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03 diciembre 2020

"Tokio Kid Say". Propaganda estadounidense en la IIGM

 


por Tito Andino U.

Recopilación de diversas fuentes

Viene de la Primera Parte


El General Hideki Tojo fue de sobra el mayor blanco de la propaganda anti-japonesa realizada en los Estados Unidos. El militar y político nipón representó no solo a la rama militarista del Imperio, fungió en cargos políticos con las mismas intenciones, ya sea como ministro de relaciones exteriores, ministro del interior, ministro de guerra, primer ministro; en ese sentido, fue el objetivo número uno en los Juicios de Tokio por crímenes de guerra, Tojo hizo su última aparición en la horca.




La historia del personaje caricaturesco "Tokio Kid Say" es un tema muy conocido por los historiadores y expertos en comics en los Estados Unidos, aunque no mucho en otras dimensiones geográficas, siendo imprescindible para conocer la política del gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y la propaganda anti-japonesa. 

Seis meses después del ataque a Pearl Harbor, la revista Time tomó nota de un fenómeno cultural. "Los pequeños japoneses se están infiltrando en las fábricas estadounidenses, radiantes y babeantes de perversa satisfacción, pero no le hacen ningún bien a Japón", revelaba la edición del 15 de junio de 1942. "Son todas versiones del mismo pequeño japonés. El personaje de dibujos animados con forma de gárgola de Douglas Aircraft Co., Tokio Kid". 




Según los autores (que son varios) en algunas ocasiones nos encontramos con personajes como "Tokio Joe Say" o "Tokio Jokio" (éste último en dibujos animados de la Warner Bros.); pero sin duda, el más famoso llegaría a ser "Tokio Kid Say" bajo los auspicios del gobierno a través de la "Oficina de Gestión de Emergencias, Junta de Producción de Guerra" y empresas privadas como "Douglas Aircraft Co.". Está claro ya que el personaje principal 
se creó como impulso de la compañía para reducir la rotura y el desperdicio de herramientas. Tokio Kid aparece en carteles que muestran taladros rotos, ruedas dentadas rotas, remaches mezclados, montones de chatarra; mediante esa campaña se enviaba un mensaje a los trabajadores de las fábricas de guerra de los Estados Unidos. 




"El enemigo estaba allí" y Tokio Kid" lo advierte en carteles motivacionales que inicialmente ayudan a reducir el desperdicio de materiales y herramientas en Douglas Aircraft Co., así confirmaron funcionarios de esa empresa militar a Time: "Tokio Kid es responsable de una proporción reducida de desperdicio y de redobladas sugerencias a los empleados"...






Los ex artistas de Walt Disney Producciones contratados por la empresa "Douglas Aircraft Co.", Jack Campbell y Harry Bailey, dieron vida a "Tokio Kid". Campbell ya había prestado su talento artístico al ejército, en una División de Camuflaje de Ingeniería durante la Primera Guerra Mundial. Su personaje tenía la piel más obscura, una boca hambrienta y babeante en la que sobresalen dientes de conejo y colmillos exageradamente afilados enmarcados por un ralo bigote. "Ojos diminutos miraban a través de anteojos gruesos y de gran tamaño, en una cabeza puntiaguda rematada por una gorra militar que mostraba el sol naciente de Japón". 




Para los artistas, Tokio Kid no tenía que parecerse a una persona real, su diseño -según Time- fue deliberado; sin embargo, se discute si la caricatura "modelo" está basada en un personaje concreto ya que el esteriotipo del japonés estaba bastante definido en casi todos los artistas.

No obstante, podría decirse que el "modelo" de "inspiración" fue el general y político japonés, Hideki Tojo, aunque algunos difieren en esta opinión.




Para la revista Time: "Ningún otro cartel industrial de tiempos de guerra se ha popularizado como Tokio Kid". Esta propaganda de guerra, con frases elaboradas tiene un mensaje real: Convoca a la lucha y a la producción, pide a los trabajadores de la industria de guerra trabajar más duro para fabricar armas y suministros que ayudarán a la victoria, así como evitar el desperdicio de materiales. "Tokio Kid fue parte de la lucha total de Estados Unidos en tiempos de guerra para armar, equipar y alimentar a los combatientes de los Estados Unidos y sus aliados en la batalla contra la opresión del Eje. Su táctica pareció funcionar".




Al ser un éxito en Douglas Aircraft Co.Tokio Kid tomó vida propia, apareció en carteles mucho más allá de las paredes de las fábricas de Douglas. La empresa distribuyó miles de dos carteles de Tokio Kid a 7.000 de sus proveedores. Otras empresas pronto buscaron carteles para usarlas en sus propias fábricas, como: Vultee Aircraft, Diamond Tool, Chrysler, Remington Rand, Westinghouse, Western Electric y Carnegie-Illinois Steel.




Y no podía ser de otra manera, el Tío Sam se asoció con Tokio Kid. La Junta de Producción de Guerra Federal ayudó a expandir la campaña de carteles en todo el sector industrial del país. El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos reclutó a Tokio Kid para vender bonos de guerra, la Oficina de Información de Guerra (OWI) también lo utilizó. En 1944, Don Black, gerente de Douglas Aircraft News Bureau, recibió una solicitud de carteles de Jacques DunLany, el jefe de la División de Autorización y Asignación de Carteles de la OWI. 




No obstante, hay quienes vieron inmerso un claro racismo anti-japonés en los carteles de "Tokio Kid Say". No se discute que provocaron odio utilizando tácticas de miedo en sus elementos visuales, consiguiendo cambiar la percepción de los estadounidenses sobre los japoneses. Tokio Kid es retratado casi siempre blandiendo un cuchillo ensangrentado, el mensaje no es otro que los japoneses son peligrosos asesinos de piel más obscura. No falta, por supuesto, la clásica burla del acento hablado del japonés y de su inteligencia. Recordemos que muchos carteles utilizan el insulto racial de "Jap", muy ofensivo para el japonés.





Las ilustraciones constantes en este artículo provienen de diversas fuentes (algunas señaladas en la anterior entrega), recopilación que incluye agencias gubernamentales de los Estados Unidos de América y empresas militares, casi todas conservadas en los Archivos Nacionales y Administración de Documentos (NARA, por su acrónimo en inglés). Todas muestran las típicas y exageradas características asociadas con los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. 









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01 diciembre 2020

Arte y racismo anti-japonés en la IIGM


       Gráfica modificada de la Revista Fortune, sep. 1942 de la pintura del artista mexicano Miguel Covarrubias.


 por Tito Andino U.

Recopilación de diversas fuentes


La mofa del enemigo a través de las caricaturas políticas fue una de las armas propagandística que produjo resultados en beneficio de los beligerantes. Lo iniciaron los nazis mucho antes de la guerra, lograron incluso convencer -en parte- a la población con sus grotescas ilustraciones sobre las supuestas "razas eslavas inferiores" (untermensch) y los judíos. A la vez, los carteles y pósters soviéticos cumplieron un destacado papel en la ridiculización de Hitler y del ejército alemán; en esa misma tónica los estadounidenses dedicaron buena parte de sus recursos a la propaganda de guerra para convertir en insignificantes cuasi-animales a los odiados japoneses.

 

 
            

Esta entrada no entrará en mayores detalles sobre cuestiones raciales ni morales. Esta serie de documentos gráficos se enfoca en el aspecto artístico de las ilustraciones, como lo hemos hecho con otras publicaciones, como los trabajos de KukryniksyArthur Szyk y otros. Sin embargo, hemos llegado a cuestionarnos lo siguiente: ¿Acaso no son también racistas las ilustraciones soviéticas que transforman a los alemanes en fieras salvajes; o, la propaganda nazi en contra de todo lo que no fuera "ario"?


El miedo al peligro amarillo (término peyorativo que inicialmente se dio a los inmigrantes chinos en los Estados Unidos a finales del siglo XIX) volvió a resurgir con fuerza  tras el ataque nipón a Pearl Harbor (7 diciembre 1941), pero está ocasión el brote era un marcado sentimiento antijaponés. Para entender el contexto de este post es necesario comprender que al entrar en guerra, sobre todo en los estados del Sur de la Unión Americana se conservaba un latente racismo, se mantenía una segregación estricta hacia estadounidenses negros, incluso contra latinos (mayoritariamente mexicanos en ese tiempo) que carecían de garantías en lo que respecta a los derechos civiles. Tampoco es para sorprenderse que Estados Unidos fue a la guerra con un ejército segregado, se formaron unidades totalmente negras, otras en que prevalecía el componente étnico latinoamericano con indígenas autóctonos de norteamérica y otras unidades japonesas-americanas, todas dirigidas por oficiales "blancos", generalmente. 


Algunas caricaturas retratan a los japoneses como monos o ratas. Dibujos animados como estos redujeron a los japoneses a la condición de animales; estas caricaturas les decían a los estadounidenses que los japoneses eran bestias salvajes que debían ser aplastadas.

El prejuicio antijaponés se reflejó en la propaganda de guerra abierta y a veces descaradamente racista. Las caricaturas políticas y carteles de propaganda muy populares que presentamos en esta entrada degradan la condición humana del japonés. Hemos descartado cierto tipo de caricaturas abiertamente ofensivas en que, por ejemplo, se dibuja a los japoneses como "simios y gorilas subhumanos, de naturaleza traicionera, moralmente corruptos y mental y físicamente menos que los estadounidenses blancos"; tipo de propaganda que sobreabundó en tiempos de guerra. Solo para ejemplificar, el siguiente cartel satiriza al japonés como una rata y utiliza términos terriblemente ofensivos contra la cultura nipona. Decir "Jap" era un insulto racial muy grave para los japoneses.



Otra táctica poderosa y popular durante la guerra (muy utilizada también por los nazis), era la explotación -en las caricaturas- de la imagen de una mujer inocente y victimizada, lo que hacía al enemigo aún más monstruoso de lo reflejado a través del humor negro.



No está por demás decir que las acciones de las fuerzas imperiales del Japón durante los años iniciales de la guerra y su conquista del sudeste asiático alimentaron el sentimiento antijaponés, una infravaloración humana y traicionera hizo más aceptable en la sociedad estadounidenses hechos bochornosos como el lanzamiento de la bomba atómica. 

En la siguiente gráfica, tomada de una página de la revista "Fortune", de septiembre de 1942, se explica el uso de estereotipos para representar al pueblo japonés, en la leyenda de la parte inferior podemos leer:


"Puede que no todos los japoneses tengan este aspecto siempre, pero la exageración es en todo momento un arma en manos de los caricaturistas. Covarrubias  (el artista) conoce a los japoneses y, por lo tanto, ve el rostro del enemigo cuando se vuelve: el soldado dentudo, capitalista y comerciante, los oficiales de labios apretados, el sacerdote fanático, la geisha con forma de muñeca, el campesino sumiso. y su esposa, quienes crían a los soldados que completan el ejército que realmente dirige Japón y el Dios Emperador".


Incluso el cine a través de Disney entró en ese juego. Una "dosis de su propia medicina" es lo que los Estados Unidos tenían reservado a los japoneses, a través de los dibujos animados que reflejaban un deseo general de infligir el mayor daño posible a los japoneses en nombre de la venganza y la victoria. Allí están públicamente exhibidas los dibujos animados del "Pato Donald", "Buggs Bonny", etc. Un ejemplo práctico son estas caricaturas de la prensa y propaganda estadounidense:





La PROPAGANDA DE GUERRA ESTADOUNIDENSE, mediante el uso de las caricaturas tenía un objetivo primordial: Alentar a su población para el trabajo y la producción, siguiendo el clásico modelo, reducir a la insignificancia la amenaza del Imperio del Japón. Hemos obtenido una selección de satíricas con un claro contexto político que, con toda razón, concluyen que el Japón no podía estar al nivel económico ni en producción industrial de guerra que los Estados Unidos




La propaganda oficial utilizó todas las oportunidades que pudo para alentar a los ciudadanos a participar en el esfuerzo de guerra, es decir, el trabajo en las fábricas, o, incluso, “permaneciendo callados” (evitando los rumores), adquiriendo bonos de guerra, etc. El gobierno federal de los Estados Unidos, inicialmente encargó a la empresa de la rama militar "Douglas Aircraft Company", dedicar tiempo a los carteles propagandísticos que fueron subvencionados a través de la "War Production Board". Luego, como es de conocimiento público esa política se extendió prácticamente a todas las empresas.





Trabajo y producción, así como la financiación fueron el lema principal del denominado "esfuerzo de guerra" que se pedía a todos los trabajadores y ciudadanos estadounidenses. Revisemos algunos conocidos carteles, vistosos por el color y las alegorías. (En posteriores entregas abordaremos el tema de la sátira política y la producción industrial de guerra estadounidense contra Hitler y las potencias del Eje). 
























Esto no es todo. La historia estadounidense de la caricatura satírica anti-japonesa como medio de propaganda tiene otra historia relevante que debe ser revisada aparte, para comodidad del lector (en este caso observador de las gráficas) las dejaremos para la siguiente entrada.




NOTA: Los autores de las caricaturas, así como las fuentes son diversas, pero, la gran mayoría se encuentran recopiladas en los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de los Estados Unidos (NARA), Washington D.C.


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