales.


El enviado especial del secretario general de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, recibió en Ginebra una delegación del Grupo de Astaná (Irán, Rusia y Turquía). Después, el 14 de septiembre, de Mistura se reunió con una representación del Small Group (el “Pequeño Grupo”, o sea Arabia Saudita, Egipto, Estados Unidos, Francia, Jordania y Reino Unido).

Del lado de los occidentales, el embajador James Jeffrey y el coronel Joel Rayburn encabezaban la delegación estadounidense mientras que el embajador y ex director de la DGSE (la Dirección General de la Seguridad Exterior, o sea el servicio francés de inteligencia para el exterior) Francois Senemaud presidía la delegación de Francia.

Cada delegación del Pequeño Grupo entregó a la ONU un documento secreto con sus exigencias, con vistas a influir en las negociaciones entre los sirios. La televisión Russia Today reveló el contenido del documento occidental [1]. Anteriormente, hace dos semanas, el diario ruso Kommersant había revelado las directivas internas de la ONU [2].

- Primera observación, el punto 3 del documento del Pequeño Grupo retoma la directiva interna de la ONU:

«No habrá asistencia internacional para la reconstrucción en las zonas controladas por el gobierno sirio sin un proceso político creíble que conduzca inevitablemente a la reforma constitucional y a elecciones bajo la supervisión de la ONU, de manera satisfactoria para los potenciales donantes.» [3] 

Aunque ha participado en algunas reuniones del Pequeño Grupo, Alemania no parece haber estado representada en la reunión con de Mistura. El día anterior, el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, había emitido una declaración contraria al punto mencionado. Justo antes de reunirse con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, el jefe de la diplomacia alemana había anunciado en Twitter que Alemania está dispuesta a participar en la reconstrucción de Siria «si existe una solución política que lleve a elecciones libres» [4] [5]. O sea, para el Pequeño Grupo, y para la ONU, la reconstrucción no puede comenzar mientras los potenciales países donantes no hayan alcanzado sus objetivos de guerra, pero Alemania estima que la reconstrucción puede realizarse al mismo tiempo que el proceso de reconciliación política.

- Segunda observación: los diferentes interlocutores internacionales mencionan la resolución 2254 del 18 de diciembre de 2015 [6]. Pero el Pequeño Grupo extrapola el sentido de ese texto. La resolución del Consejo de Seguridad estipula que la redacción de una nueva Constitución siria es únicamente una cuestión de los sirios que debe discutirse entre los sirios mientras que el Pequeño Grupo afirma que la Constitución debe ser redactada única y exclusivamente por un comité controlado y supervisado por la ONU.

El objetivo es, evidentemente, echar abajo las decisiones adoptadas en Sochi, o sea destruir lo que se hizo durante los últimos meses y oponerse así al papel de Rusia en la solución de la crisis [7]. Estados Unidos quiere conservar su rango de potencia indispensable mientras que Reino Unido y Francia pretenden continuar su proyecto colonial.


Una fotografía captada el 12 de julio de 2018. Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de los países que conforman el "Small Group" (Pequeño Grupo) para "resolver" la crisis en Siria.


- Tercera observación: el Pequeño Grupo no sólo pretende transferir a Ginebra la responsabilidad de redactar la Constitución, hasta ahora en manos de Sochi, sino que ya anuncia su propia visión de cómo tendrá que ser la nueva Constitución: una copia de la Constitución que Washington impuso a Irak y que actualmente mantiene ese país inmerso en una crisis permanente, lo cual beneficia enormemente a las potencias occidentales. Según la Constitución que pretenden imponer a Siria, los poderes del presidente serían exclusivamente protocolares, los del primer ministro serían simplemente inexistentes a nivel regional y los del ejército serían limitados.

Las potencias coloniales mantienen su poder en el Medio Oriente gracias a democracias de fachada. Siempre logran conformar gobiernos que no representan a los pueblos. Desde 1926 en el Líbano y desde 2005 en Irak, las instituciones han sido concebidas sobre todo para impedir que esos países vuelvan a convertirse en Estados-naciones. El Líbano fue dividido en comunidades religiosas. Irak fue dividido en regiones separadas donde predomina una comunidad religiosa. Israel, mientras tanto, tampoco tiene un gobierno representativo, pero no por causa de su Constitución –que no la tiene– sino debido a su sistema electoral.

- Cuarta observación: la resolución 2254 del Consejo de Seguridad estipula que las elecciones deben desarrollarse bajo la supervisión de la ONU. Pero el Pequeño Grupo considera que el órgano encargado de organizar elecciones tendrá que trabajar diariamente bajo las órdenes de la ONU, principalmente en lo tocante a eventuales denuncias de fraude.

Las potencias occidentales se reservarían así la posibilidad de anular los resultados de las elecciones si esos resultados no corresponden a lo que ellos quieren: bastaría con la presentación de una denuncia de fraude y con declararla inválida. El Pueblo sirio tendría derecho a votar… si acepta caer en la trampa que le tienden y, además, a condición de que luego vote por los individuos ya designados para gobernarlo.

En Europa, los europeos están en busca de su soberanía. En Siria, el Pueblo está luchando por su independencia.


ATAQUE CONTRA LATAKIA Y AVIÓN MILITAR RUSO DERRIBADO
¿Y ahora qué? ¿Sanciones de Moscú y Washington contra Londres, París y Tel Aviv?

El ataque de la semana pasada contra la ciudad siria de Latakia puede conducir a una completa redistribución de las cartas a nivel mundial. Así es por 2 razones, siendo la segunda de ellas algo que se sigue escondiendo a la opinión pública occidental. En primer lugar, el ataque contra Latakia costó la vida a 15 militares rusos. En segundo lugar, en esa agresión, además de Israel, también estuvieron implicados el Reino Unido y Francia. Esta es la crisis potencialmente más peligrosa de los últimos 60 años. La interrogante que ahora se plantea es saber si el presidente estadounidense Trump, en plena campaña electoral legislativa, está en condiciones de apoyar a el presidente ruso, de manera que Estados Unidos y Rusia adopten sanciones contra las potencias coloniales, como ya lo hicieron en 1956, ante la crisis de Suez.


El general Amikam Norkin, jefe del estado mayor de la fuerza aérea de Israel, llega a Moscú, el 20 de septiembre de 2018, en un viaje urgente, para explicar su versión de los acontecimientos alrededor del derribo de un avión militar de la Federación Rusa en Siria. La ulterior verificación de las “pruebas” israelíes y su comparación con otros registros demuestran que Israel miente descaradamente.


El 17 de septiembre de 2018, Francia, Israel y el Reino Unido realizaron una operación militar conjunta contra objetivos sirios. Como consecuencia del enfrentamiento provocado por esa operación, un avión ruso de reconocimiento fue derribado por fuego amigo sirio. El estudio de las grabaciones demuestra que un F-16 israelí “se escondió” tras el Il-20 para protegerse del fuego de la defensa antiaérea siria, que acabó derribando por error el avión militar ruso.

El derribo de un avión militar ruso por causa de Israel durante una operación conjunta israelo-franco-británica ha provocado estupor en todas las cancillerías. Si en los 7 años que han transcurrido desde el inicio del conflicto en Siria había existido una línea roja, era que los protagonistas nunca ponían en peligro fuerzas rusas, estadounidenses o israelíes.

Sobre lo sucedido sólo se sabe a ciencia cierta que: 
- Un avión de reconocimiento británico despegó de Chipre hacia Irak. En su trayectoria violó el espacio aéreo de Siria para “escanear” las defensas sirias y posibilitar el posterior ataque. 
- Menos de una hora después, 4 aviones israelíes F-16 y la fragata francesa Auvergne dispararon misiles contra objetivos en Siria –ubicados en la provincia de Latakia. La defensa antiaérea siria protegió su país disparando misiles tierra-aire S-200 contra los misiles franceses e israelíes. 
- Durante el enfrentamiento, uno de los aviones agresores israelíes se escudó tras un avión de reconocimiento Ilushin-20 ruso que concluía su misión de vigilancia en la zona y de localización de lugares de lanzamiento de drones de los yihadistas. La defensa antiaérea siria disparó un misil tierra-aire dirigido a la señal térmica del F-16 israelí y es teóricamente posible que haya derribado por error el avión ruso, cuya señal térmica, al ser más importante que la del avión israelí –más pequeño– que se escondía tras él, pudo haber atraído el misil antiaéreo.

Sin embargo, esta explicación parece fantasiosa ya que los misiles antiaéreos S-200 disponen de un sistema de reconocimiento que distingue los aviones amigos de los aviones enemigos, detalle que el ministerio ruso de Defensa confirmó y posteriormente desmintió. En todo caso, el avión ruso de reconocimiento fue derribado sin que pueda decirse con certeza cómo y por quién.

La cobardía de los dirigentes británicos y franceses los ha llevado a censurar toda información sobre su propia responsabilidad en la operación. Londres no ha hecho absolutamente ningún comentario y París negó los hechos. La BBC y los medios vinculados a France-Television no se han atrevido a mencionar lo sucedido. Para el Reino Unido y Francia, la realidad de la política exterior está más que nunca totalmente excluida del debate democrático.

Interpretación inmediata de los acontecimientos



No sabemos en realidad si el derribo del avión ruso, que provocó la muerte de los 15 militares que se hallaban a bordo, es imputable al piloto israelí –lo cual parece muy poco probable– a los militares israelíes o a los países implicados en el ataque a Siria.

De la respuesta a esa pregunta depende un posible conflicto entre 4 potencias nucleares. Esta situación es, por tanto, extremadamente grave. De hecho, no tiene precedente desde la creación de la Federación Rusa, a finales de 1991.
La agresión británico-franco-israelí es la respuesta de Londres, París y Tel Aviv al acuerdo ruso-turco firmado en Sochi sólo horas antes. Se produce después de la negativa estadounidense, a principios de septiembre, de bombardear nuevamente Siria con un pretexto falso y al envío de una delegación de la administración Trump al mundo árabe para dar a conocer el desacuerdo de la Casa Blanca con las iniciativas franco-británicas [8].

Turquía firmó los acuerdos de Sochi bajo una fuerte presión de Rusia. En Teherán, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan se había negado antes a firmar el Memorándum sobre el repliegue de las fuerzas yihadistas y las tropas turcas en Idlib y el presidente ruso le había respondido secamente, reafirmando la soberanía y la integridad territorial de Siria [9] y subrayando además –por primera vez– que a la luz del derecho internacional la presencia militar turca en Siria es ilegal. Muy inquieto, Erdogan aceptó una invitación a viajar a Rusia 10 días después.

El acuerdo ruso-turco de Sochi –además de alejar un poco más a Turquía de la OTAN con contratos vinculados al sector energético– de hecho obligaba a Ankara a retirarse de una parte del territorio que ocupa en Siria, supuestamente en aras de mejorar la protección que ofrece a los “rebeldes” reunidos en la provincia de Idlib [10]. Además, Turquía sólo dispone de un mes de plazo para confiscar el armamento pesado de sus compinches de al-Qaeda y Daesh (el Emirato Islámico) [11].

Por supuesto, para Londres, París y Tel Aviv, el acuerdo ruso-turco es inaceptable porque en definitiva implica: 

- el fin de los yihadistas como ejército que Londres ha organizado, dirigido y manipulado durante décadas [12]
- el fin del sueño de un mandato francés sobre Siria y de la creación de una nueva colonia de Francia en el norte de ese país árabe, creación colonial que se justificaría denominándola abusivamente “Kurdistán” (la creación de un Kurdistán sería legítima únicamente dentro de las fronteras reconocidas en 1920 por la Conferencia de Sevres, o sea no en Irán, ni en Irak o en Siria sino únicamente en la actual Turquía [13]); 
- el fin del dominio regional de Israel, que se vería ante una Siria estable bajo la protección de Rusia.

Interpretación a mediano plazo de los acontecimientos

La alianza militar Reino Unido-Francia-Israel no había entrado en acción desde la crisis del Canal de Suez, en 1956. En aquella época, Anthony Eden, Guy Mollet y David Ben Gurión habían implicado las fuerzas de esos tres países de forma conjunta para humillar a los nacionalistas árabes, principalmente al líder egipcio Gamal Abdel Nasser, y restaurar los imperios coloniales de Inglaterra y Francia mediante la «Operación Mosquetero» [14].

Es exactamente lo mismo que ha sucedido en el ataque contra Latakia: como ha confirmado el secretario general del Hezbollah libanés, Hassan Nasrallah, ninguno de los blancos del ataque tenía relación alguna con Irán ni con el Hezbollah. Esta acción militar británico-franco-israelí no tenía ninguna relación con la lucha internacional contra los yihadistas en general o contra Daesh en particular. Sólo estaba relacionada con el deseo de los participantes de propiciar el derrocamiento de la República Árabe Siria o de su presidente, Bachar al-Assad. Su principal objetivo era matar científicos militares, principalmente a los especialistas en cohetería del Instituto de Industrias Técnicas de Latakia.

El ataque contra Latakia es, por consiguiente, la continuación de la política de asesinatos selectivos que Israel ha venido aplicando durante una veintena de años, sucesivamente contra los científicos iraquíes e iraníes y ahora contra los científicos sirios. Este es uno de los pilares de la política colonial: impedir que los pueblos a los que se pretende someter sean capaces de lograr acceso a los mismos sectores del saber que las potencias coloniales. Antiguamente, las metrópolis occidentales prohibían bajo pena de muerte que sus esclavos aprendieran a leer. Hoy en día, asesinan a los científicos de los pueblos que quieren esclavizar.

La política de asesinatos de científicos se interrumpió con la firma del acuerdo 5+1 (JCPOA) con Irán, que de todas maneras impedía el acceso de ese país al saber ya que estipulaba el cierre de las facultades de física nuclear en las universidades iraníes. Pero ha sido reactivada a raíz de la retirada estadounidense de ese acuerdo –el 8 de mayo de 2018. En efecto, exactamente un mes después, el Reino Unido, Francia y Estados Unidos bombardeaban Siria –el 14 de abril de 2018– y el único blanco de ese bombardeo fue el centro de investigación científica ubicado en la localidad siria de Barzeh [15].

Se trata de una simple repartición del trabajo: los yihadistas destruyen el pasado, los occidentales se encargan de destruir el futuro.

Interpretación de los acontecimientos a más largo plazo

Desde que Rusia desplegó fuerzas en Siria –el 13 de septiembre de 2015– para ayudar a ese país en la lucha contra los terroristas, los aliados de Estados Unidos comprendieron que se hacía imposible concretar el plan estadounidense sin arriesgarse a desatar una guerra mundial. Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, esos aliados comenzaron a revisar sus objetivos de guerra, abandonaron los del grupo llamado «Amigos de Siria» y se replegaron hacia sus estrategias históricas respectivas [16].

Fue esta lógica lo que los ha llevado a volver a formar la alianza que dio lugar a la crisis de Suez. Y es también esta lógica lo que ha llevado a Alemania a mantenerse a distancia de esa alianza.

Al principio de la Primera Guerra Mundial, los imperios británico, francés y ruso habían decidido cómo iban a repartirse el mundo cuando ganaran la guerra. El británico Mark Sykes, el francés Georges Picot y el ruso Serguei Sazonov se encargaron de negociar esa repartición del mundo. Durante la guerra mundial, los bolcheviques derrocaron al zar en Rusia, así que las regiones asignadas al imperio ruso volvieron a quedar disponibles. En definitiva, al término de la Primera Guerra Mundial, la única parte del plan que llegó a aplicarse fue la que tenía que ver con el Medio Oriente, lo que aún llamamos los «Acuerdos Sykes-Picot».

El regreso de Rusia a la palestra internacional viene por tanto a cuestionar la repartición colonial del Medio Oriente pactada entre británicos y franceses. La posibilidad de un choque acaba de surgir, por accidente o por voluntad de alguien, con el derribo del Ilushin-20 ruso durante la operación militar conjunta del Reino Unido, Francia e Israel contra la ciudad siria de Latakia.

Cómo reaccionar

El estupor de la comunidad internacional ante el repentino resurgimiento de un conflicto que ya tiene un siglo de existencia es palpable en el silencio de la cuenta de Twitter de la Casa Blanca.

Durante la crisis de Suez, las tropas israelíes implicadas contaban el doble de efectivos que el conjunto de las tropas británicas y francesas. El total de aquella fuerza conjunta se elevaba a 250 000 hombres. Comparada con la operación contra Latakia, la de Suez era por tanto una operación de muy gran envergadura. Pero ambas responden a la misma lógica diplomática y pueden llevar a lo mismo.


(Nota del editor del blog) La guerra del Sinaí, también conocida com la "crisis de Suez" o "guerra de Suez", se libró en territorio egipcio, en la Península del Sinaí, en el Canal de Suez y en la Franja de Gaza, entre el 29 de octubre y el 7 de noviembre de 1956. Se conformó una alianza militar entre Francia, Reino Unido e Israel contra Egipto al haber nacionalizado la Compañía del Canal de Suez y bloqueado los estrechos de Tirán. Aunque fue aplastante la victoria militar de la coalición, Egipto pudo conservar la nacionalización del Canal y se puso fin al papel de Francia y Reino Unido como superpotencias mundiales. En la gráfica aparecen dos leyendas de la época, el General israelí Moshe Dayan, Comandante de las operaciones militares israelíes y el político egipcio Gamal Abdel Nasser, presidente de Egipto e impusor del panarabismo y el socialismo árabe.


Durante la crisis de Suez, en plena guerra fría, la Unión Soviética amenazó al Reino Unido, Francia e Israel con una respuesta nuclear si no se retiraban de Egipto. Al principio, la OTAN respaldó a los europeos amenazando a Moscú con una guerra mundial, pero luego… lo pensó mejor. En plena guerra fría, Estados Unidos apoyó temporalmente a la URSS para detener la locura europea.

Para Washington, permitir que los europeos siguieran adelante habría sido empujar a todos los países árabes en brazos de los soviéticos. Era además imposible aceptar la intervención franco-británica en Egipto precisamente en momentos en que denunciaban la intervención del Pacto de Varsovia contra la revuelta húngara.

El presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower y su vicepresidente Richard Nixon desataron un ataque monetario contra la libra esterlina, enviaron fuerzas navales y aéreas estadounidenses a interferir las acciones del dispositivo británico-franco-israelí y prohibieron el uso del material militar francés financiado con fondos de Estados Unidos.

Fue posible preservar la paz internacional gracias a personalidades de terceras partes, como el secretario general de la ONU Dag Hammarskjöld (asesinado 3 años después y laureado con el Premio Nobel de la Paz a título póstumo), el ministro canadiense de Exteriores Lester B. Pearson (también laureado con el Premio Nobel de la Paz) y el líder del Movimiento de Países No Alineados y primer ministro de la India Jawaharlal Nehru.

La crisis de Suez reorganizó profundamente no sólo la vida política internacional sino también la escena política nacional en Reino Unido, Francia e Israel. 

- Burlando el derecho de veto de los europeos en el Consejo de Seguridad, la Asamblea General de la ONU intimó los invasores a retirarse de Egipto y creó la primera fuerza de interposición de las Naciones Unidas. 
- En el Reino Unido, la Cámara de los Comunes exigió el fin de la política colonial para favorecer los intereses económicos de Londres sólo a través del Commonwealth. 
- En Francia, comunistas, gaullistas y poujadistas (entre ellos Jean-Marie Le Pen) se unieron contra los centristas y los socialistas, algo que nunca volvió a suceder desde entonces. Seis años después, el presidente De Gaulle consideró que, al reconocer la independencia de Argelia, ponía fin a la colaboración militar francesa con el Estado colonial de Israel y retomaba la política de amistad y cooperación con los pueblos árabes que siempre había caracterizado a Francia, exceptuando sólo el paréntesis colonial [17].

La posición de los occidentales sobre la agresión contra Latakia es especialmente difícil porque, en violación de lo que ellos mismos habían acordado con Rusia, los israelíes sólo informaron a Moscú mucho después del inicio de la operación y sólo un minuto antes de disparar sus misiles. El Pentágono afirma que nunca fue informado. Pero tenemos que recordar que el acuerdo de no agresión mutua entre Israel y Rusia existe únicamente porque Israel es el arsenal de Estados Unidos en el Medio Oriente –en Israel se encuentran todos los depósitos estadounidenses de municiones para el conjunto de la región. Si Israel no avisó por adelantado al Pentágono sobre la operación contra Latakia, Israel ya no puede gozar de la protección estadounidense y, por consiguiente, Rusia puede cuestionar su pacto de no agresión con Israel.

La respuesta rusa depende de la posición de la Casa Blanca, posición que hoy se desconoce. Esa respuesta estará guiada por la voluntad de reducir la tensión –si fuera posible– y de mantener a la vez su disuasión castigando al o a los culpables que el Kremlin señale. Ni siquiera será necesario que Rusia haga pública esa sanción, a condición de que sean informadas las cancillerías interesadas.

La respuesta rusa


(Nota del editor del blog): El sistema defensivo ruso tierra-aire, S-300 que Moscú asegura, ahora sí, entregar a los sirios en corto plazo. Cuál será la reacción de Israel?, intentará destruirlos como hace con todos los sistemas de misiles que Irán intenta asentar en suelo sirio para el Hezbolá y las tropas gubernamentales sirias?

Rusia puede elegir entre ver el derribo de su avión como una falta cometida por un piloto israelí, atribuirlo a las fuerzas armadas de Israel o responsabilizar a los 3 países implicados (Reino Unido, Francia e Israel).

El ministro de Defensa de la Federación Rusa, Serguei Choigu, telefoneó a su homólogo de Israel, Avigdor Lieberman y le informó que considera a Israel responsable del incidente y que se reserva el derecho de respuesta. Un poco después, el presidente ruso Vladimir Putin declaró que «se trata de una serie de acontecimientos trágicos ya que nuestro avión no fue derribado por un aparato israelí». Putin puso énfasis en diferenciar esta situación del incidente del Sukhoi 24-M derribado deliberadamente por la aviación turca en noviembre de 2015. Así que nos dirigimos hacia la designación pública de Israel como único responsable y la adopción de alguna sanción secreta contra los 3 países implicados.

El encargado de negocios de Israel en Moscú, Keren Cohen Gat, fue convocado por el ministerio ruso de Exteriores mientras que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, seguía su primer reflejo tratando de culpar a Irán del incidente. Una delegación israelí, encabezada por el general Amikam Norkin, jefe del estado mayor de la fuerza aerea de Israel, corrió a Moscú con celeridad nunca vista. El general Norkin discutió las declaraciones del ministerio ruso de Defensa, clamó la inocencia de Israel y se esforzó por culpar a los sirios.

El presidente Donald Trump, gran admirador de la política exterior de Richard Nixon, tiene así en la mano la oportunidad que necesitaba para acabar con el apoyo del Reino Unido, Francia e Israel al Estado Profundo estadounidense. 

Pero, en plena campaña electoral legislativa, no puede dar la impresión de que apoya al rival ruso sancionando a los aliados de Estados Unidos. Trump está por lo tanto buscando cómo presentar a la opinión pública estadounidense ese importante cambio de posición. Es con esa perspectiva que ya condenó, en una entrevista concedida al sitio web Hill TV, la decisión de George Bush hijo de incrementar la implicación militar de Estados Unidos en el Medio Oriente a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El domingo 23 de septiembre, el general Igor Konachenkov, vocero del ministerio ruso de Defensa, presentó una síntesis de las informaciones rusas y de los datos que Siria e Israel entregaron a Rusia. 

- El general Konachenkov señaló que –al no avisar con suficiente antelación a la parte rusa sobre su ataque y al mentir sobre la localización de los objetivos de la acción– Israel violó deliberadamente el acuerdo de no agresión mutua de 2015. 

- Señaló que Israel puso en peligro los vuelos civiles en esa zona del Mediterráneo y denunció además que Israel es «enteramente» responsable del derribo del Ilushin-20 ruso. 
- Denunció que Israel no prestó ayuda a los militares rusos al ser alcanzado el avión
- Acusó al general Amikam Norkin, jefe del estado mayor de la fuerza aérea de Israel, de haber mentido al afirmar que los F-16 israelíes ya habían regresado a Israel cuando el avión ruso fue alcanzado. 
- Finalmente, el vocero del ministerio de Defensa de Rusia descartó las acusaciones de amateurismo lanzadas contra la defensa antiaérea de la República Árabe Siria.

Sin embargo, el general Konachenkov se abstuvo de cuestionar públicamente al Reino Unido y Francia a pesar de que estas dos potencias occidentales están implicadas en sus señalamientos contra Israel.

Si la Casa Blanca halla una narración de los hechos aceptable para sus electores, Rusia podría prohibir al Reino Unido, Francia e Israel toda intrusión no autorizada por el gobierno de Damasco en el espacio aéreo, marítimo y terrestre de Siria. Londres y París tendrían entonces que poner fin a sus amenazas de bombardeo contra Siria, que hasta ahora habían justificado con pretextos como los incidentes químicos bajo falsa bandera, y se verían obligados a retirar de Siria sus fuerzas especiales. Esta última medida se aplicaría a todos los protagonistas en general, con excepción de Estados Unidos y, en Idlib, de Turquía.


Thierry Meyssan

Enlace a la primera entrega
¿Quién quiere reactivar la guerra en Siria? (1)

Artículo relacionado:
SIRIA: El ocaso de la guerra

ACLARACIÓN sobre este artículo: 
Todas las fotografías, notas del editor, subrayados, negrillas y cursivas corresponden al editor de este blog (excepto las dos fotografías de portada de la edición original que corresponde a la RED VOLTAIRE la cual puede ser consultada por el lector en los siguientes enlaces)
Fuente original


NOTAS
[1] “Declaración de Principios del Pequeño Grupo para Siria”, Red Voltaire, 18 de septiembre de 2018.
[2] «Parámetros y principios de la asistencia de la ONU en Siria», por Jeffrey D. Feltman, Red Voltaire, 3 de septiembre de 2018.
[3] “There will be no international reconstruction assistance in Syrian-governement-held areas absent a credible political process that leads unalterably to constitutional reform and UN-supervised elections, to the satisfaction of potential donor countries”.
[4] “Wenn es eine politische Lösung in #Syrien gibt, die zu freien Wahlen führt, sind wir bereit Verantwortung beim Wiederaufbau zu übernehmen”
[5] «Alemania toma posición contra la directiva Feltman», Red Voltaire, 14 de septiembre de 2018.
[6] «Resolución 2254 (Plan de Paz para Siria)», Red Voltaire, 18 de diciembre de 2015.
[7] «Consenso entre sirios en Sochi», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de febrero de 2018.
[8] «¿Quién quiere reactivar la guerra en Siria?», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 4 de septiembre de 2018.
[9] «Joint Statement by Irán, Russia and Turkey dealing with Syria», Voltaire Network, 7 de septiembre de 2018.
[10] «Se pospone la batalla de Idlib», Red Voltaire, 18 de septiembre de 2018.
[11] «Memorándum para la estabilización de la situación en la zona de desescalada de Idlib», Red Voltaire, 17 de septiembre de 2018.
[12] Ver la segunda parte del libro De la impostura del 11 de Septiembre a Donald Trump, Thierry Meyssan, Orfila Valentini, 2017.
[13] «Los proyectos (diferentes) de creación de un Kurdistán», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de septiembre de 2016.
[14] La «Operación Mosquetero» (en francés «Opération Mousquetaire» y en inglés «Operation Musketeer») fue la operación militar conjunta franco-israelo-británica durante la cual tropas de esos países se apoderaron (en 1956) del Canal de Suez, nacionalizado por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. Nota de la Red Voltaire.
[15] «El fiasco del bombardeo occidental contra Siria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de abril de 2018.
[16] «Salir de la guerra contra Siria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 11 de septiembre de 2018.
[17] «Conferencia de prensa de Charles De Gaulle, fragmento sobre Israel», Re Voltaire, 27 de noviembre de 1967.

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