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01 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos


      Ilustración de Kira Lisitskaya (Dominio público)



Historia y no propaganda

Parte I

Introducción

Este tema será algo largo, necesariamente dividido en varias entradas, dada la existencia de abundante evidencia histórica imposible de omitir. En la actualidad estamos ante una disimulada guerra europea que puede transformarse en mundial, Unión Europea/OTAN/EEUU/Ucrania contra Rusia, quien diga lo contrario evidentemente tiene un nulo conocimiento de lo que es un conflicto geopolítico y dedica a “informarse” a través de los medios tradicionales de embrutecimiento masivo.

Insistiré en algo ya dicho muchas veces, ninguna guerra moderna tiene orígenes “patrióticos”, la defensa de la patria y otros discursitos emotivos son un mero saludo a la bandera. Todo se mueve por intereses económicos y estratégicos para el futuro de una nación. Europa y Estados Unidos siempre han codiciado los inmensos recursos naturales de Rusia y allí está el kit del asunto.

Antes de entrar en materia, dejaré constancia que para esta investigación se recurrirá a muchas fuentes, incluso gran parte del material es un resumen de los largos años de análisis en este blog. Forzosamente omitiremos -por lo amplio del estudio-, hacer una descripción académica de hechos como la “Guerra de Crimea”, o las “Guerras Napoleónicas”, o de la primera y segunda guerra mundial, que por sí solas se hallan vastamente investigadas y de fácil consulta. Intentamos con esto realizar un ensayo cronológico de lo que nos atañe, la pretendida expansión de la civilizada y cristiana Europa hacia ancestrales territorios eslavos, principalmente para apoderarse de los recursos de Rusia.

Alguien tuvo el atino de razonar y expresar que “la rusofobia es la consecuencia de no haber podido conquistar Rusia desde el siglo XVII-XVIII”, pero como veremos va mucho más atrás en el tiempo.

Desde aquellas épocas, no solo los rusos sino pueblos afines étnicamente han sido infravalorados, pueblos “bárbaros”, considerados inferiores, la teoría racista del untermensch no fue original del nazismo, el mismo término "raza blanca", para etiquetar al mundo occidental europeo, nunca ha tenido en biología su correspondencia científica, se ha clasificado a la humanidad en razas como un concepto social-cultural y no biológico, que la ciencia lo ha refutado.

Los supuestos untermensch eslavos -que hay muchos pueblos en la misma Europa- son vistos literal y peyorativamente como una de las acepciones que la lengua inglesa indica: slave = esclavo. Las guerras de los cruzados teutónicos hacia el este de la Europa “bárbara” tenía el doble sentido clásico: expansión territorial y la tan cacareada entrega de “civilización” a los “paganos” esclavos (eslavos)… en fin.


Comencemos con algo de “Rusofobia”.

La histeria europea (en un alto porcentaje) hacia la gigante nación rusa se denomina comúnmente “rusofobia”. Un interesante artículo de hace muchos años establecía que "la rusofobia de Occidente es incurable", que la 'perversidad' de los rusos no se discute en Occidente. Ni los medios, ni los políticos se cansan de pregonarlo, la sociedad occidental padece prejuicios negativos sobre Rusia, según el historiador suizo Guy Mettan.

Mettan, en su libro: "Rusofobia, mil años de desconfianza", inicialmente publicado en Suiza, Rusia, Italia, en Estados Unidos en 2017 bajo el título: "CREATING RUSSOPHOBIA. From the Grat Religious Schism to Anti-Putin Hysteria", señala que la rusofobia es anterior que la misma Rusia. Empezó con la división del Imperio Romano en la parte Occidental y Oriental, y, por supuesto, con la división religiosa entre los católicos y ortodoxos.

Prejuicios de esa época es el clásico "todos los pueblos orientales son bárbaros, sus líderes son autoritarios, están obsesionados con la expansión y sueñan con conquistar a Occidente noble e inocente". Es el mismo discurso que se lee en la actualidad

Dentro del marco de la historia contemporánea, la rusofobia se agudizó a finales del siglo XVIII, en el reinado del rey francés Luis XV, cuando apareció un falso 'Testamento de Pedro el Grande', atribuyéndose al monarca, como "legado" a sus descendientes, el deber de "conquistar Occidente". Napoleón en 1812 la aprovechó para justificar su invasión a Rusia. Le seguirían los ingleses para utilizar el falso legado para la Guerra de Crimea (1853). A finales del siglo XIX el 'testamento' fue desmentido, pero el fraude perduró y se repite en el presente. En Ucrania, desde 2014 el mismo pretexto, impulsado por la OTAN, condujo a un golpe de Estado en Kiev.

"Para los medios occidentales, Rusia sigue siendo 'una amenaza', mientras dos ideas preconcebidas se mantienen. "Occidente siempre representa 'las fuerzas del Bien': los valores comunes, la democracia, la libertad etc., y Rusia, por su parte, 'promueve' la autocracia, el nacionalismo y el rechazo a la libertad personal". La realidad oculta es geopolítica, nace de la infundada premisa de que los recursos y el territorio de Rusia son una amenaza directa para la dominación mundial de Occidente, ese sería el pretexto para acosar a Rusia y que otros califican de teoría de la conspiración.

Desde el siglo XIII las potencias coloniales de Reino Unido, Francia, Alemania, y desde el siglo XX los Estados Unidos han embanderado el proyecto de destruir Rusia, ya sea en forma de Imperio Ruso o a la Unión Soviética, y en el siglo XXI persiste ese ánimo en contra de la Federación de Rusia por parte de los mismos actores.

Es el enfoque que se impone en la opinión pública y sirve de fundamento para la expansión y militarización de la OTAN hacia Europa del Este. "Los periodistas occidentales se comportan no como profesionales de la información, sino como directores del cine, que ya tienen establecido un guión en que los países occidentales son 'buenos' y Rusia es 'mala'. Este tipo de manipulación de la conciencia es la base del contenido mediático en Occidente", enfatiza Guy Mettan.

Debido a las guerras imperialistas de los siglos XVIII hasta mediados del XX se fueron forjando los mapas de Europa. No es tarea fácil determinar si una guerra de agresión ha sido provocada por Rusia desde el siglo XX. Aquí debemos ser claros, la ocupación militar de la Europa Oriental tras la segunda guerra mundial fue negociada entre los Aliados en la Conferencia de Yalta, esos países fueron liberados del yugo nazi por los soviets. La guerra de Afganistán, que puede ser una excepcionalidad, fue una trampa inducida por la CIA y demostró lo poco afortunado que resultan las aventuras guerreristas marcadamente impopulares entre la población. Tampoco se pretende desconocer el apoyo soviético durante la Guerra Fría a los llamados "movimientos de liberación nacional" en conflictos de "baja de intensidad" (que dejaron miles de víctimas). 

Lo único cierto es que el comunismo (si es que alguna vez existió verdaderamente) sucumbió, fue un gran fracaso social, la URSS desapareció y Rusia renació para seguir siendo codiciada por sus riquezas naturales, los depredadores financieros internacionales que dirigen Occidente siguen al acecho utilizando la política y atribuyéndose la defensa de algo que dicen “democracia”.

La actual Rusia es tan capitalista como lo son sus "socios" de EEUU/UE, ¿cuál es el problema? GEOPOLÍTICA. Estados Unidos se niega a perder el privilegio de ser la única superpotencia militar, económica e industrial; y, Europa se niega a dejar de soñar con su influencia neocolonialista en el mundo.

Es Occidente quien busca la reconfiguración del mapa político euro-asiático, ya con la caída de la URSS se transformó radicalmente el mapa de Eurasia. El separatismo es un proceso complejo impulsado por factores políticos, económicos y nacionales, que culminan con la formación de nuevas estructuras políticas y relaciones entre estados independientes, pero no satisface, aún no es suficiente para las élites occidentales.

Históricamente, las invasiones teutónicas en el siglo XIII, la pretendida colonización británica del siglo XIV y XV, las invasiones francesas y alemanas en los siglos XIX y XX, la guerra civil rusa, el terrorismo yihadista del siglo XXI, tienen un patrón, Occidente anhela desmembrar el territorio ruso. El gran obstáculo no es la inmensidad del territorio ruso -como erróneamente se piensa-, sino la disposición rusa a defender su independencia, soberanía e integridad, es por eso que seguirá representando una amenaza para los intereses occidentales, por lo mismo, el sueño de destruir a Rusia seguirá siendo un sueño.

Entremos al tema histórico.


El imperio británico codicia Rusia desde el siglo XIV


"Iván el Terrible muestra sus tesoros al embajador inglés Horsey",  Alexander Litovchenko (1875)


Yulia Jakimova, en “How the English once planned to seize the Russian North” (Cómo los ingleses alguna vez planearon apoderarse del norte de Rusia), brinda una gran revelación. Los planes ingleses para aprovechar el 'Tiempo de los Disturbios' o 'Periodo Tumultuoso' (en Rusia) para subyugar el norte ruso fueron desconocidos hasta 1914, el plan permaneció en secreto durante tres siglos, probablemente diseñado por un capitán de nombre Thomas Chamberlain en 1612, “Plan para el establecimiento de un protectorado inglés”, el mencionado documento fue descubierto en archivos británicos por una historiadora rusa llamada Inna Lubimenko que publicó en 1914 el texto completo en el artículo titulado 'Un proyecto para la adquisición de Rusia por James I'.

“El primer zar ruso, Iván el Terrible, deseaba ampliar las relaciones diplomáticas con Inglaterra, no previó o anticipó que, al poco, sus “socios” intentaran convertir parte del Tsardom de Moscovia en su propia colonia. Los ingleses pisaron suelo ruso por primera vez en agosto de 1553. El barco 'Edward Bonaventure' de la empresa comercial inglesa conocida como 'Mystery and Company of Merchant Adventurers for the Discovery of Regions, Dominions, Islands, and Places Unknown', bajo el mando del capitán Richard Chancellor. El barco entró en la desembocadura del Dvina del Norte y amarró no lejos del Monasterio Nikolo-Korelsky, a 35 km de Arkhangelsk (Arcángel). Desde allí, Chancellor fue a Kholmogory y luego a Moscú, donde le entregó a Iván el Terrible una carta del rey Eduardo IV. A partir de ese momento, el zar permitió a los británicos comerciar en Rusia”.

En 1555, se abrió una oficina inglesa en la capital: “Old English Yard”, la misteriosa 'Misterio y Compañía de Mercaderes Aventureros' se transformó en la 'Compañía de Moscovia' expandiéndose a Kholmogory, Vologda y Moscú. En 1569, se concedieron a la empresa los mayores privilegios posibles: Comercio libre de impuestos en todo el Tsardom de Moscovia, comercio con Oriente Próximo a través de Rusia, apertura de fábricas de hierro y cuerdas en el país, circulación de monedas inglesas en Moscú, Novgorod y Pskov. Los ingleses se llevaron a casa infinidad de recursos del norte de Rusia”.

Iván el Terrible quería hacer de Inglaterra su “socio estratégico”, lo que explica su considerable hospitalidad, en 1570, Iván el Terrible cortejó a la reina Isabel I, tratando de obtener asilo político para sí mismo en Londres en caso de ser derrotado en la Guerra de Livonia (1558-1583). Iván tenía la intención de formar una alianza militar con los ingleses, pero Isabel I ignoró esas propuestas.

Tras la Guerra de Livonia se permitió a otros extranjeros comerciar en el norte de Rusia, pero los ingleses, ya no podían cruzar libremente el territorio ruso en su camino hacia Persia y China, salvo una excepción, la Compañía Moscovia privilegiada para comerciar libre y ampliamente y libre de impuestos hasta mediados del siglo XVII.

“Incluso bajo Iván el Terrible, los agentes de la Compañía Moscovia proporcionaron a la Corte inglesa servicios en el campo de la inteligencia militar y económica: reclutaron, sobornaron y chantajearon a comerciantes y funcionarios rusos”. Llegó el 'Tiempo de los Disturbios' (1598-1613), crisis dinásticas, levantamientos populares e intervenciones de Polonia y Suecia. Se abrió nuevas oportunidades para que los ingleses extendieran su influencia en Rusia, John Meyrick, jefe de la Compañía Moscovia, obtuvo personalmente promesas de una extensión de los privilegios de su compañía, primero del Falso Dmitry I (autoproclamado "hijo" de Iván el Terrible) y luego de su sucesor en el trono, Vasili Shuisky.

En 1611, tropas suecas, reclutadas por Shuisky para aplastar a su rival, el Falso Dmitry II, se apoderaron de las tierras de Novgorod (regiones del noroeste de la actual Rusia), los ingleses calcularon que era el momento adecuado para “apoderarse” del norte de Rusia.

El siguiente plan inglés permaneció en secreto durante tres siglos. En la segunda mitad de 1612, se envió un despacho a Londres con un relato detallado de los acontecimientos en Rusia. El probable autor del documento fue el capitán Thomas Chamberlain, se trataba de un “Plan para el establecimiento de un protectorado inglés”, se creía que en el Norte, no afectado por la guerra, el pueblo estaba dispuesto a arrojarse en los brazos de algún príncipe que los proteja del gobierno de un extraño. Los autores de la propuesta dijeron al rey Jaime I que había “motivo suficiente para abrazar la defensa y protección de este pueblo, en condiciones tales que puedan asegurar y proteger la libertad de comercio que ya tenemos allí y abrirla aún más…” Se solicitó que un emisario llevara conversaciones con la población local para concluir un tratado sobre la base de la soberanía o la protección.

Esta zona de “protección” o soberanía comprendía “entre Arcángel y el río Volga, con el tramo a lo largo de ese río hasta el mar Caspio y Persia con seguridad para el comercio. Será la mayor y más feliz propuesta que jamás se haya hecho a rey alguno de este reino, desde que Colón ofreció al rey Enrique VII el descubrimiento de las Indias Occidentales” (dice el documento).

El ejército inglés debería marchar a estos territorios para preservar el orden, siendo la población rusa quien debería mantener este ejército, los agentes locales de las compañías inglesas debían actuar como operadores para el almacenamiento de mercancías y productos alimenticios.

Mientras el rey Jaime consideró el documento, se formaron destacamentos de "voluntarios" para luchar contra los intervencionistas polacos del lado del Tsardom de Moscovia; el objetivo real era conseguir acceso a Arcángel (Arkhangelsk), a los voluntarios ingleses no se les permitió ir al norte, los polacos fueron expulsados de Moscú en octubre de 1612, en enero de 1613, Mijaíl Feodorovich Romanov ascendió al trono y reconocido como gobernante en todo el país, incluidas las regiones del norte.

John Meyrick y su colega de la Compañía Moscovia, William Russell, nombrados embajadores especiales del rey inglés y autorizados a entablar negociaciones con los habitantes del norte de Rusia, había perdido su propósito con la ascensión al trono de Mijaíl Romanov. Meyrick, intentó convencer al nuevo zar sobre la falsedad de los rumores que los ingleses pretendían establecer un protectorado. (Meyrick aún intervino como mediador en el Tratado de Stolbovo, fin de la guerra ruso-sueca de 1610-1617, abandonó Rusia en 1621, en 1629 se convirtió en gobernador de la Compañía de Moscovia). En 1649, el zar Alexei Mikhailovich Romanov restringió los derechos comerciales de la Compañía Moscovia en Rusia sobre Arkhangelsk, perdiendo sus privilegios de monopolio en 1698 como parte de las reformas de Pedro el Grande. (Yulia Jakimova)

Obviando otros conflictos, como el del siglo XVIII y la victoria en la Gran Guerra del Norte (1700-1721) de Rusia contra Suecia, saltémonos a otro período y personaje histórico importante.


El emperador Napoleón Bonaparte




Desde 1812 un viejo mito europeo nos cuenta que el talentoso militar francés, Napoleón Bonaparte, a pesar de sus logros en Rusia, sucumbió ante el "General Invierno", la verdad -siempre- es mucho más complicada. “El 15 de septiembre de 1812, el ejército francés entró en el Kremlin de Moscú. A los ojos del mundo, todo había terminado: la ciudad más grande de Rusia yacía postrada a los pies del mayor supremo militar del mundo. En tres meses, sin embargo, lo que quedaba del ejército de Napoleón estaba huyendo: el cuerpo y los regimientos eran meras sombras de su antiguo yo. Las enormes fuerzas que invadieron Rusia en el verano fueron casi destruidas a finales de año; las pérdidas exactas se debaten hasta el día de hoy, pero se estima que el número de soldados muertos o capturados ha sido de entre 400.000 y 500.000”.

¿Por qué perdió Napoleón? La narrativa occidental clásica es que Napoleón tuvo que retirarse debido al invierno ruso, sus fuerzas golpeadas por el duro clima. Pero, poco fue aleatorio o "natural" en la derrota de Napoleón, es difícil imaginar que un general tan experimentado se hubiera olvidado de considerar el clima del país que se propuso conquistar, de hecho, ya había emprendido campañas de invierno. Napoleón no era un cacique africano que pudiera ser excusado por nunca haber visto nieve en su vida. La historia de la resistencia de base también está lejos de ser precisa. Ni la nieve ni la resistencia masiva podían garantizar el resultado, y ciertamente no podían asegurar la derrota de un ejército masivo dirigido por un general brillante. 

Los estrategas rusos optaron por un plan sólido, evitar una batalla general y retiradas estratégicas mientras se llevaba a cabo la guerra de guerrillas en la retaguardia del enemigo, con el fin de golpear sus líneas de suministro, agotar y debilitar al ejército de Napoleón y eventualmente obtener la ventaja. “Solo había dos posibilidades para que el formidable ejército francés obtuviera suministros: haciéndolos entregar desde Europa occidental, o saqueándolos para alimentarse. Obviamente, las entregas desde Occidente no serían confiables debido a las enormes y cada vez mayores distancias que los convoyes tendrían que cubrir, así como a la terrible condición de las carreteras rusas. Y si el ejército francés apostaba por buscar suministros localmente, surgía otro problema. Dado que la densidad de población en Rusia era (y sigue siendo) mucho más baja que en otras partes de Europa, las misiones de forrajeo de Napoleón tuvieron que viajar a lo largo y ancho para obtener suficientes provisiones. Y ahí es cuando se encontrarían con un segundo problema”.

La Guerra partisana de la cual los rusos fueron creativos en la organización de ese tipo de operaciones. Por un lado, destacamentos regulares activos en la retaguardia de la línea operativa del ejército francés dirigidos por oficiales llevaron a cabo reconocimientos, destruyeron forrajeros e interceptaron mensajeros. Por otro, los franceses también tuvieron que lidiar con unidades irregulares formadas por campesinos que buscaban evitar que merodeadores y recolectores entraran en sus aldeas. Muchas de estas unidades estaban encabezadas por el propietario local, a menudo un oficial militar retirado. Estas unidades se comunicaban entre sí usando campanas de iglesia. “Naturalmente, los campesinos armados podían hacer poco contra el ejército francés, pero esto nunca se esperó de ellos, todo lo que tenían que hacer era alertar a las fuerzas partisanas regulares. Si los partisanos no lograban disuadir al enemigo, el ejército regular acudía al rescate. Este arreglo no era ideal, pero funcionó la mayor parte del tiempo. Las principales fuerzas del ejército ruso tenían un papel peculiar, tuvieron que permanecer a la vista de Napoleón, limitando la libertad de su ejército y evitando que se atascara a través de una gran distancia o se moviera libremente por el país. El ejército ruso utilizó este enfoque porque al ser conscientes de su presencia, los franceses no podían relajarse ni dispersarse.

Como resultado, las fuerzas francesas ni siquiera habían terminado su ofensiva cuando comenzaron a morir de hambre. No pudieron obtener suficiente comida y no pudieron enviar suficientes tropas para proteger las comunicaciones porque Napoleón necesitaba una fuerza capaz de enfrentarse al principal ejército ruso. Además, los rusos se estaban retirando cada vez más. Los franceses ya estaban a cientos de kilómetros de sus bases y tuvieron que dejar a mucha gente en la retaguardia para mantener el orden, mientras que los suministros de Occidente se habían secado… la batalla contra las líneas de suministro.

Los rusos atacaron deliberadamente las tiendas francesas de alimentos. El ejército francés no se congeló hasta la muerte, pero se estaba muriendo de hambre, mientras que las batallas parecían más ejecuciones, ya que los rusos usaron artillería para dispersar a las unidades francesas que marchaban más allá de ellos. Los franceses no pudieron luchar mucho de todos modos, ya que la mayoría de sus caballos habían sido comidos y sus armas habían quedado atrás. Los soldados heridos se enfrentaban al mismo dilema que los enfermos: o ser arrastrados junto con el riesgo de complicaciones e infecciones, o ser dejados a merced de los rusos, lo que en realidad no era una mala idea. Sufriendo el frío y las dificultades de la persecución del otoño y más tarde del invierno, las tropas rusas no estaban dispuestas a infligir aún más dolor a los franceses cautivos, los sobrevivientes simplemente caminaron hacia las posiciones rusas para preguntar dónde podían rendirse. Les quitaron sus armas y fueron enviados a las fogatas donde los soldados rusos, que eran igual de fríos y miserables, les daban vodka a sus prisioneros para sentirse un poco más cálidos por dentro. Esto puede parecer surrealista, pero no para aquellos que estuvieron en una marcha en temperaturas bajo cero durante días”. (Resumen y citas textuales de: “El 'General Invierno' no salvó a Rusia de Napoleón en 1812”, de la versión inglesa de Evgeny Norin titulada: “Bait and switch: Russia handed Moscow to Napoleon 210 years ago, but still went on to win the war”).


La Guerra de Crimea (1853-1856)


Guerra de Crimea: imagen del atlas publicado en 1912


Al igual que las guerras napoleónicas en Rusia, la posterior Guerra de Crimea emprendida, entre otros, por Napoleón III, se halla profusamente ilustrada y de fácil consulta, por lo que no es necesario hacer aquí un compendio académico. Sobre todo, no es materia de estos artículos el realizar un relato histórico de esos conflictos, sino determinar las razones del por qué Rusia ha sido la fuente de codicia de Europa desde hace muchos siglos.

La Guerra de Crimea inicio por disputas territoriales entre los zares y los otomanos, siendo que franceses y británicos se “colaron” del lado “turco”, según los europeos para mantener el equilibrio de poder en Europa. Se libró la guerra contra los rusos no en favor de los otomanos, la única motivación era el clásico impedimento al progreso de los rusos, aduciendo que representan una amenaza para el “civilizado” occidente. 

En 1856, las negociaciones de paz -Congreso de París y firma del Tratado de París de 30 de marzo de 1856- determinó que Rusia restituya al Imperio Otomano la ciudad de Kars y demás territorios que estaban en posesión de las tropas rusas; Rusia devolvió la Besarabia Meridional a Moldavia. Por su parte, Gran Bretaña, Francia, Cerdeña y el Imperio Otomano restituyeron a Rusia las ciudades y puertos de Sebastopol, Balaklava, Kamish, Eupatoria, Kerch, Jenikale y Kinburn, así como todos los demás territorios ocupados. 

La historia nos dice que como consecuencia en Rusia, especialmente en los altos círculos de poder, se recibió este tratado como una derrota, sobre todo por la desmilitarización del Mar Negro y la destrucción de la flota rusa; pero esto, a su vez, llevó a la modernización del estado ruso.


Resumiendo las guerras del Imperio Ruso en el siglo XIX

 




En el siglo XIX los principales impulsos de la expansión territorial fueron la influencia en los Balcanes y el control de los mercados comerciales.

Tenemos:

- Guerras Napoleónicas (1803-1815). Rusia fue parte de coaliciones contra Napoleón.

- Guerras Ruso-Persas (1804-1813 y 1826-1828). Con la anexión de territorios en el Cáucaso.

- Guerras Ruso-Turcas (1806-1812, 1828-1829, 1877-1878), entre otras consecuencias se logró la liberación de pueblos eslavos bajo dominio otomano y la influencia rusa en los Balcanes.

- Guerra de Crimea (1853-1856)

- Disputas desde el siglo XIX llevaron a la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905). El choque de intereses a principios del siglo XX con el Imperio del Japón, causa de la expansión en Asia Oriental, reflejaba la ambición de zares rusos y emperadores japoneses en diferentes regiones que chocaban, además, con los intereses de otros imperios y potencias europeas.

Continuaremos…

 

Notas:

La rusofobia de Occidente es incurable

“How the English once planned to seize the Russian North”

El "General Invierno" no salvó a Rusia de Napoleón en 1812

El gran sueño de Occidente: las raíces del deseo histórico de destruir a Rusia

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