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19 agosto 2019

El depravado poder del dinero. Jeffrey Epstein y sus amigos




Introducción por el redactor del blog.

Sobre Abogados y el derecho a la defensa

Al parecer el conocido multimillonario Jeffrey Epstein "prefirió" la muerte antes que afrontar un juicio por sus ya recurrentes casos de abuso y tráfico sexual de menores. No cabe duda que habría sido interrogado concienzudamente y que hubiera podido delatar a muchos de sus amigos e invitados a sus colosales orgías. Nombres de conocidos políticos, inversores, artistas, abogados ya suenan en los medios. Por supuesto, eso no significa responsabilidad alguna, alguien pudo ser amigo, conocido o mantener una relación de negocios, etc, con Epstein sin que haya participado ni conocido las depravaciones del difunto. De todas formas muchas personalidades de los Estados Unidos se sienten aliviadas tras su desceso.

Noticias de toda índole se publican a diario, sobre todo en la prensa de habla inglesa. Y no faltan las teorías de la conspiración, al más puro estilo Hollywood, al fin y al cabo los Estados Unidos parece ser la fuente paradisiaca para los amantes de lo "oculto", con el agravante que el siguiente caso involucra a multimillonarios inversionistas judíos, "agentes sionistas" y otros que luchan por "conquistar el mundo", así como aparecen en escena ¨terroríficos" abogados y, circunstancialmente, políticos de la talla de Bill Clinton y Mr. Trump (un delicioso aperitivo para la conspiranoia).

En el plano serio, el fiscal general de los Estados Unidos denunció irregularidades en la muerte en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York del millonario Jeffrey Epstein. El declarado -oficialmente- suicidio por ahorcamiento no impedirá que continúe la investigación de la acusación: tráfico sexual; y, la lógica dice que si va a continuar las pesquisas es porque otras personas serán imputadas. 

De hecho, el equipo de fiscales y agentes federales que consiguieron armar el caso contra Epstein están tras un círculo de personas que, "según los testimonios de las demandantes, participaron en la trama de explotación sexual de menores, ya sea reclutando o coaccionando a jóvenes para ponerse al servicio de la red que estuvo activa durante más de diez años".

Para quienes han seguido el caso, en 2007 se firmó un acuerdo entre el Estado y Epstein que evitó un proceso público. Epstein se declaró culpable y negoció una leve condena  de 13 meses, se llegó a otro acuerdo, no imputar a cuatro mujeres, “potenciales conspiradoras”, las que conseguían las "niñas" para Epstein y sus invitados. Como marca la ley federal, esos acuerdos son válidos en la Florida pero ahora la acusación proviene del estado de New York. 

Hasta cierto punto, el escándalo sexual que implica a Epstein y sus amigos, socios, "invitados" y otros no es la novedad. Lo novedoso es que la trama deriva en complejos entramados financieros, "incluye constantes y extraños flujos de dinero entre numerosas empresas, organizaciones supuestamente benéficas y bancos en paraísos fiscales". 



De allí la acción del FBI al allanar la isla caribeña de Jeffrey Epstein a los dos días del aparente suicidio. Si, la isla "Little St. James", en las islas Vírgenes Estadounidenses, fue adquirida hace dos décadas por Epstein y es el presunto sitio de las continuas fiestas sexuales con menores de edad del propietario y su círculo de amigos ricos, gente con poder e invitados especiales.

Más detalles los puede encontrar en cualquier medio sin dificultad. Este blog tiene interés por algo que marca la diferencia a las notas de prensa. Una investigación desarrollada por la periodista de The New Yorker, Connie Bruck, que se enfoca no solo en Epstein sino en una celebridad de las Cortes de Apelaciones estadounidenses, el famoso abogado Alan Dershowitz, según nuestra fuente de consulta, defensor de violadores, pedófilos y asesinos.

Aquí un paréntesis para dejar sentada algunas notas sobre la legalidad y el ejercicio profesional de un abogado defensor.  

No debería cuestionarse que un abogado penalista especializado en defensa de presuntos criminales sea criticado por ese hecho. Aquello no implica absolutamente nada, mucho menos responsabilidad legal. La ética profesional obliga a defender al mismísimo "diablo" -por exagerar-. El trabajo profesional de un jurista es técnico, solo se consigue estudiando y preparando profundamente un caso. Existe una premisa fundamental que deben tener en cuenta los no abogados, la ley existe y es deber de un abogado defensor hacer que se cumplan las garantías del debido proceso para el sindicado. De hecho, connotados juristas expresan que la misión del defensor no es hacer justicia si no conseguir que el proceso sea llevado dentro del marco de la legalidad. Críticas, lágrimas de cocodrilo, razgadura de vestiduras es muy común observar en quienes atacan la defensa profesional de un abogado y, sin duda, es comprensible en ciertos casos; por ejemplo, que un padre sienta total repulsa contra el defensor del asesino violador de su hija, comprensible. Pero tal crítica deja de tener validez cuando es un colega de la profesión quien emita esos juicios de valor. Incluso en círculos judiciales se ha llegado a plantear que ese tipo de casos no se defiendan, que deberían quedar en manos de un defensor de oficio (o defensor público). Esa posición es tan reprobable como el accionar de un abogado corrupto (que existen y muchos), violándose un derecho universal fundamental, el derecho a la libre defensa sin excepción. Ahora se aprecia como "normal" que se someta a los abogados a un "juicio paralelo" ante la "opinión pública", poniéndoles al mismo nivel de la acusación contra su defendido.

No estando bajo ninguna circunstancia prohibido defender a un presunto criminal, deberíamos reflexionar antes de emitir un comentario que convierta al abogado defensor en partícipe del acto por el cual se encuentra incriminado su cliente. Naturalmente, lo que si raya en lo antiético es que el abogado recurra al engaño a la autoridad o ejerza otro tipo de acciones que entorpezca no solo la investigación sino que "acuse" a fiscales y jueces en claro detrimento de la independencia judicial.

No cuestionaré más una realidad latente, la profesión del Derecho, sobre todo del defensor de causas penales se halla desprestigiada. Es un hecho que gran número de abogados -dejando a un lado los discursos y la ética profesional- buscan un modus vivendi más que hacer respetar los derechos de su cliente. Para muchos profesionales del Derecho defender causas penales como el narcotráfico es una oportunidad de ganar un buen dinero (asunto que se vuelve relativo porque la inmensa mayoría de casos son de simples correos o "mulas" de la droga) y también depende del país en que se litiga o del nivel económico del cliente... Además, hay que conocer gente del medio (contactos entre abogados, jueces y fiscales), poseer una dosis de sinvergüencería, "cualidades" sine qua non para que un jefe mafioso, un psicópata asesino hijo de papito o un depravado sexual con cuentas bancarias con muchos ceros contrate a un buffet de abogados o a uno independiente que sea "bueno" en su rama.



En fin, volvamos al tema central de esta entrada. Lo que la periodista Connie Bruck detalla, va más allá de su trabajo investigativo, demuestra valor y coraje al plantear que el mencionado abogado Alan Dershowitz no solo era defensor de Epstein si no que podría haber indicios de su participación en las perversiones sexuales de su cliente con menores de edad, eso significa ya otra cosa que el simple respeto a los derechos inviolables de un profesional del Derecho. Dershowitz es ya un octogenario pero ha declarado la guerra a sus detractores. 

Me he extendido demasiado, queda a su disposición la investigación de Connie Bruck, cuyo trabajo original en inglés fue publicado como "Alan Dershowitz, Devil’s Advocate. The noted lawyer’s long, controversial career—and the accusations against him", literalmente traducido como "Alan Dershowitz, abogado del diablo. La larga y controvertida carrera del destacado abogado, y las acusaciones en su contra". (Las ilustraciones  en caricatura aquí constantes son del artículo original en inglés del New Yorker, demás fotografías son interpuestas por el editor de este blog. El título en castellano y la traducción del artículo corresponde a la web Sott.net).

Tito Andino U.


*****


El abogado del diablo: Alan Dershowitz, defensor de violadores, pedófilos y asesinos

Connie Bruck
The New Yorker

Dershowitz dice:
"Todo abogado criminal honesto le dirá que defiende al culpable y al inocente"...

"Una mentira es una mentira", dijo Whoopi Goldberg. Fue el 2 de mayo, y ella estaba en el escenario de "The View", el programa de entrevistas diurno que ella co-presenta. El tema era el Procurador General William Barr, quien argumentó que el informe del abogado especial Robert Mueller no era tan alarmante como parecía -apoyando la afirmación de Donald Trump de que no había habido "ninguna colusión, ninguna obstrucción" en el caso de Rusia. Goldberg se mostraba incrédula. "Nuestros padres nos enseñaron que si mientes, hay consecuencias", dijo. "¿Cuándo volverán las consecuencias?

Su invitado, el abogado Alan Dershowitz, ofreció una respuesta que combinaba el análisis legal y el handicap político. "Vuelvan en noviembre de 2020, cuando todos vayamos a las urnas y votemos en contra de la gente que creemos que mintió", dijo. "Pero sería algo terrible" -levantó un dedo para enfatizar- "criminalizar las mentiras". 

Dershowitz es un invitado frecuente en espectáculos como "The View"; durante décadas, ha sido un invitado frecuente en casi todas partes. Si usted es un productor de televisión que está preparando un segmento sobre un célebre caso criminal, Dershowitz es una cita ideal. Intelectualmente ágil y sumamente seguro de sí mismo, es profesor emérito en la Facultad de Derecho de Harvard, pero también lector ocasional (y tema) de los tabloides. A lo largo de los años, ha escrito miles de artículos en periódicos, columnas de revistas y publicaciones en la Web. Con la ayuda de asistentes de investigación, ha publicado tres docenas de libros, incluyendo "La Mejor Defensa", "Chutzpah" y "El McCartismo Sexual", que relatan sus casos y presentan sus opiniones. 


El abogado Alan Dershowitz, fotografía de febrero del 2016

En los últimos años, a medida que Dershowitz se acercaba a los ochenta años, su presencia pública se desvaneció un poco. Pero la presidencia de Trump ha facilitado su regreso. Dershowitz, un defensor de las libertades civiles, se ha especializado en defender a la gente que hace cosas escandalosas, y Trump hace cosas escandalosas constantemente. Los medios de comunicación que buscan a alguien que argumente del lado de Trump se han alegrado de tener a Dershowitz al aire explicando por qué los críticos del Presidente están poniendo la política antes que la ley. En mayo, una edición del informe Mueller, con una introducción de Dershowitz, entró en la lista de los más vendidos del Times. 

En "The View", Goldberg prometió a la audiencia que repartiría copias del libro después de la grabación. Pero ella seguía escéptica de la defensa de Barr por parte de Dershowitz. Él ofreció una explicación: mentir al Congreso o al FBI era ilegal, pero no engañar al público. "El imperio de la ley requiere que distingamos entre pecados y crímenes", dijo. "No hay ningún crimen federal que diga que es ilegal mentir a los medios". 

Después de un comercial, comenzó el siguiente segmento, con imágenes de varios clientes controvertidos de Dershowitz: Claus von Bülow, O. J. Simpson, Mike Tyson. El grupo incluía a Jeffrey Epstein, un acaudalado administrador de dinero que había sido acusado de abusar sexualmente de niñas menores de edad. 

A partir de 2005, los investigadores habían rastreado una operación de tráfico sexual que se extendía desde mansiones en Nueva York y Palm Beach hasta una isla caribeña, Little St. James, de propiedad de Epstein. A medida que los cargos se hicieron públicos, los informes de prensa enumeraron a sus famosos conocidos -incluidos Bill Clinton, el príncipe Andrew y Kevin Spacey- y describieron los viajes a la isla en su avión, el llamado Lolita Express. A pesar de los testimonios jurados de más de una docena de mujeres, Dershowitz y su equipo lograron un acuerdo en el que Epstein se declaró culpable de cargos menores y sólo cumplió una breve sentencia. 

En "The View", que fue presentado por cuatro mujeres, Dershowitz describió la experiencia como tensa: "Es un caso que fue muy, muy difícil y muy, muy doloroso para mí, porque vi víctimas reales allá afuera. Soy un gran partidario del movimiento 'MeToo'". Pero, dijo, un abogado está obligado a defender los derechos del acusado: "Pienso en mí como un médico o un sacerdote. Si llevan a Jeffrey Epstein a la sala de emergencia, el médico se encargará de él". (Dershowitz me lo dijo de otra manera, en una de una serie de conversaciones esta primavera y verano: "Todo abogado criminalista honesto te dirá que defiende al culpable y al inocente".

Una de las anfitriones, Abby Huntsman, señaló: "Se complica más en tu vida personal". En 2014, Virginia Roberts Giuffre, una de las víctimas de Epstein, declaró en una demanda judicial que Epstein la prestó para tener relaciones sexuales con sus amigos, entre ellos Dershowitz. Dershowitz ha negado enérgicamente las acusaciones y ha afirmado que Giuffre es una mentirosa casi patológica que trama un complot de extorsión. Las afirmaciones de Giuffre sobre él nunca han sido directamente probadas en los tribunales; en cambio, han aparecido como argumentos secundarios en las demandas civiles presentadas por otros. Dos semanas antes de la grabación, Giuffre había demandado a Dershowitz directamente, por difamación. 

En el aire, Dershowitz dijo que acogía con beneplácito la demanda de Giuffre. "También le doy la bienvenida a venir a este programa y acusarme cara a cara", dijo. "He sido falsamente acusado", continuó, más intensamente. "Así que le doy la bienvenida a este juicio." Se frotó las manos. "Esta es la primera oportunidad que tengo de probar mi inocencia de forma concluyente." 

Huntsman leyó una declaración de Giuffre: 

- "Mis abusadores han tratado de ocultar su culpabilidad detrás de una cortina de mentiras. Mi denuncia exige la rendición de cuentas a la que yo y las demás víctimas tenemos derecho.

- "Ella tiene razón. Ella tiene derecho a una rendición de cuentas", dijo Dershowitz. "Yo..." 

- "Alan", dijo Goldberg. El segmento se estaba quedando sin tiempo. 

- "...invité al F.B.I. al juicio -" 

- "Alan, tienes que parar." 

- " - para qué -" 

- "¡Alan! ¿Quieres que regale el libro? Tenemos que regalar el libro". 

Dershowitz recuperó la compostura y sonrió para la cámara. Antes de que el programa pasara a comercial, dijo una última palabra:

- "Mi reputación es más importante que mi libro". 


caricatura de Edwars Steed


Durante décadas, mientras Dershowitz enseñaba en la Facultad de Derecho de Harvard y ejercía como abogado de defensa criminal, coleccionó notas de sus críticos y colocó las más vitriólicas en la puerta de su oficina: "Eres un demonio del mal"; "Eres el mejor argumento para el aborto que se puede presentar." Las notas señalaban a los estudiantes que la ley era un campo de combate de principios, aunque uno alegre, un mensaje reforzado por la manera habitual de Dershowitz de una beligerancia genial. Cuando fue atacado, no sólo por escritores de notas, sino también por colegas del colegio de abogados y por un juez ocasional, sólo confirmó la eficacia de lo que Dershowitz ha llamado su "estilo legal de confrontación". Se especializa en derecho de apelación, trabajando para anular condenas en apelación, una rama del derecho que a menudo requiere desmantelar la estrategia y los argumentos de otros abogados. Laurence Tribe, un experto en derecho constitucional y asociado de Dershowitz en Harvard, me dijo: "Se deleita en tomar posiciones que en última instancia no sólo son controversiales, sino que están muy cerca de ser indefendibles". 

Dershowitz creció en una casa ortodoxa judía en Borough Park, Brooklyn, ha escrito que a menudo se peleaba con niños italianos en el vecindario, "aunque no recuerdo haber tenido nada peor que unas pocas cortadas profundas, varios dientes rotos y una conmoción cerebral". (Su madre, Claire Dershowitz, disputó este relato, diciendo al Washington Post, "La única vez que le cayeron los dientes fue cuando jugaba al tenis"). En la yeshiva, tenía fama de tipo listo, y su director le recomendó que se convirtiera en "algo donde se usa la boca pero no se necesita mucho cerebro". 

En el Brooklyn College, comenzó a aplicarse, y sobresalió. En 1959, fue admitido en la Facultad de Derecho de Yale. Antes de mudarse a New Haven, se casó con Sue Barlach, tenía diecinueve años cuando llegaron a New Haven, y en dos años tuvieron un hijo. En 1963, nació el segundo hijo de Sue y Alan. 

Dershowitz se sentía como un forastero en la facultad de derecho. Se mantuvo kosher, lo que significaba que no podía comer en el comedor común, y no conducía ni trabajaba en sábado. Cuando se le consideraba para el puesto de redactor jefe del Yale Law Journal, los compañeros le preguntaron si su observancia religiosa interferiría con sus responsabilidades editoriales. Consiguió el puesto de todos modos. 

Durante su segundo año, solicitó un trabajo de verano en unos treinta bufetes de abogados de Wall Street y fue rechazado por todos ellos, notablemente por Cravath, Swaine & Moore, donde tenía muchas ganas de trabajar. (En 1976, representó a un abogado italo-americano que estaba demandando a la firma por discriminación religiosa y étnica.) Aún así, causó una impresión en Yale. Dershowitz se graduó como el mejor de su clase y pasó a servir como secretario de dos estimados jueces liberales: David Bazelon, de la Corte de Apelaciones del Circuito de Washington, D.C., y Arthur Goldberg, el Juez de la Corte Suprema. En 1964, Dershowitz fue contratado como profesor asistente en la Facultad de Derecho de Harvard, y a los veintiocho años se convirtió en profesor titular. Stuart Eizenstat, un estudiante suyo que más tarde se convirtió en asesor político del presidente Jimmy Carter, me dijo: "Fue el profesor más emocionante e interesante que tuve en la Facultad de Derecho de Harvard". 

Dershowitz se estableció como un libertario civil, con un interés particular en los derechos de los enfermos mentales. Apasionado defensor de la Primera Enmienda, defendió el discurso neonazi y la pornografía. Se unió a la junta nacional de la Unión Americana de Libertades Civiles, y representó a muchos litigantes pro bono en casos que involucraban desafíos a la censura y a la pena de muerte. 

Nancy Gertner, una ex jueza federal que trabajó con Dershowitz a finales de los setenta y ahora enseña en la Facultad de Derecho de Harvard, me dijo: "Es muy brillante, sólo en el sentido de la velocidad con que trabaja su mente y de lo prolífico que es en producir pensamientos". Desde el principio de su carrera, Gertner dijo, "tenía la imaginación para ver estrategias y argumentos que otras personas no ven". También comprendió, antes que la mayoría de sus pares, el valor de desplegar los medios de comunicación. Como escribió en sus memorias de 2013, "Taking the Stand", "Si no tienes la ley o los hechos legales de tu lado, argumenta tu caso en el tribunal de la opinión pública". Dershowitz parecía encantado con la publicidad, a pesar de que le dijo a sus amigos que "el sabelotodo agresivo y hablador rápido" que aparecía en la televisión no era realmente él. Algunos miembros de la facultad de derecho estaban desconcertados por su presencia en los medios de comunicación, su autopromoción y su decisión de ocuparse de los casos mientras enseñaba. Pero Dershowitz escuchó el consejo que dijo que la Juez Bazelon le había dado: "No sigas los pasos de nadie. Tus pies son demasiado grandes para que quepan las huellas de alguien más. Crea tu propia vida". Dershowitz escribió una vez: "Daba miedo, pero se ajustaba exactamente a mi personalidad". 

Su relación matrimononial había empeorado desde 1970, cuando la familia regresó a Cambridge, Dershowitz se sumergió en un caso en Nueva York, en el que defendió con éxito a un miembro de la militante Liga de Defensa Judía contra un cargo de asesinato por el bombardeo de dos edificios de oficinas. Los colaboradores de Dershowitz fueron Harvey Silverglate, un antiguo alumno suyo, que tenía un pequeño bufete en Boston, y Jeanne Baker, una estudiante de derecho que era asistente de investigación allí. "Trabajar con estos dos extraordinarios abogados jóvenes", escribió, "me dejó claro lo infeliz que era en mi matrimonio". 


Alan Dershowitz, en sus años de fama como abogado

En 1973, él y Sue se separaron, después de catorce años de matrimonio, pronto solicitó el divorcio. El caso llegó a los tribunales a principios de 1976, en las largas conclusiones del juez Haskell Freedman, escribió que el comportamiento de Dershowitz hacia Sue "afectó negativamente la salud de la demandante hasta el punto de que requirió tratamiento médico y brevemente algo de terapia psiquiátrica". (Dershowitz niega haberla maltratado, y su hijo Elon dijo que no presenció ningún tratamiento inadecuado). 

Sue había recibido la custodia provisional de los niños, Dershowitz, representado por su amigo Silverglate, buscaba la custodia exclusiva. Trajo a un psiquiatra llamado Pierre Johannet, después de escuchar cintas de conversaciones telefónicas entre Dershowitz y Sue (Dershowitz tiene un largo hábito de grabar llamadas, pero dice que no recuerda haberlas grabado). El juez Freedman influenciado por las cintas (Sue se dirigió a Dershowitz "en los términos más despectivos", "ella le insultó por teléfono mientras los niños escuchaban" e interfirió con las visitas de Dershowitz a los niños) y basado en el testimonio de varios testigos, incluyendo a la hermana de Sue, Marilyn, que para entonces estaba casada con el hermano de Dershowitz, otorgó la custodia a Dershowitz. 

El divorcio pareció liberar a Dershowitz. Salió con muchas mujeres, convirtiéndose en una presencia familiar en el bar del restaurante Harvest, en Cambridge. En 1982, Dershowitz estaba dando un discurso en Boston, y una psicóloga llamada Carolyn Cohen fue a escucharlo; la vio en la parte de atrás de la habitación y se quedó pasmado. Pronto comenzaron a vivir juntos, y se casaron cuatro años después; su hija nació en 1990. Compraron una casa en Cambridge y vacacionaban en Martha's Vineyard. 

Sue Barlach se mudó a Nueva York, y durante varios años trabajó como bibliotecaria de investigación para el Sindicato Internacional de Trabajadoras de la Confección de Damas. En la víspera de Año Nuevo de 1983, caminó hasta la mitad del Puente de Brooklyn y saltó a su muerte

Una noche de 1980, Dershowitz apareció en el dormitorio Quincy House de Harvard, donde estaba programada la proyección de la película pornográfica "Garganta Profunda". Estaba preparado para la controversia. La estrella femenina de la película, Linda Lovelace, había publicado recientemente unas memorias, "Ordeal", en las que decía que su marido la había obligado a punta de pistola a actuar en la película, y que su caso se había convertido en una causa feminista célebre. En los días previos a la proyección, algunas residentes de Quincy House se habían opuesto a ser "sometidas a abuso y degradación en nuestra propia sala de estar". 

Cuatro años antes, Dershowitz había representado a Harry Reems, la estrella masculina de la película, que había sido condenado por conspirar para transportar una película obscena a través de las fronteras estatales. Dershowitz vio la supresión de "Garganta Profunda" como una violación de la libertad de expresión. Tampoco estaba convencido de que la actuación de Lovelace fuera coaccionada. En "La mejor defensa", recuerda haberle preguntado a Reems sobre sus afirmaciones. Reems, según escribió, "se rió y dijo: '¿Estás bromeando?... Estaba muy interesada'." 


caricatura de Roz Chast


Después de que las mujeres jóvenes de Quincy House pidieran a la policía que impidiera la proyección, Dershowitz sostuvo que estaba en juego una libertad fundamental. "Si hay algo más odioso para un libertario civil que el castigo a la libertad de expresión después de que ésta ha tenido lugar, es la emisión de una orden judicial previa para impedir la libertad de expresión en primer lugar", escribió. Dershowitz argumentó en varios lugares, incluyendo una columna mensual que escribió para Penthouse, que las "feministas radicales" estaban usando a Lovelace para promover una "guerra total contra la pornografía". Cuando una multitud de espectadores y manifestantes se reunió frente a Quincy House para la proyección, les dijo: "Las fascistas feministas no son mejores que cualquier otro tipo de fascistas". 

Durante los años ochenta y noventa, Dershowitz continuó abogando por las libertades civiles, pero sus casos se centraron cada vez más en la celebridad, la riqueza y la codicia. 

En su libro "Letters to a Young Lawyer", Dershowitz identificó algunos rasgos comunes entre sus clientes más infames


"Cada uno de estos acusados tiene cantidades prácticamente ilimitadas de algunas cosas, como dinero, poder o acceso al sexo o al poder. Ellos, como todos los demás, también tenían cantidades limitadas de otras cosas, como la vida, la salud, la duración de la carrera, la reputación, el tiempo con la familia, etc. Se metieron en problemas poniendo en riesgo lo que tenían en cantidades limitadas para aumentar las cantidades de lo que tenían en cantidades ilimitadas"

Su primer cliente famoso en la prensa sensacionalista fue Claus von Bülow, un aristócrata danés-británico que había sido condenado por intentar matar a su esposa, la heredera Martha (Sunny) von Bülow. En 1982, contrató a Dershowitz para apelar la condena. Von Bülow, formado como abogado, tenía buenos modales y, como resultado de su matrimonio, una gran fortuna. Al describir su primera visita a la residencia de von Bülow, Dershowitz escribió: "Aunque había pasado por muchas de las elegantes mansiones a lo largo de la Quinta Avenida en mi camino de ida y vuelta a los museos, nunca había estado dentro de una". Había un ascensor de paneles de madera, obras de arte en el pasillo y una sala de estar con libros antiguos encuadernados en cuero en los estantes. "Sentí que estaba en un mundo diferente", escribió. 

Von Bülow había sido condenado por intentar matar a su esposa inyectándole insulina; después, cayó en un coma de décadas, de la que nunca salió. Dershowitz, al frente de un equipo de estudiantes de derecho y jóvenes asociados, ideó un argumento de apelación basado en la idea de que Sunny podría haber causado su propio coma, a través de una prolongada adicción a las píldoras y el alcohol. En 1984, Dershowitz revirtió la condena y, en un nuevo juicio, von Bülow fue absuelto

Dershowitz escribió un libro sobre el caso, "Reversal of Fortune", que fue publicado en 1986. Nora Ephron, al revisarlo para el Times, señaló irónicamente: "A lo largo de la venerable tradición de los abogados defensores que escriben libros sobre sí mismos, el Sr. Dershowitz tomó decisiones brillantes que nadie más habría tenido la valentía o la inteligencia suficiente para considerar". Dershowitz escribió una carta al editor quejándose de que Ephron se estaba burlando de su trabajo para ayudar a que se publicara el libro de un amigo sobre el mismo caso. (El amigo no publicó tal libro; y, Efrón contestó, ni siquiera era su amigo.) 

"Reversal of Fortune" se vendió mal, pero Elon, que estaba involucrado en el negocio del cine, pensó que podría encontrar una mayor audiencia en forma de película. En 1990, se estrenó como una gran película de Hollywood, con Elon como coproductor. Dershowitz, interpretado por Ron Silver, es representado en la pantalla como un luchador comprometido con los principios. "No soy un sicario", le dice a von Bülow, interpretado por Jeremy Irons. "Tengo que sentir que hay un asunto moral o constitucional en juego." 

Varios estudiantes de la Facultad de Derecho de Harvard que estaban en la clase de derecho penal de Dershowitz en la primavera siguiente me dijeron que estaban entusiasmados de que les enseñara una celebridad legal. Pero algunas de las mujeres de la clase se sintieron incómodas con sus conferencias

Dershowitz ha escrito con frecuencia que la defensa de los derechos de los acusados en casos de violación es una aplicación crucial de la presunción de inocencia. En "Contrario a la Opinión Popular", publicado en 1992, incluyó una lista de casos en los que las mujeres reconocieron haber hecho falsas acusaciones de violación. "Precisamente porque la violación es un delito tan grave que acusar falsamente a alguien de violación también debería considerarse un delito extremadamente grave. ¡Imagínese a usted mismo o a un 'ser querido' siendo falsamente acusado de violar a una mujer!

Algunos estudiantes pensaban que forzaba la lógica para defender a los hombres. "En opinión de Dershowitz, los hombres acusados de violación deben tener una defensa", recordó una estudiante de la clase de 1991. "Tenía maneras enrevesadas de pensar sobre cómo los hombres podían malinterpretar la falta de consentimiento. Y no fue relegado a cuando hablábamos de un caso de violación. Dondequiera que estuviéramos en el programa de estudios, él lo mencionaba." 

William Kennedy Smith, sobrino de John F. Kennedy, había sido acusado recientemente de violar a una mujer en una propiedad de la familia Kennedy, y Dershowitz hablaba frecuentemente con los medios de comunicación sobre el caso. (Smith argumentaba que el sexo era consensual, y luego fue absuelto.) En clase, según una segunda estudiante, que ahora es la directora ejecutiva de una organización sin fines de lucro, "hablaba de Smith y de la mujer que jugueteaba en las olas, arrancándoles la ropa". A mediados del semestre, "una mujer levantó la mano y dijo, esencialmente, ¡basta de ejemplos de violación! Hay mujeres en esta clase que han sido violadas. ¿Podemos pasar a otra cosa?

"Se incendió de furia", recordó Murph Willcott, un estudiante varón que estaba en la clase durante el enfrentamiento. "Pareció tomar eso como un desafío a su autoridad, y dejó claro que iba a enseñar lo que quería enseñar." 

Dershowitz le dijo a The New Yorker, "Hubo una controversia en la clase, y un número muy pequeño de estudiantes se opusieron a la enseñanza". Su intención, dijo, era jugar al "abogado del diablo" para desafiar el pensamiento de los estudiantes. Dershowitz no ha eludido las ideas provocativas sobre el sexo y la ley. En un artículo de opinión publicado en 1997 en Los Angeles Times, argumentó en contra de las leyes contra la violación por parte de las autoridades, escribiendo: "Debe haber sanciones penales contra las relaciones sexuales con niños muy pequeños, pero es dudoso que tales sanciones se apliquen a los adolescentes mayores de la edad de la pubertad, ya que el sexo voluntario es tan común en su grupo de edad". Sugirió que quince años era una edad razonable de consentimiento, sin importar la edad de la pareja. También ha argumentado en contra de castigar a los hombres que contratan prostitutas. En un artículo de 1985, en el Gainesville Sun, Dershowitz propuso que no se arrestara a un cliente "que ocasionalmente intenta probar el fruto prohibido del sexo por encargo". El ejecutivo sin fines de lucro recordó que habló de la idea en clase: "Dijo: 'Las prostitutas saben lo que hacen, deben ser procesadas. Pero no deberías arruinar la vida del tipo por eso'. Si hubiera levantado la mano para desafiar eso, me habría distinguido como -Dios no lo quiera- feminista". 

Cuando la gente de Harvard se opuso a los puntos de vista de Dershowitz, insistió en que las libertades civiles eran más importantes que las sensibilidades políticas. 

En abril de 1991, Mary Joe Frug, profesora de Derecho de Nueva Inglaterra, fue asesinada por un asaltante con un cuchillo cerca de su casa, en Cambridge. En marzo siguiente, el Harvard Law Review publicó un artículo en el que había estado trabajando cuando fue asesinada, "Un manifiesto legal postmoderno feminista", que examinaba cómo la ley perpetuaba la subyugación de las mujeres. 

En el aniversario del asesinato de Frug, el Harvard Revue, una revista satírica supervisada por los editores de la revista Review, publicó una parodia, "Manifiesto Varonil del post-mortem del feminismo legal". La autora, "Mary Doe", fue descrito como la "Profesora de Derecho Rigor-Mortis". El comentario, escrito en primera persona, "fue reconstruido a partir de pedazos dictados a Eva XX, una feminista telequinética, desde más allá de la tumba". Review celebró su banquete de gala esa noche, y dejó copias de Revue en los platos de los invitados. 

Los profesores liberales de la facultad de derecho estaban indignados. La tribu Laurence comparó a los estudiantes que habían escrito la broma con los miembros del Ku Klux Klan. Él y David Kennedy firmaron una carta, junto con una docena de profesores, condenando la atmósfera de "sexismo y misoginia" de la facultad de derecho. Los estudiantes se disculparon, pero el furor no desapareció. En una columna de Los Angeles Times, titulada "La caza de brujas de Harvard quema lo incorrecto en la estaca", Dershowitz reconoció que la parodia era "algo" ofensiva, pero argumentó que la respuesta indicaba un problema sistémico. "La reacción exagerada ante la sátira es un reflejo del poder de las mujeres y los negros para definir el contenido de lo que es políticamente correcto e incorrecto en los campus universitarios y de las facultades de derecho", escribió. "Las feministas radicales pueden acusar a todos los hombres de ser violadores, y los afroamericanos radicales pueden acusar a todos los blancos de ser racistas, sin miedo a la disciplina o la reprimenda.

Dershowitz a menudo sugería que la contención era un efecto inevitable de la protección de los ideales. En "Taking the Stand", citó un pasaje favorito de H. L. Mencken: 


"El problema de luchar por la libertad humana es que tienes que pasar gran parte de tu vida defendiendo a los hijos de puta: porque las leyes opresivas siempre están dirigidas a ellos originalmente.

A principios de los noventa, Dershowitz representó al reverendo Jim Bakker después de haber sido condenado por defraudar a los feligreses, y a la baronesa de hoteles Leona Helmsley después de haber sido condenada por defraudar a las autoridades fiscales; representó a Michael Milken después de haber sido condenado por fraude financiero. En varios casos, representaba a hombres prominentes que habían sido acusados de cometer actos de violencia contra la mujer. Ayudó a que O. J. Simpson fuera absuelto por el asesinato de su esposa; representó a Jeffrey MacDonald, un ex boina verde y médico condenado por matar a su esposa y a sus dos hijas, y a Mike Tyson, que había sido condenado por violar a una concursante de dieciocho años en el concurso Miss Black America. 

La víctima en el caso de Tyson, Desiree Washington, afirmó que la había llevado a una habitación de hotel en Indiana y la había obligado a tener relaciones sexuales. Dershowitz sostuvo que Washington había consentido una aventura de una noche, y luego trató de explotarla por dinero y publicidad. En su apelación, argumentó que la fiscalía había excluido indebidamente el testimonio de los testigos que vieron a los dos "besándose" en la limusina de Tyson antes de que fueran a su habitación de hotel. "Desiree no era la virgen ingenua que pretendía ser", escribió en "Taking the Stand". En vez de eso, era "una joven sexualmente activa que se la pasaba en clubes nocturnos". En una entrevista con el Toronto Star, dijo que después del incidente Tyson le había preguntado a Washington: "¿Ahora me amas? ¿Quieres pasar la noche?" Dershowitz añadió: "Eso no me suena a violador"

Se mostró lo suficientemente confiado en su caso como para decirle al Star: "Tyson va a ser el caso de vanguardia que defina la ley de la violación por parte de un conocido, probablemente durante la próxima década". Al final, sin embargo, el fallo fue en contra de Tyson

Así de controvertidos como fueron este tipo de casos en Harvard, elevaron el perfil de Dershowitz y fueron lucrativos. Mientras sus honorarios continuaban subiendo, él y su esposa compraron una casa de un millón de dólares en Cambridge. 



A Dershowitz le gusta decir que conoció a Jeffrey Epstein a través de su amiga Lady Rothschild, antes Lynn Forester. En 1996, Forester (que en realidad aún no se había casado con la dinastía Rothschild) sugirió que él disfrutaría conocer a Epstein, un "autodidacta interesante". Epstein, que había crecido en Coney Island y había abandonado la universidad, era una persona que no se imponía, descrita por un amigo como "tímido, raro, introvertido". Pero tenía casas lujosas, un avión privado y grandes cantidades de dinero para gastar. Era amigo de muchos hombres famosos y se sentía atraído por los intelectuales. Dershowitz, según sus amigos de toda la vida, tiene una fascinación permanente por la fama, la sociedad y la riqueza. Charles Fried, un distinguido jurista que enseñó con Dershowitz en la Facultad de Derecho de Harvard, me dijo: "Si tienes la oportunidad de ir a lugares elegantes con mucha gente rica y volar en aviones privados, creo que probablemente le resulte difícil resistirse". 


"I guess I´m sort of enraged by the burgundy"
caricatura de John McNamee

Epstein voló a Martha's Vineyard y visitó a Dershowitz, trayendo una botella de champán. Los dos hombres encontraron intereses comunes, recordó Dershowitz más tarde: "Hablamos de ciencia, hablamos de academia, hablamos de Harvard." Epstein, como Dershowitz, venía de un entorno humilde. En los años setenta, había sido comerciante y gestor de patrimonios en Bear Stearns, antes de marcharse para fundar su propia pequeña empresa. A finales de los años ochenta, fue contratado como asesor financiero por el hombre que describe como su "mentor": Leslie Wexner, fundador y presidente de L Brands, un consorcio de empresas minoristas que incluye a Victoria's Secret. Epstein ha dicho que se negó a aceptar clientes con menos de mil millones de dólares en activos, pero Wexner es el único cliente que ha nombrado. 

En Nueva York, Epstein vivía en una de las casas privadas más grandes de la ciudad: una mansión de siete pisos en East Seventy-first Street, con vistas al Frick. Wexner compró el edificio en 1989, y en un plazo de siete años Epstein se había establecido en él. "A Jeffrey le encantaba hablar de cómo consiguió la mansión de Wexner por un dólar", me dijo un ex-empleado de Epstein (una fuente con conocimiento del trato dijo que la transacción involucró millones de dólares, que se dirigió a través de una serie de corporaciones). Epstein usó su mansión para establecer un salón para científicos. "He conocido a un par de multimillonarios en mi vida", dijo un invitado ocasional en reuniones allí. "Tienen sus pasatiempos. Los de Jeffrey eran científicos. Le gustaba coleccionarlos". También celebró fiestas para muchos de los ejecutivos y políticos financieros más poderosos de Nueva York. 

Maria Farmer, que trabajaba en la mansión de Epstein en aquellos días, me dijo que a menudo había chicas jóvenes alrededor. Una aspirante a artista, había sido presentada a Epstein en una galería en el centro de la ciudad, donde estaba exhibiendo sus pinturas. Compró uno, insistiendo en un descuento. Eventualmente, ella accedió a trabajar a la puerta de su casa, registrando a comerciantes, decoradores y amigos. Farmer dijo que cada día llegaban nuevas niñas, algunas de ellas vestidas con uniformes escolares. Ella recuerda haber preguntado: "¿Por qué todas estas chicas van y vienen?" Le dijeron que estaban haciendo una audición para trabajar como modelos para Victoria's Secret

En septiembre de 1996, Epstein invitó a Dershowitz a conocer a Wexner, que estaba organizando una fiesta por su quincuagésimo noveno cumpleaños. Volaron juntos a New Albany, Ohio, donde Wexner tenía una propiedad de trescientas acres, con una mansión georgiana para sí mismo y una gran casa para Epstein. Los invitados, dice Dershowitz, incluyeron a John Glenn, el senador y ex astronauta, y el ex primer ministro israelí Shimon Peres. Dershowitz rápidamente evaluó su papel: "Fui el regalo intelectual de Jeffrey Epstein para Leslie Wexner." 

Epstein se consideraba a sí mismo como un mecenas de la academia, y se sintió particularmente atraído por Harvard. En 1990, él y Wexner habían ayudado a financiar un nuevo edificio para Harvard Hillel. Epstein también financió la investigación sobre la historia de la ciencia, pero quería ser más que un donante; quería ser miembro de la comunidad. En 1998, fue miembro del consejo asesor de la Harvard Society for Mind, Brain, and Behavior (Sociedad de Harvard para la Mente, el Cerebro y la Conducta). Después de que Lawrence Summers se convirtiera en presidente de la universidad, en 2001, Epstein lo llevó a las Islas Vírgenes en su avión. 

En 2003, Epstein prometió 30 millones de dólares a Harvard para crear el Programa de Dinámica Evolutiva. Reclutó a Martin Nowak, un biólogo de la Universidad de Princeton, para dirigirlo, y estableció oficinas para el programa en un edificio en Brattle Square. En el último piso, Epstein organizó discusiones sobre ciencia, psicología y otros temas, invitando a académicos de Harvard y M.I.T. a asistir. Dershowitz participaba a menudo; los dos hombres fueron fotografiados una vez allí, conversando, Epstein usando una sudadera de Harvard. 

Al final, Epstein contribuyó con sólo seis millones y medio de dólares, según el Boston Globe. Pero el dinero se entendía entonces como una primera entrega; Henry Rosovsky, ex decano de la Facultad de Artes y Ciencias, dijo que esperaba que Epstein se convirtiera en "uno de los principales partidarios de la ciencia en Harvard". Dershowitz, quien se convirtió en un afiliado de la facultad del programa que Epstein financió, le dijo a un reportero de Harvard Crimson que Epstein "beneficiaría a Harvard de muchas maneras. Es mucho más interesante que algunos académicos tradicionales". Llamó a Epstein "brillante" y dijo que cuando hablaban, debatiendo sobre matemáticas, genética, derecho y psicología, "nadie termina una frase. Nos cortamos el uno al otro todo el tiempo porque lo entendemos". Epstein, dijo más tarde, era la única persona fuera de su familia en quien confiaba para evaluar los borradores de sus libros. Su esposa le preguntó una vez si la amistad perduraría si Epstein de repente se declaraba en bancarrota. Dershowitz respondió: "Me interesaría en él tanto como un amigo si comiéramos hamburguesas en el paseo marítimo de Coney Island y habláramos de sus ideas". 
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Comentario: Compare eso con lo que Steven Pinker dijo acerca del intelecto de Epstein:
Amigos y colegas me lo describieron como un genio cuantitativo y un científico sofisticado, y me invitaron a los salones de belleza y a los coffee klatches en los que él celebraba la corte. Pero me di cuenta de que era un sabelotodo y un diletante; cambiaba abruptamente del tema al estilo desorden de déficit de atención, descartaba una observación con un chiste adolescente, y privilegiaba sus propias intuiciones sobre los datos sistemáticos. Creo que la aversión era mutua; según un amigo, "me expulsó de la isla", presumiblemente porque estaba harto de que yo tratara de mantener la conversación en el buen camino y de corregirlo cuando hablaba de temas de los que no sabía nada.
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Epstein podría ser un partidario leal. Al principio de su relación, se puso en contacto con Orin Kramer, el fundador del fondo de cobertura Boston Provident, y dijo que quería invertir varios cientos de miles de dólares de Dershowitz. Era una pequeña suma para el fondo de Kramer, pero Epstein, que recientemente había invertido treinta millones de dólares en el fondo, era un cliente importante. Kramer aceptó la inversión de Dershowitz. Al año siguiente, después de que el fondo sufriera enormes pérdidas, Epstein se puso en contacto con él de nuevo y le dijo: "Uno de nosotros va a compensar a Alan, y si tengo que hacerlo yo, es un resultado del que te arrepentirás". Kramer se sorprendió; Dershowitz había firmado papeles, que son estándar entre los inversores de fondos de cobertura, reconociendo que su dinero corría un riesgo significativo. Sin embargo, finalmente acordó que restauraría personalmente la inversión de Dershowitz si Epstein dejaba el resto del dinero que controlaba en el fondo. (Dershowitz dice que nunca escuchó que Epstein hubiera hecho esta llamada, y que entendía que Kramer había restaurado su dinero porque sentía una "obligación moral"). 

En el campus, Dershowitz era polémico por sus opiniones cada vez más belicosas sobre Israel. A veces, Epstein prestó apoyo contra los enemigos políticos. En enero de 2007, el biólogo evolutivo Robert Trivers se enteró de que iba a recibir el prestigioso Premio Crafoord en Biociencias, y Martin Nowak lo invitó a celebrar la ocasión con una charla en el centro que Epstein había financiado, seguida de una recepción. Ese mes de abril, Trivers envió a Dershowitz una carta criticando su "racionalización de los ataques israelíes contra civiles libaneses" el verano anterior, durante el conflicto de Israel con Hezbolá. Si Dershowitz insistía en este tipo de argumentos, escribió, podría "esperar una visita de mi parte. Los nazis, y los apologistas de nazis como usted, necesitan ser confrontados directamente." Dershowitz llamó a la policía de Harvard y, en un editorial del Wall Street Journal, se quejó de que "matones radicales" le habían enviado "mensajes amenazadores". 

El 25 de mayo, el día de la fiesta, Trivers estaba charlando con los estudiantes cuando recibió un mensaje urgente de Nowak: estaba cancelando la fiesta, bajo las órdenes de alguien a quien no identificaría, porque Trivers había "llamado nazi a un profesor de Harvard". (Nowak no respondió a las peticiones de comentarios.) Trivers me dijo: "Había invitado a veinte personas; no había manera de contactar con todas ellas. Fue lo más doloroso que me había pasado en la academia". Trivers dijo que Epstein más tarde reconoció que había hecho la llamada: "Se disculpó por haber detenido mi charla. Así que eso de hecho formó un vínculo entre Jeffrey y yo". 

En octubre de 2005, Epstein descubrió que la policía de Palm Beach lo estaba investigando por abusar de niñas menores de edad, y rápidamente llamó a Dershowitz para pedirle que coordinara la defensa. 

Dershowitz escribió más tarde, en un artículo para la American Bar Association, que dudó, ya que Epstein era un "conocido", y se advierte a los abogados que no deben representar a personas que conocen socialmente. Pero finalmente accedió. Desde entonces ha dicho que el caso de Epstein es el único, de entre más de doscientos cincuenta en su carrera, que lamenta tomar. Dershowitz me dijo que fue engañado sobre la gravedad de las acusaciones. Dijo que Epstein le había dicho que "sólo había media docena de acusadores menores de edad" y que "pasaron los filtros -presentaron identificaciones falsas". Y añadió: "Cuando más tarde me enteré de la magnitud de esto, quedé impactado". 

La investigación de Epstein había comenzado en marzo de 2005, cuando dos padres preocupados fueron al Departamento de Policía de Palm Beach. Su hija de catorce años se había peleado en la escuela y, cuando llamaron al subdirector, encontró más de trescientos dólares en el bolso de la niña. La chica les dijo a los detectives que había ido a la mansión de Epstein para darle un masaje, después de que un amigo le dijo que él le pagaría. Él le ordenó que se quitara la ropa, y ella le dijo que se desnudó hasta quedar en ropa interior y lo masajeó mientras él se masturbaba y usaba un vibrador en ella, sobre sus calzoncillos. Lloró mientras describía el incidente. 

La niña había sido reclutada por un estudiante de la universidad comunitaria, quien le dijo a los detectives, en una entrevista jurada, que Epstein le pagaba para que le trajera niñas, "cuanto más jóvenes, mejor". El ex gerente de la casa de Epstein, Juan Alessi, dijo a la policía que Epstein tenía hasta tres masajes al día, y que hacia el final de su empleo, en 2002, las mujeres que se los daban eran "cada vez más jóvenes". 

Según las víctimas, los exploradores de Epstein fueron instruidos para encontrar chicas que cumplieran con sus criterios físicos: ninfalmente delgadas, sin tatuajes. Envió regalos a las favoritas: un ramo de rosas, un boleto de avión, un coche. Se ofreció a pagar la universidad, o la escuela de ballet, o los cursos en el Instituto Tecnológico de la Moda. A cambio, hizo demandas crecientes. Una mujer, que comenzó a visitar la mansión Palm Beach cuando tenía dieciséis años, dijo que Epstein la instó a liberarse de su familia y a convertirse en su "esclava sexual". Le ordenó que tuviera relaciones sexuales con una asistente femenina, que según él había comprado a sus padres, en Yugoslavia, cuando ella era una adolescente. 

En Nueva York, según el Miami Herald, Epstein trabajó con una agencia de modelos propiedad de un amigo para conseguir chicas menores de edad del extranjero, proporcionándoles alojamiento y pagando sus tarifas de visado. Tenía fiestas donde las chicas eran prestadas durante la noche. Algunas chicas vivían en apartamentos de su propiedad en un edificio de la calle 66 Este. Otros se mudaban entre sus propiedades: la casa en Palm Beach, un rancho en Nuevo México, la mansión en el Upper East Side, y su isla privada. A las niñas no se les permitía fumar, y su peso se monitoreaba cuidadosamente. Siempre estaban de guardia. 

La compañera más firme de Epstein fue Ghislaine Maxwell, una mujer de cabello oscuro y eufórica que estaba muy presente en la escena social de Nueva York. Era hija de Robert Maxwell, que había construido un imperio editorial y una carrera en la política británica; en 1991, fue encontrado muerto en el océano cerca de las Islas Canarias, aparentemente luego de haber caído de su yate, el Lady Ghislaine. (Después, se descubrió que sus negocios estaban plagados de irregularidades financieras). Ghislaine Maxwell era nueve años más joven que Epstein, y las chicas de su círculo íntimo decían que se dedicaba intensamente a mantenerlo contento. Maria Farmer, que trabajaba en la puerta de la mansión de Nueva York, recordó que Maxwell a menudo la saludaba por la mañana diciendo: "Tengo que conseguir algunas chicas hoy para Jeffrey". Farmer añadió: "Ella estaba literalmente conduciendo por la ciudad de Nueva York, o caminando por Central Park, buscando chicas jóvenes para traer de vuelta". (Maxwell ha negado cualquier impropiedad.) 


Ghislaine Maxwell junto a Jeffrey Epstein

Una de las mujeres que dicen que fueron reclutadas por Maxwell fue Virginia Roberts Giuffre. En una serie de conversaciones conmigo durante el año pasado, ella describió su experiencia. En el año 2000, Giuffre, que entonces no llegaba a los diecisiete años, se encontraba en las afueras de Mar-a-Lago, el resort de Donald Trump en Palm Beach, donde recientemente había conseguido un trabajo como asistente de vestuario. Maxwell, saliendo del estacionamiento en un auto con chofer, la vio y le dijo al conductor que se detuviera. Giuffre estaba leyendo un libro sobre anatomía y terapia de masaje. "Esta simpática señora mayor se me acercó", recordó. "Tenía un increíble acento inglés y empezó a conversar conmigo sobre lo que estaba leyendo. Ella dijo: 'Vaya, te interesan mucho los masajes. ¡Eso es tan interesante! Porque conozco a alguien que está buscando una masajista viajera.'

Giuffre se convirtió en una presencia regular en la mansión de Palm Beach de Epstein y a menudo fue con él a Nueva York. Aprendió que tenía que tener relaciones sexuales con él varias veces al día, a veces junto con Maxwell y otras niñas. Después de varios meses, sus obligaciones aumentaron. En un documento de la corte, ella declaró que "se le requería ser explotada sexualmente por hombres adultos compañeros del Demandado, incluyendo la realeza, políticos, académicos, hombres de negocios". Me dijo: "Ghislaine diría: 'Queremos que complazcas a estos hombres como ellos quieran, no me importa lo asqueroso o pervertido que sea'". Epstein quería que informara sobre lo que les gustaba a los hombres. Giuffre me dijo que se había instalado un sistema de grabación de vídeo en la mansión de Nueva York, y estaba convencida de que Epstein estaba reuniendo información para utilizarla como herramienta de influencia sobre los hombres. Los médicos estaban de guardia para tratarla a ella y a las otras niñas, y Giuffre recordó que Epstein les decía a sus amigos que "estábamos limpias, nos hacíamos pruebas regularmente, usábamos anticonceptivos, no necesitaban usar un condón". 

Muchas de las niñas procedían de entornos problemáticos. "Estas no son niñas que recogió de una escuela de la Ivy League", dijo Giuffre. "Escogía víctimas vulnerables." Giuffre me dijo que fue abusada sexualmente por un amigo de la familia cuando era muy joven. A los trece años ya vivía en la calle, donde fue maltratada por hombres mayores. La vida con Epstein le proporcionó una especie de seguridad; él le pagaba, le consiguió un apartamento y la llevó a Nuevo México, Londres, París, Tánger y a su isla. Cuando estaba consternada por su vida, dijo, se "automedicó" con Xanax. Tenía miedo de lo que Epstein haría si se marchaba. "No estaba encadenada a un fregadero, pero tenían una cadena invisible para mí. Sé que tenía poder", dijo Giuffre. Me decía constantemente: "Soy el dueño del departamento de policía, tengo amigos que me deben favores". 

Los detectives que perseguían a Epstein en Palm Beach creían que tenían un caso sólido; habían entrevistado a numerosas víctimas menores de edad que parecían creíbles. 

El jefe de policía, Michael Reiter, recordó en una declaración que cuando discutió la investigación con el fiscal del Estado, Barry Krischer, "dijo, 'Vamos por ello, se trata de un hombre adulto de unos cincuenta años que ha tenido contacto sexual con niños'". "Pero una vez que Dershowitz se involucró, Reiter dijo, 'el tono y el tenor de las discusiones de este caso con el Sr. Krischer cambió completamente'". 

El detective Joseph Recarey, el investigador principal, más tarde testificó sobre una reunión a la que había asistido con Dershowitz y Krischer. Dershowitz presentó una selección de artículos de MySpace, en los que las niñas relataron sus experiencias con el alcohol o la marihuana. Recarey recordó que Dershowitz presentó los posts como evidencia de que las niñas "no eran creíbles". 

Reiter dijo en una declaración que él y Recarey estuvieron bajo vigilancia constante durante meses. Sus movimientos fueron rastreados y su basura fue registrada. Reiter también testificó que Dershowitz había contratado a investigadores privados para que investigaran sus antecedentes. (Dershowitz y Epstein niegan cualquier implicación en esto.)


"Nothing says summer like mayonnaise-based salads congealing in the heat.” 
Caricatura de Teresa Burns Parkhurst


Dershowitz se centró especialmente en una mujer joven, identificada en el informe policial como A.H., que había dado algunos de los testimonios más dañinos contra Epstein. A.H. le dijo a Recarey que había empezado a ir a la casa de Epstein en 2003, cuando tenía dieciséis años -estaba ahorrando para un viaje de campamento a Maine, y una amiga dijo que podía ganar doscientos dólares rápidamente- y se había convertido en su "favorita". A veces, Epstein la fotografiaba desnuda. (A menudo tomaba fotos de chicas desnudas y las mostraba por toda la casa.) Envió rosas cuando ella actuaba en su obra de teatro de la escuela secundaria. Ella había establecido una regla con Epstein de que no tendrían relaciones sexuales, pero un día él la empujó hacia abajo y la penetró a la fuerza. Ella lo rechazó: "¿Qué estás haciendo?" -pero ella siguió viniendo a verlo. "¿Sabes qué me prometió?", le dijo a Recarey. "Que yo entraría en la Universidad de Nueva York, y que él pagaría por ello. Y esperé y esperé y obtuve un gran puntaje en mis exámenes, y obtuve un 4.0... Creo que eso tiene mucho que ver con la razón por la que me quedé allí tanto tiempo. Porque mi sueño estaba justo enfrente de mí, ¿sabes?

Dershowitz envió a Recarey una carta sobre A.H., que contenía lo que él describió como una "ilustración perturbadora y reveladora de su carácter". Dijo que había enviado a dos investigadores para hablar con ella, ordenándoles que tomaran notas, "porque temíamos que ella, una consumada estudiante de teatro, intentara engañarles con tanto éxito como había engañado a los demás". Los investigadores, continuó, estaban "bastante conmocionados por la abrumadora e incesante avalancha de profanidades.... de lo que al principio sólo parecía ser una mujer joven de constitución ligera y comportamiento suave". También adjuntó fragmentos de la presencia de A.H. en los medios sociales. "Ella misma ha elegido el apodo de 'jugo de proxeneta' y el sitio continúa con los detalles, incluyendo fotos, su aparente fascinación por la marihuana", escribió Dershowitz. (Dershowitz niega haber recopilado información de los medios sociales y dice que la carta fue escrita por otra persona en su oficina, aunque lleva su firma y está escrita en primera persona). Sugirió que sus afirmaciones sobre Epstein estaban motivadas por un deseo de dinero. Publicó las acusaciones en el Daily Mail, diciendo que A.H. "tenía un largo historial de mentiras, robos y culpar a otros por sus crímenes". 

En junio de 2006, un gran jurado llamado por Krischer, el fiscal del Estado, acusó a Epstein de un cargo de solicitar prostitución, sin mencionar a las niñas menores de edad. No había ningún requisito de que se registrara como delincuente sexual ni de que se le impusiera una pena de cárcel. Para Epstein, la indulgencia parecía apropiada; una vez comparó su ofensa con la de "una persona que roba un panecillo". 



Pero Reiter consideró que los cargos eran insuficientes. Solicitó una investigación federal, y el FBI, en una investigación de catorce meses llamada Operación Año Bisiesto, identificó al menos treinta y cuatro víctimas de Epstein. Los fiscales prepararon una acusación de cincuenta y tres páginas, que podría haber resultado en una sentencia de cadena perpetua. Dershowitz argumentó que la acusación federal era injustificada. En julio de 2007, él y otro abogado defensor también escribieron a los fiscales: "Como creemos que los hemos persuadido... El Sr. Epstein nunca hizo blanco de menores". Los abogados de Epstein dijeron que estaba siendo perseguido injustamente debido a su riqueza. 

Durante los dos meses siguientes, el equipo de Epstein negoció un mejor acuerdo con el Fiscal General de los Estados Unidos en Miami, Alexander Acosta, quien se convirtió en el Secretario de Trabajo de la Administración Trump. Llegaron a un "acuerdo de no enjuiciamiento", en el que el gobierno federal desestimaría su acusación si Epstein se declaraba culpable de dos cargos de delito grave estatal por prostitución, uno de los cuales involucraba a una menor. El trato tenía dos facetas inusuales. Contenía una disposición que concedía inmunidad a "cualquier conspirador potencial"; y se hizo sin informar a los acusadores de Epstein, una violación de la Ley de Derechos de las Víctimas de Delitos. (Dershowitz dijo: "No participé directamente en ninguna decisión de no informar a las víctimas. Esa no era mi responsabilidad.") 

El 30 de junio de 2008, Epstein se declaró culpable. Se le dio una breve sentencia: dieciocho meses en una cárcel del condado, con acceso a un programa de liberación de trabajo indulgente. Seis días a la semana, se le permitía salir a una oficina cercana, donde recibía visitas, incluyendo, según dijo recientemente un diputado a Associated Press, a varias mujeres jóvenes. Mientras Epstein estaba en la cárcel, un amigo le preguntó qué estaba leyendo. "De Profundis", respondió, refiriéndose a la carta que Oscar Wilde escribió desde la cárcel a su amante Lord Alfred Douglas. 

Después de trece meses, Epstein fue liberado. En su mansión de Nueva York, tenía un mural pintado de sí mismo en la cárcel, diciendo a los visitantes que era un recordatorio de que siempre podía regresar. 

La foto corresponde al 2000. El hombre de negocios Donal Trump junto a su novia (en esos tiempos) Melanija Knavs o Melania Knauss hoy Melania Trump, junto a Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, en el club Mar-a-Lago, Florida.


Dershowitz dice que después de que Epstein salió de la cárcel ya no socializaron. A veces todavía visitaba la mansión en la calle 71 Este, pero sólo para ofrecer asesoramiento legal. Epstein reanudó sus reuniones con académicos en la oficina de Brattle Square y, aunque Lawrence Summers y Henry Rosovsky asistieron al menos una vez, Dershowitz no lo hizo. 

Las víctimas también querían distanciarse de Epstein. Virginia Giuffre había dejado su órbita en 2002, poco después de cumplir diecinueve años. Maxwell y Epstein habían acordado enviarla a Tailandia para un curso de masaje de tres semanas de duración, y se encargaron de que trajera de vuelta a una joven para Epstein. Allí, Giuffre conoció a un australiano, Robert Giuffre, que estaba de vacaciones. Se enamoraron y se casaron diez días después. 

Durante cinco años, Giuffre no tuvo contacto con Epstein o Maxwell. Ella y su marido se mudaron a una casa en las afueras de Sydney; tuvieron dos hijos y Giuffre quedó embarazada de nuevo. Entonces, una tarde, ella contestó su teléfono celular y escuchó la exuberante voz de Maxwell: "Hola, ¿cómo va la vida?" Maxwell le dijo que Epstein estaba siendo investigado, y que si se negaba a colaborar con la policía, ella sería "atendida". Giuffre me dijo que ella rechazó la oferta, pero aseguró a Maxwell que no hablaría con nadie; unos días después, Epstein y su abogado llamaron para escucharla decirlo directamente. Estaba asustada de que hubieran podido localizarla. "Quería empezar una nueva vida con mi marido", dijo Giuffre. "Y cuando Ghislaine y Jeffrey llamaron, fue como, "Oh, Dios mío, esto no va a desaparecer". Fue entonces cuando empecé a tener que lidiar con el pasado". 

En septiembre de 2008, Giuffre recibió una carta del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, informándole que, como víctima de Epstein, tenía derecho a demandarlo por daños y perjuicios. Giuffre contrató a una abogada de Miami llamada Katherine Ezell, y al siguiente mes de mayo demandó a Epstein, como Jane Doe 102. Epstein finalmente resolvió su demanda, pagando una suma no revelada, pero la historia persistió. 

En febrero de 2011, Giuffre escuchó a Sharon Churcher, una reportera del Mail on Sunday, preguntar sobre su tiempo con Epstein. Churcher preguntó si tenía alguna manera de corroborar su historia. Giuffre tenía una foto de ella posando con el Príncipe Andrés, el Duque de York. "Al día siguiente, ella estaba literalmente en el avión", me dijo Giuffre (El Mail on Sunday más tarde le pagó ciento cuarenta mil dólares por el uso de la foto y veinte mil por dar entrevistas). Churcher fue la primera periodista que conoció, y Giuffre dijo: "Me sentí como si fuéramos amigas". Mientras Churcher mostraba sus fotos de hombres prominentes en el círculo de Epstein, Giuffre identificó a algunos de los que habían tenido relaciones sexuales con ella

Al mes siguiente, el Mail on Sunday publicó una serie de artículos, centrados en el Príncipe Andrew, que llamaron la atención sobre el caso. Dos agentes del FBI se pusieron en contacto con Giuffre, diciendo que querían reabrir la investigación, y pronto vinieron a Australia para escucharla contar su experiencia. La historia también atrajo la atención de los abogados que trabajan con otras víctimas de Epstein. Esa primavera, Giuffre recibió una llamada de Bradley Edwards, un abogado de Florida. Explicó que estaba trabajando con Paul Cassell, un profesor de derecho de la Universidad de Utah y ex juez federal, en una demanda que podría anular el acuerdo de no enjuiciamiento, permitiendo una nueva investigación del caso de Epstein. Le preguntó si ella hablaría sobre su experiencia. 

En diciembre de 2014, Giuffre creó una fundación, Victims Refuse Silence (Las Víctimas Rehúsan el Silencio), para ayudar a los sobrevivientes de abuso sexual y trata. El mismo mes, ella presentó una moción para unirse a la demanda. Afirmó que Epstein había abusado de ella, y que la había traficado con amigos poderosos. Nombró a tres: Jean-Luc Brunel, un agente de modelos; el príncipe Andrew; y Alan Dershowitz. Afirmó que había tenido relaciones sexuales con Dershowitz al menos seis veces, en las diversas residencias de Epstein, en su isla, en un coche y en su avión. Cuando le pregunté por qué había decidido nombrar a Dershowitz, me dijo: "Jeffrey se salió con la suya, básicamente. Y Dershowitz fue una de las personas que permitió que eso ocurriera". Ella continuó: "Dershowitz cree que es un tirano y que puede salirse con la suya. Y quería decir que yo podría ser mansa como un ratón, pero te haré responsable". 

Después de que los reclamos de Giuffre se hicieran públicos, el Palacio de Buckingham "negó enfáticamente" las acusaciones sobre el Duque de York. Brunel lo negó. Dershowitz comenzó una campaña urgente para limpiar su nombre, que ha durado casi cinco años. A partir de enero de 2015, hizo una serie de apariciones en televisión para disputar los reclamos de Giuffre. Usando el mismo lenguaje que había empleado para describir a las víctimas de Epstein una década antes, la llamó una "mentirosa en serie", una "prostituta" y una "mala madre", que no podía ser creída "contra alguien con una reputación indemne como yo". Insistió en que Giuffre había "inventado todo de la nada", en busca de "una gran suma". Cuando un reportero de televisión en Miami cuestionó su caracterización de Giuffre, una víctima de abuso sexual, como una "prostituta", Dershowitz respondió: "Ella tomó sus propias decisiones en la vida". 

En Harvard, treinta y ocho de los profesores de Dershowitz firmaron una carta apoyando su derecho a defenderse. Entre ellos, debatieron si las acusaciones podían ser ciertas, y si estaba empleando la estrategia correcta. "Sé un poco sobre su vida privada, no mucho", dijo Charles Fried: 


"Creo que es un hombre de familia. Me inclinaba a creerle. Pero ya conoces el viejo dicho: te acuestas con perros, te levantas con pulgas. Epstein es un cliente muy difícil de representar sin mancharse de esa manera. Se puede hacer, pero eso requiere un poco de distancia y disciplina, y también una voluntad de evitar la diversión, lo que es más de lo que Dershowitz tal vez esté dispuesto a mostrar". 

Fried señaló que, cuando Giuffre hizo sus afirmaciones sobre Dershowitz, "respondió de manera típica para Dershowitz: ¡Ataque! ¡Ataque! ¡Ataque! La convirtió en la acusada y la atacó. Y creo que eso probablemente tuvo algún efecto." Pero otros colegas piensan que su insistencia en ganar el caso en la corte de la opinión pública ha tenido resultados desastrosos. "Él creó el problema con sus ataques a Virginia Giuffre", dijo un antiguo colega. "Hubiera sido mejor dejar que la acusación muriera por su propio peso." 

En apariciones en los medios de comunicación, Dershowitz argumentó que los abogados de Giuffre, Edwards y Cassell, habían conspirado con ella para fabricar un testimonio que negaría el acuerdo de no procesamiento de Epstein. "Si pudieran encontrar un abogado que ayudara a redactar el acuerdo y que también fuera un criminal teniendo relaciones sexuales, wow, eso podría ayudarles a hacer volar en pedazos el acuerdo", dijo a CNN. "Así que se sentaron juntos, los tres, estos dos sucios, poco profesionales e inhabilitables abogados... dijeron: '¿Quién encajaría en esta descripción? Ellos y la mujer se juntaron, planearon e inventaron esto". Declaró: "El resultado final de este caso debe ser que ella vaya a la cárcel, que los abogados sean inhabilitados y que todo el mundo entienda que soy completa y totalmente inocente". El caso había continuado, sugirió, sólo porque Edwards y Cassell estaban "preparados para mentir, engañar y robar". Señalando que Giuffre había hecho sus alegaciones en una declaración, en lugar de en una declaración jurada, dijo que sus abogados habían alentado esa elección, "porque saben que si presentan una declaración jurada irían a la cárcel". 

Poco después, Giuffre presentó una declaración jurada. "Recientemente he visto a un ex profesor de derecho de Harvard identificado como Alan Dershowitz en la televisión llamándome mentirosa", escribió. "Está mintiendo al negar que tuvo sexo conmigo. Ese hombre es el mismo con el que me acosté al menos seis veces". Cuando hablé con ella, me sugirió que Dershowitz había cometido un error táctico al atacarla tan persistentemente. "Lo de la 'mala madre' es lo que más me dolió", dijo. "Amo a mis hijos más de lo que amo a mi propia vida." 

Edwards y Cassell, que negaron enérgicamente las afirmaciones de Dershowitz, lo demandaron por difamación en enero de 2015, y Dershowitz contrademandó. Giuffre se convirtió en testigo. Ella estuvo representada, pro bono, por David Boies, de Boies Schiller Flexner, y por su socia, Sigrid McCawley. 

Dershowitz y Boies se conocen desde que eran jóvenes abogados, cuando Dershowitz enseñaba en Harvard y Boies en Cravath, Swaine & Moore. Boies es uno de los abogados litigantes mejor pagados de Estados Unidos, un hábil táctico de la sala de audiencias con un gran instinto para la opinión pública. Durante décadas, ha cultivado una reputación de defensor de principios. Representó a CBS en un importante caso de la Primera Enmienda, procesó a Microsoft por violaciones a las leyes antimonopolio y luchó por la igualdad matrimonial en Hollingsworth v. Perry, la demanda histórica en California. 


"Why are people with kids always telling everyone else to have kids?” 
caricatura de Liane Finck


Pero Boies también ha dañado su reputación al utilizar tácticas sorprendentemente agresivas. En 2011, aceptó representar a Theranos, una nueva empresa que afirmaba tener tecnología pionera en análisis de sangre; más tarde fue miembro de la junta directiva de la empresa. Cuando el Wall Street Journal persiguió una exposición de las prácticas comerciales engañosas de Theranos, Boies advirtió vehementemente en contra de publicar el artículo, y trabajó para silenciar a los denunciantes dentro de la compañía. (Sostiene que estaba protegiendo la propiedad intelectual de su cliente y que no intentó impedir la publicación.) Boies dejó de representar a Theranos en el otoño de 2016, pero permaneció en la junta durante otro semestre. En marzo de 2018, la Securities and Exchange Commission acusó al fundador de la empresa de coordinar un "fraude masivo" que engañaba a los inversores y a los pacientes. En octubre de 2017, esta revista y el Times estaban investigando acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein, que era cliente de Boies. La empresa de Boies contrató a Black Cube, una empresa privada de inteligencia dirigida por antiguos operativos militares israelíes, para desbaratar los reportes. En el proceso, los operativos de Black Cube se hicieron pasar por una fuente y asumieron otras identidades falsas para reunir información sobre los reporteros. (Boies dijo que lamenta no haber supervisado más de cerca a Black Cube.) 

En el verano de 2014, Boies, que ha descrito los procedimientos judiciales como "obras esencialmente morales", se reunió con Giuffre y examinó su historia. Era una testigo imperfecta. Había consumido drogas durante todo el tiempo que estuvo con Epstein, y reconoció no tener claras las fechas. Inicialmente recordó que comenzó a trabajar en Mar-a-Lago cuando tenía casi dieciséis años, pero los registros de empleo mostraban que comenzó un año después, lo que significa que había sido menor de edad durante menos de un año del tiempo en que Epstein la prestó a sus amigos. Sin embargo, Giuffre sostuvo que nunca olvidó las caras de los hombres con los que tuvo relaciones sexuales. A los treinta años, era franca y directa, con una tranquila seguridad en sí misma que parecía haberse ganado con esfuerzo. "Ella no trató de fingir que era perfecta, no trató de dar una narrativa construida", me dijo Boies. 

Dershowitz presentó sus propias dificultades como testigo. Cuando comenzaron las declaraciones grabadas, en octubre de 2015, a menudo se negaba a responder preguntas, entregando largos soliloquios y furiosas denuncias. Incluso su propio abogado trató a veces de detenerlo. Finalmente, un maestro especial, una especie de árbitro, fue designado para ayudar a controlar los procedimientos. El maestro especial reprendió repetidamente a Dershowitz ("Sr. Dershowitz, voy a pedirle que se detenga"), y sacó algunos de sus testimonios del registro.

Dershowitz argumentó que estaba siendo utilizado como un "caballo de acecho": El verdadero objetivo de Boies, dijo, era usarlo como ejemplo para asustar a Leslie Wexner y que pagara una gran indemnización. Insistió en que nunca había conocido a Giuffre, que nunca había visto fotografías de chicas desnudas en la casa de Epstein, y que nunca había visto a Epstein con chicas menores de edad; si lo hubiera hecho, lo habría denunciado a las autoridades. Giuffre era una "mentirosa en serie", dijo, nada de lo que ella decía era creíble. 

En los casos de abuso sexual, una norma legal importante es la "protesta contemporánea", en la que las víctimas revelan los ataques a personas en las que confían, poco después del hecho. Giuffre, como muchas de las otras mujeres de Epstein, se describe a sí misma como aislada, y dice que se le desalentó de hablar con las niñas que entraban y salían de las casas de Epstein. Pero ella ha dicho que habló de Dershowitz con Tony Figueroa, su novio durante el tiempo que estuvo con Epstein. Giuffre describió que lo llamó desde la isla y se quejó de estar obligado a "tener sexo con el abogado de O. J. Simpson". En enero de 2016, dos abogados que trabajaban con Dershowitz localizaron a Figueroa para obtener una declaración jurada que prevería cualquier testimonio de este tipo. "Virginia sólo mencionó una vez a Alan Dershowitz", decía. "Recuerdo que describió al Sr. Dershowitz como 'el abogado de O. J. Simpson'. Ella no dijo si alguna vez tuvo contacto físico con él". Figueroa, quien ha sido arrestado varias veces por cargos menores de drogas, firmó el documento. 

Dershowitz también reunió pruebas de llamadas telefónicas con Rebecca Boylan, una amiga de la infancia de Giuffre. En una transcripción que presentó durante una declaración, le informa a Boylan que está encendiendo una grabadora y le pide que "por favor repita lo que me dijo antes". Boylan dice que Giuffre perseguía a Dershowitz sólo bajo la presión de los abogados, y que "Nunca la oí mencionarlo a usted como [sic] cuando éramos niños". Dershowitz dice: "Ahora estoy apagando la grabadora. Muchísimas gracias". Giuffre dijo que Boylan accedió a la llamada después de una pelea. Dershowitz dijo que Boylan se puso en contacto con él, sin que se lo pidieran, porque estaba "horrorizada por lo que me estaba pasando". (Boylan no respondió a las peticiones de comentarios.) 

Dershowitz me dijo que quería que el caso fuera a juicio. Pero, en diciembre de 2015, envió un correo electrónico a Boies para discutir un acuerdo, con la condición de que Giuffre reconociera que su acusación podría haber sido un error. Escribió: 


"Deberíamos aspirar a una declaración breve y sencilla como: 'Los hechos en cuestión ocurrieron hace aproximadamente 15 años, cuando yo era adolescente. Aunque entonces creía y seguía creyendo que Alan Dershowitz era la persona con la que tuve relaciones sexuales, los acontecimientos recientes plantean la posibilidad de que se trate de un caso de identificación errónea.'

En abril de 2016, el caso se resolvió sin que se hiciera tal declaración. La prensa informó que el acuerdo incluía un acuerdo financiero, implicando que el equipo de Giuffre había pagado. De hecho, la compañía de seguros de Dershowitz había pagado a los abogados de Giuffre. (En las negociaciones, las partes habían discutido una cifra de casi un millón de dólares, de los cuales cincuenta mil iban a Dershowitz, lo que le permitiría reclamar un pago. El importe final no se ha revelado.) Dershowitz también obtuvo una valiosa concesión: Edwards y Cassell acordaron publicar una declaración diciendo que era "un error haber presentado acusaciones de mala conducta sexual contra Dershowitz". Mientras la declaración circulaba en las noticias, Edwards y Cassell se apresuraron a aclarar que habían cometido un error "táctico". Habían adjuntado los archivos de Giuffre a un caso centrado en Epstein, no en Dershowitz; debido a que los archivos no eran directamente relevantes, el juez los había borrado del registro. Dershowitz, en entrevistas, ignoró esta interpretación y dijo que esperaba que Giuffre fuera investigada por perjurio. Los quince meses anteriores, dijo, habían sido como "haber sido torturado con immersiones en agua". 

Dershowitz estaba libre de la demanda, pero su estatura pública se vio disminuida. Se había retirado de la Facultad de Derecho de Harvard en 2013, a los setenta y cinco años, y cada vez tenía menos invitaciones a los medios de comunicación. Su último libro, "Disfunción Electil," atrajo poco interés. 

Hizo frecuentes apariciones en Newsmax, el medio de comunicación conservador. Dershowitz seguía preocupado por las acusaciones de Giuffre. A finales de 2016, se quejó a la revista Boston de que, como resultado de sus afirmaciones, había perdido dos clientes y había dejado de recibir solicitudes para aceptar títulos honoríficos. Antes de una aparición en Johns Hopkins, fue recibido por mujeres que llevaban cinta adhesiva en la boca, con carteles que decían "Eres Cultura de Violación". 

Con la elección de Trump, sin embargo, se convirtió en un invitado habitual de Fox News, a veces apareciendo varias veces a la semana, para acusar a los antagonistas del Presidente de malinterpretar la ley. Después de que Trump despidiera al director del F.B.I. James Comey, Dershowitz continuó con "Fox & Friends" y descartó las acusaciones de obstrucción a la justicia. Y cuando Robert Mueller fue nombrado abogado especial, Dershowitz expresó su oposición, argumentando que un abogado especial tenía demasiado poder. Dershowitz fue presentado a menudo como un árbitro imparcial; un demócrata que sintió que Trump había sido maltratado. Le ayudó el hecho de que había estado argumentando en contra de los abogados especiales al menos desde 1998, cuando escribió "Sexual McCarthyism", un libro que protestaba por la investigación de Bill Clinton. También señaló con frecuencia que había votado por Hillary Clinton en 2016, e insistió en que su interés era no partidista. "Voy a hablar sobre las libertades civiles", le dijo a Tucker Carlson, en Fox News. "Y a veces va a ayudar a Trump. A veces le va a hacer daño". Las libertades civiles eran "más importantes que la política", declaró. Carlson respondió: "Que Dios te bendiga". 

A veces, la defensa de Dershowitz de Trump lo puso en conflicto con viejos camaradas. En abril de 2018, acusó a Mueller, sin pruebas aparentes, de complicidad en uno de los peores escándalos de la historia del F.B.I., en el que cuatro hombres de Boston fueron encarcelados injustamente por asesinato, en 1968, basándose en el falso testimonio de un mafioso que también era informante del FBI. En una entrevista radial, Dershowitz dijo que Mueller, que había trabajado en la oficina del Fiscal General de Estados Unidos en Boston, había "mantenido a cuatro personas inocentes en prisión durante muchos años". Las acusaciones resonaron en los medios de comunicación de derecha, con declaraciones de Sean Hannity y Rush Limbaugh, y Dershowitz pidió una investigación por parte del inspector general del Departamento de Justicia. Ocurrió que Nancy Gertner había sido la jueza que presidió la demanda más amplia del caso, en la que representantes de los cuatro hombres incriminados demandaron al gobierno federal. El 18 de abril, publicó un artículo de opinión en el Times, señalando que, en miles de páginas de los registros judiciales, "no hay pruebas de que la afirmación sea cierta". Gertner me dijo que estaba consternada por las recientes apariciones de Dershowitz: "Ha malgastado su posición como profesor de derecho de Harvard y libertario civil, con el único propósito de salir en la TV." 




En enero de este año, Dershowitz salió en Fox News, hablando de la investigación de Mueller, cuando el presentador preguntó solícitamente sobre las acusaciones en su contra. Poco antes, el Miami Herald había publicado una serie de tres partes, por Julie Brown, que ofrecía nuevos detalles sobre el caso de Epstein y las negociaciones que llevaron a su acuerdo. Dershowitz parecía ansioso por responder a la pregunta. "Hasta ahora hay correos electrónicos que son secretos, pero que prueban no sólo que fui incriminado sino quién me incriminó", dijo. "Haz que vuelva al programa cuando salgan los e-mails. Será muy interesante, porque habrá gente prominente con las manos esposadas". 

Dershowitz ha hablado con frecuencia de tener pruebas irrefutables de que Giuffre miente. "No creo que nadie en la historia de la ley haya sido capaz de probar un negativo de manera tan persuasiva, con tanta evidencia documental, como yo", dijo a The New Yorker. Su evidencia, sin embargo, a menudo conduce a más disputas. Ha señalado una memoria inédita de Giuffre que dice: "En su manuscrito, ella dice que nunca tuvo sexo conmigo". Ella no dice eso. En las memorias, Dershowitz aparece en un solo pasaje: Llama a la puerta de un dormitorio donde Epstein acaba de terminar de tener relaciones sexuales con Giuffre, y Epstein lo invita a entrar para tener una charla. Giuffre escribe: "El gusto de Alan por lo joven y bello fue el prejuicio [sic] para una floreciente relación de negocios entre él y Jeffrey". 

Dershowitz también señala los correos electrónicos que Giuffre envió a la reportera Sharon Churcher, varios meses después de su reunión, cuando estaba redactando el manuscrito. Cuando Giuffre pidió ayuda para reconstruir la lista de hombres que había recopilado a partir de fotografías, Churcher mencionó a Dershowitz, escribiendo que ella y otras personas sospechaban de él por conducta sexual inapropiada, "y que no hay pruebas de ello, probablemente lo conociste". Giuffre me dijo: "No puedo decir lo que ella estaba pensando, pero creo que metió a Alan en esto olvidando que yo ya lo había mencionado, incluso le informó de las experiencias que tuve con él". 

Cuando las alegaciones de Giuffre se hicieron públicas por primera vez, el Daily News citó a Dershowitz diciendo que nunca había recibido un masaje en la casa de Epstein. Después de que la historia salió a la luz, rápidamente afirmó que se había dado un masaje allí; aunque dijo que fue dado por una "mujer rusa de cincuenta años llamada Olga", y agregó: "Me dejé la ropa interior puesta". En cualquier caso, dice, durante los años que Giuffre vivió con Epstein, nunca la conoció; sus registros de viajes demuestran que era imposible. Examiné los registros durante unas horas, aunque no se me permitió copiarlos. Todos los días habían sido contabilizados, y en la mayoría de los casos había documentación; una factura de tarjeta de crédito, una aparición pública. Pero algunas de las fechas estaban respaldadas sólo por una entrada manuscrita en el libro de fechas ("Nueva York"), o por una llamada telefónica desde un teléfono fijo, que podría haber sido hecha por cualquiera en la dirección. Y Dershowitz vivió en Nueva York desde septiembre de 2000 hasta junio de 2001, cuando Giuffre estaba a menudo con Epstein en su mansión. Su agenda contiene anotaciones sobre reuniones con "Jeffrey"

En 2015, Dershowitz contrató a una empresa de seguridad, dirigida por el ex director del F.B.I. Louis Freeh, para investigar las reclamaciones de Giuffre. Dershowitz proporcionó un resumen de una página de la investigación, que decía que los investigadores "no habían encontrado ninguna prueba que apoyara las acusaciones". El resumen señala que Giuffre describió haber visto a Al Gore y Bill Clinton en la isla de Epstein, y dijo que los registros del Servicio Secreto no mostraban evidencia de tal visita. (Gore y Clinton niegan haber visitado la isla, aunque Clinton ha reconocido haber hecho múltiples viajes en el avión de Epstein). El resumen no señala otras discrepancias específicas. Cuando The New Yorker le pidió a Dershowitz que viera la documentación de apoyo para el informe, dijo que no la tenía; la firma de Freeh no respondió a las solicitudes de justificación. Giuffre me dijo que los investigadores de Freeh nunca la habían entrevistado

Dershowitz ha argumentado con frecuencia que Giuffre nunca lo acusó hasta que Edwards y Cassell la manipularon para hacerlo, en 2014. (Me señaló a un informe del F.B.I., detallando las entrevistas de los agentes con Giuffre a partir de 2011, y me dijo que demostraba que ella no lo mencionaba. Obtuve una copia; la mayoría está redactada, incluyendo una lista de individuos identificados por Giuffre a partir de fotografías.) Giuffre dice que nombró a Dershowitz en 2009, a Katherine Ezell, la abogada de Miami. Ezell se negó a hacer comentarios, pero en declaraciones desde el momento en que interroga a los testigos sobre las visitas de Dershowitz a la casa de Epstein. Dershowitz dice que el supervisor de Ezell, Robert Josefsberg, le aseguró que nadie había hecho ninguna acusación en su contra en esos años. Pero Josefsberg me dijo: "Nunca le he contado a Alan Dershowitz -ni a nadie más- lo que este cliente o cualquier otro cliente me ha dicho. Está equivocado." 

Dershowitz también ha afirmado que Boies debe haber sabido que su cliente mentía. Cita una llamada telefónica, aparentemente grabada en secreto, en la que él y Boies discuten la posibilidad de resolver la demanda por difamación. Dershowitz me permitió escucharla, negándome de nuevo a hacer una copia. La grabación tiene paradas y arranques frecuentes, y en muchos lugares es ininteligible. Dershowitz enfatiza un pasaje en el que Boies imagina una conversación con Giuffre: "Sabemos que cree que tuvo relaciones con el profesor Dershowitz... Hemos revisado las pruebas documentales y estamos convencidos de que su creencia es errónea". Boies me dijo que la conversación era hipotética; una manera de explorar cómo podría persuadir a un cliente agraviado a aceptar un acuerdo, si Dershowitz podía ofrecer pruebas definitivas. También me mostró un correo electrónico que envió a los asociados después, especulando que Dershowitz tenía la intención de reunir pruebas: "Por la forma en que intentaba poner palabras en mi boca, sospeché que estaba grabando la llamada." 

Este mes de marzo, Dershowitz envió a Giuffre y Boies un mensaje en Twitter, aparentemente tratando de provocar una confrontación. "Desafío a mis acusadores a tuitear una acusación directa contra mí para poder demandarlos por difamación", escribió. "No lo harán porque saben que inventaron la historia por dinero." Dershowitz argumentó que, al no hacer alegaciones en público, Giuffre y Boies estaban aprovechando un principio legal conocido como el privilegio del litigio, que prohíbe las demandas por difamación basadas en el testimonio de la corte. Sin embargo, a los periodistas se les permite informar sobre ese testimonio, lo que puede proporcionar a un abogado astuto una manera segura de revelar al público la información impugnada. 

Cuando Giuffre hizo sus alegaciones sobre Dershowitz, ya no podía demandarlo por haber abusado de ella cuando era menor de edad; el plazo de prescripción había expirado. Dershowitz se ofreció una vez durante una entrevista a renunciar a cualquier estatuto que impidiera que los reclamos de Giuffre fueran probados en la corte; pero cuando sus abogados le pidieron que renunciara para permitir una demanda civil, él se negó. La única manera en que Giuffre pudo probar sus alegaciones en la corte fue en una demanda por difamación.


Shishito peppers really are everywhere now.” 
Caricatura de Lars Kenseth


En 2015, cuando las acusaciones de Giuffre contra Ghislaine Maxwell y Epstein se hicieron públicas, Maxwell las llamó "mentiras obvias". En septiembre, Boies y McCawley presentaron una demanda por difamación contra Maxwell en nombre de Giuffre, en el Distrito Sur de Nueva York. El juez, Robert Sweet, sugirió que el alcance del caso se extendía más allá de las afirmaciones de Giuffre sobre Epstein y Maxwell; trataba, escribió, de "una serie de acusaciones de actos sexuales que involucraban al demandante y a personas que no eran parte en este litigio, algunas famosas, otras no". Maxwell llegó a un acuerdo justo antes de que comenzara el juicio, en mayo de 2017. La cantidad no fue revelada, pero Giuffre recibió un acuerdo multimillonario

Las acusaciones en el caso Maxwell no se filtraron a la prensa; el juez Sweet selló todos los documentos. Entre ellos se encontraba una declaración jurada presentada por una mujer británica y sudafricana llamada Sarah Ransome, que se unió al caso como Jane Doe 43, y que fue representada, pro bono, por Boies y McCawley. 

Recientemente hablé con Ransome, que ahora tiene 34 años. Es voluble -"Soy sudafricana, no una tímida"- pero, según ella, sigue profundamente afectada por su experiencia con Epstein. "El trauma por el que he pasado en los últimos diez años ni siquiera se lo desearía a Jeffrey y Ghislaine", dijo. 

Ransome conoció a Epstein en septiembre de 2006, cuando tenía veintidós años. Había pasado por una dolorosa ruptura y había abandonado la universidad en Edimburgo porque no podía pagar la matrícula. Decidió gastar la mayor parte del dinero que le quedaba en un vuelo a Nueva York. "A los 22 años, eres tan ingenua", dijo. "Pero estaba en Nueva York para hacer amigos, para superar la angustia, para tratar de obtener una educación. Ya sabes, es la tierra de los sueños". Poco después de su llegada, un nuevo amigo la presentó a Epstein, describiéndolo como un filántropo que usaba su riqueza y sus conexiones para ayudar a mujeres jóvenes pobres, si le daban masajes

Cuando los masajes se volvieron sexuales, dijo Ransome, se le dio el uso de un enorme apartamento en el edificio de Epstein en el Upper East Side, junto con un teléfono celular, una cuenta de servicio de automóvil y dinero para gastos de manutención. Ransome dijo que soñaba con estudiar en el Fashion Institute of Technology, y que Epstein y Maxwell prometieron arreglar su admisión. Para Ransome, como para las otras mujeres, estos beneficios dependían de que ella tuviera sexo con Epstein y con sus amigos. En su declaración jurada, nombró a Dershowitz como uno de esos amigos. 

Ransome era otra testigo imperfecta. En el otoño de 2016, había sugerido al New York Post que tenía cintas de sexo de media docena de personas prominentes, incluyendo a Bill Clinton y Donald Trump; pero no pudo proporcionar las cintas cuando se le pedía. (Ransome me dijo que ella había inventado las cintas para llamar la atención sobre el comportamiento de Epstein, y para hacerle creer que ella tenía "evidencia que saldría a la luz si él me hacía daño"). En 2017, Boies representó a Ransome en una demanda contra Epstein por tráfico sexual; en diciembre pasado, Epstein pagó una suma no revelada para llegar a un acuerdo. En una audiencia, el abogado de Maxwell mencionó la acusación de Ransome sobre Dershowitz, y el comentario se filtró a la prensa. Protegido por el privilegio del litigio, fue reportado en el Daily News, bajo el título "Segunda mujer dice que el multimillonario Jeffrey Epstein la 'dirigió' a tener sexo con Alan Dershowitz". 

Dershowitz negó haber conocido a Ransome. "El villano aquí es David Boies, que está explotando a una mujer loca para vengarse de mí", dijo al Daily News. Me explicó que había presentado cargos contra Boies y McCawley ante los colegios de abogados de Nueva York, Florida y Washington, D.C., registrando una serie de quejas. En ellos, Dershowitz volvió a acusar a Boies y a sus asociados de conspirar para extorsionar y alentar el perjurio. También argumentó que, a principios de 2015, un socio de la firma de Boies había discutido representarlo y había aceptado un documento que describía su estrategia, a pesar de que la firma ya estaba representando a Giuffre. (Boies negó cualquier falta, señalando que el bufete tenía más de trescientos abogados y que su representación de Giuffre se seguía muy de cerca en ese momento.)

Dershowitz afirmó que Boies había adelantado el caso de Ransome para obligarlo a abandonar sus quejas. "Me amenazó con que a menos que retirara los cargos de la barra, encontraría a alguien más que me acusara", dijo. Pero Boies había acordado representar a Ransome en enero de 2017, siete meses antes de que Dershowitz presentara los cargos. En cualquier caso, las sentencias de todas las denuncias de la barra fueron contra Dershowitz. En Nueva York, el Comité de Reclamaciones del Noveno Distrito Judicial informó a la firma de Boies que "el Comité determinó que no hubo violación de las Reglas de Conducta Profesional por su parte. Por consiguiente, la denuncia fue desestimada". 

El 6 de julio, Epstein aterrizó su jet privado en el aeropuerto de Teterboro, en Nueva Jersey, regresando de un viaje a Francia. Cuando salió del avión, los agentes de la ley lo esperaban. Fue puesto bajo custodia federal, como parte de un esfuerzo, liderado por el Distrito Sur de Nueva York, para revivir su procesamiento, sobre la base de nuevos cargos. 

Ese día, los investigadores abrieron la puerta de su mansión en East Seventy-first Street y registraron el interior. En una caja fuerte, descubrieron un montón de fotos de mujeres jóvenes desnudas. También había montones de dinero en efectivo y un pasaporte caducado que contenía la fotografía de Epstein junto con un nombre falso, con el país de residencia listado como Arabia Saudita. 

Cuando se difundieron los informes sobre el arresto de Epstein, más de una docena de mujeres se presentaron para decir que ellas también habían sido abusadas por él. Se realizó un nuevo examen del acuerdo de no enjuiciamiento, que Alexander Acosta había concedido en 2008. En medio de la indignación pública, Acosta renunció como Secretario de Trabajo. Hablando en su propia defensa, argumentó que el acuerdo había sido más estricto de lo que Barry Krischer, el fiscal del Estado, había recomendado. 

Esto fue un tributo a Dershowitz y a los otros defensores de Epstein: sin sus esfuerzos legales, Krischer probablemente habría recomendado cargos más significativos. Pero Dershowitz se estaba distanciando del caso. En marzo, cuando los periodistas le preguntaron si seguía en contacto con Epstein, dijo: "Nunca dejas de ser el abogado de alguien. Siempre tomaré su llamada". Ahora le dijo a NPR: "No tengo ninguna relación con él"

El 16 de abril, Giuffre demandó a Dershowitz por difamación. Dershowitz dijo que estaba ansioso por la pelea y dijo al Daily News: "Esta es la oportunidad que he estado buscando". En junio, sin embargo, presentó una moción para desestimar la demanda de Giuffre, junto con una moción para descalificar a la firma de Boies para que la representara. A mediados de julio, salió en el programa de Laura Ingraham, en Fox News, para atacar a Boies. "He tenido sexo con una mujer" -su esposa- "desde el día que conocí a Jeffrey Epstein. Desafié a David Boies para que dijera bajo juramento que sólo ha tenido relaciones sexuales con una mujer durante ese mismo período de tiempo", dijo Dershowitz. "Tiene una cantidad anormal de descaro para atacarme y desafiar mi perfecta, perfecta vida sexual durante el período de tiempo relevante.

Dershowitz me dijo: "Tengo que ser capaz de seguir defendiéndome en el tribunal de la opinión pública. Necesito poder defenderme en la televisión, declarar públicamente la verdad". Pero algunos medios de comunicación ya no le dieron la bienvenida. En "The View", la co-anfitriona Meghan McCain dijo: "Tampoco creo que la gente como Alan Dershowitz deba estar en la televisión en este momento, mientras se les acusa de estar involucrados. Mucha gente tiene mucho por lo qué rendir cuentas". 

Dershowitz respondió con una columna en Newsmax: "En 2008, según el New York Times, el propio padre de Meghan McCain -el difunto gran senador John McCain- fue acusado de conducta sexual inapropiada por una supuesta relación con una cabildera 30 años menor que él. No recuerdo que Meghan McCain pidiera que su padre fuera excluido de la televisión". De hecho, el Times no había informado de ninguna acusación de mala conducta sexual, sólo de la especulación no confirmada de los ayudantes de McCain sobre una aventura. Durante la primavera y el verano, mientras Dershowitz presionaba su posición, incluso algunos viejos aliados se sorprendieron con su retórica. En un momento dado, Epstein reaccionó a sus declaraciones en las noticias enviando un correo electrónico a un amigo, "Dershowitz está loco"

Si el caso llega a los tribunales, puede revelar nueva información sustancial. Tanto Dershowitz como Giuffre podrán citar a los testigos; también se enfrentarán a un contrainterrogatorio. Ambas partes han pedido que se abran los documentos de la demanda por difamación de Ghislaine Maxwell, incluyendo el manuscrito de Giuffre y los correos electrónicos de Ransome. Cuando le pregunté a Giuffre si quería volver a la corte, parecía casi aliviada. "Lleva años retándome: 'Ven a decirlo en público, ven a decirlo en público'". Y yo le dije: '¿Sabes qué? Desafío aceptado'", dijo. "Sé que va a dar una buena pelea. Pero, al final, sé que vamos a ganar. Tenemos la verdad de nuestro lado". Dershowitz estaba igualmente seguro. "Proclamaré mi inocencia absoluta hasta el día de mi muerte", me dijo. "He pedido al FBI que asista al juicio, porque es cien por cien seguro que se cometerá perjurio." Continuó diciendo: "Esta será la parte central de mi defensa: que esto fue una trampa contra mí. En realidad estoy escribiendo un libro, 'Suitable for Framing' (Apto para enmarcar)."

Connie Bruck


NOTA DEL EDITOR DEL BLOG:


Dada la naturaleza del abogado Dershowitz, este artículo del New Yorker no quedó sin respuesta a su más puro estilo de confrontación. Alan Dershowitz declaró a Newsmax TV (medio en el que colabora habitualmente): 'Soy una víctima de delitos graves' ('I Am a Victim of Serious Crime'). En el siguiente enlace podrá escuchar en inglés sus declaraciones. 

VIDEO: 

Alan Dershowitz to Newsmax TV: 'I Am a Victim of Serious Crime' Read Newsmax: Alan Dershowitz to Newsmax TV: 'I Am a Victim' | Newsmax.com   (Haga click)
  

Fuentes  del reportaje:

Enlace original en inglés:

ALAN DERSHOWITZ, DEVIL´S ADVOCATE The noted lawyer’s long, controversial career—and the accusations against him.

Sobre la traducción al castellano


El abogado del diablo: Alan Dershowitz, defensor de violadores, pedófilos y asesinos


Otra fuente consultada


NEW YORK TIMES.- The Jeffrey Epstein Case Was Cold, Until a Miami Herald Reporter Got Accusers to Talk 


EXCLUSIVE: The busy life of Jeffrey Epstein: Group of gorgeous Manhattan 'it' girls in and out of the billionaire sex offender's mansion before Clinton pal flies off in private jet with comely brunette

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