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30 diciembre 2023

¿Puede escribirse una historia alternativa ignorando la guerra?



 

Una interesante recopilación y resumen de artículos por el editor del blog para quienes gustan del género literario de la HISTORIA ALTERNATIVA, una buena manera de despedir este año 2023. Felicidades!


I

Aclarando conceptos

La ficción especulativa, ucronía, historia alternativa o contrafactual, como queramos llamarla no pertenece solo a la literatura de guerra, una expresión inagotable también la encontramos en el arte. Los temas de ucronía son muy populares en el mundo anglosajón con sus conocidos What if... (y si...). Los autores de ficción literaria gustan mucho cambiar la historia y también ciertos historiadores utilizan la ucronía para demostrar ciertas tesis.

El género literario de la ficción especulativa y temas de ucronía abarca lo que denominamos historia alternativa -generalmente ostensible en novelas históricas- cuya trama "transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como ocurrió en realidad; por ejemplo, los vencidos de determinada guerra serían los vencedores". 

A pesar de escucharse y conocerse términos como utopía (significa en "ningún lugar"); la distopía (viene a significar "mal lugar"); la ucronía (etimológicamente quiere decir "en ningún tiempo"), no son fáciles de explicar sobre todo si lo aplicamos a diversos campos, suele resultar algo complejo cuando se hallan presentes en el género literario y artístico. Las siguientes líneas corresponden a citas concretas tomadas de la Wikipedia para aclarar los conceptos. 

La Ucronía es la reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos (RAE). Fusiona dos géneros literarios, la novela histórica con la ciencia ficción, especula sobre realidades alternativas ficticias, en las cuales los hechos se han desarrollado de diferente forma de como los conocemos. Esa línea histórica se desarrolla a partir de un evento histórico extensamente conocido, significativo o relevante, en el ámbito universal o regional. Ese momento o acontecimiento común que separa a la realidad histórica conocida de la realidad ucrónica se llama punto Jonbar o punto de divergencia.  

Distopía también conocida como anti-utopía. Es una "utopía negativa" donde la realidad transcurre en términos antitécnicos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable en sí misma, suele representarse en novelas, ensayos, comics, películas, serie televisivas, video juegos. La ucronía viene a ser un subgénero de la distopía.

Tenemos el steampunk que, en sus inicios, fue un subgénero literario nacido dentro de la ciencia ficción especulativa que surgió durante la década de 1980 de la mano de escritores conocidos por sus trabajos ciberpunk.​ A día de hoy, este subgénero ha madurado hasta convertirse en un movimiento artístico y sociocultural, no tan solo literario, describe algunas de las obras de autores como K.W. Jeter, Tim Powers y James Blaylock. Las obras de temática steampunk a menudo muestran tecnologías anacrónicas o invenciones futuristas imaginadas por los visionarios de su época (ciencia ficción, fantasía), todas ellas vistas desde la perspectiva victoriana en la cultura, el arte, la moda e incluso la arquitectura, como máquinas impulsadas por vapor, mecanismos de relojería y otra maquinaria industrial y eléctrica. El steampunk es una combinación de la tecnología y la estética de la era industrial impulsadas por vapor con la tecnología y los ideales modernos y futuristas

El steampunk se inspiró principalmente en los trabajos de H. G. Wells y Julio Verne y del imaginario encontrado en sus obras,​ por lo que, al igual que el dieselpunk, este subgénero se puede englobar dentro del movimiento retrofuturista, el género de las ucronías y la ficción especulativa, pero su tendencia a incorporar elementos fantásticos y el carácter más desenfadado y utópico de sus tramas lo alejan tanto del dieselpunk como del cyberpunk.


Ilustración publicada en el sitio web "All About Steampunk" (ver notas a píe de página)



El Dieselpunk se conoce con este término a la subcultura y al movimiento artístico y literario que combina las diferentes estéticas comprendidas entre 1920 y 1950, con aquellas encontradas en nuestro presente. El término hace mención a la llamada “Era diésel”, un periodo coloreado, entre otros, por el Art Déco, los héroes pulp, el jazz, la música swing, y los amorales detectives encontrados en la ficción negra. El dieselpunk busca crear algo nuevo, impredecible y diferente del resultado de combinar el espíritu de una era pasada con las modernas tecnologías y la actitud de hoy en día.

Al igual que el subgénero hermano steampunk, el dieselpunk forma parte de la corriente retrofuturista, y habitualmente sus tramas se pueden englobar dentro del género de las ucronías y la ficción especulativa, aunque no es extraño asociarlo también al cyberpunk debido a sus tramas de carácter distópico. 

El cyberpunk es un subgénero de la ciencia ficción, conocido por reflejar visiones distópicas del futuro en las cuales se combinan la tecnología avanzada con un bajo nivel de vida. Originalmente el término cyberpunk fue utilizado para referirse al movimiento literario encabezado por Bruce Sterling, William Gibson y John Shirley que surgió durante la década de 1980 en el seno de la literatura de ciencia ficción. El cyberpunk recibe su nombre de la adjunción del prefijo ciber- (relacionado con redes informáticas)​ al vocablo punk (en referencia a su carácter rebelde). En él, la ciencia (y sobre todo la informática y la cibernética) suele generar o interaccionar con algún tipo de cambio de paradigma social o cultural.

Respecto al dieselpunk, vale la pena profundizarlo. Nuestro conocido sitio "Never Was magazine", editado por Nick Ottens, publicó hace un par de años un artículo de Christopher Smith sobre las más recientes expresiones de la estética dieselpunk pudiendo emplear escenarios notablemente imaginativos y evocadores del clásico "qué pasaría si..." de la historia alternativa. Smith lo tituló: "Re-punking Dieselpunk", cuyo subtítulo reza: "El dieselpunk debe ser antibrutalista, antifascista, antiindustrial y antimilitarista". Un resumen textual a continuación.

Los géneros "punk" de la historia alternativa pueden reivindicar posturas tanto estéticas como políticas. "Steam" (vapor), "diesel" (diésel) y "atomic" (atómico) suelen sugerir un aspecto histórico; el sufijo "punk" hace referencia a la postura histórica de esa estética frente al poder, es decir, a sus intenciones políticas (steampunk, dieselpunk, etc.)

Todos los movimientos artísticos están arraigados en la cultura y el contexto de su tiempo. Cuando los artistas olvidan esto, se vuelven privilegiados, preciosos, ahistóricos, apropiados y/o culturalmente a la deriva. Como historiador -señala Smith-, no le interesa ni le convence una estética que reniegue de lo político. Por el contrario, dice que cualquier arte de cara al público, especialmente un arte situado dentro del largo siglo XX, es inherentemente (aunque implícitamente) político, o deliberadamente ciego o hipócrita.

"Soy un veterano de la revolución punk de finales de la década de 1970. Para mí, "punk" significa ocupar lo subalterno, hacer retroceder lo dominante, hackear las normas y contrarrestar las presunciones estéticas y, lo que es más importante, cuestionar o subvertir la política cultural y los derechos de los que surgen esas presunciones. Es criticar y/o subvertir la cultura dominante de esos períodos, el punk-rock original hizo eso y lo hizo el cyberpunk original: le dieron la vuelta a la estética dominante del glam-rock de la década de 1970 y la ciencia ficción utópica de la década de 1950". 

Pero, desafortunadamente, los géneros punk no manifiestan, al menos entre la mayoría de los consumidores, una fuerte capacidad de autoexamen y algunos teóricos del steampunk han criticado útilmente la tendencia del steampunk hacia el exotismo y el orientalismo. También la producción creativa del dieselpunk tiende hacia una fascinación por la estética fascista y conspirativa: guerras coloniales, criptozoología, mechs, tanques, trincheras, etc. Este fetiche por lo autoritario me parece curioso, y definitivamente contrario a la política punk. El cosplay steampunk, al menos a nivel superficial, replica los prejuicios y privilegios de la época victoriana. El atractivo y las trampas del steampunk van desde lo encantador, exótico e inventivo, hasta lo apropiado, orientalista, postural, preciosista y racista. El atractivo y las trampas del dieselpunk pueden ir desde lo constructivo, lo valiente, lo patriótico, lo proletario, hasta lo brutalista, el historicista y el protofascista.


LLegada a la utopia, de Alexey Lipatov

Entonces, ¿cómo debería ser una política dieselpunk re-punk? Si el "diesel" como estética es industrial, de montaje, mecanicista, futurista-utopianista, proto-fascista, entonces tal vez el "diesel-punk" pueda leerse como opositor, subversivo, subalterno, proletariado, a contrapelo, resistiendo al autoritarismo.

¿Cuáles podrían ser versiones menos monolíticas y menos militaristas de la política dieselpunk apropiada para la época (alrededor de 1914-45)? Si el brutalismo, el fascismo, la consolidación industrial y el militarismo eran las tendencias dominantes (y represivas) de la época, ¿no buscaría subvertirlas una postura de oposición clásicamente "punk"? Una teoría política dieselpunk más autocrítica sería, por tanto, antibrutalista, antifascista, antiindustrial y antimilitarista; se centraría en la democracia participativa (sindical, descentralizada y anarcosindicalista), en la propiedad colectiva, en el orgullo por el trabajo, en la organicidad y la sostenibilidad, y en la construcción de la paz radical. Por ejemplo, la Primera Guerra Mundial fue inmensamente influyente y militante, especialmente en los conflictos por la libertad de expresión y el trabajo justo, entre 1905 y 1919.


Detalle de los murales de la industria de Detroit de 1932-33 por Diego Rivera (Instituto de Artes de Detroit)


El internacionalismo antifascista fue el espíritu central del bando republicano en la Guerra Civil Española (1936-39), que atrajo a aliados y combatientes de los movimientos obreros de todo el mundo, y enfrentó a las tropas coloniales que luchaban contra ellos en el bando nacionalista. "Dieselpunk", de hecho.

Nota del editor: Un interesante comentario al artículo de Christopher Smith razona que "Hoy en día, ser "punk" sería rechazar los puntos de vista izquierdistas dominantes. En lo que respecta al comunismo, todos los países que han tenido un gobierno comunista o socialista han sido autoritarios y represivos. El comunismo no se malinterpreta ni se aplica mal. Claramente, la teoría del comunismo, cuando se aplica al mundo real, es autoritaria. El punk rechazaría el comunismo". Sin embargo del reflexivo y hasta cierto punto acertado comentario, no olvidemos que estamos tratando un tema del imaginario, ficción, historia alternativa, donde opera la utopía, la literatura utópica sueña con cosas fantásticas!


II

Glorificando el fascismo en la historia alternativa


Póster de The Man in the High Castle (Amazon)


Monroe Templeton en "The Borders of Genre: The Glorification of Fascism within Alternate History" (Las fronteras del género: la glorificación del fascismo dentro de la historia alternativa), publicado por "Sea Lion Press", opina que las historias alternativas sobre la victoria nazi glorifican invariablemente el nazismo, sean cuales sean las intenciones del creador.

En una entrevista de 1973 con Gene Siskel del Chicago Tribune, el teórico y director de cine francés François Truffaut declaró, hasta la modesta infamia, que "algunas películas afirman ser antibélicas, pero no creo que haya visto realmente una película antibelicista. Todas las películas sobre la guerra terminan siendo pro-guerra". Los argumentos del autor son revisados en el siguiente resumen textual.

La historia alternativa es un género con un problema de imagen que destaca con éxito financiero en programas de televisión. Cuando le preguntas a la persona promedio qué es exactamente la historia alternativa, no escucharás hablar de "For All Mankind" (de Apple TV) o incluso la antología inter-continuidad de Marvel "What If?". En cambio, todos los historiadores alternativos han escuchado esas temidas palabras: "Oh, ¿quieres decir qué pasaría si los nazis ganaran?" Por mucho que nos avergoncemos ante esta pregunta, ponemos una sonrisa de rictus y pretendemos explicar tales asociaciones con el fascismo, es innegable que hay un problema

Por ejemplo, en Twitter (actual X) la corresponsal de MSNBC, Katleyn Burns, tuiteó: "La historia alternativa siempre es como "¿qué pasaría si ganara la Confederación?" O "¿y si los nazis hubieran ganado?" Y nunca "¿qué pasaría si todos los esclavos del Sur hubieran asesinado a todos los dueños de esclavos?"

Matt Mitrovich de The Alternate Historian respondió: "Me frustra ver el mismo tuit: "¿Por qué la historia alternativa es solo sobre la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil Estadounidense? ¿Por qué no sobre ¿qué pasaría si...? (inserte su personaje favorito). Mientras tanto, aparentemente nunca se les ocurrió buscarlo en Google y encontrar las docenas de historias que la gente ha escrito".

Al igual que cuando nos enfrentamos a esa pregunta en la vida real, cuando la enfrentamos en línea, es fácil tratar de explicar el problema o incluso negar que exista, pero debemos tratar de averiguar por qué tanta gente tiene esta visión negativa de nuestro género.

La respuesta es que no todas las ficciones de un género son iguales, en términos de visibilidad y, por lo tanto, de influencia. Numéricamente, por supuesto, puede haber más historias alternativas que no sean sobre esvásticas sobre Whitehall o botas en Times Square, pero lo que las respuestas a este número a menudo no reconocen, o más bien no quieren reconocer, es que siempre es el mismo tuit, porque así es como se ve este género: como obsesionado con la victoria del nazismo y el poder esclavista secesionista. Por mucho que a mí, personalmente, me gustaría que la gente se imaginara a Ed Baldwin saltando en la Luna con su traje espacial cuando menciono el género, no lo ven. Ven a John Smith con su uniforme de gala de las SS bien confeccionado, envuelto en la esvástica.




Una de las narraciones de historia alternativa más populares de los últimos tiempos fue la adaptación de Amazon de "The Man in the High Castle" que retrata el mundo de una victoria sobrealimentada del Eje y en la que Estados Unidos se divide entre un estado nazi en su costa este y un protectorado japonés en el oeste. El éxito de la serie catapultó la historia alternativa a la respetabilidad de la corriente principal. Sin ella, es muy posible que no tengamos series como For All Mankind, o adaptaciones de The Plot Against America, The Handmaid's Tale y Bridgerton, ni el actual frenesí de interés por el género.




Sin embargo, High Castle es también una obra profundamente irresponsable, que glorifica a los regímenes conquistadores. No se trata de una crítica nueva, hay que decirlo, muchos han condenado a todo pulmón el programa por convertirse en un "kitsch nazi con mucha trama". El director y productor Daniel Percival ("The Man in the High Castle") habló de sufrir ansiedad por atraer a los fanáticos de la extrema derecha en 2017 debido a la iconografía del programa, pero justificó la producción como una forma de reflejar las ansiedades en torno al resurgimiento del fascismo en nuestra política contemporánea. El medio Salon, (edición del 15 de noviembre de 2019) publicó el reportaje de Melanie Mcfarland: "Finalmente, la fantasía fascista de ´The Man in the High Castle´ termina en medio de la aleccionadora realidad de Estados Unidos". A medida que termina la historia alternativa triunfante de los nazis de Amazon, no necesitamos un recordatorio de lo lejos que podría estar Estados Unidos (haciendo referencia al presidente Trump).

Cualquier buena obra de ficción especulativa es reflexiva, de esa manera, 1984 reflejó las ansiedades de George Orwell por la Inglaterra de la posguerra con la imaginada Airstrip One. Por lo tanto, no es terriblemente sorprendente que Percival considerara High Castle como una vía para discutir sus temores al neofascismo trumpista (NdelE: temores totalmente infundados respecto a Trump)

Cuando usamos regímenes de la vida real para hacer esto, sucede algo importante. Para que High Castle funcione, primero debemos aceptar que la Alemania nazi y el Japón imperial podrían haber tenido éxito, en tiempo pasado. Desde el punto de vista narrativo, deben ser empoderados para la victoria. Como escritores, debemos revisar la historia, a menudo a lo largo de líneas negacionistas, para permitir que ocurra tal victoria. Proclamamos que si las cosas hubieran ido por otro camino, el fascismo podría haber triunfado como alternativa legítima a la democracia. Y al permitir que las potencias del Eje o la Confederación o quien sea tengan sus victorias, nos envilecemos moralmente, ya que validamos las visiones del mundo real de aquellos que metieron a millones de seres humanos en hornos. Y ese es el maldito problema.

High Castle mantiene la mitología en torno al Reich. Tanto en la serie como en los libros, se nos presenta a la Alemania nazi como un régimen hipereficiente empoderado hasta el punto de la colonización venusina. Si bien hay un absurdo obvio en la gran extensión de la Alemania nazi (y el Japón imperial), uno que se comenta directamente con la historia alternativa en el texto The Grasshopper Lies Heavy, que representa a un Imperio Británico sobrealimentado en una posición similar (tenga en cuenta que esto es específico de la novela).

La representación de los japoneses es, por supuesto, orientalista. El régimen que en nuestro mundo libró una guerra racial genocida en China rinde culto al I-Ching, con inescrutables funcionarios de comercio que practican wabi (lejos del alcance de nuestros puntos de vista blancos en la costa del Pacífico, naturalmente) que buscan la validación cultural a través de la "autenticidad" de la cultura estadounidense. Pero al igual que la Alemania nazi, se presenta a Japón como lo suficientemente poderoso como para haber conquistado los Estados Unidos del Pacífico. La idea de la Esfera de Coprosperidad, poco más que el objetivo de Japón de dominar Asia Oriental y el Pacífico bajo la creencia de superioridad racial sobre los grupos étnicos de la región, se ennoblece en su victoria, que nos muestra cómo podría haber ganado un etnoimperialismo tan dramáticamente fracasado.


El actor Rufus Sewell en el papel del Obergruppenführer John Smith en la serie "The Man in the High Castle"

Dentro de la serie, este sentido de glorificación se ve exacerbado a una escala nunca antes vista por la representación del Obergruppenführer John Smith, un personaje único en la serie y notablemente el más desarrollado. Interpretado por el profundamente carismático Rufus Sewell, es el protagonista de la intriga política dentro de la jerarquía nazi, algo en gran parte inédito en la novela, ascendiendo y ascendiendo hasta ser el Reichsführer de Norteamérica. La serie se preocupa profundamente para que entendamos a Smith, sus motivaciones y objetivos, animarle en sus éxitos, como acabar con el führer Heinrich Himmler o burlar a otros colaboracionistas, como J. Edgar Hoover, y verlo ascender, ascender y ascender. Lo aplaudimos en sus victorias, lloramos por él en sus derrotas, nos maravillamos con él mientras atraviesa la superposición cuántica y entra en otros mundos, y una vez que terminamos, nos alegramos por la catarsis de su suicidio. Cuando pienso en Smith, pienso en lo que David Chase dijo de su prestigioso antihéroe televisivo, Tony Soprano:

"(El público) lo había visto alegremente robar, matar, saquear, mentir y engañar. Lo habían animado. Y entonces, de repente, querían verlo castigado por todo eso. Querían "justicia". Querían ver sus sesos salpicados en la pared. Pensé que eso era repugnante, francamente. Lo patético, para mí, era lo mucho que querían su sangre, después de haberlo animado durante ocho años".

Mientras que Los Soprano se vuelve negra y nos obliga a mirarnos a nosotros mismos en la pantalla de espejos de nuestros televisores y contemplar nuestra hambre de violencia, High Castle concede una catarsis de justicia percibida por los eventos que animó a la audiencia a animar, una salida emocional e intelectual durante cuatro años de sintonización cada semana para ver qué haría el estadounidense Adolf a continuación. Al público se le permite admirar a Smith con la condición de que su caída sea espectacular y violenta. Pero, ¿dónde nos deja eso cuando se nos permite admirar a un nazi?

Debo subrayar que no creo que Philip K. Dick simpatizara con estos regímenes, como tampoco lo son Percival y sus guionistas en la serie. Pero estas cuestiones de simpatía son irrelevantes, porque ¿qué nos dicen sus versiones de High Castle? Que la Alemania nazi y el Japón imperial podrían haber triunfado sobre la democracia y que el Reich habría construido trenes bala y volado Concords y colonizado nuestro Sistema Solar a principios de la década de 1960, etcétera. El espectador medio se aparta de estas interpretaciones, incluso cuando descuenta los elementos más fantásticos, bajo la impresión de que hay "eficiencia" en el fascismo, de que los trenes circulan a tiempo. Entonces, ¿es de extrañar que aquellos con una pizca de pensamiento crítico reconozcan esto como glorificación? ¿Es de extrañar que los neonazis se deleiten en este mundo, o que una persona normal pueda incluso alejarse con una visión distorsionada, incluso positiva, del Reich y el Japón imperial debido a la ficción de la serie?

Y cuando observamos otras narrativas de victoria nazi que están a la vanguardia de la integración de la historia alternativa, ¿qué vemos? Un mundo similar de maravillas tecnológicas en la franquicia Wolfenstein con una banda sonora pegadiza de versiones en alemán y un Londres envuelto en esvásticas en SS-GB como telón de fondo de un thriller detectivesco.

Del mismo modo que Truffaut consideraba que todas las películas antibélicas acaban siendo probélicas, debemos lidiar con la posibilidad de que las obras de victoria nazi glorifiquen invariablemente el nazismo, incluso si la intención de los guionistas era otra. "Retratar es ennoblecer", y en una época de fascismo resurgente, es nuestro deber como hijos de la democracia ser cautelosos ante cualquier ennoblecimiento de este tipo.


Wolfenstein: El arte del Nuevo Orden


Escena del thriller detectivesco "SS-GB" 

¿Hay alguna alternativa? Claro. Hay innumerables novelas de historia alternativa que no son victorias nazis. El alejamiento de la victoria nazi es el movimiento del futuro, y a medida que la historia alternativa continúe en la corriente principal, es casi seguro que veremos más y más ejemplos que tal vez redefinan la percepción popular. Eso terminará con la incómoda pregunta "oh, ¿qué pasaría si los nazis ganaran?" Quién sabe, tal vez pregunten "oh, ¿quieres decir qué, y si Harold Wilson fuera un espía?"


III

¿Se puede escribir un tema histórico ignorando la guerra? 


Charlie Chaplin en el film "Tiempos Modernos" (1936)

"Can you write an historical story ignoring War?" se pregunta Gary Oswald en un artículo publicado en la arriba citada página web británica de historia alternativa "See Lion Press". Oswald lo subtitula como "una anécdota deliberada del enfoque militar en la historia alternativa". 

Señala el autor que "no es exactamente perspicaz decir que la ficción histórica, incluida la historia alternativa, está obsesionada con la guerra, y hay buenas razones para ello". La guerra es común, ser capaz de vivir toda una vida sin experimentar directamente el combate es un privilegio que la mayoría de la humanidad no tuvo, y las naciones y los ideales increíblemente dramáticos pueden caer y levantarse en función de un solo disparo. 

Pero cada género necesita variedad. Si todas las historias alternativas son historias de guerra, entonces el género puede aparecer como dijo Arturo Serrano, como de interés solo para los jugadores de guerra... con poco interés en las culturas y sociedades que las guerras defendieron, formaron y destruyeron. ..."¿Qué ha perdido la historia alternativa al centrarse en la ficción militar en su lugar?. Si el argumento es que un enfoque en la guerra ciega a los escritores del drama que pueden obtener en otros lugares, es interesante hasta qué punto la guerra todavía proporciona lo que está en juego...". Hay historias que son puramente de tiempos de paz, por supuesto

El libro "Paz alternativa" (antología), de 2019, de Steven H. Silver, podría responder a esa pregunta. La antología trata explícitamente sobre una sociedad cívica pacífica, demostrando que no se necesita la guerra para hacerla interesante. Sin embargo, "el fantasma de la guerra todavía se cierne sobre muchas de estas historias, que a menudo tratan sobre política, ciencia y espionaje y, por lo tanto, tratan sobre las consecuencias de guerras anteriores y los temores de otras nuevas". 

Como ejemplo Oswald cita a Steven Leigh en su versión del "Alzamiento de Pascua" describiéndolo como es un homenaje hermoso al poder de la protesta pacífica, a pesar de estar ambientada en 1916, el tema es "tratar de evitar la violencia de la independencia irlandesa en un mundo ya horrorizado por la brutalidad de la Primera Guerra Mundial". Esta y otras obras "puede que no sean historias militares, pero no dejan de ser historias sobre guerras y dicen mucho sobre el conflicto sin retratarlo nunca directamente, en la forma en que evitar que la violencia motive a los personajes, sobre todo a los que la han vivido en otros lugares". 

Otro ejemplo del citado escritor es el autor C.W. Briar con una "vívida historia de terror ambientada en Londres sobre la opresión de los campesinos de clase baja que conduce a una revolución violenta, aunque apasionante, no es una historia de guerra por tecnicismo. La violencia está en su mayoría fuera de la pantalla, pero el peligro siempre presente y la posibilidad de que la muerte impulse los lazos emocionales entre los personajes principales es un ritmo clásico de la historia de guerra. Es solo aquí que los enemigos son la clase alta y no otro país".

Este tipo de novelas es una clara ruptura con las historias estándar de la historia alternativa, un enfoque diferente en esas historias que "cambian el punto de vista en lugar del tema. Son divertidos, sin duda, pero no esperen nada demasiado original. El mundo fuera de los EE.UU. y el Reino Unido recibe poca atención...". La antología de Steven H. Silver cubre los viejos estándares de la historia alternativa en lugar de algo innovador. Eso está bien en sí mismo, en términos de la calidad, parece grosero exigir originalidad además de calidad.

"Pero si el argumento es que esto es lo que el género obtendría si se centrara menos en la guerra, como se discute, entonces no estoy del todo convencido de que sea una diferencia significativa". 

Por otra parte, comenta Oswald, sigue habiendo "incomodidad al escribir ficción sobre la vida interior y las relaciones románticas de personas vivas que teóricamente podrían leerla, es quizás la razón por la que la ficción centrada en la actualidad tiende a preferir el panorama general... Las historias sobre negociaciones de paz, sobre la carrera espacial, sobre política, sobre revoluciones y sobre espionaje están relativamente dentro de la corriente principal, esto no es contar de repente historias sobre la creación de la lavadora o la revolución sexual". Respecto a la política se puede escribir algo inteligente respecto a las mismas políticas de nuestra línea de tiempo si fueran adoptadas por diferentes personalidades obteniendo diferentes reacciones, "pero las políticas no se mencionan, es la maldición de toda la historia política alternativa". 

"Es difícil evitar la idea de que los mismos escritores van a escribir historias similares independientemente del tema. Un escritor de ficción militar que escribe para una antología que pide historias sobre la paz no se va a convertir en Jane Austen o Kim Stanley Robinson, solo va a escribir sobre el espionaje o la carrera espacial o una revolución y seguir explorando los mismos temas de vínculos formados por el peligro, la valentía y las situaciones de vida o muerte. Y a juzgar por esta antología (de Silver), muchos de ellos van a seguir hablando de guerras. 

La impresión que tengo de la medida en que la amenaza de una guerra es la tensión en la que se construyen las historias es que estos escritores ven la paz no como un período en el que las sociedades cambian y se desarrollan de maneras interesantes en sí mismas, sino simplemente como una que está ausente de los cambios provocados por la guerra", concluye Gary Oswald.

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Fuentes de consulta:

Re-punking Dieselpunk

The Borders of Genre: The Glorification of Fascism Within Alternate History

Can you write an historical story ignoring War?

Steampunk vs Diéselpunk

28 junio 2023

Aquellos memorables días en que el fascismo era aporreado en las calles de Londres


La batalla de Cable Street es un mural en la calle Cable en Shadwell, East End de Londres (extremo este de Londres), representando la lucha contra el fascismo. Es una obra pintada en el costado del Ayuntamiento de St George por Dave Binnington, Paul Butler, Ray Walker y Desmond Rochfort entre 1979 y 1983 para conmemorar la Batalla de Cable Street en 1936. La PLACA conmemorativa: "La gente del este de Londres se reunió en Cable Street el 4 de octubre de 1936 y obligó a retroceder la marcha del fascista Oswald Mosley y sus camisas negras por las calles del East End. "NO PASARAN".


 Introducción por el editor del blog

He seleccionado y resumido algunos artículos sobre la oposición popular a las operaciones de intimidación y subversión de la extrema derecha inglesa antes y después de la segunda guerra mundial. No se debe menospreciar estos acontecimientos históricos ya que el fascismo inglés estaba muy decidido a convertirse en la quinta columna del nazismo, el BUF (Unión Británica de Fascistas) de sir Oswald Mosely quiso -y de hecho lo consiguió- pasar a la historia como potencial fuerza colaboracionista en caso de producirse la invasión alemana de la isla en 1941.

Sin duda es un apropiado momento para recordarlo, Gran Bretaña en la actualidad actúa de la misma forma, respaldando política y militarmente a las organizaciones neo-nazis que han sido incorporadas a las fuerzas armadas ucranianas para luchar contra Rusia, de la misma forma en que solapadamente apoyaban a la Alemania nazi para destruir a la Unión Soviética.

Aprender de las lecciones. En Gran Bretaña, recientemente una organizada extrema derecha se ha vuelto a registrar como partido político, de la misma forma en gran parte del mundo se  observa organizaciones fascistas y populistas de extrema derecha envalentonadas y confiadas para actuar a menudo con violencia.

Se ha discutido que el neofascismo es la respuesta a la descomposición de Occidente, algo similar a las primeras décadas del siglo XX, el crecimiento del poder de fuerzas populistas de ultraderecha es latente no solo en España y Europa, se observa en varios países del mundo.

La izquierda europea es un cero a la izquierda, al menos los Socialistas -mejor conocidos como "Socio-listos" que trabajan para el mismo patrón que domina la OTAN/UE.  La izquierda -que sigue manteniendo el privilegio de contar con mayor gente intelectual- como siempre, está dividida, ególatras a raudales (hay quienes quieren mejorar el sistema capitalista y otros que defienden un idealismo infantil). Sea como sea, aquello de poner fin al capital o conquistar el socialismo es cosa del pasado. La izquierda decadente abandonó al pueblo llano traicionando no solo sus principios sino a la gente que pretende representar.

Las fuerzas populistas de ultraderecha están -tranquilamente- ocupando su lugar y ahora "defienden" los derechos de los trabajadores y los valores conservadores. La extrema derecha progresa en muchos países y no tiene temor de proponer cambios autoritarios e, incluso a veces, se sienten cómodos al declararse antimperialistas. Es lo que se denomina neofascismo, una clara analogía al ascenso nazi al poder en 1933 y puede repetirse si los financieros y empresarios -por miedo- les entregan el poder.




Vale la pena citar al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su reciente visita y discurso en Alemania (Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung), “hoy tenemos a una izquierda europea que no sabe qué hacer, mientras el fascismo está avanzando. Lo pude ver en las calles de Madrid, mientras se organizaban contra mí, por el hecho de ser latinoamericano, por mi piel de color café con leche, por ser de izquierda”. 

En un interesante artículo publicado en "Diario 16" (16 junio 2023) "El auge de la extrema derecha como síntoma de un suicidio colectivo", José Antequera está convencido que "muchos españoles han votado por lo peor en lugar de votar por lo mejor, síntoma claro de una neurosis colectiva" (respecto a las últimas elecciones). "Estamos metidos de lleno en una pesadilla distópica con las manecillas del reloj de la historia avanzando al revés, en todos los países europeos, hacia el fascismo que nació hace casi un siglo. Cuando el ciudadano apuesta por opciones políticas autoritarias y antidemocráticas que llevaron el caos a la humanidad en el pasado es que algo, o mucho, se ha hecho mal".

Ahora, reflexiona el nombrado ensayista, debe explicarse ese "síndrome autodestructivo que parecía superado: la misteriosa atracción por la autodestrucción como pueblo, por la degeneración, por el suicidio colectivo. ¿Sabe el electorado que vota neofascismo lo que está votando realmente?... ". Parece que como señala: "Las modas políticas pasan, el fascismo permanece". "En definitiva, menos democracia, que muchos empiezan a odiar sin que haya motivo para ello, y más dictadura, más Franco, de quien la mayoría, sobre todo los más jóvenes, solo conocen el nombre y los bulos sobre el personaje que han mamado de los nuevos charlatanes del revisionismo histórico posfascista".

"El relato de la extrema derecha cuaja porque sabe conectar con lo más atávico y primitivo del ser humano. El miedo milenarista al futuro, el miedo al otro, el miedo a la rebelión sexual de la mujer y a la convulsa transformación hacia sociedades más justas e igualitarias.... Hay una enfermedad de base, un trastorno, un masoquismo sociológico que lleva al personal a querer lo peor en lugar de lo mejor. Una atracción fatal por el feísmo de la que ya nos advirtió Nietzsche. Una dulce inmolación como tribu. Los pueblos se matan a sí mismos cada cierto tiempo", concluye el análisis de José Antequera. 

No hay que desilusionarse al extremo de caer en un estado de depresión "política". Ofrezco a continuación algo que a muchos va a levantarles el ánimo. Por favor, continúe la lectura con unas memorables historias, cuando los fascistas eran aporreados en las calles londinenses.


La policía británica detiene a un manifestante antifascista en Cable Street, Londres, 4 octubre de 1936

Nota aclaratoria

La Batalla de Cable Street (que repasaremos) no fue la única "guerra" campal contra el fascismo en Gran Bretaña. Aquí enumeramos solo algunos importantes episodios, que pueden ser consultados en Wikipedia:

Batalla de Stockton: (10 septiembre 1933) Incidente entre miembros de BUF y antifascistas en Stockton-on-Tees, Condado de Durham, Inglaterra. Chocaron miembros de la Unión Británica de Fascistas (BUF) y manifestantes antifascistas del pequeño Partido Comunista local y del Movimiento Nacional de Trabajadores Desempleados (NUWM). Los comunistas expulsaron al BUF.

Batalla de South Street: (9 de octubre de 1934), incidente entre miembros de BUF y antifascistas en Worthing, Sussex. Como resultado, no hubo más marchas fascistas a gran escala en Worthing.

Batalla de Carfax: (25 mayo 1936) escaramuza en Oxford entre la BUF y antifascistas del Partido Laborista y el Partido Comunista de Gran Bretaña. (Mosley cantaba el himno del Partido Nazi, el "Horst-Wessel-Lied")

Batalla de De Winton Field: (11 de junio de 1936), enfrentamiento entre miembros de BUF y antifascistas, tuvo lugar en Tonypandy, Gales. Fue el último intento de la BUF de realizar un mitin en Gales. Miles de manifestantes antifascistas impidieron los discursos del BUF a pesar de estar resguardados por la policía.

Batalla de Holbeck Moor: (27 de septiembre de 1936), enfrentamiento entre miembros de BUF y antifascistas en  Holbeck, Leeds. Oswald Mosley y alrededor de 1.000 fascistas planearon una marcha por Leylands (un área con una importante población judía), marchando por la ciudad fueron "recibidos" por 30.000 antifascistas en Holbeck Moor. Pese a que la fuerza policial protegía a los fascistas hubo enfrentamientos, los fascistas superados en número huyeron.

En otras regiones europeas también sucedieron este tipo de incidentes violentos. Igual sucedía en Estados Unidos, Canadá y otras partes del continente americano. 


Segmentos de la batalla de Cable Street, mural en la calle Cable en Shadwell, Este de Londres.


Conclusiones

1) La movilización popular hizo trisas a los paramilitares fascistas a pesar de estar resguardados por la policía. Las manifestaciones antifascistas podían movilizar decenas de miles de ciudadanos y aporrear con gusto a los fascistas.  

2) Sin embargo, el fascismo se impuso políticamente en algunos países, el olor del dinero de la clase industrial y financiera obraba milagros. Es más que evidente que la aparición del fascismo fue resultado del miedo de las élites a la revolución y a la clase trabajadora junto a la rebeldía de los simples ciudadanos.



La Batalla de Cable Street




Londres, 4 octubre de 1936, se registra un suceso trascendental. Glyn Matthews en "85 years since the Battle of Cable Street" (85 años desde la Batalla de Cable Street) nos relata un episodio suscitado en las calles londinenses en aquellas ya lejanas fechas. Las siguientes líneas son un resumen del artículo de Glyn Matthews (el texto coorresponde al autor, el editor de este blog solo resume el artículo).

En 1936 Hitler ya estaba en el poder en Alemania y era política oficial perseguir a los judíos. Mussolini estaba en el poder en Italia y la guerra civil española estaba en marcha, solo unos pocos años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que se conoció como la Batalla de Cable Street fue un intento de Oswald Mosely y su Unión Británica de Fascistas (BUF) de solidificar su posición marchando por el extremo este de Londres con uniforme fascista completo (los fascistas británicos eran conocidos como los camisas negras). Este fue también un acto deliberado de provocación e intimidación. Se estimó que había 350.000 judíos viviendo en Gran Bretaña en ese momento, y aproximadamente la mitad vivía en el extremo este de Londres (East End), el yiddish era a menudo la lengua en muchas de esas comunidades.


Sir Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas -BUF- es saludado por sus "Camisas Negras" (fotos de archivo, no corresponden a la Batalla de Cable Street)


En ese momento, los Camisas Negras habían estado ganando un impulso significativo. Dos años antes celebraron un notorio mitin en el Olympia de Londres con 12.000 asistentes, incluidos 2.000 en uniforme completo listos para atacar a cualquier oposición que se atreviera a aparecer. Afirmaron tener 40.000 miembros y tenían el apoyo activo del sensacionalista Daily Mail, un diario nacional.

Si hubieran podido marchar con éxito por el extremo este de Londres sin oposición, habría sido desastroso para la comunidad judía, así como para muchos otros grupos étnicos o religiosos, y también para todos los socialistas y sindicalistas. En el período previo a la marcha, el BUF celebró una serie de reuniones en todo el extremo este para avivar el odio hacia la comunidad judía. Hubo una respuesta inmediata de la comunidad, el Consejo del Pueblo Judío, que inició una petición para prohibir la marcha, que obtuvo más de 100000 firmas en solo dos días. Sin embargo, el sentimiento de la comunidad y los activistas de base no fue igualado por el liderazgo. La jerarquía judía organizó eventos deportivos para tratar de asegurar que los jóvenes judíos estuvieran fuera del Extremo Este el día de la marcha.


La policía choca con los manifestantes antifascistas, Batalla de Cable Street


La dirección del Partido Comunista jugó un papel increíblemente cínico. Estaban en una posición muy poderosa, teniendo una base muy fuerte de apoyo y membresía dentro del Extremo Este. Phil Piratin, quien más tarde se convirtió en miembro del parlamento del PC, dijo: "Si Mosley decide marchar, déjenlo. No intentes el desorden". Sin embargo, la Liga de Jóvenes Comunistas había organizado el mismo día una manifestación en Trafalgar Square (centro de Londres) en solidaridad con la república española, sin el sentido de ironía de que el mejor apoyo posible para la república española en la guerra civil contra los fascistas era oponerse a los fascistas en su puerta.

Afortunadamente, la oposición desde abajo creció desde dentro de las filas del PC, grupos judíos y otros como el Partido Laborista Independiente. Como resultado, el día de la marcha 300.000 personas salieron a las calles para enfrentarse a los camisas negras y a la policía que intentaba escoltarlos. Fue una verdadera muestra de desafío de todos los sectores de la clase trabajadora. Las barricadas fueron erigidas por estibadores católicos irlandeses alrededor de Commercial Road y Cable Street. Se vio a niños lanzando canicas, impidiendo el avance de los caballos de la policía, que no podían navegar sus cascos alrededor de las canicas. Las ollas se vaciaron sobre las cabezas de los fascistas, las calles estallaron con comunistas, sindicalistas, judíos, irlandeses y todas las nacionalidades de todas las edades y géneros.


Arriba: La policía despeja una barricada erigida por los manifestantes para dar paso a la marcha fascista  Abajo: Antifascistas corren mientras la policía ataca una barricada cerca de Aldgate. (Batalla de Cable Street)


Fue una derrota vergonzosa para Mosely y el BUF. Se vieron obligados a retirarse, incluso con la policía tratando de ayudarlos. Las comunidades de la clase trabajadora demostraron que no solo no eran bienvenidas, sino que se les impediría estar allí. El BUF nunca se recuperó de esto y cada vez que grupos de extrema derecha como este han intentado marchar por toda Gran Bretaña, el espectro de Cable Street se cierne sobre ellos y siempre encuentran resistencia.

Si muchos, particularmente en el PC, hubieran escuchado a la dirección en lugar de organizar una campaña de frente único de todos los sectores de la clase obrera en sus comunidades para construir una resistencia de masas para garantizar que los fascistas no pudieran pasar, entonces los eventos podrían haber resultado muy diferentes de lo que lo hicieron. Ese es el verdadero legado de los héroes de Cable Street.
 

La policía arresta a manifestantes antifascistas. (Batalla de Cable Street)


"The Main Event". El gran concierto organizado por Blood & Honour, 27 de mayo 1989 y el esfuerzo antifascista para cancelarlo.

Esta parte está basada en el libro "No Retreat: The secret war between Britain's anti-fascists and the far right" (Sin retroceder: La guerra secreta entre los antifascistas británicos y la extrema derecha), de Dave Hann, Steve Tizley. Milo Books, 2003; y, en el artículo de Kiko Amat, "El año en que milité en la Anti-Nazi League", (Jot Down).

El movimiento británico de militantes antifascistas tiene una rica tradición que se remonta a los años 20 del siglo pasado, cuando lucharon en la legendaria y victoriosa batalla de Cable Street. Ahora iremos a una época posterior, a los salvajes años 70, cuando los nazis del Frente Nacional (FN) comenzaron a levantar sus cuernos nuevamente


"Estos cabrones del FN se han salido con la suya golpeando a nuestra gente durante demasiado tiempo. No puedes quedarte de pie gritando insultos y agitando una bandera mientras corren golpeando a la gente. Tienes que hablarles en el único idioma que entienden, y ese es un puño, un zapato o un palo. El FN cree que ganarán poder a través de la violencia política, como lo hicieron los nazis en Alemania. Debemos utilizar los mismos medios contra ellos... les vamos a patear el trasero!" (cita del libro de Dave Hann y Steve Tizley).

¿Pero qué era Blood & Honour? Fue una red de promoción musical neonazi y grupo político extremista de derecha fundado en el Reino Unido por Ian Stuart Donaldson y Nicky Crane en 1987. Conformado por nacionalistas blancos que mantienen vínculos con otras organizaciones similares en diversos países; mas, sus raíces se remontan a 1977 en el Reino Unido, cuando el nacionalista blanco Frente Nacional (FN) fundó el movimiento Rock Against Communism (RAC) en respuesta a la campaña Rock Against Racism de la Liga Antinazi. Con la ayuda del FN, el White Noise Club (WNC) organizó conciertos bajo el nombre de RAC que creció a lo largo de 1983 y 1984. Con los años, las intestinas divisiones, corrupción y crímenes fueron mermando su grado de movilización.




La gente de Blood & Honour estaba frustrada por el éxito de la campaña que AFA (Anti-Fascist Action -AFA o Antifa-) estaba librando contra sus tiendas de Carnaby Street. Estos puntos de venta fueron su primer intento de expandir sus actividades al espacio público después de años de organizar eventos clasificados. Hasta este punto, habían vendido la mayoría de sus productos a través de pedidos por correo o en sus eventos, pero aparentemente esperaban que salir de la reclusión les permitiera recaudar más dinero y capital político.

En la primavera de 1989, la red internacional Anti-Fascist Action descubrió que Blood & Honour planeaba organizar un gran concierto en algún lugar del centro de la ciudad el 27 de mayo. Se suponía que era una respuesta a la campaña de la AFA contra sus pubs y tiendas. Por primera vez, Blood & Honour anunciaba públicamente que celebraría un concierto en Londres.

El concierto estaba destinado a ser el evento de extrema derecha más grande hasta la fecha y debía presentar siete bandas. Se distribuyeron 1200 boletos por su círculo. Miles de folletos anunciaban el concierto bajo el título "The Main Event" (Evento principal) se distribuyeron por toda Europa y en el mundo. Los conciertos de Blood & Honour eran difíciles de interrumpir o descubrirlos. En su mayor parte, la información sobre ellos se proporcionaba solo a los adherentes conocidos del movimiento, y aun así, el lugar no se daba por adelantado, sino solo detalles del lugar de la reunión. Los nazis eran llevados en autobuses, o trasladados en grandes grupos en transporte público a un lugar secreto que fácilmente podría estar a varios kilómetros de distancia. Al mismo tiempo, se reservaron espacios alternativos bajo nombres falsos donde el evento podría ser trasladado si los antifascistas descubrían e interrumpían los planes originales. En algunas ocasiones anteriores se habían armado pequeños golpes y tratado de atacar a algunos fascistas en su camino a los conciertos. 

"Nos encontramos con Ian Stuart Donaldson varias veces, a quien perseguimos repetidamente. Pero éramos conscientes de que tales tácticas causaron solo un daño menor a los nazis. Sin embargo, ahora que los fascistas han lanzado públicamente el guante y están a punto de salir a la luz con sus actividades, los antifascistas tienen una gran oportunidad de enfrentarlos cara a cara" (Dave Hann y Steve Tizley).




Para no hacerles más largo el cuento, hay que destacar que hubo "batallas" campales y emboscadas antifascistas en Hyde Park y sus alrededores. Por la noche, un pequeño grupo de antifascistas atacó la tienda Blood & Honour en Riding House, rompiendo las ventanas delanteras y derramando lejía por todo el interior. Este ataque fue la culminación de meses de trabajo que involucraron manifestaciones, peticiones y otros tipos de protestas que finalmente llevaron a la tienda al cierre.

Al día siguiente el "Evento Principal" finalmente se  llevó a cabo en el Red Lion Club en Gravesend, Kent. Unos setecientos skinhead (cabezas rapadas) neonazis pudieron llegar, pero solo se permitió la entrada a 400, por lo que 300 ni siquiera miraron dentro y otros 500 ni siquiera llegaron allí. 

Las actividades de Blood & Honour se cerraron totalmente unos meses después de estos eventos. Perdieron mucho dinero, su imagen sufrió notablemente porque no pudieron enfrentarse a los antifascistas en Hyde Park, perdieron mucho respeto de sus amigos del extranjero que se quejaron de la trágica organización del evento.

 

Rock Against Racism (RAR) 1978, marchando hacia el sitio del carnaval. En la La gráfica se observa a un numeroso grupo de antifascistas pasando por Trafalgar Square (Londres).


En su relato sobre la breve "militancia" (1999) en las organizaciones antifascistas londinenses, Kiko Amat afirma que se le aseguró que los miembros del AFA eran "unos tarugos sanguinarios e iletrados pero están de nuestro lado". Los nazis de Blood & Honour habían atestiguado este hecho en sus magullados traseros cuando el famoso incidente del "Evento Principal" en 1989 y su intento de organizar un macro concierto de bandas nazis en el oeste de Londres. "La discretísima idea de Blood & Honour era reunir a todos sus seguidores en Hyde Park Corner y luego encaminarse sin llamar la atención (un gran plan: centenares de skins rapados portando cruces gamadas en el centro de Londres, silbando y con las manos a la espalda, la-lo-li-lo-li-loo) hacia la localización secreta del concierto. No importa demasiado la hora o el lugar acordados, porque los nazis jamás pasaron de Hyde Park. Un millar de antifascistas, la gran mayoría del AFA, les arrearon a aquellos rapazuelos nacionalistas una de las GRANDES palizas de la historia del antifascismo. Qué digo: de la historia en general. Fue el fin ratificado de Blood & Honour en Londres. O sea, en serio. Las siguientes actividades de Blood & Honour tendrían lugar en granjas ignotas en mitad de las Midlands, o en pubs desvencijados en algún culo-del-mundo del Gran Londres, con asistencias que oscilaban entre lo risible y lo directamente grotesco" (Kiko Amat).


Rock Against Racism, 1978


El final de los fundadores de Blood & Honour

Nick Crane fue uno de los pocos realmente duros en la escena nazi. Irónicamente, dada su extrema homofobia, también era abiertamente gay. Murió de SIDA unos años más tarde, y fue solo cuando la enfermedad lo privó de fuerza y vitalidad que sus hermanos arios reunieron el coraje suficiente para criticar públicamente su sexualidad.

Ian Stuart Donaldson, después del ataque de los antifascistas tuvo que vivir en semi clandestinidad perseguido por los Antifa y en líos de dinero con sus camaradas. En 1993, resultó gravemente herido en un accidente automovilístico y murió un día después a la edad de 36 años. El accidente fue escenificado por la paranoica extrema derecha como el típico asesinato del servicio secreto británico MI5.

Nota adicional


Carteles de propaganda de 2018, Rock Against Racism
Estos carteles del 2018 convocan a celebrar el 40ª aniversario de los carnavales Rock Against Racism (RAR), que no es solo un festival de música, forma parte de un movimiento político y cultural. Apareció en 1976 ante los continuos ataques racistas en las calles del Reino Unido y la arremetida del Frente Nacional, grupo de extrema derecha en la política y las urnas. Los activistas del RAR, entre 1976 y 1982, organizaron carnavales y conciertos por todo el país. A través de la música se disuadía a los jóvenes a no abrazar el racismo, por lo mismo su aspecto multiétnico era notorio. La música y los artistas era variable dentro de lo que denominamos género música pop. "Reggae, soul, rock'n'roll, jazz, funk y punk" era uno de los lemas de RAR. En 1978 RAR organizó en Londres dos Carnavales junto a la Liga Anti-Nazi (ANL). El 30 de abril de 1978, alrededor de 100.000 personas marcharon por las calles hasta Victoria Park donde se celebró el concierto al aire libre. El segundo carnaval tuvo lugar el 24 de septiembre de 1978 con un número similar de asistentes que marcharon al concierto desde Hyde Park, cruzaron el Támesis hasta Brockwell Park en Brixton. Los festivales se han repetido en varias ocasiones desde entonces.


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85 years since the Battle of Cable Street

BLOOD & HONOUR

The Main Event, 27 May 1989

El año en que milité en la Anti-Nazi League

07 febrero 2023

El artista Diego Rivera y su visión sobre el fascismo



por Tito Andino

Selección de varios artículos 


"El muralismo mexicano no ha aportado nada nuevo a las artes plásticas universales, ni a la arquitectura, y menos a la escultura. Pero el muralismo mexicano -por primera vez en la historia de la pintura monumental- dejó de utilizar como héroes centrales a dioses, reyes, jefes de estado, generales heroicos, etc... Por primera vez en la historia del arte, la pintura mural mexicana convirtió a las masas en el héroe del arte monumental. Es decir, el hombre del campo, de las fábricas, de las ciudades y pueblos. Cuando un héroe aparece entre el pueblo, es claramente como parte del pueblo y como uno de ellos". (Diego Rivera, cita de Realismo Social, Nuevas Masas & Diego Rivera, El Artificio).



Mural "Historia de México a través de los siglos", Diego Rivera, 1931, "La Revolución Mexicana". Palacio Nacional, México. Se observa el fragmento de "De la conquista al presente": Con sable amenazador Porfirio Díaz y Victoriano Huerta; los revolucionarios Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata, de gran bigote, ambos con bandolera de balas sostienen el Plan de San Luis Potosí; y, Francisco Madero a la derecha de ellos (medalla en la camisa). Las tierras reclamadas contrastan con el nombre de empresas estadounidenses.


Las lecciones del pasado parece repetirse en el presente. Europa vuelve -poco a poco- a mirar su reciente pasado sangriento... Hay sectores que anhelan revivir el fascismo corporativista (sinarquía). Los únicos que parecen tomar en serio esto son las organizaciones anti-fascistas (que carecen de respaldo político y económico). ¿Qué esperamos para renacer ese espíritu combativo de un frente unido antifascista?, ¿una nueva guerra en Europa? He repetido muchas veces, no soy comunista, ni me dedico al activismo político, pero, siendo imposible -dado el sistema económico mundial vigente- derrocar al capitalismo explotador, al menos se debe intentar "humanizarlo" (estado de bienestar suelen calificarlo en algunos estados europeos) e impedir que siga ampliándose esa brecha que solo produce pobreza, desigualdad, racismo, etc.

Bien, la autobiografía del reconocido artista mexicano Diego Rivera (Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, así lo registraron en su acta de nacimiento) titulada "Mi arte, mi vida: Una autobiografía", publicado en 1960 (238 pag., Editorial Herrero), fue traducida y comentada en varios idiomas, dedica un apartado a su viaje al Imperio Alemán a fines de los locos años 20 del siglo XX, época conocida como la República de Weimar.

 
Diego Rivera, "opositor al nazismo", 1933. 
Lucas Museum of Narrative Art


El famoso muralista y activista de izquierda recuerda en sus memorias la visita a Berlín antes de que Hitler y los nazis controlen el poder, describe su relación con los dirigentes comunistas alemanes y la poca importancia que éstos prestaban al exaltado agitador de derechas. 

Un artículo en griego expone que los relatos del artista "son muy valiosos para exponer la inadecuación y la clarividencia de las direcciones de los partidos comunistas de la época. Mientras los fascistas ganaban influencia y representaban una amenaza mortal para el movimiento obrero, la dirección del Partido Comunista alemán y de los demás, ahora bajo el control total de la burocracia estalinista, actuaba de la manera más escandalosa. Negaban la creación de un frente único antifascista con otras fuerzas del movimiento obrero, consideraban a los socialdemócratas una amenaza mayor que Hitler y estaban convencidos de que después de los nazis les tocaba a ellos llegar al poder".


Autorretrato de Diego Rivera dedicado a Irene Rich, 1941. "León Trotsky", óleo de Frida Khalo, esposa de Diego Rivera.  

Diego Rivera, fue partidario y  amigo de Trotsky, cuya ala se opuso decididamente contra la inacción política de la dirigencia soviética que subestimaba el peligro de la extrema derecha y del fascismo, pero carecía de la fuerza para enrumbar la situación en diferente sentido. 

Rivera tenía su visión sobre los nazis, el fascismo y el futuro de la humanidad. Una de sus pinturas, ´El Refugio de Hitler, Ruinas de la Cancillería de Berlín´ (1956) la realizó después de visitar Berlín como testigo de la devastación ocasionada por la segunda guerra mundial.  


Diego Rivera, "Refugio de Hitler (ruinas de la Cancillería de Berlín), 1956. Óleo y témpera sobre lienzo. La obra pertenece a un coleccionista privado. Tamaño: 107,1 x 135 cm. (42,2 x 53,1 pulgadas)



Cuando Rivera vio a Hitler

Una lección de aprendizaje sobre el peligro que representa la extrema derecha ha quedado plasmado en la autobiografía del maestro Diego Rivera, las siguientes líneas le corresponden (citado de "Mi arte, mi vida: Una autobiografía").


"EN MI CAMINO, me detuve en Berlín e hice algunas pinturas interesantes allí. Mi amigo y anfitrión, Willi Muenzenberg, me hizo muchas preguntas sobre mi vida y mi trabajo, y mis declaraciones fueron incorporadas en un excelente libro de otra amiga, Lotte Schwartz. Titulado "Das Werk Diego Riveras", este volumen cubría mi carrera hasta los murales que acababa de terminar. Fue publicado por Neuer Deutscher Verlag encabezado por Muenzenberg.

En 1928, Alemania estaba sumida en una crisis que, al año siguiente, se extendería a nivel mundial. Los grandes cárteles alemanes estaban cayendo en bancarrota, uno tras otro. Hubo una ola de suicidios entre la burguesía. Hugo Stinnes, director del fideicomiso del acero, el almirante von Tirpitz, un magnate naviero, y el Dr. Scheidemann, jefe de la industria química, todos se pusieron revólveres en la cabeza y se volaron los sesos.

 


Mussolini y el Papa se distinguen entre otras figuras,  formaba parte del mural de Diego Rivera "Retrato de América", 1933 en la New Workers School, New York

 

Un Contagio de Locuras estuvo en el extranjero y en el país. Sentí su presencia en dos ocasiones separadas, aparentemente no relacionadas.

Una noche, Muenzenberg, algunos otros amigos y yo nos disfrazamos y, con credenciales falsificadas, asistimos a la ceremonia más asombrosa que jamás haya presenciado. Tuvo lugar en el bosque de Grunewald cerca de Berlín.

Detrás de un grupo de árboles en medio del bosque, apareció un extraño cortejo. Los hombres y mujeres que marchaban vestían túnicas blancas y coronas de muérdago, la planta ceremonial druídica. En sus manos sostenían ramas verdes. Su paso era lento y ritualista. Detrás de ellos, cuatro hombres portaban un trono arcaico en el que estaba sentado un hombre que representaba al dios de la guerra, Wotan. ¡Este hombre no era otro que el presidente de la República, Paul von Hindenburg! Ataviado con ropas antiguas, von Hindenburg sostenía en alto una lanza en la que supuestamente estaban grabadas runas mágicas. La audiencia, explicó Muenzenberg, tomó a von Hindenburg por una reencarnación de Wotan. Detrás del de Hindenburg apareció otro trono ocupado por el general Ludendorff, que representaba al dios del trueno, Thor. Detrás del “dios” marchaba un tren honorario de adoradores compuesto por eminentes químicos, matemáticos, biólogos, físicos y filósofos. Cada campo de la "Kultur" alemana estuvo representado en el Grunewald esa noche.

La procesión se detuvo y comenzó la ceremonia. Durante varias horas, la élite de Berlín cantó y aulló oraciones y ritos del pasado bárbaro de Alemania. Aquí estaba la prueba, si alguien la necesitaba, del fracaso de dos mil años de civilización romana, griega y europea. Difícilmente podía creer que lo que vi realmente estaba ocurriendo ante mis ojos.

Ninguno de mis amigos izquierdistas alemanes pudo darme una explicación satisfactoria de los extraños procedimientos. En cambio, trataron de reírse de ellos, llamando a los participantes "locos". Hasta el día de hoy, estoy desconcertado por su falta colectiva de percepción. Al recordar aquella orgía de borracheras secas y delirios, me resultaba imposible imaginar al espectador menos sensible descartando lo que había presenciado como una mascarada inofensiva.

 

"Tercera Internacional" o "La Internacional Comunista". Este mural es también conocido por el título de "La Revolución Rusa". Diego Rivera,1933.
 Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México


Unos días más tarde vi a Adolf Hitler dirigirse a una reunión masiva en Berlín, en una plaza frente a un edificio tan inmenso que ocupaba toda la manzana. Esta estructura fue la sede del Partido Comunista Alemán. Un frente único temporal estaba entonces en vigor entre los nazis y los comunistas contra los reformistas corruptos y los socialdemócratas.

La plaza estaba literalmente repleta de veinticinco a treinta mil trabajadores comunistas. Hitler llegó con una escolta de casi mil hombres. Cruzaron la plaza y se detuvieron debajo de una ventana desde la que miraban los líderes del Partido Comunista. Yo estaba entre ellos, invitado por Muenzenberg, que estaba a mi derecha. A mi izquierda estaba Thaelmann, el Secretario General del Partido. Muenzenberg interpretó mis comentarios para Thaelmann y me tradujo el discurso de Hitler.

 


Segmento de "La barbarie nazi", parte del mural de Rivera en la New Workers School de Nueva York, "Retrato de América" (Portrait of America), 1933. (original en color se reproduce más abajo) 
 

Mis amigos comunistas hacían comentarios burlones sobre el “pequeño hombre gracioso” que iba a dirigirse a la reunión, y consideraban timoratos o tontos a quienes veían en él una amenaza.

Mientras se preparaba para hablar, Hitler se irguió rígidamente, como si esperara hincharse y llenar su enorme impermeable de oficial inglés y parecer un gigante. Luego hizo una moción de silencio. Algunos trabajadores comunistas lo abuchearon, pero después de unos minutos toda la multitud quedó en completo silencio.

Mientras calentaba, Hitler comenzó a gritar y agitar los brazos como un epiléptico. Algo en él debe haber conmovido los centros más profundos de sus compatriotas alemanes, porque después de un rato sentí una extraña corriente magnética que fluía entre él y la multitud. Tan profundo fue que, cuando terminó, después de dos horas de hablar, hubo un segundo de completo silencio. Ni siquiera los grupos de jóvenes comunistas, instruidos para hacerlo, le silbaron. Luego el silencio dio paso a un tremendo aplauso ensordecedor de toda la plaza.

Cuando se fue, los seguidores de Hitler cerraron filas a su alrededor con todos los signos de lealtad devota. Thaelmann y Muenzenberg se rieron como colegiales. En cuanto a mí, estaba tan desconcertado y preocupado ahora como cuando presencié el ritual decadente unos días antes en Grunewald. No pude ver nada de lo que reírme. De hecho, me sentí deprimido.

Muenzenberg, mirándome, me preguntó: "Diego, ¿qué te pasa?" Lo que me pasaba era, le informé, que estaba lleno de presentimientos. Tuve la premonición de que, si los comunistas armados aquí permitían que Hitler saliera con vida de este lugar, podría vivir para cortarle la cabeza a mis camaradas en unos pocos años.

 


Diego Rivera, "The New Deal", 1933, 
Foto Christina Knutsson Skissernas Museum.


Thaelmann y Muenzenberg solo se rieron más fuerte. Muenzenberg me felicitó por mi vívida imaginación de artista. “Debes estar bromeando”, dijo. ¿No has oído hablar a Hitler? ¿No has entendido las estupideces que te traduje?

Le respondí: “Pero estas idioteces también están en la cabeza de su audiencia, enloquecida por el hambre y el miedo. Hitler les promete un cambio económico, político, cultural y científico. Bueno, quieren cambios, y es posible que él pueda hacer exactamente lo que dice, ya que tiene todo el dinero capitalista detrás de él. Con eso puede dar comida a los trabajadores alemanes hambrientos y persuadirlos para que se pasen a su lado y se vuelvan contra nosotros. Déjame dispararle, al menos. Tomaré la responsabilidad. Todavía está dentro del alcance".

Pero esto hizo que mis camaradas alemanes se rieran aún más. Después de reírse a carcajadas, Thaelmann dijo: “Por supuesto que es mejor tener a alguien siempre listo para liquidar al payaso. Sin embargo, no te preocupes. En unos meses estará acabado y entonces estaremos en posición de tomar el poder”.

Esto solo me deprimió más y reiteré mis temores. Por ahora, Muenzenberg no sonreía. Había estado observando a Hitler, luego casi en el otro extremo de la plaza. Se había dado cuenta de que la multitud seguía aplaudiendo. Antes de salir de la plaza, Hitler se volvió y dio el saludo nazi. En lugar de enojado, los aplausos aumentaron. Estaba claro que Hitler había ganado muchos seguidores entre estos trabajadores de izquierda. Muenzenberg de repente palideció y me agarró el brazo.

Thaelmann nos miró sorprendido a los dos. Luego sonrió y me dio unas palmaditas en la cabeza. En ruso, que sonaba pesado en su acento alemán, dijo: "Nitchevo, nitchevo". "No es nada, nada en absoluto".

Mi imaginación de artista "loco" fue amargamente corroborada más tarde. Tanto Thaelmann como mi amigo Muenzenberg estaban entre los millones de seres humanos asesinados por el “payaso” que habíamos visto en la plaza ese día".

 


"Lucha de la Segunda Guerra Mundial". Sobre este fresco varias fuentes, incluso Wikipedia, lo atribuyen a Diego Rivera, a más tardar en 1957. Sin embargo, el Mural se encuentra en el Palacio de Gobierno de Guadalajara, Jalisco, México, atribuido a otro maestro muralista mexicano, José Clemente Orozco. "El circo político". En 1922 Orozco se unió a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y otros artistas iniciando el movimiento muralista mexicano de tendencia popular implantando el concepto de “arte callejero”, pusieron su arte al servicio de la ideología de izquierda. Orozco vivió en los Estados Unidos entre 1927-1934, en 1930 pintó en la New School for Social Research de Nueva York, coincidiendo en ocasiones con Diego Rivera. 


En diciembre de 1942 se publicó en un periódico la noticia sobre el atentado de los nazis contra Frida Kahlo, luego de no poder eliminar a Diego Rivera, su marido. La periodista estadounidense Betty Ross entrevistó al artista sobre ese tema.

- Cuénteme, por favor, cuál fue la causa de este desesperado intento de los nazis.

(En lugar de una truculenta explicación, Rivera solo dijo)

- Fue una de mis pinturas.

- ¿Qué había en esa pintura?

- En realidad fue la última parte del fresco de la nueva escuela de trabajadores de Nueva York. Esto ocurrió poco después de que Hitler había enviado al primer embajador nazi a México. Hasta el régimen de Hitler, Frida era considerada como súbdita alemana, por la nacionalidad de su padre... a causa de la pintura de Hitler, no creo que me apreciara mucho, -dijo Diego ahogando una sonrisa-.

- Nunca me ha hablado usted de esto.

- La pintura muestra al führer hablando y en torno de él una escena en que se ve la quema de libros, la decapitación de reos políticos, mujeres azotadas, emasculación por medio de rayos X, torturas infligidas a una mujer alemana, todo esto en calle. 

Suspendido del cuello de la mujer, estaba un letrero que decía: “Me he entregado a un judío”. También en la pintura aparece la imagen de Einstein, quien señala dramáticamente estas atrocidades. Esta pintura fue reproducida e impresa en postales que se hicieron circular por conductos ocultos en Alemania.




Hitler, en la "Barbarie nazi", panel del mural de Diego Rivera "Retrato de América" que se expuso en la New Workers School, realizado en julio-agosto 1933. "Representa la represión y brutalidad de un Hitler violento, entre swásticas y puños, que expulsa y tortura a intelectuales y políticos. Ahí es donde aparece el retrato de Albert Einstein quien acusa con el índice el maltrato del pueblo judío. Diego describió este retrato como una consigna de las “mentes críticas” del pueblo judío contra la demagogia del nazi fascismo"


(Nota de la periodista) Poco tiempo después se exhibió una gran reproducción de la pintura en una galería en la Ciudad de México. Dos nazis entraron al lugar y amenazaron al propietario: “Retiren el cuadro o aténganse a las consecuencias”. No solo no se retiró el cuadro sino que el amenazado dijo que si se atrevían a volver los entregaría a la policía. Días después, sucedió la tentativa para matar a Frida, quien vivía en el estudio de su marido y solía sentarse a escribir a máquina frente a la ventana del último piso. Entonces Frida trabajaba para una agrupación que ayudaba a víctimas del régimen nazi. Un día sucedió que su hermana Cristina estaba sentada en el mismo lugar donde se sentaba Frida, repentinamente, dos balas pasaron silbando junto a su cabeza. Se inclinó y tomó su pistola, Cristina era campeona de tiro al blanco. Disparó contra un hombre y lo hirió en una pierna. No suficiente con eso, bajó corriendo por la escalera, saltó a su coche, y finalmente alcanzó al otro asaltante. Este levantó las manos y ella lo obligó a subir al coche y lo llevó a la Comisaría.

Ni la prensa ni la policía pudieron dar luz en el asunto. Pocas semanas después, fueron hallados cerca de Acapulco los cadáveres de dos alemanes, cuyas señas correspondían a las de los pistoleros nazis.

- Pero ¿quién los mató? 

- Recuerde que le dije que cuando Ford pagó los murales de la galería de Arte de Detroit, utilicé el dinero para repatriar una colonia de trabajadores mexicanos. Tal vez podría formarse la hipótesis de que “alguien” se impuso la tarea de tomar venganza contra los presuntos asesinos.

(Periodista) Nunca se supo quién fue ese “alguien”. 

- Probablemente -comentó Diego-, los alemanes vieron que necesitaban emplear, contra los intelectuales mexicanos, otra táctica distinta de la que habían usado contra otros, habían disparado sobre la casa de Einstein hasta que lo obligaron a salir de Europa.


La obra de Diego Rivera


"El hombre en la encrucijada", (fotografía del trabajo aún inconcluso) de Diego Rivera para el mural del Rockefeller Center, Nueva York, fue destruida. Se puede apreciar la figura de Lenin en el centro a la derecha. © Banco De México, Fideicomiso de los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo, Av. Cinco de Mayo No. 2, Col. Centro, Del. Cuauhtemoc, 06059, México, DF Cortesía del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, México. Foto cortesía de Old Stage Studios, Gualala, CA.




En 1933, John D. Rockefeller contrató al ya afamado Diego Rivera para elaborar un mural en el vestíbulo del Rockefeller Center, el tema “Hombre en la encrucijada mirando con esperanza y alta visión a la elección de un nuevo y mejor futuro”; o, simplemente se lo conoce como: "Man in the crossroads" (El hombre en la encrucijada). Rivera iba a construir un mural de “trabajadores que enfrentan encrucijadas simbólicas de la industria, la ciencia, el socialismo y el capitalismo” (PBS). El trabajo se centra en un trabajador que opera maquinaria con cuatro grandes orbes que brotan en las esquinas. 

Rivera decidió dar unos "retoques" al proyecto del mural que molestaría al contratante (representó a Lenin a la derecha y una imagen del Primero de Mayo, apostó por la lucha política como libertad de expresión artística). Una explicación de ese cambio drástico del originalmente solicitado, señala: "Luego de estudiar con detenimiento la iconografía que usaría para la obra, inserta unas dinámicas elipses y reposiciona los personajes en torno de una colosal máquina que controla un mortificado hombrecillo. Así desarrolla la fusión entre el microcosmos y macrocosmos y enfatiza el encuentro entre un mundo capitalista y otro socialista. Después, como un provocador incontenible, hace la inclusión del líder bolchevique, Vladimir Lenin, en el muro".

Ese trabajo de Rivera refleja, además, las dudas de la sociedad mundial: "¿Qué camino seguirá el hombre, absorto en la elección entre continuar con la producción continuando con las fórmulas tradicionales o invertir en las nuevas técnicas? Y, ante todo: ¿Qué triunfará en la sociedad mundial, el capitalismo imperante en Occidente que se acababa de estrellar en 1929 y continuaba llevando al mundo a la Gran Depresión o el socialismo popular creado por Lenin, o éste será anulado por la dura dictadura de Stalin?. Eran tiempos difíciles para Trotsky, una vez fallecido Lenin y subido Stalin al poder: ¿seguiría Trotsky defendiendo la política socio-económica de Lenin, el leninismo, oponiéndose al comunismo reaccionario desarrollado por Stalin?" (José Antonio Bru).  

Una semana después de haber pintado el rostro de Lenin, la pintura del fresco fue suspendida y, claro, Rivera perdió su muro. Rockefeller, que no quería una imagen del líder comunista, destruyó el mural antes de que quede terminado (1933) y para prevenir problemas legales canceló el valor total de la obra contratada. No obstante, Rivera recreó posteriormente la obra en la Ciudad de México. 


Diego Rivera, "El hombre en la encrucijada", 1934, Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, México. Fresco sobre bastidor metálico (480cm x 1145 cm) (Haga click sobre la imagen para verla a mayor resolución). 

Figura central de "El hombre en la encrucijada"

"El hombre en la encrucijada", o, "El hombre controlador del universo", 1934. Los temas principales de este mural son la industrialización, el trabajo y la política. Detalles de la parte izquierda, representa el capitalismo y las brutalidades de la Primera Guerra Mundial, bajo la estatua de Júpiter, se puede observar a un grupo de personas usando la tecnología. Parte derecha, es la representación del comunismo, la gente en lugar de usar la tecnología se sienta sobre la cabeza caída rechazando la religión. Se aprecia a León Trotsky, Friedrich Engels y Karl Marx. (Rivera quiere mostrar que la línea sucesoria de Marx, Engels y Lenin se continúa con Trotsky y no con Stalin). 1934, Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, México. 


En el mismo 1933 Diego Rivera invirtió el dinero pagado por los Rockefeller en veintiún paneles para la New Worker’s School (Escuela de Trabajadores de Nueva York, 1923-1944), extinto centro de formación ideológica del Partido Comunista de EEUU, de inclinación trotskista. Aquí un par de fotografías:


Diego Rivera pintando uno de los paneles murales para el New Workers School, New York City, 1933.


El equipo de asistentes de Diego Rivera en el montaje de los paneles del mural "Retrato de América" para el New Workers School, New York City, 1933. El mural fue controvertido por la presencia de Lenin y los paneles centrales que abordaban el problema del trabajo forzado y la aparición de personajes como Benito Mussolini y Adolf Hitler.



Rivera inicialmente había pensado reproducir el mural destruido por los Rockefeller en la New Worker’s School de New York, junto a los profesores y estudiantes ideó "una historia dinámica de Estados Unidos" mostrando la lucha entre los privilegiados y desposeídos. El mural desmontable "Retrato de Estados Unidos(o Retrato de América, "Portrait of America" en inglés) es un mural de clara expresión política sobre la guerra, la esclavitud, la religión como sistema de poder y el capitalismo. Uno de los paneles titula “Unidad Proletaria” reproduce el retrato de Lenin, Rosa Luxemburgo, León Trotsky, Josef Stalin y sobre ellos a Marx y Engels.


Diego Rivera, "Unidad Proletaria". Retrato de América 
(Museo de Arte de la Ciudad de Nagoya)



La pintura de Rivera causó efecto en Albert Einstein, en especial: “Retrato de América”. El científico agradeció en una correspondencia por la obra. "Para Rivera, con la carta de Einstein, el círculo de su batalla contra la coerción de la libertad de expresión estaba cerrado. Para él y sus allegados, ´Retrato de América´ había cumplido uno de sus objetivos". Rivera contestó al sabio: “Quiero decirle lo mucho que me conmovió su carta. El aliento recibido es muy grande y magnífico por lo poco que he hecho con mi pintura. Por lo que es usted, con su gran energía humana, junto con su ciencia que ha cambiado por la expansión hacia el espacio y la luz, ayudando a elevar el pensamiento humano a un nivel superior”.


Diego Rivera, "Retrato de América" - "Guerra Mundial". (panel XI del mural transportable en la New Workers School de Nueva York), 1933 
(Fresco / 178 x 182 cm)


Destino de los paneles

Los paneles de Rivera en la New Worker’s School tuvieron destinos marcados. Las obras fueron diseñadas por Rivera como una forma de murales transportables sobre grandes bastidores metálicos. La idea era garantizar que la obra fuera allá donde la escuela se mudara (carecían de local propio).

 

Diego Rivera, "Retrato de América", "Industria Moderna"(panel X del mural transportable en la New Workers School de Nueva York), 1933 / Fresco / 178 x 182 cm.


"En años siguientes, para mala fortuna del mural, al mudarse la New Worker’s School algunos paneles desaparecieron. Al disolverse la escuela, la Unión de Trabajadores del Vestido adquirió 16 paneles los cuales se mantenían en exhibición en su casa de descanso en la Unity House hasta que un incendio acabó con el lugar (1969). En total se perdieron 13 paneles y se optó por vender el resto a coleccionistas particulares. El mural está disperso, cercenado, perdido".


Diego Rivera, "Retrato de América", "La Nueva Libertad" (panel XII del mural transportable en la New Workers School de Nueva York), 1933 / Fresco transportable / 176 x 182 cm. 


Los murales de la industria de Detroit (1932-1933) 

El Detroit Institute of Arts (DIA), (Detroit, Michigan, Estados Unidos) es uno de los más grandes museos de los Estados Unidos. Se encuentra en el centro cultural de Detroit a 3 km al norte del centro de la ciudad. Expone unas 65.000 obras. Se inauguró en 1885. 

Los dos paneles principales del Instituto de Arte se encuentran en las paredes norte y sur, murales "Detroit Industry" de Diego Rivera, 1932-33, muestran a trabajadores laborando en la planta River Rouge de Ford Motor Company. 



"La industria de Detroit", paredes norte y sur (1932-33), frescos de Diego Rivera. Instituto de Artes de Detroit.  (DIA.org)

Los murales de la industria de Detroit son una serie de frescos de veintisiete paneles, rodean el interior del Rivera Court. Los otros paneles muestran los avances realizados en varios campos científicos, como la medicina y las nuevas tecnologías. "La serie de murales, tomada en su conjunto, expresa la idea de que todas las acciones e ideas son una".

El maestro mexicano consideró esa obra como la más exitosa de su carrera artística. Los murales de la industria de Detroit fueron designados por el Departamento del Interior como Monumento Histórico Nacional el 23 de abril de 2014. 

 

Diego Rivera, "El día de los muertos" (1924)


Diego Rivera falleció el 24 de noviembre de 1957, en Ciudad de México, a los 70 años de edad.

 









Un segmento del inmenso mural de Diego Rivera "Epopeya del Pueblo Mexicano", obra iniciada en 1929 y concluida en 1935, con técnica de pintura al fresco. "Epopeya del Pueblo Mexicano", se extiende a lo largo de 276 metros cuadrados y abarca varios siglos de la historia de México. Se encuentra sobre los muros de la escalera principal del Palacio Nacional de México.

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Fuentes de consulta:

- Diego Rivera, "Mi arte, mi vida: Una autobiografía", Editorial Herrero, 238 pág., México D.F. 1960.

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